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TEATRO MARITTIMO<br />

R E V I S T A D E A R Q U I T E C T U R A + C I N E<br />

N. 6


Presentación<br />

No hay nada tan peligroso como ser demasiado moderno.<br />

Eres propenso a quedarte anticuado rápidamente.<br />

Oscar Wilde<br />

He de hacerle al esteta una comunicación aplastante:<br />

la Viena antigua fue una vez nueva.<br />

Karl Kraus<br />

Ninguna época ha vivido tan agudamente como la nuestra el extrañamiento de<br />

los conceptos gemelos de “tradición” y “modernidad”. Hasta la Segunda Guerra<br />

Mundial, la idea de que lo “moderno” y la “antiguo” se hallaban en franca oposición<br />

sólo era defendida por unos pocos artistas de vanguardia, pero las consecuencias<br />

del conflicto bélico cambiaron por completo el panorama. Esta<br />

transformación se expresó de la manera más demostrativa en el campo de la arquitectura<br />

y el urbanismo, donde la ruptura con todo lo precedente pasó a considerarse<br />

como un artículo de fe, sin importar las consecuencias a menudo<br />

absurdas que pudieran derivarse de ello.<br />

Los resultados de la tabula rasa fueron especialmente notorios en lo que respecta<br />

a la forma de la ciudad. En el período 1950-1970 el Movimiento Moderno trató<br />

de hacer en todos los sentidos borrón y cuenta nueva, pero su predominio comenzó<br />

a ser discutido seriamente a partir de la última fecha. En efecto, en los<br />

años 70 se produjo una reacción concertada a favor del “regreso a la Historia”, y<br />

si bien este episodio fue sucedido por un renovado énfasis en lo nuevo y lo moderno,<br />

su legado tuvo una influencia innegable en las décadas subsiguientes.<br />

Las sociedades occidentales viven permanentemente escindidas entre el ansia por<br />

el cambio y un amor que parece indestructible por la memoria histórica y el pasado.<br />

Nunca se han publicado tantas obras sobre los distintos períodos y estilos<br />

históricos como hoy en día, nunca han gozado los monumentos y edificios históricos<br />

de tanto aprecio y protección, nunca se ha conocido y admirado tanto el<br />

pasado como a principios del siglo XXI. Todos estos desarrollos y paradojas fueron<br />

exhaustivamente clasificados y comentados ya por David Lowenthal en su<br />

conocido y prolijo libro El pasado es un país extraño (1985), y no es difícil comprobar<br />

cómo la fascinación por la Historia asoma continuamente en las novelas, el<br />

cine, la política y el trabajo de los arquitectos.<br />

El presente número de Teatro Marittimo pretende tomar el pulso a estos vuelcos<br />

culturales mediante una serie de incursiones en asuntos muy diversos: desde<br />

el significado de la “revuelta postmoderna” en arquitectura hasta el sentido<br />

actual de los monumentos, desde la ambigüedad del estilo arquitectónico en<br />

4 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


una maqueta cinematográfica futurista hasta las relaciones misteriosas que<br />

existen entre el tango, género urbano donde los haya, y la transformación de<br />

la ciudad sudamericana, pasando por la reinvención moderna de la tradición<br />

que encontramos en los poblados españoles del franquismo. En todos los artículos<br />

del cuerpo principal del número se pondera el modo en que lo nuevo<br />

y lo histórico establecen nuevas relaciones, se modifican mutuamente y reflejan<br />

el contexto social.<br />

Difícilmente podría haber un candidato más apropiado que Paul Goldberger<br />

para analizar este tema esencial en las páginas centrales dedicadas a la entrevista.<br />

Probablemente el crítico de arquitectura más reconocido e influyente del<br />

mundo, Goldberger es una figura especialmente notable por el equilibrio que<br />

siempre ha mantenido entre su entusiasmo por lo nuevo y original y la defensa<br />

de ideas atemporales, que se refleja tanto en su amor por la arquitectura historicista<br />

del siglo XX como en su activa y constante defensa del patrimonio arquitectónico<br />

y urbano.<br />

El resto de las secciones incluidas en este número refleja el tema principal desde<br />

puntos de vistas más particulares: en Arquimeras incluimos una reflexión sobre<br />

“los arquitectos de Leni Riefensthal”, un tema que alude tanto a la arquitectura<br />

clasicista del siglo XX como a las relaciones de los estilos arquitectónicos con la<br />

moderna política de masas y, a través de ella, con el cine. En Antiquarium se<br />

ofrece una imagen de la arquitectura de la Inglaterra victoriana, dominada por<br />

la construcción con hierro y el ubicuo estilo neogótico. La sección sobre museos<br />

de arquitectura se dedica en esta ocasión a una de las instituciones más modernas,<br />

relevantes y vitales para la preservación del legado construido francés, la<br />

Cité de l’Architecture et du Patrimoine, establecida desde hace unos años en la<br />

colina de Chaillot en París. Finalmente, la sección Speakers’ Corner, dedicada<br />

abiertamente a la polémica, cuenta en esta ocasión (literalmente) con una pluma<br />

de lujo: Léon Krier actualiza para Teatro Marittimo sus reflexiones sobre la iluminación<br />

moderna de ciudades históricas, un tema de enorme trascendencia<br />

para el patrimonio, y que simboliza de manera perfecta el tema principal de<br />

nuestro número.<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 5


Rutger Hauer en el set<br />

de Blade Runner


MODERNIDAD<br />

Y TRADICIÓN<br />

DEL MONUMENTO<br />

AL ICONO<br />

Eduardo Prieto pag 8<br />

EL CLASICISMO<br />

POS<strong>TM</strong>ODERNO Y<br />

EL FINAL DE LA HISTORIA<br />

David Rivera pag 22<br />

PUEBLOS MODERNOS<br />

Jean-François Lejeune pag 42<br />

TANGO QUE ME HICISTE MAL<br />

Y QUE, SIN EMBARGO,<br />

QUIERO<br />

Daniel de León pag 52<br />

NUEVA YORK<br />

ENTRE EL PASADO<br />

Y EL FUTURO<br />

La gran maqueta urbana<br />

de la película Just imagine<br />

Lucía Alonso pag 66<br />

<strong>TM</strong> 6<br />

ENTREVISTA<br />

PAUL GOLDBERGER<br />

“Nueva York<br />

tiene el mejor balance<br />

que he visto nunca<br />

entre aspiración<br />

a la perfección<br />

y desordenada<br />

realidad humana”<br />

pag 76<br />

arquimeras<br />

Entre tradición y modernidad:<br />

los arquitectos de<br />

Leni Riefenstahl<br />

JManuel García Roig<br />

pag 1<strong>06</strong><br />

Antiquarium<br />

En la frontera<br />

entre pasado y futuro<br />

Fernando Vela Cossío<br />

pag 120<br />

Especial museos<br />

de arquitectura<br />

La Cité de L´Architecture<br />

et du Patrimoine (París)<br />

Mariano J. Ruíz de Ael<br />

pag 130<br />

speakers’ corner<br />

The lighting of public places<br />

Leon Krier<br />

pag 142


Proyecto de Santiago Calatrava<br />

para la World Trade Center PATH Terminal<br />

from monument to icon<br />

Symbol of the eclectic tradition, the monument<br />

was one of the black beasts of modernist<br />

architects. However, when they had to confront<br />

the problem of symbolizing, they had no<br />

choice but to appropriate the old monumental<br />

strategies, reinterpreting them with unequal<br />

fortune. In the medium term, the<br />

modernist transformation of the monument<br />

would give rise to a new species in the architectural<br />

ecosystem: icons.


Del moNUmento<br />

al icono<br />

EDUARDO PRIETO<br />

Explicar la relación de la modernidad con la tradición no es tarea fácil. Los comentarios<br />

de los protagonistas modernos son la mayor parte de las veces interesados,<br />

como lo son también las historias operativas que se han ido construyendo<br />

sobre ellos. A ello debe sumarse el hecho de que la dialéctica modernidad/tradición<br />

no ha solido tratarse como un verdadero problema, sino como una realidad<br />

dada frente a la cual sólo cabía la exégesis en los términos estrechos de dos corrientes<br />

enfrentadas: la formalista, atenta a las cuestiones de estilo y espacialidad,<br />

y donde la modernidad se considera una ruptura revolucionaria; y la culturalista,<br />

atenta a la ideología, y que trata la modernidad como el resultado de un proceso<br />

de larga duración. Que tales esquemas interpretativos son insuficientes se evidencia<br />

a la hora de tratar uno de los problemas en donde relación entre la ‘tradición’<br />

y la ‘modernidad’ resulta más compleja y al cabo más reveladora: el<br />

problema del monumento.<br />

‘Quelque monumentalité assyrienne’<br />

La centralidad que tuvo el problema del monumento entre los primeros modernos<br />

se evidencia, por poner un ejemplo de bulto, en la polémica sobre el concurso<br />

para el edificio de la Sociedad de Naciones de 1927, manipulada con talento por<br />

Le Corbusier y que, a la postre, sirvió de coartada para fundar un años después<br />

el que, a partir de entonces, sería la principal herramienta de propaganda del<br />

Movimiento Moderno: los CIAM. Le Corbusier tildó de ‘escándalo’ la decisión<br />

del jurado del concurso, que había llevado a declararlo desierto antes de entregarlo<br />

a las manos del equipo ecléctico que construyó el no menos ecléctico edificio.<br />

Y, desde luego, considerando el aburrido palacio neoclásico que puede<br />

visitarse hoy en Ginebra no se puede dejar de convalidar su opinión. Sin embargo,<br />

la decisión del jurado resulta coherente si se tienen en cuenta las razones<br />

implícitas del fallo: la falta de carácter y decoro de las propuestas modernas y,<br />

por tanto, la imposibilidad de considerarlas como ‘monumentos representativos’.<br />

