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Revista-Ciencia Conocimiento Tecnología - N°99-

Revista N°99, del 30 de octubre al 12 de noviembre de 2009 “CIENCIA CONOCIMIENTO TECNOLOGIA”, revista quincenal. Editor responsable: Dr. Luis Eugenio Todd Pérez. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2008- 052311205700-102. Número de Certificado de Licitud de Título: No. 14158 Número de Certificado de Licitud de Contenido: No. 11731. Domicilio de la Publicación: Andes No. 2722 Col. Jardín Obispado, Monterrey, Nuevo León. Imprenta: Milenio Diario de Monterrey, S.A. de C.V., con domicilio en Ave. Avena No. 17 Col. Granja Sanitaria Ixtapalapa, Estado de México. Distribuidor: Milenio Diario de Monterrey, S.A. de C.V. con domicilio en Ave. Eugenio Garza Sada Sur No. 2245 Monterrey, Nuevo León.”

Revista N°99, del 30 de octubre
al 12 de noviembre de 2009
“CIENCIA CONOCIMIENTO
TECNOLOGIA”, revista quincenal.
Editor responsable: Dr. Luis
Eugenio Todd Pérez. Número de
Certificado de Reserva otorgado
por el Instituto Nacional del
Derecho de Autor: 04-2008-
052311205700-102. Número de
Certificado de Licitud de Título:
No. 14158
Número de Certificado de Licitud
de Contenido: No. 11731.
Domicilio de la Publicación: Andes
No. 2722 Col. Jardín Obispado,
Monterrey, Nuevo León.
Imprenta: Milenio Diario de
Monterrey, S.A. de C.V., con
domicilio en Ave. Avena No. 17
Col. Granja Sanitaria Ixtapalapa,
Estado de México.
Distribuidor: Milenio Diario
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Sada Sur No. 2245 Monterrey,
Nuevo León.”

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27/10/2009 04:57:01 p.m.<br />

CONOCIMIENTO la ciencia del psicópata<br />

13<br />

ABUNDAN ENTRE LOS DELINCUENTES<br />

Pero, más allá de que se conviertan o no en<br />

asesinos seriales, lo cierto es que los psicópatas<br />

abundan entre los delincuentes. El<br />

estudio para la evaluación de riesgo de violencia<br />

de la fundación MacArthur, la investigación<br />

más amplia y exhaustiva que existe<br />

sobre el tema, reporta que su incidencia en<br />

la población normal es del uno al tres por<br />

ciento; mientras que, en la población reclusa,<br />

el porcentaje de individuos con psicopatía<br />

llega a ser hasta del 25 por ciento.<br />

Asimismo, investigaciones realizadas<br />

por Robert Hare de la Universidad de Colmbia<br />

Británica, en Vancouver, Canadá,<br />

muestran que entre los psicópatas la tasa<br />

de reincidencia criminal es muy alta. Esto<br />

es, antes de transcurridos seis años después<br />

de su puesta en libertad, más del 80 por<br />

ciento de los psicópatas, frente al 20 por<br />

ciento de los que no presentan este trastorno,<br />

reinciden en la violencia, una violencia<br />

llevada a cabo de manera fría y depredadora,<br />

y que parece aumentar de intensidad con la<br />

reincidencia.<br />

EMOCIONALMENTE SUBACTIVADOS<br />

Desde el punto de vista biológico, se considera que los psicópatas están fisiológicamente<br />

subactivados; esto es, que se trata de personas que experimentan<br />

menos miedo y ansiedad que el común de la gente. Así lo de-mostró<br />

el psicólogo Christopher Patrick, de la Universdad de Minnesota, quien realizó,<br />

junto con sus colaboradores, un experimento con sujetos normales y con psicópatas.<br />

En la investigación se obtuvo el nivel de activación de los sujetos a través<br />

del registro de la respuesta galvánica de la piel (RGP), la cual mide la activación<br />

de las glándulas sudoríparas de la piel asociada con el estado emocional (como<br />

cuando nos sudan las palmas de las manos en situaciones emocionales). Cuanto<br />

más activación de las glándulas, mayor es la RGP. Los participantes tenían que<br />

averiguar cuál de cuatro palancas encendía un foco verde. Sin embargo, si la persona<br />

accionaba una palanca equivocada, recibía como penalización un choque<br />

eléctrico.<br />

Patrick encontró que ambos grupos cometieron el mismo número de errores,<br />

pero el grupo sano presentó RGP muy amplias, y aprendió más rápido a evitar<br />

