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Rasca Cielos 20200315

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CRÓNICA<br />

el líder de la naciente socialdemocracia boliviana, Luis Adolfo<br />

Siles Salinas –hijo y medio hermano de otros dos presidentes,<br />

Hernando y Hernán, respectivamente–, quien fue derrocado<br />

cinco meses después, el 26 de septiembre, por el general<br />

Alfredo Ovando Candia. Coincidencias de la historia, el golpe<br />

de Ovando vino acompañado de otra catástrofe aérea, en la<br />

que perdieron la vida 16 jugadores del primer equipo de The<br />

Strongest y varios políticos barrientistas.<br />

El avión DC–6 del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), con 74<br />

personas a bordo, se precipitó a tierra en una zona montañosa<br />

cercana al centro minero de Viloco. El aparato fue encontrado<br />

al día siguiente completamente destrozado, con señales de<br />

haber explosionado e incendiado, lo que dio lugar, de nueva<br />

cuenta, a un sinnúmero de<br />

versiones sobre un<br />

supuesto atentado. Como<br />

ocurrió con el accidente de<br />

Arque, las miradas se volcaron<br />

hacia Ovando Candia, a<br />

quien se veía como enemigo<br />

de Barrientos, aunque las<br />

investigaciones determinaron<br />

las fallas humanas como<br />

causa de ambos accidentes.<br />

Versiones posteriores<br />

atribuyeron la ejecución de<br />

los supuestos atentados al<br />

jefe de seguridad de<br />

Ovando Candia, Luis Arce<br />

Gómez, por entonces un<br />

joven oficial con rango de<br />

mayor, experto en explosivos,<br />

acusaciones que él<br />

siempre negó.<br />

Arce Gómez fue mencionado<br />

también entre los<br />

supuestos involucrados en tres hechos de sangre que sacudieron<br />

a la gestión presidencial de Ovando Candia (1969/70) y<br />

que conmovieron a la opinión pública de la época: los asesinatos<br />

del líder campesino barrientista Jorge Soliz Román, del<br />

periodista Jorge Otero Calderón y de los propietarios de los<br />

diarios Hoy y Última Hora de La Paz, los esposos Alfredo y<br />

Martha Alexander, ocurridos en un lapso de 14 semanas, pero<br />

el oficial rechazó en varias ocasiones haber participado en<br />

esos atentados.<br />

¿Quiénes fueron los responsables de esos crímenes?<br />

¿Cuáles fueron los móviles? ¿Fue obra de la Agencia Central de<br />

Inteligencia (CIA) para desestabilizar al “gobierno revolucionar<br />

io”de Ovando Candia, como señalaba la izquierda? O, por<br />

el contrario, ¿fue la guerrilla, como acusaba la derecha? Si no<br />

18<br />

¿Quiénes fueron los responsables de<br />

esos crímenes? ¿Fue obra de la<br />

Agencia Central de Inteligencia<br />

(CIA), como señalaba la izquierda?<br />

O, por el contrario, ¿fue la guerrilla,<br />

como acusaba la derecha? Si no eran<br />

ni unos ni otros, ¿qué intereses<br />

movieron las manos de los<br />

a s e s i n o s?<br />

eran ni unos ni otros, ¿qué intereses movieron las manos de los<br />

asesinos?<br />

En una extensa entrevista concedida al abogado e historiador<br />

Tomás Molina Céspedes para su libro Con el testamento bajo el<br />

bra zo, Luis Arce Gómez no sólo negó haber sido el brazo ejecutor<br />

de tales hechos, como se ha especulado en los últimos años, sino<br />

que Ovando Candia los hubiese promovido como autor intelectual.<br />

“Mentira, yo no tengo nada que ver con esas muertes”,<br />

afirmó. En relación a su jefe, señaló: “Ovando en su vida dio una<br />

orden de esas (…) Ovando era un pusilánime. Se le hablaba de<br />

hacer matar a alguien y se cagaba en sus pantalones”.<br />

El escritor griego Petros Márkaris, un clásico del género<br />

negro, dijo alguna vez que “no hay crimen perfecto, ni siquiera<br />

en una novela policiaca”, en<br />

tanto que su colega sudafricano<br />

J.R.R. Tolkien<br />

afirmó que “tarde o temprano,<br />

el crimen siempre<br />

sale a luz”. No parece haber<br />

sido el caso de los asesinatos<br />

de Soliz Román, Otero<br />

Calderón y los esposos<br />

Alexander, que, medio<br />

siglo después, continúan<br />

i m p u n e s.<br />

Según Arthur Seldom,<br />

el protagonista de Los crímenes<br />

de Oxford, la novela<br />

del argentino Guillermo<br />

Martínez, “el crimen perfecto<br />

no es aquel que no se<br />

resuelve, sino el que se<br />

resuelve con un falso culpabl<br />

e”. Es lo que aparentemente<br />

pretendieron las<br />

autoridades de la época<br />

para encubrir a los verdaderos responsables.<br />

Los tiempos de la ira<br />

A nadie le llamó la atención la marcha militar que interrumpió<br />

la programación oficial de la radio estatal Illimani en la<br />

mañana del 26 de septiembre de 1969, que anunciaba un nuevo<br />

golpe de Estado, no sólo porque las asonadas eran el pan de cada<br />

día, sino porque nadie daba un peso por la estabilidad del<br />

gobierno de Siles Salinas. Lo novedoso del cuartelazo no fue<br />

tanto el “Mandato Revolucionario de las Fuerzas Armadas”que<br />

lo sustentaba –todos los golpistas de la época se decían “revolu -<br />

cionar ios”–, como la presencia de Marcelo Quiroga Santa Cruz,<br />

Alberto Bailey Gutiérrez, José Luis Roca, José Ortiz Mercado,<br />

Mariano Baptista Gumucio y otros intelectuales de izquierda<br />

www. p a g i n a s i e te. b o DOMINGO 15 DE MARZO 11|20<br />

ILUSTRACIÓN LEYLA MANJÓN / DGR-UCB

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