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Antología. XI Curso-Taller Estatal del Educador Popular. 2014

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SINDICATO NACIONAL DE TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN

SECCIÓN XVIII DE LA CNTE/SNTE MICHOACÁN

“En la desobediencia pedagógica al régimen, caminemos hacia la generalización

y aplicación del PDECEM”

XI Taller Estatal del Educador Popular 2014

“Hecha la revolución en la Escuela, el pueblo la hará en las calles”.

ANTOLOGÍA

SamoraMachel


RECONOCIMIENTO

A los compañeros trabajadores de la

educación, militantes de la sección XVIII y

otras secciones hermanas, a los padres de

familia, estudiantes, normalistas,

organizaciones campesinas y populares:

Reconocemos el extraordinario esfuerzo

que realizaron durante la caminata en

defensa de la educación pública y de los

derechos laborales de todos los

trabajadores del país; demandando

justicia social con conciencia de lucha.

Después de caminar más de 350

kilómetros, partiendo el 1 de julio de

Morelia, Michoacán; lograron arribar al

corazón político de nuestra patria el día 9

del mismo mes, donde públicamente se

dio a conocer a la nación que en la lucha

de la Sección XVIII y de todos los

contingentes movilizados, continuará la resistencia civil y pacífica para generar

las condiciones que nos harán llegar a abrogación de las reformas que atentan

contra la soberanía nacional.

El mensaje es claro: asumir el mandato de los alumnos y padres de familia,

para continuar en la defensa de la educación pública y su carácter gratuito,

científico, humanista y obligatorio, con el compromiso de los educadores

populares fundamentado en la ciencia, el arte, la cultura y el deporte.

Vamos por la abrogación de la mal llamada reforma educativa en las rutas

jurídica, política, pedagógica y organizativa, haciendo del quehacer educativo

un espacio de transformación para seguir cultivado los principios que

generarán las condiciones del ser humano libre, culto y consciente para

alcanzar la soberanía nacional, construyendo el nuevo modelo educativo para

el próximo ciclo escolar.

¡Exigimos el respeto a las conquistas laborales que se han alcanzado a lo largo

de la historia!

FRATERNALMENTE

SECCIÓN XVIII CNTE-SNTE MICHOACÁN.


EMPUÑEMOS NUESTRAS ARMAS

Al encuentro pedagógico

Vamos todos compañeros

Empuñemos nuestras armas:

Los libros y los cerebros.

Preparemos la batalla

En defensa de la Educación

Nos lo pide nuestro pueblo,

Lo exige nuestra Nación

El cerebro colectivo

Es un arma poderosa,

Peleando con valentía

Derrotemos las Reformas.

Todos hablan de la Paz

Pero impulsan competencias

¡Competencias son la guerra!

¡Qué estupidez, que incongruencia!

Es nuestro deber, maestros

Defender lo que otros dieron

Y los gobiernos nefastos

Con saña lo destruyeron

Nuestra lucha es digna, es clara

Por justicia y libertad

Por los niños, por los pobres

Por la Patria y la verdad

La Reforma Educativa

Es un acto ignominioso

La aprueban los ignorantes,

Corruptos y mentirosos

Ma Guadalupe Patiño Martínez

Profesora del internado femenil de la Secundaria Técnica

No. 13,

De La Huerta “Ing. Miguel Ángel de Quevedo”.


Introducción

Llegamos a este XI Curso-Taller del Educador Popular en un contexto de guerra total. Quienes dominan el

mundo se disputan el poder y el control sobre territorios estratégicos para dar continuidad al modelo

depredatorio neoliberal, destructor de las posibilidades de vida de grandes sectores de la población y de la

vida en general, privilegiando solo a unos cuantos.

Quienes nos oponemos a este genocidio que representa el capital nos organizamos desde nuestros espacios

de resistencia y construcción conscientes que la pelea es contra un monstruo enorme al que necesitamos

conocer, ubicar sus contradicciones y puntos débiles para derribar desde abajo sus esquemas de explotación,

reproducción y supervivencia..

Un escenario magnífico de lucha lo tenemos desde nuestro ser y hacer como educadores; a ello responde

éste esfuerzo que aglutina a miles de compañer@s en la búsqueda de estrategias que nos permitan dar la

batalla cultural con la contundencia que requiere el momento histórico que nos toca vivir. Nuestra arma

principal es formarnos desde nuestras teorías y referentes: materialismo dialéctico e histórico, educación

popular y liberadora, economía política, pedagogía social, formación integral en las diferentes disciplinas del

conocimiento, entre otras cuestiones que contribuyan a descolonizar nuestras mentes, cuerpos y emociones

en la ruta de la emancipación humana.

El momento nos llama a asumir el reto que representa ser educadores populares que caminan junto con su

pueblo en un mismo horizonte. Esto pasa por recuperar nuestra materia de trabajo, redescubrir, fortalecer

nuestra raíz y desarrollar en la vía de los hechos la propuesta educativa que tenemos como movimiento.

En este sentido urge despojarnos de los conocimientos y prácticas que dan vida y permiten la continuidad del

sistema capitalista en la escuela y la comunidad, negar las medidas pedagógicas y administrativas que

concretan la reforma educativa, liberar las escuelas y ocuparlas con nuestros programas seguros de que

representa una estrategia para empantanar y desarticular el plan neoliberal de destrucción del derecho a la

educación, la escuela pública y los derechos laborales de los trabajadores de la educación.

Nuestra lucha en sus cuatro rutas: política, jurídica, pedagógica y organizativa es por tanto una pelea que

requiere de todo el potencial creativo y el uso de toda la inteligencia colectiva que fortalezca cualitativa y

cuantitativamente un plan estratégico para acumular las fuerzas necesarias para echar abajo la política

entreguista de Enrique Peña Nieto como fiel lacayo del BM, OCDE, FMI, OMC, organismos que representan los

intereses de la oligarquía nacional e internacional.

Uno de los retos que tenemos por tanto es iniciar el próximo ciclo escolar 2014-15 con nuestros propios

materiales, enfoques, fines y principios como paso necesario para echar abajo la reforma educativa.

FRATERNALMENTE POR LA EDUCACIÓN DEL SERVICIO DEL PUEBLO

Sección XVIII del SNTE/CNTE Michoacán


SALIR A LA CALLE

Virgilio Gonzaga Pérez

Hoy se ha vuelto imperioso salir a la calle

para saber la realidad que corre entre el río de gente

que levanta la voz por quienes desde su casa miran

y escuchan la realidadque vociferan las televisoras

y las radios

de los poderosos, dueños del dinero.

A través de la ignorancia les resulta fácil a los usureros

engañar y dominar al pueblo que trabaja.

(De ahí que desde hace siglos prevalezca el oscurantismo:

condición utilizada por los opulentos

para mantenerse en el trono hasta la perpetuidad).

A través de la ignorancia abisman al pueblo al más

grande infortunio.

Al hacer uso de la Demagogia (en sus escaños ellos

la llaman Democracia),

permiten que los nuevos delincuentes del país y el

extranjeroexpriman

y devoren la sangre de los pueblos de México.

Globalizan la explotación, la esclavitud y toda injusticia

en perjuicio de los que sólo trabajan para no morirse

de hambre.

Los señores del poder transitorio

(aunque los embusteros se empeñan en detentarlo

de por vida),

los de trajes onerosos para cada ocasión,

los de corbata cuyos colores nos recuerdan a los de

su pútrido partido,

ellos pretenden partir y disminuir al pueblo

para que no resista, para que no batalle,

para que no se indigne frente a la iniquidad y el

hambre.

(Estos temas, los mentirosos los abordan cada tres o

seis años,

cuando dicen estar interesados en salvar al pueblo

de las enfermedades que ellos mismos propagan).

Todo lo que han hecho hasta ahora es enriquecer a

los de arriba,

mientras que a los de abajo los mantienen

en condiciones de ignorancia, explotación y miseria.

Los representantes del poder terrenal se sienten

protegidos

por los hampones de la globalización,

por los administradores del dinero y el gran negocio,

por los manipuladores que mienten

y pretenden mantener al pueblo en la indefensión,

por los que dividen a la nación sólo en dos partes,

tan desiguales y tan opuestas entre sí:

La inmensa mayoría condenada a la miseria

y la insignificante clase de los ricos que lo tienen

todo,

mientras que sus contrarios están cada vez más

angustiados

por la falta de pan, vestido y casa.

Las televisoras de los inmensamente ricos

(secuaces, compinches, hermanos de los del poder),

diariamente bombardean al pueblo con mentiras

para colocarlo en contra de sus maestros

a través de los sumisos conductores de traje al igual

que sus patronos,

como los que sólo van a las re-cámaras a levantar la

mano mientras duermen

o cuando piensan qué estrategias han de utilizar

para retomar el poder en los siguientes años

y perpetuar la no-vida entre los hombre de buena

fe,

sumirlos en la desolación, en la muerte infinita.

En estos días de emergencia, los maestros,

conocedores de la historia nacional,

pretenden liberar al pueblo de la opresión.

Humildes y desdichados, los maestros del pueblo

-hoy de las calles, de las avenidas y plazas públicas

-,

han decidido ser los enemigos de los ociosos.

Sus legítimas consignas en sus gargantas de fuego

nos recuerdan los años sesentas y setentas del pasado

siglo,

cuando la presencia colectiva y el grito libertario

fueron la alternativa para oponersea la injusticia

y hacer posible la tan anhelada patria nueva,

que no ha llegado, pero que sigue siendo la utopía a

seguir.

Por temor a no tener presente ni futuro,

los jóvenes estudiantes junto a los maestros,

a través de su vehemencia, sacrificio y amor al

pueblo,

hoy salen de sus trincheras académicas

a sumarse a la pelea con entereza y hacia adelante

siempre.

(Quien sea consciente de sus derechos se ve precisado

a defenderlos).


Índice

Reconocimiento………………………………………………………………………………………

Empuñemos nuestras armas………………………………………………………………….

Introducción…………………………………………………………………………………………

La bandera de los pobres………………………………………………………………………

Salir a las calles…………………………………………………………………………………….

Índice…………………………………………………………………………………………………….

I.-

CONTEXTO INTERNACIONAL, NACIONAL Y ESTATAL: LECTURA DE LA REALIDAD.

A).-

C).-

D).-

INTERNACIONAL

1.- Crisis hegemónica, Emir Sader ………………………………………………………………………………….

2.- La elite que domina al mundo, Karen Hudes …………………………………………………………….

3.- Al descubierto una “ola privatizadora” de servicios públicos, Martín Cúneo ……………

4.- El Gran Tablero: Los puntos de conflicto de la tercera guerra mundial Por Manuel Freytas…..

5.- Israel, una máquina de asesinar y torturar en masa, Ángel Guerra Cabrera ………………………….

6.- La invasión israelí de Gaza y los campos marinos de gas ………………………………………………..

7.- Ni cohetes de Hamás ni amenaza yihadista global: Robert Fisk ………………………………………......

8.- Putin en La Habana, Jorge Gómez Barata………………………………………………………………………………

9.- Tesis política antiimperialista de Cochabamba ……………………………………………………………………..

10.- Transnacionales y Derechos Humanos: un trabajoso paso adelante

Por Atilio A. Boron …………………………………………………………………………………………………………………

AMÉRICA LATINA

1.- Poderes populares en América Latina: Pistas Estratégicas y experiencias recientes, Franck

Gaudichaud……………………………………………………………………………………………………………………………

2.- La dominación de espectro completo sobre América Latina, Ana Esther Cenceña ………………..

NACIONAL

1.- Aprueban en el Senado despojo de agua y tierra Periódico, La Jornada ………………………………

2.- Crisis energética en México…………………………………………………………………………………………………..

3.- La insurrección en curso Gustavo Esteva……………………………………………………………………………….

4.- Los médicos, curas y maestros fueron queridos en comunidades rurales antes de la

privatización, Pedro Echeverría V…………………………………………………………………..

5.- Reforma energética y transparencia: de lo perdido lo que aparezca, Rafael de la Garza Talavera

……………………………………………………………………………………………………………………………….

II.-

PROGRAMA DEMOCRÁTICO DE EDUCACIÓN Y CULTURA PARA EL ESTADO DE MICHOACÁN Y

PROPUESTAS EDUCATIVAS ALTERNATIVAS.

A).- CRÍTICA PARA HACER LA PROPUESTA

1.- El despojo de la educación en América latina, Raquel Sosa……………………………………….

2.- La formación política de los movimientos populares latinoamericanos, Claudia Korol…………..


B).- MODELO SOCIAL

1 Sentimientos de la Nación, José María Morelos y Pavón…………………………………………………………

2 Decreto lanzado por el obispo Manuel Abad y Queipo. Obispo de Michoacán de 1810 a

1815………………………………………………………………………………………………………………………………………..

3 Carta de Benito Juárez a Matías Romero Chihuahua, 26 de enero de 1865…………………………….

4 Manifiesto de la Nación, Benito Juárez…………………………………………………………………………………….

5 Plan de Ayala, Emiliano Zapata………………………………………………………………………………………………..

6 Manifiesto de Francisco Villa al Pueblo de México………………………………………………………………….

7 Manifiesto del Partido Liberal Mexicano…………………………………………………………………………………

8.- Transmodernidad e interculturalidad, Enrique Dussel……………………………………………………………

9.- Educación popular y paradigmas emancipadores, Armando Carrillo …………………………………….

10.- La educación una arma para la lucha, Esther Pérez ……………………………………………………………….

11.- Proyecto de Educación Popular, Sección XVIII ……………….……………………………………………………..

12.- El trabajo, una nueva lectura desde los procesos de precarización, Octavio Maza………………..

13.- El rol de la educación en la hegemonía del bloque popular, María Gracia ……………………………

13.- Desafío y carga histórica. Itsván Mészáros…………………………………………………………………………….

C).-

MODELO EDUCATIVO

1.- La Educación Popular: Una construcción colectiva desde el sur y desde abajo, Marco Raúl

Mejía …………………………………………………………………………………………………………………………………….

2.- Una construcción pedagógica en y desde las corrientes críticas, Marco Raúl Mejía ………………

3.- Pedagogía liberadora y de la transformación social Marco Raúl Mejía…………………………………..

4.- La educación más allá del capital. Itsván Mészáros ……………………………………………………………..

5.- S. Makarenko una pedagogía bolchevique. Una educación colectivista a través del colectivo

6.- Fundamentos filosóficos del pensamiento educativo de Rafael Ramírez Castañeda……………..

7.- José Vasconcelos, Rafael Ramírez, Moisés Sáenz y Narciso Bassols: la cruzada de las figuras

posrevolucionarias por la creación de la Escuela Rural, Maider Elortegui Uriarte …………………

8.- El carácter de las luchas populares en México, Gerardo Peláez Ramos………………………………

9.-

Programa Político para Michoacán Sección XVIII del SNTE …………………………………..


D).-

MODELO PEDAGOGICO

1.- Progreso patria y héroes, una crítica del currículo de la historia de México, Kevin Young……

2.- Sobre las contramemorias populares y las posibilidades de una historia critica de México,

Carlos Antonio Aguirre Rojas…………………………………………………………………………………………………

3.- La geografía radical: la producción social del espacio social, Milton Santos ………………………….

4.- Ética y pedagogía, Pilar Ubilla………………………………………………………………………………………………..

5.- Ecoalfabeto, Fritjof Capra ……………………………………………………………………………………………………

6.- Una propuesta de abordaje para pensar la educación popular, Benjamín Berlanga…

7.- Educación Popular con Mujeres Rurales en México Una propuesta de abordaje para pensar la

educación popular, Benjamín Berlanga………………………………………..

8.- El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre F. Engels ……………………………..

9.- Ética: la Teoría de la Moral, en los Fundamentos de la Dialéctica Materialista, Dr. Luis Ignacio

Hernández Iriberri …………………………………………………………………………………………………….

10.- Programa de desarrollo lingüístico integral, sección XVIII …………………………………………………….

11.- Programa Desarrollo Neuronal Pleno para un Amplio Desarrollo Intelectivo ……………………….

12.- Paulo Freire: una lectura del mundo …………………………………………………………………………………….

13.- Práctica de la pedagogía crítica, Freire…………………………………………………………………………………..

E).-

EVALUACION

1.- Epistemología de la evaluación cualitativa, Enrique Pérez ……………………………..

III.-

DE LO GREMIAL A LO POPULAR

Bloque uno:

“Antecedentes históricos del proletariado al poder”

1.- Art. 39 Constitución Política de Los Estados unidos Mexicanos …………………………………………….

2.- Tesis e informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado, Lenin ……….....

3.- La agonía del capitalismo y las tareas de la 4ta Internacional (programa de transición), León

Trosky …………………………………………………………………………………………………………………………………..

Bloque dos:


“La importancia del educador popular como actor de transformación social”

1.- La importancia del educador popular como actor de transformación social, Paulo Freire……..

2.- Gramcsi y el bloque histórico…………………………………………………………………………………………………

3.- El hombre nuevo, “Che”………………………………………………………………………………………………………..

Bloque tres:

“Las alternativas para que el magisterio se una a una lucha amplia con la clase

trabajadora”

1.- Hacia la constituyente ciudadana………………………………………………………………………………………….

2.- Motivos para una constituyente ciudadana, Raymundo Espinoza y Ximena Ugarte …………….

3.- ¿Hace falta una nueva central de trabajadores? Pablo González Casanova ………………………….


I.-

Contexto Internacional,

Nacional y Estatal: lectura de

la realidad.


I.- Contexto Internacional, nacional y estatal: lectura de la realidad.

a) Internacional

1) La crisis hegemónica a escala mundial - Emir Sader

ALAI AMLATINA, 07/01/2014.- Nunca como ahora fue tan real la tensión entre un mundo que se agota, pero trata de

sobrevivir, y un mundo nuevo, con grandes dificultades para afirmarse. En ese vacío se inserta un mundo inestable,

turbulento, y una gran lucha por la nueva hegemonía mundial.

La decadencia de la hegemonía norteamericana en el mundo y el agotamiento del modelo neoliberal son evidentes

pero, al mismo tiempo, no surge todavía en el horizonte una potencia o un grupo de países que puedan ejercer la

hegemonía mundial en lugar de Estados Unidos. Tampoco aparece un modelo que pueda disputar con el neoliberalismo

la hegemonía económica a escala mundial. Los gobiernos posneoliberales latinoamericanos no tienen todavía la fuerza

suficiente como para disputar esta hegemonía global.

La victoria en la guerra fría no ha significado que la imposición de la Pax Americana haya traído estabilidad al mundo. Al

contrario, nunca como ahora han proliferado tantos conflictos violentos, porque Estados Unidos se vale de su

superioridad militar para tratar de transferir los conflictos al plano del enfrentamiento violento. Así ocurrió en

Afganistán, Irak, Libia, sin que hubiera tenido capacidad para imponer estabilidad política sobre los escombros de las

intervenciones militares. Esos países continúan siendo epicentros de guerra en el mundo actual.

En el caso de Siria – y, por extensión Irán – Estados Unidos ni siquiera fueron capaces de generar las condiciones

políticas mínimas para nuevas intervenciones militares, teniendo que participar en procesos de negociaciones de paz.

Sin embargo, Estados Unidos continúa siendo la única potencia mundial, que articula su poder económico, tecnológico,

político, militar y cultural, para imponerse como el país de mayor influencia en el mundo, el único que tiene una

estrategia global. Ni China, ni la debilitada Unión Europea, ni América Latina, o un conjunto de fuerzas articuladas entre

sí, logran oponerse a la hegemonía norteamericana en el mundo.

La profunda y prolongada crisis económica que afecta al centro del capitalismo ha demostrado que sectores del Sur –en

Asia y América Latina– pueden defenderse, sufriendo los efectos de la recesión, pero sin entrar en ella, como había

ocurrido en las otras crisis del centro del sistema. Porque ya existe en el mundo un cierto grado de multilateralismo

económico, que ha permitido que los países con gobiernos posneoliberales hayan podido defenderse y no caer en

recesión, gracias a los intercambios Sur-Sur y a los realizados en los procesos de integración regional en América del Sur,

y a la enorme expansión de los mercados internos de consumo popular. Sin embargo, las fuertes presiones recesivas no

dejan de afectar a esos países, haciendo que necesiten respuestas integradas para la reactivación de sus economías.

Sin embargo, a pesar del desprestigio de las políticas neoliberales, que han provocado la crisis en el centro del sistema y

han demostrado ser impotentes, hasta ahora, para superarla, el modelo neoliberal sigue siendo dominante en gran

parte del sistema económico mundial. Las medidas puestas en práctica por los gobiernos europeos, por ejemplo, son de

carácter neoliberal, diseñadas para reaccionar frente a una crisis neoliberal, es decir, están echando alcohol al fuego.

Porque el neoliberalismo no es solamente una política económica, es un modelo hegemónico, que guarda estrecha

relación con la hegemonía del capital financiero a escala mundial, con el bloque Estados Unidos-Gran Bretaña desde el

punto de vista político, así como con un modo de vida (el llamado modo de vida norteamericano), centrado en el

consumo, en la mercantilización de la vida y de los shopping-centers. Es un punto de no retorno del capitalismo a escala

global, que impone, a la vez, los límites de las propuestas de acción de las grandes potencias políticas y de los grandes

organismos internacionales.

Así el mundo seguirá viviendo, por lo menos hasta la primera mitad del nuevo siglo, un período de turbulencias, en el

que la decadente hegemonía norteamericana se mantendrá, aun con crecientes dificultades. De igual manera


continuará el predominio del modelo neoliberal, aunque debilitado, y condenando a la economía mundial a procesos de

mayor concentración de la renta, exclusión de derechos y continua recesión económica.

Una profunda y extensa crisis de hegemonía se impone así en escala mundial, con persistencia de los viejos modelos y

dificultades para la afirmación de las alternativas.

- Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas Públicas da Universidade

Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).

2) La élite que domina al mundo - Karen Hudes

Soplona del Banco Mundial Revela Como La Elite Domina Al Mundo

Karen Hudes es graduada de la escuela de leyes de Yale y trabajó en el departamento legal del Banco Mundial durante

20 años. De hecho, fue despedida por revelar información sobre la corrupción dentro del Banco Mundial, su puesto era el

de “asesora jurídica superior.”

Ella tuvo una perspectiva clara para visualizar como la élite domina el mundo, y la información que está revelando al

mundo es absolutamente sorprendente. De acuerdo a Hudes, la élite utiliza un núcleo hermético de instituciones

financieras y mega-corporaciones que dominan el planeta.

Karen Hudes del Banco Mundial expone la estructura de la élite.

La meta es controlar, nos quieren a todos como esclavos de la deuda, quieren a todos nuestros gobiernos esclavos a la

deuda, y quieren a todos nuestros políticos adictos a las gigantes contribuciones financieras que ellos canalizan a las

campañas. Como la élite también es dueña de todas los medios de información principales, esos medios nunca

revelarán el secreto de que hay algo fundamentalmente errado en la manera en que nuestro sistema trabaja.

Recuerda, no es un paranoico de teorías de conspiración el que dice estas cosas. Esta es una abogada educada en Yale

que trabajó en el Banco Mundial por dos décadas. El siguiente resumen de sus credenciales viene directo de su sitio

web:

“Karen Hudes estudió Leyes en la Escuela de Leyes y Economía de la Universidad de Amsterdam. Ella trabajó en el Banco

de Exportaciones e Importaciones de EUA de 1980-1985 y en el Departamento Legal del Banco Mundial de 1986-2007…”


Hoy, Hudes está intentando exponer el sistema financiero corrupto que la élite mundial utiliza para controlar las

riquezas del mundo. En una entrevista con el “New American”, ella discute como estamos permitiendo a voluntad que

este grupo de elitistas dominen por completo los recursos del planeta…

“Una ex-interina del Banco Mundial, ex-Asesora Jurídica Superior, Karen Hudes, menciona que el sistema financiero

mundial es dominado por un pequeño grupo de figuras corruptas hambrientas de poder centralizadas alrededor de la

Reserva Federal de EUA (corporación privada). La red, además, ha obtenido el control de los medios para cubrir sus

crímenes, explica. En una entrevisa con el New American, Hudes dice que busca aclarar muchos asuntos alrededor del

Banco Mundial, ella fue despedida por sus esfuerzos. Ahora, junto con una red de “soplones”, Hudes está determinada a

exponer y darle fin a la corrupción. Y ella está segura de su éxito.

Citando un explosivo estudio Sueco del 2011 publicado en el diario PLOS ONE en la “red de control corporativo global,”

Hudes apuntó a un pequeño grupo de entidades — principalmente instituciones financieras y especialmente bancos

centrales — ejercen una masiva influencia sobre la economía internacional detrás del telón. “Lo que realmente está

sucediendo es que los recursos globales son dominados por ese grupo,” explicó, agregando que “los ladrones de poder

corruptos” han logrado dominar también los medios. “A ellos se les está permitiendo hacerlo.”

Previamente, se ha escrito acerca del estudio Sueco que menciona Hudes. Fue conducido por un grupo de

investigadores del Instituto Federal de Tecnología en Zurich, Suiza. Ellos estudiarion las relaciones entre 37 millones de

compañías e inversionistas mundialmente, y lo que descubrieron es que hay una “super-entidad” de únicamente 147

mega-corporationes herméticamente estructuradas que controlan el 40% de toda la economía global…

“Cuando el equipo finalmente desenredó la red de adueñamiento, encontró que casi todo puede ser rastreado a esta

“super-entidad” de 147 compañías aún más herméticas – cuya propiedad es adueñada por otros miembros de esa super

entidad – que controla el 40% de las riquezas de la red. “En efecto, menos del 1% de las compañías controlan el 40% de

toda la red mundial,” dice Glattfelder. La mayoría instituciones financieras. El top 20 incluye a Barclays Bank, JPMorgan

Chase & Co, y The Goldman SachsGroup.”

Corporatocracia


Pero la élite mundial no solo controla estas mega corporaciones. De acuerdo a Hudes, también dominan las

organizaciones no-electas, que no responden a ningún país y que controlan las finanzas de virtualmente toda nación

sobre la faz de la Tierra. El Banco Mundial, el FMI y los bancos centrales como la Reserva Federal literalmente controlan

la creación y el flujo del dinero en el mundo.

En el ápice de este sistema se encuentra el Banco de Pagos Internacionales. Es el banco central de los bancos centrales,

y en el siguiente vídeo en Inglés se puede escuchar a Hudes decirle a Greg Hunter lo siguiente…

“No tenemos que esperar a que alguien despida a la Reserva Federal o al Banco de Pagos Internacionales … Algunos

estados han empezado a reconocer la plata y el oro, metales preciosos, como moneda.”

Reserva Federal de EUA

Mucha gente ni siquiera a escuchado sobre el Banco de Pagos Internacionales, pero es una organización de extrema

importancia. En un artículo anterior en Inglés, se describe como este “banco central del mundo” es literalmente inmune

a las leyes de cualquier país…

“Una organización internacional inmensamente poderosa del cual la mayoría ni siquiera han escuchado, secretamente

controla la producción de dinero del mundo entero. Es llamado el Banco de Pagos Internacionales, y es el banco central

de los bancos centrales. Está ubicado en Basilea, Suiza, pero tiene sucursales en Hong Kong y en la Ciudad de Méjico. Es

esencialmente un banco central del mundo no-electo que tiene completa inmunidad de impuestos y leyes

internacionales. Hasta Wikipedia admite que “no responde a ningún gobierno nacional.“ Hoy, 58 bancos centrales a

nivel mundial pertenecen al BPI, y tiene, por mucho, mas poder en la economía de los EUA (o la economía de cualquier

otro país) que cualquier político. Cada dos meses, los banqueros centrales se reúnen en Basilea para otra “Reunión de

Economía Mundial”. Durante estas reuniones, se toman decisiones que afectan a todo hombre, mujer y niño en el

planeta, y ninguno de nosotros tiene alguna palabra en lo que se decide. El Banco de Pagos Internacionales es una

organización que fue fundada por la élite mundial, que opera en beneficio de la misma, cuyo fin es ser una de las piedras

angulares del venidero sistema financiero global unificado.”


Banco de Pagos Internacionales es el banco central de los bancos centrales.

Este sistema no existe por accidente. De hecho la élite mundial ha estado desarrollando este sistema durante mucho

tiempo. En un artículo en Inglés llamado “Quién dirige el mundo? Prueba sólida de que un grupo de elitistas son los

maestros titiriteros“, se incluye una cita del profesor de historia Carroll Quigley, de Georgetown University, de uno de

sus libros escrito en 1966 en el cual discute los planes de la élite para con el Banco de Pagos Internacionales…

“Los poderes financieros del capitalismo tenían otra meta, nada menos que crear un poder financiero global en manos

privadas, capaz de dominar el sistema político de cada país y la economía del mundo como un todo. Este sistema

funciona de una manera feudal en la cual los bancos centrales actúan en concierto, por acuerdos secretos concretados

en frecuentes reuniones y conferencias privadas. El ápice del sistema es el Banco de Pagos Internacionales en Basilea,

Suiza, un banco privado controlado por los bancos privados de distintos países, que a su vez están en manos privadas. “

Y eso es exactamente lo que tenemos hoy en día.

Tenemos un sistema de “neo-feudalismo” en el cual todos nuestros gobiernos están esclavizados a la deuda. Este

sistema es gobernado por los bancos centrales y por el Banco de Pagos Internacionales, y sistemáticamente transfiere

las riquezas del mundo fuera de nuestras manos hacia las manos de la élite mundial.

La mayoría de gente no sabe lo que sucede porque la élite mundial controla lo que vemos, escuchamos y pensamos.

Hoy tenemos a 6 gigantes compañías de información global que controlan el 90% de las noticias y entretenimiento que

observamos.


6 grandes corporaciones de propaganda de la élite mundial.

Este es el sistema insidioso que Karen Hudes busca exponer.

Fuente en Inglés (traducido).

3.- El trabajo, una nueva lectura desde los procesos de precarización, Octavio Maza

4. Al descubierto una “ola privatizadora” de servicios públicos

Martín Cúneo, Tom Kucharz

Diagonal

Una filtración de documentos confidenciales sobre las negociaciones confirma las sospechas: el tratado de libre

comercio entre EE UU y la UE incluye los servicios públicos.

“Lo que había hasta ahora eran conjeturas”, afirma Fátima Aguado, secretaria internacional de la Federa-ción de

Servicios a la Ciudadanía de Comisiones Obreras. Tras la filtración de tres documentos secretos de trabajo que sirven de

base para las negociaciones del Tratado Transat-lán-tico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre EE UU y la UE, las

conjeturas se convirtieron en certezas. “Lo que quieren hacer es abrir el mercado de los servicios públicos a las

empresas estadounidenses”, dice.

En los documentos, publicados el pasado 13 de junio a través de Filtra.la, proyecto en el que colaboran Diagonal, junto

con eldiario.es, La Marea y Mongolia, se enumeran los servicios que la Comisión Euro-pea está dispuesta a negociar con

el Gobierno de EE UU. Sanea-miento de aguas, mutuas, servicios sociales y asociados a la sanidad o la educación son

algunos de los sectores que, según los documentos filtrados, po-drían ser objeto de liberalización.

El TTIP es un extenso ajuste legislativo que desde verano de 2013 están negociando la UE y EE UU. La sexta ronda de

negociaciones tendrá lugar en Bruselas a partir del 14 de julio. “El objetivo de la Comi-sión Euro-pea y los funcionarios

estadounidenses es llevar a cabo las conversaciones lo más rápidamente posible y sin que los detalles lleguen a la

opinión pública, con la esperanza de cerrar las negociaciones antes de que la ciudadanía en Euro­pa y EE UU descubra la


verdadera envergadura de la amenaza que supone el TTIP”, comenta John Hillary, de la organización londinense

WaronWant.

Como han admitido funcionarios de ambas partes, la principal función de este tratado es eliminar las “barreras” que

limiten los beneficios de las corporaciones a ambos lados del At-lántico. Estas “barreras” son en rea-lidad normativas en

materia de derechos sociales, laborales y ambientales. “Además de su programa desregulador, el TTIP también pretende

crear nuevos mercados abriendo el sector de los servicios públicos y la contratación pública a las empresas

transnacionales, lo que amenaza con provocar nuevas olas de privatizaciones en sectores clave como la sanidad o la

educación”, alerta Hillary.

Ataque a la sanidad pública

En una carta a John Boehner, portavoz de la Cámara baja de EE UU, el representante de Comercio de EE UU,

DemetriosMa-ran-tis, confirmaba que usará el TTIP para “cuestionar el funcionamiento de cualquier monopolio

designado” en el ámbito de los servicios públicos. En consecuencia, como relata John Hillary, algunos miembros del

Parla-mento británico han alertado de que el TTIP podría “destruir” el Servicio Nacional de Salud (NHS) si las compañías

estadounidenses se hacen con el derecho de adjudicarse contratos de gestión clínica.

Por ello, colectivos como Pacientes Orga-nizados en De-fensa del NHS se han sumado a la campaña contra el TTIP.

También en el Estado español, la Federación de Aso-cia-ciones en Defensa de la Sani-dad Pública (FADSP) denuncia que

el TTIP agranda el peligro para el sistema público de sanidad. La federación señala varias amenazas para la sanidad

pública europea. En concreto, los gobiernos no podrán recuperar los servicios externalizados o privatizados, aunque

“sean un desastre y sus gastos exorbitantes”. Con el TTIP en vigor, el mercado debería abrirse a las corporaciones

transnacionales y garantizar que se ofrece a los inversores y proveedores de servicios extranjeros el mismo trato que a

los proveedores locales, algo que se conoce en la jerga del derecho comercial como “trato nacional”.

Esta cláusula podría constreñir la capacidad de los Estados para controlar el número y el tamaño de los proveedores

privados que entran en el mercado europeo y que dirigen los sistemas de salud. Las compañías de seguros médicos o de

servicios hospitalarios podrían impugnar legalmente las políticas públicas de salud. El tema está generando

preocupación en sindicatos y en las mareas.

La Comisión Europea ha negado repetidas veces que se esté negociando la liberalización de los servicios públicos. No

obstante, también reconoció en el pasado que la cláusula no protege los servicios públicos, dada la restringida definición

sobre qué servicios pueden ser excluidos.

En efecto, tal como afirma Pablo Sánchez, responsable de comunicación de la Federación Europea de Sindicatos de

Servicios Públicos (EPSU), todo depende de la definición de servicio público. “Cuan-do la Comisión habla de sanidad

pública se refiere a la sanidad financiada por el Estado, pero no a una concesión que una empresa privada, por ejemplo,

puede tener con un hospital, y esto deja abierta la puerta casi a cualquier cosa”, añade. El comercio de servicios es una

categoría muy amplia que incluye, por ejemplo, la telemedicina, el turismo médico o el movimiento temporal de

enfermeras.

Una ambigüedad que puede ser muy rentable para el capital privado y puede profundizar las desigualdades sociales. “En

algunos países los servicios sociales se hacen a través de mutuas, es decir, con financiación privada. En otros, como

Rumanía, directamente no existen los servicios sociales. Por poner otro ejemplo, Sanitas se ocupa con un contrato de los

casos de alzheimer de la Comu-nidad de Mur-cia. Todo esto estaría abierto a la liberalización con la firma del tratado”,

explica.

La definición de servicio público de la Comisión Europea tampoco protege el carácter público del agua. Es a través del

procesamiento y saneamiento, “el león del proceso productivo”, donde el tratado con EE UU intenta avanzar en la

“privatización del agua”, afirma Sánchez. Un ejemplo es la ciudad de Bruselas, donde la gestión del agua es pública, pero

el saneamiento es privado, y “cuando se enfadan cierran la planta y, literalmente, toda la mierda va al canal”.

Acceso ilimitado


“La opinión mayoritaria de los sindicatos europeos es que el TTIP es la directiva Bolkestein por la puerta de atrás”,

explica Fátima Aguado, de CC OO. Según los documentos filtrados, la Comisión Europea persigue un nivel de

“profundidad sin precedentes” en los compromisos que la UE está dispuesta a asumir en la liberalización del sector de

servicios para ofrecer un acceso ilimitado a las multinacionales de EE UU a los mercados europeos, y espera la misma

respuesta del Gobierno de EE UU y de sus Estados federales para las multinacionales de la UE.

Detrás del tratado, señala Aguado, hay una operación para equiparar a la baja los estándares ambientales, sociales y

laborales: “EE UU incumple cinco convenios de la Organización Internacional del Trabajo, particularmente los que tienen

que ver con los derechos a la negociación colectiva, la libertad sindical, el salario mínimo y cuestiones de igualdad”.

Otra de las conclusiones que se pueden extraer de la filtración es que será posible liberalizar servicios tan cruciales como

la gestión de residuos tóxicos, las licencias de radiodifusión y los estudios de impacto medioambiental. “Ya no es la

Administración pública la que con sus inspectores va a hacer un estudio sobre cuál es el impacto de un proyecto, sino

que serán grandes corporaciones de auditoría como Deloitte, ‘socio’ de la compañía que desarrolla el proyecto”, dice

Pablo Sánchez. Sin embargo, señala este sindicalista, la oposición al TTIP y las primeras filtraciones está dando

resultados: “Intentaron hacerlo por la vía rápida y han visto que tienen que hacer consultas con la sociedad civil”.

5. El Gran Tablero: Los puntos de conflicto de la tercera guerra mundial

Por Manuel Freytas (*)

manuelfreytas@iarnoticias.com

Informe especial

Los desenlaces se retrasan, pero las causas y los intereses estratégicos determinantes están. No desaparecieron.

Diferentes teatros de conflicto militar surgen y se suceden escalonadamente (sin que todavía se toquen) en África del

Norte, Eurasia o Medio Oriente.

La llamada "primavera árabe", Libia, las operaciones terroristas de EEUU y las potencias en Siria, Irán e Israel, son piezas

claves de un mismo proceso cuyo estallido puede producir un efecto encadenado no solamente en la región sino a

escala global.

Algunos conflictos como el de Irán-Israel, el Cáucaso, la crisis de los misiles EEUU-Rusia, el conflicto entre las dos

Coreas, solo están desactivados en el plano militar provisoriamente. A la espera del desenlace, mientras las potencias

buscan diferentes "salidas" con negociaciones de paz o acuerdos diplomáticos que eviten una confrontación militar

abierta desfavorable para sus intereses.

Las cuestiones estratégicas (y de desenlace conflictivo) que definen y priorizan las líneas matrices del orden capitalista

internacional en crisis tiene claramente tres protagonistas centrales:

A) EEUU, Unión Europea y el "eje occidental" (bloque dominante del capitalismo que extiende sus tentáculos para

apoderarse de los recursos energéticos, rutas y mercados de Eurasia, Africa y Medio Oriente).

B) Rusia, China y el "eje asiático" (Bloque del capitalismo emergente que disputa una (por ahora) guerra comercial por

áreas de influencia con el eje USA-UE que genera roces y conflictos militares localizados y a escala global, como el de

Georgia, en el Cáucaso).

C) Irán y el "eje islámico" (Bloque de países asentados sobre más del 80% de las reservas mundiales del petróleo y de los

recursos estratégicos en disputa).

Estos tres bloques centrales van a definir (a modo de desenlace, y cuando la crisis económica global se retroalimente

con la crisis energética global ) un escenario estratégico de tercera guerra mundial intercapitalista que tendrá como

detonante claves los distintos frentes de conflicto que hoy se extienden por Eurasia, Africa y Medio Oriente.

La llave estratégica que convierte a estos frentes de conflicto en UNO SOLO, es Irán y el conflicto del mundo islámico

con Israel, por una lado, y por otro el proceso de "rebeliones democráticas" árabes" que divide y enfrenta a las

principales potencias islámicas entre sí, y balcaniza el mundo árabe islámico en un frente "occidental" (Arabia Saudita y


Turquía), y otro "islamista" (Irán, Siria, Afganistán y Pakistán) y conforman la mecha de encendido hacia cualquier

desenlace militar futuro en Eurasia, Medio Oriente y África.

El elemento fundamental que define y da sustento a la contradicción fundamental (que va a precipitar el desenlace) es

el petróleo junto con los recursos estratégicos, como es el caso del agua y la biodiversidad, claves y esenciales para el

funcionamiento global del sistema capitalista, cuyas reservas se agotan sin que todavía se hayan conseguido alternativas

para sustituirlo.

Todos los conflictos que hoy se desarrollan en el planeta (sean de orden político, militar o social) abrevan en forma

subsidiaria en esa guerra subterránea intercapitalista por el control de los recursos estratégicos claves para la

supervivencia futura de las potencias capitalistas.

La madre de todas las guerras

En general, todo los que EEUU y la UE presentan como "guerra contra el terrorismo" en los escenarios de Asia, Africa o

Medio Oriente, son conflictos fabricados (por la CIA y los servicios occidentales) como estrategia de posicionamiento

sobre determinadas fuentes de recursos o zonas de control geopolítico militar.

En el terreno geoeconómico, la razón central de las disputa son las fuentes y las rutas de la energía y del petróleo, y las

alianzas por el control de los mercados.

Rusia y China (en planos separados) disputan con EEUU y la Unión Europea una guerra por áreas de influencia

económica y conquista de mercados que se extiende por Asia, Medio Oriente, África y América Latina.

Debajo de este centro gravitante (el ombligo de la tercera guerra mundial) se ubican, a modo de emergente

encadenado, todos los conflictos (militares, políticos o económicos) que se suscitan y están activos en Asia, Africa,

Europa y América Latina.

Este es el punto central para entender ordenada y lógicamente los últimos movimientos de piezas que está realizando

EEUU, tanto en el espacio ruso como en el espacio chino.

Además, en la agenda militar y geopolítica del espacio asiático Pekín, igual que Moscú, se sitúa en las antípodas del

proyecto estratégico del eje EEUU-UE que militarizó la región euroasiática para desestabilizar las redes energéticas de

Rusia, de las cuales China es la principal beneficiaria.

En ambos espacios (el ruso y el chino) la expansión militar y la guerra psicológica mediática del eje "occidental" USA-UE

son ejercidas como medio de presión en la guerra por los mercados y los recursos estratégicos, principalmente

energéticos.

En lo geoeconómico, se trata de una guerra por el control de las redes de oleoductos (corredores energéticos)

euroasiáticos donde China juega su supervivencia al lado de Rusia.

Los lineamientos del "nuevo orden mundial" construido sobre la base del control de mercados y recursos estratégicos

es, fundamentalmente, un orden creado para que las trasnacionales, los bancos, las petroleras y la armamentistas

capitalistas, hagan "negocios".

En el Gran Tablero geopolítico militar del "orden mundial" vigente, la generación de una próxima guerra intercapitalista

(como emergente de diversos teatros de conflicto armado escalonados) cuenta con tres elementos detonantes

interactivos:

A) La necesidad de EEUU y de las potencias aliadas (eje USA-UE) de generar por medio de un conflicto militar un nuevo

polo de desarrollo productivo (economía de guerra) con empleo de mano laboral masiva para superar la crisis financiera

recesiva que colapsa las economías del sistema a escala global.


B) Asegurar el control militar sobre el petróleo y los recursos estratégicos perecederos del planeta que le garantice su

supervivencia como potencia hegemónica.

C) Impedir que los enemigos fundamentalistas de Israel y de las potencias hegemónicas cuenten con un gatillo nuclear

capaz de lanzar un Apocalipsis sobre sus metrópolis imperiales.

En las antípodas de esta guerra intercapitalista, el eje Moscú-Pekín (más Teherán), desafiando la hegemonía europeoestadounidense,

trazaron acuerdos militares estratégicos y consolidaron un bloque militar y económico común en Asia,

en abierto reto a la OTAN.

En ese juego, el "Gran Juego", Moscú y Pekin mueven sus propias piezas en el teatro de operaciones de la guerra

intercapitalista por áreas de influencia que se disputa (en distintos niveles operativos) desde Eurasia y los ex espacios

soviéticos hasta el Medio Oriente.

Estos frentes de conflicto, sintetizados en un solo, resumen y vinculan todos los conflictos (latentes o activados) de Asia,

África, Medio Oriente y Europa del Este.

Es el conflicto central, el gran hilo conductor, la madre de todas las guerras.

6. Israel, una máquina de asesinar y torturar en masa

Ángel Guerra Cabrera

Rebelión

A partir del martes 8 de julio Gaza está bajo continuo ataque aéreo de Israel como parte de la operación Margen

Protector. El miércoles ya las víctimas palestinas ascendían a más de 40 muertos y cerca de trescientos heridos,

contando niños, mujeres y ancianos.

A la campaña aérea seguirá una larga incursión por tierra y el lunático jefe del estado mayor israelí ha dicho que “

activaremos toda nuestra fuerza y nos tomaremos todo el tiempo que sea necesario… para alcanzar la victoria ” . El

ejército ha llamado a 40 000 reservistas.

Ya son incontables las agresiones de Israel contra la Franja de Gaza y, en general contra los palestinos, en los minúsculos

ripios que les van quedando de lo que fue su patria alguna vez. Para justificar la nueva ola de bombardeos los

mandamases de Tel Aviv esgrimen cínicamente el lanzamiento desde Gaza de los obsoletos y defectuosos misiles de la

resistencia patriótica, ninguno de los cuales ha podido penetrar el famoso “domo de hierro”, generosamente financiado

por Washington, que entrega a Israel tres mil millones de dólares anuales en ayuda.

Los palestinos están virtualmente desarmados ante Israel, sexto exportador mundial de armas con uno de los ejércitos

más modernos del mundo y un considerable arsenal nuclear ilegal.

En Palestina no existen, incluso desde bastante antes de la funesta creación del Estado hebreo(1948), otros agresores

que no sean los sionistas. Me baso en los brutales métodos de expulsar millones de palestinos de sus tierras a la fuerza,

el arrasamiento de aldeas y el asesinato de sus habitantes, la destrucción de miles de casas y de cientos de olivares y

otros medios de subsistencia, la erección del muro de la ignominia y el robo descarado del agua a sus dueños. Además,

la no retirada de los territorios ocupados en 1967 y el incumplimiento de todas las resoluciones del Consejo de

Seguridad de la ONU en defensa de los derechos palestinos. La lucha armada palestina contra la ocupación extrajera es

totalmente defensiva y un derecho consagrado por la ley internacional.

¿Tres jóvenes israelíes, hijos de colonos ilegales, secuestrados y asesinados? Nada justifica ese crimen pero sí existe la

posibilidad de explicarse en qué condiciones se puede producir. Y no necesariamente por extremistas palestinos pues la

turbiedad con que la autoridad ocupante ha manejado y censurado la información sobre el hecho, refuerza la sospecha

de que el sionismo haya montado una operación de falsa bandera con tal de hacer inviable el alentador acuerdo de

unidad entre Fatah y Hamás y la formación de un gobierno central apoyado por ambas organizaciones.


En cuanto a menores asesinados, la soldadesca israelí tiene el triste record de haber ultimado 15 jóvenes en la operación

de castigo al estilo nazi montada en Cisjordania en los días posteriores al secuestro, del que, por cierto, se acusó a

Hamás sin pruebas. Luego un grupo de colonos que ya confesó su crimen quemó vivo a un muchacho palestino.

Desde 2000 hasta abril de este año balas israelíes habían segado la vida de de 1520 niños palestinos. En junio de 2013 el

Comité para los Derechos de los Niños de la ONU denunció que los niños palestinos son sistemáticamente heridos,

torturados y usados como escudos humanos por Israel. Meses antes la UNICEF había informado que cada año alrededor

de 700 jóvenes palestinos entre 12 y 17 años, en su mayoría niños, son detenidos por fuerzas israelíes y sometidos a

maltrato “sistemático”.

El periodista Uri Avnery, ex miembro de la organización terrorista Irgún y ex oficial de operaciones especiales del ejército

israelí, hoy activista por la paz y contra la ocupación, opina que al primer ministro Netanyahu aprovechó la coyuntura

para culpar a Hamás y desencadenar una operación en Cisjordania específicamente contra esta organización planeada

con “mucho tiempo de antelación” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=186811&titular=un-gueto-armado-) En

otras palabras, Israel esperaba el pretexto para hacer volar por los aires el eufemísticamente llamado proceso de paz,

esta vez echado a andar con gran fanfarria por Obama y el secretario de Estado Kerry que ahora no hacen nada por

parar la masacre.

En Gaza, objetivo fundamental del ataque viven 1.7 millones de palestinos en 360 kilómetros cuadrados, de los cuales

1.2 millones fueron expulsados de sus tierras en lo que ahora es el sur de Israel. Bloqueada, padece un 38.5 de

desempleo y un 13.8 por ciento de niños en desnutrición aguda.

Twitter: @aguerraguerra

7. La invasión israelí de Gaza y los campos marinos de gas

La invasión militar de Gaza por parte del ejército israelí en diciembre de 2008 tiene una relación directa con el control y

posesión de las estratégicas reservas marinas de gas.

Se trata de una guerra de conquista. En la costa de Gaza hay unas inmensas reservas de gas que se descubrieron en

2000.

En un acuerdo firmado en noviembre 1999 la Autoridad Palestina (AP) concedió los derechos durante 25 años de

prospección de gas y de petróleo a British Gas (BG Group) y a su socio ubicado en Atenas ConsolidatedContractors

International Company (CCC), propiedad de las familias libanesas Sabbagh y Koury.

Estos derechos sobre los campos marinos de gas corresponden en un 60% a British Gas, un 30% a

ConsolidatedContractors y un 10% al Fondo de Inversión de la Autoridad Palestina (Haaretz, 21 de octubre de 2007).

El acuerdo entre la AP y BG-CCC incluye la explotación de los campos y las construcción de un gaseoducto (Middle East

EconomicDigest, 5 de enero de 2001).

La licencia de BG cubre toda la zona marítima de Gaza, que es contigua a varias instalaciones marítimas de gas israelíes

(véase el mapa abajo). Hay que indicar que el 60% de las reservas de gas a lo largo del litoral de Gaza e Israel pertenece

a Palestina.

El grupo BG perforó dos pozos en 2000: Gaza Marina-1 y Gaza Marina-2. British Gas calcula que las reservas son del

orden de 1.4 billones de metros cúbicos, valorados en unos 4.000 millones de dólares, según cifras hechas públicas por

British Gas. El tamaño de las reservas de gas de Palestina podría ser mucho mayor.

¿Quién es dueño de los campos de gas?

La cuestión de la soberanía sobre los campos de gas de Gaza es fundamental. Desde un punto de vista legal, las reservas

corresponden a Palestina.

La muerte de Yasser Arafat, la elección del gobierno de Hamas y la debacle de la Autoridad Palestina han permitido a

Israel establecer un control de facto sobre las reservas marítimas de gas de Gaza.

British Gas (Grupo BG) ha estado tratando con el gobierno de Tel Aviv y ha ignorado al gobierno de Hamas en lo que

concierne a la explotación y derechos de prospección de los campos de gas.


La elección del primer ministro Ariel Sharon en 2001 supuso un momento crucial. El Tribunal Supremo israelí puso en

tela de juicio la soberanía palestina sobre los campos marítimos de gas. Sharon declaró taxativamete que “Israel nunca

compraría gas de Palestina”, dando a entender que las reservas marítimas de gas de Gaza pertenecen a Israel.

En 2003 Ariel Sharon vetó un acuerdo inicial que permitiría a British Gas suministrar a Israel gas natural de los pozos

marítimos de Gaza (TheIndependent, 19 de agosto de 2003).

La victoria electoral de Hamas en 2006 provocó la desaparición de la Autoridad Palestina, que quedó confinada a

Cisjordania, bajo el régimen mandatario de Mahmoud Abbas.

En 2006 British Gas “estuvo cerca de firmar un acuerdo para bombear gas a Egipto” (The Times, 23 de mayo de 2007).

Según se informaba, el primer ministro británico Tony Blair intervino en nombre de Israel con el objetivo de hacer

fracasar el acuerdo con Egipto.

Al año siguiente, en mayo de 2007, el gobierno israelí aprobó una propuesta del primer ministro israelí EhudOlmert “de

comprar gas a la Autoridad Palestina”. Se proponía un contrato de 4.000 millones de dólares, con unos beneficios del

orden de 2.000 millones, mil de los cuales iba a los palestinos.

Sin embargo, Tel Aviv no tenía intención de compartir los ingresos con los palestinos. El gobierno israelí nombró un

equipo de negociadores para discutir un acuerdo con el Grupo BG pasando por encima tanto del gobierno de Hamas

como de la Autoridad Palestina: “Las autoridades de defensa israelíes quieren que se pague a los palestinos en bienes y

servicios, e insisten en que no irá dinero alguno al gobierno controlado por Hamas” (Ibid).

El objetivo era fundamentalmente anular el contrato firmado en 1999 entre el Grupo BG y la Autoridad Palestina bajo

Yasser Arafat.

Según el acuerdo propuesto en 2007 con BG, el gas palestino de la costa de Gaza iba a ser canalizado a través de un

gaseoducto submarino al puerto israelí de Ashkelon y, por consiguiente, se iba a transferir a Israel el control sobre la

venta del gas natural.

El plan fracasó y se suspendieron las negociaciones:

“El director del MossadMeirDagan se opuso a la transacción por motivos de seguridad, [afirmando] que el dinero

recaudado serviría para financiar el terrorismo” (Miembro del KnessetGiladErdan, comparecencia ante el Knesset sobre

“La intención del viceprimer ministro EhudOlmert de comprar gas a los palestinos cuando el dinero pagado servirá a

Hamas”, 1 de marzo de 2006, citado por el teniente genera (retirado) MosheYaalon, DoestheProspectivePurchase of

British Gas fromGaza’sCoastalWatersThreatenIsrael’sNational Security? , Jerusalem Center forPublicAffairs, octubre de

2007).

La intención de Israel era evitar que se pagaran tasas a los palestinos. En diciembre de 2007 el Grupo BG abandonó las

negociaciones con Israel y en enero de 2008 cerró su oficina en Israel (Página web de BG).

El plan de invasión sobre la mesa

Según fuentes militares israelíes, el plan de invasión de Gaza bajo la “Operación Plomo Fundido” se puso en marcha en

junio de 2008:

“Fuentes de defensa afirmaron que el ministro de Defensa Ehud Barak ordenó al ejército israelí que se preparara para la

operación hace unos seis meses [junio o antes de junio], a pesar de que Israel estaba empezando a negociar un acuerdo

de alto el fuego con Hamas.”(Barak Ravid, Operation “Cast Lead”: Israeli Air Force strike followedmonths of

planning, Haaretz, 27 de diciembre de 2008).

Ese mismo mes las autoridades israelíes contactaron con British Gas con vistas a reanudar las negociaciones

concernientes a la compra de gas natural de Gaza:

“Tanto el director general del ministerio de Finanzas YaromAriav como el director general del ministerio de

Infraestructuras HeziKugler han acordado comunicar a BG la intención de Israel de reanudar las negociaciones. Las

fuentes añadieron que BG todavía no ha respondido oficialmente a la petición de Israel, pero es probable que ejecutivos

de la compañía acudan a Israel dentro de pocas semanas para entablar negociaciones con los funcionarios del gobierno

[israelí] ” (Globes online, Israel’s Business Arena, 23 de junio de 2008).

La decisión de acelerar las negociaciones con British Gas (Grupo BG) coincidió en el tiempo con la planificación de la

invasión de Gaza que se inició en junio. Parecía que Israel anhelaba llegar a un acuerdo con el Grupo BG antes de la

invasión, cuya planificación ya se encontraba muy avanzada.

Además, el gobierno de EhudOlmert encabezó estas negociaciones sabiendo que se estaba planificando la invasión. Lo

más probable era que gobierno israelí también contemplara un acuerdo político-territorial “post guerra” para Gaza.

De hecho, en octubre de 2008, dos o tres meses antes del comienzo de los bombardeos el 27 de diciembre, estaban en

marcha las negociaciones entre British Gas y los altos cargos israelíes.


En noviembre de 2008 el ministro israelí de Finanzas y el de Infraestructuras ordenaron a Israel Electric Corporation (IEC)

que entrara en las negociaciones con British Gas sobre la compra de gas natural de la concesión marítima de BG en Gaza

(Globes, 13 de noviembre de 2008).

“El director general del ministerio de Finanzas YaromAriav como el director general del ministerio de Infraestructuras

HeziKugler escribieron recientemente al director de IEC Amos Lasker para informarle de la decisión del gobierno de

permitir que las negociaciones siguieran adelante, en la línea de la propuesta marco que aprobó a principios de este

año.

El consejo de administración de IEC, encabezado por su presidente Moti Friedman, aprobó los principios de la propuesta

marco hace unas semanas. Las conversaciones con el Grupo BG empezarán una vez que el consejo de administración

apruebe la exención de la oferta” (Globes, 13 de noviembre 2008).

Gaza y la geopolítica de la energía

El objetivo de la ocupación militar de Gaza es transferir a Israel la soberanía de los campos de gas en violación del

derecho internacional.

¿Qué se puede esperar tras la invasión?

¿Cuál es la intención de Israel respecto a las reservas naturales de gas de Palestina? ¿Un nuevo acuerdo territorial, con

el estacionamiento de tropas israelíes y/o de “tropas de mantenimiento de paz”? ¿La militarización de toda la costa de

Gaza, que es estratégica para Israel? ¿Confiscar pura y simplemente los campos de gas palestinos y declarar

unilateralmente la soberanía israelí sobre las zonas marítimas de Gaza?

En ese caso, los campos de gas de Gaza entraría a formar parte de las instalaciones marítimas de Israel, que son

contiguas a las de la costa de Gaza (véase supra Mapa 1).

Todas estas instalaciones marítimas también están unidas al corredor de transporte de energía de Israel que se extiende

desde el puerto de Eilat, que es una vieja terminal de oleoducto, al puerto-terminal de oleoducto del mar Rojo y por el

norte a Haifa. La idea es que se acabe uniendo por medio de oleoducto israelo-turco, en fase de estudio, al puerto turco

de Ceyhan. Cyhan es la terminal de oleoducto transcaspioBaku-Tblisi-Ceyhan (BTC): “Lo que se está considerando es unir

el oleoducto BTC al oleoducto Trans-Israel Eilat-Ashkelon, también conocido como Israel’sTipline” (véase Michel

Chossudovsky, TheWaron Lebanon and theBattleforOil, Global Research, 23 de julio de 2006)

La invasión militar de Gaza por parte del ejército israelí en diciembre de 2008 tiene una relación directa con el control y

posesión de las estratégicas reservas marinas de gas.

Se trata de una guerra de conquista. En la costa de Gaza hay unas inmensas reservas de gas que se descubrieron en

2000.

En un acuerdo firmado en noviembre 1999 la Autoridad Palestina (AP) concedió los derechos durante 25 años de

prospección de gas y de petróleo a British Gas (BG Group) y a su socio ubicado en Atenas ConsolidatedContractors

International Company (CCC), propiedad de las familias libanesas Sabbagh y Koury.

Estos derechos sobre los campos marinos de gas corresponden en un 60% a British Gas, un 30% a

ConsolidatedContractors y un 10% al Fondo de Inversión de la Autoridad Palestina (Haaretz, 21 de octubre de 2007).

El acuerdo entre la AP y BG-CCC incluye la explotación de los campos y las construcción de un gaseoducto (Middle East

EconomicDigest, 5 de enero de 2001).

La licencia de BG cubre toda la zona marítima de Gaza, que es contigua a varias instalaciones marítimas de gas israelíes

(véase el mapa abajo). Hay que indicar que el 60% de las reservas de gas a lo largo del litoral de Gaza e Israel pertenece

a Palestina.

El grupo BG perforó dos pozos en 2000: Gaza Marina-1 y Gaza Marina-2. British Gas calcula que las reservas son del

orden de 1.4 billones de metros cúbicos, valorados en unos 4.000 millones de dólares, según cifras hechas públicas por

British Gas. El tamaño de las reservas de gas de Palestina podría ser mucho mayor.

¿Quién es dueño de los campos de gas?

La cuestión de la soberanía sobre los campos de gas de Gaza es fundamental. Desde un punto de vista legal, las reservas

corresponden a Palestina.

La muerte de Yasser Arafat, la elección del gobierno de Hamas y la debacle de la Autoridad Palestina han permitido a

Israel establecer un control de facto sobre las reservas marítimas de gas de Gaza.

British Gas (Grupo BG) ha estado tratando con el gobierno de Tel Aviv y ha ignorado al gobierno de Hamas en lo que

concierne a la explotación y derechos de prospección de los campos de gas.


La elección del primer ministro Ariel Sharon en 2001 supuso un momento crucial. El Tribunal Supremo israelí puso en

tela de juicio la soberanía palestina sobre los campos marítimos de gas. Sharon declaró taxativamete que “Israel nunca

compraría gas de Palestina”, dando a entender que las reservas marítimas de gas de Gaza pertenecen a Israel.

En 2003 Ariel Sharon vetó un acuerdo inicial que permitiría a British Gas suministrar a Israel gas natural de los pozos

marítimos de Gaza (TheIndependent, 19 de agosto de 2003).

La victoria electoral de Hamas en 2006 provocó la desaparición de la Autoridad Palestina, que quedó confinada a

Cisjordania, bajo el régimen mandatario de Mahmoud Abbas.

En 2006 British Gas “estuvo cerca de firmar un acuerdo para bombear gas a Egipto” (The Times, 23 de mayo de 2007).

Según se informaba, el primer ministro británico Tony Blair intervino en nombre de Israel con el objetivo de hacer

fracasar el acuerdo con Egipto.

Al año siguiente, en mayo de 2007, el gobierno israelí aprobó una propuesta del primer ministro israelí EhudOlmert “de

comprar gas a la Autoridad Palestina”. Se proponía un contrato de 4.000 millones de dólares, con unos beneficios del

orden de 2.000 millones, mil de los cuales iba a los palestinos.

Sin embargo, Tel Aviv no tenía intención de compartir los ingresos con los palestinos. El gobierno israelí nombró un

equipo de negociadores para discutir un acuerdo con el Grupo BG pasando por encima tanto del gobierno de Hamas

como de la Autoridad Palestina: “Las autoridades de defensa israelíes quieren que se pague a los palestinos en bienes y

servicios, e insisten en que no irá dinero alguno al gobierno controlado por Hamas” (Ibid).

El objetivo era fundamentalmente anular el contrato firmado en 1999 entre el Grupo BG y la Autoridad Palestina bajo

Yasser Arafat.

Según el acuerdo propuesto en 2007 con BG, el gas palestino de la costa de Gaza iba a ser canalizado a través de un

gaseoducto submarino al puerto israelí de Ashkelon y, por consiguiente, se iba a transferir a Israel el control sobre la

venta del gas natural.

El plan fracasó y se suspendieron las negociaciones:

“El director del MossadMeirDagan se opuso a la transacción por motivos de seguridad, [afirmando] que el dinero

recaudado serviría para financiar el terrorismo” (Miembro del KnessetGiladErdan, comparecencia ante el Knesset sobre

“La intención del viceprimer ministro EhudOlmert de comprar gas a los palestinos cuando el dinero pagado servirá a

Hamas”, 1 de marzo de 2006, citado por el teniente genera (retirado) MosheYaalon, DoestheProspectivePurchase of

British Gas fromGaza’sCoastalWatersThreatenIsrael’sNational Security? , Jerusalem Center forPublicAffairs, octubre de

2007).

La intención de Israel era evitar que se pagaran tasas a los palestinos. En diciembre de 2007 el Grupo BG abandonó las

negociaciones con Israel y en enero de 2008 cerró su oficina en Israel (Página web de BG).

El plan de invasión sobre la mesa

Según fuentes militares israelíes, el plan de invasión de Gaza bajo la “Operación Plomo Fundido” se puso en marcha en

junio de 2008:

“Fuentes de defensa afirmaron que el ministro de Defensa Ehud Barak ordenó al ejército israelí que se preparara para la

operación hace unos seis meses [junio o antes de junio], a pesar de que Israel estaba empezando a negociar un acuerdo

de alto el fuego con Hamas.”(Barak Ravid, Operation “Cast Lead”: Israeli Air Force strike followedmonths of

planning, Haaretz, 27 de diciembre de 2008).

Ese mismo mes las autoridades israelíes contactaron con British Gas con vistas a reanudar las negociaciones

concernientes a la compra de gas natural de Gaza:

“Tanto el director general del ministerio de Finanzas YaromAriav como el director general del ministerio de

Infraestructuras HeziKugler han acordado comunicar a BG la intención de Israel de reanudar las negociaciones. Las

fuentes añadieron que BG todavía no ha respondido oficialmente a la petición de Israel, pero es probable que ejecutivos

de la compañía acudan a Israel dentro de pocas semanas para entablar negociaciones con los funcionarios del gobierno

[israelí] ” (Globes online, Israel’s Business Arena, 23 de junio de 2008).

La decisión de acelerar las negociaciones con British Gas (Grupo BG) coincidió en el tiempo con la planificación de la

invasión de Gaza que se inició en junio. Parecía que Israel anhelaba llegar a un acuerdo con el Grupo BG antes de la

invasión, cuya planificación ya se encontraba muy avanzada.

Además, el gobierno de EhudOlmert encabezó estas negociaciones sabiendo que se estaba planificando la invasión. Lo

más probable era que gobierno israelí también contemplara un acuerdo político-territorial “post guerra” para Gaza.

De hecho, en octubre de 2008, dos o tres meses antes del comienzo de los bombardeos el 27 de diciembre, estaban en

marcha las negociaciones entre British Gas y los altos cargos israelíes.


En noviembre de 2008 el ministro israelí de Finanzas y el de Infraestructuras ordenaron a Israel Electric Corporation (IEC)

que entrara en las negociaciones con British Gas sobre la compra de gas natural de la concesión marítima de BG en Gaza

(Globes, 13 de noviembre de 2008).

“El director general del ministerio de Finanzas YaromAriav como el director general del ministerio de Infraestructuras

HeziKugler escribieron recientemente al director de IEC Amos Lasker para informarle de la decisión del gobierno de

permitir que las negociaciones siguieran adelante, en la línea de la propuesta marco que aprobó a principios de este

año.

El consejo de administración de IEC, encabezado por su presidente Moti Friedman, aprobó los principios de la propuesta

marco hace unas semanas. Las conversaciones con el Grupo BG empezarán una vez que el consejo de administración

apruebe la exención de la oferta” (Globes, 13 de noviembre 2008).

Gaza y la geopolítica de la energía

El objetivo de la ocupación militar de Gaza es transferir a Israel la soberanía de los campos de gas en violación del

derecho internacional.

¿Qué se puede esperar tras la invasión?

¿Cuál es la intención de Israel respecto a las reservas naturales de gas de Palestina? ¿Un nuevo acuerdo territorial, con

el estacionamiento de tropas israelíes y/o de “tropas de mantenimiento de paz”? ¿La militarización de toda la costa de

Gaza, que es estratégica para Israel? ¿Confiscar pura y simplemente los campos de gas palestinos y declarar

unilateralmente la soberanía israelí sobre las zonas marítimas de Gaza?

En ese caso, los campos de gas de Gaza entraría a formar parte de las instalaciones marítimas de Israel, que son

contiguas a las de la costa de Gaza (véase supra Mapa 1).

Todas estas instalaciones marítimas también están unidas al corredor de transporte de energía de Israel que se extiende

desde el puerto de Eilat, que es una vieja terminal de oleoducto, al puerto-terminal de oleoducto del mar Rojo y por el

norte a Haifa. La idea es que se acabe uniendo por medio de oleoducto israelo-turco, en fase de estudio, al puerto turco

de Ceyhan. Cyhan es la terminal de oleoducto transcaspioBaku-Tblisi-Ceyhan (BTC): “Lo que se está considerando es unir

el oleoducto BTC al oleoducto Trans-Israel Eilat-Ashkelon, también conocido como Israel’sTipline” (véase Michel

Chossudovsky, TheWaron Lebanon and theBattleforOil, Global Research, 23 de julio de 2006)

original: http://www.globalresearch.ca/war-and-natural-gas-the-israeli-invasion-and-gaza-s-offshore-gas-

Fuente

fields/11680

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original: http://www.globalresearch.ca/war-and-natural-gas-the-israeli-invasion-and-gaza-s-offshore-gas-

8. Ni cohetes de Hamás ni amenaza yihadista global: la clave es la posesión de la tierra palestina

La verdadera historia oculta de Gaza que los israelíes no están contando esta semana

Robert Fisk

TheIndependent

Traducido para Rebelión por LB

OK, así pues hasta esta tarde el balance de dos jornadas de intercambio letal se eleva a 40-0 a favor de Israel. Veamos

ahora la historia de Gaza que no oirá contar a nadie en las próximas horas.

Se trata de la tierra. Los israelíes de Sderot sufren el fuego de cohetes lanzados por los palestinos de Gaza y ahora los

palestinos están recibiendo su merecido. Claro. Pero, un momento: ¿cómo es que todos esos palestinos —millón y

medio en total— han acabado hacinados en Gaza? Bueno, pues resulta que sus familias vivieron una vez en lo que ahora

se llama Israel. Y que fueron expulsados —o huyeron para salvar la vida— cuando se creó el Estado de Israel.

Y resulta también que —se aconseja aquí tomar aire con una profunda inspiración— las personas que vivían en Sderot a

principios de 1948 no eran israelíes sino árabes palestinos. Su aldea se llamaba Huj. Tampoco eran enemigos de Israel.


Dos años antes, esos mismos árabes habían escondido del ejército británico a combatientes de la Haganah judía. Sin

embargo, cuando el 31 de mayo de 1948 el ejército israelí se plantó en Huj expulsó a todos los habitantes árabes de la

población, ¡a la Franja de Gaza! Y se convirtieron en refugiados. David Ben Gurion (el primer Primer Ministro de Israel) lo

llamó una "acción injusta e injustificada". Una pena. A los palestinos de Huj nunca se les permitió regresar a sus hogares.

Y hoy, más de 6.000 descendientes de los palestinos de Huj —ahora Sederot— viven en la misérrima Gaza entre los

"terroristas" que Israel proclama querer destruir y que disparan cohetes contra lo que otrora fue Huj. Interesante

historia.

Y lo mismo cabe decir por lo que respecta al derecho de autodefensa de Israel. Lo hemos vuelto a oír hoy mismo. ¿Qué

pasaría si los ciudadanos de Londres fueran bombardeados como lo son los ciudadanos israelíes? ¿Acaso no devolverían

el golpe? Bueno, sí, pero los británicos no tenemos a más de un millón de antiguos habitantes del Reino Unido

encerrados en campos de refugiados en unos pocos kilómetros cuadrados alrededor de Hastings.

La última vez que se utilizó este argumento falaz fue en 2008, cuando Israel invadió Gaza y mató al menos a 1.100

palestinos (tipo de cambio: 1.100 contra 13). ¿Qué pasaría si a Dublín la atacaran con cohetes?, preguntó entonces el

embajador de Israel. Ahora bien, en la década de 1970 la ciudad británica de Crossmaglen, en Irlanda del Norte, sufrió el

ataque de cohetes lanzados desde la República de Irlanda pero no por ello la RAF se vengó bombardeando Dublín y

matando a mujeres y niños irlandeses. En Canadá, en 2008, los partidarios de Israel blandieron el mismo argumento

falaz. ¿Qué pasaría si a la gente de Vancouver o Toronto o Montreal la atacasen con cohetes disparados desde sus

propios suburbios? ¿Cómo se sentirían? Sin embargo, los canadienses no han empujado a campos de refugiados a los

habitantes originales del territorio canadiense.

Y ahora vámonos a Cisjordania. Al principio Benjamin Netanyahu dijo que no podía hablar con el "Presidente" palestino

Mahmoud Abbas porque no representaba también a Hamas. Luego, cuando Abbas formó un gobierno de unidad [con

Hamas], Netanyahu dijo que no podía hablar con Abbas porque se había aliado con la "terrorista" Hamas. Ahora dice

que sólo se puede hablar con Abbas si rompe con Hamas, aunque si lo hace dejará de representar a Hamas.

Mientras tanto, el gran filósofo israelí de izquierdas Uri Avnery —90 años de edad y por fortuna tan recio como

siempre—, ha llamado la atención sobre la última obsesión de su país: el peligro de que Isis lance un asalto hacia el

oeste desde su “califato” sirio-irakí y llegue hasta la ribera oriental del río Jordán.

"Y Netanyahu dijo", según Avnery, que "si no son detenidos por una guarnición israelí permanente estacionada allí (en el

río Jordán), llegarán hasta las mismas puertas de Tel Aviv". La verdad, por supuesto, es que la aviación israelí aplastaría a

Isis en el mismo instante en que osara cruzar la frontera con Jordania desde Irak o Siria.

La importancia de eso, sin embargo, es que si Israel mantiene su ejército en el Jordán (para proteger a Israel de Isis), un

futuro Estado "Palestino" no tendrá fronteras y será un enclave dentro de Israel rodeado por todas partes por territorio

controlado por los israelíes.

"Igual que un bantustán sudafricano", dice Avnery. En otras palabras, jamás existirá un Estado palestino "viable".

Después de todo, ¿acaso no es Isis lo mismo que Hamas? Por supuesto que no.

Pero no es eso lo que le oímos decir a Mark Regev, portavoz de Netanyahu. No, lo que le dijo a Al Jazeera fue que Hamas

era "una organización terrorista extremista no muy diferente de Isis en Irak, Hezbollah en el Líbano, BokoHaram ..."

Basura. Hezbolá es una milicia chií que en Siria combate a muerte contra los musulmanes sunitas de Isis. Y BokoHaram

—a miles de kilómetros de Israel— no es una amenaza para Tel Aviv.

Pero usted ya ha captado el concepto. Los palestinos de Gaza —y, por favor, olviden para siempre a los 6.000 palestinos

cuyas familias son oriundas de Sederot— están aliados con las decenas de miles de islamistas que amenazan a Maliki en

Bagdad, a Assad de Damasco o al presidente Goodluck Jonathan en Abuja. Más interesante aún: si Isis se dirige hacia las

lindes de Cisjordania, ¿por qué el gobierno israelí sigue construyendo allí colonias para los civiles israelíes de forma ilegal

y en tierras árabes?


Todo esto no tiene que ver solamente con el vil asesinato de tres israelíes en la Cisjordania ocupada o con el vil

asesinato de un palestino en la Jerusalén Este ocupada. Tampoco con la detención de numerosos militantes y políticos

de Hamas en Cisjordania. Tampoco con los cohetes. Como de costumbre, el meollo del asunto es la tierra.

9. Putin en La Habana

Jorge Gómez Barata

Progreso Semanal

¡Llegará Vladimir Putin a La Habana! El titular impacta no por lo que anuncia sino por lo que recuerda. Un símbolo que

evoca no a Rusia sino la Unión Soviética. No la crisis sino el proyecto.

14 años después Vladimir Putin regresa a La Habana. La ocasión anterior fue en una misión no agradable: remover la

base de escucha radiotécnica de Lourdes y examinar el pago de las deudas adquiridas por Cuba con la ex Unión

Soviética. Hoy la base está olvidada, la deuda negociada y el camino expedito para un relanzamiento de relaciones que

prometen a unos y pueden preocupar a otros.

Por haber nacido en 1952, Vladimir Putin creció en el difícil período de reconstrucción que siguió al triunfo sobre el

fascismo en la II Guerra Mundial de la cual la Unión Soviética emergió como una superpotencia que llenó los próximos

cuarenta años de historia. La Revolución Cubana, Fidel Castro y la Isla de la Libertad fueron compases de una formación

política que llevaron a Putin de la KGB al Kremlin.

La gira del presidente ruso por varios países de América y Canadá es como un hito que señala los cambios en la

geopolítica posguerra fría entre cuyos ingredientes figuran los avances de China, el retorno de Rusia como protagonista

de la política mundial, la supervivencia del proyecto político cubano, el empoderamiento de la una nueva izquierda

latinoamericana y la formación de un sistema de alianzas que prescinde de Estados Unidos.

Empujado por terroristas que protagonizaron el 11-S, Estados Unidos se embarcó en guerras y conflictos de los cuales no

logra salir y que no sólo han costado vidas y enormes recursos, sino ocupado la atención de sus líderes, deformando y

desacreditando lo que pudo ser la política norteamericana en la posguerra fría.

En el mismo período en que Estados Unidos se ha consumido en lejanos y estériles conflictos bélicos, Rusia remontó el

estado calamitoso en que quedó su economía como resultado de la disolución de la Unión Soviética, reconstruyó su

poderío militar, resolvió o al menos mitigó graves problemas internos y en los espacios ex soviéticos y regresó en calidad

de protagonista a la política mundial.

Rusia trabaja en la formación de un sistema de alianzas no militares que, en conjunto, forma un proyecto de

arquitectura de las relaciones internacionales, basada no en el poderío militar (aunque está presente) ni en precisiones

ideológicas y políticas y, con excepcional pragmatismo, avanza por los espacios abiertos por la geopolítica del siglo XXI

caracterizada por la globalización y las expectativas de la colaboración económica y científico- técnica.

Al regresar a América, Putin transita por el espacio aéreo norteamericano sin detenerse allí cosa que indica que, o bien

no tiene de qué hablar con su par estadounidense o no quiere hacerlo; ocupándose de reforzar la trama de los BRICS,

formado por las economías emergentes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica a la que probablemente se sume

Argentina y que en conjunto pueden formar el eslabón más fuerte de un naciente orden económico, no opuesto a

Estados Unidos aunque sí alternativo.

En ese esquema donde no todos los contornos son visibles y existen intereses que trascienden su significado real, Cuba

aporta un status que ya una vez le permitió a la Unión Soviética debutar en espacios políticos que le estaban vedados y

de ese modo romper una hegemonía que Estados Unidos no logró reconstruir nunca más.


Aquella alianza permitió a la Revolución Cubana sobrevivir y enrumbar su proyecto de desarrollo económico y social, lo

cual significó enormes ventajas para la Isla que también asumió grandes riesgos, adelantó definiciones y aportó un

capital político que solo ella poseía. No necesariamente la historia se repite; aunque… puede ocurrir.

La coyuntura creada por el curso de los acontecimientos en Ucrania y Crimea, derivada de la innecesaria aventura de

expandir la OTAN y penetrar en el corazón de Rusia, si bien significa un paréntesis en la relación de la potencia eslava

con Estados Unidos y Europa Occidental, no impide ni estorban la marcha de otros proyectos internacionales.

El riesgo para Estados Unidos es que se repita la historia y ante el estancamiento de su política hacia Cuba y la

reiteración de esquemas ineficaces para con América Latina, en especial respecto a los gobiernos populares del área,

como antes hizo la Unión Soviética, con otros argumentos e intenciones, los espacios sean ocupados por Rusia y China.

Cuba que vio finalizar la Guerra Fría para todo el mundo menos para ella y que convence a todos, menos a Estados

Unidos que, al no ofrecerle alternativas de normalización, no crea intereses que sea necesario preservar, avanza en una

relación con la cual se siente cómoda. Prácticamente todos los líderes cubanos de hoy se relacionaron con Rusia,

muchos estudiaron o viajaron allá y fuera de los espacios ex soviéticos es en Cuba donde más personas hablan ruso.

Rusia, como tampoco Cuba parten de cero. En el pasado hubo desencuentros que han sido resueltos y no hay motivos

para la crispación, sino todo lo contrario. El camino está expedito y los ambientes son propicios. Las reformas que la isla

adelanta crean un escenario adecuado para el encuentro entre socios y antiguos camaradas a quienes el pasado une

más que separar.

En ese contexto, Fidel y Raúl Castro avanzaran con Rusia y Putin sin otros límites que aquellos que voluntariamente se

asuman; probablemente ninguno. En mundo de paz y de colaboración es una fiesta a la que todos están convidados;

siempre habrá quien se excuse. ¡Ellos se lo pierden!

10. Tesis política antiimperialista de Cochabamba

Encuentro Sindical Internacional Antiimperialista

Documento aprobado en el plenario de clausura del Encuentro Sindical Internacional Antiimperialista organizado por la

Central Obrera Boliviana (COB), la Federación Sindical Mundial (FSM), con la adhesión del Gobierno del Estado

Plurinacional de Bolivia.

Creo que esta idea de la ofensiva en defensa de la Humanidad, está cada día más engranada con la realidad que estamos

viviendo en el mundo. Hugo Chávez.

Quiero animarme a plantearles algo que corresponde a los movimientos sociales del mundo: ¿cómo podemos todos

unidos enfrentar al capitalismo? Estoy convencido de que debemos elaborar una nueva tesis para salvar el planeta, una

doctrina por la vida. Evo Morales

Introducción. Crisis del capitalismo y consecuencias para la clase trabajadora

Los pueblos del mundo y especialmente los sectores populares estamos sufriendo las consecuencias de una crisis del

capitalismo. Una crisis como nunca antes hemos vivido. Una crisis que es global y estructural.

Es una crisis global porque, a diferencia de las anteriores crisis del capitalismo en el siglo XIX y en el siglo XX, en este

sistema-mundo capitalista las resistencias son locales, pero sin haber construido todavía un frente alternativo al

capitalismo. Los pueblos están dejando de creer que el capitalismo sea democrático, y también se va dejando de creer

en una democracia capitalista. Sin embargo todavía no se ha construido una alternativa al mismo de carácter global,

como la crisis que vivimos.


Y es una crisis estructural porque es la combinación de varias crisis, económica, financiera, energética, climática,

alimentaria, hídrica, institucional, política y de valores. No solo padecemos la crisis de un sistema económico y de

producción que no da más de sí, que para elevar la tasa de ganancia, o mantener la plusvalía producida a costa de la

explotación de los pueblos, trabajadores y la naturaleza del Sur, tiene que convertir a la Madre Tierra y a las personas en

objeto de su despiadado dominio depredador

Queremos resaltar la crisis climática como la cristalización de todas las crisis; la supuesta alternativa de la economía

verde como respuesta al desastre ambiental que sufrimos no suponen más que la privatización de la naturaleza y el

resto de bienes comunes, así como la demostración de que no existe capitalismo con rostro humano, estamos en una

etapa del capitalismo donde se mercantiliza todo, la vida y los bienes comunes.

Todo ello mientras se ponen en marcha guerras imperialistas para depredar los recursos naturales de los pueblos en un

círculo vicioso en el que esos recursos naturales sirven para alimentar la industria de la guerra, demostrando la

voracidad del imperialismo. Recursos naturales, energía y agua son objetivos del imperialismo que los pueblos y los

trabajadores tenemos la obligación de defender, pues son el futuro que debemos dejar en herencia, la Madre Tierra que

debemos cuidar pues es nuestro hogar.

El capitalismo ha adoptado por tanto una medida geopolítica planetaria y la crisis expone la contradicción básica del

capitalismo: la contradicción entre el carácter social de la producción y la forma capitalista de propiedad sobre los

medios de producción y la apropiación de sus resultados. En las crisis, el mecanismo entero del modo capitalista de

producción, queda subordinado a la presión de las fuerzas productivas creadas por el capitalismo.

La consecuencia de todo ello es que existen 1000 millones de personas que pasan hambre en el mundo según la FAO y

desde que comenzó la crisis el número de pobres ha aumentado en 100 millones de personas.

Pero si bien la pobreza y el hambre son los efectos más visibles de la crisis del capitalismo, todo ello va unido a la

pérdida de derechos sociales de la población, especialmente de los derechos laborales. El capital va a intentar salir de la

crisis a costa de los trabajadores

La fase superior del capitalismo es el imperialismo y el neoliberalismo en cuanto a destrucción creativa y política antiobrera.

En ciertos de los países de América Latina se pudo frenar el consenso de Washington y las recetas del Fondo

Monetario Internacional y el Banco Mundial, que buscaban las privatizaciones y restricciones de las políticas sociales,

pero hay otras partes del mundo cuyos pueblos siguen sufriendo la receta neoliberal como supuesta salida a la crisis. Sin

embargo, siguen aumentando las tasas de desempleo, y recortando los derechos sociales, la salud, la educación, a la vez

que desahucian familias enteras mientras rescatan a los bancos.

Sin embargo las recetas neoliberales ya ni siquiera pueden resolver los problemas de los países del centro del sistemamundo

capitalista. Dichos países cuentan a veces con gobiernos paralelos bajo la forma de las compañías

transnacionales que son nuevas formas de las que se dota el imperialismo para operar en los países supuestamente en

desarrollo. La riqueza de unos pocos supone la miseria de una buena parte del planeta.

Ya lo definió perfectamente Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del mundo: “Por supuesto que hay lucha de

clases y los ricos estamos ganando”.

Por lo tanto, si la lucha de clases sigue más vigente que nunca, la construcción de un proyecto alternativo que haga

frente a la crisis del capitalismo solo puede venir de los sectores populares y trabajadores organizados. La lucha sindical

por tanto cobra especial vigencia en la coyuntura actual.

Y la lucha sindical contra el capitalismo solo puede tener como horizonte el socialismo. En un mundo globalizado donde

la socialdemocracia se vendió al neoliberalismo y el socialismo construido en el Siglo XX ha tenido debilidades, la

construcción en el Siglo XXI de un socialismo indemne de los retrasos y debilidades que tenía durante el primer esfuerzo

de su implementación es tarea urgente y necesaria.


Y como ya lo definió la Central Obrera Boliviana en su Tesis Socialista de 1970, están equivocados aquellos que sostienen

que las organizaciones sindicales deben limitarse a jugar el papel de sindicatos tradeunionistas, es decir, circunscritos a

la lucha puramente económica. Sin abandonar la lucha en defensa de las condiciones materiales, los trabajadores

debemos intervenir en la vida política del país en nuestra condición de vanguardia revolucionaria. Vanguardia que en el

caso de Bolivia y otros países se complementa con el proyecto político de las naciones y pueblos indígenas originarios y

campesinos, que fusionan la lucha sindical con lo comunitario bajo un horizonte de “socialismo comunitario”.

Aporte de Bolivia

Precisamente los trabajadores del mundo celebramos el Encuentro Sindical Internacional Antiimperialista en

reconocimiento y aprendizaje de una Bolivia abigarrada donde lo obrero, lo campesino y lo indígena se fusionan en lo

comunitario bajo un horizonte de construcción socialista.

Reconocemos en Bolivia un gobierno de movimientos sociales, donde la dirección del proceso se encuentra en manos de

los sectores populares, donde el Estado se ha fusionado con la sociedad civil. Un proceso que se funda en las luchas

históricas contra la colonial, el capitalismo y el neoliberalismo. Un proyecto político, fusión de las luchas indígenas,

obreras y campesinas, que continua en construcción pero en el que nos sentimos representados los sectores populares

de nuestros países.

Reconocemos en Bolivia un Estado que ha tomado el control de los sectores estratégicos de la economía, los

hidrocarburos y energía en general, las telecomunicaciones, salud y educación, pertenecen ahora al Estado y no a los

individuos, un Estado que a la vez es síntesis de un cambio de época en América Latina, un Estado que pertenece al

pueblo, porque es del pueblo y funciona en base a las necesidades populares.

En Bolivia no solo no se reprime ni persigue a los sectores populares y sindicatos, si no que se les impulsa y apoya

política y materialmente construyendo una democracia participativa que incorpora a los trabajadores en la toma de

decisiones.

Ese otro modelo de relacionamiento con los sectores movilizados de la sociedad es el que nos muestra una democracia

viva, participativa, intercultural y comunitaria. Los sindicatos del mundo reunidos en Bolivia estudiamos el nuevo

paradigma boliviano que nos propone el Vivir Bien ante la crisis civilizatoria que vivimos. Queremos apostar a un modelo

de desarrollo y a un modelo político que piense la economía desde lo comunitario, apostando por la emancipación de

los pueblos y las comunidades para vivir en armonía con la Madre Tierra. puesta por la integración socialista Porque la

crisis del sistema-mundo capitalista y la disputa geopolítica por el control de los recursos naturales nos lleva a los

pueblos y trabajadores del mundo a un escenario donde hay que optar por uno de los dos proyectos en disputa, el de la

emancipación socialista, o el de la restauración neoliberal.

Bolivia, y los procesos de cambio en América Latina, han apostado, con diversos ritmos, intensidades y matices, por la

emancipación; de sus pueblos, de sus habitantes y de su naturaleza, recuperando la soberanía sobre sus recursos

naturales para hacer frente al proyecto imperialista y neocolonial.

Por eso hoy, aquí y ahora, los pueblos y trabajadores del mundo queremos desarrollar la reflexión del compañero

Presidente Evo Morales y venimos a proponer una tesis para salvar el planeta, una doctrina en defensa de la vida frente

a la muerte encarnada en el capitalismo. Esta tesis solo puede tener un horizonte, el del socialismo, con el aporte que

recogemos en Bolivia de lo comunitario, y solo puede estar asentada sobre tres solidos pilares, el antiimperialismo, el

anticolonialismo y el anticapitalismo.

Tesis política antiimperialista, anticolonial y anticapitalista rumbo al socialismo Nuestras realidades nacionales tienen

diferentes ritmos e intensidades, pero queremos mirarnos en el reflejo de Bolivia, donde se pasó de la resistencia a la

construcción de un instrumento político para la toma del poder, y de la toma del poder a la construcción de un proyecto

político del pueblo y para el pueblo.


Ahora queremos crear un instrumento político mundial para la construcción de un proyecto político global que dé

respuesta a la crisis estructural del capitalismo.

Antiimperialismo

El secuestro aéreo del Presidente Evo Morales hace un año poniendo de rodillas a varios países europeos constató que

el imperialismo no se va a quedar quieto ante los proyectos de transformación social que ponen en marcha procesos de

cambio en defensa de las mayorías sociales.

Un proyecto con base antiimperialista debe por tanto, repudiar el brazo armado de los Estados Unidos llamado OTAN, la

maquinaria político-militar del imperialismo.

Nuestro proyecto antiimperialista condena las bases militares que el imperialismo disemina por todo el mundo como

método de injerencia. En América Latina son 77 bases m militares conocidas que violan la soberanía política y territorial

de los países de Nuestra América.

Especial atención merece la situación de Colombia y las bases estadounidenses allá instaladas, punta de lanza para

rodear la Amazonia, elemento central de disputa geopolítica en los próximos años. La Paz en Colombia, con la que nos

comprometemos profundamente, pasa por la retirada de las bases militares pero también porque la paz venga

acompañada de la participación política de la insurgencia y la clase trabajadora y los sectores populares colombianos,

como medio para garantizar la justicia social para todo el pueblo colombiano.

De la misma manera que condenamos la injerencia imperialista mediante la instalación de bases militares, hacemos lo

mismo con las mal llamadas “guerras humanitarias”, “guerras contra el terrorismo”, “guerras preventivas” y “misiones

de paz”, solidarizándonos con los sectores populares y la clase trabajadora en Irak, Afganistán, Libia o Siria, que han visto

destruidos sus países por la codicia imperial que han visto como las guerras militares se transformaban también en

guerras económicas y culturales contra los pueblos.

Asimismo, condenamos cualquier tipo de injerencia contra gobiernos soberanos, bien sea hecha por medio del

espionaje, bien por medio de golpes de Estado como los sucedidos en Honduras o Paraguay en América Latina en este

siglo XXI, además de los intentos, fracasados por medio de la movilización popular, en Venezuela, Bolivia o Ecuador.

Injerencias que vienen acompañadas de un terrorismo mediático contra los procesos, sindicatos y movimientos sociales,

la llamada Guerra de IV Generación, el intento de construir un orden comunicacional hegemónico manejado por

transnacionales capitalistas de la comunicación que tratan de imponer sus objetivos políticos, económicos y sociales,

siempre contrarios a los intereses de la clase trabajadora y los sectores populares.

Como medida para superar las injerencias contra la soberanía política y económica de nuestros pueblos, defendemos la

desaparición del Consejo de Inseguridad de las Naciones Unidas y la democratización del propio sistema de las Naciones

Unidas.

Anticolonialismo

Consideramos que el modelo de colonización impuesto por los países del norte fue a través de crímenes de lesa

humanidad, saqueos y sometimiento de nuestros pueblos, y que las guerras han sido el instrumento de sometimiento y

dominación que ha utilizado el imperialismo para imponer su voluntad política y económica.

El orden colonial es el núcleo del genocidio, de millones de seres humanos exterminados, de cientos de lenguas

aniquiladas en beneficio de una pretendida homogeneización, de economías de complementariedad basadas en el

trueque sometidas al mercantilismo, de adelantos civilizatorios sometidos a la inquisición y de un orden social basado en

la reciprocidad reducido por el individualismo.

Apostamos por la descolonización y la destrucción de los cimientos materiales y subjetivos sobre los que se asienta el

racismo, el colonialismo interno y las nuevas formas de colonialismo externo. La descolonización implica desmontar los


cimientos institucionales, económicos, políticos y culturales del viejo régimen y construir nuevos cimientos

institucionales, económicos, políticos y culturales de una nueva forma de organizar la vida social.

La descolonización es un proceso revolucionario que lucha contra el capital financiero y contra las grandes

transnacionales, debemos derribar el mito de un capitalismo democrático o una democracia capitalista. Pero la

descolonización implica también luchar contra la colonización cultural e ideológica, el racismo, así como contra todas las

formas de discriminación. Debemos mencionar aquí el rol de la mujer en la lucha sindical y comprometernos con la lucha

contra el patriarcado, saludando el proceso de despatriarcalización que impulsa el Estado boliviano y sus movimientos

sociales.

La descolonización implica asimismo una lucha por la Interculturalidad, por otro modelo educativo que implique una

apuesta por una educación abierta, humanista, científica, tecnológica, productiva, liberadora y revolucionaria, crítica,

solidaria; orientada a la conservación y protección del medio ambiente, la biodiversidad y el territorio con soberanía.

La descolonización implica enfrentar las situaciones neocoloniales que todavía viven nuestros pueblos. En el caso de

América Latina repudiamos la ocupación de la ocupación imperialista de Puerto Rico; de Guantánamo en una Cuba

socialista que sigue resistiendo heroicamente a un bloqueo criminal; de las Islas Malvinas por el Reino Unido y la OTAN;

y nos comprometemos con la defensa de una salida al mar con soberanía para Bolivia, salida que le fue arrebatada en

una invasión imperialista impulsada por las elites económicas chilenas para quedarse con sus recursos naturales, una

verdadera integración latinoamericana pasa por darle solución a la justa demanda de Bolivia ante Chile. Tampoco

podemos olvidarnos de otras partes del mundo y en ese sentido rechazamos la ocupación de Palestina y el genocidio

que comete Israel con todo un pueblo.

Anticapitalismo

Nuestra lucha es contra el capitalismo y todas sus expresiones. Contra ese modelo destructor de toda forma de vida que

además se apropia de la plusvalía generada por los pueblos, las personas y nuestra Madre Tierra.

Todo ello dentro un momento histórico caracterizado por una guerra de alta intensidad financiera contra los procesos

de cambio. Nos sumamos a las declaraciones del Presidente Evo Morales solidarizándose con Argentina frente a un

sistema financiero global injusto e inmoral y los llamados “fondos buitres”, quieren doblegar a los procesos de cambio

mediante deudas contraídas durante las dictaduras militares y el periodo neoliberal por gobierno que servían al Fondo

Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Este sistema financiero internacional utiliza al FMI y el BM, pero también a la OIT, para debilitar la soberanía económica

de los pueblos y sus trabajadores. Condenamos esta forma de neocolonialismo financiero de los Wall Street Boys, los

operadores del capital especulativo financiero, y apostamos por una nueva arquitectura financiera internacional.

Este julio se cumplen 29 años de la Conferencia de La Habana sobre la Deuda Externa, mecanismo ilegal del capitalismo

para seguir colonizando a los pueblos, repudiamos toda deuda del mal llamado tercer mundo y apostamos por la

eliminación total de la deuda.

Parte de la mutación del capitalismo financiero son los tratos de libre comercio con los que pretenden enmascaras el

control territorial que quieren hacer de los procesos de transformación y sus recursos naturales. Rechazamos

especialmente la reedición sofisticada del ALCA que los pueblos de América Latina y los gobiernos progresistas

derrotaron en 2005 en Mar del Plata y que ahora se llama Alianza del Pacifico, herramienta imperialista de los Estados

Unidos para socavar el proceso de integración política regional en América Latina y recuperar espacios perdidos hasta el

momento por el avance de los procesos de cambio.

Frente a la Alianza del Pacifico, proponemos la Alianza de los Pueblos del Sur y de la clase trabajadora en defensa de los

recursos naturales de los pueblos y de la Madre Tierra.


No es casualidad que el ataque terrorista que vive Venezuela, país con las reservas de petróleo más grandes del mundo,

al igual que ya lo intentaron con Bolivia y Ecuador. La recuperación y soberanía sobre los recursos naturales es

fundamental pues constituye la base material de todo proceso, la posibilidad de redistribuir la riqueza y reducir las

desigualdades en países castigados por 500 años de colonización.

Al igual que defendemos la soberanía sobre los recursos naturales, defendemos también la soberanía alimentaria y nos

solidarizamos con las luchas campesinas frente a las transnacionales, al agronegocio, el uso de agrotóxicos y

transgénicos y en defensa de la soberanía alimentaria.

Rumbo al Socialismo

Sobre estos tres pilares es que proponemos la coordinación y la cooperación de la clase trabajadora y los sectores

populares que luche por la construcción del socialismo a nivel nacional, regional y mundial.

Porque para llegar al socialismo necesitamos construir previamente, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias en un

frente popular antimperialista, anticolonial y anticapitalista a partir de una alianza obrera, campesina e indígena, una

alianza de los sectores populares.

Un socialismo que solo puede ser democrático, ampliando los márgenes y límites de la democracia liberal, un socialismo

antiimperialista y anticolonial que supere todas las formas de enajenación del capitalismo, que crezca desde las raíces de

la clase obrera y los movimientos indígenas originarios y campesinos, desde las fábricas y desde el campo y las

comunidad, para construir la sociedad-comunidad a la que aspiramos, una sociedad donde el valor de uso primer sobre

el valor de cambio impuesto por el mercado y el capital.

Un socialismo con los medios de producción socializados en una sociedad donde los servicios básicos les sean

garantizados a todas las personas junto con sus derechos laborales. Todos los derechos para todas las personas.

La crisis del capitalismo lleva aparejada que para mantener la tasa de ganancia a partir de la explotación de los

trabajadores, en casi todos países del mundo la edad de jubilación aumenta, las pensiones se reducen y se mercantiliza y

privatiza la salud.

Por supuesto el socialismo al que aspiramos recoge las luchas y reivindicaciones de la clase obrera a lo largo de la

historia. Exigimos un sistema público, universal y obligatorio de seguro social para todos los países, además de la

reducción de la edad de jubilación y aumento de las pensiones pues solo de esta manera las clases populares podrán

vivir con dignidad después de su jubilación.

Nuestro proyecto socialista debe garantizar que el agua y los servicios básicos sean un Derecho Humano a partir de la

soberanía sobre los recursos naturales y energéticos que garantice los derechos sociales y laborales.

Para garantizar los derechos sociales y laborales, necesitamos construir una visión distinta del desarrollo capitalista.

El horizonte socialista debe ser necesariamente internacionalista. Un internacionalismo que como decía el Che, es la

ternura de los pueblos. Defendemos un internacionalismo alianza del movimiento obrero, campesino e indígena junto a

los movimientos de liberación nacional y todos los oprimidos del mundo que luchan por un mundo y un futuro de paz y

justicia social.

Ese internacionalismo clasista y socialista debe tener como base la formación política, si queremos enfrentar la

hegemonía capitalista en lo económico, político, cultural y mediático, debemos prepararnos para la Batalla de Ideas.

Batalla de Ideas que como nos recordaba el Comandante Fidel Castro, no significa solo principios, teoría, conocimientos,

cultura, argumentos, réplica y contrarréplica, destruir mentiras y sembrar verdades; significa hechos y realizaciones

concretas.

Conclusión


Reconocemos el aporte de la Federación Sindical Mundial en sus 69 años de vida en la defensa de la clase trabajadora en

Vietnam, Cuba, Corea, la España de Franco, el Portugal de Salazar, la Grecia de la heroica guerra civil, hasta Guatemala,

Angola, Granada y Chile, Sudáfrica, El Congo, Mozambique, Etiopía, Egipto, el Golán Sirio, el Líbano, Irak, la India,

Indonesia, Timor Oriental y el Sáhara Occidental.

Asimismo reivindicamos el legado de todos los libertadores que dieron su vida por la liberación nacional y social de sus

pueblos, Bolívar, Zapata, Martí, Sandino, el Che, Ho Chi Minh, Sankara o el Comandante Chávez además de reconocer el

aporte que al momento histórico actual ha hecho la revolución cubana encabezada por los comandantes Fidel y Raúl

Castro.

El momento de transición en que nos encontramos necesita de una coordinación de sindicatos, movimientos sociales,

los jóvenes, las mujeres e intelectuales comprometidos, para desde la defensa de los procesos de cambio, buscar la

construcción del proyecto político de liberación nacional y social de nuestros pueblos.

Pero nuestra liberación no es solo la liberación de nuestros pueblos. Es a la vez la liberación de la humanidad entera

porque nosotros no luchamos para dominar a otros; luchamos para que nadie domine a otro

Y en el camino de la liberación, es importante mantener las conquistas logradas, por lo que nos solidarizamos con el

proceso de cambio boliviano que esperamos sea reforzado en las elecciones presidenciales del 12 de octubre.

Que viva el proceso de cambio boliviano Que vivan las luchas de la clase trabajadora Contra la barbarie capitalista, por la

paz y un mundo sin explotación

Cochabamba, Estado Plurinacional de Bolivia, 2 de julio de 2014

11. Transnacionales y Derechos Humanos: un trabajoso paso adelante

Por Atilio A. Boron

El pasado jueves 26 de Junio el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas con sede en Ginebra sometió a

votación una iniciativa de Ecuador y Sudáfrica tendiente a crear un grupo de trabajo con el mandato de elaborar “un

instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre las empresas transnacionales y otras empresas.” La propuesta

tenía como objetivo avanzar en el armado de un marco legal regulatorio del comportamiento de las grandes

corporaciones a los efectos de impedir los abusos o las violaciones a los derechos humanos producidos como

consecuencia de sus actividades. Los considerandos del proyecto se apoyaban en las numerosas resoluciones y normas

de las Naciones Unidas relativas a la protección de los derechos humanos e, indirectamente, en una propuesta (aunque

no fue explícitamente mencionada en los considerandos) ventilada en el seno de esa organización en la década de los

setentas del siglo pasado.

En aquella oportunidad la inercia todavía latente de los procesos de descolonización en Asia y África y el surgimiento de

gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina (el Chile de Allende, la Asamblea Popular de Juan J. Torres en

Bolivia, la Revolución Peruana de Velasco Alvarado y la presidencia de Luis Echeverría en México) hizo posible la

construcción de un amplio consenso en el seno de la ONU relativo a la necesidad de someter a las empresas

transnacionales a reglas de carácter universal más allá de las que pudieran adoptar las legislaciones de los estados, en

muchos casos demasiado débiles para resguardar la soberanía nacional sobre sus propias riquezas y recursos naturales.

Atento a estas consideraciones el Consejo Económico y Social de la ONU propuso la creación de una comisión y un

Centro de Estudios sobre las Corporaciones Multinacionales con el propósito de elaborar un Código de Conducta para

estas empresas. Por supuesto, para los ojos de la burguesía esto era una intolerable afrenta a sus intereses porque se

proponía modificar la relación de fuerzas entre sus empresas y los países anfitriones amén de ser un inadmisible

obstáculo a la irrestricta movilidad internacional que era una de las fuentes principales de las superganancias que


obtenían en el llamado Tercer Mundo. De ahí que esa iniciativa diera origen a ásperas controversias, agravadas por los

efectos de la llamada “crisis del petróleo” de 1973, entre el bloque de gobiernos del capitalismo avanzado -liderado por

Estados Unidos y secundado por los países europeos y Japón- y el por entonces Grupo de los 77 más los países que por

entonces conformaban el campo socialista. Las tácticas dilatorias de los primeros sumadas a la esclerosis burocrática de

los organismos de Naciones Unidas precipitaron el abrupto fin de las negociaciones cuando con la elección de Margaret

Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos las burguesías metropolitanas pasaron a la ofensiva,

derrotaron a los movimientos y fuerzas políticas que desde Mayo de 1968 acosaban la dominación del capital y

eliminaron de la agenda de la ONU el proyecto. Hasta ahora.

La propuesta discutida en Ginebra días atrás retomó, con las necesarias actualizaciones, algunas de las preocupaciones

que motivaron aquel intenso debate de los setentas. Sólo que en este caso, y en el seno del CDH de la ONU, la iniciativa

fue puesta a votación y aprobada, por escaso margen, pero aprobada al fin. Votaron a favor de la propuesta de Ecuador

y Sudáfrica un total de 20 países, con 14 votos en contra y 13 abstenciones. Lo preocupante del caso es que de los 9

países de América Latina y el Caribe que integran el CDH sólo dos acompañaron con su voto la iniciativa ecuatoriana:

Cuba y Venezuela. Desgraciadamente Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México y Perú se abstuvieron. En cambio

Argelia, China, Filipinas, India, Indonesia, Pakistán, Rusia y otros acompañaron la resolución al paso que,

previsiblemente, Estados Unidos, los países europeos y Japón votaron por la negativa. Sorprendente, decíamos, la

conducta de los países latinoamericanos; sorprendente y suicida agregaríamos, porque si hay un tesoro que se debe

preservar de la voracidad de las transnacionales es la enorme riqueza de bienes comunes que tiene Nuestra América,

sede de las mayores reservas mundiales de agua, petróleo, biodiversidad y minerales estratégicos, en pos de las cuales

las grandes empresas, transnacionales o no, están dispuestas a violar la totalidad de los derechos humanos en caso de

que fuera necesario. ¿Cómo pudieron los representantes de esos seis países de América Latina y el Caribe no

solidarizarse con una iniciativa de nuestros hermanos del Ecuador y Sudáfrica, víctimas de brutales saqueos a manos de

las transnacionales, como lo prueba de manera espeluznante el desastre ambiental y humano dejado por la Chevron en

la Amazonía ecuatoriana? ¿O es que pueden ser tan ingenuos (para no utilizar un término más ofensivo) como para

suponer que la catástrofe producida en Ecuador es un desafortunado accidente que para nada refleja el modo de

actuación de las grandes empresas, sobre todo en los países de la periferia? Puede ser comprensible que Chile, Costa

Rica, México y Perú -países seducidos por el canto de sirena y las engañifas de la Alianza del Pacífico y sumamente

proclives a obedecer las órdenes de la Casa Blanca- se hayan plegado al mandato de Estados Unidos y sus aliados. ¿Pero

cómo explicar que también lo hayan hecho Argentina y Brasil? El delegado argentino, ¿se habrá abstenido para no

desgraciar a su país con la Chevron, involucrada activamente en la explotación de los yacimientos de petróleo no

convencional de Vaca Muerta o para no entorpecer las cordiales relaciones establecidas con las transnacionales mineras

que están destruyendo el ecosistema de la cordillera de los Andes? Y el representante del Perú, ¿se olvidó de los

desastres que la NewmontMiningCorporation está haciendo en Cajamarca o la Xstrata en el Proyecto Tintaya? Y el de

Brasil, ¿ignora la devastación ambiental y social producida en Carajas, en la Amazonía, donde una transnacional instaló

la mayor mina de hierro a cielo abierto del mundo? No es esta la ocasión para seguir agregando numerosos ejemplos

del impacto violatorio de los derechos humanos perpetrado por las transnacionales en cada uno de los países que se

abstuvieron de acompañar con su voto a Ecuador y Sudáfrica. Con lo dicho basta y sobra.

Para comprender los alcances de esta iniciativa y por qué la misma tendría que haber recibido el apoyo unánime de los

países latinoamericanos y caribeños presentes en Ginebra conviene reproducir las declaraciones de Stephen Townley, el

representante de Estados Unidos ante el CDH. Luego de conocido el resultado de la votación dijo que “Estados Unidos

no participará en esta iniciativa de crear un grupo de trabajo con los propósitos ya establecidos y alentaremos a otros

miembros del CDH a actuar de la misma manera.” “Alentaremos” quiere decir, en este caso, “presionaremos”, tal como

lo hiciera con su activa militancia para impedir la creación de la Corte Penal Internacional. Como diría el maestro Noam

Chomsky, ¡he ahí una clase práctica de lo que Washington entiende por democracia! Si se vota lo que EEUU quiere su

resultado es aceptado; en caso contrario, la “regla de la mayoría” se arroja al cesto de la basura y el imperio declara su

repudio a la nueva norma y promueve la generalización de su desobediencia. Townley hizo también una trascendental


aportación al derecho internacional y la ciencia política cuando dijo que las resoluciones que por mayoría pudiera emitir

el Grupo de Trabajo de la ONU ¡no serían de cumplimiento obligatorio para los países que votaron en contra de su

creación! En otras palabras: Washington se opone ex ante a cualquier proyecto de regulación de las transnacionales y de

protección de los derechos humanos aún sin saber cual habrá de ser su contenido (que será el producto de dos años de

futuras negociaciones) y si finalmente se concretará en un tratado o convenio internacional. No debería sorprender esta

declaración si se recuerda que su país es un incumplidor serial de las sentencias de la Corte Internacional de Justicia.

Ejemplos: caso del minado de los puertos de Nicaragua en la década de los ochentas, y del no otorgamiento de

asistencia consular a ciudadanos mexicanos que, sin contar con el auxilio de traductores, fueron sentenciados a penas

de muerte en Estados Unidos. Obviamente, este personaje no tiene la menor idea de lo que quiere decir la palabra

“democracia”, lo que es la ONU y lo que se supone debe ser la construcción de una legalidad internacional que torne al

mundo en un lugar más justo para vivir. Previsiblemente, los peones europeos siguieron la voz del amo y con impúdica

deshonra se apresuraron a declarar lo mismo, arrojando por la borda los últimos restos de la tradición democrática

europea.

Para concluir: una victoria muy importante y que pese a la deplorable deserción de algunos países de América Latina y el

Caribe cuenta con el aval de la constelación de actores que en la vida práctica están dando a luz un nuevo orden

internacional crecientemente multipolar y en el cual la hegemonía de Estados Unidos se encuentra cada vez más

menoscabada. Asombra la deserción de Brasil, apartándose de sus socios del BRICS que en su totalidad votaron a favor

de la propuesta de uno de sus miembros, Sudáfrica, lo que pone de relieve, por enésima vez, la clásica anfibología de

Itamaratí: estamos en el BRICS pero subrepticiamente votamos con Estados Unidos. ¿Con quién están, seriamente

hablando? Sorprende y mucho consterna la defección de la Argentina, que tiene más de un motivo para preocuparse

por el tema dada la creciente importancia que la explotación de los recursos mineros e hidrocarburíferos tiene en su

actual estrategia económica y la sintonía política existente con el gobierno de Rafael Correa. Confiemos en que esta vez,

a diferencia de lo ocurrido el siglo pasado, una nueva versión del código de conducta de las transnacionales pueda ser

aprobado y llevado a la práctica para poner fin a sus interminables tropelías. Y que los países latinoamericanos que la

semana pasada se abstuvieron –sobre todo Argentina y Brasil- replanteen su postura y colaboren activamente en las

labores de la comisión que estará encargada de preparar la nueva normativa. En suma: lo ocurrido días atrás en Ginebra

fue un pequeño paso adelante; pequeño pero significativo. La mejor prueba de su importancia la ofrece la desaforada

reacción de los representantes del poder de las transnacionales, que no ahorrarán esfuerzos para frustrar la concreción

de la digna y valiente iniciativa propuesta por Ecuador y Sudáfrica. Como dicen que dijo el Quijote (aunque esto también

está en disputa), “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”.

B) América Latina

1. Poderes populares en América Latina: pistas estratégicas y experiencias recientes

FranckGaudichaud

Viento Sur / ContreTemps

[Introducción del libro colectivo: Amériques latines. Emancipations en construction, Paris, Syllepse, 2013 (Américas

latinas. Emancipaciones en construcción), publicado en asociación con Francia América Latina.]

“Emancipación” (del latín emancipatio, -onis): Acción de liberarse de un vínculo, de una traba, de un estado de

dependencia, de una dominación, de un prejuicio .

El laboratorio latinoamericano [1]


Desde hace más de una década, América Latina aparece como una “zona de tempestades” del sistema-mundo

capitalista. La región ha conocido importantes movilizaciones colectivas y luchas sociales contra los estragos del

neoliberalismo y sus representantes económicos o políticos y, también, contra el imperialismo; dinámicas de protestas

que han llevado en algunos casos a la dimisión o la destitución de gobiernos considerados ilegítimos, corruptos,

represivos y al servicio de intereses extraños a la soberanía popular. El cambio de las relaciones de fuerzas regionales, en

el patio trasero de los Estados Unidos, se ha traducido también en el plano político e institucional en lo que ha sido

calificado por muchos observadores como “giro a la izquierda” [2] (Gaudichaud, 2012) así como, en algunos casos, en

una descomposición del sistema de partidos tradicionales:

“A comienzos de los años 90, la izquierda latinoamericana agonizaba. La socialdemocracia se adhería al más

desenfrenado neoliberalismo. Sólo algunos embriones de guerrillas y el régimen cubano, superviviente a la caída de la

URSS en un período de penuria denominado “ período especial”, rechazaban el “final de la Historia” tan querido por

Francis Fukuyama. Después de haber sido el laboratorio de experimentación del neoliberalismo, desde comienzos de los

años 2000 América Latina se ha convertido en el laboratorio de la contestación al neoliberalismo. Han surgido

oposiciones en América Latina, con formas diversas y desordenadas: revueltas como el Caracazo venezolano (1898) [3] ,

ahogado en sangre, o el zapatismo mexicano, luchas victoriosas contra los intentos de privatizaciones como las guerras

del agua y del gas en Bolivia, y también movilizaciones campesinas masivas como la de los cocaleros bolivianos y los sintierra

brasileños. Entre 2000 y 2005, seis presidentes fueron derrocados por movimientos llegados de la calle,

principalmente en su zona andina: en Perú en 2000; en Ecuador en 2000 y 2005; en Bolivia, tras la guerra del gas en

2003 y en 2005; además de una sucesión de cinco presidentes en dos semanas en Argentina, durante la crisis de

diciembre de 2001. A partir de 1999 se han constituído gobiernos que se reivindican de estas resistencias. En poco más

de una década, más de diez países se han inclinado hacia la izquierda, sumándose a Cuba donde los hermanos Castro

siguen estando en el poder. Llevados por estos poderosos movimientos sociales, nuevos gobiernos de izquierda con

trayectorias atípicas se han instalado en el poder: un militar golpista en Venezuela, un militante obrero en Brasil, un

sindicalista cultivador de coca en Bolivia, un economista hostil a la dolarización en Ecuador, un cura de la Teología de la

Liberación en Paraguay...” (Posado, 2012).

Aunque el tema del “socialismo del siglo 21” es reivindicado por líderes como Hugo Chávez, la región no ha conocido

experiencias revolucionarias, en el sentido de una ruptura con las estructuras sociales del capitalismo periférico, como

fue el caso de la revolución sandinista en Nicaragua, el castrismo en Cuba o, en cierta medida, el proceso de poder

popular durante el gobierno de Allende en Chile. Sin embargo, en un contexto mundial difícil, caracterizado por la

fragilidad relativa de las experiencias progresistas o emancipadoras, las organizaciones sociales y populares

latinoamericanas han sabido encontrar los medios para pasar de la defensiva a la ofensiva, aunque no siempre de

manera coordinada.

Haciéndose eco de las reivindicaciones de las y los “de abajo” y/o al comienzo de la crisis de hegemonía del

neoliberalismo, algunos gobiernos llevan a cabo políticas con acentos antiimperialistas y reformas de gran envergadura,

sobre todo en Bolivia, en Ecuador y en Venezuela. Más que un enfrentamiento con la lógica infernal del capital, estos

gobiernos se orientan hacia modelos nacionales-populares y de transición post-neoliberal, de vuelta al Estado, a su

soberanía sobre algunos recursos estratégicos, en ocasiones con nacionalizaciones y políticas sociales de redistribución

de la renta dirigidas hacia las clases populares, pero manteniendo los acuerdos con las multinacionales y las élites

locales (ALAI, 2012).

En estos tres últimos países se han desarrollado también los mayores avances democráticos de esta década en el plano

constitucional, gracias a innovadoras asambleas constituyentes; un contexto que ofrece nuevos espacios políticos y un

margen de maniobra creciente para la expresión y la participación de los ciudadanos. El “progresismo gubernamental”

se viste a veces también con el ropaje de un social liberalismo sui generis , en particular en Brasil (y de manera

diferenciada, en Argentina), combinando una política voluntarista y de transferencias de rentas condicionadas,

destinadas a los más pobres, favoreciendo a las élites financieras y al agrobusiness .


Según el economista Remy Herrera: “ La inteligencia política del presidente Lula se demostró al haber resuelto un dilema

completamente insoluble para sus predecesores de derecha, en su búsqueda de un neoliberalismo “perfecto”:

profundizar la lógica de sumisión de la economía nacional a las finanzas globalizadas, ampliando al mismo tiempo la base

electoral en el seno de las fracciones desfavorecidas de las clases explotadas contra las cuales se dirige sin embargo esa

estrategia. Una explicación puede ser sin duda el modo de gestionar la pobreza que ha adoptado el Estado: cambiar la

vida de los más miserables, en concreto, gracias a una renta mínima, sin tocar las causas determinantes de su miseria”

(Herrera, 2011).

En otros países, los movimientos populares tienen que seguir haciendo frente a regímenes conservadores o

abiertamente represivos, al terrorismo de Estado, a las mafias o al paramilitarismo, como ocurre en grandes países

como Colombia y México, o incluso Paraguay (desde el golpe de Estado “legal” de junio de 2012) y Honduras (desde el

golpe de Estado de 2009) [4]. En plena crisis internacional del capitalismo, la región logra asombrosas tasas de

crecimiento del Producto Interior Bruto (y además durante un largo período), que suscitan la admiración del Banco

Mundial y del Fondo Monetario Internacional, aunque se trata de un “crecimiento” desigual, basado esencialmente en

un visión neo-desarrollista que mantiene o renueva el saqueo de los recursos naturales, la extracción de materias primas

(petróleo, gas, minerales, etc.) y una fuerte dependencia respecto al mercado mundial, por medio de una estrategia de

“acumulación por desposesión” (en palabras de David Harley) extremadamente costosa en el plano social y ambiental.

Esta estrategia “extractivista”, compartida por el conjunto de los gobiernos de la región, es una de las principales

tensiones del período (Svampa, 2011):

“A nivel económico, este modelo, orientado esencialmente hacia la exportación, induce un despilfarro de riquezas

naturales en gran medida no renovables. Engendra una dependencia tecnológica respecto a empresas multinacionales y

una dependencia económica respecto a fluctuaciones de los precios mundiales de las materias primas. Aunque los

elevados precios de estas últimas en la actual coyuntura han permitido a los países de América Latina superar la crisis

después de 2008, la reprimarización de las economías, esto es, la incitación a volver a dirigirse hacia la producción de

materias primas no transformadas, las hace muy vulnerables a un eventual cambio de los mercados. En un contexto de

mundialización económica, este modelo refuerza una división internacional del trabajo asimétrica entre los países del

Norte, que preservan localmente sus recursos naturales, y los del Sur. A nivel ambiental, las minas a cielo abierto, la

sobreexplotación de yacimientos de débil concentración, el agrobusiness o incluso la extracción de hidrocarburos,

implican el vertido de metales pesados en el entorno, la contaminación de los suelos y de las capas freáticas, la

deforestación y la destrucción de los paisajes, de los ecosistemas y de la biodiversidad. [...] Esta situación crea –casi

mecánicamente– las condiciones para una intensificación de los conflictos sociales. El margen de maniobra de los

gobiernos es sin embargo estrecho: por una parte, estas economías están basadas en gran medida en la exportación de

materias primas, y por otra, las izquierdas recién llegadas al poder necesitan, para poder mantenerse, resultados

tangibles a corto plazo en términos de redistribución y de desarrollo social” (Duval, 2011).

No obstante, si comparamos el estado actual del continente con el período de los años 70-90, saltan a la vista muchos

cambios sociopolíticos. Porque habría que recordar brevemente “de dónde viene” el subcontinente. Después de los

años 80, los años de la década “robada” (más que “perdida”), años de explosión de una deuda exterior por lo general

ilegítima, los 90 fueron los años de las aplicaciones salvajes de los preceptos del FMI, de los ajustes estructurales, de la

continuación de las políticas de consenso de Washington, de las desregulaciones y privatizaciones en nombre de una

supuesta eficacia económica, que llevaron a la destrucción de sectores enteros de los servicios públicos y a una

mercantilización de los ámbitos sociales de una amplitud sin igual. América Latina ha sufrido de lleno el “neoliberalismo

de guerra” ( para retomar la expresión del sociólogo mexicano Pablo González Casanova), su hegemonía, y después su

crisis, en particular en América del sur, aunque este último persiste –e incluso se refuerza– en otros países: en México,

en Colombia y en una parte de Centroamérica. Estos períodos han sucedido en muchos casos a largas dictaduras. Chile

encarna todavía este capitalismo de desastre de los Chicago-boys y de la doctrina del “choque neoliberal” [5].


Producto de las derrotas de las izquierdas, de la represión del movimiento obrero y de la imposición de este nuevo

modelo de acumulación, el subcontinente es el más desigual del planeta: la región de las desigualdades sociales,

territoriales y raciales. A pesar de una ligera mejora en este aspecto, y también, de forma más clara, en el de la pobreza

(en Colombia, un contraejemplo, las desigualdades han continuado aumentando) (Gaudichaud. 2012) [6].

Movimientos sociales, utopías concretas, poderes populares

En un reciente análisis de las “gracias y desgracias de la conflictividad social” en Francia desde los años 1970 a los 2000,

Lilian Mathieu señala, a justo título, que: “la cuestión de las alternativas al orden capitalista se plantea con tanta

agudeza hoy que hace treinta o cuarenta años. Tal vez incluso con más urgencia: las consecuencias desastrosas de este

modo de producción para la simple supervivencia de la humanidad son ahora mucho más tangibles ”; pero también que

después de los desvíos autoritarios de varias experiencias post-capitalistas en el siglo 20: “No sólo se ha hundido la

credibilidad de las alternativas. También los intentos de construir sobre el terreno formas de vida que se sustraen al

orden dominante se han malogrado en su mayor parte y sólo son contempladas en tono de burla.

El fenómeno de las comunidades, aunque numéricamente marginal, tuvo cierto eco e impresionó mucho a los

contemporáneos, sobre todo por el hecho de ser obra de jóvenes diplomados, destinados como tales a asegurar la

reproducción del orden capitalista. Las temáticas de la “vuelta a la naturaleza” (o al “país” regional), la exigencia de

autenticidad en la producción y el consumo, la voluntad de escapar de la lógica mercantil, la reivindicación de relaciones

sociales más igualitarias (en la pareja, la familia, la empresa...), en resumen, varios elementos de lo que LucBoltanski y

EveChiapello denominan “crítica artísta” [7], han sido invalidadas tras infructuosos intentos de aplicación concreta, o

reprimidos, o “recuperados” y sometidos al orden capitalista. Estas dos lógicas de “descredibilización ” de las

alternativas al capitalismo pueden ser ilustradas con el tríptico de Albert Hirschman [8]. Al haber fracasado tanto la

opción de la “voice” (acelerar la instauración del socialismo por medio de una movilización de masas) como la del “exit”

(la instauración de “bolsas” de existencia que escapan al orden dominante, en el interior mismo de sociedades

capitalistas, sin cuestionarlas frontalmente), sólo quedaría la opción de la lealtad al capitalismo” (Mathieu, 2012).

Esta constatación parte de una descripción crítica del “nuevo espíritu del capitalismo” y de las realidades políticosociales

de los países industriales de los centros de la economía mundial y de la cuarta edad (neoliberal) del capital.

¿Pero qué ocurre en el sur y en la periferia del sistema, en las sociedades dependientes y sometidas al intercambio

desigual mundializado? Para comprender tanto los intentos de transiciones post-neoliberales como los de

construcciones comunitarias de emancipaciones locales, de autogestión territorial en América Latina, es indispensable

tener en cuenta la temporalidad propia de la región (aunque integrada en un todo mundial) y sus formaciones sociales

específicas. Así, aunque la reflexión sociológica arriba citada puede proporcionarnos elementos teóricos sobre las

relaciones actuales –y pasadas– entre experiencias revolucionarias y ensayos de construcciones locales (lo que algunos

denominan “utopías concretas”), debe estar supeditada a la consideración de las realidades de una América indo-afrolatina

.

Primera evidencia, esta realidad ha estado atravesada por grandes momentos revolucionarios y varios proyectos

nacionales, muchos derrotados, de transición antiimperialista: de la revolución mexicana de 1910 –mucho antes que la

revolución rusa– hasta las actuales –aunque embrionarias– discusiones sobre el socialismo “del siglo 21”, pasando por la

revolución cubana (1959) y otras más... Otra evidencia, ya mencionada, el continente latinoamericano, a diferencia de

un “viejo mundo” en plena crisis de civilización, es de nuevo un terreno de ensayo para la construcción de alternativas:

bajo estas latitudes se abrió, desde los años 90, el ciclo altermundialista (Pleyers, 2011) y tuvieron lugar los foros

sociales mundiales, concebidos como experiencias de democracia participativa (en particular en Porto Alegre, Brasil);

también ahí se pueden situar las primeras explosiones de resistencias globales al neoliberalismo (Vivas y Atentas, 2009),

simbolizadas en el grito de los neozapatistas chiapanecos contra los tratados de libre comercio: “¡ Ya basta !”; y es

también al sur del Río Bravo donde se viene hablando de “buen vivir” [9], de derechos de la Naturaleza y de los bienes

comunes, de Estado plurinacional o incluso de autonomías indígenas. En cuanto a la noción de “poder popular”, ha

recorrido todas las grandes movilizaciones sociales del siglo 20 latinoamericano, tanto en Argentina, como lo demuestra


Guillaume de Gracia (2009), como en el resto de la región: designa una dinámica que se puede ver en marcha durante

los períodos de crisis revolucionarias, pero también en varias experimentaciones locales o comunitarias, circunscritas a

un barrio, una fábrica, un territorio; una noción que ha conocido por tanto múltiples puestas en práctica aunque todas

ellas ligadas directamente al movimiento obrero y social. Este poder popular consiste en una serie de experiencias

sociales y políticas, la creación de nuevas formas de apropiaciones colectivas (a veces limitadas), que se oponen –en su

totalidad o en parte– a la formación social dominante y a los poderes constituidos. En otras palabras, se trata de un

cuestionamiento de las formas de organización del trabajo, de las jerarquías sociales, de los mecanismos de dominación

materiales, de género, de raza o simbólicos. América Latina ha estado recorrida, en varios puntos de su territorio, por

estos “relámpagos autogestionarios” cuyas identidades y geografía social están inextricablemente ligadas a su arraigo en

este continente (Petras y Veltmeyer, 2002).

Con esta pequeña obra colectiva, nuestra ambición es revisar estas gramáticas de una emancipación plural –parcial y

atravesada por múltiples conflictos, pero “en actos”–, en el curso de la última década. Las diez utopías concretas que

nos proponemos tratar aquí reflejan la diversidad de estas experimentaciones, algunas “desde abajo”, directamente

surgidas del movimiento social, otras más ligadas a formas de democracia participativa y en relación con algunas

instituciones. Experiencias que esbozan la cartografía, parcelada, de otros mundos posibles: Comuna de Oaxaca,

mujeres y feministas mexicanas frente a la violencia y al patriarcado, ensayos difíciles de control obrero en Venezuela o

empresas recuperadas en Argentina, consejos comunales en los barrios populares de Caracas, luchas de los sin techo en

Uruguay o ejemplar organización colectiva de los trabajadores sin tierra en Brasil, iniciativa para una sociedad postpetróleo

y del “buen vivir” en Ecuador y agroecología en una comunidad colombiana, a pesar de la guerra; finalmente

los análisis del proceso constituyente boliviano que plantea la cuestión de las instituciones y la construcción de una

democracia postcolonial. En contextos diversos, surgen gérmenes de poderes populares que buscan a tientas los

caminos de la emancipación, casi siempre contra los poderes constituidos y la represión del Estado; aunque también, en

ocasiones, en relación con políticas públicas post-neoliberales y el campo político o partidista nacional. Por supuesto, los

ejemplos que hemos seleccionado no pretenden dar una imagen exhaustiva de todo el mosaico de experiencias en

curso. Habríamos podido citar también los medios de comunicación comunitarios de muchos países, la lucha de los

mapuches de Chile por su supervivencia y por la recuperación de sus tierras, la autoorganización campesina en

Honduras, la increíble capacidad de resistencia de los “caracoles” y el asesoramiento de los buenos gobiernos Zapatistas,

los comedores comunitarios autogestionados de Buenos Aires o incluso las juntas de vecinos de la ciudad de El Alto

(Bolivia), el “asambleísmo” y las ocupaciones estudiantiles del último período, etc. Por medio de textos cortos y

accesibles, escritos por autores y autoras que conocen de cerca estas experiencias, a menudo a través de observaciones

de participaciones en el terreno, nuestro objetivo es desbrozar algunos temas poco o nada abordados en los medios

masivos de comunicación dominantes, con la esperanza de invitar al debate sobre las cuestiones estratégicas que

suscitan estas experiencias.

Lejos de nuestra intención la idea de mitificar lo que el sociólogo FranckPoupeau ha designado como “pequeños

universos” cerrados en sí mismos, “una micro-sociedad formidable, por ser singular, gobernada por la ayuda mutua y el

compartir, separada de los flujos de la comunicación mercantil y de los intercambios interesados que son la suerte de la

masa de consumidores”: estos “senderos de la utopía” [10] en construcción que aquí explicamos no pretenden “pensar

la utopía a partir de experiencias de comunidades en ruptura con el resto del mundo social”. Porque pensamos que “ lo

‘común’ obtiene su eficacia de lo que es universalizable, extensible más allá de la comunidad de iniciados, en las esferas

donde el antagonismo entre trabajo y capital deja entrever la posibilidad de un cambio profundo” (Poupeau, 2012), y

que debe dirigirse al mayor número, comenzando por las clases populares y por aquellas y aquellos que sufren

directamente la miseria del mundo. Esto es precisamente lo que dejan entrever –con un grado de éxito o de fracaso

variable y a escalas diversas– las experiencias que ponemos en debate en esta obra colectiva. Todas ellas resisten a su

manera al signo de los tiempos (neoliberal, racista, machista y austero) y participan, aquí y ahora, a la construcción de

nuevos espacios políticos, territorios sociales en busca de “lazos que liberen”. En cierta manera, podría sugerirse que

estos poderes populares responden concretamente al eco planetario y a los interrogantes de las y los indignados, al


surgimiento de este “pueblo de las plazas” y a las múltiples revueltas que, desde hace meses, rasgan el consenso

neoliberal en varios países. Estos 99% de ciudadanas y ciudadanos que hacen frente a la arrogancia del 1% de oligarcas

de las finanzas y de una política politiquera ciega:

“ El año 2011 supone un cambio histórico. La oleada revolucionaria iniciada en Túnez ruge todavía en la plaza Tahrir, en

Egipto. Ha cambiado el panorama político en el mundo árabe y se ha extendido rápidamente como una mancha de

aceite a las cuatro esquinas del planeta. De Santiago de Chile al municipio de Wukan en el sur de China, de la Puerta del

Sol a la plaza Síntagma , de Moscú a Wall Street pasando por los motines de Londres, se ha visto alterado el curso

regular de la dominación. En el ciberespacio, se ha abierto un nuevo frente con la guerrilla de los Anonymous contra las

grandes corporaciones y los dispositivos del Big Brother. Estos acontecimientos están todavía demasiado cercanos para

poder seguir los hilos que los unen, comprender sus raíces. La amplitud y la naturaleza de los cambios desencadenados

son por ahora imposibles de conocer. Pero resulta claro que, al igual que en 1848 o 1968, la posibilidad de otro futuro se

ha entreabierto en 2011 ”. (ContreTemps, 2012).

Hay que subrayar sin embargo que las emancipaciones latinoamericanas en proceso que aquí presentamos se

diferencian también ampliamente de la constelación de las indignaciones mundiales. En primer lugar porque han podido

pasar, incluso desde hace varios años, de la ofensiva a la construcción, de la indignación a la creación alternativa. Pero

también por el hecho de vínculos específicos y directos con las clases populares de la región, lejos de un “sujeto

revolucionario” incorpóreo o de una reivindicación de ciudadanía abstracta, como se pueden encontrar entre algunas y

algunos indignados. Pero, sobre todo, estas experiencias tienen su propio repertorio y en ningún caso pretenden

significar modelos “llave en mano”, ni tampoco “ prêt-à-porter ” de praxis militantes que deban ser aplicadas

mecánicamente bajo otros cielos. Por el contrario, deseamos mostrar cómo estos procesos nacen de las entrañas

mismas de las condiciones materiales y subjetivas del capitalismo latinoamericano, de su violencia, de su exclusión en las

cuales están inmersos. Son el fruto de un ciclo de movilizaciones que comenzó globalmente a mediados de la década de

los 90, hace más de quince años, y revelan la lucha de muchos actores. Una multiplicidad producto en parte de los

efectos de la fragmentación social neoliberal y de su implantación brutal en América Latina:

“ Estos movimientos tienen historias, bases sociales y reivindicativas y arraigo en los territorios rurales o urbanos, muy

diferentes. Son sin embargo capaces de movilizarse colectivamente en torno a objetivos comunes, sobre todo cuando un

proyecto político gubernamental, supranacional o económico (la estrategia de una multinacional, por ejemplo) amenaza

las estructuras que representan. Es posible identificar a algunas familias que estructuran en esta nebulosa de

organizaciones locales, regionales o nacionales cuya historia común se ha forjado en las resistencias a las oligarquías y a

las políticas neoliberales desde hace una treintena de años: los movimientos indígenas (muy activos en particular en los

países andinos), los movimientos y sindicatos campesinos (presentes en el conjunto del sub-continente, siendo el más

emblemático y poderoso el Movimiento de trabajadores rurales sin tierra del Brasil. MST); los movimientos de mujeres;

los sindicatos obreros y de la función pública; los movimientos de jóvenes y de estudiantes, las asociaciones

medioambientales” (Ventura, 2012).

Estamos por tanto ante un sujeto emancipador plural y complejo, caracterizado por la multidimensionalidad. ¿Quiero

esto decir que la componente de clase, el sindicalismo o incluso los trabajadores estarían ausentes o “diluidos” en una

nebulosa post-moderna, definida sólo por la novedad de estos movimientos? En ningún caso. La dimensión de clase de

estos conflictos sigue siendo central y los asalariados han jugado un papel esencial en este ciclo ascendente de

protestas, y lo siguen haciendo por medio de experiencias como las que describimos en este libro (ver los textos sobre

Uruguay, Argentina o Venezuela). Sin embargo, se constituye una praxis propia a las movilizaciones del último período,

en particular la del movimiento indígena y su cuestionamiento de la “colonialidad del poder”[ 11], que “ ha renovado y

enriquecido los programas y los horizontes, con una profundidad estratégica todavía lejos de ser asumida en toda su

dimensión para ser coherente con la máxima de Mariátegui, que decía que el socialismo indo-americano no puede surgir

del calco ni de la copia. [...] Desposeídas o amenazadas de expropiación, temiendo por sus tierras, su trabajo y sus

condiciones de vida, muchas de estas organizaciones han encontrado una identificación política en su desposesión (los


sin tierra, los sin trabajo, los sin techo), en las condiciones sociopolíticas de vida comunitaria amenazada (los

movimientos de habitantes, las asambleas ciudadanas” (Algranati, Taddei, Seoane, 2011). Estas nuevas movilizaciones se

caracterizan sobre todo por la horizontalidad de las formas de organización, la importancia de la discusión en asambleas

y la reivindicación de un territorio de luchas.

Durante la última década, hemos asistido a una relocalización de los movimientos sociales y a un ascenso potencial del

espacio local como base territorial de sociabilidad, pero también como centro de reivindicaciones y de la acción de

protesta: luchas contra las expropiaciones de tierras, luchas por el medio ambiente, luchas por la vivienda, luchas contra

el cierre de fabricas, etc... Se trata de construir territorios alternativos o incluso “ espacios de experiencia en los cuales

los participantes intenten traducir a la práctica los valores de participación, de igualdad y de autogestión” . Sin embargo,

“el arraigo local de actores y de movilizaciones no es en absoluto incompatible ni con el vínculo político nacional, ni con

una proyección de la ciudadanía más allá de las fronteras del Estado-nación” (Merklen, Pleyers, 2011). Desde luego,

estas prácticas situadas y circunscritas a un espacio específico, pese a todo su potencial, plantean también la cuestión de

los límites de movilizaciones que se esfuerzan en obtener resultados a nivel nacional, en ausencia de proyecto político a

una escala más amplia. El conjunto de estos procesos plantea por tanto importantes cuestiones estratégicas sobre el

“arriba” y el “abajo”, los instrumentos y las tácticas de una estrategia emancipadora para el siglo 21...

Desde abajo, desde arriba y a la izquierda [12]. Cambiar el mundo transformando el poder y ... la sociedad

Una reflexión sobre este laboratorio latinoamericano en términos de experiencias democráticas, autogestionarias,

participativas, y potencialmente emancipadoras, como las que aquí se presentan, se muestra rica en pistas sobre toda

una serie de cuestiones: relación entre autonomías sociales y Estado, relación entre movimientos, partidos e

instituciones, formas de organización de las clases populares y relaciones entre lo local, lo nacional y lo global, relación

con el mercado así como con otros sectores sociales subalternos, etc. Desde hace algunos años, están muy presentes en

América Latina los debates en torno a cómo “cambiar el mundo” (Whitaker, 2006), pero también sobre la relación que

las diversas modalidades de transformación social entablan con el Poder.

Algunos analistas y militantes han sido seducidos por la idea de construir un “antipoder”, o de un contra-poder, basado

únicamente en la autonomía de los movimientos sociales, de las “multitudes” y de espacios comunitarios

autogestionados. Podemos encontrar estas ideas, con sensibilidades diferentes, en Toni Negri, Miguel Benasayang y,

sobre todo John Holloway. Este último, inspirándose en particular en la rica experiencia zapatista, llama a “cambiar el

mundo sin tomar el poder”, a construir más “poder-acción”, “poder-hacer” (potentia), en vez de interesarse en el

“poder sobre” (potestas), el del Estado y las instituciones: “el mundo no puede ser cambiado por medio del Estado”, el

cual constituye sólo “un nudo en la red de relaciones de poder” (Holloway, 2008). El objetivo estratégico sería por tanto

liberar la potentia de la potestas , prevenir las experiencias autogestionadas del “peligro” de las instituciones. Desde

esta perspectiva, como lo señaló mordazmente Daniel Bensaid, Holloway ha forjado hasta cierto punto una especie de

“zapatismo imaginario” [13], muy alejado de las realidades de México: desde luego, las conquistas de los zapatistas son

considerables y hay que defender su “digna rabia”, cueste lo que cueste, al igual que su propuesta de “mandar

obedeciendo”, porque tienen mucho que aportar a las prácticas políticas y militantes de este comienzo de siglo. ¿Pero

por qué no ver también sus dificultades y sobre todo la existencia concreta de un poder –muy real (y en ocasiones

necesariamente vertical)– que practican en lo cotidiano, a través de instituciones como los “consejos de buen gobierno”,

de un ejército (EZLN), de dirigentes (a veces incluso sobrerrepresentados)?. (Baschet, 2002).

Entre los más fecundos autores “movimentista” latinoamericanos interesados por las experiencias bolivianas (“guerras”

del agua y del gas), Argentina (piqueteros [14]) y, en particular, mexicana, hay que citar también a Raúl Zibechi. Según

este último, se trata más bien de “dispersar el poder” (2009), basándose especialmente en el pensamiento comunitario

de las poblaciones amerindias, una comunidad percibida, según el antropólogo Pierre Clastres, de la sociedad contra el

Estado. Para Zibechi, el desafío sería “huir del Estado, salir de él”, mientras que procesos como el de la Comuna de


Oaxaca representan “momentos epistemológicos, que hacen comprender lo no visible, lo que la vida cotidiana recubre

el resto del tiempo. La dispersión del poder se realiza allí de dos maneras: asistimos por una parte a una desarticulación

de la centralización estatal, y por otra parte estos movimientos no crean nuevo aparato burocrático centralizado, sino

que adoptan una multitud de formas de organización, de manera que en el interior los poderes están distribuidos a

través de toda la trama organizativa”. Describe micropoderes, inspirados en Foucault, Deleuze y Guattari. Pero en la

cuestión –esencial– de la estructuración (democrática) de tales alternativas, de su perennización, prefiere alternativas

“sólo provisionales. Hoy existen, mañana tal vez no. No es un problema, porque siempre pueden renacer” [15].

¿Constituyen estas movedizas fundaciones perspectivas sólidas para otro mundo posible? ¿No se corre el riesgo de caer

en una política sin política, teorizando una cierta impotencia para franquear los obstáculos de una revolución que

rechaza tomar el poder? Además, aunque la Comuna de Oaxaca es seguramente la primera gran comuna del siglo 21,

como lo recuerda Pauline Rosen-Cros en este libro, se presenta siempre como una institución al servicio del pueblo e

incluso como un “espacio de ejercicio del poder” que integra a “todas las organizaciones sociales y políticas, los

sindicatos democráticos, las comunidades y todo el pueblo”. Se trata de eso, no de una lógica de anti-poder o ni siquiera

de su “dispersión”, aunque sea cierto que para Holloway lo importante es combatir al Estado, y la comuna de Oaxaca lo

ha intentado con todas sus fuerzas.

Otros autores, en la senda de un marxismo más ortodoxo, han tenido tendencia a torcer el bastón en el otro sentido e

insistir –a la inversa– en la necesidad de tomar el poder de Estado para forjar alternativas sólidas al imperialismo y al

capitalismo [16]. Reivindicando aún más la herencia cubana o el proceso bolivariano venezolano, recordando (con toda

razón) la violencia de las experiencias contrarrevolucionarias en América Latina, el sociólogo argentino Atilio Borón

critica la falta de consistencia intrínseca del anti-poder frente al imperialismo, a los militares o a las multinacionales.

Muestra la “fragilidad constitutiva, sociológica, de la multitud”, que no consigue tomar forma en una estructura política

amplia, un proyecto nacional capaz de resistir y construir en el marco de la mundialización (Borón, 2001). Porque un

movimiento, una comunidad, un colectivo, autónomo pero aislado, pueden verse cooptados o marginalizados y

reprimidos por el poder –bien real – del Estado existente (la historia argentina es ejemplar en este sentido). ¿Cómo

federar entonces una multiplicidad de espacios alternativos y autónomos para contrarrestar el rodillo compresor del

capitalismo militar-industrial neoliberal? Volvemos a encontrar aquí algunos rasgos del debate iniciado en el siglo 19 en

Europa por Proudhon, Bakanounine y Marx, y también por los comuneros parisinos.

Según el editorialista de Le Monde DiplomatiqueSergeHalimi, sería contradictorio hacer “como si algunas

prefiguraciones de una utopía ‘libertaria’ (una cooperativa en Boston, un movimiento indígena en Chiapas, un squat en

Amsterdam), y el establecimiento de diversos ‘lazos’ (Internet, Foros mundiales) entre estos islotes participativos,

equivalieran a una estrategia política. Como si las experiencias locales a pie de tierra no fuesen tributarias de decisiones

nacionales o internacionales (nivel de vida del país, fiscalidad, acuerdos de libre comercio, moneda, guerras, ...) que

impiden confeccionar aparte su pequeña utopía, ‘sin tomar el poder’. Como si un internacionalismo legítimo debiera

hacer olvidar que algunos Estados-nación habían constituido terrenos de luchas, de solidaridad, y permitido garantizar

las conquistas obreras que la « mundialización » se ha propuesto romper en pequeños trozos” [17].

Aunque esta observación tiene cierta pertinencia estratégica, se desentiende de un problema (¡y no de los menores!):

los socialismos “reales” del siglo XX no han resuelto en absoluto el problema de la existencia del Estado, de su

burocratización, su autoritarismo, como ha sido denunciado con toda razón por los movimientos libertarios. ¿Cómo

“tomar” el poder sin ser tomados por el poder o sin acomodarse en nombre de un cierto “realismo” institucional

(cuestión planteada recientemente por la historia del Partido de los Trabajadores en Brasil)? ¿Cómo construir formas de

poder popular constituyente, o incluso de doble poder, moldeando instituciones radicalmente democráticas,

controladas por abajo y socializando el poder en todos los poros de la sociedad (en lugar de estatizarla)? Lo que está en

juego es el difícil paso de poderes constituyentes a poderes constituidos y los métodos de articulación entre democracia

directa, participativa y representativa, entre espacios de deliberación y de decisión: en definitiva, la cuestión clásica de

la “soberanía” del pueblo. ¿Esta construcción-destrucción-creación debe desarrollarse totalmente externa al Estado

(para echarlo abajo) o bien como emergencia combinada a la vez de formas externas y de un impulso procedente de


instituciones gubernamentales? Esta cuestión está claramente planteada por los consejos comunales de Venezuela,

efectivamente soberanos a cierta escala, pero directamente dependientes de una relación vertical con el ejecutivo

bolivariano, como nos lo explica MilaIvanovic.

El mismo problema a nivel económico, con las cooperativas, empresas recuperadas y otros experimentos locales: ¿cómo

coordinar estos ensayos autogestionarios que no sea por medio del mercado, que tiende a desarticular la dimensión

alternativa de estos espacios? ¿Con qué instrumentos? ¿Partidos, organizaciones, movimientos? ¿Y cómo abordar la

discordancia de tiempos entre las elecciones –hoy América Latina vive en regímenes constitucionales, tras la noche

negra de las dictaduras y guerras civiles– y lo indispensable, las luchas sociales y de autoorganización? Hervé Do Alto nos

recuerda por ejemplo que la actual experiencia boliviana no habría podido surgir sin la creación del partido-movimiento

MAS (Movimiento al Socialismo), que no sólo ha llevado al gobierno a Evo Morales por medio las urnas, sino que ha

comenzado también a democratizar este país, el más pobre de América del Sur.

Sin embargo, los gobiernos actuales, y su orientación general neo-desarrollista o en favor de un “capitalismo Andoamazónico”,

recuerdan una vez más que las izquierdas pueden ganar el gobierno, sin que el pueblo gane el poder, ni que

esto signifique un proceso de ruptura (Toussaint, 2009). Todo lo contrario, ocurre a menudo que iniciativas venidas

desde abajo son el blanco del autoritarismo de ejecutivos que, inicialmente, habían sido elegidos como una posible vía

de cambio. ¿Qué pensar del gobierno nacionalista de Ollanta Humala en Perú, que había recibido el apoyo de una gran

parte de la izquierda y de la sociedad civil y que hoy día encarna la figura de un gobierno al servicio de las

transnacionales mineras, dispuesto a reprimir a su pueblo?¿Y qué ocurre con las relaciones entre toda una parte de los

movimientos sociales, indígenas, obrero, con gobiernos nacionalistas-populares o progresistas (como por ejemplo los de

Correa en Ecuador, Roussef en Brasil o Morales en Bolivia? Muchos militantes denuncian lo que consideran un nuevo

rostro del capitalismo en vez de una perspectiva de reformas post-neoliberales, y por ello los repetidos conflictos entre

estos presidentes y una parte de la población o de los trabajadores organizados.

En sus reflexiones sobre el “futuro del socialismo”, el economista Claudio Katz recuerda que el debate no se refiere

tanto a la realización inmediata de otro mundo posible sino a su comienzo, condición esencial para cualquier avance

futuro. Afirma que una estrategia de transformación radical se extiende necesariamente durante un largo período y que,

en este camino sembrado de trampas, “ todo proyecto político y económico basado en la mayoría de la población que

presente signos que van hacia la extensión de la propiedad colectiva y la consolidación de la autogestión popular,

representa una forma embrionaria de socialismo” (Katz, 2004). Con este rasero (y en marco de las relaciones existentes

con el imperialismo) podrían juzgarse los procesos de transformación en la región. Sobre esta base, nadie duda de que el

camino será todavía largo, a pesar de los saltos logrados hacia la emancipación...

Cambiar el mundo favoreciendo la autoorganización y transformando el modelo de desarrollo, modo de producción,

instituciones y sociedad: un desafío para pensar la emancipación del siglo 21... Pero se trata también de lograr aquí y

ahora otras formas de vida posibles, hacer la demostración de las alternativas, verificar in vivo nuevos horizontes y crear

bienes comunes: como lo decía Jacinta, militante del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) brasileño,

se trata de convertirse en “sujeto de su propia historia”, o para José Martínez, productor agroecológico colombiano,

recrear “sistemas de vida”. Jules Falquet recuerda que a pesar de la violencia masculina, neoliberal y guerrera que reina

en México, mujeres y feministas han sabido retomar la iniciativa. En suma, con este libro colectivo, hemos intentado

mostrar el momento vertical y el momento horizontal de una política de emancipación, y sus tensiones permanentes. Se

trata de una invitación a inspirarse en la riqueza de las experiencias “desde abajo”, comunitarias, locales,

autogestionadas, sino también en parte "desde arriba”, con el papel de los partidos políticos, de los procesos

constituyentes, de los gobiernos progresistas, con el fin de retomar un debate estratégico necesario, que en parte ha

quedado sepultado bajo los escombros del muro de Berlín y eclipsado por la asfixia de la revolución cubana.

Este pequeño libro colectivo es una invitación al viaje, al debate más amplio y a pensar otros posibles para el mañana.

Una invitación al “principio esperanza” y al optimismo que defendía el filósofo Ernst Bloch [18], por encima de las

catástrofes y la barbarie que acechan. Una convicción: estas utopías concretas vistas desde el Sur, llegadas de la “gran


patria” de José Martí y de Mariátegui, pueden, junto con otras, ayudarnos a rearmarnos en el plano de las ideas y a

(re)pensar cómo transformar el mundo.

2. La dominación de espectro completo sobre América

Ana Esther Ceceña

Desde 1998-2000, después de una revisión amplia y exhaustiva de los asuntos militares en los 50 años anteriores y con

vistas a la planeación estratégica correspondiente a los desafíos, amenazas y condiciones del siglo por venir, el Comando

Conjunto de Estados Unidos emite un documento conceptual que resume experiencias, objetivos, riesgos, capacidades y

saberes, todos encaminados al rediseño de las rutas, mecanismos y variantes de la consolidación de Estados Unidos

como el líder indispensable, como la potencia hegemónica indiscutible (Joint, 1998 y 2000). Diferentes voceros del

Departamento de Estado y del de Defensa señalan que se trata de un momento de oportunidad histórica, en buena

medida por el colapso del campo socialista, en el que Estados Unidos tiene la posibilidad y las condiciones para

constituirse cabalmente en líder planetario y anuncian su plan estratégico para asegurarse que así sea. El reparto y

supervisión del mundo Se vuelve a establecer la delimitación territorial del planeta en cinco regiones que en total lo

abarcan todo y que en ese momento se reafirman bajo la supervisión de cinco diferentes Comandos de las fuerzas

armadas de Estados Unidos.

Los cinco Comandos que se reparten el mundo son: Central Command, European Command, Northern Command, Pacific

Command, Southern Command. 4 Actualmente los Comandos de Combate son nueve, de los cuales los tres últimos son

transversales, a saber: African Command, Central Command, European Command, Northern Command, Pacific

Command, Southern Command, Special Operations Command, Strategic Command y Transportations Command. (DoD,

2014). No obstante, se perfila una nueva modificación que llevaría a dejar sólo 5 comandos geográficos, en alguna

medida por razones presupuestales. (DoD, 2013). entre Estados y empresas transnacionales (ETN) en el Centro

Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), de indisciplina en términos de gobernabilidad, etc

Un poco de tiempo después, en 2001 después de los eventos de las Torres Gemelas en Nueva York, se agregaría el

Comando Norte a cargo directamente de una seguridad interna que abarca no sólo su propio territorio sino toda el área

de América del Norte. Cabe señalar que al paso de una década se cuenta ya con nueve Comandos, garantizando una

supervisión más detallada de las tierras, mares, glaciares y poblaciones que componen el planeta Tierra en su conjunto.

La geografía del disciplinamiento global Equipos de especialistas a su vez, trabajaron en la identificación de

problemáticas diferenciadas en el campo del disciplinamiento en términos geopolíticos y aportaron una caracterización

que distingue tres grandes regiones (Barnett, 2004), hacia las que se diseñan políticas diferentes:

1. Los aliados. El área desarrollada agrupada en organismos de gestión internacional y comprometida en el

establecimiento y cumplimiento de las normativas que aseguran la marcha del sistema y el respeto y resguardo de la

propiedad privada.

2. El área de riesgo o ingobernable. Un amplio grupo de países e incluso de zonas marinas que es reconocido como

"brecha crítica" en el que siempre hay riesgo de colapsos, de insubordinación frente a las reglas establecidas por los

organismos internacionales como la Organización Mundial de Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI)

y el Banco Mundial, rebeliones frente al modo de gestionar las controversias

. Se señala ésta como una región conflictiva, parcialmente ingobernable y susceptible de poner en riesgo a las áreas

aledañas a la manera de ampliación de la zona podrida o que puede poner en riesgo de colapso al sistema mundial,

aunque no fuera más que circunstancialmente. Por tanto, es una región que debe concitar la mayor atención y debe

mantenerse bajo supervisión e incluso, si es el caso, intervención oportuna y eficiente. Esta es la región de mayor

tamaño entre las tres identificadas y es la que guarda la mayor cantidad de riquezas de la Tierra: el cinturón biodiverso,

las aguas, petróleo y otros energéticos, minerales y culturas.


3. La bisagra. Es una región importante en sí misma tanto políticamente como por sus riquezas pero se le ubica como el

eslabón o punta de lanza en el convencimiento o recuperación de los países de la brecha crítica. La componen países

semidesarrollados o emergentes, como se suele caracterizar, respetuosos de las reglas del juego aunque en ocasiones

con dificultades para seguirle el paso a las políticas internacionales (casos de renegociaciones de deudas o similares),

pero interesados en mantenerse dentro de las dinámicas de lo establecido. Con los países de esta región es posible

confiar en acuerdos diplomáticos, políticos y económicos sin necesidad de intervenirlos directamente mediante la

fuerza. De diferentes maneras todos tienen un peso regional definitivo y serían capaces de hacer transitar las

normatividades globales a través de adecuaciones, canales y compromisos de nivel regional. Entre los países de esta

franja se encuentran Brasil, Argentina, India, Sudáfrica, Rusia y China.

La sociopolítica del disciplinamiento global La idea central de las guerras del siglo XXI es la del manejo de la asimetría,

una vez roto el equilibrio de poderes con el colapso del campo socialista. La construcción del enemigo se desliza de los

entes institucionales a los inespecíficos, creando un imaginario de guerra ciega. El enemigo identificable o convencional

disminuye su status al de amenaza regional y por ahí pasarán Irak, Libia, Irán y Venezuela, cada uno entendido como

potencial cabeza de región, así como cualquier tipo de coalición en la que estos participen (ALBA, OPEP, Petrocaribe,

etc.). Es siempre un polo articulador de poderes alternativos u hostiles a Estados Unidos y su american way of life

convertido en política internacional. Para este enemigo la respuesta es el aislamiento y la demonización, o la aplicación

de una fuerza sobredimensionada para destruirlo y, sobre todo, humillarlo. El caso prototipo es el de la operación en

Irak. El enemigo no institucional es difuso, relativamente invisible, ajeno a las reglas de las confrontaciones de poderes y

en cierto sentido indescifrable. Es, desde un vietnamita aparentemente inofensivo al que sólo se le ve el sombrero y

nunca la cara, hasta mujeres y niños de una comunidad que se inconforman con la construcción de una represa

generadora de energía eléctrica, o masa urbana en contra de la elevación del precio del transporte, de quienes se piensa

que pueden poner una bomba, fabricar armas químicas o biológicas en laboratorios caseros, o que pueden movilizar

amplios contingentes para oponerse a las políticas y proyectos hegemónicos.

El peligro llega hasta el grado de que estos pequeños e insignificantes enemigos, que aparecen en cualquier rincón o se

cuelan por cualquier agujero, pueden poner en riesgo el sistema mismo. Por eso se busca atacarlos antes de que se

coloquen en posición de fuerza disuadiendo lo que resulte sospechoso de convertirse en tal enemigo. Tapar todos los

poros y no dejar resquicio al enemigo dice el misal militar estadounidense (Joint, 1998).

Dominación de espectro completo

El mapa conceptual estratégico del sujeto hegemónico se construyó, como decíamos, en torno a la idea de aprovechar, o

no perder, el momento de oportunidad histórica, evidentemente irrepetible, para la emergencia de Estados Unidos

como líder mundial. Sin guerra fría, sin poderes equivalentes que confrontar, aunque con una conflictiva general

sumamente compleja y generalizada, Estados Unidos rediseña sus metas, sus espacios, modifica o adecúa sus

mecanismos, genera exigencias tecnológicas, recompone los equilibrios entre trabajos de inteligencia, de persuasión y

de combate, redefine los puntos críticos y explora los esquemas de aproximación pero sin renunciar en ninguna medida

a lo que desde ese momento denomina la "dominación de espectro completo" (Joint, 1998 y 2000). La mayor novedad

de esta concepción estriba en su virtud para articular y dar sentido general único a las estrategias sectoriales, parciales,

específicas, temporales y más limitadas que se desplegaban desde diferentes emisores o agentes de la política de

seguridad y de búsqueda de la supremacía de Estados Unidos en todos los campos. No se inventó nada nuevo pero se

pensó el problema de manera integral y eso cambió los términos y las prioridades. Se sistematizó, con detalle científico,

cada uno de los niveles o espacios del espectro donde pudiera parapetarse un potencial enemigo. Espacio exterior,

espacio atmosférico, aguas, superficie terrestre, bajo tierra; espacios públicos y privados que deberían ser penetrados

mediante mecanismos panópticos (cámaras en las esquinas, en los bancos y oficinas, chips espías, sistemas de datos

centralizados, etc.). Vida cotidiana, vida productiva, pensamiento y acción. Barrios populares con políticas diferenciadas

de las de los barrios clase media o clase alta, estratificación competitiva, transporte, dotación de servicios, etc., todos

puntos de observación y de manejo de poblaciones. Con dos objetivos generales: garantizar el mantenimiento del


capitalismo y dentro de él la primacía de Estados Unidos; y garantizar la disponibilidad de todas las riquezas del mundo

como base material de funcionamiento del sistema, asegurando el mantenimiento de sus jerarquías y dinámicas de

poder. En otras palabras, insistiendo, impedir la formación de fuerzas individuales o coligadas capaces de significar un

contrapeso al poder de Estados Unidos autoasumido como líder mundial; impedir o disuadir cualquier tipo de

insubordinación o rebelión que ponga en riesgo al sistema o los intereses centrales de sus protagonistas principales,

entre los que se cuenta la libertad para disponer sin límites de territorios y vidas. La ambiciosa geografía de esta

estrategia de disciplinamiento abarca todo el globo y el espacio exterior, pero, dada la conformación territorial del

planeta y la concepción del mundo como campo de batalla, tiene como territorio base, como territorio interno, al

Continente Americano. América Latina en la geopolítica del espectro completo Considerando el carácter insular del

continente, las abundantes y diversas riquezas que contiene y calculando también las limitaciones reales de un Estados

Unidos restringido a su propio territorio, América Latina pasa a ser un área estratégica para crear condiciones de

invulnerabilidad relativa o, por lo menos, de ventaja del hegemón con respecto a cualquier poder que se pretenda

alternativo.

De ahí la concepción de la seguridad hemisférica, casi simultánea a la de seguridad nacional, que es una traducción

moderna de la doctrina.

Es interesante revisar a este respecto la definición de la misión histórica de las fuerzas armadas de Estados Unidos,

misma que en sus cinco objetivos fundamentales incluye los dos mencionados. (Cohen, 1998) Monroe. Cuidar el

territorio para disponer de sus riquezas y para impedir que otros lo hagan (Ceceña, 2001).

Los tres pliegues de la ocupación continental

La hegemonía se construye en el espectro completo, un espectro lleno de pliegues que se superponen y se desdoblan

para ir tejiendo la historia. La construcción de hegemonía es así un proceso de alisamiento y combinación de esos

pliegues y de formación de nuevas topografías del poder. No basta un resguardo militar si no se abren las compuertas

económicas y nada de esto es posible sin la instalación de un imaginario posibilitante. El primer peldaño de la

hegemonía consiste en universalizar la visión del mundo, el american way of life, para permitir fluir de manera

relativamente ágil las políticas económicas que favorecen la integración hemisférica bajo este manto y los acervos de las

más poderosas empresas instaladas sobre el Continente. Concretamente la hegemonía se manifiesta en la implantación,

institucionalmente consensual aunque los pueblos puedan expresar su rechazo, de un conjunto de políticas, proyectos,

normas y prácticas mediante las cuáles se organiza el territorio en su conjunto.

Las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, a la luz del rediseño de las estrategias hegemónicas globales,

entraron al siglo XXI con cambios profundos. 30 años de neoliberalismo habían permitido erradicar casi totalmente las

legislaciones y prácticas proteccionistas y eso propiciaba un tendido mayor de los grandes capitales transnacionales que

habían ido apoderándose de los mercados absorbiendo o destruyendo empresas locales. Se requerían nuevas

infraestructuras para ir más lejos y, a la vez, nuevas legalidades y disciplinas que legitimaran el despliegue y que

controlaran a los

Nuestra concepción de territorio no es geográfica o física sino histórico cultural. El territorio se hace en la interacción de

los seres vivos con su medio, en la construcción del hábitat específico, que es por supuesto político. inconformes, que se

movilizaban crecientemente (Ceceña, Aguilar y Motto, 2007).

1. Alisando el pliegue económico. En 1994 entra en vigor el primer tratado internacional, regional, de libre comercio

(Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)), que indicaría las pautas de un ambicioso proyecto de

integración continental (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA)), que después de su fracaso circunstancial en

2005 en Mar del Plata ha ido consumándose poco a poco por subregiones. Nuevas normativas para el tránsito de los

capitales por encima de cualquier pretensión de soberanía o resguardo del patrimonio nacional, con la protección

adicional del Banco Mundial a través del CIADI, en el que en casi todos los casos los estados son derrotados por las

empresas particulares.


El entramado de tratados de libre comercio e inversión que se ha urdido sobre el Continente representa un reacomodo

total del pliegue económico, hasta hace no tanto acostumbrado a restringir la entrada de capitales extranjeros y a

reservar áreas estratégicas como base de sustento de la nación. Hoy son esos capitales los que ponen las reglas, los que

marcan dinámicas, los que corrompen gobiernos y los que se apoderan del territorio.

2. El pliegue territorial. Adicionalmente a las apropiaciones individuales, locales perpetradas directamente por las

empresas, en 2000 se lanzan dos proyectos de reorganización territorial buscando una apertura casi total hacia el

mercado mundial y una racionalización/ampliación de la producción energética para sustentar el ritmo de crecimiento

del Continente: el Plan Puebla Panamá (PPP), ahora Proyecto Mesoamericano y la Iniciativa de Integración de la

Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA), ahora COSIPLAN-IIRSA. Los más ambiciosos proyectos de infraestructura

de que América tenga memoria, concebidos como soporte de una creciente exportación de commodities, en gran

medida producidos por las grandes transnacionales de la minería, la madera/celulosa y los energéticos, en

simultaneidad con la extensión de las plantaciones de soya, palma y caña de azúcar, entre otras, ya sea para alimentar al

ganado, para la generación de biocombustibles o para usos industriales. Se induce con estos megaproyectos una nueva

geografía, marcada por canales de comunicación y generación de energía, que irán seguidos de empresas

principalmente extractivas y que dibujan un nuevo mapa político interno, con nuevas fronteras y nuevas

normatividades.

3. El pliegue militar, irrenunciable ante situaciones generalizadas de despojo y violencia social que concitan diferentes

manifestaciones de resistencia y rechazo, se desata con el Plan Colombia, primero de su tipo, que permite una presencia

militar de Estados Unidos en el centro de Latinoamérica. A la reorganización de lo económico territorial, que implica ya

un dislocamiento de legalidades sobre territorios y pueblos, se suma una iniciativa de huella pesada (heavy footprint) en

el terreno militar. La iniciativa, flexible y versátil para adaptarse a los escenarios cambiantes aunque sin perder la ruta

estratégica, marca el área latinoamericana y caribeña estableciendo una amplia red de bases militares (Ceceña, Yedra y

Barrios, 2009; Ceceña, Barrios, Yedra e Inclán, 2010) y bases de operación antinarcóticos; patrullajes navales crecientes y

constantes antes y después de la reconstitución de la IV Flota en 2008; ejercicios conjuntos que van naturalizando la

presencia de tropas estadounidenses y homologando criterios entre fuerzas armadas de la zona; una generalización de

códigos civiles criminalizantes y de las llamadas leyes antiterroristas que introducen la figura del sospechoso y la

tolerancia cero; un conjunto de acuerdos o iniciativas de seguridad subregionales, todas ellas con la participación de

Estados Unidos, que dan cobertura al derramamiento del Plan Colombia hacia estas áreas como ya ocurre en México y

Centroamérica con la denominada Iniciativa Mérida (Ceceña, 2006 y 2011). En conjunto, la estrategia hegemónica

contempla posicionar capitales, disponer de los recursos más valiosos, multiplicar y abaratar costos con regímenes de

outsourcing, implantar cultivos de aprovechamiento industrial, la mayoría de las veces con modos agrícolas altamente

predatorios y, en esencia, usar el territorio a su criterio, de acuerdo con sus necesidades e intereses, como espacio

propio de fortaleza interna y de defensa frente al resto del mundo. Los mecanismos combinan diplomacia, política,

asimetría y fuerza y varían de acuerdo con los desafíos internos y la visión y condiciones globales de lucha por la

hegemonía.

La pinza está puesta desde lo económico-territorial hasta lo militar, con una ofensiva transversal que circula en el nivel

de los imaginarios, los sentidos comunes virtualizados y políticas culturales colonizadoras.

Dónde está América Latina

El siglo XXI ha visto una América Latina y Caribeña rebelde, llena de movimientos descolonizadores en todos los terrenos

y de amplitud diversa. Desde movimientos por la construcción de una sociedad postcapitalista, enmarcados dentro de

las nociones del mundo en el que caben todos los mundos zapatista hasta la de la vida en plenitud o buen vivir de los

pueblos andino-amazónicos, y un conjunto de dislocamientos sociales por la autogestión, la participación directa o la

democratización en varios ámbitos, o de movimientos políticos que desde las instancias de gobierno han colocado

algunos dispositivos de freno y aun de alternativa al sistema de poder como la creación de espacios de integración con

criterios solidarios y no competitivos, la búsqueda de instancias de solución de controversias con capitales depredadores


o nocivos, la develación de las deudas odiosas u otros similares. Poblaciones que se organizan para defender sus

costumbres, parafraseando a E. P. Thompson, aparecen por todos lados corroyendo el orden establecido y el que está

en proceso de establecimiento.

La situación parece la de una guerra sin cuartel en la que los dispositivos de seguridad, a veces precedidos, a veces

acompañados por paramilitares, mercenarios, guardias privadas, es decir, por fuerzas armadas ilegales o irregulares, con

adscripciones confusas pero con grados de intervención y de impunidad muy elevados, combaten a la población que

defiende sus derechos. Oponerse a la explotación de una mina se ha convertido en causa de cárcel mientras matar a los

oponentes no tiene ninguna consecuencia. Atentados desestabilizadores como el golpe de estado en Honduras, la

movilización separatista de la media luna en Bolivia, el intento de golpe en Ecuador y todos los que se han puesto en

juego en Venezuela, uno tras otro desde hace más de diez años, forman parte ya de la mecánica geopolítica habitual. Se

están construyendo procesos de postcapitalismo en un escenario de guerra y hay que estar preparados. La del siglo XXI

es una guerra a la vez abierta y encubierta, específica e inespecífica y con modalidades multidimensionales que

combinan variantes menos bélicas como los ataques financieros con otras como las de conmoción y pavor. El escenario

latinoamericano y caribeño no parece ser el adecuado para un ataque como el de Irak o Afganistán. En este escenario lo

que ha operado, además de la introducción de mercenarios o comandos especiales clandestinos, es una escalada de

posicionamientos físicos que han ido cercando las zonas identificadas como estratégicas empezando por el canal de

Panamá, bien resguardado de inicio por las posiciones del Plan Colombia a las que ahora se suman muchas otras (mapa

1) (Ceceña, Yedra y Barrios, 2009); la zona del Gran Caribe (mapa 1) (Ceceña, Barrios, Yedra e Inclán, 2010) y la región

circundante a la triple frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina (mapa 2) (Ceceña y Motto, 2005).

El mosaico político de la región es variado y complejo. Los países que se han unido a la Alianza del Pacífico claramente

funcionan como aliados de Estados Unidos, reciben beneficios bajo la forma de ayuda y en el caso de Colombia cumplen

parte de las funciones que antes eran asumidas directamente por personal estadounidense. Al respecto, es interesante

revisar el informe preparado por Latin America working group education fund, Center for international policy (CIP) y

WOLA, para el Congreso de Estados Unidos, en el que se afirma que Colombia ha sido el principal receptor de asistencia

policiaco militar durante los últimos 20 años (excepto uno) (Isacson, 2014: 22). El informe cita una noticia en la página

del Departamento de Defensa (abril 2012) en que se afirma que Colombia proporciona a su vez asistencia en

capacitación y entrenamiento en 16 países de la región y de fuera de ella, incluyendo a África. El Ministro colombiano de

Defensa, por su parte, aclaró al Miami Herald que las fuerzas colombianas han entrenado más de 13 mil hombres de 40

diferentes países entre 2005 y octubre 2012. (Isacson, 2014: 22) ...los gobiernos de Estados Unidos y Colombia llevan

adelante un "Plan de Acción en Cooperación Regional de Seguridad" a través del cuál intentan coordinar la ayuda a los

terceros países. (Isacson, 2014: 22. Traducción AEC) El caso de Perú es relevante, sobre todo en los últimos años en que

ha acogido ejercicios militares en los que se admite personal estadounidense en enormes contingentes, de mil efectivos

en 2008, por ejemplo, sin especificar sus funciones y por periodos que alcanzan los seis meses (Congreso de la República

del Perú, 2008). Declaraciones de Leon Panetta, Secretario de Defensa de Estados Unidos en su visita a Lima en octubre

de 2012 insisten en que Estados Unidos está listo para trabajar conjuntamente con Perú en planificación, intercambio de

información y en desarrollar una cooperación trilateral con Perú y Colombia con respecto a los problemas comunes de

seguridad (Isacson, 2014: 24), recuperando la idea original de inclusión de Perú en el Plan Colombia.

El equilibrio entre las diferentes posiciones ha permitido hacer funcionar organismos como UNASUR, importantísimos

para fortalecer la independencia regional pero con las posiciones más encontradas en su interior. Baste recordar la

emblemática reunión de Bariloche, justo después de que Colombia acordó la instalación de siete nuevas bases militares

estadounidenses en su territorio, en que varios de los integrantes, con Venezuela a la cabeza, intentaron inútilmente

echar atrás el acuerdo. El equilibrio geopolítico de la región, en permanente definición, es exactamente eso, un

equilibrio. El Plan México En 2005 se firma el primer acuerdo de seguridad subregional del Continente, nuevamente

tomando al área de América del Norte como punto de arranque de lo que hoy ya se ha extendido por toda el área del

Gran Caribe. El Acuerdo de Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN) es un texto corto casi equivalente a

una carta de intención, pero sirvió de marco al lanzamiento de la Iniciativa Mérida (2008), que después se replicaría en


la Iniciativa de Seguridad Regional de Centro América (CARSI) en 2008 y en la Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del

Caribe (CBSI) en 2010. El monto de la ayuda de Estados Unidos a Latinoamérica y el Caribe en el campo policiaco militar

se incrementó notablemente al sumar lo destinado a Colombia y México en este periodo. En 2013 Colombia recibió por

este rubro 279 millones de dólares, que fue el monto más bajo desde el 2000 en que inició el Plan Colombia; aun con

este descenso Colombia sigue siendo el primer destino de los recursos, ahora seguido por México, que en 2013 recibió

154 millones. Las estimaciones que se tiene para el CARSI en el periodo 2008-2014 ascienden a 665 millones (Isacson,

2014), en gran medida justificados por lo destinado a Honduras, donde realmente parece estarse montando un mega

centro de operaciones mucho más ambicioso que lo que hasta ahora se tenía con la base de Soto Cano, y con lo

destinado para Guatemala, particularmente destinado a las operaciones y fuerzas de seguridad fronteriza con México.

Actualmente la DEA tiene más efectivos en México que en cualquier otro de sus puestos foráneos, según el informe

citado, además de los efectivos de la CIA que cuenta con todo un centro de operaciones, evidentemente ilegal pero a

plena vista, en la Ciudad de México. El bombardeo de la región de Sucumbíos, en Ecuador, en 2008, habida cuenta del

involucramiento, todo indica que deliberado para ajustar con el plan general, de varios jóvenes mexicanos que fueron

conducidos al cuartel de paz de las FARC en esa localidad, sirvió de justificación para echar a andar un fuerte operativo

"antiterrorista" en México, que se combinó con la "guerra contra el narco" desatada por Felipe Calderón desde 2007.

Eran los inicios del Plan México, conocido como Iniciativa Mérida. De manera muy similar a lo ocurrido en Colombia,

México ha sido abatido por una ráfaga de violencia que ya dura una década, durante la cual se han destruido los tejidos

comunitarios, se ha introducido una cultura de miedo y de soledad en la que se buscan pertenencias inmediatas

perdiendo los rastros de las historias largas. Los referentes colectivos de identidad nacional han sido paulatinamente

sustituidos por los de pandillas o grupos ya sea de autodefensa o de ataque, que se convierten en el único territorio

confiable aunque evidentemente no seguro. Lo sorprendente es la rapidez con la que el país se militarizó y empezó a

acostumbrarse a la presencia extranjera vinculada a los cuerpos de seguridad o de cumplimiento de la ley, con reclamos

de rechazo, en muchos de los casos, pero con respuestas cínicas e indolentes por parte del estado. Desde personal del

FBI instalado en los retenes de migración del aeropuerto de la Ciudad de México, hasta detenciones realizadas por

personal extranjero en suelo nacional. Todo, por supuesto, justificado por el combate al narcotráfico. El ejército se

ocupa de asuntos de seguridad interna y ha sido señalado por su complicidad con el llamado crimen organizado, tanto

como las policías. El Estado está lejos de ser el único que ejerce la violencia. Hay también lo que podría denominarse las

milicias del crimen organizado, no sólo ligado al narco sino a otras actividades ilícitas, generalmente muy violentas, y

también servicios privados de seguridad y paramilitares. Siempre señalado como uno de los países de América Latina

ejemplares por no haber pasado por dictaduras militares, como muchos de los otros, y por mantener una política de

respeto a la autodeterminación de los pueblos y las naciones y de no injerencia, lo que implica no participar de

actividades militares en el extranjero; hoy se ha incorporado a los ejercicios conjuntos, se ha involucrado con decisiones

de intervención en otros países a través de la ONU y, sin dictadura militar interna, ha rebasado con mucho los saldos de

las dictaduras del Cono Sur: en la Primera Reunión Trilateral de Ministros de Defensa de Norteamérica Leon Panetta,

Secretario de Defensa de Estados Unidos, aseguró que el número de muertos en la guerra contra el narcotráfico en

México ascendía a 150 mil, dato que fue después desmentido por la Secretaría de la Defensa de México sin ofrecer

ningún dato alternativo; el Instituto de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) registra 94 mil 249 asesinatos

violentos entre 2006 y 2011 solamente y organizaciones de la sociedad civil manejan una cifra de 100 mil. En estos casos

los cálculos son sumamente complicados pero hay coincidencia de las diversas fuentes en la cifra de 100 mil muertos y

25 mil desaparecidos, mientras los desplazados se calculan entre 780 mil y 1 millón 648 mil. Los compromisos militares

de México con Estados Unidos han sido crecientes.

Bajo el auspicio del Comando Norte se brinda entrenamiento, capacitación y asesoría a los mexicanos, que han seguido

puntualmente las indicaciones de política de seguridad de Estados Unidos, que han demostrado ser catastróficas para el

país, aunque quizá no tanto para los intereses e injerencia de Estados Unidos ya que después de una década sangrienta

se está finalmente llegando a la apertura del sector energético, tan buscada por la potencia del norte. A tal punto llega

el compromiso de México con Estados Unidos que se ha permitido la presencia de efectivos de seguridad


estadounidenses en territorio mexicano, armados y con capacidad para ejercer, así como el sobrevuelo de aviones

militares estadounidenses en el espacio aéreo mexicano, notablemente los vehículos no tripulados o drones, desde

2009.

El eslabón hondureño

El golpe de estado en Honduras en 2009 no sólo permitió detener el avance de integraciones como la de la Alianza

Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) sino que, como en los años 1980s, volvió a colocar a Honduras

como epicentro de las actividades estadounidenses en la región centroamericana. Honduras alberga en su territorio una

de las sedes foráneas del Comando Sur en Palmerola, en la emblemática base Soto Cano que, a juzgar por los recursos

movilizados hacia este país, parece estarse extendiendo para convertirse en un mega centro regional, como ya

mencionamos. Los movimientos hondureños han insistido en denunciar la presencia de efectivos estadounidenses no

sólo en Soto Cano sino en otras regiones donde presumiblemente están localizándose posibles nuevas bases. Nosotros

tenemos registro de otras dos en la costa del Caribe y el informe Time to listen, que contiene los datos públicos más

recientes sobre presupuesto y actividades de las políticas de control del narcotráfico, habla de cuatro más (Guanaja,

Mocorón, El Aguacate y Puerto Castilla) que hubieran sido financiadas por Estados Unidos., así como de una

transferencia de 1,388 mil millones de dólares en equipo electrónico de uso exclusivamente militar, parte del cual es

expresamente para uso del propio personal estadounidense en Honduras. Se tendrá ahí posiblemente uno de los

mayores centros de información y telecomunicaciones del Continente. No hace falta señalar la importancia

geoestratégica de Honduras, en el centro de América Central, con salida al Pacífico y al Caribe. Honduras, después del

golpe, se convirtió en el eslabón centroamericano del corredor militarizado que va desde Colombia hasta México,

tocando frontera con Estados Unidos y cubriendo el canal de Panamá. El punto de descanso que representa Honduras

en esta perspectiva ha justificado los recursos y políticas especiales para el país.

El brazo sur del Plan Colombia La extensión del corredor militarizado hacia el sur traza una línea directa con Perú, desde

el inicio el integrante menor del Plan Colombia y hacia Paraguay, centro de operaciones de las fuerzas estadounidenses

durante buena parte del siglo XX.

Cabe destacar que el trazo geográfico de este corredor ha tenido dificultades para saltar hacia el Atlántico, zona que se

destaca por los yacimientos petrolíferos de Brasil. El paso hacia el Atlántico se ha buscado con la movilización de la IV

Flota, con algunos intentos fallidos de bases militares (Alcántara en Brasil, por ejemplo) y con la posición privilegiada de

la isla Ascención, donde se ha instalado un centro de información del más alto nivel, y que es una de las posiciones

directamente relacionadas con el diseño estratégico que subyace al convenio de 2009 para la instalación de siete nuevas

bases en Colombia, y que en realidad no se ha podido todavía consumar (mapa 3). Con Perú el acercamiento se ha

intensificado sustancialmente desde 2008 y con Paraguay los compromisos de capacitación brindados por los

colombianos no se interrumpieron incluso con el gobierno de Fernando Lugo, pero hoy, después del golpe de estado

parlamentario y el cambio de gobierno tienen perspectivas de intensificarse.

Todavía durante el gobierno de Lugo se acordó con Estados Unidos la instalación de una base de operaciones y

entrenamiento en la zona norte que se encuentra en pleno funcionamiento y donde los instructores, de acuerdo con lo

pactado, serían estadounidenses., aunque sabemos que son también colombianos. Las piezas jugadas de esta manera,

cada una por su lado pero claramente articuladas en el diseño estratégico continental, han ido conformando una ruta

segura que recorre América de norte a sur (mapa 4) y que permite tener condiciones de respuesta rápida para cualquier

tipo de situación de riesgo. Las tropas estadounidenses y sus aliadas, que han entrenado juntas y mantienen protocolos

similares cuando no idénticos, que han trabajado en simulacros de respuesta a contingencias variadas entre las que

están también las sublevaciones, disturbios urbanos u otras del estilo, al tener una plataforma territorial tan extendida y

adecuadamente equipada, están en buenas condiciones para intervenir con eficacia en caso necesario.

El giro tecnológico


Una de las importantes ventajas asimétricas con que cuenta Estados Unidos es tecnológica, tanto en el campo de la

producción civil como, de manera superlativa, en lo militar. Comunicaciones militares, técnicas de encriptamiento,

protocolos, armas, aviones, teledirección, teledetección, armas químicas y biológicas, tecnología nuclear y todas sus

derivaciones e innovaciones. Con esta base se llevan a cabo la prevención y los trabajos de inteligencia que evitarían las

guerras porque desactivarían o destruirían a los potenciales enemigos antes de que pudieran convertirse en una

amenaza real. Así también concurren en la aplicación de fuerzas sobredimensionadas en operaciones de conmoción y

pavor y otorgan una ventaja material y logística en cualquier tipo de incursiones. El elemento más novedoso, aunque no

necesariamente el más decisivo, es el miniavión no tripulado, comúnmente denominado dron. Los drones han sido

utilizados ya desde hace tiempo por Estados Unidos en operaciones especiales tanto de monitoreo y detección como de

ataque. Su ligereza, imperceptibilidad y relativo bajo costo los convierte en una herramienta con tendencia a masificarse

pero además en un negocio jugoso. Israel es ya productor y exportador de esta tecnología, Brasil está comprándole el

know how para iniciar su producción localmente y podría pensarse que los drones dejan de ser un elemento de ventaja

por su multiplicación.

No obstante, lo importante son las funciones que pueden cumplir los avioncitos y eso depende de su contenido. Los

equipos de detección tienen posibilidades múltiples. Los equipos miniaturizados de ataque son exclusivos del

Pentágono, por el momento y en la miniaturización parecen también tener una distancia relevante con el resto de los

escasos productores. Los drones abaratan la guerra y contribuyen a ir aligerando la huella militar sobre los territorios.

Las bases de lanzamiento que requieren son tamaño micro y eso permitiría hacer más invisible la situación de guerra

generalizada en que inevitablemente ha desembocado el capitalismo. El equilibrio latinoamericano caribeño y sus

derivas Si bien los escenarios de guerra del Medio Oriente, tan complejos y explosivos, son los que ocupan la atención

en los medios, la batalla interna que se libra en América es sumamente intensa e indudablemente decisiva. Tiene la

virtud de haber abierto rutas de pensamiento y construcción de modalidades de organización social no sólo

confrontativas sino distintas, y por tanto alternativas, a las que ofrece el capitalismo.

El paso hacia el no-capitalismo, con cualquiera de las denominaciones que se le den, tiene todos los obstáculos y es y

será objeto de todas las presiones, amenazas y ataques. Operativos de desestabilización de todos tipos, intervenciones

directas, intentos de golpes de estado, masacres de poblaciones disidentes o insurrectas, imposición de políticas y

normativas, bloqueos, conflictos fronterizos y muchos otros dispositivos de contrainsurgencia, entendida en el sentido

amplio del término. Todo eso hará el camino difícil y tardado, pero no imposible. Es ahí donde Mariátegui vuelve a sonar

con fuerza. Ni calco, ni copia. No se puede derrotar a la guerra con guerra sino con la construcción de un mundo de paz,

dignidad y respeto. Y esa es la ruta que se abre paso, con vertientes diversas, en América Latina y el Caribe. Por eso la

ofensiva no dejará de intensificarse.

C) NACIONAL

1. Aprueban en el Senado despojo de agua y tierra

Periódico La Jornada

Domingo 15 de junio de 2014, p. 2

En menos de una hora –sin la presencia de los senadores del PRD– la mayoría de PRI, PAN y PVEM concluyó la discusión

en lo general y lo particular del segundo dictamen de legislación reglamentaria de la reforma energética, con la

aprobación de tres leyes que permitirán no sólo avanzar en el desmembramiento de la Comisión Federal de Electricidad

(CFE), el despojo de terrenos y bienes en favor de las corporaciones extranjeras, sino en la privatización del agua, para

beneficiar a las empresas de geotermia.

A las comisiones de Energía y de Estudios Legislativos Primera, que presiden el priísta David Penchyna y el panista Raúl

Gracia, les bastaron 55 minutos para avalar las leyes de la industria eléctrica, de energía geotérmica, las dos de nueva


creación y modificar la de Aguas Nacionales, que no se votaron, ya que eso quedó pendiente para el final, cuando se

concluya el análisis de los cuatro dictámenes de la legislación reglamentaria en materia energética.

Es una vergüenza que el Senado avalara que a ejidatarios y comuneros se les obligue a entregar sus tierras a empresas

extranjeras, con la amenaza de que de lo contrario se las expropiarán con gran celeridad, y encima que se abra la

posibilidad de que les puedan pagar en especie o contratándolos. De propietarios pasarán a ser peones encasillados de

las trasnacionales eléctricas y petroleras, declaró el legislador perredista Alejandro Encinas.

Destacó que es también muy grave que en la ley de energía geotérmica se haya declarado esta actividad como de

utilidad pública, toda vez tendrán preferencia para la explotación del agua, que también se les va a concesionar.

Eso puede llevar, advirtió en entrevista, en que el agua que se destina a cultivos deberá canalizarse a proyectos de

generación de electricidad.

El artículo 4 de dicha norma señala que las actividades de energía geotérmica son de utilidad pública, preferente sobre

cualquier uso o aprovechamiento del subsuelo de los terrenos, y procederá la ocupación o afectación superficial, ya sea

total, parcial, la simple limitación de los derechos de dominio o la expropiación, previa declaración de utilidad pública.

Nada de ello se discutió en la reunión de comisiones dictaminadoras.

Al igual que un día antes, cuando se votó la ley de hidrocarburos, el panista Salvador Vega Casillas se reservó todo el

articulado de las tres legislaciones ayer analizadas, ya que de lo contrario no podrían formular ningún cambio durante la

discusión ante el pleno.

No hubo debate, sólo presentación de posturas de los grupos parlamentarios, en la que destacaron que no se privatizará

la CFE y que la intención es modernizar el sector y ampliar las redes de transmisión. La senadora Ninfa Salinas, del PVEM,

sostuvo que la intención es bajar los costos de la energía eléctrica.

En nombre del PRI, Héctor Yunes Landa expuso que se requiere la inversión privada, ya que con el esquema actual “la

energía que utilizan millones de familias será impagable y se llegará a un escenario de tarifas más altas y presupuestos

federales que no alcanzarán para subsidiar los recibos.

En tanto, el panista José Luis Lavalle planteó que se requieren más modificaciones, a fin de incrementar el mercado para

los generadores privados de energía eléctrica –que son sólo para los de alto consumo–, ante lo que expuso la necesidad

de que la Secretaría de Hacienda revise los subsidios cruzados que ahora se otorgan al consumo de electricidad.

De las afectaciones y expropiaciones de tierra nada dijeron, aunque en conferencia de prensa Vega Casillas dijo que

harán cambios en ese rubro cuando la discusión se dé en el pleno, y el priísta Ascensión Orihuela comentó que su

partido no dejará sin protección a los campesinos.

Los perredistas dieron a conocer un análisis de las leyes ayer discutidas, por el que concluyen que no se garantiza un

suministro energético suficiente ni la disminución de los precios de la electricidad, como el gobierno ha sostenido en sus

campañas publicitarias sobre la reforma energética.

