Revista Economía, Sociedad y Territorio vol XX num 65
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ISSN 1405-8421<br />
<strong>vol</strong>. <strong>XX</strong>I, núm. <strong>65</strong>, enero-abril de 2021<br />
Antonio Dávila Rodríguez, Luis Carlos Alatorre Cejudo<br />
y Luis Carlos Bravo-Peña<br />
Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo urbano<br />
en la metrópolis de Chihuahua<br />
Spatio-temporal e<strong>vol</strong>ution analysis of urban land use in the metropolis of Chihuahua<br />
Karla Cecilia Jaimes Maruri, Luis Alberto Morales Zamorano<br />
y Xochitl Jasso-Arriaga<br />
Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín,<br />
Baja California, México?<br />
Is agritourism an opportunity and challenge for the Valle of San Quintin, Baja California, México?<br />
Gloria Jovita Guadarrama Sánchez y Pamela Monserrat Pichardo Martínez<br />
La apropiación y el uso del espacio público urbano.<br />
Los comunes en el parque urbano<br />
Appropriation types and use of the urban public space. The commons in the urban park<br />
Graciela Aparecida Profeta, Ivens Nunes Thomaz, Patrícia de Melo Abrita Bastos<br />
y Vladimir Faria dos Santos<br />
Determinantes dos preços de ingressos de futebol<br />
do campeonato brasileiro, 2012 a 2018<br />
Determinants of soccer tickets prices of the Brazilian championship, 2012-2018<br />
Angelina Peña-Puch, Juan Carlos Pérez-Jiménez, Alfonso Munguía-Gil<br />
y Alejandro Espinoza-Tenorio<br />
Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso<br />
de las pesquerías de Campeche, México<br />
Social-ecological systems as a management unit: the case of Campeche fisheries, Mexico
El Colegio Mexiquense:<br />
Contenido<br />
Comité editorial<br />
de El Colegio Mexiquense:<br />
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong><br />
y <strong>Territorio</strong><br />
Director:<br />
Editor:<br />
Consejo editorial:<br />
Consejo asesor<br />
internacional:<br />
César Camacho Quiroz Presidente<br />
José Antonio Álvarez Lobato Secretario General<br />
Raymundo C. Martínez García Coordinador de Investigación<br />
Raymundo C. Martínez García<br />
Sebastián Nelson Rivera Mir<br />
Arlette Covarrubias Feregrino<br />
Emma Liliana Navarrete López<br />
Luis Alberto Martínez López<br />
Mario González Ruiz<br />
José Antonio Álvarez Lobato<br />
Tania Lilia Chávez Soto<br />
Carlos Félix Garrocho Rangel<br />
Gustavo Abel Guerrero Rodríguez<br />
Correo-e: est@cmq.edu.mx; gguerrero@cmq.edu.mx<br />
Francisco Alba El Colegio de México, México<br />
José Blanco Universidad Nacional Autónoma de México, México<br />
Daniel Hiernaux-Nicolas Universidad Autónoma Metropolitana, México<br />
Soledad Loaeza El Colegio de México, México<br />
Martha Schteingart El Colegio de México, México<br />
Kurt Unger Centro de Investigación y Docencia Económicas, México<br />
Rosario Rogel Salazar Universidad Autónoma del Estado de México, México<br />
Pablo Ciccolella Universidad de Buenos Aires, Argentina<br />
Juan Luis Klein Université de Quebéc en Montréal, Canadá<br />
David Phillips Lingnan University, Hong Kong<br />
Harry W. Richardson University of Southern California, Los Ángeles, EE. UU.<br />
Joseph L. Scarpaci Center for the Study of Cuban Culture + Economy.<br />
David M. Smith University of London, Londres, Inglaterra<br />
Peter Ward University of Texas at Austin, Texas, EE. UU.<br />
José Luis Coraggio Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina<br />
1<br />
Comité editorial: Carlos Félix Garrocho Rangel, Gloria Jovita Guadarrama Sánchez,<br />
Daniel Gutiérrez Martínez, Boris Graizbord y Gustavo Abel Guerrero Rodríguez.<br />
Equipo editorial: Gustavo Abel Guerrero Rodríguez, Blanca Estela Arzate González<br />
y Sayra Gutiérrez Valdespino.<br />
Corrección de estilo: Zujey García Gasca, Alejandra García<br />
y Gustavo Abel Guerrero Rodríguez.<br />
Diseño de interiores y portada: Luis Alberto Martínez López.<br />
Formación y composición tipográfica: María Eugenia Valdes Hernández.<br />
La revista no asume ninguna responsabilidad por las opiniones expresadas en los textos<br />
firmados.<br />
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong> pertenece a la categoría Competencia Internacional del<br />
Sistema de Clasificación de <strong>Revista</strong>s Mexicanas de Ciencia y Tecnología (scrmcyt) del<br />
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Latina y el Caribe (Redalyc); Scientific Electronic Library Online (scielo); Directory of<br />
