12 SANTO DOMINGO, RD. MARTES, 13 DE OCTUBRE DE 2020 <strong>Expo</strong> Cibao EDICIÓN ESPECIAL Emprendimientos durante la crisis Miguelina Rosado. CORTESÍA DE ENTREVISTADA Y PIXABAY Oportunidades: Aunque para muchos la pandemia ha representado un momento de estancamiento, para otros tantos ha sido precisamente lo contrario; han emprendido en distintas áreas, según sus circunstancias, y con resultados mejor de lo esperado. JUANA CABRERA juana.cabrera@listindiario.com Santiago, RD Mientras que numerosas empresas cerraron sus puertas tras la llegada del nuevo coronavirus, otras las abrieron justamente por la misma razón. En esta línea se encuentran empresas principalmente del sector de servicios, como las de comida, conocimiento y envíos, las cuales han encontrado un mercado potable, porque pueden realizar o vender sus productos de forma digital. Sin embargo, hay otras que han incursionado en modalidades de negocios que, si bien pueden promocionar sus trabajos en las redes sociales, no así pueden realizar en las plataformas virtuales la labor que ofrecen. Este es el caso de Miguelina Rosado, una joven de Jarabacoa, La Vega, quien se atrevió a emprender con una empresa que se desarrolla de forma física en un contexto digital, como el del Covid-19. Al abrir las puertas de su foto estudio, la joven se enfrentó a las restrictivas condiciones que imponía la pandemia. “Fue un gran reto para mí coordinar un negocio físico apoyado de lo digital, pero Dios me ha ayudado a seguir y cumplir mis metas”, manifiesta Rosado. En su caso, lo que hizo fue aprovechar un área en la que ya había estado antes pero sin darle la misma seriedad que ahora. Y es que había trabajado con realización de eventos y montajes, de manera informal. Para cuando llegó el brote del virus actual el momento requería generar recursos y “qué mejor que hacerlo ahí, que tenía el tiempo”, testimonia. Corrió el riesgo, y en vez de ver el confinamiento como un obstáculo lo consideró un momento de oportunidad, así que contrató a un fotógrafo y rentó un espacio para darle carácter a lo que venía haciendo. “Mi temor era cómo reaccionarían los clientes por la pandemia, si nos visitarían… pero Dios ha sido bueno conmigo y desde que abrimos nuestro estudio no hemos parado de trabajar”. Entendió que, aunque el momento demandaba una labor virtual, podía sacarle provecho a las redes sociales, a pesar de tener un espacio físico. “Mediante Instagram publico escenarios fotográficos ya preparados y así los clientes interesados se comunican para coordinar una cita. En la misma se utilizan todos los protocolos necesarios que exige esta situación extraordinaria en la que vivimos”, explica. Temores “Mi temor era cómo reaccionarían los clientes por la pandemia, si nos visitarían… pero Dios ha sido bueno conmigo y desde que abrimos nuestro estudio no hemos parado de trabajar”, resalta Rosado. Agrega que es ese temor el que ha evitado que tantos jóvenes con talento y buenos proyectos se lancen al mundo del emprendimiento y por el contrario se queden mermados. Vender conocimiento Mary Fondeur, quien se ha dedicado en los últimos años a facilitar conocimiento, expresa que de no haber formalizado su empresa en este tiempo, habría sido muy difícil lograrlo en otro. Esto es debido a que fue despedida de su anterior trabajo y al verse con mucho tiempo libre, y con poco dinero, entendió que debía accionar. Formalizó su idea, le puso nombre a su empresa y ahora se dedica a impartir cursos virtuales sobre sus áreas de conocimiento. No obstante, aclara que es un negocio que necesita dedicar suficiente tiempo para que sea lucrativo. Ante la desesperación Hay quienes están acostumbrados a un estilo de vida y no desean modificarlo por lo que implicaría; este es el caso de María Luisa Rodríguez, quien luego de ser visitadora a médico y verse desempleada, la desesperación por encontrar con qué cubrir su modo de vivir la llevó a realizar un curso virtual de repostería, sin tener experiencia previa. Según comenta, eligió esa área porque le gusta cocinar y porque entendía que en “harina no se pierde”. Así que al no tener dinero para comprar los utensilios ni herramientas para realizar sus bizcochos, acudió a amigos para que le prestaran los recursos principales para devolvérselos según los fuera comprando.
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