A la Inversa Septiembre 2018

Entonces, ¿para ser independiente debo terminar mi relación con
mamá y papá? Diversos estudios han demostrado que si las familias
discuten en grupo todas las cuestiones y problemas, se encuentran
hijos confiados en sí mismos, con una autoestima saludable y una
independencia responsable. Estos padres valoran la autonomía y la
conducta disciplinada. Sus hijos se sienten deseados y consideran
razonables a sus padres en sus ideas y reglas.
En pocas palabras, la independencia es un proceso constante, no
se construye en un día, cada vez que te haces cargo de tus
responsabilidades sin que nadie te lo recuerde puedes asumir
mayores espacios de autonomía. El diálogo es el vehículo para
reducir las tensiones que inevitablemente surgirán en la familia.
Un caso extremo lo muestra Michael Rotondo, un joven de 30 años
que vive en Estados Unidos. No ayudaba a sus padres con las tareas
domésticas ni contribuía con el alquiler; sus padres decidieron
pedirle que se marchara de casa, él se negó en redondo y, como
último recurso se presentó el caso ante un juez de la Corte Suprema
del condado de Onondaga.
¿Sabes qué ordenó el juez? Pues rápidamente le ordenó al joven
que abandone la vivienda de sus padres… ¿Sabes por qué se dio
esta decisión? La respuesta más simple y sencilla es que el joven
Rotondo no había logrado ser independiente y había pasado por
mucho la edad en que era responsabilidad de sus padres.
Todos fuimos lanzados a la vida, dice Freud, y después de una
cierta edad, la responsabilidad y la colaboración son ingredientes
indispensables de la convivencia en familia, la independencia nos
ayuda a encontrar nuestro propio camino mientras lavamos los
platos, no tomamos esa última cerveza porque debemos manejar o
terminamos la tarea en lugar de ver una película… ¿Te
imaginas lo que podrías lograr en tu vida con
un poco más de independencia?
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