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Página SIETE Domingo 21 de julio de 2 019<br />
3<br />
Ab e c o r<br />
ideas<br />
David Castells<br />
Quintana<br />
Profesor en<br />
economía de la<br />
Universidad<br />
Autónoma de<br />
Barcelona<br />
L a t i n o a m é r i c a 21<br />
“Da -<br />
do que las<br />
grandes urbes<br />
actúan<br />
como polos<br />
de atracción<br />
y, por<br />
tanto, siguen<br />
creciendo<br />
de<br />
forma acelerada,<br />
cabe<br />
esperar que<br />
sus niveles<br />
de desigualdad<br />
sigan<br />
aumentando”.<br />
Pobreza y desarrollo<br />
La desigualdad urbana<br />
en América Latina<br />
l Una elevada desigualdad intra-urbana se traduce en grandes carencias para<br />
muchos de los residentes de nuestras principales ciudades.<br />
Un recorrido por Bogotá<br />
lo puede llevar a uno a<br />
pasar de repente de barrios<br />
con casas y edificios<br />
de gran lujo, parques y restaurantes<br />
de primer nivel mundial,<br />
a suburbios con calles sin<br />
pavimentar y construcciones<br />
precarias donde la gente vive al<br />
borde de la miseria. Una realidad<br />
no exclusiva de la capital colombiana,<br />
sino evidente para todo<br />
aquel que haya explorado un<br />
poco casi cualquiera de las grandes<br />
urbes de Latinoamérica.<br />
De hecho, en pocos lugares del<br />
mundo se pueden apreciar los<br />
contrastes tan extremos que se<br />
encuentran en las principales<br />
ciudades de nuestra región. Pero,<br />
recorridos al margen, ¿qué dicen<br />
los datos sobre estas diferencias<br />
dentro de las ciudades latin<br />
o a m e r i c a n a s?<br />
Desde hace décadas que medimos<br />
la desigualdad a nivel nacional.<br />
Esos datos reflejan cómo los<br />
países latinoamericanos se encuentran<br />
entre los más desiguales<br />
del mundo.<br />
Es evidente que esa desigualdad<br />
tiene hoy un fuerte componente<br />
urbano, y por ello recientemente<br />
hemos empezado a medir<br />
la desigualdad dentro de las<br />
ciudades. Analizando los datos<br />
de la Comisión Económica para<br />
América Latina y el Caribe (Cepal),<br />
se puede apreciar cómo<br />
muchas de las principales urbes<br />
latinoamericanas presentan niveles<br />
de desigualdad de ingresos<br />
muy elevados, en la mayoría de<br />
los casos superiores al nivel nacional.<br />
Por ejemplo, mientras que Colombia<br />
presenta un coeficiente<br />
de Gini (que mide la desigualdad<br />
de 0 a 1) de 0,53, lo que hace<br />
del país uno de los más desiguales<br />
del planeta, Bogotá presenta<br />
hoy un coeficiente de Gini superior<br />
al 0,6.<br />
De forma similar, mientras que<br />
en Argentina la desigualdad ronda<br />
el 0,43, en Buenos Aires asciende<br />
a más de 0,5. (Para más<br />
datos y mayor análisis ver artículo<br />
publicado recientemente en la<br />
revista científica Journal of Regional<br />
and Urban Economics).<br />
Los datos analizados también<br />
reflejan que entre mayor sea la<br />
urbe la desigualdad experimentada<br />
por sus habitantes suele ser<br />
mayor. Ciudades como Sao Paulo,<br />
Río de Janeiro y Ciudad de<br />
México acogen hoy cada una a<br />
más de 20 millones de habitantes<br />
y son de lejos las mayores<br />
aglomeraciones urbanas de<br />
América Latina.<br />
Las tres presentan de los índices<br />
de Gini para la distribución<br />
del ingreso más altos, alrededor<br />
de 0,6. Por lo contrario, Montevideo,<br />
con una población de menos<br />
de dos millones de habitantes,<br />
presenta un coeficiente de<br />
Gini de 0,45, mucho menor que<br />
el de la mayoría de las grandes<br />
urbes de Latinoamérica<br />
Una elevada desigualdad intra-urbana<br />
se traduce en grandes<br />
carencias para muchos de los<br />
residentes de nuestras principales<br />
ciudades. Por ejemplo, en Colombia<br />
hasta un 15% de los residentes<br />
de las zonas urbanas no<br />
tiene acceso a servicios básicos<br />
de alcantarillado. En varios países<br />
centroamericanos la cifra sube<br />
hasta el 20% y en Bolivia casi<br />
alcanza el 40%.<br />
Dado que las grandes urbes actúan<br />
como polos de atracción y,<br />
por tanto, siguen creciendo de<br />
forma acelerada, cabe esperar<br />
que sus niveles de desigualdad<br />
sigan aumentando. Eso al menos<br />
que se implementen acciones<br />
determinadas para evitarlo.<br />
La desigualdad ha sido tradicionalmente<br />
una de las principales<br />
lacras y madre de muchos otros<br />
males de nuestra región. Hoy, el<br />
desafío de la desigualdad tiene<br />
principalmente una dimensión<br />
urbana que amenaza la viabilidad<br />
socia-económica y política de<br />
nuestras ciudades, y, por ende, de<br />
nuestras sociedades.