Expocultur #82
Revista Expocultur - Viajes & Cultura. Número 82
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EL CAMINO ESPAÑOL<br />
La antigua ruta de los Tercios desde Milán a Flandes<br />
El conocido como “Camino Español”, que opta, con todo derecho, a conseguir la certificación de Itinerario<br />
Cultural del Consejo de Europa, es una ruta histórica que vertebra el centro del continente, de sur a<br />
norte, siguiendo las huellas de los viejos Tercios de Felipe II en su camino hacia Flandes. Un<br />
camino por el territorio y por la memoria de Europa que invita a descubrir una ingente<br />
colección de paisajes y tesoros históricos realmente deslumbrantes.<br />
Existen muchos refranes en español que hacen<br />
referencia a las guerras libradas por el imperio español de los<br />
Habsburgo en los Países Bajos. El más conocido es, quizás,<br />
aquel de “poner una pica en Flandes” –llevar un soldado (un<br />
piquero) a Flandes–, que significa algo como “hacer lo imposible”.<br />
Y precisamente para entender este refrán nos tenemos<br />
que remitir a uno de los episodios de la historia militar europea<br />
considerado como una auténtica hazaña de logística. Durante<br />
los más de 80 años que duró la Guerra de Flandes, sin olvidar<br />
sus luces y sombras, por supuesto, España mantuvo abierto un<br />
largo corredor que unía sus posesiones en el norte de Italia<br />
con Flandes; una larga ruta que evitaba los peligros y complejidades<br />
de la vía marítima y permitía a los Tercios llegara por tierra<br />
al campo de batalla.<br />
Saturado de obstáculos geográficos y, en ocasiones, enemigos<br />
poderosos, el Camino Español atravesaba los Alpes, grandes<br />
ríos, bosques, desfiladeros… La geografía, el clima y las<br />
infraestructuras agrarias primitivas de Europa fueron otros tantos<br />
factores que obstaculizaban el traslado de las tropas al norte. En<br />
cada trayecto, los viajeros tenían que afrontar las más diversas<br />
vicisitudes, al tiempo que realizaban, a su paso, todo tipo de<br />
mejoras en la propia ruta, algunas, incluso, auténticas proezas.<br />
La ruta principal comenzaba en el Milanesado y después de<br />
cruzar los Alpes de Saboya, pasaba por el Franco Condado,<br />
Lorena, Luxemburgo, el Obispado de Lieja y Flandes hasta llegar<br />
a Bruselas. Por supuesto, una vez que el gobierno de la época<br />
había decidido el itinerario de sus tropas, debían de trazarse<br />
mapas detallados sobre el terreno, conocer todos sus detalles…<br />
y justamente la primera expedición fue realizada por el<br />
Duque de Alba, en 1567, atravesando el Franco Condado con<br />
un mapa elaborado por el cartógrafo Fernando de Lannoy.<br />
Desde entonces, las diferentes expediciones iban precedidas<br />
por grupos de exploradores, cartógrafos, guías locales, pintores…<br />
Un nutrido séquito que comprobaba si todo estaba dispuesto<br />
a lo largo de la ruta. La preparación anticipada de caminos,<br />
provisiones y transporte aumentaba, lógicamente, la rapidez<br />
en el traslado de las tropas al frente de batalla. Si todo estaba<br />
en orden, un regimiento podía realizar el viaje desde Milán a<br />
Namur (unas 700 millas) en seis semanas aproximadamente.<br />
A pesar de sus ventajas, la ruta no duró mucho. Debido a<br />
la alianza del Duque de Saboya con Francia, el último ejército<br />
español que circuló por el Camino Español lo hizo en 1622.<br />
Aunque en fechas posteriores se utilizaron rutas alternativas<br />
que también partían de Milán, pero se dirigían al norte por los<br />
valles suizos de Engandina y Valtelina, hasta alcanzar la región<br />
del Tirol. Desde ahí bordeaba el sur de Alemania, cruzaban el<br />
río Rin en Alsacia y llegaba a los Países Bajos por la actual localidad<br />
francesa de Lorena.<br />
Más allá de los Tercios<br />
Aunque originalmente esta ruta Milán-Bruselas tuvo un fin<br />
claramente militar, no se puede dejar de lado que también se<br />
utilizó como un gran hilo conductor que vertebró, más allá de<br />
lo militar, el centro de Europa. Por sus caminos viajaron hacia el<br />
norte, por ejemplo, los alimentos y otras materias traídas de<br />
América, desde el oro y la plata hasta el chocolate, la patata,<br />
el tomate, el maíz, la calabaza, el aguacate, la piña, el cacahuete<br />
o el tabaco.<br />
Del mismo modo, el Camino Español tuvo singular importancia<br />
como vía de comunicación para fomentar las relaciones<br />
culturales entre los países de tradición clásica de la órbita<br />
mediterránea y los países del centro y del norte de Europa<br />
especialmente los Países Bajos históricos. En este sentido, la<br />
ruta fue utilizada en ambos sentidos por muchos humanistas y<br />
artistas, como Otto van Veen, su discípulo, Peter Paul Rubens,<br />
y el discípulo de este último, Anton Van Dyck, así como por<br />
arquitectos e ingenieros como Giovanni Batista Gisleni,<br />
Giovanni Trevano, Giovanni Battista Cairati y Giovanni Battista<br />
Antonelli. Otro sector que se benefició de este intercambio<br />
cultural fue el editorial, estableciendo contacto entre impresores<br />
de Amberes, Ámsterdam y Bruselas con otros de Roma,<br />
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