Que Le Corbusier era consciente de que el campo semántico donde debía darse<br />

la batalla de las ideas era el del monumento queda patente en la campaña que<br />

puso en marcha para denigrar el fallo del jurado. Argumentó, en primer lugar,<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 9


que las recetas compositivas de la<br />

tradición académica, aplicadas dogmáticamente<br />

en los proyectos tradicionales<br />

presentados a concurso,<br />

supeditaban la funcionalidad a la<br />

simetría. Advirtió después de la imposibilidad<br />

de extrapolar satisfactoriamente<br />

al caso ginebrino las<br />

lecciones monumentales de Versalles<br />

(la ribera del lago Lemán era<br />

muy distinta de las praderas aterrazadas<br />

del conjunto construido por<br />

Luis XIV y este hecho impedía el<br />

desarrollo de grandes ejes). Y concluyó<br />

que el producto de tales extrapolaciones<br />

sin fundamento no<br />

podía ser otro que la megalomanía,<br />

es decir, el hecho de que la soluciones<br />

academicistas acabaran sosteniéndose<br />

en la tradición, también<br />

versallesca, de forcer la nature; una<br />

imposición propia del deseo de<br />

“conseguir cierta monumentalidad asiria” y que era del todo ajena al pintoresquismo<br />

de sesgo rousseauniano (a fin de cuentas, se trataba de Ginebra) que Le<br />

Corbusier había dado a su proyecto.<br />

A todo ello había que sumar un argumento<br />

de mayor calado que Le Corbusier<br />

convirtió en el quicio de su<br />

argumentación: el hecho, para él incuestionable,<br />

de que, pese a lo que creyera<br />

el jurado del concurso y en general los<br />

enemigos de las vanguardias, el lenguaje<br />

moderno sí podía llegar a tener el carácter<br />

representativo exigible a cualquier<br />

edificio público. Para Le Corbusier, lo<br />

que se dirimía en el debate sobre el Palacio<br />

de la Sociedad de Naciones era, de<br />

hecho, la mismísima posibilidad del<br />

‘monumento moderno’ y, por tanto,<br />

también la posibilidad de que los nuevos<br />

lenguajes de las vanguardias pudieran<br />

empezar a aplicarse en programas<br />

más ambiciosos que los domésticos<br />

donde se habían abierto camino, para<br />

convertirse al cabo en ese código compartido<br />

que parecía exigir el bendito ‘Espíritu<br />

de los tiempos’.<br />

10<br />

Ejemplos de proyectos para el Palacio de la Sociedad de Naciones<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


El proyecto de Le Corbusier para el Palacio de la Sociedad de Naciones<br />

El modo en que Le Corbusier planteó la polémica sobre la monumentalidad no<br />

era, en rigor, novedoso: se correspondía con un debate de largo recorrido que en<br />

los años 1920 había conducido a dos posturas bien diferentes en torno a cuál<br />

debía ser la relación entre la tradición y la modernidad. La primera, de sesgo continuista,<br />

había crecido en el humus de la tradición clasicista, sobre todo la alemana;<br />

la segunda, rupturista, había sido fruto de la iconoclastia vanguardista; y<br />

ambas suponían de hecho los dos enfoques aplicados por entonces, aunque quizá<br />

de una manera no consciente, a la modernidad: el enfoque estilístico, donde<br />

había más cabida para la idea de revolución; y el ideológico, más afín a establecer<br />

continuidades.<br />

Clasicismo por otros medios<br />

En Alemania, los muchos debates producidos a lo largo del siglo XIX habían propiciado<br />

la creación de un ambiente reflexivo y a un tiempo conservador que, a<br />

través de empresas intelectuales y económicas de gran calado, como el Deutscher<br />

Werkbund, alentó la posibilidad de un clasicismo moderno incluso en casos tan<br />

aparentemente alejados de lo monumental como las fábricas. Prueba de ello son<br />

los extraordinarios edificios de Peter Behrens para AEG, en los que la funcionalidad<br />

y el simbolismo encontraron una solución de compromiso que ejemplificaba,<br />

en último término, una noción por entonces muy influyente: la llamada<br />

Kunstwollen, es decir, la voluntad artística que trascendía la idea del edificio como<br />

simple resultado de la función, la técnica y la materialidad. Desde este punto de<br />

vista, el reto de arquitectos como Behrens y, más tarde, también el primer Gropius,<br />

consistió en encontrar la ‘forma artística’ capaz de dignificar y, al cabo monumentalizar,<br />

la ‘forma técnica’.<br />

Partiendo de estas premisas, la Fábrica de Turbinas para AEG o la celebrada<br />

como ‘maquinista’ Fábrica Fagus se enfrentaron al desafío, inédito hasta entonces,<br />

de hacer que los materiales modernos como el acero y, sobre todo, el vidrio<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 11


elegíaco, sublime o pintoresco<br />

asociado a los lenguajes del pasado<br />

por un tono ‘menor’, incluso<br />

sórdidamente cotidiano.<br />

Fue una opinión compartida<br />

por los constructivistas, cuya<br />

furia iconoclasta se aplicó por<br />

igual a monumentos y museos,<br />

a los que consideró rémoras<br />

ampulosas de una época definitivamente<br />

muerta. En 1919<br />

Malévich renegaba de la “pesada<br />

herencia de nuestras<br />

abuelas” y, a la manera de Marinetti,<br />

contraponía las bellezas<br />

decadentes del pasado a las<br />

glorias técnicas del presente:<br />

cualquier iglesia, así, era una<br />

bagatela en comparación con<br />

un depósito de hormigón; la<br />

catedral de San Basilio, una<br />

pérdida menor que el desprendimiento<br />

de una tuerca; y todos los museos, con sus desnudos lascivos, poco más<br />

Proyecto de Antonio Sant’Elia para una estación de trenes y aviones<br />

que casas de lenocinio despreciables frente al ascetismo viril y tecnocrático de las<br />

vigas de acero en doble T.<br />

Esta retórica facilona no conseguía ocultar, sin embargo, que futuristas y constructivistas,<br />

lejos de negar la idea del monumento, no hacían sino sustituir unos<br />

monumentos por otros: las catedrales, por las centrales hidroeléctricas; los pala-<br />

14


cios aristocráticos, por las casas para el pueblo; los pasajes urbanos, por los condensadores<br />

sociales. En realidad, el cambio que proponían era temático y estilístico:<br />

no afectaba a la condición de los monumentos como tales y, en buena<br />

medida, tampoco al carácter representativo asociado a ellos. De esta ambigüedad<br />

da cumplida cuenta la larga ristra de proyectos monumentales acometidos por<br />

las primeras vanguardias soviéticas -valga el ejemplo del Monumento a la III Internacional-,<br />

en los que la experimentación plástica más radical se puso al servicio<br />

de una improbable idea moderna de decoro.<br />

Que Malévich, Tatlin y tantos otros no tuvieron demasiado éxito fue algo que<br />

vio enseguida el padrecito Stalin, quien decretó, muertes mediantes, la vuelta a<br />

un monumentalismo tradicional capaz de ser entendido sin dificultades por las<br />

masas obreras, igual que los monumentos eclécticos habían resultado como un<br />

libro abierto para la pequeña burguesía del siglo XIX. Así y todo, lo que consiguieron<br />

futuristas y constructivistas no fue trivial: propiciar la atmósfera ideológica<br />

para que, de entonces en adelante, resultara inadmisible el tono<br />

grandilocuente y ‘mayor’ de los viejos monumentos, y comenzara a explorarse la<br />

posibilidad de un monumento moderno pronunciado en tono ‘menor’.<br />

Símbolos cívicos, símbolos fúnebres<br />

No hubo, sin embargo, muchas posibilidades de explorar la monumentalidad<br />

moderna. Puede que Le Corbusier ganara la batalla de la opinión pública (al<br />

menos la opinión ‘pública’ de los arquitectos) en el affaire del Palacio de la Sociedad<br />

de Naciones. Pero, exceptuando los encargos en la Unión Soviética, no tuvo<br />

oportunidad de hacer grandes edificios representativos hasta la década de 1950,<br />

con ocasión de Chandigarh (1951-1965), una obra, por cierto, cuyo tono ‘menor’<br />

puede ponerse en duda. Algo semejante puede decirse de Mies, cuyo primer gran<br />

edificio 'monumental', la Nationalgalerie berlinesa, de 1968, fue también el úl-<br />

La Neue Nationalgalerie<br />

de Berlín, proyectada por<br />

Ludwig Mies van der Rohe


THE POS<strong>TM</strong>ODERN CLASSICISM AND<br />

THE END OF HISTORY<br />

In the 1970s, the colourful postmodern architecture proclaimed<br />

“the end of prohibition” and the return to joy in<br />

architecture. Soon after, with the motto “the presence of<br />

the past”, the 1980 architecture biennale in Venice acknowledged<br />

the power of a new wave of classical architecture.<br />

But the pretensions and proposals of postmodern<br />

architecture were drilled down by an array of new “architectural<br />

films” which presented them in a dystopian way.


