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Ananda Noviembre 2017

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SOMOS CANAL DE LUZ.<br />

Sofia Knakal<br />

Psicóloga alquímica, Profesora de Cristaloterapia y Terapia floral.<br />

L as mujeres atesoramos un canal por donde sube y<br />

baja Luz que se enciende en el momento del orgasmo<br />

elevándonos hacia el cielo, así como donde entra la<br />

semilla en el momento de la concepción y se plasma<br />

desarrollándose la vida de un nuevo Ser-fruto del<br />

hombre y la Mujer.<br />

Desde tiempos inmemoriales las mujeres fueron<br />

consideradas un templo donde se iba a rezar, donde a<br />

través de la sexualidad se alcanzaba el cielo. Un altar<br />

donde agradecer, amar y unificarnos con la divinidad. De<br />

esta línea espiritual fue María Magdalena, pareja de<br />

Jesús, quien le enseñó el camino hacia la Unidad y juntos<br />

fueron encontrando el amor celestial a través del<br />

encuentro de estas dos almas llenas de servicio y magia.<br />

Fueron elevando su experiencia traspasando los limites<br />

corporales y sintiendo la Unidad, la no separatividad,<br />

dejando atrás la ilusión y el sufrimiento. Estos<br />

momentos mágicos que ellos vivieron mientras hacían<br />

el amor dieron fruto a mensajes que ambos bajaron y<br />

que trasmitieron a sus discípulos. Ellos no necesitaron<br />

una iglesia, ser enaltecidos, recibir el diezmo, ni tener<br />

sirvientes o esclavos. Ellos no buscaban adoctrinar,<br />

pues lo único que queda adentro es la<br />

danza entre el principio femenino y masculino. Una<br />

constante de goce donde se expande la Vida a través<br />

del Planeta Tierra. Esta línea religiosa nos invita a<br />

observar el medio en que vivimos como una totalidad<br />

sagrada de la que somos parte. Por ello hay un fuerte<br />

culto a la naturaleza externa e interna. Ello evoca un<br />

cuidado especial desde el comprender que todo es<br />

sagrado. Incluso el delirio, desde este punto de vista lo<br />

pecaminoso en la sexualidad no existe sino todo lo<br />

contrario, el sexo es la gloria y es una forma accesible<br />

de alcanzar a Diosa-Dios. De sentirnos parte de y no solo<br />

objeto de esta creación divina. Es una danza entre lo<br />

femenino y masculino que existe en nuestro cuerpo y<br />

que sube a través del canal kundalini. Desde este punto<br />

de vista somos una totalidad femenina y masculina.<br />

Cuando nos encontramos con otro a través del sexo<br />

ambas fuerzas copulan y crean una nueva fuerza.<br />

Tenemos en este sentido un templo que es el cuerpo.<br />

Poseemos la oportunidad de vivir la experiencia de la<br />

alquimia, transformar lo denso en luz limpiando y<br />

activando el canal a través de la sexualidad<br />

sagrada. En esta danza femenina y<br />

experiencia y no el conocimiento teórico dado en<br />

discursos que ingenian mundos irreales en la mente de<br />

los escuchantes. Ellos fueron líderes que intentaron que<br />

nos abriéramos a la experiencia de ser hij@s de Dios y<br />

de alcanzar el cielo a través del Amor y la Unidad. De<br />

esta línea también fue la Diosa Isis madre, esposa,<br />

sacerdotisa que a través del encuentro amoroso con<br />

Osiris gesta a Horus, la visión del camino del corazón.<br />

Estas mujeres-diosas más conocidas y a la vez tan<br />

desconocidas nos dejan una línea espiritual en<br />

occidente de sacralizar la sexualidad. Lo cual en oriente<br />

fue muy común y aceptado. Desde el taoísmo y el<br />

tantra se ha promovido ese encuentro con la divinidad a<br />

través del sexo. Pero mucho de lo que a nosotros en<br />

occidente ha llegado es más la forma, que el fondo, es<br />

más la teoría que la práctica. Pareciera ser que esta llave<br />

solo se integra en la medida que se hace experiencia.<br />

Por eso AMEN AMEN AMEN.<br />

Existe una religión que se dice la primera de todas,<br />

proveniente de la India: la Religión de Shiva y Shakti.<br />

Había un culto a la sexualidad sagrada, al Falo (símbolo<br />

del Pene sagrado) y al Yoni (Símbolo de la Vagina<br />

sagrada). Es la religión de Shiva manifestación<br />

masculina divina que plasma el mundo donde todo es<br />

sagrado. Esta plasmación es femenina: Shakti; es el<br />

mundo y toda su creación la manifestación de esta<br />

masculina existe una tercera fuerza que genera un<br />

triángulo, una trinidad entre ambos. Es la creación<br />

que ambos realizamos juntos y, asimismo, lo que uno<br />

desde su individualidad femenino y masculino crea.<br />

Esto es simbolizado por el huevo-Horus, que en<br />

términos reproductivos es cuando se produce la<br />

fecundación y se genera la gestación. El huevo, además,<br />

es símbolo de volver al origen, de morir y renacer en<br />

esta creación individual o de pareja. Y crear desde allí un<br />

nuevo elemento. De eso es capaz nuestro SISTEMA<br />

INTERNO, o dícese sistema reproductor. Pero para<br />

poder crear con fuerza debemos desocupar y activar<br />

esta zona fecunda. Para ello hay muchas formas una es<br />

la sexualidad sagrada, ejercicios de Tao, Respiración<br />

Ovárica, Pranayamas, Yoga Tántrico basados en el<br />

Kamasutra, huevos intravaginales, etc.<br />

En esta oportunidad quisiera hablar de los huevos<br />

intravaginales.<br />

El uso del huevo se remonta más de 5.000 años atrás<br />

en Asia donde se utilizaba como trabajo pélvico<br />

muscular y energético. Se utilizaba el huevo de jade<br />

para realizar ejercicios pélvicos de contraer y soltar la<br />

vagina trayendo vitalidad, longevidad, sensualidad,<br />

energía sexual y conexión el espíritu de la Diosa-Dios. El<br />

Yoni es símbolo de la sacralidad y portal de conexión<br />

que representa a la Diosa Shakti; la madre divina Hindú.

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