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<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong> es una publicación cuatrimestral de El Colegio Mexiquense, a. c.<br />
Suscripción anual (por tres números): México, 240 pesos. En Estados Unidos, Canadá, Centro y<br />
Sudamérica, 50 usd. Resto del mundo, 60 usd. Estos costos incluyen el envío por correo postal<br />
ordinario, si el suscriptor desea otro tipo de envío, correrá por su cuenta.<br />
Redacción y administración: El Colegio Mexiquense, A. C.<br />
D.R. © El Colegio Mexiquense, a.c.<br />
ECONOMÍA, SOCIEDAD Y TERRITORIO, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, enero-abril de 2021, es una publicación<br />
cuatrimestral. Editor responsable: Gustavo Abel Guerrero Rodríguez. Exhacienda Santa Cruz de<br />
los Patos, s/n, col. Cerro del Murciélago, Zinacantepec, C.P. 51350, México, tel. 72 22 79 99 08 ext.<br />
183, . Reservas de derechos al uso exclusivo núm. 04-2009-100712390600-102,<br />
ISSN 1405-8421. Licitud de título núm. 10509; Licitud de contenido núm. 7418, ambos otorgados<br />
por la Comisión Calificadora de Publicaciones y <strong>Revista</strong>s Ilustradas de la Secretaría de Gobernación.<br />
Impresa en los talleres de Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V., Calle 2, núm. 21, Col. San Pedro<br />
de los Pinos, Alcaldía Benito Juárez, 03800 Ciudad de México, México, se terminó de imprimir el<br />
27 de diciembre de 2020. Impresa y hecha en México / printed and made in Mexico.
Contenido<br />
1<br />
<strong>Revista</strong> <strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong><br />
Editada por<br />
El Colegio Mexiquense, a.c.<br />
La revista <strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong> publica cuatrimestralmente artículos científicos<br />
derivados de investigaciones originales en ciencias sociales, que profundizan la comprensión<br />
de fenómenos sociales en las dimensiones urbana, metropolitana y regional.<br />
EST prioriza propuestas interdisciplinarias que integran conceptos espaciales (e.g.<br />
localización absoluta y relativa, distancia, relaciones espaciales, lugar, proximidad, espacialidad).<br />
Por tanto, EST se orienta a las “Ciencias Sociales Espacialmente Integradas”<br />
(CSEI). Esto es: reconoce el papel clave que juega el espacio (y el tiempo) en la sociedad<br />
humana y su importancia para entender mejor múltiples procesos sociales.<br />
Por lo anterior, EST se dirige a investigadores, profesores y estudiantes de todos los<br />
campos de las ciencias sociales, que entienden: i. Al espacio y al tiempo como componentes<br />
estratégicos para comprender mejor múltiples procesos sociales: y, ii. Las ventajas de hacer<br />
investigación en ciencias sociales con un enfoque interdisciplinario, aplicando métodos<br />
cuantitativos de corte espacial (e.g. estadística y econometría espacial) y utilizando alta<br />
tecnología (e.g. Sistemas de Información Geográfica, aplicaciones informáticas ad-hoc). Por<br />
lo anterior, el campo científico que aborda EST se traslapa con diversas áreas de las ciencias<br />
exactas (e.g. informática) y de la salud (e.g. salud pública, epidemiología).<br />
EST se enfoca, principalmente, a países y comunidades científicas iberoamericanas. Sin<br />
embargo, su alcance geográfico es global, ya que es una revista de acceso abierto y su contenido<br />
puede reproducirse libremente, siempre y cuando se dé crédito a los autores y a la <strong>Revista</strong>.<br />
Todos los artículos son evaluados por dos dictaminadores anónimos, expertos nacionales<br />
o internacionales en el tema del artículo y externos a la institución de origen del<br />
autor. Se reciben postulaciones en español, inglés o portugués. No existe cobro alguno<br />
para los autores en ninguna de las etapas que conforman el proceso de postulación, dictaminación<br />
y publicación. El formato de publicación es electrónico, mediante su edición<br />
en PDF y próximamente en XML, y en versión impresa. Las instrucciones para los autores<br />
se pueden consultar en la página de internet de EST: <br />
<strong>Revista</strong> <strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong><br />
El Colegio Mexiquense, a.c.<br />
Exhacienda Santa Cruz de los Patos,<br />
Zinacantepec, México<br />
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Vía correo electrónico: est@cmq.edu.mx<br />
Teléfonos: +52 72 22 18 01 00, 72 22 79 99 08 ext. 183.
