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CARTELER A<br />
Ojo al parche<br />
Adrián Nieve<br />
Viajes sin fin<br />
VIAJAR EN LA PARTE TRASERA de una camioneta que<br />
marcha hacia el atardecer me hace pensar en el video<br />
Scar Tissue de los Red Hot Chili Peppers, donde vemos a<br />
los miembros de la banda golpeados y magullados, recorriendo<br />
una carretera yanqui al son de una guitarra<br />
triste y melancólica. Siempre me ha gustado este video.<br />
La canción es buenísima, y lo más genial es que podemos<br />
imaginar una historia por detrás. Nunca se explica por qué los Red Hot están<br />
en ese estado. Su viaje por la carretera se transforma en una especie de escena<br />
post créditos: cómo se vería ese viaje sin fin hacia el atardecer.<br />
Por lo mismo me encantan las ro a d<br />
movies, esas películas con historias de<br />
viajes por carretera en que los protagonistas<br />
se transforman y descubren<br />
nuevas perspectivas durante el largo<br />
camino que recorren. Todos hemos<br />
visto al menos una. Easy Rider (19 69),<br />
Thelma and Louise (1991), Mad Max<br />
(1979), Y tu mamá también(2001); todas<br />
clásicas entre clásicos, pues cada una<br />
de ellas supo sumergirnos en diferentes<br />
fantasías y realidades de la carretera<br />
y del vivir. La road movie no es un<br />
reflejo de la vida, es más bien un<br />
retrato acerca del vivir.<br />
Por eso adoro Mi socio (1982, Paolo<br />
Agazzi. Comedia, drama), la primera<br />
road movie boliviana, que en una época<br />
terrible tuvo el acierto de ser una<br />
comedia. Con las dictaduras, los asesinatos<br />
y el ambiente político en<br />
general, las cosas no estaban muy para reír que digamos. Pero<br />
he ahí que llega Mi socio y se convierte en un éxito taquillero,<br />
lleno de ga gs y situaciones tan graciosas como enternecedoras.<br />
Las aventuras del Brillo, el Vito y el camión llegaban a un<br />
público muy diverso que quería reír con la relación de un<br />
camba niño y un colla viejo recorriendo paisajes bolivianos<br />
Mi socio, 19821<br />
como ninguna otra película de ese entonces.<br />
Porque fuera de las risas, ese fue el gran acierto de Mi socio:<br />
salir de La Paz y mirar a Bolivia en el cine, sin enfocarse tanto<br />
en lo indígena, mostrando más bien la vida de las clases trabajadoras,<br />
sin pretensiones políticas o sociales. Mi socio (1982) va<br />
más allá de la ciudad con una trama de amistad y solidaridad<br />
32 www. p a g i n a s i e te. b o DOMINGO 15 DE MARZO 11|20