Destacan que aunque la propaganda oficial sostiene que la CFE se fortalece, la realidad es que se avanza a su

debilitamiento, toda vez que se deja solos a los usuarios domésticos, y por medio del cuarto transitorio de la Ley de la

Industria Eléctrica se ahonda en el desmembramiento, al ordenar que se separará horizontalmente, con los criterios que

determine la Secretaría de Energía.

En el artículo 115 se enuncia la obligación de dicha dependencia de informar a los interesados en los proyectos de

infraestructura eléctrica sobre la presencia de grupos vulnerables en el área donde llevarán a cabo sus negocios, con el

fin de poner en práctica acciones necesarias para salvaguardar sus derechos.

Sin embargo, en el artículo 117 se permite que las empresas puedan presentar sus propios proyectos de evaluación del

impacto social que tendrían sus actividades, “lo que sólo va a crear estudios a modo” de las contratistas.


2. Crisis energética en México.

La industria petrolera mexicana se concentra en una sola institución, PEMEX, que es la única empresa que puede

explotar el petróleo en México así como realizar las actividades estratégicas en lo que se refiere a los hidrocarburos, ya

que se trata de una empresa que tiene participación en toda la cadena productiva como es la explotación, la refinación

de crudo, el procesamiento de gas, petroquímicos básicos y algunos secundarios.

La producción de petróleo en México ha caído desde el 2004 pese a que en los ocho primeros meses del año, PEMEX

obtuvo un incremento de 4.75 dólares por barril con respecto al mismo periodo de 2003, exportando a los clientes del

continente Americano, Europa y Lejano Oriente.

En el primer trimestre de 2008 la producción de petróleo fue 7.8%, nivel inferior respecto al mismo periodo de 2007; de

igual forma las exportaciones cayeron 12.5% para el mismo periodo, por lo que la tasa de producción fue de 2, 911,000

de barriles diarios y las exportaciones por 11,337 millones de dólares.

Debido a la caída en la producción, PEMEX ha notificado un recorte a las exportaciones de petróleo crudo dirigido a

Estados Unidos que serán en promedio de 184 mil barriles diarios durante todo 2008 y posiblemente este recorte se

prolongue por dos años más, frente a los 1621 mil barriles diarios que se exportaron en promedio durante 2007.

Por mucho tiempo la venta dirigida a este mercado ha sido una de las principales fuentes de recursos para México, los

cuales no se verán afectados por que los altos precios del petróleo compensaran la disminución de las exportaciones, ya

que según informes oficiales se obtendrán ingresos petroleros de aproximadamente 52 mil millones de dólares mas que

los obtenidos en 2007 razón por la que PEMEX no resentirá el faltante de exportación.

Producción-Exportación de Petróleo en México

Fuente: http://www.pemex.com/index

El Banco de México indicó en un comunicado que la inflación, medida por el Índice Nacional de Precios al Consumidor,

creció por el aumento en el costo del gas natural, gasolinas y la electricidad, entre los incrementos mas relevantes

atribuidos principalmente al permanente y rápido crecimiento de los precios internacionales del petróleo.

La inflación en 2007 fue de 3,76% y para la primer quincena de junio de 2008 sufrió un alza de 0.29% debido a los

incrementos en alimentos y energía, según el informe del banco central, señalando que los precios sólo aumentaron

0.08% en el mismo periodo el año pasado, teniendo así que la tasa anual creció a un 4.24% en la primera quincena de

marzo, índice que había cerrado en febrero en un 3.72%.

En México existe un importante subsidio en la gasolina, que pretende estabilizar y mantener en un nivel aceptable la

inflación.

Debido a la disminución de 5.1% de las reservas petroleras mexicanas durante el 2007, el Senado de la Republica ha

planteado establecer una reforma energética con el fin de optimizar los recursos de producción tanto tecnológicos

como administrativos.

Los cinco puntos principales que se mencionan en la reforma son:

• Una nueva Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos

• Reformar la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal

• La iniciativa de Ley para la creación de la Comisión del Petróleo. (Órgano desconcentrado de la SENER, tendrá

autonomía técnica y operativa)

• Decreto que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley Reglamentaria del artículo 27 Constitucional


• Decreto que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley de la Comisión Reguladora de Energía

Estas iniciativas han sido motivo de crítica y discusión nacional, ya que la intervención de organizaciones privadas es

rechazada por la mayoría de la población debido a los antecedentes de privatización que se llevaron a cabo en America

Latina.

El planteamiento de la Reforma es la no modificación de la constitución en ningún aspecto, mas sin en cambio es mas

que claro que la aprobación de dicha reforma es totalmente anticonstitucional, ya que el articulo 27 de la constitución

establece que “Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrogeno sólidos, líquidos, o gaseosos... no se otorgarán

concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado y la Nación llevará a cabo la explotación de

esos productos”.

Es por esto que la Reforma Energética planteada por el senado parece tener implicaciones políticas que involucran

intereses particulares que no tienen nada que ver con el beneficio de la población nacional.

El aspecto más evidente de dichas implicaciones es el interés de la empresa petrolera Holiburton en la adquisición de

PEMEX desde antes del tratado de libre comercio, lo cual hace pensar que las empresas transnacionales tuvieron una

influencia significativa en las elecciones presidenciales de 2006, ya que tienen un interés de ejercer influencia política

sobre México pues es considerado como un actor clave en el control económico y social de America Latina y la posesión

de dicho sector estratégico les daría el poder suficiente para dominarla.

Elaborado por: Georgina Galicia

Rebeca Falcón

3. La insurrección en curso

Gustavo Esteva*

* Intelectual desprofesionalizado y miembro del Centro de Encuentros y Diálogos Interculturales y la Universidad de

la Tierra en Oaxaca. He incorporado en estas notas los comentarios de los asistentes a la presentación del tema el 30 de

noviembre de 2010, en el auditorio del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, dentro del ciclo organizado

por el Observatorio Latinoamericano de Geopolítica sobre la crisis de la sociedad capitalista y los caminos que se

ensayan para su superación. Agradezco especialmente los comentarios de Raúl Ornelas y de John Holloway. Utilizo

también fragmentos de previos ensayos y artículos.

INTRODUCCIÓN

Hace unos años el subcomandante Marcos usó una metáfora para describir lo que está ocurriendo. Sugirió que en el

barco en que vamos todos “hay quien se dedica a imaginar que el timón existe y a disputar su posesión. Hay quien busca

el timón, seguro de que se quedó en alguna parte. Y hay quien hace de una isla no un refugio para la autosatisfacción,

sino una barca para encontrarse con otra isla y con otra y con otra…” [Subcomandante Insurgente Marcos, 2003]. Quiero

ampliar esta metáfora y emplearla como marco de referencia de lo que quiero decir.

El gran barco atraviesa por una tormenta perfecta, la peor de todas. En el cuarto de máquinas se han reunido todos

los dirigentes: políticos, científicos, financieros, intelectuales, activistas. En el rinconcito mexicano están todos: el

Yunque, los Carlos (Salinas y Slim), Peña Nieto, la maestra, los chuchos, AMLO y sus asesores, los columnistas de La

Jornada, los dirigentes del Partido Comunista Marxista-Leninista: Disputan intensamente entre sí sobre las decisiones a

tomar y el camino a seguir. Tan ocupados están en el debate que no se dan cuenta que el barco se está hundiendo.

Arriba, en cubierta, donde se encuentra la gente, también hay disputa. No aparece el timón; como dice el Sup, algunos

creen que todavía existe y luchan entre sí para apoderarse de él. Otros, acostumbrados a las iniciativas individuales y


confiados en sus propias fuerzas se lanzan al agua y empiezan a ahogarse. Los más, en pequeños grupos, en

comunidades, descubren o fabrican botes y balsas y se lanzan a navegar, hasta que descubren que se encuentran en

medio de un archipiélago y a sus playas se dirigen, para convertir cada isla en puente que les permita encontrar a otros.

Desde ahí, tras observar apenados que el gran barco termina de hundirse con todos sus dirigentes, empiezan a construir

un nuevo mundo en que quepan todas y todos.

La metáfora parece apropiada para aludir a las formas que están adoptando las iniciativas y movimientos que

menciono en estas páginas y presento como insurrección. Aquí y allá se observan ya rasgos del mundo nuevo que

empieza a construirse. El archipiélago va tomando forma a medida que la gente descubre y aprovecha las grietas del

capitalismo para realizar sus creaciones [Holloway, 2011]. Al mismo tiempo, sin embargo, se ha estado configurando

otra opción que amenaza seriamente tales empeños. Acechan su oportunidad grupos y fuerzas que intentan, no sólo

mantener el estado actual de cosas sino ampliar su dominación, aceleran el hundimiento del barco democrático, que les

sirve cada vez menos, para conseguir por la fuerza bruta lo que ya es imposible en un clima de libertades. Aprovechan la

creciente desesperación de mucha gente, agobiada por las crisis y la violencia que las acompaña, así como el instinto de

supervivencia de quienes comienzan a naufragar en la turbulencia, para lanzar a sangre y fuego una nueva era de

expansión capitalista y desarrollo convencional. Su cobertura democrática resulta cada vez más ilusoria, una mera

simulación, pues un estado de excepción no declarado, con pretextos como el terrorismo internacional o el narcotráfico,

disuelve día tras día dos siglos de luchas por los derechos civiles y las libertades democráticas.

Los dirigentes políticos y económicos de esta empresa criminal, que produce ya una devastación ambiental sin

precedentes e impone un costo social y humano impagable, parecen contar con la paradójica compañía de una alianza

impía que se ha estado forjando entre el gran capital transnacional y gobiernos de inclinación izquierdista, como los que

han estado predominando en América Latina.1 Si bien estos gobiernos tienden a operar como muro de contención de

los formatos más agresivos y ciegos y tienen algunos méritos innegables, se dejan llevar por su obsesión por el

desarrollo y tienden a olvidar que el socialismo que varios de ellos invocan tiene la justicia –no el desarrollo– como su

razón de ser.

Es lo que plantean explícitamente las movilizaciones populares recientes en Brasil: ocho años de desarrollismo con

Lula da Silva afirmaron al país como potencia regional y reforzaron su presencia en el mundo, pero al tiempo lo

convirtieron en uno de los países más desiguales del planeta. Igualmente, el año 2011 empezó con un movimiento

popular contra medidas desarrollistas del gobierno boliviano. Quienes llevaron a Evo Morales a la presidencia

reaccionaron contra esa orientación y han estado impulsando de nuevo su proceso desde abajo.2 Las políticas del

presidente de Ecuador han provocado un conflicto muy intenso con quienes lo eligieron, particularmente las

comunidades indígenas. Las contradicciones son también manifiestas en Venezuela, Nicaragua y Paraguay. Estos

gobiernos ofrecen a las mayorías ciertas condiciones de supervivencia y bienestar y no representan para la población un

peligro equivalente al de las elites autoritarias que intentan usar las crisis que contribuyeron a crear para afianzar su

dominación. Ninguno de ellos, empero, ha logrado crear una auténtica alternativa al sistema dominante y en general

buscan abiertamente frenar la opción que está surgiendo en la base social y parece amenazar su poder.

1Es una alianza predicada en nombre de la democracia y el desarrollo: “Si Cristo viniera aquí y Judas tuviera el voto

de cualquier partido, lo llamaría para negociar una coalición”, declaró el presidente Lula en 2009 [DPA y AFP, 2009].

2Ver Rozental [2011], Olivera et al. [2011] y Coordinadora Plurinacional por la Unidad de las Izquierdas [2011].

La insurrección a la que me refiero en estas notas es enteramente evidente pero invisible: se realiza ante nuestros

ojos pero no logramos verla, acaso por su novedad. Al presentar sus rasgos quiero aventurar hipótesis atrevidas sobre su

significado y sobre los inmensos riesgos en que ahora se encuentra.

DISPERSIÓN COTIDIANA REBELDE

La recuperación de los verbos parece denominador común de las iniciativas que se están tomando desde la base social.

La gente sustituye sustantivos como educación, salud o vivienda, que serían “necesidades”, cuya satisfacción depende


de entidades públicas o privadas, por verbos como aprender, sanar o habitar, lo cual expresa el intento de recuperar

agencia personal y colectiva así como habilitar caminos autónomos de transformación social. Explorar lo que está

ocurriendo en las esferas de la vida cotidiana en que esto ocurre muestra el carácter de la insurrección en curso.

Comer

Hemos llegado a un punto en que quien no tiene miedo al hambre (que acosa de nuevo a un número creciente de

personas) tiene miedo de comer, dada la conciencia cada vez más clara y general de los ingredientes dañinos de los

alimentos que se ofrecen en el mercado [Galeano, 2006].3

3Nota del Editor: Los estudios sobre el carácter nocivo de la alimentación no hacen sino ampliarse bajo el impulso de

las sucesivas “epidemias”: de la enfermedad de la “vaca loca” a la “fiebre porcina” se abre paso la crítica de la

industrialización de los alimentos y de los seres vivos que le sirven de materia prima. A título de ejemplo citemos los

estudios de ETC Group [2009 y 2008], GRAIN [2011 y 2008] y Barreda, Flores y Ocampo [1995].

La gente está reaccionando. Persisten luchas reivindicativas para modificar leyes y políticas gubernamentales con el

fin de regular y detener las acciones del puñado de corporaciones que controlan ya 80% del comercio mundial de

alimentos e intentan controlar también la producción. Cada vez más, empero, el empeño toma otra dirección.

Ante todo, se está estableciendo una novedosa forma de conexión entre el campo y la ciudad, basada en antiguos

precedentes, mediante la cual se crea una alternativa al mercado. Grupos de consumidores urbanos se asocian con

productores y asumen juntos los riesgos y características de la producción. A veces, la relación se convierte en un nuevo

ámbito de comunidad con amplias potencialidades. El diseño contemporáneo nació aparentemente en Alemania, pero

se hizo epidémico en Estados Unidos (Community Supported Agriculture) y en Canadá (Community Shared Agriculture).

Existen ya decenas de miles de grupos de esta índole, que se complementan con los de productores orgánicos

independientes que venden directamente en las ciudades y con otras acciones impulsadas por organizaciones como

Family Farm Defenders. Este tipo de relación, concebida para perder el miedo a comer, ha adquirido tal dinamismo que

hasta Walmart intenta ya apropiársela. En México, al impulsar nuevas iniciativas en esa dirección se apela a menudo a la

tradición cardenista, cuando las alianzas entre organizaciones campesinas y obreras se combinaron con las acciones de

los primeros organismos reguladores de los mercados de subsistencias.

La producción de alimentos en las ciudades adquiere creciente importancia. El ejemplo más espectacular es el de

Cuba. Empezó en el llamado periodo especial, por iniciativa ciudadana, cuando los cubanos descubrieron que tras 30

años de revolución importaban 70% de sus alimentos y todos los químicos requeridos en su agricultura enteramente

industrializada. Hoy son campeones mundiales de la agricultura orgánica, su país es el único que cumple requisitos de

sustentabilidad y en sus ciudades se produce más de la mitad de lo que consumen sus habitantes urbanos. En Estados

Unidos la acción se extiende a velocidad impresionante. En Detroit, ejemplo universal de fracaso del desarrollismo

industrial, prosperan 900 jardines comunitarios, en su mayoría dedicados a la producción de alimentos. En México las

prácticas al respecto recuperan muy antiguas tradiciones. Avanzan lentamente pero con solidez en la ciudad de México y

otras grandes capitales, y se extienden con agilidad peculiar con empeños como la Red Autónoma por la Soberanía

Alimentaria,creada en la ciudad de Oaxaca.

En el campo se amplía y profundiza la lucha por la tierra. A veces toma la forma de una ocupación relativamente

silenciosa, más o menos clandestina, como la que permitió en los últimos años recuperar un millón de hectáreas en

Perú, y producir desde ahí, con prácticas tradicionales, 40% de los alimentos del país. Otras veces es una lucha

espectacular, con resultados irregulares, como la de los campesinos sin tierra de Brasil, que han organizado uno de los

movimientos sociales más interesantes del continente.4

En los últimos años esta antigua lucha experimentó una mutación política: se convirtió en ejercicio de soberanía

popular al pasar a la defensa territorial y construirse como autonomía. Expresa la resistencia al agresivo intento de las


corporaciones, respaldadas por los gobiernos, de conquistar el control de la tierra para la producción de alimentos u

otros propósitos desde la minería hasta el turismo de aventura o ecológico. El gobierno mexicano, por ejemplo, cedió ya

una porción sustantiva del territorio nacional a corporaciones privadas nacionales y transnacionales que recibieron

concesiones por 50 años para la explotaciónminera.5 Al otorgarlas, el gobierno adquirió la responsabilidad de desalojar

esos territorios para ponerlos a disposición de las corporaciones. Conforme a los nuevos acuerdos internacionales, éstas

pueden demandar al Estado si no lo hace en los plazos establecidos, lo que les abre una nueva línea de negocio.

4 El Movemento dos Trabalhadores Rurais sem Terra (MST), un movimiento muy importante en Brasil y una fuerza

dirigente en América Latina, ha estado en continua tensión con el gobierno, en un país en que 1% de la población posee

46% de la tierra laborable. En octubre de 2009 el poderoso sector del agronegocio forzó la creación de una comisión del

Congreso para investigar al MST.

5Hay gran opacidad en la información al respecto. Algunas cifras oficiales mencionan alrededor de 8% del territorio y

estimaciones independientes hacen llegar la cifra hasta más de 30 por ciento.

El Foro Nacional Tejiendo Resistencia por la Defensa de Nuestros Territorios, celebrado los días 17 y 18 de abril de

2009 en San Pedro Apóstol, Oaxaca, ilustra bien lo que está ocurriendo. Representantes de una veintena de pueblos

indios y campesinos señalaron en su declaración final que la reunión tuvo por objeto “tejer colectivamente nuestros

esfuerzos, conocimientos y resistencias en la defensa de nuestros recursos naturales y territorio”, oponerse a los

“grandes proyectos de ‘desarrollo’ e inversión y a políticas públicas que atentan contra nuestros territorios y recursos

naturales” y profundizar los “procesos de organización local y regional” [Colectivo Oaxaqueño en Defensa de los

Territorios, 2008]. En su Segundo Foro, en Jaltepec, señalaron: Estamos en resistencia. No nos dejaremos vencer por

esta nueva ofensiva neoliberal de despojo. Creemos profundamente en el valor de nuestras asambleas, del ejercicio de

la autoridad vista como servicio, la propiedad colectiva de la tierra y la reconstitución de nuestros territorios como

pueblos, como instituciones de las que obtendremos fortaleza [Colectivo Oaxaqueño en Defensa de los Territorios,

2009].

En ese mismo sentido se pronunció en octubre de 2009 la Comisión Internacional de Reforma Agraria Integral, en el

marco de la Campaña Global por la Reforma Agraria que impulsa Vía Campesina. La Declaración de Quito estipuló que se

habían reunido para analizar “la situación de la reforma agraria y la defensa de la tierra y el territorio”, culparon a la

Revolución Verde y las políticas comerciales de la crisis de alimentos y el cambio climático, denunciaron cómo las

grandes corporaciones contaminan los ríos y privatizan el acceso al agua y explicaron que los campesinos se habían

unido para luchar por la reforma agraria y defender sus territorios [Vía Campesina, 2009].

Entre los zapatistas, la defensa de la tierra ha sido una constante. Ante los continuos ataques paramilitares señalaron

con firmeza: “No vamos a permitir que nos la vuelvan a quitar. La defenderemos para que nuestros hijos no tengan

patrón ni sufran la humillación y desprecio”. El 25 de marzo del 2007 anunciaron la Campaña Mundial por la Defensa de

las Tierras y los Territorios Indígenas, Campesinos y Autónomos en Chiapas, México y el Mundo. El arranque de esta

nueva iniciativa contó con el acompañamiento de João Pedro Stédile, dirigente del Movimiento de los Sin Tierra, de

Brasil, y Rafael Alegría, de la Campaña por la Reforma Agraria de Vía Campesina. “Llamamos a esta campaña mundial de

apoyo mutuo entre pueblos rurales y otros pueblos que apoyan nuestros derechos y nuestras luchas por el derecho a la

vida y la dignidad, a juntar nuestras fuerzas con otras”, expuso el subcomandante Marcos en un acto celebrado en San

Cristóbal de las Casas, en ocasión del reinicio de la segunda fase de La Otra Campaña.

Una de las primeras acciones concretas de esta campaña mundial fue la elaboración de un documento en el que 202

organizaciones de 22 países y 1 104 personas de 40 naciones exigieron garantías para la posesión de la tierra en las

comunidades autónomas de Chiapas, amenazadas con el inminente despojo de más de 5 mil hectáreas. La demanda fue

respaldada por Vía Campesina y la Red Continental por la Desmilitarización de las Américas, además de organizaciones

de trabajadores, campesinos e indígenas, de derechos humanos, centros de investigación, ambientalistas y grupos

religiosos de muchos países.


Todas estas actitudes e iniciativas, como el lema adoptado en Quito: “Por la reforma agraria, por la defensa de la

tierra y el territorio”, expresan un desplazamiento conceptual cada vez más relevante. Además de la tierra misma, se

reivindica una forma específica de relación con ella, distinta a la impuesta por desarrollistas públicos y privados en los

últimos 50 años. Constituye un ejercicio soberano de la voluntad colectiva que desafía las atribuciones y facultades de

los gobiernos y se manifiesta en arreglos institucionales de facto: un creciente número de personas, sobre todo

campesinos, controlan ya su territorio y se gobiernan a sí mismos a su manera [Esteva, 2005].

Todo esto puede enmarcarse en la idea de soberanía alimentaria según la define Vía Campesina, la organización de

campesinos más grande de la historia, que agrupa ya a cientos de millones de ellos en más de cien países. Se expresa en

términos simples: definir por nosotros mismos lo que comemos… y producirlo en nuestros propios términos [Vía

Campesina, 2007].

Dadas las condiciones actuales del mundo, por la medida en que una proporción muy grande de la población se ha

rendido a las dietas y prácticas alimentarias impuestas por el capital y a su régimen productivo, pocas propuestas hay

tan radicales y complejas como esa concepción de la soberanía alimentaria, que transforma sustantivamente la añeja

búsqueda de autosuficiencia alimentaria [Esteva, 1987].

Aprender

El sistema educativo se halla en crisis: no prepara a la gente para la vida y el trabajo y margina a la mayoría. El principal

producto del sistema escolar son los desertores: más de la mitad de los niños que ingresen este año a la escuela no

podrán alcanzar el nivel que en sus países se considera obligatorio, lo cual significará discriminación permanente para

ellos, al carecer de este nuevo tipo de pasaporte indispensable para circular en la sociedad moderna. Quienes aprenden

a consumir esta nueva mercancía llamada educación y acumulan 20 o 30 años de horas nalga y sólidos diplomas no

pueden conseguir empleo: la mayoría de los egresados de las universidades mexicanas nunca podrán trabajar en aquello

que estudiaron. La crisis del sistema educativo se reconoce ya en todos los países y desde los años noventa tiene tanta

visibilidad como la que hoy se da a la crisis financiera.

A pesar del fracaso evidente y bien documentado de la escuela y de la experiencia cotidiana de los daños que provoca

persiste aún una lucha generalizada por “obtener educación”. La mayoría de la población ha sido educada en la idea de

que sólo así podrá “ser alguien” y dejará de padecer la discriminación que se ejerce contra todos los “nadies”. Como la

producción y distribución de esta mercancía estaba incluida desde el principio en el paquete de políticas de la era del

desarrollo, una reunión de expertos de la UNESCO intentó en 1953 caracterizar el “déficit” en la América Latina. Su

conclusión fue que el principal problema educativo en la región era la indiferencia e incluso resistencia de los padres a

enviar a sus hijos a la escuela. Once años después los mismos expertos modificaron el diagnóstico: concluyeron que

ningún país de la región podría satisfacer la demanda de educación. Había tenido éxito, y lo sigue teniendo hasta hoy, la

campaña para convencer a los padres de enviar sus hijos a la escuela, pero no hay posibilidad alguna de atender sus

exigencias, aunque el principal programa del Banco Mundial y de todos los gobiernos sea “educación para todos” [Illich,

1978, 2006].

La gente ha estado reaccionando, aunque lo hace en muy distintas direcciones.

1. Estudiantes, padres y maestros intentan aún ampliar y reformar el sistema educativo y cambiar desde adentro

sus teorías y sus prácticas. Disputan ahí con los gremios enquistados en el sistema, con el Estado y con las

corporaciones, todos los cuales intentan agresivamente configurarlo en función de sus propios intereses.

2. Diversos grupos luchan, dentro y fuera del Estado y del mercado por impulsar formas de “educación

alternativa”, que parten de la crítica de la educación dominante e incluso del sistema económico y político, adoptando

interesantes innovaciones pedagógicas, como las de Freire, pero sin llegar a criticar la idea misma de la educación (como

ejercicio autoritario de control) y, sobre todo, a la sociedad que la necesita para reproducirse, una sociedad, la

capitalista, en donde la producción, distribución y consumo de esta mercancía es ya el sector más importante de la

economía y el que absorbe mayor proporción de la población, en cada país y en el mundo entero.


3. Se extiende cada vez más un movimiento vigoroso que avanza en otra dirección. Las prácticas de aprendizaje

autónomo y libre se han vuelto más populares que nunca y el movimiento está generando sus propios arreglos

institucionales, al margen, en contra y más allá del sistema.Tales prácticas, sustentadas en su propio aparato teórico,

desbordan los marcos actuales, recuperan antiguas tradiciones de aprendizaje e introducen tecnologías

contemporáneas en las formas de aprender y estudiar como actividades gozosas y libres.

Se trata de un movimiento peculiar. Es posiblemente el más grande del mundo, en términos del número de personas

involucradas: quizás miles de millones. Pero es básicamente invisible y buena parte de quienes participan en él no se

sienten parte de un movimiento social o político en el sentido convencional del término, aunque se entusiasman al

encontrarse con otros como ellos, entablar relaciones horizontales y compartir experiencias. En general, están

plenamente conscientes del significado de lo que hacen: viven a fondo la radicalidad de romper con toda forma de

educación para aprender y estudiar en libertad.

Se ha hecho imposible lograr alguna precisión sobre calidad y cantidad en este movimiento. Una de sus formas es la

llamada free school. Google reporta más de 150 millones de referencias, la mayor parte de las cuales reenvía a

iniciativas en curso en alguna parte del mundo. Cosas semejantes ocurren con referencias como learning communities y

otras expresiones semejantes que aluden a alguno de los aspectos de las experiencias actuales.

El propio movimiento está generando nuevos centros de producción de conocimiento fuera de los centros de

investigación públicos o privados y de las instituciones universitarias convencionales. Se gestan en ellos nuevas

tecnologías, basadas en innovaciones teóricas significativas, que reformulan la percepción del mundo e introducen

nuevas metodologías para interactuar con él, que cuestionan los paradigmas dominantes. Como sugería Foucault [1992],

ahí se fortalece y profundiza la insurrección de los saberes sometidos: se recuperan los contenidos históricos que habían

sido enterrados o enmascarados dentro de coherencias funcionales y sistematizaciones formales; se revalora el saber

que fue descalificado porque se le consideró incompetente, insuficientemente elaborado, ingenuo y jerárquicamente

inferior al científico, un saber específico, local, regional, diferenciado; y se yuxtaponen y combinan saberes eruditos con

memorias locales, para formar un saber histórico de lucha, lo que exige demoler la tiranía de los discursos globalizantes,

con su jerarquía y con los privilegios que se derivan de la clasificación científica del conocimiento, que tiene efectos

intrínsecos de poder.

Sanar

El sistema de salud es cada vez más ineficiente, discriminatorio y contraproductivo. Se empieza a documentar el efecto

iatrogénico: médicos y hospitales producen más enfermedades que las que curan. Lo que causó gran escándalo, cuando

Iván Illich publicó hace 40 años Némesis médica, se ha convertido ya en lugar común y experiencia personal

generalizada. La producción, distribución y consumo de salud es el segundo sector de la economía en el mundo e

involucra a un número creciente de personas. La profesión médica y la industria de la salud han tomado posesión de

todos los aparatos institucionales: elaboran las normas, las aplican y castigan a quienes las violan. Cada fracaso de esta

dictadura profesional ofrece la oportunidad de fortalecerla y ampliarla. Y los fracasos se están multiplicando.

Los empeños de la gente para enfrentar esa situación se intensifican por caminos muy diversos.

1. Como en el caso de la educación, se realizan innumerables esfuerzos para reformar el sistema, muchos de ellos

frustráneos. Por ejemplo: tras un esfuerzo considerable, en el que empleó buena parte de su capital político, el

presidente Obama logró la más importante reforma del sistema de salud estadounidense en 50 años… pero ese sistema

es todavía el más costoso e ineficiente del mundo.

2. Igualmente, proliferan terapias alternativas que tratan de evitar los efectos más dañinos y las incompetencias

del sistema dominante. En muchos casos resultan contraproductivos: enraízan aún más profundamente el carácter

patógeno de la búsqueda de salud. Más a menudo, empero, son camino para adquirir más clara conciencia de los

problemas inherentes al sistema dominante y encontrar auténticas alternativas.


3. Cada vez más, en todo caso, cunden iniciativas que desafían abiertamente al sistema mismo, rompen con las

nociones dominantes de enfermedad, salud e incluso cuerpo y mente, al tiempo que nutren prácticas autónomas de

sanación, recuperan tradiciones terapéuticas que habían sido marginalizadas y descalificadas por la profesión médica y

habilitan formas de comportamiento más sanas y formas de tratamiento más humanas, arraigadas en el hogar y la

comunidad. Empiezan ya a tomar forma sus nuevos arreglos institucionales.

Habitar

Se extienden aún los desastres que habitualmente acompañan los desarrollos públicos y privados y estimulan la

proliferación de personas sin techo. Al mismo tiempo, se multiplican las movi lizaciones que tienden a frenarlos,

reformular el ámbito urbano y empezar a crear condiciones de vida diferentes en las ciudades, replanteando incluso la

noción misma de ciudad.

1. Se consolidan y fortalecen prácticas de autoconstrucción que definieron por mucho tiempo la expansión urbana,

enriqueciéndolas con tecnologías contemporáneas. Estilos de asentarse que por muchos años fueron la forma

característica de construir de los llamados “marginales” se extienden hoy a otras capas sociales.

2. Docenas de “ciudades en transición” (transition towns) definen un intento radical de transformación de la vida

urbana [Hopkins, 2008].

3. Se extiende por todas partes el movimiento okupa, los empeños de regeneración barrial y la creación de nuevos

ámbitos de comunidad.

4. Proliferan luchas que traen a la ciudad la mutación política en el campo y crean coaliciones de defensa

territorial, contra un aeropuerto, una nueva vialidad, desarrollos públicos y privados. Tienden a convertirse en semilla

para instalar formas autónomas de gobierno [Hopkins, 2008; Hern, 2010].

5. Forman parte de estos movimientos las iniciativas tendientes a recuperar la auto-movilidad, a pie o en bicicleta,

y resistir activamente la subordinación a los vehículosde motor.

Intercambiar

Aunque prosigue la “walmartización” del mundo y unas cuantas compañías extienden su capacidad predatoria causando

toda suerte de daños, se amplía también una nueva era de intercambio directo que se realiza fuera del mercado

capitalista. Prosperan no sólo los mercados en que productores y consumidores abandonan esa condición abstracta para

practicar el trato directo entre personas, sino también las monedas locales, que operan como medios de pago y

argamasa comunal y que facilitan las diversas formas de trueque que están renaciendo. Reciben muy diversos nombres

los métodos de intercambio que en muchos casos abandonan la utilización directa del dinero-mercancía y buscan

sustituir el mercado abstracto por relaciones no “explotativas” entre partes que se conocen y se tienen confianza. En

todos los casos, son iniciativas que desafían abiertamente la ficción del mercado autorregulado que se ha empleado

para disimular el dominio corporativo.

En todas las esferas de la vida cotidiana se manifiestan nuevas actitudes, bien arraigadas en sus contextos físicos y

culturales, que prosperan dentro de nuevos horizontes políticos, más allá de las ideologías dominantes y de los patrones

convencionales. Tales iniciativas adquieren creciente visibilidad en tiempos de crisis, puesto que ofrecen creativas

opciones de supervivencia y resisten con eficacia las políticas y proyectos dominantes.

Es cierto que muchas personas participan en estas iniciativas sin abandonar el individualismo dominante. No sólo

contraen la actitud a sí mismas, para su propia satisfacción, sino que rechazan con firmeza su sentido social y político.

Pero es igualmentecierto que incluso ellas empiezan a reaccionar contra el hiperindividualismo reinante, padecen sus

consecuencias y se abren a otras en un intento de redefinirse en su condición social.

Este relato de lo que está pasando suscita algunas preguntas obvias. ¿Cuál es el carácter y alcance de esta

insurrección? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Es realmente anticapitalista o resulta funcional para el régimen dominante y


prolonga su agonía? ¿Por qué llamar insurrección a comportamientos que a primera vista son meras reacciones de

supervivencia, a menudo desesperadas, sin articulación evidente entre sí? Este ensayo es un intento apresurado y

tentativo de darles respuesta. Si hubiera una expresión capaz de recoger el sentido de los movimientos sociales que se

extienden por América Latina sería la de buen vivir, la de la vida buena, usualmente complementada con la de mutua

crianza [Apffel-Marglin, 1998; América Profunda, 2003; Chuji, 2009]. Como sostiene Fernando Huanacuni, quechua, el

horizonte del vivir bien busca reconstituir el poder político, social, jurídico y económico, pero sobre todo reconstituir la

vida, tan lastimada por el proyecto occidental. Este énfasis genera toda suerte de tensiones y contradicciones con

gobiernos de todo el espectro ideológico, que tienden a descalificar y criminalizar estos movimientos cada vez más

vigorosos.

La definición de la buena vida, una esfera de imaginación y acción que pertenecía tradicionalmente a la sociedad civil,

se atribuyó al gobierno en el moderno estado-nación, que usualmente la compartió con las corporaciones privadas y los

medios,rindiéndola al capital.

En los últimos 50 años, a partir de que Truman acuñó la palabra “subdesarrollo” para crear un emblema de la nueva

hegemonía estadounidense, la empresa del desarrollo se realizó apartir de una definición universal de la buena vida

asociada con la condición media de los habitantes de los países desarrollados y en particular los estadounidenses.

Postulada como ideal universal, tal definición fue adoptada explícita o implícitamente hasta por los más recalcitrantes

enemigos de Estados Unidos. Muy pronto resultó evidente que no era factible y sería ecológicamente insensato que

todos los habitantes de las áreas que Truman llamó subdesarrolladas adoptaran esos patrones de vida. Sin embargo,

aunque desde los años setenta la propuesta se redujo con realismo al compromiso de garantizar a todos la satisfacción

de ciertas necesidades básicas, no se abandonó aquella definición universal de la buena vida en la construcción de las

metas sociales e incluso en la definición de esas necesidades básicas. Esta orientación sigue determinando las políticas

gubernamentales en todas partes, a pesar de las diferencias ideológicas que en diversos países llevan a poner mayor

énfasis en el mercado o en la iniciativa pública para la conducción de los asuntos sociales.

Estas actitudes se inscriben en una tradición típicamente occidental, orientada a la construcción de “un mundo”, con

las más diversas banderas y pretextos [Sachs, 2001]. La agenda oculta del desarrollo sería una nueva forma de

occidentalización del mundo, como expresión del punto supremo al que habría llegado la humanidad, llevada por la

flecha del progreso. Desde hace años, sin embargo, la flecha está rota: la idea misma de progreso está madura para el

museo [Sbert, 2001]. La homogeneización cultural asociada con el desarrollo encuentra creciente resistencia en todas

partes. Como señalaron los zapatistas desde 1994, se trata ahora de construir un mundo en que quepan muchos

mundos. En vez de seguir disolviendo pueblos y culturas para integrar a todos en un diseño universal y uniforme, se ha

vuelto prioritario explorar formas de coexistencia armónica de los diferentes. Esta nueva actitud apunta a un horizonte

político más allá del estado-nación, reformula el sentido de las luchas democráticas y recupera definiciones de la buena

vida que surgen de centros autónomos de producción de conocimiento.

Es cierto que hasta los gobiernos que se oponen abiertamente a los paradigmas dominantes, como los de Bolivia,

Ecuador y Venezuela, adoptan todavía el catecismo convencional del desarrollo y reprimen como herejes a los

movimientos de base que lo desafían. Pero es cierto también que la resistencia cunde. Así, se ha hecho posible someter

a debate público un precepto central de la religión dominante: la meta del acelerado crecimiento económico. Cincuenta

años de propaganda convirtieron este dogma de economistas en prejuicio general. Se sigue aceptando sin mayor

discusión que es algo deseable, pero una corriente cada vez más vigorosa de pensamiento y acción cuestiona tan

perniciosa obsesión y exige abandonarla. Han estado multipli cándose organizaciones y redes sociales que

explícitamente buscan el descrecimiento y a menudo invocan los argumentos de Serge Latouche [2003] y de otros

muchos críticos del desarrollo y el crecimiento económico. Es esto lo que buscan activamente, en todas partes del

mundo, quienes han empezado a retomar el control de sus propias vidas, que habían rendido al mercado o al Estado.

En México, desde los años ochenta se planteó públicamente, como condición para vivir bien con justicia y libertad,

una tasa negativa de crecimiento económico que fuera el resultado de ini- ciativas conscientes y no la consecuencia


imprevista de la crisis financiera o de la incompetencia de las autoridades, como los malos manejos de 1982-1983, el

“error de diciembre” en 1994 o los 10 años de gobierno del PAN. En la primera década del nuevo siglo tomaron forma

movimientos orientados explícitamente al descrecimiento, sobre todo en la Ciudad de México.

Que la economía crezca indefinidamente, junto con la población, parece un principio de sentido común. Pero no lo es.

Muchas cosas deben crecer hasta alcanzar su tamaño: las plantas, los animales, las personas. Cuando alguien alcanza su

tamaño y algo le sigue creciendo, llamamos cáncer a esa protuberancia. Buena parte de lo que aumenta cuando crece la

economía registrada es un cáncer social. Crecen la especulación, la producción irracional o destructiva, la corrupción y el

despilfarro, a costa de lo que necesitamos que aumente: la justicia social, el bienestar de las mayorías.

En todos los países hay cosas que han crecido de más, por lo que deben achicarse, y otras que no han crecido

suficientemente o que necesitan seguirlo haciendo, para beneficio general. Una alta tasa de crecimiento económico, que

se mide con el del pro- ducto nacional bruto, expresa habitualmente que sigue creciendo lo que ya es demasiado

grande, un auténtico cáncer social, y que se achica lo que debería seguir creciendo.

El crecimiento económico produce lo contrario de lo que se promete con él. No implica mayor bienestar o empleo

para las mayorías, o mayor eficiencia en el uso de los recursos. Es lo contrario: genera miseria, ineficiencia e injusticia.

Hay abundante experiencia histórica para sustentar este argumento. Continuar planteando una alta tasa de crecimiento

económico como meta social es pura insensatez. Ha de atribuirse a bendita ignorancia, a cinismo o a una combinación

de los dos.

Hace casi 40 años Paul Streeten documentó rigurosamente, para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la

perversa asociación entre crecimiento económico e injusticia. Demostró que a mayor crecimiento corresponde mayor

miseria y que ha una relación de causa a efecto entre uno y otra. Mostró también que el famoso “efecto cascada”, la

idea de que la riqueza concentrada se derrama sobre las mayorías hasta generar su bienestar, es una ilusión perversa sin

mayor fundamento.

Concentrar el empeño social en el crecimiento económico encubre lo que realmente se persigue: mayor opulencia de

unos cuantos, a costa de la miseria general y la destrucción del patrimonio natural. Esto resulta apenas lógico, porque

esa obsesión de economista no hace sino aplicar al conjunto de la sociedad una necesidad estricta del capital que sólo a

él se aplica: capital que no crece, muere; y así ha de ser indefinidamente. Por eso cultivar la obsesión implica girar un

cheque en blanco a los cabe- cillas del mercado o el Estado para que hagan de las suyas en nombre de un bienestar

general que nunca llega y que, por esa vía, nunca llegará.

Necesitamos recuperar el sentido de la proporción, que no essino otra forma del sentido común, el que se tiene en

comunidad. Contra la sociedad del despilfarro, el desecho, la destrucción y la injusticia, la que produce el calentamiento

global al que ahora se achacan los desastres causados por la irresponsabilidad, podemos levantar el valor de la renuncia

sensata y responsable a lo innecesario en nombre de metas sociales viables, que descarten para siempre la idolatría del

crecimiento económico.

Ha llegado el tiempo de plantearnos seriamente las ventajas de una tasa negativa de crecimiento general,

especificando con claridad lo que queremos seguir estimulando. Se trata, por ejemplo, de apoyar a sectores altamente

eficientes, productivos y sensatos, como los que forman la mayor parte del perseguido “sector informal”. Eso implica

concentrarse en ampliar las capacidades productivas de las mayorías, en vez de dedicarse a apoyar a gigantes

ineficientes. La pesadilla de los economistas, una caída en el producto bruto, podría ser una bendición para la mayoría

de la gente.

Es hora de detener la locura dominante. Han de crecer unas cosas y contraerse otras. Que aumenten nuestras

capacidades de sustento y nuestra autonomía vital. Que se amplíen los espacios y maneras en que podemos ejercer

nuestra libertad e iniciativa. Que se multipliquen las oportunidades propicias para la vida buena, según la manera en que

cada persona y cultura defina en qué consiste vivir bien. Y que, para hacerlo posible, se reduzca el peso de una economía


registrada que nos agobia y oprime, en todo aquello que contraríe la buena vida de todos o destruya la naturaleza. Todo

eso es lo que está buscando la insurrección en curso.

4. Los médicos, curas y maestros fueron queridos en comunidades rurales antes de la privatización

Pedro Echeverría V.

Rebelión24-06-2014

1. Los médicos salieron ayer domingo en manifestaciones de protesta en todo México contra la criminalización en los

ejercicios de su profesión. Se les ha acusado de "irresponsabilidad", "de abandono médico de pacientes", "de no prestar

buena atención a los enfermos en los hospitales". Obviamente no se puede generalizar la acusación porque hay médicos

honestos que son la mayoría y "médicos" comerciantes que son minoría; además los servicios de salud en México se han

derrumbado: el servicio público en el IMSS, ISSSTE, Salubridad, hace más de 30 años que estáabandonado en cuanto a

inversiones y se encuentra en acelerado proceso de privatización.

2. Lo que sucede con las instituciones públicas de salud es exacto a lo registrado en educación, vivienda, asistencia

social. Desde que en 1982 México firmo compromisos con el FMI de aceptar su supervisión y vigilancia en los programas

de gobierno para asegurarse la no intervención estatal en los negocios privados y la no inversión social. Al mismo tiempo

el FMI impuso como obligatorios los recortes presupuestales en salud, educación y demás asegurando -en la llamada

"Carta de Intención"- la imposición de sus políticas. Desde entonces no hay programa o medida política que no sean

confeccionadas en el exterior por los EEUU.

3. La privatización de los servicios de salud, educación, vivienda, carreteras, bancos, no es un problema nacional, sino de

globalización de la economía. Todos los servicios se están privatizando en todo el mundo y en cada país se lucha contra

los mismos problemas. La batalla de los médicos, así como las de los maestros (espero que lo comprendan), no puede

ser otra cosa que una guerra prolongada contra el capitalismo. No es un problema simple que pueda solucionarse en

particular como se cura una enfermedad en particular; es una batalla general contra la privatización y la acumulación de

riquezas que son el origen de todos los males.

4. En México, supongo también que en gran parte del mundo, los maestros de escuela rural y gratuita, así como los

curas entregados a su fe y los médicos (aunque aún no tuvieran título, pero que supieran remediar de urgencia) fueron

pilares de sostén de las comunidades por lo menos hasta hace 50 años. Pude ver en los años 50 y 60, en las

comunidades alejadas de las urbes, muchas manifestaciones de agradecimiento y cariño de los pueblos hacia esos

sectores que con su trabajo estaban integrados a las comunidades. Los curas frenando el descontento y ayudando a no

sufrir; los médicos curando las enfermedades del cuerpo y los maestros ayudando a los pueblos a liberar su

pensamiento.

5. ¿Por qué aquella relación idílica desapareció y se hizo menos estrecha, incluso tirante? Porque la comunidad rural se

fue rompiendo por falta de trabajo e ingresos, porque las ciudades fueron creciendo e imponiéndose y porque el

mercado y los vicios corruptores del capitalismo penetraron con profundidad en los pueblos. Las urbes fueron la base

del desarrollo del capitalismo, de la granindustria y el comercio, de lo grandes hospitales y la escuela capitalista; en las

grandes ciudades se concentró todo el poder económico y político; de las grandes ciudades saldrían en adelante todas la

direcciones y órdenes de gobierno de todos los campos. La ruralidad desapareció ante el peso e lo urbano.

6. A partir de los años setenta, de acuerdo a los censos, México ya no es un país rural porque la mayoría de sus 115

millones de habitantes vive en centros urbanos. No es un país agrario porque su economía depende de manera amplia

de la industria y los servicios. Los curas, los médicos y los maestros -cuyos mejores años se desarrollaron en la

comunidades rurales- están plenamente integrados al sistema capitalista desde hace más de medio siglo. Muchos curas


hoy -con excepción de los "teólogos de la liberación"- son acusados de pederastas y des estar al servicio de los ricos;

muchos maestros de la CNTE son acusados de "agitadores profesionales" y los médicos -hijos de los que lucharon de

1964-65- salen nuevamente a la calle.

7. Los curas deben limpiar su nombre estando cerca de sus feligreses y alejándose de los aparatos de poder del clero y

del papado; así como conociendo los planteamientos de los Méndez Arceo, Samuel Ruiz, Vera, Solalinde, Boff, Gutiérrez,

Beto, Sobrino, Romero. Los médicos, siguiendo a los maestros de la CNTE, tienen que comprender que pertenecen a una

profesión social al servicio del pueblo de México y que por ello deben batallar contra toda los medidas privatizadoras.

No puede taparse que hay minorías de maestros y médicos que han confundido su profesión con la decomerciantes y

negociantes aprovechando.

5. Reforma energética y transparencia: de lo perdido lo que aparezca

Rafael de la Garza Talavera

Rebelión

En medio de las maniobras del congreso mexicano para cumplir con los designios del capital internacional, la reforma

energética y el proceso de redacción y aprobación de las leyes secundarias que le darán vida ha sido sistemáticamente

criticado desde la perspectiva histórica. Sin embargo, hay otros temas que pueden darnos una idea de la esencia

reformista de la administración peñista, como lo es el relativo a la posibilidad de que la ciudadanía pueda conocer los

tejes y manejes de las asignaciones y de los contratos así como de lo que las empresas beneficiadas pagarán por la

explotación de los recursos energéticos.

Para empezar, y de acuerdo a un análisis realizado por Fundar, la explotación de los recursos naturales, regulada por la

Ley de Hidrocarburos, será de utilidad pública sin importar el hecho de que dicha explotación sea efectuada por

particulares. Las consecuencias de lo anterior son graves pues este esquema pone a las transnacionales por encima de

los intereses de los propietarios de las tierras ricas en hidrocarburos, sean particulares o comunidades. Si no aceptan la

figura de ‘servidumbre legal’ -por medio de la cual las empresas y los propietarios acuerden los términos de la

explotación - el estado puede expropiar en favor de las empresas. O sea que por la buena o por la mala, las

transnacionales llevan mano.

Con respecto al tema que nos ocupa, la Ley de Petróleos Mexicanos establece que todo el proceso de licitaciones es de

carácter administrativo pero una vez que se nombre un ganador los contratos tendrán carácter privado y se regirán por

las leyes mercantiles, por lo que no estarán sujetos al régimen de transparencia. No será posible, por ejemplo, solicitar

información que permita conocer las características de las operaciones de las empresas o el manejo de los recursos

públicos con el que se ‘apoyará’ la explotación; y si bien la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos determina que los

ingresos a las arcas nacionales estarán determinados en los contratos, éstos no son reconocidos por la ley como

disponibles para su escrutinio por parte de la ciudadanía. Esto sin mencionar que la elaboración de los contratos será

facultad de la secretaría de Hacienda y no del Congreso de la Unión, con lo que se refuerza la opacidad en el tema.

Por lo que toca al dinero que será pagado por las empresas al estado mexicano, éste no irá directamente al tesoro

nacional sino al Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo (sic eufemista) que por medio de un

fideicomiso tendrá la misión de recibir, administrar y distribuir los ingresos generados por los contratos. Pero de acuerdo

con la Ley del Fondo dicho fideicomiso no estará sujeto, como todos los fideicomisos, a las leyes en materia de

transparencia sino a las disposiciones contenidas en la mencionada ley. Más aún, las actas del Comité Técnico del Fondo

(especie de consejo de administración) podrán ser reservadas parcial o totalmente, abonando así a la opacidad de las

decisiones que se tomen al respecto.


Por todo lo anterior, no resulta muy arriesgado afirmar que la discrecionalidad que se pretende adjudicar a la

explotación de los hidrocarburos en México representa un claro retroceso en términos del derecho a la información

gubernamental y al espíritu de la rendición de cuentas. En una coyuntura en la que todos los actores políticos parecen

coincidir con respecto a la importancia de reforzar los mecanismos de transparencia, y con los trabajos para la

formulación de una ley general en la materia en marcha, no vemos por ningún lado que ésos mismos actores pongan el

dedo en la llaga sino todo lo contrario: con una mano promueven leyes de transparencias y por el otro las burlan.

Consumada la reforma energética habría que reformular la crítica al reformismo neoliberal para pasar de una estrategia

de todo o nada a una que construya candados legales e institucionales para contener, en la medida de lo posible, el

incremento del saqueo de los recursos naturales y la privatización de los ingresos derivados de la explotación del

petróleo y sus derivados. La esencia de la reforma energética radica en la ortodoxia neoliberal, en la falsa idea de que

para mejorar los ingresos de la población hay que cederle a las transnacionales y sus socios nacionales (la quinta

columna) el dominio de los recursos naturales. Pero ese dominio puede y debe estar sujeto al escrutinio público para

mantener vigente el derecho a la información: de lo perdido lo que aparezca.


II.–

Programa Democrático de

Educación y Cultura para el

Estado de Michoacán y propuestas

educativas alternativas.


II – PDECEM

A) Crítica para hacer la propuesta

1. El despojo de la educación en América Latina

Colonización del pensamiento y de la educación en el neoliberalismo latinoamericano

Dra. Raquel Sosa

A partir de la conquista española, el territorio que hoy los pueblos originarios denominan Abya Yala fue sometido a

vastas operaciones militares, a despojos innumerables de las riquezas naturales, al sometimiento de millones de seres

humanos. En suma, la construcción del poder colonial significó la despiadada y sistemática destrucción de recursos y

vidas y, sobre todo, la imposición de un estado perenne de guerra para impedir a toda costa que la fuerza de pueblos

organizados se transformara en resistencia a la dominación.

Ésta es la razón por la cual la corona española y sus aliados internacionales en el negocio del saqueo de nuestras

riquezas se vieron obligados a montar un inmenso aparato de control y contención, a cuyo cargo estuvieron la

mediatización masiva y la represión selectiva de quienes individual o colectivamente manifestaran inconformidad o

rebeldía a los designios de los invasores. Muchos escritores se han dedicado, a lo largo de los últimos tres siglos, a

analizar las características y temporalidades de la minuciosa operación de desarticulación del pensamiento y la voluntad

de pueblos de historia milenaria que a cada paso y, pese a todo, renacían y rehacían lo fundamental de su historia y

construían la esperanza de un mundo que se fincara en la justicia, la libertad y la felicidad de todos los seres humanos

(Mariátegui, [1928], Bagú, 1950; Martínez Peláez, 1970).

La vasta operación ideológica, religiosa y moral sobre la que se montaron la conquista y la colonización de nuestras

tierras y pueblos permanece como la obra de mayor trascendencia y la que propiamente abrió paso a manipular y forzar

la tradición colectiva de los pueblos originarios, a partir de la sustitución y sobreposición de un sistema autoritario y

teocrático por otro. Sólo que lo que antes había sobrevivido gracias a que se aseguraba la vida sin penurias de todos los

habitantes de estos territorios, se fincó en la época colonial en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo indígena y

africana, la expoliación de los productos de la tierra y de las minas y, sobre todo, la brutal negación del derecho de los

pueblos de participar de los frutos de la abundancia y diversidad de estas regiones.

Y conviene recordarlo, porque tuvieron que pasar tres siglos para que lograra organizarse, con el apoyo de muchos

propietarios criollos, una lucha de las dimensiones suficientes para derrotar a una parte significativa del poder colonial:

aquélla que se fincaba en imponer la obligación de consultar, informar, entregar parte de las riquezas generadas y

someterse a los designios de un orden tan distante como decadente. Y fueron nuestros pueblos los que no sólo se

unieron a esa lucha contra España, sino que rebasaron con su entrega las intenciones de dueños de minas, plantaciones

y haciendas que aspiraban sólo a la libertad de comercio y de explotación de la fuerza de trabajo en los territorios de

que se habían adueñado gracias al orden colonial (Maldonado, 1810)

La explosión colectiva recogió entonces de su pasado cientos de imágenes de la resistencia popular, la que había sido

silenciada durante tanto tiempo, y la convirtió en mito y utopía, el camino que sería preciso atravesar para lograr el

verdadero estado de felicidad de los habitantes de América. En las voces de Toussaint L´Ouverture y Jean- Jacques

Dessalines, Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Simón Bolívar, Simón Rodríguez, José Artigas,

Bernardo O´Higgins, José de San Martín y tantos otros cientos y miles de patriotas latinoamericanos se cosechó por fin

un imaginario propio, que no el del conquistador, para hacer de él ideario de la libertad y de la independencia

(Fernández Retamar, 2004).


La lucha por el derecho a la educación pública gratuita, universal, laica y democrática ha ocupado importantes espacios

a lo largo de dos siglos de reflexiones, enfrentamientos políticos, elaboración programática y edificación constitucional

en América Latina. Podría decirse que constituyó la primera y principal batalla ideológica para decidir la independencia.

Sin excepción, todos los movimientos libertarios de nuestra región se plantearon la necesidad y la urgencia de que la

educación fuera el punto de partida para construir patrias verdaderamente libres y fincar en ellas formas inéditas de

organización social, adecuadas a los requerimientos de las poblaciones, durante siglos excluidas de toda intervención en

la vida pública.

Desde que los libertadores establecieron las primeras normas que regirían sobre las nuevas repúblicas, dominó en éstas

la determinación de introducir el ejercicio de la soberanía del pueblo.

Desde el inicio, la educación formó parte importante de las preocupaciones de los libertadores, en la medida en que

constituiría el vehículo principal para realizar la soberanía popular. Por eso, mientras que en algunos textos

constitucionales se la define como “responsabilidad de toda la sociedad”, en otros se plantea como obligación del

Congreso o de una defensoría de los derechos ciudadanos. En definitiva, la educación haría posible la creación de un

auténtico espacio público, y permitiría alimentar, con ideas, propuestas e intercambio de conocimientos, las

determinaciones colectivas.

La educación sería, en definitiva, la garantía principal de que perdurara la soberanía popular, la principal salvaguarda de

la memoria y de la voluntad colectiva, la expresión de la identidad nacional. Sería una creación colectiva, un ejercicio

autónomo de la imaginación. Todo en ella debería promover el libre ejercicio del pensamiento, ser un estímulo a la

capacidad de formular posibilidades antes no consideradas o ensayadas para construir instituciones sociales acorde a las

necesidades de los pueblos: inventamos o erramos, decía el gran educador Simón Rodríguez, en 1821 (Rodríguez, 1821).

A partir de entonces, enmascarado en el discurso de la libertad y de la apelación a la justicia para los pueblos, y en

contra del espíritu y la voluntad de los iniciales libertadores, se instituyó en los territorios formalmente independientes

un orden tan autoritario y jerárquico como el orden colonial, pero que tuvo dificultades en basar su dominación

fundamentalmente en la religión, toda vez que la Iglesia se había convertido en formidable competidora en la lucha por

apropiarse de las tierras, en el dominio de las finanzas y en la construcción de instituciones educativas. Los ideólogos

liberales de las repúblicas poscoloniales construyeron su propio discurso con el apoyo de la noción laica de progreso y su

oferta a los pueblos en el establecimiento de una modernidad legitimada en Europa en la batalla contra las monarquías

absolutas (Laski, 1939).

A principios del siglo XX, la batalla fundamental sería contra el poder de la oligarquía. La Soberana Convención

Revolucionaria de Aguascalientes –evento que preludió el acuerdo político del que surgiría la Constitución de 1917 en

México– abrió la consideración de la educación como reivindicación de la justicia social, concibiéndola como un derecho

de todos los ciudadanos. Paulino Martínez, miembro de la delegación zapatista, y quien presentó ante la Convención el

Plan de Ayala, sintetizó de esta manera las aspiraciones de los desposeídos mexicanos: “un hogar para cada familia, una

torta de pan para cada desheredado de hoy, una luz para cada cerebro en las escuelas-granjas que establezca la

Revolución después del triunfo, y tierra para todos” (Barrera, 1965).

Del mismo modo, los estudiantes y maestros que demandaron la autonomía de la Universidad con respecto al poder

económico y político señalaron, desde el final de la segunda década del siglo XX, la necesidad de que la educación se

mantuviera como espacio público democrático en que se practicara la libertad de cátedra –que no es otra que la libertad

de examinar todo asunto de interés público de manera crítica e independiente del interés del poder y del dinero.

Esta es la razón por la cual la historia y el pensamiento crítico proponen en América Latina arrojar una nueva mirada, un

punto de vista distinto al que ha inundado nuestra región a lo largo de los dos siglos en que el orden oligárquico se

impuso sobre las aspiraciones de nuestros pueblos, a partir de darles un nombre y una orientación completamente


distintas a aquéllas que dieron sentido a la lucha en contra de la dominación colonial. Nombrar a la manera de los

opresores ha significado, en nuestra región, distorsionar, desarticular, pervertir los motivos por los que se han

organizado las fundamentales batallas por una vida mejor para todos y todas.

La persistente afrenta de la restauración oligárquica: del uso de la fuerza y la intervención externa como recurso

prolongado del poder

La ferocidad de las dictaduras civiles o militares en nuestros países fue enfrentada siempre con las exigencias del

derecho a la educación y a la libertad de pensamiento y asociación. Y ambas constituyeron los elementos fundamentales

que dieron sentido a las reformas sociales que promovieron los gobiernos democráticos de la región, a lo largo del siglo

pasado. Lo que importa destacar es que el derecho a la educación se ha asociado históricamente a la formación de una

conciencia crítica y al fortalecimiento de una opción de transformación en el sentido de la construcción de la soberanía

popular en nuestro continente.

Y es por ello que las dos experiencias revolucionarias que marcaron el inicio y el cierre de la primera mitad del siglo XX,

las de México y Cuba, estuvieron en condiciones de romper los paradigmas de su época y constituir verdaderos pilares

del pensamiento y la acción soberanos, populares y antimperialistas, ejemplo de todos los países de la región y

enemigos formidables de la ideología y el orden aterrorizador de las oligarquías latinoamericanas. La creación de un

imaginario libertario resultó tan poderoso como incontestable y por primera vez, los nombres de Emiliano Zapata,

Francisco Villa, José Martí, Fidel Castro y el Ché Guevara se convirtieron en símbolos de una resistencia social de larga

data, que no había encontrado en el espacio de las realizaciones prácticas un camino cierto para la entronización de la

esperanza. Cincuenta años de revoluciones sociales en el continente lograron que la tarea más difícil, la del

cuestionamiento de las ideas de progreso y modernidad, se realizara bajo el signo de la construcción de un verdadero

poder popular (Mires, 1988).

En efecto, las realizaciones del gobierno popular pacíficamente electo en el Chile de 1970 fueron la piedra de toque para

una perspectiva oligárquica trasnacional que no pudo soportar el empuje de lo que parecía ser ya el sólido inicio de una

nueva era en el continente: la tarea a emprender desde los círculos del pensamiento conservador sería la construcción

de un nuevo sistema de pensamiento y acción que reconquistara –de una vez por todas– el espacio perdido por exitosas

y prometedoras luchas sociales y derrotara por fin la esperanza. Como en otras épocas, la combinación en que se asentó

la cruzada reaccionaria fue el uso de la fuerza y la imposición de una nueva ideología. Sólo que esta vez no habría, como

durante la conquista española, concesiones a las comunidades originarias en beneficio de la pacificación. El enemigo a

vencer sería, precisamente, la colectividad, y con ella, la fuerza de su identidad, de su memoria, de su voluntad

organizada.

Los golpes que derrocaron a los gobiernos populares en el Cono Sur y la intensificación de acciones represivas de los

gobiernos autoritarios en México y Centroamérica hicieron posible que se impusiera un brutal reordenamiento del

Estado y la vida pública. De hecho, los anuncios de la crisis venían de lejos. Desde fines de la década de los sesenta

estaba planteada una contradicción, de una parte, entre los Estados, que consumían cada vez más recursos para atender

las crecientes demandas de infraestructura y servicios; subsidiar al capital y pagar la deuda pública; de la otra, los

empresarios nacionales y extranjeros, que demandaban mayor apertura a la inversión, privilegios fiscales, contención a

movimientos populares y menor presencia del Estado en la economía y en la vida social; y junto a ellos, los organismos

internacionales, que exigían transferencias de capital cada vez más cuantiosas para hacer frente a los compromisos

contraídos en décadas anteriores, así como la aplicación de fórmulas distintas a las del Estado de Bienestar para resolver

los problemas de relación entre el Estado, las empresas y la sociedad. La crisis económica internacional y la

imposibilidad de atender los requerimientos de pago de la deuda externa a inicios de la década de los setenta fueron el

contexto en el que los organismos financieros internacionales impusieron en nuestros países un programa denominado


de ajuste estructural, basado en la liberalización económica y comercial, la privatización de empresas estatales y la

flexibilidad laboral, lo que significaba firmar la renuncia a la soberanía económica de los Estados.

Amparados por el Fondo Monetario Internacional, los grupos empresariales nacionales y extranjeros que operaban en

nuestros países se insubordinaron a las regulaciones establecidas por los Estados y dieron por terminado el “pacto para

el desarrollo”. Bajo el férreo control político impuesto por nuevos gobiernos represivos, los organismos internacionales

condicionaron la negociación del pago de la deuda y la apertura de nuevas líneas de crédito para la reactivación

económica a la aplicación de este rígido programa de medidas estatales. Exigieron el reordenamiento general y la

compactación de los Estados, la apertura al capital extranjero y la disminución de la intervención estatal en la actividad

económica. Impusieron, como parte de las reformas, la aceptación de la ideología del mercado como base para la

modernización de nuestros países. Los programas de ajuste condujeron a la privatización de la mayor parte de las

empresas estatales y al desmantelamiento de las áreas estratégicas de la economía; al deterioro de los servicios

públicos, la reducción de los gastos en educación y salud, la privatización de la seguridad social y de los sistemas de

pensiones, al desconocimiento de derechos laborales y sociales de millones de trabajadores del campo y de la ciudad, y

al empobrecimiento generalizado de la población (Calcagno, 2001; Borón, 1999).

Asedio al pensamiento crítico y sumisión institucional

La batalla del pensamiento crítico fue tan dramática como insuficiente. A poco menos de cuarenta años de distancia del

inicio de la refundación capitalista en el continente, resulta difícil no reconocer que los golpes fueron tan certeros y

contundentes, como imprevistos. Al horror de los crímenes sin tregua de las dictaduras militares que se sucedieron en el

Cono Sur y Centroamérica, siguieron las persecuciones y masacres de la inteligencia, de campesinos y obreros

organizados y de dirigentes políticos de la izquierda en México y Colombia. Pocos se salvaron del desastre: entre otros,

un reducido y valiente grupo de intelectuales latinoamericanos críticos, procedentes de Chile, se refugió en instituciones

académicas mexicanas, particularmente en la UNAM, y desde allí relanzó una respuesta aguda a la tremenda crisis que

vivía América Latina. Sus aportaciones fueron ampliamente reconocidas, y parte de ellas está recogida en la revista

Estudios Latinoamericanos, que se publicó a partir de 1986 (Sosa, 1990).

El segundo hecho sobre el que trabajaron nuestros intelectuales críticos fue el proceso de destrucción de los aparatos

estatales que se habían convertido en los grandes reguladores de la vida económica, política y social de nuestros países.

La denuncia del autoritarismo estatal, del peso que habían tenido las oligarquías nacionales en los Estados

latinoamericanos y la memoria reciente de la represión constituyeron elementos esenciales para explicar por qué

prácticamente ninguno de ellos asistió al funeral de estos Estados latinoamericanos. Por lo demás, en el contexto de las

guerras internas que vivía la mayor parte de nuestros países, restarle poder al Estado era inmediatamente leído como

restarle fuerza a una burocracia corrrupta, a un ejército-maquinaria de la represión, y a la voracidad e impunidad de los

grandes ricos de cada país. No obstante, la liquidación de empresas estatales –acusadas por los organismos

internacionales de ineficientes e innecesarias–, la privatización de las industrias estratégicas, la reducción de los gastos

sociales –que fue del orden de 40% en promedio en la región– y el violento empobrecimiento de las mayorías, no sólo

causaron escándalo, sino que fueron la base sobre la que se analizó críticamente al capitalismo depredador que se

estaba construyendo sobre los restos del Estado “desarrollista” (Vuskovic, 1993).

Fue sólo bien entrados los años noventa que fue posible dimensionar lo que había significado la destrucción del aparato

estatal: no sólo se había paralizado la producción económica, se habían reducido y deteriorado las instituciones sociales

y abandonado en la miseria a millones de seres humanos, sino que se implantó la más feroz intervención externa en los

asuntos de nuestros países y una pérdida de soberanía semejante a la sufrida durante la primera conquista.

Es importante destacar, con relación a este punto, que si bien los intelectuales críticos podían reconocer, aun en sus

disparidades, el desarrollo del modelo económico que estaba imponiéndose, era en general más difícil que tuvieran los


elementos para evaluar no sólo el tremendo impacto que tendría en las sociedades latinoamericanas, sino el grado de

homogeneidad que asumiría la estrategia neoliberal en toda la región. Fue sólo bien entrados los años noventa que fue

posible dimensionar lo que había significado la destrucción del aparato estatal: no sólo se había paralizado la producción

económica, se habían reducido y deteriorado las instituciones sociales y abandonado en la miseria a millones de seres

humanos, sino que se implantó la más feroz intervención externa en los asuntos de nuestros países y una pérdida de

soberanía semejante a la sufrida durante la primera conquista.

En tercer lugar, el pensamiento crítico se concentró en la exigencia: del retorno a la democracia, del cese de toda acción

represiva, de la proscripción u hostigamiento a las organizaciones sociales y políticas, del fin de la persecución de la

oposición y sus personeros, y, naturalmente, de la realización de procesos electorales sin exclusiones, que pudieran dar

lugar a la asunción de gobiernos verdaderamente representativos de sus pueblos. Es evidente que, a lo largo de ese

proceso, muchos de los académicos que intervinieron en el debate fueron orientándose hacia la crítica del precario

orden que destruyeron las dictaduras, al que atribuían la prolongación del atraso en nuestros países, y en particular,

comenzaron a expresar sus diferencias con relación a “todo” autoritarismo, “tanto de izquierda, como de derecha”, que

–asumían– habrían dañado a la región (Lechner, 1986; Garretón, 1987).

El interés mostrado por diversas fundaciones internacionales en restaurar condiciones para la investigación social en

nuestros países dio lugar, a lo largo de los años ochenta, al incremento en el financiamiento externo de proyectos cuyo

énfasis fundamental fue la transición a la democracia, y en especial, la realización de procesos electorales. Cientos de

seminarios se realizaron para discutir y tratar de influir en los inevitables cambios políticos que ocurrirían en la región.

Muy poco espacio se dejó al análisis de las transformaciones que estaban ocurriendo en todos los órdenes de la vida

social, particularmente en los ámbitos de la educación, la salud, el trabajo y la cultura, lo que tardó en organizarse casi

una década más. Parece difícil de explicar que, salvo excepciones, después de años de empobrecimiento y represión de

la población, fuera tan complejo imaginar las prioridades de la reconstrucción social e ideológica de nuestro

subcontinente. (Sosa, 1995). Casi nada pareció quedar entonces de los proyectos de transformación radical que se

habían experimentado en el pasado: sólo Cuba obligaba a recordar, una y otra vez, que era indispensable ir más allá del

capitalismo para resolver los problemas de nuestros pueblos. Mas, cuando comenzó a hacerse pública la crisis

económica, política y social de los países del este europeo, incluida la Unión Soviética, su voz quedó todavía más aislada

y solitaria.

El Banco Mundial en la cruzada contra los Estados

La intervención del Banco Mundial se basó en varios supuestos: el primero, que consideraba indispensable evitar el

despilfarro de recursos públicos y reorientar el gasto social para empatarlo con los esfuerzos que se estaban llevando a

cabo en la economía. Esto significaba que debían otorgarse apoyos económicos, si no exclusiva, al menos fundamental y

prioritariamente a aquellos sectores de la sociedad que estuvieran en condiciones de integrarse al mercado. En su

perspectiva, el Estado debería asumir una posición subsidiaria: complementar o reforzar programas donde la

intervención privada no fuera suficiente, al tiempo de potenciar y facilitar las condiciones para la ampliación de la

inversión privada. El Estado, en lugar de regulador, sería un complemento a la iniciativa del mercado (Lerner, 2009).

Con el fin de abrirle paso a la inversión privada, el Banco Mundial consideró, en segundo lugar, conveniente proceder a

la descentralización de los servicios públicos. Con ello, se cumplía un doble propósito: desmantelar la capacidad de

intervención del Estado, y convertir dichos servicios en objeto del interés y del acceso del mercado. La privatización,

subrogación y disminución de los sistemas de salud, seguridad social y educación se realizaron, así, en todos los países,

sin que las detuvieran las protestas ni las conmoviera el evidente deterioro de la infraestructura y de las condiciones del

otorgamiento de los servicios, como tampoco la ruina que fue corroyendo los precarios vínculos de los Estados con la

población. La ilegitimidad en que fueron cayendo gobiernos cuya práctica era ostensiblemente cada vez más contraria a

sus promesas de campaña, no parece haber sido motivo de preocupación de los reformadores.


El tercero y más importante de los pasos fue la divulgación del pensamiento empresarial como única alternativa posible

de superación del deterioro social, opción racional y no populista, para asegurar el tránsito hacia sociedades modernas.

Los gobernantes latinoamericanos adoptaron inmediatamente las formas y el discurso de la nueva utopía reaccionaria,

que se presentó con el pomposo nombre de globalización, es decir, el inicio de una era en la que únicamente los

objetivos de la libertad de acumulación y de intercambio comercial podrían sustentar las relaciones internacionales y

determinar las políticas públicas. Naturalmente, dicha versión no dejaba de ser –como lo han expresado Noam Chomsky

y John Saxe-Fernández– una legalización de la nueva era de piratería de las grandes potencias sobre los recursos

estratégicos y las fuerzas sociales de los países sometidos a la expoliación colonial (Chomsky, 2003; Saxe, 1999).

Los procedimientos de intervención del Banco Mundial han sido analizados de forma brillante y crítica, entre otros, por

Joel Samoff, quien ha reseñado con detalle cómo pasaron los funcionarios de este organismo de la “detección” de

necesidades y la “formulación de propuestas” para resolver las dificultades que en buena parte ellos mismos habían

creado; a “ofrecer los recursos económicos” indispensables para llevar a cabo las reformas que ellos consideraban

necesarias; la consecuencia sería que ellos mismos se hicieran responsables de dirigir la operación y supervisar los

resultados de los programas públicos en que se involucraban recursos internacionales. Los funcionarios de cada país se

convirtieron en testigos, diligentes ejecutores y sumisos receptores de las duras evaluaciones con que el Banco Mundial

califica frecuentemente los pobres resultados de las reformas realizadas, sobre los que no asume responsabilidad

alguna. Todo esto, mediado por la autoridad de los expertos y la constante ratificación de que su intervención no tiene

otro objeto que colaborar con la modernización de las sociedades en que interviene de acuerdo con sus “socios”,

principalmente tercermundistas (Samoff, 2004).

Los préstamos otorgados por el Banco Mundial y, después, por el Banco Interamericano de Desarrollo, se condicionaron

en todos los casos al cumplimiento estricto de las instrucciones para la realización de cada programa, así como a la

implementación de procesos de capacitación de todos los involucrados en su aplicación (Inter-American Development

Bank, 2005, 2000; Di Gropello, Emanuela, 2004; International Bank for Reconstruction and Development, 1999; De

Moura Castro, 1997; World Bank, 1995, 1980). De manera vertical fueron estableciéndose las prioridades, modalidades

y formas de evaluación de las políticas públicas que debían adoptarse. En la medida, además, en que los recursos

económicos otorgados se entregaban a los Ministerios de Hacienda, todos los demás Ministerios se veían obligados a

acatar disposiciones completamente ajenas a la lógica de las instituciones específicas a las que se dirigían los préstamos.

Una moderna y no menos fatídica versión de Fausto atacó sin piedad a todos los espacios públicos de nuestro

subcontinente (Berman, 1994).

El aparato desplegado para imponer la reforma a los servicios públicos era tan abrumador que pareció incontestable.

¿Cómo no iban a saber los expertos internacionales qué convenía a nuestros países si ellos disponían de la autoridad y la

experiencia necesarias para determinarlo? Y así, una de las primeras afirmaciones contundentes que lanzaron fue la de

que los Estados se habían equivocado al basar sus políticas en el logro de una cobertura universal. El acceso a los

“servicios”, como empezaron a denominarlo los expertos internacionales, podía ser importante, pero era sólo un primer

paso que, además, no tenía resultados rápidos ni eficaces, mientras que lo que sí era asequible sería mejorar

rápidamente la “calidad” de las políticas públicas.

Se determinó entonces que debía trabajarse más bien en identificar aquellos sujetos susceptibles de lograr mejores

resultados, si se les otorgaba un apoyo temporal y condicionado a su desempeño. Fue éste el origen de los programas

sociales que se conocieron en todo el subcontinente entre fines de los ochenta y principios de los noventa: de Progresa,

Bolsa Escola, Bolsa Familia, a Oportunidades. El principio con que operaron todos estos programas fue el de la

focalización, es decir, el direccionamiento territorial y sectorial en función del impacto social y político esperado y el

condicionamiento, es decir, el control y contención de las poblaciones objeto (Repetto y Acuña, 2006).


La educación como territorio de inversión:

del Estado a la empresa

De todas las reformas propuestas por los organismos internacionales y aceptadas por los gobiernos latinoamericanos, la

más riesgosa, la de mayores alcances, fue la reforma educativa. Los organismos internacionales consideraron

tempranamente que no podrían llevarse a cabo transformaciones sustanciales en la vida pública de nuestros países y,

consiguientemente, en los proyectos de inversión de las empresas y gobiernos extranjeros que pretendieran acercarse a

ellos, si no se modificaba a fondo el modo de pensar de los latinoamericanos. Esa fue la razón por la cual la educación se

volvió el eje de la reforma social de los años noventa; ayudó, desde luego, el descubrimiento de que no menos de 10%, y

en algunos casos más de 15% de los recursos públicos de nuestros países son invertidos anualmente en educación.

Desde el inicio, el Banco Mundial coincidió con los objetivos planteados antes por el Fondo Monetario Internacional: el

gran enemigo a vencer eran los Estados latinoamericanos. El triunfo de la reforma sería, en cambio, que el Estado

actuara sólo como complemento de la inversión privada. Casi veinte años después de su intervención, expertos del

Banco Interamericano de Desarrollo reconocerían abiertamente que el ideal de la reforma era que el Estado se retirara

totalmente de la operación de la educación, dejándosela exclusivamente al sector privado, mientras se concentraba sólo

en la normatividad educativa (Wolf y De Moura, 2001).

La aplicación del programa de focalización y condicionamiento para la determinación de los beneficiarios individuales de

gastos educativos se constituyó como base de la nueva política compensatoria que aplicó el Banco Mundial con el

nombre de modernización. No sería difícil que los funcionarios públicos, involucrados en los programas de ajuste y

socios de la desnacionalización de las empresas públicas, se dispusieran a convencer a la población de que el programa

que sería aplicado significaría un salto cualitativo respecto a los anteriores, y que una mejor preparación de los

estudiantes bajo los nuevos paradigmas aseguraría no sólo el crecimiento económico, sino el incremento de la

productividad y el empleo para todos. Asumir las demandas del nuevo programa educativo podría llevar a ciertos

sacrificios, al ejercicio de un mayor control y disciplina. Mas estos sacrificios serían compensados con el reconocimiento

a los mejores estudiantes.

En la visión de la tecnocracia neoliberal, plantear que a la educación tuvieran acceso todos los estudiantes había

conducido al empobrecimiento y a la mediocridad. Si, en cambio, se otorgaban estímulos para que realmente

aprovecharan los beneficios de la educación quienes demostraban el talento y la persistencia para lograr una exitosa

culminación de sus estudios, se estaría verdaderamente entrando en una nueva era. Con argumentos semejantes se

echó al cesto de la basura el principio de universalidad de la educación, así como la concepción que la define como

derecho social y responsabilidad del Estado (Sosa, 2007), y se procedió a argumentar que la educación debía verse y

valorarse como una oportunidad, un privilegio al que sólo podría accederse si se aceptaba cumplir con reglas impuestas

para mostrar el dominio incuestionado de un nuevo orden. La igualdad de oportunidades se volvió parte del lenguaje de

expertos y políticos, aún de izquierda (Schiefelbein, 1987).

Ajustes estructurales y generalización de la crisis: Estados y sociedades latinoamericanas ante el fondo monetario

internacional.

El ajuste estructural, que fue el nombre con que se llamó al conjunto de medidas que impuso el Fondo Monetario

Internacional (FMI) a los gobiernos de la región ante la crisis de la deuda externa de inicio de los ochenta, produjo un

debacle en las economías latinoamericanas. Una parte muy importante de la riqueza acumulada en los años del

desarrollo simplemente se dilapidó entre 1980 y 1990: cientos de empresas desaparecieron, mientras que otras pasaron

a manos privadas, preferentemente extranjeras.


Las transferencias netas de recursos naturales por la deuda externa se convirtieron en la mayor operación económica de

los Estados latinoamericanos. Los esfuerzos por liquidar una deuda imposible de pagar, como lo denominó Fidel Castro,

consumieron los escasos recursos disponibles y estrecharon al mínimo las posibilidades de remontar la crisis económica

regional.

La inestabilidad se manifestó también en el valor de las monedas latinoamericanas. La esperanza de una recuperación

económica se esfumó, durante años, ante las duras presiones especulativas que sufrieron las economías en la región.

El acceso al conocimiento como privilegio

La contrarreforma con que se enfrentó la amenaza de independencia económica y política en América Latina,

particularmente con el incremento de los precios del petróleo, condujo no sólo a la ruina general, sino a la desaparición,

de tajo, de las que habían sido conquistas sociales derivadas de prácticamente dos siglos de lucha.

Para millones de latinoamericanos, la educación se volvió un privilegio lejano de imaginar.

El empobrecimiento de la población y de la educación dio lugar a que se volverá prácticamente imposible que las

familias de escasos recursos tuvieran la posibilidad de que alguno(a) de sus hijos(a) accediera a la educación medio

superior y superior, y que tampoco fuera posible que quienes ingresaran a la escuela básica se mantuvieran estudiando

después de los trece años de edad.

Tal como hemos visto, la primera gran fase de la contrarreforma social significó una violenta reducción de la capacidad

de nuestras sociedades de producir conocimiento y de participar en los beneficios de la riqueza producida por la

colectividad. En el proceso señalado, se asentó y consolidó una nueva forma oligárquica de dominación; de ninguna

manera puede considerarse, como lo afirman algunos, que se hayan sentado las bases para una verdadera depuración y

relanzamiento, en un nivel superior, de las potencialidades latinoamericanas.

Este es el origen del desmembramiento contemporáneo de los sistemas públicos latinoamericanos: una política cuyas

consecuencias en todos los órdenes hizo pedazos las edificaciones previas y redujo a la pobreza y a la desigualdad más

escandalosa a la mayoría de la población.

Destruir la educación para apropiarse del Estado: el diseño y la ejecución de la reforma educativa por los organismos

internacionales.

La forma más eficaz que encontraron los funcionarios de los organismos internacionales para deconstruir el aparato

estatal de nuestros países fue la descentralización. Este proceso comprendió fundamentalmente dos fases: la decisión

de depurar el aparato estatal central y la transferencia de los recursos salariales de los trabajadores de la educación a las

provincias o estados de los países. La primera fase significo liquidar de tajo programas y personal que había laborado en

los ministerios de la educación –con lo que se redujo la carga presupuestal de manera rápida y violenta-, para rediseñar

la estructura de control centralizado de la educación de allí en adelante.

Descentralización y privatización: eje de la reforma

La segunda fase, es decir, la transferencia de los “servicios educativos” a las provincias o estados, se llevó a cabo de

manera cuidadosa. Un acto de prestidigitación impresionante produjo la desaparición de una parte importantísima de

los presupuestos educativos en toda la región. La inconformidad se palió mediante una inmensa campaña

propagandística que ofrecía a los trabajadores de la educación que, en adelante, la administración se conduciría de

modo más democrático; problemas añejos resolvería de golpe, y sobre todo, sus opciones de intervención en los

asuntos educativos –incluidos los laborales- se acrecentarían con la presencia directa de los funcionarios responsables

en las capitales de los estados, departamentos o provincias.


De acuerdo con las orientaciones del Banco Mundial (BM), el proceso de descentralización avanzó en tres variantes,

dependiendo de las relaciones entre los gobiernos centrales y los sindicatos, los gobiernos centrales y los gobiernos

estatales, y los gobiernos federales y estatales con los municipios. En el caso de México y Argentina, la descentralización

avanzo solo a nivel estadual; en Chile, Colombia, Bolivia y parcialmente, Brasil, la descentralización llego hasta el

municipio; y, finalmente, en Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua se produjeron procesos de descentralización

para llegar al nivel de los centros educativos.

Los casos de Chile y Colombia ilustran bien cómo una mayor descentralización de las decisiones permitió la introducción

del sistema de créditos o vouchers educativos: momentos culminantes en que los estudiantes y sus familias podían

decidir si permanecían en escuelas públicas, a las que se atribuían incontables deficiencias, o solicitaban al Estado los

recursos de su educación para inscribirse en escuelas privadas, con lo que presuntamente tendrían garantizado el acceso

a una educación de calidad.

En el proceso de descentralización educativa, también implícita la reorientación del gasto educativo: al privatizarse

universidades, escuelas normales, bachilleratos y hasta primarias, la inversión educativa se orientó a facilitar la

formación de escuelas técnicas, a la adquisición de tecnologías internacionales de información y comunicación (que

serían conocidas como tics), y a la producción de los materiales indispensables para asegurar el éxito de la reforma y a la

realización de los esquemas de evaluación establecidos por los organismos internacionales.

Cambios en el sentido y en el contenido de la educación

Sobre esta fase fue que los organismos internacionales impusieron el énfasis en el logro de la calidad y la competitividad

de los servicios prestados. Los expertos completaron el esquema planteando que, en adelante, una verdadera rendición

de cuentas sobre los gastos educativos estaría vinculada con el logro de resultados certificables, comunicables y

comparables. Es decir, convirtieron la calidad en un atributo legítimamente sustitutivo de la cantidad y la presentaron

como un parámetro –que fijarían autoridades internacionales. En adelante, expertos designados para evaluar y certificar

serían los encargados de determinar lo que los estudiantes debían saber, es decir, lo que sabían –o creían saber- esos

expertos internacionales, ni más ni menos.

La calidad, vaciada de sentido y de significación, se convirtió en un fin en sí misma: tan incuestionable y distante como

un tótem, pero a la cual había que rendir obligadamente pleitesía. A partir de la aceptación de su preeminencia, fue

posible recurrir libremente a la metáfora de las mercancías: la calidad es un atributo del intercambio. Son los

consumidores, es la dinámica del mercado lo que determinan qué es mejor o peor. El mejor, al que todos prefieren, se

impone a través de la competencia y se convierte en parámetro colectivo. Ser el mejor puede significar solo una

condición temporal, pero siempre será expresión de poder. Desde luego, sólo puede erigirse en árbitro de la calidad

quien tiene en sus manos el poder.

Fue el poder de las empresas internacionales el que determinó que la certificación se dirigiere a mostrar la competencia,

es decir, la capacidad de realizar acciones a partir de instrucciones precisas, que no podían ni debían ser cuestionadas.

En síntesis, el aprendizaje sería reconocido como valor en cuanto favoreciera las exigencias de la actividad empresarial,

de que la formación estuviera orientada a incrementar la eficiencia, velocidad y adecuación de los procesos de trabajo

en la realización de productos o la prestación de servicios. A esto se le llamó la formación de capital humano.

En seguida, y como consecuencia de la generalización forzosa de los programas de evaluación, los organismos

internacionales presionaron por la transformación de los planes y programas de estudio de todos los niveles. Les urgía

que se consolidara una visión que ellos llaman práctica de la educación, más orientada a la capacitación técnica, que a la

búsqueda de fortalecer horizontes de formación profesional.


Poco a poco, los planes de estudio se fueron modificando para simplificar los conocimientos que se pretendieran

transmitir. La palabra competencia paso a ser de uso común en las escuelas, aunque no su significado y sus

implicaciones. Y así como se establecieron nuevos programas de lengua y matemáticas, conforme a la perspectiva de los

evaluadores internacionales, se relego a un segundo plano y se debilitó extraordinariamente todo contenido referente,

por una parte, a las ciencias básicas, y por otra, a las ciencias sociales y a las humanidades. En particular, los programas

de historia fueron transformados para erradicar todo sentido de identidad y pertenencia e imponer la aceptación

acrítica de la modernización, junto con la descalificación de todo movimiento de resistencia o alternativo. Los héroes de

la independencia, por ejemplo, fueron desacreditados como violentos, causantes de miles de muertes y, en definitiva,

enemigos del progreso del país. En cambio, se exaltó el espíritu conservador y se promovieron planteamientos sobre las

bondades de la globalización.

Flexibilización laboral en la educación

La reforma laboral se finco en varios principios: el primero y principal, la convicción de que, una vez generalizado el uso

de las tecnologías de información y comunicación en la mayor parte de las escuelas, el papel de los maestros tendería a

disminuir. Bastaría con que se contratara un facilitador para llevar a cabo tareas que, al no ser complejas ni requerir del

razonamiento, sólo se sirviera de la fidelidad del transmisor para el cumplimiento de las instrucciones aparecidas en la

pantalla. Restar poder al gremio magisterial, disminuyendo su influencia sobre los estudiantes, fue el objetivo central de

este programa, que se basó no sólo en el control estricto del trabajo docente en el aula, para impedir cualquier intento

de ideologización o cuestionamiento a las instrucciones emitidas desde el poder, sino en la búsqueda de una

automatización del conocimiento, como si éste fuera algo dado de una vez y para siempre, de acuerdo con una orden

superior, y no, un proceso que requiere comunicación, discusión e intercambio.

Territorios ocupados:

la experiencia de la destrucción de la educación

A inicios de los años noventa, la obra de destrucción y subordinación emprendida por los organismos internacionales

estaba hecha. Podían éstos afirmar que los sistemas educativos latinoamericanos se encontraban, con una sola

excepción de muchos años –Cuba–, bajo su entero control. En todos los otros países de la región, habían ocurrido los

cambios previstos: la reducción y reorientación del presupuesto público, la entrega de segmentos significativos de la

educación a la inversión privada y, desde luego, la introducción de un nuevo y perverso sistema, llamado de

participación social, que convertía en clientes–consumidores a los estudiantes y sus familias y les obligaba a aportar

recursos propios para poder acceder a la escuela. En perspectiva, el papel central del Estado estaba por pasar a mejor

vida.

Dos problemas más debían resolverse, consideraron entonces los expertos internacionales metidos de cabeza en los

ministerios de hacienda y de educación de toda América Latina: primero, la consolidación de los cambios efectuados por

la vía del rediseño institucional y la reforma legislativa; y segundo, la destrucción del sindicalismo magisterial, que casi

sin excepción se lanzó en defensa de la educación pública, en lucha por mejores condiciones de trabajo para los

docentes y, desde luego, en resistencia contra las medidas implementadas por la reforma.

Esta vez, de modo mucho mayor que en las décadas anteriores, había que jugársela para modificar a fondo la conciencia

y las expectativas de la sociedad y socializar, en definitiva, no sólo un lenguaje, sino una actitud práctica basada en la

convicción de que sería necesario vencer toda resistencia y desacreditar a los enemigos de la reforma como

reaccionarios, autoritarios y, eventualmente, dementes. Vayamos, pues, por partes.

Rediseño institucional y cambios legislativos en los años noventa:


el paradigma chileno

El golpe militar que derrocó al gobierno constitucional de Salvador Allende inauguró una siniestra etapa en el

subcontinente: no sólo la de la persecución, exilio y muerte de decenas de miles de personas, sino la experimentación y

puesta en marcha del que sería modelo educativo para todo el subcontinente. Los llamados Chicago Boys: Milton

Friedman, Theodore Schulz y Gary Becker tuvieron oportunidad de probar cómo su perspectiva de introducir el análisis

de costo-beneficio e imponer un modelo basado en elevar la tasa de retorno sobre la base de privatizar la educación

pública no sólo era posible, sino que estaba al alcance de sus manos.

El pacto que dio lugar a la más violenta contrarreforma social que haya vivido nuestra región, se basó en comenzar,

precisamente, por lo que en otros países sería la etapa más crítica de la reforma: la destrucción de la resistencia

magisterial. Marcela Gajardo ha hecho, indudablemente, el relato más dramático de aquellos tiempos negros. Como

planteamos en el capítulo anterior, luego de emitir una llamada Declaración de Principios, la Junta militar sometió a la

educación a un doble control: desde el Ministerio de Educación y desde el Comando de Institutos Militares. En la circular

emitida por el régimen se obligaba a las autoridades escolares a:

informar todo lo relativo a denuncias probadas respecto de profesores, auxiliares o personal administrativo bajo su

dirección directa (sic) y culpables de haber realizado en sus cursos o actividades: comentarios políticos, difusión de

rumores mal intencionados sobre las actividades de gobierno…; difusión de bromas o de historias raras relativas a la

gestión de la Junta o de sus miembros; distorsión de los conceptos o de los valores patrióticos; distorsión de las ideas

contenidas en los textos de estudio, dándoles interpretaciones parciales; no realización de horarios de clases o de los

programas de las materias; propuesta o realización de reuniones en el recinto del establecimiento o fuera de él, sin la

autorización correspondiente de la autoridad militar… (Gajardo, 1982)

Quedaban proscritas las elecciones de centros de alumnos o de centros de profesores, o cualquier actividad colegiada

no autorizada. Y se advertía que ante cualquier incumplimiento de esta norma se atribuiría responsabilidad legal al

Director de la escuela. Al terror siguió la imposición de una nueva forma de organización escolar, un régimen de control

del magisterio y un cambio completo en los planes y programas de estudio. Lo esencial sería, sin embargo, el violento

traslado de las facultades educativas del Estado a entes privados, vía el proceso de municipalización y la reducción

abrupta del presupuesto educativo. Para 1978 y 1979, el proceso de descentralización que vivirían algunos países hasta

diez años después, estaba prácticamente concluido (Solís,1990).

En la medida en que la reforma se realizó en Chile, en el contexto de un proceso extremadamente violento de

refundación capitalista del Estado, se convirtió en el paradigma de los procesos de reorganización de la educación en

otros países de América Latina.

Los expertos internacionales abrevaron en la experiencia chilena, como en ninguna, los alcances que eran posibles de

imaginar para trastocar a fondo el principio social sobre el que se había construido un Estado democrático en ese país.

Todo un reto, sobre todo considerando que la letra del régimen militar entró, efectivamente con sangre (Patrinos,

2008). No hubiera podido ser de otra manera. La imposición del sistema de evaluación conocido como SIMCE (Sistema

Nacional de Evaluación de Resultados de Aprendizaje) a fines de los años noventa –nuevamente, una experiencia que

otros países conocerían diez años después–, fue el corolario de las transformaciones que reconstruyeron una base

oligárquica profundamente conservadora, semejante a la que enfrentó a los trabajadores de Chile desde finales del siglo

XIX. Sólo que esta vez, después del brutal golpe, la institucionalidad impuesta sustituyó el derecho a la educación, por la

igualdad de oportunidades de formarse en un sistema eficaz y cruelmente competitivo y excluyente. Los hijos y nietos

de la contrarreforma educativa difícilmente recordarán que una vez en Chile la educación fue efectivamente pública,

gratuita y democrática.


En el año 2006, se aprobó una nueva Ley Orgánica Constitucional de la Enseñanza, que confirmó la estructura formada

durante el pinochetismo. La novedad que incorpora esta ley es la formación de un Consejo Superior de la Educación, del

que forman parte, entre otros, los representantes de los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas y del Director

General de Carabineros, no obstante que la educación militar se regiría exclusivamente por principios, normas y

disciplina fijadas por el Ministerio de la Defensa. De acuerdo con los artículos 75 a 77 de dicha Ley, el Ministerio de

Educación reconocería los títulos otorgados por todas las instituciones militares y policiales del país (CongresoNacional

de Chile, 2006).

Sólo hasta el año 2009 volvió a emitirse una nueva Ley General de Educación. En esta nueva versión, se restableció la

obligatoriedad delEstado de “financiar un sistema gratuito destinado a asegurar el acceso a ellas de toda la población,

así como generar las condiciones para la permanencia en el mismo de conformidad a la ley”. No obstante, se reitera que

el sistema educativo tendrá una naturaleza “mixta”, y que se entregará a cada alumno una subvención, para que sus

padres puedan elegir el establecimiento de enseñanza al que se incorporen sus hij@s. Se agregan en esta versión

normas para la vigilancia y rendición de cuentas de los establecimientos privados o de sostenedores de la educación,

pero, en esencia, el mismo sistema educativo de asociación público privada, o sea, de sostenimiento de una educación

privada con presupuesto público sigue vigente. El cambio más significativo de esta versión de la Ley, sin embargo, es el

del establecimiento de un Consejo Nacional de Educación del que, por primera vez, no forman parte los militares

(Congreso Nacional de Chile, 2009).

Colombia:

la educación en un escenario de guerra

Dividida por una guerra de más de cuarenta años, la Colombia del año 1991 inauguró una Constitución Política que se

pretendía muestra de una voluntad de cambio y de inclusión política y social. Se acabarían la guerra, la tortura, las

desapariciones forzadas y toda persecución a la libertad de expresión o de asociación. Se darían garantías de libre

tránsito por el territorio nacional y se pondría fin a toda forma de coerción política o ideológica del Estado sobre la

población. En ese contexto, y como parte de las garantías de inclusión, se decretaba que “El Estado garantiza(ría) las

libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra” (Gobierno de Colombia, 1991).

En el texto constitucional se incluía tanto a la educación pública como a la educación privada. Y pese a que se establecía

el compromiso de promover una educación pública laica y gratuita, se afirmaba que “los padres de familia tendr(í)an

derecho de escoger el tipo de educación para sus hijos menores”; para que no hubiera dudas, se agregó al texto que

quienes estuvieran en posibilidad de pagar por el servicio educativo deberían hacerlo (Gobierno de Colombia, 1991). De

hecho, la reforma educativa se asentó en cuatro normas fundamentales: La Ley de Educación Superior, de 1992; la Ley

General de Educación, de 1994; el Decreto 2886 (Descentralización Educativa), de 1994; y la Ley de Transferencias (715),

de 2001. El objetivo esencial de todas estas reformas sería asegurar que se abrieran espacios a la inversión privada,

condición de los acuerdos con el Banco Mundial.

Campo fértil de la inversión internacional, Colombia abrió sus puertas a la instalación de bases militares

norteamericanas durante el gobierno de Álvaro Uribe, y se convirtió en territorio de ocupación y despliegue regional de

una fuerza de intervención significativa, cuyos primeros resultados han sido el fortalecimiento del armamentismo y de

los conflictos fronterizos con sus vecinos, particularmente Venezuela. En ese contexto de la confrontación, del terror

interno y de la exclusión, los objetivos del Banco Mundial no se distinguen de los de otros países, sino por el hecho de

que al control de la educación y de la salud se sobreponen objetivos estratégicos de inversión que permitan aprovechar

el nicho que ha significado la ocupación extranjera. Es evidente que los resultados de exclusión educativa de este país no

pueden explicarse de manera independiente al estado de guerra que lo afecta gravemente.


Convertidas las universidades en espacios privilegiados de estudiantes con recursos económicos para pagar por su

educación, el Banco Mundial ofrece crédito para fortalecer los servicios de préstamo. En cuanto a los extremadamente

pobres, participa en el fortalecimiento del programa asistencial Familias en acción, que busca impedir que quienes han

sido excluidos de todo beneficio social amenacen permanentemente a los ricos de las ciudades y a los nuevos grandes

terratenientes. Un régimen oligárquico al estilo de los descritos por Gabriel García Márquez, en que la clave del poder

radica en la asociación estratégica entre la agroexportación, el poder militar y el poder extranjero.

México: tan cerca de los Estados Unidos…

México firmó sus primeros acuerdos con el Banco Mundial en 1991. En ese entonces, la exigencia perentoria del Banco

era llevar a cabo la descentralización de los servicios públicos, particularmente en materia de educación. Sucesivas crisis

económicas, iniciadas a partir de la conocida como “crisis de la deuda externa” –que afectó a toda la región durante la

década de los ochenta–, habían obligado al gobierno mexicano a posponer la aplicación de esa medida.

Como es visible en las gráficas, el gasto social público se desplomó durante los regímenes de José López Portillo y Miguel

de la Madrid. Gobiernos más preocupados por el desequilibrio macroeconómico, la negativa publicidad internacional

respecto a su inmenso desorden financiero y los posibles impactos de la crisis en la ruptura del orden político interno,

estaban más que alejados del significado del desastre que estaban prohijando en la educación. No obstante, con la

intención de impedir el desbordamiento del sector más crítico y sensible, que pudiera generar un movimiento

considerable de oposición –el fantasma del sesenta y ocho rondó siempre en las cabezas de los gobiernos mexicanos–,

se llevó a cabo una vasta operación de control y cooptación de las universidades públicas. Haciendo uso del discurso de

la modernización, y luego de haber asestado fuertes golpes a los sindicatos universitarios independientes, se introdujo

en las instituciones de educación superior un esquema de certificación, con la aplicación de estímulos económicos a la

productividad, que, por una parte, liquidó buena parte del espíritu crítico que aún persistía en las instituciones, y, por

otra, convirtió a algunos profesores e investigadores en implacables jueces de sus colegas, y a otros, en sumisos

individuos ocupados en mejorar a toda costa sus ingresos personales. Si la calidad de la investigación fue afectada por el

productivismo, lo que principalmente se destruyó fue el sentido público de la educación superior, en que la organización

y la presencia colectiva de estudiantes, profesores y trabajadores habían tenido un papel fundamental. La creación del

Sistema Nacional de Investigadores en 1984 fue el corolario de esta reforma.

A pesar de estos esfuerzos y de su éxito parcial, el abrupto deterioro de las condiciones de vida de la mayor parte de la

población tuvo una influencia decisiva en los movimientos que se generaron después del terremoto de 1985, e,

indudablemente, en la crisis ocurrida en la Universidad Nacional en 1986. La acumulación de agravios sociales y políticos

determinó también la ruptura del partido en el gobierno, la formación de un vasto movimiento político de oposición y,

finalmente, el estallido de la crisis política de 1987 y 1988. El poder se sostuvo con dificultades luego de un escandaloso

fraude electoral que impidió la llegada de la oposición política al gobierno. Fue sólo después de esta debacle que Carlos

Salinas de Gortari, responsable de las más crudas reformas económicas y de la desnacionalización y privatización de los

bienes nacionales, estuvo en condiciones de repensar y actuar para resolver la crisis de la educación.

Como ocurrió con otros gobiernos neoliberales, el de Salinas de Gortari tomó medidas para consolidar la presencia del

gobierno en todos los territorios, particularmente en los de mayor marginación, cuya población podría apoyar la lucha

opositora: ello explica la creación de un programa asistencial de vastas dimensiones, Solidaridad, mediante el cual se

otorgaron apoyos económicos directos a la población más pobre, en una operación destinada expresamente a

desarticular la capacidad organizativa independiente de los sectores políticamente activos.

Con todo, la obra de reingeniería institucional más significativa del sexenio fue, en 1992, la complicada operación

política de la descentralización educativa. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación se había convertido en

una formidable amenaza para la estabilidad política del gobierno. Salinas había logrado deshacerse del dirigente del


Sindicato Petrolero, Joaquín Galicia. Mas no había actuado en contra del cacique y dirigente magisterial por más de

veinte años, Carlos Jonguitud, fuerte opositor a la descentralización, y quien tenía la suficiente fuerza para enfrentar al

gobierno y, eventualmente, paralizarlo, con el apoyo de la agrupación sindical más grande y extendida del país. En las

condiciones de ilegitimidad de Salinas, le era absolutamente indispensable detenerlo.

Con la colaboración de la ambiciosa dirigente magisterial ElbaEsther Gordillo, Salinas tendió una trampa a Jonguitud y

logró su destitución. Negoció luego con Gordillo una forma de descentralización que –al menos formalmente– no restara

poder al sindicato, al mantener las negociaciones salariales y la gestión de condiciones de trabajo en manos de su

dirección nacional. Al igual que en todas las agrupaciones sociales más importantes del país, entre los maestros había

crecido un movimiento opositor, el movimiento magisterial democrático, que para 1989 amenazaba con romper la

unidad sindical contra el cacicazgo y en reivindicación de mejores salarios y condiciones de trabajo. La larga historia

opositora de los maestros conminaba a Salinas a actuar con rapidez, y así lo hizo.

Una vez consolidada la nueva dirección sindical magisterial –en que incluso se llamó a participar a integrantes de la

dirección democrática–, Salinas decretó el incremento del salario para todos los maestros del país. Contener la

insurgencia sindical, como a la insurgencia política, requirió de muchos recursos económicos y, también, del uso de la

fuerza. Para 1991, ya más de seiscientos militantes fundadores del Partido de la Revolución Democrática habían caído

asesinados, mientras que los asesinatos selectivos y la persecución al magisterio democrático se volvieron cotidianos.

La Ley General de Educación, aprobada por el Congreso de la Unión en 1992, incluía –como en los demás países

sometidos a los dictados de la reforma promovida por el Banco Mundial– la opción de que los particulares brindaran

servicios educativos en todos los niveles escolares.

De este modo, la educación se convirtió en moneda de cambio para asegurar, si no la lealtad, al menos la subordinación

de los más importantes grupos políticos del país; para impedir que se desbordara la oposición al régimen ilegítimo, y

para promover, bajo la fachada de una auténtica modernización educativa (término que venía usándose desde 1989 en

México), una completa revisión de los fundamentos ideológicos de la educación con el fin de lograr la sumisión, la

desmemoria, la aceptación de la dominación empresarial nacional y extranjera sobre los destinos de México.

La entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLCAN) y el inicio de la insurrección zapatista

consolidaron la convicción del gobierno de que era indispensable proceder a un cambio radical en la educación. La

reforma de planes y programas de estudio, que se había llevado a cabo desde 1993, se convirtió en una pieza

fundamental de esta estrategia. En los nuevos libros de historia, y en los que le siguieron, con la reforma de 2008, los

estudiantes aprenderían que las mejores épocas de México han sido aquéllas ligadas a la modernización, y que las

revoluciones (como la de Independencia y la de 1910) sólo han acarreado retrocesos, provocado muertes innecesarias y

dividiendo al país.

Tanto en los gobiernos del PRI como, a partir del año 2000, en los gobiernos del PAN, el lenguaje y las prácticas de los

funcionarios públicos se han regido exclusivamente de acuerdo con las orientaciones del Banco Mundial. Un préstamo

tras otro, México se ha convertido en el principal deudor mundial del Banco, con una deuda cercana a los m40,000

millones de dólares. Sólo en el período de la firma del último convenio de Alianza estratégica con el país, en 2008, se

estableció una base de crédito de 2.4 billones de dólares: todos los meses se firman acuerdos específicos para

préstamos: el Banco interviene en proyectos de agua, energía eléctrica, transporte, infraestructura urbana, salud,

pensiones, agricultura, industria, y, desde luego, en educación. Promotor principal de la Ley de Asociaciones Público-

Privadas, recientemente aprobada por el Senado de la República –y que pone en manos de los empresarios toda

construcción de infraestructura del país–, el Banco se mueve con una libertad en el país como no tiene en ninguna otra.

Reproducimos extensamente esta pieza, parte del último convenio, que muestra el dominio completo del Banco sobre

los planes y programas educativos.


El optimismo del Banco Mundial está fincado también en que existe una alianza subordinada del gobierno mexicano con

el norteamericano en materia de seguridad. Desde un imponente edificio en la Avenida Reforma, la más importante de

la ciudad de México, una oficina de inteligencia estratégica, militar y policíaca, dirige los movimientos de las fuerzas de

seguridad pública del país. Los operativos conjuntos, establecidos desde el Plan Puebla-Panamá y el Plan Mérida

permiten a los Estados Unidos controlar las decisiones fundamentales en la guerra interna que se libra, presuntamente,

contra el narcotráfico, y que ha provocado ya más de treinta mil muertos en los últimos dos años. El frente de guerra

más importante, la frontera norte del país, mantiene, como ha documentado recientemente The Washington Post, a

miles de armerías con venta libre de armas de todos los calibres a quien quiera adquirirlos. El siniestro cálculo

empresarial que dio lugar a toda esta estrategia deja saldos de destrucción en todos los frentes.

La resistencia a la aplicación del programa educativo de la reforma, publicitado a partir de 2008 como Alianza para la

Calidad de la Educación, ha movilizado a contingentes importantes de maestros democráticos en el país. Mantuvo

paralizadas durante períodos prolongados las actividades educativas en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Morelos,

Zacatecas, Puebla y Baja California Sur, y protestas en un total de diecisiete, de los treinta y dos estados del país.

Mientras tanto, las autoridades educativas (si así puede llamarse a los dirigentes del Partido Acción Nacional erigidos en

titulares de una materia que desconocen) se dedican a consolidar pactos empresariales y acuerdos para la adquisición

de computadoras, el pago a consultores externos para la realización de las evaluaciones del sistema educativo, el

incremento de personal de alto nivel con importantes prebendas, viajes y consumos suntuarios escandalosos, todo a

costa del erario.

Las pretensiones de los empresarios, el grupo de los más ricos del país, están muy lejos de ser altruistas. Para ellos, el

problema de la educación en México se debe a la corrupción estatal y al excesivo número y pago de salarios a los

maestros. La realidad de la exclusión es demasiado contundente como para que desconozcan su responsabilidad en el

proceso de acumulación extrema y despojo extremo del que se han beneficiado en los últimos cuarenta años.

Hacia la recuperación de la soberanía educativa: primeros pasos de un lento y tortuoso camino

A fuerza de luchar contra la corriente, algunos pueblos lograron conquistar espacios en gobiernos del Cono Sur

latinoamericano. Abrieron así una rendija, de pronto una puerta grande, que pueden significar los primeros pasos para

contestar la influencia del Banco Mundial y de otros organismos internacionales sobre la educación de todos nuestros

países. Amparados en tradiciones pedagógicas nacionales de gran solidez y fortaleza, y en la crítica que algunos

académicos y los dirigentes y participantes del movimiento magisterial democrático encabezaron, han hecho posible, a

partir del inicio del siglo XXI, que se atisben unas cuantas líneas fundamentales para la recuperación de la soberanía

educativa de la región. Para los gobiernos populares instalados en esos países, la educación ha vuelto a ser vista como

parte fundamental del impulso que se requiere para reconstruir la soberanía popular; establecer condiciones para un

ejercicio democrático y, sobre todo, plantear las posibilidades de un verdadero desarrollo, basado en la justicia social y

en el reconocimiento de la diversidad. Las siguientes páginas contienen, brevemente, algunas de las que consideramos

lecciones principales de estos procesos de recuperación de la soberanía educativa en la región.

Argentina: el papel de los docentes en la reorientación de la educación

A principios de 1997, se instaló frente al edificio del Congreso en Buenos Aires un plantón de docentes que se conoció

con el nombre de la Carpa blanca (Torres, 1998). Como otros movimientos de resistencia, éste tuvo el valor

extraordinario de convertirse en un espacio de crítica y debate educativo, que contribuyó decisivamente a abrir los ojos

de la sociedad argentina sobre el tremendo desastre impuesto a la educación. En momentos decisivos para el país, la

que se conoció también como Carpa de la dignidad reunió a lo largo de un año a miles de activistas en defensa del

derecho a la educación, en contra de las reformas neoliberales y por la recuperación de la dignidad de la vida de


docentes, estudiantes y la población. Una experiencia extraordinaria y valiente, que tendría efectos unos años después,

con la superación de gobiernos al servicio del Fondo Monetario Internacional.

A partir del año 2003, el nuevo gobierno peronista, encabezado por Néstor Kirchner, comenzó a realizar reformas

importantes en distintos campos de la vida pública, incluyendo la educación. Ardua tarea para remontar el desplome de

la educación en el país.

Una Ley del Financiamiento Educativo se aprobó en 2005. Esta nueva iniciativa vinculaba el presupuesto educativo al

incremento del Producto Interno Bruto, hasta alcanza, el primero, seis por ciento. En diciembre de 2006 se aprobó una

nueva Ley de Educación Nacional, esta vez, con la participación y aprobación de la Confederación de Trabajadores de la

Educación de la República Argentina. Esta Ley restablecía nuevamente el principio de que la educación y el conocimiento

deberían ser considerados como un bien público y un derecho personal y social, garantizados por el Estado.” Y se la

definía con esta precisión:

ARTÍCULO 3°.- La educación es una prioridad nacional y se constituye en política de Estado para construir una sociedad

justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los

derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económico-social de la Nación. (Congreso de

Argentina, 2006).

La población adulta argentina, aquélla que en los años de la reforma fue excluida de la educación, muestra

dramáticamente las carencias a que debe enfrentarse la ley:

Más aún, si se tiene en cuenta el conjunto de la población de 15 años y más sin instrucción (767,027 personas) agregado

a la población de ese grupo que, independientemente de su asistencia, no alcanzó a completar el nivel primario

(3,695,830 personas), resultan casi cuatro millones y medio de personas que a sus 15 años aún no accedieron a un nivel

básico de escolaridad, lo cual pone en cuestión la garantía universal del derecho a la educación (IIPMV- CTERA, 2004). En

cuanto al conjunto de la población, en el mismo censo se registraba un total de 14,557,202 personas de 20 años y más

en todo el país (63.78%) que no había completado el nivel medio, y del cual apenas el 3.42% asistía al sistema educativo.

(Finnegan y Pigano, 2007)

La Ley incorpora también el reconocimiento de la diversidad y de necesidades especiales de la educación: la educación

rural, especial, indígena, para personas en reclusión, y establece normas y condiciones a la educación privada.

Indudablemente, la aportación mayor de la Ley es el reconocimiento de los derechos laborales de los docentes. En

particular, se destacan los derechos:

A la capacitación y actualización integral, gratuita y en servicio, a lo largo de toda su carrera; al ejercicio de la docencia

sobre la base de la libertad de cátedra y la libertad de enseñanza, en el marco de los principios establecidos por la

Constitución Nacional y las disposiciones de esta ley; a la activa participación en la elaboración e implementación del

proyecto institucional de la escuela; al desarrollo de sus tareas en condiciones dignas de seguridad e higiene; al

mantenimiento de su estabilidad en el cargo en tanto su desempeño sea satisfactorio de conformidad con la normativa

vigente; a los beneficios de la seguridad social, jubilación, seguros y obra social; a un salario digno; a participar en el

gobierno de la educación por sí y/o a través de sus representantes. (Congreso de Argentina, 2006)

La Ley establece, igualmente, derechos de los estudiantes y de los padres y madres de familia. Es, posiblemente, la obra

pedagógica más avanzada del subcontinente. Sin embargo, el presupuesto educativo, con relación al Producto Interno

Bruto ha evolucionado muy lentamente para alcanzar el objetivo de 4.6 por ciento.

En enero de 2006, el gobierno argentino pagó en una sola exhibición su deuda con el Fondo Monetario Internacional,

que ascendía para entonces a 9,500 millones de dólares. No obstante, las relaciones con el Banco Mundial se


mantuvieron, tanto en asesoría como en préstamos, aún después de las reformas educativas y de esta definición

política. Catamarca, Córdoba y Santa Fe firmaron acuerdos con el Banco en 2007 para apoyar, entre otros proyectos, a la

educación. El gobierno federal firmó ese mismo año un convenio para que el Banco apoyara la educación rural. El

documento Alianza estratégica con Argentina fue firmado en junio de 2009, en Washington, y comprende una base

de crédito de 3.3 billones de dólares hasta el 2012. Como vemos, se avanza de manera contradictoria, y no siempre la

voluntad de autodeterminación está acompañada de una confianza verdadera en la capacidad organizada de l@s

estudiantes y educador@s argentin@s y de la inmensa responsabilidad que representa el cumplimiento de los derechos

sociales establecidos por ley.

Brasil: mejorar la educación a partir de programas sociales

La flexibilización de los controles políticos a partir de 1979 no impidió que se buscara mantener la prosperidad

económica sobre la base de un esquema semejante al utilizado por los militares. A mediados de los años ochenta, una

crisis económica, financiera y cambiaria afectó gravemente al país en medio de una difícil transición de gobierno con las

primeras elecciones presidenciales en veintiún años. La reorganización de los sindicatos y de los partidos jugó un papel

significativo en impedir que se consolidara una alianza empresarial excluyente, bajo un gobierno civil, con el fin de

favorecer la permanencia del otrora milagro económico de los años de la dictadura. La caída del gobierno de Collor de

Mello en 1992 fue el punto culminante de esa tentativa fracasada.

Durante el gobierno de José Sarney se aprobó, en 1988, la Constitución de la República, que rige actualmente al Brasil.

En ella se establece la educación como derecho social, y en especial, como derecho de los trabajadores urbanos y

rurales. Y fue en el año de 1996 que se decretó la Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional. Esta Ley contiene

dos elementos novedosos, cuya vigencia se ha extendido hasta la actualidad: la educación es considerada como deber

conjunto de la familia y el Estado; y se establece para ella un financiamiento compartido federal del orden del 25% y el

18% para estados, municipios y el Distrito Federal. La Ley prevé igualmente la introducción del salario-educación,

modalidad muy semejante a la mexicana, mediante la cual se introduce la participación privada en el financiamiento a la

educación, lo que incluye una distribución de ingresos de 60% para la federación y 40% a los municipios.

Fue en el mismo año de 1996, ya en convenio con el Banco Mundial, que se estableció el FUNDEF, Fondo de

Mantenimiento y Desarrollo de la Enseñanza Fundamental y Valorización del Magisterio, con el fin de contar con el

mecanismo financiero que garantizara la aplicación de la Ley: una forma moderna de disminuir el peso del Estado en el

financiamiento educativo del país. Fernando Henrique Cardoso gobernó al Brasil entre 1994 y 2002 con programas

pactados directamente con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Lo más sorprendente, quizá, es que

los dos gobiernos de Lula, entre 2002 y 2010, han conservado las líneas fundamentales de su estrategia económica, con

las que ha logrado convertir al Brasil en una de las cinco mayores potencias económicas del mundo, sólo que a costa de

la edificación de una de las sociedades más desiguales del mundo, la más desigual de América Latina.

El programa emblemático de los gobiernos democráticos de Lula, Bolsa familia, ha permitido la reducción de los

indicadores de pobreza y pobreza extrema más importantes de los últimos treinta años. Copiado del modelo mexicano

de los programas Progresa, Solidaridad y Oportunidades, es el programa social de mayor alcance del subcontinente. Con

un presupuesto de 4,500 millones de dólares para el año fiscal de 2008, atendía ya a 46 millones de personas, uno de

cada cuatro brasileños (OIT, 2008).

“Transferencias bien orientadas” significa que el apoyo económico no es entregado como un compromiso permanente,

y menos como la universalización de un derecho. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, Bolsa

Familia es el programa de transferencias monetarias condicionadas más extendido del mundo, cuyas características

principales son:


El valor de las prestaciones varía según el ingreso del hogar, el número de los miembros de la familia que son niños,

incluidos los adolescentes de hasta 17 años de edad, y/o las mujeres embarazadas. Las prestaciones mensuales pagadas

por Bolsa Familia son de 8.70 dólares de los Estados Unidos por hijo (hasta de 15 años de edad) o mujeres embarazadas,

y de 13 dólares de los Estados Unidos por adolescente (de 16-17 años).

Una prestación adicional mensual equivalente a 27 dólares de los Estados Unidos se paga a las familias consideradas

extremadamente pobres, es decir aquéllas con ingresos per cápita inferiores a 26 dólares de los Estados Unidos

independientemente de la composición familiar. En total, una familia en extrema pobreza puede percibir una cantidad

mensual que oscila entre 26 y 79 dólares de los Estados Unidos, dependiendo del número de miembros. Ahora bien, la

prestación para los hogares considerados pobres, puede variar entre 17 y 52 dólares de los Estados Unidos. De este

modo, para los hogares pobres, la transferencia monetaria puede duplicar sus ingresos disponibles y, para los hogares

en extrema pobreza, el ingreso disponible puede llegar a cuadruplicarse:[…]

Las familias inscritas en el programa tienen que cumplir tres condiciones: (i) asistir a los controles prenatal y postnatal;

(ii) garantizar el acceso a los controles de nutrición y vacunación de sus hijos entre 7 y 10 años, y (iii) garantizar la

asistencia escolar al menos en un 85 por ciento para los niños entre 6 y 15 años de edad y el 75 por ciento para los

adolescentes entre 16 y 17 años. Los grupos expuestos al riesgo de trabajo infantil deben, adicionalmente, participar en

actividades socio-educacionales. (OIT, 2008)

El programa Bolsa Familia se ha convertido, en los hechos, en un sucedáneo de los derechos a la alimentación, la

educación y la salud, al igual que sus semejantes en América Latina. Al ser un programa focalizado y condicionado se ha

transformado, también, en un poderoso instrumento de control y contención política sobre la población más pobre del

país. Afirmar, como lo hacen los expertos que en Brasil se ha superado la pobreza a partir de que se entregan

transferencias monetarias equivalentes en promedio a cincuenta dólares por familia es, no sólo un exceso, sino una

evidente falsedad. Y la persistencia de índices de extrema desigualdad, así como de deficientes desempeños en la

educación no son sino signo de que, sin modificar ninguna de las condiciones o características de funcionamiento del

modelo económico vigente, es posible estimular el incremento del consumo de los más pobres, un mercado

indudablemente importante, al que se supone susceptible de mediatizar.

Por su parte, los programas FUNDEB (Fondo de Manutención y Desenvolvimiento de la Educación Básica), con

inversiones anuales de 7.3 billones de reales, tiene como meta la incorporación de 46 millones de estudiantes, así como

la disminución de la población no escolarizada. De manera semejante, el programa PROUNI (Programa Universidad para

Todos) entregó en el año 2007 un total de 265 mil becas de estudio, en casi dos mil instituciones públicas de nivel

superior en el país. En estos años, se crearon 11 nuevas universidades, con lo que se consolida la población universitaria

más importante del subcontinente.

La voluntad y el esfuerzo de los gobiernos de Lula no han alcanzado para replantear a fondo las orientaciones de la

política pública en Brasil. Como señalaba el propio Presidente en una entrevista reciente al diario mexicano La Jornada,

es posible que muchos brasileños no hubieran votado por una propuesta más radical; tanto, como que entonces y

ahora, los dueños del poder han cobrado cara su tolerancia a un gobierno de origen popular.

Lo que han demostrado estos ocho años de gobierno de Lula es que la incorporación de una política social a un

programa de gobierno que no necesariamente implique una ruptura con el orden capitalista no sólo es redituable, sino

que otorga un nivel de estabilidad de que ninguna de las experiencias neoliberales ortodoxas puede jactarse. Impedir, o

cuando menos dificultar que condiciones económicas desfavorables conduzcan inevitablemente al abandono de la

educación por la población más pobre puede, si se reconocen estos recursos como parte del ejercicio universal de un

derecho social, significar un avance importante en un nuevo rumbo para la educación.

Hacia la recuperación de la soberanía educativa:


avances y dificultades de la transición

Vistas las dimensiones de una tragedia social de las magnitudes de las que ocurrieron en América Latina en los años

ochenta y noventa, el camino hacia la reversión de estos procesos aparece sembrado de dificultades e incierto. No se

trata sólo, como afirman ahora algunos irresponsables que impusieron en el pasado la severa reducción de gastos

educativos, de un asunto de presupuesto, ni de su volumen, ni de su correcta administración.

El asunto es mucho más profundo e involucra, desde luego, el corazón de lo que se entiende por espacio público en

América Latina: el espacio de todos, nuestro territorio, es un territorio de vastas dimensiones, poblado por seres

humanos diversos en sus características, origen y condición social, como plurales en su ideología, preferencias, hábitos y

formas de organización. El reto que se han planteado los países que a continuación analizaremos, implica tanto

reconocer a la educación como un derecho universal, para lo cual es preciso garantizar los requerimientos de

alimentación, salud, vivienda digna, transporte, materiales educativos y vestido de sus estudiantes; así como construir a

partir de la educación una identidad colectiva propia, una concepción del mundo ajena al mercantilismo, al predominio

del individualismo y a la propiedad privada; una nueva perspectiva de la soberanía popular. De lo que hemos avanzado,

aprenderemos, ojalá, a transformar lo que nos sea necesario.

2. Claudia Korol - La formación política de los movimientos populares latinoamericanos

1. Nuevos desafíos en el siglo 21

Los movimientos populares latinoamericanos iniciaron el siglo 21 enfrentando nuevos desafíos, que multiplican las

tareas ya planteadas y proponen nuevos horizontes. Se amplía la resistencia a las políticas neoliberales y comienzan a

ensayarse alternativas populares a las mismas. Este doble movimiento, de negación y afirmación, de rechazo y de

propuesta, requiere de militantes con capacidad para analizar los complejos procesos en los que desarrollan su

actividad, y para asumir iniciativas diversas, tanto en la confrontación con la dominación, como en los esfuerzos de

creación de experiencias de poder popular.

Sin embargo, por múltiples razones, se han debilitado los procesos de formación de militantes. Entre muchas causas, no

podemos omitir el impacto de la devastación producida por las dictaduras latinoamericanas, que liquidaron físicamente

y destruyeron moralmente a miles de luchadores y luchadoras, introduciendo en la subjetividad del pueblo y en sus

organizaciones la desconfianza, el miedo, el derrotismo, la desmoralización, y una cultura de sobrevivencia basada en el

"sálvese quien pueda".

Sobre esta base resultó eficaz la acción desorganizadora del pensamiento de izquierda y popular promovido por la

cultura neoliberal. El desconcierto, la crisis teórica, la vulnerabilidad frente a la pérdida de certezas –muchas veces

basadas en dogmas-, se reforzaron ante el cambio brusco en las relaciones de fuerzas producido a nivel mundial después

de la desarticulación de la Unión Soviética y de las experiencias del Este Europeo, del controvertido rumbo de China y de

otras revoluciones asiáticas, así como de los procesos de descolonización africanos.

En nuestro continente, la derrota del sandinismo y la frustración de las expectativas sobre una revolución

centroamericana(1), así como el cuadro continental post-dictaduras, afirmaron la sensación de triunfo mundial del

capital, que se reforzó con la ofensiva ideológica conservadora asociada a los contenidos del Consenso de

Washington(2).

Las políticas neoliberales desplegaron una auténtica guerra cultural destinada a ganar las mentes y los corazones de los

pueblos. El desmoronamiento de un socialismo en el que el poder popular había sido enajenado mucho tiempo atrás de

su caída formal, fue presentado como triunfo del capitalismo. El fin de la historia, el fin del trabajo, la desaparición de la


clase obrera, la utopía desarmada, fueron algunas de las ideas fuerza que horadaron en el imaginario popular las

convicciones sobre las posibilidades del cambio social, de las revoluciones, del socialismo, del marxismo, dejando el

campo abierto a la posmodernidad, y a su prédica funcional a la fragmentación del movimiento popular.

Sin embargo la historia no terminó. Bastaron dos décadas de políticas neoliberales para que los pueblos comenzaran a

expresar en América Latina el hartazgo frente a sus consecuencias: la devastación de la naturaleza, la superexplotación

de los trabajadores y trabajadoras, la pérdida de derechos sociales, la precarización de todas las formas de trabajo y de

vida, la exclusión de amplias franjas de la sociedad, el refuerzo de los fundamentalismos conservadores, las invasiones y

guerras, las opresiones culturales, diversas formas de genocidio, la corrupción en distintas esferas de la gestión política y

económica, la degradación de una parte de la humanidad, sostenida por debajo de los límites mismos de la

sobrevivencia a través de políticas de asistencialismo y de control social, la criminalización de la pobreza y la

judicialización de la miseria.

Este hartazgo produjo fuertes crisis de gobernabilidad, y acentuó la deslegitimación de las políticas neoliberales y de

aquellas fuerzas partidarias que las aplicaron. Como expresión de este cansancio, se multiplicaron levantamientos

populares locales y nacionales, se realizaron diversos ensayos de poder popular, se practicaron distintas formas de

acción directa, se desplegaron movilizaciones masivas, lucha de calles -que en algunas oportunidades se transformaron

en estallidos de rebeldía-.

Las organizaciones nacidas o desarrolladas en estos años desplegaron una enorme imaginación en esfuerzos de

sobrevivencia, en la recuperación de saberes ancestrales, en la creación de nuevos saberes sobre salud, alimentación,

educación, comunicación, y en variadas modalidades de batalla cultural. En levantamientos populares masivos en

algunos casos, y utilizando también los espacios de disputas electorales, se derrocaron gobiernos y se destituyeron a los

sectores políticos que venían implementando los mandatos políticos y sociales del poder mundial. En estas intensas

jornadas, se va recuperando la confianza en las propias fuerzas, se reinventan formas de trabajo comunitario o colectivo,

se rompen cercas latifundiarias, se cuestiona la propiedad privada desde las fábricas sin patrones, se realizan intentos de

una nueva institucionalidad, se crean nuevas constituciones, se discuten los límites de estas democracias, se ejercitan

modalidades de democracia participativa y de democracia directa, se libran batallas en la justicia contra la impunidad, se

realizan nuevas maneras de integración política, económica, social y cultural de los pueblos que desafían las

imposiciones imperialistas.

En este contexto, el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela y su impulso a la revolución bolivariana, rompieron el

aislamiento internacional en el que la Revolución Cubana venía sosteniendo la defensa del horizonte socialista.

Posteriormente, la llegada al gobierno de Evo Morales en Bolivia, comenzó a dar oportunidades para la constitución de

un eje de integración de gobiernos del continente nucleados en el ALBA (Alternativa Bolivariana para América Latina y El

Caribe), que con apoyos tímidos de otros gobiernos, permitieron poner freno al proyecto del imperialismo presentado

como ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas) –. Aunque éste se haya metamorfoseado en una cantidad de

tratados de libre comercio, de programas de militarización, de instalación de bases, de ejercicios conjuntos, de

propuestas de canje de deuda por educación, por naturaleza, etc. , de iniciativas como el IIRSA (Integración de la

Infraestructura Regional Suramericana), que son otras formas de continuidad de la política norteamericana de control

del continente para imponer su hegemonía en el mundo, también se crearon –gracias a las resistencias populares y a la

voluntad política de algunos de estos gobiernos- mejores posibilidades para proponer un modelo de integración de cara

a las necesidades de los pueblos, tarea en la que es imprescindible el protagonismo de los movimientos y redes

alternativas.

Se presenta sin embargo el dilema de que el desgaste de los proyectos neoliberales se precipitó más rápidamente que

la recomposición de las propuestas estratégicas y de las fuerzas organizadas alrededor de proyectos políticos populares.

Es así como en momentos aún de defensiva para las organizaciones políticas de izquierda y para los movimientos


populares, se produjeron flujos de ascenso de las luchas –incluso sin conducción política, como el 19 y 20 de diciembre

del 2001 en Argentina-, o el acceso al gobierno de fuerzas que provienen de tradiciones de izquierda, con bajos niveles

de movilización e iniciativa popular. De esta manera, se va reconfigurando el mapa de América Latina, con gobiernos

democrático-populares, algunos de los cuales plantean perspectivas socialistas, y otros que simplemente ponen

cosméticos discursivos “progresistas” a las políticas neoliberales. Estos gobiernos provienen de procesos peculiares y

han asumido distintas definiciones, tanto en lo que hace a su rumbo político, económico y social, como a su relación con

los intereses de poder, con el imperialismo, y también con los movimientos populares. No es el propósito de este

artículo analizar el carácter de clase y los compromisos de cada uno, sino llamar la atención de que a pesar de que en

algunos enfoques se tiende a generalizar una caracterización del proceso político latinoamericano, cargándolo de cierto

exitismo en la valoración de la nueva relación de fuerzas, un análisis más detallado podría recomendar no establecer

fáciles paralelos y simetrías, y asumir que existe una distancia considerable entre el cansancio social hacia las políticas

neoliberales, y los procesos reales basados en la fuerza organizada del poder popular. Esto crea el riesgo de que los

avances logrados puedan resultar transitorios, y que en la medida en que no se conjugue el dinamismo popular, con

proyectos que rompan los límites actuales del programa capitalista, y con la creación de fuerzas organizadas del pueblo

que sustenten esos proyectos, los procesos pueden ser rápidamente revertidos, dando lugar al retroceso de lo

conquistado, y al avance inclusive de las fuerzas de la derecha, que utilizan esta etapa para reorganizarse.

A pesar de los límites señalados, es cierto que como resultado de la acumulación de rebeldías, en las batallas populares

producidas en estos comienzos de siglo se revalorizó la lucha política, no como gerenciamiento empresarial sino como

causa colectiva; y se insinuaron distintas maneras de amasar identidad y proyecto, en un esfuerzo solidario que al

tiempo que sueña el proyecto, intenta construirlo en las prácticas cotidianas, modificando las relaciones de opresión y

dominación. También en esta etapa se multiplicaron las expresiones de sujetos políticos que se organizan para

denunciar y enfrentar formas de subordinación o exclusión que no dependen solamente de variables económicas, como

son las demandas ligadas al reconocimiento de la identidad cultural, a la visibilización de diversos campos de las

percepciones, pensamientos, sentimientos y experiencias de las mujeres, de sectores de la diversidad y de la disidencia

sexual, a la recuperación de las culturas indoamericanas y afrodescendientes, y de aquellas espiritualidades populares

que desafían la prédica del pensamiento capitalista y patriarcal, el fundamentalismo religioso, y la homogeneización de

las subjetividades alrededor de un patrón cultural burgués, machista, racista, homofóbico, xenófobo, colonizador,

guerrerista, violento.

2. Algunos debates en los movimientos populares

Reconocer las dinámicas que conducen a la fragmentación social –uno de los obstáculos fundamentales de este tiempo-,

es imprescindible tanto para asumir los enfoques de creación de un bloque popular contrahegemónico, como para

debatir el carácter y la metodología de las propuestas de formación política.

Los actuales procesos de fragmentación social tienen en su base material la desarticulación de las clases y grupos

organizados de acuerdo a intereses comunes colectivos, como resultado de la flexibilización y precarización laboral, la

desindustrialización, el despoblamiento del campo –entre otros motivos-, y como causas subjetivas, el retroceso en los

niveles de conciencia social producido por la dictadura primero, así como el impacto de la cultura neoliberal en los

movimientos populares, e incluso en la militancia. Las urgencias de la sobrevivencia generan formas de militancia

basadas en el pragmatismo y en el cortoplacismo, que son parte de la manera efímera de constitución y desarticulación

sucesiva de los agrupamientos de hombres y mujeres agredidos, que no alcanzan a volverse sujetos políticos en la

vivencia cotidiana de la inmediatez.

En la recomposición de los movimientos populares se plantean nuevos debates, dirigidos tanto a cuestionar sus propias

formas organizativas, como lo que éstas implican para los procesos de formación política. Conviven en el pueblo

organizaciones tradicionales, como los sindicatos, centrales campesinas, estudiantiles, barriales; movimientos nacidos


como respuesta a la exclusión, o a partir de búsquedas de reconocimiento; movimientos que plantean demandas

económicas o culturales. Conviven movimientos estructurados de manera fuertemente jerárquica, basados en la

separación de dirección y bases; y otros con dinámicas asamblearias, o de horizontalidad, que suelen tener grandes

dificultades para crear un auténtico protagonismo de las mayorías, y que tienden a desestructurarse con facilidad.

En los años 80 y 90 tomaron cuerpo los movimientos organizados alrededor de las políticas de identidad, que expresan

formas de resistencia cultural frente a la lógica capitalista del pensamiento único, que al tiempo que homogeneiza ideas,

deseos, sentimientos, con la fuerte intervención de los medios masivos de comunicación, agrieta y diluye las identidades

clasistas, niega las identidades nacionales, y ha llegado incluso a negar la identidad individual de las personas (como ha

sido a través de la apropiación de niños y niñas durante la dictadura).

Frente a la ofensiva capitalista que vulnerabilizó a los sujetos colectivos, sobre la base de la desestabilización de las

personas, de sus grupos familiares, de sus roles, las políticas de reconocimiento actúan como formas de afirmación de

los grupos o movimientos que reivindican ser considerados como personas, en su diferencia, desde sus culturas, sus

elecciones vitales, sus proyectos y sueños(3).

Sin embargo, un fuerte límite de algunas prácticas con que se han desarrollado las políticas de identidad ha sido colocar

el valor de la diferencia por sobre la necesidad de confluencia del conjunto de los oprimidos y oprimidas por el

capitalismo, el patriarcado, y el colonialismo. Si bien estos límites pueden leerse como una reacción frente a políticas

tradicionales de las izquierdas y de los movimientos clasistas, que niegan o subestiman el valor de la diversidad, no

puede actuarse con inocencia frente a un esfuerzo sistemático desarrollado desde usinas ideológicas como el Banco

Mundial, o numerosas ONGs y fundaciones, que invirtieron recursos importantes en estimular la despolitización de las

demandas, sustentando teóricamente la imposibilidad de conocimiento del mundo, negando los aportes del marxismo,

la teología de la liberación, el feminismo, y de las teorías emancipatorias en general. Ya no quedaría desde esos

enfoques otra perspectiva ideológica que aquella que justifica los crímenes del capital, y las distintas maneras de

opresión.

Por este camino, se reforzó la fragmentación del sujeto histórico, y se estimuló una forma de acción política que

sustituye las políticas de acumulación de fuerzas de mediano y largo plazo, por la acción y reacción frente a las

emergencias. En su impacto en la formación política, estas concepciones llevan al desprecio por la teoría, a la

acentuación de la ruptura entre teorías y prácticas, a la limitación a procesos acotados de "capacitación" pero no de

formación, a la subordinación ideológica y cultural a las diversas "modas", que se van renovando desde las usinas de la

producción cultural hegemónica.

Las batallas por la transformación del mundo, y los procesos de formación política de los militantes, necesitan del

diálogo pedagógico de las experiencias populares, que son la base en las que se fundamentan las diferentes perspectivas

teóricas emancipatorias, como el marxismo –considerado fundamentalmente como un método de análisis de la realidad

y como una guía para la acción-, de los aportes realizados por la teología de la liberación, por el feminismo, por las

cosmovisiones de los pueblos originarios, por las miradas holísticas del Universo, y por la diversidad de aprendizajes

realizados en nuestro continente en más de 500 años de resistencia indígena, negra y popular.

La conquista y colonización de América promovió la hegemonía de una cultura racista, legitimadora del saqueo de

nuestros recursos naturales, de la devastación de nuestros territorios, del genocidio de nuestros pueblos, y la imposición

de una visión del mundo sobre las muchas existentes en estas tierras. La descolonización cultural implica avanzar en la

crítica de nuestros sentidos del mundo, de nuestras concepciones de lucha, de nuestra lectura de la historia, de nuestras

modalidades de resistencia; en la valorización y el reconocimiento de los saberes ancestrales, de las culturas originarias,

de las diferentes cosmovisiones que se crearon en nuestras tierras. Significa también una actitud concreta frente a la


historia del capitalismo en América Latina, construido sobre la base del genocidio de los pueblos, realizado una y otra

vez en nombre del "progreso", la "civilización", el "desarrollo".

La descolonización cultural obliga a pensar también, de manera sistemática y profunda, los dilemas que se plantean a los

proyectos socialistas latinoamericanos, en términos de crítica a las maneras de destrucción y explotación de la

naturaleza y de los pueblos realizadas por el capitalismo, y en pensar nuevos proyectos de vida sobre la tierra, que no

reproduzcan aquellos modelos, ni el autoritarismo con que se ejercen esas formas de dominación.

Son los movimientos populares, los que expresan con más claridad en este tiempo, la diversidad de demandas que se

han ido creando en las batallas anticapitalistas, antipatriarcales, antiimperialistas, contra las diversas formas de

colonización cultural. Siendo estas demandas en muchos casos limitadas, por su carácter sectorial, económico, o local,

sin embargo, es en su interacción, articulación y diálogo, que pueden volverse develadoras de distintos aspectos de un

proyecto político popular, de carácter civilizatorio, mucho más amplio, fecundo y vital que los programas populistas o

neodesarrollistas, reproductores de lógicas viciadas de estatismo, que suelen exhibirse como la suma de las

transformaciones "posibles" de ser realizadas, en este contexto latinoamericano y mundial.

Aceptando las posibilidades que ofrece el Estado nacional como trinchera de disputa de las políticas de soberanía

nacional y popular, es necesario cuestionar las concepciones que niegan la autonomía de los movimientos populares, y

pretenden manipularlos desde la gestión estatal, atravesada como está la misma por fuertes lógicas de burocracia,

clientelismo y corrupción. La autonomía de los movimientos populares, en esta perspectiva, no significa la reclusión en

un lugar testimonial de crítica o de oposición a uno u otro gobierno, sino implica la capacidad de los mismos para actuar

no como correas de transmisión de las esferas del Estado, sino de acuerdo a sus propias demandas y proyectos, como

parte de un proyecto político estratégico en construcción.

Si nunca fue posible creer en una "revolución desde arriba", esto resulta mucho más complejo de pensar después del

fracaso de las experiencias realizadas en nombre del socialismo real, en las que incluso aquellos procesos que nacieron

de una verdadera fuerza revolucionaria popular, como fue la revolución rusa o la revolución china, fueron

progresivamente enajenados por las burocracias estatales, siendo vaciados de su contenido popular y socialista. Cobra

fuerza en esta perspectiva, la creencia mariateguiana de que el socialismo en América Latina no puede se calco ni copia,

sino creación heroica de los pueblos

3. Pedagogía de la resistencia y de las emancipaciones: diálogo de saberes

En estos momentos, se han dado algunos pasos para que puedan interactuar las distintas experiencias, y como resultado

de las luchas comunes, de la participación en redes de acción local o continental y de los diálogos pedagógicos realizados

en el marco de estas batallas compartidas, los movimientos diversifican sus miradas del mundo, son atravesados por

otras demandas, se "contaminan" mutuamente con sus sueños libertarios, lo que comienza a traducirse en nuevas

formas de articulación, y en la ampliación de la perspectiva emancipatoria de los movimientos existentes.

Los cambios en las prácticas abren nuevos horizontes teóricos que permiten cuestionar las utopías disecadas en

propuestas dogmáticas, cuestionando tanto las políticas de homogeneización cultural neocoloniales, como las

simplificaciones de aquellos proyectos políticos que miran la realidad con una lógica jerárquica, que subordina y reduce

el conjunto de las demandas a la resolución de una principal.

Es importante entonces, a la hora de pensar los horizontes actuales de la formación política, someter a crítica no sólo la

cultura capitalista, sino también aquellos modelos que en nombre del socialismo cimentaron diferentes formas de

dogmatismo, una de cuyas características comunes es la negación de la dialéctica. Los enfoques dogmáticos resultan de

un pensamiento simplificador de la realidad en unas pocas contradicciones antagónicas –retrato en blanco y negro-, y


reaccionan ante los procesos de despolitización y desideologización, regresando a los enfoques tradicionales de

homogeneización política.

Estas modalidades de formación, que pueden considerarse también como parte de la educación tradicional o "bancaria"

–como la denominara Paulo Freire(4)-, más que dialogar con las experiencias de los movimientos pretenden

interpretarlas, nombrarlas, reforzando de este modo las distancias entre el lugar del saber y el lugar del hacer. En ellas

los supuestos poseedores del saber, "transfieren", o "depositan" su conocimiento en los militantes populares, sin buscar

los núcleos de la experiencia de estos militantes y de sus movimientos, que permitan integrar las diversas temáticas

necesarias de trabajar pedagógicamente. De esta manera, el saber resulta ajeno a los militantes, y se refuerza la

distancia entre teoría y práctica, entre intelectuales y luchadores "prácticos". También se reproduce en estos modelos la

jerarquía del saber académico, o de un conjunto de visiones elevadas al rango de ideología científica, por sobre los

saberes nacidos y creados en la lucha. En definitiva, se reproducen modelos de enajenación de los sujetos, al reforzar la

vivencia de un saber que desvaloriza el conocimiento construido por los colectivos populares.

El diálogo de saberes, de miradas del mundo, de prácticas de resistencia y de poder popular, no puede ser compactado

en una compilación de textos sustitutiva de los antiguos manuales de adoctrinamiento. Es imprescindible avanzar en la

creación de una nueva experiencia subversiva frente a las propuestas domesticadoras, disciplinadoras, o simplemente

testimoniantes de la negatividad del orden social que impone la dominación capitalista y patriarcal. Estas respuestas se

amplían y profundizan, en la medida en que se integran o se entrelazan con el conjunto de la cultura de rebeldía

acumulada en las últimas décadas.

La dialéctica entre las tendencias conservadoras y las revolucionarias, atraviesa también el campo de las izquierdas.

Pasado ya el tiempo en que esta contradicción se reflejaba entre la llamada izquierda tradicional y la nueva izquierda

(que en los 60-70 se identificaba con la lucha armada), y superada teóricamente y en menor medida en las prácticas la

disyuntiva entre lo social y lo político planteada en las décadas de los 80-90, hoy es imprescindible identificar, en el

pensamiento y en la acción de los movimientos populares, lo que convive de conservador y de revolucionario en cada

una de nuestras acciones y postulados. Es necesario reconocer que los muros que se levantaron para proteger las

débiles acumulaciones creadas por los movimientos populares en los años de contrarrevolución conservadora, se han

vuelto en algunos casos fortalezas en las que se enquistaron dogmatismos, anacronismos e incluso vulgares prejuicios

provenientes de la asunción de aspectos esenciales de la cultura dominante.

Renovar la cultura política implica producir rupturas, derribar muros, sin perder los cimientos. Es necesario, en esta

perspectiva, pensar en términos de nuevas posibilidades epistemológicas, y en nuevas maneras de conocer al mundo y

de revolucionarlo. Abandonar el ejercicio infecundo de superponer monólogos en nuestros procesos de reflexión, para

abrirnos al diálogo real, en el que escuchamos la palabra que nombra experiencia, desde nuestros cuerpos preparados

no sólo para decodificar lenguajes, o categorías, sino fundamentalmente, para comprender las acciones, sentimientos,

pensamientos e ideas que estos nombran.

La necesidad de colocar en el centro de la acción política la tarea de formar un bloque político social contrahegemónico,

no puede resolverse pretendiendo instalar una lógica disciplinadora de las diferencias. La posibilidad de desafiar al

imperialismo y al capitalismo realmente existente en América Latina, está en relación directa con la capacidad que

tengamos para constituir al movimiento popular como sujeto histórico de los cambios.

La complejidad con que los pueblos van entretejiendo las tramas de sus resistencias y la creación de alternativas

populares, nos plantea la necesidad de cuestionar una y otra vez los conceptos, metodologías y prácticas con que

venimos desarrollando estas experiencias. La pedagogía política liberadora hoy se encuentra desafiada a revisar sus

propuestas, simplificando las maneras de educar, sin perder profundidad en el proyecto. Simplificar para multiplicar,

pero profundidad para enfrentar a un poder mundial que desarrolla modalidades de dominación cada vez más


sofisticadas, que tienen un aspecto central en la búsqueda de golpear la voluntad de combate, integrando o

domesticando al activismo social formado en las últimas décadas. Se vuelve un desafío urgente desarrollar en los

militantes populares un pensamiento complejo que acompañe, problematice y sugiera prácticas cada vez más audaces, y

que adquiera y desarrolle herramientas político pedagógicas y metodológicas capaces de ampliar las posibilidades de los

y las militantes, para comprender y transformar el mundo.

Para derrotar al capitalismo, necesitamos horadar su cultura y su ideología, sus valores introyectados en nuestras

propias prácticas y en nuestras ideas del mundo. Esta batalla no sólo es una batalla de ideas –siendo ésta fundamental-,

sino también de valores, de creencias, de sentidos; muchos de los cuales se forjan en la vida cotidiana. Por eso en esta

etapa, los movimientos populares comienzan a realizar procesos de formación política, con una concepción que abarca

simultáneamente los momentos educativos tradicionales –seminarios /talleres /escuelas- con los procesos pedagógicos

que se viven cotidianamente en la lucha, en la organización del movimiento, y en la vida cotidiana. Se trata del desafío

de movimientos populares, que trabajando en el campo inmediato de la lucha por la sobrevivencia, puedan al mismo

tiempo trabajar dimensiones estratégicas que les permita ir constituyéndose como sujetos políticos, como intelectuales

colectivos, formando en el mismo proceso a sus propios intelectuales orgánicos.

Desde esta perspectiva, la relación práctica - teoría – práctica, comprendida en el concepto de praxis, es aquella en la

que las experiencias históricas de los pueblos es fuente de conocimiento; en la que la teoría se construye colectivamente

en los esfuerzos por leer y reescribir el mundo que cambiamos con nuestras luchas, y en la que el sentido de los

procesos de conocimiento no se agota en las búsquedas académicas o en las investigaciones realizadas de acuerdo con

las imposiciones de los centros que financian y condicionan mundialmente la producción de saberes, sino el que, en

diálogo con los saberes académicos y con diversos saberes populares, conforma su consistencia teórica en la experiencia

de transformación del mundo que intentan y hacen los movimientos populares y revolucionarios.

Es un diálogo de que apunta a crear colectivamente los conocimientos que permitan conocer la realidad que se

pretende cambiar, y apuntar caminos para experimentar esa transformación. Este diálogo tiene como premisa la

democratización de los procesos de conocimiento, desandando lo que en siglos se ha formado como jerarquización de

unos saberes sobre otros, de unas reflexiones sobre otras, de unos poderes sobre otros. Es un diálogo que se plantea la

descolonización cultural, y también la crítica de la creación de teoría social desde los intereses de la burguesía, del

imperio, y desde una visión androcéntrica del mundo.

La formación política, en esta perspectiva, no es sólo ni principalmente transmisión de saberes, sino reflexión crítica

sobre los saberes que la humanidad construyó históricamente como verdaderos. Implica un análisis teórico y práctico

sobre cómo se ha ejercido la dominación, cuáles son sus instrumentos, cuáles las ideas, los sentidos, las visiones del

mundo que la sostienen y reproducen, y cuáles las ideas, los posibles sentidos y visiones del mundo eficaces para

combatirla. Es estudio de la realidad, y reflexión crítica de las experiencias e intentos de su transformación. Es crear un

espacio de libertad, para imaginar los posibles cambios de la misma, y los caminos para realizarlos. Es diálogo entre los

saberes creados en la academia, en los centros de investigación, y los saberes forjados en la confrontación y creación

popular, en una relación en la que se suprima toda jerarquía pre-establecida para una forma del saber sobre otra.

Este enfoque de formación política, presupone también un debate sobre el rol de los intelectuales y su aporte como

sujetos de la transformación histórica junto a los movimientos populares, y el reconocimiento de los múltiples lugares

donde el saber se crea y se recrea, y donde se va forjando una nueva intelectualidad, orgánica, que es parte del

quehacer fértil de los movimientos populares, que al crear a sus intelectuales, se crean a sí mismos como intelectuales

orgánicos.

Diálogo y formación política se vuelven así una forma de encuentro, que permite no sólo reconocer al otro o a la otra,

sino crear un nosotros y un nosotras en el que se respeten y valoren las múltiples expresiones, maneras de decir y de


actuar, y se creen vínculos de solidaridad, de mutuo aprendizaje, que no cancelen ni posterguen sueños, sino que

permitan que los mismos nutran las raíces de los procesos de formación/ transformación, que ya no serán por lo tanto

dos términos separados en tiempo y lugar, sino dos dimensiones del mismo espacio de revoluciones.

Diálogo de saberes, creación colectiva de conocimientos, relación práctica/ teoría / práctica, pensamiento crítico,

pedagogía del ejemplo, historicidad de los procesos sociales, cultura de rebeldía, educación como un momento

organizativo de constitución de los sujetos, son algunas claves que estamos buscando.

El cuerpo que lucha tiene que aprender a involucrarse con todos los sentidos, y por lo tanto, la formación política no

puede reducirse a una esgrima de palabras, sino que requiere pensar desde los pies que duelen, desde las manos que

trabajan, desde el corazón que no se cansa de bombear sangre para que la lucha continúe. Por ello la formación política

incorpora momentos de mística, de creatividad, de ejercicio de sentidos, de reencuentro de pensamientos, cuerpos y

sentimientos.

La concepción de educación popular, que intenta desafiar las ideas y los formatos de educación alienantes, recupera de

Paulo Freire su esencia radical: concebir la pedagogía de los oprimidos (y no para los oprimidos) y oprimidas, como una

práctica de la libertad; como pedagogía de la rabia, de la indignación, de la esperanza y de la autonomía. Estas

dimensiones: rabia, indignación, esperanza, autonomía, son también constituyentes de las políticas de los movimientos

populares, que no pueden determinarse exclusivamente por razones de orden estrictamente superestructurales o por

las geopolíticas de los estados, sino que tienen que nutrirse de la necesidad y de los deseos de los hombres y mujeres,

que van encontrando los modos de rebelarse frente a las múltiples formas de opresión.

B) Modelo Social

1. Sentimientos de la Nación

1° Que la América es libre, e independiente de España y de toda otra Nación,

Gobierno o Monarquía y que así se sancione dando al mundo las razones.

2° Que la religión católica sea la única, sin tolerancia de otras.

3° Que todos sus ministros se sustenten de todos y solos diezmos y primicias; y el pueblo no tenga que pagar más

obvenciones que las de su devoción y ofrenda.

4° Que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la Iglesia que son el Papa, los Obispos y los Curas, porque se debe

arrancar toda planta que Dios no plantó: omnisplantisquamnomplantabitPatermeusCelestiscradicabitur. Mateo, cap.xv.

5° Que la Soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla en sus representantes dividiendo

los poderes de ella en legislativo, ejecutivo y judicial eligiendo las provincias sus vocales y éstos a los demás que deben

ser sujetos sabios y de probidad.

6° Que los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, estén divididos en los cuerpos compatibles para ejercerlos.

7° Que funcionarán cuatro años los vocales turnándose, saliendo los más antiguos, para que ocupen el lugar los nuevos

electos.

8° La dotación de los vocales, será una congrua suficiente y no superflua y no pasará por ahora de ocho mil pesos.

9° Que los empleos los obtengan sólo los americanos.


10° Que no se admitan extranjeros, si no son artesanos capaces de instruir, y de toda sospecha.

11° Que la Patria no será del todo libre y nuestra mientras no se reforme el gobierno, abatiendo el tiránico, sustituyendo

el liberal, y echando fuera de nuestro suelo al enemigo español que tanto se ha declarado contra esta nación.

12° Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a

constancia y Patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que

mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto.

13° Que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados: y que éstos sólo lo sean en

cuanto al uso de su ministerio. Que para dictar una ley se discuta en el Congreso y habida a pluralidad de votos.

Nu e s t r a H i s t o r i a

14° Que para dictar una ley se haga junta de sabios, en el siglo posible, para que proceda con más acierto y exonere de

algunos cargos que pudieren resultarles.

15° Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo

distinguirá a un americano de otro elvicio y la virtud.

16° Que nuestros puertos se franqueen a las Naciones extranjeras amigas pero que éstas no se internen al Reino, por

más amigas que éstas sean, y sólo haya puertos señalados para el efecto, prohibiendo el desembarco en todos los

demás, señalando el diez por ciento u otra gavela a sus mercancías.

17° Que a cada uno se le guarden sus propiedades y respete en su casa, como en un asilo sagrado, señalando penas a los

infractores.

18° Que en la nueva legislación no se admita la tortura.

19° Que en la misma se establezca por Ley Constitucional, la celebración del día doce de diciembre en todos los pueblos,

dedicado a la patrona de nuestra libertad María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos la devoción

mensual.

20° Que las tropas extranjeras o de otro reino no pisen nuestro suelo, y si fuere en ayuda, no estarán donde la Suprema

Junta.

21° Que no se hagan expediciones fuera de los límites del Reino, especialmente ultramarinas, pero que no son de esta

clase, propagar la fe a nuestros hermanos de tierra adentro.

22° Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que nos agobian y se señale a cada individuo un cinco

por ciento en sus ganancias u otra carga igual de ligera, que no oprima tanto, como la alcabala, el estanco, el tributo y

otros; pues con esta contribución y la buena administración de los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso

de la guerra y honorarios de empleados.

23° Que igualmente se solemnice el día 16 de septiembre, todos los años, como el día aniversario en que se levantó la

voz de la Independencia, y nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se abrieron los labios de la

Nación para reclamar sus derechos y dando siempre el mérito del grande héroe el señor don Miguel Hidalgo y su

compañero don Ignacio Allende.

Chilpancingo, 14 de septiembre de 1813

José María Morelos


2. Decreto lanzado por el obispo Manuel Abad y Queipo. Obispo de Michoacán de 1810 a 1815.

"Por autoridad del Dios Omnipotente, El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo y de los santos cánones, y de las virtudes

celestiales, ángeles, arcángeles, tronos, dominaciones, papas, querubines y serafines: de todos los santos inocentes,

quienes a la vista del santo cordero se encuentran dignos de cantar la nueva canción, y de los santos mártires y santos

confesores, y de las santas vírgenes, y de los santos, juntamente con todos los santos y electos de Dios:

Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, excura del pueblo de Dolores.

Lo excomulgamos y anatemizamos, y de los umbrales de la iglesia del todo poderoso Dios, lo secuestramos para que

pueda ser atormentado eternamente por indecibles sufrimientos, justamente con Dathán y Habirán y todos aquellos

que le dicen al señor Dios: ¡Vete de nosotros, porque no queremos ningúno de tus caminos! Y así como el fuego es

extinguido por el agua, que se aparte de él la luz por siempre jamás. Que el Hijo, quien sufrió por nosotros, lo maldiga.

Que el Espíritu Santo, que nos fue dado a nosotros en el bautismo, lo maldiga. Que la Santa Cruz a la cual Cristo, por

nuestra salvación, ascendió victorioso sobre sus enemigos, lo maldiga. Que la santa y eterna madre de Dios, lo maldiga.

Que San Miguel, el abogado de los santos, lo maldiga. Que todos los ángeles, los principados y arcángeles, los

principados y las potestades y todos los ejércitos celestiales, lo maldigam. Que sea San Juan el precursor, San Pablo y

San Juan Evangelista, y San Andrés y todos los demás apóstoles de Cristo juntos, lo maldigan.

Y que el resto de sus discípulos y los cuatro evangelistas, quienes por su predicación convirtieron al mundo universal, y la

santa y admirable compañía de mártires y confesores, quienes por su santa obra se encuentran aceptables al Dios

omnipotente, lo maldigan. Que el Cristo de la santa Vírgen lo condene. Que todos los santos, desde el principio del

mundo y todas las edades, que se encuentran ser amados de Dios, lo condenen. Y que el cielo y la tierra y todo lo que

hay en ellos, lo condenen.

Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, en dondequiera que esté, en la casa o en el campo, en el camino o en las

veredas, en los bosques o en el agua, y aún en la iglesia. Que sea maldito en la vida o en la muerte, en el comer o en el

beber; en el ayuno o en la sed, en el dormir, en la vigilia y andando, estando de pie o sentado; estando acostado o

andando, mingiendo o cantando, y en toda sangría. Que sea maldito en su pelo, que sea maldito en su cerebro, que sea

maldito en la corona de su cabeza y en sus sienes; en su frente y en sus oídos, en sus cejas y en sus mejillas, en sus

quijadas y en sus narices, en sus dientes anteriores y en sus molares, en sus labios y en su garganta, en sus hombros y en

sus muñecas, en sus brazos, en sus manos y en sus dedos.

Que sea condenado en su boca, en su pecho y en su corazón y en todas las vísceras de su cuerpo. Que sea condenado en

sus venas y en sus muslos, en sus caderas, en sus rodillas, en sus piernas, pies y en las uñas de sus pies. Que sea maldito

en todas las junturas y articulaciones de su cuerpo, desde arriba de su cabeza hasta la planta de su pie; que no haya

nada bueno en él. Que el hijo del Dios viviente, con toda la gloria de su majestad, lo maldiga. Y que el cielo, con todos los

poderes que en él se mueven, se levanten contra él.

Que lo maldigan y condenen. ¡Amén! Así sea. ¡Amén !.

El proceso degradatorio se llevó a cabo el 29 de julio de 1811 en una de las salas del Hospital Real de Chihuahua, y

consistió en rasparle la piel de la cabeza, que había sido consagrada, como cristiano y sacerdote, con el santo crisma.

También le arrancaron la yema de los pulgares e índices de las manos que habían sido consagradas el día de la

ordenación.

Después lo entregaron al gobierno español para que lo fusilaran, sin ninguna de las prerrogativas y beneficios

eclesiásticos, en que antes se amparaba cualquier reo.


Obispo Manuel Abad y Queipo, fue nombrado obispo por la regencia, y nunca fue presentado por el Papa; además, por

ser hijo natural no podía ser sacerdote ni obispo, según las leyes eclesiásticas de aquella época. Sin embargo, bien

aceptaron la excomunión dictada por él. Manuel Abad y Queipo era obispo de Michoacán, y permaneció en su cargo

hasta 1815, en que salió para España.

RESPUESTA DEL PADRE HIDALGO:

A la excomunión y terribles anatemas lanzados contra don Miguel Hidalgo y Costilla por el obispo de Michoacán, Manuel

Abad y Queipo --nunca levantados por más que la iglesia asegura hoy día lo contrario-- el Padre de la Patria respondió

con firmeza y decisión:

“Los opresores no tienen armas ni gentes para obligarnos con la fuerza a seguir en la horrorosa esclavitud a que nos

tenían condenados. ¿Pues qué recurso les quedaba? Valerse de toda especie de medios injustos, ilícitos y torpes que

fuese, con tal que conduzcan a sostener su despotismo y la opresión de la América; abandonan hasta la última reliquia

de honradez y hombría de bien, se prostiuyen las autoridades más recomendables, FULMINAN EXCOMUNIONES QUE

NADE MAS QUE ELLOS SABEN QUE NO TIENEN FUERZA ALGUNA: PROCURAN AMEDRENTAR A LOS INCAUTOS Y

ATERRORIZAR A LOS IGNORANTES PARA QUE ESPANTADOS CON EL NOMBRE DEL ANATEMA, TEMAN DONDE NO HAY

MOTIVO DE TEMER”.

“¿Quién creería, amados conciudadanos, que llegase hasta este punto el descaro de los gachupines? ¿Profanar las cosas

más sagradas para asegurar su intolerable dominación? ¿Valerse de la misma religión santa para abatirla y destruirla?

¿Usar de excomuniones contra toda la gente de la Iglesia, fulminarlas sin que intervenga motivo de Religión?”.

ABRID LOS OJOS AMERICANOS, NO OS DEJEIS SEDUCIR DE NUESTROS ENEMIGOS; ELLOS NO SON CATÓLICOS SINO POR

POLÍTICA; SU DIOS ES EL DINERO, Y LAS CONMINACIONES SOLO TIENEN POR OBJETO LA OPRESIÓN. ¿Creíais acaso que

no puede ser verdadero católico el que no esté sujeto al déspota español? ¿De dónde nos ha venido este nuevo dogma,

éste nuevo artículo de fé? ABRID LOS OJOS, vuelvo a decir, meditad sobre vuestros verdaderos intereses; de éste

precioso momento depende la felicidad o la infelicidad de vuestros hijos y de vuestra numerosa comunidad. Son

ciertamente incalculables, amados conciudadanos míos, los males a que quedan expuestos, si no aprovecháis este

momento feliz que la Divina Providencia os ha puesto en las manos; NO ESCUCHEIS LAS SEDUCTORAS VOCES DE

NUESTROS ENEMIGOS QUE BAJO EL VELO DE LA RELIGIÓN Y DE LA AMISTAD OS QUIEREN HACER VICTIMA DE SU

INSACIABLE CODICIA”.

Así respondió este hombre extraordinario a la Santa Inquisición y aún prisionero en Acatitla de Baján, en manos del

terrible tribunal mantuvo su actitud digna, aunque atado y a culatazos, le obligaron a arrodillarse para escuchar su

sentencia de muerte y degradación sacerdotal.

Al alba del 30 de julio de 1811 se ejecutó la sentencia por una docena de soldados que le fusilaron. El cadáver de

Hidalgo, en una silla colocada sobre una tarima fue expuesto al público a la derecha de la puerta principal del Colegio de

la Compañía, hoy Palacio de Gobierno de Chihuahua, frente a la plaza. Al anochecer se le introdujo al edificio y tendido

sobre unas tablas, llamaron a un indio tarahumara para que de un solo tajo le cortara la cabeza con un machete.

Tras una larga peregrinación por Chihuahua, Zacatecas, Lagos de Moreno, León y Guadalajara, para escarmiento de los

insurgentes, la cabeza conservada en sal se colocó en un pica y permaneció durante muchos años en la alhóndiga de

Granaditas, junto con las de Allende, Aldama y Jiménez, una en cada esquina, hasta que las retiró el pueblo en 1821.

3. Carta de Benito Juárez a Matías Romero Chihuahua, 26 de enero de 1865

Sr. D. Matías Romero Washington Mi querido amigo:


Por su carta de 14 de noviembre pasado y por las comunicaciones oficiales, que remite al ministerio, quedo impuesto

de que las cosas han cambiado en esa de un modo favorable a nuestra causa, lo que celebro mucho, pues estaba yo muy

inquieto por las noticias que corrían, de que ese gobierno estaba dispuesto a reconocer el imperio de Maximiliano. Así

tendremos a lo menos una cooperación negativa de esa república, pues en cuanto a un auxilio positivo, que pudiera

darnos, lo juzgo muy remoto y sumamente difícil, porque no es probable siquiera que el sur ceda un ápice a sus

pretensiones y en tal caso, ese gobierno tiene que concluir la cuestión por medio de las armas, y esto demanda mucho

tiempo y muchos sacrificios. La idea que tienen algunos, según me dice usted de que ofrezcamos parte del territorio

nacional para obtener el auxilio indicado, es no sólo antinacional, sino perjudicial a nuestra causa. La nación por el

órgano legítimo de sus representantes ha manifestado de un modo expreso y terminante, que no es su voluntad que se

hipoteque, o se enajene su territorio, como puede usted verlo en el decreto en que se me concedieron facultades

extraordinarias para defender la independencia y si contrariásemos esta disposición, sublevaríamos al país contra

nosotros y daríamos una arma poderosa al enemigo para que consumara su conquista. Que el enemigo nos venza y nos

robe, si tal es nuestro destino; pero nosotros no debemos legalizar ese atentado, entregándole voluntariamente lo que

nos exige por la fuerza. Si la Francia, los Estados Unidos o cualquiera otra nación se apodera de algún punto de nuestro

territorio y por nuestra debilidad no podemos arrojarlo de él, dejemos siquiera vivo nuestro derecho para que las

generaciones que nos sucedan lo recobren. Malo sería dejarnos desarmar por una fuerza superior pero sería pésimo

desarmar a nuestros hijos privándolos de un buen derecho, que más valientes, más patriotas y sufridos que nosotros lo

harían valer y sabrían reivindicarlo algún día. Es tanto más perjudicial la idea de enajenar el territorio en estas

circunstancias, cuanto que los estados de Sonora y Sinaloa, que son los más codiciados, hacen hoy esfuerzos heroicos en

la defensa nacional, son los más celosos de la integridad de su territorio y prestan al gobierno un apoyo firme y decidido.

Ya sea, pues, por esa consideración, ya sea por la prohibición que la ley impone al gobierno de hipotecar o enajenar el

territorio nacional y ya sea en fin porque esa prohibición está enteramente conforme con la opinión que he tenido y

sostenido siempre sobre este negocio, repito a usted lo que ya le he dicho en mis cartas de 22 de diciembre último y

posteriores, a saber: que no sólo debe usted seguir la patriótica conducta que ha observado de no apoyar semejante

idea, sino que debe usted contrariarla trabajando por disuadir a sus autores haciéndoles presente las funestas

consecuencias que nos traería su realización. Celebro que haya usted quedado satisfecho de la opinión que observó en

el ejército del general Grant respecto de nuestra causa. Esa opinión y la que ha manifestado misterSeward son una

garantía que podremos tener de que el imperio de Maximiliano no sería reconocido por ese gobierno. Es lo único

positivo que podemos esperar por ahora de esa república. No me extiendo a más porque bajo la impresión del

profundísimo pesar que destroza mi corazón por la muerte del hijo a quien más amaba, apenas he podido trazar las

líneas que anteceden. Digo por la muerte del hijo a quien más amaba, porque según los términos de la carta de usted

que recibí anoche, he comprendido, que sólo por lo funesto de la noticia, no me la ha dado usted de un golpe; pero en

realidad mi amado hijo ya no existía, ya no existe. ¿No es verdad? Con toda mi alma deseo equivocarme y sería yo muy

feliz si por el próximo correo que espero con verdadera ansiedad se me dijera que mi hijo estaba aliviado. ¡Remota

esperanza que un funesto presentimiento desvanece, diciéndome que ya no hay remedio! Adiós amigo mío. Sabe usted

que lo aprecia su inconsolable y afectísimo.

4. Manifiesto a la Nación

Benito Juárez

Mexicanos:

El Gobierno nacional vuelve hoy a establecer su residencia en la ciudad de México, de la que salió hace cuatro años.

Llevó entonces la resolución de no abandonar jamás el cumplimiento de sus deberes, tanto más sagrados, cuanto mayor

era el conflicto de la nación. Fue con la segura confianza de que el pueblo mexicano lucharía sin cesar contra la inicua

invasión extranjera, en defensa de sus derechos y de su libertad. Salió el Gobierno para seguir sosteniendo la bandera de


la patria por todo el tiempo que fuera necesario, hasta obtener el triunfo de la causa santa de la independencia y de las

instituciones de la República.

Lo han alcanzado los buenos hijos de México, combatiendo solos, sin auxilios de nadie, sin recursos, sin los elementos

necesarios para la guerra. Han derramado su sangre con sublime patriotismo, arrostrando todos los sacrificios antes que

consentir en la pérdida de la República y de la libertad. En nombre de la patria agradecida, tributo el más alto

reconocimiento a los buenos mexicanos que la han defendido, y a sus dignos caudillos. El triunfo de la patria, que ha

sido el objeto de sus nobles aspiraciones, será siempre su mayor título de gloria y el mejor premio de sus heroicos

esfuerzos. Lleno de confianza en ellos, procuró el Gobierno cumplir sus deberes, sin concebir jamás un solo pensamiento

de que le fuera lícito menoscabar ninguno de los derechos de la nación. Ha cumplido el Gobierno el primero de sus

deberes, no contrayendo ningún compromiso en el exterior ni en el interior, que pudiera perjudicar en nada la

independencia y la soberanía de la República, la integridad de su territorio o el respeto debido a la Constitución y a las

leyes. Sus enemigos pretendieron establecer otro gobierno y otras leyes, sin haber podido consumar su intento criminal.

Después de cuatro años, vuelve el Gobierno a la ciudad de México, con la bandera de la Constitución y con las mismas

leyes, sin haber dejado de existir un solo instante dentro del territorio nacional.

No ha querido, ni ha debido antes el Gobierno, y menos debería en la hora del triunfo completo de la República, dejarse

inspirar por ningún sentimiento pasión contra los que lo han combatido. Su deber ha sido, y es, pesar las exigencias de

la justicia con todas las consideraciones de la benignidad. La templanza de su conducta en todos los lugares donde ha

residido, ha demostrado su deseo de moderar en lo posible el rigor de la justicia, conciliando la indulgencia con el

estrecho deber de que se apliquen las leyes, en lo que sea indispensable para afianzar la paz y el porvenir de la nación.

Mexicanos: Encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus

auspicios, será eficaz la protección de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la

República. Que el pueblo y el Gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el

respeto al derecho ajeno es la paz. Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa

experiencia de las calamidades de la guerra, cooperaremos en lo de adelante al bienestar y a la prosperidad de la

nación, que sólo pueden conseguirse con un inviolable respeto a las leyes, y con la obediencia a las autoridades elegidas

por el pueblo.

En nuestras libres instituciones, el pueblo mexicano es árbitro de su suerte. Con el único fin de sostener la causa del

pueblo durante la guerra, mientras nopodía elegir a sus mandatarios, he debido, conforme al espíritu de la Constitución,

conservar el poder que me había conferido. Terminada ya la lucha, mi deber es convocar desde luego al pueblo, para

que sin ninguna presión de la fuerza y sin ninguna influencia ilegítima, elija con absoluta libertad a quien quiera confiar

sus destinos.

Mexicanos: Hemos alcanzado el mayor bien que podíamos desear, viendo consumada por segunda vez la independencia

de nuestra patria. Cooperaremos todos para poder legarla a nuestros hijos en camino de prosperidad, amando y

sosteniendo siempre nuestra independencia y nuestra libertad.

15 de julio de 1867

Benito Juárez García

5. Plan de Ayala

Emiliano Zapata, noviembre 28 de 1911


Plan libertador de los hijos del Estado de Morelos, afiliados al Ejército insurgente que defienden el cumplimiento del

Plan de San Luis Potosí con las Reformas que ha creído conveniente aumentar en beneficio de la Patria Mexicana.

Los que suscribimos, constituidos en Junta Revolucionaria para sostener y llevar a cabo las promesas que hizo la

revolución de 20 de noviembre de 1910, próximo, declaramos solemnemente ante la faz del mundo civilizado que nos

juzga y ante la Nación á que pertenecemos y amamos, los principios que hemos formulado para acabar con la tiranía

que nos oprime; y redimir ála patria de las dictaduras que se nos imponen las cuales quedan determinadas en el

siguiente Plan.

1°. Teniendo en consideración que el pueblo mexicano acaudillado por Dn. Francisco I. Madero fué á derramar su sangre

para reconquistar sus libertades y reivindicar sus derechos conculcados, y no para que un hombre se adueñara del poder

violando los sagrados principios que juró defender bajo el tema de “Sufragio Efectivo no-Reelección” ultrajando la fé, la

causa, la justicia y las libertades del pueblo; teniendo en consideración: que ese hombre a que nos referimos es Dn.

Francisco I. Madero, el mismo que inició la precipitada revolución el cual impuso por norma su voluntad é influencia al

Gobierno Provicional de Expresidente de la República Lic. Dn. Francisco L. de la Barra por haberle aclamado el pueblo su

Libertador, causando con éste hecho reiterados derramamientos de sangre, y multiplicara desgracias á la Patria de una

manera solapada y ridícula, no teniendo otras miras que satisfacer sus ambiciones personales, sus desmedidos instintos

de tirano y su profundo desacato al cumplimiento de las leyes preexistentes emanadas del inmortal Código de 57 escrito

con la sangre de los revolucionarios Ayutla; teniendo en consideración: que el llamado Gefe de la revolución libertadora

de México Dn. Francisco I. Madero, no llevó áfeliztérmino la revolución que gloriosamente inició con el apoyo de Dios y

del pueblo; puesto que dejó en pié la mayoría de poderes gubernativos y elementos corrompidos de opresión del

gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, que no son, ni pueden ser en manera alguna la legítima representación de la

soberanía nacional, y que por ser acérrimos adversarios nuestros y de los principios que hasta hoy defendemos, están

provocando el malestar del país y abriendo nuevas heridas al seno de la Patria para darle á beber su propia sangre;

teniendo en consideración que el supradicho Sr. Francisco I. Madero actual Presidente de la República trata de eludirse

del cumplimiento de las promesas que hizo á la Nación en el Plan de San Luis Potosí, ciñendo las precipitadas promesas a

los convenios de Ciudad Juárez, ya nulificando, persiguiendo ómatando a los elementos revolucionarios que le ayudaron

a que ocupara el alto puesto de Presidente de la República por medio de sus falsas promesas y numerosas intrigas á la

Nación; teniendo en consideración que el tantas veces repetido Sr. Francisco I. Madero ha tratado de ocultar con la

fuerza bruta de las bayonetas y de ahogar en sangre á los pueblos que le piden, solicitan ó exigen el cumplimiento de sus

promesas en la revolución llamándolos bandidos y rebeldes, condenando á una guerra de exterminio sin conceder ni

otorgar ninguna de las garantíasque prescriben la razón, la justicia y la ley teniendo en consideración que el Presidente

de la República señor Dn. Francisco I. Madero, ha hecho del Sufragio Efectivo una sangrienta burla al pueblo ya

imponiendo contra la voluntad del mismo pueblo en la Vice Presidencia de la República al Lic. José María Pino Suárez, ó

ya á los gobernadores de los Estados designados por él, como el llamado general Ambrosio Figueroaverdugo y tirano del

pueblo de Morelos, y así entrando en contubernio escandaloso con el partido científico, hacendados feudales y caciques

opresores enemigos de la revolución proclamada por él a fin de forjar nuevas cadenas y de seguir el molde de una nueva

dictadura, más oprobiosa y más terrible que la de Porfirio Díaz, pués ha sido claro y patente que ha ultrajado la

soberanía de los Estados, conculcando las leyes sin ningún respeto a vidas e intereses, como ha sucedido en el Est. de

Morelos, y, otros conduciéndonos a la más horrorosa anarquía que registra la historia contemporánea; por estas

consideraciones declaramos al susodicho Francisco I. Madero, inepto para realizar las promesas de la revolución de que

fué autor, por haber traicionado los principios con los cuales burló la fé del pueblo, y pudo haber escalado el poder

incapaz para gobernante por no tener ningún respeto á la ley y á la justicia de los pueblos, y traidor a la Patria por estar

á sangre y fuego humillando á los mexicanos que desean sus libertades, por complacer á los científicos, hacendados y

caciques que nos esclavizan, y desde hoy comenzamos á continuar la revolución principiada por él, hasta conseguir el

derrocamiento de los poderes dictatoriales que existen.


2°. Se desconoce como Jefe de la Revolución al C. Francisco I. Madero y como Presidente de la República por las razones

que antes se expresan, procurando el derrumbamiento de este funcionario.

3°. Se reconoce como Jefe de la Revolución libertadora al ilustre General Pascual Orozco, segundo del caudillo Dn.

Francisco I. Madero, y en caso de que no acepte este delicado puesto, se reconocerá comoGefede la Revolución al C.

General Emiliano Zapata.

4°. La Junta Revolucionaria del Est. de Morelos manifiesta a la Nación bajo formal protesta que hace suyo el Plan de San

Luis Potosí con las adiciones que a continuación se expresan en beneficio de los pueblos oprimidos, y se hará defensora

de los principios que defiende hasta vencer ó morir.

5°. La Junta Revolucionaria del Est. de Morelos no admitirá transacciones ni componendas políticas hasta no conseguir el

derrumbamiento de los elementos dictatoriales de Porfirio Díaz y Dn. Francisco I. Madero; pues la Nación está cansada

de hombres falaces y traidores que hacen promesa de libertadores, pero que llegando al poder, se olvidan de ellas y se

constituyen en tiranos.

6°. Como parte adicional del Plan que invocamos hacemos constar, que los terrenos, montes y aguas que hayan

usurpado los hacendados científicos ócacíquesá la sombra de la tiranía y de la justicia penal entrarán en poseción de

estos bienes inmuebles desde luego los pueblos ó ciudadanos que tengan sus títulos correspondientes á esas

propiedades, de las cuales han sido despojados, por la mala fé de nuestros opresores, manteniendo á todo trance con

las armas en la mano la mencionada posesión, y los usurpadores que se consideren con derecho á ellos, lo deducirán

ante tribunales especiales que se establezcan al triunfo de la Revolución.

7°. En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos, no son más dueños que del terreno que

pisan, sufriendo los horrores de la miseria sin poder mejorar su condición social ni poder dedicarse á la industria óá la

agricultura por estar monopolizados en unas cuantas manos las tierras, montes y aguas por esta causa se expropiarán

previa indemnización de la tercera parte de esos monopolios álos poderosos propietarios de ellos, á fin de que los

pueblos y ciudadanos de México obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos ó campos de sembradura ó de

labor, y se mejore en todo y para todo la falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos.

8°. Los hacendados, científicos, ó caciques que se opongan directa ó indirectamenteal presente Plan, se nacionalizarán

sus bienes y las dos terceras partes que a ellos les correspondan, se destinarán para indemnizaciones de guerra

pensiones de viudas y huérfanos de las víctimas que sucumban en la lucha del presente Plan.

9°. Para ajustar los procedimientos respecto á los bienes antes mencionados, se aplicarán leyes de desamortización y

nacionalización según convenga; pues de norma y ejemplo pueden servir las puestas en vigor por el inmortal Juárez, á

los bienes eclesiásticos que escarmentaron álos déspotas y conservadores, que en todo tiempo han pretendido

imponernos el yugo ignominioso de la opresión y del retroceso.

10°. Los Jefes Militares insurgentes de la República; que se levantaron con las armas en la mano a la voz de Dn. Francisco

I. Madero, para defender el Plan de Sn. Luis Potosí y que ahora se opongan con fuerza armada al presente Plan, se

juzgarán traidores á la causa que defendieron y ála Patria, puesto que en la actualidad muchos de ellos por complacer

álos tiranos por un puñado de monedas, ó por cohecho ó soborno están derramando la sangre de sus hermanos que

reclaman el cumplimiento de las promesas que hizo a la Nación Dn. Francisco I. Madero.

11°. Los gastos de guerra serán tomados conforme á lo que prescribe el Artículo XI del Plan de San Luis Potosí, y todos

los procedimientos empleados en la Revolución que emprendemos, serán conforme a las instrucciones mismas que

determine el mencionado Plan.


12°. Una vez triunfante la Revolución que hemos llevado á la vía de la realidad, una Junta de los principales Jefes

revolucionarios de los diferentes Estados, nombrarán o designarán un Presidente interino de la República, quien

convocará á elecciones para la nueva formación del Congreso de la Unión, y esta á la vez convocará a elecciones para la

organización de los demás poderes federales.

13°. Los principales Jefes revolucionarios de cada Estado en Junta designarán el Gobernador provisional del Estado á que

correspondan, y este elevado funcionario convocará á elecciones para la debida organización de los Poderes públicos,

con el objeto de evitar consignas forzadas que labran la desdicha de los pueblos, como la tan conocida consigna de

Ambrosio Figueroa en el Est. de Morelos, y otras que nos conducen al precipicio de conflictos sangrientos sostenidos por

el capricho del dictador Madero y el círculo de científicos y hacendados que lo han sugestionado.

14°. Si el Presidente Madero y demás elementos dictatoriales del actual y antiguo régimen, desean evitar inmensas

desgracias que afligen á la Patria, que hagan inmediata renuncia de los puestos que ocupan, y con eso, en algo

restañarán las graves heridas que han abierto al seno de la Patria; pues que de no hacerlo así, sobre sus cabezas caerá la

sangre derramada de nuestros hermanos, y

15°. Mexicanos; considerad que la astucia y la mala fé de un hombre está derramando sangre de una manera

escandalosa por ser incapaz para gobernar, considerad: que su sistema de gobierno está agarrotando ála Patria hollando

con la fuerza bruta de las ballonetas, nuestras instituciones; y así como nuestras armas las levantamos para elevarlo al

Poder ahora las volveremos contra él por faltar a sus compromisos con el pueblo mexicano y haber traicionado la

revolución iniciada por él: no somos personalistas, somos partidarios de los principios y no de los hombres.

Pueblo mexicano: apoyad con las armas en la mano este Plan, y hareis la prosperidady bienestar de la Patria.Justicia y

Ley

Ayala, Nov. 28-1911

General Emiliano Zapata.- General Otilio E. Montaño.- General José Trinidad Ruiz.- General Eufemio Zapata.- General

Jesús Morales.- General PróculoCapistrán.- General Francisco Mendoza. Coroneles: Amador Salazar.- Agustín Cázares.-

Rael Sánchez.- Cristóbal Domínguez.- Fermín Omaña.- Pedro Salazar.- Emignio L. Marmolejo.- PioquintoGalis.- Manuel

Vergara.- Santiago Aguilar.- Cleotilde Sosa.- Julio Tapia.- Felipe Vaquero.- Jesús Sánchez.- José Ortega.- Julio Aldame.-

Alfonso Morales.- Quintín González. Capitanes: Manuel Hernández.- Feliciano Domínguez.- José Pineda Ambrosio

López.- Apolinar Adorno.- Porfirio Cázares.- Antonio Gutiérrez.- Odilón Pérez.- Agustín Ortiz.- Pedro Balbuena Huertero.-

Catarino Vergara.- Margarito Camacho.- Serafín Rivera.- Teófilo Galindo.- Felipe Torres.- Simón Guevara.- Avelino

Cortés.- José María Carrillo.- Jesús Escamillas.- Florentino Osorio.- Camerino Menchaca.- Juan Esteves.- Francisco

Mercado.- Sotero Guzmán.- Melesio Rodríguez.- Gegorio García.- José Villanueva.- L. Franco. J. Estudillo.- F. Caspeta.- P.

Campos.- Tenientes: Alberto Blumenkron.

6. Manifiesto de Francisco Villa al Pueblo de México

Al Pueblo Mexicano:

Al derrocamiento del gobierno democrático del señor Madero, obra grandiosa del movimiento revolucionario de 1910,

el pueblo mexicano se lanzó de nuevo a la conquista de sus libertades, demostrando a la nación y al mundo entero que

han terminado para siempre en nuestro país los gobiernos impuestos por la fuerza y que sólo aceptará y respetará a los

emanados de la voluntad popular.

La palabra CONSTITUCIONALISMO grabada sobre los colores de nuestra bandera, encierra todo el programa político de

la Revolución, dentro del cual serán resueltas sobre bases legales y por ende estables, las reformas encaminadas al

mejoramiento social y económico de nuestro pueblo.


Aunque el plan de Guadalupe, lanzado por el C. Venustiano Carranza, ofrecía solamente el restablecimiento del

Gobierno Constitucional, fue aceptado sin embargo por los jefes revolucionarios, porque confiaban en que el Primer Jefe

de la Revolución era partidario de establecer no sólo un gobierno democrático sino las reformas económico-sociales

indispensables para asegurar el mejoramiento de las clases desheredadas.

Desgraciadamente, los actos del señor Carranza, y sus declaraciones, engendraron en el ánimo de muchos

revolucionarios el temor de no ver realizados los compromisos que la revolución había contraído con el pueblo. La

División del Norte, que había sido objeto de las intrigas políticas del señor Carranza, temiendo más que cualquiera otra

que fueran defraudados los ideales revolucionarios, propuso, de acuerdo con el Cuerpo del Ejército del Noroeste, en las

conferencias de Torreón, el establecimiento de una Convención sobre bases democráticas, para obligar al Primer Jefe a

cumplir con el programa revolucionario, garantizando el establecimiento de un gobierno democrático y las reformas

necesarias en beneficio del pueblo.

El señor Carranza se rehusó a aceptar la Convención sobre las bases propuestas en el pacto de Torreón y resolvió que al

entrar a la capital de la República el Ejército Constitucionalista, convocaría a una Junta a los generales y a los

gobernadores de los Estados para estudiar los problemas políticos y sociales de la Revolución. Si la División del Norte

había perdido la confianza en el Primer Jefe, no podía tenerla tampoco en una Junta cuyos miembros eran de hecho

designados por él, supuesto que él era quien tenía facultades para conferir el grado de General y para nombrar a los

gobernadores, por lo que tendría siempre una mayoría asegurada.

Al tomar posesión el señor Carranza de la ciudad de México, debido al triunfo de las armas revolucionarias, en el que la

opinión pública ahora y la historia mañana, han puesto y pondrán en el lugar que corresponde a la División del Norte,

empezaron a revelarse, de una manera fuera de toda duda, las intenciones del señor Carranza de permanecer en el

Poder un tiempo indefinido y gobernar con un absolutismo que ningún gobierno había tenido en nuestra historia. El

Primer Jefe rehusó aceptar el título de Presidente Interino que, conforme al mismo Plan de Guadalupe, le correspondía,

y que lo colocaba bajo restricciones constitucionales, conservando únicamente el de Primer Jefe del Ejército

Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo. Varió la fórmula de la protesta constitucional.

No formó su gabinete de acuerdo con la Constitución, dejando a losencargados de su administración con el carácter de

Oficiales Mayores. Asumió en su persona los tres Poderes constitucionales, suprimiendo las autoridades judiciales y

dejando la vida y los intereses de los mexicanos al arbitrio de Jefes militares, sin restricción legal alguna. Decretó

reformas constitucionales de la exclusiva competencia de las Cámaras, como la supresión del Territorio de Quintana

Roo. Ha autorizado la violación de garantías otorgadas por la Constitución, entre otras, la libertad de conciencia

permitiendo a muchos gobernadores que, exagerando el justo resentimiento del Partido Constitucionalista, contra los

miembros del clero católico que tomaron parte en el cuartelazo y en el sostenimiento de la dictadura, supriman el culto,

impongan penas por prácticas religiosas autorizadas por las leyes y lastimen profundamente el sentimiento religioso del

pueblo con actos reprobados por la civilización y el Derecho de gentes. Por último, a la anarquía que y a existe en la

capital de la República y en la mayor parte de los gobiernos de los Estados, por los desaciertos políticos y la falta de

energía del señor Carranza, se agregará muy pronto la miseria pública, ocasionada por la intranquilidad y falta de

seguridades en las ciudades y en los campos, y la depreciación cada vez más grande del papel moneda, cuya última

emisión de $ 130,000,000 decretada por él sin garantía ninguna, hará su valor a un grado ínfimo y elevará a un precio

fuera del alcance de las clases pobres los artículos de primera necesidad.

Frente a una situación que amenaza comprometer el triunfo de la Revolución, alcanzado con tanto sacrificio, arrojando

al país a la anarquía y a la miseria, la División del Norte envió a la ciudad de México una delegación para presentar al

Primer Jefe un programa de gobierno interino que es, en resumen, el restablecimiento inmediato del orden

constitucional por medio del sufragio electoral y la implantación de reformas agrarias; programa firmado por el General

Obregón en representación del Cuerpo del Ejército del Noroeste y por mí en la División del Norte.


El señor Carranza rehusó a convocar inmediatamente a elecciones, determinando que la Junta por él convocada para el

1o. de octubre sería la que habría de fijar el tiempo y la forma de su celebración. Esto significaba que en último

resultado el señor Carranza sería el que fijara el tiempo y la forma de esas elecciones. Efectivamente, como la Junta se

constituiría de todos los generales con mando y todos los gobernadores, de antemano se podía asegurar que a la hora

de las votaciones en el seno de la Junta, la mayoría de sus miembros sería de la misma opinión del señor Carranza, toda

vez que concurriendo dichas personas con su carácter militar y no como representantes de ningún grupo de ciudadanos,

dependería jerárquicamente del Primer Jefe del Ejército y quedarían sometidos a su influencia moral.

