Mundos Verticales (Madagascar)
Reportaje para National Geographic.
Reportaje para National Geographic.
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En la pared Be del Tsaranoro, los
alemanes Wagner y Lamprecht
se disponen a abrir el tramo 16
de la nueva vía «Manara-Potsiny»,
de dificultad 8a, 600 metros
y 18 largos.
Una vez el equipo ha llegado a destino, solo hay
que dar un paseo antes de la puesta de sol y mirar
hacia lo alto para descubrir las nueve paredes de
granito alineadas que forman el Tsaranoro y que
resultan únicas para la práctica de la escalada libre.
Entonces es inevitable cerrar los ojos e imaginar
cómo logró llegar la primera expedición liderada
por los británicos Di Taylor y Tony Howard hasta
ese punto remoto de Madagascar hace tres décadas,
cuando aún no se conocía su potencial ni había
carreteras. Sin embargo, no fue hasta 1995 que los
alemanes Kurt Albert y Bernd Arnold abrieron la
primera vía en el Karambony, una ruta hoy ya clásica
de 420 metros de longitud, 10 largos (o tramos
de distancia variable) y dificultad 7b+ que bautizaron
con el nombre de «Rain Boto».
Otro de los atractivos que esta
región ofrece a los escaladores
es la posibilidad de abrir
nuevas vías en algunas de
las verticales más famosas.
Pero ¿cómo se establece el nivel de dificultad de
una vía? El criterio es bastante subjetivo, y existen
diversas escalas de graduación. En España y otros
países europeos se utiliza el sistema francés, que
otorga el número 1 a las más sencillas y va ascendiendo
hasta el 9, la dificultad máxima alcanzada
hasta el momento. Estos valores del 1 al 9 se conceden
por tramos y se complementan con letras
(a, b, c) y símbolos (– y +) para detallar su nivel
técnico. Por ejemplo, un largo 8b+ es de una dificultad
superior a un 8b y un 8a, pero inferior a un
9a–. El nivel otorgado a una vía corresponderá al
de su tramo de mayor dificultad.
Con el paso de los años se han abierto más de
30 vías en esta zona de Madagascar, que van desde
la dificultad 6a hasta la 8c+ y coronan paredes
de más de 800 metros de altura. Cada expedición
es irrepetible y solo algunos profesionales se han
convertido en leyenda gracias a gestas que parecían
imposibles y que fueron culminadas en condiciones
a veces extremas. Sin lugar a dudas, el
ascenso libre más recordado es el que protagonizó
a finales de septiembre de 2010 el checo Adam
Ondra en la ruta «Tough Enough» del Karambony
68 NATIONAL GEOGRAPHIC AVENTURA
SIMON CARTER