El Zentauro 2

10 elZENTAURO.MX | No. 2 | 16 de agosto de 2015
DOCUMENTO
1963-1973
Horizontes,
a diez años de distancia
Por MIGUEL UTRILLA LÓPEZ
De aquel primero de
enero del sesenta y tres,
cuando este periódico
hacía su aparición como vocero
de Cámara Junior, con sus
cuatro páginas llenas de deseos
navideños y en su editorial
Octavio [Durán] jugaba con
las frases, para bruñir en la fina
porcelana de su elegante prosa la
trayectoria de Horizontes como
vocero de las ansias jóvenes.
Tiempos aquellos cuando los
techos de la Clemente S. Trujillo
gemían su lamento por la polilla
de sus vigas; cuando las voces
de Noé Constantino cantando
Ipacaraí, don Alfonso Morán
deleitándonos con Perla Negra
o acompañado de su guitarra
don Rogelio Martínez nos
regalaba Los Mirlos. Eran voces
que irrumpían el silencio de
esas noches de serenata bajo un
cielo tapizado de lentejuelas que
hoy ocultan el mercurial de la
luz pública. Solteros eran todos
los redactores del periódico; la
Revista ICACH publicaba dos
leyendas de Porfirio Morison.
Paco Celis no se sabía todavía
Tampico hermoso, pero ya
leía Summa de Toledano y la
[marimba] Nereida sabía más
a música de Manuel Quiñones
o componía don Alfonso Pinto
su Yajalonteca con arreglo
sabor de Acerina o de Carlos
Campos. La moda la dictaba
la belleza de Liz Utrilla o la
elegancia de doña Ma. Elena
León. Linda Vista [el barrio]
estrenaba calzada y su escuelita
era de humildes carrizos y más
humilde todavía era el parque
central que Panchito Trujillo
bautizara como camisa de pobre
por tanto remiendo, pero que
custodiaban cuatro centinelas
de palmas reales, una de ellas, la
más grande, plantada un día de
septiembre de 1931 por mi tía
Rosita López, cual obsequio de
bodas del dueño del rancho Santa
Cruz, don Mariano Gutiérrez.
Parque de mi pueblo que mandó
a construir don Delfino Trujillo,
trazara don Clemente S. Trujillo
entre olorosas matas de muralla
y luna retratada en una pilita
de agua que construyera el
sargento Pedro Bernal y que
un Elmar Setzer cambió por el
rectángulo de ajedrez y laureles
que hoy vigila la impasible
mirada del busto de Guelatao
(sic). Cuando este periódico
nacía, Raúl Cetina andaba por
la colonia Nichinjá tratando de
inducir a la gente indígena por
que trabajaran las colmenas y en
ese entonces Leopoldo Méndez
no se imaginaba que donde hoy
tiene su casa había sido el primer
apiario sobre una pared comida
de viruela.
En diez años de Horizontes
Yajalón pasó del candil y el
hachón de ocotes al pago en el
banco de su consumo de energía
eléctrica. De la impecable
blancura de la guayabera del
profesor Ezequiel Labastida
acompañado de su guitarra
cantando Naila, el tío David
Trujillo diciendo que las niñas
tienen sus ojos y que los ojos de
las niñas son las niñas de sus
ojos, llegamos al pirulí de Chus
Paniagua con su guitarra zurda,
la melodiosa Rosas rojas en la voz
de Adiel Maldonado, los cantares
del Ausente, de La Tigresa, la
bravía, Maruca Sánchez o al
poema que Amado Nervo dejara
en la voz de Antonio Trujillo.
Los presidentes municipales que
ha habido desde la aparición del
primer número de Horizontes
han sido todos cursillistas.
Hemos visto políticos como
Patrocinio González Blanco
brillar un instante para luego
desaparecer entre la vorágine de
un jueves de Corpus y hemos
presenciado también cómo se
encarcela maestros para detener
al profesor Édgar Robledo en sus
aspiraciones de llegar a futuro
gobernador. Diez años de nuestro
periódico en que la juventud toda
soñaba con ser pilotos, después
los maestros fueron los de moda;
hoy con la carretera, los puentes,
la construcción de escuelas,
cualquier media cuchara se
firma ingeniero y ellos son el
sueño de las muchachas más
lindas. Sociólogo se hizo Alfonso
Penagos, economista Guillermo
López Hernández, Amílcar Pinto
y Roger Utrilla. Cuando nadie
se acordaba de los aniversarios
de Horizontes, siempre frescas
nos llegaban las letras llenas de
augurios rasgadas a mano de don
Jesús López Ruiz. Vimos nacer,
brillar y morir al periódico El
Rugidor del profesor Labastida
Altamirano; la revista Yajalón
Junior del licenciado Durán
López; Protesta Lacandona,
del Profr. Jesús Ireta, y La Voz
de Yajalón, del líder, maestro y
licenciado Gilberto Díaz.
Hace un lustro que quieren
arreglar al Cine Yajalón y
todavía no acaban. Al templo de
Santiago le cambiaron sus tejas
de barro provinciano por una
armazón que más sabe a bodega
o hangar. Hace un decenio
doña Liz Setzer de Moreno
intercalaba en estas páginas los
poemas de Galas Junior; hace
ocho Flor Rodríguez escribía
la nota ocosinguense; hace seis
doña Mary Pérez daba al viento
sus primeros versos; hace cinco
Luz Andrade cubría la noticia
de Tumbalá a Tila y hace cuatro
años Ada del Carmen Valdivieso
era la reportera estrella de
Horizontes, damas todas que con
su intervención engalanaron la
palabra impresa de estas hojas.
Hombres hubieron que alguna
vez mandaron una nota, un
reportaje que bien valió quedar
entre los recuerdos gratos de este
tabloide. José R. Conde Castañón
describió el juego del pash-pac.
Don Óscar Macías la biografía
del fundador de Yajalón: fray
Pedro Laurencio, el Dr. Manuel
Moscoso la vida artística de don
Asunción Gutiérrez y Rafael
García las fotos del incendio
de Casa Abarca; juez de alto
prestigio llegó a ser Roberto
Durán, doctor de altos estudios
Guillermo Pérez; con grandes
esfuerzos se hizo profesor
Serapio Cruz y presumiendo sus
dieces llegó a contadora Irene
Utrilla.
Don Carmito Durán incrustó
en siete colores de maderas el
alhajero regalo de bodas de
Florecita Guillén y en su acordeón
cobró vida el tango Caminito.
Acompañó con La casita a
Heredia. Con Negra consentida a
Enrique González. Compuso una
canción al presidente Setzer. Y
Wenceslao Vera canta el corrido
al constructor de la Escuela
Tecnológica Agropecuaria,
mientras Guillermo Serrano se
afina como locutor presidencial.
Federico Brahms canta en chol
La cama de piedra. Diez años en
que ningún presidente municipal
ha celebrado su cumpleaños, aun
cuando Arcadio Ballinas imita
al Tariácuri, y menos Horizontes
ha brindado por un año más de
esparcir la noticia, de comentar
el suceso o preocupar al lector.
Comentario, suceso y noticia
que en ciento veinte meses
pudieron haber sido ¿y por qué
no? ¡equivocación o mentira!
*Texto aparecido en Horizontes, al
cumplir –nada más y nada menos– diez
años de circulación.