Esto no obstante, y a pesar de la creencia fundada de que la Junta sería sólo un pretexto para que el Primer Jefe

continuara indefinidamente en el Poder, los Jefes del Grupo del Ejército del Noroeste y la División del Norte dando un

testimonio de su espíritu de conciliación aceptaron mandar sus delegados, poniendo sólo por condición que en la Junta

se tratarían de preferencia estas tres cuestiones: confirmación en favor del C. Venustiano Carranza de su cargo de

Presidente Interino de la República, el cual le corresponde según lo proclama en el Plan de Guadalupe; el

restablecimiento del orden constitucional mediante la elección de un gobierno popular en el plazo más breve posible, y ,

por último la adopción de medidas suficientemente eficaces para garantizar la resolución del problema agrario en un

sentido prácticamente favorable para las clases populares.

Cuando ya iban en camino para la ciudad de México el señor general Obregón, Jefe del Cuerpo del Ejército del Noroeste,

y algunos delegados de la División del Norte, un incidente imprevisto detuvo su marcha. El Primer Jefe, violentado por

noticias alarmantes e infundadas por la prensa amarilla, suspendió el tráfico con los lugares ocupados por la División del

Norte dando a conocer de esta manera su resolución de iniciar las hostilidades contra los que ejercían presión sobre él

para obligarlo a cumplir con los compromisos de la Revolución, que llevó al pueblo a la lucha armada, no era para

imponer la voluntad de alguien, sino para que el mismo pueblo impusiera la suya.

Ante la consideración de que todo esfuerzo posible sería inútil para obligar al Primer Jefe a entregar oportunamente el

Poder al que la voluntad popular designara, y comprendiendo que la salvación de la Patria y de los intereses del pueblo

encarnados en los principios revolucionarios dependen de la inmediata resolución de sus grandes problemas, la División

del Norte ha resuelto desconocer como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del poder Ejecutivo, al C.

Venustiano Carranza.

Este desconocimiento no encierra un acto de ambición de mi parte, ni de ninguno de los generales de la División del

Norte, y solemnemente declaro con la debida autorización, que ni ellos ni y o aceptaremos los cargos de Presidente

Interino ni Constitucional de la República, así como tampoco los de Vicepresidentes y Gobernadores, y que de acuerdo

con los demás generales, jefes y oficiales del

Ejército Constitucionalista que quieran coadyuvar con nosotros lucharemos por establecer un Gobierno Civil que

garantice todos los derechos y todas las libertades de los ciudadanos.

En esta virtud invito a todos los ciudadanos mexicanos: primero. - A desconocer al C. Venustiano Carranza como Primer

Jefe Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación. segundo. - A unirse a la División del Norte contribuyendo en la forma

más eficaz que les sea posible, para exigir la separación del C. Venustiano Carranza de la Jefatura del Ejército

Constitucionalista y del Poder Ejecutivo. Inmediatamente que se hay a conseguido esta separación, los generales con

mando de tropa designarán una persona civil que con el carácter de Presidente Interino de la República, convoque

desde luego a elecciones para restablecer el orden constitucional e inicie las reformas económico-sociales que la

Revolución exige.

Con el fin de que la agitación electoral no se repita apenas verificada la elección, atento al precepto constitucional

vigente y de que el Presidente electo pueda llevar a la práctica el programa de la Revolución, el Presidente Provisional


someterá a la aprobación de las Cámaras, la reforma de que el período presidencial de seis años se empiece a contar

desde la fecha que el electo tome posesión.

La División del Norte ofrece establecer el orden y la tranquilidad en los lugares que vaya ocupando y respetar la vida y

los intereses de sus habitantes pacíficos, y a sean nacionales o extranjeros.

CONCIUDADANOS:

Es muy doloroso para mí exigir del pueblo mexicano un nuevo sacrificio para que la Revolución pueda definitivamente

realizar sus caros ideales, pero tengo la seguridad de que todo ciudadano honrado comprenderá que sin este último

esfuerzo del pueblo,se derrumbaría toda la obra revolucionaria, porque habríamos derrocado unadictadura para

substituirla por otra.El mexicano que no contribuya a dar v ida a este grandioso movimiento libertario llevará sobre su

conciencia el remordimiento de no haber sabido amar a su Patria.

Chihuahua, Septiembre 22 de 1914

El General Francisco Villa (Rubrica)

7. Manifiesto del Partido Liberal Mexicano

Mexicanos:

La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano ve con simpatía vuestros esfuerzos para poner en práctica los altos

ideales de emancipación política, económica y social, cuyo imperio sobre la tierra pondrá fin a esa ya bastante larga

contienda del hombre contra el hombre, que tiene su origen en la desigualdad de fortunas que nace del principio de la

propiedad privada.

Abolir ese principio significa el aniquilamiento de todas las instituciones políticas, económicas, sociales, religiosas y

morales que componen el ambiente dentro del cual se asfixian la libre iniciativa y la libre asociación de los seres

humanos que se ven obligados, para no perecer, a entablar entre si una encarnizada competencia, de la que salen

triunfantes, no los más buenos, ni los más abnegados, ni los mejor dotados en lo físico, en lo moral o en lo intelectual,

sino los más astutos, las más egoístas, los menos escrupulosos, los más duros de corazón, los que colocan su bienestar

personal sobre cualquier consideración de humana solidaridad y de humana justicia.

Sin el principio de la propiedad privada no tiene razón de ser el gobierno, necesario tan sólo para tener a raya a los

desheredados en sus querellas o en sus rebeldías contra los detentadores de la riqueza social; ni tendrá razón de ser la

Iglesia, cuyo exclusivo objeto es estrangular en el ser humano la innata rebeldía contra la opresión y la explotación por la

prédica de la paciencia, de la resignación y de la humildad, acallando los gritos de los instintos más poderosos y

fecundos con la práctica de penitencias inmorales, crueles y nocivas a la salud de las personas, y, para que los pobres no

aspiren a los goces de la tierra y constituyan un peligro para los privilegios de los ricos, prometen a los humildes, a los

más resignados, a los más pacientes, un cielo que se mece en el infinito, más allá de las estrellas que se alcanzan a ver...

Capital, Autoridad, Clero: he ahí la trinidad sombría que hace de esta bella tierra un paraíso para los que han logrado

acaparar en sus garras por la astucia, la violencia y el crimen, el producto del sudor, de la sangre, de las lágrimas y del

sacrificio de miles de generaciones de trabajadores, y un infierno para los que con sus brazos y su inteligencia trabajan la

tierra, mueven la maquinaria, edifican las casas, transportan los productos, quedando de esa manera dividida la

humanidad en dos clases sociales de interesesdiametralmente opuestos: la clase capitalista y la clase trabajadora; la

clase que posee la tierra, la maquinaria de producción y los medios de transportación de las riquezas, y de la clase que

no cuenta más que con sus brazos y su inteligencia para proporcionarse el sustento.


Entre estas dos clases sociales no puede existir vínculo alguno de amistad ni de fraternidad, porque la clase poseedora

está siempre dispuesta a perpetuar el sistema económico, político y social que garantiza el tranquilo disfrute de sus

rapiñas, mientras la clase trabajadora hace esfuerzos por destruir ese sistema inicuo para instaurar un medio en el cual

la tierra, las casas, la maquinaria de producción y los medios de transportación sean de uso común.

Mexicanos: El Partido Liberal Mexicano reconoce que todo ser humano, por el solo hecho de venir a la vida, tiene

derecho a gozar de todas y cada una de las ventajas que la civilización moderna ofrece, porque esas ventajas son el

producto del esfuerzo y del sacrificio de la clase trabajadora de todos los tiempos.

El Partido Liberal Mexicano reconoce, como necesario, el trabajo para la subsistencia,y, por lo tanto, todos, con

excepción de los ancianos, de los impedidose inútiles y de los niños, tienen que dedicarse a producir algo útil para poder

dar satisfacción a sus necesidades.

El Partido Liberal Mexicano reconoce que el llamado derecho de propiedad individual es un derecho inicuo, porque

sujeta al mayor número de seres humanos a trabajar y a sufrir para la satisfacción y el ocio de un pequeño número de

capitalistas. El Partido Liberal Mexicano reconoce que la Autoridad y el Clero son el sostén de la iniquidad Capital, y por

lo tanto, la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano ha declarado solemnemente guerra a la Autoridad, guerra al

Capital, guerra al Clero.

Contra el Capital, la Autoridad y el Clero el Partido Liberal Mexicano tiene enarbolada la bandera roja en los campos de

la acción en México, donde nuestros hermanos se baten como leones, disputando la victoria a las huestes de la

burguesía o sean: maderistas, reyistas, vazquistas, científicos, y tantas otras cuyo único propósito es encumbrar a un

hombre a la primera magistratura del país, para hacer negocio a su sombra sin consideración alguna a la masa entera de

la población de México, y reconociendo, todas ellas, como sagrado, el derecho de propiedad individual.

En estos momentos de confusión, tan propicios para el ataque contra la opresión y la explotación; en estos momentos

en que la Autoridad, quebrantada, desequilibrada, vacilante, acometida por todos sus flancos por las fuerzas de todas

las pasiones desatadas, por la tempestad de todos los apetitos avivados por la esperanza de un próximo hartazgo; en

estos momentos de zozobra, de angustia, de terror para todos los privilegios, masas compactas de desheredados

invaden las tierras, queman los títulos de propiedad, ponen las manos creadoras sobre la fecunda tierra y amenazan con

el puño a todo lo que ayer era respetable: Autoridad y Clero; abren el surco, esparcen la semilla y esperan,

emocionados, los primeros frutos de un trabajo libre.

Éstos son, mexicanos, los primeros resultados prácticos de la propaganda y de la acción de los soldados del proletariado,

de los generosos sostenedores de nuestros principios igualitarios, de nuestros hermanos que desafían toda imposición y

toda explotación con este grito de muerte para todos los de arriba y de vida y de esperanza para todos los de abajo:

¡Viva Tierra y Libertad!

La tormenta se recrudece día a día: maderistas, vazquistas, reyistas, científicos, delabarristas os llaman a gritos,

mexicanos, a que voléis a defender sus desteñidas banderas, protectoras de los privilegios de la clase capitalista. No

escuchéis las dulces canciones de esas sirenas, que quieren aprovecharse de vuestro sacrificio para establecer un

gobierno, esto es, un nuevo perro que proteja los intereses de los ricos. ¡Arriba todos; pero para llevar a cabo la

expropiación de los bienes que detentan los ricos!

La expropiación tiene que ser llevada a cabo a sangre y fuego durante este grandioso movimiento, como lo han hecho y

lo están haciendo nuestros hermanos los habitantes de Morelos, Sur de Puebla, Michoacán, Guerrero, Veracruz, Norte

de Tamaulipas, Durango, Sonora, Sinaloa, Jalisco, Chihuahua, Oaxaca, Yucatán, Quintana Roo y regiones de otros

Estados, según ha tenido que confesar la misma prensa burguesa de México, en que los proletarios han tomado

posesión de la tierra sin esperar a que un Gobierno paternal se dignase hacerlos felices, conscientes de que no hay que


esperar nada bueno de los Gobiernos y de que “La emancipación de lostrabajadores debe ser obra de los trabajadores

mismos”.

Estos primeros actos de expropiación han sido coronados por el más risueño de los éxitos; pero no hay que limitarse a

tomar tan sólo posesión de la tierra y de los implementos de agricultura: hay que tomar resueltamente posesión de

todas las industrias por los trabajadores de las mismas, consiguiéndose de esa manera que las tierras, las minas, las

fábricas, los talleres, las fundiciones, los carros, los ferrocarriles, los barcos, los almacenes de todo género y las casas

queden en poder de todos y cada uno de los habitantes de México, sin distinción de sexo.

Los habitantes de cada región en que tal acto de suprema justicia se lleve a cabo no tienen otra cosa que hacer que

ponerse de acuerdo para que todos los efectos quese hallen en las tiendas, almacenes, graneros, etcétera, sean

conducidos a un lugar de fácil acceso para todos, donde hombres y mujeres de buena voluntad practicarán un minucioso

inventario de todo lo que se haya recogido, para calcular la duración de esas existencias, teniendo en cuenta las

necesidades y el número de los habitantes que tienen que hacer uso de ellas, desde el momento de la expropiación

hasta que en el campo se levanten las primeras cosechas y en las demás industrias se produzcan los primeros efectos.

Hecho el inventario, los trabajadores de las diferentes industrias se entenderán entre sí fraternalmente para regular la

producción; de manera que, durante este movimiento, nadie carezca de nada, y sólo se morirán de hambre aquellos que

no quieran trabajar, con excepción, de los ancianos, los impedidos y los niños, que tendrán derecho a gozar de todo.

Todo lo que se produzca será enviado al almacén general en la comunidad del que todos tendrán derecho a tomar todo

lo que necesiten según sus necesidades, sin otro requisito que mostrar una contraseña que demuestre que está

trabajando en tal o cual industria.

Como la aspiración del ser humano es tener el mayor número de satisfacciones con el menor esfuerzo posible, el medio

más adecuado para obtener ese resultado es el trabajo en común de la tierra y de las demás industrias. Si se divide la

tierra y cada familia toma un pedazo, además del grave peligro que se corre de caer nuevamente en el sistema

capitalista, pues no faltarán hombres astutos o que tengan hábitos de ahorro que logren tener más que otros y puedan a

la larga poder explotar a sus semejantes; además de este grave peligro está el hecho de que si una familia trabaja un

pedazo de tierra, tendrá quetrabajar tanto o más que como se hace hoy bajo el sistema de la propiedad individual para

obtener el mismo resultado mezquino que se obtiene actualmente; mientras que si se une la tierra y la trabajan en

común los campesinos, trabajaran menos y producirán más. Por supuesto que no ha de faltar tierra para que cada

persona pueda tener su casa y un buen solar para dedicarlos a los usos que sean de su agrado. Lo mismo que se dice del

trabajo en común de la tierra, puede decirse del trabajo en común de la fábrica, del taller, etcétera; pero cada quien,

según su temperamento, según sus gustos, según sus inclinaciones podrá escoger el género de trabajo que mejor le

acomode, con tal de que produzca lo suficiente para cubrir sus necesidades y no sea una carga para la comunidad.

Obrándose de la manera apuntada, esto es, siguiendo inmediatamente a la expropiación la organización de la

producción libre ya de amos y basada en las necesidades de los habitantes de cada región, nadie carecerá de nada a

pesar delmovimiento armado, hasta que, terminado este movimiento con la desaparición

del último burgués y de la última autoridad o agente de ella, hecha pedazos la ley sostenedora de privilegios y puesto

todo en manos de los que trabajan, nos estrechemos todos en fraternal abrazo y celebremos con gritos de júbilo la

instauración de un sistema que garantizará a todo ser humano el pan y la libertad, Mexicanos: Por esto es por lo que

lucha el Partido Liberal Mexicano. Por esto es por lo que derrama su sangre generosa una pléyade de héroes, que se

baten bajo la bandera roja al grito prestigioso de ¡Tierra y Libertad!

Los liberales no han dejado caer las armas a pesar de los tratados de paz del traidor Madero con el tirano Díaz, y a pesar

también, de las incitaciones de la burguesía, que ha tratado de llenar de oro sus bolsillos, y esto ha sido así, porque los

liberales somos hombres convencidos de que la libertad política no aprovecha a los pobres, sino a los cazadores de


empleos, y nuestro objeto no es alcanzar empleos ni distinciones, sino arrebatarlo todo de las manos de la burguesía,

para que todo quede en poder de los trabajadores.

La actividad de las diferentes banderías políticas que en estos momentos se disputan la supremacía, para hacerla que

triunfe, exactamente lo mismo que hizo el tirano Porfirio Díaz, porque ningún hombre, por bien intencionado que sea,

puede hacer algo en favor de la clase pobre cuando se encuentra en el Poder; esa actividad ha producido el caos que

debemos aprovechar los desheredados, tomando ventajas de las circunstancias especiales en que se encuentra el país,

para poner en práctica, sin pérdida de tiempo, sobre la marcha, los ideales sublimes del Partido Liberal Mexicano, sin

esperar a que se haga la paz para efectuar la expropiación, pues para entonces ya se habrán agotado las existencias de

efectos en las tiendas, graneros, almacenes y otros depósitos, y como al mismo tiempo, por el estado de guerra en que

se habrá encontrado el país, la producción se habrá suspendido, el hambre sería la consecuencia de la lucha, mientras

que efectuando la expropiación y la organización del trabajo libre durante el movimiento, ni se carecerá de lo necesario

en medio del movimiento ni después.

Mexicanos: si queréis ser de una vez libres no luchéis por otra causa que no sea la del Partido Liberal Mexicano. Todos os

ofrecen libertad política para después del triunfo: los liberales os invitamos a tomar la tierra, la maquinaria, los medios

de transportación y las casas desde luego, sin esperar a que nadie os de todo ello, sin aguardar a que una ley decrete tal

cosa, porque las leyes no son hechas por los pobres sino por Señores de levita, que se cuidan de hacer leyes en contra

de su Casta. Es el deber de nosotros los pobres trabajar y luchar por romper las cadenas que nos hacen esclavos. Dejar la

solución de nuestros problemas a las clases educadas y ricas es ponernos voluntariamente entre sus garras. Nosotros los

plebeyos; nosotros los andrajosos; nosotros los hambrientos; los que no tenemos un terrón donde reclinar la cabeza; los

que vivimos atormentados por la incertidumbre del pan de mañana para nuestras compañeras y nuestros hijos; los que,

llegados a Viejos, somos despedidos ignominiosamente porque ya no podemos trabajar, toca a nosotros hacer esfuerzos

poderosos, sacrificios mil para destruir hasta sus cimientos el edificio de la vieja sociedad, que ha sido hasta aquí una

madre cariñosa para los ricos y los malvados, y una madrastra huraña para los que trabajan y son buenos.

Todos los males que aquejan al ser humano provienen del sistema actual, que obliga a la mayoría de la humanidad a

trabajar y a sacrificarse para que una minoría privilegiada satisfaga todas sus necesidades y aun todos sus caprichos,

viviendo en la ociosidad y en el vicio. Y menos malo si todos los pobres tuvieran asegurado el trabajo; comola

producción no está arreglada para satisfacer las necesidades de los trabajadores sino para dejar utilidades a los

burgueses, éstos se dan maña para no producir más que lo que calculan que pueden expender, y de ahí los paros

periódicos de las industrias o la restricción del número de trabajadores, que proviene, también del hecho del

perfeccionamiento de la maquinaria, que suple con ventaja los brazos del proletariado.

Para acabar con todo eso es preciso que los trabajadores tengan en sus manos la tierra y la maquinaría de producción, y

sean ellos los que regulen la producción de las riquezas atendiendo a las necesidades de ellos mismos. El robo, la

prostitución, el asesinato, el incendiarismo, la estafa, productos son del sistema que coloca al hombre y a la mujer en

condiciones en que para no morir de hambre se ven obligados a tomar de donde hay o a prostituirse, pues en la mayoría

de los casos, aunque se tengan deseos grandísimos de trabajar, no se consigue trabajo, o es éste tan mal pagado, que no

alcanza el salario ni para cubrir las más imperiosas necesidades del individuo y de la familia, aparte de que la duración

del trabajo bajo el presente sistema capitalista y las condiciones en que se efectúa, acaban en poco tiempo con la salud

del trabajador, y aun con su vida, en las catástrofes industriales, que no tienen otro origen que el desprecio con que la

clase capitalista ve a los que se sacrifican por ella. Irritado el pobre por la injusticia de que es objeto; colérico ante el lujo

insultante que ostentan los que nada hacen; apaleado en las calles por el polizonte por el delito de ser pobre; obligado a

alquilar sus brazos en trabajos que no son de su agrado; mal retribuido, despreciado por todos los que saben más que él

o por los que por dinero se creen superiores a los que nada tienen; ante la expectativa de una vejez tristísima y de una

muerte de animal despedido de la cuadra por inservible; inquieta ante la posibilidad de quedar sin trabajo de un día

para otro; obligado a ver como enemigo aun a los mismos de su clase, porque no sabe quién de ellos será el que vaya a


alquilarse por menos de lo que él gana, es natural que en estas circunstancias se desarrollen en el ser humano instintos

antisociales y sean el crimen, la prostitución, la deslealtad, los naturales frutos del viejo y odioso sistema, que queremos

destruir hasta en sus más profundas raíces para crear uno nuevo de amor, de igualdad, de justicia, de fraternidad, de

libertad. ¡Arriba todos como un solo hombre! En las manos de todos están la tranquilidad, el bienestar, la libertad, la

satisfacción de todos los apetitos sanos; pero no nos dejemos guiar por directores; que cada quien sea el amo de sí

mismo; que todo se arregle por el consentimiento mutuo de las individualidades libres. ¡Muera la esclavitud! ¡Muera el

hambre! ¡Viva Tierra y Libertad!

Mexicanos: con la mano puesta en el corazón y con nuestra conciencia tranquila, os hacemos un formal y solemne

llamamiento a que adoptéis, todos, hombres y mujeres los altos ideales del Partido Liberal Mexicano. Mientras haya

pobres y ricos, gobernantes y gobernados, no habrá paz, ni es de desearse que la haya porque esa paz estaría fundada

en la desigualdad política, económica y social, de millones de seres humanos que sufren hambre, ultrajes, prisión y

muerte, mientras una pequeña minoría goza toda suerte de placeres y de libertades por no hacer nada.

¡A la lucha!; a expropiar con la idea del beneficio para todos y no para unos cuantos, que esta guerra no es una guerra

de bandidos, sino de hombres y mujeres que desean que todos sean hermanos y gocen, como tales, de los bienes que

nos brinda la Naturaleza y el brazo y la inteligencia del hombre han creado, con la única condición de dedicarse cada

quien a un trabajo verdaderamente útil.

Llibertad y el bienestar están al alcance de nuestras manos. El mismo esfuerzoy el mismo sacrificio que cuesta elevar a

un gobernante, esto es, un tirano, cuesta la expropiación de los bienes que detentan los ricos. A escoger, pues: o un

nuevo gobernante, esto es, un nuevo yugo, o la expropiación salvadora y la abolición de toda imposición religiosa,

política o de cualquier otro orden.

Estando en la ciudad de los Ángeles, estado California, Estados Unidos de América, a los 23 días del mes de septiembre

de 1911 Ricardo Flores Magón

Librado Rivera

Anselmo L. Figueroa

Enrique Flores Magón

.

8. Transmodernidad e interculturalidad (InterpretacióndesdelaFilosofíadelaLiberación)

Enrique Dussel (UAM-Iz., México City, 2005)

Modernidad, globalización del occidentalismo, multiculturalismo liberal y el imperio militar de la“guerra preventiva”


Lentamente, aunque la cuestión había sido vislumbrada intuitivamente desde finales de la década de los 50s., se pasa de

a) una obsesión por “situar” América Latina en la historia mundial –lo que exigió reconstruir totalmente la visión de

dicha historia mundial-, a b) poner en cuestión la visiónstandard (de la generación hegeliana) de la misma historia

universal que nos había “excluido”, ya que al ser “eurocéntrica” construía una interpretación distorsionada44,no sólo

de las culturas no-europeas, sino que, y esta conclusión era imprevisible en los 50s y no había sido esperada a priori,

igualmente interpretaba inadecuadamente a la misma cultura occidental. El “orientalismo” (defecto de la interpretación

europea de todas las culturas al oriente de Europa, que Edward Said muestra en su famosa obra de 1978, Orientalismo)

era un defecto articulado y simultáneo al “occidentalismo” (interpretación errada de la misma cultura europea). Las

hipótesis que nos habían permitido negar la inexistencia de la cultura latinoamericana nos llevaban ahora al

descubrimiento de una nueva visión crítica de las culturas periféricas, e inclusive de Europa misma.. Esta tarea iba siendo

emprendida casi simultáneamente en todos los ámbitos de las culturas poscoloniales periféricas (Asia, Africa y América

Latina), aunque por desgracia en menor medida en Europa y Estados Unidos mismos.

En efecto, a partir de la problemática “postmoderna” sobre la naturaleza de la modernidad –que en último término es

todavía una visión todavía “europea” de la Modernidad-, comenzamos a advertir que, lo que nosotros mismos

habíamos llamado “postmoderno”45,era algo distinto a lo que aludían los Postmodernos de los 80s (al menos daban

otra definición del fenómeno de la Modernidad tal como yo lo había entendido desde los trabajos efectuados para situar

a América Latina en confrontación a una cultura moderna vista desde la periferia colonial). Por ello, nos vimos en la

necesidad de reconstruir desde una perspectiva “exterior”, es decir: mundial (no provinciana como eran las europeas),

el concepto de “Modernidad”, que tenía (y sigue teniendo) en Europa y Estados Unidos una clara connotación

eurocéntrica, notoria desde Lyotard o Vattimo, hasta Habermas y de otra manera más sutil en el mismo Wallerstein –en

lo que hemos denominado un “segundo eurocentrismo”-.

El estudio de esta cadena argumentativa nos permitió vislumbrar un horizonte problemático y categorial que relanzó

nuevamente el tema de la cultura, ahora como crítica de la “multiculturalidad liberal” (a la manera de un John Rawls,

por ejemplo en TheLaw of people), y también comocrítica del optimismo superficial de una pretendida “facilidad” con la

que se expone la posibilidad de la comunicación o del diálogo multicultural, suponiendo ingenuamente (o cínicamente)

una simetría inexistente en realidad entre los argumentantes.

Ahora no se trata ya de “localizar” a América Latina. Ahora se trata “situar” a todas las culturas que inevitablemente se

enfrentan hoy en todos los niveles de la vida cotidiana, de la comunicación, la educación, la investigación, las políticas de

expansión o de resistencia cultural o hasta militar. Los sistemas culturales, acuñados durante milenios pueden

despedazarse en decenios, o desarrollarse por el enfrentamiento con otras culturas. Ninguna cultura tiene asegurada de

antemano la sobrevivencia. Todo esto se ha incrementado hoy, siendo un momento crucial en la historia de las culturas

del planeta.

En nuestra visión del curso de Hipótesis para el estudio de Latinoamérica en la Historia Universal, y en los primeros

trabajos de esa época, tendía a mostrar el desarrollo de cada cultura como un todo autónomo o independiente. Había

“zonas de contactos” (como el Mediterráneo oriental, el Océano Pacífico y las estepas euroasiáticas desde el Gobi hasta

el Mar Caspio), pero explícitamente dejaba hasta la expansión portuguesa por el Atlántico Sur y hacia el Océano Indico,

o hasta el “descubrimiento de América” por España, el comienzo del despliegue del “sistema-mundo”, y la conexión por

primera vez de las grandes “ecumenes” culturales independientes (desde Amerindia, China, el Indostán, el mundo

islámico, la cultura bizantina y la latino-germáncia). La modificación radical de esta hipótesis porla propuesta de

A.Gunder Frank del “sistema de los cinco mil años” –que se mi impuso de inmediato porque eran exactamente mi propia

cronología-, cambió el panorama. Si debe reconocerse que hubieron contactos firmes por las indicadas estepas y

desiertos del norte del Asiaoriental(la llamada “ruta de la seda”), fue la región de la antigua Persia, helenizada primero

(en torno a Seleukon, no lejos de las ruinas de Babilonia) y después islamizada (Samarkandao Bagdad), la “placa

giratoria” del mundo asiático-afro-mediterráneo. La Europa latino-germana fue siempre periférica (aunque en el Sur


tenía un peso propio por la presencia del antiguo Imperio romano), pero nunca fue “centro” de esa inmensa masa

continental. Elmundo musulmán (desde Mindanao en Filipinas, Malaka, Delhi,el “corazón del mundo” musulmán, hasta

el Magreb con Fes en Marruecos o la Andalucía de la Córdoba averroista) era una cultura mercantilista mucho más

desarrollada (científica, teórica, económica, culturalmente) que la Europa latino- germana después de la hecatombe de

las invasiones germanas46,y las mismas invasiones islámicas desde el siglo VII d.C. Contra Max Weber debe aceptarse

una gran diferencia civilizatoria entre la futura cultura europea (todavía subdesarrollada) con respecto a la cultura

islámica hasta el siglo XIII (las invasiones turcas siberianas troncharán la gran cultura árabe).

En el Occidente la “Modernidad”, que se inicia con lainvasión de América por parte de los españoles, cultura heredera

de los musulmanes del Mediterráneo (por Andalucía) y del Renacimiento italiano (por la presencia catalana en el sur de

Italia)47,es la “apertura” geopolítica de Europa al Atlántico; es el despliegue y control del “sistema- mundo” en sentido

estricto (por los océanos y no ya por las lentas y peligrosas caravanas continentales), y la “invención” del sistema

colonial, que durante 300 años irá inclinando lentamente la balanza económica-política a favor de la antigua Europa

aislada y periférica. Todo lo cual es simultáneo al origen y desarrollo del capitalismo (mercantil en su inicio, de mera

acumulación originaria de dinero). Es decir: modernidad, colonialismo, sistema-mundo y capitalismo son aspectos de

una misma realidad simultánea y mutuamente constituyente.

Si esto es así, España es entonces la primera nación moderna. Esta hipótesis se opone a todas las interpretaciones de la

Modernidad, del centro de Europa y Estados Unidos, y aún es contraria a la opinión de la inmensa mayoría de los

intelectuales españoles hoy en día. Sin embargo, se nos impone cada vez con mayor fuerza, a medida que vamos

encontrando nuevos argumentos. En efecto, la Primera Modernidad, la ibérica (del 1492 a 1630 aproximadamente),

tiene matices musulmanes por Andalucía (la región que había sido la más culta del Mediterráneo48en el siglo XII), se

inspira en el Renacimiento humanista italiano implantado firmemente por la “Reforma” del cardenal Cisneros, por la

reforma universitaria de los dominicos salmanticenses (cuya Segunda Escolástica es ya “moderna” y no meramente

medieval), y, en especial poco después, por la cultura barroca jesuítica, que en la figura filosófica de Francisco Suárez

inaugura en sentido estricto el pensamientometafísicomoderno49.El Quijote es la primera obra literaria moderna de su

tipo en Europa –cuyos personajes tienen cada pie en un mundo distinto: en el sur islámico y en el norte cristiano, en el la

cultura más avanzada de su época y en la inicial modernidad europea50-.La primera gramática de una lengua romance

fue la castellana, editada por Nebrija en 1492. En 1521 es aplastada por Carlos V la primera revolución burguesa en

Castilla (los comuneros luchan por la defensa de sus fueros urbanos). La primera moneda mundial la moneda de plata de

México y el Perú, que pasaba por Sevilla y se acumulaba al finalmente en China. Es una Modernidad mercantil,

preburguesa, humanista, que comienza la expansión europea.

Sólo la Segunda modernidad se desarrolla en las Provincias Unidas de los Países Bajos, provincia española hasta

comienzo del siglo XVII51,un nuevo desarrollo de la Modernidad, ahora propiamente burguesa (1630-1688). La Tercera

modernidad, inglesa y posteriormente francesa, despliega el modelo anterior (filosóficamente iniciado por un Descartes

o Spinoza, desplegándose con mayor coherencia práctica en el individualismo posesivo de un Hobbes, Locke o Hume).

Con la Revolución industrial y la Ilustración la Modernidad alcanzaba su plenitud, y al mismo tiempo se afianzaba el

colonialismo expandiéndose Europa del Norte por el Asia primero y posteriormente por el África.

La Modernidad habría tenido cinco siglos, lo mismo que el “sistema-mundo”, y era coextensivo al domino europeo sobre

el Planeta, del cual había sido el “centro” desde el 1492. América Latina, por su parte, fue un momento constitutivo de la

Modernidad. El sistema colonial no pudo ser feudal –cuestión central para las ciecias sociales en general, demostrada

por Sergio Bagú-, sino periférico de un mundo capitalista moderno, y por lo tanto él mismo moderno.

En este contexto se efectuó una críticaa la posición ingenua que definía el diálogo entre las culturas como una

posibilidad simétrica multicultural, idealizada en parte, y donde la comunicación pareciera ser posiblepara seres


racionales. La “Etica del Discurso” adoptaba esta posición optimista. Un Richard Rorty, y con diferencias un A.McIntyre,

mostraba o la completa inconmensurabilidad de una comunicación imposible o su extrema dificultad. De todas maneras

se prescindía de situara las culturas (sin nombrarlas en concreto ni estudiar su historia y sus contenidos estructurales) en

una situación asimétrica que se originaba por sus respectivas posiciones en el sistema colonial mismo. La cultura

occidental, con su “occidentalismo” obvio, situaba a todas las otras culturas como más primitivas, pre-modernas,

tradicionales, subdesarrolladas.

En el momento de elaborar una teoría del “diálogo entre culturas” pareciera que todas las culturas tienen simétricas

condiciones. O por medio de una “antropología” ad hoc se efectúa al tarea de la observación descomprometida (o en el

mejor de los casos “comprometida”) de las culturas primitivas. En este caso existen las culturas superiores (del

“antropólogo cultural” universitario) y“ las otras” (las primitivas). Entre ambos extremos están las culturas desarrolladas

simétrica y “las otras” (que ni siquiera pueden situárselas asimétricamente por el abismo cultural infranqueable). Es el

caso de Durheim o de Habermas. Ante la posición observacional de la antropología no puede haber diálogo cultural con

la China, la India, el mundo islámico, etc., que no son culturas ilustradas ni primtivas. Están en la “tierra de nadie”.

A esas culturas que no son ni “metropolitanas” ni“primitivas”, se las va destruyendo por medio de la propaganda, de la

venta de mercancías, productos materiales que son siempre culturales (como bebidas, comidas, vestidos, vehículos,

etc.),aunque por otro lado se pretende salvar dichas culturas valorando aisladamente elementos folklóricos o momentos

culturales secundarios. Una trasnacional de loa alimentación puede subsumir entre sus menús un plato propio de una

cultura culinaria (como el “Taco Bell”). Esto pasa por “respeto” a las otras culturas.

Este tipo de multiculturalismo altruista queda claramente formulado en el “overlappingconsensus” de un John Rawls,

que exige la aceptación de ciertos principios procedimentales (que son inadvertidamente profundamente culturales,

occidentales)que deben ser aceptados por todos los miembros de una comunidad política, y permitiendo al mismo

tiempo la diversidad valorativa cultural(o religiosa). Políticamente esto supondría en los que establecen el diálogo

aceptar un Estado liberal multicultural, no advirtiendo que la estructura misma de ese Estado multicultural tal como se

institucionaliza en el presente es la expresión de la cultura occidental y restringe la posibilidad de sobrevivencia de

todas las demás culturas. Subrepticiamente se ha impuesto una estructura cultural en nombre de elementos puramente

formales de la convivencia (que han sido expresión del desarrollo de una cultura determinada).Además, no se tiene clara

conciencia que la estructura económica de fondo es el capitalismo trasnacional, que funda ese tipo de Estado liberal, y

que ha limado en las culturas “incorporadas”, gracias al indicado “over lapping consensus” (acción de vaciamiento previo

de los elementos críticos anticapitalistas de esas culturas) diferencias anti-occidentales inaceptables.

Este tipo aséptico de diálogo multicultural (frecuentemente también entre las religiones universales), se vuelve en

ciertos casos en una política cultural agresiva, como cuando Huntington, en su obra El choque de civilizaciones, aboga

directamente por la defensa de la cultura occidentalpor medio de instrumentos militares, en especial contra el

fundamentalismo islámico, bajo cuyo suelo se olvida de indicar que existen los mayores yacimientos petroleros del

Planeta (y sin referirse la presencia de un fundamentalismo cristiano especialmente en Estados Unidos, de igual signo y

estructura). De nuevo no se advierte que “el fundamentalismo del mercado”–como lo denomina George Soros- funda

esefundamentalismo militaragresivo, de las “guerras preventivas”, que se los disfraza de enfrentamientos culturales o

de expansión de una cultura política democrática. Se ha pasado así de a) la pretensión de un diálogo simétrico del

multiculturalismo a b) la supresión simple y llana de todo diálogo y a laimposición por la fuerza de la tecnología militar

de la propia cultura occidental –al menos este es el pretexto, ya que hemos sugerido que se trata meramente del

cumplimiento de intereses económicos, del petróleo en la guerra de Irak.

En su obra Imperio Negri y Hardt sostienen una cierta visión postmoderna de la estructura globalizada del sistemamundo.A

ella es necesarioanteponerle una interpretación que permita comprender másdramáticamente la coyuntura

actual de la historia mundial, bajo la hegemonía militar del Estado norteamericano (el home-Statede las grandes


corporaciones trasnacionales, que lentamente, como cuando en la República romana Cesar atravesó el Rubicón), que va

transformando a los Estados Unidos de una

repúblicaen unimperio52,dominación posterior al final de la “Guerra Fría” (1989), que intenta encaminarse a una

gestión monopolar del Poder global. ¿Aqué queda reducido el diálogo multicultural que una cierta visión ingenua de las

asimetrías entre los dialogantes? ¿Cómo es posible imaginar un diálogo simétrico ante tamañadistancia en la posibilidad

de empuñar los instrumentos tecnológicos de un capitalismo fundado en la expansión militar? ¿No estará todo perdido,

yla imposición de un cierto occidentalismo, cada vez más identificado con el “americanismo” (norteamericano, es

evidente), borrará de la faz de la tierra a todas las culturas universales quese han ido desarrollando en los últimos

milenios?¿No será el inglés la única lengua clásica que se impondrá a la humanidad, que agobiada deberá olvidar sus

propias tradiciones?

Llegamos así a una última etapa de maduración (que como siempre había sido anticipada en intuiciones previas), a partir

de nuevas hipótesis de André Gunder Frank. Su obra ReORIENT:global economy in theAsianAge53(y la más compleja

argumentación de Kenneth Pomeranz en The Great Divergence: China, Europe ande theMaking of the Modern

WorldEconomy54)nuevamente nos permite desplegar una problemática ampliada y crítica, que debe retomar las claves

interpretativasdel problema de la cultura de la década de los 60s, alcanzando ahora una nueva implantación que hemos

querido denominar “Trans-moderna”, como superación explícita del concepto de “Post- modernidad” (postmodernidad

que es todavía un momento final de la Modernidad).

La reciente nueva hipótesis de trabajo puede formularse de la siguiente manera, y muy simplificadamente: la

Modernidad (el capitalismo , el colonialismo, el primer sistema-mundo) no es coetaña a la hegemoníamundial de

Europa, jugando la función de “centro” del mercado con respecto a las restantes culturas. “Centralidad” del mercado

mundial y Modernidad no son fenómenos sincrónicos. La Europa moderna llega a ser “centro” después de ser

“moderna”. Para I. Wallerstein ambos fenómenos son coextensivos (por ello posterga la Modernidad y su centralidad en

el mercado mundial hasta la “Ilustración” y el surgimiento del liberalismo). Por mi partepienso que los cuatro

fenómenos(capitalismo,sistema-mundo, colonialidad y modernidad) son coetaños (pero la “centralidad” del mercado

mundial). Hoy, entonces, debo indicar que hasta el 1789

(por dar una fecha simbólica a finalesdel siglo XVIII) la China y la región indostánica tenían un tal peso productivoeconómico

enel “mercado mundial” (produciendo las mercancías más importantes de dicho mercadotales como la

porcelana, la tela de seda, etc.) que Europa no podía de ninguna manera igualar. Europa no podía vendernada en el

mercado extremo oriental. Sólo había podido comprar en dicho mercado chino durante tres siglos gracias a la plata de

América Latina (del Perú y México principalmente).

Europa comenzó a ser “centro” del mercado mundial (y extender or ello el “sistema-mundo” a todo el planeta) desdela

revolución industrial; que en el plano cultural produce el fenómeno dela Ilustración, cuyo origen,in thelong run,

debemosirse a buscarlo (según las hipótesis que consideraremos a continuación del filósofo marroquí Al-Yabri) en la

filosofía averroísta del califato de Córdoba. La hegemonía central e ilustrada de Europa no tienen sino dos siglos (1789-

1989)55.¡Sólo dos siglos! Demasiado corto plazo para poder transformar en profundidad el “núcleo ético-mítico” (para

expresarnos como Ricoeur) de culturas universales y milenarias como la china y otras del extremo oriente (como la

japonesa, coreana, vietnamita, etc.), la indostánica, la islámica, ambas regiones, atribuye laposibilidad de la

revoluciónindustrial en Inglaterradebido adosfactores externoso fortuitosal sistemaeconómicomismoinglés:

eltenercoloniasy el usodel carbón.Ningún otro factor permitióla mínima ventaja inicial deInglaterra sobre la región

delDelta delYangziqueen poco tiemposehizo gigantesca. Deja delado entonces aún una crisis económica enChina o el

Indostán. ELuso creciente y antiecológicodel sueloexigióen China unamayor manode obra campesina,quele impidió


liberarla(como Inglaterrapudohacerlo gracias a losfactores externos alsistema económico mismo indicados)hacia la

industria capitalista naciente tambiénen China.

Esas culturas universales, asimétricas de un punto de vista de sus condiciones económicas, políticas, científicas,

tecnológicas, militares, guardan entonces una alteridad con respecto a la propia Moderindad europea,con la que han

convivido y han aprendido a responder a su manera a sus desafíos. No están muertas sino vivas, y enlaactualidad en

pleno proceso de renacimiento, buscando (ytambién inevitablemente equivocando) caminos nuevos para su desarrollo

próximo futuro. Por no ser modernas esas culturas tampoco pueden ser “post”-modernas. Son Pre-modernas (más

antigua que la modernidad), Coetañas a la Modernidad y próximamente Trans-modernas. El Post- modernismoes una

etapa finalde la cultura moderna europeo-norteamericana, el “centro” de la Modernidad. Las culturas china ovedantas

no podrán nunca ser post-moderno- europeas, sino otra cosa muy distinta y a partir de sus propias raíces.

Así el concepto estricto de “trans-moderno”56quiere indicar esa radical novedad que significa la irrupción, como desde

la Nada, desde Exterioridad alterativa de lo siempre Distinto, de culturasuniversales en proceso de desarrollo, que

asumen los desafíos de la Modernidad, y aún de la Post-modernidad europeo-norteamericana, pero que responden

desde otro lugar, otherLocation. Desde el lugar de sus propias experienciasculturales, distinta a la europeonorteamericana,

y por ello con capacidad de responder con soluciones absolutamente imposibles para sola cultura

moderna. Una futura cultura trans-moderna, que asume los momentos positivos de la Modernidad (pero

evaluadosconcriterios distintos desde otras culturas milenarias),tendráunapluriversidad rica y será fruto de un auténtico

diálogo intercultural, que debe tomar claramente en cuenta las asimetrías existentes (no eslo mismo ser un “centroimperial”

a ser parte del “coro-central” semiperiférico –como Europahoy, y más desde la Guerra de Irak en 2003-,

quemundo post-colonial y periférico). Pero, un mundo post-colonialy periférico como la India, en una asimetría abismal

con respecto al centro-metropolitano de la época colonial, no por ello deja de ser un núcleo creativo de renovación de

una cultura milenaria y decisivamente distinta a todas las otras, con capacidad de proponer respuestas novedosas

ynecesarias a los angustiosos desafíosque nos lanza el Planeta en el inicio del siglo XXI.

“Trans-modernidad” indica todos los aspectos que se sitúan “más-allá” (ytambién “anterior”) de las estructuras

valoradas por la cultura moderna europeo-norteamericana, y que están vigentes en el presente en las grandes culturas

universales no-europeas y que se han puesto en movimiento hacia una utopía pluriversa.

Un diálogo intercultural deber sertransversal57,es decir, debe partir deotro lugar que el mero diálogo entre los eruditos

del mundo académico o institucionalmente dominante. Debe ser un diálogo multicultural queno presupone la ilusiónde

la simetría inexistente entre las culturas. Veamos algunos aspectos de este diálogo crítico intercultural con intención de

trans-modernidad.

Tomemos como hilo conductor de nuestra exposición una obra de la cultura islámica en el nivel filosófico. Mohammed

Abed Al-Yabri, en sus obrasCrítica de la razón árabe58y El legado filosófico árabe59,es un excelente ejemplo de lo que

deseamos explicar. Al-Yabri –filósofo magrebí, es decir,de una región cultural bajo el influjo del pensamiento del Califato

de Córdoba en su edadclásica-comienzala deconstrucción de su tradición árabe60,que culminó en una auténtica

“Ilustración” filosófica –antecedente directo de la renovación latino-germánica delParis del siglo XIII, y por ello aún es un

antecedente directo de la Aufklaerungeuropea del siglo XVIII (“averroísta”, según las hipótesis de Al-Yabri)-.

A) Afirmación de la exterioridad despreciada

Todo comienza por unaafirmación.La negación de la negaciónes el segundo momento.


¿Cómo podrá negarse el desprecio de lo propio sino iniciando el camino con el autodescubrimiento del propio

valor?Afirmación de una “identidad”procesual y reactiva ante la misma Modernidad. Las culturas poscoloniales deben

efectivamente descolonizarse, pero para ello deben comenzar por autovalorarse.

Pero hay diferentes maneras de afirmarse;entre ellas hay maneras equivocadas de la propia afirmación. Por ello, a partir

del ejemplo indicado y en primer lugar, Al-Yabri critica las propias interpretaciones o “lecturas” hermenéutica de la

tradición islámica de la filosofía árabe contemporánea en el mundo musulmán. La primer línea interpretativa es la del

fundamentalismo (“salafís”61).Dicha interpretación tiene una intención afirmativa, como todas las restantes, ya que

intenta recuperar la antigua tradición árabe en el presente. Pero para Al-Yabri dicha corriente es ahistórica, meramente

apologética y tradicionalista. Otra línea de interpretaciónes la liberal, europeísta, pretende ser meramente moderna,

pero al final niega elpasado o no sabe como reconstruirlo. La tercera es la interpretación izquierdista

(“elsalafismomarxista”)62.La pregunta, ante estas tres hermenéuticas presentes del pasado, es: “¿De qué modo

[podemos] reconstruir [hoy] nuestro legado?”.

Con toda evidencia, el primer paso esestudiar afirmativamente dicho legado. Al- Yabri, lector desde el dominio de la

lectura árabe como lengua materna, y aprendiz desde su niñez de la cultura islámica, tiene unaenorme ventaja sobre

todos los especialistas europeos o norteamericanos que estudian almundo árabe como un “objeto” científico y como

una cultura “extranjera”. Lee entonces los clásicos, vislumbra matices desconocidos, y lo hace desde la filosofía

hermenéutica francesa contemporánea que ha estudiado como todo magrebí. Expone así positivamente el pensamiento

de Alfarabi, Avicena, Avempace, Averroes, Abenjaldún, pero no es meramente unapura afirmación ingenua y apologista.

En el plano de la cultura popular, otro ejemplo, Rigoberta Menchú enMellamo Rigoberta Menchú y así me nació la

conciencia64,dedica largos capítulos a describir la cultura de su pueblo maya de Guatemala. Parte de una afirmación

autovaliosa de sí misma. Es la reflexión originaria sobre la que edificará todo el edificio. Contra los juicios ya hecho

habituales, es necesario comenzar desde el origen positivo de lapropia tradición cultural.

Este primer paso es un recuerdo delpasado desde una identidad o que ha sido anterior a la Modernidad o que ha

evolucionando imperceptiblemente en el contacto inevitable y secreto con la Modernidad.

B) Crítica de la propia tradición desde los recursos de la propia cultura

Pero la única manera de poder crecer desde la propia tradiciónes efectuar una crítica desde los supuestos de la propia

cultura. Esnecesario encontrar enella los momentos originarios de una autocrítica.

Es así que Al-Yabri efectúa una “deconstrucción” de su propia tradición con elementos críticos de ella misma y con otros

“tomados” de la misma Modernidad. No es la Modernidad la que le impone al intelectual crítico sus instrumentos; es el

intelectual crítico el que controla, maneja la elección de los instrumentos modernos que le serán útiles para la

reconstrucción crítica de supropia tradición, no como sustancia fija. Al- Yabrimuestra así que las escuelas “orientales” del

mundo árabe (las escuelas en relación con Bagdad son las propiamenteorientales, más próximas al gnosticismo persa, y

las relacionadas con El Cairo, de tradición neoplatónica alejandrina son yaoccidentales, dentro del Oriente islámico,

como veremos)debieron inicialmente oponerse frontalmente a su enemigo principal: el pensamiento gnóstico persa. Los

mu’tazilíescrearon estrictamente el primer pensamiento teórico islámico (anti-persa), con componentes propios delEl

Korán, subsumiendo igualmente de manera creadora momentos de la cultura griego-bizantina, con el fin político de

justificar la legitimidad del Estado califal65.Nacieron así las tradiciones orientales. Las escuela abasíes de Bagdad, y sus

regiones aledañas como Samarkanda o Bújara, pero igualmente la tradición fatimita de El llegarona transformarse

en“filosofía”, teología yjurisprudencia islámica gracias a cuatro corrientes filosóficas: “La primera es la representadapor

los traductores y secretarios de origeniránico [...],el modelo oriental (persa) del neoplatonismo.La segunda es la

representadapor losmédicos y traductores cristianos llegadosde laescuelapersade Yundisapur [...que] además de los

maestros nestorianos albergó aun grupo de maestrosdela escueladeAtenas[...] elmodelo neoplatónico occidental.


Latercera corriente[la más importante], oriental,es la representadaporlostraductores,maestrosy sabiosharraníes[...]

Lacuarta,la occidental, es la que aparecefinalmente conla llegadade la Academia de Alejandría”(Al-Yabri,op.cit.,

p.177).LaAcademia seinstaló50 añosen la ciudaddelossabeosdeHarrán.Esta escuelaesfundamental, ya

quesignificaunasíntesisdel pensamientopersa,neoplatónico y aristotélico(Véase,op.cit.,pp.165ss), cuestión poco

estudiadafueradel mundo filosóficoárabe.,ya queexige uan bibliografía sintraduccionesa lenguasoccidentales.Los

“Hermanos delaPureza”dependendelatradicióndeHarrán.

Cairo, con pensadores tales como Alfarabi yAvicena, se inclinaron sin embargo hacia un pensamiento neoplatónico con

matices teológico-místicos como “iluminación”. Por el contrario –enseña Al-Yabri contra muchos expositores de la

historia de la filosofía árabe-, la filosofía propiamente occidental andaluz-magrebí (en torno a las grandes capitales

culturales deCórdoba al norte y Fez66al sur), significó una ruptura original que tendrá duradera herencia. Por motivos

tanto políticos como económicos (y aquí el filósofo marroquí utiliza instrumentos críticos de la filosofía moderna

europea), el califatocordobés, occidental como hemos indicado, rompió con la visión teologizante del pensamiento

oriental, e inauguró una clara distinción entrerazón natural (que conoce científicamente por observación, y desarrolla

lafísica, la mecánica y la matemática de nueva manera) y la razón iluminada por lafe. Se distingue entrerazón yfe, ni se

las confunde ni se las niega, se las articula de manera novedosa.

Fue el filósofo Ibn-Abdun quien llevó a Alándalus la orientación racionalista de la escuela de Bagdad (contrariaa la

posición de Alkindi, Alfarabi y Avicena). Una segunda generación, al comienzo del siglo V de la hégira(sigloXIcristiano), se

especializa en matemáticas y medicina.La tercera generación, con Avempace, integra la física y la metafísica, y se libera

del neoplatonismo gnóstico de la escuela oriental, invocando la argumentación racional aristotélica (depurado del

neoplatonismo)67.

Los almohades tenían por lema cultural: “Abandonar el argumento de autoridad y volver a las fuentes”. Se trata del

movimiento cultural liderado por IbnTúmert, en tiempos de gran cambio y por ello de gran libertad política y ímpetu

racionalista y crítico. IbnTúmert critica la analogía, como método que va de lo conocido a lo desconocido68.Si Alfarabi y

Avicena (por la multiplicidad y problemas políticos del oriente) habían pretendido unir69filosofía y teología, Averroes

(en el occidente almohade) se proponer separarlas, pero mostrando su mutuaautonomía y complementaridad. Tal fue el

tema de su obra Doctrina decisiva y fundamento de la concordia entre la revelación y la ciencia, un verdadero “discurso

del método”: la verdad(revelada) no puede contradecir la verdad (racional), y viceversa.Enespecial, la Destrucción de la

destrucción, muestra que no son apodícticos los argumentos con los que Algazelintenta demostrar lairracionalidad de la

filosofía. Fue entonces la elaboración y expresión de toda la doctrina llamada de la “doble verdad” de Averroes –que tan

equívocamente fue interpretada en el mundo latino medieval70-.Al mismo tiempo el filósofo cordobésindicó la manera

de relacionarse con otras culturas:

“Es indudable que debemos servirnos, como de ayuda para nuestro estudio (racional de los seres existentes), de

lasinvestigaciones realizadas por todos los que nos han precedido [los griegos] [...] Siendo pues esto así, y como que

realmente los filósofos antiguos estudiaron ya con el mayor esmero las reglas del razonamiento (la lógica, el método),

convendrá que nosotros pongamos manos a la obra de estudiar los libros de dichos filósofos antiguos, para que, si todo

lo que en ellos dicen lo encontramos razonable, lo aceptemos, y si algo hubiere irrazonable, nos sirva deprecaución

yadvertencia”71.

Por ello, “adoptar el espíritu averroísta es romper con el espíritu avicenistaoriental, gnóstico, y oscurantista”72.Como

puede verse la filosofía árabe practico el método que estamos describiendo. Fue fiel a su tradición pero subsumió lo

mejor (según propios criterios) de la otra cultura que en algunos aspectos era tenida por muy desarrollada (por ejemplo,

en la elaboración de la ciencia lógica)


Una Rigoberta Menchú, de la misma manera, indaga entre las comunidades indígenas hermanas la causa de su

pasividad, de su fatalismo, y comienza una crítica comunitaria que los llevará a comprometerseen la lucha ante el

gobierno mestizo y la represión militar.

De manera que el intelectual crítico debe seralguien localizado “entre” (in betweeness) las dos culturas (la propia y la

Moderna). Es todo el tema del “borden” (la “frontera”) entre dos culturas, como lugar deun “pensamiento crítico”. El

tema la expone largamente Walter Mignolo, en el caso dela “frontera” México-norteamericana como ámbito bicultural

creativo.

C) Estrategia de resistencia. El tiempo hermenéutico

Para resistir es necesario madurar. La afirmación de los propios valores exige tiempo, estudio, reflexión, retorno a los

textos o los símbolos y mitosconstitutivos de la propia cultura, antes o al menos al mismo tiempo que el dominio de los

textos de la cultura moderna hegemónica.

Al-Yabri muestra lo equivocado de “algunos intelectuales árabes, cuya relación con el legado cultural europeo parece ser

más estrecha que la que llevan con el legado árabe-islámico, plantean el problema delpensamiento árabe

contemporáneo en estos términos: ¿cómo puede este pensamiento asimilar la experiencia del liberalismoantes o sin

que el mundo árabe pase por la etapa del liberalismo?”73.Abdalah Laroui, ZakiNayibMahmud, MayidFajri y tantos otros

plantearon así la pregunta. Elproblema sin embargo es otro:

“¿Cómo el pensamiento árabe contemporáneo puede recuperar y asimilar la experienciaracionalistade su propio legado

cultural para vivirla de nuevo, en una perspectiva semejante a la de nuestros antepasados: luchar contra el feudalismo,

contra el gnosticismo, contra el fatalismo, einstaurar la ciudad de la razón y de la justicia, una ciudad árabe libre,

democrática y socialista?”74

Como puede observarse, un proyecto de esta envergadura exige tenacidad, tiempo, inteligencia,investigación,

solidaridad. Se trata del largo tiempo de la maduración de una nueva respuesta en laresistencia cultural, no sólo con las

élites de las otras culturas, en especial las dominantes, sino contra el eurocentrismo de laspropias élites de la misma

cultura periférica, colonial, fundamentalista.

Rigoberta muestra como ejemplo, por su parte, cómo reinterpretó la comunidad, al ir tomando conciencia crítica, el

cristianismo tradicional para permitir justificar la lucha de las comunidades contra la dominación de las élites blancas

militarizadas en Guatemala. Se trata de una nueva hermenéutica deltexto constitutivo de lavida cultural de la

comunidad (ya que el nivel simbólico es fundamental para los amerindios, teniendo una vertiente maya articulada

conlavertientecristiano-colonial).

D) Diálogo intercultural entre los críticos de su propia cultura

El diálogo intercultural presente no es sóloni principalmente un diálogo entre los apologistas de sus propias culturas,

que intentarían mostrar a los otros las virtudes y valores de su propia cultura. Es ante todo el diálogo entre los creadores

críticos de su propia cultura ((intelectuales de la “frontera”, entre la propia cultura y la Modernidad). No son de los que

meramente la defienden desus enemigos, sino los que primeramente la recrean desde los supuestos críticos que se

encuentra en su propia tradición cultural y de la misma Modernidad que se globaliza. La Modernidad puede servir como

un catalizador crítico (si la usa la mano experta del crítico de la propia cultura). Pero, además, no es siquiera el diálogo

entre los críticos de “centro” metropolitano con los críticos de la “periferia”cultural. Es antes que nadaun diálogo entre

los “críticos de la periferia”, un diálogo intercultural Sur-Sur, antes que pasar al diálogo Sur-Norte.


Dicho diálogo es esencial. Como filósofo latinoamericano me agradaría comenzar una conversación con Al-Yabri a partir

de la siguiente pregunta: ¿Por qué decayó el pensamiento filosófico islámico en una crisistan profunda a partirdel siglo

XIV?Esto no se explica sólo por la presencia lenta ycreciente del Imperio otomano. ¿Por qué se

internó dicha filosofía por el callejón sinsalida del pensamiento fundamentalista?Habrá que echar mano de una

interpretación histórico-mundial más amplia para comprender que habiendo sido el mundo islámico la “llave” del

contacto del “mundo antiguo” (desde Bizancio, y en menor lugar de la Europa latino-germánica, hasta el Indostán y

China), inevitablemente la constitución de un “sistema-mundo” por España y Portugal, por el dominio de los Océanos,

dejó lentamenteal mundo musulmánfuera de la zona central de contacto con las otras culturas universales (como lo

había sido en el “sistema antiguo”). La pérdida de “centralidad” (y con ello de“información”), el empobrecimiento

relativo (aunque más no sea por la inflación de la plata ante las gigantescas cantidades extraídas

en América Latina), y otros factores no primariamente culturales o filosóficos, sumió al mundo árabe en una pobreza

“periférica”, en una división yun aislacionismo político que lo “tribalizó”, desarticulándose en separatismos destructivos

en las antiguas regiones unificadas por el derecho, la religión, la ciencia, el comercioy la lengua árabe. La decadencia

filosófica fue sólo un momento de la decadencia de una civilización, de una crisis económica, política y militar de un

mundo que de “centro” se transformó en “periferia”. Hay entonces queligar, por ejemplo, la historia del mundo islámico

con el naciente “sistema-mundo”, con América Latinay con el crecimiento de la Modernidad europea, equidistante al

peso de la cultura chino-indostánica hasta el 1800. Ello le permitirá en el siglo XIX, es decir después de la revolución

industrial, aún“colonizar” al mundo árabe. La “colonialidad” cultural seexpresa filosóficamente en decadencia filosófica.

Salazar Bondy se preguntaba de manera semejante en América Latina en 1969: “¿Es posible pensar filosófica y

creativamente desde un ser colonial?”75

En el caso de Rigoberta Menchú el diálogo más fecundo lo realizan los criticos de cada comunidad con las otras

comunidades, y de las comunidades indígenas con los críticos del mundo mestizo y latinoamericano hegemónico.

Rigoberta se transforma en una interlocutoria de muchas voces, de muchos reclamos, de las feministas, ecologistas, de

los movimientos antirracistas, etc.

Al poder fecundarse transversal, mutuamente los pensadores críticos de la periferia, y de los espacios de “frontera”

como fruto del diálogo intercultural; al poder organizar redes de discusión de sus problemasespecíficos proceso de

autoafirmación se transforma en un arma de liberación.Debemos informarnos y aprender de los fracasos,de los logros y

de la justificación aún teóricas de los procesos de creación ante la globalización de la cultura europeo-norteamericana,

cuya pretensión de universalidad hay que deconstruir desde la multifocalidad óptica de cada cultura.

E) Estrategia de crecimientoliberador trans-moderno

Una estrategia presupone un proyecto. Denominamos proyecto “trans-moderno” al intento liberador que sintetiza todo

lo que hemosdicho. En primer lugar, indica la afirmación, como autovalorización, de los momentos culturales propios

negados o simplemente despreciados que se encuentranen la exterioridad de la Modernidad; que aún han quedado

fuera de la consideración destructiva de esa pretendida cultura moderna universal. En segundo lugar, esos valores

tradicionales ignorados por la Modernidad deben ser el punto de arranque de una crítica interna, desde las posibilidades

hermenéuticas propias de la misma cultura. En tercer lugar, loscríticos, para serlo, son aquellos que viviendo la

biculturalidad de las “fronteras” puede crear un pensamiento crítico. En cuarto lugar, esto supone un tiempo largo de

resistencia, de maduración, de acumulación de fuerzas. Es el tiempo del cultivo acelerado y creador del desarrollo de la

propiatradición cultural ahora en camino hacia una utopíatrans-moderna. Se trata de una estrategia de crecimiento

ycreatividad de una renovadacultura no sólo descolonizada sino novedosa.


El diálogo, entonces, entre los creadores críticos de sus propias culturas no es ya moderno ni postmoderno, sino

estrictamente “trans-moderno”, porque, como hemos indicado,lalocalización delesfuerzocreadorno parte del interior de

la Modernidad, sino desde su exterioridad, o aún mejor de su ser “fronterizo”. La exterioridad, no es pura negatividad.

Es positividad de una tradición distinta a la Moderna. Su afirmación es novedad, desafío y subsunción de lo mejor dela

misma Modernidad. Por ejemplo, en las culturas indígenas de América Latina hay una afirmación de la Naturaleza

completamentedistintaymuchomásequilibrada, ecológica y hoy más necesaria que nunca, que el modo como la

Modernidad capitalista confronta dicha Naturaleza como explotable, vendible y destructible.. La muerte de la

Naturaleza es suicidio colectivo de la humanidad, y sin embargo la cultura moderna que se globaliza nada aprende del

respeto a la Naturaleza de otras culturas, aparentemente más “primitivas” o “atrasadas”, según parámetros

desarrollistas. Este principio ecológico puede también integrar lo mejor de la Modernidad (no debe negar toda la

Modernidad desde una identidad sustantiva purista de su propia cultura), para construir aún desarrollos científicos y

tecnológicos a partir de esa experiencia de la misma Modernidad.

La afirmación y desarrollo de la alteridad cultural de los pueblos postcoloniales, subsumiendo al mismo lo mejor de la

Modernidad, debería desarrollar no un estilo cultural que tendiera a una unidad globalizada, indiferenciada o vacía, sino

a un pluriversotrans-moderno (con muchas universalidades: europea, islámica, vedanta, taoísta, budista,

latinoamericana, bantú, etc.), multicultural, en diálogo crítico intercultural.

Respuesta a los desafíos de Raúl Fornet-Betancourt

Nuestro interlocutor se centra, en primer lugar, en la evolución de mi postura en cuanto a la existenciade la “filosofía”

en Amerindia, es decir, en las altas culturas del AbbiaYala(la denominación de América en la cultura de los Kunas del

Panamá) antes de la invasión de los europeos. Todo reside en la definición que se dé de “filosofía”. Si por “filo-sofía” se

entiende el “amor de lasabiduría” que consiste en un pensarreflexivo siguiendolos criterios organizacionesdel discurso

según elmétodo de la lógica griega,más específicamente aristotélica (como en el casode las filosofías peripatéticas, de

algunos romanos, debizantinos, islámicos o latino-germánico desde la mal llamada “Edad

Media” hasta la Modernidad europea), que sería la definiciónestrechade“filosofía”,ni siquiera habría habido filosofía la

practicadaenChina, enel mundovedanta o budista. Si en cambio, por “amor a la sabiduría” se entiende el intento de

organizar discursos reflexivos que permiten una cierta comprensión ético-ontológica de la totalidad de lo que se ha

experimentado de la realidad, siguiendo metodológicamente diversos criterios organizacionales según un orden racional

en el discurso, que pueden tener desarrollos propios en cada cultura76,evidentemente las teorías emanadas del

taoismo, del budismo, la ontología brahámica o la “sabiduría” de losamautas o lostlamatinimeson auténticas “filosofías”.

Al comienzo de mi reflexión, en los 60s, hablé del “hombre culto”, que es el sabio que da cuenta de los últimos

fundamento ético-ontológicos de su propia cultura. Esta sabiduría podría ser entonces aceptada como filosofía, una vez

definida como tal. En este sentido dichos sabios habríaproducido filosofía en la América originaria. En ese

entonces, y mucho después, debo reconocerlo, sostenía una cierta visióneurocéntrica de la filosofía (la griega, islámica y

occidental moderna). Sin embargo, aún en esa época comenzaba a socavar los cimientos del eurocentrismo, que es

siempre helenocéntrico, al dar importancia a las culturas semitas que exigían que se clarificaran otras experiencias

humanas que exigían nuevas categorías filosóficas, más allá de las griegas. Mi crítica al helenocentrismo me permitirá

posteriormente ser crítico del eurocentrismo.

La formulación de unameta-lógica que pueda dar cuenta de loscriterios organizacionales del orden y constitución de

categorías y de los discursos metódicos racionales de las filosóficas en el horizonte de diversas culturas es todavía una

tarea futura. Pero la mera hipótesis de su existencia nos sitúa en otro plano de mayor mundialidad.


Responde rápidamente a los cuatro puntos centrales del argumento crítico.

Ad 1, quiero reafirmar que todo pensamiento que se llame filosófico es un pensamiento abstracto, en la búsqueda de

una expresión unívoca, de un altísimo grado conceptual (y en estos pueden aceptarse como filosóficos textos taoistas,

tratados vedantas, escritos griegos o expresiones reflexivasde los tlamatinime).

Ad 2, deseo indicar que opino que siendo perfectamente aceptable que la sabiduría se expresepor

metáforasymitos(“relatos racionales en base a símbolos”, como diría P.Ricoeur), creo que debe distinguírsela de la

filosofía, como un lenguaje que tiende a la univocidad no-mítica, aunque es explicativa hermenéuticamente de los

mitos. Quetzalcoatles el nombre figurativo y mítico es el “gemelo” (coatl) “divino” (siendo las plumas del ave Quetzal la

que simboliza la divinidad en su belleza), PeroOmeteotl, dice de manera no-figurativa, unívoca, lo mismo: los “dos”

(ome) “sagrados” (teotl); es decir, el dualismo inicial del universo de los aztecas (y de toda Amerindia), que se opone al

monismo inicial de losIndoeuropeos (el “uno” [to én] por ejemplo de Plotino).Claro que la filosofía puede partir (y de

hecho siempre lo ha hecho) de relatos míticos para dar cuenta de susentido. Sinembargo, el relato mítico hay que

distinguirlo dela expresión conceptual reflexivo-abstracta de la filosofía.

Ad 3, se ha respondido en la cuestión anterior.

Ad 4, opino que puede probarse que las altasculturas han tenido instituciones de aprendizaje en las que los jóvenes se

iniciaban en las técnicas desarrolladas por los maestros. Esto supone una gran diferenciación funcional, de roles sociales

muydefinidos. El “filósofo” o “sabio” (los mandarines, los monjes budistas, los sabios brahámicos, los amautas, los

tlamatinime, etc.) no eran propiamente sacerdotes, ni shamanes, ni poetas, ni muchas otras funciones sociales muy

“cercanas”. Cuando se organizan en las altas culturas esasfunciones sociales que pueden, como los

sabiosegipciosdeMenfis, dedicarse a la skholé, creo que podemos hablar de filosofía. Extender el concepto de filosofía a

toda expresión simbólica propia de la sabiduría de diversas comunidades (como los mitos de los tupinambas estudiados

por Levy-Strauss, que ciertamente son racionales, pero no abstractamente conceptuales77),sería no una concepción

intercultural de filosofía, sino una extensiónexcesiva de dicho concepto.

Ad 5, en referencia a la significación “singularizante” (y aún sustantiva con identidad no contradictoria)del Otro, que

pareciera extenderse a América Latina como una totalidad indiferenciada, en la que no se vecon claridad la alteridad de

muchos Otros en oposición y aún en conflicto en elinterior de América Latina, debo indicar lo siguiente. Pareciera que un

miposición se ve sólo la “perifericidad” latinoamericana como un todo (la negatividad continental), pero no se advierten

muchos Otros periféricos en el continente cultural (tales como la realidad distintadel indígena, del afrolatinoamericano,

etc.). Sólo se observaría la negatividadad extraperono ad intra.Se enfatizaría la realidad deun pueblo y no losdiversos

rostros. En efecto, y tal como he mostrado, descubrí la alteridad del indio desdelos 60s (siendo objeto de mi tesis

doctoral en historia en La Sorbonne). Sobre el esclavo africano en América vislumbré el tema desde aquella época, pero

más claramenteen los 70s (cuando conocí personalmente el Caribe, en Brasil y el norte-oeste de Colombia, y en especial

en el diálogo sobre el racismo con James Cone en New York), y no he dejado de anotarlo siempre. A los afrolatinoamericanos

los he considerado como “universos propios con derecho a la autodeterminación cultural, política y

religiosa”. Pero es verdad que ante tantos

escépticos de la mera existencia de América Latina como tal, es decir como un todo latinoamericano, he debido insistir

más sobre América Latinacomo totalidad (en su negatividad propia), que en su compleja constitución conflictual interna

siempre presente y que debe ser resaltadas. Claro que hay “muchas” América Latinas, pero ante el escéptico de su

existencia, esta visión daría razón a su pulverización nacionalista. También explicaría el tomar a América Latina como un

todo, el hecho de que cuando se efectúa un diálogo intercontinental (como en el que hemos participado

frecuentemente entre Africa,Asia y América Latina, y aún enEuropa o Estados Unidos), se tiende a hablar de América

Latina como una unidad (quede todas manera existe, ya que un maya o un aymara son pueblosoriginarios pero


latinoamericanos, en tanto han hecho un trecho de su historia, al menos los últimos 500 años, juntos a los mestizos, a

los criollos, a los afro-latinoamericanos, etc.). Esta cuestión, de la complejidad cultural de nuestra América y del

contenido simbólico positivo y contradictorio al interior de la cultura latinoamericana lo he discutido especialmente con

Juan Carlos Scannone.

Pienso, tal como lo sospecha Raúl Fornet-B., que tengo una tal concepción de la Filosofía de la Liberación que tiendo a

argumentar en el sentido que toda Filosofía Intercultural está ya determinada por los criterios de una Filosofía de la

Liberación. Tal como lo he formulado al final del § 5. deesta contribución, el diálogointerculturalcrítico y fecundo deben

realizarlo loscríticos de cada cultura a partir de los criterios y de las víctimas de su propia cultura, desde unaborderland.

En efecto, es la articulación como intelectual orgánico(tomando la expresión válidade A.Gramsci), dentro de las

organizaciones de las víctimas de la propia cultura (como, por ejemplo, entre los “parias” de la India), lo que le permite,

al que pretende dialogar con otros interlocutores de otras culturas, poner en cuestión a lapropia cultura (en el caso

nombrado, serían los filósofos que ponen en cuestión la dominación brahámanica de la filosofía vedanta, no sólo en

cuanto a la costumbre de las castas, sino en cuanto a una ontología que para alguna es el fundamento de diversas

exclusiones u opresiones en el interior de las culturas del inmenso continente indostánico). En este caso

lapreguntasiniciales delaFilosofíadela Liberación determinan como un presupuesto a laFilosofía Intercultural que

organiza el diálogo entre culturas. No advertirlas asimetrías entre las culturas actuales (o diferencias masivas como en la

Guerra de Irak de marzo y abril de 2003 en el nivel de tecnología militar, por ejemplo, nivel que siempre tuvo relevancia

cultural fundamental), y las asimetrías entre los actores intra-culturales, es perder la referencia originaria del pensar

crítico. Esta referencia a las víctimas desde la espacialidad periféricade la “frontera” como “punto de arranque” del

diálogo es el tema originante de todos los demás en la Filosofía de la Liberación, y por ello, igualmente, de un diálogo

crítico intercultural. Opino que la articulación con la negatividad de la víctima es de nuevo el presupuesto irrebasable

(para expresarme como K.-O. Apel).

Por todo ello, el concepto de “trans-modernidad” supone también la categoría de víctima, de Exterioridad(laexclusión

cultural de las víctimas de la Modernidad), y un diálogo crítico intercultural también lo presupone, o, en caso contrario,

la interculturalidad se tornaría apologética,folclórica o populista (al no considerar la negatividad como punto de partida).

9. Educación Popular y Paradigmas Emancipadores

Alfonso Torres Carrillo. Educador colombiano, consultor de CEAAL.

¿Cómo entender los paradigmasemancipadores?

Si bien es cierto que hay un consenso en torno a lanecesidad política de los “nuevos paradigmas”, nolo hay en torno a la

manera de entender el caráctery alcances del concepto. Ya en un estudio anterior(Torres, 2008), se señalaban diferentes

sentidosdel término, que oscilaban entre los que ven enlos paradigmas a los grandes marcos culturales(“vivimos crisis de

época”), pasando por los quelos ven como sistemas de ideas o de conceptos queorientan la práctica (“se necesita lanzar

conceptosque generen nuevos sitios de significación”), hastaquienes los entienden en una clave político

ideológica(“hablamos del paradigma del socialismo”).

Durante el actual periodo de análisis, se acota elsentido del concepto. Leis (2007: 3), define losparadigmas como “un

conjunto de conocimientosy creencias que forman una visión del mundo(cosmovisión), articulados a una concepción de

larealidad en determinado periodo histórico”. Dichaposición coincide con los planteamientos de losespecialistas, que lo

conciben como una concepcióndel mundo compartida por una población:


“Participando en las matrices sociales (queincluyen la ciencia y las culturas de lasque formamos parte), adquirimos

formasde comprender y participar, metáforas yparámetros, ejes cognitivos y destrezasespecíficas. La subjetividad y las

relacionessociales se organizan en el trazado deesas metáforas, de esos horizontes quegeneran presuposiciones y

expectativas,configurando creencias, epistemologíascotidianas y visiones de futuro” (Fried,1994: 16).

En palabras de Edgar Morin (1991: 261), “unparadigma contiene, para cualquier discurso que seefectúe bajo su imperio,

los conceptos fundamentaleso categorías rectoras de inteligibilidad, al mismotiempo que el tipo de relaciones lógicas de

atracción/repulsión (conjunción, disyunción, implicación uotras) entre estos conceptos o categorías”.

En el mismo texto, Leis señala que los paradigmasson emancipadores, si “dan cabida a las visiones ypropuestas que

muestran su desavenencia con lasdesigualdades y asimetrías del orden imperante, porlo que prefiguran una sociedad

justa y humanizada…Se traducen en conceptos operativos, susceptiblesde enriquecerse desde las diversas prácticas

ycorrientes contestatarias de pensamiento que seoponen al sistema de dominación múltiple y suscausas” (Leis, 2007: 5).

De este modo, cuando desde la EP se habla deparadigmas emancipadores, simultáneamenteestamos haciendo mención

a una dimensióngnoseológica (interpretaciones de la realidad), auna dimensión política y ética (posicionamientofrente a

dicha realidad), y a una dimensiónpráctica: dicha concepción – opción orienta lasacciones individuales y colectivas.

Desde la yaclásica consigna, “ver – juzgar – actuar”, hasta laselaboraciones actuales, la preocupación de la EPpor el

conocimiento ha estado y está en función delas prácticas transformadoras de la realidad; es unapedagogía de la praxis.

En efecto, en la medida en que afirmamos que la EPno es una disciplina, ni sólo un campo intelectual, sinouna acción

cultural y pedagógica comprometida, lapreocupación no es exclusivamente epistemológicao teórica, sino

eminentemente política y práctica.Ya en 2003, el mismo Leis planteaba que elparadigma es “una especie de marco para

laacción, en un punto de referencia para la acción”.Más contundentemente, Pedro Pontual lo afirmóen el Encuentro de

CEAAL México, realizado enChapala, Jalisco en 2006: “para nosotros conocersólo tiene sentido, si es para ejercer una

mejoracción transformadora”.

A la vez que se acota su significado, este modo deasumir la idea de paradigma desde la EP introducenuevos desafíos de

carácter gnoseológico, políticoy pedagógico. En el plano cognitivo, ya no soloplantea la exigencia de elaborar ideas y

conceptos“que generen nuevos sitios de significación quese conviertan en referencias políticas y educativaspara las

prácticas sociales alternativas realizadaspor diferentes actores” (Pagano, 2000: 35); tambiénimplica afectar las

subjetividades que enmarcan yorientan las prácticas e interacciones de educadoresy educandos, que además de razón y

conocimiento,involucran convicciones, representaciones,imaginarios culturales, valores, actitudes yesperanzas.

Así mismo, lo político no se reduce a la definiciónde las opciones ideológicas claras y programaspara orientar la acción

política y educativa, sinotambién voluntades, opciones, compromisos,apuestas valorativas y utopías con la capacidad

deconstruir una nueva hegemonía ética y cultural.En consecuencia, el campo de acción pedagógicade la educación

popular en la formación desdeparadigmas emancipadores, no se limita al plano dela conciencia; se ensancha al plano de

la subjetividadque en su dimensión individual y colectiva, gobiernalas lecturas de realidad, los procesos de

construcciónde identidad, los vínculos y las opciones y voluntadesde acción (Torres, 2007).

Esta preocupación por “aportar en la construcciónde nuevos paradigmas emancipadores” no partede cero. La EP como

corriente pedagógica crítica,no sólo ha construido a lo largo de su trayectoriahistórica un sistema de ideas y valores

críticoscompartidos, sino también un conjunto de creencias,saberes, representaciones, imaginarios y

referentessimbólicos comunes. Hace más de una década,Mario Osorio Márquez (1996: 35) se refirió a la EPcomo el

“paradigma dialógico” en contraste con losparadigmas de la esencia (clásico) y de la conciencia(moderno). Desde estos

marcos interpretativoscompartidos como paradigma subyacente, losindividuos, los colectivos y las organizaciones

deeducación popular orientan sus prácticas, establecenrelaciones, a la vez que elaboran su sentido depertenencia.


Como “comunidad de sentido” (Bergery Lukmann, 1997), el movimiento de educaciónpopular es, en sí mismo, una

matriz de pensamientoy una subjetividad crítica.

Por otra parte, la EP forma parte de una tradición, deuna corriente más amplia de pensamiento y acciónalternativa, de

profundo raigambre latinoamericano,que se inicia en la década de los sesenta del siglopasado y llega hasta el presente y

de la cual formanparte otras corrientes y prácticas como la Teologíay la Filosofía de la Liberación, la

ComunicaciónAlternativa y la Investigación Acción Participativa.Desde su especificidad pedagógica, la educaciónpopular

es “heredera de una vieja tradición: la detransformar el conjunto social, privilegiando laeducación como herramienta

fundamental” (Pérez2000: 43). Esta corriente crítica, estrechamentevinculada a las luchas y movimientos

socialeslatinoamericanas tiene, como rasgo central, supropósito de contribuir en la construcción de unassociedades más

justas desde una opción por lossectores populares, a partir de una crítica radical(ética y política) al orden social vigente.

En palabrasde César Picón:

“La identidad de la EP es su compromiso conlos sectores populares, con sus movimientossociales y sus organizaciones

en unaperspectiva emancipadora… El desafío quetiene la EP es ser consecuente y coherentecon su identidad, y a partir

de ello, abrirsea demandas sociales ampliadas y antenuevos sujetos educativos populares, perorechazando las

concepciones y valoracionesdel liberalismo” (Picón, 2005: 55).

Para efectos de este artículo, esto significa que buenaparte de sus interpretaciones, referentes discursivos,convicciones

y visiones de futuro tienen su origenen esta tradición; así mismo, la EP ha irrigado elconjunto de movimientos y prácticas

emancipadorascon sus ideas y propuestas: Freire no es patrimonioexclusivo de las pedagogías alternativas, sino

delpensamiento emancipador mundial, pues comolo señala Jurjo Torres (2001: 11), “es uno de lospedagogos más

influyentes del siglo XX, admiradoy seguido por las personas progresistas, e inclusorespetado por quienes mantienen

concepcionesideológicas más conservadoras”.

Contribución de la Educación Popular a laformación de nuevos paradigmas críticos

Con lo dicho hasta ahora es evidente que la“construcción de nuevos paradigmas” no es tareaexclusiva de la EP y se

nutre de diferentes fuentes.Por un lado, su propio acumulado como corrienteeducativa alternativa; por otro, otras

corrientesculturales y prácticas, desde las cuales tambiénse apunta hacia horizontes comunes; también laelaboración

colectiva de pensamiento, conocimientoy visiones de futuro emancipadores, así comoel reconocimiento y recuperación

crítica de lassubjetividades emergentes que se generan desdesus propias prácticas y las de otros

movimientosalternativos. Veamos:

El acumulado de pensamiento pedagógico crítico

Hemos señalado cómo la educación popularconstituye, en sí misma, una fuente de ideaspedagógicas emancipadoras, de

las cuales otrascorrientes críticas se han nutrido. Sin lugar a dudas,la obra de Paulo Freire ocupa un lugar central y

unreferente imprescindible a la hora de reconstruirel pensamiento emancipador. En la última décadaalgunos pedagogos

latinoamericanos (Joao Franciscode Sousa, Carlos Nuñez, Alfredo Ghiso, Oscar Jara, Lola Cendales, Pedro Pontual,

MoacirGadotti) y de otras latitudes (Mc Claren, Giroux, CarlosAlberto Torres, Walsh), han retomado y recreadoalgunos

de las ideas de Freire en torno a temáticascomo la interculturalidad, la ética pedagógica, eldiálogo, el compromiso, la

formación de educadoresy las pedagogías críticas. En el último periodo,colectivos CEAAL de diferentes países y

regionesrealizaron un gran número de eventos y seminarios,así como publicaciones sobre el maestro brasileño.En

universidades de varios países se ha creado laCátedra Paulo Freire como espacio de discusión asu legado.

También, desde la educación popular se han hechoaportes acerca de la cuestión metodológica ypedagógica de las

prácticas sociales alternativas y laformación de educadores; propuestas como el diálogode saberes y el diálogo cultural

han sido incorporadosa otros discursos y prácticas educativas como lainterculturalidad y el tratamiento de conflictos.La


corriente de la EP tiene fortalezas en algunastemáticas como la sistematización de experiencias,la incidencia en políticas

públicas, la democraciaparticipativa local y la alfabetización, como loevidencia el contenido de los últimos números deLa

Piragua. En campos como la sistematización, losprincipales expertos latinoamericanos pertenecen alos centros afiliados

al CEAAL (La Piragua, № 23,2006).

Dos temáticas en torno a las cuales las redes delCEAAL se han configurado verdaderos camposteórico prácticos y son, la

incidencia desde laeducación popular en las políticas educativas, en laconstrucción de democracia participativa y

poderlocal. Con liderazgos claros en torno a educadorescomo Nélida Céspedes y Pedro Pontual, perocon exponentes en

casi todos los países, han sidovarios los espacios de debate y construcción depensamiento propio y alternativo; máxime

cuandoen torno a temas que desde el discurso hegemónicotambién se reivindican.

La alfabetización, temática que había jugadoun papel central en la década de los ochenta yprácticamente abandonada

en la siguiente, havuelto a cobrar relevancia por las iniciativasde organismos multilaterales y conferenciasmundiales

(CONFINTEA, Plan Iberoamericanode Alfabetización, OEI, CAB) y las experienciasmasivas emprendidas por gobiernos

progresistas dela región como Venezuela, Bolivia y Ecuador. La EP– y el CEAAL – que tiene una amplia trayectoriay un

acumulado propio en lo metodológico,tiene una oportunidad valiosa de incidir en sureconceptualización, en la

definición de políticasy en la orientación de acciones con poblacionesespecíficas.

El género, como perspectiva y como temática, hacepresencia en diferentes discusiones y procesosdel CEAAL. Como

perspectiva, ha contribuido aenriquecer – muchas veces cuestionando algunosde sus discursos y prácticas – la corriente

educativapopular; como temática, se plantea como ineludibleen algunas de las prácticas educativas populares.

Enparticular, para este periodo reciente, se compartióen el Foro del CEAAL Panamá de 2004, undocumento de Isabel

Vinent, donde plantea unadiscusión sobre la necesidad de conjugar tradicióncrítica y postmodernismo, en la

construcción deparadigmas emancipatorios desde la EP.

Un tema con presencia permanente en las discusionesde los colectivos CEAAL y en muchos números deLa Piragua, es el

de los vínculos entre la EP y losMovimientos Sociales; los aportes se han centradoen destacar su relevancia actual, así

como sucaracterización y dimensión política, dándole unpeso menor de los aspectos propiamente pedagógicosde este

campo de acción educativa.

Otra temática emergente cuyo posicionamientoproviene de otros campos pedagógicos como laeducación indígena, es el

de la interculturalidad.Joao Francisco de Sousa (2001 y 2004) hizoformidables planteamientos desde los aportesde

Freire. Por otra parte, en La Piragua No.24,las compañeras Marcela Tovar de México yLiliam Hidalgo del Perú, pusieron

en debate lospresupuestos conceptuales e implicaciones prácticasde la educación intercultural. Sin embargo, faltamayor

conocimiento de esta perspectiva crítica deentender las diferencias y conflictos culturales.

Algunas de estas contribuciones se han hecho desdelos centros afiliados y en los espacios colectivos delCEAAL, pero

también desde otros colectivos deeducadores populares y de pedagogos pertenecientesa otras corrientes. Para ello, es

necesaria la realizaciónde balances de esas discusiones y aportes recientes,así como la creación de espacios de discusión

sobrelas mismas con otros grupos y organizaciones deeducadores que aún no pertenecen al Consejo; unbuen ejemplo

de ello fue el IV Encuentro Nacionalde Promotoras de Desarrollo Local y EducadoresPopulares, llevado a cabo por los

compañeros deCEAAL México, en noviembre de 2006.

Sin embargo, temáticas y prácticas educativas, enlos que la educación popular posee un acumulado(por ejemplo,

educación en derechos humanos), y enotros emergentes, tales como la salud y la seguridadalimentaria, el trabajo con

jóvenes e inmigrantes, lajusticia comunitaria y el derecho alternativo, fueronescasamente documentados en las

publicaciones delCEAAL.

La sistematización de prácticas y saberesgenerados desde las mismas


No sólo el CEAAL posee un saber valioso en torno ala sistematización de experiencias como modalidadinvestigativa;

también buena parte de sus centrosafiliados han sistematizado algunas de sus prácticas,proyectos y programas más

significativos. Dichosejercicios investigativos se han hecho cada vezmás sistemáticos y sus alcances superan la

simplereconstrucción descriptiva, profundizando en elanálisis e interpretación de las problemáticas entorno a las cuales

se refieren.

Sin embargo, considero que todavía falta porreconocer, interpretar y potenciar buena parte delos saberes y

subjetividades producidas desdelas prácticas educativas populares – históricas yemergentes – de los Centros y redes del

CEAAL,más allá de los contenidos mismos sobre los quetrabajan. Tal vez, una riqueza no reconocida es lareferida a los

saberes prácticos generados desdelas experiencias singulares de los educadores yeducadoras, cuya sistematización

aportaría a laaplazada reflexión sobre lo metodológico y lopedagógico.

Finalmente, es necesario explorar, reconocer ypotenciar los saberes y realidades emergentes conpotencial emancipador

que puedan contribuir enla generación y fortalecimiento de los paradigmasliberadores que exige el presente contexto.

¿Cuálesformas de relación, de acción y de pensamiento estángenerándose desde la multiplicidad de prácticaseducativas

populares?

Ideas, valores y subjetividades emergentesdesde las luchas y movimientos populares

Otra fuente a la que hay que acudir en la construcciónde referentes paradigmáticos alternativos es la de lossaberes y

valores que se están generando en el seno delas prácticas de resistencia y en las actuales accionescolectivas frente al

modelo económico neoliberal,los regímenes políticos autoritarios y las múltiplesformas de exclusión y subordinación

característicasen los países de la región. Un rasgo histórico de laeducación popular es su estrecha relación y vocaciónde

apoyo a los movimientos y organizacionespopulares. En buena medida, el discurso fundacionaltuvo como referente

movimientos protagonizadospor actores sociales como los trabajadores, loscampesinos y los pobladores urbanos; el

discursode la refundamentación, estuvo asociado a laemergencia de los nuevos movimientos sociales entorno a los

derechos humanos, las reivindicacionesde las mujeres y los jóvenes, así como a la defensade identidades culturales.

Desde mediados de la última década del siglo pasado,América Latina asiste a una verdadera reactivaciónde luchas

sociales, entre las que sobresalen elmovimiento indígena Zapatista, los levantamientosindígenas en Bolivia y Ecuador, el

Movimiento delos Sin Tierra en Brasil y las Asambleas Barrialesy los Piqueteros en Argentina. Estos constituyenun

desafío a la educación popular, tanto comosujetos educativos, como por su contribución a laconstrucción de paradigmas

emancipatorios.

Por ejemplo, el movimiento neozapatista hamostrado una gran imaginación política al introducirprincipios como los de

“Mandar obedeciendo”,“construir un mundo donde quepan muchosmundos” y “para todos todo, para nosotros

nada”,que reflejan nuevas concepciones y prácticas delejercicio del poder y la emergencia de valoresaglutinadores,

como la dignidad y la autonomía.Los movimientos indígenas han puesto en evidenciaque la memoria, la solidaridad, los

vínculoscomunitarios y el territorio continúan siendocimientos y contenidos de la acción colectiva y dela construcción de

alternativas.

Especialistas en movimientos sociales también hanmostrado cómo, desde los movimientos sociales,se están

redefiniendo categorías políticas comolo público, los derechos, la democracia (Dagnino,(2001) y la ciudadanía (De Souza

2006). Más aún,desde los movimientos sociales se están generandonuevas culturas políticas y políticas

culturalesemancipatorias, que subvierten las significacionesdominantes de la política (Alvarez, Escobar yDagnino, 2001).

Por otro lado, Zibechi (2003)señala que un rasgo de estos movimientos socialeses su capacidad para formar sus propios

intelectualesy pensamiento propio.


Por último, resulta sugerente el ejercicio que realizael maestro Orlando Fals Borda (2006) al reconocerque las luchas de

los pueblos originarios de AméricaLatina son portadoras de lo que denomina “valoressociales fundantes”. Así, los

pueblos indígenas hansido el reservorio de valores comunitarios como lasolidaridad y la reciprocidad; los pueblos

negros,el ideal de libertad; los campesinos y artesanos, ladignidad; finalmente, los colonos, la autonomía.Más allá de

que se esté plenamente de acuerdocon la tipología, lo importante es constatar que laconstrucción de paradigmas

emancipatorios, desdelos movimientos populares, reivindica no solo ideassino valores, voluntades y actitudes sociales.

La tradición de pensamiento social críticoy otras prácticas intelectuales alternativas

Históricamente, la fuente teórica que alimentó losmovimientos y discursos alternativos a lo largodel siglo XX fue el

marxismo, en sus diferentesvertientes como el leninismo, el maoísmo y la obrade Antonio Gramsci. En oposición a las

concepcionesmetafísicas, el materialismo histórico proporcionólas claves interpretativas y las categorías deanálisis más

recurrentes. Por un lado, la perspectivadialéctica – más allá de las supuestas “leyes”,contribuyó a comprender los

hechos sociales comototalidades cambiantes, como síntesis de relacionesy a reconocer las contradicciones que la

configuran;por el otro, se incorporaron como conceptosrecurrentes, los de modo de producción, fuerzasproductivas,

relaciones sociales de producción,clases sociales, conciencia de clase, ideologíadominante, hegemonía y aparato de

Estado, entreotros.

Como lo señala Luis Sime (1991) para el casoperuano, la EP no fue ajena a esta influencia al asumiry elaborar un discurso

clasista de la realidad social,de lo popular y del proyecto político alternativo. Asímismo, desde este discurso fundacional,

se acogió el“método dialéctico” como referente principal en laspropuestas investigativas y los procesos formativos.En

muchos casos, el marxismo que circuló no fueel de su creador, sino las versiones estructuralistasy esquemáticas que lo

popularizaron; por ejemplo,la dialéctica se redujo a la “aplicación” mecánicade sus supuestas leyes y “principios” como

que “elpunto de partida y de llegada es la práctica, mediadapor la teoría”.

Ya, por la misma época, se venían dando al interiordel propio movimiento intelectual de la izquierdamundial y

latinoamericana, un cuestionamiento alas lecturas reduccionistas del marxismo y habíansurgido desarrollos teóricos en

torno a problemáticascomo las de la cultura, la vida cotidiana, loscambios en el modelo de acumulación capitalistay la

ecología (el neomarxismo). Sin embargo, fuecon el fin del régimen soviético (simbolizado enla caída del muro de Berlín)

y el descrédito deotras experiencias socialistas, los que hicieron másevidente las limitaciones del materialismo

históricocomo fuente exclusiva del pensamiento crítico y delutopismo social.

Por otro lado, fueron apareciendo certerascríticas al capitalismo, al Estado y las cienciasmodernas, provenientes de

posiciones conceptualesno marxistas. Si bien es cierto que el llamadopostmodernismo asumió la bandera de lucha

contralos meta relatos teóricos y políticos clásicos como elpropio marxismo, también proporcionó algunas ideasy pistas

metodológicas con potencial emancipador.Por ejemplo, autores como Foucault, Deleuze yGuattari y Derridá, aportan

claves de lectura paracuestionar el poder y el capitalismo. En ese sentido,Freire y Fals Borda (1991 y 1995), han

coincididoen hablar de un “postmodernismo progresista”,para referirse a las convergencias entre la

tradiciónemancipatoria latinoamericana expresada en la EP yla Investigación Acción Participativa y algunas delas ideas

reivindicadas por autores contemporáneos,que sin provenir del marxismo hacen críticas alcapitalismo, como por

ejemplo, las relaciones entrepoder, cultura y conocimiento, el reconocimiento delpotencial emancipador de los saberes

subalternos yde la política menor.

En efecto, Isabel Vinent plantea que se puedereivindicar para la educación popular, las confluenciasentre emancipación

y posmodernismo: “En efecto,el nuevo discurso postmoderno, al ser fusionadocon el pensamiento crítico, potencia las

luchasemancipatorias del Sur y las luchas emancipatoriasfeministas… Desde las tradiciones emancipatoriasde los

pueblos del Sur, el postcolonialismo aportauna propuesta innovadora en la que se mezclan elfeminismo, el marxismo y

el postestructuralismo”(Vinent, 2006: 34).


Por otro lado, desde algunas perspectivasinvestigativas desarrolladas por fuera y en oposicióna las disciplinas sociales,

como el feminismo, losestudios de género, los estudios culturales, losestudios postcoloniales y los estudios subalternos,

sehan hecho serios cuestionamientos al universalismoy objetivismo de la ciencia social moderna y seha puesto en

evidencia su carácter patriarcal,eurocentrista, colonialista y elitista. En consecuencia,se proponen prácticas alternativas

que visibilizan ycuestionan dichas relaciones de subordinación, a lavez que abren nuevas posibilidades emancipadoras.

Desde América Latina se está dando una renovaciónde la tradición crítica, desde la convergencia entrelos aportes de

autores consagrados (Fals, Quijano,González Casanova) y las reflexiones de otrospensadores latinoamericanos (Lander,

Castro, Walsh,Escobar, Mignolo, Coronil); así, la tradición críticade influencia marxista entra “en diálogo con

nuevascorrientes de pensamiento, tales como la crítica alorientalismo, los estudios postcoloniales, la críticaal discurso

colonial de los estudios subalternos, elafrocentrismo y el postoccidentalismo” (Rodríguez,2003:10).

Tal vez, el proyecto intelectual con mayor potenciacrítica sea la teoría o pensamiento decolonial(Mignolo, 2006), que

reivindica sus raíces no en latradición moderna occidental, sino en las prácticasculturales de resistencia de los pueblos

colonizadosy busca cuestionar y subvertir la presencia dela racionalidad y el poder colonial en diferentesprácticas de

saber, de poder y de ser, que incluso sereconocen como alternativas (Walsh, 2002).

Finalmente, pero no menos significativo en laconstrucción de paradigmas emancipadores, está elaporte de Hugo

Zémelman. Este pensador chilenoplantea que la apropiación crítica de la realidadhistórica desde opciones de

construcción de futuro,exige transgredir los límites de la racionalidadde la ciencia, dado que no dan cuenta de

lacomplejidad de la vida social. El reconocimientode la historicidad e indeterminación de la realidadsocial, así como el

papel del sujeto y la subjetividaden su transformación, desborda los modos de accióncientíficos predominantes,

limitados a lo cognitivo,a la lógica del objeto, a la explicación causal desdecorpus teóricos preestablecidos y a los

lenguajescerrados (Zémelman, 2005).

Conocer la realidad desde la opción de transformación,exige una apertura gnoseológica que permita“captar” su riqueza

y multiplicidad, a la vez queincorpore otras dimensiones no cognitivas delsujeto como la voluntad. Esta racionalidad

crítica,denominada por Zémelman como pensar epistémico,implica: posicionamiento del sujeto frente a

suscircunstancias en tanto constructor de realidad,apropiación de la realidad desde diferentes ángulosy lenguajes, que

permita reconocer sus posibilidadesde desenvolvimiento y potenciar sus sentidos. Enfin, es desde la necesidad de

conciencia histórica,de constitución de sujetos y de construcción derealidad, que cobra sentido el conocimiento social.

Pista para conocer, pensar e imaginar (nos)de otro modo

Queda lo más difícil: reconocer y construir lasnuevas claves de pensamiento, los nuevos modosde conocimiento y los

nuevos sistemas de valores ycreencias desde las cuales comprender críticamenteel mundo y orientar sus

transformaciones. Siguiendoel orden de los autores que develan las limitacionesde los paradigmas occidental, moderno,

científicosocial y cultura neoliberal, predominantes, sepresentarán las alternativas epistémicas, culturales yéticas

propuestas.

Según Castoriadis, hay que pensar el ser, la realidad,como autocreación, como potencia indeterminada yal propio

tiempo determinante. La historia humanano está determinada. Necesidad de reconsideraruna ontología desde la

imaginación radical. Para elautor, la sociedad no es un conjunto ni un conjuntode conjuntos (sistema): es magma y

magmade magmas. Para este pensador, el mundo esesencialmente caos, abismo, sin fondo. EL cosmos–orden- surge del

caos, es decir, de la nada, delvacío. El mundo no está totalmente organizado ydescansa sobre un desorden primordial,

las formasque conforman el mundo como cosmos surgen delo informe y de lo indeterminado. Así, lo real noes

enteramente racional; es una mezcla de desordeny orden, determinación e indeterminación, de lodefinido y de lo

indefinido.


Por otro lado, reconocida la insuficiencia deesta matriz epistémica para comprender lo real ygenerar sentidos plausibles,

Edgar Morin proponeuna reforma del pensamiento, desde la perspectivao paradigma de la complejidad. En primer

lugar,éste debe complementar el pensamiento queaísla (analítico) con el que une, que vincule y ala vez distinga, sin

separar; debe reconocer losentramados de interacciones de los fenómenos entresí, sus tensiones, su aleatoriedad

(Morin, 1996: 33).Pensamiento complejo que reconozca que el universono es sólo orden dado, sino también desorden

yautoorganización. Por ello, el pensamiento complejoadmite confluencias y certezas, pero tambiéndiferencias e

incertidumbre (Morin, 1996).

Boaventura De Sousa Santos plantea que si sequiere generar una alternativa al orden mundialpreponderante, hay que

generar desde losmovimientos altermundistas un pensamiento y unasciencias sociales críticas capaces de subvertirlo,

degenerar otros mundos posibles. Para ello, proponeuna sociología de las emergencias. Para controvertirla sociología de

las ausencias, hay que hacerpresente lo que está ausente; esto se logra superandolas 5 monoculturas por 5 ecologías:

1) Ecología de los saberes, que posibilite un diálogoentre las ciencias y otras prácticas culturales,como el saber ancestral,

el saber campesino ypopular.

2) Ecología de las temporalidades, que reconozcalas diferentes temporalidades sociales.

3) Ecología del reconocimiento, que posibilitedistinguir las diferencias de las inequidades.

4) Ecología de la “trans escala”, que permita quetodos los proyectos alternativos articulen lolocal, lo nacional y lo global.

5) Ecología de las productividades, que reconozcandiversos sistemas alternativos de producción, deeconomía solidaria y

de comercio justo.

Las ecologías van a permitir dilatar el presente conmuchas más experiencias relevantes para todos. Paracontraer el

futuro, se requiere de una sociología delas emergencias: reconocer las señales, las pistas, laslatencias que son

posibilidades de futuro y que sondesacreditadas por la racionalidad dominante. Lasociología de las emergencias produce

experienciasposibles que no están dadas, pero son posibles yya existen como emergencias. La sociología de lasausencias

y la sociología de las emergencias van aproducir nueva realidad, otros mundos posibles.

Para generar sentido a partir de lo planteado, hoyno son posibles una epistemología y una teoríagenerales. No hay

teoría que pueda dar cuenta detoda la realidad. No puedo reducir la heterogeneidaddel mundo a la homogeneidad de

una teoría. Todoesto debe generar una nueva manera de entender,otra manera de articular conocimientos,

prácticas,sujetos. Hoy hay muchos lenguajes para nombrar ladignidad humana y para nombrar un futuro mejor.No hay

cultura humana que sea completa; porello se requiere interculturalidad e intersocialidad.Debemos asumir diferentes

retos:

1. Reivindicar las posibilidades emancipatoriasque estaban en este conocimiento emancipador:una utopía crítica.

2. Distinguir objetividad de neutralidad.

3. Desarrollar subjetividades rebeldes. Pasa porfortalecer voluntades, creencias, emociones…

4. Crear una Epistemología desde el Sur: superarla colonialidad del poder y del saber. Lasestructuras del poder se ven

mejor desde losmárgenes.

Por último, si reconocemos que la globalización neoliberal ha significado la imposición de unaética funcional a su

proyecto, también debemosdar cuenta de las propuestas de una “ética de laliberación” frente a la globalización


excluyente. Entérminos de Dussel (2005), guiada por el proyectoneoliberal, la humanidad va hacia el abismo;

parasalvarnos de este suicidio colectivo debemosconstruir una nueva ética universal, centradaen la defensa y

producción de la vida de y paratodos. Frente a la “teología neoliberal” y desdela Teología de la Liberación y su opción

por loshumildes, se propone una ética de la justicia, dela gratuidad, de la compasión, de la alteridad, dela solidaridad, de

lo comunitario incluyente, de lavida, de la hospitalidad, de la contradicción, de la denuncia y de la utopía.

10. La Educación: un arma para la lucha - Esther Pérez

III Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA

(Intervención en el panel “Resistencia cultural e identidad”).

La existencia de este panel en un evento sobre el ALCA indica que ya sabemos cosas que no sabíamos u habíamos

olvidado y que son las que nos convocan hoy aquí a debatir sobre la dimensión cultural de nuestras luchas y nuestras

esperanzas:

1.- No será posible la nueva sociedad sin un cambio radical de los seres humanos, cambio que será tan prolongado y

angustioso como el propio período de la transición.

2.- Se trata de cambios que no pueden posponerse para “etapas” posteriores, sino que tienen que simultanearse con las

tareas urgentes de la construcción económica, la defensa, la transformación de las instituciones, etc.

3.- El capitalismo en esta nueva fase expansiva también lo sabe. Por eso multiplica la guerra cultural en busca de los

consensos de los dominados, y ahora que ya no distribuye riqueza ni hace promesas, pone sus fuerzas en la tarea de

crear un sentido común: el de que nada, o por lo menos nada básico, puede cambiar. Y para eso intenta y logra

inficionar con sus productos y las relaciones sociales que propone las culturas que intentamos defender.

En otras palabras, el campo de la cultura, de toda la cultura (la manera en que trabajamos, nos relacionamos, lo que

consumimos en el tiempo de ocio, lo que pensamos deseamos y sentimos) es un campo de disputa, de combate, de

guerra, que complementa y condiciona nuestras reacciones ante la guerra de las armas y la guerra del hambre.

Estas cosas ya las sabemos, y felizmente ya pasó la etapa de la mayor confusión. Cada uno, cada una de quienes

estamos aquí realiza, desde su lugar, esfuerzos no meramente para defendernos, o para ser focos de resistencia, sino

para tratar de revertir el curso de esa guerra con las armas que vamos forjando en nuestros medios alternativos, nuestro

cine siempre pobre y siempre presente, nuestra música de trovadores, rockeros, raperos...

Pero yo quiero hablarles de una dimensión de esa guerra, de un instrumento de combate tan viejo que no puedo

recordar ningún movimiento social o político que no haya tratado de acompañarse por él, y que también hace falta

considerar en esta batalla cultural. Me refiero al instrumento de la educación.

Aquí algunas preguntas son básicas:

¿Cómo formar sujetos que no se acomoden a “la sumisión al pensamiento dominante y no estén mutilados en sus

posibilidades de convertirse en actores históricos y agentes transformadores de la realidad”?

¿Cómo tendría que ser la educación que fuera un instrumento para la liberación confrontada a “los mecanismos de

mercado, la alta tecnología y los medios masivos de comunicación”?


Esas preguntas han estado en el fondo de la indagación de una de las estrategias compartibles que nos reclama el

documento base de esta discusión, y que se ha venido elaborando y practicando en la América Latina desde hace

décadas. Me refiero a la Educación Popular, o educación liberadora, o educación dialógica o del oprimido –que con

todos esos nombres se la conoce.

En campamentos y asentamientos de los trabajadores rurales sin tierra, fábricas tomadas por los obreros en Argentina,

barrios cubanos, municipios zapatistas, comunidades eclesiales de base: en montones de lugares latinoamericanos,

tercamente, acompañando los triunfos y los reveses del movimiento popular en estas décadas se han ido creando las

herramientas de esta educación.

¿Cuál es su propuesta? Pues una propuesta que parte de lo existente para poder trascenderlo:

1.- Frente a una educación que se dice neutra y que incluye sólo los contenidos jerarquizados como “el saber necesario”,

igual para todos, propone la inclusión de todos los saberes que necesitamos y que se excluyen elitistamente de las aulas

donde se reproduce la hegemonía de la clase dominante. Para poner sólo un ejemplo, la Universidad de las Madres de

Plaza de Mayo está realizando talleres de formación de los trabajadores de las empresas tomadas y de los trabajadores

desocupados, a partir de la práctica de esta forma de lucha asumida por obreros y obreras argentinos.

2.- Frente a una educación que enseña que “lo que es, será”, que lo que es “es la única realidad”, propone una

educación que desnaturaliza e historiza las relaciones sociales, y enseña que nuestros sueños y esperanzas son también

parte de la masa de lo real. Y así, en los asentamientos del MST, los niños y niñas aprenden que el latifundio brasileño

no es inmutable, sino que la propiedad de la tierra puede llegar a ser de quienes la conquistan y la trabajan.

3.- Frente a una educación que fragmenta por estratos y grupos, que divide entre cultos e incultos, estimula una

educación que alimenta la articulación de las fuerzas populares en cientos de espacios latinoamericanos donde

participan juntos los doctores, los campesinos, las mujeres de las villas, los trabajadores y los desempleados, los jóvenes

organizados, los y las homosexuales, para ir dibujando entre todos el mundo mejor donde quepan muchos mundos.

4.- Frente a una educación que hace sujetos funcionales al sistema de la dominación, de mentalidad tecnocrática,

tuerzas de una maquinaria centrada en el lucro, llenos de respuestas a preguntas que nunca formularon, pasivos, se

empeña en la formación de sujetos críticos, capaces de pronunciar la palabra que ya no está presa de las imágenes y las

ideas que colonizan las mentes y las voluntades. Y esto sucede en los espacios de Educación Popular desde México

hasta Chile, donde aprendemos a remover máscaras y a examinar nuestras culturas para ver cuánto tienen de acomodo

a la dominación y cuánto de resistencia y lucha, y a desmitificar lo que nos venden como progreso.

5.- Frente a una educación que profundiza el individualismo y la competencia en un mundo dividido entre incluidos y

excluidos, en la que el mensaje fundamental es pelear contra el otro o la otra para ser uno de los incluidos, propone una

educación que fomenta el aprendizaje grupal y que dice que entre todos y todas aprendemos más y mejor, y que así es

posible que todos quepamos en el mundo.

La educación Popular, en resumen, es un pensamiento y una práctica pedagógicos con décadas ya de experiencias

prácticas en nuestra América que asume que no hay educación neutral, sino que toda educación es política, esto es, que

se educa para la colonización mental o para liberarse leyendo no sólo el alfabeto, sino el mundo. Y que al asumirlo, se

propone como el proyecto de pedagogía de los oprimidos, proyecto por definición incompleto, que se va construyendo a

la par de nuestros reveses, victorias, avances y retrocesos, de los cambios que seamos capaces de producir en nuestras

organizaciones y nuestra vida cotidiana.

Tres cosas más que quiero comentarles a partir de mi trabajo durante diez años como educadora:


1.- La primera es que la pregunta más frecuente que me hacen, sobre todo compañeros y compañeras de otros países,

es por qué necesitamos Educación Popular en Cuba. Y la verdad es que ya Paulo Freire sabía que la Educación Popular

no es una educación compensatoria para los que el sistema educativo formal arroja de sus aulas sistemáticamente, sino

la dimensión educativa del largo proceso de transición, que no se termina con un triunfo popular, sino que simplemente

comienza una nueva fase.

Sabía que los ideales de “buena vida” del capitalismo pueden reproducirse más allá del desmontaje o eliminación de

relaciones de explotación económicas y otras instituciones de opresión que es efectuado por un poder revolucionario, y

también que esas relaciones e instituciones capitalistas pueden empezar a cuestionarse y erosionarse en la práctica

antes de que se tenga el poder necesario para efectuar esa eliminación.

Por eso, mi primera respuesta a esos compañeros y compañeras suele ser que ya se darán cuenta, cuando triunfe el

socialismo en sus países, que entonces es que les hace más falta la Educación Popular, porque es entonces que tiene que

desplegarse con más ímpetu la creatividad y la conciencia de que se es actor social de la sociedad en que se vive, y eso lo

tenemos que hacer los hombres y mujeres que hemos introyectado el mando y la dominación. La Educación Popular,

antes y después de un triunfo revolucionario, ha de ser la dimensión educativa de una cultura opuesta y diferente al

sentido común, las prácticas, las instituciones, las relaciones del capitalismo. Y esa es una tarea prolongada y no lineal.

2.- La segunda es que la Educación Popular latinoamericana es ya una de las instancias de la integración continental que

anhelamos. A lo largo de estas décadas los educadores y educadoras latinoamericanos hemos creado articulaciones y

espacios que nos han permitido aprender unos de otros y conocer más esa diversidad común que somos. Y esta

instancia práctica de integración es sumamente importante, como saben ustedes, los que en cada uno de sus campos

hacen lo mismo, ahora que el imperialismo norteamericano, una vez más, tiene para nosotros un proyecto de América

Latina que de nuevo nos unce a su carro.

3.- Lo tercero es que en esta sala, en la que presumo que hay pensadores sociales y artistas, escritores y periodistas,

quiero dejar dicho que sus películas y sus canciones, sus poemas y sus novelas han sido, son, materiales que usamos en

nuestras experiencias educativas. Es necesario seguir uniendo arte y educación, no porque el arte se haga didáctico,

sino porque a menudo el arte explora más profundo y ve más lejos, y porque el pan y la belleza tienen que tener amores

e ir de la mano. Y hay que seguir uniendo el pensamiento social producido por nosotros con la educación popular, para

que sea alimento de millones y verdad socializada, y también para educarnos todos, pensadores sociales, educadores,

obreros, campesinas, artistas, creadores, en la forja de una educación nueva que sea anuncio e instrumento en las

batallas por ese mundo posible que no existe aún, pero que ya está aquí, entre nosotros.

11. El proyecto de educación popular: para la formación del nuevo sujeto y la nueva sociedad.

EL DESAFÍO: LA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA. “CONSTRUIR JUNTOS”

¿Cómo logramos la CONSTRUCCIÓN JUNTOS? Conformándonos como colectivo pedagógico escolar-comunitario que

reflexione sobre el para qué de la educación en relación con la comunidad a la que aspiramos; el contenido de la

educación, es decir el en qué educar para lograr esos fines y por último, el cómo educar, que incida en un proceso de

formación de la personalidad del educando y nos conduzca a un proceso de autoformación. Construir juntos supone un

proceso colectivo para el diseño, planeación y operación de la tarea cultural-educativa. Implica necesariamente

procesos de organización, diálogo, reflexión, acción y convivencia.

¿Qué es lo que necesitamos construir juntos? En los diferentes eventos y encuentros hemos venido avanzando en la

definición de transitar hacia la construcción del proyecto de Educación Popular. Para ello requerimos definir


primeramente qué entendemos por EDUCACIÓN POPULAR. Podemos partir de la siguiente característica: La educación

popular es una relación humana que sólo es posible entre sujetos. Una relación política, dialéctica y dialógica que

produce conocimiento para transformar la realidad y para humanizar nuestras condiciones de vida y existencia. Así

mismo, una educación popular requiere necesariamente de un Educador Popular, que entre sus características

principales se encuentren: ser antes y siempre un EDUCANDO; reconocerse como militante del movimiento; tener el

MOVIMIENTO como referencia; saberse un EDUCADOR DEL PUEBLO; ver a los educandos como SERES HUMANOS; ser

EJEMPLO de la práctica de VALORES que liberan; ESTUDIAR MUCHO; aprender a educar a través de una COLECTIVIDAD;

saber construir el AMBIENTE EDUCATIVO; hacer la ESCUELA DEL PUEBLO; saber hacer de la escuela un lugar de

aprender, con forma de pueblo, de utopía, de revolución. Que cada uno de nosotros piense y se responda a sí mismo si

ya es un educador así, y si su formación está en este camino.

Avanzar en la construcción de un programa de Educación Popular nos lleva a: a) Pensar en un proyecto de largo plazo

planeando las acciones inmediatas que nos encaminen hacia el horizonte pensado. b) Transitar del poder social al poder

popular. c) Dar una nueva dimensión a la resistencia popular. d) Transformar y fortalecer los componentes del proceso

transformador. (Educador Popular; proyecto popular; fuerza político popular y; nueva dimensión ética). e) Definir las

líneas de un programa de construcción-reconstrucción comunitaria y popular antineoliberal.

Algunas sugerencias para organizar la transformación educativa.

Construir el Proyecto Político y Pedagógico Escolar decidiendo colectivamente el camino político, es decir, qué tipo de

país y en consecuencia que tipo de ser humano pretende ayudar a desarrollar; y el camino pedagógico, o sea, cuál es

nuestra concepción de educación y de escuela que orienta el hacer diario.

Cuatro cuestiones necesitamos responder en esta construcción:

1. La identidad de la escuela: ¿quiénes somos y quiénes queremos ser? ¿Quiénes son nuestros educandos? ¿Quiénes son

las familias que integran esta comunidad? Esta reflexión debe desembocar en una toma de decisiones que son de fondo:

¿Somos Militantes del Proyecto Político Sindical? ¿Queremos ser Militantes? ¿Qué nos hace participar en este

movimiento? ¿Asumimos el vínculo con el Movimiento? ¿El Proyecto político y pedagógico de nuestra escuela será el

proyecto político y pedagógico del Movimiento?

2. Nuestro proyecto de formación humana: ¿Qué ser humano queremos ayudar a formar a través de nuestro trabajo

pedagógico? ¿Qué dimensiones de la formación humana pueden ser desarrolladas en una escuela? ¿Qué dimensiones

pretende nuestra escuela enfatizar en su intención educativa?

3. Nuestra concepción de escuela: ¿Qué prácticas o situaciones de aprendizaje van a constituir el cotidiano pedagógico

de nuestra escuela? ¿Cómo vamos a organizar los tiempos y espacios educativos? ¿Cómo será organizada nuestra

colectividad escolar? ¿Cómo será el funcionamiento cotidiano de la escuela? ¿Qué aprendizajes deberán ser enfatizados

y de qué forma? ¿Cuáles serán los principales contenidos de enseñanza? ¿Cómo será hecha la evaluación del proceso de

formación de cada educando y de cada educador?

4. Nuestro método pedagógico, o del método de actuación de los educadores: ¿Cómo garantizar el movimiento

pedagógico cotidiano en nuestra escuela? ¿Qué pedagogías necesitan ser potencializadas en cada tiempo y espacio

educativo? ¿Cómo construir diariamente el ambiente educativo de la escuela? ¿Cómo hacer el acompañamiento

pedagógico de la colectividad y de cada persona? ¿Cómo garantizar que el Movimiento efectivamente forme parte de

este movimiento pedagógico que sucede en la escuela? ¿Cuáles serán los tiempos y espacios de reflexión y de

planeación de la actuación pedagógica de los educadores?

¿Cómo hacer para construir nuestro proyecto de formación humana y para concretar nuestra concepción de escuela?


En primer término, orientar la intencionalidad pedagógica hacia la formación de seres humanos que se construyen como

sujetos históricos, sociales y políticos dispuestos a la tarea de transformarse y humanizarse en cuanto transforman y

humanizan el mundo en que viven; que asumen la identidad de luchadores del pueblo, y de militantes de organizaciones

y movimientos sociales con miras a construir una existencia social de dignidad, justicia y felicidad para todos.

Cuáles son algunas de las dimensiones fundamentales del trabajo educativo de la escuela? Las dimensiones son los

grandes contenidos del proceso educativo pensado como totalidad.

1. Formación de valores y educación de la sensibilidad. Los valores son principios y convicciones de vida; aquello por lo

cual una persona considera que vale la pena vivir. Que en su cotidiano, educandos y educadores recuperen y cultiven

valores humanos como la solidaridad, la lealtad, el compañerismo, el espíritu de sacrificio por el bien del colectivo, la

libertad, la sobriedad, la belleza, la disciplina, la indignación ante las injusticias sociales y las discriminaciones y prejuicios

de todos tipos, el compromiso con la vida, con la tierra y con nuestra identidad.

2. Cultivo de la memoria y aprendizaje de la historia. La historia se hace proyectando el futuro a partir de las lecciones

del pasado cultivadas en el presente. Y no hay forma de mantenerse como luchador del pueblo sin una perspectiva

histórica.

3. Producción de conocimientos humanamente significativos. Necesitamos de una ciencia que nos ayude a disminuir la

miseria humana (Bretch); que dé al pueblo herramientas de liberación de su opresión (Paulo Freire); que sea un modo

de resolver nuestros problemas de ser humano (José Martí). Se precisa desarrollar el valor de la apropiación y

producción seria de conocimientos; hacer de los problemas de la realidad la base de la producción de estos

conocimientos; que construyan, colectivamente, métodos de enseñanza que garanticen el aprendizaje, no sólo de los

conocimientos en sí mismos, sino la forma de producirlos y un modo capaz de aprender la complejidad cada vez mayor

de las cuestiones de la realidad (local, nacional, mundial, global) en que vivimos.

4. Formación para el trabajo. Las personas se humanizan o se deshumanizan, se educan o se deseducan a través del

trabajo y de las relaciones sociales que establecen entre sí en el proceso de producción material de su existencia. Con

nuestro Proyecto Democrático de Educación y Cultura, estamos intentando construir un nuevo sentido para el trabajo,

nuevas relaciones de producción y de apropiación de los resultados del trabajo; una experiencia que comienza en

nuestras Escuelas Integrales de Educación Básica, en la propuesta de lecto-escritura, en los Centros para el Desarrollo de

la Creatividad, la Cultura, el Arte y el Deporte, en la Alfabetización Popular, en la promotoras del poder popular, y los

demás programas..

5. Formación organizativa. El sentirse o saberse parte de una colectividad, comprendiendo que la fuerza social y política

de las acciones de una persona está en la fuerza organizativa de su colectivo, y al mismo tiempo que la fuerza del

colectivo está en la actuación de cada persona, es ahí la base de la formación de lo que llamamos conciencia

organizativa. A partir de ahí la intención pedagógica del Movimiento puede llevar (o puede consolidar) el aprendizaje

más profundo de una posición ante la vida, del mundo. Ante una situación-problema es necesario organizarse y actuar

reflexivamente para resolverla; en vez de inmovilismo, organización y acción!

6. Formación económica. Una de las dimensiones de la lucha del movimiento es la inserción de los militantes en nuevos

procesos económicos, o nuevas relaciones sociales de producción, distribución y apropiación de bienes y servicios

necesarios para el desarrollo humano. Se trata de desarrollar la capacidad de comprensión y de inserción activa en

procesos económicos más complejos, y que exigen una visión de sistema, o sea, un raciocinio capaz de percibir

relaciones y de tener visión de conjunto; capaz de anticiparse a los problemas por el análisis de las implicaciones a

mediano y a largo plazo de cada acción o decisión que se tome.


7. Formación política e ideológica. El Movimiento tiene un objetivo político bien definido: quiere ayudar a construir el

Proyecto Alternativo de Nación, un país sin explotación, sin marginación ni exclusión, un país justo, soberano y

democrático. El Movimiento se propone educar seres humanos que también sean militantes de la causa de la

transformación del mundo, ello implica conciencia política y firmeza ideológica. Conciencia política que nos exige

participar de las luchas sociales por un mundo mejor. Firmeza ideológica como claridad y defensa intransigente de los

intereses de clase y de la organización, ante cualquier situación o embate. Juntas, combinan valores, convicciones,

sentimientos, identidad colectiva, con un conocimiento profundo de la realidad en que se vive, sus relaciones y su

movimiento histórico. Y con una actitud permanente de crítica y autocrítica, de apertura a lo nuevo.

8. Formación para lo lúdico. Uno de los aprendizajes de quien participa en el Movimiento es mezclar la dureza de la

lucha por la defensa de los derechos sociales, con la capacidad de jugar, de divertirse, de mirar la vida de una forma

menos dramática. Aprender a celebrar, a convivir, a jugar, también ante las derrotas que la dinámica de la vida de los

integrantes del movimiento nos impone. Combinar mística, utopía y alegría de vivir para volver más ligera la elección de

ser un luchador del pueblo, de vida entera.

9. Cuidado con la tierra y con la vida. El Movimiento considera como sus principales compromisos con el cuidado de la

tierra y con la vida: Amar y preservar la tierra y los seres de la naturaleza; Perfeccionar nuestros conocimientos sobre la

naturaleza y la agricultura orgánica; Producir alimentos para eliminar el hambre de la humanidad y evitar la monocultura

y el uso de agrotóxicos; Preservar la vegetación existente y reforestar nuevas áreas; Cuidar los mantos acuíferos, ríos,

presas y lagos y luchar contra la privatización del agua; Embellecer las escuelas y las comunidades, plantando flores,

hierbas medicinales, hortalizas, huertos y árboles; Tratar adecuadamente los deshechos y combatir cualquier práctica de

contaminación y de agresión al medio ambiente; Practicar la solidaridad y rebelarse contra cualquier injusticia, agresión

y explotación contra la persona, la comunidad y la naturaleza; Luchar contra las medidas neoliberales para que todos

puedan tener asegurada su sobrevivencia humana (salud, vivienda, educación alimentación, empleo y recreación).

Las prácticas que pueden constituir el cotidiano pedagógico de la escuela implementando situaciones de aprendizajes

diversos, capaces de hacer notar la complejidad del proceso de formación humana que pretendemos. Es importante

pensar en un conjunto de prácticas entrelazadas que puedan garantizar más fácilmente esta formación

multidimensional, que esté en sintonía permanente con el movimiento de la realidad y con el proceso de formación de

sus educandos. Se precisa pues pensar el proceso educativo desde la planeación de las prácticas en el estudio

académico, en los talleres, en la incorporación del trabajo y la producción, en la gestión colectiva comunitaria, en las

actividades artísticas, deportivas y culturales comunitarias, en la participación en las acciones del movimiento fuera de la

escuela, en la lucha y de manera especial, la sistematización de las prácticas.

Ubicar las dimensiones y los elementos que las conforman puede ayudarnos en la elaboración de nuestro plan de

transformación escolar-comunitario.

* No olvidar que en el proceso de planeación participativa comunitaria, es obligado incorporar como tarea primera la

elaboración del diagnóstico a partir del cual, atender lo más urgente en cuanto a aspectos a resolver o a fortalecer, así

como saber con qué y con quiénes contamos; qué es lo que tenemos que generar y en quién nos podemos apoyar. La

columna que presenta los elementos que conforman las dimensiones puede ser el punto de partida para el diagnóstico.

12. El trabajo, una nueva lectura desde los procesos de precarización*

Octavio Maza**


En este artículo se revisan los debates en torno a los cambios que ha sufrido el mundo laboral, para insertar los aspectos

relativos a la pre- carización. De manera particular se aborda el trabajo femenino para mostrar cómo algunas formas de

trabajo representan una transposición de límites de los diversos espacios vitales.

El proceso de precarización del trabajo y la forma en la que los riesgos son trasladados a los trabajadores se han

convertido en elementos fun- damentales para explicar y comprender el mundo laboral. Este aspecto cobra mayor

relevancia en virtud de que dicho proceso implica que las empresas se deshagan de los costos sociales de los trabajos

asalariados. En tal sentido conviene reflexionar sobre los cambios producidos en el mundo del trabajo y sus

repercusiones en el resto de la vida social.

Con lo anterior, se reconoce un proceso en el cual los trabajadores se ven afectados por condiciones que impiden

acceder a formas de trabajo estable, lo que se conjuga con cambios culturales que pueden hacer deseable la

inestabilidad, que se convierte en un estilo de vida, pues las determinacio- nes que influyen en el mundo laboral

también generan transformaciones culturales.

* Este artículo presenta las reflexiones realizadas a partir de la investigación doctoral “Análisis de formas de trabajo no

asalariado y su relación con otros espacios de la vida. Un estudio de caso: las vendedoras de Jafra Cosmetic’s en Morelia,

Michoacán”, presentada en el programa de estu- dios laborales de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad

Iztapalapa. El trabajo de campo se realizó en Morelia e incluyó la aplicación de una encuesta y entrevistas a profundidad

a las vendedoras de dicha empresa.

** Profesor investigador de la UAA. Correo electrónico: octaviomaza@hotmail.com

El trabajo, un concepto a debate

El trabajo se relaciona con diversos factores de la vida social, es decir, no es un ámbito independiente (Salles, 1999). Se

encuentra integrado a esfe- ras constituyentes de la vida de las personas y funciona como un espacio organizador de

ellas. En este sentido, el cambio de la actividad laboral afecta diferentes campos de la cotidianidad, entre ellos factores

funda- mentales como el tiempo y los recursos económicos de las personas y los hogares (Heller, 1977). En algunos

modelos analíticos tradicionales, la ac- tividad laboral es un elemento que ordena el tiempo y genera identidades. Pero

este orden se trastoca cuando aparecen configuraciones de trabajo con formas diversas, y llega a su extremo cuando se

experimenta la carencia de una actividad laboral que permita obtener los recursos para la sobrevivencia, lo que genera

una modificación de los vínculos sociales, pues las posibilida- des de la vida y el tiempo liberado se reconfiguran y toman

diversos sentidos. El trabajo es un factor fundamental y necesario para la subsistencia de la mayoría de los seres

humanos, revestido de múltiples significados y con- tenidos; éstos varían según su importancia para las personas,

dependiendo de factores sociales e históricos. Así, la relación que el trabajo tiene con el resto de la vida adopta

conformaciones acordes con cada caso concreto. Existe una gran variedad de sentidos que se elaboran con respecto al

tra- bajo, así como acuerdos que se construyen a partir de esto.

En los estudios sobre el tema existe una tendencia a equiparar el trabajo con el asalariado, por lo que consideramos

importante rescatar una serie de elementos que permitan definir de manera más amplia la actividad la- boral.

Integramos una breve revisión de las características propuestas por Applebaum (1992), autor que analiza las

generalidades del trabajo y se refiere a una serie de rasgos que han acompañado a éste a través de la his- toria. Lo

anterior permite afirmar que el trabajo asalariado es la parte menos común del trabajo humano y, desde algunas

perspectivas, no se le perci- be como la forma típica de trabajo.

El trabajo es una actividad humana que en el transcurso de la histo- ria ha adoptado distintas características y que, en

una relación dialéctica, transforma el mundo y es determinado por él. También genera relaciones que dan lugar a


nuevos modos de vida, lo que produce cambios diversos, como los relativos a la vivienda (y sus atributos), a las rutinas

cotidianas de convi- vencia, a la organización del tiempo dedicado a otras actividades, etcétera.1

Una vez planteado de manera sucinta el concepto de trabajo presentare- mos algunas líneas útiles para explicar los

cambios generados en este campo de la realidad. La reestructuración productiva es un concepto que conlleva la

reformulación del trabajo, la redistribución de las ganancias y de pres- taciones tales como la seguridad social,

condiciones en las que los traba- jadores tienden a ser desfavorecidos. Una de las consecuencias de este cambio es que

genera incertidumbre y desigualdad social, lo cual aumenta el tra- bajo remunerado que se realiza en el hogar y propicia

una transformación que deja sin sentido, al menos de forma parcial, la idea del empleo.

Existen diversas visiones sobre los cambios en el mundo del trabajo; partimos de la propuesta de De la Garza, cuando

discute las cuatro tesis fundamentales (de la Garza, 1998):2

• La primera tesis implica un cambio en la estructura ocupacional.

Desde esta perspectiva los servicios tienen un crecimiento de mayo- res proporciones con respecto a la industria. Se

plantea el incremento de los trabajadores calificados, así como el de los trabajos atípicos. En este último renglón están

los trabajos precarios, los realizados por hora, por cuenta propia y los eventuales.

Los cambios descritos generan una heterogeneidad de trabajado- res, y el aislamiento de éstos produce una gran

variedad de identi- dades, que da lugar a posibilidades de construcción de nuevos sujetos sociales, con características y

demandas distintas (Touraine, 1999).

• La segunda tesis plantea el fin de la centralidad del trabajo como estructura ordenadora de las identidades

individuales y colectivas, y considera que el mundo extralaboral ha tomado mayor importan- cia en la conformación de

identidades. En este sentido, resulta inte- resante preguntarse por el lugar del trabajo cuando está mezclado con una

serie de actividades que no entran en la categoría tradicional de trabajo, pero forman parte de la reproducción de las

personas, sus hogares y sus familias. Esta inquietud nos conduce a recuperar las personas (Williams, 1958, cit. en Salles,

1999). El sentido social se construye por una serie de factores, entre los cuales se encuentra el trabajo. Si consideramos

las transformaciones que está teniendo el trabajo en la actualidad, podemos descubrir que con él se modifican las ideas

de tiempo –pasado y presente– y de espacio. En consecuencia, el trabajo contribuye a la conformación de nuevos

sentidos sociales (Salles, 1999).

• La tercera tesis arguye que, actualmente, la riqueza se crea en el sector financiero global y comercial; es decir, ya

no depende tanto del trabajo industrial como sucedía antes. La riqueza se genera me- diante acciones especulativas

realizadas por organismos que resultan ser entidades imposibles de enfrentar, ya que, de hecho, no tienen cara (Medà,

1996).

La segunda y la tercera tesis pretenden restar importancia al trabajo en la vida de los sujetos y en cuanto elemento

indispensable en la producción de la riqueza. En oposición a dichos razonamientos di- versos desarrollos teóricos

asumen que el trabajo sigue siendo fac- tor fundamental para la vida de los sujetos y para la creación de la riqueza.

• Por último, la cuarta tesis considera que la crisis del trabajo es un pro- blema político que implica que la clase

obrera fue derrotada en los años ochenta. Ahora las empresas buscarán los espacios donde se ga- rantice la ausencia de

conflictos, mano de obra dócil, barata y califi- cada. Por esta razón las actividades se orientan a la lucha por los

mercados (Ozaki, 1996 y Jurgens, 1995, cit. en de la Garza, 1998).

Es posible establecer algunos puntos de consenso en torno a la tras- formación del mundo del trabajo, sobre todo en lo

relativo a un mercado laboral con mayor incertidumbre, lo que da la pauta para abordar las nuevas formas de trabajo,

las cuales se analizan en el próximo apartado.


Las nuevas formas de trabajo

El empleo formal y típico (asalariado, estable y protegido) ocupa una proporción cada vez menor de la humanidad, el

resto se ubica en formas de trabajo distintas,3 que deben ser comprendidas en toda su complejidad y suponen, por

parte de la población, diversos tipos de respuesta determi- nados por factores como la clase social, la posición

económica y el sexo. Estudiar el mundo del trabajo –desde una concepción amplia– plantea problemas en dos niveles:

por un lado, se maneja la idea tradicional de que el trabajo por excelencia es el típico asalariado industrial, y los otros

quedan fuera; lo que se traduce en que pocos estudios aborden traba- jos diversos, atípicos, etcétera. Por otro lado, se

establece la necesidad de construir instrumentos de análisis para captar lo específico de cada mo- dalidad de trabajo.

Esto último resulta fundamental, ya que muchos de ellos tienen características que los hacen de difícil ubicación y

reconocimiento. Recientemente se ha incrementado el interés por labores que exceden los límites del trabajo asalariado

industrial, pese a que siguen predomi- nando los estudios sobre trabajos “típicos” –aquí referidos a aquellos que se

realizan en una empresa, con la presencia de un sindicato, con horarios determinados, etcétera–. Por lo anterior, deben

abrirse espacios para co- nocer aquellos trabajos considerados atípicos, que ocupan a buena parte de la población.

Aunado a ello conviene enfatizar que lo que hoy día deno- minamos trabajo atípico siempre ha existido, aunque bajo

modalidades distintas de las actuales.

Si bien el empleo en el sector industrial sigue siendo importante, exis- ten grandes grupos que se trasladan al

autoempleo y a los trabajos atípicos en general, lo que crea segmentos de población que ingresan a un tipo de trabajo

que en algunas regiones parece anómalo, pero que en países como México ha existido desde hace mucho tiempo.

Algunos factores que contribuyen a lo que estamos mencionando son la forma en que se compra la fuerza de trabajo: no

se adquiere de manera continua (como sucede en el trabajo típico), sino en tiempo discontinuo y las labores no se

realizan en un lugar determinado explícitamente. Esta forma de organizar la jornada hace que la fuerza de trabajo se

comprometa más que cuando la jornada tiene una duración lineal –con un inicio y un fin claramente especificados–, ya

que esto entraña distintas formas de pre- sión. Entonces se establece una colonización del tiempo: el trabajo invade

más espacios y relaciones, pues de ello depende obtener mayores ingresos y, como factores del trabajo, cobran

importancia las relaciones sociales o el estado de ánimo.

En conclusión, los cambios se manifiestan en las formas de contratación, en la determinación de la jornada, en los

lugares de trabajo, las modali- dades de pago y de control, las garantías sociales y la estabilidad del vínculo laboral.

Los estudios sobre la transformación del trabajo

A pesar de que los estudios en materia laboral han abordado de manera preferente los temas de trabajo típico

industrial, ya existen debates sobre el trabajo atípico. En las líneas siguientes presentamos algunas de las mi- radas

analíticas más relevantes.

Bourdieu afirma que actualmente la precariedad está en todas partes, pues existe un proceso (flexibilización del trabajo)

que pretende convertir a la mayoría de los trabajadores en precarios. Pone especial atención en los efectos de este

fenómeno: “La precariedad genera invisibilidad, porque desarticula y presiona, hace que los seres humanos vivan en

constante in- certidumbre. Es una inseguridad administrada que destruye todo lo que toca” (Bourdieu, 1999). En este

sentido, es exagerado pensar –desde una perspectiva pesimista– que el efecto de la inseguridad es la desarticulación de

la sociedad: de hecho los efectos son nuevas formas de organización social, nuevos sentidos de la vida y la conformación

de los sujetos. Basta decir que al mismo Bourdieu le sorprende ver cómo se han generado movimientos en los cuales se

organizan los desempleados.

Desde otro punto de vista, que rechaza las posibilidades de otras articu- laciones, se discuten la transformación del

trabajo y la necesidad de distri- buirlo; y se busca, además, un concepto inédito del tiempo y su uso (Jáu- regui, 1999). Se


niega, con esto, el contenido político del amplio debate sobre el trabajo humano y lo que en él se juega, tanto en la

subsistencia de los sujetos individuales y de las familias como en la construcción de la propia sociedad en un sentido

amplio. La idea de distribuir el trabajo –for- mulada por algunos autores europeos– parece muy lejana para gran parte

de las sociedades en el mundo, por ejemplo para la mayoría de la gente de los países pobres en donde reducir la jornada

no es una alternativa, por los efectos que esto tiene sobre sus ingresos.

Asimismo, algunos investigadores proponen el surgimiento de una “nueva clase de servidores no calificados” que

realizan trabajo precario y cuya función es servir a los que tienen algún empleo y que conforman la nueva clase

privilegiada. Esa condición tiene un referente empírico claro, aunque no aporta muchos elementos para explicar la

nueva conformación del mundo del trabajo (Castells, 1999). Sin embargo, estas afirmaciones nos permi- ten observar

formas de trabajo con diversas configuraciones, que son nuestro objeto de estudio. De ello se deriva su utilidad, más

descriptiva que ex- plicativa.

Tras revisar la situación del trabajo y el constante aumento del desem- pleo en el mundo, algunas propuestas conciben

al primero como un bien en extinción, lo que explica la creciente marginación para el gran número de personas que no

encuentra empleo. De manera que en un mundo donde buena parte de la población ha dejado de ser útil para los

empleadores, se requiere un nuevo orden y nuevos sentidos para el trabajo (Forrester, 1999). Existe la posibilidad de

que el trabajo devenga en otros sentidos, aunque por ahora no podemos negar que para la mayoría de la población

tiene un sentido fundamental: obtener los recursos para cubrir las nece- sidades de la subsistencia.

Otro aspecto relevante es que el trabajo vivo pierde importancia en el proceso de producción –ya que la maquinaria

desplaza mano de obra–, lo que obliga a un inmenso número de personas a permanecer en el des- empleo y vivir en la

miseria. El desempleo se torna un problema esencial del mundo moderno, si bien muchas veces las grandes cifras lo

ocultan mediante diversas formas de medirlo. Tal vez un indicador más confiable sea la cantidad de empresas que

cierran o que reducen su personal con- tratado.

A decir de algunos autores, la tecnología es la principal causa del cre- ciente desplazamiento de la mano de obra (Rifkin,

1996), incluso los empleos de alta tecnología terminan por ser eliminados por sus propios descu- brimientos y

aportaciones (Aronowitz, 1994). Sin embargo, no hay que confundir al enemigo, pues estos señalamientos hacen pensar

en los mo- vimientos obreros que destruían las máquinas por considerarlas el elemento opresor: es el uso y

aprovechamiento de la tecnología en el marco de una racionalidad expresada en la búsqueda de la ganancia lo que

propicia el desplazamiento de la mano de obra. La fuerza laboral pierde importancia para las organizaciones en tanto

éstas hacen uso del trabajo acumulado que implica la tecnología o establecen estrategias que se traducen en la intensificación

de jornadas con un reducido número de trabajadores, me- diante los nuevos paradigmas gerenciales.

De lo anterior se derivan dos consideraciones: a) existen campos en los que se mantiene el uso intensivo de la mano de

obra, por ejemplo algu- nos tipos de maquiladoras; y b) es imposible la eliminación absoluta de la mano de obra, pues

se requieren operadores de los equipos, aun en los de alta tecnología. En suma, podemos reconocer la concurrencia de

una serie de aspectos que se conjugan para explicar la situación actual del trabajo: crisis económicas, cambios en los

mercados, razones demográficas e inten- sificación del trabajo, lo que conlleva un incremento de los desplazados del

mundo del trabajo.

A dichos cambios se integran modificaciones en el significado y en la forma en que se realiza el trabajo, y las

posibilidades que se generan cuando los límites entre el trabajo y el no trabajo –en sus múltiples esferas– se rompen o

diluyen (de la Garza, 1998). Con esto se crean posibilidades de acción de los sujetos sociales; en esos espacios liberados

surgen respues- tas novedosas, salidas construidas por los individuos que, al hacerse cons- cientes de su historicidad, se

constituyen nuevos sujetos (Touraine, 1999).4


Finalmente, el trabajo se transforma y, con éste, los sujetos que lo rea- lizan, lo que nos compele a observar a los sujetos

como un producto de esta realidad cambiante. Las formas que adquiere la jornada, el significado y el sentido del trabajo

deben ser interpretados en el proceso que sigue cada grupo y en las determinaciones a las que es sometido.

La precariedad y el futuro del trabajo

En líneas anteriores hemos utilizado el concepto de trabajo precario, por ello consideramos conveniente definirlo en

este momento. En algunos tex- tos se precisa como aquel en el que no existe algún tipo de prestación social (García,

1999). Otros juzgan que su característica esencial es la falta de esta- bilidad, por ejemplo el trabajo a domicilio, la

subcontratación, actividades con contrato temporal y por tiempo determinado. Esto no contradice nuestra primera

afirmación, pues la acción de cancelar prestaciones a los trabaja- dores se vincula con los trabajos inestables (Zenteno,

1999).

Otras características que se le atribuyen es que deja de estructurar el tiempo cotidiano, así como su inestabilidad,

volubilidad, flexibilidad e incon- sistencia tanto material como inmaterial (Gorz, 1998). Para nosotros, el trabajo sí

estructura el tiempo y la vida cotidiana en tanto es parte funda- mental del tiempo de vida, si bien es cierto que el uso

del tiempo, como se le entiende tradicionalmente, se transforma, y entonces se producen nuevas configuraciones

temporales.

El trabajo precario, de acuerdo con Mückemberg, es aquel en el que la empresa traslada el riesgo a los empleados, y

éstos reciben la parte más pequeña de los beneficios, es decir, el riesgo que corren no es retribuido. Los beneficios se

ubican más en la posibilidad de trabajo independiente o en mayores opciones de tipo personal (Mückemberg, 1996).

Leiva, desde una perspectiva de género, lo considera como un producto de la flexibilización del mercado de trabajo, que

ha dado lugar a un proceso en el que han aumentado las nuevas y las viejas formas de trabajos preca- rios. Las nuevas

son el trabajo a domicilio, el eventual y el de medio tiempo, mientras que las viejas son el trabajo doméstico5 y por

cuenta propia.

Por lo anterior se propone un concepto que incluya la inestabilidad, la carencia de protección, la inseguridad y las

debilidades sociales y econó- micas, como una conjunción de factores articulados de maneras diversas. Para Todaro los

rasgos esenciales son la inestabilidad, la falta de seguridad social y el trabajo por cuenta propia con muy poco salario, lo

que da lugar a las siguientes clasificaciones: a) trabajadores y trabajadoras perma- nentes sin contrato, b) trabajadores y

trabajadoras permanentes con con- trato sin seguridad social, c) servicio doméstico permanente sin seguridad social, d)

servicio doméstico no permanente, e) trabajadores y trabajadoras por cuenta propia que ganan menos de un salario

mínimo, f) familiares no remunerados (Leiva, 2000).

Para este estudio resulta más conveniente identificar a la inestabilidad como factor fundamental, considerando el

peligro que se corre (no siempre pagado) como otro elemento determinante. Aunque no se perderán de vista la

ausencia de prestaciones sociales, el grado de flexibilidad del trabajo, ni aspectos materiales e inmateriales relacionados

con la inconsistencia y la volubilidad. Además, debemos examinar las ventajas que el trabajo pre- cario brinda a algunos

grupos, al ofrecer una organización del tiempo accesible para condiciones que dificultan la movilidad o para realizar

otras actividades.

En los párrafos previos hemos presentado una tendencia que señala cambios laborales a partir de los cuales se reduce la

protección (social y laboral) en la que viven los trabajadores. Mediante programas de flexi- bilización o formas de trabajo

que en apariencia son por cuenta propia, las empresas logran deshacerse de los costos y compromisos del trabajo asalariado.

Tras lo anterior, concluimos que las transformaciones en el trabajo están produciendo modificaciones en los

sentidos sociales, en aspectos obje- tivos y subjetivos de la vida diaria de los seres humanos.


La colonización del tiempo

Hemos planteado que uno de los rasgos principales de la precariedad es la confusión de los espacios de la vida. Estamos

acotando confusión como la dilución de los límites, su trastrocamiento o traslape, lo que se traduce en que los sujetos

no puedan distinguir con claridad dónde empieza uno y dónde termina el otro, así como los recursos obtenidos e

invertidos.

Resulta importante hacer una revisión teórica para comprender la forma en la que se rompen los límites tradicionales

del trabajo, en su relación con otros espacios de la vida. Hemos ordenado la reflexión en cuatro apartados: los límites

entre trabajo remunerado y otras actividades, entre racionalidades, entre usos del tiempo y entre espacios físicos.6

La frontera entre trabajo remunerado y otras actividades se desdibuja cuando no se puede reconocer cuándo inicia el

primero y cuándo el resto de las actividades vitales (el cuidado de los hijos, los quehaceres domésticos, la vida social, la

convivencia familiar e incluso otros trabajos remunerados). En las jornadas de trabajo femenino, particularmente

cuando se vinculan a lo doméstico, resulta muy complejo establecer los límites temporales, ya que no es sencillo

reconocer el momento en que se inicia y termina el trabajo, definido como la jornada interminable, con múltiples

consecuen- cias sociales y políticas (Durán, 1986).

En cuanto a la racionalidad, hallamos que conviven actividades con distintos propósitos, lo que se expresa en una

conjunción de aquellas rela- cionadas con la cooperación, las redes sociales y los afectos, con aquellas encaminadas a la

obtención de un beneficio económico. Con lo anterior se produce un espacio donde coexisten lógicas distintas y, en

ocasiones, contradictorias, la de la ganancia, y otra que, por ahora, llamaremos la solidaridad.

El tiempo de trabajo se confunde con el resto de la vida diaria. Hay ac- tividades que permiten dedicar tiempo al cuidado

de los hijos, a las labores domésticas o pueden realizarse simultáneamente a otro trabajo remune- rado. La flexibilidad

del tiempo parece ser un logro, pues otorga mayor libertad a los trabajadores; pero, a la par, tiene efectos en las

condiciones de trabajo y en las posibilidades de articulación entre los sujetos sociales. Los cambios que se producen con

respecto al tiempo implican modi- ficaciones tanto en la forma de ordenar la vida y el trabajo como en el nivel de la

experiencia laboral y subjetiva de los trabajadores (Supiot, 1999). Entendemos dichas transformaciones como las

expresadas en los cambios en los horarios (de comida, de descanso, de sueño) y en la diversidad de ex- tensión de la

jornada. La flexibilidad de horario conlleva el incremento de la intensidad y la existencia de múltiples compromisos más

allá del trabajo mismo.

Al realizar trabajos cuyos espacios no se determinan con nitidez, la casa o el lugar de trabajo –cuando se tiene– se

convierten en centro de trabajo, bodega, oficina y espacio para recibir a los clientes. Los recursos dedicados antes al

servicio de la familia –el teléfono y el automóvil, entre otros– pasan a formar parte de los medios de trabajo.

Finalmente, la estructura de este trabajo dificulta la posibilidad de encontrarse con otras personas que realicen este

mismo trabajo, por lo menos en la forma como sucede entre quienes tienen un empleo en un espacio determinado. Por

ende, se hacen

Es decir, los cambios son distintos para cada grupo social y se configuran mediante la conjunción de múltiples aspectos

estructurales y subjetivos. Al buscar explicaciones sobre lo que se modifica en la cotidianidad encon- tramos el concepto

de los cambios moleculares (de la Garza, 1998 y Zemel- man, 1997),7 que reconoce la posibilidad de transformaciones

en los sujetos individuales sin dejar de considerarlos producto de las determi- naciones sociales. En esas

transformaciones, que son parte de un proceso de cambio y reconfiguración de lo social, intervienen factores


relacionados con la conformación subjetiva de los diversos actores. Al revisar este con- cepto buscamos entender los

condicionantes individuales y sociales que influyen en la entrada y permanencia en el trabajo precario. Algunos ejemplos

de los cambios sociales que nos interesan son los que guardan relación con el ingreso de las mujeres al mercado de

trabajo y las formas de organi- zación familiar que surgen (Benería, 1992 y García, 1999), además de la valoración, por

parte de la misma mujer, de sus propias actividades y de su contribución al sostenimiento del hogar (Benería, 1992).

Asumimos una relación en la cual la vida en su conjunto (género, raza, clase) influye en el trabajo al que se puede

acceder; es decir, la manera como se observan las situaciones y las posibilidades y lo que se juzga de- seable para cada

sujeto y grupo social (Bourdieu, 1990).

En párrafos anteriores se observó que los cambios en el trabajo producen nuevos sentidos y relaciones sociales. Con

esto se transforma, además, el uso del espacio, del tiempo y de la organización de la familia, lo que implica nuevos

acuerdos y equilibrios de poder (Jelin, 1999).

El trabajo y la exclusión

Si bien es verdad que en ciertas condiciones la flexibilidad laboral puede beneficiar al trabajador al ofrecer mayores

opciones para realizar diver- sas actividades, la gran mayoría son trabajos precarios que se realizan sin protección, sin

beneficios y siguiendo las fluctuaciones del mercado, lo que representa notables desventajas para los trabajadores. Una

forma de explicar el fenómeno es partir de un mundo dual:

Por un lado, encontramos a los que tienen empleo y forman parte de la elite, dando lugar a un mundo hiperactivo,

donde las nuevas formas de adminis- tración hacen que la presión en el trabajo aumente. Además de la presión que significa

saberse fácilmente desplazado por los miles de desempleados. (Gorz, 1998)

Por otra parte, están las grandes cantidades de desplazados, que repre- sentan a una masa excluida. Son ellos quienes

quedan fuera de las presta- ciones sociales y del vínculo e integración social que significa el trabajo. Se convierten en

una reserva de trabajo para los servicios que requiere la capa privilegiada emergente, debido a que los empleados no

tienen tiempo de realizar determinadas actividades y los desempleados necesitan ocuparse. Las actividades que llevan a

cabo se clasifican como servicios, los cuales crecen día con día: venta de comida rápida, cuidado de niños, servicios de

belleza y sexuales. Estas tareas tienen formas de contratación diseñadas de manera ambigua que dejan diversos

aspectos sin especificar. Así, se genera un sector de la sociedad que actúa de forma semejante a los ser- vidores del siglo

pasado, con la diferencia de que hoy en día son adminis- trados por una empresa, dando lugar a relaciones de trabajo

precario, a destajo, etcétera (Gorz, 1998 y Castells, 1999).

Este mundo dual oculta una condición: si bien existen grupos privile- giados por los cambios en el mundo del trabajo y

ocupaciones que se be- nefician de las condiciones actuales, los datos demuestran que la presión ejercida sobre algunos

grupos afecta al conjunto de la sociedad, de forma que las ocupaciones de alto nivel de especialización son también

afectadas; los ejemplos en la literatura se pueden observar en los trabajos de Sennett (1998) y Aronowitz (1994).

¿Para qué trabajan los seres humanos?

Este apartado aborda un aspecto que se ha desarrollado en la bibliografía reciente, el relativo a que el trabajo podría ser

una función para que la huma- nidad se realice más allá de la satisfacción de las necesidades primarias.

Desde esta perspectiva, el trabajo puede ser el espacio donde se llevan a cabo las actividades encaminadas al consumo

que permiten la subsistencia de las personas, pero no sólo eso, es también, donde se construye a sí mis- ma la

humanidad.


Frente a quienes sugieren el fin del trabajo, afirmamos que el trabajo como tal no ha terminado, que es parte

constituyente de la humanidad. El problema radica en las formas de trabajo asalariado que se agotan y se re- configuran,

dando cabida a menos seres humanos y generando presión sobre los que tienen un empleo.

Se ha construido una utopía en la que se piensa que los trabajos que ocupan menos tiempo darán como resultado

sujetos con posibilidades de dedicarse a actividades que les brinden mayor satisfacción. Dicha pro- puesta no considera

que buena parte de la población no encuentra un tra- bajo remunerado, mientras el resto trabaja con mayor intensidad,

lo que implica que esas condiciones se conjuguen para presionar a ambos segmen- tos de la población.

La disminución del trabajo asalariado, la producción con menos mano de obra, el trabajo con mayor capacitación, entre

otras, son condiciones que generan cambios en la sociedad, observándose nuevas formas de mar- ginación expresadas

en la imposibilidad de emplearse.

Con base en el interesante y provocador planteamiento de Gorz (1998) sería posible pensar que estamos en el declive

de una utopía y ante la ne- cesidad de crear otra que brinde sentido a lo humano, más allá de cómo lo hemos entendido

hasta ahora. El autor se pregunta ¿cómo organizarán su vida las próximas generaciones, las cuales estarán obligadas a

repartirse cantidades menores de trabajo? El mundo sin trabajo no parece ser una alternativa; sin embargo, la sociedad

tiende a organizarse de diversas for- mas: cambia la concepción del tiempo, el trabajo en tiempo lineal deja de serlo y se

trabaja en tiempos con múltiples sentidos.

Recuperando el planteamiento inicial de este documento, el trabajo es una construcción social y, por lo tanto, tiene

múltiples significados para los sujetos, además de que conjuga una serie de elementos subjetivos y estructurales. En tal

sentido, un punto de debate es el establecido por Habermas, quien esboza una tesis que vale la pena discutir, relativa a

que el trabajo puede ser un factor en la construcción de lo social o se le puede interpretar simplemente como un

empleo y, en consecuencia, como una forma de supervivencia. El trabajo puede tener dos acepciones: por un lado, es la

forma en que nos vinculamos con la sociedad, pero también es el conjunto de actividades que realizamos para

sobrevivir. Esta dualidad permite pensar al trabajo desde otra perspectiva y reflexionar acerca de los problemas

asociados al desempleo. De acuerdo con la segunda posición, el contenido y el peso de tener un tipo de trabajo u otro

resultaría poco im- portante, en función del rescate de una serie de actividades que trascienden la producción.

Desde dicha concepción, los seres humanos no sólo cuentan con el tra- bajo para estar juntos, tienen también la palabra

y el diálogo. Si se esti- ma que las relaciones sociales no se limitan a las de producción, entonces tampoco la política lo

hará a la economía, ni el diálogo a la producción (Medà, 1996). Al definirlo como un mero instrumento de supervivencia,

el trabajo deja de ser entendido como vínculo social y, por ende, podemos trascender el desempleo como un

instrumento de exclusión. La política es el espacio en el que se pueden construir mayores campos de acción co- lectiva y

es, quizá, donde podría encontrarse la reducción del espacio del trabajo y los nuevos conceptos que nos permitan

conocerlo.

Los argumentos anteriores son debatibles, ya que ocultan la condición del trabajo como un elemento que construye y

constituye la propia huma- nidad. Además no consideran que la gran mayoría de las personas necesita del trabajo para

su sustento y que en función de esas actividades orientan su vida y los aspectos relativos a la reproducción biológica y

cultural.

El trabajo y la mujer

Las diferencias entre el trabajo femenino y el masculino se remontan a la división sexual del trabajo y hacen pensar en

una historia de exclusión, de asignación de labores de reproducción a las mujeres y de una pobre o nula valoración de la

aportación de éstas a la vida social y económica (García,


1999; Salles, 1999; de la O, 2000).

Este tema es desarrollado con amplitud por Marta Lamas, quien ubica el debate feminista en un discurso

aparentemente asexuado, pero que en realidad se refiere a lo masculino, situación que niega la diferencia o, en el mejor

de los casos, la jerarquiza.

1. Ampliación de oportunidades de empleo debido a que diversos tra- bajos, antes exclusivos de hombres, exigen ahora

menor fuerza física. Por otra parte, influye la existencia de un mayor volumen de trabajo a tiempo parcial y a domicilio,

aunque muchas de estas ocupaciones favorecen a personas con alto nivel de calificación, lo cual no siempre garantiza

más puestos de trabajo para las mujeres.

2. Discriminación laboral, la cual se ha ampliado con la flexibilidad.

Algunos grupos tradicionalmente discriminados, como las mujeres, se ven obligados a aceptar empleos con malas

condiciones, en cuyos casos la flexibilidad funciona como un factor de justificación de la explotación y la segregación

(Jáuregui, 1999). Se menciona, por ejem- plo, que las ventajas del trabajo por cuenta propia no son las mismas para

hombres que para mujeres. De lo anterior debe quedar claro que, como resultado de la flexibilización, se ofrecen

trabajos de alto nivel con buenas condiciones para los prestadores de servicios de alta tecnología; pero el grueso de la

población pasa a formar parte de una nueva clase de servidores sin garantía alguna, excluidos de un régimen laboral

protegido (Castells, 1999). Esto ha generado el au- mento de trabajos a domicilio y la maquila informal, actividades que

producen aislamiento social y mayor invisibilidad del trabajo feme- nino (Benería, 1992).

3. La relación entre precariedad y flexibilidad, que es un tema funda- mental en nuestra investigación. Se afirma que la

flexibilización ha generado el aumento de trabajos inestables, ocupados en su mayoría por las mujeres y los indígenas,

ambos grupos habitualmente mar- ginados (Gorz, 1998; Jáuregui, 1999). Aunque la inestabilidad carco- me diversos

campos sociales.

En este documento analizamos los cambios en el mundo del trabajo, pero de manera específica el trabajo femenino se

caracteriza por una serie de configuraciones entre trabajo doméstico (TD) y extradoméstico (TED) con diversas

manifestaciones de este último. En otras palabras, el trabajo por una remuneración convive con otros, sean o no

remunerados, lo que provoca nuevas conformaciones sociales.

Esta situación generalizada en el país afecta de manera diferenciada a diversos sectores de la población. Algunas

empresas aprovechan las condi- ciones sociales y culturales de las mujeres, quienes, en particular, se ven compelidas a

combinar el trabajo remunerado con otras actividades. El trabajo femenino tiene como característica esencial la

tendencia a crear nuevas articulaciones entre lo que es trabajo, lo que no lo es o entre dis- tintos trabajos. Las fronteras

entre el trabajo y las actividades de repro- ducción doméstica se pierden, debido a que estos espacios se confunden

–tanto en el nivel cotidiano como en el conceptual.

Los TED que se realizan en el hogar conllevan relaciones complejas con otras actividades que requieren explicación. Se

vinculan, por ejemplo, con el cuidado de los hijos, la preparación de los alimentos y las activida- des cotidianas que no se

reducen al trabajo remunerado, pero que en oca- siones le sirven de marco para realizar esta labor.

Las formas en que se articulan el TD y el TED implican que las mujeres incrementen la duración o la intensidad de su

jornada de trabajo, ya que tienen compromisos en ambos espacios. No existen elementos para de- terminar de

antemano cuál de las actividades se torna primordial y, por lo tanto, ordenadora de la vida, pues las conformaciones son

variadas. Así, resulta ilustrativo el concepto de doble presencia que desarrolla Balbo (1994), quien se refiere a un

proceso en el que las mujeres tienen trayec- torias laborales y vitales diferenciadas. En un momento se utiliza su fuerza

de trabajo en el TD, en otro en el TED y en otros en ambos. Esta circuns- tancia se ve favorecida por la tendencia a


diseñar los instrumentos –arte- factos y condiciones de consumo– que facilitan la doble presencia perma- nente. Esta

última supone que se concentre el TD y se desarrollen jornadas laborales como las de tiempo parcial, lo que a su vez se

traduce en mayores tensiones para abarcar ambos espacios.

En consecuencia, resulta imprescindible reflexionar sobre las posibi- lidades analíticas de la perspectiva que apunta la

conjunción del trabajo de ventas y el doméstico como recursos y arreglos adoptados para garan- tizar la reproducción de

la vida personal y familiar, así como una estrategia del capital. La importancia del mundo del trabajo estará relacionada

con una serie de factores que en este caso hemos definido como el modelo de mujer.8 El modelo de mujer es una

construcción analítica que entraña un proceso de tipificación que nos permite reconocer los rasgos generales de

diversos segmentos de la población, así como la forma de comportarse con y para el trabajo. Esto involucra múltiples

formas de dar sentido y de ubicarse en el mundo, aspectos que remiten a maneras de interpretar y de actuar ante las

variadas situaciones cotidianas.

Conclusión

A lo largo de este artículo hemos argumentado a favor de concebir los di- versos tipos de trabajo, nuevos o arcaicos, y de

analizarlo como una activi- dad humana productiva, sin dejarlo de lado como medio para sobrevivir, pero

reconociéndolo como una categoría más rica, no limitada al trabajo asalariado. Los individuos han construido nuevas

articulaciones con otras esferas de la vida. La forma en que conceptualizamos el trabajo tiene que ver sobre todo con el

orden de la sociedad, pues al discutir el papel del trabajo está en juego el funcionamiento de la sociedad en su conjunto

(Supiot, 1999).

El trabajo, desde esta perspectiva, no sólo se remite a la búsqueda de la subsistencia; se convierte, además, en una

forma de elaborar sentidos de la vida. Es decir, constituye una articulación dinámica entre los aspectos subjetivos y

determinantes de corte estructural.

Existen diferentes modalidades de trabajo que van más allá del conside- rado típico, aquel que se define como

asalariado. Éste representa un breve momento de la historia de la humanidad. Por ello, el trabajo requiere ser definido

de una manera más completa, útil para captar aspectos como los trabajos inestables y sin garantías, o actividades como

el trabajo doméstico, lo que se vincula con trabajos de nuevo cuño y otros que podríamos consi- derar arcaicos, en tanto

han estado presentes en nuestra realidad por mucho tiempo. Se trata, pues, de un espacio conceptual donde conviven

lo nuevo, lo viejo, lo remunerado y lo no remunerado, con el rasgo distintivo de ser actividades que contribuyen a la

construcción de la humanidad en su sen- tido más amplio.

Presentamos, además, las bases teóricas para desarrollar la tesis de que el trabajo precario genera formas de actividad

cuyas fronteras temporales, espaciales y de recursos se pierden, lo que se traduce en una forma de preca- riedad hasta

hoy inexistente, y esta condición no sólo se remite a trabajos precarios, sino a configuraciones precarias9 que afectan la

vida en su con- junto pues implican más de una combinación de actividades.

Los cambios en el mundo del trabajo se manifiestan en modificaciones en diversos ámbitos de la vida, un ejemplo de

ello son las posibilidades de construir colectividades diferentes, ya que las prácticas de convivencia se trasforman. Las

personas pueden compartir el trabajo en organizaciones sin siquiera conocerse personalmente, lo que exige nuevos

debates en torno a la construcción de identidades.

La condición del trabajo precario involucra un proceso en el que la acti- vidad laboral se torna insegura, inestable y sin

garantías para los trabajado- res; eso conduce a mecanismos sofisticados de administración del trabajo que logran

aumentar los ritmos e intensidades de la actividad. Todo esto se conjuga con la reducción de las prestaciones sociales.

El trabajo en condi- ciones de precariedad se expresa, también, en actividades de alto riesgo en las cuales los

participantes no tienen conocimiento del mercado y arriesgan su capital y trabajo sin garantías.


Estas ocupaciones movilizan recursos de los sujetos, donde la venta de la fuerza de trabajo asume formas diversas y de

mayor complejidad. Se trata de actividades que engloban variados niveles de la subjetividad, en donde aspectos como el

estado de ánimo o la presencia física se vuelven fun- damentales. El pago por la fuerza de trabajo cubre, en ocasiones,

diferentes aspectos de la vida de los sujetos, como sus vínculos sociales y afectivos. Nos encontramos ante sujetos

individuales que se enfrentan a condi- cionamientos sociales propios y que tienen la posibilidad de romper convencionalismos,

lo que podría generar sujetos capaces de confrontarse con el poder y, por lo tanto, generar cambios

culturales. De este modo abrimos el camino para considerar las especificidades producidas por los distintos tipos de

trabajo: asalariado, doméstico, por cuenta propia, independiente, a destajo, a domicilio, de maquila, de servicios, de

ocupación, subordinado, informal, precario, inestable e, incluso, el desempleo, lo cual nos lleva a afirmar que se

requieren nuevos conceptos para el trabajo y, en virtud de eso, redefinir la relación que guarda cada sujeto con el resto

de las actividades cotidianas.

13. El rol de la educación en la hegemonía del bloque popular

María Gracia

El filósofo uruguayo José Luis Rebellato (1946-1999) dedicó diversos capítulos de su obra a reflexionar sobre los aportes

del pensador italiano Antonio Gramsci (1891-1937), de quien destaca como sustantivos los aportes relacionados con la

confianza en las capacidades de los sectores populares, la integración de lo personal y lo colectivo, la elaboración de un

pensamiento comprometido y la tarea militante del intelectual.

Gramsci concibe al Estado como un conjunto de organismos propios de un grupo, que disciplina, unifica y concentra la

potencia de clase, que transmite su concepción del mundo y crea las condiciones para la reproducción de la clase social

hegemónica. De este modo, la vida estatal se concibe como un continuo formarse y superarse de equilibrios inestables

(dentro del ámbito de la ley) entre los intereses del grupo dominante y los grupos subordinados.

Estado y sociedad civil articulan el consenso a través de organizaciones culturales, sociales, políticas y sindicales que, en

el seno de la sociedad civil, están libradas a la iniciativa privada de la clase dominante, para integrar a las clases

subalternas. Como lo señalaba Marx en "La ideología Alemana", al dominar el aparato productivo la clase dominante

ejerce un monopolio sobre los organismos de difusión y la libertad informativa para imponer su filosofía, su moral, sus

costumbres, un "sentido común" que favorecen el reconocimiento de su dominación por las clases dominadas.

No existe clase hegemónica que pueda asegurar durante largo tiempo su poder económico, sólo con el poder represivo:

la cultura cumple una función social indispensable para el mantenimiento y reproducción del sistema. Los grupos

dominantes ejercen la función de dirección cultural de transmisión ideológica a través de un conjunto de organizaciones

e instituciones que organizan y divulgan la interpretación de la realidad que responde a sus intereses. Los aparatos

ideológicos del Estado transmiten el intento por justificar y reproducir las estructuras y relaciones de dominación. Más

allá de su dimensión teórica, la ideología conlleva un sistema de valores, símbolos y comportamientos que aparece

representado en el arte, la filosofía, el derecho, la religión, las ciencias sociales, los medios de comunicación, etc. La

ideología genere hábitos, es decir, sistemas de disposiciones, esquemas básicos de percepción, comprensión y acción y

ellos son estructurados por las condiciones de producción y la posición de clase, pero también son estructurantes.

En la noción de Estado, Gramsci incluye a la sociedad civil, notando que la dominación es un proceso complejo en el que

además de la coerción, interviene una serie de mecanismos de transmisión ideológica tendientes a lograr un consenso

que otorga bases más sólidas a la dominación, mediante el cual las clases dominantes evitan que la "irrupción inmediata

del elemento económico" afecte la estabilidad de la superestructura y del orden existente.

El Estado es un aparato de coerción que logra mantener su poder mediante una red "capilar" de instituciones y

organismos que en la sociedad civil expresan su unidad de clase y promueven el consenso de las clases populares. La


existencia del sufragio, de partidos políticos, de sindicatos, de instituciones como la escuela y la iglesia, expresan el

entramado de la sociedad civil capitalista de Occidente, que exceden al Estado desde dentro: La supremacía de un grupo

social se manifiesta de dos modos, como «dominio» y como «dirección intelectual y moral» estas dos funciones, existen

en cualquier forma de Estado, según cada sociedad y la correlación de fuerzas entre clases sociales: en los niveles

económico, político, ideológico y militar.

El poder popular supone quebrar esa relación de subordinación: exige una distribución de poder, basándose en la

participación directa de los sectores populares, como sujetos de lucha, de pensamiento y de historia.

No hay acción política verdaderamente transformadora si no es generada a partir del ejercicio del poder popular y a

favor de las clases oprimidas con lo que plantea la conformación de una voluntad política colectiva, un nuevo poder que

unifica las fuerzas dispersas en partidos, sindicatos, concejos vecinales, etc.

La hegemonía del bloque popular conlleva una instancia cultural o actividad práctica colectiva que funciona sobre la

base de una misma y común concepción del mundo, una unidad cultural-social que reúne una multiplicidad de

voluntades disgregadas. Así, el bloque histórico tiene una dimensión orgánica y estructural, no meramente teórica. Es

orgánico porque alude al carácter estructural de los fenómenos sociopolíticos, concebidos como históricos y dinámicos

oponiéndose a lo coyuntural, a lo burocrático o a lo mecánico y también porque se distingue de la conciencia

corporativa y la de clase. Esta hegemonía no se logra sólo accediendo al poder político, sino también creando y

difundiendo una nueva concepción del hombre y la sociedad. Es decir, realizando una transformación radical, un cambio

sustancial en las estructuras de la conciencia, lo que Gramsci llamó "reforma intelectual y moral" (o sea cultural). Y este

proceso no debe ser entendido cronológicamente como algo que se desata "a posteriori" del proceso político. Como

Gramsci lo expresa la transformación cultural se da antes, durante y después que los sectores de cambio han asumido la

dirección de una nueva sociedad.

El proceso de construcción de la hegemonía requiere de la consolidación de un bloque histórico. La nueva cultura, por

otra parte, no resultará de la difusión de la cultura ya existente, sino de una crítica radical a la cultura predominante y a

las sedimentaciones que ésta deja en el sentido común. Éste reproduce formas de conciencias propias de los sectores

dominantes, pero también conlleva una potencialidad crítica, una dirección conciente, un "buen sentido". No se trata de

ir a los sectores populares para mantenerlos en su concepción primitiva, ni se trata de recurrir a una metodología que

consiga su adhesión política. Por el contrario, se trata de elevarlos a una concepción superior de la vida, de elaborar y

organizar (dar "forma coherente") las visiones y problemas que las clases populares ya desarrollan en su actividad

práctica.

Comentando a Gramsci cuando contrapone la hegemonía del proletariado a la de la Iglesia muestra la contradicción

entre una forma de adhesión consciente y una conducta de adaptación, Rebellato afirma que la hegemonía está ligada a

procesos de identificación: identificación liberadora e identificación autoritaria. La primera es impuesta por las clases

dominantes, toma formas eufemizadas, se basa en la sumisión, la pasividad, es simbólicamente violenta y castrante, esta

forma de identificación se convierte alienación de la originalidad del aporte histórico del sujeto.

Rebellato agrega que las formas de identificación con este modelo genera contradicciones: "el profesor o maestro que

en su gremio tiene una postura progresista y es su clase utiliza un método impositivo; el trabajador militante y

comprometido que en su familia ejerce una autoridad represiva y el dirigente que apuesta a métodos participativos y

que en su práctica se preocupa porque la participación esté bien controlada".

La ética liberadora, como tarea de construcción de la autocrítica, no está librada de conflictos y contradicciones, porque,

por ejemplo en la clase obrera coexisten intereses económicos comunes pero diferentes perspectivas políticas y

culturales, sin embargo, para Rebellato, la tarea educativa transformadora no debe tratar de introducir la conciencia


desde fuera, supone una transformación "gramsciana" y no mecánica del sujeto que va de la conciencia corporativa a la

conciencia política.

La cultura actúa en la organización cotidiana de prácticas de dominación, la familia, la escuela, los medios de

comunicación, las instituciones y la organización del espacio y el tiempo materializadas en el cuerpo; generan hábitos,

conjunto de disposiciones, esquemas de percepción, comprensión y acción en determinadas condiciones de producción.

Asimismo, la cultura está estructurada en torno a relaciones sociales y redes comunicacionales, supone la conjunción de

distintos elementos que conforman una visión del mundo, del entorno, de la naturaleza y de los demás. Una

determinada manera de interpretar la producción del conocimiento, el reconocimiento o la negación de las propias

potencialidades. En este sentido, la cultura es una matriz generadora de comportamientos, actitudes, valores, códigos

de lenguajes, hábitos y relaciones sociales. En ella se reproducen las relaciones de dominación-dependencia vigente en

la sociedad en que vivimos. Estas relaciones adquieren una fuerza particular en la manera de actuar y de interactuar en

la vida cotidiana, es decir, en el mundo de la vida de Habermas (cultura, sociedad, personalidad).

Con cultura popular se hace referencia a los contenidos impugnadores, a las resistencias, a los códigos que se

contraponen a la cultura hegemónica: es el conjunto de expresiones y concepciones que manifiestan la posición

subalterna de los sectores populares. Sin la intervención del elemento subjetivo, no hay posibilidad alguna de

transformación. Por tanto, la relación entre estructura y cultura no puede ser interpretada en forma determinista y

unilateral. Ambas deben ser pensadas como la forma y el contenido, conformando el bloque histórico. De aquí la

enérgica crítica de Gramsci al dogmatismo de ciertas orientaciones marxistas, al reduccionismo economicista, y a la

racionalidad que construye la categoría de objetividad en Ciencias Sociales sobre el modelo de las Ciencias aturales.

Según Rebellato, la relación entre el intelectual y los sectores populares debe basarse en una profunda confianza en las

potencialidades de éstos; es la confianza la que hace descubrir esas capacidades. La confianza es fuente de

conocimiento: sólo quien confía puede conocer en profundidad.

Quien teme no logra conocer, o su conocer, o su conocimiento se queda en la superficie, porque el miedo paraliza a la

misma capacidad de comprensión intelectual. Confianza en el aporte de los sectores populares; confianza y fe en el

hombre. Pero esta confianza nos hace descubrir también que las potencialidades están ahogadas por la situación de

opresión en la que viven sumidos. (1984:72).

Los intelectuales, formados en una teoría alejada de la práctica, no capacitados para generar teoría desde la acción, y

desde una acción conjunta con los sectores populares, se encierran en un mundo de legitimaciones y racionalizaciones

que arriesgan coincidir con el mundo de ilusiones que elabora la ideología dominante. de ahí sus contradicciones

profundas, los compartimientos estancos que establecen, no sólo entre las disciplinas, sino entre sus opciones y su vida

cotidiana, entre su discurso y su acción, entre la teoría política proclamada y la metodología empleada. Alienación que

afecta, a nivel político, las relaciones entre vanguardia y masas, entre elaboración de estrategias políticas y acciones de

masas. Es la alienación del cuadro político que se forma en la teoría y el análisis, alejado del sentir cotidiano del pueblo.

Sólo la relación dialéctica con la práctica y la vida del pueblo puede lograr que el cuadro político, que el intelectual

comprometido, empiecen a darse cuenta que también ellos pueden transformarse.

En tanto dan coherencia al pensamiento de una clase, los intelectuales son "agentes de la hegemonía". Los sectores

populares, en la medida en que buscan ejercer la hegemonía en un proceso histórico, deben tener sus intelectuales

orgánicos. De este modo, la hegemonía no es solamente el ejercicio del poder económico y político sino que implica

descubrir la convergencia de intereses de las clases y grupos subalternos en el sentido de la construcción de un proyecto

político unificador. Este proceso, a la vez, requiere de una cohesión en torno a una visión del mundo, lograda no en

forma "conformista" e "impositiva", sino mediante un proceso de maduración crítica.


La formación de los educadores y los profesionales, en general pone énfasis en la transmisión de conocimientos. El

problema radica en la matriz a partir de la cual se genera la producción del conocimiento. El modelo predominante se

basa en una matriz de transmisión y no de comunicación. Oyente y receptor son categorías que expresan que el modelo

desde el cual se las elabora excluye las posibilidades de interlocución. A veces, este modelo puede disimularse con

técnicas participativas que, en el fondo, mantienen inalterada la matriz colaborando en su legitimación.

El modelo sobre cuya base se desarrollan nuestros procesos de formación es un modelo estructurado sobre relaciones

de poder. El discurso se elabora desde el poder y contribuye a su consolidación. La reacción pedagógica reproduce las

relaciones de dominación y dependencia, por medio de las cuales el profesional y el educador instauran un estilo

educativo que no tiende al crecimiento de nuevos sujetos y nuevos educadores, sino a su dependencia y subordinación.

Ahora bien, sobre la base de relaciones de dominación sólo pueden conformase personalidades subordinadas y sólo

puede surgir una ética de la dependencia, donde el otro no es un sujeto distinto a mí, sino que es la reproducción de mí

mismo. El otro es negado en cuanto sujeto y reducido a la categoría de objeto. Al objetivar las relaciones educativas, la

práctica social conduce a la reproducción de un modelo que permanentemente genera condiciones para quienes son

considerados como objetos por la cultura vigente, mantengan la condición de tales.

El principio de la dialogicidad requiere de una visión holística y no de una racionalidad autocentrada; se opone a un

sistema en el que la racionalidad instrumental y la tecnocracia se han convertido en puntos de vista absolutos y

excluyentes, relegando la producción de subjetividad al ámbito privado. En este sentido, Paulo Freire se refiere a un

educador nómade, alguien que no está autocentrado en su verdad, sino que se descentra y va hacia la verdad del otro.

La educación popular, como movimiento que privilegia la dimensión cultural de los procesos, impulsa la constitución de

un sujeto como protagonista de su propia educación así como de la transformación de la sociedad, donde los centros e

instituciones deben desempeñar un papel de servicio con relación al movimiento popular en su conjunto y, en especial,

a la construcción de los procesos de saberes y poderes sociales y políticos. (2000b:51).

Rebellato describe la importancia atribuida al rol del educador en las nuevas redes de diálogo entre diferentes

sensibilidades a propósito de la construcción de prácticas y proyectos educativos alternativos con sus conceptos de

"participación activa en todos los espacios desde la creencia en la libertad, la coherencia entre el discurso y la vida y en

una educación de naturaleza política, en lucha incansable contra la opresión y el autoritarismo". En este contexto se

tendrá en cuenta especialmente que:

(1) La educación popular es un movimiento cultural, donde los centros e instituciones deben desempeñar un papel de

servicio con relación al movimiento popular en su conjunto y, en especial, a la construcción de los procesos de poderes

sociales y políticos.

(2) El nuevo sujeto, que ya no tiene la misma identidad basada en la reflexión afirmativa propia de la modernidad, refleja

capacidades, sensibilidades y estilos diferenciales que la educación tradicional no tiene en cuenta.

(3) La educación popular cuenta con un componente de gran alcance ético, pedagógico y político, esto es, su postura de

permanente enfrentamiento a la dominación, explotación y exclusión, o sea, su capacidad de batallar en contra de la

injusticia y la opresión.

(4) El movimiento de educación popular cuenta con el caudal crítico de experiencias, con su potencial emancipatorio.

Como tal, tiene un aporte insustituible que realizar: colaborar en la construcción de alternativas populares, hacia

sociedades edificadas sobre la base de la democracia participativa.

Según Paulo Freire, la ética liberadora articula la teoría y la práctica y está ligada a la actitud política totalizadora

mediante las cuales el sujeto desarrolla sus capacidades creativas, en un contexto histórico y en relación con la realidad,

en un tejido de relaciones personales, comunitarias, étnicas, económicas en oposición a una visión de elementos


aislados. Es así, que la educación debe ser considerada como un proceso de desarrollo integral del individuo como el

proceso de formación humana, en la que el sujeto creciendo en forma continua y abierta, tome conciencia de sus

posibilidades de participar como creador en la cambiante dinámica social, económica y política.

La educación popular inscribe su proyecto en la línea estratégica de transformación de los movimientos populares en

sujetos colectivos portadores del poder popular. Transformar la realidad es generar poder.

Ejercer el poder significa que los sectores populares se apropien de ese poder que han generado: supone que ellos son

los protagonistas principales de un proceso de transformación y de formulación de alternativas; significa confiar más en

las capacidades del pueblo que en sus líderes, que el proceso de cambio se construye desde abajo hacia arriba y que en

ese proceso los sectores populares deben tener poder de decisión y de incidencia en todas las instancias. (1988b:5) Se

trata de que las organizaciones populares garanticen ese poder y para esto se necesita imaginación y capacidad de

autocrítica a fin de desmontar las estructuras de poder que se han generado dentro de las organizaciones populares. En

este sentido, la tarea del educador consiste en crear las condiciones para que los sectores populares con los que trabaja,

sean sujetos del poder. Objetivo estratégico de la educación popular, es que los movimientos populares se apropien de

su poder a nivel político, a nivel económico y a nivel cultural. Este poder popular no se decreta; es fruto de un

prolongado proceso de lucha, de organización, de utoeducación.

La concepción del poder popular lleva implícita la idea de crear un proyecto colectivo y popular de alternativa, capaz de

transformar todos los espacios de dominación. La liberación es un proyecto global mucho más complejo que producir un

cambio en las estucturas económicas. Más aún: del solo cambio de estas estructuras, no sigue mecánica y

necesariamente un cambio liberador.

Los sectores populares deben constituir un nuevo bloque histórico, opuesto al bloque dominante. La unidad del bloque

popular supone un proyecto alternativo común, lo que no quiere decir que ese proyecto sea necesariamente expresión

de una de las clases que lo componen. Nace de la colaboración de todos los grupos subordinados.

La educación popular tiene un aporte fundamental en la metodología participativa y dialéctica de elaboración de ese

proyecto colectivo.

Es imprescindible que en la lucha por llevar adelante un proyecto alternativo, los barrios estén presentes. Debemos

destacar aquí, el peso importante del movimiento de cooperativas, de las organizaciones que se están dando en los

cantegriles, los desalojados, los desocupados; formas nuevas que se van gestando y que muchas veces son totalmente

ignoradas por una óptica estrecha, que sólo se centra en la fuerza indiscutible del movimiento sindical.

Hay quienes, desde una determinada teoría del conocimiento entienden la educación popular como el acceso de los

sectores populares a una cultura ya elaborada. Subyacente a este planteo, está el convencimiento de que los sectores

populares no tienen un aporte propio para dar, que no poseen un conocimiento de la realidad, lo que a su vez está

alimentado por una profunda desconfianza en la inteligencia y creatividad de los sectores populares: son los técnicos, los

intelectuales, los agentes externos, quienes elaboran conocimiento y, en tal caso, la tarea de la educación popular es

formulada como tarea de divulgación de esos conocimientos.

La alternativa dialéctica de la educación popular, parte de otro enfoque del saber. Los sectores populares poseen una

concepción y una interpretación espontánea de la realidad. El educador popular posee, también, un conjunto de

conocimientos adquiridos de diversas fuentes.

En uno y otro saber, hay elementos contradictorios. En uno y otro saber hay sedimentaciones que tienen su origen en

los modelos culturales dominantes. Uno y otro se precisan para la producción colectiva de una cultura nueva, una

cultura que no nace de una teoría preestablecida sino de una práctica transformadora de la realidad.


La educación popular debe pensarse como autoeducación, en el sentido de una metodología que despierte la iniciativa,

el sentido crítico y la creatividad. Esto supera ampliamente el problema de las técnicas educativas; se constituye en

fundamento de estas técnicas, en lo que les da o les quita sentido.

La educación popular va, pues, en la línea de una verdadera transformación cultural alternativa a la cultura generada por

el bloque social dominante.

La tarea de las organizaciones políticas está en suscitar una identificación crítica, consciente y participativa, por parte del

pueblo.

Deben ser expresión de la lucha y de la creatividad del pueblo, de sus intereses, de su cultura y de las formas

organizativas que los sectores populares se dan; deben ser un intento de colectivizar y orientar esa lucha del pueblo, no

de acallarla.

La educación popular es un movimiento cultural en el que los centros e instituciones desempeñan un papel de servicio

con relación al movimiento popular en su conjunto y, en especial, a la construcción de los procesos de poderes sociales y

políticos.

El movimiento de educación popular se debe a los sujetos populares y no a las políticas que se implementan con relación

a los sujetos populares. La educación popular cuenta con un componente de enorme alcance ético y político. Nos

referimos a su postura de permanente enfrentamiento a la dominación, explotación y exclusión, es decir, a su capacidad

de batallar en contra de la injusticia y la opresión.... La educación popular mantuvo siempre una firme postura

antiautoritaria...La autonomía no germina bajo la sumisión, aún cuando ésta sea justificada como un requisito

indispensable para construir un nuevo mundo. La novedad no crece en un clima de dogmatismo e intolerancia...En

medio de la desesperanza, el movimiento de educación popular cuenta con el caudal crítico de experiencias, con su

potencial emancipatorio. Como tal, tiene un aporte insustituible que realizar. El aporte de colaborar en la construcción

de alternativas populares donde la gente sea realmente sujeto protagónico y donde la diversidad se articules con la

emancipación. Su opción es muy clara: junto a los dominados y oprimidos por la construcción de una sociedad que

asegure condiciones de justicia, dignidad, democracia y reconocimiento de la diversidad.

La apuesta de la educación popular es profundizar sin vacilaciones los espacios de poder de las organizaciones populares

y de los ciudadanos, en especial de los sectores más postergados de la sociedad. En tal sentido, es imprescindible evitar

toda forma de cooptación por parte del aparato institucional, así como también toda forma de subordinación política y

el posible distanciamiento de los organismos de gobierno local respecto a la gente y a sus organizaciones.

Estos desafíos son consustanciales a una educación popular que apuesta a la liberación, entendida en su sentido

general, es decir, en sus proyecciones éticas, políticas y culturales. Una educación popular comprendida como

movimiento que desarrolla una lucha contra los proyectos hegemónicos ligados al neoliberalismo y a la estrategia de la

globalización. Una educación popular que impulsa una búsqueda, necesariamente rigurosa y creativa, guiada por la

convicción de que la cuestión del poder sigue hoy más vigente que nunca, si bien se plantea en términos distintos y

novedosos. La apuesta continúa siendo la del fortalecimiento del poder (de decisión, de control, de negociación, de

lucha) de los sectores populares.

Ser sujeto es formar parte de comunidades y tradiciones dialógicas, en las que construimos nuestra identidad en la

interacción con los "otros significantes". Lenguaje, cognición, emoción, valoración, se dan en circuitos dialógicos. No se

dan en una conciencia encerrada en sí. La autonomía se construye con otros. O mejor dicho, se conquista con otros.


Desde esta perspectiva, el concepto de auto-póiesis (auto-producción) no define al sujeto en cuanto tal. Quizás defina a

la vida en cuanto tal. El sujeto, además de auto-poiético, es autónomo. Y su autonomía se da dentro de tradiciones

culturales.

14. El desafío y la carga del tiempo histórico, (István Mészáros)

Introducción:

1 Este libro está dedicado a la memoria de tres grandes seres humanos del siglo XX: Antonio Gramsci, Attila József y el

Che Guevara: a los setenta años de la trágica muerte de los dos primeros, y a los cuarenta de la del tercero. Porque,

contra viento y marea, en indoblegable desafío de las trágicas consecuencias que habían de padecer, afrontaron el reto

constante de una época desgarrada por una sucesión de crisis extremas, y sobrellevaron hasta los últimos límites la

carga de su tiempo histórico; el tiempo en el que se vieron confinados por las circunstancias más desfavorables, a las

que sin embargo fueron capaces de superar gracias a su dedicación ejemplar y al largo alcance de su visión, en dirección

a la perspectiva adoptada a conciencia del único futuro viable para la humanidad —el socialismo— que ellos

propugnaron apasionadamente. Gramsci, József y el Che Guevara fueron grandes testigos de la cada vez más profunda

crisis del orden social del capital durante el transcurso del siglo XX. Tuvieron plena consciencia de la intensidad sin

precedentes de esa crisis, que comenzaba a amenazar a la supervivencia misma de la humanidad. Primero, mediante el

violento intento fascista y nazifascista por redefinir las relaciones internacionales del poder político/militar, y más tarde,

en los años finales del Che Guevara, mediante el nuevo designio agresivo de dominar el orden mundial sobre una base

de carácter permanente, a través del imperialismo hegemónico global de los Estados Unidos de Norteamérica. Los tres

se dieron cuenta con absoluta claridad de que tan solo la transformación social más radical, que instituyera un

verdadero cambio epocal, podría ofrecer una salida para la peligrosa sucesión de crisis que caracterizaron al siglo XX en

su totalidad.

