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PERSONAS REALES | HISTORIAS REALES | ESPERANZA REAL<br />
DIOS ES BUENO, AUNQUE LA<br />
GENTE NO LO SEA<br />
FLIP OVER<br />
TO READ IN<br />
ENGLISH<br />
UN COMPAÑERO EN LA<br />
TORMENTA<br />
Cambie<br />
su historia<br />
de vida<br />
Rachel Joy Baribeau<br />
Una revista en<br />
una misión:<br />
vea página 2<br />
Número 02 / 2021<br />
1s Número 02 / 2021
VICTORIOUS LIVING<br />
LLEVA ESPERANZA A LOS<br />
ENCARCELADOS<br />
Desde 2013, los programas comunitarios de Victorious<br />
Living han influido positivamente en más de un millón<br />
de presos en mil quinientas cárceles. Brindamos:<br />
Testimonios de la vida real del poder transformador<br />
de Jesucristo desde nuestra revista<br />
bilingüe, disponible en cárceles y penitenciarías<br />
en versión impresa y formato digital.<br />
¿Es usted preso que<br />
necesita ánimo?<br />
¡Escríbanos para<br />
hacerse un miembro<br />
importante de<br />
nuestra familia de<br />
Victorious Living!<br />
Discipulado cristiano para los reclusos mediante<br />
correspondencia personal, devocionales, videos<br />
y podcasts.<br />
Contacto con organizaciones nacionales que<br />
proporcionan recursos útiles para presidiarios,<br />
ex presidiarios y sus familias.<br />
Herramientas para programas carcelarios,<br />
para que las iglesias locales puedan cumplir el<br />
mandamiento de Dios, respecto de acordarnos<br />
de quienes están privados de la libertad.<br />
Todo preso que escribe a<br />
nuestro ministerio recibe<br />
correspondencia personal,<br />
devocionales trimestrales,<br />
y una suscripción personal<br />
a nuestra revista.<br />
Escríbanos a:<br />
VL Correspondence<br />
PO Box 2751<br />
Greenville, NC 27836<br />
Lamentablemente, debido a<br />
la gran cantidad de detenidos<br />
temporalmente en comisarías<br />
(no en cárceles), no podemos<br />
mantener correspondencia ni<br />
enviar copias personales de VLMag<br />
a detenidos en comisarías.
NÚMERO 2, ABRIL 2021<br />
CONTENIDO<br />
15s<br />
20s<br />
UN PASO ADELANTE<br />
Un compañero en la tormenta<br />
POR KRISTI OVERTON JOHNSON<br />
El poder de la sangre<br />
Abuso, abandono, opresión,<br />
condiciones injustas, situaciones<br />
peligrosas: las personas pueden ser<br />
crueles con los demás. El pecado nos<br />
hace así. Pero Dios siempre es bueno y<br />
siempre tiene su bienestar en mente.<br />
nosotros confiar en Él o creer que Él no<br />
nos va a traicionar ni abandonar como<br />
todas las personas que conocemos. Es<br />
por eso que la más pequeña semilla de<br />
fe es suficiente para verlo actuar.<br />
POR LINDA CUBBEDGE-SMITH<br />
HISTORIA DE TAPA<br />
FOTO DE DEAR DEE PHOTOGRAPHY<br />
21s<br />
25s<br />
6s<br />
La restauración de un<br />
corazón enmohecido<br />
POR NAYA POWELL<br />
Su deuda está saldada<br />
POR CARLA OWENS<br />
VIDAS<br />
TRANSFORMADAS<br />
Dios es bueno, aunque la<br />
gente no lo sea<br />
LA HISTORIA DE FRANK PERRY<br />
8s<br />
12s<br />
DESTACADOS<br />
Nada es demasiado para la<br />
gracia de Dios<br />
LA HISTORIA DE ALEX LAUNIUS<br />
¿Qué es lo peor que ha hecho? ¿Sabía que<br />
Dios le perdonará incluso eso? Lo va a hacer.<br />
No hay nada que esté fuera del alcance de<br />
la gracia de Dios. historias para alentar a<br />
otras personas.<br />
La fe mueve montañas<br />
LA HISTORIA DE CHRISTINA<br />
RANDALL<br />
Dios sabe que no siempre es fácil para<br />
EN LA TAPA<br />
Tras estar rodeada<br />
de oscuridad,<br />
Rachel Baribeau<br />
descubrió la<br />
libertad de la vida a<br />
la luz de Jesucristo.<br />
Hoy ayuda a los<br />
demás a conocer<br />
al Dios que tiene el<br />
poder para cambiar<br />
la historia de<br />
cualquier vida.<br />
16s<br />
22s<br />
26s<br />
Cambie su historia de vida:<br />
deje atrás la culpa<br />
LA HISTORIA DE RACHEL<br />
BARIBEAU<br />
Lo que sea que haya hecho en su vida,<br />
no puede volver atrás para cambiarlo.<br />
Pero puede avanzar dejando atrás la<br />
culpa y la vergüenza y vivir lo mejor de<br />
su vida en Cristo.<br />
Transformado por Dios en<br />
la cárcel<br />
LA HISTORIA DE VROUYER<br />
MANOUKIAN, SEGÚN RELATO A H.<br />
JOSEPH GAMMAGE<br />
“V” no temía la vida en la cárcel: no<br />
había sistema que no pudiera manejar<br />
en su favor. Después conoció a Jesús,<br />
que convirtió a este manipulador egoísta<br />
en un hombre con una misión.<br />
Responda al llamado de Dios<br />
POR ZACH STEWART<br />
No importa quién es usted, Dios tiene<br />
un plan perfecto para su vida. Puede<br />
hacer las cosas a su manera o a la SUYA:<br />
pero no va a encontrar la mejor manera<br />
hasta que se entregue a Él.<br />
EN CADA EDICIÓN<br />
4s<br />
Nota de la Editora<br />
Cosas buenas—¡cosas de Dios!—<br />
le esperan<br />
29s<br />
Profundicemos<br />
Cómo restaurar un corazón<br />
enmohecido<br />
30s<br />
Del Padre<br />
Eres parte de un plan mayor<br />
VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />
Número 02 / 2021<br />
3s
NOTA DE LA EDITORA<br />
Cosas buenas—cosas<br />
de Dios—le esperan<br />
Frank Perry, destacado en<br />
“vidas transformadas” y<br />
Kristi Overton Johnson,<br />
editora de Victorious<br />
Living, son amigos desde<br />
hace más de 35 años. Hace<br />
poco, Frank compartió con<br />
Kristi detalles íntimos de su<br />
vida para alentar a otras<br />
personas. Su testimonio<br />
es prueba viviente de<br />
que Dios puede cambiar,<br />
sanar y restaurar la vida<br />
de personas que nuestra<br />
sociedad da por perdidas.<br />
Si desea colaborar con nuestra revista,<br />
llevar la esperanza de Dios y llegar a la<br />
vida de mujeres y hombres privados de la<br />
libertad, visite victoriouslivingmagazine.<br />
com. Cada dólar que done envía una<br />
copia de nuestra revista a una cárcel.<br />
Y cada revista influye en muchas vidas<br />
durante años.<br />
¡B<br />
ienvenido al N.° 2 de 2021! Si<br />
es parte de nuestra familia de<br />
Victorious Living ya sea con oraciones,<br />
como voluntario o con<br />
su apoyo económico, le agradezco por hacer<br />
posible esta revista. Su apoyo tiene un profundo<br />
efecto en muchas vidas, especialmente en<br />
cárceles y penitenciarías. Y si usted es uno de<br />
los integrantes de nuestra familia privado de la<br />
libertad, también quiero agradecerle. Usted es<br />
el motivo por el que existe esta revista y nuestro<br />
programa de comunicación.<br />
Cuando me empezó a rondar la idea de esta<br />
publicación en el corazón, ya hace más de diez<br />
años, nunca imaginé que el 95% de los lectores<br />
serían personas que vivían entre rejas. Dios<br />
tenía un plan puntual para esta revista: llevar<br />
esperanza a los reclusos. Él supo desde el primer<br />
momento que Victorious Living se instalaría<br />
en cárceles y penitenciarías, llegando de una<br />
manera especial a gente que pasaba por su<br />
peor momento.<br />
¿Y yo? Debo admitir que las personas<br />
privadas de su libertad no se me habían pasado<br />
por la cabeza cuando publiqué el primer<br />
número en 2011. No tenía motivo para pensar<br />
en ese sector de la población.<br />
Como muchos, sentía que cuando la gente<br />
cometía un delito, debía pagar su condena.<br />
También imaginaba que, al salir, tomarían<br />
mejores decisiones y llevarían una vida productiva.<br />
No sabía nada sobre la vida entre rejas<br />
ni el efecto a largo plazo que tiene el encarcelamiento<br />
en familias y comunidades durante<br />
varias generaciones.<br />
Dios me abrió los ojos en 2013, cuando me<br />
llevó a visitar a un amigo preso. En la recepción<br />
de esa cárcel federal, de pronto percibí en un<br />
pantallazo el corazón de Dios por los reclusos. Y<br />
entendí que, con Su ayuda, se podría restaurar<br />
la vida de esos hombres y mujeres. La Biblia<br />
dice claramente que Dios tiene un plan para<br />
todas las personas y nunca es demasiado tarde<br />
para empezar a cumplirlo.<br />
El mundo vende la mentira de que algunas<br />
personas no merecen una esperanza para el<br />
futuro. Pero Dios dice otra cosa. Es compasivo,<br />
amoroso y bondadoso: Él es el Dios de segundas<br />
oportunidades.<br />
Como seres humanos, nos cuesta a veces<br />
entender esta compasión. Isaías 55:8–9 (NVI)<br />
nos explica por qué. Dice: “Porque mis pensamientos<br />
[sobre la compasión] no son los de<br />
ustedes, ni sus caminos son los míos—afirma<br />
el Señor. Mis caminos y mis pensamientos son<br />
más altos que los de ustedes; ¡más altos que los<br />
cielos sobre la tierra!”. ¡No pensamos como Dios!<br />
He leído este pasaje muchas veces, pero<br />
recién hace poco logré entender bien el significado.<br />
Nos recuerda que los pensamientos<br />
de Dios sobre el perdón y la compasión son<br />
distintos de los nuestros. La compasión de Dios<br />
nunca se acabará. Es infinita. Es generosa y<br />
abundante. ¿No es increíble?<br />
Estoy tan agradecida de que Su compasión no<br />
sea solo para unos pocos. Necesito la compasión<br />
de Dios todos los días. Todos la necesitamos<br />
porque todos hemos pecado y estamos privados<br />
de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Es por eso<br />
que Dios envió a su Hijo Jesús a morir por nuestros<br />
pecados (Juan 3:16). La misericordia que<br />
Él demostró en la cruz nos permite tener vidas<br />
victoriosas a pesar de nuestros errores.<br />
Está por leer historias increíbles que dan<br />
testimonio de la incomprensible misericordia<br />
de Dios. Su amor cubre una multitud de<br />
pecados: los tuyos, los míos, y los de cualquier<br />
persona que invoque el nombre de Jesús<br />
(1 Pedro 4:8; Hechos 2:21).<br />
A Dios nunca le falta amor para acercarse a<br />
usted, salvarlo y guiarlo hacia un mañana mejor.<br />
Aunque todo parezca perdido, Dios puede<br />
y encuentra la manera.<br />
Puede que no suceda en la forma que imaginó,<br />
pero le prometo esto: va a exceder sus<br />
expectativas (Efesios 3:20). Así que deje de lado<br />
la culpa, la vergüenza, la frustración, la duda,<br />
el enojo o lo que sea que lo está frenando, y<br />
tome a Dios de la mano.<br />
Cosas buenas—cosas de Dios—le esperan.<br />
Kristi Overton Johnson<br />
Editora y Directora Ejecutiva<br />
4s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
Con las historias de Victorious Living,<br />
mujeres y hombres que están entre rejas<br />
conocen al Dios que da otra oportunidad.<br />
Testimonio: Denise San Miguel<br />
En aquella época, una multa de estacionamiento<br />
habría sido un problema grave para nuestra<br />
familia. Y luego mi esposo fue a la cárcel. De<br />
pronto, todos en mi familia abrimos los ojos y<br />
descubrimos los desafíos de la vida detrás de los<br />
muros de la cárcel. No teníamos idea.<br />
Sola en casa, a menudo me sentía tan<br />
desesperada. Por suerte, en mi peor momento,<br />
Dios hizo entrar en mi vida el ministerio de<br />
Victorious Living. Nos incorporaron a mi<br />
esposo y a mí a la familia de su ministerio<br />
y nos brindaron apoyo durante toda la<br />
odisea del encarcelamiento. Es un ministerio<br />
verdaderamente comprometido.<br />
Hoy mi esposo está en casa y disfruta de<br />
una vida victoriosa. Gracias, Victorious Living,<br />
por toda la ayuda. Y gracias por darnos la<br />
oportunidad, a través de sus programas<br />
comunitarios, de hacer un aporte positivo en la<br />
vida de otras familias que están pasando por<br />
esta misma experiencia difícil.<br />
Apoyar este ministerio nos permite ser útiles<br />
para quienes están entre rejas y cumplir el<br />
mandamiento de Dios de visitar a los presos.<br />
Gracias, Victorious Living, por darnos esperanza y<br />
un propósito.<br />
PATROCINE UNA CÁRCEL DE SU<br />
ESTADO Y CAMBIE VIDAS HOY.<br />
Visite victoriouslivingmagazine.com<br />
FOTO DE DEAR DEE PHOTOGRAPHY
VIDAS TRANSFORMADAS<br />
Dios es bueno,<br />
aunque la<br />
gente no lo sea<br />
LA HISTORIA DE<br />
FRANK PERRY<br />
FOTO (der.): El amor<br />
de Dios cruzó las vidas<br />
de Parker y Becky<br />
Overton con Frank en<br />
su hora más aciaga,<br />
lo que se convirtió en<br />
una amistad para toda<br />
la vida.<br />
TENÍA 21 AÑOS LA PRIMERA VEZ que recuerdo que mi mamá<br />
me haya dicho que me quería.<br />
Estaba sentada frente a mí en una sala de visitas de una cárcel en<br />
Carolina del Norte. “Hijo ¿cuándo te vas a enderezar y a hacer las cosas<br />
bien?” me dijo, sacudiendo la cabeza. Después agregó: “Te quiero”.<br />
Sus palabras me tomaron tan por sorpresa que me levanté de la<br />
silla y les pedí a los guardias que me llevaran de vuelta a mi celda.<br />
Tenía que salir de esa sala. La idea de que mi mamá me quería me<br />
desestabilizó. Nunca había sentido que me quisiera.<br />
Ella y mi padrastro bebían mucho, no se ocupaban de mi hermano y<br />
de mí y abusaban de nosotros. Nos comportábamos de la mejor manera<br />
que sabíamos, pero igual éramos objeto de sus abusos.<br />
Mi padrastro dejó en claro que me odiaba. A menudo me recordaba<br />
con palabras y puñetazos que era una carga para él. Mi padre biológico<br />
se había mudado a Nueva York unos años antes y se negó a hacerse<br />
cargo de mí. Era terrible que no me quisieran.<br />
Como muchos niños que viven en la pobreza y en hogares abusivos,<br />
a menudo me iba a la cama con hambre. La única preocupación de<br />
mi padrastro era conseguir su próximo trago y solía vender nuestra<br />
comida a cambio de alcohol, sin importarle las necesidades de su<br />
casa. Me acostaba en la cama con hambre y miedo. Mi hermano y yo<br />
nunca sabíamos cuándo irrumpiría en nuestra habitación y se las<br />
agarraría con nosotros para vengarse de sus frustraciones.<br />
No entendía por qué mi vida era tan distinta<br />
de la de otros chicos. ¿Por qué yo no tenía una<br />
familia que me cuidara, ni comida ni ropa adecuada?<br />
¿Por qué no podía ir a la escuela?<br />
Durante el día, mi hermano y yo trabajábamos<br />
en los campos de algodón del pueblo; no<br />
podíamos ir a la escuela. Nuestros padres nos<br />
quitaban que ganábamos para comprar bebida.<br />
Cuando tenía 9 años, me escapé. Me sentí<br />
más protegido y cuidado en las calles que en<br />
mi propio hogar.<br />
No pasó mucho para que me metiera en<br />
problemas. Un juez me envió a la Martin Training<br />
School para chicos negros en Rockingham,<br />
NC. Estuve allí dos años y después me enviaron<br />
otra vez a casa. Me pusieron en la escuela, pero<br />
allí los chicos se burlaban de mí por ser tan<br />
pobre y tener tan poca educación. Empecé a<br />
escaparme de la escuela, pero los encargados<br />
de tomar asistencia siempre me encontraban<br />
y me llevaban de vuelta. Esto siguió así hasta<br />
que tuve 16 y dejé definitivamente el estudio.<br />
Volví a la calle, donde me arrestaron muchas<br />
veces y me caratularon como “delincuente violento”.<br />
Siempre había alcohol de por medio.<br />
Después de mi último arresto, mi mamá fue a<br />
visitarme. Ahí me dijo que me quería. A pesar<br />
de todo el dolor que me había provocado, sus<br />
palabras me destrozaron el corazón.<br />
Cuando volví a mi celda, los muchachos me<br />
preguntaron si quería seguir el juego de cartas<br />
que interrumpimos por su visita. Les dije que<br />
no y me fui directo a la cama.<br />
Empecé a pensar en los cristianos que<br />
venían a menudo y compartían el amor de Dios<br />
conmigo y los demás presos. A esos desconocidos<br />
les importábamos lo suficiente como<br />
para hablarnos del amor de Dios. Estaban más<br />
preocupados por mí que mi propia familia. Al<br />
recordar su bondad, de pronto me vinieron a<br />
la mente los pasajes bíblicos de los que nos<br />
hablaban.<br />
Me puse de rodillas y oré. “Dios, no te conozco<br />
demasiado. Y no sé cómo llegar a conocerte,<br />
tampoco. Enséñame quién eres”. Le dije al<br />
