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Edicion 20200215

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w w w. f a c e b o o k . c o m / p a g i n a s i e te<br />

@ p a g i n a _ s i e te<br />

Opinión<br />

Página SIETE Sábado 15 de febrero de 2020<br />

o p i n i o n @ p a g i n a s i e te . b o<br />

15<br />

Frase del día<br />

“Se admitió (en el gobierno de Evo Morales) que una parte de las aguas del Silala fluye de manera<br />

natural hacia Chile y constituyen un curso de agua internacional”. comunicado Ministerio RREE<br />

Cartuchos de harina /Gonzalo Mendieta Romero<br />

“¿Cree usted que soy Santa Claus?”<br />

En noviembre pasado, se<br />

filtró el audio de una<br />

conversación del entonces<br />

embajador de Colombia<br />

en Washington D.C.,<br />

Francisco “Pa c h o” Santos, y su<br />

canciller Claudia Blum. La conjetura<br />

de quién grabó esa encantadora<br />

charla y para qué, haría<br />

salivar a los adictos a la literatura<br />

de espionaje. Incluso, en un público<br />

no tan minoritario, estimularía<br />

los jugos gástricos de quienes,<br />

por derecha o izquierda, y<br />

sin interés ni en la copiosa literatura<br />

infantil, cranean, sin embargo,<br />

aferrados a alguna explicación<br />

conspirativa. No doy<br />

nombres porque la gente es sens<br />

i b l e.<br />

En esa sazonada conversa, el<br />

exembajador colombiano acusaba<br />

cuánto se ha desvencijado el<br />

Departamento de Estado en la<br />

era Trump (“parece una ONG”,<br />

dijo, ofendiendo a multitud de<br />

oenegeros), aunque Mike Pompeo<br />

influya en su Presidente.<br />

Si fuera un mero problema<br />

norteamericano daría lástima,<br />

quién sabe académica, institucional.<br />

Pero don Pacho Santos<br />

resaltaba, además, agitado por<br />

Bolivia ha sido<br />

raramente estratégica<br />

para EEUU. Desde los<br />

años 30, les preocupó<br />

aquí la indemnización<br />

a la Standard Oil, los<br />

nazis y el estaño.<br />

Venezuela, que “la CIA no se está<br />

m e t i e n d o”;“Trump se mete a Venezuela”solo<br />

“si ve muy difíciles<br />

las elecciones”. “Esa ayuda humanitaria<br />

(a Venezuela) fue un<br />

fiasco total”. Es decir que Trump<br />

ha amputado su servicio exterior<br />

profesional y, encima, su mirada<br />

está más en las elecciones en la<br />

Florida, que en el destino de Maduro<br />

y sus compinches.<br />

Al grado que amigos juramentados<br />

de Estados Unidos como<br />

esas autoridades colombianas,<br />

desataron sus nervios en aquella<br />

espiada plática, sin saber cómo<br />

atraer la atención gringa a sus<br />

aprietos geopolíticos. Si le sumáramos<br />

que el 2019 Trump, habituado<br />

a pasear las vísceras al<br />

hablar, exclamó que bajo Iván<br />

Duque salen más drogas que antes,<br />

redondearíamos una visión<br />

muy realista de las amistades<br />

Nor te-Sur.<br />

Esas incidencias sirven para<br />

medir nuestras mejoradas y necesarias<br />

buenas relaciones con<br />

Estados Unidos, pero hacerlo sin<br />

soltar las trenzas. El abandono<br />

de los leales kurdos por la frialdad<br />

de Trump en la guerra siria<br />

es un extremo; la suerte colombiana<br />

es más cercana a casa. No<br />

valdría la pena turnar nuestra<br />

pasión irreflexiva entre Cuba y el<br />

gran vecino del Norte sólo por la<br />

ilusión de contar con un nuevo<br />

padrino protector y caritativo.<br />

Estados Unidos ha expresado<br />

su reluciente interés por Bolivia,<br />

pues nuestro cambio político de<br />

2019 no le es indiferente. En enero,<br />

un memorando estadounidense<br />

señaló que “la ayuda a Boliv<br />

ia… es vital para los intereses<br />

nacionales de Estados Unidos”.<br />

No obstante, David Hale, subsecretario<br />