EL CLASICISMO POS<strong>TM</strong>ODERNO<br />

Y EL FINAL DE LA HISTORIA<br />

DAVID RIVERA<br />

Lunes 20 de mayo<br />

Monsieur Boullée<br />

Espero que no le moleste que le escriba así. Siento como si lo conociera<br />

tanto como para hablarle. Creo que mi mujer me está<br />

envenenando. Puede reírse, pero lo digo en serio. Estoy seguro de<br />

que es parte de su animosidad hacia usted.<br />

Atentamente, St. Kraclite<br />

(ARQUITECTO)<br />

Estrenada en 1987 y dirigida por el heterodoxo cineasta británico Peter Greenaway,<br />

El vientre de un arquitecto (The belly of an architect) es una de las películas más<br />

extrañas de la década y un testimonio revelador del ambiente que imperaba en<br />

panorama arquitectónico coetáneo. El protagonista de la película, un corpulento<br />

norteamericano que ostenta el rimbombante nombre de Stourley Kracklite, es<br />

un arquitecto postmoderno tan obsesivamente fascinado por la arquitectura clásica<br />

que comienza a verse a sí mismo y a su vida en términos de sólidos geométricos<br />

y de series armónicas repetidas.<br />

Kracklite pasa nueve meses en Roma organizando una gran exposición sobre el<br />

misterioso arquitecto neoclásico Étienne-Louis Boullée, cuyos sorprendentes proyectos<br />

visionarios -basados en esferas puras, cilindros o pirámides- permanecieron<br />

desde su concepción en el terreno de la pura fantasía. Mientras el montaje de la<br />

exposición progresa, el mundo de Kracklite se va viviendo abajo en todos los aspectos<br />

-salud, amor, profesión- hasta el patético colapso final marcado por su suicidio.<br />

La impotencia y el fracaso, contrastados con el fondo de la grandeza de los monumentos<br />

clásicos, constituyen el verdadero tema de El vientre de un arquitecto, y<br />

en este sentido la parábola dibujada por la película supone un correlato crítico<br />

del destino del propio movimiento postmoderno. En la pantalla, gracias a la hermosa<br />

fotografía del veterano Sacha Vierny, la implacable frialdad de los dibujos<br />

de Boullée -nocturnos, lunares, desiertos- y la mudez de las ruinas romanas -la<br />

Domus Aurea, el Panteón, o los restos de la escultura de Constantino, dispuestos<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 23


de un modo surrealista en los Museos del Capitolio- resaltan el carácter íntimo<br />

del drama del protagonista y vuelven su desamparo tan emotivo como el del Artista<br />

desesperado ante la grandeza de las ruinas antiguas, ese dibujo a tiza tan premonitorio<br />

creado por Henry Fuseli a finales del siglo XVIII.<br />

La parábola de nueve meses descrita por el desafortunado Kracklite comienza de<br />

un modo que nos recuerda a las maneras de Louis Kahn (la escena en la que<br />

Kracklite anima a los comensales a aplaudir frente al Panteón), para adentrarse<br />

luego en un mundo laberíntico de referencias arquitectónicas que se entrecruzan<br />

de manera inquietante. Por la película desfilan los monumentos de la antigua<br />

Roma y también (con especial protagonismo) el controvertido y colosal Vittoriano,<br />

sede elegida para albergar la exposición sobre Boullée, y también un símbolo<br />

de la pomposidad característica del propio arquitecto protagonista. El<br />

Tridente de Piazza del Popolo, la ensimismada Piazza di San Pietro y el Palazzo<br />

della Civiltà Italiana ofrecen diversos modelos de clasicismo igualmente mudo y<br />

lejano, mientras la humanidad de Kracklite naufraga en un mar de monumentos<br />

eternos.<br />

Esta aproximación ecléctica y enciclopédica a la arquitectura clásica recuerda llamativamente<br />

a uno de los capriccios arquitectónicos más sugerentes del siglo XX,<br />

la extraña composición de Arduino Cantafora llamada La città analoga, que había<br />

sido concebida para la Trienal de Milán de 1973. En su cuadro, Cantafora reunía<br />

en un panorama continuo y pintoresco diversos iconos arquitectónicos antiguos<br />

y modernos que supuestamente representan la “arquitectura racional” (que era<br />

el tema de la Trienal), desde la Pirámide de Cayo Cestio y el Panteón de Roma<br />

hasta la Casa en la Michaelerplatz de Loos, la Fábrica de Turbinas de la AEG de<br />

Beherens o las losas repetitivas de los proyectos urbanos de Hilberseimer, llegando<br />

hasta Aldo Rossi y pasando por elementos más equívocos como la Molle Antonelliana<br />

de Turín o… el faro troncocónico y espiral de Boullée, que tiene un pequeño<br />

papel dramático en El vientre de un arquitecto.<br />

El proyecto de E.L. Boullée para el Cenotafio de Newton


La identificación de Kracklite como arquitecto postmoderno queda establecida<br />

en las primeras escenas de la película, cuando los invitados a la recepción hablan<br />

del edificio que le ha hecho célebre, situado en Chicago, y de su chocante programa<br />

simbólico basado en salchichas y<br />

El vientre de un arquitecto<br />

hamburguesas. Esta clara alusión a las<br />

ideas de Robert Venturi sobre la necesidad<br />

de un simbolismo “feo y ordinario”<br />

se atempera enseguida cuando la<br />

esposa de Kracklite explica con cierto<br />

sarcasmo que la casa que su marido ha<br />

proyectado para ambos se compone de<br />

dos cubos de mármol y una esfera de ladrillo<br />

(¿Aldo Rossi? ¿Michael Graves?).<br />

La arquitectura parlante de Ledoux, tan<br />

admirada por Graves y Philip Johnson,<br />

asoma por detrás de estas palabras.<br />

El vientre de un arquitecto navega con la<br />

seguridad del connaisseur por el mundo<br />

de temas y referencias que interesan a<br />

los arquitectos de la década: el monumento;<br />

el tipo; el modelo; el lenguaje;<br />

la cita; el símbolo; la memoria. Pero<br />

también hace patente una profunda y<br />

melancólica inquietud ante la distancia<br />

aparentemente insalvable que separa a<br />

los arquitectos contemporáneos de sus<br />

admirados referentes del pasado. En la<br />

película, las cosas grandes y pequeñas,<br />

desde los higos colocados en un elegante<br />

frutero hasta el mausoleo de<br />

Augusto, están sometidas a una degradación<br />

cíclica que proviene del principio<br />

de los tiempos, pero el modelo<br />

aportado por Boullée sirve de espejo incómodo<br />

para los ambiciosos arquitectos<br />

postmodernos: Boullée no es recordado<br />

por sus escasos y muy convencionales<br />

Arduino Cantafora, La cittâ analoga<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 25


El sincretismo evocador de<br />

Dune parecía imposible de<br />

superar, pero fue desafiado<br />

al año siguiente con el estreno<br />

de Brazil (Terry Gilliam,<br />

1985). Parcialmente<br />

filmada en los edificios<br />

proyectados por Ricardo<br />

Bofill para el suburbio parisiense<br />

de Marne-la-Vallée,<br />

Brazil buscaba un<br />

tono estético más homogéneo<br />

que Dune, pero no por<br />

ello menos rico en su<br />

mundo de referencias. El<br />

futuro imaginado por esta<br />

película aparece uniformado<br />

por el estilo autoritario<br />

de los años 40, y en<br />

efecto, encontramos en<br />

ella muchos sombreros,<br />

carteles de propaganda<br />

vanguardista, estatuas colosales<br />

y zigurats de estilo<br />

Art Déco (la estación eléctrica<br />

de Croydon-B, proyectada<br />

por Robert<br />

Atkinson, prestó parte de<br />

su hermosa fachada a la<br />

película poco antes de ser<br />

demolida). Pero en Brazil<br />

también hay grandes centros<br />

comerciales cubiertos<br />

al estilo de Archigram,<br />

casas-cápsula en la línea<br />

Brazil<br />

metabolista, rascacielos piranesianos con la estética clásico-plasticosa de Bofill,<br />

deslumbrantes edificios victorianos como la abigarrada casa de Lord Leighton,<br />

el pintor Prerrafaelista, e incuso algún ejemplo de clasicismo de mediados del<br />

siglo XX como la impresionante escalera espiral añadida en 1950 al National Liberal<br />

Club.<br />

Dentro de esta gelatina clásico-moderna, ensartada mediante tuberías y dispositivos<br />

tecnológicos aparatosos, destaca especialmente la inverosímil creación de<br />

Bofill, que actúa muy convincentemente como ciudad futurista concebida para<br />

alienar y almacenar a las personas. El conjunto postmoderno “Los espacios de<br />

Abraxas” (1979-83) es probablemente una de las obras más desconcertantes de<br />

su época, “una mole increíble”, afirma Rem Koolhaas, “un inaudito monumento<br />

de viviendas sociales ocupado hoy en su mayor parte por vietnamitas (…). Se ha<br />

34 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


dado una enorme importancia<br />

a los ejes peatonales,<br />

los bulevares, los<br />

miradores y las galerías.<br />

Cuanto más énfasis se<br />

pone en lo peatonal, más<br />

vacía queda la zona y más<br />

patética resulta la ambición<br />

del arquitecto en relación<br />

al lógico rechazo de<br />

la gente a habitar esos espacios<br />

de la manera en<br />

que el arquitecto ha pensado”<br />

(Koolhaas 2004:<br />

40). Si el conjunto funcionalista<br />

utópico de Thamesmead,<br />

en Londres,<br />

había servido al cine distópico<br />

de la década anterior<br />

como personificación<br />

de los males de la Modernidad<br />

(en La naranja mecánica/A<br />

clockwork orange, de<br />

Stanley Kubrick), el complejo<br />

de Marne-la Vallée<br />

actuaba ahora como símbolo<br />

de los males de la<br />

Postmodernidad.<br />

“Los espacios de Abraxas” en Marne-la-Vallée, por Ricardo Bofill<br />

Durante la segunda mitad de los años 80, la babel de referencias arquitectónicas<br />

que había saltado a la pantalla a raíz del estreno de Blade Runner se abrió camino<br />

hacia el cine de serie B, de aventuras e incluso de super-héroes, y el ejemplo más<br />

La maqueta de la Fábrica Axis de Batman


MODERN VILLAGES<br />

Vista aérea de El Solanillo, c. 1974<br />

One of the most remarkable and intriguing<br />

locations in Michelangelo Antonioni’s The<br />

passenger is El Solanillo, a modern/neotraditionalist<br />

village built between 1968 and 1974<br />

in Almería. This habitational experiment,<br />

with all its “metaphysical” flavour, was a telling<br />

statement of anti-urban faith in the last<br />

years of Franco’s rule.