Señor cuánto lamentaba las cosas malas que<br />
había hecho. Y le pedí que me ayudara a hacer<br />
el bien y ayudar a otras personas. Dios oyó mi<br />
oración y desde ese día, mi vida cambió.<br />
Un mes más tarde, con dos condenas a cinco<br />
años en la cárcel a cuestas, me trasladaron<br />
a la Penitenciaría Butner. Allí aprendí tanto<br />
FOTO DE GERI SIMPKINS PHOTOGRAPHY<br />
6s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
VIDAS TRANSFORMADAS<br />
me hizo sentir como un ser humano incluso<br />
antes de llegar a conocerme. Trabajé para<br />
él durante un tiempo y luego le pregunté si<br />
podía ayudarme a recuperar mi licencia de<br />
conductor. La había perdido por conducir<br />
intoxicado en el pasado. Me dijo: “Frank,<br />
quisiera ayudarte a recuperar tu licencia,<br />
pero no puedo. Sigues bebiendo y si te ayudo<br />
a que vuelvas a conducir, podrías matar<br />
a mi familia”.<br />
Se me quedaron grabadas esas palabras<br />
y dejé de beber. Al poco tiempo, también<br />
dejé de fumar. Resulta que el jefe, como<br />
me gustaba llamarlo, no soportaba el olor<br />
a cigarrillo. Ni siquiera quería ver una colilla<br />
en el suelo. Me preguntaba: ¿qué clase de<br />
hombre es este? Pero me atraía tanto su<br />
forma de ser y hacer las cosas. Sabía que<br />
podía confiar en él.<br />
Dios en agradecimiento, además de entregarle<br />
todas mis preocupaciones. Sé que ha oído cada<br />
palabra y visto cada lágrima, porque siento<br />
Su presencia todos los días. Una vez, un vecino<br />
me preguntó a quién demonios le estaba<br />
hablando en ese tractor. “Le estoy hablando a<br />
Dios”, le dije. No me importaba cómo me veían<br />
los demás.<br />
Hoy, gracias a Dios, mi vida es totalmente<br />
distinta de lo que fue al principio. No, mi familia<br />
nunca me trató bien, pero Dios jamás<br />
me abandonó. Él envió gente a mi vida que me<br />
amó, me apoyó y creyó en mí. Él me ayudó a<br />
tomar buenas decisiones, tratar bien a la gente,<br />
construir una iglesia y ser su pastor.<br />
Y cuando enfrenté momentos difíciles, Él<br />
me dio fortaleza y consuelo. Como cuando en<br />
2014 perdí a Delois, mi esposa durante casi<br />
30 años y a mi hermano Otis en 2004. Estaba<br />
Hoy, gracias a Dios, mi vida es<br />
totalmente distinta de lo que fue al<br />
principio. No, mi familia nunca me trató<br />
bien, pero Dios jamás me abandonó.<br />
sobre Dios. Él me demostró que no hay puerta<br />
alguna que no pueda abrir, ni siquiera la de la<br />
cárcel. En menos de dos años me dejaban en<br />
libertad condicional. Pero ningún condado de<br />
Carolina del Norte quería aceptarme, por mis<br />
antecedentes de violencia. Después, la Junta<br />
de libertad condicional de Pitt County llamó y<br />
dijo que ellos me aceptarían. Me pusieron en<br />
libertad y me mudé a Greenville, NC.<br />
Cuando llegué era una persona joven, llena<br />
del Espíritu de Dios y muy entusiasmada por<br />
tener una vida nueva. Un curso técnico que<br />
hice allí me permitió encontrar trabajo como<br />
soldador, pero todavía me faltaba relacionarme<br />
con personas piadosas y el apoyo que sabía que<br />
necesitaba. Así que empecé a asistir a algunas<br />
iglesias locales. Pensé que seguramente allí<br />
encontraría ayuda.<br />
Pero me rechazaron. Varias personas incluso<br />
me dijeron que no querían que fuera a<br />
su iglesia. No podían ver más allá del hombre<br />
que había sido, ni el hombre de Dios en el que<br />
deseaba convertirme.<br />
Me sentí humillado y rechazado por esos que<br />
se llamaban cristianos. Más tarde aprendería<br />
que no todo aquel que se dice cristiano es un<br />
verdadero seguidor de Jesucristo. Juan 13:35<br />
dice que se puede detectar a un verdadero<br />
creyente por su amor a los demás.<br />
Desalentado, volví a la calle, donde sabía<br />
que me aceptaban. Al poco tiempo, empecé<br />
a beber otra vez. Por suerte, Dios me envió a<br />
alguien antes de volver a transitar ese viejo<br />
camino que ya conocía.<br />
Estaba parado frente a un restaurante local<br />
cuando un hombre de mi edad, más o menos,<br />
se acercó para preguntarme si necesitaba trabajo.<br />
Tenía una propiedad grande y necesitaba<br />
ayuda con el mantenimiento. Acepté la oferta;<br />
precisaba el trabajo.<br />
Nunca había conocido a nadie como este<br />
hombre, Parker Overton. Era amable, generoso:<br />
Un día, el jefe me dijo:<br />
“Frank, si te quedas y me<br />
ayudas, yo voy a estar a tu<br />
lado. Voy a ayudarte y a<br />
cuidarte”.<br />
A partir de ese día, cumplí<br />
mi promesa de quedarme con él y ayudarlo<br />
en lo que necesitara y el cumplió la promesa<br />
que me había hecho. Nunca me negó.<br />
Es un sentimiento extraño cuando te<br />
cuida alguien que no te debe nada. El jefe<br />
y su esposa Becky me han invitado a su<br />
casa, me permitieron sentarme a su mesa<br />
y muchas veces me dieron de comer. Me<br />
han ayudado de tantas maneras que jamás<br />
podré retribuir. En el jefe, Dios me dio el<br />
padre que nunca había tenido.<br />
En los 35 años que pasaron desde que nos<br />
conocimos en ese restaurante, he cortado<br />
miles de millas de césped. Y todo el tiempo<br />
agradezco a Dios por Su intervención generosa.<br />
He llorado, cantado y gritado desde el<br />
asiento de aquel tractor, elevando mi voz a<br />
paseando al perro, cuando un grupo de adolescentes<br />
pasó en auto y le disparó porque sí. Ni<br />
siquiera lo conocían. Dios incluso me ayudó a<br />
tomar decisiones sobre la atención médica de<br />
mi padrastro en su vejez. Con nuestro pasado,<br />
de no ser por Dios, eso no habría sucedido.<br />
Dios está listo para ayudarlo a usted también.<br />
Solo espera que se ponga de rodillas y<br />
eleve su clamor a Él. Cuando desee a Dios, Él<br />
cambiará su vida de maneras que ni siquiera<br />
puede imaginar. Confíe en Él. Él siempre será<br />
bueno con usted, incluso cuando las personas<br />
y las situaciones no lo sean.<br />
FRANK PERRY busca ayudar a los demás a conocer<br />
la bondad de Dios que salvó su vida. Es padre, abuelo y<br />
el fundador y pastor de la iglesia The Father, Son, and<br />
Holy Ghost Deliverance en Tarboro, Carolina del Norte.<br />
VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />
Número 02 / 2021<br />
7s
Nada es demasiado<br />
para la gracia de Dios<br />
LA HISTORIA DE ALEX LAUNIUS<br />
na profunda depresión fue mi compañera<br />
permanente desde que tengo<br />
U<br />
memoria. A los 10 años, mi diario<br />
reflejaba mis sentimientos de no ser<br />
querida, ni aceptada y de no ser suficientemente<br />
buena. Me sentía totalmente invisible<br />
al mundo y no estaba contenta conmigo misma. No<br />
ayudó el hecho de que venía de una familia separada.<br />
Siempre sola durante la escuela primaria, de pronto<br />
me encontré buscando popularidad al entrar al secundario.<br />
Pero a pesar de mis esfuerzos, los chicos<br />
populares nunca me aceptaron. Desesperado, me<br />
volqué a los que consumían drogas. A ellos no les importaban<br />
mis rarezas.<br />
Apenas empezaba la adolescencia cuando probé las<br />
drogas por primera vez y me volví adicta instantáneamente:<br />
sentir euforia me daba una manera rápida de<br />
escapar de la oscuridad avasallante que había en mi<br />
vida. Por fin había encontrado la forma de sentirme<br />
bien en este mundo.<br />
Pero volver de la euforia inducida por las drogas<br />
era un problema. El dolor y la oscuridad volvían a<br />
instalarse rápidamente. Comencé a hacerme tajos y<br />
desarrollé un trastorno alimentario grave. Cortarme y<br />
darme atracones me proporcionaba algún tipo de control<br />
sobre mi vida caótica, pero estaba en un camino<br />
oscuro de destrucción. Y las cosas iban a empeorar.<br />
A los 14, perdí mi virginidad cuando me viola ron<br />
durante una fiesta. Confundida y destrozada, levanté<br />
muros para proteger mi corazón y mi mente.<br />
Me volqué a las relaciones homosexuales, pensando<br />
que una chica jamás me lastimaría como lo había<br />
hecho ese chico.<br />
8s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
FOTO DE KIMBERLY STRAUGHN<br />
Pronto descubrí<br />
que mis<br />
problemas no<br />
tenían que ver<br />
con el lugar donde<br />
me encontraba:<br />
estaban dentro<br />
de mí. Mi corazón<br />
tenía un problema<br />
y necesitaba<br />
sanarlo.<br />
No mucho después tuve una sobredosis y empezó<br />
un ciclo de ingresos y salidas de hospitales psiquiátricos<br />
y lugares donde trataban adicciones a las drogas.<br />
Pero no lograron cambiar mi comportamiento. De verdad,<br />
no quería parar. Ni siquiera me importaba morir.<br />
A los 16, dejé mi hogar y fui saltando de casa en casa,<br />
quedándome en cada lugar más tiempo del que quería<br />
la gente. Al año, conocí a un muchacho que parecía<br />
confiable. Tuvimos sexo y quedé embarazada. Su familia<br />
me animó a conservar el bebé, pero no me sentía<br />
preparada para ser madre. Así que opté por el aborto.<br />
Entonces, el muchacho decidió romper conmigo.<br />
En la clínica donde tuve el aborto, nadie me preparó<br />
para la hecatombe emocional que vendría. No me iba a<br />
olvidar rápido de los olores ni los sonidos del procedimiento.<br />
Ni me iba a olvidar la imagen de mi diminuto<br />
bebé desmembrado, acomodado cuidadosamente en<br />
una caja de Petri. Ni hablar de la enorme vergüenza<br />
que sentí mientras estaba acostada en esa mesa.<br />
La depresión y la culpa que sobrevinieron después<br />
fueron peores que cualquier cosa que hubiera experimentado<br />
antes. Busqué la única escapatoria que<br />
conocía: las drogas. Me esforzaba por sentir euforia<br />
y hacer de cuenta que no había pasado nada. Corrí lo<br />
más rápido que pude hacia la oscuridad, que sentía<br />
era mi lugar.<br />
Después de cumplir 18, me metí en la industria<br />
del sexo, donde tuve acceso a enorme cantidad de<br />
drogas. Durante un año, hice cosas inimaginables y<br />
recibí mucho abuso por parte de muchas personas.<br />
Me embaracé dos veces y aborté las dos.<br />
Y después, me arrestaron por tráfico de<br />
drogas. El juez me condenó a cuatro años<br />
de libertad condicional, que violé rápidamente.<br />
Entonces el juez me envió a la<br />
cárcel. Pero me dio a elegir: podía cumplir<br />
la condena de 42 meses en la cárcel o dos<br />
años con dos años de libertad condicio nal.<br />
Hasta me sorprendí a mí misma cuando<br />
elegí los 42 meses en la cárcel. En ese momento<br />
no sabía que me estaba dando tiempo<br />
a mí misma para darme cuenta de la necesidad<br />
que tenía de Dios.<br />
La vida en la cárcel no era demasiado diferente<br />
de mi vida afuera. Continué luchando<br />
con los trastornos alimentarios, mi adicción<br />
a los cortes, deseando mujeres y teniendo<br />
relaciones homosexuales. Pronto descubrí<br />
que mis problemas no tenían que ver con<br />
el lugar donde me encontraba: estaban dentro de mí.<br />
Mi corazón tenía un problema y necesitaba sanarlo.<br />
Sin embargo, había una cosa que era distinta. En<br />
la cárcel, por fin logré tener una mente lúcida. Tenía<br />
mucho tiempo para mirar en el espejo mi vida horrible<br />
y aprender a manejarla.<br />
Todo comenzó cuando conocí a una chica llamada<br />
Tiffany, una verdadera “señorita perfecta” que no<br />
soportaba. Obviamente era cristiana y no quería tener<br />
nada que ver con ella. Hasta entonces, todos los cristianos<br />
que había conocido eran hipócritas.<br />
Pero Tiffany siempre se me acercaba con su “amor”.<br />
Oraba por mí y me leía la Biblia. Fue de lo más extraño,<br />
pero empecé a sentirme segura cuando estaba cerca.<br />
Me quería de una manera que nunca había sentido<br />
antes y se quedaba conmigo cuando todos los demás<br />
se alejaban. Podía hablar con ella sobre cualquier<br />
cosa sin sentirme condenada. Me escuchaba y jamás<br />
intentó arreglar mis problemas.<br />
Eventualmente, a Tiffany la enviaron a un campamento<br />
de trabajo, donde terminó de cumplir su<br />
condena. Sin ella, el ambiente de la cárcel se volvió<br />
notoriamente más oscuro. Llevaba una luz tan inconfundible<br />
dentro de sí. La extrañaba terriblemente,<br />
pero, además, deseaba lo que ella tenía.<br />
En secreto, empecé a escuchar una estación cristiana<br />
de radio y a leer la Biblia que Tiffany me había dado.<br />
Una noche encontré el relato en Juan 3 de cuando<br />
Juan el Bautista lo bautizó a Jesús. Algo comenzó a<br />
surgir en mi interior y de pronto, sentí la necesidad<br />
de que me bautizaran. En ese momento no sabía por<br />
qué, pero ahora sé que fue el Espíritu Santo de Dios<br />
que me estaba atrayendo hacia Él (Juan 6:44).<br />
Me levanté de la cama y fui a la ducha. Abrí la canilla,<br />
me paré debajo del chorro de agua y empecé a llorar.<br />
No entendía cómo podía estar sintiendo tal emoción<br />
por un Dios en el que ni siquiera deseaba creer. Confusa<br />
y enojada, pregunté: “Si eres tan bueno, ¿por qué ha<br />
sido así mi vida? ¿Dónde estabas cuando me violaron<br />
y sufrí abusos? ¿Cuando estuve sola y fui rechazada?<br />
¿O atormentada por la oscuridad cuando era niña?”<br />
El agua de la ducha continuaba cayendo sobre mí<br />
cuando ocurrió algo increíble. Sentí la paz incomprensible<br />
de Dios y le oí decir: “Está bien. Ahora eres Mía”.<br />
De pronto, mi alma se liberó del peso de la oscuridad<br />
y podía respirar y pensar con claridad. Todo era<br />
distinto. No puedo explicar cómo ni por qué, pero<br />
supe que Dios me había salvado. Volví a mi cama y me<br />
quedé dormida. Cuando desperté la mañana siguiente,<br />
habían desparecido mis ganas de cortarme y también<br />
mi atracción por personas del mismo sexo. Además,<br />
me di cuenta de que se había esfumado asimismo mi<br />
adicción a las drogas.<br />
Empecé a contarle a todo el mundo lo que me había<br />
pasado, pero nadie quería escucharme. Todas pensa<br />
VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />
Número 02 / 2021<br />
9s
Durante muchos años,<br />
Alex no era una extraña<br />
en el Departamento<br />
Penitenciario. Aquí<br />
la vemos en una de<br />
sus muchas fotos de<br />
prontuario.<br />
ban que la loca de Lexi estaba teniendo una crisis. Al<br />
principio perdí muchas amigas. Pero después, cuando<br />
vieron que había cambiado de verdad, volvieron<br />
a abrirse a mí. Fui para ellas la clase de amiga que<br />
Tiffany había sido conmigo.<br />
Después de un tiempo de buena conducta, me pasaron<br />
a un dormitorio especial, en el que el Señor<br />
me dio una nueva amiga que tenía un compromiso<br />
genuino con su fe. Se llamaba Jody. Y después, me<br />
envió a Christina. (Ver su historia en la pág. 12s)<br />
Jody, Christina y yo pasábamos mucho tiempo<br />
juntas estudiando la Palabra. Era inevitable darme<br />
cuenta de lo confiadas que estaban en su salvación<br />
eterna y su relación con Dios. Yo, por otra parte, todavía<br />
tenía tanta confusión y dudas. Así que continué<br />
buscándolo a Él.<br />
Un año después, a Christina y a mí nos liberaron e<br />
ingresamos en un hogar cristiano de transición juntas.<br />
Pero incluso allí, yo vivía con dudas y temores.<br />
Por sobre todo, temía perder mi salvación. Estaba<br />
segura de que en el momento que cometiera un<br />
error o hiciera algo que desagradara a Dios, Él me iba<br />
a soltar la mano. Pensaba que tenía que ser perfecta<br />
para que me amara.<br />
También dudaba de la capacidad de Dios para mantenerme<br />
alejada del mal. Me aterraba la posibilidad<br />
de volver a mi viejo estilo de vida cuando quedara<br />
en libertad. Oír que otras reclusas pronosticaban mi<br />
fracaso me enquistó ese miedo en el corazón. Además,<br />
todavía me bombardeaban con tentaciones. Si de verdad<br />