2 Contenido<br />
Journal <strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong><br />
Edited by<br />
El Colegio Mexiquense, a.c.<br />
The journal <strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong> is published on a quarterly basis and features<br />
scientific papers derived from original research results in social sciences, which enhance<br />
the understanding of social phenomena in urban, metropolitan, and regional dimensions.<br />
EST prioritize interdisciplinary proposals integrating spatial concepts (i.e. absolute and<br />
relative location, distance, spatial relationships, place, proximity, spatiality). Therefore,<br />
EST is oriented towards the Spatially Integrated Social Sciences (SISS). That is to say: it<br />
recognizes the key role space (and time) plays in society and its importance to better<br />
understand multiple social processes.<br />
Consequently, EST is aimed at researchers, professors, and students of all the areas in<br />
social sciences that understand: i. Space and time as strategic elements to provide better<br />
insight into multiple social processes: and, ii. The advantages of researching social sciences<br />
with an interdisciplinary approach, applying quantitative and spatial methods (i.e.<br />
spatial statistics and econometrics) and using cutting-edge technology (i.e. Geographic<br />
Information Systems, and ad hoc informatic applications. Therefore, EST scientific field<br />
combines diverse areas of the exact sciences (i.e. informatics) and of health (i.e. public<br />
health, epidemiology).<br />
EST focuses mainly on Iberoamerican countries and scientific communities. However,<br />
its geographic scope is global because it is an open access journal and its content can<br />
be freely reproduced, provided the authors and Journal are given credit.<br />
All articles are reviewed by anonymous, national or international expert peers on the<br />
topic of the article and outside the author’s institution. Applications in Spanish, English,<br />
or Portuguese are considered. There is not a charge for authors in any of the stages of the<br />
application, evaluation and publishing processes. Publishing format is distributed in<br />
digital versions (PDF and soon, XML), as well as in print version. Guidelines for authors<br />
can be accessed through EST website: .<br />
<strong>Revista</strong> <strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong><br />
El Colegio Mexiquense, a.c.<br />
Exhacienda Santa Cruz de los Patos,<br />
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E-mail: est@cmq.edu.mx<br />
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Contenido<br />
3<br />
Vol. xxi, núm. <strong>65</strong>, enero-abril de 2021<br />
CONTENIDO<br />
Artículos de investigación<br />
Antonio Dávila Rodríguez, Luis Carlos Alatorre Cejudo<br />
y Luis Carlos Bravo-Peña<br />
Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo<br />
urbano en la metrópolis de Chihuahua 1<br />
Karla Cecilia Jaimes Maruri, Luis Alberto Morales Zamorano<br />
y Xochitl Jasso-Arriaga<br />
Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle<br />
de San Quintín, Baja California, México? 29<br />
Gloria Jovita Guadarrama Sánchez y Pamela Monserrat<br />
Pichardo Martínez<br />
La apropiación y el uso del espacio público urbano.<br />
Los comunes en el parque urbano 57<br />
Graciela Aparecida Profeta, Ivens Nunes Thomaz, Patrícia<br />
de Melo Abrita Bastos y Vladimir Faria dos Santos<br />
Determinantes dos preços de ingressos de futebol<br />
do campeonato brasileiro, 2012 a 2018 87
4 Contenido<br />
Angelina Peña-Puch, Juan Carlos Pérez-Jiménez,<br />
Alfonso Munguía-Gil y Alejandro Espinoza-Tenorio<br />
Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso<br />
de las pesquerías de Campeche, México 113<br />
Osvaldo García Mata<br />
Una aproximación regional al alfabetismo financiero<br />
en México 147<br />
Rodrigo Tovar Cabañas , María de Jesús Ávila Sánchez,<br />
Rocío del Carmen Vargas Castilleja y Julio Cesar Rolón-Aguilar<br />
Vulnerabilidad socioeconómica, cambio climático<br />