Dicho cambio epocal se hacía necesario puesto que el orden establecido continuaba generando la destrucción a todo lo

ancho del mundo, sin que se avistara algún punto final del devastador choque de intereses. Ni siquiera el espantoso

derramamiento de sangre de las dos guerras mundiales parecía poder establecer una mínima diferencia para los

antagonismos fundamentales. Resultaba completamente irónico, si no algo peor, que los defensores del orden

dominante prometiesen en medio de la primera “Gran Guerra” que los sacrificios que en ella se padecían estaban

destinados “a terminar con todas las guerras”. Pues muy pronto estuvieron en marcha los más siniestros preparativos

para una confrontación aún más destructiva, cobrando fuerzas durante la secuela de la “Gran Crisis Económica Mundial”

de 1929-1933. Las parcialidades rivales abordaban tales preparativos como autoengañadora garantía contra la

posibilidad de hundirse dentro de otra crisis económica global.

La lógica perversa del capital les imposibilitaba comprender las desastrosas implicaciones a largo alcance del rumbo de

acción que tan ciegamente seguían. Indudablemente, los preparativos para la nueva guerra dieron sus frutos muy

pronto, y reventaron en 1939 en un conflicto armado global que duró seis años. Poco antes del estallido de la Segunda

Guerra Mundial los Estados Unidos de Norteamérica se encaminaban, de hecho, hacia otra grave recesión, a pesar de los

intentos remediales que perseguía el New Deal de Roosevelt. Pero su activo involucramiento industrial y militar en la

guerra rápidamente invirtió esa tendencia, y trajo consigo una expansión económica antes inimaginable. Sin embargo, el

surgimiento de los Estados Unidos luego de la guerra como la potencia económica ostensiblemente más poderosa no

resolvió ninguna de las fatales contradicciones del sistema del capital.

Tan solo le proporcionó a los Estados Unidos la avasallante ventaja de asumir, en su debido tiempo y de una forma u

otra, el papel de la dominación imperialista que anteriormente ejercieron el imperio colonial inglés y el francés,

relegando al olvido, al mismo tiempo, a las potencias coloniales menores, la portuguesa y la holandesa. Así, bajo la

premisa definitivamente falsa del final del imperialismo y el pretendido inicio de la nueva era de la democracia y la


libertad universalmente beneficiosas y a la vez totalmente equitativas, el país con el más enorme arsenal de destrucción

militar, capaz de exterminar fácilmente a la humanidad en cuestión de horas, proclamó su derecho a dominar el mundo,

al principio en el llamado “siglo de Norteamérica”, el XX, y después anunció incluso su firme determinación de regir

durante toda la duración del autodecretado “milenio de Norteamérica” que nos aguarda. Gramsci y József murieron

mucho antes de que los Estados Unidos hubiesen asumido el papel del hegemón imperialista global. Pero el Che

Guevara ya había seguido con pasión y perspicacia el desarrollo de la guerra de Vietnam, que apuntaba hacia esa

dirección. Porque en dicha guerra los Estados Unidos de Norteamérica trataron de imponer su avasallante poderío

militar sobre el área que una vez dominaron los franceses, con la intención de establecer así una cabeza de puente

inexpugnable para sus futuras aventuras al servicio de la dominación global. Formaba parte del mismo designio imperial

en el que los Estado Unidos están involucrados hoy día en el Medio Oriente, amenazando con extender su agresión

militar en el futuro “indefinido”, como ellos dicen, también contra los países que arbitrariamente denuncian como “el

eje del mal”, siempre y cuando ese tipo de acción pueda estar acorde con su conveniencia “prioritaria”, amenazando en

aras de ese fin también con el empleo —autocalificado como “moralmente justificado”— de armas nucleares en contra

incluso de potencias no nucleares.

2. El Che Guevara comprendió muy bien que la cuestión literariamente vital no era simplemente cuál país en particular

estaba tratando de imponerle a la humanidad los sufrimientos y sacrificios más horrendos bajo las circunstancias

históricas prevalecientes. Porque en ese respecto el papel de agresor podía ser transferido de la derrotada Alemania

nazi de Hitler al victorioso antagonista capitalista, los Estados Unidos de Norteamérica. El punto realmente decisivo no

eran algunas contingencias históricas, intercambiables y a veces hasta reversibles, sino las necesidades estructurales

subyacentes. En otras palabras, el factor decisivo crucial era la naturaleza incorregible del control sociorreproductivo del

capital, que no podía hallarles ninguna solución a sus propios antagonismos sistémicos insuperables. Por consiguiente,

bajo las condiciones del desarrollo imperialista monopólico la potencia avasalladoramente dominante —si no esta en

particular entonces cualquier otra— tenía que tratar de imponer su poderío (de ser necesario, en la forma más violenta,

haciendo caso omiso de las consecuencias) sobre sus adversarios reales o potenciales. Por eso en la visión del Che

Guevara la lucha contra el imperialismo norteamericano —en la que sacrificó heroicamente su vida— resultaba

inseparable del empeño irreductible por establecer un nuevo orden social positivamente sustentable e históricamente

viable, a una escala global. Era la única vía factible de afrontar el desafío de nuestro tiempo histórico, aceptando la carga

de la responsabilidad que de él surgía. Porque solamente el basamento positivo del nuevo orden social visualizado podía

proporcionar la garantía necesaria en contra del renacer de nuevos antagonismos, más destructivos incluso, en el

futuro. Así que, definitivamente, no había tiempo que perder.

La exigente tarea de echar las bases positivas para ese orden social genuinamente cooperativo, combatiendo la

proliferante difusión de antivalores por parte del orden social establecido, tenía que iniciarse de una vez en el presente,

con plena consciencia del hecho de que en este momento peligroso de la historia lo que está en juego es nada menos

que la supervivencia de la humanidad. En ese espíritu, y haciendo un llamado a nuestra consciencia de la humanidad, el

Che Guevara se dirigía así al pueblo, en sus años en Cuba: Es necesario tener una gran devoción por la humanidad, un

gran sentido de la justicia y la verdad, para no caer en los dogmatismos extremos, en los fríos escolasticismos, en el

aislamiento de las masas. Es necesario luchar cada día a fin de transformar ese amor activo por la humanidad en hechos

concretos, en acciones que sirvan como ejemplos movilizadores.1 1 Epígrafe escogido significativamente por el MST

(Movimiento de los Sin Tierra brasileño) para su “Agenda 2004”, en el año de su 20º aniversario.

El Che Guevara compartió plenamente con Gramsci y József la línea de enfoque que aseveraba la necesidad vital de

mantener un compromiso intenso con los valores perdurables de la humanidad, bajo las circunstancias de una barbarie

cada vez más abiertamente amenazadora. En tiempos de Gramsci, los promotores de la surgente amenaza fascista no

solo denunciaron repetidas veces en público al destacado dirigente político italiano, que elevó apasionadamente su voz

en nombre de la humanidad en contra del fascismo, sino que lo sometieron cruelmente a prisión durante los mejores


años de su vida, hasta convertirlo en moribundo. Para la época de su encarcelamiento, el procurador fascista italiano,

inspirado por Mussolini —antes editor del periódico socialista y ahora renegado— escribía con brutal cinismo:

“Debemos impedir que su cerebro funcione durante unos veinte años”.2 Esperaban destruir el espíritu de Gramsci y de

esa manera imposibilitar la difusión de sus ideas. Por el contrario, bajo las circunstancias de increíble dureza, privaciones

y hasta una fuerte enfermedad padecidas en la cárcel de Mussolini, Gramsci produjo sus Cuadernos de la prisión, una

obra magnífica cuya influencia perdurará por muy largo tiempo. Ciertamente, lo hará hasta que podamos decir que el

poder del capital quedó irremediablemente relegado al pasado, en el espíritu de lo que previó Gramsci. En el mismo

período en el que Gramsci tuvo que confrontar y soportar las bestialidades del fascismo, también el poeta húngaro Attila

József —que percibió con su visión profunda y perspicaz las devastadoras perspectivas de la aventura militar global nazi

que se avecinaba— había colocado en el centro de varios de sus grandes poemas su preocupación apasionada por el

destino de la humanidad, tratando de hacer sonar la alarma en contra de la barbarie en pleno desarrollo, subrayando

que nueva infamia se levanta 2 “Per vent’anni, dobbiamo impedire a questo cervello di funzionare”. Tomado del

Memorando del Procurador fascista, de fecha 2 de junio de 1928. 17 Introducción: El desafío y la carga del tiempo

histórico . para hacer a las razas enfrentarse entre sí. La opresión grazna en escuadrones, aterriza sobre el corazón

viviente, como sobre carroña, y la miseria se babea a lo largo del orbe, como la saliva en el rostro de los idiotas.3

Y en un poema dedicado a Thomas Mann, que en ese momento leía de su propia obra en un acto público en Hungría,

József escribió: Al pobre Kosztolányi4 enterramos ayer y, como abrió en su cuerpo el cáncer un abismo, Estados-

Monstruo roen sin tregua al humanismo. ¿Qué más vendrá, inquirimos —las almas de horror plenas— de dónde nos

azuzan nuevas ideas-hienas? ¿Hierven nuevos venenos que quieren infiltrarnos? ¿Y hasta cuándo habrá un sitio en que

puedas hablarnos?5 Los apologistas del capital hacían —y continúan haciéndolo— todo cuanto podían a fin de anular la

consciencia que tiene el pueblo de su tiempo histórico, con la intención de eternizar su sistema. Solo aquellos que tienen

un vital interés en la institución de un orden social positivamente sustentable, y por lo tanto en asegurar la

supervivencia de la humanidad, pueden apreciar realmente la importancia del tiempo histórico en esta coyuntura crítica

del desarrollo social. Gramsci, en el tiempo en que ya estaba gravemente enfermo en prisión, seguía repitiendo: “El

tiempo es la cosa más importante; es un simple seudónimo de la vida”.6

Los defensores del orden dominante jamás podrán entender el significado de sus palabras. Para ellos el tiempo no

puede tener más que una dimensión: la del eterno presente. El pasado para ellos no es sino la proyección hacia atrás y la

justificación ciega del presente establecido, y el futuro es tan solo la extensión eterna del “orden natural” del aquí y el

ahora, tan contradictoria en sí misma. No importa cuán destructivo, y también autodestructivo, resulte ser ese “orden

natural” que encierra la insensata conseja reaccionaria, constantemente repetida, según la cual “no hay alternativa”.

Aviesamente, se supone que a eso se reduce el futuro.

3. Si el pueblo en general aceptase realmente esta concepción del tiempo apologética del capital, inevitablemente se

hundiría en el abismo del pesimismo sin fondo. Gramsci, incluso cuando sufría personalmente el mayor de los

padecimientos, y al mismo tiempo percibía la catástrofe nazifascista para la humanidad a la vuelta de la esquina, se

negaba terminantemente a ceder ante el pesimismo total. A pesar de los nubarrones tan oscuros que cubrían el

horizonte, rechazó vigorosamente la idea de permitir que la voluntad humana se viese sometida por el pesimismo, sin

importar cuán desfavorables pudiesen resultar las situaciones y las circunstancias visibles, que sin duda lo eran en ese

momento. Adoptó como una de sus máximas las palabras de Romain Rolland, que hablaba de “El pesimismo del

intelecto y el optimismo de la voluntad”.7 La convicción de Gramsci, que predicaba el “optimismo de la voluntad”,

representaba y representa la irreprimible determinación de una fuerza social radical de sobreponerse a las tendencias

de desarrollo destructivas, inspirada por una visión sustentable del futuro y en desafío de la relación de fuerzas

existente. Las “personificaciones del capital” se sienten más que contentas de glorificar un eterno presente “sin

alternativas”, en el autoengaño de que —tan solo porque con todos los medios a su disposición ellas constituyen la

sociedad dominante— el proceso histórico como tal ya ha finalizado. Hasta llegan a pontificar acerca del feliz “fin de la


historia” neoliberal, en fabricaciones de propaganda seudoacadémicas vastamente promocionadas, à la Fukuyama,

predicándose ilusoriamente a sí mismas —las personificaciones— la consumación de la historia, para siempre libre de

conflictos, a la vez que andan en procura de guerras genocidas. Sin embargo, el tiempo de los oprimidos y los

explotados, con su vital dimensión de futuro, no puede ser eliminado. Posee su propia lógica de desarrollo, como el

irreprimible tiempo histórico de nuestra era de hacer o romper.

Solo la destrucción total de la humanidad podría ponerle un final. Este tiempo potencialmente emancipador es

inseparable del sujeto social capaz de afirmar, a través de su lucha, el “optimismo de la voluntad” de Gramsci, a pesar de

toda la adversidad. Es este el tiempo histórico real del presente y el futuro que aparece en uno de los poemas de József:

El tiempo está levantando la niebla, y podemos divisar mejor nuestra cima. El tiempo está levantando la niebla, lo

hemos puesto de nuestra parte, lo hemos puesto de nuestro lado en la lucha, con nuestras reservas de miseria.8 Nada ni

nadie puede someter o destruir a este tiempo que ayuda a hacer que los explotados y los oprimidos cobren consciencia

de los perfiles de una sociedad futura radicalmente diferente. No puede haber ilusiones en cuanto a la ardua ascensión

que es necesario emprender si queremos alcanzar la cima en cuestión porque el inhumano, alienante y unidimensional

tiempo presente del orden sociorreproductivo del capital mantiene todavía el control de la situación. Así lo describe

Attila József con gran fuerza evocativa en otro de sus poemas: Este tiempo presente es el de los generales y banqueros.

Frío, forjado, relumbrante cuchillo-tiempo. El cielo chorreante está blindado. La helada perfora hiende el pulmón y el

pecho desnudo detrás de los harapos. En piedra de amolar chirría el tiempo. Detrás del tiempo ¡cuánto pan silencioso y

frío! y cajas de hojalata, y un montón de cosas heladas. Escaparate-vidrio-tiempo. Y los hombres gritan: ¿Dónde está la

piedra? ¿Dónde el escarchado pedazo de hierro? ¡Arrójaselo! ¡Hazlo trizas! ¡Penetra! ¡Qué tiempo! ¡Qué tiempo! ¡Qué

tiempo! 9 Pero sea como sea, al “eterno presente” del capital, junto con su “escaparate-vidrio-tiempo” helado, no les

será posible barrer con la aspiración de la humanidad de establecer un orden social históricamente sustentable mientras

todavía existen la opresión y la explotación en el mundo. Para el momento en que los hayamos consignado

irremediablemente al pasado en nuestro mundo, como lo serán si la humanidad ha de sobrevivir, el sistema del capital

no será más que un mal recuerdo.

4. El capital no puede tolerar ninguna limitación a su propio modo de reproducción metabólica social. En consecuencia,

las consideraciones acerca del tiempo le resultan totalmente inadmisibles si ellas exigen alguna restricción de su

incontrolable imperativo de expansión del capital. Para ese imperativo no puede existir ninguna exención. Ni siquiera

cuando las consecuencias devastadoras ya son flagrantemente obvias tanto en el campo de la producción como en el

terreno de la ecología. La única modalidad del tiempo en el que el capital pudiese estar interesado es el tiempo de

trabajo explotable.

Este sigue siendo el caso, incluso cuando la implacable explotación del trabajo se torna en anacronismo histórico gracias

al desarrollo potencial de la ciencia y la tecnología al servicio de las necesidades humanas. Sin embargo, puesto que el

capital no puede contemplar esa alternativa, porque procurarla requeriría trascender las limitaciones estructurales

fetichistas de su propio modo de operación, el capital se convierte en el enemigo de la historia. Esa es la única manera

como el capital puede pretender zafarse de su situación de anacronismo histórico. Así, el capital debe negar y excluir a la

historia en su visión del mundo, de manera que no es concebible que surja siquiera la cuestión de alguna alternativa

histórica a su propio dominio, por anacrónico y peligroso que pueda resultar su control de la reproducción social —

explotador del trabajo— que está, a pesar de todos los mitos que se construyen desde su seno, muy lejos de ser

económicamente eficiente. Pero el problema radica en que la negación de la historia por parte del capital no es un

ejercicio mental ocioso. Constituye un proceso práctico letal de acumulación de capital acrecentada, con la

concomitante destrucción en todos los campos, no solo en el plano militar. Como sabemos, en la fase ascendente de su

desarrollo el sistema del capital fue enormemente dinámico y de muchas maneras también positivo.

Solo con el transcurso del tiempo —que objetivamente trajo consigo la intensificación de los antagonismos estructurales

del sistema del capital— se transformó en una peligrosa fuerza regresiva. Si, no obstante, el orden reproductivo


dominante carece de sentido del tiempo histórico, como resulta ser el caso hoy, ocurre que tampoco puede percibir

siquiera la diferencia, por no hablar de hacer los ajustes necesarios de acuerdo con las condiciones que han cambiado.

La negación de la historia es el único curso de acción factible, inseparable de la ceguera del capital ante el futuro

dolorosamente tangible que hay que encarar. Es por eso que el capital no tiene otra alternativa que atropellar al tiempo

histórico. Su brutal conseja de que “no hay alternativa” constituye tan solo una variante propagandística de la negación

general de la historia que se corresponde con la naturaleza más recóndita del capital en la presente etapa de nuestro

desarrollo histórico. Esta determinación del capital no fue siempre el caso, pero ha llegado a serlo, inalterablemente.

Así, la única manera que tiene el capital para relacionarse con la historia en nuestro tiempo es atropellarla

violentamente.

Tenemos aquí una obvia combinación de contingencia histórica y necesidad estructural. Si la humanidad tuviese una

“infinidad de tiempo” a su disposición, entonces no sería posible hablar de “atropello del tiempo por parte del capital”.

La infinidad del tiempo no podría ser atropellada por ninguna fuerza histórica dada. Bajo tales circunstancias la

“expansión del capital” sería un concepto cuantitativo inofensivo, sin ningún final a la vista. Pero la humanidad no posee

infinidad de ninguna cosa a su disposición, como lo presumen absurdamente las personificaciones interesadas del

capital, y mucho menos de infinidad de tiempo. Además, hablar de una infinidad de tiempo histórico humano

constituiría una incongruencia grotesca. Solo la más insensible de las fuerzas, desprovista de toda consideración

humana, podría ignorar las limitaciones del tiempo. Es esto lo que presenciamos hoy día de modo característico

Resulta ser nuestra contingencia histórica determinada lo que activa los intraspasables —absolutos— límites

estructurales del capital. Límites estructurales absolutos del sistema del capital que se vuelven determinaciones

destructivas propensas a bloquear el futuro de la humanidad. En esta coyuntura de la historia el capital no puede ser en

modo alguno diferente de lo que realmente es. Es así como la necesidad estructural del capital se fusiona

devastadoramente con su contingencia histórica ignorada de manera brutal (pero totalmente. en vano). Ello es así

precisamente porque el capital no tiene, y no puede tener, la consciencia del tiempo histórico. Solamente los sistemas

de reproducción estructuralmente ilimitados pueden tenerla. En consecuencia, no puede haber escape de esta

destructiva trampa para la humanidad si no le arrancamos al sistema del capital mismo su control del proceso

metabólico social al que se ha aferrado por tan largo tiempo.

En el mismo poema del que se tomó el epígrafe de este libro, Attila József llama nuestra atención hacia la carga del

tiempo histórico y a la tremenda responsabilidad inseparable de esta. Habla de los seres humanos que deben enfrentar

el gran desafío social e histórico de nuestra época como “fieles oidores de las leyes”, subrayando que solo de esa

manera podemos calificar como dignos depositarios del mandato que no ha sido legado en el desarrollo histórico de la

humanidad. Está plenamente consciente, como hay que estarlo definitivamente, tanto de la continuidad histórica sobre

la cual podemos construir nuestro futuro como de las diferencias vitales que debemos instituir y consolidar

debidamente en el proceso progresivo de la transformación cualitativa.

Estas son las palabras de József: la materia real nos ha creado, echándonos hirvientes y violentos, en los moldes de esta

sociedad terrible, para afincarnos, por la humanidad, en el eterno suelo. Tras los sacerdotes, los soldados y los

burgueses al fin nos hemos vuelto fieles oidores de las leyes: por eso el sentido de toda obra humana zumba en

nosotros como el violón profundo 10 El requerimiento vital de ser “fieles oidores de las leyes” en el que hace hincapié

József no se refiere simplemente a las leyes hechas por los hombres. Representa sobre todo la ley absolutamente

fundamental de la relación de la humanidad con la propia naturaleza: el objetivo substrato de nuestra existencia misma.

Este tiene que ser el fundamento definitivo de todo el sistema de las leyes humanas. Sin embargo, es la relación que

está siendo violada por el capital en nuestra época de todas las maneras posibles, haciendo caso omiso,

irresponsablemente, de las consecuencias. No se necesita ninguna visión profética para comprender que la violación

implacable del basamento natural de la existencia humana no puede continuar indefinidamente.


5. Sin duda, las leyes hechas por el hombre están muy involucradas en el proceso destructivo general. El llamado de

József a nuestro sentido de la necesidad ineludible y la responsabilidad consciente —que exigen que seamos fieles

oidores de las leyes— las abarca también. Todo es cuestión de la prioridad, y concierne a la relación entre lo absoluto y

lo relativo. Debería resultarnos perfectamente obvio cuál de los dos deberá tener la prioridad. Podemos invertir su

relación —absolutizando lo relativo irresponsablemente, y relativizando lo absoluto imprudentemente— solo a nuestro

propio riesgo. Sin embargo, el capital siempre operó sobre la base de esa inversión. Podría decirse que el capital es

“daltónico” en ese respecto. A causa de su naturaleza más profunda no podía operar de otro modo que trastocando esa

relación vital. Porque el capital siempre se autodefinió como lo absoluto, y a cualquier otra cosa, en relación con su

autodeterminación primaria, como lo relativo dependiente y prescindible. Ciertamente, en un sentido positivo —en la

medida en que tal cosa se pudo hacer sin consecuencias negativas— ese modo de operación fue siempre el secreto de

su dinamismo y éxito incomparables, barriendo con cuanto pudiese atravesarse en su camino.

Más aún, de cara a ello parece no haber ninguna razón para que no tenga que ser así. En principio no hay nada

absolutamente reprensible en torno a la destrucción de determinadas partes o formas de la naturaleza mediante su

transformación en alguna otra cosa, incluso si se trata de la combustión o los productos de desecho. Está ocurriendo en

la propia naturaleza, de una u otra manera, todo el tiempo. El punto es, sin embargo, que para el momento en que el

capital, con su dinamismo irrefrenable que todo lo invade con enorme facilidad, apareció sobre el escenario histórico, el

margen de seguridad para su impacto objetivo sobre la naturaleza —independientemente de la magnitud de la

destrucción generada por su profusa intervención directa en el proceso del metabolismo— era tan inmenso que las

implicaciones negativas no parecían establecer ninguna diferencia. Las cosas resultaron así simplemente porque el

“momento de la verdad” —que necesariamente nace del intercambio entre la finitud de nuestro mundo natural y cierto

tipo de control reproductivo (inalterablemente depilfarrador)— todavía estaba muy lejos de estar tocándonos la puerta.

Fue eso lo que les produjo a los autocomplacientes economistas liberales, incluso en el siglo XX, la asombrosa ilusión de

que su sistema calificaría para siempre para la pomposa caracterización de la “destrucción productiva” (Schumpeter),

cuando en realidad ya se estaba viendo cada vez más peligrosamente infestado por su irreversible tendencia a la

producción destructiva. Como todos los valores, la productividad y la destrucción adquieren su significado solo en el

contexto humano, en la relación lo más estrecha posible con las condiciones históricas pertinentes.

Lo que convierte a la destrucción de la naturaleza que hoy presenciamos en un proceso irremediablemente negativo —

y a la larga catastróficamente negativo— es su impacto definitivo sobre la vida humana en sí misma. Es por eso que, bajo

las circunstancias de nuestro tiempo, la absolutización que hace el capital de lo relativo creado históricamente —su

propia esencia— y la implacable relativización de lo absoluto (la base natural de la vida humana como tal) resulta mucho

peor que jugar a la ruleta rusa. Porque trae consigo la certeza absoluta de la autodestrucción de la humanidad, en el

caso de que al proceso de reproducción metabólica del capital, en pleno desarrollo, no se le ponga un final bien preciso

en el futuro cercano, mientras haya tiempo todavía para hacerlo.

El trastrocamiento por parte del capital de la relación objetiva entre lo absoluto y lo relativo está conduciendo a la

humanidad en la dirección opuesta, sin ni siquiera concedernos la remota posibilidad de tirar del gatillo de la pistola de

la ruleta rusa unas cuantas veces, antes del tiro fatal estadísticamente probable. Una vez más podemos ver aquí la

peligrosa combinación de la contingencia histórica y la necesidad estructural. El amplísimo margen de seguridad original

ha desaparecido para siempre. Nuestra contingencia histórica dada ha activado irreversiblemente y con creces los

límites estructurales del capital, tornándolos en determinaciones inmensamente destructivas propensas a bloquear el

futuro. La necesidad estructural del sistema y la voraz destructividad establecidas están ahora irresolublemente

fusionadas con su contingencia histórica que es anacrónica, pero el capital no puede admitirlo porque continúa negando

la posibilidad de ser históricamente superable desde la altura de su ficticia autoabsolutización. El imperativo de instituir

un sistema sociorreproductivo ilimitado en el futuro previsible surge de esas condiciones. No hace falta decirlo: no


puede existir un futuro sin seguir fielmente las leyes. Pero para poder hacerlo habrá que establecer la adecuada

prioridad en nuestro sistema general de leyes.

Las leyes del capital están basadas siempre sobre la falsa prioridad de invertir la relación entre lo absoluto y lo relativo,

en aras de absolutizar su propio dominio aun a costa de la destrucción de la naturaleza, del mismo modo como el capital

tenía —y tendrá siempre— que negar su determinación histórica a fin de eternizar su propia dominación del proceso

metabólico social. La humanidad jamás necesitó poner una atención más fiel a la observancia de las leyes que la exigida

hoy en esta coyuntura crucial de la historia. Pero las leyes en cuestión han de ser rehechas radicalmente: poniendo en

armonía totalmente sustentable las determinaciones absolutas y relativas de nuestras condiciones de existencia, de

acuerdo con el reto ineludible y la carga de nuestro tiempo histórico.

6. El siglo XX fue testigo no solo del primer intento importante de establecer una sociedad poscapitalista, sino también

del derrumbe de ese tipo de sociedad, tanto en la Unión Soviética como en todo el resto de la Europa del Este. Para

sorpresa de nadie, los defensores a ultranza del orden social del capital celebraron ese derrumbe como el saludable

retorno a su orden “natural” luego de una desviación errática. Tuvieron las agallas de pretender ahora la permanencia

absoluta de las condiciones establecidas, sin importar todas las perturbadoras señales de inestabilidad peligrosa, y

haciendo caso omiso de las crisis económica y ecológica cada vez más profundas y de la guerra más o menos

permanente que es endémica de su sistema. Resultaría extremadamente ingenuo imaginar que el cambio de un orden

metabólico social del capital a una alternativa históricamente viable pueda tener lugar sin contradicciones e incluso

recaídas penosas. Porque ninguna transformación social en todo el transcurso de la historia humana requirió de un

cambio cualitativo que se le pueda comparar remotamente. Es así no solo a causa de la escala y la magnitud casi

prohibitivas de la tarea, que involucra a una gran variedad de grupos nacionales interrelacionados —con su larga historia

y sus tradiciones hondamente arraigadas, así como sus diversos intereses— en un escenario verdaderamente global.

Lo que resulta radicalmente diferente por sobre todas las cosas respecto a los cambios históricamente presenciados de

una formación social a otra —es decir, el constituyente “no negociable” de la transformación socialista requerida— es la

absoluta necesidad de vencer de manera permanente todas las formas de dominación y subordinación estructural, y no

solamente de la variedad capitalista. En nuestro tiempo ningún “cambio de personal”, no importa cuán bien

intencionado sea en principio, puede siquiera comenzar a dar cumplimiento a la tarea. En otras palabras, la relación

adversarial/ conflictual entre los seres humanos —que ha resultado a todas luces obvia en toda la historia conocida— es

lo que debe ser positivamente desplazado mediante la creación y la consolidación firmemente asegurada del nuevo

orden social. Si no es así, tarde o temprano comenzarán a aflorar y multiplicarse las contradicciones y los antagonismos

incontrolables en el basamento recién establecido, como realmente lo hicieron en las sociedades de tipo soviético, y al

final las socavaron y las destruyeron.

Tan solo un compromiso genuinamente crítico —y autocrítico— con el curso de la transformación histórica socialista

puede producir un resultado sustentable, al ir proporcionando los correctivos necesarios a medida que las condiciones

cambien y exijan respuestas para sus desafíos. Marx lo dejó bien claro desde el comienzo mismo, cuando insistía en que

las revoluciones socialistas no debían eludir el autocriticarse “con implacable escrupulosidad”, 11 a fin de poder cumplir

con los objetivos vitales de la emancipación. El siglo XX marcó una diferencia significativa con respecto a la advertencia

de Marx. Porque a la luz de siete décadas de experiencia práctica sumamente costosa, la advertencia original de Marx

acerca de la necesaria crítica práctica de nuestras propias acciones —una advertencia que a mediados del siglo XIX no

podía ser más que una exhortación muy general— había adquirido una urgencia ineludible en el movimiento socialista.

Porque, por una parte, dada la crisis estructural cada vez más profunda de nuestro orden metabólico social establecido,

urge hoy más que nunca que la alternativa socialista se instituya sobre bases firmes, en contra del asalto de la

propaganda autocomplaciente de la ideología dominante, visible por todas partes. Pero al mismo tiempo, por otra parte,

debido a la contundente evidencia histórica del desarrollo del tipo soviético, y los inmensos sacrificios que hubo que

soportar en sus largas décadas, nadie puede negar hoy día la necesidad de confrontar “con implacable escrupulosidad”


los problemas que habrán de surgir. Porque solo mediante el re-examen, a plena consciencia y autocríticamente

comprometido, de los pasos pretendidamente emancipatorios que se han dado —tanto en el pasado como en el

presente— puede volverse factible la construcción de unas bases del socialismo del siglo XXI más seguras de lo que

resultaron ser las del XX. Los tres grandes seres humanos a quienes está dedicado este libro han enfocado la tarea

histórica de la transformación socialista con este espíritu crítico vital. Gramsci y József aseveraron firmemente su

creencia en la incondicional integridad socialista del cambio epocal, no solo contra la clase adversaria sino incluso

cuando tuvieron que padecer la incomprensión sectaria de su propio bando. Y el Che Guevara no vaciló en proclamar

con gran claridad su desacuerdo principista con el curso de la acción seguido en la Unión Soviética —indicando

proféticamente que apuntaba en dirección a la restauración capitalista— aunque ese desacuerdo en voz alta acarreó

que se le tildara de hereje y hasta de aventurero. Como lo subrayó Fidel Castro en una entrevista: Mi admiración y mi

afinidad hacia el Che ha aumentado al ver lo que ha pasado en el campo socialista, porque él se oponía categóricamente

al empleo de métodos capitalistas para la construcción del socialismo… [los escritos del Che] tienen un valor enorme y

deben ser estudiados, porque yo pienso que el empleo de esos métodos y conceptos capitalistas tuvieron una influencia

alienante en esos países. Yo pienso que el Che tuvo una visión profética cuando, ya en aquellos primeros años de los 60,

previó todos los retrocesos y consecuencias del método que se estaba empleando para construir el socialismo en la

Europa del Este.12

De esta manera, después de su muerte las advertencias del Che Guevara pudieron ejercer una influencia esencial en el

período de rectificación de Cuba. Para citar otra vez las palabras apasionadas de Fidel Castro: 12 Fidel Castro, “Entrevista

con Tomás Borge” (1992),. Habíamos caído en el pantano de la burocracia, del exceso de nómina, de normas de trabajo

que ya no tenían vigencia, el pantano del engaño, de la falsedad. Habíamos caído en una cantidad de malos hábitos que

hubieran consternado al Che. Si al Che le hubiesen dicho alguna vez que un día, bajo la Revolución Cubana, habría

empresas preparadas para robar y aparentar que eran provechosas, el Che se hubiera consternado (…) El Che se hubiera

consternado si le hubiesen dicho que el dinero, el dinero se estaba convirtiendo en la preocupación del pueblo, en su

motivación fundamental. Él, que tanto nos advirtió en contra de eso, se hubiera sentido consternado.13

Los enemigos fascistas de Gramsci querían no solamente “impedir que su cerebro funcionase durante unos veinte años”,

sino evitar que ejerciera alguna influencia en la historia. Como sabemos, fracasaron en ambos sentidos. Al igual que en

el caso del Che Guevara, sus verdugos —para la época el régimen boliviano, cliente del imperialismo norteamericano—

intentaron condenarlo al olvido, tratando de hacer desaparecer para siempre incluso sus restos mortales. Hasta en eso

fracasaron miserablemente. La influencia del Che Guevara está viva hoy día no solamente en Cuba sino por todas partes

en América Latina —como lo hemos visto testificado por uno de los movimientos sociales más importantes de nuestro

tiempo, el Movimento dos Sem Terra del Brasil— y aun más allá, despertando aspiración y solidaridad tanto en las

generaciones más viejas como en innumerable gente joven a todo lo ancho del mundo. Examinando las décadas más

recientes de los desarrollos globales, el cambio en la relación de fuerzas predominante parecería favorecer

indudablemente al capital. Ello se debe en gran medida no solo a la ignominiosa capitulación de Gorbachov y sus

seguidores en la Unión Soviética, después de su seguimiento de la estrategia totalmente infundada de “reestructurar” el

socialismo mediante la adopción del “glasnost” y la “perestroika” (que resultaron ser la promoción activa de la

restauración capitalista, seguida de un derrumbe parecido en la Europa del Este), sino además a una transformación

entreguista similar en los partidos comunistas más grandes de Europa Occidental, notoriamente el francés y el italiano.

Así, para tomar solamente este último caso precisamente porque alguna vez fue el partido socialista en el que militó

Gramsci, las estrategias proclamadas en alta voz —pero de nuevo totalmente infundadas— del “camino italiano al

socialismo” y “el gran acomodamiento histórico” prometían garantizar una futura transformación socialista

internacional, en la realidad resultaron ser la capitulación incondicional ante las fuerzas imperialistas del capital

internacional, dominadas por los Estados Unidos, bajo la bandera partidista de los llamados “Demócratas de Izquierda”.

Pero cuando vemos lo que ha sido logrado en la realidad, el cuadro luce muy diferente. Y en modo alguno resulta

sorprendente porque sobre la base de la capitulación no se pueden construir resultados perdurables. Como


ampliamente lo demuestran los anales de la historia social, política y militar, la capitulación no puede ser nunca la base

de un desarrollo histórico sustentable. Ella solo puede proporcionar una ganancia unilateral y el correspondiente respiro

temporal hasta que la próxima ronda de antagonismos irrumpa en el escenario histórico, en escala creciente y por lo

general imponiéndose con intensidad cada vez mayor. Alguna vez se pudo sostener racionalmente que —como lo

formuló el general von Clausewitz— la guerra era “la continuación de la política por otros medios”.

Pero el otro lado de la misma ecuación —que concierne a la ineluctable reciprocidad de la política y la guerra— jamás

fue captada en toda su dimensión en el pasado, porque sus trágicas implicaciones para la destrucción total de la

humanidad no eran claramente visibles. A saber: que la política (basada en los antagonismos) era el heraldo de la guerra

necesaria porque —en vista del carácter de no resueltos de los propios antagonismos— tenía que terminar en la

capitulación de uno de los bandos y en la definitiva inestabilidad explosiva del respiro obtenido. Tan solo una

racionalidad sustantivamente fundamentada —en contraste con los “acomodamientos” efímeros logrados en nombre

de cualesquiera “actos equilibradores” impuestos por la violencia o tácticamente racionalizados— podría mostrar una

salida de este círculo vicioso, a través de la remoción permanente de todas las formas de adversariedad antagónica.

El gran desafío y la gran carga de nuestro tiempo histórico es que la adversariedad antagónica debe ser remitida al

pasado de manera permanente, en aras de dejar atrás también para siempre el ineluctable —y en nuestra época

ineludiblemente fatal— círculo vicioso de la guerra y la política que hemos conocido hasta el presente. Esto significa

refundar radicalmente la política sobre la base de una racionalidad sustantiva e históricamente sustentable, a fin de ser

capaces de manejar conscientemente todos los asuntos humanos en la requerida escala global. Es por eso que la

institución viable del socialismo en el disyuntivo siglo XXI apareció en la agenda histórica con gran urgencia, imponiendo

la necesidad de confrontar las fallas del pasado “con implacable escrupulosidad” y explorar todas las vías de cooperación

positiva, sobre la única base factible de la igualdad sustantiva. El derrumbe del sistema de tipo soviético no ha resuelto

nada de manera perdurable, ni ciertamente tampoco lo ha hecho el colapso de algunos de los más grandes partidos

comunistas del pasado a todo lo largo del mundo. La tentación para que el trabajo siga el camino de menor resistencia

favoreciendo el orden establecido del capital, indudablemente ha jugado, y continúa jugando, un importante papel en

estos desarrollos. Es así porque el establecimiento del orden reproductivo socialista, como alternativa viable al

existente, constituye una empresa histórica colosal. Pero seguir el camino más fácil no va a asegurar el futuro del capital.

Porque ese camino es incapaz de producir algo que no sea retribuciones cada vez menores para el trabajo, bajo las

presentes circunstancias de nuestra crisis histórica cada vez más profunda, y en última instancia no le producirá ninguna

retribución, por cuanto el orden reproductivo del capital está destinado a salirse de control.

En lo que atañe a los presuntos éxitos del propio capital en su fase histórica de crisis estructural, en realidad vemos a

sus países dominantes involucrados en guerras genocidas mientras predican cínicamente la democracia y la libertad. En

verdad, lo que estamos presenciando en el Medio Oriente y en todas partes son conflagraciones a una escala cada vez

más destructiva, en lugar de soluciones perdurables a los graves problemas internos e internacionales del orden de

control del metablismo social del capital. Muchos de los logros definitivamente autodestructivos del imperialismo

fueron construidos en el pasado sobre la base del genocidio en Norteamérica y Latinoamérica.

Hoy la situación es aún más grave porque el imperialismo hegemónico global está conduciendo a la humanidad hacia su

exterminación. Tiene que haber otro camino. Los ejemplos de firmeza revolucionaria de Gramsci, Attila József y el Che

Guevara nos muestran ese camino. Presentación14 Karl Marx escribió alguna vez que “la teoría (…) se convierte en una

fuerza material en cuanto se apodera de las masas”.15 Para que tal cosa suceda, explica Mészáros en su nuevo libro, la

teoría debe enfrentar El desafío y la carga del tiempo histórico, captando las exigencias humanas de un momento en

particular al mismo tiempo que se aferra al “carácter radicalmente ilimitado de la historia”. Hoy las concepciones

teóricas de Mészáros se convierten cada vez más en una fuerza material, al apoderarse de las masas por medio de

innumerables actores histórico-mundiales en el contexto de la Revolución bolivariana de la América Latina. Así, un

artículo del The New York Times del 24 de enero de 2007 se refería a la conocida “admiración” del presidente


venezolano, Hugo Chávez, “por István Mészáros, un estudioso marxista húngaro relativamente oscuro que argumenta

que sí existe una alternativa al capitalismo en su libro de mil páginas, Más allá del capital”. Sin embargo, Mészáros está

lejos de ser un pensador “relativamente oscuro”. Nacido en 1930, ingresó en la Universidad de Budapest en 1949, donde

luego se convirtió en el asistente del grandioso filósofo marxista del siglo XX, Georg Lukács. Abandonó Hungría tras la

invasión soviética en 1956 y, finalmente, asumió una cátedra de profesor de filosofía en la Universidad de Sussex.

Escribió incontables obras filosóficas, político-económicas y culturales, entre las que se encuentran libros sobre Marx,

Lukács y Sartre. Su La teoría de la alienación en Marx, de 1970, ganó el prestigioso premio Memorial Isaac Deutscher.

Fue en su conferencia en memoria de Isaac Deutscher, titulada “La necesidad del control social”, y en su prefacio de

1971 a la tercera edición de La teoría de la alienación en Marx donde Mészáros planteó por primera vez la cuestión de la

“crisis estructural global del capital”.16

Reconociendo la enormidad de los cambios que ocurrieron tanto en el interior del capitalismo como en el sistema

poscapitalista soviético, acabó por dejar a un lado las grandes obras filosóficas que había venido escribiendo por muchos

años (en forma de dos libros manuscritos inconclusos, La determinación social del método y La dialéctica de la

estructura y la historia) para concentrarse en los asuntos más urgentes. El resultado fue un conjunto de tres obras

cruciales: El poder de la ideología (1989), Más allá del capital (1995) y El desafío y la carga del tiempo histórico. El

monumental Más allá del capital representó un viraje en el desarrollo del pensamiento marxista, un cambio radical de la

perspectiva y un regreso a la comprensión del potencial revolucionario del marxismo clásico. Obra de enorme alcance

filosófico, político y económico, su título refleja un triple objetivo: desarrollar una visión que fuese más allá del sistema

del capital, más allá de El capital de Marx y más allá del proyecto marxista tal y como fue concebido bajo las condiciones

históricas de los siglos XIX y XX. En esa obra se destacan innumerables innovaciones teóricas importantes: (1) un énfasis

en el sistema del capital, es decir el dominio del capital arraigado en la explotación de la fuerza del trabajo, distinto del

orden institucional históricamente específico del capitalismo asociado con la propiedad privada de los medios de

producción;17 (2) el tratamiento del sistema del capital como un orden de “control metabólico social” en particular, que

penetra todos los aspectos de la sociedad; (3) un análisis de la “activación de los límites absolutos del capital”, (4) una

crítica de la sociedad poscapitalista, particularmente del sistema soviético, como un orden que fracasó en su tentativa

de erradicar el sistema del capital en su totalidad; y (5) una consideración de las condiciones históricas para la plena

erradicación del capital, que implica un orden de control metabólico social alternativo arraigado en la “igualdad

sustantiva”. Daniel Singer sintetiza así las implicaciones revolucionarias de la argumentación de Mészáros: “Lo que es

preciso abolir no es nada más la sociedad capitalista clásica, sino el dominio del capital como tal. En efecto, el ejemplo

soviético demuestra que no basta con ‘expropiar a los expropiadores’: hay que extirpar de raíz la dominación del trabajo

sobre la cual descansa el dominio del capital”.18 Utilizando una metáfora extraída de la vida de Goethe, Mészáros

argumentó en Más allá del capital que cada piso del edificio que constituye el hogar de la humanidad debe ser

reconstruido desde los cimientos —de modo que al final surja una estructura integralmente nueva— mientras a pesar

de ello continuará estando habitado por los seres humanos. 19 Más allá del capital colaboró en la ampliación del alcance

de la crítica marxista al incluir sólidas nociones de la emancipación humana de índole ecológica y con base en los seres

humanos, como componentes integrantes de la superación del dominio del capital, sin los cuales las condiciones

necesarias de la igualdad sustantiva y del genuino desarrollo sustentable no podrían ser alcanzadas. Más que en

cualquiera de sus otras obras, destacó la incontrolabilidad y el desperdicio del capital. Todo el dominio del capital,

argumenta Mézáros, se aproxima a sus límites absolutos como resultado de su creciente incapacidad de eliminar sus

contradicciones internas, creando así una crisis estructural global del capital.

En lugar de aceptar la consigna de Margaret Thatcher de que no hay alternativa, Más allá del capital insistía en que la

única alternativa viable exigía una transferencia total del control de las manos del capital a las manos de los

“productores asociados”. El sueño socialdemócrata de un sistema “híbrido” (una reconciliación del capitalismo con el

bienestar social) tiene que ser descartado por su carácter ilusorio. Incapaz de tocar con sus reformas el metabolismo

interno del sistema del capital, en todas partes la socialdemocracia degeneraba en neoliberalismo o craso capitalismo.


La naturaleza penetrante del análisis expuesta en Más allá del capital se puede observar en el reconocimiento de

Mészáros de que ya en 1995, Hugo Chávez trazaba en Venezuela el camino alternativo necesario cuando afirmaba: “El

pueblo soberano debe convertirse en el objeto y sujeto del poder. Esa opción no es negociable para los

revolucionarios”.20 Más tarde, Chávez, ya como presidente de Venezuela, se volcaría directamente al análisis de Más

allá del capital, incorporando a su propia perspectiva la insistencia en la necesidad del intercambio comunal de las

actividades en oposición al trueque de mercancías capitalista. Así, Chávez siguió a Mészáros al designar al intercambio

comunal como “el punto de Arquímedes” de la transformación social revolucionaria.21 Con el intercambio directo entre

las naciones en la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), el surgimiento de los consejos comunales de

Venezuela, las nuevas Asambleas Constituyentes en Venezuela y en Bolivia volcadas a la disolución de la hegemonía

política del capital trasnacional y a la propagación de las cooperativas de trabajo en la revolución latinoamericana en

proceso, la dominación casi absoluta del trueque de mercancías capitalista va siendo debilitada. El desafío y la carga del

tiempo histórico no tiene la intención de sustituir a Más allá del capital como la clave indispensable de la crítica de

Mészáros al capital. Antes bien, los dos libros se sobreponen y se complementan de innumerables maneras. El desafío y

la carga del tiempo histórico tiene la ventaja de ser más corto y accesible. En ese sentido, el nuevo libro de Mészáros

debe ser leído como una larga introducción o un extenso postscriptum a Más allá del capital. Pero es también mucho

más que eso. Si el énfasis de Más allá del capital recae sobre la crisis estructural global del capital y el camino que

necesita atravesar la transición socialista, El desafío y la carga del tiempo histórico enfoca el propio tiempo histórico.

Aborda las formas de temporalidad necesarias y el carácter radicalmente ilimitado de la historia. Este último constituye

un tema central de La teoría de la alienación en Marx, en el que él lo elige como una característica definidora de la visión

de mundo revolucionaria de Marx. Lo que Mészáros denomina la “decapitación del tiempo” opera en todos los planos

del sistema del capital.

Todos los grandes pensadores burgueses —como Locke, Smith, Kant y Hegel— apuntaron de diversas maneras al “fin de

la historia” identificado con el surgimiento del capitalismo. Hoy día percibimos la misma ideología del fin de la historia

en las concepciones dominantes de la globalización, en las ideas de modernismo/posmodernismo, en el incesante

mantra neoliberal de que no hay alternativa y en la afirmación de Francis Fukuyama según la cual la caída de la Unión

Soviética confirmó la antigua visión hegeliana del fin de la historia. Ese ilusorio punto final del futuro tiene la intención

de racionalizar como ineludible lo que Einstein criticó en su artículo de 1949, “¿Por qué socialismo?” como “la

mutilación de los individuos”, que él consideraba “el peor mal del capitalismo” y la razón por la cual la procura histórica

del socialismo era esencial.22 El libre control humano del tiempo disponible y minimizado bajo la contabilidad del

tiempo del sistema del capital, que procura reducir la vida a un conjunto de decisiones instantáneas sin límite

empeñadas en la ampliación de la productividad y las ganancias en beneficio de la red de intereses establecidos. Bajo

esas condiciones, como observó Marx “el tiempo lo es todo, [en tanto que] el hombre no es nada; él es, cuando más, un

despojo del tiempo”23. La existencia vivida de los seres humanos individuales está subordinada a una entidad abstracta:

el acrecentamiento del valor absoluto. Así, la “contabilidad truncada del tiempo” del capital tiene sus raíces en el

acrecentamiento a la enésima potencia de la estricta división del trabajo, con exclusión de cualquier otra consideración.

El sistema del capital contempla las terribles pérdidas humanas, sociales y ecológicas impuestas por su miope procura de

la velocidad y la cantidad, como meros “efectos colaterales”. Por el contrario, como Simón Rodríguez —el gran profesor

socialista utópico de Simón Bolívar, el Libertador de América Latina— escribió en 1847: “La división del trabajo en la

producción de bienes sirve apenas para brutalizar a la fuerza de trabajo. Si para producir tijeras de uñas que sean

excelentes y baratas, tenemos que reducir a los trabajadores a máquinas, mucho mejor sería si cortásemos nuestras

uñas con los dientes”.24 Para Mészáros, un énfasis genuino en el autodesarrollo de los seres humanos permitiría que la

jornada de trabajo normal se redujese a veinte horas por semana o menos, al mismo tiempo que crearía las condiciones

para las relaciones sociales igualitarias. El desafío y la carga del tiempo histórico insiste en que el sistema del capital es

incapaz de elevarse por sobre la perspectiva del “corto plazo”.


Esa visión se vincula con un triple conjunto de contradicciones: (1) su “incontrolabilidad” innata, derivada de la

naturaleza antagonística de su modo de control metabólico social; (2) su incesante dialéctica de competencia y

monopolio; (3) su incapacidad de integrarse políticamente en el plano global, a pesar de sus tendencias económicas

globalizadoras. Por consiguiente, el sistema del capital manifiesta una profunda aversión a la planificación. El resultado

es un máximo de despilfarro y destrucción, reforzados por la degradación incesante del trabajo humano, una tasa de

utilización decreciente, parasitismo financiero acentuado, amenaza creciente de aniquilación nuclear, aumento de la

barbarie25 y aceleración de la catástrofe económica planetaria. El 19 de octubre de 1999 Mészáros dictó en Atenas una

conferencia pública intitulada “Socialismo o barbarie” que más tarde fue ampliada y transformada en un pequeño libro

homónimo, publicado en Grecia y en Italia en 2000 y traducido al inglés a comienzos de 2001 (texto que fue incluido

como Capítulo 4 en este libro). Argumentaba allí, mucho antes de los acontecimientos del 11 de setiembre de 2001, que

el mundo había entrado en “la fase potencialmente más letal del imperialismo”.

Efectivamente, los Estados Unidos están hoy en guerra con el planeta entero, en una inútil tentativa de convertirse en el

Estado del sistema capitalista, aun a riesgo de la aniquilación de la propia humanidad.26 El modo alternativo de control

metabólico social proporcionado por el socialismo en su forma más revolucionaria-igualitaria, explica Mészáros en El

desafío y la carga del tiempo histórico, requiere de una contabilidad del tiempo enteramente diferente. El desarrollo

sustentable fundamentado en una “economía nacional” resulta imposible fuera de una sociedad de igualdad sustantiva.

Es necesario un sistema en el que los “productores asociados” se conviertan en el sujeto y el objeto de la sociedad, en

sincronía con el principio formulado con gran elocuencia por Bolívar de que la igualdad es “la ley de las leyes”.27 Tal

cosa solo se alcanza mediante una planificación social abarcante —no prescrita por un mandato que parte de lo alto,

sino surgida de las necesidades colectivas y de la participación democrática más generalizada.28

El objetivo sería una contabilidad del tiempo radicalmente alterada, volcada al desarrollo humano cualitativo que

trasciende la disyuntiva actual entre necesidad y productividad. Una revolución que se moviese en forma decisiva en esa

dirección se convertiría en “históricamente irreversible”. No es sorprendente que Mészáros, quien cuando muy joven

recibió inspiración de la poesía de su compatriota húngaro Attila József, lo cite con frecuencia en su obra y le dedique en

parte este nuevo libro suyo. Fue József, observa él, quien escribió: Tras los sacerdotes, los soldados y los burgueses al fin

nos hemos vuelto fieles oidores de las leyes29 Es eso lo que representa el desafío y la carga del tiempo histórico: el

surgimiento de una nueva fuerza material a medida que la teoría se apodera de las masas, que “al fin [se vuelven] fieles

oidores de las leyes”. John Bellamy Foster.

C) Modelo Educativo

La educación popular: una construcción colectiva de el sur y desde abajo

Marco Raúl Mejía J. Planeta Paz Programa Ondas de Colciencias Expedición Pedagógica Nacional

La lectura crítica del mundo es un quehacer pedagógico-político indicotomizable del quehacer político-pedagógico, esto

es, de la acción política que implica la organización de grupos y de clases populares para intervenir en la reinvención de

la sociedad (Freire, 2000, p. 42). Esta cita del maestro contemporáneo de educación popular me sirve para dar entrada y

plantear algunos elementos. En ese sentido, permitan dar un marco a esta presentación, en la cual, en un primer

momento, plantearé que la educación popular es hoy una propuesta educativa con un acumulado propio, que la saca de

la acción intencionada en grupos sociales populares para convertirla en una actuación intencionadamente política en la

sociedad para transformar y proponer alternativas educativas y sociales desde los intereses de los grupos populares,

evitando caer en el utopismo educativo y pedagógico que cree que solo cambiando su educación se transforma la

sociedad y hace conciencia de que si no cambia la educación, será imposible transformar la sociedad. En un segundo

momento del planteamiento, busco darle identidad y contenido a la educación popular como una práctica desde el Sur,


la cual recupera social, política y pedagógicamente un planteamiento que toma identidad en las particularidades de

nuestro medio y pretende establecer un saber de frontera para dialogar con propuestas que se realizan en otras

latitudes del Sur y de ese Norte-sur crítico para construir apuestas, identidades y sentidos de futuro desde nuestro

quehacer y configurar un movimiento emancipatorio con múltiples particularidades y especificidades.2 En un tercer

momento, mostraré cuáles son esos nuevos escenarios que van a dar marco a una pedagogía que se trabaja con

presupuestos propios desde acá y en las particulares manifestaciones del poder en nuestros contextos, que no son una

asimilación mecánica a las formas de la pedagogía desarrolladas en la modernidad (paradigmas francés, alemán y

anglosajón), perfilando un paradigma latinoamericano con especificidades que le dan nuestra identidad, nuestra

historia, nuestro contexto y nuestras luchas, caracterizando al diálogo, confrontación de saberes y la negociación

cultural como ejes de su propuesta metodológica. En un cuarto momento, daré cuenta de cómo se producen unos

ámbitos de relaboración de las pedagogías de la educación popular a partir de su acumulado, mostrándonos unos

procesos en los cuales el diálogo, la confrontación y la negociación de saberes dan forma a los procesos de

interculturalidad, intraculturalidad y transculturalidad en los cuales la identidad de la educación popular se hace

específica en su quehacer pedagógico, construyendo en ellos procesos que, a la vez 1 Ponencia presentada en el

Seminario Internacional de Educación Popular organizado por CINEP y la Alcaldía Mayor de Bogotá. Bogotá, febrero 13 a

15 de 2013. Apartes del texto del posfácio del libro sobre educación popular en América Latina de próxima aparición en

Brasil, el cual es una versión ampliada de la ponencia presentada al panel inaugural de la VIII Asamblea General del

CEAAL, realizada en Lima, Perú, 28 al 31 de mayo de 2012. 2 En este sentido, este texto es una ampliación del libro de

reciente publicación: Mejía, 2001. 2 que rompen la separación entre educación formal, no formal e informal, construyen

la educación popular como una apuesta para toda la sociedad en los diferentes espacios (micro, meso y macro) con las

consiguientes consecuencias para construir lo político-pedagógico de la educación popular, en su carácter

emancipatorio-transformador, la cual en y desde su quehacer se hace movimiento social aquí y ahora.3 Para cerrar

presento algunas tensiones que deben ser trabajadas para constituir la educación popular en estos tiempos, las cuales

nos exigirían seguir construyendo desde el Sur y actualizándolo en el actual cambio de época, que marca un cambio

civilizatorio y una readecuación del capital a los nuevos elementos de esos cambios, propiciando las crisis humanitarias

propios de sus formas de control y poder. I. Educación popular, un acumulado hecho movimiento y propuesta políticopedagógica

Desde las luchas de independencia en nuestra patria grande latinoamericana, la educación popular se ha

venido llenando de contenido. Es así como en los primeros desarrollos de ella se tomó el nombre que se le dio en

Europa para dotar a las nacientes repúblicas de un sistema público de educación que garantizara la existencia de la

escuela única, laica, gratuita y obligatoria, con la cual la Asamblea francesa buscó acabar con la sociedad estamentaria y

construir a partir de ella la democratización de la sociedad. Esa discusión es ampliada y toma desarrollos propios en

América (Puiggrós, 2005), desapareciendo del panorama por períodos y resurgiendo en momentos específicos, como ola

que devuelve la problemática a contextos particulares para dar respuesta en momentos donde las crisis con diferentes

causas se profundizan para luego invisibilizarse y volver a emerger en las particularidades de las coyunturas y procesos

sociales, en los cuales sus planteamientos adquirirán forma y buscarán respuesta. En ese primer tronco estarían: Simón

Rodríguez, José Martí. En ese sentido, luchadores independentistas como Domingo Faustino Sarmiento y Andrés Bello

hablaron de este tema en una perspectiva europea, de dotar de escuela pública a las nacientes repúblicas. Sin embargo,

Simón Rodríguez imagina una lectura que reelabora esa propuesta y la llena de un contenido que la diferencia a partir

de su contenido dotándola de un sentido americano. En este sentido, ese tronco tiene un desarrollo cuyos principales

hitos serían: En los pensadores de las luchas de independencia, el más explícito en hablar de educación popular en

este período fue Simón Rodríguez (1769-1854), maestro del libertador Simón Bolívar. Habla de una educación que él

denomina como popular y que en sus escritos aparece con tres características (Rodríguez, 1979): • Nos hace americanos

y no europeos, inventores y no repetidores. • Educa para que quien lo haga no sea más siervo de mercaderes y clérigos.

• Hace capaz de un arte u oficio para ganarse la vida por sus propios medios. En los intentos de construcción de

universidades populares a lo largo de la primera mitad del siglo XX en América Latina, las más notables fueron las de

Perú, El Salvador y México. En ellas se trabajaba para dar una educación también con características diferenciadas de las


otras universidades: 3 Una buena síntesis histórica la encontramos en Torres, 2008. 3 • Educaba a los obreros y requería,

por los sujetos destinatarios, cambiar el contenido, los tiempos y la manera de concretar el proceso educativo. • Los

dotaba de conciencia sobre su lugar y su papel en la historia. • Construía y orientaba hacia la organización que defendía

los intereses de estos grupos. En las experiencias latinoamericanas de construir una escuela propia ligada a la sabiduría

aymara y quechua, una de las más representativas fue la escuela Ayllu de Warisata en Bolivia, promovida por Elizardo

Pérez (1962). Algunos de sus fundamentos serían: • Existe una práctica educativa propia de los grupos indígenas,

derivada de su cultura. Por ello, plantea hacer una propuesta de educación como movimiento, proceso de creación

cultural y transformación social. • Se constituyen las “Escuelas del esfuerzo” en cuanto se plantean una pedagogía

basada en el trabajo. • La escuela se extiende y es comunidad su arquitectura, su propuesta educativa. Por ello, afirma:

“Más allá de la escuela estará la escuela”. Construir proyectos educativos al servicio de los grupos más desprotegidos

de la sociedad. En este sentido, el P. Vélaz, sj, y su intento por construir una escuela desde la educación popular integral

como fundamento del Movimiento Fe y Alegría (1981), desde el año 1956, construía esta idea así: • “Educación para

romper las cadenas más fuertes de la opresión popular mediante una educación cada día más extensa y cualificada.” •

“La democracia educativa tiene que preceder a la democracia económica y a la democracia social.” • “Después de tanta

lucha no nos podemos resignar a vivir en una justicia media. Éste debe ser el momento más alto, más claro, más

resonante de nuestra justicia integral.” • “Fe y Alegría nació para impulsar el cambio social por medio de la educación

popular integral.” Estos cuatro troncos históricos, en los cuales la búsqueda de una educación propia y, en algunos

casos, llamada de “educación popular” fue llenada de contenidos en su momento y en las particularidades de su

realidad, vuelven a surgir en nuestro continente en la década de los 60 del siglo pasado, constituyendo un quinto tronco

que originaría una serie de procesos que tomarían nuevamente el nombre de Educación Popular, Educación Liberadora,

Pedagogía del Oprimido, Educación Emancipadora, Pedagogías crítico-sociales, Pedagogías comunitarias, de la cual

Paulo Freire, miembro del Movimiento de Cultura Popular en Recife, sería su exponente más preclaro. También la época

de mayor desarrollo y auge de la educación popular a nivel teórico-práctico coincide con un momento muy específico de

América Latina, en la cual se dan una serie de construcciones conceptuales y prácticas como crítica a la forma de la

cultura y la colonialidad4. En ese sentido, a lo largo de treinta años se da la edificación de un pensamiento propio que

busca diferenciarse de las formas eurocéntricas y de las miradas de una lectura de América desde afuera, que no se lee

internamente, generando líneas de acción que constituyen con la educación popular los gérmenes de un pensamiento

propio que organiza y da sentido a estas realidades. 4 Allí estarían: la teoría de la dependencia, la teología de la

liberación, la comunicación popular, el teatro del oprimido, la filosofía de la liberación, la investigación-acción

participante, la sicología social latinoamericana, y muchas otras. 4 En ese sentido, la educación popular, en sus variados

desarrollos, ha empujado una concepción en la cual no existe acción educativa y pedagógica sin contexto --y allí están

presentes los diferentes elementos políticos, sociales, culturales, económicos sobre los cuales se construyen la

desigualdad, la exclusión, la segregación y las injusticias en nuestra sociedad-- proponiendo concepciones y prácticas

para transformar estas condiciones desde la educación, entendida ésta en sus múltiples dimensiones: formal, no formal

e informal, bajo el supuesto de que el solo cambio educativo no transforma la sociedad, pero si la educación no cambia,

tampoco lo hace la sociedad. De acuerdo con lo anterior, reconoce la educación como un ejercicio político pedagógico.

1. Una propuesta para la sociedad con un acumulado Así, la educación popular llega al siglo XXI con un acumulado

construido en sus luchas por transformar la sociedad y hacer posible la emancipación de todas las formas de dominio

que le permiten proponerle al mundo de la educación en sus diferentes vertientes una concepción con sus

correspondientes teorías, propuestas pedagógicas y metodológicas para ser implementada en los múltiples espacios y

ámbitos en los cuales se hace educación en esta sociedad. En ese sentido, dota a los educadores críticos de una

propuesta a ser implementada en toda la sociedad, bajo el reconocimiento de que hacerlo desde los intereses de los

grupos oprimidos y excluidos permitirá la transformación de esa condición para construir sociedades más justas, más

humanas y, ante todo, con una diferencia que no permita la desigualdad y el control, por razones de clase, género, etnia,

raza, opción sexual, edad, condiciones físicas. Hoy ese acumulado, que nos permite ser educadores populares en este

tiempo, lo podríamos sintetizar en el siguiente decálogo: a. Su punto de partida es la realidad y la lectura crítica de ella,


para reconocer los intereses presentes en el actuar y en la producción de los diferentes actores Desde los albores de ella

en Simón Rodríguez, quien dijo que debíamos construir una educación que nos hiciera americanos y no europeos,

pasando por Elizardo Pérez, quien propuso que la educación debe ser organizada con el proyecto político-económicosocial-cultural

de realidad que se tiene, y por Paulo Freire –quien nos enseñó que el ejercicio básico de su propuesta

metodológica era aprender a leer la realidad– la educación popular ha ido constituyendo una propuesta donde los

territorios, lo local, hacen que el ejercicio educativo siempre sea contextualizado. Por ello, en medio del planteamiento

de una única globalización en singular, esboza la existencia de múltiples formas de ella, en cuanto el capital toma

presencia en las particularidades contextuales para realizar un trabajo de lectura de lo glocal, en donde se reconocen las

formas de dominación que se dan, y de qué manera. Para hacer de esta lectura una propuesta de aprendizajes situados,

desarrolla la pregunta de: ¿educación en dónde? b. Implica una opción básica de transformación de las condiciones que

producen la injusticia, la explotación, dominación y exclusión de la sociedad En ese sentido, se inscribe en la tradición

que reconoce que si las desigualdades son producidas socialmente, de la misma manera pueden ser enfrentadas y

solucionadas. En esta perspectiva, la tarea de la transformación de esas realidades de injusticia es una tarea de quienes

sufren estas situaciones, pero también de quienes teniendo medios económicos, sociales y culturales distintos

consideran que aquélla es una circunstancia que debe ser enfrentada no sólo por los sujetos que viven directamente la

dominación y sus efectos, sino por toda la sociedad, para construir relaciones sociales basadas en la solidaridad.

Propone un trabajo pedagógico que, reconociendo los 5 intereses de los grupos sociales empobrecidos política,

económica y socialmente, los coloque en la sociedad para hacer real el aprendizaje situado en una perspectiva crítica y

de construcción de las condiciones para transformar esa realidad. c. Exige una opción ético-política en, desde y para los

intereses de los grupos excluidos y dominados, para la pervivencia de la madre tierra Por ello, la tarea no es sólo de un

grupo específico que lucha por unas nuevas condiciones de vida, sino es un asunto ético que vela y cuida la manera de la

existencia de lo humano y la vida en los mundos que habitamos. Es una corresponsabilidad con los pobres,

desheredados y excluidos, pero también con el planeta, que, al estar organizado sobre un modelo antropocéntrico, ha

ido degradando las formas de vida, que han sido vistas como menores y sometidas al control de lo humano. Así, el

asunto ético político se refiere a las condiciones en las cuales se construyen las formas de la solidaridad, la

responsabilidad y la indignación frente a la injusticia y atropello que se produzcan sobre la condición humana y las

formas vivas del planeta, lo cual abre las puertas para construir un aprendizaje problematizador desde los sentidos

constituidos en la pregunta: ¿educación para qué? d. Construye el empoderamiento de excluidos y desiguales, y propicia

su organización para transformar la actual sociedad en una más igualitaria y que reconozca las diferencias En el sentido

de buscar las transformaciones de las condiciones injustas, la educación popular reconoce que su escenario de acción

está constituido por las relaciones de poder propias de esta sociedad, y en educación va más allá de verlo operando en

la economía y el Estado o ser un simple proceso de reproducción. Por ello, identifica el poder existente en el saber, el

conocimiento, el deseo, la sexualidad, el género, las formas organizativas y jerarquizadas de la sociedad, y, desde luego,

en todas las relaciones que se establecen en los procesos educativos y pedagógicos. En esta perspectiva, se busca

construir relaciones sociales cotidianas que muestren en el día a día que otra forma del poder es posible; de allí que se

proponga consolidar formas organizadas de los grupos sociales populares, para que disputen sus intereses y sus

satisfactores en la sociedad y originen los múltiples movimientos sociales y políticos que unen a quienes propugnan por

la transformación social y la construcción de comunidades empoderadas, haciendo real, de esta manera, la pregunta de:

¿educación para quién? e. Construye mediaciones educativas con una propuesta pedagógica basada en procesos de

negociación cultural, confrontación y diálogo de saberes Se produce un reconocimiento de que los procesos educativos

en la sociedad estaban fundamentados sobre lo que Freire llamó “educación bancaria”, la cual asienta un modelo

transmisionista, frontal y basado en la instrucción, en donde el que sabe transmite al que no sabe. Esta idea se rompe en

la educación popular, en cuanto se parte de que todos los humanos tienen un saber derivado del mundo que habitan y

las prácticas que desarrollan en lo cotidiano de sus vidas; en el reconocimiento de que en todo humano están las

capacidades de lo intelectual y lo manual, y que su separación es parte de la constitución de los dualismos sobre los

cuales Occidente y en especial su modernidad capitalista ha construido su poder. Ese reconocimiento del saber


entendido como otra dimensión del conocimiento, pero complementaria, deja en evidencia que toda relación educativa

es una mediación, en la cual esos diferentes saberes dialogan, se comparten y se negocian como parte de su cultura, lo

cual va a demandar tener la claridad de que quien enseña aprende y, de igual manera, quien aprende enseña. 6 f.

Considera la cultura de los participantes como el escenario en el cual se dan las dinámicas de intraculturalidad,

interculturalidad y transculturalidad de los diferentes grupos humanos No puede existir ejercicio de negociación cultural

y diálogo de saberes si quien dialoga no se inscribe en una cultura que reconoce como propia a la vez que lo dota de

identidad (intraculturalidad) y desde la cual constituye los procedimientos de relacionamiento con los otros mundos, a

través de lo cual se le manifiestan los diferentes de la sociedad actual (interculturalidad). De igual manera, interpela un

discurso de la multiculturalidad globalizante y liberal, en la cual se respeta lo diferente, pero no se lo valora. En ese

sentido, se construye una diversidad que, escondida en el pluralismo, prolonga y produce desigualdad. Por ello,

negociación y diálogo se fundamentan en el reconocimiento del otro o la otra, que enriquece individualmente y produce

modificaciones en la esfera de la propia individuación. Se trata de entender que siempre es una relación intercultural y

esta, por tanto, requiere negociaciones para fijar agendas, aprendizajes y organizaciones. En este sentido se va

construyendo el reconocimiento no sólo del diferente, sino también del conflicto, cuyo tránsito se debe aprender para

construir las apuestas de nueva sociedad, dándole forma a unos aprendizajes problematizadores, que hacen de la

educación popular una experiencia en donde se tramitan educativamente el conflicto y la diferencia, dándole respuesta

a la pregunta, ¿educación desde dónde? g. Propicia procesos de autoafirmación y construcción de subjetividades críticas

En diferentes estudios sobre los aportes de la educación popular aparece con reiteración la idea de que les permitió a

los participantes ganar confianza para reconocer la manera como en sus vidas se manifestaba el control y el dominio, lo

cual les exigió realizar procesos constructores de identidad y de toma de conciencia de una lectura crítica de la realidad

que les dio los elementos para proponer en su medio prácticas y procesos alternativos a los que proponía el poder. En

esta perspectiva se fue moldeando una subjetividad rebelde, no sólo como contestación y resistencia, sino en la

elaboración de propuestas alternativas para transformar sus entornos, lo cual les posibilitó incidir en sus territorios y

localidades, modificando y transformando prácticas, procesos, organizaciones, en cuanto su quehacer se convirtió en

asunto central, en el cual mostrar y anticipar las búsquedas de sociedad alternativa, en donde la individuación es un

ámbito central a ser trabajado. Esta perspectiva ha permitido ampliar su trabajo en grupos de las variadas culturas

juveniles, tanto en la comprensión de sus cambios socio-metabólicos, como en responder a la pregunta ¿por qué

educación en estos tiempos y en estas culturas? h. Se comprende como un proceso, un saber práctico-teórico que se

construye desde las resistencias y la búsqueda de alternativas a las diferentes dinámicas de control en estas sociedades

La educación popular, con su acumulado consolidado, es un proceso en construcción colectiva permanente. No tiene un

camino metodológico único, ya que se va ampliando y ganando en especificidad, con la particularidad de respuestas que

se van dando en cada uno de los procesos, y retoma lo que existe y lo recrea, en coherencia con la especificidad de las

resistencias y la búsqueda de alternativas para los actores implicados, haciendo real la producción de saber y

conocimiento. Con ello va constituyendo no sólo nuevos escenarios de acción, sino también conceptuales, mostrando

esas formas alternativas en las cuales se funda en el mundo actual, no sólo las resistencias, sino el horizonte de que otro

mundo es posible, lo cual le ha permitido recrear desde sus fundamentos y trabajar con filigrana una crítica a las teorías

de la intervención para mostrar en forma práctica 7 procesos de mediación educativa y pedagógica, lo cual rehace los

escenarios que le permiten relaborar enfoques y modelos pedagógicos desde su apuesta crítica. i. Genera procesos de

producción de conocimientos, saberes y de vida con sentido para la emancipación humana y social Uno de los aspectos

más significativos de la educación popular es la manera cómo, al reconocer el saber de los grupos subalternos, propicia

como parte de la lucha la emergencia de esos saberes sometidos por el pensamiento eurocéntrico, y para ello se han

desarrollado propuestas pedagógicas y metodológicas para visibilizar ese saber y ese conocimiento presentes en sus

prácticas. Es allí donde se concreta, a través de la sistematización como una propuesta para investigar las prácticas, esa

otra forma de producir saber y conocimiento que ha brotado del desarrollo de su apuesta en nuestros contextos y que

va mostrando en la riqueza de su producción toda su potencialidad, a la vez que va enriqueciendo no sólo el acumulado

propio, sino el de los diferentes aspectos, prácticas, teorías, métodos, construyendo una dinámica de nuevas teorías y


conocimientos en diversos ámbitos de la acción humana y social. j. Reconoce dimensiones diferentes en la producción

de conocimientos y saberes, en coherencia con las particularidades de los actores y la luchas en las cuales se inscriben

Uno de los aspectos que se ha hecho visible al reconocer el acumulado de la educación popular es cómo, al ser una

propuesta educativa para toda la sociedad, necesita ir realizando elaboraciones conceptuales y propuestas

metodológicas para la mediación con esos diferentes actores, ámbitos, dimensiones, niveles, institucionalidades,

organizaciones, temas. Esto exige un reconocimiento de cómo hacer la educación popular en sus múltiples dimensiones,

de tal manera que, guardando la fidelidad a sus principios, toma particularidades en cada lugar donde se realiza,

saliendo de homogeneizaciones y abriéndose a impactar a la sociedad con su propuesta, reconociendo desarrollos

desiguales, en cuanto algunos de esos tópicos no existían en sus agendas y comienzan a ser recuperados para ser

colocados en el horizonte de una propuesta que tiene fines, intereses y prácticas diferentes a como son realizadas por la

sociedad hegemónica en sus múltiples perspectivas. Esta va a ser una de las fuentes más importantes de actualización

de su acumulado y del enriquecimiento de otros ámbitos que se relacionan con ello. 2. Con unos ámbitos de actuación y

despliegue de sus metodologías Uno de los asuntos centrales en la configuración de la educación popular se refiere a la

manera como se ha venido constituyendo con fuerza y especificidad en las diferentes manifestaciones de la

socialización, así como en los variados procesos educativos formales, no formales e informales, desarrollando un diverso

repertorio de propuestas metodológicas en coherencia con su propuesta pedagógica de negociación cultural y diálogo y

confrontación de saberes, convirtiendo sus herramientas en dispositivos de saber y poder. Esa variedad ha llevado a que

éstas no sean universales ni simplemente procedimientos técnicos, sino elementos para construir los empoderamientos

de sujetos, actores, organizaciones, movimientos. En esta perspectiva ha constituido –o está en vía de constituirlos-- seis

ámbitos en los cuales realiza transformaciones y construye subjetividades rebeldes y emancipadas, como lugares de

actuación: a. Ámbitos de individuación. Existen procesos de transformación que parten de y construyen subjetividades

en la constitución de sujetos que se reconocen a sí mismos como seres sociales y forjan su identidad a partir de procesos

de elaboración de sí mismos. Un ejemplo de esto 8 pudiesen ser las formas del trabajo con grupos étnicos, de género, de

masculinidades, de reconocer por actores su campo de práctica y de actuación cotidiana, muy fundado en la

intraculturalidad. b. Ámbitos de socialización. Son los referentes a prácticas de educadores populares que construyen y

trabajan procesos e instituciones como la familia, la escuela, constituyendo una reorganización de roles, procedimientos

y prácticas. Allí se dan dinámicas de interacción específica, logrando consolidar relaciones sociales transformadas en los

diferentes roles que se presentan en esos diferentes espacios. c. Ámbitos de vinculación a lo público. La negociación

cultural acá se constituye para que los sujetos de las prácticas orientadas en la perspectiva de educación popular

decidan convertirse en actores que llevan sus intereses colectivos para ser disputados en lo público, reconociéndolo

como un escenario en construcción. Requiere un ejercicio de discernimiento y edificación de la autonomía por parte de

quienes lo realizan, y, en ese sentido, la educación popular ayuda a construirlo como apuesta de los sujetos que se están

convirtiendo en actores. d. Ámbitos de vinculación a movimientos y formas organizadas. Lo público trae aparejada

consigo la necesidad de encontrar los grupos desde los cuales se tejen esos imaginarios colectivos que dan forma a sus

intereses y a la manera de vida de las comunidades; las políticas de actuación, como lugares en donde los sueños

colectivos se fundan para concretar la apuesta de transformación de sus condiciones inmediatas y de la construcción de

otros mundos posibles. e. Ámbitos de construcción de procesos de gobernabilidad. Conscientes de que el poder de los

grupos populares se construye y alcanza tras recorrer múltiples caminos, los educadores populares deciden desde su

acumulado, y guiados por sus principios, participar en formas de gobierno que permitan la implementación de las

propuestas específicas, en donde lo público popular busca ser colocado como apuesta de la sociedad, en un particular

ejercicio de la política en territorios específicos, reconociendo que se está en el gobierno y no en el poder, lo cual le

exige no perder el nexo con el movimiento que creó esa nueva condición. f. El ámbito de la masividad. Una de las

características de las nuevas realidades propiciadas por las transformaciones epocales en marcha y la emergencia de los

lenguajes digitales es la configuración de un espacio masivo, que a su vez ha generado una serie de redes sociales y un

campo virtual en donde actúan infinidad de actores. También el educador popular reconoce éste como un espacio de su

actuación y elabora propuestas metodológicas en coherencia con sus apuestas pedagógicas para constituir allí, desde


sus desarrollos y acumulados, un campo de actuación y de disputa de significados y de su proyecto de transformación de

la sociedad. II. El Sur, una apuesta contextual, epistémica y política El pertenecer a una tradición latinoamericana que

recoge y reconoce un mundo hecho conflictivo e identitariamente, desde la colonización de nuestros grupos aborígenes

y la persistencia por construir un proyecto europeo y norteamericano como el modelo universal, al cual nos acogemos

para hacernos parte del mundo gestado a lo largo de nuestra historia, se constituye en un marco de rebeldía y

resistencia, que toma forma en procesos prácticos, movimientos en las esferas del saber y el conocimiento para dar

cuenta de una identidad con otras características y posibilidades (Quijano, 2012). Pero la identidad nos une en la

búsqueda de lo propio con gentes de otras latitudes que también han vivido situaciones de colonialidad (África, Asia) y

luchas de resistencia en el mundo del Norte, como es el caso de los diferentes grupos migratorios en el mundo del Norte

(hispanos, afrodescendientes, Europa del este y otros). Es en este marco que la educación popular comienza a reconocer

muchas de sus intuiciones por darle forma a los saberes populares, las tecnologías propias, andinas, la educación propia,

la 9 economía y la comunicación popular. En otras tradiciones la teología andina y muchas de sus búsquedas iban

construyendo un tronco común de identidad, que en un ejercicio de pensarse desde aquí, en nuestras prácticas, nos

permite reconocer ese aspecto intracultural, que ha dado forma al diálogo de saberes “freirianos”, en donde este

proceso --fundamento de la educación popular-- se convierte en base de un reconocimiento de lo propio que nos da el

ser de acá, el cual, al dialogar con los diferentes, me da la posibilidad de autoafirmarme en mis saberes, mis epistemes y

cosmogonías, desde y en las cuales realizo el ejercicio de ser educador popular en estos tiempos. Es en la mirada de esa

especificidad que se vuelve a abrir ese fundamento en y desde la educación popular, en cuanto su tronco de identidad

cultural contextual, lugares donde la dominación, el control y el poder convierten a lo humano en mercancías y en

medio para sus fines, y allí la resistencia nos hermana y nos dota de bases para esas luchas, lo cual le da sentido e

identidad a estas búsquedas desde el Sur, las cuales deben ser tenidas en cuenta al realizar nuestras prácticas de

educación popular, ya que las dotan de un horizonte, cuyas principales características describimos a continuación. A.

Más allá del Sur geográfico Si bien a lo largo del siglo XX el Sur fue una manera de enunciar un lugar geográfico con unas

particularidades culturales y sociales propias, que se leían en clave de un mundo que había sido construido desde las

apuestas de la expansión europea bajo forma de colonias de ultramar en sus diferentes vertientes, inglesa, española,

holandesa, francesa, italiana, alemana, entre otras, aparece en esta perspectiva una característica que el P. Fernando

Cardenal, sj (2009), denominó a finales del siglo anterior como “el Sur que existe en el Norte”, la cual fue dando

contenido político y social a un hecho geográfico y cultural como determinante para su enunciación, mostrando a un Sur

signado por las características del control y el dominio, como ámbito donde se organiza la acción de los educadores que

resisten y construyen alternativas. Es ahí donde el Sur comienza a ser un lugar de enunciación y actuación, otro espacio

múltiple, variado y atravesado por la diferencia a los ámbitos desde los cuales se enuncia el proyecto de control y poder,

y también es el lugar de nuestros compañeros de proyecto, los cuales han constituido una acción y pensamiento crítico

en el mundo del Norte. Esa primera trama nos muestra cómo, compartiendo ese tronco común generado por la

colonialidad y las formas de control del capitalismo actual, aun en la crisis del socialismo real se sigue compartiendo un

horizonte de transformación social, el cual toma en nuestros contextos diferencias del proceso que dan una identidad

propia, lo cual hace que nuestra modernidad, nuestra subjetividad y las características de transformación-emancipación

tomen características específicas. Ellas hacen que los proyectos de resistencia y cambio se reorganicen en función de las

particularidades que enmarcan territorios y localidades específicas, donde toma vida el construir esos otros mundos

posibles. B. El Sur, una forma de visibilizar otras múltiples y diferentes cosmogonías El camino que tomó la afirmación

categórica de la educación popular de la existencia de saberes y conocimientos en estos sectores también obligó a una

reflexión y búsqueda por mostrar su emergencia en la sociedad y, en muchos casos, sacarlos de las resistencias invisibles

en las cuales se mueven, para evitar ser controlados, cooptados, subsumidos en las formas generales de la dominación y

el control. Las transformaciones en la concepción de la sistematización son un buen ejercicio de ello. Un análisis

histórico a profundidad nos mostraría cómo se fue de formas de evaluar proyectos, dar cuenta de sus desarrollos y la

manera como aportan a la modificación de la realidad, hasta procesos 10 que buscan hacer visibles esas concepciones

propias de lo popular existentes en ellos, hasta la búsqueda de esos saberes propios, fundados en troncos epistémicos


particulares por el origen de los participantes, sus pertenencias a grupos sociales y claves, lo cual hace visible en sus

prácticas unos troncos epistémicos no solo diferentes, sino que toman cuerpo en formas de organizar el mundo en

forma no coincidente y semejante a ese “conocimiento” en el cual nos hemos educado. También la especificidad de los

actores, por ejemplo indígenas, afrodescendientes, nos ha mostrado un rastro que han construido desde su particular

historia, lo cual los ha llevado al planteamiento de Educación Propia (CAS, UMSA, 2012), en la cual se reivindica la

existencia de cosmogonías particulares a través de las cuales se hacen visibles esas otras maneras de entender y

comprender el mundo, mucho más allá del pensamiento dualista occidental, el cual construye cosmovisiones

totalizantes. En ese sentido, estamos frente a maneras de entender el mundo mucho más amplias que las que hemos

construido desde la matriz epistémica fundada en lo racional. C. El Sur entiende el mundo en forma integral sin

dicotomías Una de las consecuencias de la separación teoría-práctica en la esfera del actuar es que el mundo se divide,

perdiendo la unidad que tenía en muchas de las cosmogonías propias de nuestros pueblos. Un ejemplo significativo de

esto es la manera como se ha separado las relaciones hombre-naturaleza, forjando un pensamiento sobre el

conocimiento y la naturaleza de corte patriarcal y antropocéntrico. Discusiones de estos días muestran cómo ello está

en el corazón del debate sobre lo ambiental que se desarrolla, mostrando cómo formas de entender esa relación nos

llevan a un cuestionamiento profundo a la idea de desarrollo, a partir de la idea del Buen vivir. En esta visión se plantea

que la crisis es de la idea de desarrollo misma, y se cuestiona la idea de desarrollo sustentable y sostenible, ya que son

formas que no tocan la revalorización del capital, que ahora nos es vendida bajo la idea de capital verde, que mantiene

una confianza desmedida en la ciencia y la tecnología encubierta actualmente en un discurso ambiental y humano que

sigue fundado en la idea de progreso material que se nos ofrece ahora en su forma política como proyectos en las

localidades. Desde esta perspectiva se muestra cómo la crisis ambiental no es solucionable con el mercado, entendido

como acumulación de bienes, se evidencia una monetarización de la vida, y a partir de ello se plantea la necesidad de

salvaguardar la naturaleza como patrimonio de las futuras generaciones, lo cual no es posible sin un proyecto

anticapitalista que enfrente su individualismo, su deshumanización y su interés privado y de ganancia, regulando las

acciones entre los humanos. Por ello, el fundamento de una nueva sociedad no es posible sin la comunidad soberana y

autosuficiente (Acosta, 2009). En esta crítica se plantea que es necesario buscar alternativas que ya existen en la

cosmovisión de nuestros grupos amerindios, quienes desde siempre han planteado la unidad del universo y por lo tanto

de lo humano y la naturaleza, lo cual da fundamento a la igualdad de la vida y por lo tanto entre los humanos,

mostrándonos un mundo no fundado en el control humano de la naturaleza, sino la integralidad en ella de las diversas

formas de vida. Para ello, se apela a la tradición y se encuentra en el mundo quechua la idea de SUMAK KAWSAY (la vida

en plenitud y armonía), en el mundo kuna BALUWABA (la unidad de la naturaleza), y en el aymara el SUMA OAMAÑA (el

bienestar de tu fuerza interna). Se plantea que recuperando estas tradiciones pudiésemos avanzar hacia otras formas de

vida, distintas a la propuesta por el capitalismo, en las cuales se proteja el medio ambiente, se despliegue la solidaridad,

y se profundice en forma real la democracia, dándole cabida a la plurinacionalidad –fundamento real de los estados

modernos– y el Buen vivir como fundamento de la vida (Ibáñez, 2010). 11 En ese sentido, el Buen vivir se considera

como algo en permanente construcción. En tanto las personas y grupos lo vayan asumiendo en sus vidas, tendremos un

mundo sin miserias, sin discriminación, con un mínimo de cosas necesarias y con acceso a bienes y servicios, sin tener a

los seres humanos como medios para acumular bienes. El Buen vivir ha sido incorporado a las constituciones de Bolivia y

Ecuador. Su lema pudiera ser: a partir de los proyectos de vida las comunidades construiremos el Buen vivir. D. El Sur

redimensiona los sentidos políticos de la naturaleza Como podemos ver, existen múltiples interpretaciones sobre el

problema de la sustentabilidad en el mundo de hoy, grandes desarrollos que van más allá de donde la cumbre ambiental

de Río de Janeiro (1992) dejó la discusión. Esto implica para nosotros como educadores mirarlas con atención porque,

en últimas, muchas de nuestras prácticas están marcadas por lo que podríamos denominar las nuevas concepciones de

la época, así como no se puede producir una homogeneización de todo el ambientalismo, es decir, emerge con

propiedad la eco-política como uno de los asuntos centrales y un componente básico de cualquier proyecto de

transformación, y ello tiene implicaciones en el día a día de nuestro quehacer y el de nuestras comunidades y

organizaciones. En ese sentido, así no lo sepamos, terminamos siendo prisioneros de ellas y en ocasiones ubicados


social, política e ideológicamente en lugares que nos pudieran disgustar como señalamiento de lo que hacemos. No

obstante, al contrastar las maneras de nuestro quehacer en el día a día con las concepciones sobre estos puntos,

podemos ubicarnos claramente en un lugar del espectro del desarrollo con el cual trabajamos y de las concepciones con

las cuales lo hacemos, que en ocasiones van en contravía de lo que afirmamos. Igualmente, esta postura nos muestra

cómo ecología, desarrollo, tecnología y sustentabilidad son campos polisémicos; es decir, están cargados de múltiples

sentidos, en algunos casos contradictorios. Por ello, cuando hablemos de ellas o las incorporemos a los procesos

educativos, debemos reconocer desde dónde lo hacemos, lo cual va a requerir de nosotros un esfuerzo adicional de

interpretación para saber qué uso y connotación les estamos dando. Por esa razón, dirijo desde mi concepción una

reflexión sobre estos aspectos. En últimas, hablar desde una perspectiva educativa sobre estos elementos significa

entender que asistimos a una revolución que está redefiniendo las relaciones entre naturaleza y cultura y el lugar del ser

humano allí y que debemos tener claro para que nuestras prácticas vayan en ese sentido. Estas consideraciones exigen

estar alerta en cuanto a la manera como estamos llevando estos nuevos hechos históricos a nuestra práctica educativa,

ya que también nos exigen un replanteamiento de ella. E. El Sur busca un estatus propio para los saberes y su

relacionamiento con el conocimiento A medida que los saberes propios de quehaceres, sabidurías y prácticas fueron

visibilizándose, constituyeron un campo particular de diferenciación del conocimiento en un primer momento como algo

distinto y antagónico, luego como formas diferentes que dan lugar a prácticas como medicinas ancestrales, tecnologías

de producción, en las cuales lo que emergía eran diferencias profundas, que hacen visibles otras maneras de conocer y

aprender, marcadas por la diferencia que establecía la interculturalidad, en la cual la búsqueda conducía a esa

constitución de lo propio. En ese marco emerge con claridad como los procesos del saber (más propios de las prácticas y

sabidurías particulares) y del conocimiento (más fundado en las disciplinas del saber, propias de la idea de la ciencia

fundada en la modernidad) encontraban su soporte no únicamente en contextos específicos, sino también en

comprensiones del mundo y sus relaciones, bastante diferentes. Es en 12 ese espacio donde se inicia una reflexión, la

cual busca la especificidad de cada una de ellas y la manera como ocurre por caminos diferentes la producción de

teorías desde los mismos presupuestos que fundamentan a los dos como diferentes, pero a la vez complementarios,

saliendo de una mirada monocultural en el conocimiento. Es ahí donde el diálogo de saberes (interculturalidad) –el cual

se basa un reconocimiento explícito de las diferencias-- da lugar a un pensamiento múltiple y variado, donde los

representantes más claros son las múltiples lenguas y grupos étnicos que habitan nuestras realidades, abriéndonos el

camino de los pensamientos hegemónicos en la esfera de lo cultural y lo pedagógico. Esto produce una ruptura con los

intentos de construir sistemas cerrados (verdaderos y únicos) del conocimiento y del saber, llevándonos a mirar el

marxismo europeo en el sentido de José Carlos Mariátegui (1994), esto es, de repensarlo desde las diversas culturas,

replanteando las formas de lo universal y lo particular. Este hecho va a abrir un campo de reflexión más profundo, en

cuanto nos coloca a los educadores populares desde las diferencias y la diversidad cultural incorporando un principio de

complementariedad, lo cual va a permitir el ejercicio de diálogo y confrontación, la necesidad de realizar negociaciones

culturales, en las cuales nos enriquecemos social, cultural, políticamente, convirtiendo la actividad educativa y

pedagógica en un ejercicio permanente, donde los tres procesos están presentes, para poder llegar a acuerdos que nos

permitan una praxis donde la intra e interculturalidad toman forma en la transculturalidad crítica, como principio de

complementariedad. Ella hace posible una acción concertada para la lucha de los movimientos que se nutren de su

identidad y de la tradición crítica para construir las emancipaciones de hoy. F. El Sur, otras formas de la acción y las

teorías de los movimientos críticos Los cinco elementos anteriores (saber, cosmogonías, geografías, naturaleza,

integralidad) nos muestran el camino de una teoría que, al beber y construirse desde la especificidad de ese sur políticopedagógico

y desde su tradición e identidad, permite también un cuestionamiento-diálogo con esa teoría política venida

del mundo del Norte. En ese sentido, su cuestionamiento angular es la pregunta por la manera como un pensamiento

particular, desarrollado en un espacio geográfico, se hace universal, y con qué fundamento señala a los otros su

particularidad como lo incapaz de convertirse en “ciencia”, y de qué manera tanto los espacios como los sujetos del

conocimiento, nacidos y vivientes del Sur, acuñan las formas del Norte para desvalorizar y juzgar las experiencias y

saberes que han sido rechazadas por la organización del saber del mundo del Norte. Es en este marco que se


constituyen diferentes grupos de intelectuales a los cuales se les colocan diferentes denominaciones: “orgánicos”,

“propios”, subalternos, y muchas otras, para explicar su comportamiento en estos contextos y en las mismas

particularidades, surgiendo interrogantes sobre las elaboraciones conceptuales que se forjan en las concepciones del

mundo del Norte, para explicar esas manifestaciones de resistencia y lucha, organizadas desde las singularidades,

abriendo una discusión epistémica (Albo, 2000) que exige argumentación y producción para abrir el pensamiento crítico

del Norte para nutrirse de los procesos que se desarrollan en nuestras realidades. Estas requieren heterodoxas

explicaciones, en cuanto se alimentan de otras maneras de los procesos contextuales que los constituyen. Este

reconocimiento de complementariedad y diferencia nos lleva a ver en la teoría crítica del Norte una comprensión

limitada y por lo tanto no suficiente para dar cuenta de las sabidurías, visiones y tradiciones en las cuales nos inscribimos

desde el Sur. En ese llamado surge la necesidad de un encuentro propositivo y rico de esos saberes de frontera que han

sido constituidos en las luchas, búsquedas, confrontaciones, diálogos y negociaciones culturales. Es ahí donde la relación

Sur-Norte comienza a adquirir otro sentido conceptual, práctico, teórico, más en términos de interculturalidad y

transculturalidad, lo cual permite afirmar, en la negociación y la diferencia, procesos de otras 13 experiencias y saberes

que permitirán crear lo nuevo que construye en ese quehacer las nuevas formas de la transformación y la emancipación,

las cuales se hacen en el día a día, las cuales, bebiendo del pasado-presente (intraculturalidad), construyen la esperanza

desde la interculturalidad y la transculturalidad. Permítanme terminar con un texto de un colombiano también universal

como Freire, con el cual encabezo este texto. Ambos, maestros de estas generaciones de educadores populares que en

forma terca seguimos creyendo que es posible otra oportunidad para los desheredados de la tierra y que a través y

desde ellos hemos seguido creyendo que otro mundo es posible desde acá y ahora, como nos los recuerda nuestra

querido Orlando Fals-Borda. El énfasis en el papel de los contextos culturales, sociales y ambientales puede ayudar a

enfocar, desde una nueva perspectiva, el tema de los paradigmas científicos que, en opinión de muchos, sigue siendo el

próximo paso con la IAP. Éste es un reto para el cual contamos, de manera preliminar, con los presupuestos de la

praxología, los de los filósofos postmodernos, citados atrás, y los resultados de las convergencias interdisciplinarias

planteadas. Al tomar el contexto como referencia y a los conceptos teóricos de praxis con frónesis, descubrimos una

veta casi virgen de ricos conocimientos de las realidades de nuestros pueblos autóctonos, de nuestras raíces más

profundas, por fortuna todavía vivas. Recordemos que los paradigmas que han moldeado nuestra formación profesional,

en general, han sido constructos socioculturales de origen eurocéntrico. Ahora tratamos de inspirarnos en nuestro

propio contexto y dar a nuestros trabajos el sabor y la consistencia propias del tercer mundo y su trópico, con un

paradigma más flexible, de naturaleza holística y esencia participativa democrática. Para llegar a estas metas, la

arrogancia académica es un serio obstáculo, debía archivarse. Hace tres siglos, Juan Bautista Vico delimitó con su crítico

bisturí una “ciencia nueva” para un “nuevo orbe”. Como el mismo autor lo previó, aquel reto se ha adelantado con

dudosos resultados. Hoy hay un desafío paralelo para desarrollar una nueva ciencia responsable, democrática y

participante, para arreglar un mundo sobre-explotado y envejecido, en crisis, con amenazas de descomposición desde

los cielos hasta las cavernas (Fals-Borda, 2007).

2. La Educación Popular: Una construcción colectiva desde el sur y desde abajo

3. Pedagogías liberadoras y de la transformación social

Marco Raúl Mejía Jiménez

Recogiendo el tronco fundamental de un periplo iniciado contemporáneamente por Freire, la pedagogías liberadoras y

de la transformación social nos colocan en un entendimiento de lo pedagógico que va mucho más allá de la pedagogía

crítica, en cuanto la retoma y la recrea en un diálogo con ella y en algunos casos cómo intenta leer con especificidad los

procesos de organización de cualquier actividad educativa, por cuanto muchas de ellas son movimiento social al mismo

tiempo que práctica educativa.

a. Pre-Supuestos


Estas pedagogías reconocen que el acto educativo nunca es neutro y tiene una orientación precisa, en la manera

práctica cómo se resuelve en la acción educadora concreta. En ese sentido, es entendido como una acción práctica

orientada por intereses desde los cuales toda la acción educativa va dirigida a construir esos fines. Por ello, construye

una visión en la cual contexto sociocultural, movimiento, organización, identidad, lucha, subjetividad, metodología,

pedagogía son parte central de la resolución política del hecho pedagógico.

La pregunta por la exclusión, la segregación, la marginación, la desigualdad, la represión en la esfera de lo social tiene

formas educativas específicas y diferenciadas a través de una educación en la lucha y para la lucha que tiene en su

horizonte no sólo la transformación de las relaciones sociales educativas, sino la organización de los movimientos para la

transformación de esas relaciones sociales injustas en la sociedad. Su proyecto está enraizado en la construcción de

movimientos sociales como una forma de construcción de lo público en estos tiempos, para hacer posible el proyecto

emancipador y la acción educativa se entiende en ese horizonte, en el cual los sujetos de ella se convierten en actores

de construcción de lo público como un lugar de disputa de los intereses variados y en ocasiones antagónicos de la

sociedad.

Se asume que la pregunta por la desigualdad y el sufrimiento encarnan en los procesos educativos con especificidad

metodológica, es decir, se lee la realidad para transformarla, no simplemente para aprehenderla o conocerla. Por ello, la

propuesta metodológica debe entrar en el entramado de la construcción de poder social con formas y procedimientos

que le permitan construir empoderamientos a través del hecho educativo. Por eso su objetivo central es la construcción

de un proyecto de sociedad justa y solidaria.

Ese proyecto de sociedad tiene que estar presente en el acto educativo, por ello la emancipación y la liberación que se

construye en la práctica educativa tiene implicaciones institucionales y en la acción del individuo y de la sociedad. Esto

significa construir una pedagogía que rompe la opresión e intenta colocar horizontes de transformación y modificación

con implicaciones en la vida del individuo, en los procesos institucionales en que está implicado, en la participación en lo

público y en la construcción de los movimientos sociales para que esto sea posible y a través de ello, hacer presente una

democracia que hace real las ideas de igualdad, fraternidad y solidaridad, sin explotación.

El quehacer educativo tiene sentido de liberación y emancipación de las formas que oprimen, controlan y dominan, lo

cual significa en la práctica una política que desarrolla la capacidad de las personas para leer críticamente su realidad y

transformarla. Allí el ejercicio educativo construye un nuevo sentido de lo público democrático a partir de esos

dispositivos que le van a permitir leer críticamente, dando pie a diferentes apuestas de futuro de esa sociedad, la

construcción de otras formas alternativas de ella.

b. Concepción de proceso educativo

En esta mirada el conocimiento no es más que uno de los componentes del hecho educativo, ya que su existencia está

en relación y no se explica sin la existencia de los saberes, los cuales existen en múltiples formas de la sociedad en las

realidades concretas de los grupos sociales que concurren a cualquier actividad educativa y que desde las prácticas

pugnan por convertirse en experiencias que hablen con sentido y unidad de la manera como esos saberes existen en

múltiples y variadas realidades. Por ello, deben romperse las jerarquías y divisiones sociales que generan exclusión, en

este caso, en la del conocimiento frente a los saberes.151 Esto hace necesario el que se visibilicen estos saberes

sometidos como un acto de conciencia para que se comprenda socialmente cómo se construyen152 y su fundamento

epistemológico diferente.

De igual manera, de acuerdo con lo dicho en páginas anteriores, existe la elaboración de una crítica al discurso científico

positivista (lógico racional), en cuanto se desarrolla la idea de modo dos de la ciencia (la primera sería la positivista), en

la cual no hay ciencia sin contexto, donde existen las condiciones sociales y políticas que hacen posible su emergencia.

De igual manera, no hay ciencia sin historia, es decir, ella no tiene verdades absolutas, sino que éstas están en camino


de reelaboración y autoconstitución permanente, en cuanto esa historicidad muestra cómo ella emerge en un momento

preciso y sigue desarrollándose. Un tercer componente es que no existe ciencia y conocimiento sin lenguaje, y allí están

presentes los intereses de quienes los enuncian, crean y desarrollan. En ese sentido, no son universales por fuera de las

relaciones de dominio y control, es decir, diversidad no homogenizada, y allí emerge su cuarta característica, que no hay

conocimiento y ciencia sin poder. Por ello, en la comprensión de los tres puntos anteriores se explicitan las dimensiones

del dominio presentes en ella.

En cualquier actividad educativa las actuaciones de su discurso, sus métodos, dispositivos, técnicas, dinámicas no se

quedan en el campo de lo personal o individual, producen efectos, ya que generan subjetivización y ayudan a la

constitución del ser humano como ser social. Por eso deben estar orientadas hacia lo colectivo y lo comunitario y

viceversa, en un camino de praxis en donde debe conducirse a una acción transformadora que va de los grupos a la

sociedad y de ésta a las personas. Por eso busca que quienes no han tenido voz puedan encontrar los mecanismos de

representación y de visibilización configurados en expresiones sociales, las cuales van a disputar sus sentidos y

significaciones en la esfera de lo público, como manifestación y búsqueda de su empoderamiento.

Toda actividad educativa debe encontrar caminos alternativos de acción colectiva y comunitaria, en donde los procesos

sociales le permiten a los individuos tomar sus opciones desde sus intereses, hacer sus ejercicios concretos de

democracia y ciudadanía, no sólo representándose el mundo sino organizando sus prácticas de transformación de la

realidad en la que viven, realidad que puede ser entendida como intervenida por distintas esferas desde lo puramente

comunitario o en los procesos de socialización hasta la interacción e incidencia en lo público.

La realidad es el punto de partida de estas educaciones. En ese sentido, lo local como realidad social, política,

económica, cultural y de identidad dota a la persona de los instrumentos básicos para construir una organización y una

relación con lo global, gestándole las condiciones de aprendizaje. Por ello, lo local va a construir lo diferente, lo

específico del hecho educativo, acción que se realiza a través del diálogo y a través de la pregunta mediante un proceso

de diálogo de saberes y negociación cultural que se realiza en una forma permanente, y es la base de toda acción

educativa.

c. Concepción de la pedagogía

La pedagogía no se entiende en sí misma sino como parte de un proyecto político y cultural en el campo de la acción

educativa. Por ello no es sólo un saber teórico o práctico de la educación, sino que trae consigo una perspectiva por la

cual participan de ella, implica al sujeto y sus grupos de referencia en una reorganización de la sociedad y la cultura y a

su vez reestructura lo educativo para que pueda servir a esos fines que llevan a una construcción de sociedad en un

sentido diferente.

Por ello niega la neutralidad pedagógica, enfrenta la mirada tecnocrática, devela las racionalidades universalistas y

declara a la pedagogía un campo de contradicción, lucha y resistencia a las formas de control que ha tomado el poder en

lo educativo y lo pedagógico, pero considera que esto no puede ser la acción de individuos, sino que es necesario

consolidar movimientos que construyan una política de posibilidad y un campo práctico de lucha para el ejercicio de

esos procesos. Toda acción pedagógica en educación popular implica una acción práctica sobre la realidad y un ejercicio

de búsqueda y trabajo para la conformación de colectivos, mediante los cuales esa tarea sea resuelta y se construya

nueva sociedad.

Construye toda acción educativa como política (en la escuela habría que construir una política del aula y de los

diferentes escenarios y ámbitos de aprendizaje). Funciona a través de los lenguajes, los conocimientos, las interacciones,

las formas disciplinarias, las dinámicas, los dispositivos. La base de esa política es la existencia de múltiples saberes que

deben ser dialogados para construir una acción fruto del intercambio y la visibilización de la posibilidad de un futuro

distinto, haciendo real la existencia de una política de la experiencia.


Para poder hacer posible esos principios elabora prácticas y métodos alternativos de acuerdo a las realidades y actores

que se le van presentando y en ese sentido no tiene un método único, sólo que coloca algunos principios de crítica,

transformación y acción como orientadores de su accionar. En muchos casos construye métodos híbridos porque recoge

elementos ya desarrollados en otros lugares, en ocasiones elementos progresistas de otros métodos y reelabora su

quehacer pedagógico en un permanente cambio. Por eso pudiéramos decir que se sale de la lógica de los contenidos y

de la modelización pedagógica buscando construir desde los principios metodológicos generales unos procesos en los

cuales lo importante son los resultados críticos en la constitución de lo humano, visibles en sus capacidades cognitiva,

afectiva, valorativa y de la acción, que han sido vehiculizados a través de esas prácticas.

Enfrenta la mirada dominante de inteligencia centrada en los procesos racionales y se abre a lo afectivo, valorativo,

estético y práxico, colocándose de cara a la experiencia humana más abierta en el conocimiento, riqueza que ha sido

aprendida por el reconocimiento de los saberes populares y los visibiliza como una forma de hacer real su existencia y

organización en la vida social. Y entonces da cuenta de las mediaciones para la actividad como una serie de dispositivos

que posibiliten la emergencia del cuerpo, el goce, el deseo, la subjetividad, como aspectos que concurren desde las

culturas específicas al hecho educativo, lugares por donde también transita el poder.

En el entendimiento de que la pedagogía es una acción práctica con consecuencias de transformación a distintos niveles

intenta salir de la idea de instrucción y de enseñanza-aprendizaje como modelización pedagógica, reconociendo en la

esfera pública de lo social toda una cantidad de procesos de socialización que tienen incidencia sobre hábitos,

costumbres, culturas y que pudieran tomar por el camino del aprendizaje (no en el sentido conductista) para encontrar

formas de éste mucho más allá de los muros de la escuela.

Se pregunta por lo negado, por lo rechazado o excluido, por lo marginado en los procesos del saber y del conocimiento y

busca incorporarlos a un entendimiento de una sociedad que construye su unidad con base en la negación del conflicto

como base ordenadora y constructora de la sociedad. Por eso el conflicto se convierte en un dispositivo no sólo

cognitivo y fundamental del proceso educativo y pedagógico. Por ello se habla en ocasiones de pedagogía de la

pregunta153, pedagogía del conflicto154, pedagogía de la indignación155, la investigación como estrategia

pedagógica156, las cuales hablan de los dispositivos utilizados para realizar el sentido educativo de la acción y muchas

otras formas más que al entrar en los campos de la realidad tienen que romper la idea universal de pedagogía para

construir esa relación educativa en el campo y lugar preciso, en el cual lo pedagógico adquiere un sentido concreto para

hacer posible los fines buscados. Es por eso que los métodos van a ser parte de una política de la experiencia,

determinada por contextos, actores, fines y sentidos dados por la pertinencia del hecho educativo.

Rompe el culto a lo local, a las culturas populares y lee los procesos contradictorios a su interior, y genera dinámicas en

las cuales las contradicciones se reorganizan y se reestructuran, de manera que permita ser capaz de construir

escenarios más amplios integrándose a movimientos que operan más allá de lo local sin perder la responsabilidad con el

territorio inmediato, pero reconociendo las maneras de la dominación que en clave de necesidades vuelven a tocar a los

grupos humanos. Por ello construye formas de organización educativa que en su funcionamiento buscan ser el anticipo

de la democracia radical y búsqueda de la sociedad emancipada mediante un diálogo permanente y la capacidad de

construir una participación en la cual los actores están insertos y empoderados.

La educación más allá del capital

Itsván Mészáros


El aprendizaje es nuestra vida misma, desde la juventud hasta la vejez, en verdad hasta el borde la muerte; nadie vive

durante diez horas sin aprender.

Paracelso

Se viene a la tierra como cera, y el azar nos vacía en moldes prehechos. Las convenciones creadas deforman la existencia

verdadera (…) Las redenciones han venido siendo formales; es necesario que sean esenciales.

La libertad política no estará asegurada mientras no se asegure la libertad espiritual (…) La escuela y el hogar son las dos

formidables cárceles del hombre.

José Martí

La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los

hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación distinta, olvida que son precisamente

los hombres los que cambian las circunstancias, y que el educador mismo necesita ser educado. Conduce, pues,

forzosamente a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales [los educadores]está por encima de la

sociedad (así, por ej., en Roberto Owen…)La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad

humana solo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.

Marx

Escogí esos tres epígrafes a fin de anticipar algunos de los punto principales de esta conferencia. El primero, del gran

pensador del 217 Conferencia de Apertura en el Fórum Mundial de Educaçao, Porto Alegre, Brasil, 28 de julio de 2004.

siglo XVI Paracelso; el segundo de José Martí y el tercero de Marx.

El primero dice, en abierta contradicción con la concepción actualmente en boga pero tendenciosamente estrecha, que

“El aprendizaje es nuestra vida misma, desde la juventud hasta la vejez, en verdad hasta el borde la muerte; nadie vive

durante diez horas sin aprender”.218 En cuanto a José Martí, él escribe, sin duda, en el mismo espíritu de Paracelso

cuando insiste en que “La educación empieza con la vida, y no acaba sino con la muerte”. Pero agrega algunas

especificaciones cruciales, criticando fuertemente los correctivos intentados en nuestras sociedades y también

resumiendo la inmensa tarea que tenemos por delante. Es así como pone en su debida perspectiva a nuestro problema:

Se viene a la tierra como cera, y el azar nos vacía en moldes prehechos. Las convenciones creadas deforman la existencia

verdadera (…) Las redenciones han venido siendo formales; es necesario que sean esenciales. La libertad política no

estará asegurada mientras no se asegure la libertad espiritual (…) La escuela y el hogar son las dos formidables cárceles

del hombre.219

Y el tercer epígrafe, escogido entre las “Tesis sobre Feuerbach” de Marx, pone de relieve la línea divisoria que separa a

los socialistas utópicos, como Robert Owen, de los que en nuestro tiempo tienen que superar los graves antagonismos

estructurales de nuestra sociedad. Porque esos antagonismos le cierran el camino al cambio absolutamente necesario

sin el cual no puede haber esperanza para la supervivencia misma de la humanidad, ni mucho menos para mejorar

las condiciones de la existencia. Esas fueron las palabras de Marx:

La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los

hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación distinta, olvida

que son precisamente los hombres los que cambian las circunstancias, y que el educador mismo necesita ser educado.

Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales [los educadores] está por


encima de la sociedad (así, por ej., en Roberto Owen…) La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la

actividad humana solo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.220

El punto que quiero destacar es que no solo la tercera cita, sino las tres cada cual a su modo, cubriendo un período de

casi cinco siglos, subrayan el imperativo de instituir —y al mismo tiempo hacer irreversible— un cambio estructural

radical. Un cambio que nos lleve más allá del capital en el sentido genuino y educacionalmente viable del término.

8. 1 La lógica incorregible del capital y su impacto sobre la educación

No muchas personas querrían negar hoy que los procesos educativos y los procesos sociales más amplios están

estrechamente interrelacionados. En concordancia no es concebible una reformulación significativa de la educación sin

la correspondiente transformación del marco social en el que las prácticas educativas de una sociedad deben

desempeñar sus funciones vitalmente importantes e históricamente cambiantes. Pero más allá del acuerdo en torno a

este simple hecho los caminos se dividen abiertamente. Porque, si el caso es que el propio modo de reproducción social

establecido se da por válido como el obligado marco del cambio social, entonces en nombre de la reforma tan solo los

ajustes menores resultarían admisibles en todos los campos, la educación incluida. Bajo tales restricciones de prejuicio

apriorístico los cambios serían admisibles con el único propósito legítimo de corregir algún detalle defectuoso del orden

establecido, para así conservar intactas en su totalidad a las determinaciones estructurales fundamentales de la

sociedad, en conformidad con los requerimientos inalterables de la lógica general del sistema reproductivo establecido.

Se permitirá ajustar las maneras como se supone que los intereses particulares en conflicto se adaptarán a la

reglamentación general de la reproducción social preestablecida, pero en modo alguno se permitirá cambiar la propia

reglamentación general.

Esa lógica excluye, con categórica irreversibilidad, la posibilidad de legitimar el conflicto entre las fuerzas hegemónicas

rivales fundamentales como mutuas alternativas viables, trátese tanto del terreno de la producción material como del

campo cultural/educativo.

Hubiese resultado por demás absurdo, entonces, esperar la formulación de un ideal educativo desde el punto de vista

del orden dominante feudal que concibiera la dominación de los siervos, como clase social, sobre los señores de la clase

dominante bien atrincherada.

Naturalmente, lo mismo vale para la alternativa hegemónica entre el capital y el trabajo. Como era de esperar,

entonces, hasta las utopías educativas más nobles, formuladas en el pasado desde el punto de vista del capital, tenían

que mantenerse estrictamente dentro de los límites de la perpetua dominación del capital como modo de reproducción

metabólica social. Los intereses de clase objetivos tenían que prevalecer, incluso cuando los autores subjetivamente

bien intencionados de esas utopías y discursos críticos percibían nítidamente

y ponían en la picota las manifestaciones inhumanas de los intereses materiales dominantes. Su postura crítica no podía

ir más allá de querer que se utilizasen las reformas educativas propuestas por ellos con la finalidad de remediar los

peores efectos del orden reproductivo capitalista establecido sin eliminar, no obstante, sus basamentos causales

antagonísticos hondamente arraigados.

La razón por la cual todos los esfuerzos hechos en el pasado con la intención de instituir cambios importantes en la

sociedad mediante reformas educativas iluminadoras, conciliadas con el punto de vista del capital, tenían que terminar

en el fracaso fue —y lo sigue siendo hoy día— el hecho de que las determinaciones fundamentales del sistema del

capital son irreformables. Como aprendimos demasiado bien de la triste historia de más de cien años de estrategia

reformista, desde Edward Bernstein221 y sus colaboradores—quienes hace muchos años prometieron la transformación

gradual del orden capitalista en uno cualitativamente diferente, socialista— el capital es irreformable porque por

naturaleza propia, como totalidad reguladora sistémica, es absolutamente incorregible. Si no logra imponerles a los


miembros de la sociedad, incluidas las personificaciones “cuidadosas” del capital, los imperativos estructurales del

sistema en su totalidad, entonces pierde su viabilidad como el regulador históricamente dominante del modo de

reproducción metabólica social omniabarcante bien establecido. En consecuencia, en sus parámetros estructurales

fundamentales el capital tiene que seguir siendo siempre indesafiable, aun cuando haya toda clase de correctivos

estrictamente marginales que resulten no solo compatibles con su dominio, sino además beneficiosos y en verdad

necesarios para él, en pro de la supervivencia permanente del sistema.

Restringir el cambio educativo radical a los márgenes correctivos del capital al servicio de sí mismo, significa abandonar

del todo, a sabiendas o no, el objetivo de la transformación social cualitativa.

Por eso mismo, sin embargo, procurar márgenes de reforma sistémica dentro del marco del propio sistema del capital

constituye una incongruencia. Por eso es necesario romper con la lógica del capital si queremos considerar la creación

de una alternativa educativa significativamente diferente.

Por razones del tiempo limitado no me puedo referir aquí más que a dos figuras importantes de la burguesía ilustrada,

para explicar los límites objetivos insuperables aunque estén aunados a las mejores intenciones subjetivas. El primero de

ellos es uno de los más grandes economistas políticos de todos los tiempos, Adam Smith, y el segundo el destacado

reformador social y educativo utópico —que también trató de llevar a la práctica lo que predicaba, hasta que llegó a la

quiebra económica— Robert Owen.

Adam Smith, a pesar de su profundo compromiso con la manera capitalista de organizar la reproducción económica y

social, condenó de manera inequívoca el impacto negativo del sistema sobre el pueblo trabajador. Hablando del

“espíritu comercial” como causa del problema, insistió en que este limita la visión de los hombres. Allí donde se lleva a la

perfección la división del trabajo, cada quien tiene una única operación que ejecutar; a ella se limita toda su atención, y

por su mente pasan muy pocas ideas que no tengan una conexión inmediata con ella. Cuando utilizamos la mente en

una variedad de aspectos, esta en cierta forma se amplía y se agranda, y por tal razón reconocemos que el alcance de las

ideas de un artesano del campo supera al de uno de la ciudad. El primero quizá sea a la vez ebanista, carpintero y

constructor de armarios, y por supuesto que debe aplicar su atención a una cantidad de objetos de muy distintos tipos.

El último quizá sea solamente constructor de armarios; le dedicará todo su pensamiento a ese tipo de trabajo en

particular, y no tendrá oportunidad de comparar una cantidad de objetos, así que su visión de las cosas más allá de su

propio oficio no podrá ser de ninguna manera tan amplia como la del otro. Y eso se acentuará aún más cuando toda la

atención de una persona le esté dedicada a un diecisieteavo de un alfiler o un octogésimo de un botón, que así de

divididas están esas manufacturas. (…) Estas son las desventajas de un espíritu comercial. Se contrae la mente de los

individuos, y ya no son capaces de elevarse. Se desprecia a la educación, o al menos se le descuida, y el espíritu heroico

se extingue casi por entero. Ponerle un correctivo a esos defectos debería ser asunto digno de una seria atención.

Sin embargo, la “seria atención” propugnada por Adam Smith significa realmente muy poco, si es que algo significa.

Porque este agudo observador de las condiciones de Inglaterra bajo el “espíritu comercial” en triunfal avance no pudo

hallar otro correctivo que la denuncia moralizadora de los efectos degradantes de las fuerzas que subyacen, echándoles

la culpa a los propios trabajadores individuales y no al sistema que les impone esa infeliz situación. En ese

espíritu Smith escribe que:

Cuando el muchacho llega a adulto no tiene idea de cómo poder divertirse. Por eso cuando sale del trabajo tiene que

entregarse a la bebida y al exceso. En consecuencia tenemos que en las zonas comerciales de Inglaterra los asalariados

están en su mayoría en esa despreciable condición; el trabajo de media semana les da para mantenerse, y por su

carencia de educación no tienen otra diversión que el exceso y el libertinaje.223


Así, la explotación capitalista del “tiempo libre” llevada a la perfección hoy día, bajo el régimen del “espíritu comercial”

mucho más actualizado, parece ser la solución, sin alterar en lo más mínimo la esencia alienante del sistema. La

consideración de que a Adam Smith le hubiese gustado haber instituido algo mucho más elevante que la explotación

implacable e insensible del “tiempo libre” de los jóvenes, no altera el hecho de que incluso el discurso de esa gran figura

de la Ilustración escocesa es del todo incapaz de abordar las causas y tiene que quedar atrapado dentro del círculo

vicioso de los efectos que condena. Los límites objetivos de la lógica del capital prevalecen, incluso al hablar de las

grandes figuras que conceptuaron el mundo desde el punto de vista del capital, hasta cuando ellas tratan

subjetivamente de expresar, con espíritu ilustrado, una preocupación humanitaria genuinamente sostenida.

Nuestro segundo ejemplo, Robert Owen, medio siglo después de Adam Smith, no anda con rodeos para denunciar la

procura de ganancias y el poder del dinero, e insiste en que “El empleador considera a los empleados como meros

instrumentos para la ganancia”.224 No obstante, en su experimento educativo práctico espera que la cura provenga del

impacto de la “razón” y la “ilustración”, y les predica no a “los conversos” sino a los “inconvertibles” que no pueden

pensar acerca del trabajo en términos distintos a “mero instrumento para la ganancia”. Es así como Owen argumenta su

tesis:

¿Continuaremos entonces negándoles la instrucción nacional a nuestros semejantes a quienes, como se ha visto, se les

puede adiestrar fácilmente para que sean miembros del Estado industriosos, inteligentes, virtuosos y valiosos? Es cierto,

en verdad, que todas las medidas que hoy proponemos son apenas una transacción con los errores del sistema actual;

pero por cuanto esos errores existen en el presente de manera casi universal, y no pueden ser superados más que por la

fuerza de la razón; y puesto que la razón, si quiere alcanzar los propósitos más beneficiosos, avanza paso a paso y va

verificando progresivamente una verdad de alta significación tras otra, a las mentalidades de pensamiento amplio y

acertado les resulta evidente que cabe esperar que tan solo ésas y otras transacciones similares podrían tener éxito en

la práctica. Porque tales transacciones le presentan al público tanto el error como la verdad; y puesto que ambos serán

exhibidos juntos de manera razonable en definitiva la verdad tendrá que prevalecer.(…)

Cabe esperar confiadamente que estamos a punto de llegar al momento en que los seres humanos dejen de infligirles

innecesario sufrimiento a otros seres humanos por culpa de la ignorancia; porque la inmensa mayoría de la humanidad

se volverá ilustrada, y discernirá con claridad que al actuar de tal modo generará inevitablemente el sufrimiento para sí

misma.225

Lo que convierte a este discurso en extremadamente problemático, no obstante las mejores intenciones del autor, es

que tiene que conformarse a los límites lesivos del capital. Por eso el noble experimento utópico práctico de Owen en

Lanark está condenado al fracaso. Porque trata de lograr lo imposible: la conciliación de una concepción del utopismo

liberal/reformista con los implacables dictados del orden estructuralmente incorregible del capital.

El discurso de Owen revela la estrecha relación entre el utopismo liberal y la propugnación de procedimientos “paso a

paso”, “solo a base de transacciones”, y en el deseo de superar los problemas existentes “únicamente por la fuerza de la

razón”. Sin embargo, puesto que los problemas sobre el tapete son abarcantes, y se corresponden con los

requerimientos inalterables de la dominación y subordinación estructural, la contradicción entre el carácter global

omniabarcante de los fenómenos sociales criticados y la parcialidad y gradualismo de los correctivos propuestos —que

solo resultancompatibles con el punto de vista del capital— tiene que ser suprimida de manera ficticia gracias a la

arrolladora generalidad de algún “deber ser” utópico. Así, en la caracterización que hace Owen del “¿qué hacer?” vemos

un viraje desde los fenómenos sociales específicos originalmente bien demarcados —por ejemplo la deplorable

condición de que “el empleador considera a los empleados como meros instrumentos para la ganancia”— a la vaga y

atemporal generalidad del “error” y la “ignorancia”, para concluir de manera circular que el problema de “la verdad

enfrentada al error y la ignorancia” (del cual se dice que es cuestión de “la razón y la ilustración”) no puede ser resuelto


“más que por la fuerza de la razón”. Y, por supuesto, la garantía que se nos da del éxito del correctivo educativo

owenista es, de nuevo, de tipo circular: la aseveración de que “en definitiva la verdad tendrá que prevalecer, porque la

humanidad en masa se volverá ilustrada”.

En las raíces de la vaga generalidad de la concepción remedial de Owen hallamos que su gradualismo utópico está

motivado, reveladoramente, por el temor a, y la angustia por, la emergente alternativa social e histórica hegemónica del

trabajo. En ese espíritu insiste en que, bajo las condiciones en las que los trabajadores están condenados a vivir, ellos

adquieren una ruda ferocidad de carácter, que, si no se toman las adecuadas medidas legislativas que impidan

su acrecentamiento y se mejoran sus condiciones de clase, tarde o temprano precipitará al país a un estado de peligro

formidable y quizás irresoluble. El objetivo directo de estas observaciones es procurar una mejoría y prevenir el

peligro.226

Cuando los pensadores reprueban “el error y la ignorancia” deberían indicar también el suelo del que nacen los pecados

intelectuales criticados, en vez de suponer que ambos constituyen su

propio basamento final irreductible, al cual ni se le puede ni se le debe formular la pregunta “¿por qué?”. De la misma

manera, también la apelación a la autoridad de “la razón y la ilustración” como la infalible solución a futuro de los

problemas analizados elude falazmente

la pregunta “¿por qué la razón y la ilustración no funcionaron en el pasado?”, y ya que no lo hicieron “¿qué garantía hay

de que sí lo harán en el futuro?”. Sin duda, Robert Owen no es de ninguna manera el único pensador que propone que

“el error y la ignorancia” son el basamento final explicatorio de los fenómenos denunciados, que se verán felizmente

rectificados por el poder omnipotente de “la razón y la ilustración”. Comparte esa característica, y la fe positiva asociada

a ella —sin ninguna base de sustentación firme— con toda la tradición de la ilustración liberal. Eso hace que la

contradicción subyacente sea de tanta significación y tan difícil de superar. En consecuencia, cuando objetamos la

circularidad de tales diagnósticos finales y declaraciones de fe, que insisten en que no es posible ir más allá del punto

supuestamente explicatorio, no nos podemos dar por satisfechos con la idea, con tanta frecuencia presente en las

argumentaciones filosóficas, de que esas respuestas dudosas nacen del “error” de los pensadores que criticamos y que

debe ser corregido a su vez mediante el “razonamiento apropiado”. Hacerlo significaría cometer el mismo pecado de

nuestro adversario.

El discurso crítico de Robert Owen y su correctivo educativo nada tienen que ver con un “error de lógica”. La dilución de

su diagnóstico social en un punto crucial, y la circularidad de las vagas y atemporales soluciones presentadas por Owen,

constituyen obligados descarrilamientos prácticos, debido no al carácter defectuoso de la lógica formal del autor, sino a

la incorregibilidad de la lógica pervertida del capital. Es esta la que le niega categóricamente la posibilidad de hallar

respuestas en una genuina asociación comunitaria con el sujeto social cuya “ferocidad de carácter” potencialmente ruda

él teme. Así que termina por caer en la contradicción —no lógica sino fundamentalmente práctica— de querer cambiar

las relaciones deshumanizadas establecidas mientras se rechaza, como tan solo un agudo peligro, la única alternativa

social hegemónica para ellas. La contradicción insoluble reside en la concepción de Owen de un cambio significativo que

constituya la perpetuación de lo existente. La circularidad que hemos visto en su razonamiento es la consecuencia

obligada de aceptar un “resultado”: el triunfo de la “razón” (procediendo sin correr riesgos, “paso a paso”), que

prescribe que “el error y la ignorancia” constituyen el problema adecuadamente decantado, y que la razón está en plena

capacidad de resolver. De esa manera, aunque inconscientemente, se revierte la relación entre el problema y su

solución, y con ello se redefine ahistóricamente el problema a fin de que se amolde a la solución conceptualmente

preconcebida y capitalistamente permisible.


Es eso lo que ocurre cuando hasta un reformador social y educativo ilustrado, que trata honestamente de remediar los

efectos alienantes y deshumanizadores del “poder del dinero” y la “búsqueda del lucro” que él deplora, no puede

zafarse de la chaqueta de fuerza de las autoimpuestas determinaciones causales del capital.

El impacto de la lógica incorregible del capital sobre la educación ha resultado muy grande a lo largo del desarrollo del

sistema. Desde los primeros días sangrientos de la “acumulación primitiva” hasta el presente, en el campo de la

educación únicamente han cambiado las modalidades de los imperativos estructurales del capital que se iba

imponiendo, en sintonía con las circunstancias históricas alteradas, como veremos en la siguiente sección. Es por eso

que el significado del cambio educativo radical hoy día no puede ser otro que hacer jirones la chaqueta de fuerza de la

lógica incorregible del sistema: diseñando y siguiendo consistentemente la estrategia de romper el dominio del capital

por todos los medios a la disposición, y también con aquellos dentro del mismo espíritu que no han sido inventados

todavía.

8. 2 Los correctivos no pueden ser únicamente formales: tienen que ser esenciales

Parafraseando el epígrafe tomado de José Martí, podemos decir con él que “los correctivos no pueden ser únicamente

formales: tienen que ser esenciales”.227La educación institucionalizada, en especial en el último siglo y medio, estuvo al

servicio —en su conjunto— de no solo las aportacióndel know-how y el personal que necesitaba la maquinaria

productiva del sistema del capital en expansión, sino también de generar y transmitir un marco de valores que

legitimasen los intereses dominantes, como si no pudiese existir ninguna otra alternativa a la conducción de la sociedad

en forma de dominación y subordinación estructural jerarquizada, o bien “interiorizada” (es decir, aceptada por los

individuos “educados” adecuadamente), o bien impuesta de manera implacable por la fuerza. La historia misma tenía

que ser tergiversada a fondo, y en verdad falsificada descaradamente, para ese propósito. Fidel Castro, hablando acerca

de la falsificación de la historia cubana en la secuela de la guerra de independencia del colonialismo español, nos da un

ejemplo desconcertante:

¿Qué nos dijeron en la escuela? ¿Qué nos decían aquellos inescrupulosos libros de historia sobre los hechos? Nos decían

que la potencia imperialista no era la potencia imperialista, sino que, lleno de generosidad, el gobierno de Estados

Unidos, deseoso de darnos la libertad, había intervenido en aquella guerra y que, como consecuencia de eso, éramos

libres. Pero no éramos libres por los cientos de miles de cubanos que murieron durante 30 años en los combates, no

éramos libres por el gesto heroico de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, que inició aquella lucha, que

incluso prefirió que le fusilaran al hijo antes de hacer una sola concesión; no éramos libres por el esfuerzo heroico de

tantos cubanos, no

éramos libres por la prédica de Martí, no éramos libres por el esfuerzo heroico de Máximo Gómez, Calixto García y

tantos de aquellos próceres ilustres; no éramos libres por la sangre derramada por la veinte y tantas heridas de Antonio

Maceo y su caída heroica en Punta Brava; éramos libres sencillamente porque Teodoro Roosevelt desembarcó con unos

cuantos rangers en Santiago de Cuba para combatir contra un ejército agotado y prácticamente vencido, o porque los

acorazados americanos hundieron a los “cacharros” de Cervera frente a la bahía de Santiago de Cuba. Y esas

monstruosas mentiras, esas increíbles falsedades eran las que se enseñaban en nuestras escuelas.228

Tergiversaciones de este tipo son lo normal cuando los intereses en juego son realmente altos, y particularmente

cuando atañen directamente a la racionalización y legitimación del orden social establecido como el “orden natural”

presuntamente inalterable. Entonces la historia debe ser reescrita y propagandizada de la forma más distorsionada, no

solo en los órganos de formación de la opinión pública de amplia difusión, desde los periódicos de circulación masiva

hasta los canales de radio y televisión, sino también en las teorías académicas supuestamente objetivas. Marx nos

ofrece una desoladora caracterización de cómo la ciencia de la Economía Política trata una cuestión vital de la historia

capitalista, conocida como la acumulación primitiva u original del capital. En un vigoroso capítulo de El capital escribe:


La acumulación primitiva desempeña en Economía Política el mismo papel que el pecado original en teología. Adán

mordió la manzana, y con ello cayó el pecado sobre la raza humana. Se supone que su origen queda explicado cuando se

le narra como una anécdota acerca del pasado.

En épocas ya muy remotas había dos clases de personas: una, la élite laboriosa, inteligente y sobre todo economizadora;

la otra, sinvergüenzas holgazanes, que dilapidaban sus bienes, y hasta más que eso, en una vida disoluta. (…) Aconteció

así que los primeros acumularon riqueza y a los últimos ya no les quedó nada que vender aparte de sus propios pellejos.

(…) Semejante trivialidad infantil se nos predica a diario en defensa de la propiedad. (…) En la historia real, es un hecho

notorio que la conquista, la esclavización, el despojo, el asesinato, en resumen la fuerza, jugaron el papel principal. En

los condescendientes anales de la economía política, reina lo idílico desde tiempos inmemoriales. (…) De hecho, los

métodos de la acumulación primitiva tienen de todo menos de idílicos. (…)

El proletariado se creó gracias a la disolución de las bandas de súbditos feudales y a la expropiación por la fuerza del

suelo del pueblo; a las nacientes manufacturas les era imposible absorber ese proletariado “libre” [vogelfrei, es decir

“libre como los pájaros”, N.A] con la misma velocidad a la que iba siendo arrojado al mundo. Por otra parte, esos

hombres, arrancados repentinamente de su modo de vida acostumbrado, tampoco podían adaptarse con igual celeridad

a la disciplina de su nueva condición.

Fueron convertidos en masse en mendigos, ladrones y vagabundos, en parte por propia inclinación personal, y en

muchos otros casos por el peso de las circunstancias. De aquí que a finales del siglo XV y durante la

totalidad del XVI, a todo lo ancho de la Europa Occidental [se instituyó] una sanguinaria legislación en contra del

vagabundaje. Los padres de la clase trabajadora actual fueron castigados por su transformación forzosa en vagabundos

e indigentes. La legislación los trataba como criminales “voluntarios”, y asumía que dependía de la buena voluntad

propia continuar trabajando bajo las viejas condiciones que de hecho habían dejado de existir. (…) De esos pobres

fugitivos, de quienes Tomás Moro dice que se vieron forzados a robar, 72.000 pequeños y grandes ladrones fueron

ejecutados durante el reinado de Enrique VIII.229

Naturalmente, ni siquiera los pensadores altamente respetados de la clase dominante podían adoptar una posición que

disintiese de la forma sumamente cruel de someter a aquellos que había que mantener bajo la forma de control más

estricta, en interés del orden establecido. Al menos, no hasta que las condiciones cambiantes de la propia producción

crearon la necesidad de una fuerza laboral —muy ampliada— bajo las condiciones expansionistas de la revolución

industrial.

En los tiempos en que John Locke escribió, había una demanda de personal para empleos lucrativos mayor que la que

hubo en la época de Enrique VIII, aunque todavía muy lejos de la que se alcanzó durante la Revolución Industrial. Por lo

tanto, el “excedente de población” en significativa disminución ya no tenía que ser exterminado físicamente como

antes. Sin embargo sí tenía que ser tratado del modo más autoritario, racionalizando al mismo tiempo la brutalidad e

inhumanidad recomendadas en nombre de la moralidad altisonante. De igual manera, en las últimas décadas del siglo

XVII, en conformidad con el punto de vista de la economía política del capital en ese tiempo, el gran ídolo del liberalismo

moderno, John Locke —un terrateniente que vivía fuera de sus tierras en Somersetshire, y a la vez funcionario

gubernamental con un sueldo sumamente generoso— predicaba la misma “trivialidad infantil” descrita por Marx. Locke

insistía en que la causa de:

El aumento del número de pobres (…) no puede significar otra cosa que el relajamiento de la disciplina y la corrupción

de las costumbres; la virtud y la laboriosidad andan siempre juntas por su lado, en tanto que el vicio y la ociosidad lo

hacen por el suyo. Por lo tanto, el primer paso para poner a trabajar a los pobres (…) debería ser la restricción de su

libertinaje mediante la estricta puesta en práctica de las leyes dictadas contra este [por Enrique VIII y otros].230


Como percibía anualmente la renumeración casi astronómica de alrededor de mil quinientas libras por sus servicios al

gobierno (como Comisionado de la Junta de Comercio: uno de sus varios cargos), Locke no vacilaba en elogiar la

perspectiva de que los pobres ganasen “un penique al día”,231 es decir, una suma aproximadamente 1.000 veces más

baja que sus propios ingresos por cuenta de uno solo de sus cargos en el gobierno. No causa sorpresa, entonces, que

“El valor de sus propiedades para el momento de su muerte —cerca de 20.000 libras, de las cuales 12.000 eran en

efectivo— resultase comparable con el de un próspero comerciante londinense”.232 ¡Todo un éxito para alguien cuya

fuente de ingresos principal era exprimir —y confesamente de muy buen grado— al Estado!

Más aún, siendo un auténtico señor, con muy altos intereses económicos que proteger, quería también reglamentar los

movimientos de los pobres mediante la draconiana medida de los pases, y propuso:

Que todos los hombres que mendiguen sin pases en comarcas marítimas, estando baldados o que sobrepasen los

cincuenta años de edad, y todos aquellos de cualquier edad que mendiguen también sin pases en comarcas del interior

sin ningún litoral marino, sean enviados al correccional más cercano, para ser tenidos allí a trabajos forzados durante

tres años.233

Y mientras las brutales leyes de Enrique VIII y Eduardo VI querían que se les cortase nada más “la mitad de la oreja” a los

transgresores reincidentes, nuestro gran filósofo liberal y funcionario gubernamental —una de las figuras prominentes

en el preludio de la Ilustración inglesa— sugería una mejora de esas leyes recomendando solemnemente la pérdida de

las dos orejas, aplicable de una vez a los transgresores primerizos.234

Al mismo tiempo, en su “Memorando sobre la reforma de la ley de los pobres” Locke proponía también la institución de

escuelas talleres para los hijos de éstos desde una edad muy temprana, argumentando que:

Los hijos de la gente trabajadora suelen constituir una carga para el municipio, y por lo general se les mantiene en la

holgazanería, por lo que su trabajo generalmente se pierde para la colectividad hasta los doce o catorce años de edad. El

correctivo más efectivo que podemos concebir para eso, y que humildemente proponemos, es que en la antes

mencionada nueva ley que se va a promulgar se estipule definitivamente que en cada municipio se funden escuelas

talleres, a las que se les obligará a entrar a los hijos de todos los que dependen de la ayuda del municipio, entre los tres

y los catorce años de edad, (…)235

Sin ser él mismo un hombre religioso, la principal preocupación de Locke era cómo combinar la severa disciplina de

trabajo y el adoctrinamiento religioso con un máximo de economización financiera estatal y municipal. Argumentaba

que

Otra ventaja adicional de hacer ir a los niños a una escuela taller esque por ese medio se les podría obligar a asistir

regularmente a la iglesia cada domingo, junto con sus maestros y maestras, con lo cual se les podría inculcar algo de

religión; mientras que en la actualidad, dado que por lo general están siendo criados en la holgazanería y el relajo, ellos

permanecen totalmente ajenos tanto a la religión y la moralidad como a la laboriosidad.236

Obviamente, entonces, las medidas que había que aplicarles a los “trabajadores pobres” eran radicalmente distintas de

las que los “hombres de ilustración” consideraban adecuadas para sí mismos.

A fin de cuentas todo se reducía a meras relaciones de poder, impuestas con suma brutalidad y violencia en el

transcurso de los desarrollos capitalistas iniciales, independientemente de cómo eran racionalizados en los

“condescendientes anales de economía política”, en palabras de Marx.

Como es natural, las instituciones educativas tuvieron que ser adaptadas con el paso del tiempo, de acuerdo con las

cambiantes determinaciones productivas del sistema del capital. De esa manera, la suma brutalidad y la violencia


impuesta por la vía legal como medios educativos —una vez que las figuras de los inicios de la Ilustración, como el

propio Locke, no solo las aceptaban incondicionalmente sino hasta las promovían activamente, como hemos visto—

tuvieron que ser dejadas atrás. Fueron abandonadas no por causa de consideraciones humanitarias, aunque con

frecuencia se les racionalizó en esos términos, sino porque se comprobó que mantener la maquinaria de la imposición

estricta resultaba económicamente despilfarradora, o por lo menos superflua. Y eso era cierto no solo en cuanto a las

instituciones educativas formales sino también en algunos campos conectados indirectamente con las ideas educativas.

Para tomar un solo ejemplo significativo, el éxito inicial del experimento de Robert Owen no se debió al

humanitarianismo paternalista de su capitalista ilustrado, sino a la relativa ventaja productiva que al principio disfrutó la

empresa industrial de su comunidad utópica. Porque gracias a la reducción del día de trabajo absurdamente largo que

prevalecía como regla general para ese momento, el enfoque owenista del trabajo resultó en una intensidad mucho

mayor de realización productiva durante el horario reducido.

Sin embargo, una vez que las prácticas similares tuvieron una difusión más amplia, como tenía que ser bajo las reglas de

la competencia capitalista, su empresa se vio condenada al fracaso y entró en bancarrota, a pesar de las opiniones

indudablemente avanzadas de Owen en materia educativa.

Las determinaciones generales del capital afectan profundamente a cada una de las áreas que tienen algo que ver con la

educación, y no nada más a las instituciones educativas formales. Estas últimas están estrechamente integradas a la

totalidad de los procesos sociales. No pueden funcionar apropiadamente si no están en sintonía con las determinaciones

educativas abarcantes de la sociedad en su conjunto.

Bajo el dominio del capital la cuestión crucial es asegurar que los individuos en particular adopten las metas

reproductivas objetivamente factibles del sistema como “sus propios fines”. En otras palabras, en un sentido

verdaderamente amplio del término educación, se trata de que los individuos “interioricen” —como se indicó en el

segundo párrafo de esta sección— la legitimidad de la posición que se les asigne en la jerarquía social, junto con sus

expectaciones “apropiadas” y las formas de conducta “correctas” más o menos explícitamente estipuladas en ese

terreno. A medida que la interiorización pueda ir ejerciendo sus buenos oficios en la afirmación de los parámetros

reproductivos generales del sistema del capital, la brutalidad y la violencia podrán ser pasadas a un segundo plano

(aunque en modo alguno abandonadas permanentemente), como modalidades despilfarradoras de la imposición de

valores, como ciertamente ha ocurrido en el transcurso de los desarrollos capitalistas modernos. Solo en períodos de

crisis aguda se regresa a su posición prominente el arsenal de brutalidad y violencia a fin de imponer valores, como en

tiempos recientes lo demostró la tragedia de los miles de desaparecidos en Chile y Argentina.

Sin duda, las instituciones educativas formales constituyen una parte importante del sistema de interiorización general.

Pero nada más una parte. Estén participando o no los individuos —durante una cantidad de años mayor o menor, pero

siempre muy limitada— dentro de las instituciones de la educación formal, tienen que ser inducidos a la aceptación

activa (o más o menos resignada) de los principios orientadores reproductivos dominantes de la sociedad en sí misma,

como le convenga a su posición en el orden social, y en concordancia con las tareas reproductivas que les sean

asignadas.

Bajo condiciones de esclavitud o servidumbre feudal este problema resulta ser muy diferente de lo que tiene que

prevalecer bajo el capitalismo, incluso si los individuos trabajadores individuales no están educados formalmente, o lo

están en pequeña medida, en el sentido formal del término. Sin embargo, al interiorizar las ubicuas presiones externas,

tienen que adoptar las perspectivas generales de la sociedad mercantilizada como los límites individualistamente

incuestionables de sus propias aspiraciones. Únicamente la acción colectiva plenamente consciente puede sacarlos de

esa situación paralizadora.


Visto desde esa perspectiva, queda muy claro que la educación formal no constituye la fuerza cimentadora ideológica

primordial del sistema del capital; y que tampoco es capaz de proporcionar, por sí misma, una alternativa emancipadora

radical para el mismo. Una de las funciones principales de la educación formal en nuestras sociedades es producir toda

la conformidad o el “consenso” que pueda, dentro y a través de sus propios límites institucionalizados y legalmente

sancionados. Sería un milagro descomunal esperar de la sociedad mercantilizada que ella promulgue activamente —o

aunque sea tolere— un mandato que incite a sus instituciones educativas formales a abrazar a plenitud la gran tarea

histórica de nuestro tiempo: es decir, la tarea de romper la lógica del capital en pro de la supervivencia de la humanidad.

Es por eso que también en el campo de la educación los correctivos “no pueden ser formales; tienen que ser esenciales”.

En otras palabras, tienen que abrazar la totalidad de las prácticas educativas de la sociedad establecida.

Las soluciones educativas formales, incluso algunas de las más importantes, y hasta cuando estén protegidas por la ley,

podrán ser revertidas del todo mientras la lógica del capital se mantenga intacta como el marco orientador de la

sociedad. En Inglaterra, por ejemplo, los principales debates acerca de la educación, durante varias décadas, se

centraron en la cuestión de las “comprehensive schools”237§ que se instituirían en sustitución del sistema escolar

elitesco establecido largo tiempo atrás. En el transcurso de esos debates Partido Laborista inglés no solo adoptó como

punto clave de su programa electoral la estrategia de reemplazar el anterior sistema de aprendizaje privilegiado por las

“comprehensive schools”, sino además le dio forma legal a esa política cuando logró llegar al gobierno, aunque ni

siquiera entonces se atrevió a tocar al sector más privilegiado de la educación, las llamadas “public schools”.238 En la

actualidad, sin embargo, el gobierno inglés del “nuevo laborismo” está empeñado en desmantelar el sistema de las

“comprehensive schools”, no solo mediante la restauración de las viejas instituciones educativas elitescas sino además

instituyendo una nueva variedad de “academias” que favorecen a la clase media y se le suman a aquéllas, a pesar de

todas las críticas, incluso dentro de sus propios partidarios, por el establecimiento de un “sistema dual” en ese campo,

igual al sistema dual en vías de ser establecido y fortalecido por el gobierno en el Servicio de Salud Nacional.

Por consiguiente, no es posible escapar siquiera de la “formidable cárcel” del sistema escolar establecido (condensado

en esas palabras por José Martí) simplemente reformándolo. Porque lo que había antes de tales reformas con toda

seguridad será restaurado tarde o temprano, pues ningún cambio institucional aislado logrará desafiar la lógica general

autoafirmadora del capital en sí mismo. Lo que necesitamos confrontar y alterar en lo fundamental es el sistema entero

de la interiorización, en todas sus dimensiones visibles y ocultas. Romper la lógica del capital en el campo de la

educación es, por consiguiente, sinónimo de reemplazar las formas ubicuas y profundamente afincadas de la

interiorización mistificadora por una alternativa positiva abarcante.

Ese es el punto al que le pondremos atención ahora.

8. 3 “El aprendizaje es nuestra vida misma, desde la juventud hasta la vejez” Paracelso tenía absolutamente toda la

razón en su época, y la sigue teniendo en la actualidad: “El aprendizaje es nuestra vida misma, desde la juventud hasta la

vejez, en verdad hasta el borde la muerte; nadie vive durante diez horas sin aprender”. La gran pregunta es: ¿qué es lo

que aprendemos, de una u otra manera? ¿Todo conduce a la autorrealización de los individuos como humanamente 238

ª En Inglaterra las “Public Schools” no son “escuelas públicas”, como cabría esperar, sino “Escuelas privadas” que cobran

anualidades exorbitantes. 333 Capítulo 8: La educación más allá del capital PL2009_C1.indd 333 10/07/09 05:03 p.m.

“individuos sociales ricos” (en palabras de Marx), o está al servicio de la perpetuación, a sabiendas o no, del orden social

alienante y definitivamente incontrolable del capital? ¿Es el conocimiento lo que se requiere para convertir en realidad

el ideal de la emancipación humana, junto con la firme determinación y dedicación para llegar a la autoemancipación de

la humanidad y completarla exitosamente, a pesar de todas las adversidades? ¿O es, por el contrario, la adopción de

modos de comportamiento por los individuos en particular lo que favorece únicamente la realización de los fines

cosificados del capital? En ese significado tan amplio y tan profundo de educación, que incluye de forma prominente

todos los momentos de nuestra vida activa, podemos estar de acuerdo con Paracelso en que hay tantas cosas que se

deciden (casi que todo), para bien o para mal —no solo para nosotros mismos como individuos, sino simultáneamente


también para la humanidad— en todas esas horas inevitables que no podemos pasar “sin aprender”. Ello es así porque

en verdad “el aprendizaje es nuestra vida misma”. Y puesto que hay tanto que se decide de esa manera para mejor o

para peor, el éxito dependerá de que convirtamos a ese proceso de aprendizaje, en el sentido amplísimo que le da

Paracelso, en un proceso consciente, a fin de maximizar lo mejor y minimizar lo peor. Tan solo la más amplia concepción

de la educación nos puede ayudar a procurar la meta del verdadero cambio radical proporcionando las palancas

mediante las cuales se pueda romper la lógica mistificadora del capital. Esa manera de abordar las cosas constituye, en

verdad, la esperanza y la garantía del éxito factible. Por el contrario, caer en la tentación de las meras reparaciones

institucionales formales —el “poco a poco” de la conseja reformista desde tiempo inmemorial— significa seguir

atrapados dentro del círculo vicioso de la lógica al servicio de sí misma del capital, institucionalmente articulada y

salvaguardada. Esta última manera de ver tanto los problemas mismos como sus soluciones “realistas” es cultivada y

propagandizada cuidadosamente en nuestras sociedades, en tanto que la alternativa real genuina y de largo alcance es

descalificada a priori y descartada altisonantemente como “política de la gesticulación”. Esa clase de enfoque es

incurablemente elitesca aunque 334 EL DESAFÍO Y LA CARGA DEL TIEMPO HISTÓRICO: El socialismo del siglo XXI

PL2009_C1.indd 334 10/07/09 05:03 p.m. pretenda ser democrática. Porque define a la educación y a la actividad

intelectual de la manera más estrecha posible, como la única forma correcta y apropiada de preservar los “patrones

civilizados” por parte de quienes están destinados a “educar” y gobernar, en contra de “la anarquía y la subversión”. Al

mismo tiempo excluye a la inmensa mayoría de la humanidad del terreno de la actuación como sujetos, y los condena a

ser considerados para siempre como objetos (y manipulados en tal sentido), en nombre de la presunta superioridad de

la élite: “meritocrática”, “tecnocrática”, “empresarial” o algo por el estilo. En contra de la concepción tendenciosamente

estrecha de la educación y de la vida intelectual, que por supuesto tiene la intención de mantener al trabajo “en su lugar

adecuado”, Gramsci argumentaba enfáticamente hace ya largo tiempo que No existe actividad humana de la que se

pueda excluir toda intervención intelectual: el homo faber no puede ser separado del homo sapiens. Y todo hombre,

aparte de su propio trabajo, desarrolla alguna actividad intelectual; es, en otras palabras, un “filósofo”, un artista, un

hombre con sensibilidad, comparte una concepción del mundo, sigue una línea consciente de conducta moral, y así

contribuye a mantener o cambiar una concepción del mundo, es decir, a estimular nuevas formas de pensar.239 Como

podemos ver, la posición de Gramsci es profundamente democrática. Es la única sostenible. Y tiene una doble

conclusión. Primero, insiste en que todos los seres humanos contribuyen de uno u otro modo a la formación de la

concepción del mundo prevaleciente. Y segundo, subraya que esa contribución puede caer en las categorías

contrapuestas de “mantener” y “cambiar”. No puede ser simplemente la una o la otra, sino también ambas a la vez. Cuál

de las dos resulta estar más acentuada, y hasta qué grado, dependerá obviamente de la manera como las fuerzas

sociales en conflicto chocan entre sí y hacen valer sus intereses alternativos de . importancia. En otras palabras, la

dinámica de la historia no es alguna misteriosa fuerza externa sino la intervención de la gran multiplicidad de seres

humanos en el proceso histórico real, dentro de la línea de “mantener y/o cambiar” —en un período relativamente

estático en el que se “mantiene” mucho más de lo que se “cambia”, o viceversa en tiempos de un importante repunte

de la intensidad de las confrontaciones hegemónicas antagonísticas— la concepción del mundo establecida, y de esa

forma demorar o acelerar la llegada de un cambio social significativo. Eso pone en su debida perspectiva las

pretensiones elitescas de los políticos y educadores autodesignados. Porque ellos no pueden cambiar a voluntad la

“concepción del mundo” de su época, sin importar cuánto les gustaría hacerlo, y sin importar tampoco lo inmenso que

pueda ser el aparato propagandístico a su disposición. Un proceso ineludiblemente colectivo de proporciones vitales no

puede ser expropiado para siempre ni siquiera por los agentes políticos e intelectuales más diestros y más

generosamente financiados. Si no fuese por ese inconveniente “hecho brutal” puesto en evidencia con tanto énfasis por

Gramsci, la dominación de la estrecha educación formal institucional podría reinar eternamente a favor del capital. No

existe manipulación desde arriba tal que pueda convertir al proceso inmensamente complejo de conformar la visión de

mundo general de nuestros tiempos —hecha de las incontables concepciones particulares constituidas sobre la base de

intereses hegemónicos alternativos objetivamente inconciliables, independientemente de lo conscientes de los

antagonismos estructurales subyacentes que puedan estar los individuos involucrados— en un dispositivo uniforme y


homogéneo, que funcione como el promotor permanente de la lógica del capital. Ni siquiera el aspecto de “mantener”

puede ser considerado constituyente pasivo de la concepción del mundo prevaleciente de los individuos. Si bien de una

manera muy diferente a la del aspecto de “cambiar” la visión de mundo de la época, resulta sin embargo activo y

beneficioso para el capital, pero solo en tanto se mantenga activo. Eso significa que el “mantener” tiene (y debe tenerla)

su propia base de racionalidad, sin importar cuán problemática resulte en lo que atañe a la alternativa hegemónica del

trabajo. Es decir, no solo tienen que producirlo en algún punto en el tiempo las clases de los individuos

estructuralmente dominadas, sino que además ellas también tienen que reproducirlo constantemente, sujeto a la

permanencia (o no) de su base de racionalidad original. Cuando una mayoría significativa de la población —algo que se

aproxima al 70 % en muchos países— le da la espalda con desdén al “proceso democrático” del ritual electoral,

habiendo luchado por el derecho al voto durante décadas en el pasado, ello muestra un viraje real en la actitud hacia el

orden dominante; podríamos decir que se trata de una grieta en las gruesas capas de friso cuidadosamente aplicadas

sobre la fachada “democrática” del sistema. Sin embargo, de ninguna manera se podría o debería interpretar eso como

una retirada radical del mantener la concepción del mundo hoy dominante. Naturalmente, en medio de una crisis

revolucionaria las condiciones son mucho más favorables para la actitud de “cambiar” y para el surgimiento de una

concepción del mundo alternativa, lo que Lenin describió como el tiempo “en que las clases dominantes no pueden

dominar a la manera antigua, y las clases subordinadas no quieren vivir a la manera antigua”. Se trata de momentos

históricos absolutamente extraordinarios, y no pueden ser prolongados como uno quisiera, como lo demostró el fracaso

de las estrategias voluntaristas en el pasado.240 Así, respecto a “mantener” 240 “La dificultad estriba en que el

‘momento’ de la política radical está limitado estrictamente por la naturaleza de las crisis en cuestión y las

determinaciones temporales de su desenvolvimiento. La brecha abierta en tiempo de crisis no se puede dejar abierta

para siempre, y las medidas adoptadas para cerrarla, desde los primeros pasos en adelante tienen su propia lógica y su

impacto acumulativo en las intervenciones subsiguientes. Más aún, tanto las estructuras socioeconómicas existentes

como su correspondiente marco de instituciones políticas tienden a actuar en contra de las iniciativas radicales por su

misma inercia en cuanto el peor momento de la crisis es superado y con ello se hace posible sopesar de nuevo “el

camino más fácil”. (…) Por paradójico que pueda sonar, lo único que puede prolongar el momento de la política radical

es una autodeterminación radical de la política. Si se quiere y “cambiar” la concepción del mundo establecida, el punto

fundamental es la necesidad de modificar, de manera perdurable, el modo de interiorización que prevalece

históricamente. Sin eso resultaría totalmente inconcebible romper la lógica del capital en el campo de la educación. Y,

más importante todavía, esa relación puede y tiene que ser expresada también de una manera positiva. Porque el

dominio del capital puede ser roto, y lo será, gracias a un cambio radical en el hoy preponderante modo de

interiorización, que le brinda sostén a la concepción del mundo dominante. Hay que insistir hasta el cansancio en la

importancia estratégica de la concepción más amplia de la educación, expresada en la frase: “el aprendizaje es nuestra

vida misma”. Porque mucho de nuestro proceso de aprendizaje continuo reside, afortunadamente, fuera de las

instituciones educativas formales. Afortunadamente porque esos procesos no pueden ser manipulados y controlados

fácilmente por el marco educativo formal legalmente salvaguardado y sancionado. Lo abarcan todo, desde nuestras

respuestas críticas incipientes vis-à-vis el entorno material más o menos desprovisto de nuestra primera niñez, y luego

el primer encuentro con la poesía y el arte, hasta llegar a las múltiples experiencias de trabajo, sometidas al escrutinio

razonado que nosotros mismos nos hacemos y nos hace también la gente con las que las compartimos, y, por supuesto

que ese ‘momento’ no se vea disipado bajo el peso de las presiones económicas inmediatas, habrá que encontrar la

manera de extender su influencia bastante más allá del punto culminante de la crisis misma (el punto culminante, o sea

cuando por lo general la política radical tiende a hacer valer su efectividad). Y dado que la duración temporal de la crisis

en sí no puede ser prolongada a voluntad —ni debería serlo, ya que la política voluntarista, con su ‘estado de

emergencia’ manipulado artificialmente, solo puede intentarlo a su propio riesgo, alienando con ello a las masas

populares en lugar de asegurarles su sostén— la solución solo puede surgir de la exitosa conversión del “tiempo

efímero” en espacio perdurable mediante la reestructuración de los poderes y las instituciones de la toma de

decisiones”. I. Mészáros, Más allá del capital, hasta nuestra participación de muy distintas maneras en conflictos y


confrontaciones a lo largo de nuestras vidas, incluidas las disputas sociales, políticas y morales del presente. Solo una

pequeña parte de todo esto tiene conexión directa con la educación formal. Pero es de gran importancia no solamente

en nuestros primeros años de formación sino durante toda la vida, cuando hay tanto que ir reevaluando

constantemente y verterlo en una unidad funcional coherente y orgánica, sin la cual en lugar de poseer una

personalidad nos haríamos añicos: inútiles e incapacitados, incluso para servir a fines sociopolíticos autoritarios.

La pesadilla de 1984 de Orwell es irrealizable precisamente porque la inmensa mayoría de nuestras experiencias

constitutivas siguen estando —y seguirán estando siempre— fuera del campo del control y la imposición institucional

formal. Sin duda, muchas escuelas pueden causar un gran daño, y merecen por ello que Martí las haya criticado

severamente como “formidables cárceles”. Pero ni siquiera el peor de sus cercos está en capacidad de prevalecer de

manera uniforme. Los jóvenes pueden hallar alimento intelectual, moral y artístico en cualquier otra parte. En lo

personal tuve la gran fortuna de encontrar, a la edad de ocho años, un maestro muy grande. No en la escuela, sino casi

por casualidad. Ha sido mi compañero desde entonces, todos los días. Su nombre es Attila József: un gigante de la

literatura mundial. Los que han leído el epígrafe de mi libro, Más allá del capital, ya conocen su nombre. Pero

permítanme citar unos cuantos versos de otro de sus grandes poemas, que escogí para epígrafe del presente libro: Ni

Dios ni la mente, sino el carbón, el hierro y el petróleo, la materia real nos ha creado, echándonos hirvientes y

violentos, en los moldes de esta sociedad terrible, para afincarnos, por la humanidad, en el eterno suelo. Tras los

sacerdotes, los soldados 339 Capítulo 8: La educación más allá del capital PL2009_C1.indd 339 10/07/09 05:03 p.m. y

los burgueses al fin nos hemos vuelto fieles oidores de las leyes: por eso el sentido de toda obra humana zumba en

nosotros como el violón profundo.241 Esos versos fueron escritos hace setenta y un años, en 1933, cuando Hitler llegó

al poder en Alemania. Pero nos hablan hoy día a todos nosotros con mayor intensidad que nunca. Nos invitan a

escuchar las leyes con atención y fidelidad, y a proclamarlas por todas partes con clara y viva voz. Porque lo que está en

juego en la actualidad es nada menos que la supervivencia misma de la humanidad. Ninguna práctica educativa formal

pervertidora podrá extinguir la perdurable validez y fuerza de esas influencias. Sí, “el aprendizaje es nuestra vida

misma”, como lo expuso Paracelso hace casi cinco siglos, y tras sus huellas también muchos otros que quizá ni siquiera

escucharon hablar de ese nombre. Para hacer que esa verdad sea patente, como tiene que serlo, tenemos que hacer la

reclamación del territorio entero de la educación de toda la vida, a fin de poder poner en su debida perspectiva su parte

formal, en pro de la institución de una reforma radical también allí. Tal cosa no puede hacerse sin desafiar a las formas

de interiorización hoy dominantes, fortalecidas en gran medida y puestas a favor del capital por el propio sistema

educativo formal. De hecho, tal y como están las cosas hoy día, la función principal de la educación formal es actuar

como perro guardián autoritario ex officio, inductor de un conformismo generalizado en los modos de interiorización

establecidos para subordinarlos a los requerimientos del orden establecido.

Que la educación formal no pueda lograr la creación de la conformidad universal no altera el hecho de que en su

conjunto está orientada hacia ese fin. Los maestros y alumnos que se rebelan contra ese designio lo hacen con las

municiones que adquieren de sus colegas rebeldes dentro del campo formal, y del terreno más amplio de la

experiencia educativa “de la juventud a la vejez”. Lo que necesitamos con urgencia es, entonces, una actividad de

“contrainteriorización” coherente y sostenida que no se agote en la negación —por necesaria que ella sea como una

fase de esta empresa— sino que defina sus objetivos fundamentales como la creación de una abarcadora alternativa a

lo existente que resulte sustentable de manera positiva. Hace casi treinta años yo estaba editando y presentando un

volumen de ensayos del destacado historiador y pensador político filipino Renato Constantino. En ese tiempo el

régimen clientelar de los Estados Unidos del “General” Marcos lo mantenía bajo las restricciones autoritarias más

severas. En algún momento logró hacerme llegar el mensaje de que a él le gustaría que el libro se titulase Identidad

neocolonial y contraconciencia,242 que de hecho fue la forma como apareció. Plenamente consciente del impacto

esclavizador de la interiorización de la conciencia colonial en su país, Constantino trataba de poner el acento sobre la

tarea histórica de producir un sistema de educación alternativo y perdurable, con todos los medios a disposición del

pueblo, mucho más allá del campo educativo formal.


La “contraconciencia” adquiría así un significado positivo. En relación con el pasado, Constantino señalaba que Desde

sus comienzos, la colonización española operó más a través de la religión que a través de la fuerza, afectando así

profundamente a la conciencia. (…) El amoldamiento de la conciencia en el interés del control colonial sería repetido en

otro plano por los norteamericanos que, después de una década de represión masiva, operaron igualmente a tra- 242

Renato Constantino, Neo-Colonial Identity and Counter-Consciousness: Essays on Cultural Decolonization, The Merlin

Press, Londres, 1978, 307 páginas. Publicado en los Estados Unidos por M.E. Sharpe Inc., White Plains, N. Y dejó claro

que la constitución de una conciencia contracolonial descolonizada involucraba directamente a las masas populares en

la empresa crítica. Definía así el significado de una “filosofía de la liberación” que él propugnaba: En sí es algo que se

desarrolla dependiendo del crecimiento de la conciencia. (…) No es contemplativa; es activa y dinámica y envuelve

tanto a la situación objetiva como a la reacción subjetiva del grupo involucrado. No puede ser la obra de un grupo

selecto, aunque ese grupo se considere motivado por los mejores intereses del pueblo. Necesita de la participación de

la columna vertebral de la nación.244 En otras palabras, el enfoque educativo propugnado tenía que abrazar la

totalidad de las prácticas culturales/educativas/políticas en la más amplia concepción de las transformaciones

emancipadoras. Es así como una contraconciencia concebida estratégicamente podría cumplir su gran misión

educativa, como la alternativa necesaria a la interiorización dominada colonialmente. Ciertamente, el papel y la

correspondiente responsabilidad de la educación no podría ser mayor. Porque, como lo dejó claro José Martí, la

búsqueda de la cultura, en el sentido apropiado del término, implica el elevadísimo riesgo de que ella es inseparable del

objetivo fundamental de la liberación. Él insistía en que “ser cultos es el único modo de ser libres”. Y condensó de una

manera muy hermosa la raison d’être de la educación misma: “Educar es depositar en cada hombre toda la obra

humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre el resumen del mundo viviente hasta el día en que vive”.245

Ello resulta del todo imposible dentro de los estrechos límites de la educación formal tal y como ella está constituida,

bajo toda clase de fuertes restricciones, en nuestro tiempo. El propio Martí sentía que había que rehacer la totalidad del

proceso educativo en todos sus aspectos, desde su comienzo mismo hasta un final abierto, para transformar la

“formidable cárcel” en un lugar de emancipación y genuina realización. Por eso en 1889 escribió también y publicó por

cuenta propia una publicación mensual para los jóvenes, La Edad de Oro.246

En ese espíritu se podrían juntar todas las dimensiones de la educación. Los principios orientadores de la educación

formal tienen que ser desvestidos de esa forma del ropaje de la lógica impositora de la conformidad del capital, y

moverse en cambio en dirección a un intercambio activo y positivo con las prácticas educativas más amplias. Los

principios y las prácticas se necesitan mucho mutuamente. Sin un intercambio progresivo consciente con los procesos

omniabarcantes de la educación como “nuestra vida misma”, la educación formal no puede satisfacer sus tan

necesitadas aspiraciones emancipadoras. Sin embargo, si los elementos progresistas de la educación formal logran

redefinir su tarea en un espíritu orientado hacia la perspectiva de una alternativa hegemónica al orden existente,

podrán hacer una contribución vital para la ruptura de la lógica del capital no solamente en su propio campo más

limitado sino en la sociedad en su conjunto.

8. 4 La educación como la “superación positiva de la autoalienación del trabajo”

Vivimos bajo condiciones de alienación deshumanizadora y de trastrocamiento fetichista del verdadero estado de las

cosas en la conciencia (caracterizado muchas veces también como “cosificación”), porque el capital no puede ejercer

sus funciones metabólicas sociales de reproducción ampliada de ninguna otra forma. Para cambiar esas condiciones se

requiere de una intervención consciente en todos los terrenos de nuestra existencia individual y social. Es por eso que,

según Marx, los seres humanos deben “cambiar de arriba abajo las condiciones de su existencia industrial y política, y

en consecuencia toda su manera de ser”.247 Marx afirmaba también que —si andamos en busca del punto de

Arquímedes a partir del cual las contradicciones mistificadoras de nuestro orden social se pueden volver inteligibles y

superables— en las raíces de todas las variedades de la alienación hallaremos la alienación del trabajo

desenvolviéndose en la historia: un proceso de autoalienación esclavizadora. Pero precisamente porque estamos


inmersos en un proceso histórico, impuesto no por un agente mítico externo de predestinación metafísica

(caracterizado como la ineludible “suerte humana”248) ni ciertamente por una “naturaleza humana” incambiable —la

manera como a menudo es representado tendenciosamente ese problema— sino por el trabajo mismo, es posible

superar la alienación mediante la reestructuración radical de nuestras condiciones de existencia establecidas desde

hace largo tiempo, y con ello “toda nuestra manera de ser”. En consecuencia, la necesaria intervención consciente en el

proceso histórico, orientada por la tarea adoptada de superar la alienación a través del nuevo metabolismo

reproductivo social de los “productores libremente asociados”, constituye un tipo de acción sostenida

estratégicamente que no puede ser nada más cuestión de una negación, no importa cuán radical. Porque en opinión de

Marx todas las formas de negación siguen siendo condicionadas por el objeto de su negación. Y en verdad es peor que

eso. Como la amarga experiencia histórica nos lo ha demostrado ampliamente en el pasado reciente, la inercia

condicionadora del objeto negado tiende a hacerse más poderosa con el paso del tiempo, e impone al comienzo el

seguimiento del “camino más fácil” y luego —con intensidad cada vez mayor— la “racionalidad” de retroceder hasta las

“prácticas ya aprobadas” del status quo ante, destinadas a sobrevivir en las dimensiones sin reestructurar del orden

anterior. Es aquí donde la educación —en el sentido del término más abarcante, como acabamos de considerar— pasa

al primer plano. Inevitablemente, los primeros pasos de una transformación social de envergadura en nuestra época

implican la necesidad de poner bajo control la política estatal hostil que se opone, y por naturaleza propia tiene que

oponerse, a toda idea de reestructuración social que lo abarque todo. En ese sentido la negación radical de la

estructura de mando política general del sistema establecido debe hacerse valer, en su inevitable negatividad

predominante, en la fase inicial de la transformación que se pretende. Pero incluso en esa fase, y ciertamente antes de

la conquista del poder político, la necesaria negación resultará apropiada para el papel asumido solo si ha sido

conformada de manera positiva según el objetivo general de la transformación social prevista, como la brújula para

todo el viaje. Por consiguiente, el papel de la educación tiene una importancia vital, desde el propio comienzo, para la

ruptura de la interiorización predominante de las escogencias políticas restringidas a la interesada “legitimación

constitucional democrática” del Estado capitalista. Porque también esa “contrainteriorización” (o “contraconciencia”)

requiere de la anticipación de los amplios principios generales positivos de la manera radicalmente diferente de

administrar las funciones generales de la toma de decisiones de la sociedad, mucho más allá de la expropiación de larga

data, por parte de la política, del poder de tomar todas las decisiones fundamentales, que además les son impuestas

sin contemplaciones a los individuos, como la forma de alienación par excellence bajo el orden existente. Sin embargo,

la tarea histórica que debemos encarar sobrepasa en enorme medida a la mera negación del capitalismo. El concepto

de ir más allá del capital tiene un carácter inherentemente positivo. Prevé la realización de un orden metabólico social

que se sostiene a sí mismo de manera positiva, sin ninguna referencia autojustificadora a los males del capitalismo.

Tiene que ser así, porque la negación directa de las variadas manifestaciones de la alienación sigue estando

condicionada por aquello que ella niega, y por consiguiente continúa siendo vulnerable en virtud de ese

condicionamiento.

La estrategia reformista de defender el capitalismo está basada de hecho en la tentativa de pretender un cambio

gradual en la sociedad, mediante el cual los defectos particulares sean removidos para así socavar la base sobre la que

se puedan articular las exigencias de un sistema alternativo. Ello es factible tan solo en la teoría tendenciosamente

ficticia, pues en la práctica las “reformas” remediales pretendidas resultan estructuralmente irrealizables dentro del

marco establecido de la sociedad. Así queda claro que el objeto real del reformismo no es en modo alguno el que él

pretende para sí: el correctivo real de los innegables defectos particulares, aunque deliberadamente se minimice su

magnitud, y aun si se admite autoabsolvedoramente que la manera proyectada de ocuparse de ellos será muy lenta. El

único término dentro de ese discurso que tiene un referente intencionadamente real es “gradual”, y hasta este resulta

estar abusivamente inflado para volverlo estrategia general, que no podría serlo. Porque los defectos particulares del

capitalismo no pueden ser examinados ni siquiera superficialmente, y mucho menos aún genuinamente remediados, sin

referirlos al sistema como totalidad, que los produce obligadamente y los reproduce constantemente.


La negativa reformista a abordar las contradicciones del sistema existente, en nombre de la supuesta legitimidad de

ocuparse solamente de las manifestaciones particulares —o, en sus variedades “posmodernas”, el rechazo a priori de

las llamadas “grandes narratives” a favor de los “petits récits” arbitrariamente idealizados— en la realidad no

constituye sino una forma peculiar de rechazar sin un análisis apropiado la posibilidad de algún sistema rival, y una

manera igualmente apriorística de eternizar el sistema capitalista establecido. El objeto real de la argumentación

reformista es, muy mistificadoramente, el sistema dominante en sí, y no las partes del sistema rechazado o del

defendido, a pesar del fervor alegadamente reformista que los proponentes del “cambio gradual” afirman de manera

explícita profesar.249 El obligado fracaso en sacar a la luz el interés real del reformismo nace de su incapacidad de

sostener la validez eterna del orden socioeconómico y político establecido. En realidad resulta totalmente inconcebible

que se sostenga la validez y la permanencia eternas de algo creado históricamente. Es eso lo que convierte en

inevitable, en todas las variedades de reformismo sociopolítico, que se intente desviar la atención de las

determinaciones sistémicas —que en definitiva definen el carácter de todos los aspectos vitales— hacia disputas más o

menos caprichosas acerca de efectos particulares, mientras se deja que su incorregible base causal continúe siendo

indesafiablemente permanente y encima ni siquiera se le mencione. Todo eso permanece oculto tras la naturaleza

misma del discurso reformista. Y precisamente por el carácter mistificador de ese discurso, cuyos constituyentes

fundamentales a menudo se mantienen ocultos hasta para sus ideólogos más destacados, nada les importa a los

creyentes de esa doctrina el que en determinado punto de la historia —como en el caso de la llegada del “Nuevo

Laborismo” a Inglaterra y de sus partidos hermanos a Alemania, Francia, Italia y demás países— la idea misma de

cualquier reforma social significativa se vea abandonada por completo, y no obstante se reafirmen solapadamente las

pretensiones de un presunto “avance” (que no conduce en lo absoluto a ninguna parte que resulte realmente

diferente). Así, hasta las antiguas diferencias entre los partidos principales quedaron borradas en el estilo

norteamericano hoy dominante del sistema monopartidista con “dos partidos”, sin que tampoco importe cuántos

“subpartidos” podamos encontrar todavía en los países en particular. Lo que se mantiene constante es la defensa más

o menos escondida de las determinaciones sistémicas reales del orden existente.

El axioma pernicioso que afirma que “no hay alternativa” —hablando no solamente de las instituciones políticas

establecidas sino además acerca del orden social establecido en general— lo aceptan por igual el Partido Conservador

inglés de la antigua Primera Ministra Margaret Thatcher (que abogó por él y lo popularizó) y el llamado “Nuevo

Laborismo” del actual Primer Ministro Tony Blair, y también muchos otros dentro del espectro político parlamentario

del mundo entero. En vista del hecho de que el proceso de la reestructuración radical tenga que estar orientado por la

estrategia de una remodelación positiva abarcante del sistema completo, en la cual los individuos se encontrarán a sí

mismos, el desafío que debemos afrontar no tiene paralelo en la historia. Porque el cumplimento de esa tarea histórica

novedosa implica simultáneamente el cambio cualitativo de las condiciones objetivas de la reproducción social, en el

sentido de volverle a quitar el control al propio capital —y no simplemente a un tipo en particular de personificaciones

del capital que hacen valer los imperativos del sistema como capitalistas consecuentes— y la progresiva transformación

de la conciencia en respuesta a las condiciones necesariamente cambiantes. Así el papel de la educación es capital,

tanto para la elaboración de las estrategias apropiadas para el cambio de las condiciones objetivas de la reproducción,

como para el autocambio consciente de los individuos llamados a realizar la creación de un orden metabólico social

radicalmente diferente. Es eso lo que significa la prevista “sociedad de productores libremente asociados”. No es

sorpresa, entonces, que en la concepción marxiana “la superación positiva de la autoalienación del trabajo” esté

catalogada de tarea ineludiblemente educativa. En este respecto debemos mantener en el primer plano de nuestra

atención dos conceptos claves: la universalización de la educación y la universalización del trabajo como actividad

humana autorrealizadora. De hecho la una no es viable sin la otra. Ni es posible pensar que su estrecha interrelación

vaya a constituir un problema en un futuro muy remoto. Ella surge “aquí y ahora”, y es relevante en cualquier nivel y

grado del desarrollo socioeconómico. Podemos encontrar un ejemplo prominente en un discurso que dio Fidel Castro

en 1983, respecto a los problemas que había tenido que encarar Cuba al aceptar el imperativo de universalizar la

educación, a pesar de las dificultades prohibitivas no solo en términos económicos sino también en la consecución de


los maestros requeridos. He aquí cómo condensó el problema: A la vez habíamos llegado ya a una situación en que el

estudio se universalizaba. Y para universalizar el estudio en un país subdesarrollado y no petrolero —digamos— desde

el punto de vista económico era necesario universalizar el trabajo. Pero aunque fuésemos petroleros, habría sido

altamente conveniente universalizar el trabajo, altamente formativo en todos los sentidos, y altamente revolucionario.

Que por algo estas ideas fueron planteadas hace mucho tiempo por Marx y por Martí.250 Los notables logros

educativos en Cuba, desde la pronta y total eliminación del analfabetismo hasta los elevadísimos niveles de la

investigación científica creadora251 —en un país que ha tenido que luchar no solamente contra las enormes

restricciones económicas del “subdesarrollo” sino además contra el grave impacto de cuarenta y cinco años de cerco

hostil— solo resultan comprensibles dentro de ese cuadro. Ese logro demuestra también que no puede haber

justificación alguna para aguardar hasta que en el futuro infinito se presente un “tiempo favorable”. Hay que

emprender “aquí y ahora” el camino del enfoque de la educación y el aprendizaje de una manera cualitativamente

diferente, como ya lo indicamos, si queremos que se den los cambios necesarios en el momento debido. Sin la

promoción consciente de la universalización conjunta del trabajo y la educación no podrá haber ninguna solución

positiva para la autoalienación del trabajo. Sin embargo, en el pasado no podía existir una verdadera oportunidad para

ello, debido a la subordinación y dominación jerárquica estructural del trabajo. Ni siquiera cuando algunos grandes

pensadores trataron de conceptualizar esos problemas en un espíritu sumamente progresista. Así, Paracelso, uno de

los modelos para el Fausto de Goethe, trató de universalizar el trabajo y el aprendizaje de esta forma: aunque todo

cuanto atañe al cuerpo del hombre fue creado, nada de lo que tiene que ver con su “arte” lo fue. Todas las artes le

fueron dadas, pero no de forma reconocible de inmediato; tuvo que descubrirlas gracias al aprendizaje. (…) La manera

adecuada reside en el trabajo y la acción, en el hacer y el producir; los perversos nada hacen, pero mucho hablan. No

juzguemos a un hombre por sus palabras, sino por su corazón. El corazón habla con palabras solo cuando los hechos las

confirman. (…) Nadie ve lo que dentro de él está oculto, sino solo lo que sus obras revelan. Por ello el hombre debe

trabajar continuamente para descubrir lo que Dios le ha concedido.252

Ciertamente, Paracelso insistía en que el trabajo (Arbeit) debería ser el principio ordenador de la sociedad. Llegó hasta

a propugnar realmente la expropiación de las riquezas de los ricos ociosos, a fin de obligarlos a llevar una vida

productiva.253 Como podemos ver, la idea de la universalización del trabajo y de la educación, inseparables una de la

otra, se remonta hasta muy atrás en nuestra historia. Por consiguiente resulta por demás significativo que tal idea haya

tenido que continuar siendo total y solamente frustrada, porque su realización presupone obligadamente la igualdad

sustantiva de todos los seres humanos. El grave hecho de que el tiempo de trabajo deshumanizador de los individuos

constituye también la mayor parte de su tiempo de vida, tenía que verse despiadadamente ignorado. Las funciones

controladoras de la reproducción metabólica social tenían que ser separadas de, y contrapuestas a, la inmensa mayoría

de la humanidad, y designadas a la implementación de tareas subordinadas en el sistema socioeconómico y político

establecido.

En el mismo espíritu, no solo el control del trabajo estructuralmente subordinado, sino también la dimensión

controladora de la educación, tenían que ser mantenidos en compartimientos por separado, bajo el dominio de las

personificaciones del capital en nuestro tiempo. Es imposible cambiar esa relación de dominación y subordinación

estructural sin la realización de la verdadera igualdad sustantiva, puesto que la mera igualdad formal siempre se vería

afectada profundamente, si no anulada por completo, por la dimensión sustantiva realmente existente. Por eso el

desafío de la universalización del trabajo y de la educación, inseparables el uno de la otra, puede aparecer en la agenda

histórica solamente dentro de la perspectiva de ir más allá del capital. En la concepción de la educación desde hace

mucho tiempo dominante, los dirigentes y los dirigidos políticos, así como los privilegiados educativamente (trátese de

los individuos empleados como educadores o de los administradores que detentan el control de las instituciones

educativas) y quienes tienen que ser educados, aparecen en compartimientos por separado, casi estancos. Un buen

ejemplo de esa visión está expresado en el artículo sobre “Educación” de la reputada Enciclopedia Británica. Dice así:


La acción del Estado moderno no se puede detener en la educación elemental. El principio de “la carrera abierta al

talento” ha dejado de ser materia de teoría humanitaria abstracta, la aspiración fantástica de los soñadores

revolucionarios; para las grandes comunidades industriales del mundo moderno constituye una convincente necesidad

práctica, impuesta por la ardua competencia internacional que prevalece en las artes y en las labores de vida. La nación

que no quiera fracasar en la lucha por el éxito comercial, con todo lo que ello implica para la vida nacional y para la

civilización, tiene que cuidar de que sus industrias reciban un suministro constante de trabajadores adecuadamente

dotados tanto de inteligencia en general como de entrenamiento técnico. También en el campo de la política la

creciente democratización de las instituciones convierte en necesaria precaución de los estadistas prudentes que haya

una amplia difusión de conocimientos, y que se cultiven elevados niveles de inteligencia, en especial para los grandes

estados imperiales que le confían los asuntos más trascendentales de la política mundial al arbitrio de la voz del

pueblo.254 Aun en sus propios términos de referencia, este artículo erudito —y sin duda de impactante investigación

histórica— es muy deficiente a causa de razones ideológicas claramente identificables. Porque exagera en mucho los

efectos beneficiosos de la “ardua competencia internacional” de los capitales nacionales sobre la educación del pueblo

trabajador. El penetrante libro de Harry Braverman sobre “la degradación del trabajo en el siglo XX”255 da una

valoración incomparablemente mejor de las fuerzas alienantes y brutales que actúan en la empresa capitalista

moderna. Ellas arrojan una penetrante luz negativa sobre la ilusa tergiversación de la “lucha por el éxito comercial”

acerca de la cual el autor de ese artículo pretende un impacto “civilizador”, cuando en la realidad muchas veces el

resultado obligado es diametralmente opuesto. E incluso en lo que respecta a las empresas industriales en particular, la

llamada “administración científica” de Frederic Winslow Taylor revela el secreto de cuán elevados se supone que deben

ser los requerimientos educativos/intelectuales de las empresas capitalistas, para conducir una operación

competitivamente exitosa. Como lo escribe con abierto cinismo F.W. Taylor, el fundador de ese sistema de control

gerencial autoritario:

Uno de los primeros requisitos para que un hombre sea apto para manipular lingotes de hierro como oficio

permanente, es ser lo bastante estúpido y cachazudo como para parecerse en su esquema mental más a un buey que a

cualquier otra cosa. (…) El operario más capacitado para manipular lingotes de hierro es incapaz de entender la

verdadera ciencia de ese trabajo. Es tan estúpido que la palabra “porcentaje” no significa nada para él.256 ¡Muy

científico, vaya! En cuanto a la proposición según la cual “una amplia difusión de conocimientos, y que se cultiven

elevados niveles de inteligencia” constituye la meta felizmente adoptada del Estado capitalista moderno —“ en

especial para los grandes estados imperiales que le confían los asuntos más trascendentales de la política mundial al

arbitrio de la voz del pueblo”— resulta demasiado risible y de carácter demasiado obviamente apologético, como para

considerarla siquiera por un momento un argumento serio a favor de las pretendidas causas del mejoramiento de

inspiración democrática e ilustración política de la educación, bajo las condiciones del dominio del capital sobre la

sociedad. La educación más allá del capital prevé un orden social cualitativamente diferente.

En la actualidad no solo resulta factible emprender el camino que conduce a ese orden, sino también necesario y

urgente. Porque las determinaciones destructivas incorregibles del orden existente convierten en imperativo que se le

contraponga a los antagonismos estructurales irreconciliables del sistema una alternativa positiva sustentable para

regular la reproducción metabólica social, si es que queremos garantizar las condiciones fundamentales de la

supervivencia humana. El papel de la educación, orientada por la única perspectiva positivamente viable de ir más allá

del capital, resulta absolutamente crucial en este respecto. La sostenibilidad equivale al control consciente del proceso

metabólico social de la reproducción por parte de los productores libremente asociados, al contrario de la insostenible

adversariedad estructuralmente atrincherada y la definitiva destructividad del orden reproductivo del capital. No es

concebible que se produzca ese control consciente de los procesos sociales —una forma de control que también

resulta ser la única forma de autocontrol: el requerimiento necesario para convertirse en productores libremente

asociados— sin activar a plenitud los recursos de la educación en el sentido más amplio del término. El defecto más

grave e insuperable del sistema del capital consiste en que las mediaciones de segundo orden alienantes tienen que


imponerse por sobre todos los seres humanos, incluidas las personificaciones del capital. De hecho el sistema del capital

no podría sobrevivir más de una semana sin sus mediaciones de segundo orden: principalmente el Estado, la relación

del intercambio orientada hacia el mercado, y el trabajo en su subordinación estructural al capital. Se interponen

obligadamente entre un individuo y otro, y también entre los individuos en particular y sus aspiraciones, poniéndolas

“cabeza abajo” y “vueltas de revés” a fin de poder subordinarlas a los imperativos fetichistas del sistema del capital. En

otras palabras, dichas mediaciones de segundo orden le imponen una forma de mediación ajena a la humanidad.

La alternativa positiva a esa manera de controlar la reproducción metabólica social no puede ser otra que la

automediación, en su inseparabilidad del autocontrol y la autorrealización mediante la libertad y la igualdad

sustantivas, en un orden sociorreproductivo regulado conscientemente por los individuos asociados. Es inseparable

también de los valores escogidos por los propios individuos sociales, de acuerdo con sus necesidades reales, en vez de

que les sean impuestos, en forma de apetencias completamente artificiales por los imperativos cosificados de la

acumulación lucrativa del capital, como resulta ser el caso hoy día. Ninguno de esos objetivos emancipadores es

concebible sin la intervención más activa de la educación, tal y como la concebimos en su orientación positiva hacia un

orden social más allá del capital. Vivimos en un orden social en el que hasta los mínimos requerimientos de la

satisfacción humana le son negados insensiblemente a la inmensa mayoría de la humanidad, en tanto que la producción

de desperdicio ha adquirido proporciones prohibitivas, en concordancia con el viraje de la pretendida “destrucción

productiva” capitalista del pasado a la realidad cada vez más dominante de la producción destructiva actual. Las cifras

que expondremos a continuación ilustran muy bien las flagrantes desigualdades sociales hoy en evidencia, y cada vez

más pronunciadas en su desarrollo ya en marcha: Según el Reporte sobre el Desarrollo Humano de las Naciones Unidas,

el 1 % más rico del mundo percibe iguales ingresos que el 57 % más pobre. La diferencia de ingresos entre el 20 % más

rico y el 20 % más pobre en el mundo aumentó de 30 a 1 en 1960, a 60 a 1 en 1990 y a 74 a 1 en 1999, y la proyección

es que llegue a 100 a 1 en 2015. En 1999-2000, 2.8 millardos de personas vivían con menos de 2 dólares diarios, 840

millones 355 Capítulo 8: La educación más allá del capital PL2009_C1.indd 355 10/07/09 05:03 p.m. estaban

subalimentados, 2.4 millardos no tenían acceso a ninguna clase de servicios sanitarios mejorados, y uno de cada seis

niños del mundo en edad de asistir a la escuela primaria no iba a la escuela. Se estima que cerca del 50 % de la fuerza

de trabajo global no agrícola esté desempleada o subempleada.257 Lo que está sobre el tapete aquí no es simplemente

la deficiencia ocasional de recursos económicos disponibles, que tarde o temprano será superada, como se prometió

en vano, sino la obligada deficiencia estructural de un sistema que funciona a través de su círculo vicioso de despilfarro

y escasez. Es imposible romper ese círculo vicioso sin la intervención positiva de la educación, capaz de establecer

prioridades y definir necesidades reales con las deliberación plena y libre de los individuos involucrados. Si no es así, la

escasez puede ser reproducida, y lo será, en una escala cada vez mayor, en conjunción con la generación más

despilfarradora de necesidades artificiales, como se hace hoy, al servicio de la autoexpansión insanamente orientada y

la acumulación contraproducente del capital. Una concepción opuesta y articulada de manera positiva de la educación

más allá del capital no puede verse restringida a un número limitado de años de la vida de los individuos, sino que

debido a sus funciones radicalmente cambiadas, los abarca a todos.

La “autoeducación de iguales” y la “autogestión del orden sociorreproductivo” no pueden separarse. La autogestión —

por parte de los individuos libremente asociados— de las funciones vitales del proceso metabólico social constituye

una empresa progresiva e inevitablemente cambiante. Igual vale para las prácticas educativas que les permiten a los

individuos cumplir esas funciones que se redefinen por sí mismas, de acuerdo con los cambiantes requerimientos de

los que ellos son los agentes activos. La educación, en ese sentido, es verdaderamente “educación continua”. No puede

ser ni “vocacional” (que en nuestras sociedades significa el confinamiento de la gente involucrada a funciones utilitarias

estrechamente predeterminadas, desprovistas de todo poder para tomar decisiones), ni “general” (que se supone les

enseña a los individuos, de manera paternalista, la “habilidad para pensar”). Tales nociones constituyen las arrogantes

presunciones de una concepción basada en la separación totalmente insostenible entre las dimensiones prácticas y las

estratégicas.