Dios me había salvado, ¿por qué seguía teniendo<br />
estas dificultades? 2 Corintios 5:17 decía que yo era<br />
una creación nueva, pero todavía seguía luchando<br />
con tantas cosas.<br />
Y, además, estaban los abortos. Siempre estuvieron<br />
ahí, en un rincón de mi mente. No podía imaginarme<br />
cómo—¡ni por qué!—Dios me perdonaría alguna vez<br />
por ellos. No había manera de que yo mereciera<br />
Su perdón. El pecado del aborto parecía tan lejos<br />
del alcance de la misericordia y la gracia de Dios.<br />
¡Y yo había tenido tres!<br />
El temor y la duda me estaban comiendo viva,<br />
pero me daba demasiada vergüenza contarle a<br />
alguien. Todas las otras chicas parecían tenerlo<br />
todo claro; yo me sentía tan condenada. Ahora sé<br />
que Satanás estaba detrás de esa mentira. Él quería<br />
que siguiera sumando conflictos y así ahogarme<br />
por el peso de ellos.<br />
Después de 16 meses en el hogar de transición,<br />
decidí asistir a una escuela bíblica en Dallas, llamada<br />
Cristo para las Naciones. No conocía un alma<br />
en Texas, pero sentí la enorme necesidad de ir allí.<br />
Al poco tiempo de llegar, conocí a un hombre<br />
llamado Zack. Íbamos juntos a la iglesia, donde<br />
aprendí sobre la gracia de Dios. ¡Qué alivio sentí<br />
al saber que mi salvación eterna no dependía de<br />
mí! No importa qué buenas o malas fueran mis<br />
acciones, no dependía de ellas que Dios me salvara.<br />
En cambio, mi salvación solo era consecuencia de<br />
lo que Dios ya había hecho por mí mediante la vida,<br />
muerte y resurrección de Su Hijo Jesucristo (Juan<br />
3:16). Me salvé por mi fe en Jesús, no por nada que<br />
pudiera hacer (Efesios 2:8).<br />
Encontré otros pasajes bíblicos que confirmaban<br />
esto y aprendí que antes de que yo hiciera una sola<br />
cosa buena en mi vida, Dios ya había entregado a<br />
Jesús, Su Hijo, por mí. Incluso me demostró su<br />
inmenso amor por mí cuando era Su enemiga<br />
(Romanos 5:8–10). Jesús sufrió mis pecados en<br />
Su cuerpo y por Sus heridas quedé sanada de las<br />
consecuencias de mis pecados (1 Pedro 2:24).<br />
También aprendí que cuando creí en Jesús, me<br />
convertí en hija de Dios para siempre. Incluso si<br />
regresaba a la cárcel o volvía a caer en la droga,<br />
Libres para ser<br />
Hace quince años, Alex y Christina eran presidiarias<br />
en el Correccional Hernando. Pero<br />
recién se hicieron amigas después de llegar a<br />
conocer al Señor. El amor de Dios dio por tierra<br />
con barreras de inseguridades y comparaciones<br />
y Él unió sus corazones. Actualmente su amistad<br />
está más fuerte que nunca, mientras ambas continúan<br />
buscando a Dios y comparten la esperanza<br />
que encontraron en Él.<br />
Christina y Alex han aprendido a aceptar las<br />
personas que Él creó para que fueran. Por momentos<br />
sintieron la curiosidad de comparar sus<br />
personalidades y caminos individuales junto a<br />
Dios con los de otras personas. Y al hacerlo, a<br />
menudo se sintieron inferiores.<br />
Christina dice: “Veía a otras mujeres cristianas<br />
y pensaba: ‘yo no soy como ellas’. Yo era tonta,<br />
bromeaba todo el tiempo y me encantaba reírme<br />
10s Número 02 / 2021<br />
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FOTO DE SHAREL BRATCHER<br />
mi Padre Celestial seguiría amándome. Nada podía<br />
separarme de Su amor (Romanos 8). Sabía que eso no<br />
me daba un permiso para hacer lo que se me antojara,<br />
pero sí alivió mi temor a que Dios me soltara la mano<br />
por algo que pudiera hacer. La Biblia dice claramente<br />
que Dios jamás abandona a Sus hijos.<br />
Me sentí más libre aun cuando asistí a una marcha<br />
provida. Después de escuchar a los oradores, me<br />
quebré y confesé el temor arraigado en mi corazón de<br />
que Dios jamás me perdonaría mis abortos. Un total<br />
desconocido me recordó afectuosamente que Jesús<br />
no solo iba a perdonarme, sino que ya lo había hecho.<br />
Jesús había aceptado voluntariamente someterse al<br />
castigo de Dios que debería haberme correspondido<br />
(Romanos 5:8–9), para echar mis pecados tan lejos de<br />
mí como lejos del oriente está el occidente. ¡Ni siquiera<br />
los recuerda! (salmo 103).<br />
En lugar de escapar de la gracia de Dios, por fin<br />
la acepté.<br />
Un año después me casé con Zack. Dios tuvo tanta<br />
compasión por mí que me permitió quedar embarazada<br />
y que mi embarazo llegara a término. Lloré al<br />
sostener a nuestra hija en mis brazos. Era la última<br />
mujer del mundo que merecía ser mamá después de<br />
las decisiones que había tomado.<br />
Cuando ella tenía 15 meses, nos mudamos a Filipinas<br />
por una pasantía de Zack. Pronto Dios nos bendijo<br />
con una segunda hija y entonces sentimos que nos<br />
estaba llevando a Tailandia. Allí ejercimos el ministerio<br />
en la zona roja para chicas y mujeres atrapadas<br />
en la industria del sexo. A menudo, simplemente nos<br />
parábamos en una esquina a cantar canciones sobre<br />
Jesús y conversar con la gente que se detenía.<br />
Mientras estábamos en Tailandia, descubrí que<br />
estaba embarazada de nuestro tercer hijo. Dios es<br />
tan bondadoso. Pero nuestra hija menor comenzó a<br />
presentar problemas de salud, así que regresamos a<br />
Estados Unidos. Pronto le diagnosticaron<br />
artritis reumatoidea juvenil<br />
y nació nuestro hijo.<br />
Fue difícil ver el sufrimiento de<br />
mi hija por una enfermedad tan<br />
horrible. Aprendí a vivir por lo que<br />
creo y no por lo que veo (2 Corintios<br />
5:7). Solo puedo seguir firme en mi<br />
camino porque tengo los ojos puestos<br />
en el Invisible (Hebreos 11:27).<br />
No sé qué le depara el futuro a mi<br />
hija, pero sé que el Señor nos guiará<br />
para sortear cualquier dificultad<br />
(Isaías 43:2).<br />
¡Qué alivio sentí al saber que mi<br />
salvación eterna no dependía de mí!<br />
No importa qué buenas o malas fueran<br />
mis acciones, no dependía de ellas que<br />
Dios me salvara.<br />
Experimenté en carne propia el amor incondicional,<br />
la compasión y la fidelidad de Dios. Durante todo este<br />
tiempo, a pesar de todos mis errores, Dios nunca me ALEX LAUNIUS es<br />
hija, esposa, mamá y<br />
abandonó. Y si Él me va a salvar a mí, la peor de todas,<br />
doula. Es una apasionada<br />
Él va a salvar a cualquiera.<br />
de la concientización<br />
El mayor deseo de Dios es que todos se salven (1 Timoteo<br />
2:4–6), incluso usted. Así que…¡vamos! Tal como es. todo lo relacionado<br />
por la salud mental,<br />
con embarazo, parto y<br />
Colóquese bajo la lluvia de gracia de Dios, donde Su amor,<br />
posparto y comparte con<br />
paz y compasión caerán sobre usted. Entréguele cada fervor la buena nueva del<br />
sórdido detalle de su pasado y reciba Su perdón. Nada poder redentor y sanador<br />
está fuera del alcance de la gracia de Dios.<br />
de Jesús.<br />
IZQ. La amistad de Christina (izq.) y Alex nació a partir de Cristo.<br />
En Él, tienen libertad para ser ellas mismas de una manera única.<br />
bien fuerte. Casi me perdí a mí misma tratando de<br />
convertirme en alguien que no era, hasta que Dios<br />
me recordó que me había hecho tal como era por<br />
un motivo. Era mi personalidad y mis experiencias<br />
del pasado que me permitirían llegar a la gente<br />
de una manera especial”.<br />
Alex también cayó en la trampa de las comparaciones.<br />
“Oía cuánto tiempo le dedicaban<br />
otras mujeres a la Palabra de Dios. Algunas se<br />
levantaban a las 5:00 a.m. para dedicarle<br />
tiempo con Él. Tuve tres hijos pequeños, Era<br />
difícil encontrar cinco minutos para leer la<br />
Biblia, ¡y mucho menos para estudiarla!<br />
“Me sentí en falta porque mi paso no era<br />
como el de las demás, pero luego Dios me enseñó<br />
que no le importaba cuándo o durante<br />
cuánto tiempo leía la Biblia. Él quería te ner<br />
acceso a mi corazón y que yo permaneciera en<br />
Él. Aprendí que podía adorar, escuchar y estar en<br />
comunión con el Señor mientras lavaba los platos,<br />
cambiaba pañales y preparaba la cena. Eso<br />
no significa que no me reserve un momento para<br />
leer la Palabra de Dios todos los días, pero esa<br />
manera de experimentarlo es algo único para mí”.<br />
No deje que las comparaciones le roben el gozo<br />
de su salvación. Acepte quién es y esta etapa<br />
de su vida.<br />
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Número 02 / 2021<br />
11s
La fe mueve<br />
montañas<br />
LA HISTORIA DE CHRISTINA RANDALL<br />
La<br />
fe es tan pequeña como una<br />
diminuta semilla de mostaza.<br />
Eso es lo que me dijeron<br />
que necesitaba para que Dios<br />
lle gara a mi vida para cambiarme.<br />
Eso me servía, porque una diminuta<br />
semilla de fe era todo lo que tenía. Resultó suficiente.<br />
El amor de Dios encontró esa pequeña<br />
semilla de fe con un poder capaz de mover<br />
montañas y cambió mi vida para siempre.<br />
Ni siquiera quería creer en Dios en ese momento<br />
y, por cierto, no quería tener nada que<br />
ver con la iglesia ni el cristianismo. Pero mis<br />
deseos no coincidían con el amor de Dios que<br />
siempre nos busca. Mi historia es prueba de<br />
que Dios no se detiene ante nada para darse<br />
a conocer a uno de Sus hijos, no importa lo<br />
rápido o lejos que haya corrido para escapar.<br />
Hacía semanas que venía oyendo a las otras<br />
mujeres en la cárcel hablando entusiasmadas<br />
de un evento cristiano próximo, que duraría<br />
un fin de semana y estaba organizado por un<br />
ministerio carcelario llamado Kairos. Todas las<br />
mujeres que conocía se habían anotado en la<br />
lista, esperando ser una de las treinta (o algo<br />
así) que elegirían para asistir.<br />
Mis amigas trataban de venderme el fin de<br />
semana. Me hablaban de la comida y las actividades<br />
increíbles que habría, pero a mí no<br />
me importaba nada. “No me importa lo que<br />
sirvan, ¡yo no voy!” les dije. No se me pasaba<br />
por la cabeza ir a la iglesia durante una hora,<br />
mucho menos tres días enteros. ¡Al diablo, no!<br />
Unos días después, una chica se me acercó<br />
corriendo y me felicitó por entrar en la lista.<br />
“¡¿Qué?! ¿Cómo?” No había manera de que mi<br />
nombre estuviera en esa lista, cuando nunca<br />
me había anotado. Me llevó hasta donde estaba<br />
y me señaló el final de la página. “¿Ves? ¡Ahí<br />
está!” Sin duda, ahí estaba.<br />
Repetí lo que venía diciendo todo el tiempo:<br />
“Yo no voy”.<br />
Me mantuve firme hasta el día anterior<br />
al evento y entonces una buena amiga me<br />
ayudó a cambiar de opinión. Ella se daba<br />
cuenta de que algo me perturbaba y me<br />
animó a usar el fin de semana como una<br />
especie de vacaciones de la vida en la cárcel.<br />
Así que fui, pero estaba decidida a no<br />
disfrutarlo.<br />
Me levanté con una actitud negativa esa<br />
mañana y levanté todas las paredes emocionales<br />
que pude. No iba a permitir que<br />
nadie entrara. Pero era difícil mantener esa<br />
actitud y las paredes con todas esas mujeres<br />
saludándome en la puerta. Los abrazos y las<br />
sonrisas llenaban la sala, cuando cada una<br />
expresaba lo contenta que estaba de que<br />
hubiera ido. Me controlé para no decirles<br />
cómo me sentía realmente por estar allí.<br />
La forma en que interactuaban conmigo<br />
era tan desconocida para mí. No lograba<br />
12s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
FOTO DE RICKI STEWART<br />
entender por qué eran tan amables. No me<br />
conocían ni sabían qué había hecho. Podría<br />
haber sido la persona más infame del mundo,<br />
pero a ellas no parecía importarles. Ni<br />
una de esas damas parecía estar intentando<br />
adivinar qué había hecho yo para estar en<br />
la cárcel. Nunca había sentido tanta amabilidad.<br />
Y no pude evitar preguntarme de<br />
dónde vendría.<br />
Leer mi historia le ayudará a comprender<br />
mejor mi corazón aislado y mi desconfianza<br />
de la gente. Haría falta una pequeña biblioteca<br />
para hablar de cada detalle y honestamente,<br />
ciertos detalles serían demasiado<br />
para algunas personas. Así que digamos<br />
simplemente que las cosas que me pasaron<br />
y las que hice no son buenos temas para<br />
empezar una conversación.<br />
O sea, ¿cómo hace uno para compartir—<br />
por qué compartir—que cuando tenía un año<br />
la secuestraron en la casa de su abuela y la<br />
llevaron a México, donde la encerraron en<br />
un baño durante 17 meses? ¿Cómo hablar<br />
del abuso violento y las cosas detestables<br />
que pasó o cómo contar que la quemaron<br />
en una cocina, le escaldaron la piel bañándola<br />
en agua casi hirviendo y la obligaron<br />
a comer heces? Ahora, imagínese que esta<br />
pesadilla fue obra de su madre y el novio,<br />
un traficante de drogas.<br />
Esa es solo una instantánea de mi vida.<br />
Estoy segura de que ya se le está revolviendo<br />
el estómago.<br />
Por suerte, mi madre puso fin a la pesadilla<br />
cuando me abandonó casi inconsciente<br />
en un hospital de Louisiana. Tenía<br />
tres años. Ella y el novio habían regresado<br />
a Estados Unidos para un negocio de<br />
drogas. Mientras estábamos allí, él decidió<br />
patearme la cabeza incontables veces.<br />
De algún modo, todavía recuerdo esas<br />
enormes botas amarillas de trabajo acercándose<br />
a mi cara una y otra vez. Oigo a<br />
mi madre gritándole que pare. Recuerdo la<br />
sangre…por todos lados. Después me agarró<br />
en los brazos, salió corriendo por la puerta<br />
y me dejó en el hospital más cercano.<br />
Ahora tengo 36 y jamás volví a verla ni a<br />
saber de ella.<br />
Durante bastante tiempo, nadie supo<br />
quién era. Las autoridades solo sabían que<br />
era una pequeña con un traumatismo se<br />
vero. Me colocaron en el sistema de acogida<br />
familiar, donde comenzó otro camino difícil.<br />
Pasé un tiempo en el sistema de acogida,<br />
hasta que milagrosamente me reuní con<br />
mi abuela. Pero como se podrá imaginar, la<br />
gravedad de los abusos sufridos me había<br />
dejado huellas emocionales profundas. Con<br />
frecuencia tenía fogonazos de recuerdos<br />
que me provocaban ataques de pánico, con<br />
todos los síntomas posibles. Mi abuela me<br />
quería mucho, pero no sabía cómo manejar<br />
mis problemas. Volvió a enviarme al<br />
sistema de acogida.<br />
Fui una adolescente problemática,<br />
llena de ira y desesperanza. Saltar de un<br />
hogar a otro y de una escuela a otra solo me<br />
provocaba más frustración. Deseaba tener<br />
estabilidad, encontrar un lugar donde me<br />
sintiera querida y comprendida.<br />
Recién a los 12 conocí estas cosas: cuando<br />
me arrestaron y enviaron a un centro<br />
para delincuentes juveniles. Allí, por fin<br />
me sentí segura y de algún modo protegida,<br />
ya que sabía que no me iban a echar. Sé<br />
que suena loco, pero fue bueno sentirme<br />
“buscada”.<br />
Durante la década siguiente, entré y salí<br />
de la cárcel todo el tiempo, principalmente<br />
por mi incapacidad para guardarme los<br />
puños. Era una pequeñita peleona; solo se<br />
trataba de pelear. Había descubierto desde<br />
muy pequeña que lo único que sabía hacer<br />
bien era recibir un golpe. Había sido víctima<br />
de abusos brutales desde bebé y más abusos<br />
inclusive mientras estuve en el sistema de<br />
acogida, así que no me daba miedo lo que<br />
alguien pudiera hacerme. Sabía por experiencia<br />
que el dolor físico apenas duraba<br />
un momento, a pesar de lo fuerte que fuera<br />
el golpe. Pero al que tirara el primer golpe,<br />
más le valía que fuera el mejor que tenía,<br />
porque yo se lo devolvía.<br />
No solo me defendía a toda costa, sino<br />
que además adopté el rol de protectora<br />
de otros. Yo era la amiga que siempre defendía.<br />