e incremento del nivel del mar en Matamoros, Tamaulipas 179<br />
Karen Velázquez-González, Salvador Adame-Martínez,<br />
Guadalupe Hoyos Castillo y Georges Seingier<br />
Resiliencia de los municipios costeros del Pacífico mexicano<br />
ante desastres socionaturales 205<br />
Raniella Orquiza da Silva, Waldemiro Peterle Neto<br />
y Evandro Camargos Teixeira<br />
Sistema de inovação e crescimento econômico: uma análise<br />
de painel dinâmico para o período 2006-2016 239<br />
Fernando Jaramillo Monroy, Elisabet Verónica Wehncke<br />
Rodríguez, Víctor Hugo Flores Armillas, Oscar Mario Pohle<br />
Morales y Xavier López-Medellín<br />
Enfoque regional de manejo integrado del agua en<br />
la microcuenca El Pantano, Morelos, México 275<br />
Reseña<br />
José Gabriel Aguilar Barceló y Santos Leyva-López<br />
Mitigando la crisis económica del COVID: actuar rápido<br />
y hacer lo que sea necesario.<br />
Reseña del libro: Baldwin, Richard and Weder di Mauro,<br />
Beatrice (eds.) (2020), Mitigating the COVID economic<br />
crisis: Act fast and do whatever it takes, VoxEU.org eBook,<br />
CEPR Press, Londres, 219 pp., ISBN: 978-1-912179-29-9 305
Contenido<br />
5<br />
Vol. xxi, nr. <strong>65</strong>, January-April 2021<br />
TABLE OF CONTENTS<br />
Research articles<br />
Antonio Dávila Rodríguez, Luis Carlos Alatorre Cejudo<br />
and Luis Carlos Bravo-Peña<br />
Spatio-temporal e<strong>vol</strong>ution analysis of urban land use in<br />
the metropolis of Chihuahua 1<br />
Karla Cecilia Jaimes Maruri, Luis Alberto Morales Zamorano<br />
and Xochitl Jasso-Arriaga<br />
Is agritourism an opportunity and challenge for the Valle<br />
of San Quintin, Baja California, México? 29<br />
Gloria Jovita Guadarrama Sánchez and Pamela Monserrat<br />
Pichardo Martínez<br />
Appropriation types and use of the urban public space.<br />
The commons in the urban park 57<br />
Graciela Aparecida Profeta, Ivens Nunes Thomaz y Patrícia<br />
de Melo Abrita Bastos and Vladimir Faria dos Santos<br />
Determinants of soccer tickets prices of the Brazilian<br />
championship, 2012-2018 87
6 Contenido<br />
Angelina Peña-Puch, Juan Carlos Pérez-Jiménez, Alfonso<br />
Munguía-Gil and Alejandro Espinoza-Tenorio<br />
Social-ecological systems as a management unit:<br />
the case of Campeche fisheries, Mexico 113<br />
Osvaldo García Mata<br />
A regional approach to financial literacy in Mexico 147<br />
Rodrigo Tovar Cabañas , María de Jesús Ávila Sánchez, Rocío<br />
del Carmen Vargas Castilleja and Julio Cesar Rolón-Aguilar<br />
Socioeconomic vulnerability, climate change and sea level<br />
increase in Matamoros, Tamaulipas 179<br />
Karen Velázquez-González, Salvador Adame-Martínez,<br />
Guadalupe Hoyos Castillo and Georges Seingier<br />
Resilience to socio-natural disasters of Mexican Pacific<br />
coastal municipalities 205<br />
Raniella Orquiza da Silva, Waldemiro Peterle Neto<br />
and Evandro Camargos Teixeira<br />
Innovation and economic growth system: an analysis<br />
of dynamic panel for the period 2006-2016 239<br />
Fernando Jaramillo Monroy, Elisabet Verónica Wehncke<br />
Rodríguez, Víctor Hugo Flores Armillas, Oscar Mario Pohle<br />
Morales and Xavier López-Medellín<br />
Regional approach to integrated water management in<br />
the small watershed El Pantano, Morelos, Mexico 275<br />
Review<br />
José Gabriel Aguilar Barceló and Santos Leyva-López<br />
Mitigating the COVID economic crisis: Act fast and do<br />
whatever it takes.<br />
Review of: Baldwin, Richard and Weder di Mauro,<br />
Beatrice (eds.) (2020), Mitigating the COVID economic<br />
crisis: Act fast and do whatever it takes, VoxEU.org eBook,<br />
CEPR Press, Londres, 219 pp., ISBN: 978-1-912179-29-9 305
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27.<br />
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
DOI: https://doi.org/10.22136/est20211618<br />
Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espaciotemporal<br />
del uso de suelo urbano en<br />
la metrópolis de Chihuahua<br />
1<br />
Spatio-temporal e<strong>vol</strong>ution analysis of urban<br />
land use in the metropolis of Chihuahua<br />
