En Obra 169 - Diciembre 2017

Editorial
CALIDAD ARQUITECTÓNICA Y RENTABILIDAD
En primer lugar, nos parece pertinente señalar, que es lo
que entendemos por calidad arquitectónica y a que nos
referimos cuando hablamos de rentabilidad.
Calidad arquitectónica es sin duda un término abstracto,
donde la calidad referida al arte, a la creación artística, es
siempre un término opinable, donde no todo es blanco o
negro, sino que existen también muchos grises.
Si bien no tenemos ninguna duda sobre la genialidad de
las obras de Beethoven o de Mozart, o de Picasso, o de
Wright, o de Le Corbusier, también debemos reconocer
que los factores culturales, existen, y seguramente influyen
en una mayor o menor apreciación de esas creaciones
artísticas.
En ese entendido, cuando nos referimos a una mejor calidad
arquitectónica, nos referimos a las opiniones mayoritariamente
positivas, de la Academia, de los arquitectos
en general, de los críticos de arte y del público o consumidor
más culturizado.
Con referencia al término rentabilidad, nos referimos a
aquella inversión económica que tiene “capacidad de producir
un beneficio”. Tendrá mayor o menor rentabilidad,
de acuerdo obtenga mayor o menor beneficio económico.
Ahora bien, cual es el tema de este editorial, donde hablamos
en una misma frase, calidad arquitectónica y rentabilidad.
La pregunta es: un emprendimiento inmobiliario, con un
excelente diseño arquitectónico o urbanístico es más rentable
que otro similar que carezca de esas cualidades?
Sin ningún lugar a dudas, opinamos afirmativamente.
Aquellos edificios de las primeras décadas de vigencia de
la ley de Propiedad horizontal, de los arquitectos Pintos
Risso, Sichero, García Pardo, (por nombrar algunos de los
más conocidos), muestran aún hoy, sesenta años después,
toda su vigencia arquitectónica, y por ende, actualizados
en sus valores inmobiliarios.
Creemos también, que nuestro público objetivo, seguramente
hoy más informado, quizás también permeado por
otros mercados más grandes y exigentes, ha ido apreciando
las diferentes calidades arquitectónicas, y como consecuencia
su intrínseco valor inmobiliario.
Es este un fenómeno, por supuesto no exclusivo del
mercado inmobiliario, un público más exigente obliga al
productor a mejorar su oferta, y ésta, a su vez, a ser más
competitiva.
Y en nuestra actividad, el diseño, el mejor proyecto arquitectónico,
juegan un papel fundamental.
Si bien la rentabilidad de un emprendimiento inmobiliario
depende de múltiples factores, la alta calidad arquitectónica
no solamente es un ingrediente primordial para el
éxito económico del mismo, sino también para algo más
trascendente, para la construcción de un mejor hábitat de
nuestras ciudades.
ARQ. HEBERT ARIEL CAGNOLI