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2° Medio

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Reflexión en acción

Tanto escuchar cómo interpretar y crear son procesos en los que constantemente

se está reflexionando y relacionando, y en los cuales se deben tomar decisiones.

En el aula es importante tener esto en cuenta y buscar los momentos y situaciones

propicias para que los y las estudiantes tomen conciencia de ello, aunque no

siempre se exprese en forma verbal.

En una improvisación, por ejemplo, el o la estudiante tendrá que tomar decisiones

con respecto a su participación con tal o cual sonoridad para que cumpla el efecto

deseado o intencionado. En una interpretación cada uno deberá recordar en qué

momento subir la intensidad, por ejemplo, o prepararse para un pasaje que le signifique

mayor complejidad; así como también deberá estar atento a las indicaciones del

director o directora e interpretar sus gestos. En una audición puede que se deba

estar atento a la repetición de un patrón o a descubrir algún giro melódico nuevo, o

simplemente estará relacionando la música con una idea, un recuerdo o una imagen.

Parte importante en este proceso es fomentar la acción reflexiva por medio de

juegos y actividades específicas, pequeños incentivos o recordatorios (por ejemplo,

¡recuerden que viene ahora!) y actividades específicamente diseñadas para ello.

Igualmente importante es incorporar las equivocaciones como parte del aprendizaje.

Reconocer un error (por ejemplo, entrar a destiempo, desafinar una nota, perder

el pulso, entre otros) y poder enmendarlo es una muestra significativa de un

aprendizaje. Un músico profesional podría ser mal evaluado si en un concierto

comete muchos errores, pero en su ensayo serán justamente los errores que cometa

los que le permitirán enfrentar las dificultades que se le presenten en la obra y

buscará modos de solucionarlos. En la sala de clases, con mayor razón. En este

sentido, la ayuda entre pares también se presenta como muy recomendable.

Hay ocasiones en que se pide a las y los estudiantes verbalizar y fundamentar las decisiones

y opiniones musicales que tomaron. Para ello, el o la estudiante debe fijarse más en

su quehacer, consolidarlo y luego externalizarlo, lo que fomenta el descubrimiento,

autoconocimiento y la metacognición. Lo anterior será de utilidad tanto a quien lo

expresa como al o la docente (que conocerá un nuevo aspecto de su estudiante) y los

y las compañeras también se enriquecerán con una visión diferente de su quehacer.

Uso de los instrumentos musicales y la voz

Esta etapa permite continuar diversificando el trabajo instrumental. La elección de

los instrumentos musicales para trabajar en clases quedará idealmente en manos

de los propios estudiantes, según el diseño curricular definido previamente por el

o la docente especialista y compartido por el establecimiento educacional.

154 MÚSICA | Programa de Estudio | 2° medio

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