Antonio Dávila Rodríguez*<br />
Luis Carlos Alatorre Cejudo*<br />
Luis Carlos Bravo-Peña*<br />
Abstract<br />
This research aims to monitor the change in spatial distribution patterns of urban<br />
land use that has occurred in the inter-municipal pressure zone of Chihuahua in the<br />
period 1995 to 2015. FRAGSTATS software was used to calculate the analysis metrics<br />
of the landscape ecology. Results indicate that the growth of the land destined for<br />
housing occurring in the study period is in line with the dispersed city model, characterized<br />
by low building density and the preponderance of private road transport.<br />
Keywords: urban sprawl, metropolitan area, FRAGSTATS<br />
Resumen<br />
La presente investigación tiene como objetivo la monitorización del cambio en<br />
los patrones de distribución espacial del uso del suelo urbano que se ha presentado<br />
en la zona de presión intermunicipal de Chihuahua en el periodo 1995-2015.<br />
Se utilizó el software FRAGSTATS para el cálculo de las métricas de análisis de<br />
la ecología del paisaje. Los resultados indican que el crecimiento del suelo destinado<br />
a vivienda que se presentó en el periodo de estudio se encuentra en<br />
consonancia con el modelo de ciudad dispersa, caracterizado por la baja densidad<br />
edificatoria y la preponderancia del transporte privado por carretera.<br />
Palabras clave: expansión urbana, zona metropolitana, FRAGSTATS.<br />
* Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, correos-e: gadrguez@gmail.com, luis.alatorre@uacj.<br />
mx, luis.bravo@uacj.mx
2 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
Introducción<br />
El modelo de crecimiento urbano de las ciudades ha propiciado que los<br />
planificadores del espacio urbano implementen mejores formas de manejo<br />
de paisajes a una variedad de escalas a través del espacio y del tiempo. En<br />
el proceso de crecimiento y expansión de las ciudades se adhieren y absorben<br />
tierras con aptitud diferente a la urbana, que pueden representar un<br />
beneficio medioambiental y en su proceso generan un modelo de crecimiento<br />
desordenado (Dávila Rodríguez et al., 2017). Este modelo urbano<br />
se caracteriza por su dispersión y fragmentación; sigue un patrón de baja<br />
densidad que demanda a diario largos y costosos viajes, poco accesibles y<br />
de baja calidad (Cortés Lara, 2016; Ustaoglu and Williams, 2017).<br />
El factor urbano es uno de los principales elementos de deterioro<br />
ambiental en cuanto que concentra excesivos <strong>vol</strong>úmenes poblacionales,<br />
ocupa grandes extensiones de suelo, demanda fuertes dotaciones de energéticos,<br />
genera cantidades impresionantes de desperdicios y residuos y<br />
agota exponencialmente los recursos naturales básicos de sus áreas periféricas<br />
(Cortés Lara, 2016; Esquivel Ceballos et al., 2019).<br />
La ciudad de Chihuahua, al igual que otras ciudades en México y<br />
Latinoamérica, expresa en su configuración espacial una forma de crecimiento<br />
caótico, donde el suelo no urbano colindante se va integrando a<br />
la mancha urbana sin orden ni concierto, a menudo con la creación de<br />
nuevas zonas urbanas en forma de parches aislados, alejados entre sí<br />
(Heinrichs et al., 2009). En esta configuración espacial, conocida como<br />
salto de rana (Heim, 2001), desempeña un papel central la ausencia o<br />
debilidad de instrumentos jurídicos que orienten espacialmente la ampliación<br />
de la ciudad bajo un patrón más compacto (Bazant, 2001), que<br />
consolide con infraestructura y equipamiento las áreas ya ocupadas, en<br />
lugar de permitir la ampliación de la mancha urbana hacia nuevas zonas.<br />
También se identificaron problemas de crecimiento desordenado sobre<br />
terrenos topográficamente inadecuados, que dan origen a asentamientos<br />
irregulares donde la dotación de infraestructura resulta altamente costosa;<br />
asimismo se detectaron áreas subutilizadas, de tal modo que, como consecuencia<br />
del crecimiento desordenado, la ciudad se encuentra desarticulada<br />
