este año también con Turquia. - Cosas de Barcos

islas baleares Guia Charter 2012
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Quizá la playa más privada y retirada, sólo apta para
los más solitarios, sea Cala Binidali, muy cerca de
la capital de Menorca, Maó. Una lengua de mar se
adentra en la tierra dibujando una sinuosa forma
en cuyo final se encuentra una diminuta cala,
flanqueada por impresionantes acantilados. En Ciutadella
también encontramos Cala en Turqueta. Su nombre remite
a las invasiones de piratas turcos, que la usaban como
puerto de entrada en la isla, y su entorno está perfectamente
preservado, tanto la abundante vegetación como las aguas
azules y cristalinas. En Es Mercadal, entre las puntas de
Ferragut y Vernis, encontramos el amplio arenal que
conforma la playa de Cavalleria, resguardada por el Cap del
mismo nombre y formada por dos pequeñas calas vírgenes
separadas por un entrante de arena en el mar. Menorca
también ofrece tesoros a los submarinistas, quienes no han de
pasar por alto una visita a Es Rincó Fondo o Caló Fondo, a seis
kilómetros de San Lluís, un pequeño bocado del mar en la roca
cuyos fondos marinos ofrecen un espectáculo formidable.
Siete faros vigilan la costa menorquina, pero si uno resulta
pintoresco es el Faro de Favàritx, ubicado en la Albufera des
Grau, al norte de la isla. La composición geológica del terreno
sobre el que se asienta está datada en la Era Primaria y ofrece
un paisaje rudo, oscuro y de una original excepcional gracias
a los acantilados de pizarra negra que lo rodean.
¿Quién no ha probado una buena mahonesa? Pues sepan
que esta salsa está presente en la cocina menorquina desde
el siglo XVI. Cuenta la leyenda que la mahonesa recibió
su nombre, referente a Maó, por una amante menorquina
del duque de Richelieu, que encandiló al noble por el
estómago. También los quesos menorquines gozan de una
enorme fama debido a su delicioso sabor y gran textura, ya
alabados en el siglo X por los árabes. Elaborado con queso
de vaca, este queso se presenta en diferentes variedades
de curación. Pero, sin duda, el plato estrella de la cocina
menorquina es la caldereta de langosta, sobre todo la que
se sirve en el encantador pueblo pesquero de Fornells.