Por consiguiente la “educación continua”, como constituyente obligatorio de los principios reguladores de una

sociedad más allá del capital, es inseparable de la significativa práctica de la autogestión. Es parte integral de esta,

porque representa al principio la fase formativa en la vida de los individuos y, por otra parte lo es en el sentido de que

permite una retroalimentación positiva desde los individuos educativamente enriquecidos, con sus necesidades

apropiadamente cambiantes y equitativamente redefinidas, hacia la determinación general de los principios y los

objetivos orientadores de la sociedad. A nuestra difícil situación histórica la define la crisis estructural del sistema

global del capital. Está de moda hablar, con toda autosuficiencia, acerca del gran éxito de la globalización capitalista.

Un libro de publicación reciente al que se la ha hecho fervorosa propaganda lleva por título Por qué funciona la

globalización.258 Sin embargo, el autor, quien es el principal comentarista económico del Financial Times de Londres,

olvida formular la pregunta realmente importante: ¿para quién funciona? (si es que funciona). Bueno, es cierto que

funciona, por lo momentos y no muy bien que se diga, para quienes toman las decisiones en el capital trasnacional,

pero no para la inmensa mayoría de la humanidad, que debe sufrir las consecuencias. Y ninguna “integración

jurisdiccional” como la propugnada por el autor —es decir, hablando claro, el control directo más estricto de los

deplorados “demasiados estados” por unas pocas potencias imperialistas, en especial la más grande de todas— va a

remediar la situación. En realidad la globalización capitalista no funciona, y no puede funcionar. Porque no puede

superar las contradicciones y los antagonismos inconciliables manifiestos a través de la crisis estructural global del

sistema.

La globalización capitalista en sí misma constituye la manifestación contradictoria de esa crisis, y trata de trastrocar la

relación causa/efecto en un vano intento por remediar algunos efectos negativos mediante otros efectos proyectados

ilusamente, porque es incapaz estructuralmente de abordar sus causas. Nuestra época de crisis estructural global es

también la época histórica de la transición del orden social existente a otro cualitativamente diferente. Son ésas las dos

características definitorias fundamentales del espacio social e histórico dentro del cual hay que afrontar los grandes

desafíos de romper la lógica del capital, y al mismo tiempo elaborar también los perfiles estratégicos de la educación

más allá del capital. Nuestra tarea educativa es por consiguiente simultáneamente también la tarea de una amplia

transformación social emancipadora. Ninguna de las dos puede ser colocada frente a la otra. Son inseparables. La

transformación social emancipadora radical que se requiere no es concebible sin la contribución positiva más activa de

la educación en su sentido omniabarcante, como la hemos caracterizado en esta conferencia. Y viceversa: la educación

no puede funcionar suspendida en el aire. Puede y tiene que estar debidamente articulada y ser constantemente

reconformada en su interrelación dialéctica con las cambiantes condiciones y necesidades de la transformación social

emancipadora en marcha. Las dos tendrán éxito o fracasarán, se mantendrán en pie o caerán, juntas. Depende de

todos nosotros —todos, porque sabemos perfectamente que “los educadores también tienen que educarse”— que se

mantengan en pie y no caigan. Hay demasiado en juego como para contemplar la posibilidad de un fracaso. En esta

empresa no podemos separar las tareas inmediatas de su marco estratégico general, ni tampoco oponérselas. El éxito

estratégico es impensable si no cumplimos las tareas inmediatas. De hecho el marco estratégico mismo constituye la

síntesis general de las tareas y desafíos inmediatos, que son innumerables y siempre renovados y expandidos. Pero la

solución de los desafíos solo resulta factible si es el marco estratégico sintetizador el que le da forma al abordaje de lo

inmediato. Los pasos mediadores en dirección al futuro —en el sentido de la única forma viable de automediación—

solo pueden arrancar de lo inmediato, pero iluminados por el espacio que ella puede ocupar legítimamente en la

estrategia general orientada por el futuro previsto.

5. Una pedagogía bolchevique. Una educación colectivista a través del colectivo

S. Makarenko

Para Makarenko fue una gran alegría pasar, en tiempos de la colonia Gorki, del control y supervisión de los teóricos

paidologistas (especialistas en todo lo relativo a la infancia y su buen desarrollo e intelectual) que tanto le irritaban, a la

supervisión de un nuevo organismo cuyos miembros «se interesaban poco por el alma, el derecho de la personalidad y


otra chatarra lírica. Buscaban formas nuevas de organización y nuevos acentos". Eso era precisamente lo que

Makarenko perseguía: un nuevo estilo y, sobre todo, una nueva forma de organización. Este problema le preocupaba

mucho más que los métodos concretos, que el de las técnicas pedagógicas. Partía de la base de que la educación es ante

todo un proceso social y que, en consecuencia, el hombre soviético no podía ser educado bajo la influencia de una sola

personalidad; entendía que la esencia de la educación no estaba en las conversaciones con el niño, en la influencia

directa que un educador podía ejercer sobre él, sino «en la organización de la vida del niño y en el ejemplo que se le

brinda con la vida personal y social.

El trabajo educativo es, ante todo, un trabajo de organización» La importancia de la estructura, de la organización en

cualquier tipo de educación (familiar, escolar, etc.) es básica. Esa organización tiene en Makarenko un nombre:

colectivo; el colectivo no es sólo un principio de método que Makarenko utiliza («El método principal era toda la colonia,

toda la sociedad, toda la colectividad sino que constituye la esencia misma de su sistema educativo («El sistema

consistía sobre todo en la colectividad»). Por otro lado, Makarenko veía la necesidad de educar al hombre en el seno del

colectivo por dos razones fundamentales: en primer lugar porque, según él, «solamente en la experiencia colectiva

puede desarrollarse una necesidad moralmente válida» y, en segundo lugar, porque sólo a través del colectivo podía

formarse el hombre comunista: «En nuestro país sólo es un hombre en el pleno sentido de la palabra aquel cuyas

necesidades y deseos son necesidades y deseos colectivistas", entendiendo por colectivismo la solidaridad del hombre

con la sociedad, es decir, la antítesis del individualismo. La educación comunista que Makarenko quería dar exigía, por

tanto, el recurso al colectivo: «En nuestro país la única educación concreta es la del colectivismo y es necesario dirigirla

con toda conciencia y regularidad»; como lo expresa en otro lugar: «Yo defendí la formación de una colectividad

entusiasta, fuerte y, si era preciso, severa. Y sólo en tal colectividad cifraba todas mis esperanza.-,.»

Esas esperanzas no se vieron defraudadas. Makarenko se mostró siempre orgulloso de SU colectividad feliz, consideró

que esa colectividad tenía un potencial educativo y terapéutico profundamente eficaz y como prueba de ello

mencionaba hecho de que un solo día pudiesen recoger de la estación a cincuenta nuevos delincuentes enviados a la

colonia y olvidarse de ellos al día siguiente, no preocuparse de su comportamiento, seguro de que la colectividad los

estaba educando. Makarenko no consideraba este hecho como un milagro especial, sino simplemente como un

resultado lógico de la educación del colectivo: «Cuando la colectividad infantil se organiza debidamente, pueden

realizarse auténticos prodigios.» Por el contrario, la causa de muchos problemas hay que buscarla precisamente en la

falta de organización o en la organización inadecuada del colectivo, en la negligencia, la incapacidad para calcular,

preparar, prever, organizar. Ese no es el mundo de Makarenko: «Mi mundo es el de la creación organizada del hombre.

Un mundo de rigurosa lógica.

Si nos preguntamos ahora cómo funcionaba el colectivo educacional de Makarenko, debemos empezar considerando el

papel fundamental que en él ejercía el director de ese colectivo (el mismo Makarenko). Si la educación se realiza a través

del colectivo, la función primordial del educador consistirá en orientar y dirigir la colectividad. Como Snydcrs lo

reconoce, en la pedagogía de Makarenko, «la acción de guía del maestro se coloca en primer plano”; si la clave de

bóveda de cada una de las unidades en que se dividía la colectividad radicaba en la autoridad única de los que las

mandaban, la de la colectividad como un todo estaba en la persona del educador, cuya labor primera era la de organizar

la vida de la colonia hasta en los más mínimos detalles, a los que Makarenko considera tan importantes que no hay una

sola de sus obras, una sola de sus conferencias, en las que no insista en que «en materia de educación no hay

pequeñeces"; " organizar la colectividad es preverlas todas, controlarlas, no permitir que actúen por su cuenta: «Una

buena organización consiste precisamente en no omitir los menores detalles y circunstancias. Las minucias actúan con

regularidad, diariamente, a todas horas, y son los componentes de la vida»; guiar y organizar esa vida es el problema de

más responsabilidad del educador.

Pero el pedagogo actúa también a niveles que no son los de la organización. Actúa también como modelo, como

ejemplo, como guía; actúa como controlador de conflictos, como alentador de progresos; actúa como mantenedor del


tono, el estilo y las tradiciones de la colectividad; actúa como padre de niños sin padres, como amigo de cada colono y

de cada educador a sus órdenes, como compañero de trabajos y descansos, de dificultades y alegrías. La personalidad de

Makarenko irradia a toda la colonia y a todos los colonos, su despacho está siempre abierto para todos y su espíritu

dispuesto a colaborar con quien necesitare su colaboración.

No vamos a entrar en el detalle de la forma en que los colectivos de Makarenko estaban organizados. Cuando el

“educando” había asimilado el espíritu de la colonia, pasaba a ser «colono» y a formar parte de un «destacamento»,

célula base de la organización, colectividad primaria, compuesta de siete a quince miembros y mandada por un

comandante (el cargo no era permanente y se procuraba que todos pasasen por la experiencia del mando, por las

razones que más tarde veremos). El «consejo de comandantes» se reunía con bastante frecuencia para dilucidar, junto

con Makarenko, sobre los muchos problemas cotidianos que surgían en una colectividad de cien a quinientas personas.

Cuando la colectividad era pequeña la asamblea general de los colonos decidía sobre los asuntos de la colonia y sobre

los castigos a imponer; cuando se hizo muy numerosa, fue el consejo de comandantes el que asumió estas funciones.

Había, además tenía una serie, de cargos para tareas especiales relativas al trabajo o a la vida de la colonia; una idea de

las responsabilidades de estos cargos la pueden dar las tareas que el «jefe de día» tenía encomendadas: debía

responder «de todo lo que sucedía en la colonia, de la ejecución puntual y regular del empleo del tiempo, de la limpieza,

de la recepción de las visitas, de la calidad de la comida; si la comuna salía de excursión, él era el responsable; si había

que hacer algún trabajo suplementario, respondía de él. Por la noche tenía derecho a dormir».

Condición indispensable para el funcionamiento de cada unidad y de la colectividad entera era el sentimiento de unidad,

de cohesión. Si a Makarenko, por poner un ejemplo, le preocupaban los robos en la colonia no era porque las cosas

desapareciesen y uno u otro saliese perjudicado, sino porque los robos aniquilaban la confianza mutua, engendraban

sospechas, fragmentaban la colectividad; lo preocupante del robo es que en él «radica el principio de largos y tristísimos

procesos de enemistad, de irritación, de soledad y de auténtica misantropía". Si se quiere que cl colectivo funciones,

debe estar siempre unido, solidario, porque la integridad y la unidad del colectivo son condición de una buena

educación.

Exigencia extraordinariamente importante también del funcionamiento del colectivo es la renuncia de cada uno de sus

miembros a los intereses personales en aras de los intereses de la colectividad; lo importante es la marcha de la colonia,

el cumplimiento del programa establecido, el sometimiento a las normas acordadas; cuando un muchacho pasa a formar

parte de la colonia, se le insta a que deje de pensar sólo en sí mismo y se preocupe de los asuntos colectivos; he aquí las

palabras que el más veterano de los colonos de la comuna Drerzltinski dirige a un chico en el momento de imponerle la

insignia de colono: «Desde ahora posees los mismos derechos que cualquier otro miembro de la colectividad. Los

intereses de la colonia y del Estado soviético debes ponerlos siempre por encima de tus intereses personales. Y si alguna

vez tienes que defender nuestro país contra sus enemigos, serás un luchador audaz, inteligente y sufrido.» Si Makarenko

se manifestaba contrario a las «rutas personales”, de sus colonos no era por falta de consideración al individuo, sino

porque por encima de él estaban siempre la, «rutas colectivas» a las que todo debía subordinarse.

6. Fundamentos filosóficos del pensamiento educativo

Rafael Ramírez Castañeda

LA COSMOVISIÓN HUMANISTA Y SUS DETERMINACIONES EDUCATIVAS.

La cosmovisión humanista del Maestro Ramírez, en tanto concepción del mundo en relación con el hombre, integra en

síntesis concreta la herencia del pensamiento humanista universal, y particularmente el legado de Nuestra América. Su


humanismo está alumbrado por los grandes filósofos y maestros que hicieron de la educación un baluarte para la

formación humana del hombre latinoamericano, donde Martí, constituye un paradigma insoslayable.

El profesor Ramírez, fue un hombre que se forjó en plena efervescencia posrevolucionaria, por lo tanto tenía la

experiencia desde su infancia de la dictadura del porfiriato. Sufrió las vejaciones, y las necesidades paupérrimas en la

que vivió su familia.

Es por ello, que en su vida profesional, desde un principio se identificó con las necesidades primarias que requería la

población, las grandes masas, compenetrándose de manera activa en“la cruzada vasconcelista”, de donde tomó sus

principios ideológicos, que le dieron sustento posteriormente a sus actividades docentes. Consideraba a la educación

como recurso fundamental para alcanzar la identidad nacional, y para la formación cívica del hombre latinoamericano.

Rafael Ramírez, quien desde su infancia se caracterizó por una intensa preocupación humanista, estaba convencido de

que la educación constituía un elemento de liberación humana y que, a su vez, generaba la libertad de creencias.

Pluralista por convicción, cualquier pensamiento monolítico, único, le resultaba reduccionista. Hombre hiperactivo,

concebía al individuo propenso a la acción y, por lo tanto, como un ente que no requería de estímulos externos

utilitaristas para actuar, sino los propios llamados de la conciencia.

A partir de estas consideraciones, para Ramírez educar significaba enseñar los valores humanos con los cuales la

actividad conduce a la superación:

“Su proyecto educativo rescataba al pueblo de la inacción intelectual, generada a lo largo de los años de humillación en

los que habían sido obligados a actuar. Buscaba que lograran una liberación de pensamiento, que les permitiera

aumentar su confianza e identidad, mediante el orden y la disciplina.”

Como muchos de nuestros intelectuales, Rafael Ramírez fue amante del libre pensamiento, sabía que a partir del libre

ejercicio intelectual se recuperarían nuestras raíces y se descubriría la esencia de nuestra identidad nacional.

Para él, la fuerza del país estaba en su origen, en la cultura y no en sus afanes guerreristas, no en las armas. La educación

debía fomentar los vínculos sociales, y servir como instrumento para fortalecer la solidaridad entre los mexicanos; veía a

la industrialización sólo como un medio para promover el bienestar social. Por eso hizo de la ciencia, la cultura y la

tecnología una herramienta para consolidar la Nación.

La escuela como resumen de la humanidad era, para Ramírez, la instancia donde la educación se orientaba hacia el

saber, no tanto para descubrir y ascender al poder, sino un instrumento para que el hombre lo pudiera hacer.

Alcanzar esta meta era posible gracias a que el conocimiento es la conciencia del ser. Cada generación se levantaba en

los hombros del conocimiento que le aporta la generación anterior y el saber enriquece conciencias, activa virtudes y

cultiva amor, si está bien encauzado.

Sin embargo, para lograr esta síntesis humana no podía improvisarse, el individuo debía aprender con disciplina e

imaginación a partir del conocimiento de las grandes preocupaciones sociales de la humanidad.

La labor institucional de Rafael Ramírez, concentró los esfuerzos educativos de la Revolución y les dio una orientación

reconstructora. En su concepción:

“La educación debía ir a los marginados, estar guiada por preocupaciones democráticas. Su deber ser, consistía en

formar hombres con confianza en sí mismos, que emplearan su energía sobrante en el bien de los demás.”

Para la visión de Ramírez, la pobreza y la ignorancia son los mayores enemigos del progreso, resolverlos precisaba de la

educación. Para subsanar tan grandes males, la educación no debía ser sólo una ciencia, había tener un carácter


normativo, de ahí sus semejanzas con la ética o la política. Al igual que éstas, consideraba que exigía una relación

racional entre fines y medios para lograr un vínculo entre el ideal y su consecución.

Para ello, era necesario combatir la opresión que durante siglos había pesado sobre el mexicano, porque le impedía

cristalizar sus esfuerzos en favor de la actividad productiva e imaginativa un uso placentero de su ocio que evitara su

hundimiento en la pereza.

La escuela bajo la concepción de Rafael Ramírez, guiada por valores de equidad y de distribución de la riqueza, era un

instrumento de liberación humana para todos y no como prerrogativa exclusiva de una minoría.

Con esta convicción el maestro pugnaba por vincular el plantel escolar con la vida; promover desde este sitio el

desarrollo pleno de la población; en fin, esta institución educativa era el centro del desarrollo cultural de una sociedad

en busca de su integración como Nación.

La visión de Rafael Ramírez se fundamentaba en “una concepción universal de la naturaleza humana y en una teoría

educativa normativa amparada en una noción plural del conocimiento, como medio y no como un fin en sí mismo para

la satisfacción de las necesidades humanas.

Para Ramírez era imperativo alimentar la identidad nacional del México revolucionario, para hacerlo democrático con

una mejor justicia social.”

En resumen la importancia del proyecto de educación rural estriba en la idea de que la educación debe consolidar a la

Nación e incrementar los lazos de solidaridad entre los mexicanos.

Si bien en México ha prevalecido una injusta distribución de la riqueza y del ingreso, resultaban más lastimoso y

lamentable que existiera una exagerada concentración del conocimiento en unas cuantas cabezas. Así, con la educación

como herramienta, Ramírez y sus contemporáneos sentarían las bases para el desarrollo ulterior del México

revolucionario.

Como titular del departamento de educación rural se caracterizó por la prisa para educar. Para ello, movió a la sociedad

campesina e indígena, los involucró con las actividades propias de la comunidad, hizo de cada maestro un misionero

cultural, un apóstol de la nueva palabra educativa, un protagonista de la integración nacional del país que, en la práctica,

conocía y sembraba la semilla de una nueva conciencia nacional.

El pensamiento filosófico y cultural de Rafael Ramírez, se concreta en la concepción de escuela que tenía, propiciaba que

ésta rompiera con los cánones tradicionales, buscaba una agencia educativa que formara y transformara el propio

pensamiento, así como su entorno económico y social, para ello decía que:

“Era necesario que la escuela saliera a la calle y a las tierras de labranza; que tomara como sujeto de estudio al niño y al

adulto, al hombre y a la mujer , como elementos indisolubles en la estructura de la comunidad, considerada como un

todo; y que el maestro que le sirviera, además de cumplir con el rol de enseñante, se convirtiera en procurador de

pueblos , líder del lugar, promotor del cambio revolucionario, gestor de sus reivindicaciones agrarias y políticas y

eslabón de enlace entre el campo y la ciudad.”

Buscaba fervientemente incorporar al campesino y al indio (autóctono) a la civilización, para la escuela de Ramírez

significa de vital importancia integrarlos a la herencia cultural de la humanidad y la comunidad de habla nacional, de ahí

que Ramírez escribe el libro de cómo dar a México un idioma.

En esta época la población era eminentemente rural (1921) el censo establecía una cifra de habitantes de 14 300 000 en

toda la República, el cincuenta por ciento vivían en el campo 4 200 000 eran clasificados como indios y 8 000 000 como


gente cuyo nivel es primitivo; el 65% se estimaban analfabetas y en este porcentaje se incluían a tres millones de

personas que no entendían el idioma nacional , por lo que Ramírez a través de esta agencia educativa buscaba formar en

ellos una conciencia de clase proletaria que les llevara a participar críticamente en la redistribución de la tierra, el status

y el poder, y en la lucha de la liberación colonial y antiimperialista.

Educar al indio y al campesino, decía, era enfrentarlo a la realidad de estos, crearle condiciones de apreciar por sí mismo

el estado de dependencia y subordinación en que se encontraban y capacitarlo para que generaran su propia liberación.

Señalaba que al incorporarlos a la vida moderna, significaba forzarlos a transformar radicalmente su economía, de

responder a la hostilidad violenta de quienes los afectan, los dueños de latifundios.

“En este idealista, se aprecia el interés de fomentar un pensamiento nuevo a la gente del campo, para ello estaba

convencido que la escuela tenía que cambiar su papel y el docente transformar su propia ideología. Aunque para esto

había que cuestionarse en qué condiciones se encontraban los propios maestros, ya que su situación laboral no era

precisamente la más idónea.”

Un carácter excepcional y una fortaleza de ánimo fuera de lo común, son necesarios para poner en práctica los

postulados revolucionarios y mantenerlos sin desmayo frente a los embates de fuerzas contrarias que cuentan con

apoyo dentro y fuera del país. Sólo la entereza de Ramírez es capaz de sostener en pie la escuela rural, difundirla y

defenderla contra propios y extraños. La personalidad del maestro: seria, severa, solemne e intransigentemente

honesta, fruto de la formación axiológica, donde se le fomentaron y desarrollaron; la honradez, el decoro, la verdad, la

bondad, la justicia e igualdad entre los seres, y la parte espiritual que tuvo, forjada en el rigor del pensamiento

ideológico de Vasconcelos, se ajusta admirablemente a la tarea que se impone.

Él, sin embargo, juzga con humildad el destacado papel que le toca desempeñar. Hace de sí mismo un balance exento

del arrojo que en todo momento manifiesta su actuación y con ello intenta ocultar, sin conseguirlo, la interna fortaleza

de su ser. Era un hombre sencillo, un buscador de sentido para el bien del hombre y el país.

Decía: “Soy un viejo trabajador de la educación rural de mi país. Desde antes que estallara la revolución ya venía

ocupándome en tareas de tal naturaleza, tanto en el pensamiento como en la acción práctica. Durante la tormenta

revolucionaria siempre trabajé en escuelas de población culturalmente atrasada y económicamente desvalida. Durante

esa época, desde mis pobres capacidades procure siempre arrimar mi piedra y mi grano de arena a fin de que el edificio

que se levantaba llegara a ser no solamente sólido, sino también útil y, además, bello he dicho lo anterior no para hacer

sentir en el ánimo del lector la idea de que la gran pasión de toda mi vida ha sido la educación rural. Digo que ha sido la

gran pasión de toda mi vida, porque habiendo rebasado ya con mucho los linderos de la vejez, en la cual se amortiguan

todas las pasiones, aquella mía de la educación rural sigue todavía tan viva y vigorosa como cuando estaba en su plena

madurez.”

Indiscutiblemente, que este comentario encierra toda una filosofía humanista, de cómo percibía él la vida de los

indígenas, su sufrimiento, el abandono en que se encontraban, la inequidad y toda la serie de necesidades que tenían, y

cuál debería ser la posición del maestro con vocación, interesado en buscar la superación de los campesinos en las

diferentes áreas de su vida.

También se resalta su humildad y sencillez, que todo ser humano justo y noble debe ser, la transparencia de su alma,

sellada por el dolor y la injusticia que padecían sus semejantes. Es muy difícil poder encontrar como en él, a un filósofo,

que nunca buscó que se le viera como tal. Pero es muy fácil comprender su pensamiento filosófico humanista, reflejado

en todos sus actos educativos. Su praxis y teoría, en correspondencia con su cosmovisión humanista, devinieron cauce

de realización verdaderamente humana.


Toda su pasión fue la educación rural mexicana, la que necesitaban los desprotegidos, los humillados ante los

poderosos, los que menos economía tenían, aunque en ellos existiera toda una carga cultural en sus hombres, ya que

representaban, a los auténticos herederos de la cultura, Tolteca y Azteca, representantes de Tláloc-Quetzalcóatl.

Su pensamiento y actuar demostraron tener una idea profunda sobre lo que es y debía de ser una filosofía social,

encaminada al desarrollo íntegro del ser humano en todas las esferas de su vida. Es allí donde encuentro desde mi punto

de vista a un personaje cargado de un humanismo muy pragmático, pero sin el utilitarismo, con un pensamiento social,

justo y equitativo. Un pensamiento forjado durante su trabajo comunitario y alimentado de su vivencia cotidiana con los

campesinos, los más desamparados en su época.

Su actuar estuvo impregnado de una rica subjetividad humana, buscando la verdad, porque siempre estuvo interesado

en su entorno social, usos, costumbres y cultura de los campesinos. De ellos aprendió, la verdad, el significado de

libertad, la bondad, la belleza, la armonía y el amor a la vida entre los seres humanos que profesaban su mismo sentir.

Su filosofía se nota que estuvo inspirada y fundada en un humanismo real que busca la esencia gnoseológica y

ontológica de su propio ser.

Lo expuesto anteriormente confirma el siguiente comentario expresado por el profesor Ramírez:

“Dejemos a los filósofos, hacer filosofía, decía en su empeñoso y constante afán de despejar la incógnita de la felicidad

humana y pensemos que en todas épocas ha sido aspiración suprema de los hombres el mejoramiento económico y

social. ¿ por qué ahora se pregunta el pueblo ignorante, hambriento, andrajoso y oprimido, este pueblo abnegado que

sufre todas las cargas, que soporta todos los martirios, que paga sólo todos los tributos, por qué no fundar para él

escuelas apropiadas, que les ayuden a lograr tal fin¡?. Para elevar el nivel intelectual y desarrollar y educar las aptitudes

manuales de las clases inferiores, para satisfacer la más urgente reivindicación social, la escuela se debe ver como un

acto de amor hacia el campesino, pero también de reflexión y voluntad.”

Si esta redención no se consigue por la escuela, seguramente no se conseguirá por ningún otro medio. Para ello se debe

reformar los programas. Donde las escuelas, les ayuden a fortalecer su cultura general que sacuda y despierte sus

inteligencias adormecidas, que les provea de un conocimiento e ideas fundamentales y les inculque ideales y

aspiraciones, que eduque sus pensamientos y sus manos se desenvuelvan en él, la mayor suma de aptitudes

constructivas, para mejorar su cultura agrícola, que esté en relación estrecha con la localidad en que se funde la escuela.

Se trata de formar una cultura de resistencia y de lucha, o de revelarla, a través de una educación que vaya a la esencia

de los problemas del momento, a la raíz de los males que subyugan y envilecen.

Aquí se refleja la esencia de su pensamiento y se manifiesta que nunca se consideró filósofo, sin embargo, en sus

comentarios se expresa, profundamente un humanismo filosófico, como núcleo de una filosofía social que se avala en

todo su pensamiento y actuar cotidiano que efectuó durante su vida profesional, volcando su entusiasmo y pasión por el

desarrollo de la escuela rural mexicana.

El interés de Ramírez por la escuela rural era permanente e inalterable, no pensaba en una escuela cuadrangular,

porque para él la escuela era toda la comunidad. No era un encierro de tabique o de cristal, era el ambiente saturado del

olor de las montañas o de la música de los arroyuelos cantarines. Para Ramírez la escuela rural era un crisol de libertades

que orientaba el camino de la libertad de pensamiento para hacerlos libres de acción.

Como pensador sensible, no soslayó el naturalismo, propio de los grandes, al contrario, lo cultivaba.

En la doctrina de la escuela rural se plasmaban los principios fundamentales que le dio sustento a la revolución

mexicana: hecho, palabra accesible y acción fecunda en beneficio del pueblo. Era la justa interpretación del movimiento

emancipador. Era la forma sencilla de llevar la sabiduría más útil hasta la conciencia de los hombres del campo.


7. José Vasconcelos, Rafael Ramírez, Moisés Sáenz y Narciso Bassols: la cruzada de las figuras posrevolucionarias por

la creación de la Escuela Rural.

Maider Elortegui Uriarte

El primer aspecto de este carácter no tradicional de la Escuela Rural es que tenía la tarea de transformar la base

económico-social para construir un nuevo orden económico y social caracterizado en la Constitución de 1917,

específicamente en los artículos 3° y 27°. La relevante intervención o fuerza y efecto de nuevos actores rurales,

campesinos e indígenas, hasta entonces marginados del escenario político, fueron parte de la consolidación de un

Estado-nación popular, una “lucha patriótica” donde los primeros maestros rurales a falta de conocimientos

pedagógicos cumplían con una importante labor social revolucionaria.

La Escuela Rural sería instaurada hasta en las zonas más recónditas del país y avanzó de forma más palpable desde 1921

con la creación de la Secretaría de Educación Pública a cargo de José Vasconcelos en el gobierno de Álvaro Obregón,

quien comenzó la federalización de la enseñanza. Los retos de la época no eran pocos: la diversidad étnica, los

diferentes usos y costumbres, el multilingüismo, el aislamiento entre comunidades, entre otros, eran factores que

dificultaban la tarea de unificación de la educación. El gobierno, con Vasconcelos al frente en lo educativo, inició la tarea

con la creación de centros educativos llamados Casas del Pueblo, que fueron edificadas por la comunidad y que son

centros en los que se muestra el segundo aspecto en que la educación de la época inmediatamente posterior a la

revolución desborda ostensiblemente los límites de las instituciones tradicionales de enseñanza: la estrecha vinculación

entre la comunidad y la escuela, como lo señala Moisés Sáenz, Director de la Escuela Nacional Preparatoria en 1919 y de

1924 a 1933 Subsecretario de Educación, al definir la Casa del Pueblo:

Observando, pues, las actividades en estas escuelas rurales mexicanas de la montaña, salta a la vista en primer término

la idea de que la escuela rural es un centro social para la comunidad. La escuela rural, la Casa del Pueblo, es el lugar de

reunión de los vecinos, tiene conexiones y relaciones vitales con toda la aldea. No es una escuela para niños únicamente,

es también para los jóvenes; lo es igualmente para las madres y para los padres *… el mejor ejemplo de socialización en

una escuela lo he visto en algunas de estas escuelas rurales de las montañas de México, donde el pueblo entra a la

escuela, donde hay espíritu de democrática libertad en el trabajo, donde hay igualdad en el esfuerzo y realidad en el

interés y donde las relaciones entre el maestro y el alumno son de tal naturaleza naturales y fáciles, que se tiene la idea

de un grupo perfectamente integrado con comunidad de ideales y de intereses y en cooperación completa para

realizarlos *…

Característica perfectamente clara es la de la intensidad del espíritu nacionalista. Tal espíritu es natural en su mayor

parte pues es bien conocido el apego de nuestro pueblo a las ideas y sentimientos relacionados con la patria: pero es

también estimulado, es decir, forma parte de nuestro programa educativo, pues hay todavía muchos lugares de México

donde la gente no ha visto una bandera mexicana *…+ Tenemos la necesidad urgente de integrar a nuestro país, de

crearles esta comunidad de intereses, de ideales y de sentimientos que se llama patriotismo. (Sáenz en Loyo, 1985: 21-

23)

Un tercer aspecto novedoso de la escuela rural es que los principios de la “escuela activa”, del “aprender haciendo”,

impulsados por John Dewey y compartidos por Sáenz y Vasconcelos, se plasman en una relación notoria, directa, lógica y

vital de la enseñanza con las tareas y problemas nacionales:

*… Apoyo a la Reforma Agraria contra el latifundio, desterrar el militarismo, castellanizar a los indígenas e integrarlos al

desarrollo, o de incorporar a las comunidades más apartadas mediante el establecimiento de escuelas rurales, etcétera

*…+ una visión de cultura como factor de liberación y de dignificación de la persona *…+ La conciencia de nuestra

identidad mestiza y la afirmación de nuestra vocaciónlatinoamericana. Por esto se dice que funda un modelo cultural de

Estado, que todavía persiste (Latapí, 1998:26).


Por otra parte, el concepto universalista y espiritualista que tenía Vasconcelos de la cultura da lugar a su planteamiento

de la raza cósmica, que enfocado a resolver la problemática rural y en particular “el problema del indio”, supera la visión

de razas clásica y se basa en la mezcla biológica cultural, en la fusión mestiza, en el “mejoramiento” de la raza, en una

visión nacionalista inclusiva que se caracteriza por una lengua, una geografía, una historia nacional. De esta visión se

desprende un cuarto aspecto que caracteriza la educación de este periodo: la educación en general, y no solamente la

rural, adquiere un sentido nacionalista, cultural, laico y popular y tiene un carácter integrador que da lugar a la naciente

mexicanidad, el sentir nacional revolucionario moderno que desde tendencias occidentales y por medio de la educación

emprende la tarea de formar “una conciencia colectiva, crear y fortalecer este ánimo de confianza en sí mismos para

nuestros pueblos” (Tejera, 1963: 35).

En los primeros años de la formación de la SEP, Vasconcelos le dio los lineamientos básicos en que habría de basarse

durante los siguientes años. La propuesta educativa de José Vasconcelos era de una visión cultural universalista y

espiritualista para lograr una identidad nacional que incorporara a los elementos aislados rurales a la unificación del

país. La educación debía enseñar valores humanos al pueblo y crear una identidad que incrementara la confianza

perdida a lo largo de tantos años de explotación oligarca.

El profesor veracruzano Rafael Ramírez, por su parte, colaboró en la Reforma Educativa que impulsó Vasconcelos. Para

él, la educación supondría el medio para lograr la cohesión social y la unificación de los mexicanos, “incorporación del

proletariado a la sociedad como el mejor medio que permite resolver el problema de la heterogeneidad racial y cultural”

(Ramírez, 1981).

Mientras que Vasconcelos diseñó el sistema educativo nacional desde un enfoque popular, Moisés Sáenz le dio un

enfoque revolucionario, un enfoque de socialización entre la escuela y la comunidad, utilizando para ello la organización

y el cooperativismo. Para Moisés Sáenz, Director de la Escuela Nacional Preparatoria en 1919 y de 1924 a 1933

Subsecretario de Educación, la escuela era una preparación para la vida y fue este el pensamiento el que quedó

impregnado en la consolidación de la Escuela Rural. Debemos mencionar que Sáenz fue formado por el pedagogo John

Dewey, de la Escuela Nueva, para desarrollar una escuela activa. Sáenz destacó también en prácticas educativas que

incorporaran al indígena a la vida nacional, por su formación antropológica estadounidense, se inclinaba por un

relativismo cultural que supondría la intervención del mundo occidental a las comunidades de forma gradual y no

violenta. Las inquietudes de Sáenz se vieron reflejadas en su vasto trabajo de más de diez años, en el que creó escuelas

activas realizando un vasto análisis antropológico de la realidad del campo.

Cumpliendo los lineamientos de Dewey, su preocupación se basaba en la integración social del país a través de la

“escuela para la vida”, de aprender haciendo para el desarrollo de un orden social donde el maestro hiciera la función de

agente social. Entonces, mientras que para Vasconcelos la integración significó el mestizaje cultural, para Sáenz la

diversidad cultural era rescatable siempre que estuviera integrada.

En otro sentido, la Casa del Pueblo contribuía a rebasar el sentido escolar tradicional: las enseñanzas básicas

comprendían prácticas agrícolas, oficios, desarrollo de la vida social y la alfabetización entendida como la

castellanización de las comunidades.

Y por si fuera poco, esta labor de la Casa del Pueblo era complementada por las Misiones Culturales, a cargo del profesor

veracruzano Rafael Ramírez, verdaderas escuelas normales ambulantes, que tenían la función de reclutar a maestros

para prepararlos y realizaran una amplia labor de promoción social y organizativa para los campesino-indígenas, dando

lugar al sexto rasgo característico de la educación rural, sino abiertamente político, pues el impulso educativo era una

forma de canalizar y contribuir a organizar las inconformidades de un campesinado de diferentes poblaciones.

En resumen, en esta práctica educativa se elevaba el nivel socioeconómico de la comunidad, se integraba a ésta con la

escuela, se vinculaba la enseñanza con los problemas nacionales, se impulsaba la formación de una conciencia patriótica


y comportamientos cívicos, como las campañas de higiene, se aprendía a leer y escribir al tiempo que se transmitían

técnicas agrícolas y oficios, se debatían temas de relevancia para la comunidad, se promovía el ejercicio de la libertad, la

reciprocidad y las formas comunitarias, se fomentó el arte popular y se enalteció al campesino y al obrero como

partícipes de la Revolución.

El profesor veracruzano Rafael Ramírez apostó por una educación técnica para mejorar la situación económica y una

alfabetización que castellanizara para una pronta incorporación a la nación. La organización de la escuela y comunidad

era un factor muy importante para Ramírez, y en sus infinitas obras educativas destaca la idea de que para el progreso

socio-cultural del campesinado era necesario el mejoramiento de las condiciones económicas, en sus palabras:

*…] la educación rural consiste en incorporar a la masa campesina, ahora retrasada, a la cultura moderna *…+ la

educación rural tiene la obligación de promover todo lo que sea necesario para convertir en realidad el postulado

revolucionario de que la tierra ha de ser precisamente de quien la trabaje con sus propias manos; al mismo tiempo la

educación rural tiene que adiestrar a los campesinos en el completo dominio de los trabajos agrícolas, en el

aprovechamiento racional de todos los recursos naturales en la organización colectivizada o bien cooperativa de la

producción rural *…+ ( Ramírez en Loyo, 1985: 32).

En 1932 las Misiones Culturales se agregaron a las Escuelas Regionales Campesinas y de ser un trabajo ambulante se les

ubicó en un lugar concreto, “finalmente en 1938, fueron clausuradas por ser consideradas focos de fermento ideológico.

Cuando volvieron a la vida, en 1942, habían perdido su carácter original de normales ambulantes para convertirse en

centros de extensión para el desarrollo de la comunidad” (Loyo, 1985:11). Las Escuelas Regionales Campesinas también

incorporaron a la Escuela Central Agrícola creada en 1926; ésta se formó para la capacitación agrícola con las

maquinarias más modernas.

Una figura muy importante en la educación en México fue Narciso Bassols, antecedente respecto de la “educación

socialista” de Cárdenas, pues en su cargo de secretario de la SEP de 1931 a 1934, asumió un inocultable compromiso con

el pueblo, evidente cuando afirma que:

*…+ Dejar de cumplir con cualquiera de los requisitos anteriores, es hacer insoluble el problema, es traicionar al indio, es

no ser revolucionario, es servir a los intereses de los terratenientes y del capitalismo yanqui. Equivale a tanto como ser

reaccionario puro o apóstata, si alguna vez se estuvo con los de abajo (Bassols, 1964: 53).

Ese compromiso, así como el marxismo que le servía de sustento ideológico y el anticlericalismo que le caracterizaba, le

llevaron a asumir planteamientos como los siguientes: impulso a la educación laica y realización de una campaña

anticlerical a fin de aniquilar el control que la religión ejercía sobre los campesinos; impulso a la educación rural ante la

situación de marginación y atraso de los campesinos; la educación sexual como responsabilidad del Estado. Obviamente

esta política impulsada desde la SEP afectaba de manera directa a los grupos de poder, de manera que la escuela rural

se encontró como centro de la “batalla campal” entre el Estado laico y las fuerzas religiosas mayoritarias en las

poblaciones rurales, lo que ocasionó campañas represivas de los grupos de choque conservadores en contra de los

maestros rurales.

Dos aspectos que contempló y vale la pena destacar son la defensa y conservación del legado indígena, y la relación del

campo con la ciudad, pues plantea que:

*…+ el programa de la escuela rural debería respetar las diferencias y no tratar de imitar la vida citadina, pero al mismo

tiempo debería reducir la brecha entre ambos, modernizando las técnicas de producción del campesino. La educación

debería ser esencialmente económica para modificar un sistema obsoleto e introducir actividades agrícolas que

permitieran terminar con la miseria ancestral del hombre del campo. (Loyo, 1985: 18)


En el primero de estos puntos hubo diferencias, pues posiciones encontradas se enfrentaron respecto de la manera de

abordar “el problema indígena”: si por un lado se hallaba la posición de los afines a Vasconcelos que no admitían la

introducción de lenguas indígenas al ambiente escolar por considerar que son la raíz principal del desconocimiento y la

dispersión del sentir mexicano y que era necesaria la introducción de una cultura hegemónica que uniera a los

mexicanos, en el otro se hallaba los que, como Manuel Gamio, no veían lo indígena como asunto de raza sino como de

cultura, considerando que formaba parte de la realidad nacional mexicana y afirmaba que la concepción dominante de

las culturas indígenas estaba marcada de estereotipos y prejuicios, y por eso es que la nación estaba desarticulada:

“La forja de la patria, meta de la acción indigenista, requería un proceso de modificación gradual, en el cual los aspectos

más valiosos y pertinentes de la cultura occidental -la ciencia y la tecnología, antes de nada- se irían incorporando a los

aspectos positivos41 y vigentes de las culturas indígenas -como el conocimiento de la naturaleza, el sentido estético y la

solidaridad comunitaria, de suerte que fueran desapareciendo los aspectos negativos-“(Latapí, 1998:58-59)

Formado como antropólogo en Estados Unidos, Gamio reconocía la diversidad cultural a la misma vez que aspiraba a la

sociedad homogénea, de manera que nunca optó por la desaparición de las lenguas originarias y consideró necesario

estudiarlas, darles un alfabeto y producir material didáctico, pero no para fomentarlas y estimularlas sino como

instrumento hacia la castellanización. La integración del indio para Gamio consiste en que:

*…+ no pretendamos europeizarlo de golpe; por el contrario, indianicémonos nosotros un tanto, para presentarle, ya

diluida en la suya, nuestra civilización, que entonces no encontrará exótica, cruel, amarga e incomprensible.

Naturalmente que no debe exagerarse a un extremo ridículo el acercamiento al indio. (Sáenz en Bonfil Batalla, 2006:

171-172)

El antropólogo optaba por una acción gradual pero integral en la cuestión del “problema indígena”, y para ello, como en

el ensayo de De la Peña, menciona:

Desde la Dirección de Antropología, que no dependía de la SEP sino de la Secretaría de Fomento, Gamio diseñó un vasto

programa de investigación regional integral y aplicada, que se llevaría a cabo en 12 zonas del país, donde se localizaban

“poblaciones regionales” de cultura distintiva. El programa pretendía encontrar las maneras en que esas poblaciones se

irían incorporando por la educación y la acción del Estado a la cultura nacional, que nunca sería totalmente homogénea.

A Vasconcelos tal idea le evocaba la política estadounidense de reservaciones, que le parecía discriminatoria y nociva

(1998:60).

Para las demás figuras que desempeñaron un papel fundamental en la orientación de la escuela rural, entre otros,

Ramírez, Bassols y Sáenz, era también una de sus preocupaciones la incorporación del indígena al panorama nacional. En

palabras de Rafael Ramírez lo rural es un reto importante hacia la “cultura moderna”:

41 Gamio diferenciaba los aspectos “positivos” y “negativos” de las comunidades indígenas, como algo rescatable o

como algo desechable, medido desde un parámetro intelectualista nacionalista que ejerce el poder cultural y deja de ser

una determinación india.

*…+ El progresivo desenvolvimiento de la vida rural implica, en efecto, una larga serie de problemas de los cuales es la

extremada pobreza de las masas campesinas *…+ el problema de la desintegración social, a causa de los numerosos

grupos étnicos que hay en el país y de los distintos dialectos que les sirven como medios de expresión*…+ Para liquidar

el analfabetismo dar al México rural una sola y misma cultura, cabe la conveniencia y necesidad de integrar a la

población campesina socialmente, dándole un solo instrumento de comunicación y expresión, es decir, hacer del México

rural una masa social homogénea en cultura y en idioma. (Ramírez en Loyo, 1985: 35)


Para Bassols, el llamado “problema indígena” era integral, es decir, una cuestión económica, social y cultural, sin que

esto significara la desestructuración de la unidad nacional del país:

*…+ es evidente que cuando lleguemos a suministrar a las razas indígenas una compresión de la vida y de los fenómenos

naturales, basada en la ciencia contemporánea, habremos entregado las mayores posibilidades de desarrollo *…+ no se

trata de ignorar los valores espirituales del indígena, sus tradiciones, su pasado todo, para incorporarlo ciegamente a los

tipos de la vida social que la civilización occidental ofrece. No sería deseable intentarlo porque, en caso de lograrse, se

haría de nuestros campesinos un ejército mecánico *…+ Nuestra educación tiende a realizar una síntesis de dos culturas,

conservando los valores positivos de las razas indígenas y tomando de la civilización occidental, con los recursos técnicos

y las posibilidades que el maquinismo aporta *…+ (Bassols en Loyo, 1985: 55).

Cuando Moisés Sáenz tomó el cargo de subsecretario de Educación Pública implementó la enseñanza práctica y la

“escuela activa”, basó su actividad en la interpretación de que el “problema indígena” provenía de una raíz socioeconómica,

en reconocer la importancia de las formas organizacionales comunitarias tanto políticas como económicas,

el valor de las lenguas indígenas y en impulsar una cultura mestiza “desde abajo”:

*…+ estamos seguros que el indio puede llegar a ser un factor valioso de la vida nacional y nos hemos propuesto

incorporarlo *…+ Así pues, hemos decidido traer a los indios al grueso de nuestra familia mexicana y mediante la escuela

rural procuramos su incorporación a ese tipo de civilización que al presente constituye nuestra nacionalidad (Sáenz en

Loyo, 1985: 26)

*…+ la solución no era simplemente imponer el castellano. Sin ambages, planteó que la miseria del indio era producto

de una situación de terrible injusticia y explotación que no habían logrado extirpar los gobiernos revolucionarios *…+

Integrar quería decir tomar en serio no solo el talento artístico y las solidaridad de los indios sino también sus

instituciones –como las formas de representación política y la organización económica comunal- y aceptarlas como

formas vigentes en el México moderno, sin por ello renunciar al sistema nacional republicano ni a la economía de

mercado: un planteamiento utópico, por el que valía la pena luchar. Asimismo, había que dar a las lenguas indígenas un

papel activo en la educación, sin renunciar a tener en el castellano una lengua común para todos los mexicanos. Años

después, en 1932, Sáenz quiso poner a prueba su tesis integralista de creación de una cultura mestiza “desde abajo”,

una cultura popular participativa que se reflejara en una escuela igualmente participativa, y fundó la Estación

Experimental de Carapan, en el corazón de una microrregión purépecha, en Michoacán” (Sáenz en Loyo, 1985:63).

La Estación Experimental de Incorporación del Indio programa implementado en Carapan, Michoacán, en 1931, optó por

realizar estudios antropológicos y sociológicos para encontrar la manera en que la cultura indígena se debería integrar

en la cultura nacional. El estudio realizado por Sáenz abrió un campo académico a la antropología social en el naciente

pensamiento indigenista.

La cuestión indígena dio origen a contradicciones no solamente respecto a la orientación de la educación rural, como ha

sido señalado, sino en la forma misma en que se intentaba realizar, como la que se puso de manifiesto con la fundación

en 1924 de la Casa del Estudiante Indígena, pues bajo el planteamiento de que los maestros que emprendieran la labor

de educar a los indígenas debían ser también indígenas y castellanizar a los monolingües se ubicó esta Casa en plena

Ciudad de México y se les hacía vestir de manera “occidental” para asistir a la escuela, de tal forma que a pesar de que

se formó a varios maestros indígenas pedagógica, profesional y culturalmente, esta actividad finalmente fracasó42

debido a que la mayoría de los egresados no regresaban a su comunidad de origen.

En conclusión, la escuela rural fue un agente de mejoramiento económico-social, al principio estuvo abierta a nuevas

corrientes pedagógicas extranjeras, pero luego tomó un sentido propio y social por las intenciones de fusionarse con las

problemáticas de la comunidad, y respecto a la cuestión indígena debemos señalar que los primeros aportes se

realizaron en esta dirección, en un contexto en el que la interacción entre las culturas originarias y la mestiza no se


realizaba en condiciones equitativas, sino que era una labor unidireccional de los no indios formados bajo un

colonialismo interno que no 42 Para algunas autoridades la experiencia fue positiva al haber experimentado que los

indígenas tienen la misma capacidad intelectual que la raza mestiza y blanca. desaparecería ni con la independencia del

país ni con una Revolución naciente de la población indio-campesina. Las culturas históricamente oprimidas nunca

tuvieron oportunidad “real” dentro del proyecto nacional en el sentido de que no se realizó un trabajo a partir de las

necesidades valoradas desde la propia comunidad, pues nunca se reconoció el derecho a mantener su diferencia, ni al

reconocimiento mutuo más allá de la igualdad ciudadana como derecho universal.

8. El carácter de las luchas populares en México

Gerardo Peláez Ramos

Rebelión

En los medios de izquierda se ha discutido y se discute acerca del carácter de los movimientos sociales en México. Las

posiciones en torno al tema son diferentes y hasta encontradas. En efecto, ciertos grupos caracterizan como luchas

políticas todas las expresiones de los combates de obreros y empleados, campesinos, estudiantes, indígenas y

elementos del pueblo en general, mientras otros desean encajonar a estas luchas en los estrechos marcos del

gremialismo o lo que algunos llaman “economicismo”. Tal situación sugiere la conveniencia de precisar cómo se

desenvuelven, qué demandas enarbolan, en qué organismos se apoyan y qué relación mantienen con el Estado estas

manifestaciones de los movimientos sociales. Aclarados estos puntos, la definición es factible hacerla con pocos

márgenes de error.

1. Luchas generales

Entre 1963 y 2013 la clase obrera, el campesinado, el estudiantado, las etnias y las masas en general desarrollaron y

desarrollan importantes luchas que han ido y van desde las huelgas económicas, las tomas de tierras y la participación

electoral hasta la insurrección de masas, pasando por la constitución de sindicatos, federaciones y centrales de los

trabajadores asalariados y de confederaciones y coordinadoras de campesinos, de colonos y de estudiantes.

La lista de las luchas no es corta, por lo cual es útil presentar un muestrario representativo aunque no exhaustivo. En

Puebla tuvo lugar, en 1964, un movimiento de los pequeños productores de leche por demandas sectoriales, que fue

enfrentado con la violencia por el gobierno local. El 13 de octubre sufrió la agresión policíaca una manifestación

estudiantil y popular en la capital de la entidad, que pedía la liberación de algunos lecheros detenidos y de Ramón

Danzós Palomino, dirigente de la Central Campesina Independiente. El movimiento se generalizó y el día 30 cayó el

gobernador, general Antonio Nava Castillo. Derrocar un gobernador mediante la lucha de masas, es, por donde se le

vea, una lucha política.

Del 8 de mayo al 15 de julio de 1967 se desenvolvió la huelga en la Escuela de Agricultura “Hermanos Escobar”, de

Ciudad Juárez, Chihuahua, por la federalización del plantel, siendo secretario de Agricultura y Ganadería el profesor Juan

Gil Preciado, quien amenazó con la represión a los huelguistas y sus apoyadores. En junio estalló la huelga en Chapingo,

el Politécnico, las normales rurales y otras instituciones en solidaridad con los estudiantes de Ciudad Juárez. El 15 de

julio triunfó la huelga estudiantil. Se logró la creación inmediata de una escuela de agricultura de la Universidad de

Chihuahua, que iniciaría sus labores el 24 de julio, incorporando a todos los estudiantes de la Escuela Superior de

Agricultura “Hermanos Escobar”. Para los estudiantes juarenses la lucha era gremial, pero para sus camaradas solidarios

era una lucha eminentemente política.


Marcha por la Ruta de la Libertad

Como consecuencia del trato dado a la huelga de 1966 de la Universidad Nicolaíta, la represión a parte del liderazgo de

la fallida Unión Nacional de Estudiantes Revolucionarios en 1967 y otros golpes al movimiento estudiantil, aumentaron

considerablemente los presos políticos universitarios y normalistas, por lo que el 4 de febrero de 1968 comenzó en

Dolores Hidalgo, Guanajuato, la Marcha por la Ruta de la Libertad, organizada y dirigida por la Central Nacional de

Estudiantes Democráticos, que solicitaba la excarcelación de Rafael Aguilar Talamantes, Efrén Capiz Villegas, Sebastián

Dimas Quiroz y otros presos políticos estudiantiles. El día 5 avanzó desde Salamanca hasta valle de Santiago. Ante el

constante crecimiento del contingente estudiantil, el 6 el Ejército disolvió la marcha.

Para alcanzar su libertad, el 29 de marzo de 1968 Demetrio Vallejo inició una huelga de hambre. En Lecumberri fue

secundado por Gilberto Balam, Fabio Barbosa, Gerardo Peláez Ramos, Enrique Condés Lara, Mario Rechy, Justino Juárez

Martínez y Luis Enrique Gerardo del Toro y Nájera. El 2 de abril se puso en huelga de hambre Pablo Gómez, de la Escuela

Nacional de Economía; posteriormente, ayunaron asimismo Romeo González, presidente de la Sociedad de Alumnos de

la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales; Luis González de Alba, presidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad

de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, y otros dirigentes y activistas estudiantiles en

solidaridad con Demetrio Vallejo.

El movimiento estudiantil popular

En 1968 sacudió a la sociedad mexicana el movimiento estudiantil-popular que enarboló como pliego petitorio los

siguientes puntos: libertad de los presos políticos; destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, así

como también del teniente coronel Armando Frías; extinción del Cuerpo de Granaderos, instrumento directo en la

represión y no creación de cuerpos semejantes; derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal

(delito de disolución social); indemnización a las familias de los muertos y a los heridos que fueron víctimas de la

agresión desde el viernes 26 de julio en adelante, y deslindamiento de responsabilidades de los actos de represión y

vandalismo por parte de las autoridades a través de policía, granaderos y Ejército.

Como puede observarse, el pliego petitorio del Consejo Nacional de Huelga no incluía una sola demanda escolar, sino

única y exclusivamente reivindicaciones políticas. El “gremialismo” no existía en parte alguna. Era, sin discusión, un

movimiento por la democracia, y, en el fondo, contra la vieja dominación del Partido Revolucionario Institucional.

Masacre del Jueves de Corpus

En apoyo a la Ley Orgánica propuesta por los estudiantes en Nuevo León, democratización de la enseñanza, contra la

reforma educativa burguesa que pretendía imponer Luis Echeverría Álvarez, democracia sindical y libertad a los presos

políticos, e l 10 de junio de 1971 se desenvolvió una manifestación estudiantil, organizada por el Comité Coordinador de

Comités de Lucha UNAM, IPN, Normales, UIA. Se produjo la matanza del Jueves de Corpus en San Cosme, con la

intervención del grupo paramilitar de los halcones. Cayeron decenas de estudiantes y fueron golpeados periodistas y

transeúntes. Entre los muertos cabe mencionar a Josué Moreno R., militante anarquista, y Francisco Treviño Tavares,

miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria Estudiantil.

Recién implantado el neoliberalismo en México, las luchas populares, pese a la existencia de estados de ánimo

depresivos, se expresaron en múltiples formas. El primer paro cívico nacional, verificado el 18 de octubre de 1983,

movilizó a importantes contingentes de campesinos, estudiantes, empleados, profesores y colonos en 27 estados y el

Distrito Federal.


El segundo paro cívico nacional, efectuado el 5 de junio de 1984, se concretó en 27 entidades federativas, que incluyó

paros de labores, asambleas sindicales, plantones, manifestaciones, mítines y tomas de oficinas gubernamentales. Fue

una jornada de lucha en contra de la política de austeridad y de represión del régimen y por mejores condiciones de vida

para los trabajadores.

Contra la deuda externa

Del 15 al 18 de julio de 1985 desarrolló sus trabajos la Conferencia Sindical de los Trabajadores de América Latina y el

Caribe sobre la Deuda Externa, en La Habana, Cuba. Por México asistieron la Confederación Revolucionaria de Obreros y

Campesinos, el SNTE, el SME, el Sindicato de Trabajadores del ISSSTE, la Unión Nacional de Cañeros, el Sindicato Único

Nacional de Trabajadores Universitarios y otras agrupaciones. Esta reunión permitió unir fuerzas e impulsar grandes

acciones de masas en México y la Patria Grande.

Por la moratoria al pago de la deuda externa diversas organizaciones sindicales, campesinas y populares celebraron, el

23 de octubre de 1985, una gran manifestación en la capital federal, siendo la mayor de todas las realizadas en el

continente. Además, se llevaron a cabo manifestaciones y mítines en varias ciudades mexicanas más.

La Conferencia Sindical Latinoamericana y Caribeña sobre Deuda Externa, se celebró del 18 al 21 de mayo de 1987 en

Campinas, estado de Sao Paulo, Brasil, con la asistencia de representantes de 56 centrales obreras de 25 países. Por

México, participaron el Congreso del Trabajo y la Mesa de Concertación Sindical.

Para hacer frente y derrotar la reforma de los artículos 27 y 28 constitucionales propuesta por Ernesto Zedillo, el 22 de

febrero de 1999 se constituyó en el auditorio Francisco Breña Alvírez del SME el Frente Nacional de Resistencia Contra la

Privatización de la Industria Eléctrica, con la participación de sindicatos, federaciones y centrales, organizaciones

campesinas, partidos políticos y otras organizaciones y personalidades, convocados por el Sindicato Mexicano de

Electricistas. Este frente impulsó y realizó grandes manifestaciones y mítines. La iniciativa presidencial fue derrotada.

2. Solidaridad internacional

Como es del dominio público, los comunistas y trotskistas mexicanos participaron desde la década de los años 20 del

siglo XX en congresos y conferencias con sus camaradas de otros países. En el período abordado, el PCM participó en

varias conferencias de los partidos comunistas de México, Centroamérica y Panamá, de América Latina y del mundo,

como la de 1969. A propósito, aquí cabe una digresión: el PCM, que fue aceptado como Sección Mexicana de la

Internacional Comunista desde 1920, siempre fue parte integrante del movimiento comunista internacional, por lo cual

no tenía por qué romper con el PC de la Unión Soviética, el principal partido comunista del mundo y apoyo número 1 de

las revoluciones triunfantes en Asia, América Latina y África. En sus filas, sólo irresponsables podían plantear la

perspectiva de romper con el partido soviético.

Con Cuba

Con el triunfo de la Revolución cubana en 1959, el proceso revolucionario de América Latina y el Caribe recibió un

poderoso impulso. En respuesta, el imperialismo norteamericano concretó y continúa concretando una política de

agresiones y provocaciones contra la patria de Martí. Como en otros países hermanos, en México se expresó y se

expresa una importante solidaridad, que va desde el envío de médicos e ingenieros en la década de los años 60 del siglo

pasado a la isla asediada por los bárbaros del Norte hasta la inscripción de miles de mexicanos para trasladarse como

combatientes a Cuba, de requerirlo el gobierno revolucionario, pasando por mítines, manifestaciones y conferencias de

solidaridad en la capital federal, Guadalajara, Culiacán, Chilpancingo, Puebla y decenas de ciudades más.


Con Vietnam

Bajo la dirección de los comunistas, la Revolución vietnamita expulsó a los colonialistas franceses, enfrentó y derrotó a

los agresores yanquis y sus cipayos de Nueva Zelanda y otros países. Dirigida por los comunistas y otras fuerzas de

izquierda, la solidaridad con Vietnam se desenvolvió en Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, México y todo el

mundo. Era tal la importancia de la movilización por Vietnam en nuestra patria que el 20 de marzo de 1967 Ho Chi Minh,

el gran líder vietnamita, envió un saludo al Comité Mexicano de Solidaridad con Vietnam, organismo en el que militaban

Arnoldo Martínez Verdugo, Pablo Sandoval Cruz, Alonso Aguilar, Adolfo Mejía y otros destacados dirigentes políticos y

sociales, artistas e intelectuales.

Estados Unidos invadió, en abril de 1965, con 40 mil marines la República Dominicana. En la Ciudad de México se realizó,

el 12 de mayo de ese año, una gigantesca manifestación contra tamaña afrenta a América Latina.

En la solidaridad de la izquierda mexicana con la Revolución guatemalteca estuvo presente la caída de militantes

nuestros. El 8 de diciembre de 1965 fueron detenidos y luego asesinados en Guatemala David Aguilar Mora y su esposa

Eunice Campirán, miembros del Partido Obrero Revolucionario (trotskista), Sección Mexicana de la IV Internacional

posadista, que colaboraban con el Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre, que jefaturaba Marco Antonio Yon

Sosa. E l 5 de enero de 1975 fue a sesinado Hilario Moreno Aguirre, militante comunista, víctima de las bárbaras torturas

que le aplicaron los discípulos de la CIA en los separos de la Dirección General de Policía y Tránsito, pues se negó a

proporcionar información acerca de la labor solidaria del PCM con el Partido Guatemalteco del Trabajo.

Con motivo de la celebración, en enero de 1966, de la Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia

y América Latina, en La Habana, Cuba, el PCM, el Partido Popular Socialista, la CCI, el Consejo Nacional Ferrocarrilero, la

Unión Nacional de Mujeres Mexicanas, la Juventud Comunista y la Juventud Popular Socialista celebraron un mitin de

apoyo a los acuerdos de la Tricontinental.

La Primera Conferencia de Solidaridad Latinoamericana desarrolló sus actividades del 31 de julio al 10 de agosto de

1967, en La Habana, Cuba. Por la izquierda mexicana asistieron representantes del PCM, el Movimiento de Liberación

Nacional y la Organización Nacional de Acción Revolucionaria. De esa asamblea, surgió la Organización Latinoamericana

de Solidaridad.

Contra Pinochet y sus amos gringos

El 11 de septiembre de 1973 se materializó uno de los más graves retrocesos del proceso revolucionario en América

Latina: el imperialismo norteamericano y la burguesía chilena organizaron y efectuaron un golpe de estado contra el

gobierno de Salvador Allende, por conducto de la cúpula del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y los Carabineros. En

México se desenvolvió una solidaridad de masas que incluía al gobierno de Luis Echeverría, los partidos políticos,

sindicatos, federaciones y centrales, organizaciones campesinas, estudiantiles y populares. Nuestro país se convirtió en

tierra de refugio de los expatriados chilenos, con la rabiosa oposición del imperialismo norteamericano y el Grupo

Monterrey, la gran burguesía, el Partido Acción Nacional y otras organizaciones de la derecha y la ultraderecha.

La importancia de la lucha agraria en México forma parte de la historia nacional. En el lapso abordado sobresalieron la

CCI y la Coordinadora Nacional Plan de Ayala. Para impedir el desarrollo de la CCI el gobierno organizó la represión

contra Ramón Danzós Palomino y otros líderes. En octubre de 1973, el VIII Congreso Mundial de la FSM reunido en

Varna, República Popular de Bulgaria, exigió la libertad del líder agrario sonorense.

La huelga del STUNAM de junio-julio de 1977 y la consolidación de la Federación de Sindicatos de Trabajadores

Universitarios, permitieron que el 20 de julio de ese año la Federación Internacional Sindical de la Enseñanza informara a


Nicolás Olivos Cuéllar que la XI Conferencia Estatutaria, celebrada en Moscú, aprobó unánimemente, la ratificación de su

afiliación a la FISE.

Las fuerzas de izquierda, tanto políticas como sociales, siempre han exigido, exigen y seguirán exigiendo al gobierno

mexicano la defensa permanente de nuestros trabajadores migratorios en Estados Unidos, en especial de sus derechos

laborales. Los monopolios y gobiernos gringos llaman “ilegales” a los trabajadores indocumentados y de acuerdo con esa

definición los tratan, llegando al extremo de encarcelarlos, torturarlos y expulsarlos sin entrar en contacto con las

representaciones consulares mexicanas.

Del 30 de noviembre al 2 de diciembre de 1979 desahogó su agenda la Segunda Conferencia Internacional de

Solidaridad con Puerto Rico, en México, en la cual participaron 700 delegados de 72 países. Por el PCM estuvieron

presentes Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa y Marcos Leonel Posadas.

Militancia internacional

Organizaciones juveniles y estudiantiles de México militaron activamente en la Federación Mundial de la Juventud

Democrática, la Unión Internacional de Estudiantes y la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes. Otros

organismos mexicanos formaron filas en el Consejo Mundial de la Paz, la FSM y la Federación Democrática Internacional

de Mujeres. En la actualidad, continúa la militancia de organismos mexicanos en la FMJD, la Federación Sindical

Mundial, la FDIM y demás agrupaciones unitarias democráticas de carácter internacional.

La izquierda política y social de México movilizó contingentes de masas contra las intervenciones imperialistas de

Estados Unidos en Panamá, Granada, Nicaragua, Irak, Afganistán y otros países. Militantes revolucionarios mexicanos

participaron como combatientes activos de la Revolución sandinista, la Revolución salvadoreña y otras revoluciones

latinoamericanas. En nuestro país se constituyeron comités solidarios con Palestina, Afganistán, Irak, Irán, Colombia,

Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Euskal Herria, Venezuela, Bolivia, Ecuador y muchos otros pueblos, naciones y

Estados en lucha por la autodeterminación nacional, contra el imperialismo y por el socialismo.

Sobra decir que todas estas expresiones de lucha antimperialista e internacionalista no fueron ni son en ningún sentido

gremiales y mucho menos gremialistas. Son luchas democráticas y revolucionarias de carácter político.

3. Organizaciones generales

De entrada hay que establecer: los sindicatos nacionales de industria, las coordinadoras, federaciones y centrales

sindicales, las ligas campesinas nacionales, y las organizaciones generales de indígenas, estudiantes y colonos, por no

hablar de los partidos políticos y los grupos guerrilleros, se organizan para emprender luchas que rebasan los marcos de

una fábrica, una mina, una escuela, un ejido, una comunidad indígena u otra expresión circunscrita a núcleos limitados

de obreros, empleados, técnicos, profesionistas asalariados, campesinos, indígenas, estudiantes y pobladores; inciden

en la relación Estado-sociedad y en la relación gobierno-organizaciones sociales, es decir, se crean para tareas,

reivindicaciones y objetivos generales, o sea: de carácter político y no gremial y mucho menos gremialista.

La CCI

Para 1963 la incapacidad de la Confederación Nacional Campesina para encabezar las demandas de los pobres del

campo y el inicio de la crisis del Partido Revolucionario Institucional, facilitaron que las fuerzas de izquierda, desde el

cardenismo hasta el PCM, pasaran a constituir la Central Campesina Independiente durante el Congreso celebrado del 6

al 8 de enero de ese año, con fuerte presencia de los comunistas.


Por impulso de la Asociación Cívica Guerrerense, l os días 20 y 21 de marzo de 1963 se fundó la Liga Agraria

Revolucionaria del Sur Emiliano Zapata, en El Ticuí, Guerrero, que se autodefinió como “aliada natural del movimiento

obrero revolucionario”.

La Primera Conferencia Nacional de Estudiantes Democráticos se verificó, del 15 al 17 de mayo de 1963, en Morelia,

Michoacán, con la asistencia de 250 delegados que representaban, en conjunto, a cerca de 100 mil estudiantes

mexicanos. Dio inicio el movimiento estudiantil combativo, al margen del control oficialista de la Confederación de

Jóvenes Mexicanos.

En octubre de 1964 nació la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas, continuadora en las nuevas condiciones del Frente

Único Pro Derechos de la Mujer, fundado en 1935 y que incluyó en sus filas a Concha Michel, Cuca García, Benita

Galeana y otras destacadas lideresas comunistas.

La CNED

El Congreso Constituyente de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos tuvo verificativo en abril de 1966, en

plena huelga del Consejo Estudiantil Universitario de la UNAM. Asistieron 800 delegados en representación de 160 mil

estudiantes de 28 entidades federativas.

E n abril de 1972 surgió la Unidad Obrera Independiente, con los sindicatos de Euzkadi, Acros y Dina, bajo la jefatura de

Juan Ortega Arenas.

Con el objeto de rodear de solidaridad a la próxima huelga de la Tendencia Democrática del SUTERM, del 14 al 16 de

mayo de 1976 desahogó su temario la Conferencia Nacional de la Insurgencia Obrera, Campesina y Popular, que puso en

pie el Frente Nacional de Acción Popular.

A fines de la década de los años 70 y principios de la década de los años 80 del siglo XX, se celebraron en el estado de

Guerrero los Congresos de los Pueblos de la Montaña. Othón Salazar jugó un papel decisivo. Se formó el Consejo de

Pueblos de la Montaña. Se realizaron, asimismo, los Encuentros de los Pueblos de Tierra Caliente, en Tlapehuala,

Guerrero, convocados por el Partido Vanguardia Guerrerense.

El SUNTU

Más de 30 sindicatos administrativos, académicos y de institución fundaron, el 12 de octubre de 1979, el Sindicato Único

Nacional de Trabajadores Universitarios, con Nicolás Olivos Cuéllar como secretario general. Este proyecto no fructificó

por la violación del Estado mexicano de los acuerdos internacionales suscritos en materia de libertad sindical y en

especial del Convenio 87 de la OIT.

La CNTE

En diciembre de 1979, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, fue fundada la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la

Educación y Organizaciones Democráticas del SNTE, teniendo como integrantes a los organismos emergentes,

representaciones estatutarias y corrientes político-sindicales.

A lo largo de este medio siglo se produjeron muchos intentos de unir a diversas organizaciones en frentes,

coordinadoras y otros ensayos unitarios. El 1º de Mayo de 1983 se firmó el Pacto de Unidad Sindical y Solidaridad, con la

participación de los sindicatos de Traimobile, Cervecería Moctezuma, Moore Business, Industria Papelera Nacional,

Industria Nuclear, Universidad Nacional Autónoma de México, Aeronaves de México, Editorial Uno, Impulsora Mexicana

de Telecomunicaciones y otros.


En 1984 se creó el Consejo General de las Mixtecas, en Tehuitzingo, Puebla, con más de 500 representantes de estas

regiones en Puebla, Guerrero y Oaxaca. Presidieron Othón Salazar, Rolando Cordera, Jesús Sosa Castro, Jorge Chávez

Palma y José Reynel Silverio Alvarado, entre otros dirigentes nacionales, estatales y regionales. Se lanzó un Manifiesto a

la nación.

La Mesa de Concertación Sindical

En el auditorio del SME, quedó constituida el 18 de enero de 1986 la Mesa de Concertación Sindical, que aglutinó al

SUNTU, la Confederación Obrera Revolucionaria, algunas secciones minero-metalúrgicas y decenas de sindicatos,

federaciones, centrales y secciones sindicales, confederaciones campesinas, organizaciones del movimiento urbanopopular,

de desempleados y el Movimiento Unificador Nacional de Jubilados.

En 1995 el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el SME y la Confederación Obrera Revolucionaria

convocaron al Foro El Sindicalismo frente a la Crisis y ante la Nación. Asistieron la Alianza de Tranviarios de México,

Asociación Sindical de Pilotos Aviadores, Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, Confederación Revolucionaria

de Obreros y Campesinos, Frente Auténtico del Trabajo, Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad

Autónoma Metropolitana, Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, Sindicato de Telefonistas de la

República Mexicana, Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear, Sindicato Unitario de Trabajadores de la

Universidad Autónoma de Puebla y STUNAM, entre otras organizaciones. Nació, pues, El Sindicalismo ante la Nación.

Sin la participación del SNTE, la COR y el SME, el 28 de noviembre de 1997 desarrolló sus trabajos el Congreso

Constitutivo de la Unión Nacional de Trabajadores.

Todos estos proyectos unitarios rebasaban, y mucho, los estrechos marcos del gremialismo y tendían a potenciar las

fuerzas unificadas de los trabajadores.

4. Partidos políticos

Después de que el Partido Popular se transformó en PP Socialista, se fusionaron, el 1 de junio de 1963, el PPS y el

Partido Obrero-Campesino Mexicano. Antes, en 1960, la fracción campista del POCM se integró al PCM.

Del 5 al 8 de septiembre de 1974 se constituyó el Partido Mexicano de los Trabajadores, bajo la dirección de Heberto

Castillo y Demetrio Vallejo.

La formación del Partido Revolucionario de los Trabajadores, el 18 de septiembre de 1976, se dio sobre la base de la

fusión de la Liga Comunista Internacionalista y la Liga Socialista, bajo la conducción de Manuel Aguilar Mora. Por primera

vez en la historia de México existió un partido trotskista, porque los grupos anteriores llamados Oposición de Izquierda,

Liga Comunista Internacionalista, Partido Obrero Internacionalista, Partido Obrero Revolucionario (trotskista), Liga

Obrera Marxista y otros eran círculos que ni de lejos eran partidos políticos. La irrupción del neocardenismo en 1987-

1988 y la insurrección zapatista de 1994 echarían por tierra este experimento partidario y el trotskismo volvería a ser un

movimiento de pequeños círculos.

El 4 de mayo de 1978 se publicaron en el Diario Oficial de la Federación los registros del PCM y el Partido Socialista de

los Trabajadores.

El PSUM

La Asamblea Nacional de Unificación del PCM, Partido del Pueblo Mexicano, Partido Socialista Revolucionario,

Movimiento de Acción y Unidad Socialista y Movimiento de Acción Popular, se realizó los días 5 y 6 de noviembre de

1981, surgiendo de ella el Partido Socialista Unificado de México.


Con la participación de la Unión de Colonias Populares, Unión por la Organización del Movimiento Estudiantil, Frente

Pueblo Unido de Baja California y organizaciones de Michoacán, Jalisco, Nuevo León, Hidalgo, Veracruz, Sinaloa y

Morelos, nació el 14 de noviembre de 1981 el Movimiento Revolucionario del Pueblo.

En 1985 fue organizada la Unión Nacional de la Izquierda Revolucionaria, en la cual confluyeron la Asociación Cívica

Nacional Revolucionaria, Movimiento Revolucionario del Pueblo, Movimiento de Lucha Popular, Movimiento de

Izquierda Revolucionaria, Organización Revolucionaria del Pueblo, Socialismo Obrero, Unión de Lucha Revolucionaria,

Frente Magisterial Independiente Nacional y Organización Revolucionaria Punto Crítico. Algunas organizaciones

asistieron como observadoras y otras más manifestaron su intención de incorporarse a la creación de la UNIR.

El Congreso Constituyente del Partido de la Revolución Socialista se efectuó los días 14 y 15 de diciembre de 1985, bajo

el liderazgo de Alejandro Gascón Mercado. Este partido fue producto de una escisión del PSUM.

El 18 de febrero de 1987 se anunció la formación del Partido de la Unidad Obrera-Popular Independiente, con Juan

Ortega Arenas como líder. En un entorno distinto, era la reproducción de las experiencias del Partido de la Liberación

Nacional, el Frente Obrero (luego Comunista de México) y el Partido Mexicano de los Trabajadores (en formación), que

no hay que confundir con el PMT de Heberto Castillo y Demetrio Vallejo.

El PMS

El Partido Mexicano Socialista surgió el 29 de marzo de 1987, de la fusión del Partido Socialista Unificado de México,

PMT, Partido Patriótico Revolucionario, Movimiento Revolucionario del Pueblo y Unidad Izquierda Comunista. No

obstante quedar fuera del proyecto el Partido Popular Socialista, el Partido Socialista de los Trabajadores, el Partido

Revolucionario de los Trabajadores y organizaciones no registradas, era el proyecto unitario más ambicioso del

socialismo mexicano.

El PRD

La Asamblea nacional constitutiva del Partido de la Revolución Democrática desarrolló sus trabajos del 5 al 7 de mayo de

1989, cuando se fusionaron la Corriente Democrática, PMS, Movimiento al Socialismo, Partido Liberal Mexicano,

Organización Revolucionaria Punto Crítico, Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, Asamblea de Barrios y otros

organismos.

El Partido del Trabajo fue fundado el 8 de diciembre de 1990, por la confluencia de los Comités de Defensa Popular de

Chihuahua y Durango, Frente Popular de Lucha de Zacatecas, Frente Popular "Tierra y Libertad" de Monterrey, y

militantes provenientes de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas, la Coordinadora Nacional Plan de Ayala y el

movimiento magisterial independiente.

La formación de partidos y círculos políticos no tiene nada que ver con el gremialismo, ni siquiera en el caso de las

organizaciones creadas por Juan Ortega Arenas. Así que acusarlos de gremialistas sería improcedente.

5. Procesos electorales

En nuestra patria existió el régimen de la familia revolucionaria, con un exitoso instrumento gubernamental: el Partido

Nacional Revolucionario fundado en 1929, transformado en 1938 en el Partido de la Revolución Mexicana y convertido

en 1946 en el Partido Revolucionario Institucional. Este régimen gozaba de un enorme consenso social basado en la

conquista de un Estado verdaderamente laico, el nacionalismo defensivo frente al expansionismo e intervencionismo

norteamericanos, las reformas avanzadas de la gestión cardenista, el importante crecimiento económico entre 1940 y

1980 y la estabilidad política nacional, que no niegan sino confirman las campañas electorales de José Vasconcelos en

1929, Juan Andrew Almazán en 1940 y Miguel Henríquez Guzmán en 1952; los levantamientos jaramillistas; las caídas de


gobernadores en Guerrero, Puebla, Durango, Nuevo León, Sonora, Oaxaca y otros estados; los paros y huelgas de

ferrocarrileros y maestros en 1958-1960; las guerrillas de Arturo Gámiz, Lucio Cabañas y Genaro Vázquez; el movimiento

estudiantil-popular de 1968, y la insurgencia sindical entre 1972 y 1983.

El régimen de la Revolución hecha gobierno no sólo concitó el consenso social nacional, sino creó un fenómeno único: el

priismo de gran parte de la izquierda latinoamericana. Así, los movimientos revolucionarios de Centroamérica, los

partidos socialistas, nacionalistas y algunos comunistas y trotskistas del subcontinente avalaban el “antimperialismo” de

los gobiernos del PRI. El POR trotskista salió con mantas y pancartas a apoyar la candidatura de José López Portillo en

1976, luego de ser “disciplinado” por el demencial líder J. Posadas.

A mediados de 1963 se realizó la Asamblea Nacional Constituyente y de Registro del Frente Electoral del Pueblo, que

solicitó ser registrado como partido político, pero le fue negado. En noviembre de 1963 se llevó a efecto la Asamblea

Nacional Extraordinaria de este partido electoral, que eligió como su candidato presidencial a Ramón Danzós Palomino.

El FEP desarrolló una importante campaña comicial en Baja California, Veracruz, Tamaulipas, DF, Nuevo León, Yucatán y

otras entidades federativas. El mitin de cierre de campaña de este partido electoral se celebró en la plaza de Santo

Domingo el 18 de junio de 1964.

La campaña de Campa (1975-76)

Dadas sus contradicciones internas, el PAN fue incapaz de lanzar, en 1975-1976, un candidato propio a la Presidencia de

la República, y los partidos paraestatales jugaron como simples comparsas del PRI. En esas condiciones, el PCM lanzó la

candidatura de Valentín Campa a la Presidencia de la República, siendo apoyado por el M ovimiento de Organización

Socialista y la Liga Socialista (círculo trotskista).

El mitin de ci erre de campaña de Valentín Campa se llevó a efecto, el 27 de junio, en la arena México. Participaron más

de 20 mil personas. Presidieron Campa, Arnoldo Martínez Verdugo, Roberto Jaramillo, Ricardo Hernández y otros.

Luego de obtener su registro en mayo de 1978, el PCM participó en las elecciones del 1 de julio de 1979 para renovar la

Cámara de Diputados, en las cuales obtuvo 705 mil votos y el 5.4 por ciento de la votación, por lo que le

correspondieron 18 diputados de representación proporcional, entre quienes quedaron Arnoldo Martínez Verdugo,

Alejandro Gascón Mercado, Carlos Sánchez Cárdenas, Roberto Jaramillo, Valentín Campa, Othón Salazar y Ramón

Danzós Palomino.

El neocardenismo

En 1987 estalló la crisis del PRI, apareció la Corriente Democrática y se desenvolvió la extraordinaria campaña electoral

de Cuauhtémoc Cárdenas. El 14 de octubre de ese año, el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana registró como su

candidato a la Presidencia de la República al hijo del general Lázaro Cárdenas.

La campaña electoral creció como nunca en la historia, pero el socialismo mexicano entró en una profunda crisis

histórica. El Partido Revolucionario de los Trabajadores y e l Partido Mexicano Socialista ratificaron las candidaturas de

Rosario Ibarra y de Heberto Castillo a la Presidencia de la República, con lo que sellaron su retroceso político y el

repunte de los partidos paraestales.

Dirigentes del PMS como Eduardo Montes, Pablo Sandoval Ramírez, Francisco Javier Pizarro y Marcos Leonel Posadas

desde octubre de 1987 propusieron buscar la constitución de un amplio frente político con la Corriente Democrática


encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, cuya irrupción había modificado la situación política. Se votaron dos proyectos

en el Primer Congreso del PMS: el que buscaba la candidatura única obtuvo 28 por ciento de los votos.

El Frente Democrático Nacional

El 12 de enero de 1988 surgió el Frente Democrático Nacional, en Jalapa, Veracruz, sobre la base del PARM, el PPS, el

Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional y otras organizaciones.

De inmediato quedó en claro que la campaña del FDN era una extraordinaria campaña electoral. En la Comarca

Lagunera, en febrero, las masas de ejidatarios salieron a las orillas de las carreteras para ver a Cuauhtémoc Cárdenas,

quien fue obligado a bajar de su coche durante 14 ocasiones ante la demanda de los campesinos de saludarlo en forma

directa. La campaña de masas del neocardenismo, fue muy superior a las movilizaciones de Vasconcelos, de Almazán y

de Henríquez. El día 14, en Torreón, Coahuila, se concentraron alrededor de 40 mil personas. Situación parecida se

escenificó en el Zócalo de la capital federal el 18 de marzo, en la Ciudad Universitaria de la UNAM el 26 de mayo y en

otras fechas en la Costa Chica y la Montaña de Guerrero.

El régimen del PRI consumó un gigantesco fraude electoral.

En Tabasco hubo elecciones para gobernador, 17 ayuntamientos y 17 diputados locales el 9 de noviembre. El Frente

Democrático Nacional (PFCRN, PPS y PMS) lanzaron como candidato a gobernador a Andrés Manuel López Obrador,

quien obtuvo 54,890 votos y 20.9 por ciento de la votación.

Avances electorales

En Guerrero, Michoacán, Morelos, Zacatecas, Baja California Sur, Tlaxcala, Tabasco, Estado de México, Distrito Federal y

Oaxaca el PRD desarrolló importantes campañas electorales, obteniendo triunfos en la mayoría de esas entidades en

diversas fechas. El partido del sol azteca en 1997 ganó la Ciudad de México con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato a

jefe de Gobierno, que aún mantiene en 2013 con Gabriel Mancera, quien no es militante perredista.

En 2006, la candidatura de Andrés Manuel López Obrador lanzada por el PRD, el PT y Convergencia Ciudadana ganó las

elecciones presidenciales, pero el ultraderechista PAN impuso un enorme fraude electoral.

Por lo evidente, quizá esté de más afirmar que la participación electoral de la izquierda política en México está muy lejos

del gremialismo estrecho. Es, sin duda, una lucha eminentemente política.

6. Guerrillas

E l 23 de septiembre de septiembre de 1965, combatientes del Grupo Popular Guerrillero asaltaron el cuartel de Ciudad

Madera, Chihuahua. Encabezaban el comando revolucionario Arturo Gámiz y el doctor Pablo Gómez. Cayeron varios

guerrilleros y soldados. Con esta acción nació el movimiento guerrillero rural contemporáneo, distinto a las guerrillas

zapatistas, villistas, de Amadeo Vidales, antigolpistas de 1923, 1927 y 1929, contra los cristeros y jaramillistas. Apareció

como fenómeno social lo que muchos llaman el movimiento armado socialista.

Víctor Rico Galán, Gilberto Balam y decenas de personas más fueron detenidas el 12 de agosto de 1966. El 19 fueron

consignados por los delitos de invitación a la rebelión, conspiración y otros. El 1 de noviembre se dieron a conocer las

concepciones del Movimiento Revolucionario del Pueblo, que publicó un documento en La Prensa, suscrito por Víctor

Rico Galán y otros compañeros presos, donde sostenía que las condiciones revolucionarias en México estaban dadas.

El Grupo Popular Guerrillero Arturo Gámiz quemó, el 19 de julio de 1968, el aserradero El Salto de Villegas, en

Chihuahua.


En 1971 y 1972 fueron asaltados algunos bancos en Empalme, Sonora; Monterrey, Nuevo León, y Chihuahua,

Chihuahua, en los que cayeron Leroy Díaz Sánchez y J. Luis Beltrán Vega, Adelina Gallegos y Óscar Montes López. Ramiro

Díaz Ávalos “se suicidó” en su celda. A Mario Olguín le aplicaron la “ley fuga”. Diego Lucero, según un comunicado

oficial, cayó “en un enfrentamiento”.

La Liga Comunista 23 de Septiembre se constituyó el 15 de marzo de 1973, con la fusión del Frente Estudiantil

Revolucionario, Los Procesos, Movimiento Estudiantil Profesional (cristiano), Los Enfermos de Sinaloa, Los Lacandones,

Los Guajiros de Baja California, parte del Movimiento de Acción Revolucionaria y otros grupos.

El 16 de enero de 1974 se produjo un intento de insurrección de la LC23 en los campos de Culiacán, Sinaloa, llamado el

asalto al cielo , que reprimió el Ejército.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional quedó constituido el 17 de noviembre de 1983, por cinco hombres y una

mujer, en la Selva Lacandona.

La insurrección zapatista

El 1 de enero de 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Estados Unidos, Canadá y

México, que fue enfrentado con un levantamiento indígena en el estado de Chiapas, encabezado por el Ejército

Zapatista de Liberación Nacional. San Cristóbal de las Casas, Altamirano, Las Margaritas y Ocosingo, fueron tomadas por

los rebeldes. Ésta es la primera insurrección popular del siglo XXI en el mundo.

El 1º de Mayo de 1996 nació el Ejército Popular Revolucionario sobre la base de la fusión de 14 organizaciones armadas,

entre las cuales sobresalían el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP) y el Partido de los

Pobres (PDLP).

El 8 de enero de 1998 se escindió el Ejército Popular Revolucionario y surgió en Guerrero el Ejército Revolucionario del

Pueblo Insurgente.

En síntesis, en México se desarrollan luchas económicas, gremiales y sectoriales que incluyen a grupos de trabajadores

asalariados, campesinos e indígenas, estudiantes, intelectuales, artistas, desempleados y colonos, que, en ciertas

condiciones y bajo la conducción de círculos atrasados, pueden incurrir en posiciones gremialistas y “economicistas”,

que no definen al conjunto de luchas por aumento de salarios, mejoramiento de la seguridad social, disminución de las

jornadas de trabajo y precios de garantía a los productos agrícolas, subsidio a la producción de granos, construcción de

bodegas y otras demandas inmediatas pero muy importantes para la organización y movilización de las clases oprimidas

y explotadas. Paralelamente, están en curso importantes luchas generales, que abarcan a masas de obreros, empleados,

campesinos y otros núcleos populares, que van desde los procesos electorales, la defensa del ambiente, la organización

defensiva y el mantenimiento de las conquistas laborales y sociales hasta la pelea por derrotar el programa neoliberal, el

entreguismo pro gringo y la corrupción de priistas y panistas, que abran la perspectiva de echar abajo el capitalismo y

construir la sociedad socialista.

9. Programa Político para Michoacán

Sección XVIII del SNTE

1. Recuperar la propiedad estatal sobre el sector industrial y diseñar una red de ramas productivas nucleadas por la

industria del hierro y el acero. Para frenar el saqueo, establecer un plan de explotación racional de las materias primas y

asegurar que los beneficios de la misma impacten a la economía estatal.


2. Romper con la lógica exógena, intereses y reglas de las gigantescas corporaciones transnacionales e iniciar un

proceso de reorientación endógena y solidaria teniendo al gobierno como promotor y garante del desarrollo de las

medianas, pequeñas y microindustrias michoacanas.

3. Diseñar y poner en marcha una economía endógena que restituya con una nueva racionalidad las redes de

producción, distribución y consumo, y nos encamine a la soberanía alimentaria y económica.

4. Fortalecer las redes endógenas de producción, distribución y consumo, constituidas en principio por las

medianas, pequeñas y microempresas, las cuales deben ser estimuladas a adoptar un perfil solidario de empresa social;

así mismo a la formación de nuevos grupos de producción con las formas cooperativas y asociativas, todas ellas

orientadas a satisfacer las necesidades básicas de los michoacanos, a generar empleo formal, digno y bien remunerado y

a aportar al desarrollo nacional.

5. El gobierno debe ser garante de los derechos laborales constitucionales, de tal suerte que debe asegurarse a

todos los trabajadores ocupados, ingresos dignos, contrato colectivo, prestaciones, sindicalización democrática y

seguridad social.

6. Emprender un Programa Integral de Recuperación Ecológica.

7. Recobrar la importancia estratégica del sistema alimentario instituyendo un programa hacia la autosuficiencia y

soberanía en la producción de alimentos que incluya: el rescate de nuestro perfil agrícola-forestal; el impulso a la

investigación tecnológica y biotecnológica; políticas proteccionistas, subsidios agrícolas a la producción y al consumo;

políticas de acceso a los alimentos a toda la población, contra el hambre y la desnutrición; cuidado de las fuentes de

agua y los recursos naturales; recuperación de bosques y fertilidad de los suelos; orientación endógena y reorientación

de la producción hacia lo orgánico; un plan de apoyo a la comercialización, la transformación industrial, el abasto y la

exclusión del TLC de nuestro campo.

8. Considerar al agua como recurso estratégico y como tal programar acciones efectivas para la descontaminación

de los ríos, lagos y mantos acuíferos en general, además de revertir el proceso de privatización de este importante

recurso, para asegurar el acceso al agua potable a todos los michoacanos y su uso racional para la actividad agrícola y

pecuaria.

9. Programa de nueva economía popular, orientado por una filosofía endógena, solidaria, asociativa y

cooperativista, con una visión de consumo responsable y desarrollo social sustentable. Desarrollar programas que

prioricen:

a. la defensa del medioambiente y la conservación de los ecosistemas;

b. el despliegue de una nueva base productiva diversificada, con un uso creativo de los recursos locales y las

capacidades laborales de los michoacanos que descanse en un potente sector agropecuario sustentable, democrático,

autónomo, plenamente armonizado con su territorialidad, con visión cultural integral, constructor de identidad, mística

de compromiso social y de desarrollo humano actual y futuro en todos sus ámbitos;

c. la realización del diagnóstico pormenorizado de las condiciones territoriales, climáticas y las formas tradicionales

de producción; la elaboración del inventario de recursos naturales e infraestructura montada, el directorio de las

estructuras organizativas agrarias y ganaderas;

d. la construcción de un complejo sistema de plantas de producción de insumos orgánicos para la restitución de la

fertilidad de los suelos, la fertilización, el control de plagas; la red de bancos de semillas criollas; la tecnificación


necesaria para el mejor aprovechamiento del agua de riego; los espacios para el almacenamiento; las agroindustrias

cooperativas, las redes de transportación, intercambio y comercialización.

e. Fortalecer y reconstruir la capacidad económica y social de la población con el conocimiento y las habilidades

necesarias para las actividades productivas en el marco de una estrategia de desarrollo sustentable, con sus aspectos

ecológicos de la agricultura y la dimensión de equidad democrática, tecnológica y ética y;

f. la creación de redes de colectivos de producción con claros enlaces y necesidades a atender que combinen

formas tradicionales de producción con la investigación e innovación científico tecnológica y de redes de industrias de

transformación, respaldadas por la red de talleres mecánico industriales; la red de cooperativas de ahorro y préstamo; el

Programa de Mercado Justo y Contra la Carestía, cuya base sea la red de centrales de abasto popular y tiendas

populares y campesinas.

10. Programa integral de apoyo a los migrantes y sus familias que cubra las dimensiones económica, política, social y

cultural y como parte de esta última la educación integral escolar y extraescolar.

11.- Avanzar de la democracia representativa a la Democracia Participativa, concebida ésta como parte del ejercicio de

poder del pueblo michoacano en la recuperación de su soberanía económica, política, cultural, territorial, desde las

Asambleas Populares de cada comunidad, barrio, colonia, tenencia y municipio.

12.- Programa estatal para el rescate integral de la alimentación sana para toda la población, que fomente la cultura del

consumo responsable y que fortalezca nuestra soberanía alimentaria y económica.

13. Programa Emergente de Desarrollo Cultural desde nuestra reserva histórico-cultural, como eje transversal de todo el

programa de gobierno. Recuperación de las técnicas tradicionales de producción agropecuaria y la defensa indígena de

los bosques; de las técnicas rudimentarias de las artesanías y tecnologías autóctonas como punto de partida para un

desarrollo industrial sustentable; recuperación de la faena y el tequio para resignificar el trabajo como valor social; la

recuperación de la cultura gastronómica fundamental para abatir las pandemias motivadas por la comida chatarra;

fortalecimiento y revitalización de la lengua, la mística y las artes comunitarias. Todo esto encaminado a hacer de

Michoacán un nuevo circuito de desarrollo humano que articule soberanía social armonizada con el entorno territorialecológico,

crecimiento material responsable-sustentable, desarrollo social para la felicidad, dignidad y esperanza para la

longevidad, restitución de las facultades políticas para un nuevo protagonismo social, libre determinación y autonomía

de los pueblos y comunidades; garantía de la tenencia, uso y usufructo comunal de los recursos naturales; encuentrodiálogo

entre culturas, identidades y saberes, para refundar la cultura, la civilización, la ciencia, la tecnología y las artes.

14. Refundar democráticamente las instituciones y como parte de ellas al sistema de partidos, para abrirle cause a un

nuevo protagonismo social que restituya la soberanía popular y las facultades políticas de toda la ciudadanía.

D) Modelo Pedagógico

1. Progreso, patria y héroes. Una crítica del currículo de historia en México

Kevin Young

La ideología del progreso


Plenas mentiras u omisiones sutiles corren el riesgo de ser descubiertas y, cuando se hace ese descubrimiento, el lector

tal vez se incite a rebelar contra el escritor. Decir los hechos, sin embargo, y después enterrarlos bajo una masa de otra

información es decirle al lector con cierta calma infecciosa: sí, hubo asesinatos y matanzas, pero no son tan importantes

—deben pesar muy poco en nuestras opiniones finales; deben impactar muy poco en lo que hacemos en el mundo

(Zinn, 1995:8).2

Estas palabras del historiador estadounidense Howard Zinn también se podrían aplicar a la mayoría de los libros de texto

de primaria que publicó el gobierno mexicano durante la década de los noventa. Generalmente ofrecen una versión

lineal de la historia que le da al presente una cierta calidad natural o inevitable. De vez en cuando se mencionan los

aspectos desagradables de la historia mexicana, pero los textos tienden a evitar la violencia y la explotación,

justificándolas al citar los supuestos beneficios del catolicismo y del capitalismo occidental para México. Esta "ideología

del progreso" (Loewen, 1996: 257) promueve "la aceptación de las atrocidades como precio deplorable pero necesario

que pagar por el progreso" (Zinn, 1995:8–9).

El retrato de la conquista española es ilustrador. Urrutia, en su libro El hombre en la historia, señala que "la población

indígena padeció terribles mortandades" por parte de los españoles, pero califica ese hecho al decir que "con la larga

convivencia y mezcla de indios, españoles y africanos se formaron muchos de los rasgos básicos de la rica cultura

mexicana" (Urrutia, 1997:71). González y González, en su texto Álbum de historia hace una conclusión semejante sobre

los beneficios de la interacción en el largo plazo: "El resultado de esta mezcla fue un nuevo grupo racial conocido

genéricamente como mestizo, que no era ni español ni indígena, sino mexicano" (González y González, 2003:23). En

ambos casos, la crítica de Zinn es aplicable. Los libros de texto lamentan la violencia y la explotación pero las justifican,

dados los "beneficios" del largo plazo, o les atribuyen poco significado. De forma incidental, y quizás sorprendente, el

autor del Álbum de historia es un historiador bien conocido y respetado dentro de las ciencias sociales mexicanas, hecho

que implica preguntas importantes sobre el papel del intelectual en el sistema oficial.

Los esfuerzos de conversión de la Iglesia católica ofrecen un ejemplo similar. El Álbum describe cómo los frailes

españoles "congregaron a los indígenas en nuevas poblaciones, levantaron conventos, capillas e iglesias, construyeron

caminos, puentes y acueductos, crearon hospitales y escuelas donde se enseñaban diversos oficios" y cómo

"defendieron a los nuevos cristianos del abuso de los encomenderos y registraron las costumbres e historia de los

antiguos pueblos indígenas". El texto menciona que "para alcanzar su propósito también destruyeron imágenes y libros

indígenas, y persiguieron a aquellos que seguían practicando el culto a sus dioses". Pero "la labor evangelizadora de los

frailes fue realizada con un enorme entusiasmo; muchos murieron a causa del agotamiento y la vida austera que

llevaban. En poco más de 40 años habían transformado la mentalidad de millones de indígenas, quienes convertidos al

cristianismo crearon la mayor nación católica de su tiempo" (González y González, 2003:17). De nuevo, la violencia es

lamentable pero parece ser un precio bajo por la bendición del catolicismo.

En sus narrativas del periodo posindependencia, los textos repetidamente identifican el progreso con la

industrialización, la urbanización y el crecimiento económico. González y González (2003) se refiere al porfiriato como

"la época del orden y el progreso", dedicando dos secciones al "progreso de México" bajo Díaz (pp. 43–44). Se

mencionan algunas de las consecuencias negativas de ese "progreso" sólo en las últimas dos oraciones de la segunda

sección: los campesinos e indígenas desposeídos perdieron sus tierras a manos de los terratenientes codiciosos y las

empresas grandes (p. 44) .3 La narrativa implica que, con la Revolución de 1910, desaparecieron todo mal, codicia y

corrupción entre el liderazgo mexicano, mientras México continuaba su camino hacia arriba y adelante (véase también

Historia: sexto grado, SEP, 2005: 93–100).4

Como observa el sociólogo James Loewen (1996: 257), "la ideología del progreso también proporciona la esperanza para

el futuro" y, por lo tanto, busca impedir o evitar cualquier activismo que podría trastornar la realidad actual. De acuerdo

con este autor:


[...] si los libros de texto de historia abandonaran su devoción ciega al arquetipo del progreso, podrían invitar a que los

lectores criticaran las tecnologías [así como todas las normas dominantes de organización social, política y económica]

para determinar cuáles sí han sido progresistas. Definir el progreso se convertiría problemático en sí. Las formas

alternativas de organización social, hechas posibles o hasta necesarias por los desarrollos tecnológicos y económicos,

también podrían ser consideradas (Loewen, 1996:268).

Al presentar pasado y presente como lineales o naturales y al no mencionar la existencia del debate actual acerca del

pasado, los libros de texto desalientan entre los estudiantes el deseo por cambiar su realidad.

Todos están de acuerdo

El presidente Francisco I. Madero se sienta triunfalmente sobre su caballo blanco, sosteniendo la bandera de la nación

mexicana con su mano derecha mientras extiende la izquierda hacia la multitud de los mexicanos que lo rodean por

todos lados. La aglomeración parece incluir todo sector de la sociedad: empresarios, políticos, militares, campesinos,

indios y hasta animales. La muchedumbre está compuesta por los ricos y los pobres, los hombres y las mujeres, los

blancos y la gente de color, lo "tradicional" y lo "moderno." Diversas personas levantan carteles a favor de la "unidad

nacional", "La revolución democrática" y en apoyo a Madero. Todos los mexicanos aparentemente se han unidos en el

apoyo de la "democracia" y el padre de ellas es Madero. Todos en la pintura han olvidado sus quejas personales.

Montado majestuosamente en su caballo, guía a la multitud hacia un futuro de prosperidad y progreso.

La imagen descrita adorna la cubierta del libro de texto de sexto grado que publicó el gobierno en 1995. Aunque la

pintura se realizó en 1968, ejemplifica un tema central del discurso y la educación gubernamentales que se han

mantenido desde los primeros años revolucionarios hasta el presente (Mabire, 2009: 273–74). La imagen representa a

México como nuevamente unido, democrático y sobre el camino al progreso. Hay evidencia obvia de las diferencias de

clase, etnia y género, pero éstas ya no tienen significado ni ocasionan ningún conflicto. No hay ninguna sugerencia de la

resistencia entre los integrantes de los grupos sociales subordinados. Todos están trabajando hacia las mismas metas,

bajo la dirección de un líder heroico y benevolente.

Un mensaje semejante aparece a lo largo del texto de sexto grado y en otros. Los libros de texto consistentemente

trasmiten la noción de que la unidad nacional en el apoyo al gobierno es la contribución más importante que los

ciudadanos pueden hacer a la sociedad. El de sexto grado alaba al presidente Calles por haber ayudado a

institucionalizar el sistema de partido único al formar el Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929, lo cual

cambiaría de nombre dos veces para hacerse el Revolucionario Institucional (PRI) en 1946. Calles hizo esto para mediar

enfrentamientos entre las facciones revolucionarias que habían persistido a lo largo de la década de los 1920,

institucionalizando el reino de un solo partido "para resolver sus diferencias y fomentar la unidad de los revolucionarios"

(Historia: sexto grado, 2005: 85). El libro de cuarto grado resuena esta alabanza a Calles, repitiendo el mismo párrafo

casi exactamente (Historia: cuarto grado, SEP, 2002: 164).

Los libros de texto frecuentemente enfatizan la necesidad de mantener la unidad nacional al citar las instancias en que

tal "unidad" se ha roto ocasionando desastres. El primer ejemplo referido en casi todos los libros es la invasión

estadounidense de 1846, la cual resultó en la pérdida de aproximadamente la mitad del territorio mexicano. El Álbum de

historia atribuye la derrota a "la falta de una conciencia nacional, que a partir de entonces comenzó a forjarse

lentamente" (González y González, 2003: 35). El libro de sexto grado llega a una conclusión similar, culpando al

personaje egoísta y corrupto de Santa Anna y, más importante, "la falta de disciplina y unidad entre los mexicanos" (SEP,

2005: 40). Tanto el libro de sexto como el de cuarto grado (SEP, 2002) ven efectos positivos en el largo plazo, puesto que

la derrota "hizo que los mexicanos por primera vez sintieran la necesidad de estar unidos" (SEP, 2005: 38; SEP, 2002:

116).


La famosa Batalla de Puebla en 1862 contra la invasión francesa provee un ejemplo semejante que también se repite a

lo largo de los libros. Aunque los mexicanos no expelieran a Francia sino hasta cinco años más tarde, los textos sostienen

que, en mayo de 1862, demostraron una fuerte unidad nacional en respuesta a los invasores extranjeros (Historia: Sexto

grado, SEP, 2005: 48–49). El libro de Gómez Moreno et al., Chiapas. Historia y geografía. Tercer grado —diseñado para

un estado de población diversa e históricamente muy dividida— también se refiere a la Batalla de Puebla, aplaudiendo

cómo "la distancia y las difíciles condiciones en el traslado no impidieron que los chiapanecos integrantes del 'Batallón

Chiapas' participaran heroicamente en la defensa de la ciudad de Puebla" (Gómez Moreno, et al., 2004:116).

Ambos ejemplos, la Invasión estadounidense y la Batalla de Puebla expresan el mismo mensaje: los enemigos

extranjeros destruirán a México si los mexicanos no se mantienen juntos. Toda vez que la "desunión entre los

mexicanos" que ocurrió en el pasado "originó graves conflictos políticos" (Historia 3 (secundaria), Nieto López, et al.,

1999: 98–99).

Sobre el tema del progreso, la mayoría de los libros de texto concluyen con una breve "vista hacia el futuro" o algún

apartado semejante. Las secciones finales suelen admitir la persistencia de ciertos problemas en la actualidad, pero

enfatizan el progreso que se ha hecho en las décadas recientes. La última sección de Historia: sexto grado ejemplifica

esta pauta, diciéndole al estudiante que "en nuestro país todavía existen muchos problemas graves, pero sin duda la

vida ha mejorado" (SEP, 2005:100). El libro concluye lo mismo con respecto a la marginalización indígena: "Es mucho lo

que se ha trabajado para integrar la población indígena al desarrollo de México y para fomentar su mejoría, pero es

mucho más lo que aún hace falta" (SEP, 2005:93). Tales declaraciones enfatizan el progreso a lo largo de la historia

mexicana, pero también implican que todos los miembros de la nación comparten los mismos intereses y deseos. De

manera similar a la imagen de Madero y el "pueblo mexicano" no existen conflictos de clase, raza, cultura, género, ni de

sexualidad. Existen diferentes categorías sociales, pero todos reconocen un interés compartido en la promoción de la

unidad nacional. Las desigualdades persisten, pero todos comparten el deseo de eliminarlas. La última sección de El

Hombre en la historia 3 dice esto más explícitamente:

El ideal de México para el nuevo siglo es el de una nación tecnológicamente más avanzada, ecológicamente más sana,

socialmente menos desigual y políticamente más democrática. Todos los partidos políticos están de acuerdo con ello.

Los diversos grupos y clases sociales también lo desean. Pero se trata de un ideal sumamente ambicioso, que habrán de

realizar sobre todo los mexicanos que hoy en día se preparan en las escuelas, para su propio beneficio y el de sus hijos

(Urrutia, 1997: 277).

El capitalista y el obrero, el latifundista rico y el campesino sin tierra, los hombres y las mujeres, los mestizos y los

indígenas, todos están trabajando en un solo proyecto hacia la misma meta. Todos "están de acuerdo" con respecto de

la definición del progreso y cómo alcanzarlo.

Vitorear a los héroes: los líderes nacionales y el gobierno

Los líderes políticos ocupan un lugar muy prominente en todos los libros de texto. Uno, el Álbum de historia, requiere

que el estudiante corte y pegue en las páginas los retratos de más de 150 "héroes", la mayoría políticos. Pero en los

demás libros, también los líderes del pasado son exaltados como los motores de la Historia. Según los textos, todos los

mexicanos leales "vitorea[n] a los héroes" (Historia: Sexto grado, SEP, 2005:6–7). En este sentido los libros ciertamente

reflejan una "heroificación" de la Historia, la cual glorifica las acciones de los líderes e ignora el poder de las personas

ordinarias para crear el cambio. La mayoría de las descripciones de los líderes son positivas; aun cuando reconocen sus

defectos o errores, tienden a absolverlos de la responsabilidad por la violencia y las desigualdades estructurales a lo

largo de la historia mexicana.

Puesto que los libros de texto buscan "heroificar" a líderes cuyas ideologías varían mucho, los autores necesitan

reconciliar las diferencias entre personas como Emiliano Zapata y Venustiano Carranza. Estos dos hombres se oponían


ferozmente durante la Revolución de 1910–1920 y generalmente tenían prioridades muy diferentes con respecto a la

pobreza y la desigualdad en México, divergencias que alcanzaron su expresión más clara en 1919, cuando Carranza

mandó asesinar a Zapata. Pero en los libros los líderes del pasado son homogeneizados y privados de sus singularidades

para ser incorporados al panteón de héroes nacionales (O'Malley, 1986:127). En el caso de Zapata y Carranza, los libros

implican que los dos favorecían la misma meta y que sólo diferían sus estrategias para alcanzarla: "Zapata y Villa

exigieron una solución inmediata a las demandas agrarias y populares, mientras Carranza y Obregón optaron por la

creación de un gobierno estable y soberano que se basara en el acatamiento de las leyes" (Álbum de historia..., González

y González, 2003: 50).

De manera similar, el libro de tercer grado exagera el radicalismo del carrancismo, diciendo que el plan político de

Carranza "demandaba mejores condiciones de vida para obreros y campesinos, así como el reparto de tierras", pero sin

mencionar que su gobierno redistribuyó muy poca tierra en la realidad (Gómez Moreno et al., 2004:140; véanse los

datos citados en Wilkie, 1970:188).

Cuando los libros de texto reconocen las diferencias, alaban a los hombres como Carranza por haberlas olvidado a favor

de la unidad nacional. Según el libro de sexto grado, Carranza triunfó al fin del conflicto armado:

[...] porque sabía mejor que sus rivales lo que significaba la unidad nacional, por encima de los enfrentamientos entre

caudillos. Tenía una clara idea de lo que era una nación. Insistió en la legalidad de su movimiento y actuó conforme a la

ley. Para Carranza, el nacionalismo y el apego a la ley eran los valores más importantes (SEP, 2005: 73–74).

De esta manera, los libros pueden admitir las diferencias entre los héroes del pasado mientras simultáneamente

instruyen a los estudiantes sobre la suprema importancia de la unidad nacional.

Además, los libros de texto implican fuertemente que, a pesar de las diferencias entre los líderes del pasado, todos

tenían buenas intenciones.

El Álbum de historia las establece desde el principio. En la página 3 dice que "la justicia, la libertad, la igualdad y la

democracia han alimentado los anhelos y han marcado los destinos de muchas de las vidas que van ustedes a conocer

en estas páginas. Esos ideales siguen siendo los nuestros" (González y González, 2003:3). El libro de sexto grado retrata a

los líderes liberales del siglo XIX de manera semejante: "Nadie puede poner en duda el arraigado amor a México de

Benito Juárez, Sebastián Lerdo y Porfirio Díaz. Casi sin excepción, la élite política de la era liberal fue profundamente

patriota" (SEP, 2005:63). El lector puede absolverles sus defectos porque "la obra del gobierno buscó la consolidación de

una patria" (SEP, 2005:63). El libro presenta a los diversos líderes de la Revolución de manera similar. Aunque las

diferentes facciones se oponían, "cada jefe y cada soldado tenía la esperanza de lograr una situación más justa" (SEP,

2005: 71 ).5 Según el texto, hasta los dictadores despiadados, los hacendados y toda clase de oligarcas que

repetidamente impedían la democracia y la redistribución de riqueza tenían buenas intenciones.

La perspectiva de los libros hacia los políticos de años recientes es aún menos crítica. El tratamiento del presidente

Carlos Salinas de Gortari (1988–1994) en el libro El hombre en la historia 3 ilustra esta idea. Elaborado hacia fines de su

sexenio gubernamental, aplaude su programa Solidaridad, comentando que "se reformó el concepto anterior de la

Revolución Mexicana, como un proyecto estadista de inversión, justicia y progreso dirigido hegemónicamente por el

gobierno, para dar mayor participación a los individuos y empresas particulares" (Urrutia, 1997:264). En la realidad,

Solidaridad no dio mucho beneficio a la mayoría de los pequeños agricultores e hizo poco para eliminar el clientelismo

que ha caracterizado el flujo de ayuda gubernamental a las regiones pobres rurales. El Tratado de Libre Comercio (TLC)

con Canadá y Estados Unidos —iniciado en el último año del sexenio de Salinas— ha sido un desastre para el México

rural, contribuyendo a un crecimiento alarmante en la pobreza después de 1994.6 Pero el libro acepta sin escepticismo

la retórica salinista acerca de "poner en manos del pueblo el poder de decisión" (Salinas, 2000:320). No hay ninguna

palabra sobre las verdaderas intenciones ni los efectos de la mayoría de sus iniciativas en el México rural: privatizar los


ejidos indígenas y facilitar su transmisión a las manos de grandes empresas y terratenientes. Según el libro, las

intenciones de Salinas fueron honestas:

Acentuó las políticas neoliberales de su antecesor, ahora equilibradas por un ambicioso proyecto social llamado

"Solidaridad". Su lema fue la modernización económica. A mediados de su régimen consiguió un prestigio interno y

externo superior al de sus antecesores, pero en el último año sufrió varios reveses: una sublevación indígena en Chiapas,

el asesinato de su amigo [...] varios secuestros de hombres de fortuna, diversos actos atribuidos al narcotráfico y un

enconado clima electoral (Urrutia, 1997:264).

El retrato es comprensivo y evita toda crítica del Presidente. No sólo omite la codicia, la corrupción y el autoritarismo de

su sexenio, también lamenta que un hombre tan honesto y honorable tuviera que "sufri[r] varios reveses" como la

rebelión zapatista. Aunque la mayoría de los intelectuales que estudian América Latina consideran que este movimiento

fue un acontecimiento monumental en la historia reciente de México, el evento recibe apenas una frase en el texto, y

que lamenta que sucediera. Para la historiografía que se enfoca en los grandes líderes y los "héroes nacionales" como las

fuerzas determinantes de la historia, naturalmente es difícil interpretar las sublevaciones populares que cuestionan el

argumento de que "los líderes hacen la historia".

De vez en cuando los libros reconocen que ha habido ciertos líderes malos. Por ejemplo, atribuyen la pérdida de

territorio nacional después de la guerra con Estados Unidos a Santa Anna y su "falta de constancia y de responsabilidad"

(además de la "falta de unidad" entre mexicanos) (Historia: Sexto grado, SEP, 2005:36; Álbum de Historia..., González y

González, 2003:35). Pero ubicar la "culpa" para ciertos eventos en una sola persona como Santa Anna refleja la

perspectiva que es constante en los textos: los eventos históricos siempre son resultado de las acciones de los líderes

monolíticos; no de los esfuerzos de las personas ordinarias. Los líderes hacen la historia, los pueblos no.

Además de venerar a los "héroes", todos los libros de texto expresan profundo respeto hacia el gobierno mismo. Los

cambios buenos a lo largo de la historia han sido resultado de la iniciativa del gobierno federal, no generados por las

fuerzas populares. Los niños indígenas que leen estos libros aprenden que el cambio social llega desde arriba: de un

gobierno benevolente que ha buscado "integrar la población indígena al desarrollo de México y [...] fomentar su

mejoría" (Historia: Sexto grado, SEP, 2005:93). La visión de cambio histórico que presentan los libros de texto

corresponde al discurso más general del Estado mexicano bajo el PRI: se dice a los estudiantes que dependan del

gobierno en vez de tomar la iniciativa por sí mismos.

El Estado y los indígenas

Los gobiernos posrevolucionarios insistían en que actuaban para el bienestar de la población indígena y ese discurso ha

continuado hasta el presente. El tratamiento historiográfico que reciben los pueblos indios es, por lo tanto, un elemento

de mucha importancia. Ninguno de los libros niega la brutalidad y la violencia de la conquista española. De hecho,

algunos enfatizan la naturaleza violenta de la dominación. Un texto diseñado principalmente para alumnos indígenas

observa que "los malos tratos y los castigos inhumanos por parte de los gobernantes y los encomenderos dieron origen

a las rebeliones indígenas contra la explotación española" y menciona como ejemplo la rebelión tseltal de 1712 en

Chiapas (Gómez Moreno et al., 2004: 97). Se dedica una página entera a Bartolomé de Las Casas, "el protector de los

indios" (p. 100). El hombre en la historia condena el salvajismo de la expedición de Cortés, diciendo que "con la Matanza

de Cholula empezó el horror de la Conquista" (Urrutia, 1997:86). Todo el periodo colonial, según el libro, se caracterizó

por la "desigualdad social y discriminación racial" y "el crecimiento económico hizo a los ricos más ricos y a los pobres

más pobres" (pp. 122–123, 133). Tales críticas son típicas de la mayoría de los libros de texto que hemos analizado.

Aunque la descripción de la violencia y la explotación españolas a los indios quizás parezca una revisión progresista de la

historia oficial, el tratamiento de la conquista merece un nuevo examen. El Estado mexicano tiene una larga tradición de


condenar la brutalidad de la conquista, particularmente con "la satanización de la colonización" por José Vasconcelos y

otros intelectuales de la época revolucionaria (De la Peña, 1998:74). De hecho, tales condenas, así como la atención

prestada a la cultura y la historia indígena eran populares entre la clase intelectual mucho antes de la Revolución. El

historiador Enrique Florescano (1994:187–91) ha descrito la estrategia de la élite criolla de exaltar la antigüedad

indígena para distanciarse de España a fines del siglo XVIII. Los criollos prominentes pretendían cada vez más asociarse

con el pasado prehispánico de México, tendencia que hasta cierto punto seguía después de la Independencia. Las

críticas a España tienen una larga tradición en el discurso del gobierno mexicano.

La pregunta importante, por lo tanto, es: ¿cuándo puede el Estado condenar las injusticias del pasado sin invitar las

críticas a sí desde el pueblo en el presente? Quizás los gobiernos posrevolucionarios del siglo XX hayan considerado que

es "seguro" condenar la dominación española, porque esos gobiernos se han retratado como separados y distintos,

como no manchados por los males del pasado.

Los libros de texto cuentan la historia de México en cuatro etapas generales: primera, el mundo indígena prehispánico;

segunda, la conquista y la colonización; tercera, la época de la posindependencia (1821–1910); y cuarta, la Revolución y

el siglo XX. Como se podría anticipar, los gobiernos del siglo XX, que son más identificados con el actual, reciben mucho

menos críticas que los líderes coloniales. Pero el retrato de la tercera etapa, el siglo que siguió a la Independencia, es un

ejemplo interesante. Los libros generalmente critican ciertos aspectos del siglo XIX, aunque el tratamiento al gobierno y

sus líderes es menos hostil que el de los españoles. La mayoría reconoce el despotismo y la represión bajo los gobiernos

de Santa Anna y Porfirio Díaz, mencionando que bajo el segundo "las condiciones de vida de los indígenas y campesinos

empeoraron" (Gómez Moreno et al., 2004:129). Pero cuando examinamos el retrato de estos líderes encontramos que

es predecible según la hipótesis mencionada: mientras que Santa Anna, Díaz y otros que atraían el disgusto de la élite

liberal en sus periodos respectivos reciben bastantes críticas, aquéllos como Benito Juárez, que nunca se desviaron de

servir los intereses de la élite son tratados más suavemente. La guerra de castas, la rebelión indígena en Chiapas de

1867 a 1870, recibe alguna atención en el texto de Geografía de ese estado, pero la ira indígena no se atribuye a los

despojos liberales sino a los abusos del clero conservador (Gómez Moreno et al., 2004:125).7 Los liberales como Juárez

se suelen considerar los antepasados del régimen actual, pero los conservadores y la Iglesia católica han sido retratados

como antiliberales y anacrónicos en el discurso oficial posrevolucionario. Para el gobierno actual, criticar a los

conservadores del siglo XIX es, por lo tanto, mucho menos arriesgado que criticar a los liberales.

Aun cuando los libros parecen incluir la historia indígena, tienden a neutralizar los elementos potencialmente radicales

de esa historia. Diversos observadores han notado la "folclorización" de la historia y la cultura indígenas en el discurso

oficial. Las representaciones de esta población suelen presentar "una visión estática y esencialista" que cosifica su

pasado y pretende separarlo del presente (Gutiérrez Narváez, 2005:202, 241). La élite criolla en la posindependencia

tanto como los "multiculturalistas" gubernamentales actuales siguen esta pauta, proclamando la "herencia orgullosa"

mexicana de la época prehispánica pero "sin conectar este pasado ilustrador con la situación degradada de los nativos

actuales" (Florescano, 1994: 191, 222). El hombre en la historia 3 ofrece un ejemplo típico, alabando diversas cualidades

de los indios como "su apego al trabajo, su mesura, su recogimiento, su sensibilidad revelada en danzas, música,

artesanías y teatro" —las cuales son características que, a diferencia de la historia de la resistencia indígena a la

dominación, constituyen poca amenaza visible a la jerarquía social mexicana en la actualidad (Urrutia, 1997:271).

El currículo oficial de historia se mantiene asimilacionista. Cuando los actores indígenas sí aparecen en los libros, los

autores suelen aplaudir a esos indios como Juárez y Manuela Medina (una capitana en la guerra de Independencia) que

han absorbido las normas mestizas y que se han alineado con los intereses de las clases dominantes (Historia: Sexto

grado, SEP, 52–53, 15). Por lo tanto, la noción oficial del "progreso" incluye a las personas de descendencia indígena,

pero solamente si han abandonado los elementos peligrosos de sus identidades culturales. Tal retrato es consistente con

la táctica discursiva tradicional de distinguir entre el "buen" Otro y el "mal" Otro, táctica que también se evidenciaba en

los relatos de los primeros conquistadores españoles en el Caribe (Hulme, 1994:169–171, 190).


Lo ausente

Otra estrategia para evitar los conflictos sociales actuales es ignorarlos completamente. Muchos de los libros de texto

hacen precisamente eso, literalmente terminando a principios de los 1960. Los de Historia: Cuarto grado (SEP, 2002) e

Historia: Sexto grado (SEP, 2005) terminan alrededor de 1960, aunque las páginas finales de cada uno incluyen algunas

fotos de color que se parecen a las que se podrían encontrar en una guía turística reciente de México. El texto de

historia de Chiapas, obviamente un estado caracterizado por muchos conflictos en décadas recientes, sólo menciona

que una "Etapa de reconstrucción" siguió a la Revolución, sin ofrecer ningún detalle sustancial o específico. Hay, sin

embargo, diversas fotos mostrando aviones, torres eléctricas, autopistas, edificios altos y otros símbolos de una

sociedad industrializada y moderna (Gómez Moreno et al., 2004:146–47).

Cuando los libros incluyen eventos de décadas recientes, es muy raro que ofrezcan alguna crítica de un presidente o del

gobierno. Sólo uno de los cuatro libros de primaria menciona la masacre de Tlatelolco de 1968, los demás evitan

completamente este evento monumental (González y González, 2003:61). El esbozo histórico que aparece al pie de cada

página en el libro de Historia: cuarto grado de hecho va hasta 2000 (aunque el texto mismo termina mucho más

temprano), pero los únicos detalles que incluye para 1968 son "Olimpiadas en México" y "Movimientos estudiantiles"

(SEP, 2002: 171). El esbozo y el texto mismo ni siquiera mencionan la sangrienta represión gubernamental de ese

movimiento estudiantil o el activismo popular que surgía después. La dificultad de justificar la represión de 1968 tal vez

sea una razón por la cual tres de los cuatro libros de primaria terminan antes de 1965.

El tratamiento de los presidentes recientes es aún más laudatorio. Cuando Carlos Salinas de Gortari aparece en los libros

—muchos elaborados durante su sexenio— recibe alabanza casi universal. El Álbum de historia... describe cómo "logró

reducir la inflación," estimuló el crecimiento de la economía y firmó el TLC con Estados Unidos para que "los productos

mexicanos puedan venderse sin impuestos adicionales" en Estados Unidos y Canadá (González y González, 2003:63). No

se menciona ningún efecto negativo del TLC o de las otras políticas salinistas —como el aumento de la pobreza rural y la

privatización de las tierras indígenas comunales— aunque esos efectos ya quedaban muy claros para 2003 cuando se

publicó la versión actual del libro.

Estos ejemplos resaltan un serio defecto de los libros de texto: la omisión general de la historia reciente o, cuando se

discute, el fracaso en ofrecer o animar una perspectiva crítica de los gobiernos y líderes recientes (Vázquez, 2000:271).

Los historiadores frecuentemente justifican esta exclusión al sostener que no se pueden juzgar los eventos hasta que

han salido de la memoria reciente. Nuestros recuerdos y emociones, dicen, pueden afectar nuestra interpretación al

introducir el elemento de la "subjetividad". Pero los historiadores mexicanos Lorenzo Meyer e IlánBizberg (2009:15)

refutan tales argumentos, señalando que "la sistematización del pasado cercano es una ayuda para comprender mejor el

presente y otear el futuro". De igual manera, el sociólogo estadounidense James Loewen (1996:241) afirma que los

"estudiantes necesitan información sobre el pasado reciente" porque estos eventos tienen "más impacto inmediato

sobre nuestras vidas". La exclusión de los sucesos y procesos actuales del currículo distancia la historia de las

experiencias cotidianas de los alumnos; presenta los eventos del pasado como verdades indiscutibles, así como refuerza

la idea de que son irrelevantes para sus propias vidas. La cosificación del pasado junto con la exclusión del presente

desempoderan al alumno al ocultar las formas de opresión actuales y desanimar el análisis crítico de su realidad social.

El análisis crítico podría amenazar el poder de los líderes como Salinas y otros miembros de las clases altas. De nuevo, la

"distancia histórica" permite que los libros critiquen a los líderes del pasado lejano, pero criticar a los actuales o

recientes podría incitar la disidencia en el presente.

Por razones semejantes, los libros también evitan un análisis crítico de la legitimidad del partido dominante hasta 2000,

el PRI. En algunos momentos, los textos de primaria brevemente reconocen ciertas "fallas del sistema político


mexicano", específicamente "la inmovilidad del partido oficial" (Álbum de historia... González y González, 2003: 61).

Pero, por lo general, su retrato del sistema unipartidario es mucho más laudatorio. Los libros de historia de sexto (SEP,

2005: 83–85) y cuarto grados (SEP, 2002: 164) alaban los límites de término de la Oficina del Presidente, notando que

"[a] partir de [1928] el principio de la no reelección ha sido rigurosamente respetado". Por supuesto, esta declaración es

técnicamente correcta: ningún Presidente ha servido formalmente más de un solo término. Pero implica que el PRI se ha

comprometido con los ideales de la democracia política y la participación popular. Para eliminar cualquier confusión

sobre el nivel de democracia en México, ambos libros incluyen una sección alabando la Constitución de 1917 (que de

hecho fue bastante progresista según los estándares de la época), y afirman que "sus principios básicos siguen

normando la vida de México" (SEP, 2005: 74–75; 2002: 155). Este punto es falso desde muchos ángulos, ya que la

Constitución de 1917 ha sido ignorada o cambiada en muchas ocasiones. Quizás la modificación más obvia sea la

Reforma Agraria aprobada en 1992 bajo Salinas. Mientras que el artículo 27 de la Constitución de 1917 institucionalizó la

redistribución agraria, la reforma de 1992 efectivamente terminó la distribución gubernamental de tierra al

campesinado (Collier y Quaratiello, 2005:8, 151–52). Pero los libros generalmente están de acuerdo en que México es un

país democrático. El de secundaria Formación cívica y ética, diseñado para las clases de civismo, proclama que en

México "el poder reside en el pueblo, que periódicamente elige a las autoridades de gobierno y les otorga el poder para

legislar, ejecutar y sancionar" (Gurrola Castro et al., 2000:190).

Además de absolver a los líderes corruptos y codiciosos, los libros les dan crédito sobre los desarrollos más progresistas

de la historia mexicana. Es muy raro que un texto analice con profundidad los logros de los movimientos populares o de

los ciudadanos ordinarios. Poblaciones enteras como los pueblos indígenas y las mujeres son virtualmente borradas de

los últimos dos siglos de la historia mexicana. Cuando las poblaciones subalternas aparecen en los libros, usualmente

son retratadas como masas homogéneas y raramente como individuos.8 Aun cuando critican a ciertos líderes

individuales como Santa Anna o Porfirio Díaz, el retrato es consistente con la perspectiva general de la historia como el

resultado de los actos de líderes monolíticos y no los esfuerzos de las personas ordinarias. Esta "noción que los líderes

excepcionales, no las masas, cambian la sociedad" es común en todos los libros (O'Malley, 1986:86).

El enfoque en los líderes como la vanguardia del cambio social y la falta de énfasis sobre las contribuciones de los

actores populares refleja otra tendencia general de los libros: oscurecer la causalidad. No acreditan a la resistencia

popular como motor del cambio ni identifican las raíces de las jerarquías sociales. Como reconoce todo educador

concienzudo, la explicación de la causalidad —iluminar sobre las fuerzas responsables por la opresión y el sufrimiento—

es un requisito previo para cualquier activismo que pretenda lograr la transformación social (Haskell, 1985:357–360).

Pero es muy raro que los libros hagan tales conexiones causales. En cambio, implican que las desigualdades de clase,

género y etnia son "naturales", en vez de ser los resultados de las políticas gubernamentales y la explotación de

empresarios y terratenientes.

Los libros de texto generalmente no hacen ninguna conexión entre el sufrimiento de los indígenas y campesinos y las

fuerzas políticas y económicas que aseguran su subordinación. Por ejemplo, aunque suelen mencionar que estas

comunidades perdieron tierra a fines del siglo XIX, típicamente atribuyen estas pérdidas a extranjeros codiciosos e

ignoran las legislaciones liberales que facilitaban los despojos. Algunos libros mencionan ambos ejemplos, los despojos y

las legislaciones, pero en secciones distintas y sin establecer relación entre las políticas estatales y el robo de la

propiedad indígena. Juárez y otros líderes liberales de esa manera son absueltos de toda responsabilidad (Historia: sexto

grado, SEP, 2005: 45, 54; Historia: cuarto grado, SEP, 2002:120, 135; Álbum de historia..,González y González, 2003:44).

Otro medio más sutil de mistificar las relaciones causales involucra un truco lingüístico común. Cuando ciertas secciones

mencionan detalles que podrían retratar negativamente a los gobiernos, usan la voz pasiva: el movimiento estudiantil

"se reprimió" en 1968, en lugar de "el presidente Díaz Ordaz y su administración reprimieron al movimiento estudiantil"

(primera cita de Urrutia, 1997:258; énfasis míos). De manera similar, "Zapata fue asesinado alevosamente en

Chinameca" en 1919, en vez de "Carranza mandó asesinar a Zapata" (primera cita de González y González, 2003: 53;


énfasis míos). Los libros generalmente asignan la responsabilidad de la represión a militares de bajo nivel, y no a sus

comandantes y políticos superiores. La observación del historiador Francis Jennings me parece apropiada: "En la historia,

el hombre que lleva la camisa de lujo y el chaleco de encaje dorado de algún modo levita encima de la sangre que él ha

ordenado que sea rociada por subordinados" (citado en Chomsky, 1989:38). Similarmente, comenta el corresponsal de

guerra Mark Pedelty que la prensa estadounidense pretende "describir la violencia, la política, y la sociedad como si

fueran ocasionadas por las mismas fuerzas aparentemente aleatorias como los terremotos, las inundaciones y los

huracanes" (Pedelty, 2004:408). La misma crítica parece ser apta en el caso de los libros de texto de historia, los cuales

oscurecen todo vínculo entre las clases dominantes y el sufrimiento del pueblo mexicano. La mistificación de la

causalidad que llega a ser obvia cuando se examinan rigurosamente los libros es consistente con la visión corporativista

del gobierno mexicano.

Conclusión

El sistema de educación que creó el Estado mexicano después de la Revolución ha buscado inculcar ciertos valores en

sus estudiantes. En el caso de los libros considerados, los valores básicos reflejados incluyen los siguientes: a) el respeto

por los "héroes", los líderes, y para el gobierno en general; b) la obediencia a las autoridades y la anulación del poder

personal de decisión y análisis crítico; c) la subordinación de los conflictos internos a favor de la unidad nacional; y d) la

adherencia a las normas culturales dominantes. Desde la perspectiva del gobierno, el ciudadano mexicano ideal es

alguien que lo obedezca sin hacer preguntas, que muestre una cantidad saludable del nacionalismo dominante y que

sacrifique sus quejas personales por el (supuesto) bienestar de la nación. Aunque unos han sugerido recientemente que

la Secretaría de Educación Pública ha superado estas tendencias negativas en el currículo gracias al cambio

"multicultural" desde la de década de los noventa (Tapia, 2003: 15), tal evaluación me parece demasiado optimista, por

lo menos con respecto al currículo de Historia.

Reconocer estos mecanismos ocultos dentro del currículo oficial es el primer paso en reformar el sistema de pedagogía

en las ciencias sociales en México. Los libros de texto oficiales pueden ofrecer ciertos datos e historias, pero realmente

no valen mucho si el objetivo es el empoderamiento del estudiante. Si se usan, es imprescindible que se les dé a los

alumnos la oportunidad de pensar críticamente en las narrativas encontradas en los libros, y en sus consecuencias para

su sociedad actual. ¿Quiénes se benefician de una historia contada de esta manera, y a quiénes se perjudica?, ¿por qué,

y de qué maneras? Y, lo más importante, ¿cómo se puede retomar la historia —así como otras materias— para el

beneficio de los pobres y los oprimidos dentro de México?

La educación, tanto como la prensa y diversas otras fuentes de información, es uno de los medios a través de los cuales

se ejerce la dominación. Como han entendido los famosos teóricos Antonio Gramsciy Paulo Freire, así como muchos

indígenas y actores populares dentro de México y otras sociedades, la educación suele ser un instrumento que mantiene

la desigualdad de la estructura socioeconómica, pero también puede funcionar de manera contraria. La construcción de

alternativas de hecho lleva ya varias décadas en diversas regiones del país, de la selva de Sinaloa a las montañas de

Chiapas. Con suerte este ensayo pueda servirle a este proceso de alguna manera.

2. SOBRE LAS CONTRAMEMORIAS POPULARES Y LAS POSIBILIDADESDE UNA HISTORIA CRITICA DEMEXICO.

Sobre las funciones históricas de la memoria nacional colectiva.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


¿Qué función cumple, en general, la memoria histórica de un pueblo, de una nación, de un grupo social o de una

sociedad determinada?. Y ¿por qué se cultiva con tanto celo y con tanto esmero, tanto ayer como hoy, la conservación

de esas memorias históricas citadas, reproduciéndolas a través de la educación infantil e inculcándolas en el seno de la

unidad familiar, pero también dentro de los más variados espacios institucionales posibles?. Y ¿por qué este cultivo ha

dado lugar y continúa siendo el origen de tantas y tan diversas celebraciones y conmemoraciones, encaminadas

justamente a mantener ‗vivas‘ y vigentes esas distintas memorias colectivas mencionadas?. ¿Y qué procesos,

mecanismos y realidades esenciales se plasman dentro de esos múltiples ritos, ceremonias, monumentos, museos,

símbolos y gestos que constituyen la concretización práctica de dichas formas de presencia y de reproducción de esas

mismas formas de la memoria social?

Pero también ¿por qué esas formas vigentes de la memoria colectiva cambian con el paso de los años, enfatizando a

veces ciertos aspectos, o determinados personajes, o tales procesos específicos, y en otras circunstancias a otros

aspectos, personajes o procesos diferentes de los primeros?. ¿Y por qué es este terreno de la historia y de la memoria,

también un claro “campo de batalla‘, cuando se producen mutaciones históricas a veces significativas y a veces de

menor importancia?. Y ¿cómo se explican entonces tanto la coexistencia muchas veces evidente de distintas versiones

de esa memoria histórica colectiva, como también la sobrevivencia tenaz, mas allá del dominio de una forma histórica

de esa misma memoria, de diversas y muy singulares contramemoriashistóricas de tipo local, regional, de una clase

social o de un grupo social determinados?

Un conjunto de preguntas importantes que, en los últimos meses vividos, han comenzado a replantearse con fuerza en

México, a partir del claro embate que, desde diciembre del año 2000, han comenzado a sufrir las explicaciones que eran

hasta entonces vigentes en torno de la historia oficial de México, y con ella, en torno de la que se consideraba, en

general, también la versión oficial de nuestra memoria histórica dominante.

Porque en los últimos tres años, se ha comenzado a volver un hecho corriente que, lo mismo en los círculos académicos

oficiales que en los distintos ámbitos universitarios, e igualmente dentro de la prensa cotidiana que en las

manifestaciones culturales mas diversas, se introduzcan argumentos de que hace falta ´revisar‘ la versión oficial de la

historia de México, rompiendo con esa ´historia patria maniquea y simplista‘, que sólo conoce “héroes impolutos y

perfectos‘ frente a “villanos execrables y totalmente condenables‘, para dar paso a una nueva historia de México, que

estando supuestamente mas acorde con los tiempos que vivimos, y con los supuestos cambios que se habrían producido

en nuestro país hace sólo un trienio, permita “superar” la visión que construyeron los gobiernos príistas durante setenta

años, para dar paso a una concepción mas“moderna” de nuestra propia historia patria. Y con ella, naturalmente, a una

también nueva figura de nuestra memoria histórica vigente.

Y es justamente dentro de esta línea que se inscriben tanto la abierta marginación y descalificación de la figura de Benito

Juárez, llevada a cabo por prominentes funcionarios del gobierno mexicano actual, como la declarada reivindicación de,

por ejemplo, los ahora llamados “mártires cristeros”, pero también los intentos de modificar y “blanquear” la historia

del traidor Tomas Mejía, lo mismo que la iniciativa, felizmente fallida, de rendir homenaje con una estatua ubicada en el

Puerto de Veracruz a Porfirio Díaz o de negarle el carácter de ”villano” dentro de nuestra historia. Y ello, junto a los

esfuerzos para “desidealizar” a figuras como Francisco I. Madero, o para “criticar” los supuestos “mitos” de la grandeza

de las civilizaciones prehispánicas, de la conquista de México por los españoles, de la opresión del pueblo mexicano por

esos mismos españoles, o de la venta vergonzosa de Texas por parte de Santa Anna. Y todo esto, a la vez que se intenta

también “criticar” y “superar”, según ciertos historiadores o intelectuales, las distintas ‗leyendas negras‘ que todavía

envuelven a personajes como Hernán Cortés, Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Anna, Maximiliano, el mismo

Porfirio Díaz, o a instituciones como la Iglesia católica mexicana.

Frente a todas estas manifestaciones, puede resultar útil reflexionar con mas cuidado respecto de algunas de las

posibles respuestas a las preguntas que antes hemos mencionado, y que en su conjunto, puedan darnos ciertos


elementos para desentrañar, de una manera crítica y masprofunda, aquello que se oculta detrás de este supuestamente

inocente reclamo de “revisión” y de ‗actualización‘ de la historia de México, que bajo la consigna de su

“modernización”, lleva implícita una transformación importante, de claro signo conservador y regresivo, tanto de esa

historia oficial como de la memoria dominante que ahora quiere imponerse, enseñarse y divulgarse en nuestro país.

Y para esta reflexión, quizá sea pertinente comenzar con una comparación de los mecanismos de funcionamiento y de

constitución tanto de la memoria individual, como de las distintas y múltiples formas de las memorias y las

contramemoriascolectivas.

SOBRE LAS CONTRAMEMORIAS POPULARES Y LAS POSIBILIDADES DE UNA HISTORIA CRITICA DE MEXICO.

“La contrahistoria (…) será el discurso de los que no poseen la gloria o –habiéndola perdido- se encuentran ahora en la

oscuridad y en el silencio”.

Michel Foucault, Genealogía del racismo, 1976.

¿Qué es lo que determina la fuerza, la vigencia, la proyección social y el arraigo y persistencia a través del tiempo de un

recuerdo?. En primer lugar, la profundidad de su impacto inmediato y el grado real en el que, a partir de su irrupción,

haya sido capaz de penetrar, con mayor o menor profundidad, dentro de la conciencia colectiva de las clases, los grupos,

los individuos o los sectores diversos de una cierta sociedad. Pero también, y en segundo lugar, la permanencia o

reactualización de una cierta situación material real, que al continuar funcionando por décadas o siglos, podrá también

seguir alimentando la proyección, la vigencia y la fuerza de ese recuerdo o elemento de la memoria con el que en cierto

sentido se combina y corresponde de manera adecuada.

Así, reafirmando una vez más un punto de vista materialista para el análisis de esta memoria histórica mexicana, quizá

debemos preguntarnos sobre esas realidades sociales materiales que, al mantenerse y reproducirse reiterada y

tenazmente, permiten también explicar por qué sólo ciertos personajes se convierten en héroes y otros no, e incluso por

qué ciertos héroes son mucho más populares, conocidos y celebrados que otros, y también por qué ciertas fechas son

más recordadas y celebradas que otras, pero igualmente por qué ciertos lugares son visitados y se transforman en los

lugares del culto y de los rituales de refrendo de la memoria, y por qué ciertos referentes, textos, tradiciones o

reminiscencias son las que más reaparecen dentro del imaginario colectivo de una sociedad que recuerda y conmemora,

desde su presente, sus múltiples y diversos pasados.

Lo que además, nos conduce al descubrimiento de muchos de los ―olvidos‖ estratégicos de esas memorias, pero

también al conflicto permanente y al mismo 27

tiempo a la circularidad constante entre la memoria hegemónica dominante y las varias memorias populares dominadas

y alternativas.

Entonces, si tratamos de ver de una manera crítica la actual disputa que en México se escenifica por la memoria y por la

historia, y desde allí intentamos postular una visión también crítica, progresista y de izquierda de esa misma memoria e

historia mexicanas, tendremos que partir del hecho de que la vigencia del mito de la independencia mexicana se explica,

precisamente y a lo largo de ya dos siglos, por el hecho de que dicha independencia sigue siendo todavía un anhelo

popular sólo parcialmente cumplido en el nivel de lo político, y aún pendiente de realizar en los niveles económico,

social y cultural.

Por eso, una historia crítica de México tendría siempre que partir del hecho estructural, fundante de nuestra civilización,

y presente a lo largo de medio milenio como realidad de larga duración, de nuestra dependencia económica


consustancial, y junto a ella, de una más cambiante y matizada pero igualmente presente en grados diversos,

dependencia social, política y cultural. Porque si ese mito de independencia es todavía hoy capaz de despertar las

emociones y de movilizar las energías de amplios grupos y sectores de las masas populares en México, ello es debido a

que con la parcial independencia política conquistada después de 1810 - 1821 se esboza, aunque sea de manera

deformada y limitada pero igualmente real y viva, la promesa de lo que podría ser una sociedad verdaderamente

autónoma, libre, soberana y autogestiva en lo económico, lo social, lo político y lo cultural. Una sociedad que, como es

evidente, sólo es posible fuera del marco del actual sistema capitalista mundial, y sobre la base de su superación

práctica real.

Una sociedad que en vez de mirarse a sí misma en función de los centros imperiales de los que siempre ha ido

dependiendo sucesivamente (España, Inglaterra, Francia, Alemania, y ahora Estados Unidos), se mirará a sí misma desde

sí misma y desde América Latina, que es la civilización global a la que ella pertenece. Lo que entonces le permitiría

reconocer sin problemas, tanto su bello y digno pasado indígena prehispánico, todavía felizmente vivo y actuante, como

también su rico mestizaje cultural constitutivo y fruto de sus tres raíces originarias –la indígena, la negra y la europea--

como civilización latinoamericana específica.

Porque otra tarea todavía no cumplida de nuestra historia, de nuestra historiografía y de nuestra memoria es la de

reivindicar y recuperar a esas poblaciones indígenas hoy mexicanas, devolviéndoles con justicia su real protagonismo

histórico, y abriendo un diálogo cultural respetuoso que intente asimilar las principales lecciones derivadas de su

cultura, de su concepción del mundo, de sus usos y costumbres y de su proyecto civilizatorio y de modernidad en

general.

Con lo cual, podría también recuperarse ese rico y complejo proceso de mestizaje cultural que crea a la América

―barroca‖ novohispana, la que por debajo y más allá del dominio español y de la explotación económica de Nueva

España, nos daría también nuevas claves para descifrar muchos de los comportamientos populares del México profundo

actual, comportamientos que nacidos de la resistencia social y cultural de los indígenas y de las poblaciones pobres

novohispanas, siguen hasta hoy vivos en el lenguaje, en la vida cotidiana, en las relaciones políticas, en los códigos de

múltiples conductas sociales y hasta en las 28

actitudes tecnológicas de las clases subalternas de nuestro país, entre otros varios renglones.

Y si la vigencia del mito de independencia se explica por la persistencia de nuestro carácter como economía dependiente

en los últimos cinco siglos vividos, la fuerza y sobrevivencia del mito de la revolución mexicana se apoyará a su turno en

la promesa propuesta, pero también sólo muy parcial, limitada y lentamente cumplida de nuestro verdadero acceso a

una auténtica modernización integral económica, social, política y cultural. Porque si bien se han ido logrando, siempre

por la presión desde abajo de las clases populares y en dosis casi de cuentagotas, ciertos lentos y acotados progresos en

nuestra industrialización, en la urbanización, en el mejoramiento material de las clases sometidas, en los servicios de

salud, en la educación y seguridad sociales brindados por el Estado, o en la democracia, la libertad de expresión, el

respeto a los derechos humanos, la aceptación de la pluralidad cultural y el aumento de los niveles generales de la

educación, entre otros, esos avances se han dado siempre en la tensión constante y en el abierto contraste con sus

verdaderas antípodas.

Es decir, acompañados de claros procesos de una polarización social continua y creciente, del crecimiento de

―cinturones de miseria‖ en torno a nuestras grandes ciudades, en los altibajos constantes de los niveles del salario real

de las clases trabajadoras, en la deficiente cobertura y calidad de esos servicios de salud, seguridad y de educación

públicas, o de una persistente corrupción política, una represión selectiva de las oposiciones y de los opositores, un

atropello también constante de los derechos humanos y un racismo persistente, junto a un deterioro cualitativo fuerte

de esa misma educación cada vez más extendida. Tensión permanente entre progresos relativos y parciales, y


retrocesos, o pérdidas, o degeneraciones reiteradas de esas conquistas logradas, que, en consecuencia, han continuado

manteniendo todavía vivo ese segundo gran anhelo popular de potenciar y completar dichas conquistas, alcanzando

respecto de ellas –lo que, en los marcos capitalistas actuales es totalmente imposible y utópico--, por lo menos los

mismos niveles que ellas poseen en las sociedades centrales y más desarrolladas del planeta, y si es posible aún más.

Con lo cual esa historia y esa memoria críticas y progresistas que proponemos en lugar de las antiguas versiones

liberales, deberían también de asumir y procesar intelectualmente esta condición, también estructural e insuperable sin

eliminar antes al capitalismo, de nuestra modernidad necesariamente deforme, inconclusa y fallida, que no sólo fracasa

porque se mide siempre desde y en función de los parámetros de las modernidades primero europeas y después

norteamericana, sino también porque ignora la diferencia profunda y radical de nuestra civilización latinoamericana, y

por ende de una posible modernidad igualmente latinoamericana, frente a esos modelos norteamericanos y europeos.

Entonces, la tarea de esta memoria e historia críticas tendría que ser la de investigar y recuperar orgánicamente a las

muchas modernidades alternativas que han habitado y aún habitan dentro de la historia de América Latina, y que

abarcan lo mismo a la modernidad alternativa de nuestras comunidades indígenas, como a las modernidades

campesinas, obreras, mestizas, negras y populares que siempre han existido y sobrevivido de manera marginal y

subterránea pero persistente activa, dentro de nuestros itinerarios históricos de las varias naciones del semicontinente

latinoamericano.

Al mismo tiempo, otro de los campos de esta nueva historia crítica, lo mismo que de la nueva memoria que de ella

tendría que derivar, sería el del estudio del central y nunca resuelto problema de la propiedad de la tierra para las masas

campesinas pobres de nuestro país. Pues si la historia de México de los últimos dos siglos, y aún más atrás, está llena de

recurrentes rebeliones campesinas y de conflictos agrarios igualmente reiterados, eso se debe al hecho de que la gran

propiedad terrateniente no fue nunca abolida, y a que la revolución campesina de 1910-1921 fue derrotada y no

triunfante, devolviéndose las haciendas expropiadas ya después de 1917, y sometiendo de nuevo a los campesinos sin

tierra o con tierras inútiles para el cultivo, a las nuevas formas de explotación económica y de avasallamiento social y

político.

Y dado que México ha sido, hasta aproximadamente 1970, un país predominantemente agrario, entonces nuestra

historia y memoria deberían de ser igualmente una memoria e historia en donde las clases campesinas y sus

movimientos, luchas, manifestaciones y conciencia ocuparan un lugar central y de primerísimo rango, lo que a todas

luces no ha sido ni es aún el caso. Como no es tampoco el caso de que, complementariamente, se diese también un

protagonismo mayor a la clase obrera mexicana, reconstruyendo dentro de nuestra historia y memoria, desde los

embriones de socialismo y anarquismo reivindicados marginalmente por esa clase obrera en la segunda mitad del siglo

XIX, hasta el impetuoso crecimiento de ese mismo actor obrero desde 1945 y hasta la fecha, actor que a la vez que se

diversifica y multiplica en distintas ramas, sectores y espacios sociales, termina por sustituir, en los últimos treinta años,

a la clase campesina en ese rol de centralidad dentro de todo el tejido social mexicano.

Protagonismos hasta ahora ausentes de los grupos indígenas, de los mestizos pobres, de los campesinos y de la clase

obrera mexicanos, a los que hace falta agregar también el papel esencial de las regiones y de las manifestaciones

regionales dentro de esa nueva versión de la historia de México. Y ello, no en el limitado e intrascendente proyecto de

reivindicar, al margen de la historia general, una microhistoria de monografías locales, puntuales, o regionales de

pequeños y poco significativos pueblos, ciudades, áreas o regiones, casual y arbitrariamente escogidos –por ejemplo,

solamente por ser el lugar de nacimiento del propio historiador que los analiza--, sino más bien en el sentido de una

reconstrucción crítica e inventiva que sea capaz de entrelazar esa historia general con las muchas historias regionales,

reconociendo los ―tres‖ Méxicos que, en la larga duración, forman el México actual, es decir las tres enormes

macroregionesdel ―país del norte‖, el ―país del centro‖ y el ―país del sur‖ que dialogan, se oponen, se articulan y

desfasan para construir las distintas dinámicas de la historia larga y profunda de México.


Una nueva historia crítica que partiendo de esta consideración de esas tres grandes macroregiones, avanzará después

también y sucesivamente en la explicación de las diversas regiones geohistóricas que, como verdaderas

“individualidades históricas” en movimiento‖ componen y configuran a esas tres macroregiones, siendo a la vez el

entorno inmediato y el marco de mediación explicativo de las distintas microregiones, ciudades, localidades y espacios

menores cuyo protagonismo real y cuya relevancia específica dentro de esa historia general habría también que

establecer, definir y rescatar para dicha memoria e historia críticas y renovadas.

Historia y memoria diferentes y alternativas que, junto a esos protagonismos estratégicamente “olvidados” –los

indígenas, los campesinos, los obreros— y a estas dimensiones nunca abordadas o asimiladas de manera central –

nuestra condición dependiente, nuestra modernidad inconclusa o nuestra esencial diversidad regional--, debería

también incorporar y rescatar otros protagonismos, como el del papel de las mujeres en la historia de México, o el rol de

las poblaciones negras en nuestro país, o la función de distintos grupos sociales minoritarios hasta hoy ignorados o

marginados, pero también el estudio e igualmente la recuperación sistemática de otras dimensiones similarmente

ignoradas, como la del papel de la base geohistórica en los procesos específicos de la historia mexicana, junto a la

investigación de las dimensiones más fundantes de nuestra civilización y de nuestra civilización material, de la historia

de la vida cotidiana y de sus múltiples consecuencias sociales, de una historia económica que conciba a lo económico en

términos mucho más vastos y complejos que como lo ha concebido hasta hoy, de una historia demográfica inventiva e

interpretativa y no puramente factual, estadística y descriptiva, de una historia de la familia genuinamente crítica y no

puramente anecdótica, de una vasta y audaz historia social en todas sus ramificaciones y proyecciones diversas, de una

historia del poder, de las jerarquías y de los mecanismos y configuraciones complejas diversas de lo político y de la

política, lo mismo que de una amplia historia cultural, que sea a la vez historia de la psicología colectiva y de las

creencias populares, historia de las culturas subalternas y de la cultura hegemónica, historia crítica del arte, de las

religiones, o de las concepciones del mundo, o también historia de las ciencias e historia de la historiografía y de la

memoria histórica igualmente críticas y heurísticas.

Una historia nueva, crítica y de vastas dimensiones, que no es otra que la historia genuinamente global defendida por

los mejores representantes de las más avanzadas tradiciones del pensamiento crítico de los últimos ciento cincuenta

años, desde el propio Carlos Marx hasta Immanuel Wallerstein o Carlo Ginzburg, y pasando por autores como Walter

Benjamín, Norbert Elías, Marc Bloch o FernandBraudel, entre otros27. Historia global cuya agenda pendiente en el caso

de la historia mexicana es, como vemos, todavía muy grande. Y que sin duda permitiríaigualmente reconstruir de otro

modo a la memoria histórica de nuestra propia historia de México.

Historia global de México que además, permitiría efectivamente “desacralizar” a nuestros héroes‖ actualmente

vigentes, pero no simplemente para ―rebajarlos‖ de su condición de mitos a la de hombres ordinarios y comunes --

como pretenden los autopostulados nuevos constructores de una memoria histórica conservadora que quisiera ahora

volverse hegemónica--, sino más bien para mostrar como, detrás de esos “héroes”‖ de la versión liberal están en

realidad las clases populares y las masas campesinas, obreras, indígenas y urbanas de nuestro país, junto a los conflictos

de orden económico, los choques de intereses de los grupos y fracciones políticas, los movimientos sociales y sus

dinámicas específicas, así como las creencias y las culturas de los distintos grupos sociales de nuestro país.

Al mismo tiempo, esa historia mexicana global y crítica demostraría cómo no debemos en cambio “desatanizar” a

nuestros villanos‖ sino más bien fundar con más elementos y más sistemáticamente dicha condena y “satanización”,

demostrando como los grupos y los poderosos intereses económicos, sociales y políticos que esos “villanos”‖ han

encarnado, siguen todavía vivos, amenazantes y actuantes dentro de nuestro más actual presente. Porque todavía hoy

hay una Iglesia de los ricos que se alía con una derecha desvergonzada y belicosa, para entregar nuestro país a los

intereses extranjeros, hoy en día en especial a los intereses norteamericanos, en un escenario en el que Iturbide, Santa

Anna y Porfirio Díaz siguen siendo los modelos de los nuevos aspirantes a autócratas, a dictadores, a caudillos salvadores


de la patria o a nuevos promotores de maximatos y de permanencias solapadas en el poder, que hemos visto y que

continuamos viendo hoy dentro de nuestro país.

Frente a lo cual, es importante desarrollar esta otra memoria y esta otra historia alternativas. Memoria e historia críticas

y muy diversas de las actualmente hegemónicas, pero también de las que el gobierno de Vicente Fox quiere impulsar

ahora, que encuentran su punto de apoyo natural y su espacio de retroalimentación y de vasta afirmación social en el

seno de las múltiples memorias populares hoy marginadas pero vivas dentro de las culturas de las clases subalternas. De

esas memorias populares en las que, más allá de los ritos oficiales y de la memoria hegemónica, el gran anhelo de

emancipación del Imperio español que irrumpió en el movimiento de Independencia, se terminó convirtiendo en la

profunda y aún hoy muy arraigada difusión de la actitud y del sentimiento radicalmente antiimperialistas que permean a

la cultura del pueblo mexicano hasta nuestros días, y en la que también, ese anhelo por la propiedad de la tierra y esa

lucha por esa modernización que mejorara realmente las condiciones de vida de las grandes mayorías de nuestro país,

anhelos y lucha que se hacen presentes en la revolución mexicana, van a mantenerse vigentes y actuantes como

reclamos y demandas permanentes que recorren prácticamente todo el siglo XX mexicano y hasta hoy, arrancándole al

poder todas las conquistas sociales de la última centuria –desde una Universidad Nacional de composición más popular

que cualquier otra de las que ha habido en América Latina, hasta la existencia de un sistema de seguridad y de salud

sociales que fueron también, alguna vez, los más amplios y desarrollados de nuestro semicontinente latinoamericano,

entre otros y reaparecen con fuerza el cardenismo original, el movimiento del 68, la movilización electoral del 88, o la

rebelión neozapatista del 94.

Por eso, y de bajo de memoria hegemónica esta la memoria popular de los de abajo, los subalternos, los olvidados, los

oprimidos, los que caminamos a la emancipación social; que no debemos pasar al olvido, sino guardarnos en la memoria

que habrá de ser rescatada por nosotros los educadores comprometidos con la educación popular.

3. La geografía radical: la producción social del espacio social

LOS FUNDAMENTOS DEL DISCURSO RADICAL

La revolución cuantitativa se consolidó rápido, y así lo reseñó Lan Burton, pero su permanencia como paradigma

exclusivo y dominante fue efímera. Una nueva revolución epistemológica se gestó en las entrañas mismas de la

comunidad geográfica, y varios de sus más connotados líderes lo habían sido también de la revolución cuantitativa. Los

años setenta del siglo XX están marcados en la historia de la geografía como los de la revolución de la "Geografía

radical". Este nuevo movimiento intelectual tuvo primero bases ideológicas liberales, luego planteamientos socialistas,

y después encontró en el marxismo el sustento teórico para su actitud de ciencia crítica.

Los nuevos geógrafos, denominados radicales por su actitud crítica frente a la comunidad geográfica institucionalizada,

acogieron paulatinamente -y no sin contradicciones-, el proyecto de una geografía comprometida políticamente con la

transformación revolucionaria de la sociedad capitalista. Paso a paso fueron incorporando, sin un entendimiento total,

el marxismo en diferentes versiones como marco teórico de referencia para construir el conocimiento geográfico. El

rasgo distintivo del nuevo discurso geográfico es que privilegia "la dimensión social", en la que las relaciones espaciales

son entendidas como manifestaciones de las relaciones sociales de clase en el espacio geográfico, producido y

reproducido por el modo de producción.

El espacio de interés para la geografía radical no es el espacio absoluto como contenedor de objetos geográficos; ni una

determinada porción o región de la superficie terrestre; ni el sistema abstracto de movimientos, nodos, redes,

superficies y jerarquías, sino el espacio social producido por las relaciones sociales y las relaciones entre la sociedad y la

naturaleza. Esta última incluye tanto la naturaleza prístina, como la naturaleza transformada por el trabajo humano o

segunda naturaleza. El espacio geográfico y sus formas son productos sociales que no se explican por sí mismos. El

espacio en sí mismo no explica nada, sino que necesita ser explicado.


La geografía debe explicar los procesos de producción social del espacio geográfico, en lugar de centrar su interés sobre

el espacio mismo y sus formas. Y esas explicaciones, puesto que no se encuentran en el espacio mismo, se deben

construir apelando a las disciplinas de las ciencias sociales que se interesan por los procesos, como la historia, la

sociología, la economía política, la antropología, o la ciencia política, entre otras.

La geografía no debe hacer del espacio un fetiche, cuyo estudio pueda reducirse a la geometría de sus formas, sin tener

en cuenta las condiciones históricas que lo generaron. En esta perspectiva, el espacio social se define como un

producto social históricamente constituido por la dinámica de los modos de producción, lo cual trae consecuencias

teóricas y metodológicas trascendentales.

Como señala Josefina Gómez etal. (1982: 150): ...si el espacio es la proyección de la sociedad, sólo podrá ser explicado -

y esta es la consecuencia metodológica fundamental de la asunción inicial- desentrañando en primer lugar la estructura

y el funcionamiento de la sociedad o formación social que lo ha producido. No es posible, según este razonamiento,

explicar las configuraciones espaciales permaneciendo en el nivel de lo espacial, hay que adquirir primero las claves del

sistema de relaciones sociales, hay que aproximarse al estudio espacial "a través del análisis histórico de las bases de los

modos de producción de la formación social".

De esta forma, el concepto de modo de producción aparece como concepto central. "La utilización del concepto de

modo de producción -dice R. De Koninck- permite comprender mejor el desarrollo de las técnicas de producción y de

las sociedades clasistas y, por tanto, la naturaleza del dominio territorial". La geografía de orientación marxista se

declara como una ciencia eminentemente social. Distinto del positivismo, el marxismo rechaza la posibilidad de

emprender la comprensión o las explicaciones de los fenómenos sociales por la misma vía por la que se conocen los

fenómenos de la naturaleza.

El materialismo histórico y dialéctico distingue de modo explícito el estudio de la sociedad del estudio de la naturaleza,

y formula que la naturaleza presenta formas de causalidad distintas a las que caracterizan a los procesos de la sociedad

(Morales y Da Costa 1987), razón por la cual la discusión marxista sobre la geografía se debe centrar en la relación

sociedad y espacio. Pero como Marx no desarrolló una teoría sólida sobre el espacio geográfico, y algunos críticos

consideran que el marxismo, fiel a su estirpe moderna, es historicista y en buena medida aespacial, la construcción de la

teoría espacial marxista fue difícil, entre otras cosas, por el poco conocimiento de los geógrafos sobre el marxismo.

Al respecto, Harvey (2001: 10, en traducción) confiesa que: "De lo que me di cuenta tras escribir Social Justice and the

City es que no había entendido a Marx...". IvésLacoste, uno de los geógrafos franceses más versados en estos asuntos

escribió sobre las dificultades de esta tarea, y según relata Josefina Gómez et al. (1982: 152), este autor hace caer en

cuenta que: con el enfoque marxista, los problemas básicos del entendimiento geográfico quedan diluidos e irresueltos

en un discurso articulado por -y para- otros dominios del conocimiento social, de forma que a menudo no se hace sino

extrapolar, para las estructuras espaciales, interpretaciones que remiten a estructuras económicas y sociales, a

reflexiones de la historia y de la economía política. Siempre según Lacoste, el razonamiento marxista no basta, en

particular para garantizar un fecundo entendimiento de las estrategias diferenciales sobre el espacio.

Aunque el discurso que se comenta no es unificado, dadas las diferencias en la comprensión y asimilación de las teorías

de Marx y de los desarrollos de éstas por parte de otros teóricos, es posible encontrar rasgos comunes. En el caso de la

geografía económica (Healey e Ilbery, 1990), el espacio es lo que la economía hace de él, y el paisaje económico es el

producto de la estructura total del sistema económico en el cual actúan los individuos que toman decisiones

económicas. Aquí, la aproximación es holística y plantea que la conducta o comportamiento de los actores económicos

está regulada por los procesos sociales, económicos y políticos en los que están inmersos dichos actores. Por tanto, las

explicaciones sobre la localización y el cambio espacial toman como base las condiciones estructurales que subyacen en


la sociedad capitalista en que se generan las estructuras espaciales, y hacen más énfasis en el análisis de los procesos de

producción que en la localización como hecho particular.

En este caso, el espacio es considerado como un producto del modo de producción, y su comprensión requiere el

conocimiento de la forma como opera dicho modo de producción, como proceso histórico-geográfico. Los cambios

espaciales obedecen a los ajustes necesarios que cada modo de producción debe hacer en la organización del espacio

para garantizar su propia reproducción. Así, por ejemplo, la expansión o ampliación de las áreas de mercado, la

colonización y el imperialismo, la globalización y la conformación de bloques económicos y 81 zonas de mercado

libre, la relocalización de la producción y de la fuerza laboral, entre otras, son estrategias espaciales que el capitalismo

ha utilizado a lo largo de su historia para constituirse y mantenerse como sistema hegemónico.

La conquista espacial del capitalismo es clave (Lefebvre, 1991) en el fortalecimiento y consolidación del capitalismo,

pues le ha permitido, en buena medida, la solución de sus crisis periódicas de acumulación. Los geógrafos económicos

que se guían por este marco teórico se muestran particularmente interesados en analizar los procesos macroeconómicos

que regulan las estructuras espaciales y los cambios de dichas estructuras. Consideran que las formas

espaciales son fenómenos superestructurales que no se explican por sí mismos, y dado que los hechos económicos se

dan en condiciones históricas concretas e irrepetibles, y en tiempos y lugares determinados, rechazan los modelos que

pretendan generalizar patrones espaciales (de localización, uso del suelo, jerarquías, disposiciones espaciales, etc.).

Con todo y lo dicho, varios geógrafos emprenden la construcción de una geografía marxista y antipositivista. En las

páginas que siguen se presentan en forma sintética las ideas principales que han desarrollado los geógrafos Richard

Peet, David Harvey, Edward Soja y Milton Santos sobre el espacio.

MILTON SANTOS: EL ESPACIO COMO ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD

En América Latina el geógrafo que más se ha interesado por teorizar en torno al espacio es el brasileño Milton Santos.

Ya en este texto reseñamos su queja sobre el poco interés de los geógrafos sobre el espacio y el método para abordarlo

científicamente, queja que sintetizó al calificar a la geografía como "viuda del espacio", y como una disciplina más

encantada con el suelo que con la sociedad. Sus reflexiones son ya de vieja data y se hicieron más intensas en los

últimos años, debido a su urgencia de interpretar la aceleración contemporánea de procesos como la globalización y la

transformación espacial producida por el desarrollo tecnológico, procesos que han creado un medio científicoinformacional

con tendencia a la predominancia de un único sistema técnico en el mundo, pero con densidades

distintas en su espacialización.

Santos no sólo discute sobre relaciones espaciales o sobre formas espaciales, sino que plantea una teoría sobre la

naturaleza misma del espacio geográfico y sobre el método para abordarlo como objeto mismo de la geografía. Santos

critica el hecho de que cuando la geografía se tornó en ciencia espacial, el espacio se definió a partir de una reducción al

espacio económico, es decir al que se expresa como un sistema de relaciones económicas abstractas y matematizadas.

Ese espacio definido como espacio económico, que se interesa por puntos, líneas, superficies y volúmenes, es un

espacio banal, en el cual los seres humanos y los objetos económicos se encuentran localizados. Ese espacio de los

economistas, que importaron los geógrafos sin mayor juicio, no es otra cosa que una porción de la superficie terrestre

definida por los flujos que la surcan. El espacio en este sentido no es sino un conjunto de puntos emisores y de puntos

receptores de flujos, que constituyen el esqueleto de un espacio neutro. Así, la geografía definida como ciencia espacial

cuantitativa fragmenta el espacio e impide pensarlo como totalidad estructural concreta.

Santos comparte con las aproximaciones estructuralistas marxistas de Harvey y Soja las ideas de que el espacio es

producido socialmente y de que cada modo de producción crea y recrea el espacio a su conveniencia. Pero toma

distancia de ellos al considerar que el espacio es un concreto social con identidad propia, una estructura de la sociedad


en evolución permanente, y cuya realidad material no se reduce a un mero producto o epifenómeno de la estructura

económica.

El espacio es una instancia de la sociedad del mismo tipo de las instancias económica y cultural-ideológica, y como tal

contiene a las demás instancias y está contenido en ellas. El espacio -para Santos el verdadero objeto de la geografíaes

"un sistema complejo, un sistema de estructuras, sometido en su evolución a la evolución de sus propias estructuras"

(Santos, 1997a: 16).

Una estructura espacial es: Una combinación localizada de una estructura demográfica específica, de una estructura de

producción específica, de una estructura de renta específica, de una estructura de consumo específica, de unas

estructuras de clases específica y de un arreglo específico de técnicas productivas y organizativas utilizadas por aquellas

estructuras y que definen las relaciones entre los recursos presentes... La realidad social, en tanto espacio, resulta de la

interacción entre todas esas estructuras (Santos, 1997a: 17).

Para Santos (1997a), la esencia del espacio es social, histórica y política, pero el espacio es en sí mismo un híbrido que

participa igualmente de lo social y de lo físico. Éste debe considerarse como una instancia constitutiva de la sociedad, en

los mismos términos que las instancias económica y cultural-ideológica, y no como una simple superestructura o

producto reflejo del modo de producción.

El espacio no es apenas un conjunto de las cosas naturales y artificiales, sino todo eso junto con la sociedad. Los

objetos geográficos distribuidos sobre un territorio constituyen su configuración geográfica o configuración espacial. El

espacio como una estructura es, agrega Santos, una totalidad cuyos componentes en interrelación son los hombres, las

firmas, las instituciones, el medio ecológico y las infraestructuras.

Los hombres son elementos del espacio, ya sea en calidad de trabajadores, jóvenes, desempleados o empleados. Las

demandas de cada individuo como miembro de la sociedad total son atendidas por las firmas y las instituciones; las

firmas tienen como función esencial la producción de bienes, servicios e ideas, en tanto que las instituciones son

productoras de normas, órdenes y legitimaciones.

El medio ecológico es el conjunto de los elementos territoriales que constituyen la base física del trabajo humano, y las

infraestructuras son el trabajo humano materializado y geografizado en objetos como casas, plantaciones, caminos,

etc. Mediante el estudio de las interacciones entre los diversos elementos se comprende la totalidad social, es decir, el

espacio como un todo.

La geografía, según Santos (1996a), es una disciplina cuyo objetivo principal tiene que ver con el estudio del espacio,

definido como una totalidad estructural formada por un sistema, indisoluble y contradictorio, de objetos y de acciones,

cuadro único en el que acontece la historia, cada vez más artificializado y extraño al lugar y a sus habitantes.

El medio de la primera y segunda naturaleza, sometido a una transformación creciente mediante el incremento de la

carga técnica, se está convirtiendo en un "medio técnico-científico-informacional", homogéneo y fragmentado

simultáneamente. Esta fragmentación se expresa en la desigual concentración de la técnica en los territorios y lugares y

en la ruptura de las continuidades, haciendo que unos lugares se articulen en redes hegemónicas y jerarquizadas

nacionales y mundiales, en tanto que otros quedan desvinculados de los lugares contiguos y de las redes.

Los espacios más tecnificados son islas de modernización que se articulan a los espacios en redes hegemónicas de

alcance mundial, mientras que los menos tecnificados son excluidos y se mantienen como espacios letárgicos y

atrasados. Definiendo las cosas como el producto de una elaboración natural, y los objetos como el producto de una

elaboración social, Santos observa que asistimos a un proceso acelerado de transformación en el que cada vez más los


objetos toman el lugar de las cosas y todo tiende a ser objeto. Así, la naturaleza se transforma en un verdadero sistema

de objetos, mediante un proceso de desnaturalización de la naturaleza.

El espacio no es neutro, sino que "su evolución es al mismo tiempo un efecto y una condición del movimiento de la

sociedad global", y "cada combinación de formas espaciales y de técnicas correspondientes constituye el atributo

productivo de un espacio, su virtualidad y su limitación" (Santos, 1996b: 25).

Si bien Santos se resiste al determinismo económico que caracteriza a los marxistas ortodoxos, una especie de

determinismo técnico-científico parece dominar en su concepción del espacio, y por eso el estudio de las técnicas es

considerado como clave para comprender los distintos momentos históricos de la sociedad.

Dice Santos (2000: 145) que: Las características de la sociedad y del espacio geográfico, en un momento dado de su

evolución, están en relación con un determinado estado de las técnicas. Por tanto, el conocimiento de los sistemas

técnicos sucesivos es esencial para la comprensión de las diversas formas históricas de estructuración, funcionamiento y

articulación de los territorios, desde los albores de la historia hasta la época actual.

Cada período es portador de un sentido, compartido por el espacio y por la sociedad, representativo de la forma como

la historia realiza las promesas de la técnica.

LAS CRÍTICAS A LA GEOGRAFÍA RADICAL Sobre la geografía crítica que se ha descrito es necesario hacer algunas

consideraciones adicionales.

Los críticos situados en el positivismo le enrostran su poca utilidad práctica. A esto se puede responder que su inutilidad

se debe a que no tiene interés técnico sino crítico, y de ahí su énfasis en la comprensión del espacio y de las estructuras

espaciales, más que en el espacio o en las estructuras en sí mismas.

La geografía crítica no está interesada en producir conocimiento sobre la geometría de las formas espaciales, sino sobre

los procesos que generan las formas; de ahí su inclinación por la geohistoria de dichas formas. Un marxista convencido

dirá que el conocimiento geográfico crítico es útil para cambiar el mundo, pero no para mantener el estado de las cosas,

afirmando así el carácter revolucionario de su teoría.

Otras observaciones hechas por el posmodernismo, el posestructuralismo y el feminismo son fuente de fuertes debates.

Por ejemplo, se señala que el discurso espacial de la geografía marxista, en sus distintas vertientes, no es suficiente para

entender la naturaleza de nuevos movimientos sociales que no tienen origen en la lucha de clases, tales como los

asuntos de género, los problemas ambientales, la lucha contra la discriminación de homosexuales, los problemas

étnicos, entre otros.

La geografía marxista, como ciencia modernista, es generalizadora, centrista, occidental, occidentalista y masculinista

(Unwin, 1995). Es poco sensible a reconocer las diferencias como entidades propias y positivas, que no son simples

resultados de la naturaleza desequilibrada del modo de producción capitalista, o negatividades o carencias, como

ocurre, por ejemplo, cuando se define lo femenino como carencia de masculinidad. Al menos muchas de las diferencias

que los marxistas reconocen son consideradas como no fundamentales e imposibles de explicarse por sí mismas.

Tampoco se pasa por alto el hecho de que el espacio mismo, cuando no se soslayó por completo, se concibió como un

derivado social que no explica nada ni se explica por sí mismo.

Todavía muchos geógrafos marxistas tienen dudas sobre si la geografía tiene sentido como ciencia del espacio, o si en el

futuro está llamada a formar parte de una teoría social que no reconoce fronteras disciplinarias.

El posestructuralismo, el posmodernismo, el feminismo, o el llamado pensamiento poscolonial, critican con vehemencia

el metadiscurso marxista por su totalitarismo y por su poca o nula sensibilidad por la diferencia. Muchos geógrafos


marxistas ven en estos movimientos actitudes reaccionarias y les reprochan su falta de compromiso anticapitalista, que

a su juicio ha sido remplazado por una actitud antimoderna y antieuropea.

Como se expone en detalle en otra parte de este escrito, la crisis de los meta-relatos, de las grandes teorías y de los

paradigmas ya está haciendo carrera en la geografía. Al parecer no basta con que el materialismo histórico-geográfico

esté dispuesto a hacer algunas concesiones como las que plantean Harvey y Soja en sus recientes escritos, y que

presentaremos en detalle cuando confrontemos las geografías marxistas y las geografías posmodernistas, en el

apartado ya anunciado varias veces. Una de esas manifestaciones es la geografía de género, de cuyo discurso espacial

nos ocuparemos más adelante.

De otro lado, los geógrafos humanistas han criticado el discurso geográfico marxista por su tendencia mecanicista y

objetivista, que al igual que el positivismo, excluye a los actores individuales y hace una "geografía sin hombres". El

marxismo, como el positivismo, desestima con frecuencia este tipo de observaciones críticas, y tilda a la geografía

humanística de anticientífica y reaccionaria. Sobre la geografía humanística se trata en el capítulo que sigue y se

presentan en detalle estas discusiones.

4. Ética y Pedagogía (o recreando a José Luis Rebellato)

Pilar Ubilla

Atreverse con el tema “educación en valores” en estos tiempos, requiere coraje. Tengo que recurrir a esos

referentes éticos que nos permiten sostener la esperanza. Y me refiero fundamentalmente a dos: Paulo Freire y el

entrañable José Luis Rebellato. Cuando hemos asumido que no existe el destino inexorable de la historia, que sólo

depende de nosotras mismas lo que sucede y también lo que va a suceder, es necesario que la incertidumbre asumida

no nos conduzca al cinismo ético o intelectual.

La crisis que vivimos no es sólo regional, es mundial y en mi opinión, es una crisis de civilización porque es

fundamentalmente una crisis ética más que económica y social. Quiero decir que durante la era del neoliberalismo

hemos asistido casi sin indignación al enriquecimiento y despilfarro de unos pocos, sobre el hambre y la miseria de la

mayoría. Desde noviembre del año pasado hemos asistido impávidos a la declaración de guerra de Busch a todo lo que

considera peligroso para el imperio y sus intereses. Ya no nos asombra que en el nombre de la vida se mate, que en el

nombre de la paz se haga la guerra. Hemos construido una sociedad que destruye a la mayoría de la humanidad y al

propio planeta, sobre la racionalidad se construyó la irracionalidad absoluta. Es esta una crisis de la humanidad, ética y

global. Algunas dicen que siempre ha sido así, sin embargo nunca fue tan grande la brecha entre ricos y pobres, nunca

tan mortal la capacidad de destrucción de la industria de la guerra, nunca el mundo fue tan unipolar, nunca un grupo tan

reducido de personas tuvo tanto poder sobre la vida y la muerte de la humanidad.

A pesar de la primer impresión apocalíptica de esta lectura, la propia profundidad y gravedad de la crisis

contiene la llama de la esperanza

La educación supone procesos, aprendizajes y des-aprendizajes (es decir, procesos de des-estructuración); relaciones (el

ámbito educativo no es el de sujetos, sino el de sujetos relacionados; es el ámbito por excelencia de lo relacional);

instituciones, currícula, un marco ético y una educación en valores. Al hablar del currículum diferenciamos: el currículum

visible o manifiesto (es decir, aquél que las instituciones educativas transmiten expresamente cuando hablan de sus

programas) y el currículum oculto, es decir, el que no se expresa, pero que está actuando efectivamente, tanto a nivel


de contenido como a nivel de la forma, se trata de un espacio de penetración de valores y normas que responden a

lógicas que funcionan en la sociedad y que en muchas ocasiones es contradictorio con el explícito

Lo novedoso y convocante hoy, es la explicitación de esta realidad por parte de los responsables políticos de nuestro

sistema de educación formal. Todo debate debe enmarcarse en la realidad y en mi opinión, en el análisis crítico de la

misma, porque ninguna realidad es inmodificable ni perfecta. O dicho de otro modo, las educadoras somos también

respnsables de lo que suceda o no suceda en el campo educativo. Hace ya muchos años que Paulo Freire nos llamó a

nuestra responsabilidad: educar es un acto político y nos convocó a asumir nuestra opción. Por tanto si compartimos la

premisa y optamos por una política de educación liberadora y no por una política educativa bancaria, nos inscribimos en

la perspectiva de que la educación es un proceso permanente de desaprendizajes y aprendizajes que involucra tanto a

las educadoras como a las educadoras.

Los valores son una construcción cultural y por tanto histórica, también por tanto, motivo de transformaciones.

Toda la modernidad cientificista nos embarcó en la creencia que existían valores de primera y valores de segunda, así

como personas de primera y personas de segunda. Es decir, nuestra civilización encarna los verdaderos valores de la

humanidad y todo aquello que los cuestione, es peligroso, demoníaco, bárbaro o inmoral (cruzada hoy encabezada con

desmesurado empeño por el presidente de los Estados Unidos).

Intentaremos desarrollar conjuntamente y bien conscientes de la complejidad e interrelación de los temas

involucrados, el contexto histórico cultural en el que desarrollamos este debate, la dimensión política de la educación

desde el currículum oculto y la ética de la liberación.

I.- La civilización en crisis: una globalización que construye subjetividades

sobre el modelo de la violencia.

El neoliberalismo es inseparable de un modelo de crecimiento con exclusión. El valor de la vida, de su

reproducción y de la naturaleza que la viabiliza, es postergado indefectiblemente en pro de la consolidación de un

modelo basado en el sacrificio de la vida. Lo que genera una actitud fatalista ante la vida, reforzada por la crisis de las

alternativas. Sólo queda la posibilidad de aceptar la realidad tal cual es, aunque suponga marginación, empobrecimiento

y exclusión.

Los modelos neoliberales apuntan a la construcción de un sentido común legitimado sobre el substrato de la

normalidad, es decir, un sentido común que acepte esta sociedad como algo natural e inmodificable, quedando sólo

lugar para la adaptación a la misma. El conformismo generalizado está estrechamente vinculado con un naturalismo

impuesto. El pensamiento único se nos presenta con una lógica irresistible: la lógica del capital sobre la vida, la lógica del

único sistema viable sobre la posibilidad de pensar la alternativa. Se trata de un pensamiento construido sobre un

lenguaje que se pretende universal, moderno y drástico: flexibilidad, adaptabilidad, desregulación, modernidad, eficacia,

polifuncionalidad, etc. Un lenguaje que pretende hablar en nombre de la responsabilidad, aunque luego no pueda dar

cuenta de la corrupción y de la ineficacia absoluta que acompañan a muchas de sus privatizaciones. Un lenguaje que se

pretende innovador, avasallante, desestructurador. Un lenguaje de subversión orientado a la restauración. Un lenguaje

anti-estatal, aunque incongruentemente hable en nombre del Estado.

Los modelos neoliberales son mucho más que una propuesta económica, poseen una capacidad de penetrar y moldear

el imaginario social, la vida cotidiana, los valores que orientan nuestros comportamientos en la sociedad. La cultura de la

globalización con hegemonía neoliberal está produciendo nuevas subjetividades. En tal sentido me parece sugerente la

hipótesis de Jürgen Habermas con relación a lo que él denomina la colonización del mundo de la vida. De acuerdo con

esta hipótesis, el sistema necesita anclarse en el mundo de la vida (vida cotidiana) para poder integrarla y neutralizarla.

Asistimos a la construcción de nuevas subjetividades y a la emergencia de nuevas patologías; lo que afecta severamente

el concepto de calidad de vida. Señalo brevemente algunas de ellas: el terror a la exclusión, que se expresa en la

disociación de vivir bajo la sensación de lo peor; el fortalecimiento de nuevas patologías ligadas a la violencia como


forma de rechazo de una sociedad excluyente, pero también como conformación de una identidad autodestructiva; la

violencia como expresión de la competitividad, pues se pierde el valor del otro ser humano como alteridad dialogante y

se lo reemplaza por el peligro del otro ser, como alteridad amenazante.

La sociedad de la exclusión genera una verdadera expansión de las violencias, un nuevo mundo de lucha de tod@s

contra tod@s. Interesan los sujetos que triunfan, los eficaces, aquellos que saben cuidarse del otro y están dispuestos a

pasar por encima de él para poder triunfar. El derecho a la fuerza se afianza con una profunda crueldad: las operaciones

de limpieza social buscan aniquilar a l@s indeseables y desechables (ahora son “los terroristas” o “los saqueadores”). Se

trata del derecho a la fuerza sostenido sobre un cálculo de vidas; calcular supone decidir, anteponer y sacrificar. Esta

violencia social se ve reforzada por el espectáculo del horror que difunden los medios de comunicación; suscita en

nosotr@s aquellas violencias y temores profundamente anclados en el inconsciente personal y colectivo. Entra en juego

un fenómeno de espejo donde vemos reflejado en la violencia social lo que de alguna manera hubiéramos, quizás,

deseado expresar. Vivimos en una sociedad del riesgo mundial, como sostienen algunos autores. Esta globalización

sustenta su poder, también, en la escenificación de la amenaza. Esta es una sociedad violenta, competitiva y autoritaria.

Por otra parte, la sociedad del espectáculo genera conductas pasivas y contemplativas, así como también

aislamiento y soledad; la sociedad de las imágenes conduce a un exceso de información y de excitación que

desencadena un fenómeno de sobresaturación del yo; la sociedad del cálculo genera una superficialidad en los afectos y

la ausencia de un compromiso emocional; la sociedad de la eficacia competitiva desemboca en subjetividades

constituidas sobre la base de la compulsión a actuar y de la angustia por triunfar; la sociedad del valor de cambio

provoca conductas consumistas, exacerbadas por los medios de comunicación; éstos, a su vez, fortalecen el deseo

imitativo (deseo mimético), con lo cual los sectores excluidos por el modelo ahondan sus frustraciones, lo que puede

conjugarse con el desarrollo de conductas violentas como respuesta a un identidad negada y frustrada.

Las sociedades de dominación, penetran con sus valores y pautas culturales e imponen un enfoque de la

educación y, con mayor fuerza, un currículum oculto. Desde la década de los 60, las instituciones internacionales (Banco

Mundial, Cepal) desarrollaron políticas educativas en las que ya se comenzó a insistir en la importancia del "capital

humano" como ingrediente indispensable en los procesos productivos; la educación pasó a ser una variable

imprescindible del desarrollo económico. El Banco Mundial se incorporó - desde ese momento- a la financiación

condicionada de la educación. Sin embargo, la elaboración más específica de políticas educativas, es característica de

esta reestructuración mundial. [3]

II.- La educación en la era del neoliberalismo.

La institución educativa, abanderada de la cultura del fatalismo es, por tanto, portadora de la desesperanza. La violencia

física, económica y social necesita de la violencia ética. El sometimiento es manifestación de esta violencia. Una violencia

interiorizada que se expresa en la violencia en relación a los demás. La destructividad se manifiesta en todos los niveles

de la vida. El mercado se instaura dentro de nosotr@s mism@s y se establece como una fortaleza. La violencia

interiorizada conforma una identidad centrada en la violencia y en la frustración. La violencia no es experimentada como

violencia institucionalizada sino como condición de normalidad. Existe un lazo profundo entre este modelo de hombre y

una cierta concepción de la normalidad. [4] La ofensiva neoliberal es tanto más fuerte cuanto más se vuelve normal.

Su fuerza radica en hacernos sentir y vivir que esa ética, esas normas y esas relaciones sociales, son parte de nuestra

vida. Son nuestra propia vida. Cuando este proceso culmina el neoliberalismo se fortifica. Ya no es un enemigo que está

frente a nosotr@s. Somos nosotr@s mism@s. Su fuerza hegemónica parece diluirse, cuando en realidad se ha

consolidado.

El sistema educativo en cuanto espacio privilegiado de transmisión cultural, es también, espacio de creación y conflicto.

Hoy se ha priorizado explícitamente el rol “inclusivo” de la educación, particularmente de la enseñanza pública, cada vez


más orientada a los llamados “sectores de riesgo” localizados en “áreas adversas”. Hablamos de una educación a dos

velocidades que se ha ido adaptando a una sociedad a dos o más velocidades. La educación privada para quienes serán

los futuros dirigentes, intelectuales, etc., quienes deberán ser creativos y ferozmente competitivos para mantener y en

lo posible acrecentar, sus niveles de consumo (fenómeno que comienza a germinar en nuestra enseñanza superior); la

educación pública para l@s otr@s, fundamentalmente para ese 50% de niñ@s viviendo en situaciones de carencia y con

un crecimiento poblacional inédito en nuestro país. Nos encontramos ante un proceso de identificación selectiva, en la

medida en que consolida la personalidad en torno al valor del orden. Se trata de una violencia ética que, al desechar la

justicia, termina en el sometimiento y en la desestructuración de toda postura crítica.

El sistema educativo desarrolla una cultura estrechamente ligada al mundo de la vida. Los valores de la competencia, de

la superación individual, de la lucha por la sobrevivencia a costa de tod@s, de la exclusión, de la destrucción, dan aquí su

batalla más importante contra los valores de la solidaridad, del trabajo colectivo, de la cooperación, de las luchas y

búsquedas de las y los iguales. Es el terreno de la construcción de identidades subjetivas donde pueden gestarse las

utopías; pero es allí, sobre todo, donde pierden. Aquí se levantan los muros, cuya caída se festejó con tanta alegría. Es

en este mundo de la cultura cotidiana donde aprendemos y desaprendemos sobre la base de nuestros errores y

ensayos, abiertos a la lucha junto con l@s demás. Pero también es allí donde la cultura neoliberal impone sus

pretendidos aprendizajes, destruyendo la búsqueda de la justicia, instaurando la lucha de tod@s contra tod@s, de l@s

propios excluid@s contra los excluid@s.

La sobrevivencia se gana compitiendo y esto supone destruir al otro, despojarlo de su dignidad. Es en el campo cultural y

educativo donde el orden produce su mayor fascinación.

La formación de l@s educadores y profesionales, en general pone énfasis en la transmisión de los conocimientos. Por

cierto, está fuera de discusión que todo proceso de aprendizaje supone transmitir conocimientos. El problema radica en

la matriz a partir de la cual se genera la producción del conocimiento. El modelo predominante se basa en una matriz de

transmisión unidireccional, donde el receptor es negado en sus potencialidades comunicativas. Hablante y oyente,

emisor y receptor interaccionan sobre la base de un modelo de transmisión y no de comunicación. Oyente y receptor

son categorías que expresan que el modelo desde el cual se las elabora excluye las potencialidades de interlocución. A

veces, este modelo puede disimularse con técnicas participativas que, en el fondo, mantienen inalterada la matriz,

colaborando en su legitimación.

En realidad, el modelo sobre cuya base se desarrollan nuestros procesos de formación es un modelo estructurado sobre

relaciones de poder. El discurso se elabora desde el poder y contribuye a su consolidación. La reacción pedagógica

reproduce las relaciones de dominación y dependencia, por medio de las cuales las educadoras instauran un estilo

educativo que no tiende al crecimiento de nuevos sujetos y nuevos educadoras, sino a su dependencia y subordinación.

Ahora bien, sobre la base de relaciones de dominación se conforman personalidades subordinadas y sólo puede surgir

una ética de la dependencia, donde el otro no es un sujeto distinto a mí, sino que es la reproducción de mí mismo. El

otro es negado en cuanto sujeto y reducido a la categoría de objeto. Al objetivizar las relaciones educativas, la práctica

conduce a la reproducción de un modelo que permanentemente genera condiciones para que quienes son considerados

como objetos por la cultura vigente, mantengan la condición de tales. Se pierde el sentido ético de la relación educativa,

a partir de lo cual se genera una serie de consecuencias coherentes con esta ética de la subordinación que nos somete a

una violencia institucionalizada permanente y “normal”.