Y mis amigas lo sabían. A veces se<br />
aprovechaban de eso, pero no me importaba.<br />
Pensaba que mientras peleara por ellas,<br />
no me dejarían. Quería que me aceptaran<br />
a cualquier precio.<br />
Aun cuando ese precio fuera una condena<br />
a tres años de cárcel.<br />
Primera foto de<br />
prontuario de<br />
Christina a los<br />
12 años.<br />
Una de varias<br />
fotos de<br />
prontuario de<br />
Christina tras<br />
ser arrestada<br />
por pelear.<br />
Christina posa<br />
tras condena<br />
de un mes en la<br />
cárcel.<br />
Foto de<br />
prontuario<br />
tras cumplir<br />
su condena<br />
de 3 años.<br />
Me adapté rápido a la vida en la cárcel. Y<br />
como tantas otras mujeres allí, comploté, engañé<br />
y manipulé para lograr sobrevivir cada<br />
día. Pero estaba ansiosa por volver a mi antigua<br />
vida, así que me esforcé por conseguir conexiones<br />
con el exterior. Me faltaba un año para<br />
salir, cuando mi vida dio un vuelco inesperado,<br />
sin buscarlo, en ese evento de Kairos.<br />
Como comenté antes, las damas que estaban<br />
en el evento me recibieron en la puerta con<br />
un cariño desconocido para mí. No quería oír<br />
nada de lo que decían, pero no pude evitar lo<br />
que sentí: amor puro e incondicional. Antes<br />
de que me diera cuenta de lo que sucedía, mis<br />
paredes empezaron a caer.<br />
De pronto, me corrían lágrimas por las mejillas.<br />
¡¿Qué me pasa?! Yo no era una llorona. Ni<br />
siquiera había llorado cuando me condenaron<br />
a la cárcel. Luchaba como un pitbull, tratando<br />
de que no se me escaparan esas lágrimas. Lo<br />
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Número 02 / 2021<br />
13s
Tome ese diminuto grano<br />
de mostaza de fe y plántelo<br />
en el suelo de su corazón. Es<br />
todo lo que hace falta para<br />
que Dios acuda a su vida<br />
como un vendaval poderoso.<br />
El fin de semana acabó rápido,<br />
pero después de eso, asistí<br />
a todos los servicios de la iglesia<br />
que pude. Tenía ese deseo<br />
insaciable de saber más de Dios.<br />
Hice nuevas amigas, Jody y<br />
Alex, y juntas nos zambullimos<br />
en la Palabra de Dios. Las tres<br />
nos sentíamos responsables la<br />
una de la otra, nos ayudábamos<br />
a mantenernos fuertes y nos<br />
empujábamos mutuamente a<br />
último que quería era que alguien me viera conocer a Dios más íntimamente.<br />
llorar en ese lugar.<br />
Todos los días los versículos saltaban<br />
Pero cuanto más luchaba, más lágrimas me de las páginas de la Biblia y se me metían<br />
caían. Pronto, cada lágrima que había contenido<br />
en mi vida, rodó. Para mi espanto, las viva, tal como dice Hebreos 4:12. Fue<br />
en el corazón. La Palabra de Dios está<br />
mujeres me rodearon, me pusieron la mano emocionante haber tenido revelaciones<br />
en la espalda y oraron. Sentí como descargas todos los días con ayuda del Espíritu Santo<br />
eléctricas que me recorrían el cuerpo.<br />
de Dios.<br />
Me levanté y fui al baño: lo que vi en el espejo<br />
me dejó sin aliento. Tenía toda la cara hin<br />
la fe en mi vida. Sabían que solo Dios pudo<br />
Quienes me rodeaban vieron la prueba de<br />
chada y roja. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué había haber obrado esos cambios en mí. Estaba<br />
quedado tan conmovida? Recordé el tema de distinta: ahora era amable y una persona<br />
la mañana.<br />
vulnerable. De ninguna manera podría<br />
Las mujeres habían hablado sobre cómo haber logrado esos cambios por mi cuenta.<br />
Dios podía hacer milagros si teníamos fe, incluso<br />
con una fe tan pequeña como un minús<br />
podía hacer Dios con fe del tamaño de un<br />
Mi vida era un testimonio vivo de lo que<br />
culo grano de mostaza. Me puse de rodillas en minúsculo grano de mostaza.<br />
el piso de ese baño y murmuré: “Dios, todo Un año después, me liberaron de la cárcel<br />
e ingresé en un hogar cristiano de tran<br />
lo que tengo es fe del tamaño de un grano de<br />
mostaza. Si existes, tienes que enseñarme”. sición en Florida Central con mi amiga Alex.<br />
Cuando salí del baño, atravesé la sala hasta<br />
llegar a mi asiento con la cabeza baja. No fortaleció aún más. Después de 16 meses,<br />
(Ver su historia en la pág. 8s.) Allí, mi fe se<br />
quería que nadie viera mi cara hinchada. Pero regresé a Florida del Norte para estar cerca<br />
de mi abuela. Ella continúa maravillada<br />
apenas levanté la mirada y vi que las chicas me<br />
observaban, me quebré y lloré sin poder controlarme.<br />
Con cada movimiento de mi cuerpo, Le encanta estar con quien es mi esposo<br />
por la forma en que Dios cambió mi vida.<br />
parecía como que me quitaban mil ladrillos desde hace siete años y nuestros dos hijos.<br />
de encima. Dios me estaba librando de todo Mi abuela ha sido la única constante en mi<br />
el bagaje emocional que ni siquiera sabía que vida, y la quiero muchísimo.<br />
cargaba. Me sentí liviana como una pluma. Desearía poder decirle que he sido una<br />
A la mañana siguiente, regresé al evento cristiana modelo, pero no es así. He luchado<br />
¡pero ahora tenía hambre! Y no por la comida en muchos frentes. Es interesante cómo<br />
que nos habían traído. No, tenía hambre de Dios eliminó inmediatamente algunos de<br />
saber más sobre lo que me había pasado el día mis hábitos destructivos, pero dejó otros,<br />
anterior. ¿Cómo me habían quitado ese peso como el trastorno alimentario, para enseñarme<br />
a confiar en Él. Y en algunos hábi<br />
de encima? ¿Y por qué veía a la gente de otra<br />
manera? Solo un día antes había sido tan criticona<br />
y cínica. Ahora estaba llena de compasión (Filipenses 2:12). Fue una experiencia que<br />
tos tuve que trabajar con temor y temblor<br />
y amor. Era tan extraño. Y, además, como si me hizo más humilde.<br />
fuera poco, ¡había regalado mis cigarrillos! He cometido errores, muchos; pero no<br />
importa de qué se tratara, el Señor nunca<br />
se dio por vencido conmigo. Por supuesto,<br />
no es mérito mío: es porque mis acciones<br />
no pueden cambiar la esencia de Dios. Lo<br />
que yo haga no aumenta ni disminuye Su<br />
amor por mí, Su hija.<br />
Dios no es como un padre terrenal y eso<br />
me alegra tanto.<br />
Pensar que Dios me ha perdonado todas<br />
las cosas terribles que hice es sobrecogedor.<br />
Pero yo sé que Su amor y Su perdón son verdaderos<br />
(1 Juan 1:9). Desde el momento en<br />
que encontré el amor del Señor, dejé de ser<br />
quien era. Ezequiel 36:25–26 explica perfectamente<br />
lo que me sucedió. Me encantan<br />
estos versículos, en los que Dios dice:<br />
“Los rociaré con agua pura, y quedarán<br />
purificados. Los limpiaré de todas sus impurezas<br />
e idolatrías. Les daré un nuevo<br />
corazón, y les infundiré un espíritu nuevo;<br />
les quitaré ese corazón de piedra que ahora<br />
tienen, y les pondré un corazón de carne”.<br />
Dios me purificó de cada cosa detestable<br />
que me habían hecho y de cada pecado que<br />
había cometido. Después Él me quitó el obstinado<br />
corazón de piedra que tenía y me<br />
dio un corazón de carne que es sensible:<br />
un corazón que siente y confía.<br />
Quizá también tuvo un pasado complicado<br />
y, como yo, levantó paredes a su alrededor.<br />
Quiero alentarlo a que las tire abajo.<br />
Tenga coraje. Juéguese. Tome ese<br />
diminuto grano de mostaza de fe y plántelo<br />
en el suelo de su corazón. Es todo lo que<br />
hace falta para que Dios acuda a su vida<br />
como un vendaval poderoso.<br />
Puede confiar en Su amor. Dios no lo lastimará,<br />
ni rechazará, ni abandonará como<br />
lo hicieron las personas. Sé que es difícil<br />
de creer. Y difícil de hacer. De hecho, puede<br />
que sea lo último que quiere hacer en este<br />
momento. Pero si planta esa semilla de fe,<br />
si dice: “Dios, esto es todo lo que tengo.<br />
Muéstrame que eres real”, Él lo va a hacer.<br />
Él responderá a su fe con Su amor, tal<br />
como lo hizo conmigo y moverá montañas<br />
por usted.<br />
CHRISTINA RANDALL fue del precipicio a la<br />
cima de la montaña con Jesús. Dios transformó<br />
a una peleadora callejera sin rumbo en una mujer<br />
amada, mamá, esposa, amiga y empresaria.<br />
14s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
UN PASO ADELANTE<br />
UN COMPAÑERO EN LA TORMENTA<br />
POR KRISTI OVERTON JOHNSON<br />
un desagradable virus de la gripe lo había atacado la<br />
noche anterior. El único viaje que hizo ese día fue de<br />
la cama al baño.<br />
No hablé mucho con el taxista; tuve una profunda<br />
conversación interna con Dios. Al principio, sentía<br />
como que hablaba sola, pero cuando llegamos a un<br />
semáforo, Dios me respondió de la manera más extraña:<br />
a través de una ardilla.<br />
No, esa ardilla gordita y despreocupada no abrió la<br />
boca para hablarme. Ni siquiera se enteró de que yo<br />
estaba ahí. Pero Dios utilizó la presencia de esa ardilla<br />
para hablarle a mi corazón. Boston había tenido<br />
temperaturas bajo cero la semana anterior ¡tal fue el<br />
frío que el puerto de Boston se había congelado por<br />
completo! Así y todo, esta criatura había sobrevivido<br />
y allí estaba, agazapada al lado de un árbol congelado,<br />
comiendo contenta un bocadito delicioso.<br />
A pesar de<br />
lo que esté<br />
ocurriendo—<br />
ya sea soledad<br />
o miedo, dolor<br />
o dificultad<br />
que esté<br />
enfrentando—<br />
no está solo.<br />
CUANDO HA ESTADO EN EL MEDIO DE UN PROBLEMA ¿alguna hacia el quirófano. No solo eso: mientras estuviera anestesiada,<br />
vez se preguntó dónde está Dios? Yo sí, muchas veces. Pero aprendí Dios también estaría cuidándome y luchando mis batallas. (Ver<br />
que, aunque no lo vea en ese momento, Dios está presente en cada Deuteronomio 1:30–31.)<br />
tormenta que enfrento. De hecho, Isaías 43:2 nos asegura que Él ¿Y sabe qué? Así fue. Y Él continúa a mi lado aún hoy. De hecho,<br />
está con nosotros en toda dificultad.<br />
jamás me falló.<br />
Dios me enseñó esta verdad de una manera especial en 2004. ¿Está pasando por una tormenta ahora? ¿Su matrimonio u otra<br />
Tenía 34 años y debía someterme a varias cirugías en el Hospital relación importante está en aguas borrascosas? ¿Su caso judicial<br />
Pediátrico de Boston para corregir una malformación congénita no puede ir peor? ¿Su salud? ¿Su trabajo? La realidad es que en el<br />
de cadera.<br />
último año todos hemos enfrentado desafíos imprevistos a causa<br />
Luché contra el miedo y la soledad todo el viaje. Volé de Florida al de la COVID-19.<br />
Aeropuerto Internacional Logan de Boston y tomé un taxi al hospital A pesar de lo que esté ocurriendo—ya sea soledad o miedo, dolor<br />
para los estudios prequirúrgicos. Mi esposo iba a ir conmigo, pero o dificultad que esté enfrentando—no está solo. Tal como Dios estuvo<br />
con esa ardillita, tal como Él estuvo conmigo<br />
y con todos los que aparecen en esta revista—Dios<br />
también está con usted. Cualquiera sea la tormenta,<br />
puede estar seguro de que Él lo está ayudando. Lo<br />
está cuidando y luchando sus batallas. Dios no le<br />
va a fallar.<br />
En ese momento el Espíritu Santo le susurró a mi corazón: “Si yo<br />
puedo ocuparme de esa ardillita en los días más crudos de invierno,<br />
brindarle cobijo y alimento, ¿cuánto más me voy a ocupar de ti?”.<br />
Luego recordé Mateo 6:25–26, cuando Jesús dijo: “Por eso les<br />
digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su<br />
cuerpo, cómo se vestirán… Fíjense en las aves del cielo: no siembran<br />
ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial<br />
las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” (NVI).<br />
La imagen de esa ardilla y la promesa de ese versículo aumentó<br />
mi fe y me ayudó a atravesar con valentía las puertas de ese hospital<br />
para enfrentar una tormenta compleja y dolorosa.<br />
Ya adentro, Dios se acercó a mí nuevamente con otro poderoso<br />
recordatorio de Su amor. En el vestíbulo, vi a padres que llevaban<br />
amorosamente a los hijos en los brazos para ver al médico. Era<br />
KRISTI OVERTON JOHNSON inspira y prepara a las personas para lograr la<br />
adulta, por supuesto, pero la escena me recordó que Dios también<br />
victoria a través de sus artículos, conferencias y el ministerio carcelario. Para<br />
me estaba llevando en Sus brazos y que juntos íbamos caminando conocer más, visite kojministries.org.<br />
VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />
Número 02 / 2021<br />
15s
LA HISTORIA DE RACHEL BARIBEAU<br />
Change Cambie the su Narrative historia<br />
of de Your vida: Life:<br />
deje atrás la culpa<br />
Todo el mundo siempre creyó que cuando yo creciera,<br />
me dedicaría a algo que me haría famosa. Mi abuela<br />
estaba segura de que iba a ser actriz. Tenía tanta<br />
energía y era siempre el centro de atención cuando<br />
era pequeña. Pero la actuación no era para mí.<br />
Hace falta convertirse en otra persona y no sé esconder<br />
mi verdadero yo demasiado bien.<br />
Tengo tal exceso de emotividad recorriéndome el alma, que<br />
inevitablemente se derrama sobre el mundo que me rodea. Así<br />
es cómo funciono. Si estoy enojada, se va a dar cuenta. Si estoy<br />
contenta, también se va a dar cuenta. Y si me emociono hasta las<br />
lágrimas… va a ver esas lágrimas. Muchas. A veces son lágrimas<br />
de felicidad; otras, lloro por la situación del mundo.<br />
Recuerdo el día en que la corrupción en el mundo del deporte<br />
me hizo llorar y cambió el rumbo de mi vida. En ese momento, yo<br />
era la única periodista mujer en los canales del SiriusXM College.<br />
Ese día, las noticias que llegaban desde el deporte me revolvieron<br />
el estómago. Justamente estábamos en medio de los escándalos<br />
de la Univ. Estatal de Pensilvania y de la Universidad Baylor. Las<br />
noticias de todos los días se referían a cuestiones que castigaban<br />
duramente al deporte. Esto me tenía mal. Conocía a tantos entrenadores<br />
y jugadores universitarios que realmente eran buenas<br />
personas que estaban haciendo cosas extraordinarias por sus<br />
programas. ¿Por qué nadie hablaba de esas historias? En cambio,<br />
las cadenas más importantes no daban a conocer más que las<br />
noticias negativas.<br />
No mucho después, estaba en la boutique de mi mamá y oí por<br />
casualidad a una mujer que decía: “Los jugadores universitarios<br />
de fútbol americano son todos un montón de ”. Póngale la<br />
mala palabra que falta. Algo dentro de mí me impulsó a contestarle:<br />
“No, señora, no es así. Son esposos, padres, son hijos. Es verdad<br />
que algunos tomaron malas decisiones, pero eso no significa que<br />
todos sean iguales”.<br />
Al poco tiempo, se hizo viral un artículo que escribí para Grid<br />
IronNow.com, “El fútbol americano universitario me está rompiendo<br />
el corazón”. Esto me llevó a pensar que tal vez podría ayudar<br />
a jugadores y entrenadores a hacer un cambio, para que no hubiera<br />
solo noticias negativas. Podía enseñarles a crear y proyectar una<br />
historia de vida positiva y a utilizar sus programas de deportes de<br />
manera que dejen una huella favorable en el mundo.<br />
Comencé un movimiento llamado “Estoy cambiando la historia”<br />
y escribí un proyecto para atletas. Al principio, lo diseñé<br />
para atletas de escuelas secundarias y más tarde, entrenadores<br />
de universidades como la Estatal de Florida y la Clemson querían<br />
oírme hablar. Este movimiento pronto se extendió más allá del<br />
atletismo para llegar a escuelas y corporaciones y ahora va en<br />
camino al sistema carcelario.<br />
Mi mayor gozo es ayudar a los demás a cambiar sus historias<br />
de vida. Pero tal vez se pregunte cómo aprendí a hacerlo. Fue el<br />
resultado del proceso de tener que volver a escribir la historia de<br />
mi propia vida.<br />