vialmente, con incompatibilidad de usos, mala distribución de<br />
equipamiento, destrucción de elementos con valor histórico y artístico, en<br />
déficit de vivienda y en deterioro constante del medio natural por las<br />
acciones del hombre (Implan, 2015).<br />
La monitorización y seguimiento de los cambios en los patrones de<br />
ocupación urbana que tienen lugar en las áreas metropolitanas se han<br />
realizado a través de la exploración de las características espaciales. Esto<br />
es posible mediante la aplicación de métricas o índices de análisis
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
3<br />
espacio-temporales del paisaje. En este sentido, la ecología del paisaje<br />
se ha utilizado para los estudios urbanos y semiurbanos (Aguilera-<br />
Benavente, 2008). Los índices del paisaje que presenta el software FRAGS-<br />
TATS (McGarigal and Marks, 1995) complementan las estadísticas de<br />
ocupación de los usos del suelo, que tradicionalmente se aplicaba como<br />
único instrumento de valoración (Herzog and Lausch, 2001). La fragmentación,<br />
forma, aislamiento, conectividad, compacidad y elongación<br />
son indicadores que se utilizan para medir las características espaciales<br />
útiles en identificar y definir las propiedades espaciales de varios tipos de<br />
paisajes (Mateucci y Silva, 2005; Cocero Matesanz et al., 2010; Cheng et<br />
al., 2017), especialmente los urbanos (Herold et al., 2005). Este tipo de<br />
métricas aportan nuevas posibilidades de análisis de los patrones de ocupación<br />
(Alberti, 1999), las formas de ocupación urbana (Herold et al.,<br />
2003), escenarios futuros (Franco et al., 2005) y modelos de simulación<br />
(Berling-Wolff and Wu, 2004). Son varios los trabajos que utilizan los<br />
índices de análisis espacial como un instrumento útil en la planificación<br />
y el seguimiento de los procesos de cambio del paisaje en las metrópolis<br />
desde el punto de vista urbano (Franco et al., 2005; Caneparo, 2007;<br />
Prato, 2007; Geoghegan et al., 1997; Alberti and Marzluff, 2004; Mateucci<br />
y Silva, 2005).<br />
Con base en lo anterior, el objetivo principal de esta investigación es<br />
describir la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo urbano en la zona<br />
metropolitana de Chihuahua en el periodo 1995-2015 tomando como<br />
base las tres localidades urbanas que conforman la zona de presión intermunicipal,<br />
desde la perspectiva del desarrollo urbano sustentable; en<br />
proceso de investigación se usaron imágenes de satélite Landsat-TM5 y<br />
software libre, como una alternativa en la adquisición de datos de bajo<br />
costo; asimismo se emplearon métodos basados en técnicas de teledetección.<br />
Por lo tanto, se pretende dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿cuál<br />
es el patrón espacio-temporal del crecimiento urbano en la zona de presión<br />
intermunicipal de Chihuahua?, así como a las preguntas específicas: ¿cuál<br />
es el potencial de cambio y cuál es el potencial de transición en la cobertura<br />
y uso de suelo que sufrió la zona de presión intermunicipal de Chihuahua<br />
durante el periodo de 1995-2015?<br />
1. Materiales y Métodos<br />
1.1. Descripción del área de estudio<br />
El estado de Chihuahua con su capital homónima cuenta con 67 alcaldías,<br />
tiene una extensión de 247,460 km 2 , la cual representa 12.6% del territorio<br />
nacional. Su población en 2015 fue de 3,556,574 habitantes, lo que
4 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
representa 3.0% del total del país, 85% de su población es urbana y<br />
15% rural. La zona metropolitana de Chihuahua (ZMCH) (mapa 1)<br />
se conforma de tres municipios: Aldama, Aquiles Serdán y Chihuahua<br />
(Conapo, 2015); entre los tres suman 918,339 habitantes, que representan<br />
25.82% con respecto al estado. La determinación del área de<br />
estudio (mapa 2) se realizó con base en la zona de presión intermunicipal<br />
conformada por las áreas susceptibles a desarrollar urbanísticamente<br />
ubicada entre los tres municipios conurbados, la cual se encuentra<br />
