Cuba Geografica No10
Desde su inicio CubaGeográfica ha hecho énfasis en exponer los hechos y procesos de la cambiante geografía cubana, sobre todo esos que son los grandes ausentes en la literatura, incluso la más reciente. Así, en este número se exponen algunos datos básicos de las remesas monetarias del exterior, que se han convertido en la fuente de ingresos más lucrativa de la economía actual. En esto Cuba no se distancia mucho de otros países de su entorno, para quienes las remesas representan un suplemento importante en las finanzas familiares. La diferencia con los vecinos estriba más en el uso y la tasa de crecimiento de estos envíos, que de mantenerse y manejarse con tino, podrían ser un pilar para el desarrollo de las empresas pequeñas y medianas que aún batallan por permanecer y crecer. Hoy las remesas se gastan en su mayor parte en necesidades de subsistencia básica, empezando por la alimentación, pero su horizonte puede ser mucho más amplio. Una pieza sólida de este número, justamente en la que confiamos para que se recurra a él siempre, tiene que ver con los derrumbes de la costa sur de Guantánamo, esa faja extraordinaria de la geografia cubana que revela otra singularísima faceta de las varias que la hacen tan especial. Al clima, la vegetación, las terrazas marinas y otros componentes de su excéntrico paisaje hay que agregar los grandes derrumbes que la desgarran, irrepetidos en el área del Caribe. CubaGeográfica rinde tributo a La Habana en su medio milenio de existencia ofreciendo una mirada a su privilegiada geografía, la misma que la hizo nacer y permanecer como la capital de la Conquista de América. Compartimos con los lectores dos interesantes artículos de Manuel García de Castro y de Manuel Iturralde sobre la capital de los cubanos. En el Coloquio hay críticas que queremos divulgar. Además de revelar un punto de vista divergente, estas opiniones evidencian que la falta de comunicación lastra los esfuerzos y subrayan la importancia de tener un medio como CG. Sean todos bienvenidos.
Desde su inicio CubaGeográfica ha hecho énfasis en exponer los hechos y procesos de la cambiante geografía cubana, sobre todo esos que son los grandes ausentes en la literatura, incluso la más reciente.
Así, en este número se exponen algunos datos básicos de las remesas monetarias del exterior, que se han convertido en la fuente de ingresos más lucrativa de la economía actual.
En esto Cuba no se distancia mucho de otros países de su entorno, para quienes las remesas representan un suplemento importante en las finanzas familiares. La diferencia con los vecinos estriba más en el uso y la tasa de crecimiento de estos envíos, que de mantenerse y manejarse con tino, podrían ser un pilar para el desarrollo de las empresas pequeñas y medianas que aún batallan por permanecer y crecer.
Hoy las remesas se gastan en su mayor parte en necesidades de subsistencia básica, empezando por la alimentación, pero su horizonte puede ser mucho más amplio.
Una pieza sólida de este número, justamente en la que confiamos para que se recurra a él siempre, tiene que ver con los derrumbes de la costa sur de Guantánamo, esa faja extraordinaria de la geografia cubana que revela otra singularísima faceta de las varias que la hacen tan especial. Al clima, la vegetación, las terrazas marinas y otros componentes de su excéntrico paisaje hay que agregar los grandes derrumbes que la desgarran, irrepetidos en el área del Caribe.
CubaGeográfica rinde tributo a La Habana en su medio milenio de existencia ofreciendo una mirada a su privilegiada geografía, la misma que la hizo nacer y permanecer como la capital de la Conquista de América. Compartimos con los lectores dos interesantes artículos de Manuel García de Castro y de Manuel Iturralde sobre la capital de los cubanos.
En el Coloquio hay críticas que queremos divulgar. Además de revelar un punto de vista divergente, estas opiniones evidencian que la falta de comunicación lastra los esfuerzos y subrayan la importancia de tener un medio como CG.
Sean todos bienvenidos.
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Fachada y torre (abajo) de la Catedral de La Habana, forrada y decorada con caliza Jaimanitas.
Foto: Zorayma, WikiMedia Commons
LA HABANA, 500 AÑOS EN PIEDRA
Por Manuel Iturralde-Vinent
Se puede decir que la Habana surgió de las
aguas del mar. No es una exageración, es solamente
una manera diferente de mirar a la ciudad
desde sus inicios.
Las rocas sobre las cuales se sustenta La Habana,
sus cimientos más profundos, son casi todas de origen
marino. Hay margas del Eoceno y Oligoceno, que
se formaron a partir del endurecimiento de cienos acumulados
en fondos marinos profundos hace más de 30
millones de años. Las calizas del Mioceno y del Pleistoceno,
que tanto se han utilizado casi desde la fundación
de la ciudad en 1519, se acumularon en antiguas
plataformas insulares, formadas miles y hasta millones
de años atrás, en lugares donde existían barras arenosas,
arrecifes coralinos y llanuras sumergidas de
seibadal, tal como hoy se ven en otras costas de
Cuba. Algunas de esas rocas emergieron sobre el
nivel del mar hace menos de 8 000 años, otras lo
hicieron antes, formando una costa de escasa elevación,
generalmente plana o formando terrazas, con tramos
rocosos, sectores de playas y manglares.
De la geografía del primer asentamiento de los europeos
queda muy poco, a causa de las transformaciones
que han ocurrido en estos últimos 500 años,
cuando se rellenaron arroyos, pantanos, lagunas y depresiones
naturales que drenaban bien el exceso de
agua pluvial. También se excavaron canteras profundas
y se hicieron canales, se levantaron sólidas fortalezas,
altos edificios de vivienda, de oficinas, teatros,
museos y monumentos.
Esta es la historia común de las ciudades viejas en
todas partes y La Habana no es ajena a ella. Los
primeros “habaneros” echaron mano a las rocas y los
materiales locales para levantar la ciudad, sus casas,
Colsu, WikiMedia Commons