Como muchos, perdí el rumbo durante mi adolescencia y emprendí<br />
un camino oscuro que casi me destruyó a mí y a quienes<br />
me rodeaban. Francamente, pude haber aparecido muerta en<br />
una zanja, después de consumir drogas ilegales durante casi una<br />
década. Pero gracias a Dios, no fue así. Ese callejón sin salida no<br />
era el fin de mi historia y el motivo fue Dios.<br />
Dios me persiguió y Él me rescató. Me dio una identidad nueva<br />
como Su hija, reparó mi corazón destrozado y mi mente confundida<br />
y tuvo paciencia para amarme hasta que recuperé mi integridad<br />
con Él. Después, Él me ayudó a escribir una nueva historia. Y hasta<br />
el día de hoy, Él sigue escribiendo capítulos nuevos, con giros<br />
imprevisibles que exceden por mucho mis sueños y expectativas<br />
más delirantes (Efesios 3:20). Mi mayor privilegio es ayudar a que<br />
otras personas experimenten esta vida de aventuras con Dios.<br />
Sé lo que es sentirse ahogada por la vergüenza y la culpa todos<br />
FOTO DE DEAR DEE PHOTOGRAPHY<br />
16s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
los días. Es una carga pesada que no le deseo a nadie. También sé<br />
lo que es liberarse de ese peso muerto. Y lo que quiero es ayudar a<br />
que otras personas descubran esa libertad; tal vez, incluso a usted.<br />
Me inicié en ese camino oscuro cuando me enteré de que era adoptada.<br />
Era una adolescente cuando mi papá, David Baribeau, comentó<br />
que no me conocía de toda la vida. La idea de que yo no era su hija<br />
biológica me golpeó como una tonelada de ladrillos.<br />
Atormentada, corrí a la casa y enfrenté a mi mamá. Parecía algo<br />
confundida y me dijo: “Cariño, ¿no recuerdas? Te dijimos que eras<br />
adoptada cuando eras pequeña”. La magnitud de lo que me habían<br />
dicho obviamente no había tenido sentido en mi mente de niña de<br />
cinco años. Pero como adolescente, cambiaba todo. De pronto, tenía<br />
tantas preguntas.<br />
Que su lema de vida sea hacer todo lo<br />
que pueda con lo que tenga, de la mejor<br />
manera posible. Todos los días, busque a<br />
alguien para ayudar y ayúdelo.<br />
¿Por qué se había ido mi papá biológico? ¿Por qué nunca había<br />
vuelto para conocerme? ¿No me quería? Me hice a la idea de que era<br />
una persona detestable, aunque mi mamá y mi papá adoptivo me<br />
habían amado incondicionalmente. Incluso él siguió apoyándome<br />
después de divorciarse de mi mamá; pero en ese momento, no tenía<br />
ningún valor para mí.<br />
Decidida a descubrir mi verdadera identidad, encontré a mi papá<br />
biológico y a mis medios hermanos. Ese evento tumultuoso sacudió<br />
aún más mi mundo destruido. Amaba a Dios y sabía que Él me amaba;<br />
había puesto mi fe en Él durante un campamento en la secundaria.<br />
Pero el tema de mis padres era una carga pesada en mi alma adolescente<br />
y me llevó a la confusión. Y después mi mamá volvió a casarse,<br />
y otra figura paterna apareció en escena. Para calmar mi caos interno,<br />
comencé a experimentar con drogas y alcohol.<br />
Terminé la secundaria, me fui de casa para ir a la universidad y<br />
me dediqué de lleno a la juerga. Sin embargo, también me estaban<br />
pasando muchas cosas buenas. No me di cuenta en ese momento,<br />
pero Dios me estaba iniciando en una carrera en el mundo de las<br />
transmisiones deportivas, que más tarde Él iba a utilizar para llegar<br />
a muchas vidas.<br />
Todo comenzó cuando ingresé al equipo Ojo de Halcón en la Universidad<br />
Auburn. Nuestra tarea era informar lo que ocurría en el<br />
campus. Me encontré cubriendo partidos de fútbol americano y entrevistando<br />
a jugadores. Me enamoré de todos los aspectos del fútbol<br />
americano y de las transmisiones. La intensidad del juego, el crujir<br />
de los cascos, la velocidad del juego, la adrenalina, los gritos de los<br />
aficionados: lo percibía todo y era algo que me intoxicaba. Pedí más<br />
trabajo en eventos deportivos y me lo dieron.<br />
Mi carrera en los medios de difusión fue rápida, pero tenía una<br />
doble vida. Vivía de juerga los fines de semana. Al poco tiempo, los<br />
VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />
Número 02 / 2021<br />
17s
“buenos momentos” se extendieron a los días de semana. Poco<br />
después, necesitaba la pequeña dosis de cocaína que me diera la<br />
confianza para enfrentar cada día. A veces pasaba la noche de juerga<br />
y hacía mi programa de radio al día siguiente. Esa doble vida era<br />
desgastante.<br />
Créame que Satanás, el enemigo de mi alma, me recordaba a diario<br />
el desastre que era. Y yo también le creía; estaba tan avergonzada de<br />
mi vida. ¡Mis padres no me habían criado para vivir así!<br />
Mi papá adoptivo era un militar que me enseñó a vivir con disciplina<br />
y me transmitió el gusto por la aventura, ya que vivimos en distintas<br />
partes del mundo.<br />
Mi mamá me había enseñado la importancia de tener integridad<br />
y proteger mi nombre. Me había inculcado el amor por la lectura y el<br />
aprendizaje. Por sobre todo, me había enseñado a tener una relación<br />
con Jesucristo. Mi mamá buscaba a Dios con vehemencia, dejando al<br />
descubierto sin vergüenza alguna sus errores, su dolor y desesperación<br />
No importa cómo fue su vida<br />
hasta ahora, nunca es demasiado<br />
tarde. Nunca es demasiado<br />
tarde para que Dios cambie su<br />
historia de vida. Él aceptará sus<br />
remordimientos y los utilizará<br />
de modo que tengan un efecto<br />
positivo en el mundo.<br />
para que Él pudiera restaurarla. Él siempre la recibió en sus brazos<br />
misericordiosos.<br />
A pesar de tener el amor de mis padres y del Señor, elegí mi<br />
propio camino. Estaba segura de que podía llenar el vacío de mi<br />
corazón con lo que el mundo me ofrecía. Pero eso era como intentar<br />
llenar con arena un balde sin fondo. Nunca acabaría mi tarea.<br />
Viví así durante casi diez años y a los 29, ya no pude más. Estaba<br />
tan cansada de intentar ser importante. Mi loco estilo de vida me<br />
había pasado factura; ya ni siquiera me reconocía en el espejo. Era<br />
una escuálida que, además, no tenía palabra para nada.<br />
Pero una noche, el Señor me reveló las consecuencias inevitables<br />
de mis elecciones. A través de una visión me mostró que, si no cambiaba,<br />
terminaría destruyendo a mi familia, o en la cárcel, o muerta<br />
o mataría a alguien. Me vi como un tren sin maquinista que se dirigía<br />
por la vía equivocada hacia el peligro a toda velocidad. Esta visión me<br />
dio miedo; no quería que mi vida terminara de una manera tan trágica.<br />
Pero iba a necesitar otra visión para llevarme a un lugar de entrega<br />
total. Antes de hablar de eso, quiero agregar que durante todo el tiempo<br />
que hice las cosas a mi modo, el Señor nunca dejó de hablarme, de<br />
ocuparse de mí y de recordarme de que yo había sido creada para<br />
otras cosas. Cuando me perseguía, nunca sentí que fuera como una<br />
condena, sino más bien una persuasión llena de misericordia. Hay<br />
una diferencia. Y reconocer la diferencia es lo que me permitió saber<br />
que el Señor me estaba hablando.<br />
Una noche me desperté y vi la imagen de Jesús parado en un rincón<br />
de mi habitación. Me estaba mirando, pero no con una mirada que<br />
decía “Estoy enojado contigo”. Se veía triste. Entonces Él me dijo:<br />
“Muchacha. No te creé para esto. Te creé para tantas otras cosas. Vuelve<br />
a Mí, Rachel, te amo”. Nunca voy a olvidar la mirada de Sus ojos y la<br />
ternura de Su voz. Tocaron lo más profundo de mi alma.<br />
Traté de consumir una vez más después de este encuentro, pero<br />
en cuanto la cocaína me llegó a la nariz, empecé a llorar. Sabía que no<br />
era lo que Dios quería para mí. Un amigo fue testigo de mi lucha y se<br />
quedó conmigo esa noche para asegurarse de que estuviera bien. Al<br />
salir el sol, corrí a la puerta y fui derecho a la iglesia de mi mamá, caí<br />
de cara al suelo en el altar y le entregué mi vida a Jesús.<br />
El Señor me liberó de la adicción a las drogas ese día y nunca volví a<br />
caer. En cambio, busqué a Dios con vehemencia, como lo había hecho<br />
mi mamá. Me sumergí a fondo en Su Palabra para descubrir Su verdad.<br />
Y me impuse la misión de ayudar a otras personas a encontrar la libertad<br />
que Él me concedió generosamente. Sé que solo el Señor puede<br />
cambiar realmente la historia de vida de alguien. Solo Él puede sanar<br />
el corazón roto de una persona y reconstruir sus sueños destruidos.<br />
El Señor comenzó a restaurar mi vida al poner en descubierto años<br />
de dolor, vergüenza y culpa que acompañaron una década de rebeldía.<br />
Había lastimado a tanta gente sin ninguna necesidad, sobre todo a mi<br />
mamá y mi papá adoptivo. Deseaba con todo mi ser retroceder en el<br />
tiempo y arreglar todo, pero era imposible.<br />
Seguramente usted también tuvo situaciones que lamenta. Quizá<br />
no le dijo a alguien que lo quería y ya no está. Tal vez traicionó la<br />
confianza de alguien, o no fue el padre, hermano, hijo o esposo que<br />
debería haber sido. Todos hemos dicho y hecho cosas que lamentamos.<br />
Pero esto es lo que el Señor me enseñó sobre las culpas: Si no las<br />
manejaba, me iban a paralizar e impedir tener la vida que Dios deseaba<br />
para mí. Lo que pasó, pasó. No podía volver al pasado para cambiarlo.<br />
Solo podía seguir adelante y llevar una vida mejor.<br />
El apóstol Pablo tuvo que hacer lo mismo. En Filipenses 3:13–14<br />
18s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
PÁGINA ANTERIOR: Rachel tuvo una carrera exitosa como periodista<br />
de fútbol americano universitario. ARRIBA: Hoy Rachel brinda<br />
herramientas a los atletas para que utilicen sus programas de<br />
deportes de manera que dejen una huella favorable en el mundo.<br />
dice: “Olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que<br />
está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que<br />
Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús” (NVI).<br />
Dios tenía un plan que yo debía seguir (Jeremías 29:11). Pero para<br />
cumplirlo, debía descubrir mis remordimientos y demás sentimientos<br />
que se habían apoderado de mí. Debía asumir la responsabilidad por<br />
mis errores, enmendarlos y luego ofrecérselos a Dios. Hebreos 12:1<br />
me enseñó a despojarme del lastre que me estorba, en especial del<br />
pecado que me asedia. Solo cuando hice esto pude correr con perseverancia<br />
la carrera que tenía por delante.<br />
Pero deshacerme de mi “basura maloliente” no fue fácil. (Así llamo<br />
a la basura emocional con la que convivía por dentro y me mantenía<br />
esclavizada). Tenía que hacerme preguntas difíciles e incómodas,<br />
como: ¿A quién lastimé? ¿Qué hice o dejé de hacer; dije o dejé de decir?<br />
¿A quién no perdoné? ¿Qué cosa querría corregir si pudiera volver al<br />
pasado? Cuando escribí las respuestas a esas preguntas, entendí qué<br />
cosas me impedían avanzar.<br />
Entonces fue el momento de ofrecerle mi pasado al Señor. Como el<br />
rey David en el salmo 1<strong>39</strong>:23–24 (NVI), tuve que decir: “Examíname, oh<br />
Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos.<br />
Fíjate si voy por mal camino y guíame por el camino eterno”. Así<br />
lo hizo. Y luego me mostró cómo enmendar mis errores, uno por uno.<br />
Uno de mis mayores remordimientos fue que evité a mi padre adoptivo<br />
durante mi década de rebeldía. Las fiestas y mis ambiciones<br />
habían sido más importantes para mí que estar con él. Estaba tan,<br />
pero tan equivocada. Lamentablemente, falleció antes de que tuviera<br />
la posibilidad de pedirle perdón. Nunca llegó a verme a mí, su bebita,<br />
convertirse en todo lo que él había deseado ni a saber que puse en<br />
práctica todo lo que me había enseñado. Pero sé que ahora me ve y<br />
puedo sentir cómo me alienta desde el cielo (Hebreos 12:1).<br />
Por suerte, tuve la posibilidad de disculparme con mi mamá y que<br />
ella me perdonara. Su amor cristiano puso un manto sobre mis errores<br />
y me abrazó como solo una madre sabe. Hasta su muerte en 2019,<br />
vivimos cada día a pleno. Pusimos el pasado en el espejo retrovisor,<br />
como corresponde.<br />
Fue mucho más fácil dejar atrás la culpa cuando pude decir “perdón”<br />
y demostrar que mis disculpas eran sinceras. También fue más fácil<br />
seguir adelante cuando esa persona dijo que me perdonaba, como lo<br />
hizo mi mamá. Pero eso no siempre pasa.<br />
A veces la gente muere antes de que podamos disculparnos y arreglar<br />
las cosas. Otras veces, la gente no acepta nuestras disculpas. Así,<br />
con ayuda de Dios, es cómo aprendí a manejar estas situaciones:<br />
En caso de fallecimiento, la mejor alternativa sería ofrecerle una<br />
disculpa sincera al integrante de la familia más cercano. Escriba una<br />
carta o visite a ese ser querido (siempre y cuando sea apropiado). Honre<br />
a quienes haya lastimado y en lo posible, trate de enmendar la situación.<br />
¿Pero qué pasa si alguien se niega a aceptar sus disculpas? Bueno,<br />
tendrá que dejarle esa persona a Dios. No puede obligar a nadie a<br />
perdonarlo si no quiere. Solo Dios puede tocar el corazón. Todo lo que<br />
puede hacer en esta situación es disculparse con sinceridad y actuar<br />
de otra manera en el futuro. Eso es todo lo que el Señor necesita.<br />
Dios conoce su corazón y si usted está realmente arrepentido por<br />
lo que ha hecho y le ha pedido perdón a Él, Él lo ha perdonado (1<br />
Juan 1:9). Sus transgresiones están redimidas por la preciosa sangre<br />
de Jesucristo y Él nunca volverá a recordarlas. (Lea el salmo 103 y<br />
Efesios 1:7.)<br />
No se aferre al pasado. Suelte esa pesada carga de culpa. Dios no lo<br />
preparó para vivir con ese peso de dos toneladas colgando del cuello.<br />
Dios quiere que sea libre. ¡Él murió para que sea libre!<br />
El demonio es quien quiere que viva abrumado por la culpa. Es<br />
esa voz en su cabeza que nunca calla y le recuerda sus errores, encadenándolo<br />
a ellos como un esclavo.<br />
Jesús lo invita a acercarse a Él para encontrar descanso (Mateo<br />
11:28). ¡Vamos! Entréguele toda su basura maloliente a Él. Él la tomará<br />
para que pueda irse en libertad.<br />
Es hora, amigo, de decirle al demonio que se calle. Hágalo. Dígalo<br />
en voz alta: “¡Ya basta, Satanás! Dios perdonó mis pecados. No voy a<br />
seguir hundiéndome en la culpa y la vergüenza. Hice todo lo que pude<br />
para enmendar mis errores y ahora voy a seguir adelante con Dios de<br />
la mejor manera posible. No tienes que decirme nada más”. Después,<br />
niéguese a seguir escuchando esa voz de la derrota. No permita que<br />
la culpa lo tenga maniatado.<br />
En cambio, que su lema de vida sea hacer todo lo que pueda con<br />
lo que tenga, de la mejor manera posible. Todos los días, busque a<br />
alguien para ayudar y ayúdelo. Si le ha hecho mal a alguien, pida<br />
perdón rápidamente: a Dios y a la persona que agravió. Luego siga<br />
adelante, esforzándose por mejorar.<br />
No importa cómo fue su vida hasta ahora, nunca es demasiado<br />
tarde. Nunca es demasiado tarde para que Dios cambie su historia de<br />
vida. Dele a Dios la lapicera y deje que Él comience a escribir un nuevo<br />
libreto. Ofrézcale cada uno de sus remordimientos y confíe en que Él<br />
los utilizará de modo que tengan un efecto positivo en el mundo.<br />
RACHEL BARIBEAU es la fundadora de Estoy cambiando la<br />
historia. Es una periodista deportiva retirada, oradora y autora. Visite<br />
iamchangingthenarrative.org para más información.<br />
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Número 02 / 2021<br />
19s
UN PASO ADELANTE<br />
El poder<br />
de la sangre<br />
EL SALMO 103:2–4 DICE: “Alaba, alma<br />
mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus<br />
beneficios.<br />
Él perdona todos tus pecados y sana todas<br />
tus dolencias; Él rescata tu vida del sepulcro y<br />
te cubre de amor y compasión” (NVI).<br />
Hay muchos beneficios en este versículo<br />
que debemos agradecer, ¡sin duda! Pero para<br />
mí, el hecho de que Él perdona mis pecados<br />
es el mayor de todos. Y es solo gracias a la preciosa<br />
sangre de Jesús que puedo proclamar<br />
que estoy perdonada y purificada del pecado<br />
(Hebreos 9:22).<br />
Cuando le dije sí a Jesús y me arrepentí de<br />
mis pecados, la sangre de Jesús los purificó<br />
para siempre y jamás volverán a ser recordados<br />
(Hebreos 8:12). ¿No es increíble? En un<br />
instante, la sangre de Jesús me preparó para<br />
el cielo, tal como a cualquiera que invoque Su<br />
nombre (Hechos 2:21).<br />
Sin embargo ¿sabía que, como creyente, es<br />
importante aplicar permanentemente (con<br />
palabras) la sangre de Jesús a su vida, su familia<br />
y todo lo que tiene que ver con usted? Esto<br />
no es con miras a la salvación, sino más bien<br />
para su victoria diaria sobre las consecuencias<br />
del pecado.<br />
Hace varios años el Señor me sugirió que estudiara<br />
los muchos pasajes bíblicos que hablan<br />
de la sangre de Jesús. También busqué libros<br />
que hablaran del tema. Y descubrí que había<br />
pasado por alto el poder de la sangre derramada<br />
por Jesús. Quizás también le haya pasado.<br />
Más abajo hay una oración que menciona<br />
algunas de las cosas que el Espíritu Santo me<br />
enseñó. La sangre de Jesús perdona nuestros<br />
pecados, nos incorpora a la familia de Dios,<br />
crea un nuevo espíritu dentro de nosotros y nos<br />
POR LINDA CUBBEDGE-SMITH<br />
da la capacidad de tener una vida victoriosa<br />
aquí en la tierra.<br />
Puede decir todos los días esta oración,<br />
que honra la Palabra de Dios y libera el poder<br />
de la sangre de Su Hijo. Pídale al Señor<br />
que le enseñe más sobre el poder de la sangre<br />
de Jesús, buscando usted mismo en las<br />
Escrituras.<br />
“Padre del Cielo, como hijo de Dios por la<br />
fe en Tu Hijo Jesús, hoy pido y recibo todos<br />
los beneficios de Su sangre para mi familia<br />
y para mí. Que la sangre purifique nuestros<br />
corazones, cuide y proteja nuestras vidas,<br />
prevalezca sobre el mal y nos dé Tu poderosa<br />
presencia cada vez en mayor cantidad.<br />
Gracias, Jesús, por Tu sangre que nos<br />
purifica y nos hace una nueva creación<br />
(2 Corintios 5:17). Gracias porque limpia<br />
todo daño del enemigo. También nos preserva,<br />
dándonos santidad y manteniéndonos<br />
irre prochables hasta el día que regreses (1<br />
Tesalonicenses 5:23).<br />
Agradezco que mi familia y yo nos hayamos<br />
superado y que seamos más que vencedores<br />
en toda situación gracias a la sangre<br />
del Cordero (Romanos 8:37). Tu sangre nos<br />
protege de los ataques del enemigo y hace<br />
que todas las situaciones y circunstancias<br />
adversas se vuelquen a nuestro favor. ¡Nunca<br />
nos vencerán! Ni nos engañarán. La sangre<br />
de Jesús protege nuestras mentes con la verdad<br />
y deja en descubierto cada mentira del<br />
enemigo.<br />
Dios Padre, declaro que la sangre de Jesús<br />
nos ha liberado de los tormentos del espíritu<br />
de miedo. Que nos negamos a seguir sucumbiendo<br />
al temor humano o a las situaciones<br />
negativas, pues Tú no nos das un espíritu de miedo<br />
(2 Timoteo 1:7). Ayúdanos a concentrarnos<br />
en Tu amor y en Tus promesas de provisión y<br />
protección.<br />
Que la sangre de Jesús predomine en nuestras<br />
vidas, protegiéndonos día y noche. Que nunca<br />
olvidemos que vencemos al demonio “por la<br />
sangre del Cordero y por la palabra de [nuestro]<br />
testimonio” (Apocalipsis 12:11). Ayúdanos<br />
a tener la valentía de contarles a los demás lo<br />
que has hecho por nosotros.<br />
Pido que la sangre de Jesús nos dé cada vez<br />
más de Tu presencia en nuestras vidas. Tú nos<br />
invitas a acercarnos a Tu trono de gracia con fe<br />
y a encontrar la ayuda que necesitamos cuando<br />
más la necesitamos (Hebreos 10:19).<br />
Acércanos cada día a Tu trono instilando<br />
en nosotros la tristeza que proviene de Dios y<br />
que produce el arrepentimiento (2 Corintios<br />
7:10). Crea en nosotros un corazón limpio (salmo<br />
51:10), y límpianos de todo pecado (1 Juan 1:7).<br />
En el nombre de Jesús, amén”.<br />
Esta es una oración llena de fuerza, que se<br />
apoya en la Palabra de Dios. Porque Sus promesas<br />
nunca vuelven a Él vacías (Isaías 55:11),<br />
podemos decir esta oración con fe todos los<br />
días. Que la sangre de Jesús acomode todo<br />
dentro de usted y de su familia a la voluntad<br />
perfecta de Dios.<br />
LINDA CUBBEDGE-SMITH es la Directora del<br />
equipo de comunicación de Victorious Living, que<br />
presta servicio comunitario para las cárceles. Es una<br />
apasionada por el Señor y por guiar a otros hacia Él.<br />
20s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
UN PASO ADELANTE<br />
Mi corazón necesitaba una<br />
restauración como esa. Mi matrimonio<br />
de 15 años, que me<br />
había dado cuatro hijos, se había<br />
terminado y tenía el corazón roto.<br />
En mi dolor, le había puesto una<br />
curita momentáneamente y seguí<br />
adelante con mi vida, pero la oscuridad<br />
se había empezado a instalar<br />
de a poco. Me había expuesto<br />
la integridad. Tal como lo promete<br />
1 Pedro 5:10, Cristo mismo<br />
me restauró, me hizo fuerte, firme<br />
y estable.<br />
Seguro, el moho del mundo<br />
aún trata de volver a instalarse,<br />
tal como lo hizo en mi taller. Pero<br />
mientras dejo que la Palabra de<br />
Dios renueve mi mente con Su verdad,<br />
puedo evitar que se arraigue.<br />
LA OSCURIDAD PREVALECIÓ<br />
DE TAL MANERA QUE YA NO<br />
PODÍA VER LA LUZ DE DIOS.<br />
La restauración<br />
de un corazón<br />
enmohecido<br />
POR NAYA POWELL<br />
“Y, DESPUÉS DE QUE ustedes<br />
hayan sufrido un poco de tiempo,<br />
Dios mismo, el Dios de toda gracia<br />
que los llamó a su gloria eterna<br />
en Cristo, los restaurará y los<br />
hará fuertes, firmes y estables”<br />
(1 Pedro 5:10 NVI).<br />
Hace unos años tenía una casa<br />
con un taller y un depósito. Ponía<br />
cosas valiosas allí que no usaba<br />
todos los días, pero que aún<br />
necesitaba o quería conservar.<br />
Al día siguiente de una tormenta,<br />
me di cuenta de que la puerta se<br />
había soltado de las bisagras. La<br />
levanté para tapar la entrada provisoriamente,<br />
pensando que la<br />
haría reparar unos días después.<br />
Pero la vida continuó y me olvidé<br />
durante meses.<br />
Cuando finalmente fui a buscar<br />
algo al taller, me encontré con un<br />
desastre. La lluvia, la humedad y<br />
la oscuridad habían atraído toda<br />
clase de insectos. Las paredes estaban<br />
cubiertas de moho. El piso<br />
estaba recubierto por excremento<br />
de animales y suciedad, y faltaban<br />
cosas.<br />
Reparé la puerta, tiré las cosas<br />
muy dañadas y continué con mi<br />
vida…para descubrir a las pocas<br />
semanas que el moho y los insectos<br />
habían vuelto. Tiré más<br />
cosas, hice una limpieza a fondo<br />
y restauré toda la casa.<br />
a riesgos y eso había creado una ¿Le han roto el corazón? ¿Ha<br />
atmósfera enmohecida dentro de estado expuesto a la oscuridad?<br />
mí, que invitaba a las criaturas y Es hora de entregarle su corazón<br />
los hábitos de la oscuridad. a Dios, el Restaurador. Así como<br />
La depresión y la ansiedad le no me sirvió poner una puerta<br />
abrieron la puerta en mi vida provisoria en el taller y seguir con<br />
social y profesional a amistades<br />
tóxicas y relaciones que es<br />
ocuparse de su corazón. Necesita<br />
mi vida, tampoco puede evitar<br />
taban lejos de ser piadosas. La atención, para que no se instale la<br />
gente me robaba, ensuciaba mi oscuridad y se apodere de usted.<br />
imagen, utilizaba mis recursos Deje que Dios sane su corazón.<br />
en bene ficio propio y eventualmente<br />
apuntaron a mis hijos, con una iglesia bíblica de su zona<br />
Si no sabe cómo hacerlo, visite<br />
la mentira de que no le importábamos<br />
a nadie.<br />
Palabra y deje que Su Espíritu le<br />
y pida ayuda. Además, lea Su<br />
La oscuridad prevaleció de tal enseñe.<br />
manera que ya no podía ver la Le dejo una oración que puede<br />
luz de Dios. Me sentía sola y esa decir: Dios, tengo el corazón roto y<br />
soledad me llevó a hacer cosas necesita limpieza y restauración.<br />
que jamás habría hecho de estar Traté de arreglarlo por mi cuenta,<br />
entera. Mis emociones también sin resultado. Por favor, haz que sienta<br />
hambre de Tu Palabra dentro de<br />
hicieron que lastimara a otras<br />
personas.<br />
mí, restaura mi mente, y haz que mi<br />
Pero Dios no me había olvidado corazón vuelva a estar entero. Sé qué<br />
y cuando clamé a Él, Él “volvió a Tú eres el Único que puede lograrlo.<br />
poner cada pieza en su lugar”. Por favor ayúdame a que sea lento<br />
Entró en mi corazón y arrastró para enojarme, rápido para perdonar<br />
todo el desastre hacia afuera. Él y para arrepentirme. Gracias por<br />
volvió a armarme y me devolvió sanar cada parte rota de mí. Amén.<br />
NAYA POWELL siente pasión por la escritura desde muy pequeña. Actualmente<br />
trabaja como especialista en marketing y diseño gráfico, además de ser escritora y<br />
editora independiente. Naya es ministra cristiana y le gusta colaborar con ministerios<br />
de ayuda comunitaria como Habitat for Humanity y Tried by Fire Ministries, un<br />
programa comunitario que ayuda a mujeres privadas de la libertad a reincorporarse<br />
a la sociedad para tener una vida sana y productiva.<br />
VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />
Número 02 / 2021<br />
21s
TRANSFORMADO<br />
POR DIOS EN<br />
LA CÁRCEL<br />
LA HISTORIA DE<br />
VROUYR MANOUKIAN,<br />
SEGÚN RELATO A<br />
H. JOSEPH GAMMAGE<br />
entrar en la bañera, mis heridas tiñeron el<br />
agua de rojo. Un amigo de un amigo entró<br />
al baño, me tiró una botella de Jack Daniels<br />
y un chupito y me dijo: “Ahí tienes, vas a<br />
necesitarlo”.<br />
Observé mi casco de motociclista,<br />
apo yado en el lavabo. Estaba hundido y<br />
astillado por el impacto contra un guardarraíl<br />
una hora antes. Repasé minuciosamente<br />
los efectos de mi derrapada de 22<br />
metros en el asfalto caliente de Phoenix.<br />
Tomé un trago de anestesia Jack Daniels<br />
y comencé a lavarme las heridas. Necesitaba<br />
atención médica, pero soy un armenio<br />
testarudo, un mecánico que podía arreglar<br />
cualquier cosa. Al menos, así creía.<br />
A los tres días, me venció la infección,<br />
la fiebre, una sobredosis del Canal Hallmark<br />
e ingresé al Maricopa County Burn<br />
Center. Allí un médico dijo que tendrían<br />
que amputarme la pierna de la rodilla para<br />
abajo. Rápidamente le informé al médico<br />
en qué parte de su anatomía podía meterse<br />
la amputación, pedí mi bastón y me fui<br />
del hospital, decidido a arreglarme por mi<br />
cuenta. Como siempre, mi naturaleza—que<br />
me invitaba a hacerme cargo y arreglar<br />
cualquier cosa— me hizo sufrir consecuencias<br />
importantes.<br />
Antes de continuar, déjeme que me presente.<br />
Me llamo Vrouyr Manoukian. Por<br />
favor, salvo que sea armenio, ni intente<br />
pronunciarlo. No tendría el genotipo para<br />
decirlo sin que la lengua termine incrustada<br />
en su fosa nasal izquierda. Llámeme V.<br />
Había llegado a Phoenix desde San Diego<br />
unos meses antes para estudiar en el Motorcycle<br />
Mechanics Institute (MMI). Ahora era<br />
la víctima de un conductor que me atropelló<br />
y se dio a la fuga.<br />
Pero eso no fue lo único que me había<br />
pasado esa semana en Phoenix. No,<br />
ha bía cometido un homicidio, y además,<br />
había quemado el cuerpo de mi víctima.<br />
En realidad, el homicidio fue en defensa<br />
propia. El tipo era un compañero de clase<br />
que una noche se presentó intoxicado en mi<br />
departamento. La novia lo había echado a la<br />
FOTO DE TOM ROWE<br />
22s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
calle y necesitaba un lugar para quedarse.<br />
Lo invité a que se quedara a dormir en casa,<br />
pero pronto lamenté esa decisión.<br />
La noche siguiente Randall, mi compañero<br />
de departamento y nuestro huésped<br />
temporal tuvieron una pelea en el patio del<br />
frente. Nuestro huésped le lanzó a Randall<br />
varios golpes erráticos por el alcohol antes<br />
de caer pesadamente y partirse la cabeza<br />
en el cemento.<br />
Uno pensaría que un golpe en la cabeza<br />
como ese lo habría tranquilizado. Pero no.<br />
Se levantó y fue por mí, sacando un cuchillo.<br />
Lo golpeé en la cabeza con una silla del<br />
patio. Quedó tendido e inmóvil en el piso.<br />
Me fijé si tenía pulso: ¡ni un latido! Se<br />
puso en marcha mi mentalidad de “señor<br />
de las composturas”. Ya sé. Ya sé. Tendría<br />
que haber pedido ayuda, pero pensé que<br />
sin duda tenía una idea para cubrirme que<br />
no podía salir mal, era genial: quemaría los<br />
muebles manchados con sangre en el desierto<br />
y enterraría el cuerpo solemnemente.<br />
Todo funcionaba según lo planificado,<br />
hasta que otro conductor vio mi camioneta<br />
atravesando el chaparral. Se dirigió<br />
ha cia nosotros e incluso salió de su vehículo<br />
para verificar que estábamos bien. Era<br />
demasia do curioso, para mi gusto. Para<br />
cuando se fue, Randall y yo estábamos<br />
muertos de miedo. En vez de enterrar el<br />
Jeremías 6:16 NTV dice: “Deténganse en el<br />
cruce y miren a su alrededor; pregunten por<br />
el camino antiguo, el camino justo, y anden<br />
en él. Vayan por esa senda y encontrarán<br />
descanso para el alma”.<br />
cuerpo, lo tiramos a la pira, le prendimos<br />
fuego y sa limos volando.<br />
El fuego quema el ADN, ¿no? Fue como un<br />
episodio malo de Mentes criminales.<br />
La policía me detuvo e interrogó al día<br />
siguiente. Mantuve la compostura con insultos<br />
y una actitud arrogante y me liberaron.<br />
Salí de la comisaría y me fui a casa en mi<br />
moto. De pronto, me encegueció el brillo de<br />
unas luces altas en mis espejos y un utilitario<br />
me chocó desde atrás. Derrapé por el<br />
asfalto y me detuve ensangrentado contra<br />
el guardarraíl. Milagrosamente no pasé<br />
volando sobre el bloque de cemento para<br />
terminar cayendo en la carretera de abajo.<br />
Puse toda mi voluntad para volver a casa<br />
y entré a la bañera. Mi cuerpo destrozado<br />
era un reflejo de lo complicada que se había<br />
vuelto mi vida.<br />
A pesar de los pronósticos en el hospital<br />
de quemados, al año ya estaba caminando<br />
como un campeón. ¡El señor de las composturas<br />
había salido adelante otra vez!<br />
Incluso había completado el curso de MMI<br />
como primero de la clase. Pero pasaría más<br />
tiempo hasta que finalmente busqué a<br />
Aquel que podía arreglar mi vida.<br />
El día de la graduación, salí del edificio<br />
y se me hacía agua la boca al pensar en el<br />
bife grueso y jugoso con el que había planeado<br />
premiarme después de la ceremonia.<br />
De pronto, policías encubiertos me rodearon<br />
por todas partes.<br />
Con toda arrogancia, le dije al oficial que<br />
me arrestó que me hacía perder mi bife<br />
para la cena y que iba a enviar la cuenta a<br />
la comisaría.<br />
“Hijo”, me dijo, “no vas a ir a esa cena<br />
hoy”.<br />
Me ingresaron con el número P97728<br />
y me encerraron en una celda. La ranura<br />
en la puerta de la celda por donde pasan la<br />
correspondencia chirrió al abrirse para entregarme<br />
mi bandeja de comida. ¿El manjar<br />
de esa noche? Unos granos de arroz flotando<br />
