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La Reseña
Manuel Antonio Estrada Ortiz
Presidente
De Generación
en Generación
EDITORIAL
Apenas vienen a mi mente,
algunos recuerdos de infancia,
en los cuales siempre ha estado
presente La Merced. Cuántas
vivencias, anécdotas, historias
maravillosas… han surgido desde
que en las cinco puertas mi abuelita
Leonor preparaba con los vecinos de
la sexta avenida norte, el sexto Paso
del Viacrucis, cuya alfombra era el
pretexto primordial para unir a la
familia.
Mis Padres socios de la Hermandad,
siendo novios, deciden contraer
matrimonio en 1967 -hace
precisamente 50 años- y de ahí se
ha de desencadenar un cúmulo de
momentos maravillosos que hasta
hoy, forman parte de una historia
hermosa de vida al lado del Nazareno
de Los Antigüeños y su Santísima
Madre.
Recordar cada momento vivido por
ellos en la Hermandad, fue lo que
provocó tanto amor… escuchar cada
vivencia con nostalgia, con tristeza,
con alegría, y hasta con una carcajada
por las cosas chuscas y absurdas que
pasan, pero al final con gran amor…
y poner de manifiesto el esfuerzo y
trabajo de tantas generaciones de
hombres y mujeres que han ofrendado
hasta su vida, por más de trescientos
cuarenta y dos años.
Aunque el tiempo pase y de
generación en generación las modas
o las formas de pensamiento cambien
constantemente, hay algo que, según
lo vivido en la Hermandad por más de
veinte años, nunca cambia –es más,
cada vez más se fortalece- y es el
amor y la devoción por Jesús Nazareno
y La Virgen María, en La Merced de
esta mística ciudad.
Son miles de personas que en brazos
o de la mano ya están transmitiendo
ese maravilloso sentimiento de
pertenencia que marca la vida de
un cucurucho; de su identidad; de
su sentir en familia antigüeña; de su
acudir en momentos de desesperación
hacia una mirada que con dulzura
y dolor, es bálsamo de amor para
nuestro corazón y aliento divino para
nuestra alma.
No sé cómo expresar tanto amor que
se puede vivenciar al ser partícipe de
tan solemne e imponente tradición
mercedaria… no existen palabras,
para expresar el “cómo” después de
tanto trabajo y esfuerzo, cansancio
y desvelo, aún quedan fuerzas
para seguir adelante a pesar de las
dificultades y desaciertos que en todo
grupo humano habrá de existir…
Hoy es un momento oportuno
para agradecer el esfuerzo que de
generación en generación, cada
integrante de esta hermandad ha
realizado. Y en el caso de algunos,
recordar cómo de la mano de nuestros