La investigación, el diagnóstico, la planificación y la evaluación son elaborados sobre la población (tanto educandos

como familias y comunidad) sin tener en cuenta su participación; los conocimientos obtenidos no apuntan a transformar

en forma autogestionaria la situación, sino que sirven para investigaciones cuyos productos no vuelven a ella o si

vuelven, son devueltos en una forma que mantiene su pasividad; se pone el acento en una ética del secreto profesional


en cuanto a la información, pero se olvida o se niega, en forma consciente o inconsciente, la necesidad y el derecho a la

información y participación por parte de la población.

Es así que, desde la perspectiva de una ética de la subordinación, se niega la autonomía de los sujetos, se privilegian los

modelos de beneficencia y asistencialismo, se acentúa la situación de sometimiento en la que se encuentran muchos

educandos, familias y comunidades. Se conforman personalidades cuya identidad sigue teniendo como referente la

violencia, en cuanto imposición del modelo del educador, negando las potencialidades de maduración, de creatividad,

de iniciativas y de acción de los sujetos con los cuales se desarrollan los procesos educativos. El otro es negado en

cuanto sujeto en la medida en que se le niegan sus potencialidades, impidiéndole realizar aquel aporte inédito ligado a

su originalidad. Pero de esta manera, el modelo educativo - aún cuando pueda fundarse en un discurso con contenido

de cambio y valores - termina siendo funcional a la personalidad centrada en el orden y en el sometimiento. El excluido

es (se quiere que sea) incluido en un modelo de aprendizaje que consolida su exclusión. El educador, a su vez, sostiene

vitalmente una ética del doble discurso, con contenidos transformadores y con códigos normativos de subordinación.

El Banco Mundial - después de haber tenido una enorme responsabilidad en la deuda externa de nuestros países- ahora

se ha dedicado a la planificación educativa. Un Banco actuando como pedagogo. Traslada el formato de sus análisis

económicos al campo de la educación. La educación es vista como insumo para generar "capital humano." Su eficacia se

mide en la relación costo/beneficio. La calidad del capital humano es lo que asegura un efecto positivo en relación al

empleo y al ingreso. Según la óptica del Banco Mundial se trata de superar la pobreza y asistir a los "sectores

deprimidos", de modo tal que éstos puedan contar con oportunidades equitativas. La equidad y el desarrollo

sustentable - de los cuales habla el Banco- son posibles si los pobres superan su situación. El activo de los pobres está en

su capital humano y en las posibilidades de utilización de su mano de obra. El análisis del Banco Mundial podría ser

tildado de idealista si no fuera que es la principal agencia promotora de un crecimiento que supone exclusión. En

realidad, se trata de una postura profundamente cínica, que contrasta con todos los indicadores referidos a la

distribución del desarrollo. Una ética y una política del mercado requieren de una educación para el mercado; una

educación, no centrada en los derechos humanos y la solidaridad, sino en la fuerza y la violencia: la fuerza de la

competencia, de la eficacia sin deliberación, de la instrumentalidad gerencial, el derecho a la violencia y hasta la

aniquilación de las diferentes por parte de los dueños del mundo que son las ciudadanas con derechos.

Si no estamos alertas frente a este panorama nuevo, puede suceder que nuestra buena intención de incidir en las

políticas públicas termine en que serán los organismos internacionales los que incidirán decididamente sobre la política

educativa que queremos impulsar. Tendremos un efecto a la inversa.

El término “área adversa” es propiedad de los teóricos de la enseñanza primaria, pero podría serlo también de las

autoridades del gobierno, del municipio o del Ministerio del Interior. Los barrios suburbanos, cuando no corresponden a

la periferia rica y segura, son zonas adversas. Las niñas de esas zonas - los que concurren a la escuela - no aprenden y no

tienen “valores”. Están mal alimentadas, son agresivos y violentos, no tienen materiales, ni lugar, ni hábitos de estudio.

La falta de espacio facilita la promiscuidad y hace que las niñas y adolescentes vean y sepan muchas cosas que las

instituciones educativas no tienen en cuenta. Para ellos es normal, la vida es así ; para las educadoras, cuando lo

perciben, es desconcertante. Las autoridades dicen que los centros educativos de “áreas adversas” son de

“requerimiento prioritario” (otro término fácilmente extrapolable al conjunto de la población de las áreas adversas).

Pero nada hay en los planes que tengan que ver con un “requerimiento prioritario” o que diferencie lo que allí se

enseña. Pero esos niñas y adolescentes no aprenden, los temas abstractos y el lenguaje les son especialmente arduos

puesto que van a un terreno intelectual no preparado o preparado para otros aprendizajes. Se “portan mal”, se sienten

y son violentadas en sus valores y su cultura; las educadoras quieren educarlas, culturalizarlas, civilizarlas, pero no

aprenden siquiera a llegar en hora. Son en cambio bastante buenos en matemática, señalan las educadoras, disciplina

más relacionada con su vida cotidiana donde contar bien para que no te jodan, por ejemplo, es vital. Les gusta el

deporte y la actividad física donde generalmente sobresalen. [5]


En estos barrios se forman cada vez más subculturas que nadie sabe cómo funcionan y que a muy pocas nos

interesan. Mucho menos entonces se sabrá cómo introducir conocimientos. En estas instituciones educativas, las

docentes deben hacer lo que puedan, sostenidos por su vapuleada vocación y la inteligencia que les haya tocado en

suerte.

Detrás de cada niño o adolescente con dificultades de aprendizaje aparece una constante :se trata de un ser

humano al que se le escamotea información y conocimiento desde el medio familiar y/o social. También los

profesionales los y las someten a innumerables encuestas, exámenes e interrogatorios, sin darles ocasión a que de ellos

emerjan las preguntas.

La mayoría de las instituciones de enseñanza están organizadas para el éxito de quienes se acomodan al sistema.

Triunfa el que no piensa pero repite lo que los otros quieren, el que interioriza el orden institucional y no lo cuestiona, el

que se adapta subordinadamente a la lógica institucional, de tal forma que se expulsa al diferente y se promueve al

pasivo receptor y repetidor de conocimientos y normas.

Una de las quejas más frecuentes de padres, madres y educadoras es que las jóvenes no escriben o escriben

mal. Dentro de este contexto, en las grandes ciudades del mundo las jóvenes comenzaron a practicar una escritura

enigmática cuyas muestras se denominaron tags en Estados Unidos y pichaçoes en Brasil. Se trata de una mezcla de

pictograma e ideograma, de una escritura en código. En Nueva York cubre no solamente las paredes de los barrios, sino

también los camiones de mercaderías. En algunas ciudades de Brasil no hay pared, puente o muro que no esté cubierto

con estas inscripciones. Tales escrituras aparecen en lugares muy peligrosos, muy altos, en puentes donde el apoyo para

escribir es muy pequeño. Muchas son las jóvenes que han muerto intentando marcar su particular mensaje en los

muros.

La sociedad no trató de comprender la aparición de estas escrituras; por el contrario, como primer reflejo

primario, la represión no tardó en aparecer bajo la forma de la persecución policial o vecinal. Esta situación lleva a

pensar cuán violentamente silenciadas están en el conjunto de la sociedad las voces de l@s adolescentes.

III.- La violencia oculta: el predominio de la racionalidad instrumental

“Al declararnos seres racionales, vivimos una cultura que desvaloriza las emociones y no vemos el entrelazamiento

cotidiano entre razón y emoción que constituye nuestro vivir humano y no nos damos cuenta de que todo sistema

racional tiene un fundamento emocional.” (Maturana, “Emociones y Lenguaje en Educación y Política”, 1992).

Michael Apple en “Teoría crítica y educación” plantea que en las sociedades contemporáneas –construidas desde una

perspectiva neoliberal- se está produciendo un cambio sustantivo en la lógica del trabajo. Un proceso de

desadiestramiento. Es decir, es posible utilizar personal menos adiestrado y costoso. Además, puede aumentarse el

control del ritmo y de los resultados del trabajo. El poder opera invisiblemente en la producción y lo hace a través del

gerenciamiento técnico. La gerencia técnica intenta controlar y concentrar las habilidades y conocimientos que antes

eran propias de los trabajadores especializados. Separa, pues, la concepción de la ejecución. Esto va acompañado por un

proceso de readisestramiento de la mano de obra para manejar nuevas máquinas. Dice Apple: “Se necesitan menos

trabajadores calificados y la gran cantidad que se utilizaba previamente es reemplazada por un número menor de

técnicos, con diferentes habilidades, que supervisan las maquinarias.” (Apple, 1997:16).

. El control de la forma curricular se ejerce a través de la lógica de los módulos. Los módulos están preelaborados

y “científicamente” comprobados. Formulan expresamente los siguientes aspectos: los objetivos, los

contenidos a desarrollar, los pasos pedagógicos a dar y los mecanismos y formas de evaluación. Es decir, contienen todo.


Esta enseñanza por módulos o paquetes tiene varios efectos. El primero, la disminución de los antagonismos y la

obtención de consensos educativos. Al aplicar módulos: el profesor o profesora sabe lo que tiene que hacer; el alumno

no pierde el tiempo; los padres quedan contentos porque en la escuela se imparte una educación de calidad; el Estado

queda satisfecho porque los recursos no son dilapidados. En segundo lugar, se produce un proceso de

desadiestramiento y readiestramiento del profesorado que pasa a ser gerente de los módulos. Su función es ejercer la

gestión del módulo. En tercer lugar, si esto se logra con eficacia, la lógica del trabajo imperante en el modelo neoliberal

ha penetrado el campo educativo, no tanto en sus contenidos, sino en sus prácticas, valores, normas y asignación de

roles, en el currículun oculto. Ha ganado la batalla ética.

Un paso más. Apple nos dice que en la sociedad global, la gente se convierte en consumidor aislado. Los sistemas y

módulos curriculares apuntan a generan una nueva subjetividad. Sostiene: “Importantes aspectos de nuestro aparato

cultural, representan un mundo en el que la sociedad reconoce a cada miembro como un individuo, pero ese

reconocimiento depende casi por completo de sus actitudes técnicas (...). El respeto y el compañerismo se obtienen

sólo al convertirse en expertos técnicos. El individuo acepta y realiza cualquier trabajo técnico que se le ofrece y es leal

sólo a aquellos con aptitudes técnicas similares y no con cualquier valor social y comunitario (...). La calificación de un

buen alumno significa la posesión y acumulación de una gran cantidad de habilidades al servicio de intereses técnicos

(...) El tipo específico de individualismo que estamos presenciando aquí constituye un interesante desplazamiento desde

una ideología de la autonomía individual –donde una persona es su propio jefe y controla su destino- a un

individualismo carrerista.” (Apple, 1997: 29-31).

IV.- Una propuesta desde la ética de la liberación

Paulo Freire entendió que aprender a leer significa algo más profundo y difícil: aprender a leer la realidad; aprender a

leer el mundo. Pero el mundo está constituido por significaciones culturales, además de relaciones sociales, económicas

y políticas. Es decir, significaciones que se dan en la trama de una cultura. No puedo enseñar a leer el mundo, si como

educador/a no aprendo y comprendo el mundo cultural al cual me dirijo. Por ello, para Paulo las educadoras somos

nómades: alguien que no debe partir de su ahí, sino partir del allí de los educandos para que, desde el allí y desde el

aquí, podamos construir juntos el futuro. A esa comprensión de la cultura Paulo la denominó investigación temática. Es

decir, una investigación que se orienta a captar y comprender los temas centrales de una cultura, en torno a los cuales

se entretejen relaciones sociales y desde los cuales se derivan otros temas. El paso siguiente es codificar dichos temas en

un dibujo que exprese un recorte de la cultura con la cual estoy trabajando. La lámina se transforma así en una

codificación, es decir, en una síntesis de un tema generador y de un conjunto de relaciones sociales y simbólicas. El

grupo, puesto ante la lámina comienza a analizarla, o sea, a decodificarla. El proceso de decodificación pasa luego a una

etapa de síntesis y de reflexión colectiva en torno a lo descubierto en la lámina. En el fondo, se trata de un proceso de

lectura conjunta de la realidad. Ahora bien, esta comprensión de la realidad se sustenta en una postura metodológica y

ética: la cultura y los valores del otro deben ser respetados, son punto de partida y referente fundamental. Y la cultura y

los valores deben ser respetados, puesto que el otro (sujeto diferente) debe ser respetado. Es digno de respeto. De ahí

la rebeldía de Paulo Freire frente a la actitud del dominador que trata de colonizar la cultura del dominado,

desvalorizándola. El punto de partida radica en que el dominado recupere su valoración y la de su propia cultura.

Aquí nos encontramos ante otra postura ética: la opción junto al otro/a para acompañar sus procesos de valoración de

la cultura y de superación de la relación de dominación. En “Pedagogía de la Autonomía”, nos dice Freire: “El intelectual

memorizador, que se domestica ante el texto, con el miedo de arriesgarse (...) no percibe ninguna relación – cuando

realmente existe – entre lo que leyó y lo que ocurre en su país, en su ciudad, en su barrio. Repite lo leído con precisión,

pero raramente intenta algo personal. Habla con elegancia de la dialéctica, pero piensa mecanicistamente”

Paulo Freire nos conduce a una ética dialógica, que supone ponerme desde el punto de vista del otro/a y recorrer un

camino donde junt@s leemos y construimos la realidad: co-descubrimiento y co-transformación. En esta perspectiva el


lenguaje como búsqueda del entendimiento cumple un papel central. A su vez, es preciso que integremos al proceso

educativo la pluralidad de lenguajes: verbales, no verbales, visuales. La inteligencia no es sólo racional, sino que es

múltiple, es también imaginación, emoción. Comprender un lenguaje no es sólo quedarse en el texto, sino vincular el

texto con la realidad, con la historia, con el acontecimiento, con el mundo. Eduardo Galeano nos dice que el lenguaje

como comunicación es incompatible con este modelo: “ El sistema vacía el lenguaje de contenido, no por el placer de

una pirueta técnica, sino porque necesita aislar a los hombres para dominarlos mejor. El lenguaje implica comunicación

y resulta, por lo tanto, peligroso en un sistema que reduce las relaciones humanas al miedo, la desconfianza, la

competencia y el consumo”

La ética expresa una relación constitutiva con la realidad histórica. No puede pensarse sino desde un contexto histórico y

desde las realidades de las personas. Los educandos no conforman sus proyecto éticos sólo en los espacios educativos.

Todo lo contrario, hay otros espacios, tales como la televisión, con gran fuerza en cuanto a la transmisión de valores

éticos. También las docentes viven una ruptura entre los tiempos laborales y los espacios de reflexión. Inmersos en el

proceso de globalización, no podemos pensar la educación encerrada en los muros del espacio educativo Hay otros

espacios que forman y que son educativos. Los valores se transmiten en todas partes. En la vida. En la acción. El espacio

educativo se encuentra profundamente desafiado y cuestionado en tanto queda encerrado en sí mismo. Es preciso que

el educador y la educadora partan de la vida de las estudiantes. Si bien hay orientaciones éticas generales, no podemos

olvidar que los seres humanos no se fabrican y que no podemos adaptar nuestras alumnas a nuestros valores. Ellas

elegirán el camino que les parezca más acertado.

Cada ser humano es resultado de una historia. No podemos prescindir de esa historia. Es preciso conocerla para

entender las opciones que vamos haciendo a lo largo de la historia. No es posible desconocer las historias y las

narraciones de nuestras alumnas. Con ese conicimiento, los valores que ellas viven se nos van a presentar de otra

manera.

Podemos desarrollar una reflexión teórica sobre la ética, sus fundamentos, sus principios. Podemos ponernos en

contacto con las grandes corrientes del pensamiento ético. Pero fundamentalmente, la ética se construye desde una

práctica, desde la realidad vital, desde la vida cotidiana, desde la necesidad de saber cómo actuar en cada situación

concreta, pues las situaciones son contingentes y las opciones éticas no resultan de la aplicación mecánica de los

principios y valores a las situaciones. Moverse en situación supone optar, elegir, a veces en el marco de incertidumbre.

En las situaciones, la conciencia moral se desarrolla y educa al tener que enfrentar dilemas éticos, es decir, valores que

entran en antagonismo. Esto requiere reflexión, sensibilidad, argumentación, desarrollo de hábitos. Como educadoras

debemos generar espacios para la reflexión ética. No una disciplina llamada ética, pues la ética se caracteriza por su

transversalidad: los valores aparecen implicados en todas las situaciones educativas y curriculares. Cualquier situación

puede ser una oportunidad para desarrollar una reflexión ética. En esos espacios no se trata de invadir los valores de las

estudiantes para que ellas copien nuestros valores. Se trata de generar condiciones para que los y las estudiantes y las y

los profesores podamos construir nuestros propios proyectos de vida.

La autonomía significa precisamente: desarrollar capacidades de elección, maduración y opción críticas. La heteronomía,

en cambio, supone adaptación, repetición y copia. La ética se liga etimológicamente al término ethos, forma de vida.

Entendemos que no cualquier forma de vida. Por el contrario, supone una plenitud de vida. Una vida digna. Como forma

de vida se encuentra articulada con actitudes .

. La ética no es una práctica en solitario. Somos seres esencialmente sociales. Nuestras identidades se

construyen en el contexto del reconocimiento o no. El desafío está en articular el desarrollo de la autonomía tanto a

nivel personal como a nivel de nuestras relaciones sociales. No es posible crecimiento de proyectos de vida si la sociedad

no se construye a partir de instituciones justas. Todo esto, sin embrago, podria quedar en un plano muy ideal si no se

concreta en normas. Las normas son resultados de acuerdos colectivos que regulan nuestros comportamientros y


acciones en los grupos, profesiones, instituciones y en la sociedad. En realidad, no son sólo resultado de acuerdos, sino

también productos de conquistas. Los derechos humanos, por ejemplos, tienen un contenido ético pero también un

contenido normativo. Su vigencia (por la que aún luchamos) es resultado de reconocimientos, acuerdos, pero también

de conquistas incansables. Las normas dejadas a sí mismas, caen en la rutina, ahogan el impulso ético y crean la

convicición de que actuando de acuerdo a normas nuestro comportamiento es ético. Si las normas conforman el campo

de la moral, es preciso sostener que la moral ayuda a materializar la intencionalidad ética, pero necesita ser

continuamente revitalizada por el impulso, la reflexión y la sensibilidad ética.

Todas tenemos un proyecto. Actuamos desde una cierta “estructura axiológica”. Es decir, desde una estructura de

valores. A veces la estructura axiológica la reproducimos; muchas veces es el resultado de un cuestionamiento y de una

opción. Es en este último caso donde emergen los momentos de ruptura; momentos en los cuales hacemos un giro en

relación a nuestro proyecto de vida. Son momentos de crisis, de crecimiento, dolorosos, pero también expresión de

madurez. Momentos a los cuales es preciso retornar cuando sentimos que nuestra vida se está “burocratizando” o

ritualizando.

No pensamos la ética como una materia específica. A veces, las modificaciones de planes de estudios parece resuelta

cuando se introduce una materia específica. Hoy, más que hacia una currícula elaborada verticalmente, debemos

avanzar hacia una currícula con dimensiones transversales. La ética es una típica dimensión transversal. Es decir,

atraviesa la totalidad de los procesos educativos.

Estamos entendiendo la ética como articuladora de una propuesta educativa liberadora. En la construcción de

alternativas educativas populares, el concepto de autonomía se transforma en un valor heurístico e inspirador, de

fundamental importancia. Referirnos a una ética de la autonomía, supone necesariamente contraponerla a la

reproducción de los valores éticos vigentes, es decir, a una ética de la heteronomía. En el centro de ambas éticas está la

cuestión de cómo pensamos, vivimos y ejercemos el poder y la autoridad. Poder para gestar poderes, o poderdominación.

Una ética heterónoma da lugar a una ética autoritaria, es decir, a una ética donde el valor fundamental es

aquel definido por la autoridad. Esta, a su vez, es pensada y aceptada en términos de dominación y dependencia. Se

trata de una ética que, aún en nombre de la libertad, ahoga las posibilidades de crecimiento de la libertad.

El poder es ejercido sobre la gente (educadoras, educandos, población); ya se trate de un poder físico,

económico, cultural, simbólico. Es un poder que conserva y refuerza las relaciones de asimetría. La autoridad se

configura como algo distinto de los sujetos. Posee poderes que no están al alcance de nadie. Establece distancias y

barreras imposibles de franquear. Es una autoridad que crece en tanto más se separa. También puede acercarse, pero si

lo hace es para anular al otro. La dependencia no es una situación de la cual se parte, sino que es condición que se

supone inherente al ser humano; es una dimensión que nunca podrá trascenderse. Una relación que no es posible

superar, sino que es necesario fomentar y fortalecer. La orientación de una ética autoritaria es improductiva, en tanto

no busca desarrollar capacidades y poderes. El poder es entendido como poder sobre, dominación, anulación,

paralización de la vida.

Los modelos neoliberales se contextualizan en el marco de una racionalidad de tipo instrumental predominante

en nuestra cultura contemporánea. Es a partir de la racionalidad instrumental que se derivan los valores éticos. Sólo lo

que es eficiente tiene valor. La eficiencia se transforma así en valor supremo y en criterio de racionalidad única. La razón

de la eficiencia se pone por encima de la fuerza de la razón. Esto además se encuentra estrechamente ligado a la

concepción de la neutralidad axiológica en la ciencia.

Se imponen criterios de eficiencia basados sólo en la calculabilidad. Esta es entendida como el logro de fines que

están fuera de la discusión, buscando los medios adecuados, sin ninguna referencia a valores. Este criterio cambia si se

introduce el valor de la vida, las necesidades reales de los sujetos y de su reproducción. Desde esta perspectiva, no se


trata de renunciar a la eficiencia, sino buscar una eficiencia que esté orientada por valores éticos relacionados con la

vida humana y con la corporeidad. Racionalidad y decisión ética no se excluyen, sino que se requieren una a la otra,

conformando un nuevo modelo de racionalidad.

No es posible desarrollar un discurso en torno a la racionalidad sin referirse expresamente al pensamiento de

Max Weber. La racionalidad weberiana se sitúa en el marco de un pensamiento post-metafísico caracterizado por la

imposibilidad de todo fundamento. La ausencia de fundamento determinaría - según Max Weber - la fragmentación de

los proyectos éticos y políticos. El discurso racional no puede versar en torno a los fines. En relación a éstos no es posible

acuerdo alguno. Es preciso partir del supuesto de fines pre-establecidos, en relación a los cuales se buscan adecuar los

medios disponibles. La única racionalidad posible es la de acción con acuerdo a fines, no una racionalidad con acuerdo a

valores.

Esta tesis explica la afirmación derivada en relación a la neutralidad valórica en las ciencias. Si los proyectos se

encuentran fragmentados, si no es posible discusión racional en torno a finalidades, sólo queda espacio para la

consecución de los fines. Al explicar el sentido de la neutralidad valorativa de las ciencias sociales y la economía, Max

Weber se ve obligado a explicitar la tesis de la imposibilidad de justificación de los valores que orientan la acción. Estos

valores sólo pueden ser objeto de una decisión u opción. Nunca de una justificación. La imposibilidad de discusión

pública acerca de fines lleva a que Weber diagnostique nuestra sociedad contemporánea con la expresión: “vivimos en

una jaula de hierro”. [6]

El pensamiento contemporáneo, en la medida en que se sitúa en la senda de esta racionalidad instrumental,

termina siendo fuertemente tecnocrático. Se trata de concluir con una discusión acerca de fines. Las ideologías ya no

tienen sentido, si es que alguna vez lo tuvieron. Descartada la discusión en torno a las posibilidades de justificación, se

entra de lleno en el dominio de la eficiencia de los medios. Si a esto agregamos el predominio de una concepción de la

ciencia pretendidamente objetivista, con criterios de verificación acertados y con un modelo único de racionalidad,

hemos alcanzado las características fundamentales del cientificismo contemporáneo. El cientificismo pretende una

perspectiva absoluta en cuanto a las afirmaciones de la ciencia. Necesita de un punto arquimédico de fundamentación.

Ese basamento absoluto, asegura alcanzar una verdad sin discusión. En cuestiones referidas a la razón práctica, el

cientificismo asegura un lenguaje formalizado y una eficiencia en la búsqueda de los medios adecuados, con

prescindencia absoluta de fines.

Esto abre las posibilidades a investigaciones científicas que afectan la vida de las ciudadanas, sin que podamos

controlar y decidir al respecto. Las cuestiones importantes abordadas por la ciencia, han perdido su visión holísticointegral.

La interdisciplinariedad ha pasado a un segundo plano. La religión de la tecnociencia define lo que es la verdad,

lo que es bueno y malo para el género humano.

El neoliberalismo no está para nada ajeno al desarrollo de esta tecno-ciencia. Habla de costos sociales, de

economía recalentada, de ajustes estructurales, de crecimiento sostenible, de interdependencia, de reconversión

industrial, de eficiencia, sin poner de manifiesto la desocupación, la miseria, la exclusión cada vez mayor, el peso de la

deuda externa y el derecho a la fuerza y al control político y económico por parte de los países hegemónicos. Un

lenguaje aséptico es utilizado para camuflar el sacrificio de la vida humana. [7]

Una propuesta alternativa requiere desarrollo práctico y teórico. Para aprender y crecer en el sentido que

hemos desarrollado, se ponen en juego cuatro niveles : orgánico, corporal, intelectual y simbólico o inconsciente. En el

proceso de aprendizaje, es necesario construir una zona de juego, un espacio lúdico y creativo, con el objeto de vencer

vincularmente al síntoma, que no es otra cosa que la creatividad encapsulada, la curiosidad anulada, la renuncia a

pensar, a conocer y a crecer. El espacio de juego y creatividad es la matriz del aprender a ser libres. El acto educativo

requiere de un clima afectivo apropiado y de buen humor.


Hay que considerar al educando, proporcionando elementos que él pueda procesar, considerándolo un sujeto

pensante, pues su inteligencia está, aunque a veces esté atrapada, un sujeto con valores y cultura propia que debemos

conocer, entender y apreciar.

Una ética de la autonomía y de la libertad recurre al concepto de autoridad basado en la confianza. Quien ejerce la

autoridad no necesita intimidar, ni explotar, ni amenazar. La autoridad crece en la medida en que se somete a la crítica y

al control. El concepto de poder cambia substancialmente, transformándose en un poder que despierta poderes; por

ello mismo, el poder circula, tiene carácter provisorio, reclama constantemente participación activa. La educación

adquiere relevancia, no como proceso de sumisión a la autoridad, sino como desocultamiento del poder que la

autoridad del educador/a pretende ejercer sobre los educandos. Un proceso lento, arduo, donde se produce un pasaje

de la negación de la propia situación de opresión a su reconocimiento.

Una educación liberadora tiene necesariamente una orientación productiva, en tanto tiende a la realización de las

capacidades de todos y de cada uno de los sujetos. La productividad de los sujetos se asienta en sus poderes. Es una

educación que busca desarrollar el poder entendido como poder de, o sea, como capacidad y como producción. Para

una ética de la autonomía, la anulación de sí o de los otros seres, la resignación, así como cualquier forma de violación

de la integridad personal y colectiva, constituyen actitudes reñidas con los valores éticos. El sentido de la vida está dado

por esta orientación productiva, por el desarrollo de nuestros poderes y por la capacidad de despertar poderes en los y

las demás.

Sin embargo, esta contraposición de modelos podría hacernos caer en la ilusión de que se trata de elegir entre uno y

otro y que dicha elección es resultado de una decisión racional. Nada más alejado de la realidad. Puesto que las

instituciones en las que vivimos son expresiones de lógicas autoritarias y puesto que nuestro proceso de formación

personal, familiar, académico, se ha dado en el seno de estas lógicas autoritarias, podemos decir que la heteronomía y el

autoritarismo se encuentran profundamente arraigados en nosotr@s mism@s, una suerte de fortaleza instalada al

interior de nosotras.

Entonces, no es para nada obvio que se trate de una simple elección racional. Por el contrario, se trata de un prolongado

proceso, doloroso, pero también gratificante, que permite encontrarnos con nosotras mismas. Un proceso de

reconstrucción de vínculos y de reconstrucción de redes. Vínculos y redes que, en la medida en que permiten crecer con

autonomía, se convierten en nuevos caminos y posibilidades. Un proceso de auto-análisis – personal, grupal, colectivo -

que trata de remover nuestras dominaciones interiores arraigadas en nuestro consciente y en nuestro inconsciente. Un

proceso que busca desenmascarar nuestras ansias de ejercer una voluntad de poder, nuestra omnipotencia de expertas.

Se trata de un proceso prolongado de auto-formación que nos permita quitar nuestras propias máscaras, aquellas que

no nos dejan ser ni pensar por nosotras mismas. Máscaras que encubren la compulsión a la repetición, la reaparición de

lo mismo, la reducción de la diferencia a lo idéntico, el uso del poder, la seguridad de la violencia institucionalizada. El

predominio de la totalidad que ahoga nuestra originalidad. Las síntesis que destruyen nuestras búsquedas azarosas.

Como nos los recuerda Gilles Deleuze, los disfraces son parte integrante y constituyente de la repetición: “La máscara es

el verdadero sujeto de la repetición.” La autonomía supone, pues, un proceso de autoanálisis y una búsqueda

prolongada y conflictiva sustentada en el reconocimiento del otro y en el auto-reconocimiento, así como en la

recuperación del valor de la dignidad.

Escuchar ya no es sinónimo de oír lo que yo quiero, sino de abrirme a lo novedoso y a lo cuestionador. La pregunta deja

de ser un ejercicio retórico y pasa a convertirse en una postura frente al mundo y a la realidad que permite avanzar en el

conocimiento. La confianza no es una simple impostura, sino una real apertura a las otras, que despierta la estima y la

autoestima. Nadie puede cambiar sin quererse, es decir, sin estimarse y apreciarse en sus valores y potencialidades.

Acertadamente Max Neef destaca la estima y la valoración como una necesidad del mundo de la vida. No es una


necesidad de lujo, o para los momentos de ocio, o para sociedades que ya han alcanzado un determinado nivel

económico. Sin autorreconocimiento y sin el reconocimiento de los demás, no es posible alcanzar la seguridad

indispensable para el crecimiento personal y colectivo.

El desarrollo es un proceso conformado por una serie ininterrumpida de situaciones en las que nos enfrentamos

constantemente a la libre elección. Es necesario elegir entre los goces de la seguridad y los goces del desarrollo, entre la

dependencia y la regresión, entre la inmadurez y la madurez. Avanzamos en nuestro aprendizaje cuando el gozo y la

búsqueda que lo deben acompañar superan a la ansiedad y a los goces de la seguridad.

Podemos aprehender en las otras sus potencialidades y su originalidad. De esta manera, el acto de

conocimiento, en el marco de un proceso de aprendizaje liberador, siempre se encuentra impulsado por intereses

comunicativos y emancipatorios; es decir, por intereses y motivaciones de carácter ético. Para una ética dialógica, no es

posible apostar al desarrollo de la comunicación en la práctica educativa, si paralelamente las educadoras no logramos

reestablecer la comunicación con nosotras mismas, es decir, si no superamos la situación en virtud de la cual partes

importantes de nuestras vidas han quedado excluidas de la comunicación pública.

Este proceso de desaprendizaje y de nuevo aprendizaje supone básicamente modificar las relaciones que

establecemos en nuestra práctica educativa, fundadas en estructuras de dominación y de dependencia. Se trata de una

postura ética de descentramiento, de superación de un vínculo establecido sobre la violencia y la imposición, de una

apuesta hacia la creación y el crecimiento de identidades críticas y maduras, que permitan que las otras personas se

descubran a sí mismas, descubran sus potencialidades, comiencen su transformación de objetos en sujetos y desarrollen

un protagonismo, tanto a nivel de producción de conocimientos como a nivel de ejercicio del poder y de la toma de

decisiones. El modelo de autonomía se vuelve difícil, porque la sociedad instituida nos constituye como sujetos

dependientes y subordinados. La autonomía no está dada, sino que es, pues, una conquista; sin embargo, se trata de

una conquista a realizar juntas y dialógicamente.

Autonomía supone audacia para crear significados y valores nuevos, desafiando significados estériles y cristalizados.

Desde esta autonomía se desarrollar la interacción pero desde la lógica y la acción en redes y no desde las tradicionales

estructuras instituidas que suelen ser excluyentes.

La actitud crítica como soporte de la creatividad, la curiosidad, la imaginación, la alegría en contraposición al orden, la

mera trasmisión y la sumisión. No temer al escándalo de la actuación. Muchas veces pensamos que transformar la

realidad es un acto que comienza por el desarrollo de la conciencia y dejamos de lado otras categorías: el cuerpo como

protagonista, las subjetividades, identidades, memorias que alimentan resistencias, imaginaciones y mitos que

multiplican la creatividad, enfrentando la dominación.

Ser sujeto es poder elegir. Nuestra subjetividad es ética, no puede separarse de valores, de opciones, de apuestas. Ser

sujeto es formar parte de una comunidad y sus tradiciones y poder comunicarnos para formar nuestra identidad en la

interacción con los otros significantes. Ser sujeto es poder ser autónomo. Ser sujeto es vivir la experiencia de la

contradicción, de la opción y de la creación.

5. Ecoalfabeto

El huerto en la escuela

El desafío de la educación en el siglo actual

FritjofCapra


“Para cada cosa hay una estación. Mientras algunas cosas crecen, otras tienen que disminuir. Así como la

descomposición de las hojas caídas el año pasado provee de nutrientes para un nuevo crecimiento esta primavera, Hazel

Henderson nos recuerda, que hemos de permitir que algunas instituciones declinen y decaigan para que su capital y

talento humano pueda liberarse y reciclarse en la creación de nuevas organizaciones.”

prólogo

FritjofCapra es uno de los grandes sabios de nuestros tiempo.Este físico y teórico de sistemas ha fundado y dirige el

Center forEcoliteracyen California, donde trabaja para promover la ecología y

el pensamiento sistémico en la educación primaria y secundaria.El reto que se plantea Ecoliteracy es el de la formación

para lasostenibilidad. Las pequeños de hoy, en palabras del propio Capra“tienen el reto de construir comunidades

ecológicamente sostenibles,diseñadas de tal modo que sus tecnologías y sus institucionessociales –es decir, sus

estructuras materiales y sociales– no interfieranla capacidad inherente a la naturaleza para mantener la vida” .

En este centro, que bien puede ser un modelo de proyectoeco-educativo, se encarga de aplicar una pedagogía

denominada“instrucciones para vivir de una manera sostenible”. Su experienciadurante años le ha llevado a conclusión

de que la mejor manerade conseguirlo es promoviendo el pensamiento sistémico entrelos alumnos, aplicando la

experiencia y directa y trabajando deforma multidisciplinar. Las capacidades que FritjofCapra trata dedesarrollar con

esta pedagogía se basan en cuatro pilares: cabeza,corazón, manos y espíritu.

La cabeza abarca el conocimiento ecológico. La habilidadpara pensar sistémica y críticamente y la capacidad de

resolverproblemas creativamente, aplicando ética medioambientala nuevas situaciones.

El corazón, tal y como se contempla en el Center forEcoliteracy,se refiere a un sentimientoprofundo, no a un simple

entendimiento,de la importancia del bienestar de la Tierra y de todos losseres vivos que la habitan. Desarrollar la

empatía y la capacidad dever y apreciar múltiples perspectivas. Supone un compromiso deequidad, justicia, inclusividad

y respeto por todos.Las manos hacen referencia al desarrollo de la habilidad paraaplicar el conocimiento ecológico a la

práctica del diseño ecológico,la habilidades prácticas para crear y usar herramientas, objetosy procedimientos que

requieren comunidades verdaderamentesostenibles. Y la capacidad para convertir las convicciones en prácticas y

efectivas acciones.

El delicado término de espíritu, FritjofCapra lo propone comouna sensación de admiración y capacidad de reverencia

ante lavida. Una apreciación del lugar que nos acoge. Además, supone unsentimiento de parentesco con el mundo

natural, y la habilidadpara inspirar este sentimiento en otros.La mejor manera de introducir a los pequeños en una

visiónecológica y holística pasa porque se eduquen en contacto con lanaturaleza, que puedan observarla, aprender de

sus prodigiosossistemas y colaborar con ella en una relación de respeto y reconocimientode la mutua dependencia. El

huerto escolar es la herramientaidónea para lograr este objetivo. Este proyecto que lacomunidad educativa desarrolla

supone una zambullida del niñoen la naturaleza y sus ciclos. Esa experiencia les proporciona lacapacidad de percibir las

conexiones ocultas de la naturaleza yla perspectiva necesaria para entender la red de la vida de la queformamos parte y

con la que tenemos que colaborar sin queremoscontinuar nuestra evolución.

Alberto Fraile, editor de la revista Namaste.

gira, gira, gira:entender los ciclos de la naturaleza

Esta conferencia ha sido organizada por un grupo de personasque creen, como lo citaron en su folleto, “que cultivar un

huertoreconecta a los niños con los fundamentos de los alimentos a lavez que integra y da vida a prácticamente cada


actividad queocurre en la escuela.” Yo quiero llevar esta afirmación un pasomás allá demostrando que cultivar un huerto

no solo reconectalos niños con los fundamentos de los alimentos sino también conlos fundamentos de la vida.

En las dos últimas décadas, un nuevo concepto de la vida, unanueva visión de los sistemas de la vida, ha surgido en la

cienciade vanguardia. No tendré tiempo aquí para describir este nuevoconcepto de vida en detalle, pero quiero

mencionar algunos de susaspectos más importantes. La idea central es que existe un patrónde vida básico, común para

todos los sistemas de vida: los organismosvivos, los ecosistemas o sistemas sociales. El patrón básico esla red. Hay una

red de relaciones entre todos los componentes deun organismo vivo, de la misma manera que hay una red de

relacionesentre las plantas, los animales y los microorganismos en unecosistema, o entre personas en una comunidad

humana.Una de las características clave de estas redes de vida es elhecho de que todos sus nutrientes se transmiten en

ciclos. En unecosistema, la energía fluye a través de la red, mientras el agua, eloxígeno, el carbón y todos los demás

nutrientes se mueven dentrode estos ciclos ecológicos bien conocidos. De forma similar,la sangre circula dentro de

nuestro cuerpo, y también el aire, elfluido linfático, etc. Dónde hay vida, hay redes; y dónde hay redesde vida, hay ciclos.

Estos tres conceptos –el patrón de redes, el flujo de energía,y los ciclos de nutrientes– son esenciales en el nuevo

conceptocientífico de la vida. Los científicos los han formulado en un lenguajetécnico muy complicado. Hablan de “redes

autopoiéticas”,“estructuras disipantes”, y “ciclos catalíticos”. Pero los fenómenosbásicos descritos por estos términos

técnicos son la red de la vida,el flujo de la energía, y los ciclos de la naturaleza. Y estos son exactamentelos fenómenos

experimentados, explorados y entendidospor los niños a través del cultivo de un huerto.

Sabiduría ancestral

Entender la vida en términos de redes, flujos y ciclos es relativamentenuevo en la ciencia, pero es una parte esencial de

la sabiduríade tradiciones espirituales, como las tradiciones de los indiosamericanos, la tradición cristiana, o la tradición

budista. Algunosde los más mayores entre vosotros se acordarán que el título deesta charla es el título de una canción

de Pete Seeger, “Para cadacosa hay una estación; gira, gira, gira”. La letra de esta canciónestá extraída directamente de

la Biblia, y he elegido este títulopara recordarnos que la conciencia de los ciclos de la naturalezaforma parte de la

sabiduría ancestral de la humanidad.

Desgraciadamente, hemos perdido gran parte de esta sabiduríarecientemente durante el período relativamente corto

de laera industrial. Hoy existe un gran conflicto entre la ecología y laeconomía del mundo industrial. Está derivado del

hecho de que lanaturaleza es cíclica, mientras nuestros sistemas industriales sonlineales. Como nos indica Paul Hawken ,

nuestros sistemas tomanrecursos, los transforman en productos y deshechos, y venden losproductos a los consumidores

quienes producen más basura cuandoya han consumido los productos. Los patrones sostenibles deproducción y de

consumo han de ser cíclicos, imitando los procesoscíclicos de la naturaleza. Para llegar a tales patrones cíclicos,es

necesario rediseñar fundamentalmente nuestro mercado ynuestra economía.

La raíz de este problema es nuestra obsesión con el crecimientoeconómico ilimitado. El crecimiento es una característica

clavede toda vida, pero en un planeta finito, no todas las cosas puedencrecer a la vez. Para cada cosa hay una estación.

Mientras algunascosas crecen, otras tienen que disminuir. Así como la descomposiciónde las hojas caídas el año pasado

provee de nutrientes paraun nuevo crecimiento esta primavera, Hazel Henderson nos recuerdaque hemos de permitir

que algunas instituciones declineny decaigan para que su capital y talento humano pueda liberarse yreciclarse en la

creación de nuevas organizaciones.

Esta sabiduría ancestral se puede experimentar y entenderdirectamente a través del cultivo de un huerto. Mientras

avanzamoshacia el siglo XXI, el gran desafío de nuestro tiempo es elde crear comunidades ecológicamente sostenibles,

comunidadesen las que podamos satisfacer nuestras necesidades y aspiraciones sin disminuir las posibilidades de las

generaciones futuras.Para cumplir esta labor, podemos aprender lecciones muy valiosasdel estudio de los ecosistemas,

que son comunidades sosteniblesde plantas, animales y microorganismos. Para entenderestas lecciones es necesario


aprender los principios básicos de laecología. Es necesario que lleguemos a formarnos ecológicamente,y el mejor lugar

para conseguir una formación ecológica esen el huerto escolar.

No es una casualidad que cultivar un huerto y preparar comidade lo que crece en él han sido partes integrantes de la

prácticareligiosa de muchas tradiciones espirituales, por ejemplo en lastradiciones monásticas del cristianismo y del

budismo. Cultivarun huerto y cocinar son ejemplos de trabajo cíclico: trabajo quese tiene que volver a hacer una y otra

vez, trabajo que no deja rastrosduraderos. Cocinas una comida que se comerá inmediatamente.Limpias los platos, pero

pronto se volverán a ensuciar. Plantas,cuidas el huerto, cosechas y luego vuelves a plantar. Este trabajoforma parte de la

práctica monástica porque ayuda a reconocerel orden natural de crecimiento y decaimiento, de nacimiento ymuerte, y

entonces nos hace conscientes de cómo encajamos todosen estos ciclos de la naturaleza.

En el huerto aprendemos acerca de los ciclos de los alimentos,uno de los primeros conceptos ecológicos importantes.

Desdeel principio de la ciencia de la ecología, los ecologistas hanestudiado las relaciones alimenticias. Al principio,

formularonel concepto de la cadena alimenticia que todavía se utiliza hoydía: pequeñas criaturas comidas por otras más

grandes que a suvez son comidas por otras aún más grandes, etc. Los ecologistasse dieron cuenta rápidamente de que

todas las grandes criaturasson comidas por unas más pequeñas cuando se mueren,los llamados microorganismos de

descomposición. Esto llevó alconcepto de ciclos alimenticios. Y finalmente, los ecologistasreconocieron que estos ciclos

alimenticios están todos conectadosentre sí, porque la mayoría de las especies se alimentan devarias especies, como

nosotros lo hacemos, y entonces los ciclosalimenticios forman parte de una sola red interconectada. Porello,

actualmente el concepto predominante en ecología es el dela red alimenticia, una red de relaciones alimenticias.

Aprender a través del cultivo de un huerto

En el huerto aprendemos que las plantas verdes tienen un papelvital en el flujo de energía a través de todos los ciclos

ecológicos.Sus raíces extraen el agua y las sales minerales de la tierra,y los jugos formados suben hasta las hojas donde

se combinancon el dióxido de carbono (CO2) del aire para formar azucares yotros compuestos orgánicos. En este

proceso maravilloso, conocidocomo la fotosíntesis, la energía solar se convierte en energíaquímica y se introduce en las

substancias orgánicas, mientras eloxígeno se libera en el aire para que otras plantas y otros animaleslo puedan utilizar

de nuevo en su proceso de respiración.Mezclando agua y minerales de abajo con sol y CO2 de arriba,las plantas unen la

tierra y el cielo. Solemos pensar que las plantascrecen del suelo, pero en realidad la mayor parte de su

sustanciaproviene del aire.

La masa de celulosa y los demás componentesorgánicos producidos con la fotosíntesis consisten de carbón pesadoy de

átomos de oxígeno que las plantas toman directamentedel aire en forma de CO2. El peso de un tronco de leña viene

casitodo del aire. Cuando quemamos un tronco de leña en la chimenea,el oxígeno y el carbono se combinan de nuevo

para volver aformar CO2, y en la luz y el calor del fuego recuperamos una parte de la energía solar que entró en la

formación de la madera. Todoesto lo podemos aprender cultivando un huerto.

Ciclos dentro de ciclos

En un ciclo alimenticio típico, las plantas alimentan a los animales,los cuales a su vez alimentan a otros animales, y de

esta formalos nutrientes de la planta se pasan a través de la red alimenticiamientras la energía se disipa en forma de

calor en la respiración yen forma de desecho en la excreción. Los insectos y bacterias, losorganismos de descomposición,

descomponen los desechos ademásde las plantas y los animales muertos, convirtiéndolos en nutrientesbásicos que las

plantas verdes volverán a utilizar. En el cultivo deun huerto integramos los ciclos alimenticios naturales en nuestrosciclos

de plantación, crecimiento, cosecha, compost y reciclaje. Através de esta práctica también aprendemos que el conjunto

delhuerto está encajado en sistemas más amplios que son otras redesvivas con sus propios ciclos. Los ciclos alimenticios


se conectan conestos ciclos más amplios: el ciclo del agua, el ciclo de las estaciones,etc., todos ellos están

interconectados en la red de vida planetaria.

Cultivando un huerto, también tomamos conciencia de que nosotrostambién somos una parte de la red de vida. Citando

unaafirmación del famoso discurso atribuido al Jefe Seattle , “Nosotrosno hemos tejido la red de la vida; solo somos uno

de sus hilos. Todolo que hacemos a la red, nos lo hacemos a nosotros mismos.”En el huerto aprendemos que una tierra

fértil es una tierraviva, con billones de organismos vivos en cada centímetro cúbico.Estas bacterias de la tierra llevan a

cabo varias transformacionesquímicas que son esenciales para sostener la vida en la Tierra. Debidoa la naturaleza básica

de la tierra viva, es necesario preservarla integridad de los grandes ciclos ecológicos en nuestra prácticahortelana y

agrícola. Este principio está presente en los métodosde agricultura tradicionales basados en un profundo respeto por

lavida. Los agricultores plantaban cultivos diferentes cada año, haciendorotaciones para que el equilibrio de la tierra se

mantenga.

No era necesario utilizar pesticidas porque los insectos atraídospor un cultivo desaparecían con el siguiente cultivo. En

vez deutilizar abonos químicos, los agricultores enriquecían sus camposcon estiércol, y así devolvían materia orgánica a

la tierra paracompletar el ciclo ecológico.Hace unas cuatro décadas esta práctica ancestral de agriculturaecológica

cambió drásticamente con la introducción masiva deabonos químicos y de pesticidas. La agricultura química ha

dañadoseriamente el equilibrio de la tierra, y eso ha tenido un impactograve sobre la salud humana porque cualquier

desequilibrio en latierra afecta a los alimentos que crecen en ella y consecuentementea la salud de las personas que

comen estos alimentos. Afortunadamente,un número creciente de agricultores ha tomado concienciade los riesgos de la

agricultura química y está volviendo a losmétodos ecológicos, orgánicos. El huerto escolar es el lugar idóneopara

enseñar los méritos de la agricultura ecológica a los niños.

Aprender en el Mundo Real

Otro tipo de ciclo que nos encontramos en el huerto es el ciclode vida de un organismo: el ciclo de nacimiento,

crecimiento, maduración,decaimiento, muerte y nuevo crecimiento de la próximageneración. En el huerto podemos

experimentar el crecimiento ydesarrollo de forma cotidiana. Podemos seguir el desarrollo de unaplanta desde la semilla

hasta el primer brote, el crecimiento del talloy de las hojas, los capullos, las flores, y los frutos. Y cuando miramosdentro

de un fruto, vemos que en su propio corazón se encuentranlas semillas nuevas; y así el ciclo de la vida vuelve a empezar.

Por supuesto, comprender el crecimiento y el desarrollo esesencial no solo para cultivar un huerto sino también para la

educación.A medida que los niños aprenden que su trabajo en elhuerto escolar cambia con el desarrollo y la maduración

de lasplantas, los métodos de instrucción del profesor y el discurso enterode la clase cambian con el desarrollo y la

maduración de losalumnos. Esto es pensamiento sistémico en acción: aplicar el mismoprincipio a distintos niveles de

sistemas.Desde el trabajo pionero de Jean Piaget en los años 20 y 30, unamplio consenso ha surgido entre los científicos

y los educadoressobre el despliegue de funciones cognoscitivas en el niño que estácreciendo.

Una parte de este consenso es el reconocimiento deque un ambiente de aprendizaje rico, multisensitivo –las formas

ytexturas, los colores, olores y sonidos del mundo real– es esencialpara el completo desarrollo cognoscitivo y emocional

del niño.Aprender en el huerto escolar es aprender en el mundo real en sumejor aspecto. Es benéfico para el desarrollo

del alumno individualy para la comunidad escolar, y es una de las mejores formaspara que los niños puedan tener una

formación ecológica y así sercapaces de contribuir en la construcción de un futuro sostenible.

La conferencia “Un huerto en cada escuela: cultivar un sentido de estacióny espacio”, tuvo lugar el 15 de marzo 1997 en

el Martín Luther KingMiddleSchool, sede del proyecto EdibleSchoolyard en Berkeley, California.


“Hace veinte años hoy” que ofrecí mi primera conferencia Schumacheren Bristol, y estoy muy agradecido a la

Schumacher Societyyal InstituteforHealthpor volver a invitarme. Lo que une esta comunidad–La Schumacher Society, el

InstituteforHealth, los participantesen las conferencias Schumacher y en los cursos del SchumacherCollegeasí como los

lectores de Resurgence– es el reconocimiento deque nuestro gran desafío hoy es el de construir y nutrir

comunidadessostenibles: entornos sociales, culturales y físicos en los quepodemos satisfacer nuestras necesidades y

aspiraciones sin disminuirlas posibilidades de las generaciones futuras.Desde su introducción en los principios de los

años 80, el conceptode sostenibilidad muchas veces se ha visto distorsionado eincluso desvalorizado como consecuencia

de utilizarlo sin el contextoecológico que le da su verdadero significado. Pienso que merecela pena reflexionar un

momento sobre lo que realmente quieredecir sostenibilidad.

Lo que está sostenido en una comunidad sostenible no es el crecimientoeconómico, el desarrollo, las cuotas de mercado

o la ventajacompetitiva, sino la red de vida entera de la cual depende nuestrasupervivencia a largo plazo. En otras

palabras, una comunidad sostenible está diseñada de tal forma que sus modos de vida, negocios,economía, sus

estructuras físicas y sus tecnologías no interfierencon la capacidad inherente de la naturaleza de sostener la vida.El

primer paso en esta labor es, naturalmente, entender losprincipios de organización que los ecosistemas han

desarrolladopara sostener la red de la vida. Esta comprensión es lo que llamola formación ecológica.

Los ecosistemas del mundo natural son comunidades sosteniblesde plantas, animales y microorganismos. No hay

desperdiciosen estas comunidades ecológicas, los desechos de una especie sonel alimento de otra especie. Así la

materia se recicla de forma continuadentro de la red de la vida. La energía que conduce estos ciclosecológicos fluye

desde el sol, y la diversidad y cooperación entresus miembros es la fuente de la resistencia de la comunidad.El Center

forEcoliteracyen Berkeley está dedicado a promover laexperiencia directa y la comprensión del mundo natural en la

educaciónprimaria. Según nuestra visión, tener una formación ecológicasignifica comprender los principios básicos de la

ecología yser capaz de incorporarlos en la vida cotidiana de las comunidadeshumanas. En particular, creemos que los

principios de ecologíadeberían servir de guías en la creación de comunidades de educaciónsostenibles. En otras

palabras, la formación ecológica ofreceun marco ecológico para la reforma educativa.

La palabra ecología, como ya sabéis, viene de la raíz griega oikos(“casa”). La ecología es el estudio de cómo la Casa Tierra

funciona.Para ser más preciso, es el estudio de las relaciones queinterconectan todos los miembros de la Casa Tierra.

Para citar laspalabras elocuentes de John Muir , el naturalista famoso que consideramos un californiano pero realmente

era escocés: “Cuandobuscamos distinguir cualquier cosa por sí misma, la encontramos ligadaa todo el resto del

universo”.

Sistemas Vivos

El marco teórico más adecuado para la ecología es la teoría de los sistemasvivos. Esta teoría está surgiendo plenamente

ahora pero estáenraizada en varios campos científicos que ya se estaban desarrollandodurante la primera mitad del

siglo: biología organísmica, psicologíagestalt, ecología, teoría general de sistemas y cibernética.En todos esos campos,

los científicos exploraron los sistemasvivos, es decir, conjuntos integrados cuyas propiedades no puedenser reducidas a

las de partes más pequeñas. Aunque podemosdistinguir las partes de cualquier sistema vivo, la naturaleza delconjunto

siempre es diferente de la mera suma de sus partes. Lateoría de los sistemas exige una nueva forma de ver el mundo

yuna nueva forma de pensar, conocida como el pensamiento desistemas, o pensamiento sistémico. Significa pensar en

términos derelaciones, de conectividad y de contexto.

El pensamiento sistémico fue elevado a un nuevo nivel durantelos últimos veinte años con el desarrollo de una nueva

cienciade complejidad, incluyendo un lenguaje matemático totalmentenuevo y un nuevo conjunto de conceptos para

describir la complejidadde los sistemas vivos.Ejemplos de estos sistemas abundan en la naturaleza. Todo organismo–

animal, planta, microorganismo o ser humano– es unconjunto integrado, un sistema vivo. Partes de los organismos,por


ejemplo hojas o células, son a su vez sistemas vivos. En elmundo vivo, encontramos sistemas dentro de otros sistemas.

Lossistemas vivos incluyen también comunidades de organismos. Estos pueden ser sistemas sociales –una familia, una

escuela, unpueblo– o ecosistemas.

Todos estos sistemas vivos son conjuntos cuyas estructurasespecíficas nacen de las interacciones y interdependencia de

suspartes. La teoría de los sistemas nos indica que todos los sistemasvivos comparten un conjunto de propiedades

comunes y principiosde organización. Esto significa que el pensamiento sistémicose puede aplicar para integrar

disciplinas académicas y para descubrirsimilitudes entre fenómenos en distintos niveles de la escala:el niño individual, la

escuela, el distrito, las comunidades que lorodean y los ecosistemas.

Los principios de ecología son los principios de organización comunesa todos estos sistemas vivos. Podríamos decir que

son lospatrones básicos de la vida. De hecho, en las comunidades humanas,también se podrían definir como principios

de comunidad.Es evidente que existen muchas diferencias entre los ecosistemasy las comunidades humanas. En los

ecosistemas, no hay cultura,ni conciencia, ni justicia, ni equidad. Entonces no podemosaprender nada de estos valores

humanos de los ecosistemas. Perolo que podemos y debemos aprender es cómo vivir de forma sostenible.A lo largo de

más de tres mil millones de años de evolución,los ecosistemas se han organizado de forma que se potenciabala

sostenibilidad. La sabiduría de la naturaleza es la esencia de laformación ecológica.

La Red de la Vida

Entonces, ¿cómo se organizan los ecosistemas? Bueno, lo primeroque hay que reconocer cuando observamos un

ecosistema es queno es solamente una colección de especies, es una comunidad, loque significa que todos sus

miembros dependen los unos de losotros. Están todos interconectados en una red amplia de relaciones,la red de la

vida.Por tanto, entender los ecosistemas nos lleva a entender las relaciones.Este es un aspecto clave del pensamiento

sistémico. Implicacambiar el enfoque de los objetos a las relaciones. Una comunidadvital es consciente de las relaciones

múltiples entre sus miembros.Alimentar la comunidad significa alimentar estas relaciones.

Sin embargo, entender las relaciones no es fácil para nosotrosporque es algo que va en contra de la corriente científica

tradicionalen la cultura occidental. Nos han enseñado que en la cienciamedimos y pesamos cosas. Pero las relaciones no

se pueden medirni pesar; las relaciones se tienen que representar en mapas.Puedes dibujar un mapa de relaciones,

interconectando distintoselementos y distintos miembros de una comunidad. Cuando haceseso, descubres ciertas

configuraciones de relaciones que serepiten una y otra vez. Esto es lo que llamamos los patrones. Elestudio de las

relaciones nos lleva al estudio de patrones.

Materia y forma

Y aquí descubrimos una tensión que ha sido característica enla ciencia occidental y en la filosofía a través de los

tiempos.Es una tensión entre dos enfoques en la forma de entender lanaturaleza, el estudio de la materia y el estudio de

la forma. Sondos enfoques muy distintos. El estudio de la materia empiezacon la pregunta, “¿De qué está hecho?” Esto

lleva a las nocionesde elementos fundamentales, construir bloques para medir ycuantificar. El estudio de la forma

pregunta, “¿Cuál es el patrón?”Y esto lleva a las nociones de orden, organización, relaciones.En vez de cantidad, implica

la calidad; en vez de medir, implicahacer mapas.

Estas son dos líneas de investigación muy distintas que hancompetido la una con la otra a lo largo de nuestra tradición

científicay filosófica. La mayoría del tiempo, el estudio de la materia–de cantidades y elementos constituyentes– ha

prevalecido. Peroen las décadas más recientes, el despertar del pensamiento sistémiconos ha traído el estudio de la

forma –de patrones y relaciones–otra vez a primera línea. El énfasis principal de la teoría delcaos y de la complejidad

está en los patrones. Los “atractores extraños”de la teoría del caos, los fractales de la geometría fractal :todos son

patrones visuales. La nueva matemática de complejidadentera es esencialmente una matemática de patrones.


Arte y educación

Como dije antes, cuando se estudia un patrón es necesario establecerun mapa de las relaciones, mientras el estudio de

la materiaes el estudio de cantidades que se pueden medir. Para comprenderlos patrones, se requiere visualizar y hacer

mapas. Por este motivo,cada vez que el estudio de patrones ha estado en primera línea, losartistas han contribuido de

forma significativa a los avances de laciencia. Quizás los dos ejemplos más famosos son Leonardo da Vinci,cuya vida

científica entera fue un estudio de patrones, y el poetaalemán Goethe en el siglo XVIII, quien hizo contribuciones

significativasa la biología a través de su estudio de los patrones.

El estudio de los patrones es central en la ecología. Este conceptodebe ganar relevancia entre los educadores, porque

abrelas puertas a la integración del arte en el currículo escolar. Difícilmentepuede haber algo más efectivo que el arte –

sea artevisual, música, o artes escénicas– para desarrollar y refinar la capacidadnatural del niño para reconocer y

expresar patrones. Elarte puede ser una herramienta poderosa para enseñar el pensamientosistémico, además de

enriquecer la dimensión emocionalque está siendo reconocida cada vez más como un componenteesencial del proceso

de aprendizaje.

Los Principios de la Ecología

Cuando el pensamiento sistémico se aplica al estudio de las múltiplesrelaciones que interconectan a los miembros de la

CasaTierra, se pueden reconocer unos principios básicos. Los podemosllamar principios de ecología, principios de

sostenibilidad, o principiosde comunidad; e incluso los podríamos llamar los hechosbásicos de la vida. Nos hace falta un

currículo que enseñe a nuestrosniños estos hechos fundamentales de la vida:

• que un ecosistema no genera basura, los desechos de una especieson el alimento de otra especie;

• que la materia se recicla continuamente a través de la red dela vida;

• que la energía que conduce estos ciclos ecológicos proviene delsol;

• que la diversidad asegura la resistencia;

• que la vida, desde su origen hace más de tres mil millones de años,no se ha repartido en el planeta en forma de

combate sino a travésde la cooperación, la asociación y la formación de redes.

Enseñar estos conocimientos ecológicos, que también constituyensabiduría ancestral, será la función más importante de

la educaciónen el próximo siglo.

La Reforma Escolar Sistémica

Dado que la formación ecológica tiene su base intelectual en el pensamientosistémico, esta ofrece un marco poderoso

para el enfoquesistémico en la reforma escolar, tema que está siendo abordado ampliamenteen el mundo de la

educación. La reforma escolar sistémicaestá basada esencialmente en dos ideas: una nueva forma de entenderel

proceso de aprendizaje y una nueva forma de entender el liderazgo.Recientes estudios en neurociencia y desarrollo

cognoscitivohan dado como resultado una nueva forma sistémica de entenderel proceso de aprendizaje, basada en ver

el cerebro como un sistemaauto-organizado complejo, con mucha capacidad de adaptación.

Esta nueva concepción reconoce la construcción activa del conocimiento,en la que toda nueva información está

relacionada con laexperiencia del pasado en una búsqueda constante de patrones y designificado; la importancia del

aprendizaje experiencial; de diversosestilos de aprendizaje que involucren inteligencias múltiples; y delcontexto

emocional y social en el que el aprendizaje tiene lugar.La nueva forma de entender los procesos de aprendizaje

sugiereequivalentes estrategias de enseñanza. En particular, sugiere diseñarun currículo integrado, poniendo el énfasis


en el conocimientocontextual, en el que varias áreas temáticas son percibidas comorecursos al servicio de un foco

central. Una forma ideal para llegara tal integración es el enfoque llamado “aprendizaje basado en proyectos”,que

consiste en facilitar experiencias de aprendizaje queinvolucren a los alumnos en proyectos complejos, del mundo real,

através de los cuales desarrollan y aplican talentos y conocimientos.

El Huerto Escolar

En el Center forEcoliteracy, hemos experimentado que cultivar unhuerto escolar y utilizarlo como recurso para cocinar la

comida delcomedor escolar es un proyecto ideal para experimentar el pensamientosistémico y los principios de ecología

en acción, y paraintegrar el currículo. Cultivar un huerto reconecta a los niños conlos fundamentos de los alimentos –de

hecho, a los fundamentosde la vida– mientras integra y aviva virtualmente cada actividadque tiene lugar en una escuela.

En el huerto aprendemos acerca de los ciclos alimenticios ylos integramos en nuestros ciclos de plantar, cultivar,

cosechar,compostar y reciclar. A través de esta práctica aprendemos tambiénque el huerto como entidad está encajada

en sistemas másamplios que a su vez son redes de vida con sus propios ciclos. Losciclos alimenticios se cruzan con ciclos

aún más amplios –el ciclodel agua, el ciclo de las estaciones, etc.– los cuales son conexionesen la red planetaria de la

vida.

Un Sentido del Lugar

Cultivando un huerto también tomamos conciencia de cómo nosotrosmismos somos una parte de la red de la vida, y con

el tiempo laexperiencia de la ecología en la naturaleza nos da un sentido del lugar.Tomamos conciencia de cómo

encajamos en un ecosistema, enun paisaje con una flora y fauna particulares, en un sistema socialparticular y en la

cultura. “Los lugares –escribe David W. Orr – sonlaboratorios de diversidad y de complejidad, mezclando

funcionessociales y procesos naturales... El estudio del lugar nos permiteampliar nuestro enfoque para examinar las

interrelaciones entredisciplinas y para alargar nuestra percepción del tiempo”.

Para los niños estar en el huerto es algo mágico. Como dijo unode nuestros profesores, “una de las cosas más divertidas

del huertoes que estamos creando un lugar infantil mágico para niñosque no tendrían un lugar así de otra manera, que

no estarían encontacto con la Tierra y con las cosas que crecen. Puedes enseñartodo lo que quieras, pero estar allí fuera

cultivando, cocinando ycomiendo es una ecología que toca sus corazones y será importantepara ellos”.

Crecimiento y Desarrollo

En el huerto observamos y experimentamos el ciclo de la vida de unorganismo: el ciclo del nacimiento, crecimiento,

maduración, decaimiento,muerte, y el ciclo nuevo de crecimiento de la siguientegeneración. En el huerto

experimentamos el crecimiento y el desarrollode forma cotidiana, y entender el crecimiento y el desarrolloes esencial,

no solo para cultivar un huerto, sino también para laeducación. Mientras los niños aprenden que su trabajo en el

huertoescolar cambia con el desarrollo y la maduración de las plantas, losmétodos de instrucción del profesor y el

discurso entero de la clasecambian con el desarrollo y la maduración de los alumnos.

Desde el trabajo pionero de Jean Piaget , Rudolf Steiner y MariaMontessori , un amplio consenso ha surgido entre

científicos yeducadores acerca del despliegue de funciones cognoscitivas en elniño que está creciendo. Una parte de

este consenso es el reconocimientode que un ambiente de aprendizaje rico, multisensitivo –lasformas y texturas, los

colores, olores y sonidos del mundo real– esesencial para el completo desarrollo cognoscitivo y emocional delniño.

Aprender en el huerto escolar es aprender en el mundo real ensu mejor aspecto. Es beneficioso para el desarrollo del

alumno individualy para la comunidad escolar, y es una de las mejores formaspara que los niños puedan tener una

formación ecológica y así sercapaces de contribuir en la construcción de un futuro sostenible.


Liderazgo Compartido

Es evidente que integrar el currículo a través del cultivo de unhuerto, o de cualquier proyecto con orientación ecológica,

sóloes posible si la escuela se convierte en una verdadera comunidadde aprendizaje. Las relaciones conceptuales entre

las diversasdisciplinas solo pueden hacerse explícitas si hay similares relacioneshumanas entre los profesores y los

administradores.En una comunidad de aprendizaje de estas características, losprofesores, alumnos, administradores y

padres están todos interconectadosen una red de relaciones, trabajando juntos para facilitarel aprendizaje. La

enseñanza no circula de arriba hacia abajo sinoque hay un intercambio cíclico de información. El enfoque es aprendery

todos en el sistema son a la vez profesores y alumnos. Losbucles de retroalimentación o feedback son intrínsecos al

procesode aprendizaje, y el feedback se convierte en el objetivo fundamentalde la valoración. El pensamiento sistémico

resulta decisivo paraentender el funcionamiento de las comunidades de aprendizaje. Dehecho, tal como lo he

mencionado, los principios de ecología tambiénse pueden interpretar como los principios de comunidad.

Finalmente, la visión sistémica del aprendizaje, de la enseñanza,del diseño de currículo y de la valoración sólo se puede

aplicarcon el liderazgo correspondiente. Esta nueva forma de liderazgose inspira en la comprensión de una cualidad muy

importante delos sistemas vivos que sólo ha sido identificada y explorada recientemente.

Todo sistema vivo encuentra ocasionalmente puntos deinestabilidad en los que algunas de sus estructuras se

derrumbany aparecen nuevas estructuras. La aparición espontánea de orden–de nuevas estructuras y nuevas formas de

comportamiento– esuno de los sellos de la vida. En otras palabras, la creatividad –lageneración de formas que son

constantemente nuevas– es unacualidad fundamental de todos los sistemas vivos.Entonces, el liderazgo consiste en

gran medida en facilitarcontínuamente la aparición de nuevas estructuras e incorporarlo mejor de ellas en el diseño de

la organización. Este tipo deliderazgo sistémico no está limitado a sólo un individuo sinoque se puede compartir, y la

responsabilidad se convierte en unacapacidad del conjunto.

Componentes de la Formación Ecológica

Esto me lleva a la conclusión de mi discurso. He tratado de demostrarcómo el pensamiento sistémico forma el núcleo

intelectualde la formación ecológica, el marco conceptual que nospermite integrar sus varios componentes. En resumen,

estoscomponentes son:

• entender los principios de ecología, experimentarlos en la naturalezay adquirir un sentido del lugar;

• incorporar las ideas de la nueva forma de entender el aprendizaje,con el énfasis en la búsqueda por parte del niño de

lospatrones y del significado;

• implementar los principios de ecología para nutrir la comunidadde aprendizaje, facilitando la aparición espontánea y

compartiendoel liderazgo;

• integrar el currículo a través del aprendizaje basado en proyectos.Mientras el siglo se acerca a su fin y avanzamos

hacia el comienzode un nuevo milenio, la supervivencia de la humanidaddependerá de nuestra capacidad de entender

los principios de laecología y de vivir de acuerdo con ellos. Es una labor que trasciendetodas nuestras diferencias de

razas, culturas, o clases. La Tierraes nuestra casa común, y crear un mundo sostenible para nuestroshijos y para las

generaciones del futuro es nuestro deber común.Este discurso fue presentado en la Conferencia Schumacher que

tuvolugar en Liverpool el 20 de marzo, 1999.

6. UNA PROPUESTA DE ABORDAJE PARA PENSAR LA EDUCACIÓN POPULAR: Fortaleciendo la construcción de una

perspectiva rebelde, radical, subversiva, de resistencia.


Benjamin Berlanga Gallardo

Educador popular mexicano, CESDER / UCI-RED –Puebla, México. Noviembre 2009.

Una invitación

Esta es una invitación, ¿por qué no ha de serlo? Invito a Nélida, a Raúl, a Celina, a Oscar, a Mariela, a Anita, a Juan

Manuel, a Efrén, a Stella, a más; a los que estuvimos juntos en Guadalajara y a los que no pudieron estar; a los que

conozco (Marco Raúl entre ellos) y los que no (Alfredo Torres, Sergio Martinic, Alfredo Ghiso, y más…): invito a Alforja y

al CEAAL, esos inventos (al) forjados que se mantienen con tanto empeño como “estructuras de acogida” ciertas y

verdaderas, acogedoras para quien sin pertenecer a ellas somos bien recibidos como compañeros de andanzas.

Invito a los educadores populares, a quienes nos asumimos como tales y a quienes reclamamos ser parte de las prácticas

de la educación popular. Y mi invitación dice así:

¿Por qué no intentamos un abordaje diferente en este empeño de re-significar la educación popular? ¿Por qué no, en

lugar de una búsqueda acuciosa de paradigmas emergentes, asumir que lo más importante, lo verdaderamente

significativo, el aliento de vida, lo que hoy nos queda que es mucho, es reeditar (y editar otras nuevas) rebeldías y

radicalidades para fortalecer prácticas subversivas y de resistencia?:

¿Que qué queremos subvertir? ¿Que a qué queremos resistir? Hoy más que nunca a “lo que hay” porque “…después de

las últimas acometidas del mercado ya no hay para donde hacerse. El capital ha penetrado hasta los últimos rincones y

lo impregna todo. Amo y señor, el gran dinero devora el planeta asimilando cuanto le sirve y evacuando el resto. Y lo

que excreta incluye a gran parte de la humanidad que en la lógica del lucro sale sobrando (…). El capital siempre se

embolsó el producto del trabajo ajeno, hoy expropia a cientos de millones la posibilidad de ejercer con provecho su

capacidad laboral. El mercantilismo salvaje profundiza la explotación y también la expulsión, desvaloriza el salario y la

pequeña producción por cuenta propia al mismo tiempo que devalúa, como seres humanos, a la parte prescindible de la

humanidad. El saldo es explotación intensificada y exterminio. Al alba del tercer milenio el reto es contener tanto la

inequidad distributiva como el genocidio. Porque dejar morir de hambre, enfermedad y desesperanza a las personas

sobrantes es genocidio, quizá lento y silencioso, pero genocidio al fin” (Armando Bartra, !El Hombre de Hierro. Los

límites sociales y naturales del capital”, p.24).

Pero también, en estos momentos, en este parteaguas, en este “ya no más”, podemos querer resistir y subvertir lo de

nosotros mismos, nuestras prácticas: resistir la tentación de la repetición que a veces venimos siendo, y subvertir lo que

hacemos, lo ya aprendido, lo ya sabido, lo manido: intentar, como propone Bartra para la izquierda: “…dejar de ser…

para seguir siendo… desembarazar (nos) de rancios usos y costumbres, de fórmulas entrañables pero despostilladas…

reordenar la cabeza, subvertir la biblioteca, vaciar el closet y el disco duro, airear la casa… disolver matrimonios caducos

y enamorarse de nuevo (….), deshacerse de tiliches desvencijados; abandonar los ropajes envejecidos, (el) lenguaje de

cliché, (el) modito de andar como arrastrando dogmas (…) (necesitamos) encuerar (nos) para avanzar a raíz en el nuevo

milenio (….) (necesitamos) una purga de caballo…” (Armando Bartra, cit. P.18).

Esta historia de ya más de cuatro décadas de educación popular, ha dado lugar a una “potencia de pensamiento”

(retomando el título de un libro de G. Agamben). Hay una memoria que no es escritura sagrada, porque no hay

“guardianes (de la bahía)” de esa memoria, porque la memoria de este empeño es siempre re-escritura intensa y actual,

narración de lo que venimos siendo, de lo que venimos haciendo, siempre mirando desde otro lugar, nunca desde un

punto fijo y fijado en el horizonte: siempre abiertos, de incertidumbres (y más ahora) llenos. ¿Por qué no hemos de

activar esa potencia de pensamiento para configurar un pensamiento de la educación popular aún más potente, más


necesario? ¿Por qué no hacerlo si ya se está haciendo? Hacerlo entonces más, de manera tan como ahora abierta y

compartida, sabiendo que nadie tiene los derechos de esta obra colectiva, porque no hay iglesia ni profetas, ni exégetas

oficiales de la palabra de los maestros: hay figuras entrañables que en su hacer, tanto como en su decir, se han dado,

(se) nos han donado; hay estructuras de acogida, como lo propone Duch, que funcionan para “habituar y empalabrar” la

realidad, para habituarla nombrándola de este modo, un modo conocido, el que nos hace decir (nos) “eso que se hace

allí, es educación popular”, “míralos, esos de allá, en lo que hacen, son educadores populares….”. Hay modos, estilos,

maneras y propósitos: las que hacen al sujeto liberador, a la posibilidad de participar en el hacerse de los sujetos

populares.

Abordar la reflexión (también) de otro modo

He leído los documentos que se han producido en el grupo de trabajo que coordina Nélida Céspedes; he revisado la

organización temática de los encuentros de reflexión que se vienen haciendo, como el de Guadalajara este noviembre,

al que asistí, y el próximo de este mismo mes en Venezuela; y me digo que sí, que en ello se está, que la potencia de

pensamiento se configura en estos intentos como un pensamiento potente –uno que más que luz “mostradora” del

camino, es resonancia que con-mueve lo que hacemos, que da certidumbres

frágiles para andar de mejor modo- pero me digo, también, que podemos además andar por otros lados, atrevernos con

otros modos de caminar (quizá un pasito “tun tun”, o uno de ir dando saltos de alegría…): que podemos, por ejemplo,

estirar, orillar y carear lo que decimos y lo que hacemos, como postura epistémica transgresora (porque a la rebeldía, a

la radicalidad, la subversión y la resistencia que propuse en el encuentro de Guadalajara, una persona sensata le sumó

allí mismo la transgresión, y si bien es cierto que está en todo lo anterior, dicha como actitud y como acción resuena en

nosotros, resuena mucho, que es al fin lo que queremos).

Por qué no, digo yo, estirar y llevar al límite hasta que estallen en otros muchos conceptos y en otras seductoras ideas

fuerza, conceptos e ideas de nuestra doxa (porque todos la tenemos, y en la educación popular “hayla” también); por

qué no orillar las prácticas llevándolas a la vera del camino, para mirar hacia lados que no miramos, de tan ocupados que

estamos caminando, en ese apuro de andar haciendo camino en lugar de ver el paisaje y descubrir veredas desconocidas

hasta ahora; por qué no carear (nos) (con) lo que hacemos para poder decir “esto así no, tiene que ser de otro modo, así

ya no…”: por qué no tratar de vivir como búsqueda sabida, asumida, lo que en la práctica ocurre sin premeditación, en

desorden (en otro orden): la retahíla de preguntas que traemos, el montón de cuestionamientos a lo que se hace, las

ganas de hacerlo de otro modo: eso que nos está pasando todos los días a los educadores populares, esa inquietud de lo

que hacemos. Por qué no “hacer de la necesidad, virtud” para que las maneras naturales, cotidianas, de estirar, orillar y

carear las prácticas de mundo, devengan en postura epistémica decidida, en programa atrevido de indagación creativa.

Porque está pasando. Lo estamos haciendo en la práctica, en nuestras prácticas: y cuando nos reunimos nos damos

cuenta del ansia que traemos, del anhelo de querer saber más, de querer imaginar de otros modos lo que ahora

hacemos. Y más ahora, en tiempos de incertidumbres y de sensación de contingencia, cuando aún así, sabemos que ha

de ocurrir lo que queremos, aunque no sabemos por dónde, pero sabemos que asoma en lo que hacemos.

Entonces, qué propongo. Partir de otro lado. No de la búsqueda de paradigmas emergentes en este intento de reinventar

lo que hacemos. Así planteado, “buscar paradigmas emergentes”, suena a búsqueda abstracta de referentes

discursivos. Porque lo que estamos haciendo las más de las veces es otra cosa: encontrar lo nuevo en lo que sucede y

tematizarlo. Ya se está haciendo y la verdad, ya no caben más emergentes (y caben sin embargo todas las maneras

emergentes que se quieran). Luego con ellas no sabemos qué hacer y, muchas veces sin modificar lo que hacemos,

terminamos por “transversalizar” la novedad: y entonces la educación popular aparece atravesada por el género, por los

DDHH, por el medio ambiente, por la interculturalidad, por el necesario protagonismo de la infancia, por la


sostenibilidad, por la resiliencia, por la diferencia sexual….). Eso ya se está haciendo, y está bien y es necesario, pero

llega hasta donde llega.

Por qué no partir de nuestras prácticas para mirarlas en su capacidad de producción de subversión-resistencia-rebeldíaradicalidad.

Por qué no configurar un “apuro de vida” que nos impulse a mirarnos por doble vez en lo que hacemos: por

un lado, mirar si lo que hacemos es subversivo y hace resistencia, porque lo que queremos es subvertir “lo que hay” y

configurar resistencias populares; por otro lado mirarnos, además, nosotros mismos, de manera irreverente para

preguntar y cuestionar nuestro hacer y nuestro decir como educadores populares (¿nos subvertimos? ¿nos rebelamos?

¿somos radicales?).

Lo primero aumentará capacidades de aprendizaje, de articulación y trasvase entre prácticas siempre localizadas de

educación popular desde su condición de transgresoras del sistema, de prefiguradoras de otros mundos. Lo segundo,

potenciará capacidad para producir discursos y prácticas que alimenten posibilidades de mundo justo, además de

darnos una dosis de modestia y sentido de proporción necesarios.

Hay modos y modos de “empalabrar la realidad”: de qué subversión-resistencia-rebeldía-radicalidad hablamos. Hay que

desmontar lo que nos insisten que es, afirmar que subversión no es sedición y barricada, resistencia no es cerco ni

“defensa numantina” de un lugar, de una posición; rebeldía no es alharaca, y radicalidad no es extremismo en un

diapasón que va de derecha e izquierdas irredentas.

Porque aquí se trata de otra cosa, de preguntarnos por lo que hacemos en términos de una subversión que es erosión

de “lo que hay”, que mina desde adentro “las bases de la fe”, los sustentos: acción, acciones que ponen en

cuestionamiento las formas culturales predominantes de producción de la vida toda (social, económica, cultural,

ecológica, interpersonal, comunitaria…) del modelo hegemónico, y que va configurando otra hegemonía: acción que es

grieta en el sistema: que lo cuestiona desde la base, porque frente a “lo que hay” prefigura lo otro, muestra un hacer de

modo humano y libre ( y que sólo entonces y por eso, es trastorno que revuelve: es revuelta que cimbra la cotidianidad:

revulsivo que incomoda por su capacidad testimonial).

Preguntar cómo lo que hacemos genera subversiones de este modo

Luego, la resistencia. Resistencia como práctica social de lucha contra el sistema. Resistencia que es afirmación, un “no

más así, de este modo no”, que busca pares, que suma, que quiere, porque necesita ser colectivo: organización y

articulación, producción de movimiento, elaboración en la persona de subjetividad política, pero sobre todo

construcción de sujetos políticos: los que hacen la resistencia, el (los) movimiento social.

Querer saber cómo hacemos resistencia, cómo participamos en ella

Además la rebeldía. La rebeldía de la mujer y el hombre que niegan y al negar afirman, se afirman. Esa sensación que es

primero difusa de “…tener uno mismo, de alguna manera y en alguna parte, razón” para decir no. Rebelión que es

conciencia, “fractura del ser” negarse a repetir, a hacer lo mismo siempre, para desbordarse en un “…principio de

actividad superabundante y de energía”. Rebelión, en fin, que no prescinda de la memoria; rebelión que sea “primera

evidencia”, como dice Camus, que nos saque de la soledad, pero también, que sea el “lazo común”: “yo me rebelo, luego

nosotros somos”.

Decir de nuestra rebeldía, dónde está en nuestra práctica

Y Radicalidad: un pensamiento radical, que llega a la raíz. Una actitud radical: “…una que siente/lee sus raíces para

tomar cuidado de sí y transformar el mundo, su mundo” (H. Gallardo). Porque “…ser radical compromete a la

subjetividad”, nos hace productores “…que se autogestan y determinan en una renovación o reconfiguración

permanente con una eficacia gratificante, libre y solidaria”.


Saber de ello, de la radicalidad de nuestro intento.

Entonces, mirar lo que hacemos desde aquí: desde la capacidad de hacer subversión de pensamiento y práctica y desde

la capacidad de generar resistencias. Todo ello afirmando, de otro modo no puede ser, la irreverencia de ser radicales y

rebeldes frente a nosotros mismos.

Preguntar, por tanto, frente al sistema-mundo y su capacidad para articular todo para su propia reproducción -una

reproducción que es producción de desigualdades, de inequidades, de opresiones y dominaciones- si lo que hacemos

como práctica de educación popular es subversivo y hace resistencia. Luego, llegar al núcleo, a nosotros mismos, a

nuestras propias prácticas y preguntarnos por las condiciones de radicalidad, de resistencia, de subversión y de rebeldía,

de lo que hacemos en relación a la “doxa” de la que hemos abrevado: ¡seguro estoy que encontraremos tanto de

novedad, que ponerlo en común será manera de potenciarlo, de hacerlo más!

La organización temática de una (posible) producción fértil de pensamiento

Propongo: hagamos radicalidad con un pensamiento de desmontajes, revisando los dispositivos culturales de discurso

presentes en nuestras prácticas como educadores populares (y no porque sea esto lo único que hace a nuestras

prácticas, sino porque también las hace). Revisemos las condiciones de nuestra rebeldía desde la idea de ser sujetos,

subjetividades que se rebelan (y se revelan). Luego, reafirmemos prácticas de subversión con un pensamiento

subversivo, nada más trayendo al ahora, aquí, ideas fundacionales de la EP para actualizarlas y “alisarlas” en sus

posibilidades de devenir prácticas de mundo. Finalmente, vayamos a las resistencias, mirando lo que ahora tienen que

ser esas resistencias siempre localizadas, e imaginando cómo contribuir a ellas.

¿Es esto un programa de indagación posible? Yo estoy convencido que sí, que toda la potencia de pensamiento aplicada

a una reflexión como esta, a una producción de este tipo sería más que potente. Es posible imaginar las posibilidades de

producción de conocimiento que hay pensando sobre esto, en cosas así, en múltiples grupos de trabajo, en espacios de

red, en lugares de la red, en plenarias y seminarios, en distintos momentos y al mismo tiempo, desde prácticas

localizadas en toda América Latina, desde posturas intelectuales diversas, desde tantas memorias y razones del corazón

que somos. Así, sugiero:

1) Producir un pensamiento radical, de desmontajes, revisando, preguntando por, reconstruyendo lo que hacemos

desde:

a) El reconocimiento de los límites actuales de la EP: el ya no más, lo contradictorio y limitante en lo que hacemos.

b) La crítica del “buenísimo salvador del otro”, que apunta M. Mafessoli como modo de la asistencia al otro en la cultura

occidental y del que nuestras prácticas forman parte.

c) La crítica de las ideas de progreso, tan apreciadas y tan manidas en las prácticas de cambio y transformación a las que

nosotros pertenecemos (el desarrollo una de ellas).

d) El cuestionamiento del “adentro y el afuera”: tentación inagotable de poner el mal en un adentro imaginario y

colocarnos fuera (del sistema, en oposición al monstruo, luchando contra él desde la exclusión, con los excluidos, desde

un margen imaginario: somos sistema, somos también el monstruo).

e) La crítica a la proclividad pedagógica de hacer al otro: la educación como hacer al sujeto: proyecto de la modernidad

que retomamos también entre nosotros.


f) El cuestionamiento del recurso formador de la razón moderna, de la que somos herederos en nuestros dispositivos de

discurso: desmontaje de la universalización y generalización en la producción de discursos, crítica, pues, de la

abstracción como recurso del pensamiento razonable, como modo único de conocimiento.

2) Elaborar un pensamiento de rebeldías:

a) Para generar respuestas provisionales a la pregunta por la tarea de hacer-nos los sujetos de la digna rabia.

b) Para construir tránsitos que vayan de lasprácticas de sujeto revolucionario a las prácticas libertarias de sujeto rebelde,

recuperando el sentido de proporción en lo que hacemos.

c) Para saber cómo hacer de la lucha no una lucha por el poder (que también: por los poderes), sino lucha contra el

sistema.

d) Para inventar los lugares de la vida cotidiana en los que puede darse la rebeldía de la digna rabia.

3) Generar un pensamiento subversivo, para prácticas “subvertidoras”:

a) Actualizando la postura epistémica basada en la práctica, anunciada por Freire, alimentada por nuestra experiencia de

realidad (también por otros: por H. Zemelman, por Boaventura de Sousa Santos, Aníbal Quijano, Escobar, W. Mignolo, y

tantos más).

b) Retomando la noción de situación límite que Freire toma de Jaspers: hacer de ella un desarrollo que explique y nos

permita alimentar el poder del grito liberador, del ¡ya no más!, del ¡ya basta!: construir el grito como proyecto

pedagógico.

c) Revitalizando las condiciones de producción de un pensamiento utópico: lo aún no sido.

d) Trabajando la idea de lo inédito viable, como lo propone Freire: prefiguración de otro mundo, desde el ejercicio de la

prudencia, la capacidad política de acordar con la realidad en tensión con la utopía.

e) Afirmando uno de los contenidos centrales de la propuesta de Freire: educar es un nosotros, sostener que la

educación se conjuga en primera persona del plural: hacer-nos sujetos: qué cuáles sujetos, los de la digna rabia: los del

grito, los de la producción utópica, los del inédito viable.

4) reconocer un pensamiento de resistencia, para hacer más prácticas de resistencias:

a) Imaginando cómo contribuir a la construcción de sujeto popular.

b) Pensando cómo alimentar desde lo pedagógico, una práctica libertaria de los movimientos sociales.

c) Ideando cómo articular las prácticas localizadas en las que participamos los educadores populares, en otras, con otras,

prácticas locales: esas que hacen mundo desde la localización de los quehaceres de prefiguración de modos humanos de

vida buena y que llegan lejos.

Este no es ni quiere ser un programa cerrado. Es un muestrario hijo de mis reflexiones y preocupaciones como educador

popular. El caso es que lo creo válido, porque cuando lo comparto, donde lo comparto, encuentro gestos de

asentimiento, escucho palabras de reconocimiento de que lo dicho es pensado y sabido también por otros, me plantean

reflexiones en las que me proponen añadir, matizar, alimentar, desarrollar tal o cual parte.

Ni siquiera es producto mío: en lo que digo pueden leerse mis lecturas, las fuentes donde abrevo. Es muy claro y no lo

escondo: lo confirmo.


Cómo hacerlo: qué propongo

Vaya pues la idea que planteo, idea para alimentar, para enriquecer, para dialogar.

¿Qué propongo? Un esfuerzo de producción de pensamiento que sea primero un esfuerzo de grupo pequeño más que

un esfuerzo de asamblea, para la reflexión, el diálogo y construcción de pensamiento compartido. Un esfuerzo colectivo,

de permanencia y continuidad en la discusión.

Propongo un Seminario de Reflexión, exigente, riguroso, con sesiones preparadas, con aportes externos por temáticas,

con vueltas y revueltas de pensamiento propio llevado y puesto en común: un clima de comunidad de aprendizaje de

educadores populares para hablar y producir sobre la educación popular.

Y luego, después, y en los “entres”, un esfuerzo de irradiación, de llevar la reflexión a otros espacios, de alimentar lo que

ha de pensarse con múltiples aportaciones.

Propongo un Seminario:

“Pensar la Educación Popular”

+ Con 4 sesiones en los que se produzca un pensamiento que quede plasmado, escrito, narrado como producido:

Sesión 1. Un pensamiento radical para la educación popular.

Sesión 2. Un pensamiento de rebeldías de la educación popular.

Sesión 3. Un pensamiento de subversiones de la educación popular.

Sesión 4. Un pensamiento de resistencias de la educación popular

+ Con períodos de producción de los participantes entre sesión y sesión: un esfuerzo riguroso, acompañado por una

facilitación que integre aportaciones y proponga coordenadas de reflexión.

+ Con momentos también de irradiación de la reflexión en los entornos próximos de los participantes, estableciendo

círculos de reflexión, comunidades de diálogo para enriquecer la reflexión.

+ Con un producto final integrado por las conclusiones de cada parte, y por una selección de las aportaciones de los

participantes y de los expertos invitados: un libro, un documento final: “Pensar la Educación Popular desde la rebeldía, la

radicalidad, la subversión y la resistencia”.

+ Con invitados a las sesiones para alimentar la reflexión (sugiero, propongo: John Holloway, Hugo Zemelman,

Boaventura de Sousa Santos, Franz Hinkelammert, Enrique Dussel, Helio Gallardo… y más).

Estas son, pues, mis consideraciones y mi propuesta.

7. EDUCACIÓN POPULAR CON MUJERES RURALES EN MÉXICO:

La Escuela Nacional de Formación de Dirigentas

Gloria A. Carmona,


Comaletzin (Coordinacion Interregional Feminista Rural Comaletzin, A. C.), México

“Estar en la Escuela de Dirigentas, me ha servido para cambiar personalmente, para crecer y ayudar a otras mujeres que

necesitan información. El saber es la base importante en la vida, es tener una visión diferente, es como cambiar el

mundo de otro color”.Martha García Carreón Joven líder de Zautla, Pue.

Introducción

He querido iniciar estar presentación con las palabras de una joven campesina, porque de manera clara y fresca expresa

los alcances que ha tenido en su vida de mujer rural, el programa de formación y capacitación basado en la Educación

popular, del que trata esta ponencia.

Vale la pena recordar que la llamada Educación popular es un movimiento que surge hacia 1962, impulsado por Paulo

Freire, educador y activista social brasileño que trabajó en varios países de América Latina, llevando a cabo campañas de

alfabetización de adultos entre obreros y campesinos.

Para Freire, era fundamental vincular la lectura y escritura de las palabras con la lectura del mundo, para estar en

condiciones de transformarlo mediante la acción colectiva. A partir de estos principios, Freire construyó una propuesta

pedagógica y política que va mucho más allá de la alfabetización y se basa en la importancia de promover una conciencia

crítica en tod@saquell@s que participan en programas y acciones sociales.

Con el tiempo, sus propuestas se han enriquecido con los aportes de educador@s de diversas partes del mundo1 y están

plasmadas, actualmente, en múltiples herramientas metodológicas al servicio de los sectores populares y, en particular,

de quienes no han tenido antes la oportunidad de estudiar.

En este texto se analizan algunos de los principios teóricos que sustentan la Educación popular y los principales aportes

del feminismo a esta propuesta político – pedagógica. Asimismo, se presenta un programa concreto de formación de

mujeres rurales, campesinas e indígenas. Para finalizar, se plantean algunas interrogantes que den base a la discusión

sobre las relaciones de género y el papel de la Educación popular en la construcción de una nueva sociedad.

Principios teóricos de la Educación Popular

Un pilar fundamental que sustenta la Educación popular, es la concepción metodológica dialéctica considerada desde

diversos ángulos2:

Como una teoría del saber , plantea una visión dinámica de la realidad social, vista como un proceso permanente de

cambio caracterizado por la tensión y el conflicto. De ahí que para conocer, comprender e interpretar la realidad se hace

necesario realizar un análisis de las contradicciones, que ayude a ubicar los conflictos fundamentales del contexto, a

identificar el potencial transformador de los sujetos que protagonizan esas contradicciones, y a definir las estrategias de

intervención de los proyectos educativos y de desarrollo.

Desde esta perspectiva, el conocimiento es concebido como un proceso, que parte de la percepción sensible para llegar

al pensamiento abstracto, a través de un ejercicio de análisis e interpretación que permite obtener conclusiones que

pueden ser expresadas mediante conceptos teóricos.

Como visión antropológica , concibe al ser humano como una unidad dinámica y contradictoria. Por lo que cada persona

es única, con sentimientos y emociones propios, con una historia de vida específica, pero cuya existencia se da en unión

de otras personas y de múltiples factores circunstanciales, históricos, políticos y sociales, que condicionan su propio ser.

Asimismo, considera a la persona como agente de cambio social capaz de emprender acciones que transformen su

realidad.


Como perspectiva pedagógica, implica desarrollar la acción educativa como un proceso progresivo de creación,

apropiación y acumulación de conocimientos que parte de la propia realidad del sujeto, de su práctica, de sus

necesidades, sus convicciones y su subjetividad. Pero que exige trascender el punto de partida, distanciarse de la

práctica y la realidad inmediatas, para reflexionar sobre ella y realizar acciones en vistas a su transformación, para volver

al punto de partida, pero de forma renovada.

Como metodología aplicada, se basa, precisamente, en el establecimiento de un diálogo colectivo que permita tomar

conciencia del propio ser en relación con su medio natural y social, para tratar de comprenderse a sí mismo y

comprender el mundo, al tiempo que descubre su potencial transformador y define acciones específicas que

contribuyan a cambiar su situación de acuerdo a sus intereses y necesidades. En este sentido, dialogar implica

arriesgarse a tener confianza en l@sotr@s, aceptar dar información de lo que se siente y se piensa de manera abierta y

franca, sabiendo que l@s demás también están compartiendo sus sentimientos y pensamientos.

Es a través del diálogo y la reflexión como pueden irse descubriendo las relaciones entre los hechos y situaciones,

ubicando sus causas y consecuencias, para llegar a formular juicios críticos y tener una opinión propia ya sea como

individuo o como colectividad. En este marco, el pensamiento y el lenguaje son dos instrumentos indispensables en el

proceso de abstracción. De ahí la importancia de ejercitar y estimular la capacidad de pensar y expresarse de los sujetos

del proceso educativo.

En suma, la concepción metodológica dialéctica constituye una forma de entender la realidad e intervenir sobre ella,

que parte de la toma de conciencia de la propia realidad y de la comprensión del mundo, y avanza hacia la construcción

de un sujeto colectivo con potencial transformador, capaz de impulsar cambios a nivel personal y social. De ahí que la

Educación popular proponga un proceso cíclico que tiene como punto de p artida la práctica y la realidad de un sujeto

colectivo que, mediante una metodología adecuada, “toma distancia”, reflexiona sobre los problemas que enfrenta,

analiza sus causas y es capaz de comprometerse en la realización de acciones para tratar de solucionarlos. Una vez que

se llevan a la práctica dichas acciones, se hace necesario volver a reflexionar sobre ellas y decidir si deben continuar, o si

hay que emprender otras acciones nuevas.

Aportes teóricos del feminismo a la Educación Popular

La teoría feminista ha incorporado la perspectiva de género como una categoría de análisis básica para entender la

relación desigual entre hombres y mujeres. A partir de este concepto, es posible entender el género como la

construcción social de la diferencia sexual y dejar de atribuir a la biología, la subordinación histórica de las mujeres.

Esta perspectiva de análisis hace referencia a la construcción de las identidades de mujeres y hombres, determinada por

factores sociales, históricos y culturales, por lo que ayuda a explicar la posición de subordinación, desventaja y opresión

de las mujeres respecto a los hombres, expresada en múltiples ámbitos de la vida, con los consiguientes efectos

negativos tanto para las mujeres a nivel personal, como para los hombres y la sociedad en su conjunto.

Con la certeza de que esta posición de subordinación puede y debe superarse, el feminismo propone realizar acciones

que contribuyan a transformar las relaciones de poder entre los géneros. Así, coloca en el centro de la discusión temas

como la toma de decisiones, el acceso y control de los recursos de todo tipo, la valoración social del trabajo productivo y

reproductivo, la redistribución de roles y tareas en la familia y en la sociedad, entre otros, con el afán de impulsar la

creación de condiciones que brinden igualdad de derechos, oportunidades y trato para mujeres y hombres, y permitan

construir modos de vida distintos basados en el respeto, la dignidad, la equidad y la justicia3.

Este enfoque presenta puntos en común con la Educación Popular, al proponer que debe partirse de lo personal –pero

reconociendo la existencia de otras personas que comparten problemas y necesidades similares, concluyendo que lo

personal es también político y social – y al buscar la transformación del mundo.


Desde el punto de vista metodológico, los conceptos de posición y condición aportados por la teoría de género,

constituyen ejes claves para el trabajo educativo. El término condición, hace referencia a las condiciones materiales de

vida que tienen hombres y mujeres, y está relacionado con otra categoría fundamental, que es la de clase social. Del

concepto de condición, se desprenden una serie de necesidades prácticas, que tienen que ver con el derecho a la

alimentación, la educación, la vivienda, la atención a la salud y con los distintos tipos de servicios que permiten

satisfacer necesidades básicas para la familia.

Por su parte, el concepto posición se refiere a la ubicación de las mujeres en relación a los hombres en términos

sociales, culturales, económicos y políticos. Es útil para ver claramente cómo la diferencia entre los sexos se traduce en

desigualdad, expresada en sobrecargas de trabajo para las mujeres y en su nula o escasa participación en la toma de

decisiones en muchas áreas de su vida personal, familiar y social. Desde decisiones relacionadas con su maternidad y

sexualidad, como con las oportunidades de acceder y controlar los distintos tipos de recursos con que cuenta la familia,

o de educarse y ocupar cargos públicos.

De esta posición de desigualdad se desprenden otro tipo de necesidades e intereses, denominados estratégicos. Éstos

tienen que ver con el cuestionamiento profundo de las raíces estructurales de la subordinación entre los géneros, y de

las imposiciones sociales que la sustentan. La reflexión de estos temas, contribuye al proceso de reconstrucción de las

identidades y a la creación de condiciones favorables para que las mujeres se asuman como sujetas con derechos

plenos.

En sintonía con la Educación popular, que propone partir siempre de la práctica, la perspectiva de género también

plantea la necesidad de tomar como punto de partida las propias vivencias de las personas y reconocer su subjetividad,

sus emociones y sentimientos, su propia percepción de sí mismas y del mundo. De igual forma, ante el reconocimiento

de que las mujeres enfrentan obstáculos de distinta naturaleza para reconocer sus capacidades, habilidades y destrezas,

propone el desarrollo de la autoestima como medio para favorecer el reconocimiento y la valoración personales. De

manera especial, la perspectiva de género incluye la toma de contacto con el propio cuerpo para aprender a conocerlo y

a verlo como fuente de saber y conocimiento. Por tal razón, propone incluir ejercicios y técnicas para desarrollar los

distintos sentidos y aprender a escuchar al cuerpo y entender su lenguaje.

En suma, desde esta perspectiva, cada persona es considerada un ser integral conformado por cuerpo, mente, espíritu y

emociones, que merece que se respete y valore su dignidad personal, su integridad física y moral, su cuerpo y su

pensamiento.

Educación popular con perspectiva de género

En la actualidad, much@seducador@s populares hemos incorporado los postulados de ambas corrientes de

pensamiento y acción como parte de nuestro compromiso social, surgiendo así la Educación popular con perspectiva de

género. Para dar una visión de conjunto de las propuestas de la concepción metodológica dialéctica que sustentan la

Educación popular y los aportes del feminismo, resulta útil un cuadro como el siguiente 4:

Momentos del método dialéctico Lo externo Lo interno

Partir de la propia realidad

Triple diagnóstico:

1. del contexto

2. de la práctica del grupo

3. de la conciencia social del grupo Diagnóstico personal y grupal:


1. de las relaciones familiares, en general

2. de la relación de pareja, en particular

3. de sus necesidades prácticas Reconocimiento de:

1. ideas

2. emociones

3. el propio cuerpo

Tomar distancia y reflexionar sobre ella

Reflexión y estudio para:

1. conocer las causas del problema y no sólo sus apariencias.

2. ver la totalidad de la problemática y no sólo un aspecto

3. tener una visión crítica de la realidad. Reflexión y análisis:

1. de la construcción de las identidades de género

2. de la vinculación entre la realidad personal y la problemática social.

3. de los intereses estratégicos de género

Ejercitación práctica para:

1. aumentar la autoestima

2. desarrollar la autonomía y el empoderamiento de las mujeres.

Volver a la práctica

Realización de acciones que permitan:

1. mejorar la práctica

2. transformar la realidad.

Realización de acciones que contribuyan a:

1. cambiar actitudes, costumbres, ideas y valoraciones de hombres y mujeres sobre sí mism@s

2. establecer un nuevo tipo de relaciones entre ambos.

En la educación popular con perspectiva de género, resulta fundamental impulsar la participación de las personas y

organizaciones involucradas, mediante las siguientes estrategias5:

• reflexionar y estudiar juntas para despertar la conciencia sobre la inequidad de género: “entender de manera

nueva los viejos problemas”.6

• adquirir conocimientos que les permitan avanzar en la comprensión de la problemática de género y crear

conocimientos nuevos a partir del análisis de su realidad concreta.

• valorar los sentimientos y las emociones fuertes como motores para la acción y la transformación social y

personal.


• impulsar cambios en las relaciones entre hombres y mujeres, en búsqueda de la justicia, la equidad y la

democracia.

• establecer de forma clara entre tod@sl@s integrantes de los grupos y organizaciones, cuál es la transformación

que se está buscando. No dar por hecho que tod@s están entendiendo lo mismo, porque se corre el riesgo de no

alcanzar los objetivos deseados.

• empezar el cambio desde cada un@, ya que si no hay transformación desde la propia conciencia, no puede

haber un auténtico compromiso con la transformación social.

• buscar alianzas con otros grupos que compartan el interés por el cambio social y contribuir a su sensibilización

sobre la problemática de género, para que la incluyan en sus propias agendas.

• reconocer que l@seducador@s populares somos también agentes de cambio social y que, por tanto, el proceso

educativo debe reflejar tanto los intereses sociales de quien hace las funciones de animador@ o facilitador@, como los

intereses de los grupos de base.

• vincular las acciones locales que realizan los grupos, con movimientos sociales más amplios que potencien la

transformación anhelada.

La experiencia de la Escuela Nacional de Formación de Dirigentas

A continuación se presenta, a modo de ejemplo, un programa de formación y capacitación de mujeres rurales basado en

la Educación popular con perspectiva de género, que surgió e n México en 1988 y ahora es conocido como la Escuela de

Dirigentas. Esta iniciativa ha sido impulsada desde entonces por el colectivo de mujeres feministas Comaletzin, del que

me honro en formar parte.

El objetivo del programa es fortalecer el liderazgo de mujeres campesinas e indígenas que ocupan cargos o tienen

responsabilidades específicas dentro de organizaciones y grupos sociales, ya sean mixtos o constituidos sólo por

mujeres.

El programa está dirigido a mujeres rurales “dirigentas”, estos es mujeres líderes que ya han participado en otros cursos

y talleres realizados por sus propias organizaciones o por instituciones diversas y, sobre todo, que cuentan con

aprendizajes previos derivados de su propia práctica.

Actualmente el programa consta de cinco módulos temáticos que son cursados en el transcurso de dos años. Lo ideal es

que las mismas mujeres participen en el ciclo completo y formen parte de la “generación” en turno, esto es de un grupo

conformado por 25 mujeres de distintos estados del país y de diferentes grupos étnicos. Sin embargo, muchas veces

esto no es posible por las diversas dificultades que enfrentan las mujeres para dar continuidad a su participación,

derivadas tanto de las etapas de su vida reproductiva, como de los trabajos estacionales del campo o por limitaciones de

carácter familiar.

Gracias a la estructura modular del programa, existe flexibilidad ya sea para que las mujeres se capaciten en uno o varios

temas, o logren su formación completa como dirigentas cursando todos los módulos, lo que puede ocurrir en un solo

ciclo de dos años o en más de un ciclo.

Cada uno de los módulos consta de los siguientes componentes:

• Un taller de cuatro días, con 24 horas de trabajo en total, en el que se desarrollan las diferentes temáticas

(mencionadas más adelante).


• Una carpeta de apoyo con materiales de lectura, para ser utilizada por las mujeres durante el taller y con

posterioridad al mismo.

• Una serie de tareas de intervención en la práctica, que son llevadas a cabo por las participantes entre taller y

taller, con el propósito de fortalecer las capacidades propuestas. Para la realización de estas tareas, así como para el

estudio de los materiales didácticos, es necesario el acompañamiento y apoyo de las asesoras locales o de las propias

integrantes de Comaletzin. Las participantes elaboran reportes escritos y materiales producidos en dichas actividades,

que son entregados al inicio del siguiente taller.

• Una memoria de trabajo en la que se presentan los temas abordados en el taller, las discusiones realizadas y los

aportes de las propias dirigentas desde su experiencia concreta. Este documento incluye, asimismo, una síntesis d el

desarrollo metodológico del taller que sirve como guía a las dirigentas para la multiplicación en sus grupos.

A lo largo del tiempo, Comaletzin ha realizado un proceso constante de revisión y recreación de los contenidos

abordados, la metodología de trabajo y los materiales utilizados en la Escuela, hasta llegar a conformar un Modelo

Educativo para la Formación de Dirigentas de Organizaciones de Mujeres Rurales, Mestizas e Indígenas , en el que se

explicita la perspectiva educativa, las finalidades o grandes orientaciones del programa, el perfil de egreso o conjunto de

capacidades a fortalecer en las participantes, las esferas temáticas que debe abordar cada módulo y los ejes

transversales del programa en su conjunto.

La perspectiva educativa desde la cual se elaboró el diseño curricular incorpora los siguientes principios o

posicionamientos:

• Cuestionamiento al ejercicio del poder como dominación.

• Valoración de la educación como elemento fundamental para la construcción de nuevas identidades y relaciones

sociales de género.

• Concepción del desarrollo centrada en la persona como ser integral.

• Reconocimiento de la interculturalidad y la identidad como bases para el fortalecimiento de los sujetos sociales.

• Búsqueda de la sustentabilidad y la equidad en los procesos de desarrollo.

Entre las principales finalidades que pretendemos alcanzar con nuestro modelo de capacitación se encuentran el

fortalecimiento de la autonomía y el empoderamiento de las mujeres rurales, así como la construcción de propuestas de

desarrollo que incorporen valores como la democracia, la pluralidad, la paz y el amor por la vida.

Por tal razón la Escuela ha definido un perfil de egreso de las dirigentas, que incluye el desarrollo de capacidades que

van desde la apropiación de conocimientos y la adquisición de habilidades, hasta la apropiación de valores y actitudes

que orienten su trabajo en las organizaciones sociales de las que forman parte. Así, las capacidades que hemos

considerado son:

• Valoración de las organizaciones de mujeres y de los eventos de capacitación, como medios para alcanzar el

empoderamiento de las mujeres.

• Apropiación de conceptos, valores y herramientas para el desempeño de sus funciones como dirigentas.

• Reconocimiento de la identidad de género y de la importancia de luchar por la equidad entre hombres y

mujeres.

• Fortalecimiento de la identidad cultural y valoración del diálogo con otras etnias y culturas.


• Capacidad para analizar la realidad personal, familiar y social, y diseñar estrategias que contribuyan a

transformarla.

• Habilidad para adaptar los contenidos y la metodología de la Escuela, de acuerdo a las características de sus

grupos.

A partir de las necesidades educativas de las dirigentas y de los principios que sustentan el diseño curricular de la

Escuela, hemos definido esferas temáticas integradas en los cinco módulos que tiene actualmente la Escuela, a saber:

• Ciudadanía, poder y participación de las mujeres del campo.

• Salud y medio ambiente.

• Salud y sexualidad.

• Desarrollo, medio ambiente y economías regionales.

• Metodología para el fortalecimiento organizativo de las mujeres rurales.

A la luz de la perspectiva educativa que sustenta nuestro programa de formación y de nuestra perspectiva política como

colectivo de mujeres que impulsa la construcción de un modelo de desarrollo alternativo, hemos definido cuatro ejes

dinamizadores que tienen un carácter transversal a lo largo de toda la Escuela, aunque en cada módulo se selecciona(n)

alguno(s) para darles mayor énfasis:

El eje género– equidad consiste en reconocer las desigualdades entre hombres y mujeres y luchar por el establecimiento

de nuevas formas de relación entre e intra genéricas, en búsqueda de la equidad y de una vida más digna para todos/as.

El eje desarrollo – sustentabilidad permite analizar las prácticas de vida de las comunidades rurales para la satisfacción

de sus necesidades, a través de los modelos de desarrollo que históricamente han impulsado; buscar e impulsar

practicas de aprovechamiento de los recursos naturales y de relación entre las personas y el entorno, menos

depredadoras, más respetuosas y con perspectiva de futuro.

El eje identidad – interculturalidad busca generar una reflexión sobre el reconocimiento y apropiación de las distintas

identidades sociales y culturales, el diálogo abierto y horizontal entre ellas y el fortalecimiento de las identidades

propias de las mujeres rurales, mestizas o indígenas.

El eje empoderamiento – autonomía se centra en el desarrollo de las potencialidades de las mujeres como seres

integrales capaces de apropiarse de su vida y de decidir sobre ella, si bien en relación con los otros y otras, pero de

manera independiente.

Logros alcanzados a través de la Escuela7

En cada generación de la Escuela participan mujeres rurales que están dispuestas a aportar su tiempo y a asumir el reto

de viajar desde sus lugares de origen, hasta algún punto del centro del país donde se llevan a cabo los talleres, para

intercambiar experiencias y conocimientos con otras campesinas e indígenas con quienes comparten el anhelo de seguir

superándose y creciendo como mujeres.

De esta manera, la Escuela constituye un espacio de encuentro, en el que confluyen mujeres diversas: algunas tienen

una larga trayectoria organizativa, mientras que otras tienen poco tiempo de estar en sus grupos; unas cuantas ya

trabajan con enfoque de género, mientras que la mayoría empieza a descubrir en los propios talleres que la desigualdad

entre los géneros no es algo “natural” y que es posible transformarla; algunas son indígenas que desde siempre se


reconocen con orgullo en cuanto tales, mientras que otras, indígenas y mestizas, perciben por primera vez el valor de

todas las culturas y la riqueza del diálogo entre ellas; algunas son muy jóvenes, mientras otras son mujeres maduras.

Para el programa es deseable que las participantes sepan leer, escribir y hacer cuentas, sin embargo este no es un

requisito que tenga un carácter de obligatoriedad. Así, muchas veces encontramos entre las dirigentas de mayor edad,

muchas que asistieron sólo unos cuantos años a la escuela o, incluso, son analfabetas; en contraste con las jóvenes que

saben leer y escribir muy bien y llegan a tener una mayor escolaridad. Esta circunstancia posibilita que, mientras las

jóvenes apoyan a las demás con la lectura y el manejo de los materiales escritos, las dirigentas de más edad, comparten

valiosas experiencias organizativas fruto de su trayectoria. Esta situación educativa favorece el proceso de aprendizaje,

al brindar a cada participante la oportunidad de hacer aportes específicos.

Dependiendo de las características personales de cada dirigenta y de los procesos que esté siguiendo su organización, el

impacto de la Escuela es diferente pero, de acuerdo con sus testimonios, para todas ellas la experiencia de formar parte

de grupos con tal diversidad en los que se capacitan y comparten su visión del mundo y de la problemática que

enfrentan, así como las estrategias que están siguiendo en sus regiones para tratar de superarla, constituye una vivencia

muy significativa y representa una oportunidad privilegiada de seguirse formando y continuar su desarrollo como

mujeres líderes que animan iniciativas sociales diversas.

Es claro que al participar en la Escuela, las dirigentas adquieren más valoración como mujeres campesinas e indígenas y

aumentan su autoestima. Aún más, muchas reconocen que también ha aumentado su valor, entendido como valentía:

ahora son mujeres más valerosas, que se atreven a hacer y decir cosas que antes no imaginaban.

Sin embargo, no todas las mujeres que llegan a la Escuela están en condiciones de vencer las dificultades que enfrentan

para asistir a todos los talleres y concluir su formación como dirigentas. De ahí que exista rotación entre las

participantes, en algunos casos relacionada con los propios ciclos de vida de las mujeres, en particular con la crianza y

cuidado de los hijos, y en otros con presiones familiares y comunitarias que las hacen desistir. En todo caso, esta

realidad es enfrentada metodológicamente por Comaletzin dando a la Escuelauna estructura modular flexible, que

permite a las participantes capacitarse cabalmente en un tema determinado cada vez que asisten a un taller y cumplen

con las tareas prácticas asignadas. Además de que siempre está abierta la posibilidad de que puedan participar en los

módulos que les faltaron, en la generación siguiente.

En suma, podemos afirmar que su formación en la Escuela ha contribuido a ampliar la comprensión de las dirigentas

sobre la problemática de las mujeres desde una visión mucho más política, y a contar con insumos y herramientas para

el desempeño de sus distintas funciones. Para la mayor parte de ellas, el enfoque de género y la metodología para

trabajarlo con sus grupos ha sido un aporte específico del programa, porque incluso quienes ya manejaban

teóricamente este concepto o se habían acercado a él, manifiestan no haberlo comprendido antes cabalmente, además

de que no tenían elementos metodológicos para su aplicación en los grupos.

Es importante destacar que en este proceso de capacitación a mujeres líderes, l@sasesor@s locales juegan un papel

fundamental, ya que cuando les brindan su apoyo para continuar el estudio de los materiales de la Escuela y llevar a

cabo las tareas de intervención en la práctica, se logran mucho mejores resultados en cuanto a las capacidades que se

busca desarrollar.

Retos actuales de la Escuela

Ante el reconocimiento de que el número de mujeres dirigentas que puede participar en este programa de Educación

Popular con mujeres rurales, es muy reducido y, por tanto, beneficia solamente a pocas organizaciones, el reto actual de

Comaletzin consiste en diseñar estrategias que brinden la posibilidad real de extender la cobertura de esta propuesta

político – pedagógica, poniéndola al servicio de un mayor número de grupos.


Por tal razón, Comaletzin ha empezado a explorar en dos direcciones:

1) la detección de puntos claves en el país para el establecimiento de Escuelas Regionales, que pudieran estar a cargo de

organizaciones sociales de mujeres y equipos independientes de asesor@s locales interesad@s en la multiplicación del

programa, con quienes Comaletzin compartiría su modelo educativo y a quienes brindaría apoyo, particularmente en su

etapa de arranque.

2) la producción de materiales educativos que sean “autoadministrables”, esto es que puedan ser utilizados como apoyo

didáctico en el marco de talleres temáticos, por cualquier equipo abocado a la capacitación de mujeres en el sector rural

o por las propias campesinas e indígenas en sus grupos.

Ambas estrategias involucran distintos aspectos de carácter metodológico, logístico y financiero que no son fáciles de

resolver. Sin embargo, en Comaletzin estamos convencidas que vale la pena trabajar en ambas iniciativas en beneficio

de un mayor número de organizaciones sociales de nuestro país e, incluso, de América Latina.

E l futuro de este programa estará marcado, como hasta ahora, por el desafío de continuar mejorando nuestra

propuesta a partir de la práctica, permitiéndonos así la renovación del ciclo práctica – teoría – práctica, que da vida a la

Educación Popular y busca contribuir de manera eficaz en la lucha por la equidad de género, condición indispensable

para la construcción de una nueva sociedad.

Preguntas para el debate entre l@s participantes del Taller

1. ¿En qué casos has vivido tú mism@ la inequidad de género?

2. ¿En qué medida la Educación popular constituye una vía eficaz para combatir la desigualdad de género, entre los

sectores populares?

3. ¿De qué manera podría incidirse en la población de otros niveles socioeconómicos para el establecimiento de un

nuevo tipo de relaciones entre hombres y mujeres, condición necesaria para la creación de un mundo nuevo?

NOTAS

1 Destacan, entre otros, los aportes teóricos y los talleres de formación de formador@s realizados en México por el

Instituto Mexicano de Desarrollo Comunitario (IMDEC) y en Sudáfrica por el equipo impulsor de la Educación

Transformadora (Training forTransformation).

2 Cfr. Féliz, Roque. “Elementos esenciales de la Concepción metodológica dialéctica y sus implicaciones para el quehacer

de la Educación Popular”, en Documentos de apoyo para la Escuela Metodológica Nacional, IMDEC, 1999.

3 Cfr. Lagarde, Marcela. Metodología de trabajo con mujeres, Organización Canadiense para la Solidaridad y el

Desarrollo, y Organización Internacional del Trabajo, Nicaragua, 1992.

4 Adaptado de Andrea García de la Rosa, “Los tres momentos de la metodología de educación popular desde un

enfoque de género”, en Carpeta de apoyo V Taller de la Escuela nacional de formación de dirigentas campesinas e

indígenas, Comaletzin, A. C., México, 2004.

5 Notas personales del Training forTransformationCourse, Sudáfrica, 2002

6 Ferro Calabrese, Cora. Primeros pasos en la Teoría Sexo – Género, EMAS, México, 2001

7 Reconocidos por Comaletzin en el ejercicio de Evaluación de impacto de la Escuela Nacional de formación de

dirigentas campesinas e indígenas, realizado por el propio colectivo en 2004.


8 El rango de edad va de los 17 a los 58 años.

8. El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre

F. Engels

El trabajo es la fuente de toda riqueza, afirman los especialistas en Economía política. Lo es, en efecto, a la par que la

naturaleza, proveedora de los materiales que él convierte en riqueza. Pero el trabajo es muchísimo más que eso. Es la

condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que

el trabajo ha creado al propio hombre.

Hace muchos centenares de miles de años, en una época, aún no establecida definitivamente, de aquel período del

desarrollo de la Tierra que los geólogos denominan terciario, probablemente a fines de este período, vivía en algún lugar

de la zona tropical - quizás en un extenso continente hoy desaparecido en las profundidades del Océano Indico- una raza

de monos antropomorfos extraordinariamente desarrollada. Darwin nos ha dado una descripción aproximada de estos

antepasados nuestros. Estaban totalmente cubiertos de pelo, tenían barba, orejas puntiagudas, vivían en los árboles y

formaban manadas (2).

Es de suponer que como consecuencia directa de su género de vida, por el que las manos, al trepar, tenían que

desempeñar funciones distintas a las de los pies, estos monos se fueron acostumbrando a prescindir de ellas al caminar

por el suelo y empezaron a adoptar más y más una posición erecta. Fue el paso decisivo para el tránsito del mono al

hombre.

Todos los monos antropomorfos que existen hoy día pueden permanecer en posición erecta y caminar apoyándose

únicamente en sus pies; pero lo hacen sólo en caso de extrema necesidad y, además, con suma torpeza. Caminan

habitualmente en actitud semierecta, y su marcha incluye el uso de las manos. La mayoría de estos monos apoyan en el

suelo los nudillos y, encogiendo las piernas, hacen avanzar el cuerpo por entre sus largos brazos, como un cojo que

camina con muletas. En general, aún hoy podemos observar entre los monos todas las formas de transición entre la

marcha a cuatro patas y la marcha en posición erecta. Pero para ninguno de ellos ésta última ha pasado de ser un

recurso circunstancial.

Y puesto que la posición erecta había de ser para nuestros peludos antepasados primero una norma, y luego, una

necesidad, de aquí se desprende que por aquel entonces las manos tenían que ejecutar funciones cada vez más

variadas. Incluso entre los monos existe ya cierta división de funciones entre los pies y las manos. Como hemos señalado

más arriba, durante la trepa las manos son utilizadas de distinta manera que los pies. Las manos sirven

fundamentalmente para recoger y sostener los alimentos, como lo hacen ya algunos mamíferos inferiores con sus patas

delanteras. Ciertos monos se ayudan de las manos para construir nidos en los árboles; y algunos, como el chimpancé,

llegan a construir tejadillos entre las ramas, para defenderse de las inclemencias del tiempo. La mano les sirve para

empuñar garrotes, con los que se defienden de sus enemigos, o para bombardear a éstos con frutos y piedras. Cuando

se encuentran en la cautividad, realizan con las manos varias operaciones sencillas que copian de los hombres. Pero aquí

es precisamente donde se ve cuán grande es la distancia que separa la mano primitiva de los monos, incluso la de los

antropoides superiores, de la mano del hombre, perfeccionada por el trabajo durante centenares de miles de años. El

número y la disposición general de los huesos y de los músculos son los mismos en el mono y en el hombre, pero la

mano del salvaje más primitivo es capaz de ejecutar centenares de operaciones que no pueden ser realizadas por la

mano de ningún mono. Ni una sola mano simiesca ha construido jamás un cuchillo de piedra, por tosco que fuese.


Por eso, las funciones, para las que nuestros antepasados fueron adaptando poco a poco sus manos durante los muchos

miles de años que dura el período de transición del mono al hombre, sólo pudieron ser, en un principio, funciones

sumamente sencillas. Los salvajes más primitivos, incluso aquellos en los que puede presumirse el retorno a un estado

más próximo a la animalidad, con una degeneración física simultánea, son muy superiores a aquellos seres del período

de transición. Antes de que el primer trozo de sílex hubiese sido convertido en cuchillo por la mano del hombre, debió

haber pasado un período de tiempo tan largo que, en comparación con él, el período histórico conocido por nosotros

resulta insignificante. Pero se había dado ya el paso decisivo: la mano era libre y podía adquirir ahora cada vez más

destreza y habilidad; y ésta mayor flexibilidad adquirida se transmitía por herencia y se acrecía de generación en

generación.

Vemos, pues, que la mano no es sólo el órgano del trabajo; es también producto de él. Unicamente por el trabajo, por la

adaptación a nuevas y nuevas funciones, por la transmisión hereditaria del perfeccionamiento especial así adquirido por

los músculos, los ligamentos y, en un período más largo, también por los huesos, y por la aplicación siempre renovada

de estas habilidades heredadas a funciones nuevas y cada vez más complejas, ha sido como la mano del hombre ha

alcanzado ese grado de perfección que la ha hecho capaz de dar vida, como por arte de magia, a los cuadros de Rafael, a

las estatuas de Thorwaldsen y a la música de Paganini.

Pero la mano no era algo con existencia propia e independiente. Era únicamente un miembro de un organismo entero y

sumamente complejo. Y lo que beneficiaba a la mano beneficiaba también a todo el cuerpo servido por ella; y lo

beneficiaba en dos aspectos.

Primeramente, en virtud de la ley que Darwin llamó de la correlación del crecimiento. Según ésta ley, ciertas formas de

las distintas partes de los seres orgánicos siempre están ligadas a determinadas formas de otras partes, que

aparentemente no tienen ninguna relación con las primeras. Así, todos los animales que poseen glóbulos rojos sin

núcleo y cuyo occipital está articulado con la primera vértebra por medio de dos cóndilos, poseen, sin excepción,

glándulas mamarias para la alimentación de sus crías. Así también, la pezuña hendida de ciertos mamíferos va ligada por

regla general a la presencia de un estómago multilocular adaptado a la rumia. Las modificaciones experimentadas por

ciertas formas provocan cambios en la forma de otras partes del organismo, sin que estemos en condiciones de explicar

tal conexión. Los gatos totalmente blancos y de ojos azules son siempre o casi siempre sordos. El perfeccionamiento

gradual de la mano del hombre y la adaptación concomitante de los pies a la marcha en posición erecta repercutieron

indudablemente, en virtud de dicha correlación, sobre otras partes del organismo.

Sin embargo, ésta acción aún está tan poco estudiada que aquí no podemos más que señalarla en términos generales.

Mucho más importante es la reacción directa -posible de demostrar- del desarrollo de la mano sobre el resto del

organismo. Como ya hemos dicho, nuestros antepasados simiescos eran animales que vivían en manadas;

evidentemente, no es posible buscar el origen del hombre, el más social de los animales, en unos antepasados

inmediatos que no viviesen congregados. Con cada nuevo progreso, el dominio sobre la naturaleza, que comenzara por

el desarrollo de la mano, con el trabajo, iba ampliando los horizontes del hombre, haciéndole descubrir constantemente

en los objetos nuevas propiedades hasta entonces desconocidas. Por otra parte, el desarrollo del trabajo, al multiplicar

los casos de ayuda mutua y de actividad conjunta, y al mostrar así las ventajas de ésta actividad conjunta para cada

individuo, tenía que contribuir forzosamente a agrupar aún más a los miembros de la sociedad. En resumen, los

hombres en formación llegaron a un punto en que tuvieron necesidad de decirse algo los unos a los otros. La necesidad

creó el órgano: la laringe poco desarrollada del mono se fue transformando, lenta pero firmemente, mediante

modulaciones que producían a su vez modulaciones más perfectas, mientras los órganos de la boca aprendían poco a

poco a pronunciar un sonido articulado tras otro.

La comparación con los animales nos muestra que ésta explicación del origen del lenguaje a partir del trabajo y con el

trabajo es la única acertada. Lo poco que los animales, incluso los más desarrollados, tienen que comunicarse los unos a


los otros puede ser transmitido sin el concurso de la palabra articulada. Ningún animal en estado salvaje se siente

perjudicado por su incapacidad de hablar o de comprender el lenguaje humano. Pero la situación cambia por completo

cuando el animal ha sido domesticado por el hombre. El contacto con el hombre ha desarrollado en el perro y en el

caballo un oído tan sensible al lenguaje articulado, que estos animales pueden, dentro del marco de sus

representaciones, llegar a comprender cualquier idioma. Además, pueden llegar a adquirir sentimientos desconocidos

antes por ellos, como son el apego al hombre, el sentimiento de gratitud, etc. Quien conozca bien a estos animales,

difícilmente podrá escapar a la convicción de que, en muchos casos, ésta incapacidad de hablar es experimentada ahora

por ellos como un defecto. Desgraciadamente, este defecto no tiene remedio, pues sus órganos vocales se hallan

demasiado especializados en determinada dirección. Sin embargo, cuando existe un órgano apropiado, ésta incapacidad

puede ser superada dentro de ciertos límites. Los órganos bucales de las aves se distinguen en forma radical de los del

hombre, y, sin embargo, las aves son los únicos animales que pueden aprender a hablar; y el ave de voz más repulsiva, el

loro, es la que mejor habla. Y no importa que se nos objete diciéndonos que el loro no entiende lo que dice. Claro está

que por el solo gusto de hablar y por sociabilidad con los hombres el loro puede estar repitiendo horas y horas todo su

vocabulario. Pero, dentro del marco de sus representaciones, puede también llegar a comprender lo que dice. Enseñad a

un loro a decir palabrotas, de modo que llegue a tener una idea de su significación (una de las distracciones favoritas de

los marineros que regresan de las zonas cálidas), y veréis muy pronto que en cuanto lo irritáis hace uso de esas

palabrotas con la misma corrección que cualquier verdulera de Berlín. Y lo mismo ocurre con la petición de golosinas.

Primero el trabajo, luego y con él la palabra articulada, fueron los dos estímulos principales bajo cuya influencia el

cerebro del mono se fue transformando gradualmente en cerebro humano, que, a pesar de toda su similitud, lo supera

considerablemente en tamaño y en perfección. Y a medida que se desarrollaba el cerebro, desarrollábanse también sus

instrumentos más inmediatos: los órganos de los sentidos. De la misma manera que el desarrollo gradual del lenguaje va

necesariamente acompañado del correspondiente perfeccionamiento del órgano del oído, así también el desarrollo

general del cerebro va ligado al perfeccionamiento de todos los órganos de los sentidos. La vista del águila tiene mucho

más alcance que la del hombre, pero el ojo humano percibe en las cosas muchos más detalles que el ojo del águila. El

perro tiene un olfato mucho más fino que el hombre, pero no puede captar ni la centésima parte de los olores que

sirven a éste de signos para diferenciar cosas distintas. Y el sentido del tacto, que el mono posee a duras penas en la

forma más tosca y primitiva, se ha ido desarrollando únicamente con el desarrollo de la propia mano del hombre, a

través del trabajo. El desarrollo del cerebro y de los sentidos a su servicio, la creciente claridad de conciencia, la

capacidad de abstracción y de discernimiento cada vez mayores, reaccionaron a su vez sobre el trabajo y la palabra,

estimulando más y más su desarrollo. Cuando el hombre se separa definitivamente del mono, este desarrollo no cesa ni

mucho menos, sino que continúa, en distinto grado y en distintas direcciones entre los distintos pueblos y en las

diferentes épocas, interrumpido incluso a veces por regresiones de carácter local o temporal, pero avanzando en su

conjunto a grandes pasos, considerablemente impulsado y, a la vez, orientado en un sentido más preciso por un nuevo

elemento que surge con la aparición del hombre acabado: la sociedad. Seguramente hubieron de pasar centenares de

miles de años -que en la historia de la Tierra tienen menos importancia que un segundo en la vida de un hombre * -

antes de que la sociedad humana surgiese de aquellas manadas de monos que trepaban por los árboles. Pero, al fin y al

cabo, surgió.

¿Y qué es lo que volvemos a encontrar como signo distintivo entre la manada de monos y la sociedad humana? Otra vez

el trabajo. La manada de monos se contentaba con devorar los alimentos de un área que determinaban las condiciones

geográficas o la resistencia de las manadas vecinas. Trasladábase de un lugar a otro y entablaba luchas con otras

manadas para conquistar nuevas zonas de alimentación: pero era incapaz de extraer de estas zonas más de lo que la

naturaleza buenamente le ofrecía, si exceptuamos la acción inconsciente de la manada, al abonar el suelo con sus

excrementos. Cuando fueron ocupadas todas las zonas capaces de proporcionar alimento, el crecimiento de la población

simiesca fue ya imposible; en el mejor de los casos el número de sus animales podía mantenerse al mismo nivel. Pero

todos los animales son unos grandes despilfarradores de alimentos; además, con frecuencia destruyen en germen la


nueva generación de reservas alimenticias. A diferencia del cazador, el lobo no respeta la cabra montés que habría de

proporcionarle cabritos al año siguiente; las cabras de Grecia, que devoran los jóvenes arbustos antes de que puedan

desarrollarse, han dejado desnudas todas las montañas del país. Esta «explotación rapaz» llevada a cabo por los

animales desempeña un gran papel en la transformación gradual de las especies, al obligarlas a adaptarse a unos

alimentos que no son los habituales para ellas, con lo que cambia la composición química de su sangre y se modifica

poco a poco toda la constitución física del animal; las especies ya plasmadas desaparecen. No cabe duda de que ésta

explotación rapaz contribuyó en alto grado a la humanización de nuestros antepasados, pues amplió el número de

plantas y las partes de éstas utilizadas en la alimentación por aquella raza de monos que superaba con ventaja a todas

las demás en inteligencia y en capacidad de adaptación. En una palabra, la alimentación, cada vez más variada, aportaba

al organismo nuevas y nuevas substancias, con lo que fueron creadas las condiciones químicas para la transformación de

estos monos en seres humanos. Pero todo esto no era trabajo en el verdadero sentido de la palabra. El trabajo comienza

con la elaboración de instrumentos. ¿Y qué son los instrumentos más antiguos, si juzgamos por los restos que nos han

llegado del hombre prehistórico, por el género de vida de los pueblos más antiguos que registra la historia, así como por

el de los salvajes actuales más primitivos? Son instrumentos de caza y de pesca; los primeros utilizados también como

armas. Pero la caza y la pesca suponen el tránsito de la alimentación exclusivamente vegetal a la alimentación mixta, lo

que significa un nuevo paso de suma importancia en la transformación del mono en hombre. El consumo de carne

ofreció al organismo, en forma casi acabada, los ingredientes más esenciales para su metabolismo. Con ello acortó el

proceso de la digestión y otros procesos de la vida vegetativa del organismo (es decir, los procesos análogos a los de la

vida de los vegetales), ahorrando así tiempo, materiales y estímulos para que pudiera manifestarse activamente la vida

propiamente animal. Y cuanto más se alejaba el hombre en formación del reino vegetal, más se elevaba sobre los

animales. De la misma manera que el hábito a la alimentación mixta convirtió al gato y al perro salvajes en servidores del

hombre, así también el hábito a combinar la carne con la dieta vegetal contribuyó poderosamente a dar fuerza física e

independencia al hombre en formación. Pero donde más se manifestó la influencia de la dieta cárnea fue en el cerebro,

que recibió así en mucha mayor cantidad que antes las substancias necesarias para su alimentación y desarrollo, con lo

que su perfeccionamiento fue haciéndose mayor y más rápido de generación en generación. Debemos reconocer -y

perdonen los señores vegetarianos- que no ha sido sin el consumo de la carne como el hombre ha llegado a ser hombre;

y el hecho de que, en una u otra época de la historia de todos los pueblos conocidos, el empleo de la carne en la

alimentación haya llevado al canibalismo (aún en el siglo X, los antepasados de los berlineses, los veletabos o vilzes,

solían devorar a sus progenitores) es una cuestión que no tiene hoy para nosotros la menor importancia.

El consumo de carne en la alimentación significó dos nuevos avances de importancia decisiva: el uso del fuego y la

domesticación de animales. El primero redujo aún más el proceso de la digestión, ya que permitía llevar a la boca

comida, como si dijéramos, medio digerida; el segundo multiplicó las reservas de carne, pues ahora, a la par con la caza,

proporcionaba una nueva fuente para obtenerla en forma más regular. La domesticación de animales también

proporcionó, con la leche y sus derivados, un nuevo alimento, que en cuanto a composición era por lo menos del mismo

valor que la carne. Así, pues, estos dos adelantos se convirtieron directamente para el hombre en nuevos medios de

emancipación. No podemos detenernos aquí a examinar en detalle sus consecuencias indirectas, a pesar de toda la

importancia que hayan podido tener para el desarrollo del hombre y de la sociedad, pues tal examen nos apartaría

demasiado de nuestro tema.

El hombre, que había aprendido a comer todo lo comestible, aprendió también, de la misma manera, a vivir en cualquier

clima. Se extendió por toda la superficie habitable de la Tierra siendo el único animal capaz de hacerlo por propia

iniciativa. Los demás animales que se han adaptado a todos los climas -los animales domésticos y los insectos parásitosno

lo lograron por sí solos, sino únicamente siguiendo al hombre. Y el paso del clima uniformemente cálido de la patria

original, a zonas más frías donde el año se dividía en verano e invierno, creó nuevas necesidades, al obligar al hombre a

buscar habitación y a cubrir su cuerpo para protegerse del frío y de la humedad. Así surgieron nuevas esferas de trabajo

y, con ellas, nuevas actividades que fueron apartando más y más al hombre de los animales.


Gracias a la cooperación de la mano, de los órganos del lenguaje y del cerebro, no sólo en cada individuo, sino también

en la sociedad, los hombres fueron aprendiendo a ejecutar operaciones cada vez más complicadas, a plantearse y a

alcanzar objetivos cada vez más elevados. El trabajo mismo se diversificaba y perfeccionaba de generación en

generación extendiéndose cada vez a nuevas actividades. A la caza y a la ganadería vino a sumarse la agricultura, y más

tarde el hilado y el tejido, el trabajo de los metales, la alfarería y la navegación. Al lado del comercio y de los oficios

aparecieron, finalmente, las artes y las ciencias; de las tribus salieron las naciones y los Estados. Se desarrollaron el

Derecho y la Política, y con ellos el reflejo fantástico de las cosas humanas en la mente del hombre: la religión. Frente a

todas estas creaciones, que se manifestaban en primer término como productos del cerebro y parecían dominar las

sociedades humanas, las producciones más modestas, fruto del trabajo de la mano, quedaron relegadas a segundo

plano, tanto más cuanto que en una fase muy temprana del desarrollo de la sociedad (por ejemplo, ya en la familia

primitiva), la cabeza que planeaba el trabajo era ya capaz de obligar a manos ajenas a realizar el trabajo proyectado por

ella. El rápido progreso de la civilización fue atribuido exclusivamente a la cabeza, al desarrollo y a la actividad del

cerebro. Los hombres se acostumbraron a explicar sus actos por sus pensamientos, en lugar de buscar ésta explicación

en sus necesidades (reflejadas, naturalmente, en la cabeza del hombre, que así cobra conciencia de ellas). Así fue cómo,

con el transcurso del tiempo, surgió esa concepción idealista del mundo que ha dominado el cerebro de los hombres,

sobre todo desde la desaparición del mundo antiguo, y que todavía lo sigue dominando hasta el punto de que incluso los

naturalistas de la escuela darviniana más allegados al materialismo son aún incapaces de formarse una idea clara acerca

del origen del hombre, pues esa misma influencia idealista les impide ver el papel desempeñado aquí por el trabajo. Los

animales, como ya hemos indicado de pasada, también modifican con su actividad la naturaleza exterior, aunque no en

el mismo grado que el hombre; y estas modificaciones provocadas por ellos en el medio ambiente repercuten, como

hemos visto, en sus originadores, modificándolos a su vez. En la naturaleza nada ocurre en forma aislada. Cada

fenómeno afecta a otro y es, a su vez, influenciado por éste; y es generalmente el olvido de este movimiento y de ésta

interacción universal lo que impide a nuestros naturalistas percibir con claridad las cosas más simples. Ya hemos visto

cómo las cabras han impedido la repoblación de los bosques en Grecia; en Santa Elena, las cabras y los cerdos

desembarcados por los primeros navegantes llegados a la isla exterminaron casi por completo la vegetación allí

existente, con lo que prepararon el suelo para que pudieran multiplicarse las plantas llevadas más tarde por otros

navegantes y colonizadores. Pero la influencia duradera de los animales sobre la naturaleza que los rodea es

completamente involuntaria y constituye, por lo que a los animales se refiere, un hecho accidental. Pero cuanto más se

alejan los hombres de los animales, más adquiere su influencia sobre la naturaleza el carácter de una acción intencional

y planeada, cuyo fin es lograr objetivos proyectados de antemano. Los animales destrozan la vegetación del lugar sin

darse cuenta de lo que hacen. Los hombres, en cambio, cuando destruyen la vegetación lo hacen con el fin de utilizar la

superficie que queda libre para sembrar cereales, plantar árboles o cultivar la vid, conscientes de que la cosecha que

obtengan superará varias veces lo sembrado por ellos. El hombre traslada de un país a otro plantas útiles y animales

domésticos modificando así la flora y la fauna de continentes enteros. Más aún; las plantas y los animales, cultivadas

aquéllas y criados éstos en condiciones artificiales, sufren tales modificaciones bajo la influencia de la mano del hombre

que se vuelven irreconocibles. Hasta hoy día no han sido hallados aún los antepasados silvestres de nuestros cultivos

cerealistas. Aún no ha sido resuelta la cuestión de saber cuál es el animal que ha dado origen a nuestros perros actuales,

tan distintos unos de otros, o a las actuales razas de caballos, también tan numerosas.

Por lo demás, de suyo se comprende que no tenemos la intención de negar a los animales la facultad de actuar en forma

planificada, de un modo premeditado. Por el contrario, la acción planificada existe en germen dondequiera que el

protoplasma -la albúmina viva- exista y reaccione, es decir, realice determinados movimientos, aunque sean los más

simples, en respuesta a determinados estímulos del exterior. Esta reacción se produce, no digamos ya en la célula

nerviosa, sino incluso cuando aún no hay célula de ninguna clase. El acto mediante el cual las plantas insectívoras se

apoderan de su presa, aparece también, hasta cierto punto, como un acto planeado, aunque se realice de un modo

totalmente inconsciente. La facultad de realizar actos conscientes y premeditados se desarrolla en los animales en

correspondencia con el desarrollo del sistema nervioso, y adquiere ya en los mamíferos un nivel bastante elevado.


Durante la caza inglesa de la zorra puede observarse siempre la infalibilidad con que la zorra utiliza su perfecto

conocimiento del lugar para ocultarse a sus perseguidores, y lo bien que conoce y sabe aprovechar todas las ventajas del

terreno para despistarlos. Entre nuestros animales domésticos, que han llegado a un grado más alto de desarrollo

gracias a su convivencia con el hombre, pueden observarse a diario actos de astucia, equiparables a los de los niños,

pues lo mismo que el desarrollo del embrión humano en el claustro materno es una repetición abreviada de toda la

historia del desarrollo físico seguido a través de millones de años por nuestros antepasados del reino animal, a partir del

gusano, así también el desarrollo mental del niño representa una repetición, aún más abreviada, del desarrollo

intelectual de esos mismos antepasados, en todo caso de los menos remotos. Pero ni un solo acto planificado de ningún

animal ha podido imprimir en la naturaleza el sello de su voluntad. Sólo el hombre ha podido hacerlo. Resumiendo: lo

único que pueden hacer los animales es utilizar la naturaleza exterior y modificarla por el mero hecho de su presencia en

ella. El hombre, en cambio, modifica la naturaleza y la obliga así a servirle, la domina. Y ésta es, en última instancia, la

diferencia esencial que existe entre el hombre y los demás animales, diferencia que, una vez más, viene a ser efecto del

trabajo **.

Sin embargo, no nos dejemos llevar del entusiasmo ante nuestras victorias sobre la naturaleza. Después de cada una de

estas victorias, la naturaleza toma su venganza. Bien es verdad que las primeras consecuencias de estas victorias son las

previstas por nosotros, pero en segundo y en tercer lugar aparecen unas consecuencias muy distintas, totalmente

imprevistas y que, a menudo, anulan las primeras. Los hombres que en Mesopotamia, Grecia, Asia Menor y otras

regiones talaban los bosques para obtener tierra de labor, ni siquiera podían imaginarse que, al eliminar con los bosques

los centros de acumulación y reserva de humedad, estaban sentando las bases de la actual aridez de esas tierras. Los

italianos de los Alpes, que talaron en las laderas meridionales los bosques de pinos, conservados con tanto celo en las

laderas septentrionales, no tenía idea de que con ello destruían las raíces de la industria lechera en su región; y mucho

menos podían prever que, al proceder así, dejaban la mayor parte del año sin agua sus fuentes de montaña, con lo que

les permitían, al llegar el período de las lluvias, vomitar con tanta mayor furia sus torrentes sobre la planicie. Los que

difundieron el cultivo de la patata en Europa no sabían que con este tubérculo farináceo difundían a la vez la

escrofulosis. Así, a cada paso, los hechos nos recuerdan que nuestro dominio sobre la naturaleza no se parece en nada al

dominio de un conquistador sobre el pueblo conquistado, que no es el dominio de alguien situado fuera de la

naturaleza, sino que nosotros, por nuestra carne, nuestra sangre y nuestro cerebro, pertenecemos a la naturaleza, nos

encontramos en su seno, y todo nuestro dominio sobre ella consiste en que, a diferencia de los demás seres, somos

capaces de conocer sus leyes y de aplicarlas adecuadamente.

En efecto, cada día aprendemos a comprender mejor las leyes de la naturaleza y a conocer tanto los efectos inmediatos

como las consecuencias remotas de nuestra intromisión en el curso natural de su desarrollo. Sobre todo después de los

grandes progresos logrados en este siglo por las Ciencias Naturales, nos hallamos en condiciones de prever, y, por tanto,

de controlar cada vez mejor las remotas consecuencias naturales de nuestros actos en la producción, por lo menos de

los más corrientes. Y cuanto más sea esto una realidad, más sentirán y comprenderán los hombres su unidad con la

naturaleza, y más inconcebible será esa idea absurda y antinatural de la antítesis entre el espíritu y la materia, el hombre

y la naturaleza, el alma y el cuerpo, idea que empieza a difundirse por Europa a raíz de la decadencia de la antigüedad

clásica y que adquiere su máximo desenvolvimiento en el cristianismo.

Mas, si han sido precisos miles de años para que el hombre aprendiera en cierto grado a prever las remotas

consecuencias naturales de sus actos dirigidos a la producción, mucho más le costó aprender a calcular las remotas

consecuencias sociales de esos mismos actos. Ya hemos hablado más arriba de la patata y de sus consecuencias en

cuanto a la difusión de la escrofulosis: Pero, ¿qué importancia puede tener la escrofulosis comparada con los efectos

que sobre las condiciones de vida de las masas del pueblo de países enteros ha tenido la reducción de la dieta de los

trabajadores a simples patatas, con el hambre que se extendió en 1847 por Irlanda a consecuencia de una enfermedad

de este tubérculo, y que llevó a la tumba a un millón de irlandeses que se alimentaban exclusivamente o casi


exclusivamente de patatas y obligó a emigrar allende el océano a otros dos millones? Cuando los árabes aprendieron a

destilar el alcohol, ni siquiera se les ocurrió pensar que habían creado una de las armas principales con que habría de ser

exterminada la población indígena del continente americano, aún desconocido, en aquel entonces. Y cuando Colón

descubrió más tarde América, no sabía que a la vez daba nueva vida a la esclavitud, desaparecida desde hacía mucho

tiempo en Europa, y sentaba las bases de la trata de negros. Los hombres que en los siglos XVII y XVIII trabajaron para

crear la máquina de vapor, no sospechaban que estaban creando un instrumento que habría de subvertir, más que

ningún otro, las condiciones sociales en todo el mundo, y que, sobre todo en Europa, al concentrar la riqueza en manos

de una minoría y al privar de toda propiedad a la inmensa mayoría de la población, habría de proporcionar primero el

dominio social y político a la burguesía y provocar después la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado, lucha

que sólo puede terminar con el derrocamiento de la burguesía y la abolición de todos los antagonismos de clase. Pero

también aquí, aprovechando una experiencia larga, y a veces cruel, confrontando y analizando los materiales

proporcionados por la historia, vamos aprendiendo poco a poco a conocer las consecuencias sociales indirectas y más

remotas de nuestros actos en la producción, lo que nos permite extender también a estas consecuencias nuestro

dominio y nuestro control.

Sin embargo, para llevar a cabo este control se requiere algo más que el simple conocimiento. Hace falta una revolución

que transforme por completo el modo de producción existente hasta hoy día y, con él, el orden social vigente. Todos los

modos de producción que han existido hasta el presente sólo buscaban el efecto útil del trabajo en su forma más directa

e inmediata. No hacían el menor caso de las consecuencias remotas, que sólo aparecen más tarde y cuyo efecto se

manifiesta únicamente gracias a un proceso de repetición y acumulación gradual. La primitiva propiedad comunal de la

tierra correspondía, por un lado, a un estado de desarrollo de los hombres en el que el horizonte de éstos quedaba

limitado, por lo general, a las cosas más inmediatas, y presuponía, por otro lado, cierto excedente de tierras libres, que

ofrecía cierto margen para neutralizar los posibles resultados adversos de ésta economía positiva. Al agotarse el

excedente de tierras libres, comenzó la decadencia de la propiedad comunal. Todas las formas más elevadas de

producción que vinieron después condujeron a la división de la población en clases diferentes y, por tanto, al

antagonismo entre las clases dominantes y las clases oprimidas. En consecuencia, los intereses de las clases dominantes

se convirtieron en el elemento propulsor de la producción, en cuanto ésta no se limitaba a mantener bien que mal la

mísera existencia de los oprimidos. Donde esto halla su expresión más acabada es en el modo de producción capitalista

que prevalece hoy en la Europa Occidental. Los capitalistas individuales, que dominan la producción y el cambio, sólo

pueden ocuparse de la utilidad más inmediata de sus actos. Más aún; incluso ésta misma utilidad -por cuanto se trata de

la utilidad de la mercancía producida o cambiada- pasa por completo a segundo plano, apareciendo como único

incentivo la ganancia obtenida en la venta.

La ciencia social de la burguesía, la Economía Política clásica, sólo se ocupa preferentemente de aquellas consecuencias

sociales que constituyen el objetivo inmediato de los actos realizados por los hombres en la producción y el cambio. Esto

corresponde plenamente al régimen social cuya expresión teórica es esa ciencia. Por cuanto los capitalistas aislados

producen o cambian con el único fin de obtener beneficios inmediatos, sólo pueden ser tenidos en cuenta,

primeramente, los resultados más próximos y más inmediatos. Cuando un industrial o un comerciante vende la

mercancía producida o comprada por él y obtiene la ganancia habitual, se da por satisfecho y no le interesa lo más

mínimo lo que pueda ocurrir después con esa mercancía y su comprador. Igual ocurre con las consecuencias naturales

de esas mismas acciones. Cuando en Cuba los plantadores españoles quemaban los bosques en las laderas de las

montañas para obtener con la ceniza un abono que sólo les alcanzaba para fertilizar una generación de cafetos de alto

rendimiento, ¡poco les importaba que las lluvias torrenciales de los trópicos barriesen la capa vegetal del suelo, privada

de la protección de los árboles, y no dejasen tras sí más que rocas desnudas! Con el actual modo de producción, y por lo

que respecta tanto a las consecuencias naturales como a las consecuencias sociales de los actos realizados por los

hombres, lo que interesa preferentemente son sólo los primeros resultados, los más palpables. Y luego hasta se

manifiesta extrañeza de que las consecuencias remotas de las acciones que perseguían esos fines resulten ser muy


distintas y, en la mayoría de los casos, hasta diametralmente opuestas; de que la armonía entre la oferta y la demanda

se convierta en su antípoda, como nos lo demuestra el curso de cada uno de esos ciclos industriales de diez años, y

como han podido convencerse de ello los que con el «crac»(3)han vivido en Alemania un pequeño preludio; de que la

propiedad privada basada en el trabajo de uno mismo se convierta necesariamente, al desarrollarse, en la desposesión

de los trabajadores de toda propiedad, mientras toda la riqueza se concentra más y más en manos de los que no

trabajan; de que [...] ***

NOTAS

* Sir William Thomson, autoridad de primer orden en la materia calculó que ha debido transcurrir poco más de cien

millones de años desde el momento en que la Tierra se enfrió lo suficiente para que en ella pudieran vivir las plantas y

los animales.

** Acotación al margen: «Ennoblecimiento».

** Aquí se interrumpe el manuscrito. (N. de la Edit.)

(1) El presente artículo fue ideado inicialmente como introducción a un trabajo más extenso denominado Tres formas

fundamentales de esclavización. Pero, visto que el propósito no se cumplía, Engels acabó por dar a la introducción el

título El papel del trabajo en el proceso de transformación del mono en hombre. Engels explica en ella el papel decisivo

del trabajo, de la producción de instrumentos, en la formación del tipo físico del hombre y la formación de la sociedad

humana, mostrando que, a partir de un antepasado parecido al mono, como resultado de un largo proceso histórico, se

desarrolló un ser cualitativamente distinto, el hombre. Lo más probable es que el artículo haya sido escrito en junio de

1876.

(2) Véase el libro de C. Darwin The Descent of Man and Selection in Relation to Sex («El origen del hombre y la selección

sexual»), publicado en Londres en 1871.

(3) Trátase de la crisis económica mundial de 1873. En Alemania, la crisis comenzó con una «grandiosa bancarrota» en

mayo de 1873, preludio de la crisis que duró hasta fines de los años 70.

9. La teoría de la Moreal, en los Fundamentos de la Dialéctica Materialista

Dr. Luis Ignacio Hernández Irriberi

1.- Desmitificando Confusiones

En todo lo explícito del título de este documento, trataremos aquí de la Ética, la ciencia acerca de las costumbres y

conductas normadas por consciencia entre los seres humanos, y determinadas por el acto de responsabilidad individual

(la moral). En lo más general y esencial, a esas costumbres y conductas, lo que les norma, es el dilema o decisión del

sujeto entre lo bueno y lo malo, respecto de los demás seres humanos que le rodean.

Así, el objeto de estudio de la ciencia de la Ética es el fenómeno de lo moral; el definir en qué consisten sus causas, su

origen y evolución, sus componentes, así como la explicación de qué es lo bueno y qué es lo malo, frente a lo cual el

sujeto asume un acto moral, es decir, toma una decisión individual por propia convicción y conciencia, por aquello de lo


que ha de ser él, y sólo él, el enteramente responsable ante los demás seres humanos, y sólo entre los demás seres

humanos.

Analicemos aquí esos aspectos esenciales de la Ética, empezando por aclarar que ésta no consiste en decir qué cosa

concreta en particular es buena o es mala, sino en definir en lo más abstracto y general, qué es lo bueno y qué es lo

malo.

Suele confundirse a la ética como un tipo de moral, aparte de la moral en general, particularmente cuando el acto moral

es en un sujeto con una formación profesional; y la confusión deviene, precisamente, de que se da po supuesto que un

profesional, una persona con estudios, debe saber y entender acerca de la teoría o fundamentos éticos del acto moral;

algo acerca de lo cual no necesariamente ha de saber un sujeto sin estudios. En realidad, como hemos visto, la ética no

es “un tipo de moral”, sino la teoría científicamente fundada de la misma.

De igual manera, suele creerse que lo moral es inherente, o pertenece exclusivamente, al ámbito de lo religioso; y este

error se sigue del hecho de que más de tres cuartas partes de los seres humanos profesan una religión, desde la cual se

les impone una norma de conducta en el deber ser, en la búsqueda de expresar la mayor bondad entre los seres

humanos en sociedad. Pero menos de una cuarta parte de la población mundial no profesa ninguna creencia de orden

religioso o teológico; son los ateos y no-religiosos (este último creyente en Dios, pero no prácticamente de ninguna

religión), Así, si lo moral fuese inherente a la religión, los ateos y los no-religiosos tendrían que definirse como nomorales

o amorales (que no necesariamente inmorales, lo que significa obrar en contra de lo moral), lo cual, como

veremos a continuación, no es posible.

De todas las relaciones posibles entre los seres humanos (económicas, políticas, jurídicas, educativas, comerciales, etc),

las relaciones morales son las más esenciales, al punto de que le son imprescindibles. Es decir, entre dos seres humanos

podría dejar de haber cualquier otro tipo de relación, y ello no alteraría en lo esencial su condición humana. Pero entre

dos seres humanos, por su sola presencia, y aún siendo ajenos el uno del otro, se establece necesariamente, una

relación moral; esto es, un acto de responsabilidad y compromiso de uno para con el otro en forma mutua o recíproca

(así sea que esa responsabilidad y compromiso sea nulo, ello será ya un acto moral). Lo moral, pues, es independiente

de la religión. Lo que la religión hace, es imponer un código moral (un conjunto de reglas de conducta) especial en las

relaciones entre los seres humanos; de modo que a los sujetos religiosos, además de la normas morales sociales en

general, les norma un determinado tipo de conducta especial en medio de esas normas sociales más generales, y a las

que, por lo regular, no contraría. El ateo y no-religioso, pues, es un sujeto moral necesariamente, en el código de la

normas morales sociales más generales y esenciales, independientemente de todo código moral religioso.

Otro aspecto de este mismo problema, es el que lo moral, sólo es inherente a los seres humanos y entre los seres

humanos. Un individuo solo, aislado en el mundo sin la presencia en éste de ningún otro ser humano, no está en

posibilidad de expresar ningún acto de orden moral. Suele creerse, también erróneamente, que ese individuo podría

expresar su acto moral ante otros seres, como los animales o las plantas; pero ello es equívoco, dada la falta de

reciprocidad en esos seres en un acto de conciencia.

Podría pensarse, no obstante, que bastaría el acto de conciencia del individuo humano frente a esos otros seres del

reino animal o vegetal procurándoles el bien, para que el acto moral se diera; sin embargo, más allá del conflicto moral

que enfrentaría al tener que depender de esos seres para su subsistencia causándoles el mal en un daño irreparable (los

ha de matar, y se los ha de comer), está en el hecho de que, si un individuo ha de prodigar cuidados a la naturaleza, ello

será en razón del respeto que debe, no en sí a la naturaleza (como erróneamente se expresa), sino a los demás seres

humanos que vivimos inmersos en ella y de ella depende nuestra existencia. Lo moral es, pues, un hecho

exclusivamente humano, y el hecho más esencial de todos: la relación que en nuestro trato mutuo nos hace ser seres

humanos (o que en su ausencia, nos despoja de tal condición).


2.- EL SER HUMANO Y LA DIGNIDAD

Si lo moral es lo esencial de las relaciones humanas, la esencia de la moral es la conciencia de un acto para con los

demás, en libertad y responsabilidad, que será tanto más valioso, cuanto más ello contribuya a la humanización del ser

humano, esto es, cuanto más contribuya a su dignidad.

Esto, de suyo, habla de actos morales cada vez de mayor compromiso social, y, en consecuencia, del hecho del progreso

moral. Luego, si los seres humanos están determinados por las relaciones sociales dadas en cada modo de producción,

en ellos se establece a su vez, las correspondientes relaciones morales; y si un modo de producción establece formas de

organización social con una producción espiritual, esto es, cultural en el arte y en la ciencia, cada vez superiores, las

relaciones morales, en consecuencia, tienden a un desarrollo progresivo que las hace superiores a momentos o épocas

anteriores de a historia.

Un indicador altamente notable del progreso moral, es el momento cuando lo que regula la vida de la sociedad se centra

ya no en el acto de derecho jurídico como norma de coacción externa, sino en el acto interno o íntimo de conciencia

moral; formándose con ello la riqueza moral de la sociedad (o, inversamente dicho, cuanto más se recurre y rige en una

sociedad el acto de derecho legal o jurídico ejercido por un tercero entre dos personas por encima de lo que bien se

resolvería entre ellas en un acto de conciencia, de responsabilidad y compromiso social del individuo, tanto más se

rezaga el desarrollo de la libre personalidad y la convivencia social humana, empobreciéndose la moralidad social). El

más elevado criterio del progreso moral de la sociedad, radica en el grado de concordancia dados entre los intereses

personales y los colectivos en una sociedad, en lo cual se da una mutua dignificación humana entre todos sus miembros.

La conducta moral, pues, ha de tener siempre por principio, en consecuencia, la obligatoriedad de la dignificación del

otro (la otredad), el saberse obligado en el deber del hacer yo, del otro, un ser humano cada vez más digno de

considerarse como tal, de hacerme responsable por esa dignificación del otro, de mi semejante. Cuando el acto íntimo

realizado así se generaliza socialmente, la sociedad alcanza mayores niveles de desarrollo moral.

La conducta moral ha de distinguirse, entonces, de la conducta vista desde la psicología, la cual es de carácter pulsivo o

inconsciente, pues en lo moral, la conducta se basa en el acto libre y consciente del individuo, en la cual éste eleva en las

más altas cualidades a la otredad, y por ello mismo se ve dignificado.

De este modo, la dignidad se refiere a las más altas cualidades de aquello que se nombra, y si en la conducta moral

hablamos de la dignificación humana, hablamos entonces de las más altas cualidades que merece la condición humana.

En la medida en que un individuo dignifica a sus semejantes, no sólo se hacer sujeto de reconocimiento digno de los

demás, sino que por ello, se dignifica a sí mismo. Así, la dignidad, es un modo de comprensión del deber moral y la

responsabilidad; es decir, de aquello a lo que consciente y voluntariamente nos vemos obligados, y por lo cual

respondemos comprometidamente.

En nuestra sociedad actual, bajo el régimen capitalista profundamente egoísta, del culto a un individualidad mezquina y

del aprovecharse de los demás, todo lo cual se complementa con una forma de vida ampliamente coercionada por el

Estado en beneficio de la clase social en el poder, la decisión por el deber y la responsabilidad es en algo en exceso

mermada en las convicciones del individuo, pero más aún, a lo que se ha de enfrentar bajo un aparato coercitivo que

unas veces sutilmente y otras de la manera más burda, se lo impide.

Nada daña más a la moralidad social en este orden capitalista actual, que el atentado a la condición humana en lo más

esencial de ello: el derecho al trabajo, en particular, al trabajo productivo. Nada hace más a la dignificación humana que

el trabajo, como nada despoja de tal condición humana que las masas cesantes, y la humillante respuesta filantrópica de

ayuda misericordiosa a los pobres (programas asistencialistas de gobierno, organización caritativa que desplaza al

Estado en sus responsabilidades sociales, etc.), en lugar de dar solución a la pobreza.


En ese sentido es que nuestra sociedad vive un exacerbado proceso de deterioro, de corrupción y deshumanización.

La decisión libre y consciente se pierde, se anula la voluntad como un acto que va más allá de los deseos y está

determinado por esas condiciones materiales de vida que restringen la libertad del individuo.

De ese modo es que lo moral como la acción práctica del ser humano, como en su teorización en la ética, el problema

más esencial que se plantea –y que habremos de discutir más adelante dotados de algunos elementos más–, es el de la

libertad.

3.- El Acto Moral

El acto moral, hemos dicho, en la obligatoriedad de la conciencia y en la voluntad de asumirla, dado en condiciones de

libertad y en apego al a responsabilidad, que se expresa como el deber ser, no es el simple propósito de actuar

conforme a lo que se cree bueno, o en el simple hecho de “hacer el bien”. Se enfrenta en ello el problema de distinguir

en un dilema, qué es lo bueno y qué no, cuándo es que se hace un bien, cuándo no.

A reserva de normar tales criterios por su contenido, pude hablarse del acto moral por su forma, a lo que se denomina la

“estructura del acto moral”, que permite entender, no obstante limitada a la forma, una faceta esencial del mismo.

El despliegue del acto moral discurre por tres fases: 1) los motivos que llevan a asumir la voluntad dada en la toma de

una decisión; 2) el grado de conciencia social, manifiesta en los fundamentos de la responsabilidad que se asume, y el

compromiso que se expresa; y 3) las consecuencias del acto moral, es decir, allí donde el mismo se consuma, las cuales

podrán ser ya en correspondencia con el propósito, juzgándose entonces como un acto positivo y valioso; o bien en

contra del propósito, juzgándose entonces como un acto negativo y despreciable, de donde el sujeto del acto moral

puede sentirse orgulloso de s acción, o bien quedar abatido, no obstante el motivo y propósito hayan sido buenos.

En la primera fase, el motivo está determinado por la obligatoriedad del acto moral dado por conciencia, y el dilema es

asumirlo o no. En la segunda fase, el grado de conciencia social, significa el grado de conocimientos fundados lo más

científicamente, los cuales norman el criterio en la responsabilidad y determinan el compromiso para con el otro

(satisfaciendo esa obligatoriedad de conciencia). Finalmente, en la tercera fase, está el caso especial de la sanción. En el

acto moral, a diferencia del acto jurídico, la sanción no implica un castigo corporal como en el ir a prisión, o un saldo de

la pena en una multa económica, sino, no obstante, hay una sanción aún más fuerte y poderosa: el cargo de conciencia.

Suele creerse que hay ciertos sujetos desalmados incapaces de sentir el cargo de conciencia, pero, debe decirse, que si

tal sujeto no ha actuado bajo condiciones de psicosis, si éste es un sujeto consciente de la realidad, por más fanatismo

que pudiera haber en su acción, más tarde o más temprano, habrá de ser preso del poder del cargo de conciencia.

La pena jurídica se resarce en el castigo de prisión, en la multa; pero la pena moral, se resarce en el cargo de conciencia,

no obstante, no ha de ser el castigo necesariamente eterno; en el acto moral, existe la posibilidad de la reivindicación

moral; esto es, el que el sujeto lo vuelva a intentar y que en una acción semejante se dé la oportunidad de resolver ya

correctamente, o bien resuelva paulatinamente en una serie de acciones continuadas alrededor de lo que ha implicado

su cargo de conciencia. Es de este modo que el ser humano aprende de sus experiencias y se perfecciona.

Tales son, pues, las complejas componentes de la estructura del acto moral; pero, como hemos visto, el mismo ha de ser

juzgado; y en ello nunca lo podrá ser por el propio sujeto, pues en el juicio de valor nadie puede juzgar acerca de sí

mismo, sino por terceros y por los hechos, desde fuera del acto moral dado. Tal es pues, el juicio de valoración moral.

Ante la necesidad de ajustar la conducta de cada individuo a los intereses de la comunidad (a los intereses de los que se

asumen en igualdad), ello determina qué es lo que ha de considerarse como lo valioso, en tanto ello refuerza la unidad,

la organización y el desarrollo de esa comunidad.


Todo acto moral, ya sea que se haga o deje de hacer; y dejando de hacer sea lo correcto; tiene consecuencias dictadas

por las normas de costumbre, y es en función de las mismas que se toma la decisión. Suele suceder, en ciertos casos,

que se toma la decisión en contra del dictado de la norma de costumbre, y no por error, sino con conciencia deliberada.

Ello es plenamente válido, y se legitima, en su caso, en el acierto del acto. Justo este tipo de decisiones son las que van a

determinar el desarrollo de la sociedad en función del progreso moral, rompiendo ciertos atavismos.

Tales actos suscitan la reflexión de la sociedad sobre sus costumbres, modificando los criterios de la valoración moral.

4.- La Valoración del Acto Moral

De la valoración del acto moral deriva la justicia, no en términos coercitivos del derecho jurídico, sino en términos

distributivos y retributivos del derecho o justicia moral; es decir, de la igualdad en la distribución de los bienes de la

colectividad y la reparación del daño. Cuanto más el individuo hace conciencia de la necesidad de esa igualdad y por la

cual cada vez más él toma una decisión propia, tanto más cualitativo es el índice de moralidad social.

Pero, es allí, justo, donde ha de calificarse el acto moral, que por sus motivos y medios para lograrlos, considerados no

en abstracto, sino en función de la situación concreta de modo que los medios sean moralmente los correctos para

alcanzar el fin, puedan ser, ya la generosidad, ya el egoísmo, pero que por sus consecuencias ha de ser, y sólo ha de ser,

como resultado de un bien social.

Esta calificación del acto moral es su valoración, y éste ha de referirse a lo bueno o malo de ello (no por su carácter dado

por las cualidades utilitarias de una cosa, sino por su valoración moral como satisfactor social). Así –como lo expone

Adolfo Sánchez Vázquez en su Ética– lo bueno en la comunidad primitiva y aún en el período esclavista, era la valentía, y

su opuesto, lo malo, la cobardía (de donde se excluía a los esclavos en los que no se consideraba una condición

humana). En la Edad media, lo bueno era lo que provenía de la voluntad divina y concordaba con ella, y lo malo, lo

diabólico que contravenía es voluntad divina.

Al aparecer el humanismo renacentista al parejo de la formación de la Época Moderna y el modo de producción

capitalista, lo bueno en su carácter universal es ya lo que concuerda con la naturaleza humana, y lo malo lo que

contraviene a la condición humana. Mas, en nuestra sociedad actual dividida en clases sociales en donde una,

dominante, se hace del poder, lo bueno pasa a depender de los intereses concretos de cada clase social, y el juicio

acerca del acto moral se hace en función de esas consideraciones concretas.

Lo bueno, es un valor realizado, un satisfactor social concreto; no un acto de felicidad (eudemonismo), no un hecho de

placer (hedonismo), ni mucho menos algo de carácter utilitario (pragmatismo). Lo bueno como valor, se define por sus

hechos concretos en la práctica histórico-social, y no, como argumentaba Kant, por la subjetiva e ideal “buena voluntad”

independiente de la realidad de los hechos.

Ante ello, quien valora el acto moral, se enfrenta por su parte a las determinaciones del juicio de valoración moral, ya en

su estructura lógica enunciativa formal o fáctica (como en la forma “x es y”, dada por ejemplo, en la expresión: “Tal

persona es justa”); ya en su estructura lógica de preferencia (como en la forma “x es preferible a y”, dada, por ejemplo,

en la expresión: “Es preferible engañar al enfermo a decirle la verdad”); o bien en la estructura lógica imperativa de

obligatoriedad en el deber ser (como en la forma “Debes hacer x”, dada por ejemplo, en la expresión: “Debes ayudar a

tu prójimo”).

En el juicio de valor enunciativo “x es y”, no ha de limitarse a ser exclusivamente una propiedad cualitativa utilitaria de

algo, sino que esencialmente implique una valoración, es decir, una cualidad de satisfactor moral o social. Por su parte,

los juicios de preferencia “Es preferible x a y”, hay el mismo contenido del juicio enunciativo, pero en los cuales,


nuevamente, no se trata de preferir utilitariamente, sino del hecho de valoración moral en la cualidad de un satisfactor

social. En el juicio de preferencia lo que se da es una comparación entre dos juicios enunciativos.

Sin embargo, en cuanto al juicio imperativo de obligatoriedad en el deber ser, dado en la forma, “Debes hacer x”, hay

una notable diferencia con los dos juicios anteriores: mientras que en las dos formas anteriores la valoración se refiere al

hecho dado, en este último la valoración se refiere a lo que no es o no existe, y ha de ser realizado en el deber ser (juicio

que independientemente de su realización o no, no pierde su validez). Así, es este último juicio el que responde a la

norma moral, en tanto responde a la necesidad y finalidad de regular las relaciones humanas.

5 Axiología: la Teoría de los Valores.

La axiología (del gr. axios, valor), es la parte de la Ética referida a la teoría de los valores morales. Para comprender qué

es un valor moral, conviene, antes, examinar el concepto de valor en general.

El valor, como concepto, es el reflejo en nuestro pensamiento de una faceta o propiedad de la realidad objetiva. Ello

quiere decir que en la realidad objetiva, en los hechos dados, hay o no algo que es valioso. Pero lo que determina el qué

es eso dado tenga o no valor, es la consideración subjetiva que en un momento dado se puede hacer o no. El valor,

dicho así en general, no es algo puramente de naturaleza objetiva; pero, a la vez, tampoco es algo ajeno a la

subjetividad. El valor, es la mezcla, o más exactamente dicho, la dialéctica de la objetividad y subjetividad de aquello

que se juzga valioso o no.

Si algún problema teórico tenía una clara dificultad en su solución pretendiendo omitir la dialéctica en él, ese fue

precisamente el concepto de valor. Sin la dialéctica materialista no es posible comprenderlo en su esencialidad.

Más aún, antes de abordar el concepto de valor moral, conviene también, examinar el concepto de valor desde el

pensamiento económico.

Así, en la teoría económica, el valor se desdobla en dos formas: 1) el valor propiamente económico, propio al de la

mercancía, es conocido por ello como “valor de cambio”; y 2) el llamado “valor de uso”, esto es, el valor concreto en

cuanto a ser un satisfactor social. En este desdoblamiento se expresa esa dialéctica objetivo-subjetiva del valor; es decir,

lo valioso dado en el objeto por las relaciones sociales abstractas (dadas en el valor de cambio), y lo valioso dado así,

pero en tanto juzgado y reconocido subjetivamente por las relaciones sociales concretas como un satisfactor social

(dado entonces en el valor de uso).

De todo lo antes dicho; desde el concepto de valor en general, a su desdoblamiento económico; nos da la pauta para

poder entender el concepto de valor moral. En él se ha de aplicar la misma dialéctica objetivo-subjetiva, pero omitiendo

ya la parte económica relativa a la mercancía, dado que lo moral, en su esencia, se refiere a lo espiritual humano, ajeno

a toda consideración de esa naturaleza mercantil; o, dicho de otro modo, el valor moral, no supone relaciones abstractas

entre los seres humanos, sino por lo contrario, de las relaciones más concretas entre sí. El valor moral, sigue, pues, la

pauta del llamado valor de uso, es decir, del satisfactor social dado en las relaciones concretas.

Un valor moral, aquello bueno socialmente considerado, es, pues, un satisfactor social. Objetivamente, aquello de la

realidad material portador de tal valor, es el propio ser humano. Subjetivamente, por lo que está en la capacidad del

sujeto, se ha de reconocer y diferenciar las cualidades que da el satisfactor, socialmente.

Y aquí hay un aspecto de esencial importancia, que sólo se deduce en el análisis dialéctico. Hemos visto en apartados

anteriores, que la relación moral: 1) es sólo entre humanos, y 2) que ello se da en una mutua reciprocidad,

necesariamente. Ello quiere decir, entonces, que lo que yo (sujeto), reconozco como valor en el otro (objeto de


valoración), es algo que, a manera especular, me realiza como ser humano , es decir, que nos hace ser un ser humano

real, tanto más reconozco en el otro no sólo a mis semejantes, sino a mi mismo perfeccionado. Se vuelve al punto: en la

medida que positivamente yo veo a un ser humano cada vez más humanizado, ello me humaniza a mi mismo (lo cual

puede expresarse en forma negativa, y así, en la medida que veo en la otredad la deshumanización constante en la

pérdida de sus valores morales, el deterioro de su perfección, en esa medida yo mismo me deshumanizo, yo mismo

forma parte del deterioro social y de mi pérdida de la condición humana; y ello ocurre así, por más que las personas

pretendan refugiarse en el ámbito de códigos morales que parecieran más sólidos, como ocurre en el caso de la

religiosidad; ello no los abstrae de la vida social, y ello determina a su vez su deterioro en su calidad humana. Su

religiosidad, dijese Marx, sólo se convierte en “denuncia de la miseria real”. Lo que se impone, es la necesidad de un

cambio social radical o sustancial, hacia una sociedad en la que opere una más profunda y amplia socialización, que

imponga los nuevos valores que hagan la calidad humana. Así, no es con los valores morales como se tendrá una

sociedad distinta, sino que será con una sociedad distinta, que se tendrán los verdaderos valores morales, como esa

relación social concreta, dada por esas cualidades que dignifican a condición humana.

Finalmente, el valor moral, como determinación subjetiva sobre lo portador de lo valioso objetivamente dado, implica

también una valoración intelectiva; de donde se sigue que los valores no son ni deseos ni aspectos emocionales del

sujeto, sino juicios de valor, y juicios, a más de morales, intelectivos.

Y un aspecto último, no de menor importancia, está en que el valor moral, queda no determinado, pero sí vinculado al

juicio estético. Por lo regular, aun cuando no necesaria ni absolutamente, el valor moral está asociado a lo bello. Sin

embargo, por ejemplo, el matar a alguien en defensa del honor y la dignidad, si bien implica un acto horrendo, ello no es

en absoluto, sino en función de las condiciones concretas (las de un malhechor que pretende ofender y humillar), que

aún en el acto de horror, dialécticamente, ello es superado por el acto sublime que da un contenido de esteticidad.

6 Telelología: el Acto Moral Atenido a las Consecuencias.

La teleología (del gr. telos, fin; y logos, tratado) , es la parte de la ética en que se trata del deber ser o acto moral, en

función de sus consecuencias.

En este planteamiento general, se dan algunas teorías telelógicas particulares, tales como la “teoría del egoísmo ético”:

el deber ser, según reporte el mayor bien al individuo, independientemente de las consecuencias para los demás. Una

teoría que evidentemente falsea el espíritu de al amoral, es decir, el bien socialmente dado.

Otra teoría es la llamada “teoría del utilitarismo”: el deber ser como el bien a los demás, independientemente de ciertas

consecuencias particulares, es decir, sin que implique la conciencia del sacrificar el bien propio. Una teoría, por su parte,

que contiene el mismo egoísmo con un carácter útil, si bien considerando a los demás en el bien socialmente dado.

El planteamiento teleológico en general (haciendo a un lado las teorías particulares antes expuestas), como el deber ser

teniendo presentes las consecuencias de los actos, implica no sólo la consideración de la sociedad, sino el desinterés de

la propia persona que realiza el acto moral por sí mismo, al punto en que éste ha de estar obligado a su sacrificio por la

sociedad, es la parte de la ética o teoría de la moral normativa. Es la consecuencia del acto lo que impone la norma.

Esta parte de la ética es muy próxima al acto jurídico, a tal punto que en no pocas ocasiones, el contravenir el acto moral

normado incurriendo en un acto inmoral, además del cargo de conciencia, implicará, a su vez, la sanción penal jurídica.

Así, es en ese sentido que la teleología, es precisamente la normatividad moral que rige para todos por igual (no

pestatuido a la manera jurídica, sino como valores entendidos en general por la sociedad), y todos debemos actuar en la

obligatoriedad moral del deber ser, según las consecuencias de nuestros actos, sin que nadie pueda quedar ajeno a ello.


Y esto último implica lo mismo al ciudadano común, incluso sin formación educativa alguna, hasta el profesional de la

más alta responsabilidad social, por ejemplo, el médico, o el político.

De este modo, la conducta moral es una conducta obligatoria y debida. Esa obligatoriedad parecería contradecir la

condición necesaria de libertad para considerar el acto moral, pero se está hablando aquí, no de una obligatoriedad

estatuida y sancionativa, sino de la obligatoriedad de conciencia en la relación social. Esto es, una obligatoriedad en los

límites de la conciencia, que da margen a la consideración de factores determinantes que pudieran impedir esa

obligatoriedad, sin menoscabo moral para el que ha de actuar. La obligatoriedad moral, de conciencia, ha de ser,

entonces, ajena a la absoluta condición de necesidad, como a cualquier tipo de coacción, sea ésta externa como factor

ajeno a nuestra voluntad que nos impide el deber ser; o sea esta interna como el acto pulsivo inconsciente, como el

deseo o pasión irresistibles, o la sugestión que induce anulando la capacidad de la voluntad consciente propia.

Aquel que actúa bajo coacción, deja de ser responsable de sus actos, y esa responsabilidad se transfiere al factor

coactivo. No obstante, la capacidad de voluntad del sujeto ha de ser valorada, pues podría darse el caso extremo de

que, aún a costa de su vida, tuviese que obrar conforme a su propia conciencia en el deber ser.

Un aspecto particular, pero no menos esencial, de la obligatoriedad del acto moral, es el argumento de ignorancia.

Telelógicamente, nadie puede alegar ignorancia en el incumplimiento del deber ser (es decir, el que se actuó o no,

porque no se sabía), antes al contrario, en ello hay una doble falta: primero por la falta dada en relación con el acto

moral; y segundo, por no saber, debiendo saberlo. Esto es, que ningún ser humano debe ser ajeno a las normas

morales; no obstante, en cuanto estas son aprendidas en sociedad, suele haber casos en que, efectivamente, se

desconozca la norma y no hubiese habido posibilidad de quela conociera, particularmente dado en los estratos sociales

de bajo nivel cultural y escasa socialización en general.

Una variante del hecho de ignorancia, es el actuar “por consejo”. En este caso, el consejo se convierte en un factor

coactivo interno que el sujeto habrá de sopesar racionalmente, actuando en pleno juicio propio. Como en el caso de la

pasión irresistible en el que se pierde el autocontrol, se comete la doble falta.

La conciencia es, en el mejor de los casos, no sólo la comprensión del juicio acerca de la obligatoriedad del acto moral,

un juicio de valor, sino del juicio intelectivo acerca de las causas y consecuencias, y del juicio estético de la razón del

perfeccionamiento humano.

Esta situación de conciencia, aunada al actuar por costumbre en omisión de la norma aun en el campo de la teleología,

es lo que da lugar, ya al deterioro, o bien al progreso moral. Pero ello implica un caso más particular, en donde la

omisión de la norma no se hace por la fuerza de la costumbre, sino por decisión deliberada, y ello abre el campo de la

ética conocida como deontológica, a la que nos referiremos tema aparte.

7 La Deontología: el Acto Moral Independiente de las Consecuencias.

La deontología (del gr. deón, deber; y logos, tratado), es la parte de la ética relativa a la obligación moral, que no se

hace depender de las consecuencias. Se refiere, pues, a un deber de conciencia en la obligatoriedad moral, que,

independientemente de las consecuencias, asume la más elevada responsabilidad del acto moral.

Se entiende que esa responsabilidad sólo puede ser asumida por un individuo común en casos muy extremos, pero, en

lo general, ese individuo común ha de atenerse a las normas morales que dicta lo teleológico: las consecuencias de sus

actos.


Quien ha de estar facultado para asumir la responsabilidad que omita la regulación de las consecuencias, ha de ser sólo

alguien con una clara conciencia de sus actos ; esto es, que entiende con profundidad los fundamentos científicos de lo

que está determinando su acción (en el campo de cualquier ciencia especial; además de los fundamentos científicos de

carácter económico, social y político que estuviesen implicados); si alguien se compromete así, será sólo porque sabe

bien lo que hace.

Su acto moral, no obstante, no omite lo teleológico, asume un deber que está ahí regido por la norma de las

consecuencias, pero, deontológicamente, en su deber moral, dados sus conocimientos, asume la responsabilidad de ir

más allá de lo que le limitan dichas consecuencias.

Ello no deja de tener una implicación fatal: si acierta en su decisión, saldrá airoso, podrá sentirse orgulloso de su acto y

por ello la sociedad lo tendrá en alta estima. Pero si se equivoca, el abatimiento en el cargo de conciencia podría ser –

aun cuando en ciertos casos no necesariamente– descomunal.

Resultan claras dos cosas en todo ello: 1) el acto moral deontológico, es atributo del que sabe con fundamentos

científicos; y, 2) el acto moral deontológico, es concedido socialmente a aquel que podrá decidir así en su

responsabilidad, liberándolo del cargo de conciencia, en tanto es previamente autorizado para ello, cuando se le ha

otorgado un permiso o licencia para obrar así. De ello se sigue, entonces, que la deontología es la llamada ética

profesional.

La deontología tendrá así, dependiendo de la naturaleza de cada profesión, un determinado código ético, es decir, un

determinado conjunto de estatutos que, a la vez que lo facultan para actuar de acuerdo con su criterio, le impone cierta

normatividad especial.

Telelógicamente, por ejemplo, el deber ser, es “no mentir”, se aplica para todos; pero en la profesión del comunicador

social, la aplicación restricta e esta norma, podría acarrear más mal que bien. Decir plenamente la verdad, cuando

convendría matizarla con una “mentirijilla” y atenuar con ello posibles efectos, es algo que, deontológicamente, a su

criterio profesional, ha de someter a control el comunicador social. Mas, abusando de esta libertad para mentir

deliberadamente cuando lo que habría que decir es la verdad, lo conducirá moralmente en el falseamiento de su código

ético. Esto es lo que hace la complejidad de la ética profesional. No obstante, al final, lo que ha de regir

invariablemente, es la responsabilidad social; esto es, el responder a satisfacción de la sociedad. Si el acto moral

deontológico no existiese, y todo tuviese que ser telelógicamente con apego a las consecuencias, la sociedad se vería

impedida del progreso moral. Es el reiterado acto moral deontológico el que, en el reconocimiento social, modifica la

norma telelógica viendo en ello mayor beneficio y un mayor satisfactor social, perfeccionando así el progreso moral de

la sociedad, y dejando atrás atavismos que limitaban sus condiciones de vida.

Lo anterior explica que el acto moral deontológico se entienda, entonces, como un acto de necesidad, determinado

socialmente. Tal acto moral, por lo tanto, no es ajeno a la valoración moral, a la axiología, sino por lo contrario, una

plena determinación de ello. Así, la deontología es, hemos dicho, el acto moral independiente de las consecuencias,

mas no independiente de los valores. Sin ellos, no hay acto que pueda considerarse recto.

Si bien ya Aristóteles elaboró un texto de Ética, este se redujo a ser un compendio de consejos morales, es decir, de

consejos acerca del deber ser bueno o valioso. Y la ética se mantuvo básicamente así, agregándose la relación de los

valores normativos del deber ser, prácticamente hasta el siglo XIX, en que empezó a teorizar el acto deontológico. Ello

no quiere decir que antes no hubiese en la sociedad el acto moral independiente de las consecuencias, sino sólo que ese

acto moral independiente de las consecuencias, sino sólo que ese acto moral no estaba estudiado o teorizado

(particularmente es ello lo que no permitió entender correctamente la teoría del Estado expuesto en El Príncipe, por

Maquiavelo en el siglo XVI).


El desarrollo propio de la Ética como ciencia, la organizó en sus tres apartados básicos actuales: la Axiología, la

Teleología, y la Deontología, esta última como un apartado relativamente reciente, del cual se desprende la mayoría de

los problemas del campo final de la Ética, que es la llamada Metaética.

8 La Realización Moral.

Por realización de la moral; esto es, por el hecho de una moral real; no nos referimos ya ni al acto moral, ni al progreso

moral, sino a la realidad moral concreta de una sociedad dada. Nos referimos con ello, a los principios o valores más

apreciados o normas que rigen la vida de una sociedad concreta. En el tema de la realización moral, de lo que se trata,

es de la práctica moral.

La práctica de la moral se sustenta en uno o varios principios fundamentales bajo los cuales se interpreta el mundo de

las relaciones sociales morales. En la comunidad primitiva, ese principio esencial era el de la disolución del individuo en

la colectividad. En la sociedad esclavista, el principio moral esencial, determinante de todas las demás relaciones

morales, era el del deber de la sujeción al amo esclavista en pago de las deudas. Durante la Edad Media, en la sociedad

feudal, ese principio básico, lo fue el “honor de caballería”, que imponía un rígido orden social estamentado. Hoy, en

nuestra sociedad moderna, el capitalismo, mismo que nace hacia el siglo XVI, el principio básico que rige el orden moral

social, es el culto al individuo y a la propiedad, la doctrina del individualismo y la propiedad privada. El individuo y su

propiedad lo determinan todo. Pero la historia no se detiene, las necesarias transformaciones sociales imponene

nuevas formas de organización económico-social para producir sus bienes materiales, y de ello aparece un orden social

superior al capitalismo: el comunismo, cuya etapa de transición del capitalismo a él, se denomina socialismo. En el

socialismo, expreimentado socialmente en el siglo XX desde la Revolución Socialista en Rusia en 1917, se plantea como

principio moral esencial, contrario al capitalismo, el colectivismo y el sacrificio en bien de a sociedad.

Así, los principios morales básicos y determinantes, surgen de la necesidad fundamental del régimen económico-social.

Está dado a la sociedad para que ese régimen funcione de una determinada manera. Evidentemente, esos principios

cambian con los cambios de los regímenes económicos. Sin embargo, ni el régimen económico-social cambia de pronto,

ni los principios que fundamentaban costumbres desaparecen en el acto; como tampoco los principios de una nueva

sociedad se estatuyen y se practican por decreto. Pero en el lapso de esa transformación social y moral en que lo viejo

entra en crisis y lo nuevo no acaba de establecerse, la sociedad vive situaciones de enorme ambigüedad. La anterior

moralidad se derrumba provocando el abandono, la desilusión, el desapego, la protesta sin contenido (ya en las marchas

de ello, o bien en el modo de ser enfrentado por cierto sector de la sociedad), la irresponsabilidad, las actitudes de

negación de todo en absoluto (el llamado nihilismo de la actual “contracultura”), el caos y el desorden, hasta la quiebra

moral en las relaciones familiares y entre los sexos.

Hasta en tanto los nuevos principios aparecen fundando nuevas relaciones morales sobre la base de una nueva

organización económico-social, dado que toda expresión de un valor moral requiere las condiciones necesarias para que

se haga real, la honestidad, la sinceridad, la veracidad, lo justo moral, no pueden darse, dado que ello no es posible en

un régimen de corrupción, en el que, además, prevalece el culto al egoísmo individualista.

Ciertamente, los nuevos principios morales no surgen de la nada, espontáneamente, a pesar de que estén dadas las

nuevas condiciones económico-sociales; ello presupone la necesidad social de practicar una nueva forma de relación

social moral: abandonar, por ejemplo, el egoísmo individualista que anula el bienestar social, suplido por el principio del

colectivismo y la atención al otro; y para ello, la sociedad se tendrá que ver obligada por las circunstancias reales y

concretas necesarias que se lo impongan.


El problema esencial de una moral real, es el de la real humanización del ser humano. El egoísmo individualista, la

mezquindad, el otro o la sociedad como medio del cual valerse en provecho propio, el oportunismo para abusar y

aprovecharse del otro, la falacia, el cinismo, la simulación…, todo ello y más negativamente, quebrantan la condición

humana, no hacen al ser humano ser mejor, sino, por lo contrario, expresan su ruindad y desapego a lo humano.