de Estado, habló luego<br />

de ayuda en palabras muy de<br />

protocolo: “intercambios de<br />

pueblo a pueblo en oportunidades<br />

educativas (…) en áreas ambientales,<br />

en el combate de incendios<br />

forestales, de control de<br />

brotes de epidemias (…) de trata<br />

de personas, de narcotráfico”.<br />

Menos burócrata y quizá porque<br />

no vino del malogrado Departamento<br />

de Estado, Mauricio<br />

Claver-Carone, asesor de Trump<br />

y director en el poderoso Consejo<br />

de Seguridad Nacional, se animó<br />

en cambio a advertir a terceros<br />

en una entrevista en Página<br />

S iete: “Yo, si fuese Alberto Fernández,<br />

no estaría pensando en<br />

nada que no fuese el FMI y Vaca<br />

Muer ta”.<br />

Debe ser de las pocas veces que<br />

se elige La Paz para que oiga Buenos<br />

Aires, y no al revés.<br />

A diferencia de Mr. Hale, Claver-Carone<br />

prometió más carne<br />

para el asador boliviano, amenazado<br />

de desaceleración económica.<br />

El asesor de Trump mencionó<br />

la cooperación a Bolivia en<br />

“todos los tipos de temas”, como<br />

el comercio, la inversión, el apoyo<br />

al proceso electoral, la transición,<br />

la lucha contra la corrupción<br />

y el narcotráfico.<br />

El éxito de largo plazo de la<br />

transición boliviana es una medalla<br />

que, a muchos, no sólo en<br />

Estados Unidos, les gustaría tener<br />

como contraejemplo de Venezuela<br />

y Nicaragua. Pero Bolivia<br />

ha sido raramente estratégica<br />

para Estados Unidos. Desde los<br />

años 30, les preocupó aquí la indemnización<br />

a la Standard Oil,<br />

los nazis, el estaño, luego el comunismo<br />

y finalmente la coca,<br />

más que la armonía local.<br />

Y falta saber si, muy dentro, Estados<br />

Unidos cree que la tumultuosa<br />

tradición boliviana podría<br />

ser modificada con su apoyo.<br />

Que la asistencia estadounidense<br />

no es trivial pueden probarlo<br />

la Misión Bohan y su efecto<br />

en el desarrollo nacional. Claro<br />

que, apenas escribo eso, recuerdo<br />

la respuesta que fuentes informadas<br />

decían que George W.<br />

Bush le dio a Goni (inimputable<br />

de antinorteamericanismo),<br />

cuando éste le pidió unos 100 millones<br />

de dólares para las encogidas<br />

finanzas bolivianas: “¿Do you<br />

think I’m Santa Claus?”<br />

Gonzalo Mendieta Romero es<br />

a b o g a d o.<br />

Folio político /Franco Gamboa Rocabado<br />

La mentira como daño moral<br />

Estamos rodeados por la<br />

desesperación en múltiples<br />

momentos, ya sea para<br />

conseguir los medios<br />

de subsistencia o encumbrarnos<br />

en la arrogancia del poder circunstancial<br />

para aprovecharnos de los<br />

demás. Sin embargo, de todos los<br />

daños morales que podamos imaginar,<br />

el peor es la destrucción de la<br />

confianza.<br />

Diferentes situaciones describen<br />

el estado fatal en que se encuentran<br />

la política, educación y<br />

cultura. A esto, los medios de comunicación<br />

agregan diferentes<br />

conclusiones siniestras para detectar<br />

a los supuestos “culpables”,<br />

destacándolos con letras mayúsculas,<br />

pues la lógica de víctimas y<br />

victimarios es una especie de patrón<br />

regular en el torbellino de angustias<br />

con el que suele alimentarse<br />

nuestra sociedad.<br />

De cualquier manera, nadie se<br />

atreve a decir que todos estamos<br />

involucrados en causar múltiples<br />

daños morales. Éstos se generan al<br />

estar acostumbrados a desencadenar<br />

la mentira como una norma de<br />

la vida cotidiana. Decir una cosa y<br />

hacer otra totalmente diferente,<br />

así como engañar, manipular y tergiversar,<br />

genera el daño moral que<br />