actualmente inmersa en una fuerte presión inmobiliaria considerando<br />
el desarrollo limítrofe de fraccionamientos en los límites municipales<br />
(Implan, 2015). Además, 97.94% de los habitantes de la ZMCH vive<br />
en las tres localidades clasificadas como urbanas, de las 1268 que la<br />
integran (Inegi, 2020).<br />
Mapa 1<br />
Zona metropolitana de Chihuahua<br />
Fuente: elaboración propia con base en “Delimitación de las zonas metropolitanas de México<br />
2015”. Mapa elaborado en ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
5<br />
Mapa 2<br />
Área de estudio<br />
Fuente: elaboración propia con base en datos obtenidos del Instituto Municipal de Planeación<br />
de Chihuahua. Mapa elaborado en ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).<br />
1.2. Fuentes de datos<br />
Se utilizaron tres escenas de satélite del sensor Landsat TM 1995, 2005<br />
y 2015. El Path/Row correspondiente a la localización de la imagen con<br />
relación al índice Landsat fue el 32-40. Los datos y análisis de la información<br />
fueron soportados y procesados en el software RStudio (2009)<br />
Versión 1.1.463, ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016) y FRAGSTATS<br />
Versión 4.2 (McGarigal and Marks, 1995). Para el análisis de cambio de<br />
cobertura y uso de suelo se tomaron como base las imágenes de 1995 y<br />
de 2015.<br />
1.3. Procesamiento de las imágenes de satélite<br />
Todas las imágenes fueron preprocesadas por el U.S Geological Survey<br />
(USGS, 2019) usando métodos estándar de procesamiento, que incluyen<br />
corrección geométrica, calibración radiométrica y corrección por terreno;<br />
también fue necesario hacer una conversión de nivel digital (ND) a<br />
valores de reflectancia con la intención de comparar los cambios (Chuvieco,<br />
2000).
6 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
1.4. Sobreposición de bandas<br />
Como procedimiento base, las bandas de Landsat TM fueron sobrepuestas<br />
entre sí para lograr una conjunción en una sola imagen, procedimiento<br />
que se aplicó utilizando código de RStudio. Este procedimiento generalmente<br />
se lleva a cabo en el software IDRISI; sin embargo, como una<br />
novedad y algo poco usado se utilizó el software RStudio (2009), como<br />
una alternativa de software libre y de bajo costo. En el análisis geoespacial<br />
fue empleado Arcmap de ArcGis 10.5 (ESRI, 2016). Las imágenes satelitales<br />
fueron tratadas con métodos estándar de acuerdo con los requerimientos<br />
que sugiere Chuvieco (2000) para el análisis de cambio de<br />
cobertura y uso del suelo. Por último, se calculó la tasa de cambios de la<br />
zona de presión intermunicipal de Chihuahua utilizando la fórmula de<br />
interés compuesto (Puyravaud, 2003) para el periodo de 1995-2015.<br />
1.5. Selección de índices de paisaje<br />
Una vez obtenida la clasificación supervisada de las imágenes Landsat TM<br />
para cada una de las fechas in<strong>vol</strong>ucradas en el periodo de estudio es<br />
importante convertir el archivo a formato TIF para que pueda ser procesado<br />
por el software FRAGSTATS (McGarigal and Marks, 1995). Para<br />
poder aplicar los índices de paisaje es necesario llevar a cabo un proceso<br />
de selección de los mismos, puesto que el número existente de ellos es<br />
muy amplio (Botequilha Leitao and Ahern, 2002). Se seleccionaron<br />
aquellos que cumplen con las características espaciales en lo que respecta<br />
a fragmentación, forma y dispersión (Botequilha Leitao et al., 2006).<br />
El conjunto de índices seleccionados es el siguiente: Número de Manchas<br />
(NP): Esta métrica nos aporta información de la medida en que un<br />
uso se encuentra dividido o fragmentado. Densidad de Manchas (PD):<br />
Equivale al número de manchas de ese uso dividido por al área total de<br />
la zona de estudio.<br />
Tamaño Medio de las Manchas (AREA_MN): nos aporta una medida<br />
de la superficie media de las manchas individuales de un uso determinado.<br />
Compacidad Media de los Fragmentos (GYRATE_MN): esta métrica<br />
aporta una idea de la compacidad de los diferentes fragmentos, o en<br />