El colectivismo, el sacrificio por el otro, el otro o la sociedad como aquello a lo cual nos debemos en nuestros

conocimientos y capacidades, el respeto y la igualdad de condiciones, la sinceridad y la integridad moral…, todo ello y

más positivamente, integran la condición humana, hacen al ser humano, cuya naturaleza es ser cada vez mejor,

expresando su dignificación.

Si hay algo en lo básico que hace al ser humano, eso es el trabajo, su carácter eminentemente productivo. En el trabajo

el ser humano se hace un ser creador, que humaniza cuanto toca, y a la vez, por la transformación de lo que toca, se ve

humanizado.

“El que no trabaja –dice el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez– y vive, en cambio, a expensas del trabajo de los demás,

tiene una humanidad que no le pertenece, es decir, que él mismo no ha contribuido a conquista y enriquecer”[1]. Y

que tanto más ha de conquistar y enriquecer, cuanto más transformador y productivo sea el carácter de su trabajo.

Visto ello en su conjunto social, agrega el mismo autor: “una sociedad vale moralmente lo que vale en ella el trabajo

como actividad propiamente humana”[2], y, agregamos nosotros nuevamente, cuanto más transformador y productivo

sea su trabajo social, tanto más valor tendrá moralmente esa misma sociedad.

Sin embargo, hay en ello una agravante: si el trabajador no se apropia del producto de su propio trabajo y de la riqueza

que ello genera, y por el contrario, se ve despojado de ello mediante la enajenación no sólo de su trabajo (en donde el

trabajador pasa a ser una parte o una pieza más de la máquina de producción), sino del producto y la riqueza del mismo

que el patrón capitalista se apropia; en ello el ser humano vuelve a ser sujeto de deshumanización, si bien ya no en

calidad de un ser que pierde toda condición humana, sí ahora en términos de ser que se humaniza, pero que es

despojado de ello.

9 La Compleja Dialéctica de la Libertad.

Hemos visto cómo la relación sujeto-objeto en la determinación del valor, no podía entenderse sin la aplicación de la

dialéctica materialista; pero, a la vez, otro concepto que no puede entenderse sin la dialéctica, es el concepto de la

esencia de la moral: la libertad, bajo la cual, y sólo bajo la cual sin coacción alguna, el individuo puede ser la causa de sus

propios actos, y hacerse moralmente responsable de los mismos.

Sin embargo, hemos visto también, que el acto moral no ocurre ni en lo puramente subjetivo, ni mucho menos en

abstracto, sino por lo contrario, determinado por las condiciones objetivas y concretas mismas que en un momento

dado son, pues, causa, y pueden impedir la libertad y voluntad del sujeto en la realización misma del acto moral. A estas

condiciones objetivas y concretas se les denomina como “condicionantes de necesidad”, estarán ahí siempre,

independientemente de los deseos o voluntad del sujeto, en calidad de causa; y así podemos ver, entonces, que ciertas

condiciones de necesidad, se convierten en factores coactivos que restringen e incluso anulan el pleno uso de la libertad,

bajo la cual, y sólo bajo la cual, hemos dicho, el individuo puede ser la causa de sus actos y responsable de los mismos.

Esto plantea uno de los más complejos problemas en la teoría de la moral: para que el acto moral sea, tiene que darse

en libertad; pero cómo puede darse en libertad, ahí donde ciertas condiciones de necesidad la coartan.


La solución de dicho problema supone, en consecuencia, el análisis del concepto de libertad; y al respecto, a lo largo de

la historia del pensamiento humano, se han dado tres respuestas a la definición del concepto de libertad. En los tres

casos, y difícilmente podría haber sido de otra forma, se reconoce la conciencia de la necesidad causal o determinante

en la conducta humana, pero en los tres casos se ofrece una solución distinta.

En el primer caso se plantea un determinismo absoluto, por esa coactiva causalidad absoluta no puede hablarse de

libertad, y por lo tanto, de responsabilidad moral. En ello, el acto aparentemente “libre”, no es sino el efecto de una

causa y no de una libre voluntad, y en ese sentido, el ser humano es sólo un instrumento posible en la realización del

efecto. Ese determinismo absoluto queda dado, por ejemplo, en la predestinación de Dios.

Se hace interesante destacar el hecho de que esta posición, muy propia a su vez del mecanicismo materialista del siglo

XVIII, es coincidente con la concepción teológica de la libertad como atributo exclusivo de Dios (único verdaderamente

libre), el cual es causa, en tanto ha predestinado la vida de los sujetos. En este ámbito, a ello se le contrapone la idea del

“libre albedrío”, que nos devuelve a uno de los casos de la definición científica, y precisamente al segundo de ellas.

El segundo caso se plantea en el libertarismo (la doctrina de la plena libertad): ser libre, significa decidir y obrar de

manera plenamente conforme a nuestra voluntad (o, teológicamente, lo que se llama en el “libre albedrío” o plena

libertad de elección). Aquí, evidentemente, se anula la causalidad o determinación, por lo menos en el ámbito de la

moral. El libertarismo, en última instancia, es autodeterminativo, es decir, donde el sujeto es su propia causa y causa

única ajena a toda determinación exterior posible.

Pero, toda vez que existe una condición determinativa, se da en ello una condición de necesidad. Pretender que ni el

sujeto sea causa de su decisión, sólo conduce al absurdo.

No hay, pues, manera de eludir la determinación, y con ello la condición de necesidad. De ello se sigue un tercer caso,

en el cual se reconoce simultáneamente tanto la libertad como la necesidad, que negándose mutuamente como se ha

visto en los casos anteriores, esa negación o contradicción, sólo puede tener solución en la dialéctica.

Así, el tercer caso es el de la dialéctica de la libertad y la necesidad, como dos opuestos no-antagónicos, sino de cuya

síntesis lógica en la que no se prescinde ni de lo uno ni de lo otro, sino que en su conjugación se da la solución.

Dicha definición pasó por tres momentos históricos de abstracción y generalización teórica. El primero de ellos

correspondió a B. Spinoza, que viendo al ser humano como parte de la naturaleza, ésta ha de ser condición de

necesidad. Luego, para Spinoza, ser libre, es tener conciencia de la necesidad, esto es, de que obligadamente estamos

sujetos a algo que una vez tenemos conciencia de ello, ello mismo nos libera. La limitación en la definición de Spinoza,

es que por más que el esclavo haga conciencia de la necesidad, ello por si sólo no lo libera.

El segundo momento histórico de abstracción y generalización vino con Hegel, que retoma a Spinoza, pero poniendo a la

libertad en relación con la historia. El conocimiento de la necesidad depende de la época histórica, y en consonancia

con ello, la libertad es histórica. Más allá de esa diferencia entre Spinoza y Hegel, Adolfo Sánchez Vázquez hace ver que

entre ambos hay un punto en común: ambos son sólo planteamientos teóricos.

Y en este punto se da un tercer momento histórico de abstracción y generalización en los conceptos de libertad y

necesidad, ahora, con Marx y Engels. Estos retoman a Spinoza y Hegel: la libertad es, pues, conciencia histórica de la

necesidad; pero donde el esclavo, inmerso en la pura teoría, deja de permanecer en una esclavitud consciente.

“La libertad –apunta Adolfo Sánchez Vázquez– entraña un poder, un dominio del hombre sobre la naturaleza y, a su vez,

sobre su propia naturaleza”[1]. Ello implica la capacidad práctica de transformación del mundo sobre la base de su


interpretación científica. De ahí la importancia del trabajo productivo; esto es, donde la tesis de la libertad, antes que

excluir a la antítesis de la necesidad, la supone obligadamente. La revolución social (práctica histórico-social siempre), al

final, se constituye como síntesis de esa tesis-antítesis, en donde se consuma la libertad en un grado nuevo y superior.

La libertad, pues, es hacer conciencia de aquello que nos obliga a lo que estamos obligados ineludiblemente en cada

momento histórico en un proceso de transformación de la realidad. En ese sentido, la libertad ha de ser conciencia

misma de la esclavitud (cualquiera que sea la forma en que esta se dé), no eludiéndola, no pretendiendo –ofendidos en

nuestra condición de esclavitud– hacer abstracción de ella, sino, por lo contrario, asumiéndola y haciéndola

conscientemente, con conocimiento de causa, objeto de transformación.

Lo Ético-Estético en las Determinantes Sociales.

La Ética, la teoría de la moral o teoría de ese tipo de conducta humana obligada y debida, constituye en sí mismo en un

juicio de valoración moral; pero, como hemos visto, en tanto la conducta moral ha de ser con plena conciencia, hasta el

punto del fundamento científico, de los actos, ello implica, además, un juicio intelectivo de certidumbre. Pero el acto

moral, sin embargo, implica algo más; de un orden muy sutil: el juicio de apreciación estética.

En este artículo analizaremos las determinantes sociales de esa apreciación ético-estética en las relaciones humanas,

que expresan el más elevado juicio de valoración, y, en ese sentido, ya no sólo del valor moral como un satisfactor social

abstracto en el que, juzgándose bueno o malo, ello aún, moralmente por sí solo, conserva un dejo de mezquindad en

tanto que siendo bueno o positivo para la sociedad, ello es porque, o no le afecta, o, en su caso, esa afección es positiva;

es decir, que se valora con un cierto interés, si bien enteramente legítimo dado que partimos del postulado de que es la

realidad social lo que norma.

La Estética se refiere a la ciencia acerca de lo bello y el arte; es decir, elabora la teoría de lo bello (no de qué cosa es

bella), y la teoría acerca del arte como acto de la capacidad creativa humana. El arte es pues, no sólo el acto creativo de

lo bello (de lo que es armónico y proporcionado en todos sus aspectos), sino el acto creativo que nos embellece a

nosotros mismos, a nuestra espiritualidad humana, y que nos perfecciona.

Es a través del arte y sus cualidades de lo bello, que aquel que lo elabora se reconoce a sí mismo en su obra, y tanto más

aún, reconociéndose perfeccionado. Otro tanto ocurre ene l trabajo productivo, en donde el obrero se reconoce a sí

mismo en el producto de su trabajo, el cual lo ennoblece y dignifica.

Pero cuando el ser humano es capaz de reconocer en el otro no sólo a su semejante, sino a sí mismo, y más aún a sí

mismo perfeccionado, ese otro se transforma en su alter ego, en su “otro yo”, y el juicio de valoración moral, se

complementa en su caracterización al aplicar el juicio de valoración estética.

El juicio de valoración estética tiene, a su vez, sus propios conceptos esenciales (o categorías propias), mediante las

cuales se hace posible esa apreciación sensible de lo bello. Así, al apreciar lo bello de algo, ello ocurre sin juicio

intelectivo alguno; lo que expresa, por demás, el carácter objetivo de aquello que hace bello a ese algo; pero para emitir

el juicio de valoración estética se hace necesario definir el objeto de lo bello por su carácter, gracioso o grotesco, o bien

cómico o trágico; sublime o despreciable; soberbio o carente; armonioso o monstruoso; simétrico o asimétrico;

isotrópico o anisotrópico; homogéneo o heterogéneo; uniforme o disforme; con contenido concreto o de forma

abstracta, etc; apreciando ello tanto en su forma como en su contenido.

Así, lo que finalmente despoja a esa valoración moral de todo viso de interés por más abstracto que sea, es

precisamente el agregado del juicio de valor estético; ese en el cual lo socialmente satisfactorio como positivo, lo bueno,

es, por decirlo de momento así, la proyección de uno mismo. Ya no será lo bueno o lo malo del otro que socialmente


nos afecta positiva o negativamente, sino lo bueno o lo malo de nosotros mismos reconociéndonos en el otro,

proyectados en nuestro alter ego, ya negados o ya realizados en el otro. Ya no sólo será la valoración positiva o negativa

del acto moral del otro, sino, además, el placer estético, en su caso, de su acto moral, y en ello, el exquisito deleite

espiritual que nos recrea (literalmente dicho, que nos “vuelve a crear”) socialmente, haciendo nuestra armonía en la

humanización mutua.

Lo estético tiene por esencia el arte, la capacidad creadora humana en lo bello, en lo armónico en lo estilizado y

proporcionado. Así, cuando el juicio de valoración estética se vincula a la valoración moral, lo bueno o lo malo simple

que está en el acto moral del otro y de su entera responsabilidad en interés de la sociedad, se convierte en lo bueno o lo

malo, producto de la vida social misma, y, en ese sentido, en el más profundo acto de conciencia social. El responsable

del acto moral seguirá siendo el otro, pero ese otro ya no será un ajeno, sino –hemos dicho– un alter ego, un “otro yo”,

alguien producto de la sociedad, alguien creado por esa sociedad de la que yo mismo forma parte, y, en consecuencia,

que me hace corresponsable del acto moral.

Sentir la satisfacción por lo bueno, implicará, además, la admiración por lo positivo que ennoblece y dignifica a la

sociedad humana, y, por lo tanto, que la humaniza. Por lo contrario, sentir la reprobación por lo malo, será nuestra

propia negación ante aquello que nos envilece y nos despoja de nuestra propia condición humana.

Hay, en la redacción anterior, un cierto dejo de lo que habrá de ser a futuro; y ello es así, porque en la sociedad

capitalista actual, del culto al relativismo extremo, al individualismo y a la mezquina propiedad, de explotación y abuso

del uno por el otro, es del todo imposible aplicar el juicio de valoración estética en la relación moral. De ahí que en la

sociedad capitalista actual, la moral tiende a quedar vinculada, más que al juicio de valoración estética de mi alter ego,

al juicio legal de orden jurídico que se ejerce sobre el otro que obra mal.

Lo ético-estético es pues, el juicio más elevado de la sociedad acerca de sí misma; pero ese juicio requiere de otra

condición de necesidad muy distinta a las actuales: requiere de las condiciones objetivas y concretas de un nuevo orden

social de una sociedad superior en la que puedan manifestarse libremente las capacidades creadoras de la sociedad

consigo misma. Hasta entonces, la valoración ético-estética no sólo se ha de reducir a lo íntimo de las capacidades

individuales, sino que quedará reducida a su vez, a su mera expresión como satisfactor social con un cierto carácter

utilitario, dado en la valoración uso. En la sociedad capitalista, mi pobre condición humana, no es sino un pálido reflejo

de la depauperada condición humana de mi alter ego reducido a ser el otro (una alteridad simple), que moralmente me

corresponde (y en lo satisfactorio de mi íntimo deleite subjetivo), en calidad de valor de uso en lo humano, pobremente

realizado.

La burguesía, por su propia naturaleza abusiva y egoísta, no está en capacidad de expresar ninguna relación moral más

elevada (no más que la que logró hasta el siglo XVIII). Sólo aquel que ha sido despojado de todo, incluso hasta de su

propia condición humana, el proletario, está en capacidad de expresar en todo su potencial y plenitud una relación

moral más elevada. Por ello, la valoración ético-estética es propia del reino de la sociedad proletaria, y es la realización

misma de ella. Ello constituye la esencia de la llamada “moral comunista”, la moral de esa sociedad superior (hoy,

apenas vagamente manifiesta en la expresión de los valores de la clases social proletaria; pero, como diría Engels, por lo

que esa clase social proletaria históricamente es; sin confundir a la misma con sus muestras concretas actuales

deshumanizadas por el capital).

Hemos visto que la estética es, en su esencia, la capacidad humana de reconocerse a sí mismo en su obra y de verse en

ella perfeccionado. El ser humano ha evolucionado de su existencia como un grupo símido antropomorfo, a las distintas

especies de homínidos, y entre ellos, a aquel del cual ha devenido nuestra sociedad actual. El ser humano, desde

siempre, ha nacido en sociedad; así sea que esa sociedad haya sido la de los pequeños o grandes grupos tribales de

simios; es por ello, como lo dijeran Marx y Engels, que el ser humano es un ser social por excelencia. Más aún, el ser


humano se hace un ser humano, no sólo por nacer en sociedad, sino porque es la sociedad la que lo crea como un ser

humano. El ser humano, fuera de la sociedad, dependiente por entero de sí mismo y de la naturaleza, se animaliza,

pierde su condición de ser humano, precisamente en la medida que pierde su dependencia a las relaciones humanas

(económicas, sociales, políticas, científicas o culturales). Todavía más, la sociedad humana misma también pierde algo

de su riqueza dada en la diversidad, con la exclusión de aquel. En esta conclusión de origen estético, es el ser humano el

que hace al ser humano, en sociedad.

Expongamos algo que, por su naturaleza, parecerá una digresión, pero que, al final, adquirirá pleno sentido afín a este

análisis de la esencia de la relación ético-estética en las determinantes individuales humanas; y ello es esa discusión

teologal en la mitología hebrea, acerca de la creación divina del ser humano.

Según tales consideraciones, Dios tomó arcilla de la tierra, el humus (de donde el concepto humano), y, cual artesano en

una labor estética escultórica, creó al ser humano. Sin tal acto, hoy no estaríamos pensando a Dios, ni Dios, como lo

hemos dicho en las primeras líneas de este artículo, se reconocería a sí mismo en aquello creado a su imagen y

semejanza, capaz, en consecuencia, de pensarlo.

Pero ahora, ya como ese par de Adán y Eva, simbolización de la humanidad, ingenua y absolutamente dependiente de

las reglas del Paraíso, es como un animal más de esa naturaleza, sin mayores necesidades, ni de esfuerzo físico ni de

pensamiento, para frustración de su creador, pues su creatura no despliega todo el potencial que debe reflejar lo que

Dios quiere ver de sí mismo en él, hasta su propia perfección, que para eso lo creó (esa es, hemos visto, la razón de la

estética en el arte). Y entonces, “los condena” a hacerse seres humanos: habrá de trabajar y pensar por sí mismo;

dejará de imitar a la naturaleza, para ponerse a construir ahí donde la naturaleza dejó de hacer lo que esté en su cabeza,

en su pensamiento; hasta tal punto, que producto de su ingenio, ya no sólo construirá donde no había, sino que ahora

creará lo que no existía, creará lo que Dios no hizo, se convertirá en un demiurgo…, que, en la conciencia de sus propias

capacidades, se atreverá a negar a su propio creador, afirmando que este es sólo producto del pensamiento humano; es

decir, que el creador de Dios, es el propio ser humano. Ello, tal osadía, ¿lo hará merecedor del castigo divino? No; por

lo contrario, es ahí donde Dios, finalmente, se reconoce a sí mismo plenamente, ese ser humano ha quedado formado

finalmente a su misma imagen y semejanza; ese ser humano independiente, cuasiomnipotente y ateo, expresa en sí

mismo lo que Dios es, y es Dios mismo perfeccionado.

Así, en esa figura alegórica, Dios y el ser humano (tesis y antítesis), forman dialécticamente una indisoluble unidad de

contrarios no-antagónicos, es decir, no en donde un opuesto, para ser, ha de excluir al otro, sino por lo contrario, en

donde un opuesto, para existir, para ser, ha de presuponer la existencia y ser del otro; y más aún, en tal dependencia

mutua, que para ser, ambos tienen que entregarse el uno en el otro (en la síntesis), para reconocerse a sí mismos,

incluso, perfeccionados. El uno para el otro, representan una condición de necesidad (eso objetivo y concreto que

coarta la libertad plena de cada uno por separado, y que va cambiando progresivamente en la historia, en la

transformación que el ser humano hace de sí mismo en sociedad), por cuya consciencia mutua y recíproca, se otorgan

mutua y recíprocamente la libertad en tanto luchan por transformar las condiciones de necesidad que les limitan (de ahí

que Dos “abandone” al ser humano reconociendo su divinidad, y éste a su vez lo niegue como un ente real en un mundo

sobrenatural, por supuesto, igualmente real; pero que acabe reconociendo la magnificencia de lo divino en lo valioso del

concepto de “Dios” como aporte de la cultura, y aquello a lo que aspira en lo individual (tal como las utopías son su

aspiración ideal en lo social).

Tal discusión teologal en función de la estética, nos permitirá ahora entender las relaciones ético-estéticas en sus

determinantes individuales, y, principalmente, en aquella relación individual esencial. La relación natural, mujerhombre.


Súplase en la contradicción “Dios-Ser Humano”, en el orden que sea, dialécticamente será ello alternante, los opuestos

“mujer-hombre”. Ya sea la mujer representada en Dios, ya en el Ser Humano en ese pasaje mítico; o bien ya sea él

representado en Dios o en el Ser Humano –el lugar que se ocupe es irrelevante dado que la esencia del problema está

en que uno es en el otro–; el otro no es más que el reconocimiento perfeccionado de uno mismo. Y la solución para la

esencia moral de su libertad mutua, radica en su lucha por romper y superar históricamente las condiciones de

necesidad que les limitan; esto es, esa forma de ser el uno para el otro en una entrega obligada para reconocerse

perfeccionados, mutua y recíprocamente, en su propio ser, en el ser del otro.

Resulta evidente que en tal contradicción dialéctica, por la propia naturaleza de ésta, hay una negación mutua y

recíproca de los opuestos; pero no siendo ninguna negación antagónica, excluyente un opuesto del otro, su solución

necesaria se da en la síntesis, en donde uno se funde en el otro formando un tercer ser nuevo y diferente: la creación

del ser humano dado en ellos mismos en el proceso de su humanización; y en donde los hijos en que se reproducen, a

los que cuidan y educan, son el símbolo de tal síntesis lógica.

Así, la humanización plena, estará en la entrega plena, absoluta e incondicional, del propio ser, en el ser del otro; el otro,

ahora ya no sólo ha de ser el alter ego, no simplemente “otro yo”, sino “yo mismo” en ese otro ser. Esta profunda unión

mujer-hombre, expuesta así, implica una de las más difíciles luchas para superar las condiciones de necesidad, entre

ellas, lo que uno significa en la negación del otro; pero la superación de esa lucha, es, precisamente, lo que les otorga la

mutua y recíproca libertad.

Paradójicamente así, cuando una unión mujer-hombre fracasa, se condena a lo opuesto a la libertad: a la esclavitud

eterna. Pero hemos antepuesto el concepto de, “paradójicamente” (es decir, como una contrariedad del sentido

común), porque, si bien se ve, antes hemos hablado de la humanización plena como la entrega plena. Y qué es la

“entrega plena”, si no eso terrible denominado “esclavitud”. Con la diferencia, en este caso, de que no se habla de la

esclavitud impuesta por el otro en contra de nuestra voluntad, sino, por lo contrario, de una esclavitud por propia

voluntad: ella es, precisamente, la conciencia de la necesidad; la conciencia de lo que es obligado para que, luchando

por superarla, no se convierta en esclavitud real, contra la propia voluntad, sino se convierta en humanización plena. De

ello se sigue, dicho con ese término, que la mujer ha de entregarse al hombre por propia voluntad en su esclavitud

plena, absoluta e incondicional; pero no más, no menos, que el hombre, mutua y recíprocamente, habrá de hacer

exactamente lo equivalente: entregarse a la mujer por propia voluntad en su esclavitud plena, absoluta e incondicional.

La paradoja está en que, esa esclavitud mutua y recíproca de sus seres, haciendo su humanización en dramática lucha

por superar la adversidad, les otorga simultánea, mutua y recíprocamente, su simultánea, mutua y recíproca libertad.

Por lo demás, es a esa entrega en esclavitud por propia voluntad, a lo que se le conoce como, el amor.

12 La Metaética.

Terminamos este breve esquema general de la Ética, refiriéndonos en su último capítulo, a aquellos problemas de la

moral que aún, en la segunda década del siglo XXI son motivo de duda acerca de si en el acto moral que representan,

son buenos o malos, si hay en ellos lo positivo o lo negativo. Y la duda radica en la magnitud de sus implicaciones

teleológicas, pues un común denominador en todos estos casos, es la vida humana misma.

La metaética se refiere, pues, a aquellos problemas de orden moral que están en el límite, e incluso más allá, de una

solución clara; no por lo abrumador que puedan ser en un momento dado ciertos prejuicios sociales, sino simplemente

por los elementos teóricos aún limitados de disponer la ética contemporánea. Ejemplo de ello, en un cierto orden

convencional ascendente en su dificultad, son: 1) la legalización de las relaciones homosexuales; 2) la legalidad del

aborto; 3) la legalización de la droga; 4) la eutanasia; 5) la equiparación de culturas; 6) la manipulación genética; 7) la

clonación; y 8) el suicidio.


Todos estos problemas tienen que ver con las normas y costumbres de la sociedad y su cultura, su sola existencia afecta

a la vida social, la perturba; pone en duda el deber ser de su acto moral, en a medida de que el mismo se convierte en

derecho moral de otros; legítimo a la vista de todos en nombre de ese derecho moral del otro, pero sancionable por sus

implicaciones teleológicas, no sólo de forma moral, sino incluso legalmente.

El problema que de fondo se debate en la respuesta a estos problemas (y otros más de semejante índole), es el si el

reconocimiento moral de los mismos significa progreso moral de la sociedad, o si son indicativos de la descomposición

social.

Como lo hemos estudiado, tales problemas no pueden resolverse al margen de sus determinantes sociales, de las

condiciones económico-políticas de la sociedad, e incluso de sus posiciones ideológicas en la interpretación del mundo,

es decir, incluso en función de ciertas determinantes filosóficas; pero tampoco podemos resolverlos al margen de das

determinantes individuales, en tanto que ellas afectan, más o menos, profundamente a los individuos involucrados en el

acto moral.

La solución correcta de estos problemas, se complica todavía más, no sólo porque se traducen en asuntos que se

dirimen políticamente, sino en tanto que en ello opinan todas las partes, pero en donde no se deja escuchar –quizá

incluso porque hoy en día ni siquiera existe– el especialista en Ética. A éste lo suple vagamente una opinión moral

progresista, la más de las veces de falsa liberalidad de unos, frente a la opinión de una moral conservadora y prejuiciada

de otros. Esto es que, en su discusión, no se emite una lógica sólida y consistente del juicio de valoración moral, que no

únicamente implique de manera necesaria el juicio intelectivo de certidumbre científica, sino el juicio de valoración

estética, en los rigurosos términos de conciliar con las condiciones de necesidad explicándonos históricamente la forma

en que se afecta el proceso de transformación social que realmente implica el progreso moral de la sociedad, frente a

una reducción, la más de las veces snobista y libertarista, de opiniones “liberales desprejuiciadas” y “fundadas en los

derechos humanos”; que en el fondo, en ese contexto económico-político e ideológico, no son, en realidad, más que

posiciones conservaduristas revestidas, simuladoras de un pensamiento avanzado, que inconscientemente, en la lógica

del desarrollo de la sociedad capitalista, conduce al acrecentamiento de la descomposición social de la que de inmediato

se espantan.

La afectación a la sociedad de dichos problemas es tal, que sentimientos aletargados se concitan, despertándose viva y

violentamente: prolifera, en el uso de un no muy adecuado término, la llamada homofobia; se condena con los más

graves cargos de conciencia a la mujer que aborta; se esgrimen dudosos argumentos económicos y políticos, para

inducir la legalización de la droga, y en ello se omite toda razón moral; se hacen vivos pronunciamientos políticos por el

derecho de nacer, pero, a la vez, se coarta con la misma moralina al individuo en su derecho de una voluntaria muerte

digna; se condena mutuamente la condición la mujer (unos por exceso de sometimiento, y otros por una liberalidad que

raya en la prostitución), entre los pueblos musulmanes y cristianos, pero no se consideran las determinantes culturales,

y esas condiciones de necesidad a superar históricamente en una larga lucha de la humanidad en su conjunto; se

contempla atónitos los beneficiosos avances de la ciencia en la manipulación genética, pero se despiertan las más

terroríficas sospechas que generan incluso un sentir y natural pronunciamiento en contra de la ciencia en general; y ello

converge precisamente en la capacidad de clonación de los seres humanos mismos, en donde se llega a límite de la

consideración misma del ser humano como ser humano; y se condena ferozmente el autoatentado a la vida, a la vez que

con ello se coarta el sentimiento de honor y dignidad de la persona sobre sí misma.

De todo ello se concluye que los problemas de la metaética deben tener como necesaria condición en su análisis, la

capacidad de abstracción para concebir la sociedad en un próximo futuro; pero no para imaginar lo que la sociedad será

como consecuencia de las implicaciones a la solución de tales problemas en uno u otro sentido; sino, inversamente,


imaginar la sociedad deseable, y en función de ello determinar sobre las implicaciones positivas o negativas de los

problemas metaéticos.

Más aún, no sólo imaginar la sociedad deseable en forma de una utopía, evidente y necesariamente, de una sociedad

en la que reinan los mejores y más elevados valores morales, que ello será de fundamental necesidad (absurdo resulta

imaginar una sociedad futura en la que reina la proyección de los mismos valores de la sociedad actual); sino imaginar la

sociedad en términos de su necesario desarrollo económico-político, que implica el juicio intelectivo de certidumbre, y

los valores más elevados que serán el fundamento moral de esa sociedad, que plenamente humana, hará más por su

humanización, incluyendo el juicio de valoración estética.

10. PROGRAMA DE DESARROLLO LINGÜÍSTICO INTEGRAL

Desde el PDECEM hemos avanzado a la construcción del Programa de Desarrollo Lingüístico Integral, que nació como

Propuesta Alternativa de Lecto-Escritura, diseñada y puesta en práctica desde 1992, en Michoacán, con la atención de

más de 100 mil niños de preescolar y los dos primeros grados de Educación primaria, además se cuenta con una

propuesta de Alfabetización y en con avances significativos en el diseño de la propuesta en lengua Nahua.

Un debate en marcha es la revisión necesaria de los desarrollos lingüísticos que le dan cuerpo al Español de México,

tanto en sus componentes europeos, como en sus componentes originarios. A la fecha la propuesta cuenta con un Libro

para el Alumno, un Libro para el Maestro, Material Didáctico, Antología de Cantos, Cuentos y Rimas, un Libro para la

lectura, libros para el estudio de las Matemáticas, las Ciencias, la Historia y para el desarrollo del pensamiento lógico.

Para apropiarnos de la facultad humana de ponerle nombre a las cosas, de reconocer su significado y en su caso los

amplios procesos que representan, es decir para hacernos de un uso y apropiación plena de la Lengua Nacional venimos

trabajando nuestro Programa de Desarrollo Lingüístico Integral, con el cual buscamos garantizar la lectura de la realidad

política, económica, ideológica y cultural, que permita la comprensión del contexto y desarrollar en el sujeto histórico

social la visión transformadora. El programa busca articular el lenguaje oral y escrito hacia el desarrollo de un

pensamiento y una personalidad transformadora en docentes y alumnos.

Un Desarrollo Lingüístico que nos haga más humanos, para desarrollar el pensamiento y las funciones psíquicas

superiores, como dominio pleno de los signos y de los sistemas lingüísticos; para una lectura crítica de la realidad

natural y social, en su esencia, es decir en sus concatenaciones, supeditaciones, contradicciones, tendencias y nuevas

determinaciones; para construir encuentro-comunicación con el otro, con los otros, con nos-otros, y con la historiatrayectoria

social comunitaria-planetaria; para verbalizar nuestro proyecto de nación, para hacerlo discurso social,

síntesis del desarrollo histórico cultural de los pueblos; para asumir nuestra postura en el conflicto entre desarrollos

culturales dominantes y en resistencia; como ejercicio retrospectivo de recuperación de los sentidos culturales de los

pueblos, como conocimiento de la constitución de las lenguas e idiomas en ciertas condiciones de desarrollo económico,

político de los pueblos.

Con nuestro Programa de Desarrollo Lingüístico Integral buscamos la reapropiación plena de los troncos lingüísticos que

le dan forma y cuerpo al español mexicano, es decir como conocimiento de las lenguas madre de nuestro México

(Nahuateca, Maya, Tenec, etc.) y de las lenguas madre del Español Europeo, impuesto en la conquista y la

castellanización; hacia nuevas convencionalidades lingüísticas donde las lenguas originarias aportan, enriquecen y se

continúan desarrollando asegurando a sus pueblos el derecho de decidir su futuro; como pleno dominio de la palabra;

como acto de liberación ideológica, para un ejercicio completo de la libertad de expresión, de manifestación de la

resistencia, de la indignación y de la oposición; como recuperación del derecho a disentir.


EJES PARA EL DESARROLLO LINGÜÍSTICO INTEGRAL

EXPRESIÓN ORAL: Para que la persona en formación diga lo que sabe, lo que observa, lo que siente y lo que piensa; para

la expresión de las ideas de manera sencilla y concisa; para cultivar el idioma como medio de comunicación del

pensamiento, del estilo, y de la sensibilidad personal. Se trata de cultivar el idioma en su función de interacción o

interrelación social: expresión respetuosa, gestos sobrios y correctos, formas sugestivas y adecuadas a situaciones

distintas, atención al interlocutor, intervención discreta e inteligente en los diálogos.

EXPRESIÓN ESCRITA: Como un proceso de construcción de significados que requiere de un complejo trabajo cognitivo,

de progresiva construcción, que parte de la representación del proceso ocurre de la realidad a través de un complejo

sistema de signos abstractos, articulados y sistematizados, para acceder a niveles de conceptualización más avanzados.

Expresión escrita como el dominio adecuado de la escritura, para la libre expresión de las ideas, de los sentimientos,

sueños u opiniones, crear mundos nuevos, argumentar, divertir, conmover.

VOCABULARIO Y FRASES: Desde la palabra como unidad del lenguaje y pensamiento ya que describe las cosas y motiva

descubrir un mundo desconocido en la historia, biología, química, geografía, energía nuclear, matemáticas, bioquímica,

biofísica, geopolítica, geología, astronomía, robótica, nanotecnología, que van e lo subjetivo a lo concreto que

manifiesta la realidad, el afecto, y definen la acción humana.

LECTURA: Leer es una de las funciones más elevadas del cerebro humano: de todos los seres del mundo sólo las

personas podemos leer, la lectura no sólo es materia escolar, es una función cerebral, permite hablar y desarrollar la

habilidad de los sentidos, nos hace libres, al leer no estamos limitados a lo que pueden enseñarnos nuestros padres y

maestros, podemos leer cualquier cosa: gloriosa, genial, divertida, cálida, amorosa, deliciosa , subversiva que otros

escribieron, nuestro único límite es ser seres humanos.

La lectura implica construir significados, es decir, comprender, pero también deviene en un instrumento útil para

apropiarse del conocimiento, con ello se desarrolla la capacidad de realizar los juicios, comparaciones, reflexión,

analogías, síntesis, etc., así como reconocer los principios, estética, conocimientos y a que ideología corresponden los

textos; cuando un lector comprende lo que lee, está aprendiendo, está construyendo nuevos conocimientos, en tanto, la

lectura le permite acercarse al mundo de significados que el texto le ofrece.

SENSIBILIDAD Y CREACIÓN LITERARIA: La creación literaria es un acto lingüístico, un acto de expresión, de significación y

de comunicación. Recuperar los sentidos culturales de los pueblos, y permitir el desarrollo del pensamiento y lenguaje,

que en cuya comunicación se refleja la información, la afectividad y plasma los principios éticos y humanos que influyen

en la vida de los pueblos. La actividad literaria no tiene límites más que la voluntad del hablante, dejando testimonio de

la imaginación, los sentimientos y de la explicación del mundo, del origen de las cosas; la literatura construye nuestros

conceptos: populares, musicales, poéticos, narrativos, artísticos y científicos y permite la reconstrucción de los mismos.

A.GRAMÁTICA

La gramática es una herramienta para que nos comuniquemos adecuadamente, para que nos entendamos, es la

estructura lingüística que exige la comunicación oral o escrita a partir del uso y de la norma: gramática descriptiva y

gramática normativa. En relación a la gramática escrita la evidencia de que el texto no es sólo resultado de la

codificación de las unidades lingüísticas que lo conforman, sino también (y antes) sistema cuya coherencia corresponde

a un código ideológico.

En la gramática se observa los niveles del pensamiento los cuales son:


a) Pensamiento concreto sensorial: sensación, percepción y representación.

b) Pensamiento abstracto, verbal: conceptos (sintagmas), juicios (oraciones) y razonamiento (discursos).

LENGUA CULTURA REGIONAL/ORIGINARIA: Las lenguas, originarias y regionales se consideran como la introducción de

los conceptos básicos de la castellanización, para ello, es importante reconocer que existen troncos lingüísticos como: la

lengua náhuatl, maya, mixteco, tenek, etc. que fueron apropiados en la colonización para el desarrollo de la invasión

cultural y que a través del lenguaje y el manejo de algunas palabras como el molcajete, itacate, chipote, petate,

guajolote, chocolate, ejote, etc., se practicaron y se practican para sostener la clase en el poder.

Las lenguas originarias se consideran como la introducción de los conceptos básicos de la castellanización fueron

apropiados en la colonización para el desarrollo de la invasión cultural y que a través del lenguaje y el manejo de algunas

palabras como el molcajete, itacate, chipote, petate, guajolote, chocolate, ejote, etc., se practicaron y se practican para

sostener la clase en el poder.

PROCEDIMIENTO METODOLÓGICO

CONTEXTUALIZACIÓN. Como el acto de leer la realidad objetiva, se trata de reconocer las cosas, las plantas, los animales

y/o las personas y sus creaciones, que configuran una situación concreta, un momento, un fenómeno, un hecho.

Contextualizar es lograr una ubicación en tiempo y espacio, como ubicación de cómo es, dónde está, cuál es, y por qué

es. Al contextualizar nos vemos obligados a hacernos de todas las palabras o nombres de las cosas o elementos que lo

integran. En la contextualización intervienen los sentidos humanos y su ubicación corporal.

Recomendaciones

• Recorrer las áreas de la escuela.

• Visitar puntos de interés de la comunidad.

• Organizar-realizar excursiones.

• Organizar viajes de estudio a lugares próximos a la escuela.

• Mirar y comentar sobre los murales y las láminas de los programas de Desarrollo Lingüístico Integral.

• Leer al grupo un texto histórico, científico, literario o técnico.

VISUALIZACIÓN. Se trata de observar las características básicas de las cosas y de representarlas primero como bocetos y

después como signos lingüísticos que le dan cuerpo a l palabra escrita. Operan dos niveles de abstracción, uno primero

como reflejo y representación cercana; y un segundo como representación simbólica.

Recomendaciones

• Entre más pequeños los estudiantes, más grandes los letreros.

• Colocar letreros en la casa, la calle y la escuela con gran tamaño.

• Construir libros de aula, considerando en su redacción las palabras estudiadas y temas de gran interés, de

preferencia escribir obras literarias que den cuenta del futuro, del buen vivir para todos.


LECTURA. Es el acto de correlacionar las cosas con sus nombres escritos y poder leer los signos que en ese nivel de

abstracción los representan.

Recomendaciones

• Escribir las palabras en estudio en tarjetas, con un tamaño que la última fila de estudiantes lo alcance a mirar sin

ningún problema, en contraste blanco y negro.

• Colocar los nombres escritos en las tarjetas primero en el orden en que se fueron mencionando, después

cambiarlas de lugar y de orden.

ESCRITURA. Tener el dominio de libreta y lápiz, pizarrón y gis-marcador, es un proceso neuromotor, que se va

adquiriendo poco a poco; no es un asunto de caligrafía, sino de comprensión de la representación de la realidad a través

de signos lingüísticos y de las posibilidades para hacerlo, que la humanidad ha inventado.

Recomendaciones

• Escribir las palabras con varas en la cancha de futbol.

• Colocar hojas de papel en los muros a la altura de la cara de cada estudiante y ahí escribir los nombres.

• Hacer un collage de palabras en el pizarrón o en una cartulina con gises de colores.

• Trazar las palabras con acuarela y cotonetes.

• Escribir las palabras libremente en su cuaderno, puede ser en hojas blancas, en hojas de raya, de doble raya o de

cuadrícula.

11. PROGRAMA DE SARROLLO NEURONAL PLENO PARA UN AMPLIO DESARROLLO INTELECTIVO

INTRODUCCIÓN

El cerebro es el órgano más característico del ser humano, aunque pocas veces nos paramos a pensar en la importancia

que tiene en la regulación de nuestras actividades cotidiana, el cerebro desempeña funciones sensoriales, motoras y

funciones de integración menos definidas asociadas con diversas actividades mentales, algunos procesos que están

controlados por el cerebro son la memoria, el lenguaje, la escritura y la respuesta emocional.

Las facultades neurológicas que se revisten en la corteza cerebral son exclusivamente de los seres humanos son:

1.- Caminar totalmente erguido.

2.- El desarrollo de la contraposición cortical del dedo pulgar con el resto de los dedos de la mano.

3-. Poder reptar, gatear, caminar y correr con perfecto patrón cruzado.

4-. Hablar con un lenguaje convencional de símbolos abstractos, ponerle el nombre a las cosas.

5.- Combinar la destreza manual con las habilidades motrices.

6.- Comprender el lenguaje convencional de símbolos abstractos que escucha.


7.- Identifica los objetos por el tacto.

8.- Leer el lenguaje abstracto cuando está en forma escrita.

9.- Escribir el lenguaje abstracto.

10.- Expresar y vivir de forma saludable sus emociones y sentimientos.

La constitución de las funciones neuronales, ocurren en el ser humano sano de forma evolutiva desde sus primeros días,

meses y años de nacido; arrancan desde las partes más inferiores del sistema nervioso central como son la medula

espinal y el bulbo raquídeo, etapa en la que el recién nacido desarrolla el reflejo de luz, el reflejo del susto y el reflejo de

Babinski; el nivel II opera a nivel de la protuberancia anular, es decir en la porción del tronco del encéfalo que se ubica

entre el bulbo raquídeo y el mesencéfalo, tiene como función conectar la médula espinal y el bulbo raquídeo con

estructuras superiores como los hemisferios del cerebro o el cerebelo, implica el reconocimiento de contornos, el

reconocimiento de ruidos amenazantes y en el desarrollo de la sensación de vivir; el nivel III ocurre a nivel del cerebro

medio, en el cual el bebé es capaz de reconocer detalles dentro de una configuración, aprecia sonidos con sentido e

inicia su apreciación cognitiva; en el nivel IV se constituyen las funciones de la corteza inicial que favorece la

convergencia visual, la comprensión inicial de palabras y de las dimensiones de diversos objetos; en el nivel V se

despliegan las funciones de la corteza temprana que ayuda a la diferenciación de símbolos visuales similares pero

distintos, la comprensión de palabras y la diferenciación táctil de objetos; en el nivel VI se consolidan las funciones de la

corteza primitiva que ayuda a la comprensión de la palabra escrita, de las frases y de la forma de los objetos; y

finalmente en el nivel VII se conforma la corteza superior o sofisticada, que nos ayuda a la lectura con comprensión

total, al manejo amplio del vocabulario y las frases y a la plena identificación táctil de objetos.

A partir de estos juicios y del necesario desarrollo socio-cultural de las personas, nuestro Programa de Desarrollo

Neuronal Pleno, pretende favorecer el desarrollo de estas funciones neuronales para el despliegue de la inteligencia

humana.

El PDNP parte del compromiso de contribuir desde la escuela en el desarrollo saludable del cerebro, atendiendo los

procesos de hidratación, oxigenación y, nutrición, favoreciendo el fortalecimiento del sistema circulatorio.

Se recomienda en el Programa de Desarrollo Neuronal fortalecer el desarrollo de los sentidos de entrada: vista, oído,

tacto y el dominio y movilidad corporal, en su sentido neurológico y cultural.

Ejercicio moderado y continuo: Patrón evolutivo: balancearse (anfibio), reptar, gatear, rodar, balancearse, caminar,

correr activación colectiva, gimnasia, ballet, natación, etc.

Un niño con lesión cerebral o con desorganización neuronal no es un niño carente de inteligencia; probablemente lo que

faltan son habilidades para expresar la inteligencia y un programa de desarrollo neuronal que posibilite tales

habilidades. Un niño con un cerebro sano, tiene toda la posibilidad de desplegar su inteligencia y de expresarla de

muchas formas. Todos los seres humanos somos curiosos, es decir desde las edades más tempranas desarrollamos la

pasión por conocer, por explicarnos la vida, por entender cómo funciona; el régimen de opresión atrofia esta cualidad

humana creando fantasías, arrebatándonos los tiempos para pensar, planear y/o crear-transformar.


El desarrollo de la inteligencia humana es histórica, los acondicionamientos y evolución del cerebro brinda una herencia

biogenética a cada niño que nace, la cual en el encuentro socio-cultural con su familia y comunidad se despliega. Los

aprendizajes de todo ser humano inician con los sentidos del tacto, la vista y el oído, que son los sentidos que de forma

más amplia nos muestran la realidad objetiva. Esa realidad en sus múltiples fenómenos, objetos tangibles,

concatenaciones, traslapes, contrarios y contradicciones la podemos reflejar-pensar en nuestro cerebro gracias al

desarrollo de nuestro cerebro, de la capacidad humana de tomar cosas de la naturaleza para elaborar herramientas

previamente planeadas por el cerebro humano y luego la construcción de los signos y las palabras, como facultad

humana de nombrar las cosas.

Todos los seres humanos y en especial nuestros niños, tenemos necesidad de comunicarnos y expresarnos, siempre que

lo hagamos en libertad daremos pasos muy fuertes hacia un nuevo protagonismo social soberano. Nos expresamos con

ademanes, gestos, movimientos, sonidos y palabras.

RECOMENDACIONES GENERALES

• No ignore a los niños, no realice sus actividades con lentitud porque perderá la atención; no permita que sus

niños se aburran.

• Si el niño no habla, habla mal o habla demasiado no lo reprenda, ayúdele a cobrar confianza y a emitir su voz con

fuerza, usando el aire que ingresa a sus pulmones.

• Ejercitar a los niños en el dominio de los nombres, campos semánticos, correlaciones, conceptos, categorías,

análisis, formulación de inferencias ayuda a los niños a ordenar sus ideas y a esforzarse por ser asertivos en sus juicios.

• Los niños necesitan tiempos para preparar sus intervenciones y un método, construya con ellos rutas didácticas

para ello; cuide que cuando un niño hable sea escuchado por todos; si no hay comunicación, los niños se frustran y eso

los puede inducir a malas conductas.

• Propicie que los niños en todas las conversaciones, en el hogar, en la calle y en la escuela, iniciando por el

saludo, que no se reduce a los buenos días, sino al ¿cómo estás?

• Cuide que los niños, en sus expresiones siempre encuentren una respuesta; si en sus interrogantes no tenemos

respuestas con ellos lo investigamos.

• Brinde ideas o propuestas que le permitan a los niños completar sus pensamientos y expresiones.

• No pida a los niños que repitan lo que usted acaba de explicar, esa nueva información y/o esos nuevos

conocimientos forman parte de un nuevo acervo que el niño empleara como nuevos indicadores a considerar en sus

asociaciones intelectuales.

• No pregunte lo mismo un ay otra vez, si la pregunta no fue precisa o entendida entonces busque nuevas

formulaciones.

• Cuando observe comportamientos o expresiones de irritación, impredecibles, de miedo o de tensión, procure

diagnosticar si no hay problemas auditivos, visuales, táctiles, motrices, desnutrición, enfermedad o alguna alergia.

• En todo tiempo cuide su vocabulario, expresiones, modales y comportamiento, los niños aprenden de los

adultos todas sus prácticas.

• Llame a los papás a mantener un estándar alto de conducta y propicie que los colectivos pedagógicos hagan lo

propio.


• En sus conferencias y explicaciones, procure ser coherente, es decir, que sus ideas lleven un orden.

• En el acto de validar el objeto de estudio y de establecer el para qué, cuide que sus niños tengan claro que se

trata de estudiar y conocer y que se espera de ellos en esos nuevos aprendizajes. Sea paciente, perseverante, riguroso,

honesto, justo y alegre.

• Destaque todos los aciertos que los niños van alcanzando y provoque el reconocimiento de unos a otros.

• En cada sesión brinde explicaciones puntuales e instrucciones claras, paso por paso, de tal manera que todos

tengan claro sus responsabilidades, aclare que no todo es juego y que cada actividad social tiene sus propias formas, que

sin duda se pueden innovar pero en un sentido de mejoramiento no de distorsión.

• Construya colectivamente un código de conducta tan amplio como la práctica socio-escolar lo requiera; procure

que las reglas que se establezcan sean posibles de observar por todos. No privilegie las sanciones, sino las explicaciones

y los argumentos que convencen, no se trata de formar adaptados sumisos, sino seres humanos comprometidos con sus

semejantes, con la vida y con la madre tierra.

• Procure que sus niños lleguen todos los días a la escuela con su botella de agua y que hayan desayunado.

• Cuide que sus niños siempre tengan las manos y la cara limpias; invente dispositivos para ello.

• Evite el polvo, las telarañas y los insectos muertos en sus ventanas puertas y rincones de las áreas de la escuela.

• Gestione ante las clínicas del sector salud, atención médica periódiuca, preventiva y curativa para los niños de su

escuela.

• Procure dormir lo suficiente y recomiende a los papás que definan horarios para ir a la cama y para despertar.

• Explique al niño todos los hábitos, labores y prácticas sociales correctas e incorrectas para una relación armónica

con sus semejantes y con la naturaleza; de desprecie ni denigre la acción política de objeción, oposición, resistencia,

desobediencia y resistencia popular.

• Nunca jamás se dé por vencido en los procesos pedagógicos, los logros, avances y cambios, como expresiones de

los nuevos conocimientos adquiridos, resignificados y/o creados no son inmediatos.

EJES DEL PROGRAMA DE DESARROLLO NEURONAL

DESARROLLO CORPORAL-NEURONAL-CULTURAL

El cuerpo humano es la estructura física y material del ser humano. Un adulto tiene 208huesos, mientras que el de un

recién nacido está formado por cerca de 366, ya que algunos huesos, sobre todo los de la cabeza, se van fusionando

durante la etapa de crecimiento. El cuerpo humano se compone de cabeza, tronco y extremidades; los brazos son las

extremidades superiores y las piernas las inferiores; cabe mencionar que el tronco se divide en tórax y abdomen y es el

que da movimiento a las extremidades superiores, inferiores y a la cabeza.

Uno de los sistemas de clasificación del cuerpo humano, respecto a sus componentes constituyentes, es la establecida

por Wang y Col. en 1992:

• Nivel atómico: carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, azufre y fósforo

• Nivel molecular: agua, proteínas, lípidos, hidroxi–apatita.


• Nivel celular: intracelular, extracelular.

• Nivel anatómico: tejido muscular, adiposo, óseo, piel, órganos y vísceras.

• Nivel cuerpo íntegro: masa corporal, volumen corporal, densidad corporal.

El cuerpo humano está organizado en diferentes niveles jerarquizados. Así, está compuesto de aparatos; éstos los

integran sistemas, que a su vez están compuestos por órganos conformados por tejidos, que están formados por células

compuestas por moléculas. El cuerpo humano posee más de cincuenta billones de células. Éstas se agrupan en tejidos,

los cuales se organizan en órganos, y éstos en ocho aparatos o sistemas: locomotor (muscular y óseo), respiratorio,

digestivo, excretor, circulatorio, endocrino, nervioso y reproductor.

Los seres vivos realizamos movimientos en respuesta a diferentes estímulos que recibimos del exterior, es decir, del

medio ambiente. Pero también hay estímulos internos de nuestro organismo que implican movimiento, para lograrlo

intervienen partes y sistemas como los que describimos a continuación:

El esqueleto, ayuda al movimiento, almacena minerales, produce las células de la sangre y protege los órganos internos.

El sistema muscular, con el que podemos adoptar diferentes posiciones con el cuerpo. Al girar o parpadear interviene el

sistema muscular, responsable de que varios de los órganos muevan sustancias de un lugar a otro, como la sangre y

demás fluidos corporales.

El sistema nervioso, que permite el trabajo armonioso entre el esqueleto, las articulaciones y los músculos para que

puedan trabajar generando el movimiento. El sistema nervioso, formado por el cerebro, la espina dorsal y los nervios, es

el encargado de transmitir la información a través del cuerpo. Este sistema se encarga de detectar también los cambios

en el ambiente, y como resultado de esto se dan ciertas respuestas, entre ellas el movimiento.

El movimiento

El movimiento es vital; niños, jóvenes y adultos necesitamos movernos lo más posible, poniendo en juego todas las

partes del cuerpo.

El movimiento optimiza la respiración y aumenta el oxígeno al cerebro; mejora la estructura corporal, desarrolla la vista

y permite aumentar la inteligencia; mejora la digestión de alimentos, la evacuación, la expulsión de toxinas y la salud;

reduce la aparición de enfermedades particularmente de las vías respiratorias.

El trabajo

Recomendaciones

Necesitamos hacer de todas las áreas de la escuela, espacios limpios y seguros para la movilidad. Nuestros niños

necesitan:

Mecerse (anfibio), arrastrarse (reptil), gatear (cuadrupedo), caminar y correr (humano), con la mayor frecuencia por

periodos cortos. Hay que hacerlo junto con ellos. Que cada momento de la activación física-neuronal-cultural sea

amena, agradable, alegre y exitosa.

Fortalecer el área besticular.

Acondicionar a 165 latidos por minuto.


Al trote desarrollar los maratones o recorridos colectivos.

Prensar y braquear.

• Nadar. Coordinación Motriz.

• Garza, maroma, el cuatro y caminar en línea.

Al movernos necesitamos una respiración apropiada, llenar de aire completamente los pulmones y exhalar suavemente

hasta vaciarlos.

Consejos para corregir la postura

Algunos ejemplos que deben seguirse y otros corregirse:

No se debe ir con la cabeza agachada, curvar la espalda y hundir los hombros.Es bueno sentir el peso del cuerpo en cada

pie al cambiar los pasos.

Agachar la cabeza y tensar los hombros y el abdomen dificulta la respiración. Es bueno separar un poco las rodillas y

apoyar los pies en el suelo. Las suelas de los zapatos a veces estorban en la actitud, deberíamos ir más descalzos, así

fortaleceríamos los músculos de los pies. También conviene evitar el uso de tacones, ya que llevan el peso del cuerpo a

la punta de los pies creando un desequilibrio.

Al sentarse, no se debe dejar caer el cuerpo, echar la cabeza hacia atrás y torcer demasiado la parte baja de la espalda.

Al sentarse se deben mantener alineados el cuello y la espalda y sólo flexionar la cadera, las rodillas y los tobillos. Hacer

lo mismo para levantarse.

Al escribir no debe reclinarse, tensar el abdomen y apoyar los codos en la mesa.

Si debe inclinar el cuerpo, que sea sólo lo suficiente para escribir con comodidad. No apretar el lápiz al escribir ni tensar

los hombros al mecanografiar o usar un ordenador. La silla debe tener la altura adecuada.

Para llevar objetos pesados debemos mantener la espalda recta, repartiendo si es posible el peso en dos bolsas, recoger

objetos en cuclillas. Debemos mover el cuerpo de forma natural y según está diseñado para hacerlo.

La relación entre cabeza, cuello y tronco afecta a todo el cuerpo. La cabeza debe mirar arriba y adelante para estar bien

puesta. Un ejercicio que propone Alexander es imaginar que una cuerda tira de la cabeza hacia arriba. Otra práctica que

recomienda es la de repetir pensamientos como: "Tengo el cuello libre, la cabeza hacia arriba y adelante, la espalda sin

tensión".

A veces nos movemos de un lugar a otro sin fijarnos que hacemos durante el recorrido, cuando simplemente prestar

atención a nuestro alrededor nos relaja y distrae.

LOS EJERCICIOS PARA DESARROLLAR LA MOTRICIDAD GRUESA SON:

•Pedir al niño que señale, nombre y localice en su cuerpo la cabeza, frente, cabello, ojos, orejas, boca y sus elementos,

nariz, mejillas y mentón; partes de su tronco, espalda, pecho, cintura, abdomen y cadera; partes de sus extremidades

superiores: hombro, brazo, codo, muñeca, manos, palmas, pantorrilla, talón, pies y dedos.


•Todos estos segmentos gruesos y finos serán nombrados en cuatro momentos: en el propio cuerpo, en el de otro

compañero (en parejas), en dibujos o siluetas y en su imagen frente al espejo.

•Guiar al niño para que determine cada parte y diga su funcionamiento o utilidad.

•Armar rompecabezas del cuerpo humano. Si el maestro no tuviera este material, puede recortar de revistas figuras

humanas completas y descomponer en 6, 8 y 10 partes para que el niño arme y pegue sobre una cartulina.

•Subir y bajar escaleras.

•Realizar un recorrido, sin salirse, sobre líneas trazadas en el piso, pueden ser líneas rectas, curvas y quebradas.

•El Docente proyectará luz con un espejo en la sombra, para que el niño trate de coger la luz, el maestro cambiará

constantemente de posición; en caso de que el día estuviera nublado puede utilizarse una linterna.

•Bailar en diferentes ritmos procurando que el niño tome e! ritmo de la música constantemente.

•Disponer con el Docente de Educación Física ejercicios de coordinación muscular especialmente marchas y equilibrio.

•Para ejercitar la independencia segmentaria: pida al niño que, mientras con una mano frota sobre su pupitre, con la

otra realice golpes coordinados en la misma superficie.

•Ejercicios de balanceo: en una tabla de 30cm. x 40cm., clavada en una superficie cilíndrica, el niño se balanceará,

primero con la ayuda del maestro y posteriormente solo, procurando siempre la coordinación de movimientos.

•Con el grupo, imitar sonidos producidos por animales, en diferentes tonalidades: bajos y altos, pueden ser de: gato,

perro, pato, gallina, vaca, león, oso, elefante y caballo.

•Practicar los juegos populares: el gato y el ratón, rayuela, sin que te roce, estatuas, el tren, el primo, saltar soga.

•Imitar los movimientos de diferentes animales: saltar como conejo, rana, canguro; correr como perro, liebre y gallina;

caminar como un cangrejo, pato, oso.

Ejercicios

De pie. Tobillos separados 10 cm. Brazos a lo largo del cuerpo. Inclinar el cuerpo hacia delante y hacia atrás apoyando el

peso en los dedos de los pies sin elevar los talones. Llevar el abdomen hacia delante apretando los glúteos

Llevar los glúteos hacia atrás apretando el abdomen.

Formación de Figuras Humanas sobre el suelo.

Se trata de una actividad donde se integran tres elementos fundamentales:

- La construcción de figuras que requiere fuerza, flexibilidad, propulsión y equilibrio.

- La acrobacia en el suelo como transición de unas figuras a otras.

- La música que apoya al componente acrobático.


Los objetivos específicos de la actividad son:

1º.- Desarrollar las actividades de cooperación y participación.

2º.- Aumentar la sensibilidad artística.

3º.- Desarrollar la creatividad.

4º.- Lograr un enriquecimiento de los tres mecanismos básicos del lenguaje corporal.

5º.- Conseguir actitudes lúdicas no competitivas.

A continuación os muestro fichas de figuras de diferente dificultad:

RESPIRACION

El sistema respiratorio está formado por el conjunto de estructuras anatómicas que participan en la conducción e

intercambio de gases.

Respiración:

Es el intercambio gaseoso que tiene lugar en los tejidos o en los pulmones. El primer intercambio, es la verdadera

respiración, denominada respiración tisular o hística (captar oxígeno y desprender anhídrido carbónico). El

reestablecimiento del equilibrio entre los gases se consigue en los pulmones, respiración pulmonar, donde los gases

deben traspasar la barrera al veolo capilar.

Órganos del sistema respiratorio:

En el sistema respiratorio se pueden distinguir dos porciones, de conducción y de respiración.

La porción de conducción o vías de conducción, comprende todos los órganos de forma tubular que conducen el aire

desde el exterior del organismo hasta el interior del pulmón, o en sentido inverso. Estos órganos mantienen las

condiciones idóneas de humedad, temperatura y limpieza para el paso del aire.

Las vías de conducción son: nariz, fosas nasales, faringe, laringe, tráquea y bronquios.

Empecemos por los beneficios asociados a una respiración completa:

Fisiológicos: como todas las células del cuerpo reciben una mayor oxigenación, el metabolismo se acelera y se queman

mejor las toxinas, todos los órganos reciben aportes de oxigeno correctamente. Beneficia a la circulación general y

especialmente a órganos vitales como el corazón, estómago…

Relajantes: favorece la relajación y la concentración, eliminando la tensión muscular y combatiendo la ansiedad, la fatiga

y la depresión.

Rendimiento: mejora la salud de los pulmones y aumenta el rendimiento en deportistas.

Salud: en general, una buena respiración es sinónimo de cuerpo fuerte y sano. Los maestros de yoga sostienen que

respirar lenta y profundamente es sinónimo de buena salud.

Ejercicio de respiración 1:


Los trastornos del estómago, el hígado, y el derramamiento de sangre, puede ser superado por lo que llamamos la

"respiración conservada". No hay nada mágico en ello, excepto en el resultado. Al principio usted debe estar de pie,

erguido, si está acostado en la cama deberá yacer recto. Supongamos que se encuentra fuera de la cama y puede estar

de pie, erguido. Esté de pie con los talones juntos, con los hombros hacia atrás y el pecho hacia fuera. La parte inferior

del abdomen será estrictamente controlada. Inhale completamente, tome tanto aire como pueda, y manténgalo hasta

que sienta una pequeña vibración, muy leve en sus pulmones, tanto el izquierdo como el derecho. A continuación exhale

enérgicamente a través de la boca, realmente con mucha fuerza. Repítalo tres veces seguidas.

Ejercicio de respiración 2:

Primero de todo deberá estar con los pies y los talones juntos. Inhale lentamente a la "respiración completa" del

sistema. Es decir, el pecho y el abdomen mientras estén contando seis pulsaciones. Usted debe mantener un dedo sobre

su pulso de la muñeca y dejar que su corazón bombee una, dos, tres, cuatro, cinco, seis veces. Cuando tenga la

respiración después de seis pulsaciones, la mantiene mientras su corazón late tres veces más. Después exhale por la

nariz durante seis pulsaciones. Es decir el mismo tiempo que utiliza para inhalar. Ahora que usted ha exhalado y dejado

vació sus pulmones por tres pulsaciones, comience de nuevo. Repítalo tantas veces quiera sin que llegue a cansarse. Tan

pronto como se sienta cansado, pare. Usted jamás deberá de cansarse haciendo el ejercicio, en caso contrario lo que

consigue son los efectos contrarios al objetivo de estos ejercicios; es como si estuviese haciendo una carrera en vez de

sentirse en forma.

Ejercicio de respiración 3:

Ahora usted debe hacer la "respiración purificadora". La respiración de limpieza es completamente invaluable ya que le

permitirá mejorar su salud. Inhale por completo, tres respiraciones completas. Que no sean respiraciones superficiales,

respire profundamente, lo más fuerte de lo que sea capaz, llene sus pulmones. Imagínese a usted realizando la

inspiración y llenando por completo sus pulmones de aire. Ahora, con la tercera respiración retenga ese aire durante

unos cuatro segundos. Ponga sus labios como si fuese a silbar, pero sin inflar las mejillas. Exhale un poco de aire de sus

labios con toda la fuerza que sea capaz. Exhale con fuerza, libérese del aire retenido. Luego pare por un segundo,

manteniendo el aire que quede. Exhale un poco más, con toda la fuerza que pueda reunir. Pare por un segundo más, y

entonces exhale el resto de aire que le quede dentro de sus pulmones. Exhale tan fuerte como pueda. Recuerde que

este tipo de respiración usted debe exhalar con una fuerza considerable a través de sus labios.

DESARROLLO VISUAL-NEURONAL-CULTURAL

Los ojos son órganosvisuales que detectan la luz y la convierten en impulsos electroquímicos que viajan a través de

neuronas. La célula foto-receptora más simple de la visión consciente asocia la luz al movimiento. El ojo es un sistema

óptico complejo que capta la luz de los alrededores, regula su intensidad a través de un diafragma (iris), enfoca el

objetivo gracias a una estructura ajustable de lentes (cristalino) para formar la imagen, que luego convierte en un

conjunto de señales eléctricas que llega al cerebro a través de rutas neuronales complejas que conecta mediante el

nervio óptico el ojo a la corteza visual y otras áreas cerebrales.

La vista es el sentido que nos proporciona información específica y detallada del mundo que nos rodea, registrando en

línea posición, distancia, color, forma y tamaño. Sin embargo, la visión no funciona aisladamente; el sistema visual es

uno de los sentidos encargados de procesar la información proveniente del exterior y por tanto si existiese una

disminución sensorial, se vería afectada la construcción de procesos cognitivos y el desarrollo de la persona.

Es necesario identificar los distintos aspectos para desarrollar una buena salud visual como: la agudeza visual, el campo

visual, el cromatismo visual, la sensibilidad al contraste, la acomodación, la adaptación/regulación a la luz-oscuridad, la

visión binocular.


De acuerdo a lo anterior, se identifican distintos aspectos visuales relacionados con alguna alteración, como por

ejemplo:

- Agudeza visual: va referida a la habilidad para discriminar objetos a distancia determinada por el tamaño y la distancia

de la imagen respecto de nuestra retina. Para su medición, son bastante conocidos los carteles de letras o signos con el

objetivo de tomar mediciones en torno a 5 metros.

- El campo visual: hace alusión a todo el espacio que el ojo, estando en reposo, puede percibir cuando enfoca un objeto,

pudiéndose distinguir entre campo visual central y periférico.

-El cromatismo visual: posibilidad de diferenciar colores.

- La sensibilidad al contraste: pone de manifiesto la discriminación entre figura y fondo.

- La acomodación: se refiere a la capacidad de enfoque por parte del cristalino.

- La adaptación/regulación a la luz-oscuridad: permite la visión tanto con luz como en penumbra, o incluso en la

oscuridad.

- La visión binocular: facilita el obtener una misma imagen con los dos ojos, pero desde distintos ángulo, imprescindible

para medir distancias y la visión tridimensional (Bautista, 2002).

De esta manera, se define un estado de buena salud visual cuando este sistema realiza sus funciones básicas de:

agudeza visual, adaptación a la oscuridad, visión de colores, visión periférica y motilidad ocular de manera óptima, sin

evidencia de enfermedad. En cambio los deterioros visuales son aquellos daños que limitan uno o más de las funciones

básicas del sistema visual.

Ejercitar los músculos oculares

Cerca y lejos.

Tome un lápiz y estire el brazo. Fije la vista solo en el lápiz mientras lo acerca a la cara. Vuelva a estirar el brazo

manteniendo siempre el enfoque en el lápiz. Debe hacer el movimiento muy lento y repetirlo tres veces. Teniendo en

cuenta que el ojo se mueve en dos niveles, músculos y elementos internos, este sencillo ejercicio de cerca y lejos vuelve

flexible el músculo ciliar al contraerse y relajarse.

Alternancia.

Tome dos lápices, uno con cada mano y estire los brazos separados uno del otro a la altura de los hombros. Primero

mire un lápiz y luego el otro. Alterne la vista entre los dos lápices 10 veces.

Seguimiento. Tome un lápiz con el brazo estirado. Tápese un ojo con la otra mano y desplace el brazo lateralmente

siguiendo con el ojo libre el lápiz hasta llegar a la altura de la oreja donde la visión se hace más borrosa, mantenga la

mirada unos segundos y haga lo mismo con el otro ojo. Mueva el lápiz hacia arriba y, sin levantar la cabeza, siga con la

mirada fija en el lápiz. Haga lo mismo pero hacia abajo.

Círculos. Haga que sus ojos giren con sentido a la derecha cinco segundos y después

a la izquierda otros cinco.

Cerrar y abrir. Cierre los ojos lo más fuerte que pueda durante 5 segundos. Después ábralos muchísimo, como si tuviera

una expresión de sorpresa. Repita 5 veces.


Relajar la vista. Los niños apoyan los codos sobre sus mesas, tapan los ojos para que no entre la luz y se concentran en la

oscuridad. Apoyan la cabeza sobre las manos y relajan al máximo la mirada.

Frotar. Frote de forma muy suave los globos oculares, dándoles un masaje.

Recomendaciones

• Desarrollar la convergencia visual apoyándose en el reflejo de la luz; desde los primeros días de nacidos

recomendar a las mamás que usen una lámpara en el cuarto con poca luz motivando al bebé a seguir el rayo de luz con

ambos ojos. En la escuela lo trabajaremos con los grados de Preescolar y primeros grados de Educación Primaria.

• Colocar en casa, figuras sólo con contornos y motivar que el niño vaya identificando sus nombres. Se puede

hacer un enorme tablero de ajedrez (Cuadros blancos y negros intercalados) y ahí colocar las figuras, solo con contornos

primero y después con detalles (Sombras, colores).

• Pasar al niño figuras por campos semánticos (Tarjetas para el desarrollo de la inteligencia) por lo menos un par

de veces al día. Iniciar primera semana con figuras simples, 2ª semana figuras combinadas, 3ª semana figuras complejas,

4ª semana bocetos con contornos sin color y sin muchos detalles.

• De los contornos pasar a la lectura de palabras completas por campos semánticos y en orden fonológico.

• Cuidar que los letreros, palabras y frases sean de tamaños grandes, en función de la edad y del desarrollo visual

alcanzado.

Ejercicios y actividades

• Copiar de un papel a otro en el mismo plano (no delante del otro, no en el lateral). Hasta que el niño aprenda a

copiar correctamente del pizarrón, proporcionar copias del material para su mesa.

• Laberintos.

• Juegos para unir los puntos con números o letras.

• Búsqueda de palabras.

• Actividades de copia: en tres dimensiones, o pasar de 2D a 3D, o de 3D a 2D.

• Dibujo de mapas simples.

• Utilizar papel cuadriculado para dibujar líneas de un punto a otro, reduciendo gradualmente el tamaño de la

cuadrícula.

• Construir una carrera de obstáculos con muebles o material de otros juegos. Animar al niño a diseñar su propia

carrera de obstáculos. Luego, planificar de qué manera se moverá en la carrera de obstáculos, usando términos

espaciales como "sobre, bajo, alrededor, a través, a la derecha...". Animar al niño a que explique sus movimientos a lo

largo del trayecto.

• Cortar un ojo de cerradura en un cartón y colocarlo sobre un dibujo para que el niño pueda ver sólo parte de él.

El niño tiene que adivinar qué es el dibujo o qué parte está cubierta.


• Cortar fotos o dibujos de una revista y pegarlos en un cartón. Cortar varios pedazos con formas diferentes en

inusuales, para que el niño tenga que recomponerlos en el menor tiempo posible.

• Manipulación y rotación de objetos pequeños.

• Dibujar formas/objetos y luego rotarlos o dibujarlos boca abajo.

• Completar dibujos incompletos, reduciendo la ayuda verbal progresivamente.

• Transferir el diseño de una forma de una cuadrícula a otra.

• Simetría con teselas (mosaico): completar la otra mitad de un diseño o dibujo.

• Pedir al niño que identifique todos los círculos que se ven en la escuela, el salón o la calle, en un tiempo

limitado.

• Pedir al niño que haga distintos dibujos, con formas diferentes escondidas en ellos (por ejemplo, un dibujo con

círculos escondidos para formar otros objetos comunes).

• Coordinación viso-motora: correr, golpear una pelota, saltar obstáculos, enhebrar una aguja, colorear y escribir

colocar pinzas alrededor de caja de zapatos, cortar flecos paralelos, juntar los puntos, juegos con los dedos, enhebrar

cuentas, enroscar tornillos, trazar y colorear formas, abotonarse, verter líquidos, recorrer laberintos con lápiz, etc.

• Percepción figura-fondo: buscar un botón cuadrado entre varios redondos, un bloque grande entre otros

pequeños, una bola roja entre otras verdes, etc.

• Constancia perceptual: un objeto no cambia aunque lo observemos desde distintos puntos de vista, más lejos,

más cerca, desde arriba.

• Percepción de la posición en el espacio: ejercicios de reconocimiento de la posición de su cuerpo con respecto a

los objetos (por ejemplo: saltar fuera de la alfombra, ponerse debajo de la mesa o entre la silla y la pared; haciendo

diferenciación entre derecha e izquierda en sí mismo, adoptar o imitar posturas, caminar siguiendo la dirección indicada,

imitar la colocación de bloques formando distintos modelos, hacer copias de modelos en tableros perforados con

clavijas de colores, etc.)

• Percepción de las relaciones espaciales: capacidad de percibir la posición de dos o más objetos en relación con el

propio sujeto y unos respecto de los otros.

• Desde la posición de acostado, realiza movimiento de los ojos de derecha a izquierda. Movimientos de los ojos

de abajo y hacia arriba, movimientos circulares de los ojos de izquierda a derecha, movimientos de los ojos de derecha a

izquierda.

• Buscar las diferencias entre varias figuras.

• Memorizar formas de objetos y describirlas.

• Completar dibujos

• Presentación de fotografías de edificios, paisajes, rostros, artes, murales, diseños de herrería, casas, objetos con

diferentes colores

• Identifica, relaciona y describe características perceptuales y/o funcionales en personas y objetos en Situaciones

de la vida diaria.


• Pintura con Acuarela: Materiales: acuarelas de color, Papel blanco, Pinceles o cotonetes, Recipientes de

materiales reciclados, agua fría y limpia; Procedimiento: Diluir acuarela para pintar con agua en los recipientes y mezclar

muy bien; tomar la mezcla con el pincel o cotonete y aplicar sobre el papel, luego seguir pintando sólo con agua hasta

lograr los diferentes tonos.

DESARROLLO AUDITIVO-NEURONAL-CULTURAL

El oído conforma los órganos de equilibrio y audición. También se le denomina órgano vestibulococlear dentro del

estudio de la medicina. Es un órgano que se encuentra muy desarrollado, principalmente en mamíferos inferiores

terrestres y acuáticos, en el caso del ser humano esta evolución no está tan desarrollada. En conjunto el estudio

histoanatómico del oído se divide en tres partes, oído externo, oído medio y oído interno.

De los cinco órganos de los sentidos, la vista y el oído, considerados como telerreceptores porque captan estímulos

producidos a distancia, son los más relevantes para el ser humano. No obstante, la audición tiene una importancia muy

especial, porque es la puerta de entrada del lenguaje, con lo que propicia el desarrollo del mismo en la persona que

capta el de sus semejantes. Los niños aprenden a hablar oyendo y si su problema de audición es de nacimiento, no

pueden desarrollar lenguaje, razón por la cual tienen una doble discapacidad: no reciben mensajes y no aprenden a

elaborarlos propios.

Al ser la audición el punto de partida de la principal característica distintiva del ser humano que es el lenguaje, su

ausencia o su disminución implican consecuencias personales, familiares, sociales, educativas y culturales de gran

importancia. Un niño que no oye, no solo no puede aprender a hablar, sino que tampoco puede apropiarse de la lectura

y la escritura que es la base del desarrollo cultural. Un adulto que habiendo oído deja de tener esa función, presenta

graves limitaciones de relación interpersonal que pueden afectar muy importantemente su vida personal en todos sus

aspectos.

Oír es hablar. Hablar es la principal consecuencia funcional de la audición. Nadie aprende a leer y escribir si previamente

no ha consolidado su código lingüístico oral. Por esto y más, la audición debe considerarse, sin lugar a dudas, como uno

de los más grandes dones funcionales del ser humano.

Al ser la audición el punto de partida de la principal característica distintiva del ser humano que es el lenguaje, su

ausencia o su disminución implican consecuencias personales, familiares, sociales, educativas y culturales de gran

importancia.

Oír es hablar. Hablar es la principal consecuencia funcional de la audición. Nadie aprende a leer y escribir si previamente

no ha consolidado su código lingüístico oral. Por esto y más, la audición debe considerarse, sin lugar a dudas, como uno

de los más grandes dones funcionales del ser humano.

El sonido y el silencio

Desde el momento del nacimiento, al principio de una forma indiscriminada, el niño es sensible a los sonidos, pero con

el paso de las semanas y meses va perfilando sus posibilidades discriminatorias.

El niño descubre los sonidos y asocia fácilmente el sonido con la situación emotiva en la que se produce. Para que el

niño llegue a conocer adecuadamente los sonidos, son indispensables dos condiciones:

Que se repitan con cierta frecuencia.


Que después de los comienzos de su percepción, al sonido se le asocien la palabra que define la persona, objeto o

situación de aquello que está sonando.

Las cualidades del sonido

El oído es el órgano principal del entendimiento auditivo. El oído está casi totalmente desarrollado al nacer, lo que aún

no está desarrollado son las áreas que contienen los órganos sensoriales de la audición y esto hace que la audición se

encuentre en el nivel más bajo de todas las sensibilidades. Igualmente, aprenden a diferenciar las cualidades de los

sonidos. Éstas, con algunos de sus atributos, son las siguientes

ALTURA: depende de la rapidez con que se produzcan las vibraciones de los cuerpos sonoros. A más rapidez, más

vibraciones, y, por lo tanto, mayor elevación del sonido.

El movimiento ascendente y descendente de los sonidos se realizará con la voz, la flauta o armónica; es decir

instrumentos simples en los que se ve muy bien el paso de lo grave a lo agudo.

Los juegos con sonidos graves y agudos se trabajarán progresivamente con una dificultad creciente, con el fin de

fomentar en el niño la atención, ya que paulatinamente los sonidos estarán cada vez menos alejados entre sí. Desde

pequeños acostumbraremos a los niños a retener sonidos e imitan pequeñas melodías con el mismo criterio de

dificultad creciente.

INTENSIDAD: depende de la amplitud de las vibraciones y ésta a su vez depende de la fuerza con que se haya producido

esa vibración. Puede ser fuerte o débil, con ella se reflejan el énfasis y los sentimientos.

Para enseñar a los niños la diferente intensidad de los sonidos, se aprovecharan los momentos en que se produzcan

dichos sonidos: un trueno, lluvia, un frenazo de un coche,...

DURACIÓN: es el valor temporal de las cosas, sonidos largos o cortos.

TIMBRE: (o color) sonidos producidos por diferentes materiales las diferencias tímbricas no sólo dependen de las

características del cuerpo sino también de la forma de tocarlo. Así, es diferente rasgar, golpear,... por eso un mismo

sonido suena diferente si es tocado por diferentes instrumentos.

Adecuar el oído a la discriminación tímbrica se consigue mediante la práctica de escuchar los diferentes sonidos de la

vida diaria. Así el oído se va acostumbrando a las diferencias de timbre y con su memorización o retención reconocerá

objetos, instrumentos, etc.

Cualidades del silencio

Sólo a partir del silencio puede iniciarse una educación del oído y, en definitiva, una educación musical. El silencio desde

el punto de vista real, constituye la ausencia total de sonido. El silencio absoluto no existe, pues continuamente se están

produciendo sonidos. Desde el punto de vista musical, el silencio puede tener diversos significados:

Significación expresiva.

La adquisición del sentido del orden.

El proceso de captación de los sonidos y silencios sigue varias fases:

El maestro hará que el niño tome conciencia de la discriminación, haciéndole sentir el silencio.

Ejercitación sistemática de esa discriminación en la que el niño tiene mayor conciencia y discrimina más


Recomendaciones

• Los niños son muy sensibles a los sonidos, desde los primeros días de nacidos es recomendable platicarles con

voz agradable, pero con palabras, frases y comentarios completos; hable a los niños como hablaría con cualquier otra

persona.

• Hable a los niños con naturalidad, no les hable como chiquitos o como menores de edad.

• Escuche música agradable y de altas características y atributos culturales.

• Realice lectura sabrosa diariamente con sus niños, cuide las entonaciones, los énfasis y dramatizaciones.

• Lea con su niño de muchas formas las palabras en estudio e invente campos semánticos diversos.

• Erradique del aula y de la escuela cualquier caos auditivo, las reberberancias o escándalos.

• Avance semana a semana a un mayor dominio léxico; entre más palabras o nombres de las cosas, fenómenos o

procesos se dominen será más amplia la posibilidad de entendimiento y de expresión libre.

• Desarrolle con sus niños la cultura del silencio; construya en el aula y en la escuela la fuerza del silencio, para

escuchar el ruido de las hojas de lo árboles al ser movidas por el viento, para escuchar al compañero que habla o para

reconocer la belleza de los instrumentos musicales y su armonía.

• No imite de forma despectiva la forma de hablar de su niños, evite formas estilizadas de expresión, a menos que

estas sean necesarias en alguna representación teatral.

• Producción de diferentes vibraciones.

• Producción y discriminación de ruidos.

• Producción y discriminación de sonidos diversos y musicales.

• Juegos de ritmos, con o sin instrumentos.

• Emisión de la voz.

• Juegos musicales.

• Expresión corporal y diferentes efectos sonoros.

• Manejo de instrumentos de percusión.

• Gráficos del sonido, asociaciones y vivencias.

• Movimiento y danzas con su propio ritmo interno.

• Improvisación y creación de ritmos.

Ejercicios y actividades

• Percepción de resonancias mediante la impresión táctil y la vibración de la voz humana.

• Ejercicios para adquirir la voz, vocalizando palabras y frases.


• Ejercicios para el desarrollo del volumen de la voz, con respiración profunda, pronunciando las palabras usando

aire y cuerdas bucales.

• Pronunciar frases con sentido rítmico; Juegos y ejercicios de ritmo y prosodia.

• Montaje de poemas, narraciones, cuentos, refranes, adivinanzas, retahílas.

• Entonar con voz aguda; entonar con voz grave, acentuar determinadas sílabas.

• Canciones y poesías, seleccionadas, breves, fáciles de entonar, con letra adaptada, con motivos correctos, con

frases construidas adecuadamente, agradables y/o graciosas, comprendidas y memorizadas.

• Diálogos melódicos.

• El movimiento de balanceo debe ser el primer ritmo.

• Juegos rítmicos con percusiones temporales; Juegos rítmicos con desplazamiento; Juegos rítmicos sobre el

suelo; Independencia rítmica; Realización de diálogos rítmicos; Improvisación de ritmos; Diferentes tipos de marcha;

Crear movimientos.

• Expresar corporalmente estados anímicos, emocionales, físicos y situaciones de grupo.

• Mostrar una danza y dibujar.

• Bailar diferentes ritmos.

• Descubrir movimientos lentos, fuertes, pesados, livianos, percusivos, descendentes, ascendentes, en diagonal,

en suspensión, continuos, discontinuos, circulares, cuadrados...

• Vivencia corporal de sonidos: rrrrrr (vibración)...

DISCRIMINACIÓN E IDENTIFICACIÓN AUDITIVA:

• Asociar un objeto con los sonidos que emite.

• Reconocer y diferenciar las diferentes cualidades de los sonidos: intensidad, tono, duración.

• Identificar y diferenciar los sonidos y ruidos más conocidos:

• De ruidos y sonidos del cuerpo humano:

• De ruidos y sonidos de la casa: ruido de una puerta, grifo con agua, timbre del teléfono, etc.

• De ruidos y sonidos que se escuchan con frecuencia en la calle y en la naturaleza: coche, lluvia, gritos de niños,

lluvia, sonido del trueno, sonido del mar, etc.

• De sonidos que producen diferentes animales.

• De sonidos de instrumentos musicales.

• Localizar el punto de partida de sonidos, ruidos y voces.

• Identificar las voces familiares.


• Desarrollar ejercicios de ritmo, haciendo uso de los sonidos.

Expresión músico-corporal: Consiste en acompañar con movimientos y gestos corporales una audición. Algunas

actividades pueden ser:

Movimiento libre: A partir de una obra musical los alumnos deberán realizar movimientos sin desplazamiento a medida

que la escuchan. Una variante puede ser la de realizar los movimientos con desplazamiento libre por un espacio

determinado.

Salta: Colocaremos en el suelo una serie de aros. Los alumnos de forma individual se colocarán al principio del recorrido

y saltarán marcando el pulso, el ritmo o el acento de la música. Podemos colocar varios recorridos para simultanear

varios movimientos: mientras unos marcan el pulso, otros marcarán el acento.

Dirige la música: A medida que suena la música, los alumnos deberán imaginar que son directores de orquesta y dirigen

al resto de compañeros sin olvidar representar la dinámica (matices) y agógica (movimiento).

Danzas: A través de la cuales el alumno puede interiorizar la forma de una obra musical. (“EL LEÓN” C. Saint Saens).

Expresiones: Con todo el cuerpo, el niño deberá interpretar una obra musical representando: los distintos elementos

que configuran la música y el sonido: ritmo, movimiento de la línea melódica, cadencias, textura, altura, intensidad,

matices.

Narración musical:Consiste en inventar una historia sobre una música determinada. Proponemos como ejemplo: “LA

DANZA MACABRA” de C. Saint Saens. Trataría la historia de amor de 2 esqueletos en el cementerio. El “CANON” de

Pachelbel. Historia de un muchacho que perseguía el arcoíris.

Dramatización musical:Consiste en realizar una dramatización a partir de una obra musical. Como ejemplo proponemos

las anteriormente mencionadas, además de: “EL MARCADO PERSA” de Ketelbei.

Otras actividades

Coleccionar objetos sonoros. Oír el sonido que producen al caer, al chocar uno con otro, al soplar, al arrastrarlos, al

agruparlos. (se pueden hacer clasificaciones siguiendo algún criterio válido). Los que hacen ruido al caer, los que

producen al soplar, etc.

Identificar sonidos reales: Los niños escucharán sonidos producidos por el cuerpo; Discriminar sonidos ambientales

(casa, escuela, oficina); Identificar sonidos de objetos de la naturaleza

Interiorización de ruidos y sonidos del ambiente; Discriminar sonidos de animales; Discriminar sonidos de instrumentos

musicales.

Producción y reconocimiento de sonidos; Descubrir las posibilidades de la boca; Identificar y localizar timbres de voz;

Reproducir ritmos dados con palmas; Discriminar las vocales en una palabra, de forma oral.

En este proceso de aprendizaje se suceden varias etapas:

ESCUCHAR un amplio abanico de sonidos en el que ya puede empezar a ver y distinguir los diferentes sonidos.

IMITAR en un principio, una mera repetición de sonidos sin tener consciencia de lo que ha repetido y poco a poco, será

capaz de reproducir conscientemente lo que ha escuchado. Estos ensayos (imitaciones y repeticiones) son


imprescindibles para conseguir el dominio de las habilidades musicales que permiten la interpretación de los sonidos

escuchados.

RECONOCER y distinguir entre diferentes sonidos escuchados anteriormente. A través del reconocimiento el niño

identifica lo que escucha.

REPRODUCIR, repetir sin un modelo inmediato lo que anteriormente ha escuchado y ha imitado.

CARACTERÍSTICAS Y CRITERIOS DE SELECCIÓN DE LAS ACTIVIDADES MUSICALES.

Los principales elementos de la música con el ritmo, la melodía y la armonía.

El ritmo es el elemento básico e imprescindible para llegar a la melodía. Cuando ésta aparece lo hace totalmente

integrada en el ritmo, de la cual no se podrá desvincular.

La armonía engloba el ritmo y varias melodías. Este orden es el que debemos respetar en la sistematización de la

educación musical. En Educación Infantil no se trabaja la armonía, ya que es necesario haber alcanzado el nivel

madurativo completo.

EL FOLKLORE POPULAR.

El folklore de la región es el material más adecuado para iniciar la Educación musical y para el aprendizaje global del

niño. Lo encontramos unido a lo gestual, al rito, a la danza y al juego.

Algunos tipos de danzas sencillas son las de corro, fila, de parejas e individuales.

Hay un inagotable repertorio de formas musicales tradicionales que aprendemos de padres a hijos y que son vehículo de

emociones y costumbres.

En definitiva lo que se pretende es que las tradiciones locales formen parte de las experiencias del niño, aproximándolo

a su música y costumbres regionales de forma natural y educativa.

ACTIVIDADES DE EDUCACIÓN MELÓDICA

De articulación

De vocalización:

Boca cerrada inspirar por la nariz, espirar por la boca emitiendo sonidos vocálicos.

Sonidos vocálicos aumentando la intensidad y disminuyéndola.

Con tono grave y agudo.

Con fonemas:

Imitar sonidos abiertos y cerrados acompañados de un gesto diferente.


Imitar un sonido vocálico entre diferentes consonantes.

De respiración:

Boca cerrada, oler colonias y aromas intensos.

Coger papel de seda con la nariz.

Boca cerrada, inspirar por la nariz, mantener el aire durante un pequeño periodo de tiempo y espirar por la boca

lentamente. Ejemplo: olemos una flor.

De fonación:

Con la lengua, con los dientes, mandíbula, garganta, paladar, cuello.

Ejercicios de voz cantada:

Nuestro amigo el mono piruleta se ha subido a un árbol y no quiere bajar. Tratemos de convencerlo empleando diversas

formas para llamarlo, en tonos que expresen: amabilidad, paciencia, impaciencia, orden, súplica, indignación.

Jugar con las sílabas de su nombre estirándolas:

Piii-ruuu-leee-taaa. Hacer caricaturas vocales de un personaje hablando como: papá, el abuelo, el bebé; Juegos de

resonancia: imitar la mosca, la abeja, el mosquito; Imitar la sirena, las campanas.

Escuchar música dirigida

Dificultades en el aprendizaje: Problemas de conducta, Trastornos profundos en el desarrollo (autistas), Niños con

deficiencia mental: Con dificultades en la socialización, Con baja autoestima, Con trastornos médicos crónicos y/o

degenerativos (cáncer, cardiopatías, problemas de dolor, etc.)

A personas con: Enfermedades degenerativas debido a la edad (Alzheimer entre otras), Problemas de fármaco

dependencia y abuso de sustancias: Daño cerebral debido a enfermedades o traumatismos, Incapacidades físicas

debidos a enfermedades degenerativas o a accidentes, Problemas de dolor agudo o crónico debido a diversas

condiciones (secuelas de accidentes, cáncer, etc.). Personas con enfermedades terminales.

A personas que no tienen problemas de salud pero que les permite emplear la música para: Reducir el estrés a través de

hacer y escuchar música, como apoyo en el proceso del parto en las mujeres. Aumentar la creatividad y la capacidad de

resolver problemas, Para disminuir la ansiedad Para mejorar la autoestima Para manejar el estrés

Ejemplo de una lista con ejemplos de obras clásicas y su virtud para según sea el objetivo:

Hipertensión:

Las cuatro estaciones de Vivaldi

Serenata nº 13 en Sol Mayor de Mozart

Depresión:

Concierto para piano nº 5 de Rachmaninov


Música acuática de Haendel

Concierto para violín de Beethoven

Sinfonía nº 8 de Dvorak

Ansiedad:

Concierto de Aranjuez de Rodrigo

Las cuatro estaciones de Vivaldi

La sinfonía Linz, k425 de Mozart

DESARROLLO TACTIL-NEURONAL-CULTURAL

El sentido del tacto en el ser humano se considera uno de los cinco sentidos, se halla principalmente en la piel, en la cual

se encuentran diferentes clases de receptores nerviosos que se encargan de transformar los distintos tipos de estímulos

del exterior en información susceptible para ser interpretada por el cerebro. La piel se divide en tres capas: epidermis,

que es la capa superficial, la dermis y la hipodermis que es la capa más profunda. La epidermis está constituida por

tejido epitelial y en su estrato basal o germinativo encontramos la denominada melanina, que es el pigmento que da

color a la piel, y la dermis por tejido conjuntivo. En esta capa encontramos los anejos cutáneos que son las glándulas

sebáceas, las glándulas sudoríparas, el pelo y las uñas y la hipodermis formada por tejido conjuntivo adiposo. Debemos

tener en cuenta que aunque principalmente el sentido del tacto se encuentra en la piel, también lo encontramos en las

terminaciones nerviosas internas del organismo, pudiendo percibir los altos cambios de temperatura o el dolor. Por lo

que es el más importante de los cinco sentidos permitiéndonos percibir los riesgos para nuestra salud tanto internos

como externos. La parte que gobierna el tacto en el cerebro es el lóbulo parietal.

«Cuando nos describimos como seres sensibles, lo que queremos decir es que somos conscientes. El significado más

literal y amplio es que tenemos percepción sensorial.» Los pliegestactilares sirven para detectar el calor frío dolor o

cualquier otro sentimiento. «Para entender, tenemos que usar la cabeza, es decir, la mente. En general, se piensa en la

mente como algo localizado en la cabeza, pero los hallazgos en psicología sugieren que la mente no reside

necesariamente en el cerebro sino que viaja por todo el cuerpo en caravanas de hormonas y enzimas, ocupada en dar

sentido a esas complejas maravillas que catalogamos como tacto, gusto, olfato, oído y visión.»

El tacto pertenece al sistema sensorial cuya influencia es difícil de aislar o eliminar. Un ser humano puede vivir a pesar

de ser ciego, sordo y carecer de los sentidos del gusto y el olfato, pero le es imposible sobrevivir sin las funciones que

desempeña la piel. El tacto afecta a todo el organismo, así como a la cultura en medio de la cual éste vive y a los

individuos con los que se pone en contacto. En muchos aspectos, el tacto es difícil de investigar. Todos los demás

sentidos tienen un órgano clave que puede ser estudiado; para el tacto, ese órgano es la piel, y se extiende por todo el

cuerpo.

La piel tiene realmente tres tipos de sensaciones: Presión, temperatura y dolor.

La presión. Hay tres tipos diferentes de receptores de presión: tacto ligero, presión y vibración. La temperatura parece

tener una influencia directa del calor o frío que abre ciertos canales iónicos. Hemos encontrado tres de ellos: uno para el

frío, otro para el calor, y otro para el calor extremo.

¿Sabes cómo funciona tu cerebro?


¿Cómo obtienes conocimientos?, ¿Qué pasa cuando te emocionas o sientes temor?

¿Cómo se relacionan lo lóbulos cerebrales con el sistema límbico, qué es, dónde radica la vida afectiva del ser humano?,

y ¿Qué relaciones existen entre memoria y estado anímico?

Recomendaciones

• De a su niño a reconocer todo tipo de herramientas, no juguetes.

ALGUNOS EJERCICIOS:

RUEDA DE LAS TEXTURAS

Material: muestras de materiales con distintas texturas.

Objetivos: conocer las diferentes texturas que podemos percibir por medio del tacto, favorecer el aprendizaje por medio

del juego, estimular la creatividad de los niños/ as.

Desarrollo: nos colocaremos en círculo e iremos hablando de las distintas texturas. Para ello, se irán pasando los

materiales y de este modo, se irá investigando acerca de su naturaleza: liso/ áspero; blando/ duro; rugoso/ suave.

MANUALIDAD: PASTA DE SAL

Material: Sal fina, harina, agua, cola blanca, témpera de colores, bols, bolsas de plástico.

Objetivos: favorecer la creatividad del niño/ a; estimular el sentido del tacto por medio de la actividad plástica; fomentar

la imaginación; favorecer el trabajo en equipo.Desarrollo: Mezclamos dos partes de sal con una de harina y una de agua.

Se mezcla muy bien y se amasa. Después se le añade una cucharadita de cola blanca para que no se agriete al secar y

otra de témpera para colorear la pasta (el color se aplicará de forma aleatoria por mesa). Se sigue amasando hasta que

quede como si fuese plastilina. Se moldean o modelan las figuras y se deja secar sobre plástico.

Observaciones: hacer pequeños recipientes de colores variados para que no sean figuras monocolor. También se pueden

hacer las figuritas en blanco, y posteriormente pintarlas con témperas.

ABRACADABRA… ¿QUÉ ES LO QUE PASA?

Material: ceras colores, cartulina blanca, témpera negra, pinceles, cuerda, pinzas ropa, elementos de texturas diferentes

(algodón, lija, plástico, cartón).Objetivos: descubrir el efecto de las distintas texturas sobre nuestro dibujo. Desarrollo: a

partir de un dibujo coloreado con ceras y témpera negra, ¿qué pasa si frotamos con cada una de las 4 texturas?

LA BOLSA/ CAJA MISTERIOSA

Material: funda de almohada/ caja con agujero; diversos objetos Objetivos: estimular el sentido del tacto, reconocer

objetos cotidianos, discriminar las distintas texturas y formas, favorecer la imaginación mediante el juego. Desarrollo: les


enseñamos a los niños/ as la bolsa de “artículos misteriosos.” Dentro de una funda de almohada meteremos diversos

objetos y pediremos al niño/ a que meta la mano en la bolsa, sin mirar, y tome un artículo (sin sacarlo de la bolsa). Le

preguntaremos si está liso o rugoso, duro o blando, etc. Así como si puede identificarlo sólo con tocarlo.

HUELLA DACTILAR

Material: tinta, cartulina mini, lupas. Objetivos: conocer las huellas dactilares, asociar huella a tacto. Desarrollo:

mediante la tintura de uno de los dedos de los niños/ as, descubriremos cómo las huellas dactilares nos ayudan a

distinguir la textura de los objetos. Tras ello, usaremos varias lupas por mesa para identificar la huella dactilar.

CUENTAS

Hacer collares y brazaletes con cuentas es una actividad artesanal divertida y una buena manera de fortalecer la

coordinación mano-ojo. Necesitarás un poco de cuerda y una variedad de cuentas para este ejercicio; también se

pueden usar agujetas porque los extremos están ajustados. Haz que tu hijo haga los collares y brazaletes sosteniendo un

extremo de la cuerda o agujeta mientras desliza las cuentas sobre ella. Los más pequeños podrían necesitar un poco de

ayuda y orientación para completar esta tarea.

DACTILOPINTURA

Material de preparación casera, de consistencia espesa se lo puede combinar con temperas, y se trabaja directamente

con las manos. Permite el desarrollo de la coordinación viso-motora ojo-mano.

Materiales necesarios para elaborar la dáctilo pintura:

INGREDIENTES:

2 Cucharadas de sal

2 tazas de harina

3 tazas de agua fría

2 tazas de agua caliente, color vegetal, anilinas recipientes.

PREPARACIÓN

En un recipiente colocamos sal, harina, agua fría, mezclamos hasta obtener una masa cremosa y luego se agrega agua

caliente y se cocina esta mezcla durante 3 minutos, dejamos enfriar y envasamos en un recipiente de vidrio cada color.

PINTURA LIBRE

Objetivos:

1 Lograr una progresiva habilidad, agilidad y coordinación óculo-manual.

1 Ejercitar la motricidad fina.

1 Conocer la técnica de la dáctilo pintura.

1 Manipular la pintura en forma libre.


Actividad:

1 Colocar la pintura sobre una hoja.

1 Esparcir libremente con las manos.

1 Combinar distintos colores.

1 Dejar secar los trabajos.

Recursos:

1 Pintura

1 Hojas

1 Recipientes 22

PINTURA CON LAS MANOS

Objetivos:

1 Desarrollar una progresiva coordinación óculomanual.

1 Ejercitar la motricidad fina.

1 Observar sus manos.

1 Describir las características.

Actividades:

1 Mirar sus manos, líneas, pliegues y cicatrices lunares.

1 Comentar en voz alta.

1 Observar las uñas.

1 Realizar movimientos libres de los dedos.

1 Pintar las manos e impregnar las huellas en una hoja.

Recursos:

1 Pintura

1 Hojas

1 Recipiente


PINTURA CON LOS PIES

Objetivos:

1 Ejercitar la motricidad fina.

1 Observar sus pies.

1 Describir las características.

1 Desarrollar la espontaneidad.

Actividades:

1 Mirar sus pies, líneas, pliegues y lunares.

1 Comentar en voz alta.

1 Observar los dedos y las uñas.

1 Realizar movimientos libres de los dedos.

1 Pintar los pies e impregnar las huellas en una hoja.

Recursos:

1 Pintura

1 Hojas

1 Recipientes

Diferencia de la textura de los objetos –

Conceptos duales básicos:

1.- Rugoso/liso.

2.- Húmedo/seco.

3.- Áspero/fino.

Diferenciación de objetos en función de las características de su superficie.

- Reconocimiento de la característica táctil de un objeto con los ojos cerrados.

- Agrupación de objetos en función de sus características táctiles.

- Evocación de la característica táctil de un objeto.

- Enumeración de objetos que tienen una misma característica táctil-

Descripción de sensaciones táctiles opuestas cuando se reciben.


Reconocimiento de las formas básicas mediante el sentido del tacto

MANIPULACIÓN DE OBJETOS

Manipulación libre de objetos que presentan distintas características táctiles: duros y blandos, fríos y calientes, rugosos

y suaves, húmedos y secos…

2.- Realización de juegos primero con formas básicas construidas en papel o cartulina lisa y posteriormente con las

mismas formas realizadas en papel de lija.

3.- Realización del ejercicio 2 pero utilizando objetos secos y posteriormente húmedos.

4.- Realización del ejercicio 2 pero utilizando objetos fríos y calientes

RECONOCIMIENTO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS TÁCTILES

Las actividades que se indican a continuación deberían realizarse para cada uno de los pares de conceptos básicos

indicados en los contenidos y en el modelo didáctico.

1.- Diferenciación de dos objetos en función de sus características táctiles.

2.- Agrupación de objetos en función de sus características táctiles.

3.- Reconocimiento de las características táctiles que tienen varios objetos.

4.- Comparación de dos o más objetos que participan de la misma característica táctil, asociando cada objeto a una

intensidad de la característica: duro, muy duro, durísimo.

DISCRIMINACIÓN Y CONSTANCIA TÁCTIL.

Localización (manipulativa) del objeto que presenta una determinada característica táctil que el profesor ha indicado

con anterioridad.

2.- Reconocimiento dentro de una serie del objeto que no presenta la característica táctil que define a la serie (por

ejemplo: en una serie de objetos húmedos localizar alguno que esté seco).

3.- Confección de listas de objetos que presentan una misma característica táctil.

4.- Terminación de frases que hacen referencia a la característica táctil de un objeto (por ejemplo: la esponja es…).

5.- Formación de analogías respecto a las características táctiles de los objetos.

RECONOCIMIENTO TÁCTIL DE OBJETOS COMUNES

1.- Manipulación libre de los objetos, apoyando verbalmente las características táctiles de los mismos.


2.- Localización de un objeto (está situado dentro de una bolsa con otros objetos) igual a un modelo que podemos

observar visualmente.

3.- Reconocimiento de un objeto palpándolo, sin que en ningún momento pueda observarse.

4.- Identificación de las distintas partes y detalles del propio cuerpo con los ojos cerrados.

RECONOCIMIENTO TÁCTIL DE OBJETOS NO COMUNES

Manipulación libre de las formas que se van a trabajar.

Observación visual y manipulación de las distintas formas a trabajar, comentando las características que poseen.

Reseguido con el dedo del perfil de las formas. Se pueden realizar comentarios al mismo tiempo que el

reseguido: si el camino es recto o curvo, etc.

Dibujo de las formas mientras la otra mano resigue el perfil de la forma que se dibuja.

Reconocimiento de las formas al tacto.

Proporcionar al niño objetos y juguetes con texturas diferentes.

En un recipiente con arena buscar objetos escondidos.

Colocar pinzas en un cordel.

Sacar objetos de una caja con huecos.

Con una cuchara llevar azúcar de un recipiente a otro.

Abrir recipientes.

Hacer collares de perlas y con pastas.

Botones de diferentes tamaños para abrochar y desabrochar.

Hacer guirnaldas.

Realizar punteado.

Rasgado de papel con los dedos.

Hacer plegados.

Hacer trenza con lana.

Hilar collares; lijar; estampar; modelar con plastilina, masa, crema, arena, barro;

Rellenar figuras con diferentes materiales.

Hacer ejercicios de manos y dedos: golpeando la mesa, jugando a los títeres con manos y dedos.

Pintar con los dedos utilizando témpera, agua, barro.


Pintar con los dedos, con, lápices de cera, témpera, barro; recortar con tijeras; hacer movimientos de pinza con

sus dedos índice y pulgar.

Trasladar objetos pequeños como: lentejas, garbanzos, semillas, alpiste, etc. de un plato a otro, sólo usando los

dedos índice y pulgar.

Envolver objetos pequeños en papel; enroscar tapas de distintos envases.

Hacer chorizos de plastilina y cortarlos con la tijera; cortar siguiendo una línea recta, luego oblicua o inclinada;

picar con el punzón sobre la línea.

Tocar, apretar, sacudir, golpear, pellizcar, agitar, agarrar y soltar, palmear, frotar palmas y objetos de diferentes

texturas y tamaños.

Palmas y dedos unidos: diferentes combinaciones de movimientos. (Enlazar, separar y unir dedos, separar

palma, separar palma y dedos manteniendo yemas unidas, acariciarse)Teclear.

Escalar con los dedos; puño cerrado: liberar dedo a dedo: “contar”; decir que sí y que no con los dedos y las

manos; Subir una escalera imaginaria por la pared con los dedos.

Apretar pelotas pequeñas, pasarlas de una mano a otra; Las manos se abrazan, se esconden, se saludan, se

aprietan.

Arrugar papel y formar pelotas.

Girar las manos, primero con los puños cerrados, después con los dedos extendidos.

Enredar un lazo en un palo de madera; formar torres con bloques;

JUEGOS DE MANOS Y DEDOS

Mover las dos manos simultáneamente en varias direcciones (hacia arriba, hacia abajo, movimiento circular…)

Imitar con las manos movimientos de animales (león moviendo las garras, pájaro volando…) o de objetos (aspas del

molino, hélices de helicóptero.

Abrir una mano mientras se cierra la otra, primero despacio, luego más rápido.

Abrir y cerrar los dedos de la mano, primero simultáneamente, luego alternándolas. Ir aumentando la velocidad.

Juntar y separar los dedos, primero libremente, luego siguiendo órdenes.

Tocar cada dedo con el pulgar de la mano correspondiente, aumentando la velocidad.

INFORMACIÓN TEÓRICO-CONCEPTUAL

EL CEREBRO HUMANO LO AFECTIVO Y LO RACIONAL: La corteza cerebral es una lámina gris, formada por cuerpos de

neuronas, que cubre los hemisferios cerebrales y cuyo grosor varía de 1,25 mm está implicada en varias funciones del


cuerpo, incluyendo: La determinación de la Inteligencia, la determinación de la personalidad, función Motora,

planificación y organización y sensación táctil

EL ANÁLISIS DE LA CÉLULA NERVIOSA: la neurona: tenemos 10,000 millones de neuronas y 10,000 tipos diferentes. A

través de la sinapsis, estructura que permite la comunicación de una neurona con otra.

EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL:

El ENCEFALO es la parte del sistema nervioso alojada dentro de la cavidad craneal y suele dividirse en 3 regiones: el

cerebro posterior, el cerebro medio y el cerebro anterior.

TELENCEFALOpermite a los seres humanos almacenar informaciones, relacionarlas, procesarlas y entenderlas.

El DIENCÉFALO es una estructura situada en la parte interna central de los hemisferios cerebrales. Se encuentra entre los

hemisferios y el tronco del encéfalo, y a través de él pasan la mayoría de fibras que se dirigen hacia la corteza cerebral

TALLO CEREBRAL. Se asocia a actividades motoras, Contribuye al control de los movimientos voluntarios, Regula y

coordina la contracción de los músculos, Controla los impulsos, Ayuda a predecir las posiciones futuras de las

extremidades.

Es esencial para el mantenimiento de la postura y el equilibrio

EL HEMISFERIO CEREBRAL IZQUIERDO controla el lenguaje, el pensamiento lógico y la escritura. En él se encuentra el

centro del habla, del pensamiento que nos permite analizar lo que sucede y del control de la mano derecha. También

controla la capacidad para las matemáticas y la sensibilidad.

El hemisferio cerebral derecho controla el pensamiento creativo, controla la mano izquierda, la fantasía, el talento

musical y todas las actividades artísticas que podemos desarrollar.

EL ÁREA CORTICAL apoya los movimientos voluntarios, la percepción, función cognitiva y en general la memoria,

lenguaje y actividad consciente. Las subcorticales lo sensorial, asociativo y motor. Los sensoriales se relacionan con la

sensibilidad. Los lóbulos frontales, occipitales, temporal y parietal, se relaciona con lo asociativo, la memoria, lenguaje,

personalidad, cognición y emoción

EL ÁREA MOTORA de la corteza interviene con el movimiento del músculo, desarrollo de la sensación a través del

desarrollo de los sentidos

SISTEMA LÍMBICO es un complejo conjunto de estructuras que se hallan por encima y alrededor del tálamo, y justo bajo

la corteza. Incluye el hipotálamo, el hipocampo, la amígdala, y muchas otras áreas cercanas. Parece ser el principal

responsable de nuestra vida emocional, y tiene mucho que ver con la formación de memorias.

EL HIPOTÁLAMO es responsable de la regulación de tu hambre, sed, respuesta al dolor, niveles de placer, satisfacción

sexual, ira y comportamiento agresivo, y más. También regula el funcionamiento de los sistemas nerviosos simpático y

parasimpático, lo cual significa que regula cosas como el pulso, la presión sanguínea, la respiración, y la activación

fisiológica en respuesta a circunstancias emocionales.

FUNCIÓN DE LA ESTRUCTURA LÍMBICO y el hipotálamo en la conducta provoca la estimulación, la sed, el impulso sexual,

la actividad, vigila y excita somnolencia.


Sensación de furia y castigo. Placer-dolor. Satisfacción-castigo. Es importante señalar la significación que tiene la sanción

en el proceso de aprendizaje. Debemos tener presente la diferencia entre aprendizaje humano y animal. El hipocampo

tiene la función importante en la memoria y aprendizaje.

LA AMÍGDALA opera semiconsciente y se proyecta en el sistema límbico; el estado actual de la persona en relación con

el medio exterior y sus pensamientos, norma conducta acorde a la ocasión.

BENEFICIOS DE LA ALIMENTACIÓN SANA

Sabemos que los alimentos que tomamos afectan a nuestro cuerpo, pero podrían influir todavía más en el

funcionamiento de nuestro cerebro. Así, el humor, la motivación y el rendimiento mental dependen en gran medida de

la dieta.

El cerebro es un órgano extremadamente activo desde el punto de vista metabólico, hambriento y, a la vez, delicado. Y,

según las investigaciones, cada día es más evidente que los alimentos adecuados (o las sustancias neuroquímicas

naturales que estos contienen) pueden mejorar las habilidades mentales: mejorar la concentración y las habilidades

motoras y sensoriales, mantener a una persona motivada, aumentar considerablemente la memoria, acelerar los

tiempos de reacción, calmar el estrés y, quizá, incluso evitar el envejecimiento cerebral.

Beneficio de escuchar música

Las investigaciones que se han referido al efecto de la música sobre el cerebro infantil, han coincidido en que ésta

provoca una activación de la corteza cerebral, específicamente las zonas frontal y occipital, implicadas en el

procesamiento espaciotemporal.

Asimismo al evaluar los efectos de la música a través de registros de electroencefalogramas, se ha encontrado que la

música origina una actividad eléctrica cerebral tipo alfa. Todo lo anterior se traduce en lo siguiente: la música (sobre

todo la música clásica, de Mozart) provoca:

Aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños.

Mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejos.

Es una manera de expresarse.

Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras y fortalece el aprendizaje.

Brinda la oportunidad para que los niños interactúen entre sí y con los adultos.

Estimula la creatividad y la imaginación infantil.

Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular.

Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto.

Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.

Para concluir sólo resto decir que la música representa un papel importante en el proceso enseñanza aprendizaje de los

alumnos (sobre todo los de educación inicial), por lo tanto, los maestros, las instituciones educativas, los padres y el

personal de salud, deben conocer los alcances y beneficios que se derivan del empleo de la música como parte

importante de la educación integral del menor


BENEFICIOS DEL EJERCICIO FÍSICO

El hacer ejercicio puede volvernos más inteligentes. Así es, una vez más la ciencia ha demostrado, sin lugar a dudas, que

la actividad física puede influenciar positivamente a nuestro cerebro, ya que el ejercicio desencadena la liberación de

sustancias químicas en el cerebro que regeneran, reparan, e incluso en cierta medida, mejoran el rendimiento mental.

Una de estas sustancias químicas son las endorfinas que se liberan por la glándula pituitaria en respuesta al estrés o al

dolor.

No sólo nos ayuda a mantenernos en forma, sino que también protege a nuestro cerebro de la degeneración adicional.

Todos los días perdemos miles de neuronas y las personas que sufren enfermedades degenerativas del cerebro como el

Alzheimer o la demencia, pierden una cantidad mayor.

Otro beneficio de realizar actividad física es que estimula las conexiones entre neuronas y favorece su desarrollo.

Otro beneficio de realizar actividad física es que estimula las conexiones entre neuronas y favorece su desarrollo.

También ayuda al aumento de la circulación de oxígeno a través de la sangre. Un cerebro privado de oxígeno da como

resultado la disminución de la actividad física, ya que manda una señal al cuerpo diciéndole que necesita descansar o

dormir.

12. Paulo Freire: una lectura del mundo

Suplemento Digital de la revista La Educación en nuestras manos N° 18; abril de 2005

“Ivo vio la uva”, enseñaban los manuales de alfabetización. Pero el profesor Paulo Freire, al proponer alfabetizar

concientizando hizo que adultos y niños en Brasil, en Guinea Bissau, en la India y en Nicaragua, descubrieran que Ivo no

vio sólo con sus ojos. Vio también con la mente y se preguntó si "uva" es naturaleza o cultura.

Ver Indice del Suplemento Digital N° 18

Por Frei Betto, Brasil.

“Ivo vio la uva”, enseñaban los manuales de alfabetización. Pero el profesor Paulo Freire, con sus métodos de alfabetizar

concientizando, hizo que adultos y niños en Brasil, en Guinea Bissau, en la India y en Nicaragua, descubriera que Ivo no

vio sólo con sus ojos. Vio también con la mente y se preguntó si uva es naturaleza o cultura.

Ivo vio que la fruta no resulta del trabajo humanos. Es Creación, es naturaleza. Paulo Freire enseñó a Ivo que sembrar

uva es acción humana en la y sobre la naturaleza. Es la mano, multiherramienta, despertando las potencialidades del

fruto. Así como el propio ser humano fue sembrado por la naturaleza en años y años de evolución del Cosmos. Recoger

la uva, triturarla, y transformarla en vino es cultura, señaló Paulo Freire. El trabajo humaniza a la naturaleza, y al

realizarlo, el hombre y la mujer se humanizan. Trabajo que instaura el nudo de relaciones, la vida social. Gracias al

profesor, que inició su pedagogía revolucionaria con trabajadores del Sesi de Pernambuco, Ivo sabe también que la uva

es recogida por jornaleros que ganan poco, y comercializada por intermediarios que ganan mejor. Ivo aprendió con

Paulo, que aún sin saber leer, él no es una persona ignorante. Antes de aprender las letras, Ivo sabía construir una casa,

ladrillo a ladrillo. El médico, el abogado o el dentista, con todo su estudio, no era capaz de construir como Ivo. Paulo

Freire enseñó a Ivo, que no existe nadie más culto que otro, existen culturas paralelas, distintas, que se complementan

en la vida social.


Ivo vio la uva, y Paulo Freire le mostró los racimos, la parra, la plantación entera. Enseñó a Ivo que la lectura de un texto

es tanto mejor comprendida cuanto más se inserta el texto en el contexto del autor y del lector. Es de esa relación

dialógica entre texto y contexto, que Ivo extrae el pretexto para actuar. En el inicio y en el fin del aprendizaje, es la

praxis de Ivo lo que importa. Praxis-teoría-praxis, en un proceso inductivo que vuelve al educando sujeto histórico.

Ivo vio la uva y no vio al ave que, desde arriba, observa a la parra y no ve a la uva. Lo que Ivo ve es diferente de lo que ve

el ave. Así Paulo Freire enseñó a Ivo un principio fundamental de epistemología: la cabeza piensa donde los pies pisan. El

mundo desigual puede ser leído por la óptica del opresor, o por la óptica del oprimido. Resulta una lectura tan diferente

una de la otra como entre la visión de Ptolomeo, al observar el sistema solar con los pies en la Tierra, y la de Copérnico,

al imaginarse con los pies en el Sol.

Ahora Ivo ve la uva, la parra, y todas las relaciones sociales que hacen del fruto fiesta en el cálice del vino, pero ya no ve

a Paulo Freire, que se sumergió en el Amor en la mañana del 2 de mayo de 1997. Nos deja una obra inestimable, y un

testimonio admirable de competencia y de coherencia.

Paulo debería, en la fecha en que transvivenció, estar en Cuba, donde recibiría el título de Doctor Honoris Causa de la

Universidad de La Habana. Al sentir dolorido su corazón que tanto amó, me pidió que yo fuese a representarlo. Con el

pasaje marcado para Israel, no me fue posible atenderlo. Con todo, antes de embarcar, fui a rezar con Nita, su mujer y

los hijos, en torno de su semblante tranquilo. Paulo estaba de cara a Dios.

13. Práctica de la pedagogía crítica

E) Evaluación

1. EPISTEMOLOGÍADELAEVALUACIÓN CUALITATIVA

Enrique Pérez Luna. Universidad de Oriente – Venezuela.

RESUMEN El proceso de Evaluación Cualitativa se interesa por expresar la calidad de la participación de docentes y

alumnos en las rupturas con el mundo de la pseudoconcreción.

Esta visión trasciende los universos simbólicos que, como “modelos teóricos”, dan sentido particular a cada expresión

paradigmática escolar. La Evaluación Cualitativa descubre las “arbitrariedades culturales” y, basándose en la enseñanza

impulsa conocimientos significativos de la realidad. Palabras Claves: Evaluación Cualitativa, Epistemología, Universo

Simbólico, Arbitrariedad Cultural, Paradigma Escolar.

El proceso tradicional de evaluación está vinculado al papel que cumple en el marco de la cultura escolar positivista. Esta

cultura representa un sistema simbólico que se reproduce a través de las agencias de socialización y responde a las

directrices del orden social. Desde esta visión, la evaluación se convierte en un instrumento esencial de los mecanismos

de legislación de un proyecto de sociedad. La evaluación tradicional legitima un consenso que no se explicita a través de

una discusión libre, del pleno ejercicio de la democracia en la escuela y menos por la adopción de posiciones críticas;

todo lo contrario, representa una manifestación del plano normativo constituído como manifestación del eje saberpoder.

Esta situación es asumida por la cultura académica, provista de mecanismos de violencia simbólica para escindir

el pensamiento crítico y por tanto, la cultura vivida. Esta racionalidad es explicativa del despliegue de formas de

obediencia intitucionalizadas, las cuales atrapan al docente, a los alumnos, al currículum y a todas las instancias del


proceso educativo hasta llevarlo al plano de la rutina escolar. Es por esto que para Serrano Gómez: La legitimidad

presupone que los individuos asumen las normas que constituyen un orden social como obligatorias o como modelos, es

decir, como séparation du monde de la pseudoconcrétion. Cette vision transpose les univèrses symboliques qui comme

«modeles théoriques» donnent sense particulier à chaque expression paradigmatique éscholaire. L´Evaluation

Qualitative démontre les «arbitraritées culturelles et, basé en l´enseignement, aide la création de la connaissance

significative de la réalité. Mots Clef: Evaluation Qualitative, Epistemologie, Univèrse Symbolique, Arbitrariétée Culturelle,

Paradigm Escholaire. 9 algo que “debe ser”.

Entendida de esta manera, la legitimidad es un requisito indispensable para lograr la estabilidad de un orden, así como

también para mantener restringido el uso de medidas coercitivas. (Serrano Gómez.1994:12). Para este autor, predomina

el sentido político de la “legitimidad” como concepto, por esto no es verdad que se restrinja el uso de medidas

coercitivas, sino que la legitimación ocurre primero a nivel del universo simbólico haciendo consensual, a través de la

evaluación, todo lo referido a los significados de las valoraciones conceptuales. Esta manera de aplicar medidas

coercitivas opaca la búsqueda de un pensamiento crítico y por tanto, al proceso de concientización. Estas “normas

obligatorias” transformadas en “deber ser” de la escuela, hace de lo constituído la negación de lo histórico que significa

el debate creador frente a una realidad en constitución. Así, el proceso de evaluación se condiciona como proceso de

legitimación, ya que permite y hace posible que se considere correcto aquello que la cultura política define como “justo

y razonable”. Al tratar de definir al proceso de evaluación, el problema se traslada al plano ontológico, pues la

evaluación no puede seguir siendo legitimación de pautas culturales que pasan a integrar el despliegue de la hegemonía.

La evaluación debe pensarse desde una visión cualitativa que represente una búsqueda, no en el mundo de la exactitud,

sino en el mundo de la intimidad que se explicitará en la escuela como visión del mundo de la libertad.

Mientras que para la evaluación tradicional, de competencias performativas, se trata de medir hasta que punto los

instrumentos revelan la reproducción simbólica de las pautas culturales contenidas en los programas, la Evaluación

Cualitativa, a decir de Demo, P. (1988) se interesa por expresar la calidad de la participación. En este sentido, el sujeto se

evalúa a sí mismo, se busca desde su propia interioridad, de lo que significa Ser humano y de lo que representa la

relación hombre-realidad. Por esto: “... cuando decimos de algo que es ontológico, hacemos referencia a nuestra

interpretación de las dimensiones constituyentes que todos compartimos en tanto seres humanos y que nos confieren

una particular forma de ser” (Echeverría. 1997: 28). Es por esto que nada puede ser asumido como dado porque lo

establezca cierta forma discursiva, lo importante es romper con las situaciones de hecho y regresar a su plano de

constitución, ya que así el alumno expresa la relación que existe entre lo ontológico y lo gnoseológico.

El mismo autor señala que el lenguaje se reifica; este punto de vista también es válido para formas discursivas que de

por sí parecieran tener el poder de ser verdades, por lo que, la única reflexión posible sobre éstos es la necesidad de

reproducirlos.

La Evaluación Cualitativa en esencia es autoevaluación, y por tanto, un problema de conciencia crítica y autocrítica que

trasciende al universo simbólico establecido, que se erige como realidad. De esta manera, lo que cuenta son las

interrelaciones sociales cuyo análisis rompe con la funcionalización de la razón.

La Evaluación Cualitativa no es simplemente la verificación de un conocimiento; más importante aún, es el acercamiento

al conocer verdadero que se define en el proceso de enseñar y aprender. El conocer y las posibilidades del enseñar

configuran la búsqueda de un aprendizaje significativo basado en el proceso de la investigación como forma de romper

con el mundo aparencial. Así, la Evaluación Cualitativa representa investigar la realidad para que sea encuentro con las

bases fundantes del objeto que se estudia. Para Young, R., lo importante es lo señalado por Habermas sobre una

ontología humana del razonamiento, por lo que plantea que: No hay lugar ontológico abstracto en que las razones o

razonamientos puedan existir independientemente de los fines y de las relaciones humanas. Las razones no son algo que

los hombres, simplemente, “tengan”, sino que las proponen. Y lo que es más, las proponen en cierto contexto de


resolución de problemas intelectual o práctica. (Young.1993: 50). Esta disposición intelectual que puede permitir las

posibilidades de una ontología revolucionaria, es argumento que determina las bases fundantes de una pedagogía de la

resistencia cuyas razones y razonamientos se dirigen a los fines de búsqueda de relaciones humanas emancipatorias.

Esta propuesta se realiza en un contexto social-cultural donde la educación persigue como propósito que el alumno

comprenda la realidad para que pueda pasar de la aprehensión a la explicación. Este pase cualitativo es lo que se

denomina aprendizaje significativo, el cual basa su importancia no solamente porque constituye un argumento sobre la

realidad, sino porque despierta el interés por la constitución del conocimiento. Importa que prevalezca lo histórico, es

decir, el movimiento cualitativo que enriquece a la epistemología en su búsqueda del desarrollo y validez del

conocimiento.

Desde esta posición reflexiva, una pedagogía autogestionaria, que defina un proceso de evaluación desde el debate

epistemológico, puede ser respuesta al nivel de legitimación representado por universos simbólicos que responden a

modelos reproductores de la sociedad de clases. Para Torres, J., los universos simbólicos:

Son modelos teóricos que integran zonas de significado diferentes y abarcan todos los procesos que se desenvuelven en

cada una de las instituciones existentes en una sociedad. De esta forma, la sociedad entera adquiere sentido. Los

procesos simbólicos son procesos de significación que se refieren a realidades que trascienden las de la experiencia

cotidiana; nos permiten ordenar la historia y ubicar todos los acontecimientos colectivos dentro de una unidad

coherente que incluye el pasado, el presente y el futuro. (Torres.1986: 23).

Como modelos teóricos no pueden suprimir a la propia realidad, se refieren a cada proceso de las instituciones sociales,

y dan sentido a un determinado proyecto políticocultural. Sus niveles de significación pueden ser trastocados desde la

cultura pública para trascender la experiencia cotidiana y constituir mecanismos que activen a la memoria colectiva

abriendo paso a la conciencia crítica. Es por esto que la relación realidad-pensamiento siempre podrá expresarse a

través de universos simbólicos reproductores o transformadores de la realidad, dependiendo de los niveles de

compromiso del ser social. La Evaluación Cualitativa puede ser fuente de rescate de una lectura crítica del pasado, de

una interpretación coherente del presente, para que los niveles prospectivos se enrumben hacia un proyecto político

emancipatorio.

La racionalidad instrumental es una estrategia cultural que da forma y contenido a universos simbólicos pensados para

la escuela y la escolaridad desde determinada concepción del mundo. En este caso, cada instancia de lo real-escolar

queda pensada en un nivel de significaciones que sólo se explica en una determinada cultura académica.

En esta realidad, la evaluación responde a las configuraciones de la cultura escolar. Es por esto que evaluar puede ser

medir o puede ser cualificar las argumentaciones histórico-sociales de alumnos y docentes. Este esquema, en la escuela

tradicional, permite desplegar un conocimiento que muchas veces niega la relación ciencia-vida, y el acto académico se

transforma en imposición cuyo fin es reproducir el orden social.

Para Bourdieu y Passeron (1977), la imposición cultural forma parte de un proceso de violencia que se legitima a través

de una acción pedagógica. Estos autores establecen la relación entre la “violencia legitima” y la “arbitrariedad cultural”

porque el proceso educativo, al desplegar su acción pedagógica, lo que desplaza son los designios del poder que tiene

una definida manera de pensar la realidad y de concebir el papel de la escuela. Este proceso de violencia simbólica

legitimada, hace que el acto de evaluación se corresponda con la necesidad de que se internalicen las arbitrariedades

culturales en forma de objetivos y contenidos. Así, para Antúnez y Aranguren : En esa visión, ha prevalecido la propuesta

de aceptar como objeto de conocimiento de la Evaluación la práctica instrumental que pretende asegurar la

“objetividad” de sus propósitos; escenario empírico que privilegia la presencia del “como”, del “hacer”, subestimando la

importancia de un sistema conceptual como existencia previa y referente legitimador del estatuto epistemológico que

otorga condición científica a la teoría y a la práctica didáctica. (Antúnez y Aranguren. 1998: 105). Los autores plantean


que una tarea importante es rescatar el carácter epistemológico de la Evaluación, de esta manera se debe orientar la

discusión sobre esta temática más allá de los razonamientos de la práctica instrumental. La Evaluación Cualitativa debe

ser contextualizada en la búsqueda de un sistema conceptual que se corresponda con un estatuto teórico que supere el

“como” y el “hacer por el hacer”. La Evaluación Cualitativa, desde una visión epistemológica, debe constituirse dentro de

un paradigma de investigación que se oriente en una teoría y una práctica para reflexionar una posición ontológica. Se

trata del regreso al estudio de la naturaleza del objeto o del tipo de realidad para evitar la comunicación de

“arbitrariedades académicas”, es decir, la enseñanza perseguirá la formación de un hombre que rescate su

autoconciencia en el conocimiento de sus propias realidades.

La Evaluación Cualitativa forma parte de una totalidad, con ésta se piensa la realidad de la educación, integrando e

integrándose a un complejo proceso donde la enseñanza se revitalice como debate abierto y democrático. La enseñanza

será encuentro para la investigación de lo real, y discusión de elaboraciones teórico-prácticas que permitan a alumnos,

docentes y comunidad intervenir la realidad. Aquí tiene sentido un proceso de Evaluación Cualitativa que respete las

elaboraciones del colectivo educativo, y que sea capaz de impulsar, a través de sus juicios históricos, la actividad

transformadora del sujeto en su contexto social-cultural. La Evaluación Cualitativa debe considerar a la enseñanza desde

una visión de saberes no previamente establecidos, pues tampoco se trata de mostrar que éstos, ya “objetivamente”, se

corresponden con exactitudes cognoscitivas, sino que sólo se enriquecen en el desarrollo del debate creador. La

enseñanza no es tan sólo una acción de comunicar, representa una acción-debate que orienta al sujeto hacia el

propósito de encontrarse con las posibilidades del ser autónomo y fundamentar una argumentación sobre la realidad.

La enseñanza, y con ésta la evaluación, tiene en la creatividad la expresión más importante que determina un

conocimiento altamente cualitativo sobre el alumno. La enseñanza es el escenario donde se desplaza la evaluación,

convirtiéndola en proceso histórico que no sincroniza el juicio sobre los avances de los alumnos, sino que lo despliega

antes, en y después del debate creador. La enseñanza habrá de convertirse en la necesidad de pensar desde la

participación problematizadora de la realidad. Aquí, la relación problemaspensamiento permitirá el pronunciamiento

cualitativo de los alumnos; esto significará la ruptura con el anonimato propio de la educación reproductora. Con la

enseñanza como fuerza creadora, se despliega el nivel epistemológico sobre el nivel cognoscitivo, se trata de encontrar

las bases fundantes de todo pensamiento sobre la realidad, pasando del nivel de la aprehensión al nivel de la explicación

para que el aprendizaje sea significativo. Antúnez y Aranguren, plantean que al ser pensada la evaluación desde una

perspectiva epistemológica ésta se reconoce: ... con un campo de especificidad científica que ha de establecer las teorías

fundamentales que interpretan su objeto de estudio; los principios, categorías y métodos que le competen; el

conocimiento de los procesos cognitivos, valorativos y sociales del sujeto que aprende; los contenidos que le son

propios; el contexto disciplinar que le concede saberes; y, por consiguiente, el ámbito científico de la enseñanza y de la

investigación. (Antúnez y Aranguren 1998: 106). Estos argumentos paradigmáticos hacen que la evaluación se piense

desde una totalidad, constituyéndose desde una reflexión que la ubica más allá del pensamiento que la considera como

expresión de la razón instrumental; estaría este planteamiento definiendo a la Evaluación Cualitativa como proceso

histórico presente en todo hecho educativo. La enseñanza no puede desvincularse de esta propuesta epistemológica,

porque ella determina el “yo aprendo” y “el otro me aprende” de Berger y Luckman (1994) que se define en los debates

por la búsqueda de un conocimiento y de un despliegue del cómo conocer.

En este sentido, interesa destacar al sujeto que aprende en tanto tener conciencia de sus preconcepciones, la manera

cómo integra saber-realidad y cómo se identifica con conceptos claves como investigación, ciencia y método. La idea se

orienta a darle un piso teórico-metodológico a la evaluación, buscando hacerla cualitativa, y que su base conceptual sea

pensar la realidad para poder transformarla. La Evaluación Cualitativa recoge el trabajo intelectual desarrollado en la

vinculación cultura pública-cultura académica que busca contribuir con un reordenamiento de la realidad a nivel mental.

Esto se puede perfilar a través de una teoría y un método sobre los procesos escolares, que represente un despliegue de

la imaginación como base de la creatividad.


La Evaluación Cualitativa tendrá un basamento epistemológico en la medida que permita el desarrollo de una enseñanza

para interpretar la realidad y no para suprimirla. Esto significa que la propuesta epistemológica no responde

aisladamente por la evaluación, responde por una enseñanza para buscar elementos esenciales que expliquen lo real.

Así se hará énfasis en el cómo conocer, en el cómo la investigación es ruptura con lo aparencial del discurso de la

reproducción, para que la emergencia de un pensamiento crítico rescate el carácter social del conocimiento. La

evaluación no puede definirse como un “orden de verdad” que sólo sirve a los propósitos de la legitimación, su relación

con la enseñanza creadora entraña un proceso dialéctico para captar la realidad dándose, y donde lo vivido permite

configurar una forma de pensamiento que relacione al sujeto de la escuela con los grandes problemas comunitarios. Así,

lo epistemológico no puede reducirse a develar el despliegue histórico del conocimiento, sino a que el ser-social

reconozca su propio compromiso frente a la realidad.

La educación transformadora debe partir de una crítica de lo real para redimensionar la praxis vital humana, para esto la

Evaluación Cualitativa emerge como ruptura con la imposición académica y contribuye con la formación de un

ciudadano integral. Para la Evaluación Cualitativa la relación investigación-comunicación es vital para abrir debates que

signifiquen elevar el grado de concientización sobre la realidad. La Evaluación Cualitativa tiene como categoría de

análisis a la enseñanza desde el binomio saber-poder, esto deberá expresarse a través de una enseñanza crítica que

desformalice al discurso de la hegemonía cultural y de paso al saber popular como fuente de conocimientoproblemacomunidad.

Desde el saber comunitario es fundamental promover la memoria histórica y la conciencia crítica,

definiendo a la realidad como una totalidad que puede ser tratada cognoscitivamente en la acción permanente de

búsqueda de un aprendizaje significativo. En consecuencia, la Evaluación Cualitativa no es la aplicación mecánica de

formas de evaluación que conducen a lo escolar-realidad a un reduccionismo educativo. La Evaluación Cualitativa forma

parte de un proceso de epistemología de la praxis donde habrá de discutirse el origen del conocimiento, la posibilidad

de socio-investigar desde la escuela, para romper la hegemonía de un proceso educativo que en Latinoamérica ha

conducido a la reproducción de estados culturales.


III.- De lo gremial a lo popular.


EJE III DE LO GREMIAL A LO POPULAR.

“La soberania nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder publico dimana del

pueblo y se instituye para beneficio de este. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de

alterar o modificar la forma de su gobierno”

ARTICULO 39 CONSTITUCION POLITICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PRIMER BLOQUE: DATOS HISTORICOS DEL PODER POPULAR O DEL PROLETARIADO AL

PODER

1. Artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

Objetivo: se hace necesario que los trabajadores de la educación reconozcan los procesos sociales

en la historia que han permitido que el pueblo, el proletariado, los trabajadores, lleguen a la toma del

poder popular.

V. I. Lenin

2. TESIS E INFORME SOBRE LA DEMOCRACIA BURGUESA

Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO

Presentado al I Congreso de la III Internacional

4 de marzo de 1919

1. El desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado en todos los países ha hecho que la

burguesía y sus agentes en las organizaciones obreras forcejeen convulsivamente con el fin de hallar

argumentos ideológico-políticos para defender la dominación de los explotadores. Entre esos

argumentos se esgrime particularmente la condenación de la dictadura y la defensa de la democracia.

La falsedad y la hipocresía de este argumento, repetido en mil variantes por la prensa capitalista y en

la Conferencia de la Internacional amarilla de Berna [1], celebrada en febrero de 1919, son evidentes

para todos los que no quieren hacer traición a los principios elementales del socialismo.

2. Ante todo, ese argumento se basa en los conceptos "democracia en general" y "dictadura en

general", sin plantear la cuestión de qué clase se tiene presente. Ese planteamiento de la cuestión al

margen de las clases o por encima de ellas, ese planteamiento de la cuestión desde el punto de vista

-como dicen falsamente- de todo el pueblo, es una descarada mofa de la teoría principal del socialismo,

a saber, de la teoría de la lucha de clases, que los socialistas que se han pasado al lado de la burguesía

reconocen de palabra y olvidan en la práctica. Porque en ningún país capitalista civilizado existe la

"democracia en general", pues lo que existe en ellos es únicamente la democracia burguesa, y de lo

que se trata no es de la "democracia en general", sino de la dictadura de la clase es decir, del

proletariado, sobre los opresores y los explotadores, es decir, sobre la burguesía, con el fin de vencer

la resistencia que los explotadores oponen en la lucha por su dominación.

3. La historia enseña que ninguna clase oprimida ha llegado ni podría llegar a dominar sin un período

de dictadura, es decir, sin conquistar el poder político y aplastar por la fuerza la resistencia más

desesperada, más rabiosa, esa resistencia que no se detiene ante ningún crimen, que siempre han

opuesto los explotadores. La burguesía, cuya dominación defienden hoy los socialistas, que hablan

contra la "dictadura en general" y se desgañitan defendiendo la "democracia en general", conquistó el

poder en los países adelantados mediante una serie de insurrecciones y guerras civiles, aplastando

por la violencia a los reyes, a los señores feudales, a los esclavistas y sus tentativas de restauración.


En sus libros y folletos, en las resoluciones de sus congresos y en sus discursos de agitación, los

socialistas de todos los países han explicado miles y millones de veces al pueblo el carácter de clase

de esas revoluciones burguesas, de esa dictadura burguesa. Por eso, la defensa que hoy hacen de la

democracia burguesa, encubriéndose con sus discursos sobre la "democracia en general", y los

alaridos y voces que hoy lanzan contra la dictadura del proletariado, encubriéndose con sus gritos

sobre la "dictadura en general", son una traición descarada al socialismo, el paso efectivo al lado de

la burguesía, la negación del derecho del proletariado a su revolución, a la revolución proletaria, la

defensa del reformismo burgués en un período histórico en el que dicho reformismo ha fracasado en

todo el mundo y en que la guerra ha creado una situación revolucionaria.

4. Todos los socialistas, al explicar el carácter de clase de la civilización burguesa, de la democracia

burguesa, del parlamentarismo burgués, han expresado el pensamiento que con la máxima precisión

científica formularon Marx y Engels al decir que la república burguesa, aun la más democrática, no es

más que una máquina para la opresión de la clase obrera por la burguesía, de la masa de los

trabajadores por un puñado de capitalistas. No hay ni un solo revolucionario, ni un solo marxista de los

que hoy vociferan contra la dictadura y en favor de la democracia que no haya jurado ante los obreros

por todo lo humano y lo divino que reconoce ese axioma fundamental del socialismo; pero ahora,

cuando el proletariado revolucionario empieza a agitarse y a ponerse en movimiento para destruir esa

máquina de opresión y para conquistar la dictadura proletaria esos traidores al socialismo presentan

las cosas como si la burguesía hubiera hecho a los trabajadores el don de la "democracia pura", como

si la burguesía hubiera renunciado a la resistencia y estuviese dispuesta a someterse a la mayoría de

los trabajadores, como si en la república democrática no hubiera habido y no hubiese máquina estatal

alguna para la opresión del trabajo por el capital.

5. La Comuna de París, a la que de palabra honran todos los que desean hacerse pasar por socialistas,

porque saben que las masas obreras simpatizan con ella ardiente y sinceramente, mostró con

particular evidencia el carácter históricamente condicionado y el limitado valor del parlamentarismo

burgués y la democracia burguesa, instituciones progresivas en alto grado en comparación con el

medievo, pero que exigen inevitablemente un cambio radical en la época de la revolución proletaria.

Precisamente Marx que aquilató mejor que nadie la importancia histórica de la Comuna, mostró, al

analizarla, el carácter explotador de la democracia burguesa y del parlamentarismo burgués bajo los

cuales las clases oprimidas tienen el derecho de decidir una vez cada determinado número de años

qué miembros de las clases poseedoras han de "representar y aplastar" (ver- und zertreten al pueblo

en el Parlamento. Precisamente ahora, cuando el movimiento soviético, extendiéndose a todo el

mundo, continúa a la vista de todos la causa de la Comuna, los traidores al socialismo olvidan la

experiencia concreta y las enseñanzas concretas de la Comuna de París, repitiendo la vieja cantinela

burguesa de la "democracia en general". La Comuna no fue una institución parlamentaria.

6. La importancia de la Comuna consiste, además, en que hizo un intento de aniquilar, destruir hasta

los cimientos el aparato del Estado burgués, burocrático, judicial, militar y policíaco, sustituyéndolo con

una organización autónoma de las masas obreras que no conocía la división entre el poder legislativo

y el ejecutivo. Todas las repúblicas democráticas burguesas contemporáneas, comprendida la

alemana, a la que los traidores al socialismo, mofándose de la verdad, llaman república proletaria,

conservan ese aparato estatal. Por tanto, se confirma una y otra vez con toda evidencia que los gritos

en defensa de la "democracia en general" son de hecho defensa de la burguesía y de sus privilegios

de explotación.

7. La "libertad de reunión puede ser tomada como modelo de las reivindicaciones de la "democracia

pura." Cada obrero consciente que no haya roto con su clase comprenderá en seguida que sería una

estupidez prometer la libertad de reunión a los explotadores en un período y en una situación en que


los explotadores se resisten a su derrocamiento y defienden sus privilegios. La burguesía, cuando era

revolucionaria, ni en la Inglaterra de 1649 ni en la Francia de 1793 dio "libertad de reunión" a los

monárquicos y los nobles, que llamaban en su ayuda a tropas extranjeras y "se reunían" para organizar

intentonas de restauración. Si la burguesía actual, que hace ya mucho que es reaccionaria, exige del

proletariado que éste le garantice de antemano la "libertad de reunión para los explotadores, sea cual

fuere la resistencia que presten los capitalistas a su expropiación, los obreros no podrán sino reírse

del fariseísmo de la burguesía.

Por otra parte, los obreros saben perfectamente que la "libertad de reunión" es, incluso en la república

burguesa más democrática, una frase vacía, ya que los ricos poseen todos los mejores locales sociales

y privados, así como bastante tiempo libre para sus reuniones, que son protegidas por el aparato

burgués de poder. Los proletarios de la ciudad y el campo, así como los pequeños campesinos, es

decir, la mayoría gigantesca de la población, no cuentan con nada de eso. Mientras las cosas sigan

así, la "igualdad", es decir, la "democracia pura", sería un engaño. Para conquistar la verdadera

igualdad, para dar vida a la democracia para los trabajadores, hay que quitar primero a los

explotadores todos los locales sociales y sus lujosas casas privadas, hay que dar primero tiempo libre

a los trabajadores, es necesario que la libertad de sus reuniones la defiendan los obreros armados, y

no señoritos de la nobleza ni oficiales hijos de capitalistas mandando a soldados que son instrumentos

ciegos.

Sólo después de tal cambio se podrá hablar de libertad de reunión e igualdad sin mofarse de los

obreros, de los trabajadores, de los pobres. Pero ese cambio sólo puede realizarlo la vanguardia de

los trabajadores, el proletariado, que derroca a los explotadores, a la burguesía.

8. La "libertad de imprenta" es asimismo una de las principales consignas de la "democracia pura".

Los obreros saben también, y los socialistas de todos los países lo han reconocido millones de veces,

que esa libertad será un engaño mientras las mejores imprentas y grandísimas reservas de papel se

hallen en manos de los capitalistas y mientras exista el poder del capital sobre la prensa, poder que

se manifiesta en todo el mundo con tanta mayor claridad, nitidez y cinismo cuanto más desarrollados

se hallan la democracia y el régimen republicano, como ocurre, por ejemplo, en Norteamérica. A fin de

conquistar la igualdad efectiva y la verdadera democracia para los trabajadores, para los obreros y los

campesinos, hay que quitar primero al capital la posibilidad de contratar a escritores, comprar las

editoriales y sobornar a la prensa, y para ello es necesario derrocar el yugo del capital, derrocar a los

explotadores y aplastar su resistencia. Los capitalistas siempre han llamado "libertad" a la libertad de

lucro para los ricos, a la libertad de morirse de hambre para los obreros. Los capitalistas llaman libertad

de imprenta a la libertad de soborno de la prensa por los ricos, a la libertad de utilizar la riqueza para

fabricar y falsear la llamada opinión pública. Los defensores de la "democracia pura" también se

manifiestan de hecho en este caso como defensores del más inmundo y venal sistema de dominio de

los ricos sobre los medios de ilustración de las masas, resultan ser embusteros que engañan al pueblo

y que con frases bonitas, bellas y falsas hasta la médula distraen de la tarea histórica concreta de

liberar a la prensa de su sojuzgamiento por el capital. Libertad e igualdad verdaderas será el orden de

cosas que están instaurando los comunistas, y en él será imposible enriquecerse a costa de otros, no

habrá posibilidad objetiva de someter directa o indirectamente la prensa al poder del dinero, no habrá

obstáculo para que cada trabajador (o grupo de trabajadores, sea cual fuere su número) posea y ejerza

el derecho igual de utilizar las imprentas y el papel que pertenecerán a la sociedad.

9. La historia de los siglos XIX y XX nos ha mostrado ya antes de la guerra qué es de hecho la

cacareada "democracia pura" bajo el capitalismo. Los marxistas siempre han dicho que cuanto más

desarrollada y más "pura" es la democracia, tanto más franca, aguda e implacable se hace la lucha de

clases, tanto más "puras" se manifiestan la opresión por el capital y la dictadura de la burguesía. El


asunto Dreyfus en la Francia republicana, las sangrientas represalias de los destacamentos

mercenarios, armados por los capitalistas, contra los huelguistas en la libre y democrática República

de Norteamérica, estos hechos y miles de otros análogos demuestran la verdad que la burguesía trata

en vano de ocultar, o sea, que en las repúblicas más democráticas imperan de hecho el terror y la

dictadura de la burguesía, que se manifiestan abiertamente en cuanto a los explotadores les parece

que el poder del capital se tambalea.

10. La guerra imperialista de 1914-1918 ha revelado definitivamente hasta a los obreros atrasados el

verdadero carácter de la democracia burguesa, que es, incluso en las repúblicas más libres, una

dictadura de la burguesía. En aras del enriquecimiento del grupo alemán o inglés de millonarios y

multimillonarios perecieron decenas de millones de hombres, y en las repúblicas más libres se instauró

la dictadura militar de la burguesía. Esta dictadura militar sigue en pie en los países de la Entente

incluso después de la derrota de Alemania. Precisamente la guerra es lo que más ha abierto los ojos

a los trabajadores; ha arrancado sus falsas flores a la democracia burguesa y ha mostrado al pueblo

cuán monstruosos han sido la especulación y el lucro durante la guerra y con motivo de la guerra. En

nombre de "la libertad y la igualdad" llevó esa guerra la burguesía, en nombre de "la libertad y la

igualdad" se han enriquecido inauditamente los mercaderes de la guerra. Ningún esfuerzo de la

Internacional amarilla de Berna podrá ocultar a las masas el carácter explotador, hoy definitivamente

desenmascarado, de la libertad burguesa, de la igualdad burguesa, de la democracia burguesa.

11. En el país capitalista más desarrollado del continente europeo, en Alemania, los primeros meses

de plena libertad republicana, traída por la derrota de la Alemania imperialista, han mostrado a los

obreros alemanes y a todo el mundo cuál es la verdadera esencia de clase de la república democrática

burguesa. El asesinato de Carlos Liebknecht y Rosa Luxemburgo no sólo es un acontecimiento de

importancia histórica mundial porque hayan perecido trágicamente los jefes y brillantísimas

personalidades de la Internacional Comunista, Internacional verdaderamente proletaria, sino también

porque se ha puesto de manifiesto con toda plenitud la esencia de clase de un Estado adelantado de

Europa, de un Estado --puede afirmarse sin incurrir en exageración-- adelantado entre todos los

Estados del mundo. El hecho de que los detenidos, es decir, gente que el poder del Estado ha tomado

bajo su custodia, hayan podido ser asesinados impunemente por oficiales y capitalistas, gobernando

el país los social patriotas, evidencia que la república democrática en que ha sido posible tal cosa es

una dictadura de la burguesía. La gente que expresa su indignación ante el asesinato de Carlos

Liebknecht y Rosa Luxemburgo, pero no comprende esta verdad, pone de manifiesto o bien sus pocas

luces o bien su hipocresía. La libertad en una de las repúblicas más libres y adelantadas del mundo

en la república alemana, es la libertad de asesinar impunemente a los jefes del proletariado detenidos.

Y no puede ser de otro modo mientras se mantenga el capitalismo pues el desarrollo de la democracia

no embota, sino que agudiza la lucha de clases, que en virtud de todos los resultados e influjos de la

guerra y de sus consecuencias ha alcanzado el punto de ebullición.

En todo el mundo civilizado se deporta hoy a los bolcheviques, se les persigue, se les encarcela, como

ha ocurrido en Suiza, una de las repúblicas burguesas más libres; en Norteamérica se organizan contra

ellos pogromos, etc. Desde el punto de vista de la "democracia en general" o de la "democracia pura"

es verdaderamente ridículo que países adelantados, civilizados, democráticos, armados hasta los

dientes, teman la presencia en ellos de un puñado de personas de la atrasada, hambrienta y arruinada

Rusia, a la que en decenas de millones de ejemplares los periódicos burgueses tildan de salvaje,

criminal, etc. Está claro que la situación social que ha podido engendrar tan flagrante contradicción es,

de hecho, la dictadura de la burguesía.

12. Con tal estado de cosas, la dictadura del proletariado no sólo es por completo legítima, como medio

para derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia, sino también absolutamente necesaria para


toda la masa trabajadora como única defensa contra la dictadura de la burguesía, que ha llevado a la

guerra y está gestando nuevas matanzas.

Lo principal entre lo que no comprenden los socialistas --y de aquí su miopía teórica, su cautiverio en

poder de los prejuicios burgueses y su traición política al proletariado-- es que en la sociedad

capitalista, cuando la lucha de clases inherente a ella experimenta una agudización más o menos

seria, no puede haber nada intermedio, nada que no sea la dictadura de la burguesía o la dictadura

del proletariado. Todo sueño en una tercera solución es un reaccionario gimoteo de pequeño burgués.

Así lo evidencian tanto la experiencia de más de cien años de desarrollo de la democracia burguesa y

del movimiento obrero en todos los países adelantados como, particularmente, la experiencia del

último lustro. Así lo dice también toda ciencia de la economía política, todo el contenido del marxismo,

que esclarece la inevitabilidad económica de la dictadura de la burguesía en toda economía mercantil,

burguesía que nadie puede sustituir de no ser la clase que está siendo desarrollada, multiplicada,

unida y fortalecida por el propio desarrollo del capitalismo, es decir, la clase de los proletarios.

13. Otro error teórico y político de los socialistas consiste en que no comprenden que las formas de la

democracia han ido cambiando inevitablemente en el transcurso de los milenios, empezando por sus

embriones en la antigüedad, a medida que una clase dominante iba siendo sustituida por otra. En las

antiguas repúblicas de Grecia, en las ciudades del medievo, en los países capitalistas adelantados, la

democracia tiene distintas formas y se aplica en grado distinto. Sería una solemne necedad creer que

la revolución más profunda en la historia de la humanidad, el paso del poder de manos de la minoría

explotadora a manos de la mayoría explotada --paso que se observa por primera vez en el mundo--

puede producirse en el viejo marco de la vieja democracia burguesa, parlamentaria, sin los cambios

más radicales, sin crear nuevas formas de democracia, nuevas instituciones que encarnen las nuevas

condiciones de su aplicación, etc.

14. Lo que tiene de común la dictadura del proletariado con la dictadura de las otras clases es que

está motivada, como toda otra dictadura, por la necesidad de aplastar por la fuerza la resistencia de la

clase que pierde la dominación política.

La diferencia radical entre la dictadura del proletariado y la dictadura de las otras clases --la dictadura

de los terratenientes en la Edad Medía, la dictadura de la burguesía en todos los países capitalistas

civilizados-- consiste en que la dictadura de los terratenientes y la burguesía ha sido el aplastamiento

por la violencia de la resistencia ofrecida por la inmensa mayoría de la población, concretamente por

los trabajadores. La dictadura del proletariado, por el contrario, es el aplastamiento por la violencia de

la resistencia que ofrecen los explotadores, es decir, la minoría ínfima de la población, los

terratenientes y los capitalistas.

De aquí dimana, a su vez, que la dictadura del proletariado no sólo debía traer consigo inevitablemente

el cambio de las formas y las instituciones de la democracia, hablando en general, sino precisamente

un cambio que diese una extensión sin precedente en el mundo al goce efectivo de la democracia por

los hombres que el capitalismo oprimiera, por las clases trabajadoras.

En efecto, esa forma de la dictadura del proletariado que ha sido ya forjada de hecho --el Poder

soviético en Rusia, el Räte~System en Alemania, los Shop Stewards Committees y otras instituciones

soviéticas análogas en otros países-- todas ellas significan y son precisamente para las clases

trabajadoras, o sea para la inmensa mayoría de la población, una posibilidad efectiva, real, de gozar

de las libertades y los derechos democráticos, posibilidad que nunca ha existido, ni siquiera

aproximadamente, en las repúblicas burguesas mejores y más democráticas.


La esencia del Poder soviético consiste en que la base permanente y única de todo el poder estatal,

de todo el aparato del Estado, es la organización de masas precisamente de las clases que eran

oprimidas por el capitalismo, es decir, de los obreros y los semiproletarios (los campesinos que no

explotan trabajo ajeno y que recurren constantemente a la venta, aunque sólo sea en parte, de su

fuerza de trabajo). Precisamente las masas que hasta en las repúblicas burguesas más democráticas,

aunque con arreglo a la ley sean iguales en derechos, de hecho, por medio de procedimientos y

artimañas, se han visto apartadas de la participación en la vida política y del goce de los derechos y

libertades democráticos, tienen hoy necesariamente una participación constante y, además, decisiva

en la dirección democrática del Estado.

15. La igualdad de los ciudadanos independientemente de su sexo, religión, raza y nacionalidad, que

la democracia burguesa ha prometido siempre y en todas partes, pero que no ha dado en ningún sitio

ni ha podido dar debido a la dominación del capitalismo, la realiza inmediatamente y con toda plenitud

el Poder soviético, o sea, la dictadura del proletariado, pues eso únicamente puede hacerlo el poder

de los obreros, que no están interesados en la propiedad privada sobre los medios de producción ni

en la lucha por repartirlos una y otra vez.

16. La vieja democracia, es decir, la democracia burguesa y el parlamentarismo fueron organizados

de tal modo, que precisamente las masas trabajadoras se vieran más apartadas que nadie del aparato

de gobernación. El Poder soviético, es decir la dictadura del proletariado está organizado por el

contrario de modo que acerca a las mismas trabajadoras al aparato de gobernación. El mismo fin

persigue la unión del poder legislativo y el poder ejecutivo en la organización soviética del Estado y la

sustitución de las circunscripciones electorales territoriales por entidades de producción, como son las

fábricas.

17. El ejército ha sido un aparato de opresión no sólo en las monarquías. Sigue siéndolo también en

todas las repúblicas burguesas, incluso en las más democráticas. Sólo el Poder soviético, organización

estatal permanente precisamente de las clases oprimidas antes por el capitalismo, está en condiciones

de acabar con la subordinación del ejército al mando burgués y de fundir efectivamente al proletariado

con el ejército, de llevar efectivamente a cabo el armamento del proletariado y el desarme de la

burguesía, sin lo que es imposible la victoria del socialismo.

18. La organización soviética del Estado está adaptada al papel dirigente del proletariado, la clase más

concentrada e ilustrada por el capitalismo. La experiencia de todas las revoluciones y de todos los

movimientos de las clases oprimidas y la experiencia del movimiento socialista mundial nos enseñan

que sólo el proletariado es capaz de reunir y llevar tras de sí a las capas dispersas y atrasadas de la

población trabajadora y explotada.

19. Sólo la organización soviética del Estado puede en realidad demoler de golpe y destruir

definitivamente el viejo aparato> es decir, el aparato burocrático y judicial burgués, que se ha

mantenido y debía inevitablemente mantenerse bajo el capitalismo, incluso en las repúblicas más

democráticas, siendo, de hecho, la mayor traba para la realización de la democracia para los obreros

y los trabajadores. La Comuna de Paris dio el primer paso de importancia histórica mundial por ese

camino, y el Poder soviético, el segundo.

20. La destrucción del poder del Estado es un fin que se han planteado todos los socialistas, entre

ellos, y a la cabeza de ellos, Marx. La verdadera democracia, es decir, la igualdad y la libertad, es

irrealizable si no se alcanza ese fin. Pero a él sólo lleva prácticamente la democracia soviética, o

proletaria, pues, al incorporar las organizaciones de masas de los trabajadores a la gobernación

permanente e ineludible del Estado, empieza a preparar inmediatamente la extinción completa de todo

Estado.


21. La bancarrota absoluta de los socialistas que se han reunido en Berna, su absoluta incomprensión

de la nueva democracia, es decir, de la democracia proletaria, se ve particularmente en lo que sigue.

El 10 de febrero de 1919, Branting cerró en Berna la Conferencia de la Internacional amarilla. El 11 de

febrero del mismo año, Die Freiheit, periódico que editan en Berlín los adeptos de dicha Internacional,

publicó un llamamiento del partido de los "independientes al proletariado. En este llamamiento se

reconoce el carácter burgués del Gobierno Scheidemann, se reprocha a éste el deseo de abolir los

Soviets, a los que se llama

Täger und Schützer der Revolution --portadores y defensores de la revolución-- y se propone legalizar

los Soviets, concederles derechos estatales, concederles el derecho de suspender las decisiones de

la Asamblea Nacional, sometiéndolas a votación de todo el pueblo.

Esa propuesta es la plena bancarrota ideológica de los teóricos que defendían la democracia y no

comprendían su carácter burgués. La ridícula tentativa de unir el sistema de los Soviets, es decir, la

dictadura del proletariado, con la Asamblea Nacional, es decir, la dictadura de la burguesía,

desenmascara por completo la indigencia mental de los socialistas y socialdemócratas amarillos, su

carácter político reaccionario, propio de pequeños burgueses, y sus cobardes concesiones a la fuerza,

en crecimiento incontenible, de la nueva democracia, de la democracia proletaria.

22. Al condenar el bolchevismo, la mayoría de la Internacional amarilla de Berna, que no se ha atrevido

a votar formalmente la correspondiente resolución por miedo a las masas obreras, ha procedido

acertadamente desde el punto de vista de clase. Precisamente esta mayoría se solidariza por entero

con los mencheviques y los socialistas~revolucionarios rusos y con los Scheidemann en Alemania.

Los mencheviques y los socialrevolucionarios rusos, al quejarse de que los bolcheviques los

persiguen, intentan ocultar que eso ocurre porque participan en la guerra civil al lado de la burguesía,

contra el proletariado. De la misma manera, los Scheidemann y su partido han demostrado ya en

Alemania que participan de la misma manera en la guerra civil al lado de la burguesía, contra los

obreros.

Es completamente natural, por ello, que la mayoría de los hombres de la Internacional amarilla de

Berna se haya pronunciado por la condenación de los bolcheviques. Eso no ha sido la defensa de la

"democracia pura", sino la autodefensa de gentes que saben y perciben que en la guerra civil se

encuentran al lado de la burguesía, contra el proletariado.

Por eso, desde el punto de vista de clase, no puede por menos de reconocerse acertada la decisión

de la mayoría de la Internacional amarilla. El proletariado debe afrontar sin temor a la verdad y sacar

de ello todas las conclusiones políticas pertinentes.

Camaradas: Yo quisiera añadir alguna cosa más a los dos últimos puntos. Creo que los camaradas

que deben informarnos de la Conferencia de Berna nos hablarán de ello con mayor detalle.

En toda la Conferencia de Berna no se ha dicho ni una sola palabra sobre la importancia del Poder

soviético. En Rusia llevamos ya dos años discutiendo esta cuestión. En abril de 1917, en la

Conferencia del partido, planteamos ya teórica y políticamente la cuestión "¿Qué es el Poder soviético,

cuál es su contenido, en qué consiste su importancia histórica?" Llevamos casi dos años discutiendo

esta

cuestión, y en el Congreso de nuestro partido hemos adoptado una resolución al respecto [2].

El Freiheit, de Berlín, publicó el 11 de febrero un llamamiento al proletariado alemán, firmado no sólo

por los líderes de los socialdemócratas independientes de Alemania, sino también por todos los

miembros de su minoría parlamentaria. En agosto de 1918, el mayor teórico de los independientes,


Kautsky, declaró en su folleto La dictadura del proletariado que era partidario de la democracia y de

los organismos soviéticos, pero que los Soviets debían tener únicamente un carácter de gestión

económica y no debían reconocerse, de ningún modo, como organizaciones estatales. Kautsky repite

lo mismo en los números de Freiheit del 11 de noviembre y del 12 de enero. El 9 de febrero apareció

un artículo de Rudolf Hilferding, también considerado como una gran autoridad teórica de la II

Internacional. Hilferding propone unir el sistema de los Soviets con la Asamblea Nacional por vía

jurídica, a través de la 1egislación del Estado. Eso ocurrió el 9 de febrero. El 11 del mismo mes, dicha

propuesta fue aceptada por todo el partido de los independientes y publicada en forma de llamamiento.

A pesar que la Asamblea Nacional ya existe, incluso después de que la "democracia pura" ya es un

hecho y que los mayores teóricos de los socialdemócratas independientes han declarado que las

organizaciones soviéticas no deben ser organizaciones estatales, ¡a pesar de todo eso, vuelven a

vacilar! Ello demuestra que, en realidad, esos señores no han comprendido nada del nuevo movimiento

ni de las condiciones de su lucha. Pero, además, Demuestra otra cosa: que debe haber condiciones,

causas que motiven esa vacilación. Después de todos estos acontecimientos, después de casi dos

años de revolución triunfante en Rusia, cuando se nos ofrecen resoluciones como Las adoptadas en

la Conferencia de Berna, en las que no de dice nada de los Soviets ni de su importancia; cuando

vemos que en esa Conferencia ningún delegado ha dicho siquiera una palabra sobre el particular en

sus discursos, podemos afirmar con todo derecho que como socialistas y como teóricos, todos esos

señores han muerto para nosotros.

Pero prácticamente desde el punto de vista de la política, eso es camaradas una demostración de que

entre las masas se está produciendo un gran viraje, pues, de otro modo, esos independientes que

estaban en teoría y por Principio contra estas organizaciones estatales, no hubieran propuesto de

buenas a primeras una necedad como es unir "pacíficamente" la Asamblea Nacional con el sistema

de los Soviets, es decir, unir la dictadura de la burguesía con la dictadura del proletariado. Somos

testigos de que todos ellos están en bancarrota como socialistas y como teóricos y del enorme cambio

que se está produciendo en las masas. ¡Las masas atrasadas del proletariado alemán se acercan a

nosotros, se han unido a nosotros! Por tanto, la importancia del Partido Socialdemócrata Independiente

de Alemania, lo mejor de la Conferencia de Berna, es, desde el punto de vista de la teoría y del

socialismo, igual a cero; sin embargo, continúa teniendo cierta importancia, y consiste ésta en que

esos elementos vacilantes nos sirven de indicador del estado de ánimo de los sectores atrasados del

proletariado. En eso, a mi entender, reside la grandísima importancia histórica de esa Conferencia.

Nosotros hemos vivido algo parecido en nuestra revolución. Nuestros mencheviques recorrieron casi

exactamente el mismo camino de desarrollo que los teóricos de los independientes en Alemania. Al

principio, cuando tenían la mayoría en los Soviets, se pronunciaban por éstos. Entonces no se oía más

que gritar: "¡Vivan los Soviets!" "¡Por los Soviets!" "¡Los Soviets son la democracia revolucionaria!"

Cuando los bolcheviques conquistamos la mayoría en los Soviets, entonaron otra canción, diciendo

que los Soviets no debían existir paralelamente a la Asamblea Constituyente; y distintos teóricos

mencheviques hacían propuestas casi idénticas, como la de unir el sistema de los Soviets con la

Asamblea Constituyente e incluirlos en la organización estatal. Esto revela, una vez más, que el curso

general de la revolución proletaria es igual en todo el mundo. Primero la formación espontánea de los

Soviets, luego su extensión y desarrollo, más tarde se plantea prácticamente la cuestión: Soviets o

Asamblea Nacional, o Asamblea Constituyente, o parlamentarismo burgués; completo desconcierto

entre los líderes y, por último, la revolución proletaria. Pero yo creo que después de casi dos años de

revolución no debemos plantear la cuestión así, sino que debemos tomar acuerdos concretos, ya que

la extensión del sistema de los Soviets es para nosotros, y particularmente para la mayoría de los

países de Europa Occidental, la más importante de las tareas.


Quisiera citar aquí una resolución, una sola resolución de los mencheviques. Pedí al camarada

Obolenski que la tradujera al alemán. Me prometi6 que lo haría, pero, desgraciadamente, no está aquí.

Trataré de reproduciría de memoria, pues no tengo a mano el texto íntegro.

A un extranjero que no haya oído nada del bolchevismo le será muy difícil hacerse una idea de nuestras

cuestiones litigiosas. Todo lo que afirman los bolcheviques lo discuten los mencheviques, y viceversa.

Naturalmente, en tiempos de lucha no puede ser de otro modo, por ello tiene gran importancia que la

última Conferencia del partido de los mencheviques, celebrada en diciembre de 1918, aprobara una

extensa y detallada resolución, que fue publicada íntegra en la Gaceta Pechátnikov, periódico

menchevique. En esa resolución, los propios mencheviques exponen concisamente la historia de la

lucha de clases y de la guerra civil. La resolución dice que ellos condenan a los grupos de su partido

que están aliados a las clases poseedoras en los Urales, en el Sur, en Crimea y en Georgia, y se

enumeran estas zonas. La resolución condena a los grupos del partido menchevique que, aliados a

las clases poseedoras han luchado contra el Poder soviético; el último punto condena también a los

que se han pasado a los comunistas. De aquí se desprende que los mencheviques se ven obligados

a confesar que en su partido no hay unidad y que están unos al lado de la burguesía y otros al lado

del proletariado. La mayor parte de los mencheviques se pasó al lado de la burguesía y durante la

guerra civil combatió contra nosotros. Naturalmente nosotros perseguimos a los mencheviques e

incluso los fusilamos, cuando participan en la guerra que se nos hace, combaten contra nuestro

Ejército Rojo y fusilan a nuestros jefes militares rojos. A la guerra de la burguesía respondimos con la

guerra del proletariado: no puede haber otra salida. Así, pues, desde el punto de vista político todo eso

no es más que hipocresía menchevique. Históricamente no se comprende como en la Conferencia de

Berna, hombres que no han sido declarados dementes oficialmente, pudieron, por encargo de los

mencheviques y los socíairevolucionarios, hablar de la lucha de los bolcheviques contra ellos, pero

silenciar que ellos, unidos a la burguesía, luchan contra el proletariado.

Todos ellos nos atacan encarnizadamente pues nosotros los perseguimos. Eso es cierto. ¡Pero no

dicen ni una sola palabra sobre su participación en la guerra civil! Creo que debo facilitar para el acta

el texto íntegro de la resolución, y ruego a los camaradas extranjeros que le presten atención, pues es

un documento histórico que plantea acertadamente el problema y ofrece los mejores elementos de

juicio para apreciar el litigio entre las tendencias "socialistas" en Rusia. Entre el proletariado y la

burguesía existe gente que ora se clina a un lado, ora al otro; así ha sido siempre en todas las

revoluciones y es absolutamente imposible que en la sociedad capitalista donde el proletariado y la

burguesía forman dos campos hostiles, no existan entre ellos capas intermedias. La existencia de esos

elementos vacilantes es históricamente inevitable, y, desgraciadamente, esos elementos, que no

saben ellos mismos al lado de quién van a luchar mañana, seguirán existiendo mucho tiempo todavía.

Quiero hacer una propuesta práctica, que consiste en que aprobemos una resolución en la que deben

destacarse especialmente tres puntos.

Primero: Una de las tareas más importantes para los camaradas de los países de Europa

Occidental consiste en aclarar a las masas la significación, la importancia y la necesidad del sistema

de los Soviets. Se observa que no existe la suficiente comprensión de este problema. Si bien es verdad

que Kautsky e Hilferding 1han fracasado como teóricos, los últimos artículos publicados en Freiheit

demuestran, sin embargo, que reflejan fielmente el estado de ánimo de las capas atrasadas del

proletariado alemán. En Rusia pasó lo mismo: en los primeros ocho meses de la revolución rusa, el

problema de la organización soviética se discuti6 muchísimo, y para los obreros no estaba claro en

qué consistía el nuevo sistema ni si se podría formar el aparato del Estado a base de los Soviets. En

nuestra revolución, nosotros no avanzamos por el camino de la teoría, sino por el camino de la práctica.

Por ejemplo, la cuestión de la Asamblea Constituyente no la planteábamos antes teóricamente y no


decíamos que no reconocíamos la Asamblea Constituyente. Sólo más tarde, cuando las

organizaciones soviéticas se extendieron por todo el país y conquistaron el poder político, fue cuando

nos resolvimos a disolver la Asamblea Constituyente. Ahora vemos que en Hungría y Suiza, la cuestión

se plantea de modo mucho más agudo. De una parte, eso está muy bien, pues nos da la firme

seguridad de que la revolución avanza más rápidamente en los países de Europa Occidental y nos

traerá grandes victorias. De otra parte, ello encierra cierto peligro: concretamente el de que la lucha

sea tan vertiginosa, que la conciencia de las masas obreras quede a la zaga del desarrollo. Incluso

ahora, la importancia del sistema de los Soviets no está todavía clara para grandes masas de obreros

alemanes instruidos políticamente, pues han sido educados en el espíritu del parlamentarismo y en

los prejuicios burgueses.

Segundo: Sobre la extensión del sistema de los Soviets. Las noticias de la rapidez con que se

propaga la idea de los Soviets en Alemania e incluso en Inglaterra son para nosotros una

importantísima demostración de que la revolución proletaria ha de vencer. Únicamente por breve

tiempo puede detenerse su marcha. Otra cosa es cuando los camaradas [M.] Albert y [Federico] Platten

nos declaran que entre los obreros agrícolas y los pequeños campesinos de sus aldeas apenas si hay

Soviets. He leído en Rote Fahne un artículo contras los Soviets campesinos, pero, muy acertadamente,

en favor de los Soviets de jornaleros y campesinos pobres. [3] La burguesía y sus lacayos, como

Scheidemann y Cía., ya han lanzado la consigna de Soviets campesinos. Pero lo que necesitamos

nosotros son Soviets de jornaleros y campesinos pobres. Sin embargo por los informes de los

camaradas Albert, Platten y otros colegimos que, excepto en Hungría, se hace muy poco

desgraciadamente para la propagación del sistema soviético en el campo. En ello reside, quizá, el

peligro, aun real y bastante considerable, de que el proletariado alemán no pueda conquistar la victoria

segura. La victoria podrá considerarse garantizada únicamente cuando no solo estén organizados los

obreros de la ciudad, sino también los proletarios del campo, y, además, no organizados como antes,

en sindicatos y cooperativas, sino en Soviets. A nosotros nos fue más fácil conseguir la victoria porque

en octubre de 1917 marchábamos con el campesinado, con todo el campesinado. En este sentido,

nuestra revolución era entonces burguesa. El primer paso de nuestro Gobierno proletario fue

reconocer en la ley, promulgada por él al día siguiente de la revolución, el 26 de octubre de 1917

(según el viejo calendario), las viejas reivindicaciones de todo el campesinado, expresadas ya bajo

Kerenski por los Soviets campesinos y las asambleas rurales. En eso consistía nuestra fuerza, por eso

nos fue tan fácil conquistar una mayoría aplastante. Para el campo, nuestra revolución continuaba

siendo una revolución burguesa. Y solo más tarde, al cabo de seis meses, nos vimos obligados en el

marco de la organización del Estado, a comenzar en las aldeas la lucha de clases, a instituir en cada

aldea comités de campesinos pobres, de semiproletarios, y a luchar sistemáticamente contra la

burguesía rural. En Rusia eso fue inevitable, dado su atraso. En Europa Occidental las cosas se

producirán de modo diferente y por eso debemos subrayar que es absolutamente necesaria la

propagación del sistema de los Soviets, en formas pertinentes, quizás nuevas, también entre la

población rural.

Tercero: Debemos decir que la conquista de una mayoría comunista en los Soviets constituye la

tarea fundamental en todos los países en los que el Poder soviético aún no ha vencido. Nuestra

comisión redactora de las resoluciones discutió ayer este problema. Quizás otros camaradas hablen

todavía de ello, pero yo quisiera proponer que estos tres puntos se adopten como resolución especial.

Naturalmente, no estamos en condiciones de prescribir el camino que ha de seguir el desarrollo. Es

muy probable que la revolución llegue muy pronto en muchos países de Europa Occidental, pero

nosotros, como parte organizada de la clase obrera, como partido, tendemos y debemos tender a

lograr la mayoría en los Soviets. Entonces estará garantizada nuestra victoria, y no habrá fuerza capaz

de emprender nada contra la revolución comunista. De otro modo, la victoria no se conseguirá tan


fácilmente ni será duradera. Así, pues, yo quisiera proponer que se aprueben estos tres puntos como

resolución especial.

NOTAS

1. Del 3 al 10 de febrero de 1919, en Berna - Suiza, se celebró la primera conferencia de partidos

chovinistas y centristas con la intención de reconstituir la II Internacional luego de su bancarrota

durante la I Guerra Mundial. El problema principal que se discutió en la conferencia fue el de la

democracia y la dictadura. En la resolución aprobada por los delegados, se aplaude la revolución en

Rusia, Alemania y Hungría, a la vez que se condena la dictadura del proletariado y se elogia la

democracia burguesa.]

2. Lenin hace referencia al acuerdo del VII Congreso Extraordinario del Partido Comunista

(bolcheviques) de Rusia, realizado del 6 al 8 de marzo de 1918, sobre el cambio de nombre del partido

y su programa.

Ver: "Informe sobre la revisión del programa y el cambio de nombre del partido. 8 de marzo." en V.

I. Lenin, Discursos pronunciados en los congresos del Partido (1918 - 1922) (Moscú: Editorial

Progreso, 1976), págs. 38-51. Correspondiente a las págs. 102-114 del T. 27 de las Obras Completas.

3. Lenin alude al artículo de Rosa Luxemburgo, "Der Anfang" ("El comienzo"), en el núm. 3, 18 de

noviembre de 1918, de Die Rote Fahne ("La Bandera Roja"), periódico central de los espartaquista y,

más tarde, órgano central del Partido Comunista de Alemania.

Primera publicación: En 1921, en el libro "Primer Congreso de la Internacional Comunista. Actas",

Peragrado.

Fuente: V. I. Lenin, Discursos pronunciados en los congresos de la Internacional Comunista. Editorial

Progreso, Moscú, s.f.

Digitalización: Juan R. Fajardo, para el Marxista Internet Archive, enero de 2001.

3. LA AGONÍA DEL CAPITALISMO Y LAS TAREAS DE LA IV INTERNACIONAL (1938)

Leon Trotsky

PROGRAMA DE TRANSICIÓN

Escrito: Por León Trotsky, en 1938.

Versión digital: Partido Obrero Socialista Internacionalista, España, 2002.

LAS PREMISAS OBJETIVAS DELA REVOLUCIÓN SOCIALISTA

La situación política mundial del momento, se caracteriza, ante todo, por la crisis histórica de la

dirección del proletariado.

La premisa económica de la revolución proletaria ha llegado hace mucho tiempo al punto más alto que

le sea dado alcanzar balo el capitalismo. Las fuerzas productivas de la humanidad han cesado de

crecer. Las nuevas invenciones y los nuevos progresos técnicos no conducen a un acrecentamiento

de la riqueza material. Las crisis de coyuntura, en las condiciones de la crisis social de todo el sistema

capitalista, aportan a las masas privaciones y sufrimientos siempre mayores. El crecimiento de la

desocupación ahonda a su vez la crisis financiera del Estado y mina los sistemas monetarios

vacilantes. Los gobiernos, tanto democráticos como fascistas, van de una quiebra a la otra.


La burguesía misma no ve una salida. En los países en que se vio obligada a hacer su última postura

sobre la carta del fascismo marcha ahora con los ojos vendados hacia la catástrofe económica y militar.

En los países históricamente privilegiados, vale decir, aquellos en que pueden aún permitirse el lujo

de la democracia a cuenta de la acumulación nacional anterior (Gran Bretaña, Francia, Estados

Unidos) todos los partidos tradicionales del capital se encuentran en un estado de confusión que raya,

por momentos, con la parálisis de la voluntad. El “ New Deal,” pese al carácter resuelto que ostentaba

en el primer período sólo representa una forma particular de confusión, posible en un país donde la

burguesía ha podido acumular inmensas riquezas. La crisis actual que está lejos aún de haber

completado su curso, ha podido demostrar ya que la política del “ New Deal ”, en los EE.UU. como la

política del frente popular en Francia, no ofrece salida alguna del impasse económico.

El cuadro de las relaciones internacionales no tiene mejor aspecto. Bajo la creciente presión de ocaso

capitalista los antagonismos imperialistas han alcanzado el límite más allá del cual los conflictos y

explosiones sangrientas (Etiopía, España, Extremo Oriente, Europa Central...) deben confundirse

infaliblemente en un incendio mundial. En verdad la burguesía percibe el peligro mortal que una nueva

guerra

representa para su dominación, pero es actualmente infinitamente menos capaz de prevenirla que en

vísperas de 1914.

Las charlatanerías de toda especie según las cuales las condiciones históricas no estarían todavía “

maduras ” para el socialismo no son sino el producto de la ignorancia o de un engaño consciente. Las

condiciones objetivas de la revolución proletaria no sólo están maduras sino que han empezado a

descomponerse. Sin revolución social en un próximo período histórico, la civilización humana está bajo

amenaza de ser arrasada por una catástrofe. Todo depende del proletariado, es decir, de su

vanguardia revolucionaria La crisis histórica de la humanidad se reduce a la dirección revolucionaria.

EL PROLETARIADO Y SU DIRECCION

La economía, el Estado, la política de la burguesía y sus relaciones internacionales están

profundamente afectadas por la crisis social que caracteriza la situación pre--revolucionaria de la

sociedad. El principal obstáculo en el camino de la transformación de la situación pre-revolucionaria

en revolucionaria consiste en el carácter oportunista de la dirección proletaria, su cobardía pequeñoburguesa

y la traidora conexión que mantiene con ella en su agonía.

En todos los países el proletariado está sobrecogido por una profunda inquietud. Grandes masas de

millones de hombres vienen incesantemente al movimiento revolucionario, pero siempre tropiezan en

ese camino con el aparato burocrático, conservador de su propia dirección.

El proletariado español ha hechos desde abril de 1931 una serie de tentativas heroicas para tomar en

sus manos el poder y la dirección de los destinos de la sociedad. No obstante, sus propios partidos

(social-demócratas, stalinistas, anarquistas y POUM) cada cual a su manera han actuado a modo de

freno y han preparado así el triunfo de Franco.

En Francia, la poderosa ola de huelgas con ocupación de las fábricas, particularmente en junio de

1936, mostró bien a las claras que el proletariado estaba dispuesto a derribar el sistema capitalista.

Sin embargo, las organizaciones dirigentes, socialistas, stalinistas y sindicalistas, lograron bajo la

etiqueta del Frente Popular, canalizar y detener, por lo menos momentáneamente, el torrente

revolucionario.

La marca sin precedentes de huelgas con ocupación de fábricas y el crecimiento prodigiosamente

rápido de los sindicatos industriales en los EE.UU. (el movimiento de la C.I.O.) son la expresión más


indiscutible de la aspiración más instintiva de los obreros americanos a elevarse a la altura de la misión

que la historia les ha asignado. Sin embargo, aquí también las organizaciones dirigentes, incluso la

C.I.O. de reciente creación, hacen todo lo que pueden para detener y paralizar la ofensiva

revolucionaria de las masas.

El paso definitivo de la I.C. hacia el lado del orden burgués, su papel cínicamente contra-revolucionario

en el mundo entero, particularmente en España, en Francia, en Estados Unidos y en los otros países

“democráticos”, ha creado extraor-dinarias dificultades suplementarias al proletariado mundial. Bajo el

signo de la revolución de octubre, la política conservadora de los “Frentes Populares” conduce a la

clase obrera a la impotencia y abre el camino al fascismo.

Los “Frentes Populares” por una parte, el fascismo por otra, son los últimos recursos políticos del

imperialismo en la lucha contra la revolución proletaria. No obstante, desde el punto de vista histórico,

ambos recursos no son sino una ficción. La putrefacción del capitalismo continuará también bajo el

gorro frigio en Francia como bajo el signo de la swástica en Alemania. Sólo el derrumbe de la burguesía

puede constituir una salida.

La orientación de las masas está determinada, por una parte, por las condiciones objetivas del

capitalismo en descomposición, y de otra, por la política de traición de las viejas organizaciones

obreras. De estos dos factores el factor decisivo, es, por supuesto, el primero; las leyes de la historia

son más poderosas que los aparatos burocráticos. Cualquiera que sea la diversidad de métodos de

los social traidores (de la legislación “social” de Blum a las falsificaciones judiciales de Stalin), no

lograrán quebrar la voluntad revolucionaria del proletariado. Cada vez en mayor escala, sus esfuerzos

desesperados para detener la rueda de la historia demostrarán a las masas que la crisis de la dirección

del proletariado, que se ha transformado en la crisis de la civilización humana, sólo puede ser resuelta

por la IV Internacional.

EL PROGRAMA MÍNIMO Y EL PROGRAMA DE TRANSICION

La tarea estratégica del próximo período -período pre-revolucionario de agitación , propaganda y

organización- consiste en superar la contradicción entre la madurez de las condiciones objetivas de la

revolución y la falta de madurez del proletariado y de su vanguardia (confusión y descorazonamiento

de la vieja dirección, falta de experiencia de la joven). Es preciso ayudar a la masa, en el proceso de

la lucha, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa de la revolución

socialista. Este puente debe consistir en un sistema de reivindicaciones transitorias, partiendo de las

condiciones actuales y de la conciencia actual de amplias capas de la clase obrera a una sola y misma

conclusión: la conquista del poder por el proletariado.

La social-democracia clásica que desplegó su acción en la época del capitalismo progresivo, dividía

su programa en dos partes independientes una de otra; el programa mínimo, que se limitaba a algunas

reformas en el cuadro de la sociedad burguesa y el programa máximo, que prometía para un porvenir

indeterminado el reemplazo del capitalismo por el socialismo. Entre el programa máximo y el programa

mínimo no existía puente alguno. La social-democracia no tenía necesidad de ese puente, porque sólo

hablaba de socialismo los días de fiesta.

La Internacional Comunista ha entrado en el camino de la social democracia en la época del

capitalismo en descomposición, cuando a éste no le es posible tratar de reformas sociales

sistemáticas, ni de la elevación del nivel de vida de las masas; cuando la burguesía retoma cada vez

con la mano derecha el doble de los que diera

con la izquierda (impuestos, derechos aduaneros, inflación "deflación", vida cara, desocupa-ción,

reglamentación policíaca de las huelgas, etc.); cuando cualquier reivindicación seria del proletariado y


hasta cualquier reivindicación progresiva de la pequeña burguesía, conducen inevitablemente más allá

de los límites de la propiedad capitalista y del Estado burgués.

El objetivo estratégico de la IV Internacional no consiste en reformar el capitalismo, sino en derribarlo.

Su finalidad política es la conquista del poder por el proletariado para realizar la expropiación de la

burguesía. Sin embargo, la obtención de este objetivo estratégico es inconcebible sin la más cuidadosa

de las actitudes respecto de todas las cuestiones de táctica, inclusive las pequeñas y parciales.

Todas las fracciones del proletariado, todas sus capas, profesionales y grupos deben ser arrastradas

al movimiento revolucionario. Lo que distingue a la época actual, no es que exima al partido

revolucionario del trabajo prosaico de todos los días, sino que permite sostener esa lucha en unión

indisoluble con los objetivos de la revolución

La IV Internacional no rechaza las del viejo programa “mínimo” en la medida en que ellas han

conservado alguna fuerza vital. Defiende incansablemente los derechos democráticos de los obreros

y sus conquistas sociales, pero realiza este trabajo en el cuadro de una perspectiva correcta, real, vale

decir, revolucionaria. En la medida en que las reivindicaciones parciales –“mínimum”- de las masas

entren en conflicto con las tendencias destructivas y degradantes del capitalismo decadente -y eso

ocurre a cada paso, la IV Internacional auspicia un sistema de reivindicaciones transitorias, cuyo

sentido es el de dirigirse cada vez más abierta y resueltamente contra las bases del régimen burgués.

El viejo “programa mínimo” es constantemente superado por el programa de transición cuyo objetivo

consiste en una movilización sistemática de las masas para la revolución proletaria.

ESCALA MOVIL DE LOS SALARIOS Y ESCALA MOVIL DE LAS HORAS DE TRABAJO

En las condiciones del capitalismo en descomposición, las masas continúan viviendo la triste vida de

los oprimidos, quienes, ahora más que nunca, están amenazados por el peligro de ser arrojados en

abismo del pauperismo. Están obligados a defender su pedazo de pan ya que no pueden aumentarlo

ni mejorarlo. No es posible ni necesario enumerar las diversas reivindicaciones parciales que surgen

a cada rato de circunstancias concretas, nacionales, locales, profesionales. Pero dos calamidades

económicas fundamentales, a saber: la desocupación y la carestía de la vida, exigen consignas y

métodos generales de lucha.

La IV Internacional declara una guerra implacable a la política de los capitalistas, que es, en gran parte,

la de sus agentes, los reformistas, tendiente a hacer recaer sobre los trabajadores todo el fardo del

militarismo, de la crisis, del desorden de los sistemas monetarios y demás calamidades de la agonía

capitalista. Reivindica el derecho al trabajo y una existencia digna para todos.

Ni la inflación ni la estabilización monetaria pueden servir de consignas al proletariado porque son las

dos caras de una misma moneda. Contra la carestía de la vida que, a medida que la guerra se

aproxima, se acentuará cada vez más, sólo es posible luchar con una consigna: la escala móvil de los

salarios. Los contratos colectivos de trabajo deben asegurar el aumento automático de los salarios

correlativamente con la elevación del precio de los artículos de consumo.

Bajo pena de entregarse voluntariamente a la degeneración, el proletariado no puede tolerar la

transformación de una multitud creciente de obreros en desocupados crónicos, en menesterosos que

viven de las migajas de una sociedad en descomposición. El derecho al trabajo es el único derecho

que tiene el obrero en una sociedad fundada sobre la explotación. No obstante se le quita ese derecho

a cada instante. Contra la desocupación, tanto de “estructura” como de “coyuntura” es preciso lanzar

la consigna de la escala móvil de las horas de trabajo. Los sindicatos y otras organizaciones de masas

deben ligar a aquellos que tienen trabajo con los que carecen de él, por medio de los compromisos

mutuos de la solidaridad. El trabajo existente es repartido entre todas las manos obreras existentes y


es así como se determina la duración de la semana de trabajo. El salario, con un mínimo estrictamente

asegurado sigue el movimiento de los precios. No es posible aceptar ningún otro programa para el

actual período de transición.

Los propietarios y sus abogados demostrarán “la imposibilidad de realizar” estas reivindicaciones. Los

capitalistas de menor cuantía, sobre todo aquellos que marchan a la ruina, invocarán además sus

libros de contabilidad. Los obreros rechazarán categóricamente esos argumentos y esas referencias.

No se trata aquí del choque “normal” de intereses materiales opuestos. Se trata de preservar al

proletariado de la decadencia, de la desmoralización y de la ruina. Se trata de la vida y de la muerte

de la única clase creadora y progresiva y, por eso mismo, del porvenir de la humanidad. Si el

capitalismo es incapaz de satisfacer las reivindicaciones que surgen infaliblemente de los males por él

mismo engendrados, no le queda otra que morir. La “posibilidad” o la “imposibilidad” de realizar las

reivindicaciones es, en el caso presente, una cuestión de relación de fuerzas que sólo puede ser

resuelta por la lucha. Sobre la base de esta lucha, cualesquiera que sean los éxitos prácticos

inmediatos, los obreros comprenderán, en la mejor forma, la necesidad de liquidar la esclavitud

capitalista.

LOS SINDICATOS EN LA EPOCA DE TRANSICION

En la lucha por las reivindicaciones parciales y transitorias, los obreros necesitan, ahora más que

nunca, organizaciones de masa, ante todo sindicatos. El auge de los sindicatos en Francia y en los

Estados Unidos es la mejor respuesta a las doctrinas ultra-izquierdistas que predicaban que los

sindicatos estaban “fuera de época”.