liquida los soportes más profundos<br />

de la confianza en una sociedad.<br />

Los daños morales son infligidos<br />

a los sentimientos y a la dignidad<br />

de las personas, afectando su salud<br />

psicológica. Con distintos tipos de<br />

mentiras y promesas incumplidas,<br />

se reproducen la zozobra, el miedo<br />

y la inseguridad que perturba a las<br />

personas en lo psíquico-subjetivo.<br />

Los daños morales no sólo lesionan<br />

los bienes morales, sino también<br />

los derechos, afectando el núcleo<br />

más íntimo de la persona humana<br />

que es su patrimonio de valores<br />

.<br />

Más allá de lo que cada uno entienda<br />

qué significa la moral y ética,<br />

la mentira sirve para distorsionar,<br />

confundir con mala intención<br />

y fingir lo que no somos, desarrollando<br />

estrategias de infidencia,<br />

con la finalidad de eliminar a quienes<br />

consideramos competidores o<br />

aprovecharnos de la buena fe de los<br />

demás.<br />

Por esto me agrada el escritor<br />

portugués José Saramago cuando<br />

dice que los seres humanos son<br />

“universalmente conocidos como<br />

los únicos animales capaces de<br />

mentir”, inclusive a costa de tirar a<br />

la basura esfuerzos, valores, afectos<br />

y tranquilidad del espíritu. Las<br />

mentiras nos empequeñecen y desatan<br />

la ira al reconocernos como<br />

seres creados para el engaño.<br />

Los mentirosos deforman la realidad;<br />

a veces son respetados y hasta<br />

convertidos en líderes ilustres,<br />

pero no se dan cuenta que al infligir<br />

el daño moral en la sociedad, ésta<br />

va perdiendo las condiciones de<br />

reproducción de la confianza como<br />

cemento para impulsar las instituciones<br />

y el progreso que requiere<br />

de diferentes compromisos.<br />

Los grandes perdedores del daño<br />

moral son el lenguaje y la educación.<br />

Nuestras palabras quedan<br />

inermes y vacías de significado<br />

cuando todo lo que decimos está<br />

derretido por la instrumentalización<br />

de la farsa. Claro, estamos<br />

acostumbrados a decir siempre<br />

una cosa pero hacer en secreto algo<br />

totalmente diferente, conviviendo<br />

con la hipocresía.<br />

Es por esto que nuestro lenguaje<br />

muere cada día para arrinconarnos<br />

en la soledad. No poder expresarnos<br />

con los significados necesarios<br />

por falta de credibilidad es caer lentamente<br />

en un autismo cultural y<br />

espiritual del cual es doloroso salir.<br />

El segundo perdedor es la educación,<br />

donde los niños y jóvenes van<br />

formándose sobre la base de verdades<br />

a medias, pues hoy día ya nadie<br />

enseña las virtudes del deber, sino<br />

que se ensalza todo lo contrario: el<br />

“post-deber”y su arma de doble filo:<br />

“todo vale”. Aquí se trata de luchar<br />

por la búsqueda de un equilibrio<br />

en la temperatura moral; es decir,<br />

la realización de esfuerzos para<br />

revalorizar las palabras, los significados,<br />

los compromisos y el impulso<br />

hacia un estado de cosas donde<br />

el mérito y el trabajo se paguen con<br />

justicia; donde la desigualdad de<br />

ingresos y oportunidades sea combatida,<br />

reposicionando la confianza<br />

como una riqueza subjetiva que<br />

favorece la cohesión social.<br />

Necesitamos reconstruir nuestro<br />

lenguaje, cumplir lo que decimos<br />

y apreciar los valores fuertes<br />

como la sinceridad, esforzándonos<br />

por reparar los daños morales<br />

que cometemos a diario, desde<br />

una verdadera educación liberadora<br />

donde se recupere el amor<br />

por la honra de una conducta que<br />

sea fiel a lo que pregona.<br />

Franco Gamboa Rocabado es<br />

s o c i ó l o go.

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