PUEBLOS MODERNOS<br />

Jean-François Lejeune<br />

Aurora Irvine (periodista): Es un lugar extraordinario.<br />

Mark Peploe (guionista): Sí.<br />

Irvine: ¿Dónde está?<br />

Peploe: En el sur de España... muy típico, podríamos decir, de<br />

Luciano Tovoli, el diseñador de producción que trabajó con Michelangelo<br />

en varias películas, incluyendo L’avventura, creo....<br />

Se podría decir que es particularmente “antonionesco”... Una<br />

tierra de nadie que a través de Michelangelo se convierte en una<br />

cosa maravillosa del cine... un espacio en ninguna parte...<br />

Al cabo de una hora, 26 minutos y 25 segundos de metraje de El reportero (Professione:<br />

reporter, 1975), Jack Nicholson (alias David Locke) y Maria Schneider (la<br />

Chica) entran en un pueblo andaluz quemado por el sol y bastante vacío. Locke<br />

ha asumido la identidad del traficante Robertson, asesinado en un poblado del<br />

Sahara. Ha dejado Barcelona, donde encontró a la Chica, y con ella se dirige<br />

hacia Almería. Locke tiene una cita con un representante de los rebeldes que<br />

buscan armas para luchar contra un gobierno africano, pero nadie aparecerá…<br />

La cámara los sigue mientras descubren, incrédulos, un pueblo moderno, primero<br />

a través del parabrisas del convertible blanco americano, luego a pie. “Nadie”,<br />

grita Locke, y se marchan.<br />

Los escenarios y paisajes seleccionados por Antonioni para El reportero han contribuido,<br />

como en todas sus películas, a su riqueza y reputación visual: El desierto<br />

de Argelia oriental y las calles y casas vernáculas de un poblado pobre; el nuevo<br />

complejo brutalista del Brunswick Centre en el distrito londinense de Bloomsbury;<br />

la iglesia barroca de St. Georg en München-Bogenhausen; el transbordador<br />

sobre el puerto de Barcelona; el salón con cúpula del Palacio Güell; el paisaje antropomórfico<br />

de las chimeneas en el techo de la Casa Milà (se nota que a mediados<br />

de los años 70 Barcelona no era un destino turístico y sólo los verdaderos<br />

aficionados, arquitectos y estudiantes de arquitectura como Maria Schneider en<br />

la película, tendrían la paciencia de intentar visitar esas obras maestras de Antonio<br />

Gaudí); el Hotel Oriente en las Ramblas, cuando los pájaros enjaulados seguían<br />

allí y cantaban; la arquitectura moderna y fea de Almería como símbolo<br />

de un mal habido desarrollismo; la colina de Sorba con su pueblo, cuyas fachadas<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 43


tica entre tradición y modernidad. Tradición y modernidad configuraron también<br />

la tipología de los bloques residenciales con casas-patio. Sin embargo, el lenguaje<br />

vernáculo aplicado en esta nueva generación de pueblos fue perdiendo, cada vez<br />

más, las influencias regionalistas para reflejar una visión más abstracta de la arquitectura<br />

popular. Es decir, se trataba del “concepto racional y funcional del<br />

arte de construir... tan antiguo como el mundo y nacido en las costas del Mediterráneo”<br />

(Sartoris 1950: 40), que volvía a conectar con el discurso del GATCPAC<br />

en los años 30 y de su guía, José Luis Sert.<br />

El Solanillo<br />

El Solanillo fue el último pueblo financiado por el I.N.C., y fue construido a partir<br />

del 1968. Su arquitecto, Francisco Langle Granados, era hijo de Guillermo<br />

Langle Rubio (1895-1981), el arquitecto más importante del siglo XX en Almería<br />

y muy conocido por el barrio de Ciudad Jardín. A finales de los años sesenta, los<br />

pueblos fueron diseñados cada vez más con el automóvil en mente, con calles<br />

más anchas y plazas más amplias. Langle integró estas nuevas tendencias en su<br />

proyecto, con un gran parque abierto reemplazando la plaza cerrada pero también<br />

enmarcado por la iglesia moderna y el ayuntamiento. En su estado original, las<br />

casas cúbicas, blancas con techos planos, recordaban el barrio árabe de Almería<br />

al pie de la Alcazaba. En el contexto de la película, como Nicholson comentaba,<br />

evocaban el pueblo en el desierto sahariano.<br />

Perspectiva de la plaza de El Solanillo, arquitecto Francisco Langle Granados, 1968<br />

48 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


En el momento del rodaje, Solanillo no se encontraba abandonado. El pueblo,<br />

previsto para 44 casas y unas 250 personas, estaba más o menos terminado, pero<br />

en el mediodía andaluz, los campesinos estaban en los campos. Sólo los dos niños<br />

enmarcados por el parabrisas del coche que entra a la plaza, y un par de habitantes<br />

que van a su negocio aparecen dentro del fotograma. En su comentario incluido<br />

en la versión Criterion del DVD, Jack Nicholson menciona:<br />

El pintor surrealista De Chirico, eso es todo en lo que podía pensar<br />

cuando rodábamos estas escenas en este lugar, metido en el<br />

medio de la España andaluza del desierto. Me preguntaba si De<br />

Chirico había venido aquí, pero el pueblo no era surrealista, era<br />

sólo realidad, con un poco más de énfasis. Es un poco desconcertante,<br />

como el poblado donde comenzó la película...<br />

La observación de Nicholson es un poco insegura, algo desconcertada, pero también<br />

intuitivamente correcta. Claramente, en El Solanillo de 1974-75 prevalecía<br />

un vacío metafísico y surrealista cuyo poder de sugerencia Antonioni conocía<br />

por experiencia y que transcribió en 160 segundos de inesperado paseo arquitectónico:<br />

empieza con la plaqueta “Plaza de la Iglesia”, sigue con los soportales modernos<br />

que unen el campanario a la iglesia, la calle central que se abre al parque<br />

y los volúmenes cúbicos blancos, el coche estacionado frente al ayuntamiento y<br />

su arcada, el inútil paseo de Locke hacia la fuente sin agua en el parque central<br />

todavía sin árboles, y sus brazos agitados cuando llama a la Chica en una hermosa<br />

imagen donde la cámara, muy cerca del suelo, muestra a Maria Schneider, tan<br />

alta como el campanario de la iglesia, caminando para reunirse con él.<br />

49


“¿Podría ser Noto?” Es la pregunta ingenua y despistada que Claudia (Monica<br />

Vitti) hace a Sandro (Gabriele Ferzetti), cuando su pequeño coche convertible<br />

entra en el fotograma, 1 hora y 32 minutos después de los créditos iniciales de<br />

L’avventura (1960). Aquí, la mayoría de los críticos y comentaristas han reconocido<br />

Villaggio Schisina, una pequeña aldea siciliana, lejos de Noto pero cerca de donde<br />

terminará la película, Taormina y el Etna. En la edición Criterion, el teórico y<br />

crítico estadounidense de las artes mediáticas, Gene Youngblood, describe el “espacio<br />

misterioso y mágico” del lugar como un poblado programado por el régimen<br />

de Mussolini. Aunque parece construido en el lenguaje de la arquitectura<br />

rural fascista y también recuerda a De Chirico, Schisina fue de hecho erigido en<br />

1950, en el momento de la reforma agraria. Se creó el Ente per la Reforma Agraria<br />

en Sicilia (E.R.A.S.) con el objetivo de expropiar y asignar viejos latifundios a los<br />

agricultores. Schisina tenía que ser el pueblo central de un grupo de siete, pero<br />

el programa fracasó y todos los poblados se quedaron muy pronto vacíos y fueron<br />

conocidos como los “pueblos fantasma”.<br />

Quince años separan El reportero<br />

y L’avventura, pero<br />

los paralelismos entre las<br />

dos “escenas del pueblo” y<br />

su papel en la construcción<br />

general de las películas<br />

hacen hincapié en la<br />

continuidad y la racionalidad<br />

de la “arquitectura de<br />

la visión” de Antonioni.<br />

Ambas escenas son cortas<br />

(160 y 180 segundos), implican<br />

una pareja, un automóvil<br />

convertible, y el<br />

descubrimiento físico de<br />

una aldea moderna aparentemente<br />

abandonada;<br />

ambas ocurren más o<br />

menos en el mismo momento<br />

de la película (86’ y 92’), como si la sensación de deslocalización y distan-<br />

La aventura (la escena de Schisina)<br />

ciamiento percibida frente a la singularidad del lugar fuera una transición<br />

necesaria, no sólo en el guión sino más aún en la relación entre hombre y mujer.<br />

Y para registrar este momento, Antonioni emplea la misma técnica de montaje<br />

abrupto. En El reportero, un brusco y ruidoso corte de montaje nos transporta<br />

frente a la comisaría de Almería (1:28:55), seguido por otro (1:29:43) con la Chica<br />

recogiendo naranjas en un lecho de río antes de inclinarse sobre un Locke somnoliento.<br />

En L’avventura, el coche desaparece de Schisina (1:35:03) y en una gran<br />

y estupenda elipse cinematográfica, Claudia y Sandro se alzan en un apasionado<br />

abrazo antes de besarse en el suelo con el tren en la distancia.<br />

50 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


El Solanillo en 2017<br />

Bibliografía y referencias<br />

ANTONIONI, Michelangelo (1998): The Architecture of Vision: Writings and Interviews on<br />

Cinema, University of Chicago Press, Chicago.<br />

CENTELLAS SOLER, Miguel, RUIZ GARCÎA, Alfonso, GARCÍA-Pellicer LÓPEZ<br />

(2009): Los pueblos de colonización en Almería: Arquitectura y desarrollo para una nueva agricultura,<br />

Colegio de Arquitectos de Almería, Almería.<br />

LEJEUNE, Jean-François (20<strong>06</strong>): “Planned Cities in Spain, 1944-1969” en Città di pietra-<br />

Cities of Stone, Biennale di Venezia/Marsilio, Milano.<br />

NICHOLSON, Jack (20<strong>06</strong>): Audiocomentario, The Passenger, The Criterion Collection, DVD.<br />

PALLASMAA, Juhani (2007): _The Architecture of Image: Existential Space in Cinema_,<br />

Rakennustieto, Helsinki.<br />

PEPLOE, Mark (20<strong>06</strong>): Audiocomentario, The Passenger, The Criterion Collection, DVD.<br />

SARTORIS, Alberto (1950): “Las fuentes de la nueva arquitectura”, en Cuadernos de Arquitectura,<br />

nº 11-12, Barcelona.<br />

SWYNGEDOUW, Erik (2015): Liquid Power: Water and Contested Modernities in Spain, 1898-<br />

2010, The MIT Press, Cambridge, MA.<br />

YOUNGBLOOD, Gene (2001): Audiocomentario, L’avventura, The Criterion Collection, DVD.<br />