los choques, en tanto que los psicópatas, no presentaron esta respuesta y<br />

además les tomó mucho más tiempo lograrlo.<br />

Aparentemente, se encontraban subactivados; el castigo no provocaba respuestas<br />

emocionales, y justamente esta necesidad de emociones fuertes es la que<br />

provoca que el psicópata busque situaciones peligrosas.<br />

EL CEREBRO DE UN PSICÓPATA<br />

Las técnicas actuales de neuroimagen permiten estudiar con precisión milimétrica<br />

las estructuras cerebrales y los cambios que se producen en el cerebro,<br />

asociados al pro-cesamiento emocional.<br />

Con ellas se ha detectado que existen asesinos que cometen sus crímenes<br />

literalmente a sangre fría; esto es, despachan a la víctima experimentando poca<br />

o ninguna emoción. Este tipo de individuos contrasta con los asesinos apasionados<br />

y que podemos llamar “de sangre caliente”, que aniquilan a su víctima en un<br />

momento de emoción descontrolada. La pregunta aquí es si el asesino depredador<br />

posee un funcionamiento cerebral más regulado y controlado frente al<br />

asesino afectivo, que mata en un momento<br />

de pasión sin regulación y control cerebral.<br />

El profesor de psicología Adrian Raine,<br />

de la Universidad del Sur de California, utilizó<br />

las técnicas de neuroimagen para investigar<br />

si existen diferencias en la actividad<br />

cerebral entre estas dos formas de agresión.<br />

Dividieron a los asesinos estudiados en dos<br />

grupos: 15 depredadores y 9 afectivos. Es<br />

decir, el primer grupo estaba conformado<br />

por asesinos controlados que planificaban<br />

su crimen, carecían de afectividad y que<br />

habían atacado a personas extrañas.<br />

Los integrantes del segundo grupo eran<br />

asesinos afectivos, que actuaban de forma<br />

mucho menos planificada, bajo una emoción<br />

muy intensa, y principalmente lo hacían en<br />

el propio hogar. El psicólogo y sus colaboradores<br />

encontraron que la corteza prefrontal<br />

de los asesinos afectivos presentaba tasas<br />

de actividad bajas. Recordemos que precisamente<br />

en esta parte del cerebro se localiza el<br />

mecanismo encargado de controlar los impulsos<br />

agresivos.<br />

Por otra parte, las investigaciones arrojaron que los asesinos<br />

depredadores mostraban un funcionamiento prefrontal<br />

relativamente bueno. Así quedó corroborada la hipótesis<br />

de que una corteza prefrontal intacta les permite<br />

mantener bajo control su comportamiento, adecuándolo<br />

así a sus nefastos fines. Raine también concluyó que, en<br />

comparación con las personas normales, ambos grupos<br />

de asesinos presentaban mayores tasas de actividad<br />

en las estructuras que integran el “cerebro emocional”,<br />

incluidos la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo.<br />

Aparentemente, debido al exceso de actividad en estas<br />

estructuras, los asesinos de uno y otro grupo podían ser<br />

más proclives a comportarse agresivamente. No obstante,<br />

lo que distinguía a los depredadores era que tenían un<br />

funcionamiento prefrontal lo bastante bueno para regular<br />

sus impulsos agresivos y poder manipular a otros para<br />

alcanzar sus propias metas.<br />

En tanto, los asesinos afectivos, por carecer de control<br />

prefrontal sobre sus impulsos, tenían arranques agresivos,<br />

impulsivos e incontrolados. En este mismo estudio,<br />

también se descubrió que, en algunos casos, lo que se encontraba<br />

afectado no eran las estructuras del cerebro en<br />

sí, sino las fibras que las conectaban. Es decir, que existía<br />

una comunicación ineficaz entre las regiones prefrontales<br />

y las áreas “emocionales del cerebro”.<br />

COMUNICACIÓN CEREBRAL DEFICIENTE<br />

Esta deficiente comunicación cerebral podría ser la consecuencia<br />

del maltrato recibido en las primeras etapas<br />

de la vida. Algunas investigaciones, como la de Joan Mc-<br />

Cord, profesor de criminología de la Universidad Temple,<br />

en Pennsylvania, han señalado que la gran mayoría de los<br />

delincuentes violentos provienen de hogares en los que<br />

padecieron algún tipo de maltrato. Una hipótesis probable<br />

es que si, de forma reiterada, un bebé es zaran

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