en un líquido sucio color rojo. Nada que ver<br />
con un bife. En ese momento, la gravedad<br />
de mi situación se hizo bien tangible. Estaba<br />
oliendo una vida sin posibilidad de bifes<br />
para la cena.<br />
Hasta ese momento, la única experiencia<br />
cristiana en mi vida habían sido algunos<br />
dibujos animados de VeggieTales y el hábito<br />
de leer la Biblia que tenía mi abuela. Su relación<br />
con Dios y la fascinación que sentía por<br />
Su Palabra siempre me desconcertaron. A mi<br />
mente mecánica la atraían cosas que podía<br />
controlar y arreglar. Sin embargo, su fe inquebrantable<br />
había plantado semillas del amor de<br />
Cristo en mi corazón. Y ahora esta época de<br />
lluvias y tormentas lograría que esas semillas<br />
germinaran.<br />
Jeremías 6:16 NTV dice: “Deténganse en el<br />
cruce y miren a su alrededor; pregunten por el<br />
camino antiguo, el camino justo, y anden en él.<br />
Vayan por esa senda y encontrarán descanso<br />
para el alma”. No recordé este versículo inmediatamente,<br />
pero, aun así, sabía que estaba en<br />
una encrucijada.<br />
Recordé la noche en que nos deshicimos<br />
del cuerpo y en el camionero que se había<br />
puesto demasiado preguntón. Si se hubiera<br />
acer cado un poco más, la persona oscura que<br />
tenía adentro tal vez habría puesto dos cuerpos<br />
en esa pira, en lugar de uno. Me dio miedo ver<br />
cómo esa actitud soberbia podía sacar de mí<br />
tal oscuridad.<br />
De pronto, me sentí vacío. Solo. No me asustaba<br />
la vida en la cárcel: estaba seguro de que<br />
con mi mente mecánica podía manipular el<br />
sistema político carcelario a mi favor. Lo que<br />
me daba miedo era que progresar en la cárcel<br />
pudiera ser todo lo que me quedaba. ¿Qué esperanza<br />
tenía de algo mejor? ¿Qué propósito<br />
tenía?<br />
Me puse de rodillas y oré: “Dios, si existes,<br />
ayúdame a encontrarte”. Si no me contestaba,<br />
ya sabía que iba a vivir para el sistema político<br />
carcelario como “V”, el presidiario N° P97728.<br />
A los dos días, otro preso me entregó una<br />
Biblia con una imagen de un par de esposas<br />
rotas y las palabras “Rescatado, no arrestado”<br />
en la tapa. La palabra “rescatado” me llamó la<br />
atención y entendí ¡que Dios se había puesto en<br />
campaña para rescatarme! Tenía planes más<br />
grandes para mí que el lugar en el que estaba<br />
(Jeremías 29:11).<br />
Después recibí un ejemplar muy deteriorado<br />
de una revista carcelaria. Contaba la historia de<br />
cómo Dios rescató a un compatriota armenio,<br />
Roger Munchian, fundador del ministerio Rescued<br />
Not Arrested. Le escribí a Roger y me sorprendí<br />
cuando vino a visitarme a mi celda en<br />
la cárcel. Me habló del amor inquebrantable de<br />
Jesús por mí. Dios me amaba tanto, me dijo,<br />
VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />
Número 02 / 2021<br />
23s
No me asustaba la vida en la cárcel:<br />
estaba seguro de que con mi mente<br />
mecánica podía manipular el sistema<br />
político carcelario a mi favor. Lo que me<br />
daba miedo era que progresar en la cárcel<br />
pudiera ser todo lo que me quedaba.<br />
¿Qué esperanza tenía de algo mejor?<br />
¿Qué propósito tenía?<br />
El amor fiel de Dios ha colmado de bendiciones a V.<br />
En la foto de arriba, con su esposa y sus perros.<br />
que no permitiría que hiciera este recorrido<br />
solo. Después me asignó un mentor de RNA<br />
llamado Tom.<br />
Poco después le pedí a Jesucristo que fuera<br />
mi Señor y mi Salvador. Las semillas que<br />
había plantado mi abuela cuando era chico<br />
empezaron a germinar. A medida que crecía<br />
mi fe, Dios me dio amor y compasión por los<br />
que me rodeaban. Quería llegar por lo menos<br />
a una persona por Cristo.<br />
Un día vi en el patio a un preso, de nombre<br />
Joey, que parecía mortificado. Sentí el impulso<br />
de acercarme a él con los brazos abiertos<br />
y decirle que lo quería como a un hermano.<br />
¡Eso no se hace muy seguido en la cárcel! Nos<br />
hicimos amigos y compartí con él mi fe, que<br />
iba en aumento.<br />
Estuve dos años en la cárcel esperando mi<br />
juicio, imaginándome todavía que pasaría la<br />
vida en la cárcel. La noche anterior a mi audien<br />
cia preliminar, no pude dormir. Tenía el<br />
alma en agonía. Empecé a dudar del motivo de<br />
mi fe. Todas las oraciones, la lectura de la Biblia,<br />
los servicios en la iglesia ¿eran solo parte<br />
de mi costumbre de arreglarlo todo? ¿Tenía<br />
algo más que “la fe propia de la cárcel”? ¿Estaba<br />
tratando a Dios como una máquina expendedora,<br />
apretando el botón de “escapar de la<br />
condena” con la esperanza de sacar la libertad<br />
de la ranura de abajo? Quería que mis motivos<br />
fueran puros.<br />
Al deslizarme de mi cama y ponerme de rodillas<br />
a orar, oí que Dios me preguntaba: “Estás<br />
dispuesto a servirme por completo? ¿Aunque<br />
sea en la cárcel por el resto de tu vida?”.<br />
Me cubrió un manto de paz al responderle:<br />
“Sí, Señor, estoy dispuesto a servirte, no<br />
importa lo que pase”.<br />
Temprano a la mañana siguiente, el manto<br />
de paz de Dios seguía cubriéndome mientras<br />
mis cadenas resonaban en el laberinto<br />
de túneles que llevaban al juzgado. Había<br />
renunciado a toda idea de arreglar algo.<br />
Confiaba mi futuro a Dios. En mi alma, Su<br />
paz me confirmó que todo iba a salir bien.<br />
Mi caso tuvo un giro de 180 grados en esa<br />
audiencia. Después de varias negociaciones<br />
complicadas, el fiscal presentó un alegato<br />
que dejó a todos con la boca abierta: homicidio<br />
accidental y ocultamiento de un cuerpo.<br />
En lugar de cadena perpetua, me dieron seis<br />
años en la cárcel. Con el tiempo que ya llevaba<br />
recluido ¡me iría a casa en cuatro años!<br />
Envuelto en la paz de Cristo, acepté el<br />
alegato y me anunciaron la fecha de mi sentencia.<br />
Regresé a mi celda en la cárcel con<br />
otro propósito y otra determinación. Utilizaría<br />
el tiempo que pasara allí para llegar a<br />
todas las personas que pudiera para Cristo.<br />
El día que me iban a transferir a la cárcel<br />
Lewis, Joey pasó por debajo de mi puerta<br />
una carta manchada con lágrimas. En ella<br />
me contaba que el día que le di ese abrazo,<br />
había pensado en terminar con su vida.<br />
Había consumido una cantidad de droga<br />
que podría haber matado a cinco personas y<br />
estaba por consumir todo lo que tenía. Dios me<br />
había utilizado para salvar su vida y acercarlo<br />
a una relación de paz con Cristo. Al final de<br />
la carta, me decía cómo Colosenses 4:5 describía<br />
mi actitud: “Compórtense sabiamente<br />
con los que no creen en Cristo, aprovechando<br />
al máximo cada momento oportuno” (NVI). Le<br />
agradecí a Dios por aprovechar al máximo la<br />
oportunidad que me había dado con Joey. Todavía<br />
conservo esa carta en mi Biblia y oro a<br />
menudo por Joey.<br />
Salí de la cárcel el 22 de noviembre de 2017.<br />
Lo primero que hice fue ir por esa cena de bifes<br />
con la que soñaba desde hacía años. Y no, no<br />
le mandé la cuenta al Departamento de Policía<br />
de Phoenix.<br />
Desde ese día, he ido fortaleciendo mi relación<br />
con el Señor. Me ha sido tan fiel. Me ha<br />
bendecido con una esposa hermosa, dos perros<br />
tontos y un trabajo como mecánico de un taller<br />
cuyos dueños son cristianos. También dedico<br />
algo de tiempo a restaurar autos. Me encanta<br />
transformar el acero retorcido y desechado de<br />
Detroit en algo hermoso dentro de mi taller, tal<br />
como Dios transformó mi vida retorcida en Su<br />
taller llamado cárcel.<br />
VROUYR MANOUKIAN, más conocido como “V”,<br />
está disfrutando de una vida de libertad en Cristo y<br />
ayudando a otros para que puedan hacer lo mismo.<br />
H. JOSEPH GAMMAGE es un hombre renovado por<br />
las manos amorosas de Cristo. Para comunicarse con<br />
Joe, visite www.hjosephgammage.com o escriba a<br />
RNA, PO Box 90606, Phoenix, AZ 85066.<br />
24s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
UN PASO ADELANTE<br />
Su deuda<br />
está saldada<br />
POR CARLA OWENS<br />
Dios envió a Su Hijo Jesús<br />
a pagar la deuda por mi pecado.<br />
“Pues Dios hizo que Cristo,<br />
quien nunca pecó, fuera la<br />
ofrenda por nuestro pecado,<br />
para que nosotros pudiéramos<br />
estar en una relación correcta<br />
con Dios por medio de Cristo”<br />
Me maravilla el plan de Dios para la redención<br />
de la humanidad. Él sabía desde el principio que<br />
íbamos a pecar; sin embargo, estaba dispuesto a<br />
enviar a Su único Hijo a morir por nosotros.<br />
MI TÍO ES EL PROPIETARIO de una gasolinera<br />
desde que tengo memoria. Cuando<br />
era adolescente, la llamaba “la gasolinera<br />
mágica” porque podía ir en mi auto y sin decir<br />
una palabra, alguien salía para cargarme<br />
gasolina y la mayoría de las veces, me traía<br />
una Pepsi y también un snack. Saludaba rápidamente<br />
con la mano al empleado y me iba sin<br />
pagar un centavo.<br />
No, no estaba robando. Mi papá tenía cuenta<br />
en la gasolinera de mi tío y todos sabían que<br />
tenían que poner mis gastos en ella. Después<br />
le mandaban la cuenta a papi a fin de mes y él<br />
la pagaba. ¡Esos sí que eran buenos tiempos!<br />
Hoy que soy adulta, desearía tener una gasolinera<br />
mágica. Ahora que tengo que cargar la<br />
gasolina y pagar la cuenta yo misma, realmente<br />
aprecio haber sido bendecida con aquella situación.<br />
Hace poco, recordando la amabilidad de<br />
mi papá al pagar mis cuentas, surgió un pensamiento<br />
en mi espíritu. De pronto comprendí<br />
que Dios había hecho lo mismo por mí, pero<br />
en una medida mucho mayor.<br />
dinero de su cuenta corriente, la deuda de<br />
nuestros pecados le costó a nuestro Padre<br />
Celestial la vida de Su único Hijo. Y a Jesús,<br />
le costó la vida.<br />
Colosenses 2:14 dice: “Él anuló el acta<br />
con los cargos que había contra nosotros<br />
y la eliminó clavándola en la cruz” (NTV).<br />
Todos tenemos una deuda para saldar.<br />
Romanos 3:23 dice: “Pues todos hemos<br />
pecado; nadie puede alcanzar la meta glo<br />
tenemos que hacer para recibir este regalo<br />
del perdón y la vida eterna es creer en Jesús.<br />
Me maravilla el plan de Dios para la redención<br />
de la humanidad. Él sabía desde el<br />
principio que íbamos a pecar; sin embargo, estaba<br />
dispuesto a enviar a Su único Hijo a morir<br />
por nosotros. Las muestras de bondad de mi<br />
padre terrenal palidecen en comparación con<br />
el amor demostrado por mi Padre Celestial.<br />
Puede que no haya tenido una gasolinera<br />
mágica cuando era joven o un<br />
(2 Corintios 5:21 NTV). También lo hizo por riosa establecida por Dios” (NTV). Esta deuda<br />
por los pecados tiene un costo alto: “Pues<br />
usted. Juan 3:16 dice: “Pues Dios amó tanto al<br />
mundo que dio a su único Hijo, para que todo la paga que deja el pecado es la muerte, pero<br />
el que crea en él no se pierda, sino que tenga el regalo que Dios da es la vida eterna por<br />
vida” (NTV).<br />
medio de Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos<br />
6:23 NTV). Jesús ofreció Su vida por<br />
Piense un minuto en eso. Jesús, que nunca<br />
había pecado y no tenía deudas, cargó voluntariamente<br />
con nuestros pecados y las deu<br />
podíamos pagar. Él tomó nuestros pecados y<br />
usted y por mí para saldar la deuda que no<br />
das que teníamos. Mientras que el pago de los puso en Su cuenta y al hacerlo, nuestras<br />
mi deuda de gasolina solo le costó a mi papá cuentas quedaron en cero. Y lo único que<br />
padre que le pagara la cuenta,<br />
pero independientemente de<br />
quien es, ¡Dios puede darle la<br />
seguridad de que la deuda por<br />
sus pecados ya está saldada<br />
para siempre! A diferen cia<br />
de la factura de la gasoli nera<br />
que había que pagar todos los<br />
meses, la deuda por sus pecados pasados, presentes<br />
y futuros ya está saldada de manera<br />
definitiva. Solo la sangre de Jesús podía darnos<br />
un regalo tan milagroso a usted y a mí.<br />
Encuentre paz en esta verdad, recibiendo<br />
hoy de Dios este regalo de perdón y salvación.<br />
CARLA OWENS ama al Señor y busca llegar a<br />
conocerlo más profundamente todos los días. Es<br />
parte del equipo de comunicación con las cárceles de<br />
Victorious Living, donde trabaja con total dedicación.<br />
VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />
Número 02 / 2021<br />
25s
Responda al<br />
llamado de Dios<br />
POR ZACH STEWART<br />
oy escribo la<br />
historia de mi<br />
vida en la computadora<br />
de una<br />
cárcel federal.<br />
Estoy empezando<br />
mi tercer año<br />
de encarcelamiento y aunque me<br />
encuentro a cientos de millas de<br />
mi esposa e hijas y he perdido mi<br />
trabajo soñado, amigos y algunos<br />
miembros de la familia, estoy<br />
agradecido. Dios ha usado este<br />
“tiempo técnico” para salvar mi<br />
vida, restaurar mi matrimonio y<br />
llevarme a entablar una relación<br />
con Él. Estoy agradecido porque<br />
Él me eligió para que fuera parte<br />
de su familia.<br />
Durante años, me escapé de<br />
Dios. No es que no creyera en Él;<br />
creo desde que tengo memoria.<br />
Crecí en un hogar cristiano, en el<br />
que mis padres me enseñaron a<br />
creer en Jesús. Nunca cuestioné<br />
que fuera verdad. Lo creía, pero<br />
eso era todo.<br />
Lo que me faltaba, sin embargo,<br />
era una relación personal<br />
con Dios. Tampoco entendía la<br />
Biblia ni cómo podía servirme<br />
en la vida.<br />
Agradezco que me hayan hecho<br />
conocer a Cristo a temprana edad,<br />
pero como muchas familias, la<br />
mía tenía secretos. La adicción a<br />
las drogas que ocultaba mi padre<br />
eventualmente quedó en descubierto<br />
y destruyó nuestra familia.<br />
Nos mudábamos con frecuencia,<br />
ya que mi padre ingresó a varios<br />
institutos de rehabilitación.<br />
Fue una constante, hasta que se<br />
divorciaron.<br />
Tenía 13 años cuando la fami lia<br />
se separó. Mi hermano mayor<br />
y yo nos quedamos con papá,<br />
mientras que nuestros hermanos<br />
menores se mudaron a otro estado<br />
con mamá. Mi papá continuó<br />
luchando con su adicción y a veces<br />
desaparecía durante semanas.<br />
Básicamente, mi hermano y<br />
yo nos manteníamos solos.<br />
A mamá le escondimos la realidad<br />
de nuestras vidas todo lo<br />
que pudimos. Increíblemente,<br />
logramos seguir estudiando y<br />
sobresalir en los deportes. Pero<br />
justo antes de empezar el 10°<br />
grado de la secundaria, mi madre<br />
nos hizo una visita por sorpresa y<br />
encontró a mi padre totalmente<br />
intoxicado por la droga. Se puso<br />
firme y me obligó a irme a Florida<br />
con ella. Mi hermano mayor<br />
se quedó para terminar el último<br />
año de secundaria y después fue<br />
a la universidad Georgia Tech.<br />
Al llegar a Florida, instantáneamente<br />
choqué con la compañera<br />
de casa de mi mamá, una mujer<br />
piadosa que no iba a tolerar los<br />
desplantes de un adolescente rebelde.<br />
Pero yo, acostumbrado a<br />
tener una vida independiente, no<br />
iba a permitirle a ninguna autoridad<br />
que manejara mi vida, mucho<br />
menos a una mujer que apenas<br />
conocía. Esto generó gran conflicto<br />
en una casa reducida, en la<br />
que convivían dos adultos y cinco<br />
chicos. Eventualmente me fui,<br />
ya que preferí vivir con un amigo<br />
nuevo de la escuela, cuya familia<br />
me recibió bien en su hogar. Sufrí<br />
un profundo resentimiento hacia<br />
mi madre; sentía que me había<br />
abandonado al ponerse del lado<br />
de su compañera de casa.<br />
Lo pasé bien con mi amigo,<br />
hasta que me llegó la hora de ir<br />