Jean-François Lejeune es<br />

historiador. Es especialista en la<br />

obra de Schinkel y en arquitectura<br />

y diseño urbano del siglo XX en<br />

Italia y España. Es profesor de<br />

arquitectura e historia urbana en<br />

la University of Miami School of<br />

Architecture.<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 51


TANGO, YOU HURT ME<br />

BUT NEVERTHELESS<br />

I LOVE YOU<br />

The tango is not only an extremely<br />

successful cultural product, but is as<br />

much an expression of the urban development<br />

of Buenos Aires and<br />

Montevideo. As a popular trend, it<br />

conveys a whole understanding of<br />

life in new streets, conventillos, boliches<br />

and the outskirts, and offer an insightful<br />

picture of the transformation<br />

of the city.<br />

Carlos Gardel


TANGO QUE ME HICISTE MAL Y QUE,<br />

SIN EMBARGO, QUIERO<br />

Daniel de León<br />

(…) Escucho un tango y un rock<br />

y presiento que soy yo<br />

y quisiera ver al mundo de fiesta (…).<br />

Yo no quiero volverme tan loco<br />

(Charly García)<br />

Hace muchos años, en una noche montevideana, un veterano parroquiano de<br />

un bar trataba de convencer al -entonces joven- autor de estas líneas de la universalidad<br />

del tango. Por respeto, o por no contravenir los códigos de comportamiento<br />

en el “boliche” (en Montevideo se denomina así al café-bar o local de<br />

reunión), aquél joven no se animaba a contradecir a su interlocutor, muchos años<br />

mayor, el cual evidentemente percibía que sus argumentos no terminaban de convencerlo.<br />

La conversación sobre el tema culminó, cuando el veterano lo creyó<br />

oportuno, con un “…no importa pibe, el tango te espera siempre”. Pero de toda<br />

la batería de argumentos que presentó para justificar su tesis hubo una frase que<br />

quedó en la cabeza del joven: “si no hay un tango que lo nombre, no existe”.<br />

El veterano compañero de mostrador de aquella noche estaría muy contento<br />

cuando en el año 2009, a petición de las ciudades de Buenos Aires y Montevideo,<br />

la UNESCO declaró al Tango PatrimonioCultural Inmaterialde la Humanidad<br />

(PCI).<br />

Puede ser redundante pretender que El Tango (con mayúsculas) en su actual condición<br />

de Patrimonio de la Humanidad, se refiera a su vez a otro patrimonio, en<br />

este caso el arquitectónico. Sin embargo resulta interesante analizar su génesis,<br />

su historia y algunas composiciones tangueras para constatar la existencia de claras<br />

referencias a aspectos relacionados con la arquitectura y el urbanismo. Y más<br />

interesante aún puede resultar tratar de entender esa sensibilidad rioplatense respecto<br />

al pasado, en clave de tango, y cómo puede influir en el modo de enfrentar<br />

el hecho arquitectónico.<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 53


NEW YORK<br />

BETWEEN PAST<br />

AND FUTURE<br />

The giant urban model for<br />

the 1930 film Just imagine is<br />

a complex and telling document<br />

of New York’s architectural<br />

history. Far less<br />

known and researched than<br />

that of Fritz Lang’s Metropolis,<br />

it shows a deep understanding<br />

of the latest ideas<br />

and proposals of visionaries<br />

like Harvey Wiley Corbett,<br />

Hugh Ferriss or Raymond<br />

Hood, juxtaposed with an<br />

intriguing combination of<br />

traditional and ultra-modern<br />

concepts.


NUEVA YORK<br />

ENTRE EL PASADO Y EL FUTURO<br />

La gran maqueta urbana de la película Just imagine<br />

Lucía Alonso<br />

Un mapa del mundo que no contenga Utopía<br />

ni siquiera merece una mirada.<br />

Oscar Wilde<br />

Menos conocida que otras producciones fantásticas coetáneas, la película Just<br />

imagine, dirigida por David Butler en 1930, es un musical extravagante y un tanto<br />

demodé, pero contiene uno de los grandes tesoros de la arquitectura de su época:<br />

al comienzo mismo de la película se nos muestra una enorme e insólita maqueta<br />

que representa una ciudad del futuro. La imagen puede recordarnos superficialmente<br />

las perspectivas urbanas ofrecidas poco antes por la Metropolis de Fritz Lang<br />

(1926), pero las diferencias son muy significativas, y en este caso se trataba de la<br />

mayor maqueta jamás construida en toda la historia del cine. Levantada en un<br />

hangar de 120 metros de largo, su objetivo era trasladar al espectador a la ciudad<br />

de Nueva York cincuenta años en el futuro.<br />

La película comienza con un discurso que explica la gran evolución sufrida por<br />

Nueva York en la última mitad del siglo. Según este relato, entre 1880 y 1930 las<br />

calles pasaron de ser espacios prioritariamente peatonales a convertirse en vías<br />

por las que los vehículos que circulaban a gran velocidad suponían un peligro<br />

para el transeúnte. El rápido crecimiento de la isla de Manhattan y el máximo<br />

aprovechamiento de la superficie transformaron la ciudad, y tuvo lugar el nacimiento<br />

de los primeros rascacielos. “Si los últimos cincuenta años han supuesto<br />

tal cambio, imagina el Nueva York de 1980… cuando todo el mundo tiene un<br />

número en vez de un nombre…”. A continuación podemos ver la imagen de la<br />

ciudad futurista fijada en la gran maqueta. El sonido que la acompaña es el ruido<br />

constante producido por las aeronaves que se cruzan en ambas direcciones dejando<br />

ver la ciudad de fondo: una sucesión de altísimos rascacielos conectados<br />

entre sí por puentes colgantes; calles peatonales infinitas y enormes vías de circulación.<br />

Pero la maqueta no es, obviamente, una mera previsión del futuro, sino que representa<br />

por encima de todo la sensibilidad de su propia época. En ella se puede<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 67


Midtown Manhattan, fotografía de Andreas Feininger (1944)<br />

observar por ejemplo una tendencia neogótica muy frecuente en edificios del<br />

momento, desde el Chicago Tribune Building de Raymond Hood (1922) hasta<br />

el RCA Victor Building de Cross & Cross (1931). Los rascacielos de la película<br />

se “impulsan” estéticamente hacia arriba en sucesivas oleadas, se hallan rematados<br />

por cimborrios, estatuas o gabletes, y sus pilares se facetan en haces verticales semejantes<br />

a los de las columnillas de las catedrales góticas. Todo un mundo de<br />

contrafuertes y arbotantes, tanto en puentes como en rascacielos, parece asomar<br />

al mismo tiempo que los materiales y formas de la última tecnología, manteniendo<br />

a esta ciudad del futuro estrechamente conectada con el pasado, al menos<br />

en los referente a sus contenidos estéticos y simbólicos. No es muy difícil encontrar<br />

entre la multitud de torres facetadas algunos homenajes evidentes al neogótico<br />

Woolworth Building, que fue el edificio más alto del mundo cuando se<br />

terminó en 1912. La idea de que la megalópolis tecnológica del futuro tendría<br />

una imagen uniforme dominada por una abstracción del estilo gótico resulta intrigante<br />

hoy en día, y supone una indicación de la gran importancia que se concedía<br />

a la historia en la Nueva York de los años 20.<br />

Por otro lado, la Ley de Zonificación de Nueva York de 1916 y la popularización<br />

de los set-backs (retranqueos) a los que aquella dará lugar jugarán un papel crucial<br />

en la definición formal de un nuevo estilo arquitectónico (el Set-back Style) que<br />

la maqueta refleja fielmente. En este sentido y en muchos otros, la influencia coetánea<br />

más importante es la de los teóricos visionarios y utópicos del urbanismo<br />

neoyorquino de la época: Raymond Hood, Harvey Wiley Corbett y el dibujante<br />

Hugh Ferriss, cuyas ideas, propuestas y visualizaciones pueden ser descubiertas<br />

en una serie de elementos presentes en la película.<br />

Los rascacielos de Just imagine tienen un aspecto muy similar al que tenían los<br />

construidos en la ciudad de Nueva York en los años anteriores; pero es en su disposición<br />

en el espacio donde encontramos las mayores diferencias. Como es sabido,<br />

el trazado de Manhattan se caracteriza por la división equitativa de<br />

manzanas separadas por una red regular de vías de circulación. En la película,<br />

sin embargo, diversos rascacielos forman parte de un mismo volumen colectivo,<br />

lo que produce la impresión de que se trata de un solo edificio de formas articuladas.<br />

Desde una gran base común sobresalen una serie de torres separadas entre<br />

sí que recuerdan a la “City of Needles” propuesta por Raymond Hood en la década<br />

anterior.<br />

68 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


En la maqueta de la película parecen reflejarse las habituales propuestas de Harvey<br />

Wiley Corbett en pro de la separación de los peatones y el tráfico vehicular.<br />

Se trata de un viejo tema arquitectónico, que podemos retrotraer al menos a los<br />

tiempos del Renacimiento: ya en el siglo XV Leonardo da Vinci, tras analizar la<br />

circulación de la sangre en el cuerpo humano, había propuesto una separación<br />

en altura entre los caminos destinados a personas y los destinados a carros de caballos.<br />

Lo que Corbett propuso en la década de 1920 fue ceder el antiguo nivel<br />

de la calle por completo a los vehículos y crear unas plataformas en voladizo<br />

donde se dispondrían las nuevas calles peatonales en altura, una idea que tendría<br />

imprevistos desarrollos en el Brutalismo de 1960. En la maqueta de Just imagine,<br />

las calles peatonales siguen líneas rectas que atraviesan los rascacielos en altura<br />

por medio de grandes arcadas. Una serie de puentes colgantes encadenados permiten<br />

el paso de transportes de alta velocidad.<br />

Just Imagine<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 69


Paul Goldberguer<br />

durante la entrevista;<br />

fondo: detalle del dibujo<br />

“Vidrio” (1926),<br />

de Hugh Ferriss


E N T R E V I S T A<br />

Paul Goldberger<br />

“Nueva York tiene el mejor balance que he visto<br />

nunca entre aspiración a la perfección<br />

y desordenada realidad humana”<br />

Por<br />

Alejandro García Hermida<br />

David Rivera<br />

Como afirmaba The Huffington Post en el año 2012 1 , Paul Goldberger (Passaic,<br />

