Cuentos Oscuros

un libro muy interesante de algún dibujante español lleno de dibujos y caras graciosas,
sus hojas casi se deshacían en las manos, de pronto escuchó tras él unos cortos pasos
que se acercaban a la puerta, pensó que podía ser una de sus hermanas así que no le
tomó importancia; continúo esculcando los antiguos e interesantes tesoros que habían
dejado y de pronto, detrás de él, una quebrada y llorosa voz masculina expresó:
—“Muerta la llevan al soto;
la han enterrado en la umbría;
por más tierra que le echaban,
la mano no se cubría:
la mano donde un anillo
que le dio el conde tenía.
De noche, sobre la tumba,
dizque el viento repetía:
¡mal haya quien en promesas
de hombre fía!”
Antonio no quiso moverse y la voz lentamente se alejó, como si cayera en un
abismo y, al sentir el silencio absoluto, se volvió y vio sobre la mesa uno de los viejos
libros abierto, se acercó y encontró en la página esta estrofa llena de gotas de agua que
le dieron la sensación de que alguien había llorado sobre él, las páginas abiertas eran
las de un antiguo tomo de Rimas y Leyendas de Bécquer que databa de 1864.
La tristeza se apoderó de Antonio y pudo comprender, de forma repentina, cómo
esta historia de amor se había apropiado de la vida de su hermana, lo más curioso es
que el temor no se adueñó de él, solo el dolor de pensar en los pobres jóvenes que no
pudieron concluir sus deseos. Cerró el libro y salió de allí; sintió como si estuviera
irrespetando el silencio de quien, con seguridad, era Pablo.