a la universidad. Recuerdo que<br />
en ese momento sentí que Dios<br />
me llamaba al ministerio. Ignoré<br />
el llamado y me aferré al amor<br />
que tenía por el béisbol. Iba a la<br />
igle sia muy de vez en cuando y a<br />
menudo me condenaban por mis<br />
elecciones de vida, pero nunca le<br />
entregué mi vida a Jesús.<br />
Una lesión que sufrí en mi<br />
segundo año en la universidad<br />
dio por tierra con mis sueños<br />
de tener una carrera en el béisbol.<br />
Mi deseo de éxito estaba<br />
motivado principalmente por la<br />
necesidad de que mi padre me<br />
aceptara. Pensaba que, si tenía<br />
éxito, quizá me elegiría a mí por<br />
sobre las drogas.<br />
Otra vez oí que Dios me llamaba<br />
para unirme a Él. Pero entonces<br />
me ofrecieron un “trabajo soñado”<br />
en la empresa de dispositivos<br />
médicos más importante del<br />
mundo y volví a ignorar Su voz,<br />
tal como lo había hecho antes de<br />
entrar en la universidad. Cargué<br />
mi camioneta y me mudé a California<br />
en busca de dinero y una<br />
carrera que me diera prestigio.<br />
Trabajaba mucho y mi rendimiento<br />
era excelente. Al año ya<br />
había ganado un ascenso. Sabía<br />
vender. Me encantaba hablar con<br />
la gente, y gracias a tantas mudanzas<br />
desde tan pequeño, sabía<br />
adaptarme a mi audiencia muy<br />
bien. ¿Quién habría dicho que<br />
algo bueno iba a salir de todas<br />
esas mudanzas?<br />
Hice mucho dinero muy rápido<br />
y busqué los placeres mundanos<br />
cada vez con mayor intensidad.<br />
Me compré la mentira de que<br />
el dinero y la fama llevaban a<br />
la felicidad y a la realización,<br />
pero cuanto más compraba y<br />
más perseguía, me sentía más<br />
26s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
deprimido y vacío. La realización<br />
que venía de esos placeres nunca<br />
duró. Terminé malgastando<br />
todo el dinero que hice en basura<br />
frívola y materialista, de la cual ya<br />
no me queda nada.<br />
Después de dos años de “vivir<br />
la vida”, empecé a enojarme y<br />
a odiarme. Tenía tanto resentimiento<br />
hacia mis padres por<br />
lo que había sido mi infancia.<br />
También tenía resentimiento<br />
hacia mí mismo por vivir de esa<br />
segunda. Había ido de 0 a 100 en<br />
nada de tiempo.<br />
Lo tenía todo: dinero, un trabajo<br />
soñado, prestigio, una familia<br />
hermosa. Sin embargo, seguía<br />
sintiéndome vacío, enojado y<br />
totalmente perdido. Por motivos<br />
que desconozco, comencé a sabotear<br />
la vida que me había costado<br />
tanto trabajo conseguir.<br />
En casa, peleaba con mi esposa,<br />
la descuidaba y la hacía sentir<br />
incapaz y rechazada. Es el mayor<br />
FINALMENTE COMPRENDÍ LA NECESIDAD<br />
QUE TENÍA DE QUE JESÚS FUERA NO<br />
SOLO EL SALVADOR DE MI ALMA, SINO<br />
TAMBIÉN EL SEÑOR DE MI VIDA.<br />
manera desde hacía tanto. Sabía<br />
que las elecciones que hacía eran<br />
malas, pero igual continuaba<br />
haciéndolas.<br />
Durante esa época, pensaba<br />
poco en el Señor y vivía solo<br />
para mí. Cambiaba de un trabajo<br />
a otro, buscando la felicidad que<br />
sentía que merecía. Empecé a fumar<br />
marihuana y me sumergí en<br />
relaciones tóxicas.<br />
Y de pronto…pasó: conseguí<br />
el mejor empleo del mundo en<br />
una empresa Fortune 500 líder.<br />
Era el impulso que necesitaba<br />
para salir de mi estado de depresión<br />
y enojo. Trabajar con<br />
los neurocirujanos y cirujanos<br />
ortopedistas más reconocidos<br />
del mundo era muy estimulante<br />
y el sueldo era increíble. Parecía<br />
que había encontrado la seguridad<br />
financiera. Tenía frente a mí<br />
infinitas oportunidades.<br />
Y luego conocí a Jena. ¡La vida<br />
no podía haber sido mejor! Nos<br />
enamoramos y nos casamos<br />
en seis meses. A los dos meses,<br />
estábamos esperando nuestra<br />
primera hija y poco después, la<br />
arrepentimiento de mi vida. En<br />
el trabajo, puse en riesgo mi integridad<br />
y me involucré en lo que<br />
me gustaba llamar “las áreas grises”.<br />
Pero antes de que me diera<br />
cuenta, las áreas grises me iban<br />
a llevar a la cárcel.<br />
Comprensiblemente, Jena<br />
me echó de casa y me dijo que<br />
quería divorciarse. Busqué asesoramiento<br />
legal y empecé a terminar<br />
con la mejor parte de mi<br />
vida. Por suerte Dios intervino y<br />
nos hizo cambiar de rumbo de<br />
manera radical.<br />
Era marzo de 2018, y el notificador<br />
del proceso estaba<br />
intentando entregar a Jena los<br />
papeles del divorcio por tercera<br />
vez. Pero antes de que pudiera<br />
hacerlo, un tribunal federal me<br />
había acusado de un delito penal<br />
por mis actividades en el trabajo.<br />
De algún modo, el corazón de<br />
Jena se ablandó cuando se enteró<br />
de la acusación. Dios estaba<br />
trabajando.<br />
Desistimos del divorcio y<br />
regre sé a casa. Nuestro matrimonio<br />
no era perfecto; de hecho,<br />
El amor de Dios que demostró Jena, la esposa de Zach, ayudó a<br />
mantener la familia unida. Mientras estaba en la cárcel, Dios le enseñó<br />
a Zach cómo ser un esposo más amoroso.<br />
tuvimos dificultades hasta el día<br />
de mi sentencia. Pero seguíamos<br />
siendo una familia, aunque apenas<br />
pendiente de un hilo.<br />
Cinco meses después estaba<br />
parado frente a un juez en mi<br />
audiencia de sentencia, lleno de<br />
miedo e incertidumbre. Uno oye a<br />
la gente hablar de los “momentos<br />
de Dios”—bueno, yo tuve uno el 25<br />
de julio de 2018. En solo un instante,<br />
finalmente comprendí la<br />
necesidad que tenía de que Jesús<br />
fuera no solo el Salvador de mi<br />
alma, sino también el Señor de<br />
mi vida. Todo lo que había oído<br />
decir sobre Jesús cobró sentido.<br />
Fue como si se me encendiera<br />
una lamparita en el corazón y<br />
en la mente. Le entregué mi vida<br />
a Jesús en ese preciso instante.<br />
Inmediatamente, me cubrió la<br />
paz de Dios.<br />
Mientras el juez leía mi sentencia,<br />
oré por la misericordia<br />
de Dios y para que me utilizara a<br />
mi situación para llegar a alguien<br />
por Su gloria. Cualquier castigo<br />
VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />
Número 02 / 2021<br />
27s
que recibiera valdría la pena,<br />
aunque solo llegara a tocar la vida<br />
de una persona. Mis necesidades<br />
y deseos ya no importaban y confiaba<br />
en el hecho de que estaba<br />
exactamente donde Dios quería<br />
que estuviera. Salí de esa sala del<br />
tribunal como un hombre distinto,<br />
confiado en que el Señor estaba<br />
a cargo y que siempre estaría<br />
a mi lado y con mi familia.<br />
El Señor no perdió nada de<br />
tiempo para preparar eventos<br />
Dios usó<br />
capellanes y otros<br />
reclusos como<br />
Bill, su compañero<br />
de celda, para<br />
animar a Zach y<br />
darle herramientas<br />
para enfrentar la<br />
vida en la cárcel de<br />
manera victoriosa.<br />
YA NO QUIERO TENER EL CONTROL.<br />
HACER LAS COSAS A MI MANERA<br />
ME TRAJO A LA CÁRCEL Y CASI<br />
DESTRUYÓ MI MATRIMONIO Y TODO<br />
LO QUE ERA MÁS PRECIADO PARA MÍ.<br />
y poner gente en mi vida y así ciones de la cárcel y las reglas<br />
ayudarme para que me convirtiera<br />
en el hombre que Él que me metiera en problemas<br />
que no están escritas. Impidió<br />
quería que fuera. Primero trajo<br />
a mi vida un preso de origen que no me convenía. Nos hicimos<br />
y que me relacionara con gente<br />
haitiano. Se llamaba Paul y tenía buenos amigos.<br />
un conocimiento increíble de la Bill y yo nos ayudamos mutuamente<br />
a enfrentar los días<br />
Palabra de Dios. Paul no solo me<br />
alentó a leer la Biblia, sino también<br />
a descifrar sus misterios. cárcel. Mis mejores recuerdos<br />
difíciles e impredecibles de la<br />
Tuve hambre de la Palabra son nuestras conversaciones<br />
de Dios y me creció un deseo sobre la fe y la bondad de Dios<br />
insaciable de analizarla minuciosamente.<br />
Mi mamá me envió una que entró a la cárcel sin hijos ni<br />
en nuestras vidas. Le digo a Bill<br />
excelente Biblia de estudio y la nietos, pero se fue con un hijo,<br />
carrera estaba en marcha. Paul una hija y dos hermosas nietas.<br />
y yo estudiábamos la Palabra y Bill es como un padre para mí.<br />
orábamos juntos todos los días, Es interesante que, además,<br />
hasta que me transfirieron al Bill es la persona que Dios utilizó<br />
Ins tituto Correccional Federal para guiar a Kristi Overton Johnson,<br />
editora de Victorious Living,<br />
de Miami. Allí, Dios puso capellanes<br />
en mi vida y a Bill, mi nuevo hacia el ministerio carcela rio.<br />
compañero de celda.<br />
Bill y yo a menudo nos asombrábamos<br />
de cómo Dios usó su visita<br />
Bill, un empresario de Texas<br />
que amaba las Harley, estaba en 2013 para lanzar esta revista<br />
entrando en el último año de su en cárceles de todo el país y el<br />
condena a 15 años. Me enseñó exterior. Le dio un propósito a<br />
sobre la vida en las instala<br />
su dolor.<br />
Actualmente estoy en mi último<br />
año en la cárcel. Mientras<br />
espero para volver a casa, continúo<br />
buscando a Dios y lo que Él<br />
desea para mi vida. Tengo tanto<br />
para aprender, pero Él promete<br />
que cuando lo busque, Él se dará<br />
a conocer (Proverbios 8:17). Ya<br />
no quiero tener el control. Hacer<br />
las cosas a mi manera me trajo a<br />
la cárcel y casi destruyó mi matrimonio<br />
y todo lo que era más<br />
preciado para mí.<br />
Dios ha estado restaurando esa<br />
relación. A través de Su Espíritu<br />
Santo, Él me está enseñando<br />
cómo debo amar a mi familia. Estoy<br />
aprendiendo a comunicarme<br />
con mi esposa y a alentarla y lo<br />
más importante, estoy aprendiendo<br />
a escuchar. Descubro que<br />
cada día amo más a Jena.<br />
Tengo con ella una deuda<br />
monu mental por darme una segunda<br />
oportunidad y esforzarse<br />
tanto por mantener a nuestras<br />
hijas estables emocionalmente<br />
y protegidas durante mi condena<br />
a la cárcel. Ha hecho sacrificios<br />
increíbles para mantener la familia<br />
unida.<br />
El Espíritu Santo también me<br />
está enseñando por qué saboteé<br />
mi matrimonio y el trabajo.<br />
Tengo cuestiones relacionadas<br />
con el abandono que se originan<br />
en la adicción a las drogas de mi<br />
padre, su ausencia permanente<br />
en mi vida y la depresión que sufría<br />
mi madre, mientras trataba<br />
de manejar los problemas que<br />
tenía él. Mi miedo a ser abandonado<br />
y rechazado me llevó a<br />
destruir todo lo bueno de mi vida.<br />
Por eso alejé a Jena: si podía hacer<br />
que ella me dejara, no corría<br />
el riesgo de que me abandonara.<br />
Es un lío, ya lo sé. Tengo tantas<br />
cosas más para aprender y confío<br />
en que Dios me va a enseñar.<br />
No tengo idea de qué nos tiene<br />
reservado el Señor, pero no tengo<br />
miedo. Filipenses 4:13 me promete<br />
que puedo enfrentar todo<br />
con Cristo. Él me va a fortalecer.<br />
Él me ayudará a cumplir los designios<br />
que tiene para mi vida,<br />
incluso desde antes de nacer<br />
(Jeremías 29:11; salmo 1<strong>39</strong>).<br />
Dios le hace un llamado en<br />
su vida, también. Espero que le<br />
responda antes de lo que lo hice<br />
yo. Créame, hacer las cosas a su<br />
manera no funciona nunca. Solo<br />
lleva a situaciones sin salida. Pero<br />
por suerte, aún allí, la gracia de<br />
Dios lo alcanzará. Tal como me<br />
alcanzó a mí.<br />
ZACH STEWART actualmente está recluido en una cárcel federal. Todos los días<br />
comparte el amor de Dios, mientras espera su liberación. Zach estudia con fervor<br />
todo lo relativo al Señor Jesucristo y ansía reunirse con su familia en 2021.<br />
28s Número 02 / 2021 VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM
PROFUNDICEMOS:<br />
Cómo restaurar un corazón enmohecido<br />
Los textos bíblicos mencionados en esta página son de la Nueva Versión Internacional.<br />
¿Se siente identificado con la “Restauración<br />
de un corazón enmohecido” de<br />
la página 21s? Tal vez una tragedia, una<br />
mala decisión o una relación tóxica le<br />
abrió la puerta al “moho” (el pecado)<br />
para instalarse en su vida y antes de que<br />
se diera cuenta, ya estaba infestado.<br />
La buena noticia es que Dios puede<br />
restaurar hasta las vidas más enmohecidas,<br />
pero tenemos que poner de nuestra<br />
parte para asegurarnos de que la<br />
atmósfera de nuestra vida diaria no sea<br />
susceptible de volver a contaminarse.<br />
Cómo hacerlo:<br />
• REPASE sus sentimientos, reacciones<br />
y pensamientos a menudo<br />
para asegurarse de que responden<br />
a los parámetros de Dios.<br />
“Asegúrense…de que ninguna raíz amarga<br />
brote y cause dificultades y corrompa a<br />
muchos” (Hebreos 12:15).<br />
• EVALÚE qué y a quién ha dejado entrar en<br />
su vida. Cuando lo que nos rodea es sucio,<br />
crea un entorno enmohecido. “Eviten toda<br />
clase de mal” (1 Tesalonicenses 5:22).<br />
• DESCRÍBALE a Dios todos los pensamientos,<br />
hábitos, palabras y acciones enmohecidos.<br />
“Si confesamos nuestros pecados, Dios,<br />
que es fiel y justo, nos los perdonará y nos<br />
limpiará de toda maldad (1 Juan 1:9).<br />
• ELIMINE las cosas o personas que provocan<br />
la contaminación. Ocúpese de “despojarse<br />
del lastre que le estorba, en especial del<br />
pecado que lo asedia” (Hebreos 12:1).<br />
• CREE un entorno piadoso para que no<br />
pueda crecer el moho. Estudie, medite y<br />
obedezca la Palabra de Dios. Ore. Preste<br />
atención para oír la voz del Señor. Escuche<br />
canciones de alabanza y asista a una iglesia<br />
local para tener apoyo, crecimiento, supervisión<br />
y guía. “Si vivimos en la luz…tenemos<br />
comunión unos con otros” (1 Juan 1:7).<br />
REFLEXIÓN: Mantener el espíritu<br />
sano es un compromiso diario. ¿Qué<br />
paso le pide Dios que dé hoy para<br />
eliminar el moho de su corazón?<br />
¿NECESITA DESCANSO?<br />
“Vengan a mí todos ustedes que<br />
están cansados y agobiados, y yo<br />
les daré descanso.” –Mateo 11:28<br />
Jared Emerson, Artist, jaredemerson.com<br />
¿Necesita descanso? ¿Paz? ¿Libertad? ¿Perdón? ¿Restauración?<br />
Clame a Jesús, acéptelo como su Salvador, y será hecho completo.<br />
Ore: “Jesús, te invito a mi vida. Confieso que soy un pecador y<br />
necesito un Salvador. Gracias por perdonar mis pecados y por<br />
hacerme de nuevo. Gracias por sacrificar tu vida por mí para que yo<br />
pueda tener una nueva vida en ti. Recibo, por fe, el perdón de mis<br />
pecados. Toma mi vida, mi pasado y mi futuro. Guía mis pasos y<br />
habla a mi corazón, Señor. Úsame, Dios. Amén.”<br />
Queremos saber de su decisión y ayudarlo a crecer en su fe.<br />
Escriba a: PO Box 2751, Greenville, NC 27836.<br />
VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />
Número 02 / 2021<br />
29s
DEL PADRE<br />
Eres parte de un plan mayor<br />
MI AMADO: EN ESTE MUNDO QUE PARECE envuelto<br />
en el caos y el desorden, con tantas cosas tremendas<br />
que están ocurriendo, no temas. Yo te veo.<br />
No importa qué pequeño te sientas al compararte.<br />
Te veo y te amo. He contado cada cabello de tu cabeza<br />
(Lucas 12:7).<br />
No tienes por qué sentirte culpable ni esconderte de<br />
Mí, porque las cosas que percibes como errores y las<br />
elecciones que ves como fracasos no impiden que te<br />
ame. Así y todo, puedes sentirte seguro a Mi sombra y al<br />
hacerlo, verás cómo Mi amor protege tu corazón de los<br />
dardos despiadados de la vida.<br />
Sabrás qué importante eres para Mí y te verás a ti<br />
mismo en Mi realidad—como Yo te veo a ti—como parte<br />
del gran plan que tengo para darte prosperidad, al tiempo<br />
que tu alma prospera en Mí (3 Juan 2).<br />
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