New Jersey, 1950) es probablemente el principal representante actual de la crítica<br />

de arquitectura, una opinión compartida por numerosos colegas e historiadores,<br />

además de por una buena cantidad de comisarios de exposicionesy jurados de<br />

premios prestigiosos<br />

Goldberger comenzó su carrera en The New York Times en 1973, y no mucho<br />

tiempo después, en 1984, obtuvo el Premio Pulitzer (Distinguished Criticism).<br />

Su influencia fue creciendo desde entonces, y tras un cuarto de siglo cosechando<br />

éxitos y galardones, en 1997 abandonó el mítico diario neoyorquino para embarcarse<br />

en la revista The New Yorker, una auténtica institución cultural, donde se<br />

ocupó de la sección The Sky Line hasta el año 2011, cuando decidió trasladar su<br />

firma a la revista Vanity Fair. Si en el New York Times Goldberger se convirtió virtualmente<br />

en el sucesor de Ada Louise Huxtable, con la que aún tuvo ocasión<br />

de compartir espacio de trabajo durante unos cuantos años, en The New Yorker<br />

renovó la tradición crítica que inaugurara Lewis Mumford.<br />

La lista de premios y honores de los que Goldberger ha sido objeto es demasiado<br />

larga y sustanciosa como para poder recogerla aquí. Pero debemos mencionar al<br />

menos que en el año 2012 se le concedió el Premio Vincent Scully (Leading Figure<br />

in Architecture) que concede el National Building Museum de Washington,<br />

1<br />

Mallika Rao, “Paul Goldberger moves to Vanity Fair, eulogies for arechitecture criticism not far<br />

behind”, Huffington Post, 4 de febrero de 2012.<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 77


para enamorarte de ella del modo en que me enamoré de los edificios góticos de<br />

Yale: quizá Princeton... También tiene que ver la enseñanza en sí. Estuve en Yale<br />

en un momento interesante, en el que Scully estaba allí. El propio pensamiento<br />

de Scully había seguido ese camino. Había sido un modernista 3 convencido, pero<br />

sus ideas comenzaron a cambiar a finales de los sesenta y en los setenta, precisamente<br />

cuando estuve yo allí. Puede observar esa evolución en su pensamiento y<br />

aprender también de ella. Y creo que también yo pude influir algo en ella. Puede<br />

que fuese algo recíproco. Terminé haciendo mi tesis sobre James Gamble Rogers<br />

y creo que con ello le ayudé a valorarlo más. Todas estas cuestiones convergieron<br />

permitiéndome alcanzar mi madurez como observador. Era también el momento<br />

en el que Robert Venturi comenzaba también a salir a escena y Scully se convirtió<br />

3<br />

En el mundo anglosajón el término “Modernism” se refiere a la cultura de las vanguardias<br />

históricas, y en el caso concreto de la arquitectura es más o menos equivalente a “Movimiento<br />

Moderno”. Sin embargo, no puede ser sustituido directamente por éste último,<br />

como se aprecia claramente a lo largo de esta entrevista. “Modernism” tiene resonancias<br />

culturalmente más amplias e ideológicamente más específicas. Hemos preferido traducirlo<br />

simplemente como “Modernismo”, advirtiendo mediante esta nota, y mediante el empleo<br />

de cursivas en el texto, que el Modernismo de esta entrevista no guarda ninguna relación<br />

con la variante española del Art Nouveau.<br />

82


en uno de los grandes defensores de Robert y de Denise Scott Brown. Yale pasaba<br />

entonces por un período muy fresco.<br />

T.M. - De hecho, él escribió la introducción de Complexity and Contradiction<br />

in Architecture.<br />

P.G. - Efectivamente. Sí. Lo había hecho un par de años antes.<br />

T.M. - Tenemos un problema con el uso común del término “arquitectura moderna”.<br />

La arquitectura moderna fue en el siglo veinte algo rico y plural, en<br />

absoluto limitada al Movimiento Moderno. Ahora mismo estamos estudiando<br />

las distintas arquitecturas modernas que no fueron modernistas: las de Michel<br />

de Klerk, Jože Plečnik, Edwin Lutyens… Todos ellos son también arquitectos<br />

modernos, y sin embargo no fueron modernistas.<br />

P.G. - ¡Oh, Plečnik! Qué maravilloso arquitecto. Por supuesto que es un arquitecto<br />

moderno, pero simplemente uno más interesante. El problema es que el término<br />

se utiliza a menudo incorrectamente. A mí también me ocurre. A menudo utilizo<br />

el término “moderno” para referirme a la arquitectura moderna digamos ortodoxa,<br />

a lo que podríamos llamar la arquitectura moderna “clásica”. Y estoy de<br />

La Biblioteca Central de Los Angeles, de Bertram Goodhue<br />

83


van der Rohe en cierto modo daba vida a ese contexto. Ese diálogo fortalecía a<br />

ambos, y ambos se convertían en algo mucho más interesante gracias a ese diálogo.<br />

Sin embargo, poco a poco fueron siendo demolidos prácticamente todos<br />

los edificios de los alrededores. Todo el contexto fue destruido, sustituyéndose<br />

progresivamente por torres de vidrio. El edificio de McKim, Mead & White sí se<br />

salvó, pero detrás se colocó una gran torre también. Estas transformaciones fueron<br />

debilitando cada vez más la tensión que existía entre el Seagram y su contexto.<br />

Un edificio modernista que pretenda erigirse en un hito necesita el tejido denso<br />

y completo de la ciudad tradicional en torno suyo, necesita anclarse a él. Sólo así<br />

puede convertirse en una especie de diamante engarzado. Si, por el contrario, la<br />

locura se extiende en torno a él, deja de funcionar.<br />

T.M. - Es uno de los problemas de las obras de Calatrava en Valencia también.<br />

P.G. - Estoy de acuerdo. Se ha construido una sucesión de pretendidos hitos sin<br />

que realmente tengan un contexto. Y creo que el movimiento de los arquitectosestrella<br />

está comenzando a reaccionar ante estos excesos. Está quedándose sin<br />

energía, sin estima. Parece que hemos comprendido que ya es suficiente. En todo<br />

caso, no creo que haya sido una cosa del todo negativa para la sociedad, ya que<br />

emergió como una reconexión de la arquitectura con el público, como el resultado<br />

de la búsqueda de una nueva relación entre la gente y los edificios. Y es también<br />

en cierto modo una reacción frente a la banalidad de tanta arquitectura<br />

contemporánea. En esos aspectos ha sido bueno. Sin embargo, como todo,<br />

cuando se simplifica y se reduce a una fórmula, deja de funcionar. Hemos tenido<br />

demasiado ya, y demasiados ejemplos muy malos, fruto de la estúpida creencia<br />

en que un edificio puede resolver todos los problemas, lo cual es imposible. Debes<br />

saber qué es lo que estás haciendo para saber cuándo puedes romper las normas.<br />

De vez en cuando está bien dejar las normas a un lado, pero para ello debe haber<br />

unas normas. Cuando deja de haberlas, y cada edificio pretende ser único, aparece<br />

el problema. Creo que es tan importante la existencia de reglas como el que<br />

se puedan hacer excepciones. En Roma, por ejemplo, son tan importantes aquellas<br />

cosas que generan un orden como aquellas que rompen con él.<br />

T.M. - Sin embargo, la enseñanza en la mayor parte de las escuelas sigue centrada<br />

en el edificio como elemento singular, no en la manera de generar un<br />

contexto apropiado para que esas singularidades funcionen.<br />

P.G. - Los estudiantes deben comenzar por aprender lo más básico. Lo primero<br />

es comprender el urbanismo y el lugar, trabajar en reforzarlos, hasta tener un sentimiento<br />

casi visceral de ellos. Sólo más adelante en sus carreras pueden apartarse<br />

de ello. Si no conoces las reglas, ¿cómo vas a saber cómo y cuándo romperlas?<br />

Un arquitecto tiene tiempo a lo largo de su carrera para ir moviéndose gradualmente<br />

hacia arquitecturas más indulgentes, con una mayor concentración en la<br />

forma, pero si ya comienzas de ese modo, ¿hacia dónde puedes ir después? Hay<br />

una magnífica cita que leí el año pasado en el Victoria & Albert Museum de<br />

Londres, en una gran exposición que organizaron sobre Alexander McQueen, el<br />

diseñador de moda. Él se veía a sí mismo como parte de la tradición, como alguien<br />

que le daba continuidad introduciendo cambios en ella, no yendo en con-<br />

90 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


tra de ella. Reconocía cuánto las tradiciones artísticas y técnicas de la moda y el<br />

diseño de ropa habían significado para él, y cuánto había aprendido de ellas.<br />

Cuando rompía una norma lo hacía sobre la base de la comprensión de esa<br />

misma norma. Si cuando estás aún aprendiendo se te invita a romper todas las<br />

normas, como si no importaran, es difícil que llegues a hacer algo significativo.<br />

Creo que incluso en las escuelas se está empezando a huir ya de eso, al menos<br />

aquí en EE.UU. Si se comprendiera mejor a Gehry, por ejemplo, se vería que incluso<br />

él trabaja con el contexto de diversas formas sutiles. Pero no todos son<br />

Gehry, ni todos pueden serlo. Además, si bien ha estado haciendo edificios alocados<br />

la mayor parte de su vida, ni siquiera él ha hecho el tipo de grandes edificios<br />

que puede transformar ciudades hasta los últimos años de su carrera.<br />

T.M. - Y no puedes hacer una ciudad a base<br />

de edificios de Gehry.<br />

El proyecto de 2008 de Frank Gehry<br />

para Atlantic Yards<br />

P.G. - No. De hecho, Gehry ha intentado<br />

hacerlo un par de veces y el resultado<br />

no era muy bueno.<br />

Su proyecto en<br />

Brooklyn para<br />

Atlantic Yards,<br />

por ejemplo. No<br />

creo que queramos<br />

diez manzanas<br />

de edificios<br />

de Gehry alineados.<br />

Ahora<br />

está cancelado y<br />

está siendo desarrollado<br />

por<br />

otra gente, con<br />

un diseño que<br />

tampoco es<br />

muy bueno,<br />

por cierto.<br />

T.M. - Es una pena que la<br />

arquitectura se haya concentrado<br />

tanto en el diseño del objeto<br />

como una pieza aislada, olvidándose<br />

por lo general de que lo primero es crear<br />

ciudad, tejidos urbanos que generen espacios<br />

públicos que funcionen, vivos.<br />

P.G. - Y eso que en España tenéis una poderosísima<br />

tradición urbana, mucho más fuerte que en los EE.UU. Quizá haya la sensación<br />

allí de que esa tradición es tan fuerte, tan poderosa, que algunos sientan que les<br />

podría empequeñecer si no se enfrentan a ella. En lugares así la historia puede<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 91