Los Bolchevique Leninistas se encuentran en las primeras filas de todas las formas de lucha, aún allí

donde se trata de los intereses de los más modestos de la clase obrera. Toman parte activa en la vida

de los sindicatos de masa, preocupándose de robustecer y acrecentar su espíritu de lucha. Luchan

implacablemente contra toda las tentativas de someter los sindicatos al estado burgués y de maniatar

al proletariado con “el arbitraje obligatorio” y todas las demás formas de intervención policial, no sólo

son fascistas sino también “democráticas”. Solamente sobre la base de ese trabajo es posible luchar

con buen éxito en el seno de los sindicatos contra la burocracia reformista incluidos los stalinistas. Las

tentativas sectarias de crear o mantener pequeños sindicatos “revolucionarios” como una segunda

edición del partido, significa en el hecho la renuncia por la lucha por la dirección de la clase

obrera. Hace falta plantear aquí como un principio inconmovible: el auto-aislamiento cobarde fuera de

los sindicatos de masas, equivalente a la traición a la revolución, es incompatible con la pertenencia a

la IV internacional.

Al mismo tiempo la IV Internacional rechaza y condena resueltamente todo fetichismo de los sindicatos,

propio de los treadeunionistas y de los sindicalistas.

a) Los sindicatos no tienen, y, por sus objetivos, su composición y el carácter de su reclutamiento, no

pueden tener un programa revolucionario acabado; por eso no pueden sustituir al partido. La creación

de partidos revolucionarios nacionales, secciones de la IV Internacional, es el objetivo central de la

época de transición.

b) Los sindicatos, aún los más poderoso, no abarcan más del 20 al 25 de la clase obrera y por otra

parte, sus capas más calificadas y mejor pagadas. La mayoría más oprimida de la clase obrera no es

arrastrada a la lucha sino episódicamente en los períodos de auge excepcional del movimiento obrero.

En estos momentos es necesario crear organizaciones ad-hoc, que abarquen toda la masa en lucha

los comités de huelga, los comités de fábrica, y en fin, los soviets.


c) En tanto que organizaciones de las capas superiores del proletariado, los sindicatos, como lo

atestigua toda la experiencia histórica, comprendida en ella la experiencia fresca aún de los sindicatos

anarco-sindicalistas de España, desenvuelven poderosas tendencias a la conciliación con el régimen

democrático burgués. En los períodos agudos de lucha de clases, los aparatos dirigentes de los

sindicatos se esfuerzan por convertirse en amos del movimiento de masas para domesticarlo. Esto se

produce ya en ocasión de simples huelgas, sobre todo con la ocupación de las fábricas, que sacuden

los principios de la propiedad burguesa. En tiempo de guerra o de revolución, cuando la situación de

la burguesía se hace particularmente difícil, los jefes de los sindicatos se transforman ordinariamente

en ministros burgueses.

Por todo lo que antecede las secciones de la IV Internacional deben esforzarse constantemente no

sólo en renovar el aparato de los sindicatos proponiendo atrevida y resueltamente en los momentos

críticos nuevos líderes dispuestos a la lucha en lugar de funcionarios rutinarios y carreristas, sino

también de crear en todos los casos en que sea posible, organizaciones de combate autónomas que

respondan mejor a los objetivos de la lucha de masas contra la sociedad burguesa, sin arredrarse, si

fuese necesario, frente a una ruptura abierta con el aparato conservador de los sindicatos. Si es

criminal volver la espalda a las organizaciones de masas para contentarse con ficciones sectarias, no

es menos criminal tolerar pasivamente la subordinación del movimiento revolucio-nario de las masas

al contralor de pandillas burocráticas abiertamente reaccionarias o conservadoras disfrazadas de

“progresistas”. El sindicato no es un fin en sí, sino sólo uno de los medios a emplear en la marcha

hacia la revolución proletaria.

LOS COMITES DE FABRICA

EI movimiento obrero de la época de transición no tiene un carácter regular e igual sino afiebrado y

explosivo. Las consignas, lo mismo que las formas de organización, deben ser subordinadas a ese

carácter del movimiento. Huyendo de la rutina como de la peste, la dirección debe prestar atención a

la iniciativa de las masas.

Las huelgas con ocupación de fábricas, una de las más recientes manifestaciones de esta iniciativa,

rebasan los límites del régimen capitalista normal. Independientemente de las reivindicaciones de los

huelguistas, la ocupación temporaria de las empresas asesta un golpe al ídolo de la propiedad

capitalista. Toda huelga de ocupación plantea prácticamente el problema de saber quién es el dueño

de la fábrica: el capitalista o los obreros.

Si la ocupación promueve esta cuestión episódicamente, el comité de fábrica da a la misma una

expresión organizada. Elegido por todos los obreros y empleados de la empresa, el comité de fábrica

crea de golpe un contrapeso a la voluntad de la administración.

A la crítica reformista de los patrones del viejo tipo, los “patrones de derecho divino”, del género de

Ford, frente a los “buenos” explotadores “democráticos”, nosotros oponemos la consigna de los

comités de fábrica como centro de lucha contra unos y otros.

Los burócratas de los sindicatos se opondrán, por regla general, a la creación de comités, del mismo

modo que se oponen a todo paso atrevido en el camino de la movilización de las masas. Sin embargo,

su oposición será tanto más fácil de quebrar cuanto mayor sea la extensión del movimiento. Allí donde

los obreros de la empresa están ya en los períodos “tranquilos” totalmente comprendidos en los

sindicatos, el comité coincidirá formalmente con el órgano del sindicato, pero renovará su compo-sición

y ampliará sus funciones. Sin embargo, el principal significado de los comités es el de transformarse

en estados mayores para las capas obreras que, por lo general, el sindicato no es capaz de abarcar.


Y es precisamente de esas capas más explotadas de donde surgirán los destacamentos más afectos

a la revolución.

A partir del momento de la aparición del comité de fábrica, se establece de hecho una dualidad de

poder. Por su esencia ella tiene algo de transitorio porque encierra en sí dos regímenes inconciliables:

el régimen capitalista y el régimen proletario. La principal importancia de los Comités de Fábrica

consiste precisamente en abrir un período pre-revolucionario, ya que no directamente revolucionario,

entre el régimen burgués y el régimen proletario. Que la propaganda por los Comités de Fábrica no es

prematura ni artificial, lo demuestra del mejor modo la ola de ocupación de fábricas que se ha

desencadenado en algunos países. Nuevas olas de ese género son inevitables en un porvenir próximo.

Es preciso iniciar una campaña en pro de los comités de fábricas para que los acontecimientos no se

tomen de improviso.

EL "SECRETO COMERCIAL" Y EL CONTROL OBRERO SOBRE LA INDUSTRIA

El capitalismo liberal basado en la concurrencia y la libertad de comercio se ha eclipsado en el pasado.

El capitalismo monopolizador que lo reemplazó, no solamente no ha reducido la anarquía del mercado,

sino que, por el contrario, le ha dado un carácter particularmente convulsivo. La necesidad de un

“control” sobre la economía, de una “dirección” estatal, de una “planificación” es reconocida ahora - al

menos verbalmente - por casi todas las corrientes del pensamiento burgués y pequeño-burgués, desde

el fascismo hasta la social-democracia. Para el fascismo se trata sobre todo de un pillaje “planificado”

del pueblo con fines militares. Los social-demócratas tratan de desagotar el océano de la anarquía con

la cuchara de una “planificación” burocrática. Los ingenieros y los profesores tratan de convertirse en

tecnócratas. Los gobiernos democráticos tropiezan en sus tentativas tímidas de “reglamentación” con

el sabotaje insuperable del gran capital.

El verdadero nexo entre explotadores y “controladores” democráticos se revela en el hecho de que los

señores “reformadores” poseídos de una santa emoción, se detienen en el umbral de los trusts con

sus “secretos” industriales y comerciales. Aquí reina el principio de “no intervención”. Las cuentas entre

el capital aislado y la sociedad constituyen un secreto del capitalismo: la sociedad no tiene nada que

ver con ellas. El “secreto” comercial se justifica siempre, como en la época del capitalismo liberal, por

los intereses de la “concurrencia”. En realidad los trusts no tienen secretos entre sí. El secreto

comercial de la época actual es un constante complot del capital monopolizador contra la sociedad.

Los proyectos de limitación del absolutismo de los “patrones de derecho divino” seguirán siendo

lamentables farsas mientras los propietarios privados de los medios sociales de producción puedan

ocultar a los productores y, a los consumidores la mecánica de la explotación, del pillaje y del engaño.

La abolición del “secreto comercial” es el primer paso hacia un verdadero control de la industria.

Los obreros no tienen menos derechos que los capitalistas a conocer los “secretos” de la empresa, de

los trusts, de las ramas de las industrias, de toda la economía nacional en su conjunto. Los bancos, la

industria pesada y los transportes centralizados deben ser los primeros sometidos a observación.

Los primeros objetivos del control obrero consisten en aclarar cuales son las ganancias y gastos de la

sociedad, empezando por la empresa aislada, determinar la verdadera parte del capitalismo aislado y

de los capitalistas en conjunto en la renta nacional, desenmascarar las combinaciones de pasillo y las

estafas de los bancos y de los trusts; revelar, en fin, ante la sociedad el derroche espantoso de trabajo

humano que resulta de la anarquía del capitalismo y de la exclusiva persecución de la ganancia.

Ningún funcionario del estado burgués puede llevar a cabo esa tarea, cualesquiera que sean los

poderes de que fuera investido. El mundo entero ha observado la impotencia del presidente Roosevelt

y del presidente del consejo León Blum frente al complot de las “60” o de las “200” familias de sus


respectivos países. Para quebrar la resistencia de los explotadores se requiere la presión del

proletariado. Los comités de fábrica y solamente ellos pueden asegurar un verdadero control sobre la

producción llamando en su ayuda como consejeros y no como tecnócratas a los especialistas honestos

y afectos al pueblo: contadores, estadísticos, ingenieros, sabios, etc... En particular la lucha contra la

desocupación es inconcebible sin una amplia y atrevida organización de “grandes obras públicas”.

Pero las grandes obras no pueden tener una importancia durable y progresiva, tanto para la sociedad

como para los desocupados, si no forman parte de un plan general, trazado para un período de varios

años. En el cuadro de un plan semejante los obreros reivindicarán la vuelta al trabajo, por cuenta de

la sociedad, en las empresas privadas cerradas a causa de la crisis. El control obrero en tales casos

sería sustituido por una administración directa por parte de los obreros.

La elaboración de un plan económico, así sea el más elemental, desde el punto de vista de los

intereses de los trabajadores y no de los explotadores, es inconcebible sin control obrero, sin que la

mirada de los obreros penetre a través de los resortes aparentes y ocultos de la economía capitalista.

Los comités de las diversas empresas deben elegir, en reuniones oportunas, comités de trusts, de

ramas de la industria, de regiones económicas, en fin, de toda la industria nacional, en conjunto. En

esa forma, el control obrero pasará a ser la escuela de la economía planificada. Por la experiencia del

control, el proletariado se preparará para dirigir directamente la industria nacionalizada cuando la hora

haya sonado.

A los capitalistas, especialmente aquellos de pequeña y mediana importancia que, a veces, proponen

ellos mismos abrir sus libros de cuentas ante los obreros - sobre todo para demostrarles la necesidad

de reducir los salarios - los obreros deberán responderles que lo que a ellos les interesa no es la

contabilidad de los quebrados o de los semi-quebrados aislados, sino la contabilidad de todos los

explotadores. Los obreros no pueden ni quieren adaptar su nivel de vida a los intereses de los

capitalistas aislados convertidos en víctimas de su propio régimen. La tarea consiste en reconstruir

todo el sistema de producción y de distribución sobre principios más racionales y más dignos. Si la

abolición del secreto comercial es la condición necesaria de control obrero, ese control representa el

primer paso en el camino de la dirección socialista de la economía.

LA EXPROPIACION DE CIERTOS GRUPOS DE CAPITALISTAS

El programa socialista de la expropiación, vale decir, de la destrucción política de la burguesía y de la

liquidación de su dominación económica, no puede, en ningún caso, constituir un obstáculo en el

presente período de transición, bajo diversos pretextos, a la reivindicación de la expropiación de ciertas

ramas de la industria, vitalísima para la existencia nacional de los grupos más parasitarios de la

burguesía.

Así, a las prédicas quejumbrosas de los señores demócratas sobre la dictadura de las “60” familias de

los Estados Unidos o de las “200” familias de Francia nosotros oponemos la reivindicación de la

expropiación de esos 60 o 200 señores feudales del capitalismo.

De igual modo reivindicamos la expropiación de las compañías monopolizadoras de la industria de

guerra, de los ferrocarriles, de las más importantes fuentes de materias primas, etc...

La diferencia entre estas reivindicaciones y la consigna reformista demasiado vieja de

“nacionalización” consiste en que: 1) Nosotros rechazamos la indemnización; 2) Prevenimos a las

masas contra los charlatanes del Frente Popular que, mientras proponen la nacionalización en

palabras, siguen siendo, en los hechos, los agentes del capital; 3) Aconsejamos a las masas a contar

solamente con su fuerza revolucionaria; 4) ligamos el problema de la expropiación a la cuestión del

poder obrero y campesino.


La necesidad de lanzar la consigna de la expropiación en la agitación cotidiana, por consecuencia, de

una manera fraccionada, y no solamente desde un punto de vista de propaganda, bajo su forma

general, es provocada porque las diversas ramas de la industria se encuentran en un distinto nivel de

desarrollo, ocupan lugares diferentes en la vida de la sociedad y pasan por diferentes etapas de la

lucha de clases. Sólo el ascenso revolucionario general del proletariado puede poner la expropiación

general de la burguesía en el orden del día. El objeto de las reivindicaciones transitorias es el de

preparar al proletariado a la resolución de esta tarea.

LA EXPROPIACION DE LOS BANCOS PRIVADOS Y LA ESTATIZACION DEL SISTEMA DE

CREDITOS

El imperialismo significa la dominación del capital financiero. Al lado de los consorcios y de los trusts

y frecuentemente arriba de ellos, los bancos concentran en sus manos la dirección de la economía.

En su estructura, 105 bancos reflejan bajo una forma concentrada, toda la estructura del capitalismo

contemporáneo: combinan la tendencia al monopolio con la tendencia a la anarquía. Organizan

milagros de técnica, empresas gigantescas, trusts potentes y organizan también la vida cara, las crisis

y la desocupación. Imposible dar ningún paso serio hacia adelante en la lucha contra la arbitrariedad

monopolista y la anarquía capitalista si se dejan las palancas de comando de los bancos en manos de

los bandidos capitalistas. Para crear un sistema único de inversión y de crédito, según un plan racional

que corresponda a los intereses de toda la nación es necesario unificar todos los bancos en una

institución nacional única. Sólo la expropiación de los bancos privados y la concentración de todo el

sistema de crédito en manos del Estado pondrá en las manos de éste los medios necesarios, reales,

es decir materiales, y no solamente ficticios y burocráticos, para la planificación económica.

La expropiación de los bancos no significa en ningún caso la expropiación de los pequeños depósitos

bancarios. Por el contrario para los pequeños depositantes la banca del Estado única podrá crear

condiciones más favorables que los bancos privados. De la misma manera sólo la banca del Estado

podrá establecer para los campesinos, los artesanos y pequeños comerciantes condiciones de crédito

privilegia-do, es decir, barato. Sin embargo, lo más importante es que, toda la economía, en primer

término la industria pesada y los transportes, dirigida por un Estado mayor financiero único, sirva a los

intereses vitales de los obreros y de todos los otros trabajadores.

No obstante, la estatización de los bancos sólo dará resultados favorables si el poder estatal mismo

pasa de manos de los explotadores a manos de los trabajadores.

PIQUETES DE HUELGA, DESTACAMENTO DE COMBATE, MILICIA OBRERA, EL ARMAMENTO

DEL PROLETARIADO

Las huelgas con ocupación de fábricas son una muy seria advertencia dirigida por las masas no sólo

a la burguesía sino también a las organizaciones obreras, comprendida la cuarta Internacional. En

19l9-1920, los obreros italianos ocuparon, por su propia iniciativa las fábricas señalando así a sus

propios “jefes” la llegada de la revolución social. Los “jefes” no tomaron en cuenta la advertencia. Los

resultados fueron la victoria del fascismo.

Las huelgas con ocupación no son todavía la toma de la fábrica a la manera italiana: pero son un paso

decisivo en este camino. La crisis actual puede exacerbar extremadamente la marcha de la lucha de

clases y precipitar el desenlace. No hay que creer sin embargo que una situación revolucionaria surge

repentinamente. En realidad su aproximación será señalada por toda una serie de convulsiones. La

ola de huelgas con ocupación de fábricas es precisamente una de ellas. La tarea de las secciones de

la Cuarta Internacional es de ayudar a la vanguardia proletaria a comprender el carácter general y los


ritmos de nuestra época y fecundar a tiempo la lucha de masas con consignas cada vez más resueltas

y con medidas de organización para el combate.

La exacerbación de la lucha del proletariado significa la exacerbación de los métodos de resistencia

por parte del capital. Las nuevas olas de huelgas con ocupación de fábricas pueden provocar y

provocarán infaliblemente enérgicas medidas de reacción por parte de la burguesía. El trabajo

preparatorio se conduce desde ahora en los estados mayores de los trusts. ¡Desgraciadas las

organizaciones revolucionarias, desgraciado el proletariado si se deja tomar nuevamente de improviso!

La burguesía no se limita en ninguna parte a utilizar solamente la policía y el ejército oficiales. En los

Estados Unidos, incluso en los períodos de “calma”, mantiene destacamentos amarillos y bandas

armadas de carácter privado en las fábricas. Es preciso agregar ahora las bandas de nazis

norteamericanas. La burguesía francesa en cuanto sintió la proximidad del peligro movilizó los

destacamentos fascistas semilegales e ilegales, hasta en el interior del ejército oficial. Bastará que los

obreros ingleses aumenten de nuevo su empuje para que de inmediato las bandas de Lord Mosley se

dupliquen, tripliquen, decupliquen en número e inicien una cruzada sangrienta contra los obreros. La

burguesía advierte claramente que en la época actual la lucha de clases infaliblemente tiende a

transformarse en guerra civil. Los magnates y los lacayos del capital han aprendido en los ejemplos

de Italia, Alemania, Austria y otros países, mucho más que los jefes oficiales del proletariado

Los políticos de la Segunda y la Tercera Internacional, al igual que los burócratas de los sindicatos

conscientemente cierran los ojos ante el ejército privado dc la burguesía, pues de lo contrario no

podrían mantener ni durante 24 horas su alianza con ella. Los reformistas inculcan sistemáticamente

a los obreros la idea de que la sacrosanta democracia está más segura allí donde la burguesía se halla

armada hasta los dientes y los obreros desarmados.

La Cuarta Internacional tiene el deber de acabar de una vez por todas con esta política servil. Los

demócratas pequeño-burgueses incluso los social-demócratas, los socialistas y los anarquistas gritan

más estentóreamente acerca de la lucha con el fascismo cuanto más cobardemente capitulan ante el

mismo. Las bandas fascistas sólo pueden ser contrarrestadas victoriosamente por los destacamentos

de obreros armados que sienten tras de sí el apoyo de millones de trabajadores. La lucha contra el

fascismo no se inicia en la redacción de una hoja liberal, sino en la fábrica y termina en la calle. Los

elementos amarillos y los gendarmes privados en las fábricas son las células fundamentales del

ejército del fascismo. Los piquetes de huelgas son las células fundamentales del ejército del

proletariado. Por allí es necesario empezar. Es preciso inscribir esta consigna en el programa del ala

revolucionaria de los sindicatos. En todas partes donde sea posible, empezando por las

organizaciones juveniles, es preciso constituir prácticamente milicias de autodefensa, adiestrándolas

en el manejo de las armas.

La nueva ola del movimiento de masas no sólo debe servir para aumentar el número de esas milicias,

sino también para unificarlas por barrios, ciudades y regiones Es preciso dar una expresión organizada

al legítimo odio de los obreros en contra de los elementos rompehuelgas, las bandas de pistoleros y

de fascistas. Es preciso lanzar la consigna de la milicia obrera como única garantía seria de la

inviolabilidad de las organizaciones, las reuniones y la prensa obrera.

Sólo gracias a un trabajo sistemático, constante, incansable valiente en la agitación y en la

propaganda, siempre en relación con la experiencia de la masa misma, pueden extirparse de su

conciencia las tradiciones de docilidad y pasividad: educar destacamentos de heroicos combatientes,

capaces de dar el ejemplo a todos los trabajadores, infligir una serie de derrotas tácticas a las bandas

de la contrarrevolución, aumentar la confianza en sí mismos de los explotados, desacreditar el


fascismo a los ojos de la pequeña burguesía y despejar el camino para la conquista del poder para el

proletariado.

Engels definía el Estado “destacamentos de elementos armados”. El armamento del proletariado es

un factor integrante indispensable de su lucha emancipadora. Cuando el proletariado lo quiera, hallará

los caminos y los medios para armarse. También en este dominio la dirección incumbe naturalmente

a las secciones de la Cuarta Internacional.

LA ALIANZA DE LOS OBREROS Y DE LOS CAMPESINOS

El obrero agrícola es, en la aldea, el hermano y el compañero del obrero de la industria. Son dos partes

de una sola y misma clase. Sus intereses son inseparables. El programa de las reivindicaciones

transitorias de los obreros industriales es también, con tales o cuales cambios, el programa del

proletariado agrícola.

Los campesinos (chacareros) representan otra clase: es la pequeña burguesía de la aldea. La pequeña

burguesía se compone de diferentes capas, desde los semi-propietarios hasta los explotadores.

De acuerdo con esto, la tarea política del proletariado de la industria consiste en llevar la lucha de

clases a la aldea: solamente así podrá separar sus aliados de sus enemigos.

Las peculiaridades del desarrollo nacional de cada país hallan su más viva expresión en la situación

de los campesinos y parcialmente de la pequeña burguesía de la ciudad (artesanos y comerciantes)

porque estas clases, por numerosas que sean, representan en el fondo sobrevivencias de formas

precapitalistas de la producción. Las secciones de la Cuarta Internacional deben, de la forma más

concreta posible, elaborar programas de reivindicaciones transitorias para los campesinos

(chacareros) y la pequeña burguesía de la ciudad correspondiente a las condiciones de cada país. Los

obreros avanzados deben aprender a dar respuestas claras y concretas a los problemas de sus futuros

aliados.

En tanto siga siendo el campesino un pequeño productor “independiente”, tiene necesidad de crédito

barato, de precios accesibles para las máquinas agrícolas y los abonos, de condiciones favorables de

transportes, de una organización honesta para las negociaciones de los productos agrícolas. Sin

embargo los bancos, los trusts, los comerciantes extorsionan al campesinado por todas partes. Sólo

los campesinos pueden reprimir este pillaje, con la ayuda de los obreros. Es necesario que entren a

actuar comités de chacareros pobres que, en común con los comités obreros y los comités de

empleados de banco, tomaran en sus manos el control de las operaciones de transporte, de crédito y

de comercio que interesan a la agricultura.

Invocando de manera mentirosa las “excesivas” exigencias de los obreros, la gran burguesía convierte

artificialmente el problema del precio de las mercaderías en una cuña que introduce luego entre los

obreros y los campesinos, entre los obreros y la pequeña burguesía de las ciudades. Los campesinos,

el artesano y el pequeño comerciante, a diferencia del obrero, del empleado y del pequeño funcionario

no pueden reclamar un aumento del salario paralelo al aumento de los precios. La lucha burocrática

oficial contra la carestía de la vida no sirve más que para engañar a las masas. Los campesinos, los

artesanos y los comerciantes, sin embargo, en su condición de consumidores, deben tomar una

participación activa, junto con los obreros, en la política de los precios. A las prédicas de los capitalistas

relativas a

los gastos de producción, de transporte y de comercio, los consumidores deben responder: “muestren

vuestros libros, exigimos el control sobre la política de los precios”. Los órganos de este control deben

ser los comités de vigilancia de los precios, formados por delegados de las fábricas, los sindicatos, las


cooperativas, las organizaciones de campesinos, los elementos de la pequeña burguesía pobre de las

ciudades, de los trabajadores del servicio doméstico, etc... De este modo los obreros demostrarán a

los campesinos que la razón de la elevación de los precios no consiste en los salarios altos sino en las

ganancias excesivas de los capitalistas y en el derroche de la anarquía capitalista.

El programa de la nacionalización de la tierra y de la colectivización de la agricultura debe formularse

de tal manera que excluya radicalmente la idea de la expropiación de los campesinos pobres o de la

colectivización forzosa. El campesino continuará siendo el campesino de su lote de tierra mientras él

mismo lo considere necesario y posible. Para rehabilitar el programa socialista a los ojos de los

campesinos es preciso desenmascarar implacablemente los métodos stalinistas de colectivización,

dictados por intereses de la burocracia y no los intereses de los campesinos y de los obreros.

La expropiación de los expropiadores tampoco significa el despojo forzoso de los artesanos pobres y

de los pequeños comerciantes. Por el contrario, el control de los obreros sobre los bancos y los trusts,

y con mayor razón la nacionalización de estas empresas, puede crear para la pequeña burguesía de

la ciudad condiciones incompara-blemente más favorables de crédito, de compra y venta, que bajo la

dominación ilimitada de los monopolios la dependencia de esas empresas respecto del capital privado

será sustituida por la dependencia respecto al Estado, cuya atención a las necesidades de sus

pequeños copartícipes y agentes será tanto mayor cuanto más riguroso sea el control de los obreros

sobre el mismo.

La participación práctica de los campesinos explotados en el control de las distintas ramas de la

economía permitirá a los campesinos decidir por sí mismo el problema de saber si les conviene o no

sumarse al trabajo colectivo de la tierra, en qué plazos y en qué escala. Los obreros de la industria se

comprometen a aportar en este camino toda su colaboración a los campesinos por intermedio de los

sindicatos, de los comités de fábrica y, sobre todo, del gobierno obrero y campesino. La alianza que el

proletariado propone no a las clases medias en general, sino a las capas explotadas de la ciudad y el

campo, contra todos los explotadores, e incluso los explotadores “medios”, no puede fundarse en la

coacción, sino solamente en un libre acuerdo que debe consolidarse en un “pacto” especial. Este

“pacto” es precisamente el programa de reivindicaciones transitorias, libremente aceptado por las dos

partes.

LA LUCHA CONTRA EL IMPERIALISMO Y CONTRA LA GUERRA

Toda la situación mundial, y por consecuencia también la vida política interior de los diversos países,

se hallan bajo la amenaza de la guerra mundial. La catástrofe que se aproxima penetra de angustia,

desde ya a las masas más profundas de la humanidad.

La II Internacional repite su política de traición de 1914 con tanta mayor convicción en cuanto la

Internacional comunista desempeña ahora el papel del primer violín del patrioterismo. Desde que el

peligro de guerra ha tomado un aspecto concreto, los stalinistas, superando con mucho a los pacifistas

burgueses y pequeño burgueses, se han convertido en los campeones de la pretendida “defensa

nacional”. La lucha revolucionaria contra la guerra recae así enteramente sobre los hombros de la IV

Internacional.

La política de los Bolcheviques Leninistas en esta cuestión ha sido formulada en las tesis

programáticas del Secretariado Internacional, que todavía ahora conservan todo su valor (La IV

Internacional y la Guerra, mayo de 1934). El éxito del partido revolucionario en el próximo período

dependerá ante todo de su política en la cuestión de la guerra y el arte de apoyarse en la experiencia

propia de las masas.


En el problema de la guerra más que en todo otro problema, la burguesía y sus agentes engañan al

pueblo con abstracciones, fórmulas generales y frases patéticas: “neutralidad”, ”seguridad colectiva”,

“armamentos para la defensa de la paz”, “defensa nacional”, “lucha contra el fascismo”, etc... Todas

estas fórmulas se reducen, en resumidas cuentas, a que la cuestión de la guerra, vale decir, la suerte

de los pueblos, debe quedar en manos de los imperialistas, de sus gobiernos, de su diplomacia, de

sus Estados Mayores con todas sus intrigas y complots contra los pueblos.

La IV Internacional rechaza con indignación todas estas abstracciones que juegan entre los

demócratas el mismo rol que entre los fascistas: “honor”, “sangre”, “raza”. Pero la indignación no es

suficiente. Es preciso ayudar a las masas con criterios, consignas y reivindicaciones transitorias

apropiadas para descubrir la realidad para distinguir lo que hay de concreto en el fondo de las

abstracciones fraudulentas. ¿”Desarme”? Pero toda la cuestión del desarme consiste en saber quién

desarmará y quien será desarmado. El único desarme que puede prevenir o detener la guerra es el

desarme de la burguesía por los obreros. Pero para desarmar a la burguesía, es necesario que los

obreros, ellos mismos, se armen.

¿“Neutralidad”? Pero el proletariado no es absolutamente neutral en la guerra entre Japón y China, o

entre Alemania y la U.R.S.S. ¿Significa esto la defensa de la China y de la U.R.S.S.? Evidentemente,

pero no por intermedio de los imperialistas que estrangularon a la China y a la U.R.S.S.

¿Defensa de la patria? Pero bajo esta abstracción la burguesía entiende la defensa de sus ganancias

y de su pillaje. Estamos dispuestos a defender la patria de los ataques de los capitalistas extranjeros,

una vez que hayamos atado de pies y manos e impedido a nuestros propios capitalistas atacar las

patrias de los demás, una vez que los obreros y los campesinos sean los verdaderos amos de nuestro

país; una vez que las riquezas del país pasen de manos de una ínfima minoría a las manos del pueblo;

una vez que el ejército, de un instrumento de los explotadores se convierta en un instrumento de los

explotados.

Es necesario saber traducir estas ideas fundamentales en ideas más particulares y más concretas,

según la marcha de los acontecimientos y la orientación y estado de espíritu de las masas. Es

necesario por otra parte, distinguir estrictamente del pacifismo del diplomático, del profesor, del

periodista, del pacifismo del carpintero, del obrero agrícola, de la lavandera. En el primer caso, el

pacifismo es la máscara del imperialismo. En el segundo es la expresión confusa de la desconfianza

hacia el imperialismo.

Cuando el pequeño campesino o el obrero hablan de la defensa de la patria, se representan la defensa

de su casa, de su familia y de las otras familias contra la invasión del enemigo, contra las bombas y

contra los gases. El capitalismo y su periodista entienden por defensa de la patria la conquista de

colonias y de mercados y la extensión, por el pillaje, de la parte “nacional” en los beneficios mundiales.

El patriotismo y el pacifismo burgués son completas mentiras. En el pacifismo, lo mismo que en el

patriotismo de los oprimidos, hay elementos que reflejan, de una parte el odio contra la guerra

destructora y de otra parte su apego a lo que ellos creen que es su interés. Es necesario utilizar estos

elementos para extraer las conclusiones revolucionarias necesarias. Es necesario saber oponer

honestamente estas dos formas de pacifismo y de patriotismo.

Partiendo de estas consideraciones, la IV Internacional apoya toda reivindicación, aún insuficiente, si

es capaz de llevar a las masas, aunque sea en un débil grado, a una política más activa a despertar

su crítica y a reforzar su control sobre las maquinaciones de la burguesía.

Es desde este punto de vista que nuestra sección americana, sostiene, criticándola, la proposición de

la institución de un referéndum sobre la cuestión de la declaración de guerra. Ninguna reforma


democrática puede impedir, por ella misma, a los dirigentes provocar la guerra cuando ellos lo quieran.

Es necesario hacer abiertamente esta advertencia. Pero cualesquiera que sean las ilusiones de las

masas respecto al referéndum, esta reivindicación refleja la desconfianza de los obreros y los

campesinos por el gobierno y el parlamento de la burguesía. Sin sostener ni desarrollar las ilusiones

de las masas, es necesario apoyar con todas las fuerzas la desconfianza progresiva de los oprimidos

hacia los opresores. Mientras más crezca el movimiento por el referéndum, más pronto los pacifistas

burgueses se aislarán, más se desacredi-taran los traidores de la Internacional Comunista y más viva

se hará la desconfianza de los trabajadores hacia los imperialistas.

Es desde este punto de vista que debe ser sostenida, en adelante, la reivindicación del derecho de

voto a los dieciocho años para los hombres y mujeres. Aquel que mañana será llamado a morir por la

“patria” debe tener el derecho de hacer oír su voz ahora. La lucha contra la guerra debe consistir, ante

todo, en la movilización revolucionaria de la juventud.

Es necesario hacer plena luz sobre el problema de la guerra en todos sus aspectos, principalmente

sobre aquel bajo el cual se presenta a las masas en un momento dado.

La guerra es una gigantesca empresa comercial, sobre todo para la industria de guerra. Es por eso

que las “doscientas familias” son los primeros patriotas y los principales provocadores de la guerra. El

control obrero sobre la industria de guerra es el primer paso sobre “los fabricantes” de la guerra.

A la consigna de los reformistas: impuesto sobre los beneficios de la industria de guerra, nosotros

oponemos la consigna de: confiscación de las ganancias y expropiación de las empresas que trabajan

para la guerra. Donde la industria de la guerra está “nacionalizada”, como en Francia, la consigna del

control obrero conserva todo su valor; el proletariado tiene hacia el estado burgués la misma

desconfianza que hacia el burgués individual.

¡Ni un hombre, ni un centavo para el gobierno burgués!

¡Nada de programas de armamento sino un programa de trabajos de utilidad pública!

¡Completa independencia de las organizaciones obreras del control militar-policíaco!

Es necesario arrancar de una vez por todas el destino de los pueblos de las manos de las camarillas

imperialistas ávidas y despiadadas que conspiran a sus espaldas. De acuerdo con esto reivindicamos:

abolición completa de la diplomacia secreta; todos los tratados y acuerdos deben ser accesibles a

cada obrero y campesino. Creación de escuelas militares para la formación de oficiales salidos de las

filas de los trabajadores y escogidos por las organizaciones obreras, instrucción militar de los obreros

y campesinos bajo el control inmediato de comités obreros y campesinos.

Sustitución del ejército permanente, es decir del cuartel, por una milicia popular en ligazón indisoluble

con las fábricas, las minas y los campos.

La guerra imperialista es la continuación y la exacerbación de la política de pillaje de la burguesía. La

lucha del proletariado contra la guerra imperialista es la continuación y la exacerbación de la lucha de

clase. El comienzo de la guerra cambia la situación y parcialmente los procedimientos de la lucha de

clases, pero no cambia ni los objetivos ni la dirección fundamental de la misma.

La burguesía imperialista domina el mundo, es por eso que la próxima guerra, en su carácter

fundamental, será una guerra imperialista. El contenido fundamental de la política del proletariado será,

en consecuencia, la lucha contra el imperialismo y su guerra. El principio fundamental de esta lucha

será: “El enemigo principal está en el país” o “La derrota de nuestro propio gobierno (imperialista) es

el menor mal”.


Pero todos los países del mundo no son países imperialistas. Al contrario la mayoría de los países son

víctimas del imperialismo. Algunos países coloniales o semi-coloniales intentarán, sin duda, utilizar la

guerra para sacudir el yugo de la esclavitud. De su parte la guerra no será imperialista sino

emancipadora. El deber del proletariado internacional será el de ayudar a los países oprimidos en

guerra contra los opresores, este mismo deber se extiende también a la U.R.S.S y a todo el estado

obrero que pueda surgir antes de la guerra. La derrota de todo gobierno imperialista en la lucha contra

un estado obrero o un país colonial es el menor mal.

Los obreros de un país imperialista no pueden ayudar a un país anti-imperialista por medio de su

gobierno, cualesquiera que sean, en un momento dado, las relaciones diplomáticas entre los dos

países. Si los gobiernos se encuentran en alianza temporaria que por la propia naturaleza debe ser

incierta, el proletariado del país imperialista debe permanecer en su posición de clase frente a su

gobierno y aportar el apoyo a su aliado no imperialista por sus métodos, es decir, por los métodos de

la lucha de clases internacional (agitación en favor del estado obrero y del país colonial, no solamente

contra sus enemigos, sino también contra sus aliados pérfidos; boicot y huelga en ciertos casos,

renuncia al boicot y la huelga en otros, etc...).

Sin dejar de sostener al país colonial y a la U.R.S.S. en la guerra, el proletariado no se solidariza, en

ninguna forma, con el gobierno burgués del país colonial ni con la burocracia termidoriana de la

U.R.S.S. Al contrario, mantiene su propia independencia política tanto frente a uno como frente a la

otra. Ayudando a una guerra justa y progresiva el proletariado revolucionario conquista las simpatías

de los trabajadores de las colonias y de la U.R.S.S. Afirma así la autoridad de la IV internacional y

puede ayudar por lo tanto, mejor, a la caída del gobierno burgués en el país colonial y de la burocracia

reaccionaria de la U.R.S.S.

Al principio de la guerra las secciones de la IV internacional se sentirán inevitablemente aisladas: cada

guerra toma de improviso a las masas populares y las empuja del lado del aparato gubernamental.

Los internacionalistas deberán marchar contra la corriente. No obstante, las devastaciones y los males

de la nueva guerra, que desde los primeros meses dejarán muy atrás los sangrientos horrores de

1914-18 desilusionarán pronto a las masas. Su descontento y su rebelión crecerán por saltos. Las

secciones de la IV internacional se encontrarán a la cabeza del flujo revolucionario. El programa de

reivindicaciones transitorias adquirirá una ardiente actualidad. El problema de la conquista del poder

por el proletariado se planteará con toda su amplitud.

Antes de agotar, o ahogar en sangre a la humanidad, el capitalismo envenena la atmósfera mundial

con los vapores deletéreos del odio nacional y racial. El antisemitismo es ahora una de las

convulsiones más malignas de la agonía capitalista.

La divulgación tenaz en contra de todos los prejuicios de raza y de todas las formas y matices de la

arrogancia nacional del chauvinismo, en particular del antisemitismo, debe entrar en el trabajo

cotidiano de todas las secciones de la IV Internacional, como el principal trabajo de educación en la

lucha contra el imperialismo y la guerra. Nuestra consigna fundamental sigue siendo:

¡Proletarios de todos los países, uníos!

EL GOBIERNO OBRERO Y CAMPESINO

La fórmula de “gobierno obrero y campesino” aparecida por primera vez en 1917 en la agitación de los

bolcheviques fue definitivamente admitida después de la insurrección de Octubre. No representaba en

este caso más que una denominación popular de la dictadura del proletariado, ya establecida. La

importancia de esta denominación consiste sobre todo en que ponía en primer plano la idea de la

alianza del proletariado y de la clase campesina colocada en la base del poder soviético.


Cuando la Internacional Comunista de los epígonos trató de hacer revivir la fórmula de “dictadura

democrática de los obreros y campesinos”, enterrada por la historia, dio a la fórmula de “gobierno

obrero y campesino” un contenido completamente diferente, puramente “democrático”, vale decir,

burgués, oponiéndola a la dictadura del proletariado. Los bolcheviques leninistas rechazaron

resueltamente la consigna de “gobierno obrero y campesino” en su interpretación democrático

burguesa. Afirmaban entonces y afirman ahora que cuando el partido del proletariado renuncia a salir

de los cuadros de la democracia burguesa, su alianza con la clase media no es otra cosa que un apoyo

al capital, como ocurrió con los menchevique y los socialistas revolucionarios en 1917, como ocurrió

con el partido comunista chino en 1925-1927 y como pasa ahora con los “frentes populares” de

España, de Francia y de otros países.

En Abril-Septiembre de 1917, los bolcheviques exigían que los socialistas revolucionarios y los

mencheviques rompieran su ligazón con la burguesía liberal y tomaran el poder en sus propias manos.

Con esta condición los bolcheviques prometían a los mencheviques y a los socialistas revolucionarios

representantes pequeño burgueses de obreros y campesinos, su ayuda revolucionaria contra la

burguesía renunciando, no obstante categóricamente a entrar en el gobierno y a tomar ninguna

responsabilidad política por ellos. Si los mencheviques y socialistas revolucionarios habían realmente

roto con los cadetes liberales y con el imperialismo extranjero, “el gobierno obrero y campesino” creado

por ellos, no hubiera hecho más que acelerar y facilitar la instauración de la dictadura del proletariado.

Pero es precisamente por esto que la dirección de la democracia pequeño burguesa se opuso con

todas sus fuerzas a la instauración de su propio poder. La experiencia de Rusia demuestra, la

experiencia de España y de Francia confirma de nuevo, que aún en las condiciones más favorables

los partidos de la democracia pequeño burguesa (socialistas revolucionarios, social demócratas,

stalinistas, anarquistas) son incapaces de crear un gobierno obrero y campesino, vale decir un

gobierno independiente de la burguesía.

No obstante la reivindicación de los bolcheviques dirigidas a los mencheviques y a los socialistas

revolucionarios: "¡Romped con la burguesía, tomad en vuestras manos el poder!" tiene para las masas

un enorme valor educativo. La negación obstinada de los mencheviques y de los socialistas

revolucionarios a tomar el poder, que apareció tan trágicamente en las jornadas de julio, los perdió

definitivamente en el espíritu del pueblo y preparó la victoria de los bolcheviques.

La tarea central de la Cuarta Internacional consiste en liberar al proletariado de la vieja dirección, cuyo

espíritu conservador está en completa contradicción con la situación catastrófica del capitalismo en su

decadencia y es el principal freno del progreso histórico. La acusación capital que la IV Internacional

lanza contra las organizaciones tradicionales del proletariado es la de que ellas no quieren separarse

del semi-cadáver de la burguesía.

En estas condiciones la reivindicación dirigida sistemáticamente a la vieja dirección: "¡Romped con la

burguesía, tomad el poder!" es un instrumento extremada-mente importante para descubrir el carácter

traidor de los partidos y organizaciones de las II y III Internacional es así como también de la

Internacional de Amsterdam.

La consigna de “gobierno obrero y campesino” es empleada por nosotros, únicamente, en el sentido

que tenía en 1917 en boca de los bolcheviques, es decir, como una consigna anti-burguesa y anticapitalista,

pero en ningún caso en el sentido “democrático” que posteriormente le han dado los

epígonos haciendo, de ella, que era un puente a la revolución, la principal barrera en su camino.


Nosotros exigimos de todos los partidos y organizaciones que se apoyan en los obreros y campesinos,

que rompan políticamente con la burguesía y tomen el carro campesino. En este camino de la lucha

por el poder obrero prometemos un completo apoyo contra la reacción capitalista. Al mismo tiempo

desarrollamos una agitación incansable alrededor de las reivindicaciones que deben constituir, en

nuestra opinión, el programa del “gobierno obrero y campesino”.

¿Es posible la creación del gobierno obrero y campesino por las organizaciones obreras tradicionales?

La experiencia del pasado demuestra, como ya lo hemos dicho, que esto es por lo menos, poco

probable. No obstante no es posible negar categórica-mente a priori la posibilidad teórica de que bajo

la influencia de una combinación muy excepcional (guerra, derrota, crack financiero, ofensiva

revolucionaria de las masas, etc...)Los partidos pequeño burgueses sin excepción a los stalinistas,

pueden llegar más lejos de lo que ellos quisieran en el camino de una ruptura con la burguesía. En

cualquier caso una cosa está fuera de dudas: aún en el caso de que esa variante poco probable llegara

a realizarse en alguna parte y un “gobierno obrero y campesino” - en el sentido indicado más arriballegara

a constituirse, no representaría más que un corto episodio en el camino de la verdadera

dictadura del proletariado.

Pero es inútil perderse en conjeturas. La agitación bajo la consigna de gobierno obrero y campesino

tiene en todos los casos un enorme valor educativo. Y no es por azar: esta consigna, completamente

general sigue la línea del desarrollo político de nuestra época (bancarrota, disgregación de los viejos

partidos burgueses, quiebre de la democracia, auge del fascismo, aspiración creciente de los

trabajadores a una política más activa y más ofensiva). Es por eso que cada una de nuestras

reivindicaciones transitorias debe conducir a una sola y misma conclusión política: los obreros deben

romper con todos los partidos tradicionales de la burguesía para establecer en común con los

campesinos su propio poder.

Es imposible prever cuáles serán las etapas concretas de la movilización revolucionaria de las masas.

Las secciones de la IV Internacional deben orientarse en forma crítica a cada nueva etapa y lanzar las

consignas que apoyen las tendencias de los obreros a una política independiente, profundicen el

carácter de clase de esta política, destruyan las ilusiones pacifistas y reformistas, refuercen la ligazón

de la envergadura con las masas y preparen la toma revolucionaría del poder.

LOS SOVIETS

Los comités de fábrica son como se ha dicho un elemento de la dualidad del poder en la fábrica. Es

por eso que su existencia sólo es posible bajo las condiciones de una creciente presión de las masas.

Esto también es cierto para las agrupaciones de masa para la lucha contra la guerra; para los comités

de control de precios y para los otros centros de movimiento cuya acción testifica, por sí misma que la

lucha de clases ha rebasado el cuadro de las organizaciones tradicionales del proletariado.

No obstante estos nuevos organismos y centros sentirán su falta de cohesión y su insuficiencia.

Ninguna de las reivindicaciones transitorias puede ser completamente realizada con el mantenimiento

del régimen burgués. Además de la agudización de la crisis social aumentará no sólo el sufrimiento de

las masas sino que también su impaciencia, su firmeza y su espíritu de ofensiva. Capas siempre

nuevas de oprimidos levantarán la cabeza y lanzarán sus reivindicaciones millones de necesitados, en

que los jefes reformistas nunca pensaron, comenzarán a golpear a las puertas de las organizaciones

obreras.

Los desocupados entrarán en el movimiento. Los obreros agrícolas, los campesinos arruinados o semiarruinados,

las capas proletarizadas de la intelectualidad, todos buscarán un reagrupamiento y una

dirección. ¿Cómo armonizar las diversas reivindicaciones y formas de lucha aunque sólo sea en los


limites de una ciudad? La historia ya ha respondido a este problema: por medio de los soviets

(Consejos) que reúnen los representantes de todos los grupos de lucha. Nadie ha propuesto hasta

ahora ninguna forma de organización y es dudoso que se pueda inventar otra. Los soviets no están

ligados a ningún programa a priori. Abren sus puertas a todos los explotados. Por esta puerta pasan

los representantes de las capas que son arrastradas por el torrente general de la lucha. La

organización se extiende con el movimiento y se renueva constantemente y profundamente. Todas las

tendencias políticas del proletariado pueden luchar por la democracia del soviets sobre la base de la

más amplia democracia.

Es por eso que la consigna de los soviets es el coronamiento del programa de reivindicaciones

transitorias.

Los soviets no pueden nacer sino donde el movimiento de las masas entra en una etapa abiertamente

revolucionaria. En tanto que eje alrededor del cual se unifican decenas de millones de trabajadores,

los soviets desde el momento de su aparición se constituyen en rivales adversarios de las autoridades

locales y, en seguida, del mismo gobierno central. Si el comité de fábrica crea los elementos de la

dualidad del poder en la fábrica, los soviets abren un período de dualidad del poder en el país.

La dualidad del poder es a su vez el punto culminante del período de transición. Dos regímenes, el

burgués y el proletario, se oponen, hostilmente uno al otro. El choque entre ambos es inevitable. De la

salida de éste depende la suerte de la sociedad. En caso de derrota de la revolución, la dictadura

fascista de la burguesía. En caso de victoria, el poder de los soviets, es decir, la dictadura del

proletariado y la reconstrucción socialista de la sociedad.

LOS PAISES ATRASADOS Y EL PROGRAMA DE REIVINDICACIONES TRANSITORIAS

Los países coloniales y semi-coloniales son por su misma naturaleza países atrasados. Pero estos

países atrasados viven en las condiciones de la dominación mundial del imperialismo. Es por eso que

su desarrollo tiene un carácter combinado: reúnen al mismo tiempo las formas económicas más

primitivas y la última palabra de la técnica y de la civilización capitalista. Esto es lo que determina la

política del proletariado de los países atrasados: está obligado a combinar la lucha por las tareas más

elementales de la independencia nacional y la democracia burguesa con la lucha socialista contra el

imperialismo mundial. Las reivindicaciones democráticas, las reivindicaciones transitorias y las tareas

de la revolución socialista no están separadas en la lucha por etapas históricas sino que surgen

inmediatamente las unas de las otras. Habiendo apenas comenzado a edificar sindicatos el

proletariado chino se vio ya obligado a pensar en los soviets. En este sentido, el presente programa

es plenamente aplicable a los países coloniales y semi-coloniales, al menos en aquellos que el

proletariado es ya capaz de tener una política independiente.

Los problemas centrales de los países coloniales y semi-coloniales son: la revolución agraria, es decir,

la liquidación de la herencia feudal y la independencia nacional, es decir, el sacudimiento del yugo

imperialista. Estas dos tareas están estrechamente ligadas la una a la otra.

Es imposible rechazar pura y simplemente el programa democrático; es necesario que las masas por

sí mismo sobrepasen este programa en la lucha. La consigna de la Asamblea Nacional (o

Constituyente) conserva todo su valor en países como la China o la India. Es necesario ante todo

armar a los obreros de este programa democrático. Sólo ellos pueden levantar y unir a los campesinos.

Sobre la base del programa democrático revolucionario es necesario oponer los obreros a la burguesía

"nacional". A una cierta etapa de la movilización de las masas bajo las consignas de la democracia

revolucionaria, los soviets pueden y deben surgir. Su rol histórico en cada período dado, en particular

su relación con la Asamblea Nacional, está determinado por el nivel político del proletariado, por la


ligazón entre éste y la clase campesina, por el carácter de la política del proletariado. Tarde o temprano

los soviets deben derribar a la democracia burguesa. Sólo ellos son capaces de llevar hasta el final la

revolución democrática y abrir así la etapa de la revolución socialista.

El peso específico de las diversas reivindicaciones democráticas y transitorias en la lucha del

proletariado, su ligazón recíproca, su orden de sucesión, está determinado por las particularidades y

condiciones propias de cada país atrasado, en una parte considerable, por su grado de atraso. No

obstante la dirección general del desarrollo revolucionario puede ser determinada por la fórmula de la

revolución permanente en el sentido que definitivamente han dado a esta fórmula las tres revoluciones

de Rusia (1905, febrero de 1917 y octubre de 1917).

La Internacional "Comunista" ha dado a los países atrasados el ejemplo clásico de la manera cómo se

puede causar la ruina de una revolución llena de fuerza y de promesas cuando en la impetuosa alza

del movimiento de masas en China en 1925-1927. la I.C. no lanzó la consigna de la Asamblea nacional

y al mismo tiempo prohibió la formación de los soviets. El partido burgués del Kuo-Min-Tang debía

según el plan de Stalin "reemplazar" a la vez a la Asamblea Nacional y a los Soviets. Después del

hundimiento inevitable de la insurrección de Cantón. la I.C. tomó el camino de la guerra de guerrillas

y de los soviets campesinos con una completa pasividad del proletariado industrial. Conducida por

este camino a una impasse la I.C. aprovechó la guerra Chino-Japonesa para liquidar de un plumazo

la "China Soviética" subordinando no solamente el "Ejercito Rojo" campesino sino también el llamado

partido Comunista al Kuo-Min-Tang mismo, es decir de la burguesía.

Después de haber traicionado a la revolución proletaria internacional en nombre de la amistad con los

esclavistas democráticos, el KOMINTERN no podía dejar de traicionar igualmente la lucha

emancipadora de los pueblos coloniales con un cinismo mucho mayor que con el que lo hiciera antes

la II Internacional. La política de los “Frentes Populares” y de la "Defensa Nacional " tiene como uno

de sus objetivos hacer con las centenas de millones de hombres de la población colonial, carne de

cañón para el imperialismo democrático. La bandera de la lucha de la emancipación de los pueblos

coloniales, es decir, de más de la mitad de la humanidad, pasa definitivamente a manos de la IV

Internacional

EL PROGRAMA DE REIVINDICACIONES TRANSITORIAS EN LOS PAISES FASCISTAS

Ha pasado bastante tiempo desde que los estrategas de la I.C. proclamaron que la victoria de Hitler

no era más que un paso hacia la victoria de Thaelman. Más de 5 años lleva pasados Thaelman en las

prisiones de Hitler. Mussohni mantiene a Italia bajo el fascismo desde hace más de 16 años. Mientras

tanto, todos los partidos de la Segunda y Tercera Internacionales se han mostrado impotentes no

solamente para provocar un movimiento de masas sino también para crear una organización ilegal

seria que pueda compararse, aunque sólo sea en cierta medida a los partidos revolucionarios rusos

de la época del zarismo.

No hay ninguna razón para ver la causa de estos fracasos en la potencia de la ideología fascista.

Mussolini no tuvo jamás ideología alguna y la ideología de Hitler nunca ha sido tomada en serio por

los obreros. Las capas de la población a las que el fascismo, en un momento dado, había seducido,

es decir, las clases medias, sobre todo, han tenido tiempo de desilucionarse. El hecho de que la

pequeña oposición existente se limite a los medios clericales protestantes y católicos, no se explica

por la potencia de las teorías semi-delirantes, semi-charlatanescas de la "raza', y de la "sangre" sino

ideologías de la democracia y del KOMINTERN.

Después del hundimiento de la Comuna de Paris, una reacción aplastante se prolongó cerca de 8

años. Después de la derrota de la revolución rusa en 1905 las masas obreras quedaron abatidas por


casi el mismo tiempo. No obstante en los dos casos no se trató más que de derrotas físicas

determinadas por la correlación de fuerzas. En Rusia se trataba, por otra parte, de un proletariado casi

virgen. La fracción de los Bolcheviques no contaba entonces más de tres años. La situación era

completamente diferente en Alemania donde la dirección pertenecía a potentes partidos los cuales

uno tenía 70 años de existencia y el otro cerca de 15. Estos dos partidos que tenían millones de

electores se encontraron moralmente paralizados ante la lucha y se rindieron sin combate. No ha

habido jamás catástrofe parecida en la historia el proletariado alemán no ha sido batido por el enemigo

en un combate; ha sido destruido por la cobardía, la abyección, la traición de sus propios partidos.

Nada de extraño tiene que haya perdido la fe en todo lo que estaba habituado a creer desde hace casi

tres generaciones. La victoria de Hitler a su vez ha reforzado a Mussolini.

La falta de éxito real del trabajo revolucionario en Italia y en Alemania no tiene otra razón que la política

criminal de la social democracia y del Comintern. Para realizar un trabajo ilegal es necesario no

solamente la simpatía de las masas, sino también el entusiasmo consciente de sus capas más

avanzadas. ¿Pero puede esperarse el entusiasmo en organizaciones que históricamente están en

quiebra? Los jefes emigrados son sobre todo agentes del Kremlin o de la G.P.U., desmoralizados

hasta la médula de los huesos, o antiguos ministros social-demócratas de la burguesía, que esperan

que el milagro los obreros le devolverán sus puestos perdidos. ¿Es posible imaginar, aunque sólo sea

por un momento a estos señores en el papel de futuros líderes de la revolución anti-fascista?

Los acontecimientos sobre la arena mundial tampoco han favorecido una conmoción revolucionaria en

Italia y Alemania: aplastamiento de los obreros austria-cos, derrota de la revolución española,

degeneración del Estado Soviético. En la medida en que los obreros italianos y alemanes dependen

de la radio para su información política, se puede decir con seguridad que las emisiones de Moscú,

que combinan la mentira termidoriana a la estupidez y la impotencia, constituyen un potente factor de

desmoralización para los obreros de los países totalitarios. En este aspecto como en otros Stalin no

es más que un auxiliar de Goebbels.

No obstante, los antagonismos de clase que han conducido a la victoria del fascismo, continúan su

trabajo aún bajo su dominación y lo roen poco a poco. El descontento de las masas crece. Centenares

de miles de obreros abnegados continúan, a pesar de todo, un trabajo prudente de topos

revolucionarios. Jóvenes generaciones que no han sufrido directamente el hundimiento de las grandes

tradiciones y de las grandes esperanzas, se levantan. La preparación molecular de la revolución está

en marcha bajo la pesada loza del régimen totalitario. Pero para que la energía escondida se

transforme en movimiento, es necesario que la vanguardia del proletariado haya encontrado una nueva

perspectiva, un nuevo régimen, un nuevo programa, una nueva bandera sin tacha.

Es esta la principal dificultad. Es extremadamente difícil para los obreros de los países fascistas

orientarse en los nuevos programas. La verificación de un programa se hace por la experiencia. Es

precisamente la experiencia del movimiento de masas lo que falta en los países de despotismo

totalitario. Es muy probable que sea necesario un gran éxito del proletariado en uno de los países

"democráticos" para dar un impulso al movimiento revolucionario en los países dominados por el

fascismo.

Una catástrofe financiera o militar puede tener el mismo efecto. Es necesario realizar actualmente un

trabajo preparatorio, sobre todo de propaganda, que no dará frutos abundantes sino en el porvenir.

Desde ya se puede afirmar con plena certeza: una vez que haya alumbrado el gran día, el movimiento

revolucionario en los países fascistas tomará de golpe una extensión grandiosa y no se detendrá para

resucitar cadáveres como el de Weimar.


Es sobre este punto que comienza la divergencia irreductible entre la IV Internacional y los viejos

partidos que sobreviven físicamente a su bancarrota. El "Frente Popular" en la emigración es una de

las variedades más nefastas y más traidoras de todos los frentes populares posibles. Significa en el

fondo la nostalgia impotente de una coalición con una burguesía liberal inexistente. Si tuviera algún

éxito, no habría más que preparar una serie de nuevas derrotas del proletariado a la manera española.

Es por eso que la propaganda despiadada contra la teoría y la práctica del Frente Popular es la primera

condición de la lucha revolucionaria contra el fascismo.

Esto no significa que la IV Internacional rechace las consignas democráticas. Al contrario, y en todas

partes bajo su propia bandera. Propone abiertamente su programa al proletariado de los países

fascistas. Desde ahora los obreros avanzados del mundo entero están firmemente convencidos que

el derrumbamiento de Mussolini y de Hitler y de sus agentes e imitadores, se producirá bajo la dirección

de la IV Internacional.

LA SITUACION DE LA U.R.S.S. Y LAS TAREAS DE LA EPOCA DE TRANSICIÓN

La Unión Soviética ha salido de la revolución de Octubre como un Estado obrero. La propiedad estatal

de los medios de producción, condición necesaria del desarrollo socialista, ha abierto la posibilidad de

un crecimiento rápido de las fuerzas productivas. El aparato del Estado obrero, aislado, sufrió mientras

tanto una completa degeneración, transformándose de instrumento de la clase obrera, en instrumento

de violencia burocrática contra la clase obrera y en forma creciente, en instrumento de sabotaje de la

economía. La burocratización de un Estado obrero, atrasado y aislado, y la transformación de la

burocracia en casta privilegiada omnipotente, es la refutación más convincente -no solamente teórica

sino práctica- de la teoría del socialismo en un solo país.

Así, el régimen de la URSS encierra contradicciones amenazantes. Pero continúa siendo un régimen

de Estado Obrero degenerado. Tal es el diagnóstico social.

El pronóstico político tiene un carecer alternativo: o la burocracia se transforma cada vez más en

órgano de la burguesía mundial dentro del Estado Obrero, derriba las nuevas formas de propiedad y

vuelve el país al capitalismo; o la clase obrera aplasta a la burocracia y abre el camino hacia el

socialismo.

Para las secciones de la IV Internacional los procesos de Moscú no son una sorpresa, ni el resultado

de la demencia personal del dictador del Kremlin, sino los productos legítimos del Termidor. Han nacido

de fricciones intolerables que existen en el interior de la burocracia soviética, fricciones que a su vez

reflejan las contradicciones entre la burocracia y el pueblo y también los antagonismos que se

profundizan en el seno del mismo "pueblo". La naturaleza sangrienta y fantástica de los juicios dan el

grado de intensidad de esas contradicciones y predicen la proximidad del desenlace.

Las declaraciones públicas de ex agentes del Kremlin en el extranjero que se han negado a regresar

a Moscú, han confirmado irrefutablemente, de su parte, que en el seno de la burocracia existen todos

los matices del pensamiento político: desde el verdadero bolchevismo (I. Reiss) hasta el fascismo

acabado (Th. Butenko). Los elementos revolucionarios de la burocracia, que constituyen una ínfima

minoría, reflejan, pasivamente, es cierto, los intereses socialistas del proletariado. Los elementos

fascistas contrarrevolucionarios, cuyo número aumenta sin cesar, expresan en forma cada vez más

consecuente los intereses del imperialismo mundial. Estos candidatos al rol de "compradores" piensan,

no sin razón, que la nueva capa dirigente no puede asegurar su posición privilegiada sin renunciar a

la nacionalización, a la colectivización y al monopolio del comercio exterior en nombre de la asimilación

de la "civilización occidental", vale decir, del capitalismo. Entre estos dos polos se reparten las


tendencias intermedias, más o menos vagas, de carácter menchevique, socialista-revolucionario o

liberal, que gravitan hacia la democracia burguesa.

En la llamada sociedad "sin clases" existen, sin ninguna duda, los mismos agrupamientos que en la

burocracia, pero con una expresión menos clara y expresados en proporción inversa: son las

tendencias capitalistas concientes, predominantes sobre todo, en las capas más prósperas de los

kolkoses, pero que representan una pequeña minoría de la población. Pero encuentran una amplia

base en las tendencias pequeño burguesas a la acumulación que nacen de la miseria general y que

la burocracia alienta concientemente.

Sobre este sistema de antagonismo crecientes que destruyen, cada vez más, el equilibrio social, se

mantiene, por métodos de terror, una oligarquía termidoriana, que por ahora se reduce sobre todo a la

camarilla bonapartista de Stalin.

Los últimos procesos han sido un golpe contra la izquierda. Esto es cierto también respecto a la

represión contra los jefes de la oposición de derecha, porque desde el punto de vista de los intereses

y de las tendencias de la burocracia, el grupo de derecha del viejo partido bolchevique, representa un

peligro de izquierda. El hecho de que la camarilla bonapartista, temerosa también de sus aliados de

derecha, del género de Butenko, se haya visto obligada, para asegurar su mantenimiento, a recurrir a

la exterminación, casi general de la vieja generación de bolcheviques es la prueba indiscutible de la

vitalidad de las tradiciones revolucionarias en las masas y del descontento creciente de las mismas.

Los demócratas pequeño-burgueses de Occidente, que aceptaban todavía ayer los procesos de

Moscú como moneda corriente, repiten ahora con insistencia que “en la U.R.S.S. no hay trotskismo ni

trotskistas”. Pero no explican por qué, toda la depuración se hace bajo el signo de la lucha contra este

peligro. Si se toma el “trotskismo” como un programa acabado y con más razón como una

organización, “el trotskismo” es sin duda, en la U.R.S.S., extremadamente débil. No obstante, su fuerza

invencible reside en ser la representación, no solamente de la tradición revolucionaria, sino también

de la oposición actual de la clase obrera. El odio social de los obreros por la burocracia, es

precisamente lo que a los ojos de la camarilla staliniana es el trotskismo. Teme mortalmente, y con

mucha razón, la vinculación de la sorda indignación de los trabajadores con la organización de la IV

Internacional.

La exterminación de la vieja generación de bolcheviques y de representantes revolucionarios de la

generación media y joven ha destruido todavía más el equilibrio político en favor a la derecha,

burguesa, de la burocracia, en todo el país. Es de ahí, es decir, de la derecha, que se puede esperar

en el próximo periodo, tentativas cada vez más resueltas de reconstruir el régimen social de la U.R.S.S.

aproximándolo a la “civilización occidental”, ante todo en su forma fascista.

Esta perspectiva da un carácter muy concreto a la cuestión de la "defensa de la U.R.S.S.". Si mañana

el grupo burgués-fascista o, por así decir, la "fracción Butenko" entra en la lucha por la conquista del

poder, la "fracción Reiss" tomará inevitablemente su lugar del otro lado de la barricada. Siendo

momentáneamente el aliado de Stalin, esta última defendería, no a la camarilla bonapartista de éste,

sino la base social de la U.R.S.S., es decir, la propiedad arrancada a los capitalistas y transformada

en propiedad del Estado. Si la "fracción Butenko" se encuentra en alianza militar con Hitler, la "fracción

Reiss" defenderá a la U.R.S.S. contra la intervención militar, en el interior de la U.R.S.S. como sobre

la arena mundial. Cualquier otra conducta sería una traición.

No es posible negar por adelantado la posibilidad, en casos estrictamente determinados, de un "frente

único" con la parte termidoriana de la burocracia contra la ofensiva abierta de la contra revolución

capitalista, pero la tarea política principal en la U.R.S.S. sigue siendo, a pesar de todo, el derrocamiento


de la burocracia termidoriana. Cada día añadido a su dominación contribuye a socavar los cimientos

de los elementos socialistas de la economía y aumentar las posibilidades de la restauración capitalista.

En el mismo sentido gravita la Internacional "Comunista" agente y cómplice de camarilla stalinista en

el sofocamiento de la revolución española y la desmoralización del proletariado internacional.

Al igual que en los países fascistas, la principal fuerza de la burocracia no está en ella misma, sino en

el desaliento de las masas, en la falta de una perspectiva nueva. Al igual que en los países fascistas,

de los cuales el aparato político de Stalin difiere sólo en ser de una crudeza más desenfrenada, sólo

un trabajo preparatorio de propaganda es actualmente posible en la U.R.S.S. Al igual que en los países

fascistas, la impulsión para el movimiento revolucionario de los obreros soviéticos será dada, muy

probablemente, por acontecimientos exteriores. La lucha contra el KOMINTERN sobre la arena

mundial es actualmente la parte más importante de la lucha contra la dictadura stalinista. Muchos

indicios permiten creer que la disgregación del KOMINTERN, que no tiene apoyo directo en la G.P.U.,

precederá la caída de la camarilla bonapartista y de toda la burocracia termidoriana en general.

El nuevo auge de la revolución en la U.R.S.S. comenzará sin ninguna duda, bajo la bandera de la

lucha contra la desigualdad social y la opresión política.

¡ Abajo los privilegios de la burocracia!

¡ Abajo el stajanovismo!

¡ Abajo la aristocracia soviética con sus grados y decoraciones!

¡Más igualdad en el salario de todas las formas de trabajo!

La lucha por la libertad de los sindicatos y los comités de fábrica, por la libertad de reunión y de prensa,

se desarrollará en lucha por el renacimiento y regeneración de la democracia soviética.

La burocracia ha reemplazado a los soviets, en sus funciones de órgano de clase, por la ficción del

sufragio universal, al estilo de Hitler-Goebbels. Es necesario devolver a los soviets no solamente su

libre forma, democrática, sino también su contenido de clase. De la misma manera que antes la

burguesía y los Kulaks no eran admitidos en los soviets, ahora la burocracia y la nueva aristocracia

deben ser arrojada de los soviets. En los soviets no hay lugar más que para los obreros, para los

miembros de base de los Koljoses, los campesinos y los soldados rojos.

La democratización de los soviets es inconcebible sin la legalización de los partidos soviéticos. Los

obreros y los campesinos, por sí mismos y por su libre sufragio decidirán qué partidos serán

considerados como partidos soviéticos.

¡Revisión completa de la economía planificada en interés de los productores y consumidores! Se debe

devolver el derecho de control de la producción a los Comités de fábrica. La cooperativa de consumos,

democráticamente organizada, debe controlar la calidad de los productos y sus precios.

¡Reorganización de los Koljoses de acuerdo con la voluntad e interés de los trabajadores que los

integran!

La política internacional conservadora de la burocracia debe ser reemplazada por la política del

internacionalismo proletario. Toda la correspondencia diplomática del Kremlin debe ser publicada.

¡Abajo la diplomacia secreta!

Todos los procesos políticos montados por la burocracia termidoriana deben ser revisados, bajo una

publicidad completa y un libre examen. Los organizadores de las falsificaciones deben sufrir el

merecido castigo.


Es imposible realizar este programa sin el derrocamiento de la burocracia que se mantiene por la

violencia y la falsificación. Sólo el levantamiento revolucionario victorioso de las masas oprimidas

puede regenerar el régimen soviético y asegurar la marcha adelante hacia el socialismo. Sólo el partido

de la IV Internacional es capaz de dirigir a las masas soviéticas a la insurrección.

¡Abajo la camarilla bonapartista del Caín-Stalin!

¡Viva la democracia soviética!

¡Viva la revolución socialista internacional!

CONTRA EL OPORTUNISMO Y EL REVISIONISMO SIN PRINCIPIOS

La política del partido de León Blum en Francia demuestra nuevamente que los reformistas son

incapaces de aprender nada de las lecciones de la historia. La social democracia francesa copia

servilmente la política de la social democracia alemana y marcha hacia la misma catástrofe. En las

últimas décadas, la Segunda Internacional ha ligado estrechamente su destino al régimen democrático

burgués y está pudriéndose a la par de él.

La Tercera Internacional ha entrado en el camino del reformismo precisamente ahora que la crisis del

capitalismo ha puesto definitivamente en el orden del día a la revolución proletaria. La política actual

de la II Internacional en España y en China, que consiste en arrastrarse ante la burguesía "nacional"

y "democrática", revela que ésta tampoco es capaz de cambiar ni de aprender nada. La burocracia,

que en la U.R.S.S. se ha convertido en una fuerza reaccionaria, no puede desempeñar un papel

revolucionario en el orden internacional.

En su conjunto, el anarcosindicalismo ha experimentado una evolución del mismo género. En Francia,

la burocracia sindical de León Jouhaux desde hace mucho tiempo se ha convertido en una agencia de

la burguesía en el seno de la clase obrera. En España, el anarcosindicalismo se desprendió de su

revolucionarismo de fachada, desde que apareció la revolución, y se convirtió en la quinta rueda del

carro de la democracia burguesa.

Las organizaciones intermedias centristas, que se agrupan en torno al Bureau de Londres, no son más

que apéndices "izquierdistas", poniendo en evidencia su absoluta incapacidad para orientarse en una

situación histórica y deducir conclusiones revolucionarias. Su punto culminante fue alcanzado por el

P.O.U.M. español que frente a una situación revolucionaria resultó ser completamente incapaz de

tener una política revolucionaria. Las trágicas derrotas que el proletariado mundial viene sufriendo

desde hace una larga serie de años han llevado a las organizaciones oficiales a un conservadurismo

todavía más acentuado y, al mismo tiempo, a los "revolucionarios" pequeño-burgueses

decepcionados, a buscar "nuevos" caminos. Como siempre en las épocas de reacción y decadencia,

por todas partes aparecen magos y charlatanes que quieren revisar todo el desenvolvimiento del

pensamiento revolucionario. En lugar de aprender del pasado, lo "corrigen". Unos descubren la

inconsistencia del marxismo, otros proclaman la quiebra del bolchevismo. Unos adjudican a la doctrina

revolucionaria la responsabilidad de los crímenes y errores de quienes lo traicionan. Otros maldicen a

la medicina porque no asegura una curación inmediata y milagrosa. Los más audaces prometen

descubrir una panacea y mientras tanto recomiendan que se detenga la lucha de clases. Numerosos

profetas de la nueva moral se disponen a regenerar al movimiento obrero con ayuda de una

homeopatía ética. La mayoría de estos apóstoles se han convertido en inválidos morales sin batalla.

Así, con el ropaje de revelaciones deslumbradoras no se ofrecen al proletariado más que viejas recetas

enterradas desde hace mucho tiempo en los archivos del socialismo anterior a Marx.


La IV Internacional declara una guerra implacable a las burocracias de la II y de la III Internacionales,

de la Internacional de Amsterdam y de la Internacional anarcosindicalista, lo mismo que a sus satélites

centristas; al reformismo sin reformas, al democratismo aliado a la G.P.U., al pacifismo sin paz, al

anarquismo al servicio de la burguesía, a los "revolucionarios" que temen mortalmente a la revolución.

Todas estas organizaciones no son promesas del porvenir sino supervivencias podridas del pasado.

La época de las guerras y de las revoluciones no dejará ni rastros de ellas.

La IV Internacional no busca ni inventa ninguna panacea. Se mantiene enteramente en el terreno del

marxismo, única doctrina revolucionaria que permite comprender la realidad, descubrir las causas de

las derrotas y preparar conscientemente la victoria. La IV Internacional continúa la tradición del

bolchevismo que por primera vez mostró al proletariado cómo conquistar el poder. La Cuarta

Internacional desecha a los magos, charlatanes y profesores de moral. En una sociedad basada en la

explotación, la moral suprema es la de la revolución socialista. Buenos son los métodos que elevan la

conciencia de clase de los obreros, la confianza en sus fuerzas y su espíritu de sacrificio en la lucha.

Inadmisibles son los métodos que inspiran el miedo y la docilidad de los oprimidos contra los

opresores, que ahogan el espíritu de rebeldía y de protesta, o que reemplazan la voluntad de las masas

por la de los jefes, la persuasión por la coacción y el análisis de la realidad por la demagogia y la

falsificación. He aquí por qué la social democracia, que ha prostituido el marxismo tanto como el

stalinismo, antítesis del bolchevismo, son los enemigos mortales de la revolución proletaria y de la

moral de la misma.

Mirar la realidad cara a cara, no buscar la línea de la menor resistencia, llamar a las cosas por su

nombre, decir la verdad a las masas por amarga que ella sea, no temer los obstáculos, ser fiel en las

pequeñas y en las grandes cosas, ser audaz cuando llegue la hora de la acción, tales son las reglas

de la IV Internacional. Ella ha mostrado que sabe marchar contra la corriente. La próxima ola histórica

la pondrá sobre su cresta.

CONTRA EL SECTARISMO

Bajo la influencia de la traición y de la degeneración de las organizaciones históricas del proletariado,

en la periferia de la IV Internacional han nacido o han degenerado grupos y formaciones sectarias de

diferentes géneros. En su base estos núcleos se niegan a luchar por los intereses y las necesidades

elementales de las masas, tal como ellas son. La preparación de la revolución significa para los

sectarios convencerse a sí mismos de las ventajas del socialismo. Proponen volver la espalda a los

viejos sindicatos, esto es, a decenas de millones de obreros. ¡Como si las masas pudieran vivir fuera

de las condiciones reales de la lucha de clases! Permanecen indiferentes ante la lucha interna de las

organizaciones reformistas. ¡Como si se pudiera conquistar a las masas sin intervenir en esa lucha!

Se rehúsan a hacer en la práctica una diferencia entre la democracia burguesa y el fascismo. ¡Cómo

si las masas no sintieran esa diferencia a cada paso!

Los sectarios sólo son capaces de distinguir dos colores: el blanco, y el negro. Para no exponerse a la

tentación, simplifican la realidad. Rehúsan establecer diferencias entre los campos en lucha en España

por la razón de que los dos campos tienen un carácter burgués. Y piensan, por la misma razón, que

es necesario permanecer neutral en la guerra de Japón contra China. Niegan la diferencia de principios

entre U.R.S.S. y los países burgueses y se rehúsan, vista la política reaccionaria de la burocracia

soviética, a defender contra el imperialismo las formas de propiedad creadas por la revolución de

Octubre.

Incapaces de encontrar acceso a las masas las acusan de incapacidad para elevarse hasta las ideas

revolucionarias. Estos profetas estériles no ven la necesidad de tender el puente de las

reivindicaciones transitorias, porque tampoco tienen el propósito de llegar a la otra orilla. Como mula


de noria, repiten, constantemente las mismas abstracciones vacías. Los acontecimientos políticos no

son para ello la ocasión de lanzarse a la acción, sino de hacer comentarios. Los sectarios del mismo

modo que los conlusionistas y los magos, al ser constantemente desmentidos por la realidad, viven en

un estado de continua irritación, se lamentan incesantemente del "régimen" y de los "métodos" y se

dedican a mezquinas intrigas. Dentro de su propio círculo, estos señores comúnmente ejercen un

régimen despótico. La postración política del sectarismo no hace más que seguir como una sombra a

la postración del oportunismo, sin abrir perspectivas revolucionarias. En la política práctica los

sectarios se unen a cada paso a los oportunistas, sobre todo a los centristas, para luchar contra el

marxismo.

La mayoría de los grupos y camarillas sectarias de esta índole, que se nutren de las migajas caídas

de la mesa de la IV Internacional, llevan una existencia organizativa "Independiente" con grandes

pretensiones, pero sin la menor posibilidad de éxito. Sin perder su tiempo, los bolcheviques leninistas

pueden abandonarlos tranquilamente a su propia suerte.

No obstante, también en nuestras propias filas se encuentran tendencias que ejercen una influencia

funesta sobre el trabajo de algunas secciones. Es algo que no debe tolerarse un solo días más. La

condición fundamental para pertenecer a la IV Internacional es una política justa respecto de los

sindicatos. El que no busca ni encuentra el camino del movimiento de masas no es combatiente sino

un peso muerto para el partido. Un programa no se crea para las redacciones, las salas de lectura o

los centros de discusión, sino para la acción revolucionaria de millones de hombres. La premisa

necesaria de los éxitos revolucionarios es la depuración de la IV Internacional del sectarismo y de los

sectarios incorregibles.

¡PASO A LA JUVENTUD! ¡PASO A LAS MUJERES TRABAJADORAS!

La derrota de la revolución española, provocada por sus “jefes”, la bancarrota vergonzosa del frente

popular en Francia y la divulgación de los actos de bandidaje judicial de Moscú, son hechos que en su

conjunto asestan a la III Internacional un golpe irreparable y, de paso, causan graves heridas a sus

aliados, los socialdemócratas y los anarcosindicalistas. Desde luego, esto no significa que los

integrantes de esas organizaciones se orientarán bruscamente hacia la IV Internacional. La generación

más vieja, que ha sufrido un terrible descalabro, en su mayor parte abandonará el frente de batalla.

De otra parte, la IV Internacional, de ningún modo aspira a transformarse en un refugio de inválidos

revolucionarios, burócratas y arribistas decepcionados. Por el contrario, contra la afluencia a nuestras

filas de los elementos pequeño-burgueses que dominan en los aparatos dirigentes de las viejas

organizaciones, es preciso adoptar las más estrictas medidas preventivas; un largo periodo de prueba

para los candidatos que no son obreros, sobre todo, si se trata de ex-burócratas; prohibición de que

ocupen puestos responsables en el partido durante los tres primeros años, etc... En la IV Internacional

no hay lugar para el arribismo, cáncer de las viejas internacionales. Sólo encontrarán cabida en

nuestras filas aquellos que quieran vivir para el movimiento y no a expensas del mismo.

Las puertas de la organización están completamente abiertas para los obreros revolucionarios, que

son quienes deben sentirse dueños de la misma. Claro está que aún entre los obreros que en un

tiempo ocuparon las primeras filas, actualmente hay no pocos fatigados y decepcionados. Por lo

menos en su próximo periodo se mantendrán apartados. Con el desgaste del programa y de la

organización manteniendo sobre sus hombros. El movimiento se renueva con la juventud, libre de toda

responsabilidad del pasado.

La IV Internacional presta una atención y un interés particularísimo a la joven generación del

proletariado. Toda su política se esfuerza por inspirar a la juventud confianza en sus propias fuerzas y

en su porvenir. Sólo el entusiasmo fresco y el espíritu beligerante de la juventud pueden asegurar los


primeros triunfos de la lucha y sólo éstos devolverán al camino revolucionario a los mejores elementos

de la vieja generación. Siempre fue así y siempre será así.

La marcha de las cosas lleva a todas las organizaciones oportunistas a concentrar su interés en las

capas superiores de la clase obrera, y, en consecuencia, ignoran tanto a la juventud como a las

mujeres trabajadoras. Ahora bien, la época de la declinación del capitalismo asesta a la mujer sus más

duros golpes tanto en su condición de trabajadora como de ama de casa. Las secciones de la IV

Internacional deben buscar apoyo en los sectores más oprimidos de la clase trabajadora, y por tanto,

entre las mujeres que trabajan. En ellas encontrarán fuentes inagotables de devoción, abnegación y

espíritu de sacrificio.

¡Abajo el burocratismo y el arribismo!

¡Paso a la juventud!

¡Paso a la mujer trabajadora!

Tales son las consignas inscritas en la bandera de la Cuarta Internacional.

BAJO LA BANDERA DE LA CUARTA INTERNACIONAL

Los escépticos preguntan: ¿Pero ha llegado el momento de crear una nueva Internacional? Es

imposible, dicen, crear "artificialmente" una Internacional. Sólo pueden hacerla surgir los grandes

acontecimientos, etc. Lo único que demuestran todas estas expresiones es que los escépticos no

sirven para crear una nueva Internacional. Por lo general, los escépticos no sirven para nada.

La Cuarta Internacional ya ha surgido de grandes acontecimientos; de las más grandes derrotas que

el proletariado registra en la historia. La causa de estas derrotas es la degeneración y la traición de la

vieja dirección. La lucha de clases no tolera interrupciones. La Tercera Internacional, después de la

Segunda, ha muerto para la revolución.

¡Viva la Cuarta Internacional!

Pero los escépticos no se callan ¿Pero ha llegado ya el momento de proclamarla? La Cuarta

Internacional- respondemos- no necesita ser "proclamada". Existe y lucha. ¿Es débil? Sí, sus filas son

todavía poco numerosas porque todavía es joven. Hasta ahora se compone sobre todo de cuadros

dirigentes. Pero estos cuadros son la única esperanza del porvenir revolucionario, son los únicos

realmente dignos de este nombre. Si nuestra Internacional es todavía numéricamente débil, es fuerte

por su doctrina, por su tradición, y el temple incomparable de sus cuadros dirigentes. Que esto no se

vea hoy, no tiene mayor importancia. Mañana será más evidente.

La Cuarta Internacional goza ya desde ahora del justo odio de los stalinistas, de los social-demócratas,

de las liberales burgueses y de los fascistas. No tiene ni puede tener lugar alguno en ningún frente

popular. Combate irreductiblemente a todos los grupos políticos ligados a la burguesía. Su misión

consiste en aniquilar la dominación del capital, su objetivo es el socialismo. Su método, la revolución

proletaria. Sin democracia interna no hay educación revolucionaria. Sin disciplina no hay acción

revolucionaria. El régimen interior de la Cuarta Internacional se rige conforme a los principios del

centralismo democrático: completa libertad en la discusión, absoluta unidad en la acción.

La crisis actual de la civilización humana es la crisis de la dirección proletaria. Los obreros

revolucionarios agrupados en torno a la Cuarta Internacional señalan a su clase el camino para salir

de la crisis. Le proponen un programa basado en la experiencia internacional del proletariado y de

todos los oprimidos en general, le proponen una bandera sin mácula.


Obreros y Obreras de todos los países, agrupados bajo la bandera de la Cuarta Internacional.

¡Es la bandera de vuestra próxima victoria!

ENCUENTRO SOBRE EXPERIENCIAS DE PODER POPULAR EN AMERICA LATINA

EXPERIENCIAS DE LUCHA POR LA CONSTRUCCION DE UN PODER POPULAR. CASO

NICARAGUA

Encuentro sobre experiencias de poder popular en América latina.

Mónica Baltodano

Sao Paulo BRASIL, 26 AL 30 DE OCTUBRE

I. Breve Introducción histórica

Hablar de la experiencia popular nicaragüense es hablar de las luchas sostenidas de un pueblo, por

más de 50 años, por una verdadera independencia, por una auténtica autodeterminación, y por una

sociedad más democrática y justa.

En 1927, Inicia su lucha antiimperialista Augusto C. Sandino después del llamado Pacto del Espino

Negro, en donde se acordó desarmar a las fuerzas nicaragüenses y entregarle las armas a los

invasores. Sandino no entregó sus armas y comenzó a organizar su propio Ejército Defensor de la

Soberanía Nacional.

Sandino y sus campesinos obtienen una gran victoria sobre los Marines, a los que logró derrotar a

pesar de las diferencias numéricas y tecnológicas. Pero luego es traicionado y muere, de manos de

Anastasio Somoza García. Con el asesinato de Sandino, el gobierno Norteamericano instala la

Dictadura Somocista, que dura hasta 1979, y que se constituyó en una de las más oprobiosas de

América Latina.

La Dictadura somocista se caracterizó por

1) Una total subordinación a los intereses norteamericanos. Las compañías norteamericanas

controlaron el comercio internacional de nuestros productos, nuestros recursos naturales: minas,

pesca, banano y más adelante sector financiero. Nicaragua fue una base militar para propósitos

imperiales. Control de la región Centroamericana y base para otras operaciones. No es casualidad

que de Nicaragua salieron una parte de los invasores de Bahía de Cochinos.

2) El enriquecimiento personal de la familia del dictador. Constituyó uno de los más grandes capitales

de la región.

3) El establecimiento de una democracia formal, reglas de juego aparentemente democráticas.

Elecciones periódicas (siempre amañadas), separación de poderes, leyes etc. Pero todo bajo el control

total de la dictadura.

4) A través de pactos y prebendas, logró mantener formalmente una "oposición” prebendaría, lo que

le permitía legitimarse periódicamente a través de los comicios.


5) Al amparo de su régimen floreció también una débil burguesía, sobre todo ligada al café y al algodón,

y luego a la actividad comercial y financiera. Mientras Somoza les permitió el desarrollo de sus

actividades estos sectores le apoyaron firmemente.

6) Ejerció una feroz represión, (el Ejercito era su guardia pretoriana) contra quienes luchaban por las

libertades. Incluso contra quienes utilizaron formas pacíficas de oposición. El incremento de la lucha

armada, le sirvió de pretexto para generalizar la represión.

7) Finalmente la falta de libertades públicas, y la lucha de resistencia desestabilizaron de tal manera

al régimen que la burguesía preocupada empezó a buscar un cambio, pero salvaguardando sus

intereses de clase. Se intentó un somocismo sin Somoza.

II. Contexto de la lucha y victoria sandinista

Caracterizamos a grandes rasgos el contexto en que se libró la lucha y los factores de la victoria

sandinista

a) El apoyo incondicional de los Estados Unidos hacia la dictadura, se mantuvo hasta los días finales

de la misma.

b) La Dictadura había logrado cierto desarrollo del modelo capitalista agro exportador. Nicaragua tuvo

el rol de abastecedor de materias primas baratas. (Algodón, café. Banano, carne, madera y oro) y

consumidor de los bienes producidos en Estados Unidos. La situación económica de Nicaragua vive

una cierta mejoría con el impulso de la Alianza para el Progreso. en los años 60.

c) Prevalece en el ámbito internacional la guerra fría entre los bloques Este-Oeste. Mientras los

Estados Unidos sigue respaldando la Dictadura somocista. La URSS se mantuvo distante y hasta

ignorante, sobre la naturaleza de la lucha que se libraba, pues sus representantes eran los partidos

comunistas tradicionales, quien hasta la victoria mantuvo una feroz critica a la lucha armada del FSLN.

d) La Revolución Popular Sandinista se produce en el momento en que comienza a manifestarse la

crisis de la deuda externa. Después de la etapa de transnacionalización de las economías, en donde

el capital financiero internacional de la post guerra han invertido grandes capitales en Latinoamérica a

través de su política de préstamos.

e) Hay un agotamiento de los modelos dictatoriales que han respaldado los Estados Unidos. Después

de la revolución cubana, se multiplican en todo Latinoamérica los movimientos de resistencia, las

luchas guerrilleras. La guerra de Viet-Nam los movimientos de Mayo en París, la masacre de Tlatelolco

en México, la victoria de Allende en Chile, hechos que crean un ambiente de efervescencia

latinoamericana.

f) El gobierno demócrata de Estados Unidos, con la presidencia de Jimmy Carter, se ve fuertemente

presionada por otros gobiernos del mundo, y organismos de derechos humanos, horrorizados por el

escalamiento de la represión y el genocidio de los Somoza. El incremento de la lucha popular obliga a

los Estados Unidos a plantearse el fin del apoyo a la dictadura, y la búsqueda de una salida negociada.

g) La Iglesia Católica latinoamericana, en muchos lugares asume un rol crítico de las dictaduras. Por

todos lados se crean movimientos cristianos que se identifican con la lucha armada revolucionaria.

h) A partir de 1977, el FSLN impulsa una política de alianzas con sectores descontentos de la

burguesía. Se adoptan novedosas formas de lucha política como el Grupo de los doce (aglutinamiento

de personalidades democráticas).

III. La Lucha Popular contra la Dictadura


La historia de las luchas populares tienen su origen en la resistencia que indígenas hicieron ante la

dominación española.

Sin embargo los sectores populares no desarrollaron muchas luchas independientes. Siempre fueron

ocupados como carne de cañón de intereses en pugna, por sectores de la clase dominante. Derrotado

el movimiento Sandinista, heróicas, pero muy limitadas, fueron las luchas sindicales, en la época de la

dictadura.

La nueva y principal fuerza de organización popular fue el Frente Sandinista de Liberación Nacional,

cuyo principal creador Carlos Fonseca, lo construye como una organización alternativa a los partidos

tradicionales, a las paralelas históricas, de liberales y conservadores, y como una fuerza nueva que

represente al pueblo buscando su propio camino.

IV. LAS BANDERAS

Las banderas se resumen en el Programa Histórico que elaboró Carlos Fonseca en 1968-69:

1) Soberanía nacional. La búsqueda de una Nicaragua independiente de los Estados Unidos, que sea

libre para construir su propia historia. En tal sentido busca, la independencia económica, el fin del

control de las transnacionales de nuestros recursos naturales, como el oro, el banano, los recursos

pesqueros. Pero ante todo reivindica el principio de la autodeterminación, el antiimperialismo y el fin

de la presencia norteamericana en nuestra patria, y una política exterior independiente.

2) Democracia y honestidad administrativa, El fin de la Dictadura y la construcción del poder popular.

La democracia Identificada con participación directa del pueblo en sus propias transformaciones.

3) Construcción de un ejercito nacional que tenga como misión la salvaguarda de la soberanía y no la

represión del pueblo Destrucción de la guardia nacional, como aparato privado de represión, que

humillaba, torturaba, y asesinaba a al pueblo.

4) Tierra para los campesinos. Reforma Agraria que ponga fin a la miseria rural y a la injusta

distribución de la tierra y al latifundio.

5) Justicia social, expresada como NO MÁS EXPLOTACION NI MISERIA Aniquilamiento de las

grandes diferencias sociales. Se proponía construir una sociedad mas justa, en donde todos tuviesen

acceso a la educación y a la salud gratuitas. La revolución en la cultura y la enseñanza

6) Emancipación de la mujer. Fin de la odiosa discriminación de las mujeres con respecto al hombre

7) Unidad popular centroamericana, con el propósito de dar continuidad al ideal de la unidad de la

región.

8) Plena libertad de organización del pueblo. Impulsar la organización popular autónoma de los

partidos tradicionales.

9) Libertad religiosa y Estado Laico.

10) Solidaridad entre los pueblos en lucha.

V. FORMAS DE LUCHA ADOPTADAS

El Frente Sandinista se organizó inicialmente como una fuerza guerrillera, que persigue el fin de la

dictadura y la toma del poder por la vía armada. Animada por los resultados del movimiento 26 de Julio


en Cuba, el Frente Sandinista escoge como teatro preferencial de su lucha el campo, aunque también

realiza operaciones en las ciudades.

A finales de los 60 y principios de los 70, se da una confluencia de los cristianos revolucionarios

nicaragüenses con el Frente Sandinista, y en particular con el movimiento estudiantil universitario.

Coinciden con la reflexión de que es necesario el desarrollo del movimiento popular en apoyo a la

lucha armada.

Se construyen a través de distintas organizaciones, puentes de vinculación con el campesinado, a

través del trabajo directo y las organizaciones campesinas que luchan por la tierra. En las ciudades, a

través de organizaciones juveniles y populares, alrededor de reivindicaciones como la vivienda, el

agua, los servicios de salud, por mejoras en las condiciones de vida. Y por supuesto, las luchas

sindicales. El Frente Sandinista se vincula estrechamente a las luchas de los maestros por sus

reivindicaciones salariales, por libertad sindical. Y después del terremoto de Managua (1972), a los

movimientos de obreros de la construcción.

De esta manera, dentro de las luchas sociales se van identificando a los hombres y mujeres que son

capaces de trascender las reivindicaciones inmediatas y llevar a un plano más político sus

expectativas. Entendiendo que para el cambio de la realidad, era necesaria la alianza obrero

campesina, que busque el poder, para el cambio integral de la realidad.

Así entendíamos entonces la importancia del poder, de asaltar los aparatos del Estado, como

instrumentos, para cambiar la realidad de injusticia que vivíamos.

Además de las luchas sectoriales, se lograron impulsar luchas eminentemente políticas, por la

democracia, por la libertad, como las luchas por la libertad de los presos políticos.

La incorporación masiva del pueblo a la lucha armada, se logró a través de dos décadas de trabajo de

base, en que se vincularon, acciones armadas con actividades políticas. Lucha por reivindicaciones

con golpes de mano, reclutamiento de colaboradores con asaltos a bancos para conseguir recursos.

Acciones de denuncia, de divulgación y de trabajo sobre la conciencia, con llamamientos a la

insurrección.

En los últimos años, se adoptaron formas de vinculación variadas. Desde las múltiples formas de

colaboración: aporte económico, prestar su automóvil, o su casa para una reunión, casas para que

vivan los combatientes clandestinos, o tareas de comunicaciones, conseguir armas, conseguir

vituallas, medicinas, curar un herido. Hasta la incorporación a los grupos de combate, en los que

también se articularon diferentes niveles de participación. Los grupos juveniles que actuaban en los

barrios o cercanos a sus casas en hostigamientos a la guardia (comités de acción popular), o brigadas

para acciones específicas o los guerrilleros clandestinos de tiempo completo, para acciones más

complejas.

También se logró construir una política de alianzas con sectores de la burguesía, que comenzó a

manifestar su descontento ante la voracidad económica y comercial de la Dictadura que invadía con

la competencia desleal sus cotos de caza.

Fue muy importante el trabajo internacional para conseguir respaldo político, apoyo en la condena a

la dictadura, y también para obtención de recursos.

Y finalmente la insurrección armada, que fue un gigantesco acto de masas, que involucró a decenas

de miles de nicaragüenses en las más diversas tareas.

VI. LA REVOLUCION POPULAR SANDINISTA


La victoria del 19 de Julio de 1979 fue la conclusión e inicio de una gigantesca demostración de

participación activa del pueblo. Para la realización de sus importantes tareas, contó siempre con la

acción organizada de los sectores populares.

La Revolución fue inmediatamente asediada por las fuerzas más reaccionarias de los Estados unidos,

particularmente desde que asume el poder Ronald Reagan, quien accede con un programa centrado

en la recuperación de la hegemonía mundial, y que se propone a toda costa, aniquilar el proyecto de

nación independiente que se inicia en nicaragua y amenaza con extenderse, sobre tres pilares

Ø Economía Mixta

Ø Pluralismo Político

Ø No-alineamiento

El movimiento popular giró alrededor de las siguientes tareas v Defensa de la Revolución,

inmediatamente agredida por los Estados Unidos, quienes organizaron rápidamente un ejército

contrarrevolucionario con restos de la guardia somocista, con los sectores desplazados y campesinos

descontentos. La defensa de la revolución se organizo a través de las milicias, las reservas y el servicio

militar.

v La participación en la Cruzada de Alfabetización y las tareas de educación

v La Reforma Agraria y la participación en jornadas productivas, cortes de café, algodón.

v La organización de ciudadanos se inicia, dando lugar a las grandes organizaciones de campesinos,

obreros, estudiantes, mujeres, pobladores, hasta la organización cuadra por cuadra, para realización

de tareas comunitarias. Todas girando alrededor de las grandes tareas revolucionarias.

v La creación de una nueva institucionalidad, a través de una nueva constitución y nuevas leyes

v El desarrollo de una desafiante política internacional independiente, que le lleva a abrir relaciones

con los países socialistas, de quienes empieza a recibir sustantiva ayuda.

VII: LECCIONES PARA LOS DESAFIOS DEL PRESENTE

El movimiento popular logró sostenerse en el poder hasta las elecciones de 1990. La razón

fundamental de la derrota electoral fue el desgaste profundo en la capacidad de resistencia de la

economía y la población, producto de las perdidas en vidas humanas, y la desesperante situación

económica.

Esta derrota se produce en un contexto adverso a las ideas de cambio en el mundo. En Europa se

produce el fin del socialismo real, y con ello cunde la sensación de que las fuerzas reaccionarias en el

mundo han vencido. El paradigma de la revolución luce derrotado.

Sin embargo se considera que otros factores que incidieron estaban dados por debilidades internas

del proceso mismo. Se descuido el trabajo sobre el factor conciencia, y la resistencia moral fue minada

por errores en la conducción, soberbia en las actuaciones, y una excesiva preocupación por el control

del poder, por el poder mismo. La dirigencia se fue distanciando de la base.

La Lucha librada por el pueblo Nicaragüense en sus diferentes etapas nos deja las siguientes

enseñanzas.

Uno: Ganar la conciencia popular


La toma del gobierno por la vía de las armas o por la vía electoral, no significa de manera mecánica la

garantía de las realizaciones esperadas por los sectores populares.

Tan o más importante que ganar el gobierno, es el trabajo sobre la conciencia entre la gente y entre

sus líderes. No es casual que en las condiciones de la democracia liberal, la lucha por la toma del

poder se presenta de manera exclusiva como la toma del gobierno por la vía electoral. Las armas o el

voto no deben sustituir la conciencia.

En la actualidad, los partidos políticos, predominantemente, incluidos los partidos de izquierda, son

arrastrados por la lógica del marketing político. Las campañas electorales se transforman en

operaciones de mercadeo político.

Se ganen o se pierdan, las elecciones pasan y, con demasiada frecuencia, pasan bajo la forma de

grandes frustraciones. Los intereses tácticos no deben oscurecer la prioridad que debe tener la

inversión estratégica y de largo plazo del trabajo ideológico sobre la conciencia del militante y del

ciudadano, para poder garantizar en el futuro las deseables y durables victorias.

Las realizaciones verdaderamente transformadoras y revolucionarias, son aquellas que los ciudadanos

realizan por ellos mismos motivados por su conciencia.

No es posible realizar profundas transformaciones, aun cuando el gobierno se alcance por una mayoría

electoral, sin una conciencia clara de la gente que le lleve proponer, impulsar, participar y defender

como propias tales transformaciones.

En las nuevas condiciones, (vida pacifica, democracia y mercado) los liderazgos partidarios son mucho

menos confiables y no ofrecen por sí mismos garantías suficientes para la satisfacción de las

aspiraciones ciudadanas. La experiencia indica que la seguridad de los intereses populares depende

de sus propias fuerzas, de su capacidad organizativa y de su voluntad de lucha, independientemente

del gobierno de turno.

En la experiencia de Nicaragua, el pueblo antes de apropiarse de las fuerzas productivas y de las

armas, se apropió primero de sentimiento y coraje, de símbolos e identidades, de proyectos y

esperanzas, de una bandera roja y negra que se encubaba en el alma y se cultivaba en la calle, en la

lucha contra la dictadura, el imperialismo y por cambiar la conducción de la sociedad, por la necesidad

de insertarse en un mundo de relaciones económicas y políticas internacionales más justo y más

fraterno, por el deseo de participar en las decisiones del estado y de la sociedad, y enrumbar a su país

a favor de los intereses del pueblo en su conjunto.

El trabajo de concientización, la educación del pueblo por el pueblo mismo, desarrolla el potencial de

transformación y cambio en los actores sociales. El trabajo sobre la conciencia que desemboca en la

organización de los propios protagonistas es la clave de los cambios.

El poder, como control de aparatos, es solo una parte. Si se controla el poder pero se descuida el

desarrollo del ser humano, de la conciencia, de la batalla de las ideas. Si se quiere construir una nueva

sociedad sin cuestionar la base ideológica sobre el que se asienta el viejo modelo, al final seremos

vencidos.

Dos. Una nueva horizontalidad

La concepción clásica de vanguardia es válida para algunos momentos, porque se necesita

conducción desde fuera de los procesos, pero el protagonismo del propio pueblo no puede ser

sustituido por una sola organización. Este es un tema en el que se impone una profunda revisión crítica


Urge renunciar al vanguardismo y a las estériles pretensiones hegemonistas. Creo que es necesario

renovar y actualizar la tolerancia en las relaciones políticas, entre los diversos agentes de la resistencia

a los desmanes y caos producidos por el neoliberalismo.

Para quienes defendemos los intereses de las mayorías, las alianzas son necesarias pero no sólo para

ganar elecciones: debemos priorizar a los sectores sociales organizados, con quienes es

imprescindible establecer confiables y verdaderas alianzas estratégicas, con el fin cimero de

transformar las estructuras económicas y sociales, en un nuevo contexto que ya ha puesto fin a la

tradicional relación autoritaria y de subordinación vertical de aquellos a los partidos, para sustituirlas

con relaciones horizontales de respeto, tolerancia y espíritu crítico..

La realidad nos conduce al reconocimiento de una nueva horizontalidad con una gran diversidad de

nuevas prácticas, la emergencia nuevos sujetos económicos, políticos, sociales y culturales,

alterándose de una manera que parece irreversible la realidad sociológica del mundo contemporáneo,

con la consecuente pérdida del monopolio de los viejos sujetos y las formas tradicionales de la acción

política

Tres: La Juventud como protagonista

La experiencia nos enseña, que es entre los jóvenes donde encontramos la mayor capacidad de

abnegación y sacrificio disponible en la sociedad frente al acomodamiento de la clase política, son

ellos los más capaces para acometer la realización de tareas que a otras generaciones parecen

imposibles.

Es esa juventud la depositaria de las mejores experiencias y por lo tanto, se transforma en exigente

sujeto de la acción política y social, en un mundo donde frecuentemente están en crisis la ética y la

credibilidad de los dirigentes sociales y de la clase política.

Es esa juventud la que ha probado estar mejor dispuesta en espíritu y energía para emprender la

rebelión mundial frente a la mediatización de las luchas; frente a las mutaciones ideológicas de quienes

alguna vez fueron dirigentes revolucionarios; frente a las claudicaciones políticas y el pragmatismo;

frente a la búsqueda del poder por el poder mismo; frente a la defensa de los nuevos intereses frutos

del ejercicio no siempre lícito ni legítimo del poder; frente a búsqueda sin principios de espacios de

poder, frente a la mezquindad y el egoísmo; frente al abandono de la solidaridad como conducta ética

y política; frente al sometimiento a los valores individualistas y mercantiles de la globalización

neoliberal, frente a todos esas viejas enfermedades del capitalismo, convertidas ahora en verdaderas

pestes planetarias.

Cuatro: Nuevas banderas

Las luchas en la sociedad contemporánea, no tienen como imperativo el diseño acabado de un nuevo

paradigma (cosmovisión) como en el pasado.

Es fundamental desarrollar una actitud comprometida de resistencia permanente y organizada contra

las múltiples formas de opresión de la mundialización capitalista. La resistencia de los pobladores del

planeta ha comenzado, a través de innumerables iniciativas innovadoras, de procesos autónomos de

reflexión y acción, los ciudadanos comienzan a reaccionar sin prejuicios ideológicos y sin exigir

lealtades y obligaciones partidistas.

Las banderas de siempre, aquellas que desde el amor han inspirado cada rebelión contra el status

quo:

¯ Por la vida,


¯ Contra la pobreza y por el progreso;

¯Contra la discriminación, la marginalidad y el atraso, por la igualdad de oportunidades para los

ciudadanos y las naciones;

¯ contra la opresión y la dictadura, por la libertad, la independencia nacional y la soberanía, son ahora

remozadas y enriquecidas por el vigor de las nuevas generaciones en cuyas manos se han

transformado en inspiración de nueva batallas sociales.

Mientras el sistema capitalista ha emprendido con éxito la tarea de demolición de las relaciones

fraternas entre los seres humanos, de sus escombros surgen nuevas banderas tales como

q Contra la Guerra y el hegemonismo, por la paz de los pueblos

q la lucha contra la corrupción, por la honestidad y la transparencia en la gestión pública;

q contra la dictadura de los hombres sobre las mujeres y de los padres sobre los hijos, por la plena

igualdad de derechos entre los sexos, y el diálogo y la democratización de las relaciones familiares;

q contra la doble moral, la discriminación, el racismo y la xenofobia, por la tolerancia, la convivencia

entre las razas y el respeto a las diferencias;

q contra la imposición de la fuerza militar y económica, por la fraternidad y la solidaridad entre los

ciudadanos y las naciones.

q contra el oportunismo y la mentira, por consecuencia y por la sinceridad en las relaciones personales

y políticas;

q contra la dilapidación de los recursos y el maltrato a las otras especies, por la defensa de la

naturaleza y del medio ambiente;

q contra el «capital centrismo», por la autonomía regional y municipal.

q Este es el punto de partida ya iniciado por los y las ciudadanos, con el acompañamiento desde luego

de los sectores más conscientes, a los cuales con toda seguridad veremos en el futuro dotados de un

mayor grado de coherencia, y por qué no, con altos niveles de coordinación y quizás hasta referentes

globales alternativos.

Cinco: Unidad no es unanimidad

La unidad, proclamada frecuentemente en nuestros partidos y movimientos sociales como condición

natural de la fortaleza interna y requerimiento para luchas victoriosas, se transforma muchas veces en

la imposición de mayorías artificiales, en la exigencia de la unanimidad con el disfraz del consenso, en

el aplastamiento de las minorías, en instrumento retardatario de la conciencia crítica, en la promoción

del inmovilismo político, en la negación del derecho a la iniciativa por parte de los cuadros y bases de

los partidos y sectores, en fin se convierte en demasiadas oportunidades, en el pretexto privilegiado

de los órganos superiores, dirigencias y caudillos, para preservar el poder y aplicar sus criterios

personales como decisiones del partido, al margen del criterio y la voluntad política de las bases.

La verdadera unidad no es la que resulta de la incondicionalidad. Así como la disciplina partidista no

es una categoría superior a la lealtad a los principios, a las propias convicciones ideológicas y a la

ética, la verdadera unidad es la que resulta de la coherencia entre la conciencia adquirida, el acuerdo

y los intereses compartidos en la acción común.

Seis: el asedio perpetuo a la opresión.


Sería poco responsable, sin embargo, ocultar o disfrazar una realidad inobjetable: no hemos salido

aún de un ya largo período de reflujo revolucionario, de euforia neoliberal y de hegemonía de la

sociedad de mercado.

En estas condiciones, nos parece que la táctica para la promoción de los cambios es la del asedio

permanente, multiclasista y multisectorial, a la hegemonía del capital y su cultura de opresión.

Por ello, el espíritu crítico y la actualización renovada de nuestros presupuestos teóricos, deben estar

acompañados de una táctica política flexible, promotora del diálogo, del consenso y de la incorporación

a la lucha de las más diversas expresiones posibles de rebeldía.

Desde la perspectiva del asedio a la opresión y al capital, deberíamos proponernos generar el hecho

del cambio, el acto emancipador, hoy y ahora, en cada trecho, en cada espacio disponible, contemos

o no con el concurso de las conocidas contradicciones de las fuerzas productivas y las relaciones de

producción, contemos o no, con la toma del poder político por un partido o una vanguardia, por los

medios que fuese.

A nuestro juicio, es hora de avanzar en el quehacer transformador, hacia la disputa de todos los

espacios, políticos, económicos o ideológicos. Hoy. Ahora mismo. Sin despreciar ninguna lucha,

ningún acto de insubordinación. Sin actitudes excluyentes. Resistiendo y avanzando. Cuestionando lo

opresivo y subyugante. Sin despreciar nada ni a nadie, dando lugar a todas las expresiones de la

conciencia posible. Afirmándonos y revelándonos. Tejiendo sin prejuicios los vínculos entre los

ciudadanos. Promoviendo la fraternidad, la audacia, la cooperación, la solidaridad entre quienes

luchan rebelándose al orden establecido. Afirmando los pasos y las ideas liberadoras. Creando las

respuestas, inventando la esperanza.

Todas las vías están abiertas para insubordinarse, para intentar transformar las cosas y al mismo

tiempo –lo cual me parece esencial- transformarnos nosotros mismos en permanentes sujetos de

cambio, en la medida que somos portadores y ejemplo de ese cambio.

Mejor aún, como señala el compañero sandinista Orlando Núñez: «Desarrollar la audacia para

deshacernos de la actual civilización y desprendernos de todos los «atavíos» para comenzar a

construir una nueva forma de pensar, sentir, luchar y vivir, recurrir a la memoria histórica de la

liberación hasta salirse de las rutas enajenadas cambiar de creencias, recuperar el goce del trabajo

creativo, de las acciones compartidas desarrollar la ética de las alianzas de justicia popular a fin de

recuperar el amor individual y colectivo»

Siete: sumarse a la rebelión

Tal pareciera que el más sano camino para seguir avanzando hacia la contribución por los cambios y

por lo tanto a nuestra propia transformación como hombres y mujeres nuevas, es la que logra articular

y combinar –con diálogo y tolerancia-- los mejores senderos de los caminos ya recorridos, y poniendo

especial atención a los actos imprevisibles de la conciencia humana, que termina por rebelarse y que

no acepta de manera indefinida la sumisión y la dependencia.

No se trata de erigir el pragmatismo y el espontaneísmo como paradigma de la acción transformadora.

Se trata a nuestro juicio de afinar cada vez más nuestros sensores para percibir la acción renovadora

de la conciencia crítica, empeñándonos en la tediosa y paciente tarea de organizar, concatenar y

articular las nuevas ideas y los pluriclasistas actos de rebeldía.

Nuestra sugerencia no pretende tampoco hacer la apología de la acción en detrimento de la reflexión

y la teoría. Tampoco somos nadie para pretender que los caminos tradicionalmente admitidos para la

promoción de los cambios se encuentran definitivamente agotados.


Sin embargo, no deberíamos obviar por ejemplo, que los cambios revolucionarios no se agotan y ni

siquiera se garantizan con las transformaciones de la economía, de la vida material, o la

democratización del Estado. El universo subjetivo, el espacio de los valores, de los afectos, el mundo

de la cultura, está siempre presente, activo, en los periodos de las luchas desde abajo y, con mayor

razón, en la plenitud de los cambios desde arriba.

Permítanme, para concluir este ámbito de reflexiones, la siguiente respetuosa insinuación: a nuestras

grandes referencias doctrinarias debemos sumarles la necesidad de su cuestionamiento crítico, y la

constante contribución para su permanente adecuación y renovación.

Por otra parte, la poli diversidad de los actos de insumisión, su multisectorialidad, requieren del

acompañamiento y de la indispensable labor intelectual comprometida, que contribuya a dar unidad y

coherencia a semejante complejidad y desafío.

El camino y el desafió, por amor a la humanidad, sigue siendo el mismo, la lucha continua.

Managua 29 de Septiembre 2003

BLOQUE DOS: LA IMPORTANCIA DEL EDUCADOR POPULAR COMO ACTOR DE

TRASFORMACION SOCIAL.

1. La importancia del educador popular como actor de transformación social

OBJETIVO

El educador popular como actor de trasformación social retomando los principios históricos y filosóficos

de la organización popular, el hombre nuevo, los intelectuales orgánicos y el bloque histórico, con el

objetivo de posicionarse como actor político en defensa de su propio pueblo.

Paulo Freire y la educación popular

El título de este artículo puede parecer una redundancia: es imposible pensar a Paulo Freire por fuera

de la educación popular; es imposible concebir a ésta sin referencia a su creador y principal exponente.

Sin embargo, dado que no necesariamente todo el mundo tiene claro de qué modo la pedagogía

freiriana dio origen y nutrió la corriente educativa popular, juzgué pertinente escribir este sencillo

artículo en torno al aporte del pedagogo brasileño en la configuración de los discursos y las prácticas

educativas críticas en América Latina.

En primer lugar, haré una breve referencia al contexto y trayectoria de Freire, para luego detenerme

en los que, a mi juicio, serían los pilares de su pensamiento en la fundamentación de la educación

popular; finalmente desarrollaré algunos planteamientos acerca de la actualidad de dicha corriente

pedagógica, entre quienes aún consideramos que desde la educación es posible generar y construir

«otros mundos posibles». El escrito se alimenta de la lectura de textos de y sobre Freire, así como de

mi propia experiencia y reflexiones como educador popular.

El educador brasileño nació en 1921 en Recife, en el nordeste brasilero, donde vivió una niñez y

juventud signada por la premura económica y el contacto con campesinos, y trabajadores de esta

región del país. Siendo estudiante de derecho, se casó con Elza, maestra de escuela quien lo acercó

al trabajo educativo, en particular la enseñanza del portugués, actividad con la que costeaba sus

estudios y colaboraba en el sostenimiento de su hogar.

A partir de su experiencia en el Movimiento de Cultura Popular, de sus estudios sobre el lenguaje

popular y del análisis crítico de la educación brasilera de mediados del siglo XX, Freire creó un método

de alfabetización que en la medida en que los iletrados aprendían a leer y escribir, iban dialogando


sobre problemas de su realidad y buscando alternativas para transformarlos. La novedosa y efectiva

propuesta fue conocida en 1963 por Darcy Ribeiro, ministro de educación, quien le pidió a Freire

coordinar el Plan Nacional de Alfabetización.

En 1964, cuando se estaban formando los cientos de cuadros que pondrían en práctica la propuesta,

vino el golpe militar y Freire llevado a prisión acusado de «subversivo internacional»; al salir de la

cárcel se exilió primero en Bolivia y luego en Chile, donde sistematizaría su experiencia en los libros

Educación como práctica de la libertad y pedagogía del oprimido; en ellos desarrolla sus tesis sobre la

conciencia dominada, lo opresivo de la educación, la concientización, el diálogo y el proceso de

liberación.

En 1970, Freire iniciaba una segunda etapa de exilio en Europa, Estados Unidos y África.

En 1980 volvió al Brasil para «reaprender» su país; allí se desempeñó como profesor en las

Universidades de Campinhas y Sao Paulo, participó en programas de formación de maestros, con

educadores de la calle y en movimientos de educación popular que por ese entonces se desarrollan

en su país y en América Latina; en la década de los 80 publica varios libros y concede numerosas

entrevistas donde enfatiza la dimensión política de la educación.

«Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su... producción o

construcción.»- Freire

En 1989 fue nombrado Secretario de Educación de Sâo Paulo, el Estado más poblado del Brasil.

Durante su mandato realizó una importante tarea para llevar a la práctica sus ideas, revisar el programa

de estudios bajo el lema de una escuela pública popular y democrática y mejorar los sueldos de los

educadores brasileños. Como balance reflexivo de su experiencia en la construcción de una escuela

pública popular y democrática, escribe el libro «Pedagogía de la ciudad».

A lo largo de los noventa, sin abandonar su práctica como educador e investigador en las

Universidades de Sao Paulo y Recife, y de asesor en muchas experiencias concretas, Freire se dedica

a sistematizar su trayectoria pedagógica en libros como, «pedagogía de la esperanza» (1992),

«política y educación» (1993), «Cartas a Cristina» (1994) «cartas a quien pretende enseñar» (1994),

«a la sombra de este mango» (1997) y «Pedagogía de la autonomía» (1998).

En 2 de mayo de 1997, después de conceder una entrevista a estudiantes de la Universidad de Sao

Paulo donde ratifica sus convicciones pedagógicas, éticas y políticas, Paulo Freire muere. En el año

2001 su viuda publica el libro en que estaba trabajando al momento de su muerte: «Pedagogía de la

indignación» (2001), en el cual hace una crítica radical al neoliberalismo y reafirma su postura:

«En cuanto presencia en la historia y en el mundo, lucho esperanzadamente por el sueño, por la utopía,

en la perspectiva de una pedagogía crítica. »

El aporte de Freire a la pedagogía crítica

La amplia obra escrita de Freire y sus innumerables presentaciones públicas configuran un rico

universo de reflexiones acerca de la educación, la pedagogía y la ética liberadoras. Así mismo, no hay

que perder de vista que a lo largo de su periplo intelectual de casi medio siglo sus ideas sufrieron

modificaciones. Sin embargo, esto no impide hacer lecturas de la obra del pedagogo brasilero en

función de preguntas específicas; en este caso, pretendo hacer un balance de su aporte en la

configuración de la educación popular.

Para Freire la educación debe servir para que los educadores y educandos «aprendan a leer la realidad

para escribir su historia»; ello supone comprender críticamente su mundo y actuar para transformarlo


en función de «inéditos viables»; en torno a dicha acción y reflexión y a través del diálogo, los

educandos y los educadores se constituyen en sujetos. Con base en esta síntesis de sus

planteamientos, en un primer momento desarrollaré las ideas básicas sobre cada una de estas cuatro

dimensiones referidas:

1. Educar es conocer críticamente la realidad

2. Educar es comprometerse con la utopía de transformar la realidad

3. Educar es formar sujetos de dicho cambio

4. Educar es diálogo

1. educar es conocer críticamente la realidad

Desde sus primeras experiencias y reflexiones, la educación es considerada como un acto de

conocimiento, una toma de conciencia de la realidad, una lectura del mundo que precede a la lectura

de la palabra. 2 En efecto, su método de alfabetización parte de la exigencia de una investigación por

parte de los educadores de la realidad de los educandos y de la lectura que éstos hacen de la misma,

expresada en el lenguaje. Ya en el proceso de alfabetización se parte de la apropiación

problematizadora de la realidad y de la discusión de las lecturas «ingenuas» de los educadores y

educandos; en el método Freire, a través del diálogo sobre problemas significativos los iletrados

aprehenden críticamente su mundo, a la vez que aprenden a leer y escribir.

En oposición a la concepción bancaria de la educación, para Freire el conocimiento de la realidad no

es un acto individual ni meramente intelectual. Conocer el mundo es un proceso colectivo, práctico y

que involucra diferentes formas de saber: la conciencia, el sentimiento, el deseo, la voluntad, el cuerpo.

Toda práctica educativa debe reconocer lo que educandos y educadores saben sobre el tema y

generar experiencias colectivas y dialógicas para que unos y otros construyan nuevos conocimientos.

La famosa frase de Freire

«Nadie lo conoce todo ni nadie lo desconoce todo; nadie educa a nadie, nadie se educa solo, los

hombres se educan entre sí mediados por el mundo»

debe leerse en este sentido constructivista («quien enseña, aprende y quien aprende, enseña») y no

como un desconocimiento de la especificidad del papel activo que deben jugar los educadores.

Conocer el mundo no es una operación meramente intelectual; es un proceso articulado a la práctica

y a todas las dimensiones humanas. El presupuesto no es tanto conocer o tomar conciencia del mundo

para luego transformarlo, sino conocer el mundo desde y en la práctica transformadora, en la cual

intervienen deseos, valores, voluntades, emociones, imaginación, intenciones y utopías.

Este proceso educativo de conocimiento del mundo nunca es definitivo; más bien siempre es

inacabado, dado que el mundo no está dado, determinado, sino dándose, cambiando; también los

sujetos, en el proceso de conocer y transformar el mundo, van cambiando ellos mismos y sus

preguntas. Por ello, los productos del conocer no deben asumirse como verdades acabadas,

inmodificables, sino susceptibles de perfeccionar, de discutir y cuestionar. Se requiere más una

pedagogía de la pregunta y no una de la respuesta.

En un plano más práctico, la preocupación acerca de qué conocer está asociada directamente con los

contenidos y las metodologías (qué conocer y cómo se conoce). Dichas preocupaciones, a su vez,

están subordinadas a otras preguntas más fundamentales: para qué conocer, a favor de quién y para


quién conocer; es decir a los propósitos de dicha práctica educativa. Responderlas, nos conduce a

otra idea central del Freire: toda actividad educativa es intencional, por tanto, política.

2. Educar es una práctica política

Para Freire la educación nunca es neutra. Toda práctica educativa es política, así como la práctica

política es educativa. Las prácticas educativas siempre son políticas porque involucran valores,

proyectos, utopías que reproducen, legitiman, cuestionan o transforman las relaciones de poder

prevalecientes en la sociedad; la educación nunca es neutral, está a favor de la dominación o de la

emancipación. Por ello, Freire distingue entre prácticas educativas conservadoras y prácticas

educativas progresistas:

«En cuanto en una práctica educativa conservadora se busca, al enseñar los contenidos, ocultar la

razón de ser de un sinnúmero de problemas sociales; en una práctica educativa progresista se procura,

al enseñar los contenidos, desocultar la razón de ser de aquellos problemas. Mientras la primera

procura acomodar, adaptar a los educandos al mundo dado, la segunda busca inquietar a los

educandos desafiándolos para que perciban que el mundo es un mundo dándose y que, por eso

mismo, puede ser cambiado, transformado, reinventado.» (freire 95, Pedagogía de la ciudad)

La educación por sí misma no cambia el mundo, pero sin ella es imposible hacerlo. En consecuencia,

el educador progresista debe tener un compromiso ético político por la construcción de un mundo más

justo. El educador ve la historia como posibilidad; no debe perder su capacidad de indignación, no

puede ser indiferente ni neutral frente a las injusticias, la opresión, la discriminación y la explotación;

debe mantener y promover la esperanza en la posibilidad de superación del orden injusto, de

imaginarse utopías realizables («el inédito viable»).

Por ello, para Freire, la realidad no es sólo el punto de partida de la educación sino también su punto

de llegada. Si la realidad no está dada, sino dándose, la finalidad de la educación liberadora es

contribuir a transformar en función de visiones de futuro que superen la existencia de opresores y

oprimidos, de explotadores y explotados, de excluyentes y excluidos; es superar los obstáculos

económicos, sociales, políticos y culturales que impide la realización de los educandos como seres

humanos. Las prácticas educativas críticas, articuladas a praxis sociales transformadoras, hacen

posible que la gente escriba su propia historia, es decir, sea capaz de superar las circunstancias y

factores adversos que la condicionan.

3. Educar es constituirse como sujetos

Para Freire la educación tiene su razón de ser en el carácter inacabado de los seres humanos.

Hombres y mujeres somos seres inacabados que si lo reconocemos, necesitamos de los demás para

conocer y transformar el mundo a la vez que nos construimos como sujetos. El reconocer ese sentido

de carencia, de necesidad de los otros para conocer, actuar y ser en el mundo, justifica la posibilidad

de la educación, que no puede ser otra cosa que comunicación y diálogo..

De este modo, para Freire, el diálogo no es un mero recurso metodológico o una estrategia didáctica,

sino que es la condición de posibilidad de constituirnos como sujetos; sólo a través de la conversación

basada en una práctica compartida y en la apertura es que me reconozco como sujeto; no como sujeto

dado, sino como sujeto en permanente construcción. Así, el diálogo asume un carácter antropológico

y ético, en la medida en que nos hacemos seres humanos autónomos, con capacidad de incidir en la

realidad, en la medida en que reconocemos, con otros, que el mundo es susceptible de modificar

desde otros valores, sentidos y utopías.


Ahora bien, para Freire no puede haber búsqueda sin esperanza. Perder la esperanza es perder la

posibilidad de constituirnos como sujetos, de transformar el mundo y por tanto de conocerlo. Por ello,

plantea una «pedagogía de la esperanza» que supere la ideología del fatalismo, del conformismo, de

la desilusión que el poder dominante quiere imponer a toda costa. Frente al «no hay nada que hacer»,

hay que anteponer el derecho a soñar que «otro mundo es posible», lema del Foro Social Mundial y

de las luchas antiglobalización. En términos del propio Freire: 3

«En la medida en que nos hagamos capaces de transformar el mundo, de poner nombre a las cosas,

de percibir, de entender, de decidir, de escoger, de valorar, nuestro movimiento en él mundo y en la

historia envuelve, necesariamente, los sueños por cuya realización luchamos.»

Por ello, la pedagogía crítica debe contribuir a construir sueños, a reinventar utopías y a sembrar

esperanzas de cambio. Freire, desde su palabra y su práctica fue testimonio de constructor creativo

de ello y por eso logró incidir en miles de educadores desde la década de los sesenta hasta la

actualidad. En torno a la discusión y puesta en acción de sus planteamientos surgió en América Latina

una corriente educativa comprometida con los sueños, proyectos y movimientos de liberación social y

cultural: la Educación Popular.

Freire retoma y radicaliza su planteamiento de que la educación no es neutra; que debe parte de una

crítica profunda a la realidad de injusticia; que debe ponerse en función de utopías de cambio; que

debe contribuir a la construcción de los sectores populares como sujetos de cambio; que para ello

debe contribuir a la formación de una conciencia crítica; y debe hacerlo a partir de metodologías

dialógicas y democráticas.

4. Educación es diálogo

La educación popular retoma y potencia la pedagogía de Freire

Mientras iniciaba una segunda etapa de exilio en Europa, Estados Unidos y África, las ideas de Freire

y su propuesta educativa eran acogidas con entusiasmo por parte de educadores y educadoras

progresistas, religiosas y religiosas y activistas sociales, en un contexto de radicalización de las luchas

sociales en América Latina. En efecto, la década que comenzaba se caracterizó por el fortalecimiento

de los movimientos sindicales, campesinos, pobladores urbanos, artistas y educadores

comprometidos, así como por el auge de partidos y movimientos de izquierda política; en la mayoría

de los países del continente, fueron dándose golpes militares y estableciéndose regímenes autoritarios

que buscaron terminar a sangre y fuego este auge del movimiento popular.

En ese contexto, la EP se fue configurando como una corriente educativa y pedagógica que

acompañaba organizaciones, luchas y movimientos de resistencia y liberación. Con la influencia del

marxismo y de otros críticos de la escuela capitalista como Bourdieu, Passeron, Illich y Vasconi, se

radicalizaron los cuestionamientos al sistema escolar, se evidenció el carácter político de las prácticas

educativas y se generaron propuestas pedagógicas alternativas.

Esta «politización de la educación» y «pedagogización de la política», dio origen al llamado discurso

fundacional de la EP, cuyos rasgos distintivos (con las variaciones propias de los diferentes contextos

nacionales), podemos sintetizar así:

1. Lectura crítica de la realidad social, en particular de las injusticias generadas o acrecentadas

por el sistema capitalista, y del papel reproductor del orden social que juega la el sistema

escolar.


2. Opción ético-política emancipadora, al identificarse con la construcción de una sociedad en

la cual se superarían las injusticias e inequidades actuales, proyecto que se identificaba con el

socialismo.

3. Contribución a la constitución de los sectores populares como protagonistas de esta

transformación social, a partir del fortalecimiento desde la educación, de sus organizaciones y

movimientos.

4. Lo educativo como formación de una conciencia crítica en los educandos populares,

entendida como toma de conciencia de la realidad injusta y de la necesidad de transformarla.

5. Creación de metodologías de trabajo basadas en la construcción colectiva de conocimiento,

el diálogo y la acción.

La identificación de estos rasgos comunes no significa que la EP sea una corriente homogénea; como

toda construcción histórica asumió matices y énfasis en cada contexto nacional; así por ejemplo, bajo

la dictadura militar, la EP en Chile asumió como bandera el restablecimiento de la democracia; en

Centro América de los años ochenta, la EP estuvo asociada a los procesos insurreccionales y en

Bolivia y Perú asumió la bandera de las luchas campesinas e indígenas. Así mismo, las

particularidades históricas de cada contexto llevaron a que la EP inspirara prácticas en alfabetización,

educación en derechos humanos, educación de género y educación intercultural. De este modo, la

EP, más que un cuerpo doctrinal monolítico, se fue conformado como un campo pedagógico

diferenciado de otras prácticas y corrientes pedagógicas.

Bajo estas ideas surgieron en América Latina infinidad de organizaciones culturales, centros de

educación de adultos, comunidades eclesiales y círculos de alfabetización, así como de centros

especializados en su promoción y apoyo a las experiencias de base. 5Algunas redes latinoamericanas

como CELADEC y el Consejo de educación de adultos de América Latina (CEAAL), así como las

revistas como Cultura Popular, Tarea, La Piragua y Aportes, contribuyeron a que circularan reflexiones,

ideas, experiencias y aportes metodológicos a nivel continental.

«Soy profesor a favor... de la democracia contra la dictadura de derecha o de izquierda. soy profesor

a favor de la lucha constante contra cualquier forma de discriminación, contra la dominación económica

de los individuos o de las clases sociales. Soy profesor contra el orden capitalista vigente que inventó

esta aberración; la miseria en la abundancia.» Freire

Al finalizar la década de los ochenta, la EP se había convertido en un movimiento educativo y en una

corriente pedagógica crítica sostenida en la proliferación de redes y espacios de encuentro a nivel

nacional y continental. Pero también empezaban a surgir cuestionamientos y nuevas ideas que

proponían la necesidad de un replanteamiento de algunos presupuestos y planteamientos de la EP.

La llamada «refundamentación» de la EP

Desde fines de los ochenta y especialmente durante la primera mitad de los noventa, empezó a

visibilizarse cierta insatisfacción con algunos de los presupuestos y contenidos del discurso

«fundacional» de la EP; los cambios en el contexto político mundial y latinoamericano (caída del

socialismo soviético, derrota sandinista, fin de los regímenes militares e inicio de procesos de

democratización), así como el reconocimiento de límites en las propias prácticas educativas (activismo

y falta de sistematización, descuido de lo pedagógico, cambio de los sujetos educativos, escasa

discusión con nuevos paradigmas), llevaron a que algunos educadores insistieran en una necesaria y

urgente «refundamentación» de la Ep.


En verdad, dicho replanteamiento de la EP ya había comenzado antes en varios países, de cara a las

exigencias planteadas por los cambios en el contexto o la discusión de los aportes políticos y

pedagógicos de algunos autores; fue el caso de la recepción en los ochenta de autores como Antonio

Gramsci y la relectura de Paulo Freire, las cuales permitieron revalorar la cultura en la política y en la

educación, al incorporarse en la discusión conceptos como el de hegemonía y diálogo de saberes. En

todo caso, y a modo de síntesis, los principales desplazamientos que se dieron en la última década

del siglo XX en cada uno de los núcleos discursivos del discurso fundacional fueron:

1. A la lectura clasista de la sociedad latinoamericana y reproduccionista de la educación, se

incorporaron otros aportes y conceptos como hegemonía, política cultural, movimientos sociales,

sociedad civil, etc. y se empezó a reivindicar la escuela como espacio de innovación pedagógica.

2. De un imaginario de poder identificado con el aparato estatal y de cambio político asimilado a la

Revolución, se pasó al reconocimiento del poder como una relación presente en todos los espacios

sociales y a reivindicar la democracia como modelo político deseable y viable para los países del

continente; ello estuvo asociado a la reivindicación de lo cotidiano, de lo público, la búsqueda de

incidencia en políticas públicas y educativas y la participación en gobiernos locales.

3. De una concepción economicista y politizada de los sectores populares, a un reconocimiento de la

pluralidad de actores que los constituyen y de su densidad histórica y cultural; de ese modo, categorías

abstractas como clase trabajadora, pueblo o movimiento popular fueron adquiriendo rostro concreto

como pobladores, mujeres y jóvenes populares.

4. De un énfasis en el desarrollo de una conciencia crítica de clase, a una valoración de la subjetividad

de los actores populares y la potenciación de todas las dimensiones que los constituyen como sujetos:

cultura, cuerpo, emociones, valores, voluntad, pensamiento crítico e imaginación creativa.

5. De la seguridad de sentirse en la posesión de un Método (la dialéctica), a la construcción abierta e

incierta de propuestas pedagógicas basadas en el diálogo de saberes, la interculturalidad y la

discusión con otras corrientes pedagógicas.

Estos cambios en la concepción política y pedagógica de la EP se expresaron en la redefinición de

prioridades y énfasis de la práctica de muchos centros y redes de Educación Popular en América

Latina a fines de los noventa y los primeros años de la actual década. De una estrecha relación con

los movimientos y organizaciones populares, se pasó a la colaboración con nuevos los gobiernos

nacionales o municipales que remplazaron los regímenes autoritarios; algunos educadores populares

pasaron a asumir responsabilidades gubernamentales en materia social o educativa en sus países.

Por otra parte, en el contexto de reformas educativas impulsadas por los gobiernos que sucedieron a

los regímenes militares o como resultado de procesos de democratización política, algunas ONG se

especializaron en apoyo y asesoría a procesos de innovación curricular y didáctico en las escuelas y

a la capacitación de maestros en ejercicio; otras a promover dicha democratización y la consecuente

formación ciudadana, a incidir en la definición de políticas educativas e incidir en la política pública.

Incluso, algunos educadores y ONG llegaron a plantear que en el nuevo contexto la educación popular

ya no es vigente y que propuestas, como la de la educación ciudadana y en los derechos humanos,

son más incluyentes.

Este entusiasmo en torno a los procesos de democratización en casi todos los países del continente

se ha venido resquebrajado frente a la evidencia de las crecientes desigualdades e injusticias sociales

que ha traído la implantación generalizada del modelo neoliberal.


Transcurridas dos décadas de la aplicación de las políticas de ajuste, los indicadores de desigualdad

social se han disparado en todos los países, el desempleo y la informalidad pasaron a ser los rasgos

predominantes del mundo laboral; el poder jubilarse o acceder a servicios de salud son un privilegio

en vía de extinción, mientras que la pobreza y la indigencia alcanzan dos terceras partes de la

población del continente.

Vigencia de Freire y la Educación Popular en los umbrales del siglo XXI

Frente a este deterioro de las condiciones de vida de la mayor parte de la población de América Latina

o frente a viejas y nuevas formas de opresión y exclusión, desde la última década del siglo XX y en lo

que va del XXI se han reactivado las más diversas expresiones de protesta. El continente se empieza

a despertar con los movimientos indígenas y campesinos en países como Ecuador, Bolivia, Brasil,

Colombia y México; en Argentina, los piqueteros, las asambleas barriales y la movilización de las

clases medias y populares contra el sistema financiero, renuevan las esperanzas en torno a la acción

colectiva. El Foro Social Mundial que se reúne en Porto Alegre desde el 2000, expresa y aglutina estos

aires de cambio en torno a la consigna «Otro mundo es posible».

Este incremento y diversificación de estrategias de resistencia, de luchas sociales y emergencia de

nuevos actores sociales, así como de reactivación de la izquierda social política a lo largo y ancho del

continente, han planteado a la Educación Popular el desafío de reasumir su papel como pedagogía

crítica y alternativa. Los movimientos y organizaciones sociales le demandan la formación de sus

dirigentes y bases sociales, las iniciativas de economía solidaria y de desarrollo alternativo involucran

lo educativo, los movimientos indígenas y campesinos, así como el trabajo con jóvenes, mujeres, con

emigrantes y desplazados por la violencia exigen propuestas educativas acordes con sus

especificidades, etc.

Estas nuevas demandas a la EP se expresaron en la reciente VI Asamblea General del CEAAL en

Recife (Brasil), donde acudieron más de dos centenares de educadores populares de América Latina

para ubicar los desafíos actuales de la EP y las líneas de acción al futuro inmediato y mediato. A

continuación resumo dichos ineludibles mandatos acordados en la Asamblea y sus implicaciones para

instituciones formadoras de educadores como es el caso de nuestra universidad:

1. Mayor articulación de la EP a los movimientos sociales, como contribución a la construcción

democrática; ello implica generar sinergias entre los centros de EP y entre los movimientos sociales

entre sí. Para potenciar la formación de sujetos individuales y colectivos de cambio, deben

establecerse alianzas entre centros educativos populares y movimientos sociales en torno a proyectos

educativos pertinentes. La experiencia de la Universidad Indígena en Ecuador y los convenios de

algunas universidades brasileñas con el MST, pueden arrojar pistas para concretar la idea de una

«universidad popular» planteada en la Asamblea.

2. La EP debe retomar su papel en la generación de conocimiento y pensamiento crítico desde su

especificidad pedagógica. Retomando la senda iniciada por Paulo Freire se le pide a la EP contribuir

en la construcción de paradigmas alternativos al discurso hegemónico neoliberal, desde lo que le es

propio: el campo educativo. Para ello, se le sugiere animar la sistematización de experiencias y

saberes educativos y el diálogo creativo con otras perspectivas de pensamiento y acción crítica como

el género, la teología de la liberación, la justicia alternativa y la ecología.

3. La EP debe reactivar los espacios y procesos de formación de educadores populares de base. Al

constatar que los centros y organizaciones históricas que hacen EP tienen, en promedio , dos y tres

décadas, y que buena parte de los animadores y activistas de los movimientos sociales son jóvenes,

se le planteó al CEAAL el desafío de generar estrategias amplias de formación de educadores en torno


al enfoque y metodologías de EP. Para posibilitar una cobertura continental, se tendrá que acudir a las

nuevas tecnologías de la comunicación.

4. Reposicionar las perspectivas de género, de derechos humanos y ambientalistas dentro de las

prácticas y discursos de la EP. La especialización de campos de acción de la EP conllevó en algunos

casos la fragmentación de las prácticas educativas, delegando la problemática de género, de los

derechos humanos y del ambiente a redes y centros especializados en estos temas, dejándolos fuera

en las demás acciones. Más que «transversales», estas temáticas deben estar explícitas, tanto en las

prácticas educativas como en la vida cotidiana de los centros educativos y movimientos sociales.

5. Continuar con las líneas de acción en torno a las cuales la EP ha venido trabajando: democracia,

ciudadanía y poder local, incidencia en políticas públicas, en particular en educación, multiculturalismo

e interculturalidad. Así mismo, según las particularidades de cada país y región, la EP tiene sus

desafíos específicos, como es el caso de Colombia, donde el conflicto armado y la violencia

generalizada han llevado a que surjan experiencias de educación en derechos humanos, educación

para la paz y la convivencia, y con desplazados.

Las facultades de educación y las universidades pedagógicas de América Latina, como centros de

investigación pedagógica, formación docente y proyección socioeducativa, tienen en estos desafíos

actuales de la EP una oportunidad y responsabilidad ineludibles. Al reconocer que la educación no

sólo está presente en los contextos escolares sino en la multiplicidad de espacios sociales en los que

actúa la EP, la formación de maestros debe involucrar estas problemáticas a lo largo de sus planes de

estudio; así mismo, las universidades en su conjunto deben abrirse a las dinámicas y actores sociales

y culturales en las que se desenvuelve la EP.

Alfonso Torres Carrillo

2. Gramsci y el bloque histórico

Marx desde cero (página virtual)

En las categorías de crisis orgánica y bloque his-tórico se en-cuentran dos de las claves para

comprender el sentido de la hegemonía. Estas categorías están ligadas a la forma de encarar la

relación base-superestructura como compleja, mediada, contradictoria. Estructura y superestructura

componen un “bloque histórico”, unidad entre la naturaleza y el espíritu (estructura y superestructura),

unidad de los contrarios y de los distintos[1]

Pero avancemos un poco más para entender la relación que Gramsci establece entre la base material

y los fenómenos “intelectuales y morales”. Aparece otra vez la cuestión de la ideología, que nos lleva

a plantearnos la relación entre estructura y superestructura, el carác-ter de la conquista de la

hegemonía y el papel de la lucha de clases. Gramsci dice que

“la estructura y la superestructura forman un «bloque his-tórico», o sea que el conjunto complejo,

contradic-torio y dis-corde de las superestructuras es el reflejo del con-jun-to de las relaciones sociales

de produc-ción. De ello surge: sólo un sis-tema totalitario de ideologías refleja racionalmente la

contradicción de la estructura y representa la existencia de las condiciones objetivas para la subversión

de la praxis”[2]

En este pasaje la infraestructura material se define como un “con--junto de relaciones sociales”, que

es el que ejerce la deter-minación “en última instancia”. La superestructura se constituye sobre los

datos de la estructura, en tanto que lo que determina la historia es la producción y reproducción de la


vida real, que opera como “mar-co”, como “límite” que condiciona el ámbito de las alter-nativas que se

plantean a la acción política y de la ideología, pero no mediante la imposición mecánica de resultados

unívocos. Los hombres piensan, sien-ten, crean, actúan, filosofan en una situación material concreta.

Aquí cabe lo planteado por Marx en “La ideología alemana”, cuando dice que

“los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero los hombres son

reales y actuan-tes, tal y como se hallan condicionados por un determinado desar-rollo de sus fuerzas

productivas y por el intercambio que a él corresponde, hasta llegar a sus formaciones más amplias. La

con-ciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente y el ser de los hombres es su proceso

de vida real”[3]

A ciertas formas de organización de la producción le correspon-den cierto tipo de relaciones que se

sustentan, a su vez, en instituciones e ideas. Es en este sentido que Marx dice que las ideas de la

clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o dicho en otros términos, la clase que

ejerce el poder MATERIAL dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder ESPIRITUAL

dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con

ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al

propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir

espiritual-mente”[4]

Siguiendo estas proposiciones básicas de Marx, Gramsci dice que:

“no se puede proponer, antes de la conquista del Estado, la completa modificación de la conciencia de

toda la clase obrera; eso sería utópico, pues la conciencia de clase como tal no se modifica

completamente más que cuando ha sido modificado el modo de vida de la misma clase, lo que implica

que el proletariado ha llegado a ser la clase dominante y tiene a su disposición el aparato económico

y el poder es-tatal”[5]

Es así que la vida material, en toda su agitación y transfor-mación, no se “refleja” de manera mecánica

y automática en el entramado ideológico-cultural, sino que entre ambas hay una relación orgánica en

donde la dimensión de lo económico opera como el “material” del que se nutre la dimensión

superestructural, que a su vez revierte sobre la primera. La adecuación completa del “momento”

superestructural con el estructural requiere tiempos que son variables y azarosos, pero en última

instancia susceptible de producirse. De ahí que para que el proletariado llegue a modificar

sustancialmente su con-ciencia es preciso que se modifiquen en un sentido radical las con-diciones

sociales que le dan sustento. Aclarando aún más este punto, Gramsci dirá que la concep-ción de

“bloque histórico” implica que “las fuerzas materiales son el contenido y las ideologías la forma, siendo

esta distinción de con-tenido y de forma puramente didas-cálica, puesto que las fuerzas materiales no

serían concebibles his-tóricamente sin forma y las ideologías serían caprichos in-dividuales sin la

fuerza de lo material”. E, inversamente, para que las condiciones materiales se modifiquen es preciso

que las clases subalternas desarrollen una batalla “intelectual y moral” para construir su propia

hegemonía. En este último sentido, por otra parte, queda eliminada toda posibilidad de interpretar los

plan-teamientos gramscianos acerca de la necesidad de que el proletariado con-quiste la hegemonía

AUN ANTES de la toma del poder, como necesidad de una transformación COMPLETA de la

superestructura como CONDICION de la transformación estructural, invirtiendo de esta forma las

proposiciones de Marx. Así, Gramsci dirá:

“¿Puede haber una reforma cultural, es decir, una elevación civil de los estratos deprimidos de la

sociedad, sin una prece-dente reforma económica y un cambio en la posición social y en el mundo

económico?. Una reforma intelectual y moral no puede dejar de estar ligada a un programa de reforma


económica, o mejor, el programa de reforma económica es precisamente la manera concreta de

presentarse la reforma intelectual y moral”[6]

Con la noción de “bloque histórico” Gramsci pone de relieve la relación que existe entre la estructura

y la superestructura en una formación económico-social, donde a las condiciones materiales de

existencia le corresponden formas organizativas e ideológicas deter-minadas, y donde se realiza la

hegemonía de la clase dominante a nivel estructural sobre el conjunto de la sociedad. En la

superestructura del bloque histórico se expresa la coerción que ejerce y el consenso que obtiene la

clase dominante -sociedad política y sociedad civil -y es allí donde los intelectuales (orgánicos)

cumplen un rol fundamen-tal, como ar-ticuladores, como amalgama del bloque. Pero también es en el

plano de la superestruc-tura donde se expresan las contradicciones de la estructura y éstas también

forman parte del bloque histórico. Por eso Gramsci dice que el bloque histórico se integra no sólo con

la ideología dominante, sino que es un “si-stema totalitario de ideologí-as”, que refleja racionalmente

las contradicciones de la estructura. De otro modo, no sería posible pensar la posibilidad de

transfor-mación radical de la sociedad. Pero hay algo más: la superestructura del bloque histórico,

como sis-tema totalitario de ideologías, “representa la existencia de las con-diciones objetivas para la

subversión de la praxis”. Ello sig-nifica que es allí donde aparecen los elementos objetivos que

per-miten a las clases subalternas tomar conciencia de su situación y luchar para transformar el orden

vigente, constituyendo un nuevo blo-que his-tórico.

Gramsci también caracteriza el bloque histórico como identificación de contenido económico-social y

forma ético-política [7].

Los hombres y las clases toman conciencia de su situación en el terreno de la ideología

Es condición para ello generar una visión propia del mundo, lo que se logra al producir intelectuales

orgánicos y alcanzar una visión ético-política propia de la clase, y exceder la percepción meramente

económica de los intereses clasistas. Ello le permite conferir universalidad a sus intereses

“estratégicos”, que tienden a expandirse hacia otros grupos sociales, dando lugar así a la capacidad

“dirigente” de la clase que se sitúa en condiciones de constituirse en “hegemónica”. La toma de

conciencia es así un proceso autónomo, que se genera al interior del desarrollo histórico de un grupo

social.

No existe una conciencia “espontánea”, derivada linealmente de la posición en el proceso de

producción, ni una conciencia “preconstituida” de clase, previa e independiente de la experiencia social

concreta, que se pueda enseñar como un “evangelio”. Las clases subalternas llegan a las fases

superiores de su desarrollo en tanto que consiguen autonomía frente a las clases dominantes y

obtienen la adhesión de otros grupos políticos aliados.

Esa adhesión se alcanza en la medida en que desarrollan una “contrahegemonía” que cuestiona la

visión del mundo, los modos de vivir y de pensar que las clases dominantes han logrado expandir entre

vastos sectores sociales. Se desarrolla así el espíritu de “distinción” y “escisión” existente en toda

sociedad, para convertirlo en crítica activa del “conformismo” imperante. Gramsci valora el objetivo

comunista de la transformación contrahegemónica:[8]

Para formar los dirigentes es fundamental partir de la siguiente premisa: ¿Se quiere que existan

siempre gobernados y gobernantes o, por el contrario, se desea crear las condiciones bajo las cuales

desaparezca la necesidad de que exista tal división?


Ahora bien, frente al papel hegemónico que cumple el Estado se en-cuentra, en una relación dialéctica,

la posibilidad para las clases subalternas de gestar una lucha contra-hegemónica, de impul-sar la

construcción de una nueva hegemonía que transforme la relación existente entre estructura y

superestructura en el bloque histórico dominante, y conforme un nuevo bloque. La existencia misma

de las contradicciones que se plantean en el seno de las superestructuras (sociedad civil + sociedad

política), supone la posibilidad de generar una síntesis superadora que las resuelva.

Al llamar la atención sobre el aspecto hegemónico de la dominación estatal, sobre la capacidad de

producir consenso, adap-tación, Gramsci pone el acento en la necesidad, para la clase obrera, de

librar una batalla política e ideológica en el seno de la sociedad/Estado para lograr la superación del

sistema capitalista dominante. Gramsci advierte que para “tomar” el aparato represivo y poder

destruirlo es necesario desarticular el bastión ideológico que le da soporte y firmeza, que constituye la

verdadera amalgama del sis-tema de dominación.

La cuestión central de la ampliación del concepto de Estado radica en sus consecuencias. Porque si

la lucha contra el Estado no se resume en la lucha por la toma y destrucción del aparato de coer-ción,

a la manera jacobina, es preciso librar una batalla “intelectual y moral”, que es a la vez profundamente

política e ideológica.

En resumen, lo que quiere destacar Gramsci es que la clase dominante ejerce su poder no sólo por

medio de la coacción, sino además porque logra imponer su visión del mun-do, una filosofía, una

moral, costumbres, un “sentido común” que favorecen el reconocimiento de su dominación por las

clases dominadas.

Y en esta instancia también se hace presente la política de alianzas como elemento necesario para la

con-formación hegemónica de una clase social.

“El Estado es concebido como un organismo propio de un grupo, destinado a crear las condiciones

favorables para la máxima expansión del mismo grupo; pero este desarrollo y esta expansión son

concebidos y presentados como la fuerza motriz de una expansión universal, de un desarrollo de todas

las energías “nacionales”. El grupo dominante es coordinado concretamente con los intereses

generales de los grupos subordinados y la vida estatal es concebida como una for-mación y superación

continua de equilibrios inestables (en el ámbito de la ley) entre los intereses del grupo fun-damen-tal y

los de los grupos subordinados, equilibrios en donde los intereses del grupo dominante prevalecen

hasta cierto punto, o sea, hasta el punto en que chocan con el mezquino interés económicocor-porativo”

Las contradicciones que se producen en el seno del bloque his-tórico devienen crisis que Gramsci

llama orgánicas, y sobre las cuales deben actuar las clases subalternas en forma organizada y

consiente, para producir transformaciones estruc-turales favorables a sus intereses.

Cuando las clases dominantes no logran hacer avanzar a la sociedad hacia adelante, desarrollar las

fuerzas produc-tivas, se produce una crisis orgánica, una crisis de hegemonía. La crisis or-gánica es

una ruptura entre la estructura y las superestructuras en el seno del bloque histórico: es el resultado

de contradicciones que se han agravado como consecuencia de la evolución de las estructuras y la

ausencia de una evolución simul-tánea de las superestructuras [9]

“Si la clase dominante ha perdido el consentimiento, o sea, ya no es «dirigente», sino sólo

«dominante», deten-tadora de la mera fuerza coactiva, ello significa que las grandes masas se han

desprendido de las ideologías tradicionales, no creen ya en aquello en lo cual antes creían, etc. La

crisis consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer lo nuevo, y en ese interregno

ocurren los más diver-sos fenómenos morbosos [10]


En la medida en que la clase dirigente deja de cumplir con su función de dirección económica y cultural,

el bloque ideológico que le da cohesión y hegemonía tiende a disgregarse. Ahora bien, Gramsci

des-taca que las crisis orgánicas no son provocadas única e in-mediatamente por las crisis

económicas, resaltando una vez más la no mecanicidad de la relación base/superestructura.

“Se puede excluir que las crisis económicas produzcan por sí mismas acontecimientos fundamentales;

sólo pueden crear un terreno más favorable a la difusión de ciertas maneras de pensar, de plantear y

resolver las cuestiones que hacen a todo el desarrollo ulterior de la vida estatal”[11]

La desaparición del antiguo bloque histórico, entonces, sólo se produce si la crisis de la estructura

acarrea una crisis orgánica o crisis de hegemonía. Pero no toda crisis es una crisis orgánica ni toda

crisis or-gánica desemboca en una revolución, e identificar la diferencia constituye la esencia del arte

político. Justamente el error en esta identificación es lo que acarrea, para Gramsci, graves

consecuencias en la estrategia revolucionaria.

En la conocida nota “Análisis de situaciones. Relaciones de fuerza”, haciendo referencia a los

movimientos or-gánicos, relativamente permanentes, y a su diferencia con los movimientos

coyunturales, que se presentan como ocasionales e inmediatos, Gramsci dice:

“El error en que se cae frecuentemente en el análisis histórico-político consiste en no saber encontrar

la relación justa entre lo orgánico y lo ocasional”[12]

Para Gramsci tanto como para Lenin, el “espíritu de escisión” de las clases subalternas, que las lleva

a expresarse contra la opresión, debe ir acompañado por la construcción de un sistema hegemónico,

para lo cual deberá cumplir un rol central la vanguar-dia, destinada a canalizar la espontaneidad

dándole una dirección consciente a la rebelión. Porque, en caso contrario, las consecuencias de la

crisis orgánica serán la victoria de la clase dominante, el aplastamiento de la dirección de las clases

subalternas y la vuelta de éstas a la pasividad política. Y eso ya lo conocemos y sabemos lo que

significa.

3 Concepción del Hombre Nuevo

Fidel Canelón

La Revolución no es únicamente una transformación de las estructuras sociales, de las instituciones

del régimen; es además una profunda y radical transformación de los hombres, de su conciencia,

costumbres, valores y hábitos, de sus relaciones sociales. Una Revolución sólo es auténtica cuando

es capaz de crear un "Hombre Nuevo" y este, para Guevara vendrá a ser el hombre en el siglo XXI,

un completo revolucionario que debe trabajar todas las horas de su vida; debe sentir la revolución por

la cual esas horas de trabajo no serán ningún sacrificio, ya que está implementando todo su tiempo en

una lucha por el bienestar social; si esta actividad es lo que verdaderamente complace al individuo,

entonces, inmediatamente deja de tener el calificativo de "sacrificio". Esto debe ser una cualidad

fundamental en el Revolucionario, sentir la misma –revolución- como tal, para trabajar con esmero.

Pero no todo es tan simple, como en todo existe también su lado oscuro, la parte más dura de ser un

revolucionario es que se deben definir de manera precisa los sentimientos, ya que todo revolucionario

debe estar impulsado por grandes cantidades de amor aunado a un gran espíritu apasionado; para así

realizar un caudal de acciones y hechos concretos orientados hacia un solo objetivo, lograr mejoras

en el ambiente social. Estas dos condiciones o cualidades para ser revolucionario deben estar

respaldadas por un factor fundamental que tiene que estar presente en la actitud de dicho

individuo, y viene siendo la vigencia de una mente fría y calculadora que ayudará, sin duda alguna, a

tomar decisiones dolorosas que no permitan ni siquiera la contracción de un músculo. En cuanto a sus


relaciones para con la familia; se hace un poco difícil mantener un entorno familiar real, a menos que

estos sientan el mismo amor y la misma pasión por la Revolución para así poder entenderse, de lo

contrario sería casi imposible sustentarlo. En otro orden de ideas se habla, por su puesto de ser

marxista; ya que es la esencia del socialismo, aclarando que se debe ser el mejor en todos los

aspectos, aunque cabe la posibilidad de que se cometan errores. Asimismo, se observa cómo deben

de seguir las líneas marxistas aplicándolas con ciertas variaciones que dependerán del contexto y la

situación existente en un determinado momento. Sostiene Guevara que la guerrilla se desarrolla

inicialmente en dos planos, en el primero se encuentra a la masa (pueblo) en estado de quietud, es

estática (por lo que posteriormente habría que movilizarla) y, en el segundo, se observa a la Guerrilla;

fundamentalmente motor impulsor de la movilización y a su vez generador de conciencia

Revolucionaria y de entusiasmo combativo. Pero en ambos existe una semejanza: que el factor clave

es el individuo y, gracias a sus actitudes, se crearán las condiciones subjetivas necesarias para la

victoria. Esta es más o menos una radiografía de la secuencia que tomó el contexto cubano a la hora

de la revolución donde, finalmente, Guevara traslada su pensamiento a la realidad. Fue la época

heroica donde todos los integrantes revolucionarios fueron recompensados con la satisfacción

personal. Por otro lado, es importante resaltar unos factores que son de gran relevancia para el Che,

y destacar, al mismo tiempo el papel que tienen dentro de la sociedad, estos son la juventud y el

partido. La primera tiene un particular destello en todo este proceso; por ser una especie de arcilla

maleable con la que se puede construir al Hombre Nuevo sin ninguno de sus problemas anteriores, es

decir, se pueden reparar o eliminar las fallas que sus generaciones anteriores les heredaron. Por otro

lado se caracteriza como debe ser un joven comunista, donde en forma general resalta que este joven

debe estar honrado de ser comunista, es decir, que no esta en la clandestinidad, sino todo lo contrario

que lo expresa a cada momento. Junto con eso debe tener una gran sensibilidad ante todos los

problemas, las injusticias; tener un espíritu inconforme, plantearse todo lo que no se entienda, debe

estar abierto a recibir nuevas experiencias, para conformar la gran experiencia de la humanidad. El

otro factor importante son todos los partidos, que son organizaciones de vanguardia, donde los mejores

trabajadores son propuestos por sus compañeros para integrarlo. En este sentido se habla del Hombre

Nuevo como hombre político (llamado por Guevar "cuadro") destinado a cumplir una misión

fundamental que, definida por el propio Guevara, se plantea de la siguiente

forma: "Es lo que pudiéramos llamar un tornillo dinámico de ese motor; tornillo en cuanto a pieza

funcional que asegura su correcto funcionamiento, dinámico en cuanto a que no es un simple

transmisor hacia arriba o hacia debajo de lemas o demandas, sino un creador que ayudará al desarrollo

de las masas y a la información de los dirigentes…". Por último, se debe tener en cuenta que la

transformación radical de la sociedad exige una profunda variación de las estructuras mentales de los

individuos, por eso se plantea la educación directa (y se critica la autoeducación por considerarla

incompleta) que ofrece una explicación verdadera y convincente, debido a que no se vale de

estrategias para lograr llegar a la conciencia de los individuos. Esta forma de educación toca realmente

a las masas y; de esta manera se va expandiendo hasta que se convierte en un hábito, así pues, a

medida que la va adquiriendo va presionando luego a aquellos que no han logrado adquirir (esta es

una forma indirecta de educar a la masa). Creación del Hombre Nuevo: Cuando Ernesto " Che"

Guevara comenzó a viajar por América, como estudiante y como médico, fue cuando entró en estrecho

contacto con la miseria, con el hombre y con las enfermedades, sintiendo unas ganas inmensas de

ayudar a esa gente con su esfuerzo personal. De esa manera empezó a hacer notas para caracterizar

al médico revolucionario, siendo éstos los primeros visos de su verdadero plan revolucionario. Luego

de vivir esa experiencia Che piensa y reflexiona acerca de la situación hasta llegar a plantearse esta

importante pregunta: ¿Cómo hacer un trabajo de bienestar social; ¿Cómo hacer para relacionar el

esfuerzo individual con las necesidades sociales?. Luego de analizar su interrogante consiguió una


respuesta justa y propicia: crear un nuevo tipo humano. La creación de este Hombre Nuevo es

necesaria para la construcción del comunismo, y con esta creación se evita que la generación que

está dislocada por sus conflictos se pervierta y tenga algún tipo de influencia sobre la nueva

generación. La base fundamental del Hombre Nuevo es la educación; ya que es allí donde se va a

lograr el cambio de conciencia, ideológicamente hablando. De esta manera, va actuando en jóvenes

de todas las edades y se irá formando esa nueva generación que se espera ansiosamente, que irán

creciendo con ese amor ferviente característico de un buen revolucionario, en otras palabras, no

nacerán con el pecado original, así pues se irá encontrando la fórmula para perpetuar en la vida

cotidiana esa actitud heroica. La creación del Hombre Nuevo no fue entendida y es un factor importante

dentro de los grupos de vanguardia, debido a que a representar las ideas del siglo XXI, aunque para

la época haya sido una aspiración subjetiva y no sintetizada. Esas ideas que representará dicho

individuo, van a ir orientadas a la realización de esos cambios importantes que tanto se buscan: la

transformación de estructuras sociales, de las instituciones políticas y del régimen existente, esto nos

explica la importancia del Hombre Nuevo y la necesidad de su existencia, en una sociedad que quiere

vivir en una libertad plena, en igualdad de beneficios para todos, así de esta manera, poder llegar al

socialismo deseado, gracias al Hombre Nuevo.

BLOQUE TRES: LAS ALTERNATIVAS QUE TENEMOS PARA QUE EL MAGISTERIO SE UNA A

UNA LUCHA AMPLIA CON TODA LA CLASE TRBAJADORA.

Objetivo: que las y los trabajadores de la educación se anclen a las acciones políticas con otros

sectores organizados y no organizados, que conlleven a la sociedad mexicana a tomar las riendas del

país y constituir la nueva patria en la que existan oportunidades y justicia social para todos.

1. Hacia la Constituyente Ciudadana

Con base en la propuesta del Obispo Raúl Vera López, las y los abajo firmantes invitamos a la

realización del primer Taller de reflexión sobre los contenidos y la ruta de arranque de la iniciativa de

Constituyente Ciudadana. A modo de preámbulo de nuestro próximo encuentro, adelantamos algunas

ideas del compañero Raúl Vera:

El sueño de la Constituyente Ciudadana (1)

“[...] Debemos de apostar por una especie de Congreso Constituyente Alternativo. Hay que reconstruir

la arquitectura jurídica que garantice la auténtica democracia en México. De esta manera, por un

camino pacífico y legal, contrarrestaremos el poder que han adquirido unas cuantas familias del sector

público y privado, que en este momento definen el modelo social a nivel nacional a través de procesos

simulados de democracia.

Tenemos que pensar seriamente cómo podemos rescatar esta nación. Somos ya muchas personas

en México que pensamos de esta manera y no queremos que esta transformación del país llegue a

darse por un camino violento.

En primer lugar, tenemos que diseñar un camino para llegar a lo que queremos que sea nuestra nación;

pero el camino mismo ha de entenderse como la gestación de un escenario diferente en el país. Aun

cuando sea en ciernes, este contexto ya debe garantizar la conformación de la calidad de personas

que sean quienes nos lleven al país que deseamos ser.


Desde el principio de nuestro camino como nación, debemos pensar en el perfil de la ciudadanía que

sepa delegar a quien la represente con toda lealtad y verdad, para conformar las estructuras

sociopolíticas y socioeconómicas que den a nuestra patria mexicana el diseño que permita a todas y

todos los mexicanos vivir en libertad, y con todos los derechos y canales adecuados que garanticen

que nuestra voz sea escuchada en el desarrollo de la vida de México.

En segundo lugar, el país se tiene que caracterizar por un dinamismo que permita el diálogo continuo

con la ciudadanía, diálogo que facilite procesos educativos permanentes, los cuales den acceso por

igual a todos a niveles de vida dignos.

El comienzo de todo es una especie de Congreso Constituyente Alternativo que debe tener varias

etapas. Éstas deben ser expresamente diseñadas con el fin de generar, desde una visión prospectiva,

un modelo de ciudadanía madura con capacidad de expresar y participar activamente. No se trata de

llegar a como dé lugar y por cualquier medio al objetivo de tener una reforma constitucional, sino que

se requiere dar pasos pequeños con expresa disposición de hacer crecer la conciencia ciudadana en

la que los procesos permitan el necesario crecimiento de las personas. No se trata de crear unos

cuantos súper líderes, sino que, íntegramente, todas y todos los mexicanos, puedan de verdad

participar, sabiendo lo que quieren para sí mismos y para toda la sociedad, considerando incluso a las

personas más vulnerables y alejadas del barrio o del círculo social cotidiano. Tenemos que pensar que

todas las voces y todas las aspiraciones del país deben quedar incluidas en la nueva Constitución que

queremos. De esta manera, nuestra Carta Magna será de verdad el punto de referencia para conjuntar

las voluntades de México en el respeto a la justicia y a los derechos de todos.

Un primer requisito es que toda persona conozca concienzudamente lo que tenemos de Constitución

en este momento. Lo que queda en ella realmente a favor del progreso de la población mexicana, y lo

que se ha reformado mañosamente, que favorece a unos cuantos grupos y personas y daña a la gran

mayoría de los ciudadanos. Para diseñar la metodología y para poner en manos de nuestro pueblo la

Constitución, los primeros actores serán académicos y especialistas en derecho constitucional, en

métodos de participación ciudadana y en pedagogía y tácticas educativas.

No se trata de crear un grupito. Tenemos que poner a trabajar a las universidades y a los centros de

educación superior de todo el país que libremente quieran unirse a este proceso de transformación.

Hay que plantearles que se trata de que el pueblo mexicano, en su totalidad, conozca las

contradicciones que hay dentro de la Constitución y las medidas que, con base en leyes

constitucionales, puede tomar el gobierno federal y los gobiernos estatales para expulsar del progreso

y de la vida digna a los ciudadanos.

Debemos encontrar la manera de que se logre una colaboración de mucha gente, pues además de

que es importante su palabra, es fundamental la formación del ciudadano crítico que pueda no

solamente cuestionar las irregularidades que se han introducido en la Constitución, sino contribuir con

su palabra a la reconstrucción de nuestras leyes.

El siguiente paso será construir un proceso educativo para que el conjunto de la sociedad pueda

aportar a la reconstrucción del texto constitucional; para ello tendremos que exigirnos mucho en cuanto

la generación, de manera diferenciada, de un camino en el que las distintas categorías o sectores de

ciudadanos puedan aportar por medio de sus aspiraciones a la justicia y al bienestar de sus personas

y de sus familias y grupos, los elementos que sirvan para la construcción del cuerpo jurídico integral

que en este momento necesita México. Esto ya no será de una forma general, como lo hicimos en la

primera etapa, sino que tendremos que agrupar de manera ordenada a los campesinos, a los

indígenas, a las mujeres, a los estudiantes, a los empresarios, etc., para obtener la información

suficiente que sea base para reconstruir la Constitución, tomando en cuenta lo que están padeciendo


las y los ciudadanos, las injusticias de las que son objeto, la falta de funcionalidad en el servicio público;

necesitamos leyes que garanticen proceso de justicia adecuados. Tenemos que dejar que todos los

sectores del pueblo expresen sus necesidades y sus quejas.

De la misma manera que en la fase anterior, esta participación no sólo es con base en la Constitución,

sino para crear conciencia en el pueblo de la capacidad que le da la misma Constitución de

proporcionarse sus propias leyes. Es en esta etapa donde se puede diseñar un nuevo país que abra

de manera dinámica y continua, por medio del plebiscito y el referéndum, la participación ciudadana

en la conducción del país. Será también la oportunidad para introducir la revocación de mandato y

para actualizar nuestra Constitución con los principios del derecho internacional.

Está claro que también en esta fase es necesaria la presencia de expertos y peritos que fortalezcan

las aportaciones de nuestro pueblo. Al igual que la revisión de la Constitución, estos grupos específicos

que tendrán que formarse deberán contar con asesorías y medios suficientes de información. Si

queremos tener éxito, debemos ser muchos quienes nos comprometamos a caminar junto a los

distintos que sostienen toda la vida del país.

Tomada la palabra de nuestro pueblo en este proceso consultivo, amplio y plural, deberá volver a las

manos de los académicos y los expertos, para que con una Constitución revisada y criticada por el

mismo pueblo, y con sus respectivas sugerencias y lo que sea necesario para rehacer ese texto, se

trabaje en su reelaboración. Al término de este trabajo, debe volver a las manos de nuestro pueblo

nuevamente organizado, por sectores especializados y categorías, para que pueda dar una vez más

su palabra sobre esta Constitución.

Si podemos hablar de tres procesos: revisión y crítica, aportación para su reconstrucción, y nueva

revisión del texto terminado, este camino debe generar una ciudadanía madura para apropiarse de

manera muy seria de la conducción de su país con un espíritu verdaderamente democrático en el que

todas y todos nos hagamos responsables de la vida de nuestra patria.

También en esta dinámica de dialogo; donde habremos conocido, ayudado y, recíprocamente animado

en todo este camino, se pondrá de manifiesto entre nosotros la cualidad y la calidad moral, la

capacidad de auténtico liderazgo político, para disponernos, por consenso, a elegir a las personas que

deseamos nos representen en las dos cámaras del Congreso de la Unión. Esta elección será a través

de los distintos distritos electorales, vigentes todavía en nuestra Constitución, ya no será a través de

partidos políticos. Al mismo tiempo que elijamos un Congreso de forma consensuada, diseñaremos el

nuevo camino para integrar el gobierno que queramos; con las personas que nosotros deseamos que

nos gobiernen. El artículo 39 de la Constitución reconoce la soberanía que el pueblo de México tiene

para darse, en el momento que decida, el tipo de gobierno que desea. [...]“

2. Motivos para una constituyente ciudadana

RAYMUNDO ESPINOZA HERNÁNDEZ Y XIMENA UGARTE TRANGAY

Los gobiernos neoliberales han alterado los fundamentos jurídicos del orden social mexicano hasta

desfigurar su Constitución Política y adecuar el Estado, las instituciones públicas y el Derecho a las

necesidades y exigencias de grandes empresas y grupos corporativos básicamente de capital

extranjero, en particular norteamericano y de cuño petrolero.

Los trabajos que diversas organizaciones, colectivos, activistas y defensores de derechos humanos

han realizado al interior del Capítulo México del Tribunal Permanente de los Pueblos corroboran estas

afirmaciones. La comprensión del rol que han jugado los tratados de libre comercio que nuestro ha


firmado con múltiples países de todo el mundo y, en especial, el TLCAN, que enmarca la subordinación

de México a los Estados Unidos, se ha convertido en la pieza clave del diagnóstico que se ha venido

elaborando durante el proceso. Asimismo, se ha constatado la desviación neoliberal de poder que el

Estado mexicano ha ejercido por más de treinta años.

Bajo el cobijo de una interpretación manipulada de las normas constitucionales y de las inconsistencias

objetivas del procedimiento de revisión constitucional vigente, la élite política mexicana y los partidos

políticos utilizaron el poder presidencial, las estructuras autoritarias de gobierno, la corrupción de

servidores públicos y de todo tipo de actores sociales, así como el control social corporativo y las

tradicionales prácticas clientelares, para usurpar la soberanía popular, bloquear el desarrollo

democrático de la vida pública y subordinar los intereses nacionales a la satisfacción de ciertos

intereses privados extranjeros y nacionales.

Las múltiples reformas constitucionales y legales impuestas por los gobiernos neoliberales para

facilitar la privatización del patrimonio público, la desregulación de las actividades económicas, el libre

comercio de mercancías, la desnacionalización de las riquezas del país, el saqueo de los recursos

naturales, los despojos territoriales y la superexplotación de la fuerza de trabajo, así como el

desmantelamiento institucional y el aniquilamiento progresivo de servicios públicos y derechos, son

elementos que corroboran la guerra que los gobiernos neoliberales emprendieron en contra del

contenido social y los principios nacionalistas de la Constitución mexicana.

Igualmente, la aceleración de los procesos de despojo absoluto y concentración de los medios de

producción de la vida social, el empobrecimiento generalizado de la población, la precarización de sus

condiciones materiales de vida, la migración y vaciamiento de localidades, los altos niveles de

desigualdad, desintegración, discriminación, exclusión y marginación sociales, los daños ecológicos

irreversibles y el deterioro ambiental, así como la producción en masa de grupos vulnerables, la

violencia estructural y la violación impune, masiva y sistemática de múltiples derechos, son evidencias

de los crímenes de lesa humanidad cometidos en nombre del libre comercio.

La violencia estructural y de coyuntura que padece la población se encarna en las dinámicas de

acumulación salvaje de capital, en las permisiones jurídicas y la tolerancia institucional de los

privilegios, despojos y saqueos, en la imposición de las formas y los contenidos del consumo, así como

en la censura y el manejo sesgado de la información, la criminalización de la protesta, la judicialización

de los conflictos y la represión dirigida en contra de defensores de derechos humanos, activistas,

movimientos y líderes sociales.

La política económica neoliberal ha generado el distanciamiento extremo de las expectativas colectivas

en relación con las realidades sociales alcanzadas. Es ese abismo de frustración incontenible el que

ha abierto los ciclos de la protesta social contemporánea.

La represión social no es una novedad en México, como tampoco lo son la corrupción ni el espíritu

colaboracionista, antinacional y entreguista que caracteriza a muchas y muchos políticos mexicanos.

Sin embargo, las formas represivas y las políticas de control social desarrolladas de 1982 a la fecha

con el propósito de imponer a la sociedad mexicana el actual régimen de acumulación salvaje de

capital y su consiguiente paquete de “reformas estructurales”, deben ubicarse dentro del marco del

desvío de poder cometido por los gobiernos que han secuestrado al Estado mexicano y destruido los

contenidos sociales y los principios nacionalistas de la Constitución de 1917.

Las autoridades mexicanas han fomentado el deterioro de las condiciones materiales de la vida social,

han desatendido las necesidades de la población y se han negado a emprender una reparación integral

de la totalidad de los agravios causados por la liberalización de la economía mexicana. Al contrario,


los gobiernos neoliberales han preferido usar y sacar provecho del poder punitivo y la potencia

institucional del Estado mexicano para desacreditar reivindicaciones legítimas y desarticular la

organización social, así como para amedrentar y desactivar las movilizaciones sociales, las

manifestaciones públicas y otras formas populares de lucha por los derechos.

La imposición de leyes, políticas gubernamentales y actos de autoridad contrarios al interés general

del pueblo de México y a múltiples intereses colectivos vitales, ha sido garantizada a través de la

manipulación jurídica y mediática.

Los casos emblemáticos de criminalización de la protesta, judicialización de los conflictos sociales y

represión estatal que la ciudadanía y la población en su conjunto han padecido,

representan los límites de lo socialmente tolerable que dan cuenta de las múltiples maneras extremas

en que se bloquea el acceso a la justicia y se obstaculiza la construcción y el desarrollo de los espacios

de autonomía en México, así como de los caminos que han seguido el desvío de poder, la

desarticulación y anulación de la organización social y las múltiples expresiones de la resistencia y la

lucha por los derechos.

Todos ellos evidencian el terrorismo de Estado y la violencia estructural, avalada y desplegada

institucionalmente, que han soportado quienes han pretendido alzar la voz para defender sus medios

de subsistencia, sus condiciones de vida y su dignidad. 1

Frente a la embestida neoliberal, la lucha por los derechos se ha desplegado en procesos colectivos

de reivindicación jurídica, resistencia, protesta y transformación social, pero también ha adoptado la

figura concreta de la autodefensa, la autogestión y la construcción de autonomías. Asimismo, la lucha

por los derechos ha apelado a la defensa social legítima, la desobediencia civil, la resistencia a la

opresión y la rebelión como formas válidas de reacción social ante los saldos negativos del capitalismo

salvaje. Finalmente, la senda de las reformas nacionalistas y las revoluciones sociales también debe

contarse entre las alternativas desplegadas con el propósito de contener y revertir los privilegios y

despojos impulsados por el libre comercio.

En este marco de lucha de clases y guerra social, cobra relevancia la construcción de un proceso

constituyente y se erige en una bandera de lucha fundamental para toda sociedad acosada que no

encuentra en sus leyes e instancias de gobierno la satisfacción real de sus necesidades, y que

tampoco tiene a su alcance los mecanismos institucionales y de participación efectiva que harían viable

su reconstrucción y la transformación de sus condiciones materiales de vida. La participación en

iniciativas como la “constituyente ciudadana” es ya una manera de impulsar la reconstitución de los

sujetos responsables del cambio social

¿Hace falta una nueva central de trabajadoras y trabajadores?

Dr. Pablo González Casanova

La situación del mundo y del país muestra claras tendencias a agravarse. A la crisis financiera y

económica que pesa sobre la inmensa mayoría de la humanidad, se añade la grave crisis ecológica

que amenaza a toda la humanidad

Se trata de algo más que la crisis del modelo neoliberal que el capitalismo corporativo impuso tras el

golpe de Pinochet en Chile y con los gobiernos conservadores de la Thatcher en Inglaterra y de

Reagan en Estados Unidos. En México la crisis se ha venido preparando desde que las políticas

monetaristas empezaron a aplicarse en los años sesenta dando lugar al movimiento de los médicos,


y al de los estudiantes y el pueblo en 1968, así como a la insurgencia obrera de los setentas y a

numerosos intentos nacionales de resistencia a los procesos de restauración del capitalismo asociado

y dependiente. La crisis se fue preparando con medidas cada vez más contrarias al interés nacional,

a los trabajadores, a los campesinos y los ciudadanos. Desde los años setenta hasta hoy el

endeudamiento externo creció sin precedente. En los años ochenta se volvieron a privatizar los bancos

que eran fuente de altas tasas de utilidades y de inmensos ingresos para la nación. Desde entonces

se empezaron a aplicar cada vez más las medidas neoliberales y neoconservadoras que favorecen al

capital corporativo en detrimento de la nación. En forma sucesiva se reformó la constitución para

acelerar el proceso de contra-reforma agraria. Se acentuó el desmantelamiento del Instituto Mexicano

del Petróleo y, cada vez más, el de la industria petrolera y sus derivados. Se descuidó y obstruyó la

construcción de las infraestructuras para el desarrollo agrícola y la soberanía alimentaria. Se orientó

el uso de los préstamos extranjeros a la compra de alimentos chatarra y de armas y municiones,

resolviendo los problemas de sobreproducción de los prestamistas y estableciendo con ellos convenios

en que quedaba a su arbitrio la fijación de las tasas de interés. Esas medidas y numerosos tratados o

acuerdos como el ALCA el Plan Mérida y sus derivados constituyeron a la vez fuertes sangrías para

el pueblo mexicano y sus trabajadores y dieron pie a varios procesos simultáneos: la depauperación

de la inmensa mayoría de la población mexicana; la baja de salarios directos e indirectos; el peso

principal de la carga fiscal en la población de menores ingresos, la reorientación del presupuesto de

egresos a favor del capital corporativo y sus asociados; la disminución y deterioro de los empleos y de

los servicios médicos, educativos, de salud pública, y de construcción de viviendas.

La privatización creciente de las actividades públicas –como el petróleo, la electricidad, y ahora las

prisiones, y su metamorfosis en actividades lucrativas, se combinó con el uso creciente de la represión

y la corrupción, y con el control de la población, de los trabajadores, de los desempleados, de los

jóvenes y sus movimientos legales y pacíficos con agentes abiertos y encubiertos, así como con

militares a los que se empezó a entrenar para la lucha contra sus pueblos y a los que se dieron órdenes

de preparar a paramilitares, medidas ambas, como las anteriores, en abierta violación al régimen legal

y a la constitución de la República. En el conjunto del país se llevó a cabo un desmantelamiento

sistemático de los derechos constitucionales y de las garantías individuales y sociales que el pueblo

mexicano había logrado en una Revolución como la de l010-17 en la que perdieron su vida más de un

millón de habitantes.

A la depredación y empobrecimiento creciente del país en beneficio de las corporaciones y sus

asociados se añadieron crecientes ofensivas en el orden político, cultural y educativo que acentuaron

las diferencias entre el país real y el país formal; que criminalizaron las críticas y oposiciones de los

de abajo, que acentuaron la política de discriminación y depredación de las comunidades indígenas y

no indígenas de campesinos pobres; que asesinaron a miles de trabajadores expulsados de sus tierras

y de sus trabajos, y que buscaban desde México, y desde los hermanos países de Centro-América

cruzar el inmenso muro que separa a las poblaciones de México y Estados Unidos para ver si allá

encontraban el trabajo que en sus países habían perdido con sus tierras y sus casas. La ofensiva

también se dio contra los sindicatos industriales, agrícolas y de servicios, y afectó en especial a la

gente más joven que no tiene ni casa, ni empleo, ni universidad, ni escuela, y con un múltiple daño

silencioso a la población de ancianos que perdieron sus seguros de vida y ahorros para el retiro, pues

de sus montos se encargaron las empresas financieras especulativas. En cuanto a la población de

edad intermedia, a la violación de facto de sus derechos laborales y sociales, se añadió una presión

constante y creciente por acabar con esos derechos tanto en la Constitución de la República como en

las leyes que derivan de ella. Una campaña realizada a través de todos los medios no sólo tendió a

culpabilizar de los daños a las víctimas –fueran obreros, campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes y

viejos- sino que los sometió a imágenes televisivas e impresas que tienen como objetivo el que pierdan


la autoestima, el que olviden los hechos heroicos de los pueblos originarios y de los movimientos de

Independencia, de Reforma y Revolución. Para eso no sólo se reformaron los libros de texto —

borrando nuestra historia prehispánica y a los héroes del pueblo— sino que se privilegiaron en diarios,

semanarios, y programas de radio y televisión las fiestas, amabilidades, bondades y sonrisas de “los

mexicanos bien”, mientras el pueblo aparecía y desaparecía como un conjunto de débiles mentales y

de payasos, cuyas necedades y torpezas mueven a risa y justifican ante ellos mismos su lamentable

condición y “fundada” pérdida de la autoestima. La múltiple ofensiva se enriqueció con una guerra

virtual contra el narcotráfico que ya cobró más de cincuenta mil víctimas, mientras siguen fluyendo los

miles de millones de dólares sin que se descubra a sus beneficiarios. Entre los objetivos de la narco

guerra destaca la pérdida de sentido de la lucha y de la vida entre numerosos jóvenes que son

reclutados por las buenas o por las malas y que se embarcan en batallas por pequeños territorios que

defienden o hacen suyo como en lo videojuegos de “Los pollos” y muchos más en que se dan divertidas

y crueles luchas por diminutos espacios, juegos que se combina con la creciente intervención de las

agencias norteamericanas en el auxilio al gobierno mexicano y en las funciones que este debería

desempeñar controlando el blanqueo de dinero y el contrabando de armas, tareas que sin duda le

sería más fácil controlar si no hubiera entregado, con los servicios de inteligencia, los bancos y las

aduanas. Termino este recuento incompleto señalando cómo se ha fomentado la ruptura de los lazos

familiares y sociales, el individualismo en la sociedad y el oportunismo en la política, así como

alentando el ideal neoconservador de “el fin de las ideologías” que vacía de contenido a la democracia

electoral y política de sus objetivos centrales de propuesta y lucha por políticas sociales y nacionales

alternativas, reduciéndola a una triste contienda entre los miembros de cada partido por ser nombrados

a puestos de “elección popular” por partidos que obedecen a la lógica de “lo menos malo” en

condiciones cada vez peores para el pueblo, los trabajadores la nación.

Todas estas circunstancias y otras más le plantean a los trabajadores, a los pueblos y a los ciudadanos

de México y el mundo la necesidad de reformular sus luchas y de reestructurar sus organizaciones

para fortalecer su capacidad defensiva y para aumentar su innegable capacidad de construir otro

mundo posible menos autodestructivo, menos opresivo e injusto, tarea para la que existen todas las

posibilidades humanas y naturales de triunfar, y para la que la humanidad cuenta con todos los

conocimientos, experiencias y técnicas que permiten lograr ese objetivo. Al plantear los caminos de

solución, en las condiciones que vivimos, necesitamos respetar a los integrantes de la Central en su

pleno derecho a participar o no participar en la política de los partidos como sindicatos o como

ciudadanos. Al mismo tiempo la Central buscará como objetivo la unidad de los trabajadores, los

pueblos y los ciudadanos con plena independencia de los partidos. La unidad en la diversidad de los

trabajadores se propondrá impedir que las luchas de partidos o las diferencias religiosas, culturales,

regionales o raciales dividan a los trabajadores de la Central y disminuyan su capacidad de constituir

un centro de organización de la clase obrera unida con los movimientos sociales en lucha contra el

capitalismo corporativo y contra el modelo neoliberal, y por una civilización en que la barbarie del

capitalismo sea sustituida por una democracia de veras en la que pueblos y trabajadores, como

comunidades y como ciudadanos participen en la toma de decisiones para la creación de otro mundo

posible y necesario en que el vivir bien de unos no dependa del vivir mal de otros y en que con la

justicia social se alcance la libertad Lograr esos objetivos implica luchar por otros más cuya práctica

es inminente y entre los que se encuentran:

1. Rescatar las grandes luchas de los pueblos y los trabajadores mexicanos y en especial de los

discriminados, excluidos y des-regulados de nuestro país y del mundo.


2. Defender las garantías y derechos constitucionales y tomar la Constitución de 1917 sin las reformas

neoliberales como base para las nuevas luchas revolucionarias, como siempre ha ocurrido en la

historia de México.

3. Exigir e imponer en las demandas inmediatas la aplicación de la Ley Federal del trabajo y del

contrato colectivo y otras normas más que el actual gobierno está sistemáticamente violando o

pretende que desaparezcan.

4. Luchar por la soberanía nacional y por la organización de los mexicanos para que ejerzan el

supremo derecho que reside en ellos, cada vez más atacado por los entreguistas de viejo y nuevo

cuño.

5. Luchar contra la criminalización de los movimientos sociales.

6- Luchar contra la cultura del individualismo y el oportunismo que se está fomentando por todos los

medios y con los métodos de evaluación y exclusión que tienden a hacer pensar a la víctima que es la

culpable.

7. Luchar por los derechos de los pueblos indios y para que se cumplan los acuerdos de San Andrés.

8. Promover la organización y articulación de los trabajadores industriales, agrícolas y de servicios.

9. Promover la unión de los trabajadores organizados y no organizados, la unión de los trabajadores

manuales e intelectuales, la unión de los trabajadores de los sectores medios y los excluidos, los

desregulados o los discriminados.

10. Promover con ellos grupos y colectivos de enlace que construyan el tejido social de las

comunicaciones, las informaciones, los intercambios y las organizaciones presenciales y a distancia.

11. Incrementar los periódicos y publicaciones no sólo impresos sino los que utilizan los medios

electrónicos como medios de organización- información-acción, diálogo-debate- consenso.

12. Promover campañas de alfabetización política para la toma de decisiones y para la práctica de las

técnicas de aprender a aprender y a leer y cambiar no sólo los textos sino el mundo, y a construir y

crear textos y mundos alternativos.

l3. Promover las universidades y escuelas de la Tierra y en ellas la cultura humanística, científica,

artística, y el conocimiento de los oficios y profesiones que necesitan los pueblos y las zonas urbanas

marginadas de trabajadores y proletarios, de des- regulados y excluidos, de discriminados y

despojados.

14. A este respecto organizar los sistemas de defensa de los trabajadores, los pueblos y los

ciudadanos frente a los depredadores y las mafias que están empeñados en someterlos, corromperlos,

enviciarlos, esclavizarlos y en acabar con el sindicalismo democrático, con las uniones de los

campesinos, con sus medios y fuentes de trabajo y de vida.

15. Promover la articulación de los trabajadores con los estudiantes y los jóvenes en acciones

conjuntas que incrementen la cultura solidaria y cooperativa y la capacidad de comunicación y acción.

16. Buscar en los programas de los sindicatos y movimientos más avanzados de México, América

Latina, y el mundo los puntos de coincidencia para plantear la lucha y la articulación de los “colectivos”

desde lo local hasta lo mundial, a sabiendas de que la misma lucha, entre simpatías y diferencias de

regiones y sectores es y será una lucha mundial


17. Replantear la lucha ideológica con base en un creciente dominio del pensamiento crítico y

alternativo y de la cultura del diálogo y el debate que en nuestros pueblos alcanza niveles cada vez

más altos de comprensión y acción.

18. Fortalecer y hacer efectiva la lucha por la moral y la firmeza como verdaderas armas para el triunfo

frente a una política que desde Teodoro Roosevelt se propone dominar al mundo con “la zanahoria y

el garrote”, con la corrupción y con la represión. Hablar de moral y de firmeza, de dignidad y de

entereza como armas contra la corrupción que tantas víctimas y estragos hace, y que está asociada a

la cultura de la represión y el terror, de la cosificación y deshumanización “de los pobres de la tierra y

quienes echan su suerte con ellos”.

Si el capital corporativo ha colocado la perdida de los derechos sociales, nacionales, laborales y

humanos en el campo de lo no negociable, el frente del pueblo que se organice en torno a la central

de trabajadores, que hoy promueven sindicatos que ni se rinden ni se venden, como el heroico

Sindicato Mexicano de Electricistas y muchos más, ese frente en gestación alcanzará, con los

trabajadores manuales e intelectuales del campo y la ciudad, de la educación, de la salud, de la

construcción y los servicios, así como con las comunidades de los pueblos indios y no indios, con la

juventud y con los estudiantes, con los periodistas, locutores, actores, escritores, realizadores que

luchan en los espacios tradicionales y cibernéticos, ese gran frente de todos y con todos alcanzará la

victoria de un socialismo con democracia, y de una democracia con socialismo, con justicia y con

libertad.


La quimera

Gilberto Ramírez Santacruz

Yo quiero un mundo,

un mundo donde los niños jueguen a la paz

y donde todos olviden el significado de la guerra

y donde la vida sea el principio y el fin de todo.

Yo quiero un mundo,

un mundo poblado por millones de adultos sonrientes

y donde todos recuerden que el hambre está programado

y donde el pan y el canto deben ser logros de lucha.

Yo quiero un mundo,

un mundo como página en blanco, sin rayas ni márgenes

y donde el trabajo se justifique sólo por la felicidad

y donde el valor de los hombres no tenga precio.

Yo quiero un mundo,

un mundo sembrado de trigos multiplicables

y donde la herramienta se empuñe para dignificar

y donde el pensamiento halle su vivero de libertad.

Yo quiero un mundo,

un mundo creado a la medida de los sueños infantiles

y donde las alas de la imaginación ignoren límites

y donde todos los caminos conduzcan a la humanización.

Yo quiero un mundo,

un mundo trazado en vuelo por palomas pacificadoras;

un mundo pintado por niños de manos temblorosas;

un mundo urdido con aguja de mujeres incansables.

Yo quiero un mundo,

un mundo construido sólo y exclusivamente para vivir.

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