Leni Riefenstahl durante el rodaje de Olympia


AR<br />

QUI<br />

ME<br />

RAS


ENTRE TRADICIÓN Y MODERNIDAD<br />

Los arquitectos de Leni Riefenstahl<br />

Jmanuel García Roig<br />

BETWEEN TRADITION<br />

AND MODERNITY<br />

LENI RIEFENSTAHL’S ARCHITECTS<br />

The famous filmmaker Leni Riefenstahl is<br />

mainly known for the propaganda films she<br />

made for the Third Reich. But, as a skillful<br />

avant-garde and intellectual artist, she was also<br />

close to a wide range of creative minds of the<br />

interwar period. This paper recalls and evaluate<br />

the presence of a particular group of german<br />

architects in Riefenstahl’s environment<br />

at the time.<br />

Leni Riefenstahl, además de su conocida amistad y colaboración con Albert<br />

Speer, mantuvo a lo largo de su actividad como bailarina, cineasta y fotógrafa,<br />

una relación muy estrecha con el mundo de la arquitectura. Autora de los films<br />

sobre los Congresos del Partido Nacionalsocialista, Victoria de la fe (Der Sieg des<br />

Glaubens)yEl triunfo de la voluntad (Triumph des Willens), y de Olimpíada (Olympia),<br />

el mejor documental sobre deporte de la historia del cine, su obra excede el mero<br />

marco de la realización cinematográfica, extendiéndose a otros muchos ámbitos<br />

artísticos.<br />

Nacida en 1902, frecuentó durante dos años la Staatliche Kunstgewerbeschule für<br />

Zeichen und Malen (Escuela de Artes Aplicadas para Dibujo y Pintura) de Berlín y,<br />

apasionada por la obra de Wassily Kandinsky, Max Pechstein, Emil Nolde y<br />

Franz Marc, escribió un guión sobre la vida de Van Gogh que no llegó a realizar.<br />

Aprendió los fundamentos de la danza clásica de Eugenia Eduardova, del ballet de<br />

San Petersburgo, completando su formación con las innovadoras enseñanzas de<br />

Mary Wigman (creadora de la danza expresionista), Valeska Gert y Niddy Impekoven.<br />

Como bailarina, debutó en octubre de 1923 en Múnich, con un programa de<br />

propia creación que incluía piezas de Chopin, Grieg, Gluck, Brahms y Schubert.<br />

A los veinticuatro años una grave lesión de rodilla truncó su exitosa carrera.<br />

En su labor como cineasta no resulta difícil rastrear la huella de artistas como<br />

Aleksandr Rodchenko. Las imágenes registradas por la cámara en Olimpíada, de<br />

las pruebas que tuvieron lugar durante los Juegos de Berlín de 1936 en el Estadio<br />

1<strong>06</strong> Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


Olímpico, y su piscina aneja (magníficas obras del arquitecto Werner March), remiten<br />

a la serie de fotografías que el constructivista soviético dedicó a distintas<br />

disciplinas deportivas.<br />

Por el carácter del movimiento, por la composición y el tratamiento de la luz, la<br />

plástica desarrollada por la cineasta alemana en sus danzas se encuentra muy próxima<br />

a la de las bailarinas desnudas fotografiadas por Rudolf Koppitz, o a las imágenes<br />

de Gerhard Riebicke, que asimismo exaltan el culto al nudismo y<br />

naturismo. También en sus fotografías de fosas oceánicas, labor a la que se entregó<br />

como submarinista durante treinta años hasta ser ya nonagenaria, la obra de Leni<br />

Riefenstahl guarda un nítido paralelismo con el mundo natural que plasmó Albert<br />

Renger-Patzsch, uno de los mayores fotógrafos de la Neue Sachlichkeit (Nueva<br />

Objetividad), en Die Welt ist schön (La vida es bella).<br />

Leni Riefenstahl<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 107


Olympia<br />

de 1940 Leni Riefenstahl se encontraba ocupada en su rodaje, tuvo que desalojar<br />

los estudios UFA por orden de Goebbels, porque allí debían filmarse<br />

las películas de propaganda nazi Ohm Krüger y El rey soldado (Der alte und der<br />

junge König), ambas de Hans Steinhoff.<br />

116 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


A causa de la interrupción, las construcciones que Isabella Ploberger había levantado,<br />

entre otras el patio interior del castillo, tuvieron que ser demolidas. Tras<br />

una pausa de nueve meses, en el verano de 1943, Leni Riefenstahl viajó una vez<br />

más a España para realizar las últimas tomas de exteriores en una finca de La Pedriza.<br />

Finalmente, concluiría el rodaje de Tierra Baja en el otoño de 1944, en los<br />

estudios Barrandow de Praga donde, a causa de los bombardeos sobre Berlín, se<br />

habían concentrado muchas de las producciones alemanas. Pero no acabaría de<br />

montar su película hasta 1954 porque, tras la guerra, el material rodado le fue<br />

requisado por las fuerzas aliadas.<br />

Entretanto, a partir de 1949, Isabella Ploberger retomaría en unión de su segundo<br />

marido, Werner Schlichting, su trabajo como directora de arte en innumerables<br />

films. Entre ellos destaca Los Nibelungos (Die Nibelungen) de Harald Reinl. Desde<br />

1971, y hasta 1989, residió en España hasta su regreso a Austria donde moriría<br />

en 2002, nueve meses antes que Leni Riefenstahl.<br />

Jmanuel García Roig<br />

es arquitecto y profesor del<br />

Departamento de Composición<br />

Arquitectónica de la Escuela<br />

Técnica Superior de Arquitectura<br />

de la Universidad Politécnica<br />

de Madrid<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 117


El Puente de la Torre (Tower Bridge) hacía 1894


AN<br />

TI<br />

QUA<br />

RIUM


En la frontera<br />

entre pasado y futuro<br />

Fernando Vela Cossío<br />

IN THE BORDER<br />

BETWEEN PAST AND FUTURE<br />

In the last years the cinema has been very busy<br />

depicting the Victorian Age, centering specially<br />

in the strain produced by the new technology<br />

in traditional urban environments.<br />

Back in the XIXth Century, the coexistence<br />

of advanced cast-iron construction and neogothic<br />

ornamentation in one and the same<br />

work reveals in many ways the conceptual conflict<br />

created by mass-produced materials. Recent<br />

feature films try to recreate the<br />

ambivalence of this industrial-urban landscape<br />

as a way of reflecting on the traditionmodernity<br />

issue, which again is haunting our<br />

conflicted and globalized world.<br />

La novela en la que Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930) da vida por primera vez<br />

al personaje de Sherlock Holmes es A Study in Scarlet, una obra publicada en el<br />

Beeton´s Christmas Annual (Ward Lock & Co) del año 1887. A partir de esta obra,<br />

el llamado Canon Holmesiano se<br />

Beeton's Christmas Annual, noviembre de 1887<br />

extiende a lo largo de las cuatro<br />

novelas (Study in Scarlet, The Sign of<br />

the Four, The Hound of the Baskervilles<br />

y The Valley of Fear) y los cincuenta<br />

y seis relatos aparecidos en<br />

la revista The Strand Magazine hasta<br />

1927, en los que el narrador, generalmente<br />

el personaje del doctor<br />

John H. Watson, nos introduce en<br />

el excepcional universo del extremadamente<br />

inteligente, excéntrico<br />

y genial detective.<br />

El cine, que encontró en esta<br />

muestra espléndida de la literatura<br />

que transita entre los siglos XIX y<br />

XX un auténtico filón, convirtió a<br />

Sherlock Holmes en un auténtico<br />

icono popular. Durante las décadas<br />

centrales del siglo pasado le<br />

120 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


dieron vida sucesivamente<br />

actores de la talla de Basil<br />

Rathbone (1892-1967), que<br />

compartió junto a Nigel<br />

Bruce (1895-1953) catorce<br />

películas entre 1939 y 1946,<br />

o de Peter Cushing (1913-<br />

1994), que protagonizó junto<br />

a Christopher Lee (1922-<br />

2015) una magnífica versión<br />

de la novela homónima en<br />

The Hound of the Baskervilles<br />

(Terence Fisher, 1959) además<br />

de la extensa serie de películas<br />

producida entre 1965<br />

y 1968. Años más tarde llegarían,<br />

entre otras, la británica<br />

The Private Life of Sherlock<br />

Holmes (Billy Wilder, 1970) o<br />

la norteamericana Young Sherlock<br />

Holmes (Barry Levinson,<br />

1985), distribuida en España<br />

The Adventures of Sherlock Holmes<br />

bajo el título El secreto de la pirámide.<br />

La BBC, que ya produjo en 1964 una magnífica serie de televisión protagonizada<br />

por el inolvidable Douglas Wilmer (1920-2016), ha vuelto a rescatar el<br />

tema en el año 2010 con Sherlock, protagonizada por Benedict Cumberbatch y<br />

Martin Freeman, una serie que se ambienta en el momento presente, en un Londres<br />

del siglo XXI en el que aparecen algunos guiños inteligentes a los escenarios<br />

históricos de la novela original, como cuando el Dr. Watson regresa de la Guerra<br />

de Afganistán, que en la obra de Conan Doyle es la segunda guerra anglo-afgana<br />

de 1878, uno de los episodios más importantes del conocido como “El Gran<br />

Juego”, el duelo entre el Imperio Ruso y el Imperio Británico por el control de<br />

Asia Central y el Cáucaso durante el siglo XIX.<br />

Pero si en los últimos años la obra de Arthur Conan Doyle ha recobrado actualidad<br />

entre el gran público ha sido gracias a las dos películas que el director británico<br />

Guy Ritchie (Hertfordshire, Inglaterra, 1968) ha llevado a cabo sobre el<br />

tema: Sherlock Holmes (2009) y Sherlock Holmes: A Game of Shadows (2011).<br />

Ritchie, que rodó su primer largometraje en 1998 con la comedia negra Lock,<br />

Stock and two Smocking Barrels, alcanzó un gran reconocimiento del público con<br />

Snatch (comercializada en España bajo el título Snatch: cerdos y diamantes, 2000),<br />

una película de gánsteres en la que se reconocen enseguida sus recursos habituales:<br />

estructura coral, tramas complejas que se entrelazan, ritmo rápido, planos<br />

detalle, cámara lenta. En las dos entregas que ha realizado de Sherlock Holmes<br />

reinterpreta con entusiasmo el clásico, empleando un tono dinámico y desenfadado<br />

que se acompaña de una ambientación, realmente exquisita, en la que brillan<br />

abundantes referencias históricas.<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 121


LA CITÉ DE L’ARCHITECTURE<br />

ET DU PATRIMOINE<br />

(PARíS)<br />

LA CITÉ DE L’ARCHITECTURE ET<br />

DU PATRIMOINE (PARIS)<br />

The XXth Century has been prolific in producing<br />

an extraordinary array of architectural<br />

documentation. New cultural institutions as<br />

the City of Architecture and Heritage in Paris<br />

are to be appraised as the new guardians of architectural<br />

historical culture. This paper examines<br />

the history, role and morphology of<br />

this influential center for architectural education<br />

and knowledge.<br />

Se ha llamado la atención durante mucho tiempo sobre la dispersión y destrucción<br />

de los fondos documentales arquitectónicos y urbanos. A lo largo de los últimos<br />

años, numerosos arquitectos e historiadores del arte han destacado en sus<br />

escritos la necesidad de salvaguardar todo este patrimonio. Tanto Leonardo Benévolo<br />

como Sigfried Giedion denuncian en sus estudios sobre arquitectura contemporánea<br />

el abandono en que se encuentran las fuentes de nuestra más<br />

reciente arquitectura y los problemas que existen para reconstruir su historia (1).<br />

La idea de conservar sistemáticamente dibujos y proyectos de arquitectura es “reciente”.<br />

El valor de los dibujos y maquetas en sí, separados de la mera utilidad<br />

130 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


3<br />

MUSEOS DE<br />

ARQUITECTURA<br />

para la realización de la obra, tuvo su momento dorado en tiempos del historicismo<br />

decimonónico. Es en el siglo XIX, a raíz del nacimiento de la Historia del<br />

Arte como disciplina científica y del posterior desarrollo de las teorías de la restauración,<br />

cuando los fondos de arquitectura empezaron a adquirir un destacado<br />

protagonismo, no sólo como elemento aislado de valoración estética, sino también<br />

como instrumento imprescindible de consulta. El estudio y análisis de esta documentación<br />

es lo que permitía generalmente asegurar una defensa más eficaz del<br />

patrimonio construido, facilitando la restauración y conservación del mismo (2).<br />

En un planeta cada vez más globalizado, nos encontramos con un mundo profundamente<br />

cambiante, en el que la novedad es lo único importante. Nuestras<br />

ciudades se encuentran en plena transformación y los pequeños pueblos en progresivo<br />

abandono; en todos ellos la modernidad interviene de forma continua,<br />

afectando a un todo para el que ya nada es indiferente. Es en este contexto en el<br />

que los centros especializados en salvaguardar la memoria de nuestras construcciones<br />

se hace más que necesaria.<br />

Un ejemplo referencial a tener en cuenta en este tipo de acciones lo podemos<br />

encontrar en la actual Cité de l´Architecture et du Patrimoine de Paris, inaugurada<br />

el año 2007, y situada en una de las alas del Palacio de Chaillot, en la Plaza<br />

del Trocadero de Paris; su trayectoria ha sido ejemplo a nivel internacional. El<br />

proyecto francés se asienta sobre tres elementos o soportes fundamentales:<br />

- Un edificio significativo (el Palacio de Chaillot en el Trocadero)<br />

-Una tradición restauradora única en su género (el Museo de reproducciones de<br />

los monumentos franceses)<br />

-Una modélica labor en la preservación del patrimonio arquitectónico más reciente<br />

(la acertada gestión llevada a cabo por el Instituto Francés de Arquitectura<br />

(IFA) con los Archivos de Arquitectura de los siglos XIX y XX)<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 131


speakers’ corner<br />

THE LIGHTING<br />

OF PUBLIC PLACES<br />

As is amply demonstrated by inspired lighting artists like Yann Kersalé, settings<br />

with no special aesthetic appeal can be turned at night into places of beauty,<br />

charm and mystery. The noxious quantity of artificial lighting that every night<br />

floods cities, villages, roads and countryside could, like Christmas illuminations,<br />

transform them into fairyland places.<br />

Unfortunately the opposite is the rule, namely that many of the world’s most<br />

beautiful town- and land-scapes loose their soul when the electric lights come<br />

on. This was not always so. I lived for many years in a Provencal hill town, lit by<br />

incandescent low wattage bulbs. The stars crowned the streets at night and the<br />

142 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17


lanterns of the neighboring village twinkled across the valley as a constellation<br />

against the undistinguishable hillside. In the streets children played until late<br />

night while parents ambled about or commented the pétanque from the “Cercle<br />

de la Fraternité.” All that changed when the incandescent bulbs in the old<br />

lanterns were replaced by high-pressure sodium bulbs; faces paled, buildings and<br />

trees turned a rust color and the summer evening streets became durably deserted.<br />

The scorching orange-amber light of sodium vapors everywhere eliminates<br />

color, flattens contrast, erases distinctions of geography, architecture,<br />

character in a blinding gloom, engulfing indistinctly villages, airports, castles,<br />

prison yards.<br />

Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17 143


<strong>TM</strong> 1<br />

utopías construidas<br />

La utopía del suburbio<br />

en la tradición visual norteamericana. La<br />

ciudad soñada del ventennio nero. Slussen y<br />

la utopía sueca. La utopía de los conjuntos<br />

megaestructurales. Las propuestas urbanas<br />

situacionistas. El presente como utopía.<br />

El Estilo Internacional de Mad Men. La casa<br />

de muñecas y el fin del mundo.<br />

Frank Gehry en Los Simpson. Speakers’<br />

Corner: Stanley Kubrick.<br />

Entrevista: Léon Krier.<br />

<strong>TM</strong> 2<br />

la promesa<br />

de la tecnología<br />

La herencia del Atrs&Crafts en la obra de<br />

J.R.R. Tolkien. Taylorismo y fordismo en las<br />

slapstick comedies de Harold Lloyd y Buster<br />

Keaton. La arquitectura que vino del espacio.<br />

La mediática arquitectura de John Lautner.<br />

Tecnología y mitos domésticos en la Segunda<br />

Postguerra Mundial. Los Soprano: imagen y<br />

realidad de la ciudad en EE.UU. La vivienda<br />

líquida. El mito de la pirámide en el cine. La<br />

metrópolis sublime de Hugh Ferriss. Speakers’<br />

Corner: Jane Jacobs.<br />

Entrevista: Wessel de Jonge.<br />

<strong>TM</strong> 3<br />

la arquitectura<br />

de los sueños<br />

El retrato de John Soane por Joseph Gandy.<br />

El sueño de la civilización. Arquitectura y<br />

espacios del horror en el cine de la UFA.<br />

Laberintos soñados, arquitecturas parlantes.<br />

Arquitectura a prueba de monstruos. La casa<br />

de Sherlock Holmes. Monasterios y cine. Yo<br />

tenía una granja en África… Speakers’ Corner:<br />

Rise to save football stadium “De Kuip”.<br />

Entrevista: David Watkin.


<strong>TM</strong> 4<br />

monumentos modernos<br />

Lutyens’ Memorial to the Missing of the<br />

Somme. Monumentos urbanos del mañana. El<br />

centro Pompidou, sin título. La biblioteca<br />

flotante de Hans Scharoun. Arquitecturaespectáculo<br />

y colisiones urbanas. Sobre el<br />

monumento en la era digital. La casa del<br />

Super-Héroe. La Ennis House y la mansión de<br />

los horrores. Alfred Hitchcock’s Monuments.<br />

Speakers’ Corner: la Bienal<br />

de Rem Koolhaas.<br />

Entrevista: Hans Stimmann.<br />

<strong>TM</strong> 5<br />

la identidad<br />

de la ciudad<br />

La EUR de Antonioni y el eclipse de la<br />

arquitectura. Guy Débord/El Situacionismo.<br />

Perdidos en Praga. Las ciudades de Bourne.<br />

False or true… Who cares? Los paraísos<br />

totalitarios de The prisoner y Wayward Pines.<br />

Documentando Tativille. El puente de<br />

Palladio para Venecia y el primer proyecto de<br />

Villanueva para el Museo del Prado.<br />

Highlighting Sir John Soane’s architectural<br />

drawings collection. The Museum Het Schip.<br />

Speakers’ Corner: aprendiendo<br />

de la ciudad tradicional.<br />

Entrevista: Charles Jencks.<br />

<strong>TM</strong> 6<br />

modernidad<br />

y tradición<br />

Del monumento al icono. El Clasicismo<br />

Postmoderno y el final de la Historia.<br />

Pueblos modernos: el Solanillo en El<br />

reportero de Antonioni. Tango que me hiciste<br />

mal, y que, sin embargo, quiero. La gran<br />

maqueta urbana de la película Just imagine.<br />

La Cité de l’Architecture et du Patrimoine.<br />

Los arquitectos de Leni Riefenstahl. En la<br />

frontera entre pasado y futuro.<br />

Speakers’ Corner: the lighting<br />

of public places.<br />

Entrevista: PAUL GOLDBERGER.


156 Teatro Marittimo N.6 DIC 2O17

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