sentido inverso, de su elongación.<br />
Índice de Forma (SHAPE): nos aporta una medida de la complejidad<br />
de la forma de las manchas de un determinado uso, a través de la relación<br />
entre el perímetro y la superficie. Distancia Media a las Manchas más<br />
Próximas (ENN_MN): aporta información acerca del grado de aislamiento<br />
de las manchas de un determinado uso.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
7<br />
2. Resultados<br />
2.1. Composición de bandas<br />
Para lograr los valores resultado de cada índice, ha sido necesaria la obtención<br />
de las imágenes de los usos del suelo urbano en la zona de presión<br />
intermunicipal de Chihuahua. Para ello fue necesario el análisis de imágenes<br />
de satélite multiespectrales con el objetivo de generar mapas base de<br />
cobertura y uso de suelo. El análisis preliminar de estos insumos permite<br />
obtener una representación real de las condiciones actuales y pasadas de las<br />
coberturas del uso del suelo y vegetación.<br />
Las imágenes de falso color o RGB (Red, Green, Blue) consiste en la<br />
combinación de tres bandas de información para formar una imagen en<br />
color. Con este tipo de combinaciones se pretende extraer y resaltar la<br />
información en función de los colores resultantes.<br />
En este trabajo de investigación el empleo de imágenes Landsat TM5<br />
proporcionó los elementos necesarios para obtener mapas base, conformados<br />
de las siguientes combinaciones de las bandas 3 (0.63-0.69 μm), 4<br />
(0.76-0.90 μm) y 7 (2.08-2.35 μm) en el orden del espectro visible rojo,<br />
verde y azul (RGB), fueron las seleccionadas y las que mostraron un buen<br />
nivel de detalle en la discriminación de las coberturas vegetales para los<br />
periodos evaluados de 1995, 2005 y 2015.<br />
Dichos mapas muestran las características de las condiciones de uso<br />
de suelo y vegetación en 1995 (mapa 3) y las mismas condiciones, con<br />
ligeros cambios espaciales, para las imágenes de 2005 (mapa 4) y de<br />
2015 (mapa 5).<br />
Las composiciones en falso color manifiestan buen contraste en las<br />
tres fechas evaluadas, evidenciando que la banda que corresponde al<br />
infrarrojo cercano (banda 4) es clave en el análisis de imágenes de satélite,<br />
cuyo objetivo principal sea determinar cambios entre las coberturas que<br />
componen el territorio.
8 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
Mapa 3<br />
Composición en falso color de la escena Landsat TM del año 1995<br />
Fuente: elaboración propia con base en la imagen Landsat LT05_L1TP_032040_19950529_<br />
20170107_01_T1 TM obtenida en U.S. Geological Survey. Mapa elaborado en RStudio (2009)<br />
Versión 1.1.463 y ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).<br />
Mapa 4<br />
Composición en falso color de la escena Landsat TM del año 2005<br />
Fuente: elaboración propia con base en la imagen Landsat LT05_L1TP_032040_20050508_<br />
20161126_01_T1 TM obtenida en U.S. Geological Survey. Mapa elaborado en RStudio (2009)<br />
Versión 1.1.463 y ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
9<br />
Mapa 5<br />
Composición en falso color de la escena Landsat TM del año 2015<br />
Fuente: elaboración propia con base en la imagen Landsat LC08_L1TP_032040_20150520_<br />
20170301_01_T1 TM obtenida en U.S. Geological Survey. Mapa elaborado en RStudio (2009)<br />
Versión 1.1.463 y ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).<br />
2.2. Clasificación multiespectral<br />
En los mapas 3 y 5 se observa la distribución de la vegetación presente en<br />
la clasificación para 1995 y 2015, respectivamente, que se encuentra definida<br />
por el límite de presión intermunicipal de Chihuahua, es decir, más de la<br />
suma de los tres centros de población de las tres localidades urbanas que<br />
conforman la zona metropolitana de Chihuahua (mapa 6).<br />
En la determinación de las superficies de 1995 (tabla 1), las comunidades<br />
más ampliamente distribuidas eran las de matorral, con 66,244.40<br />
hectáreas (ha) (45.74%), seguidas de las comunidades de pastizal con<br />
47,692.53 ha (32.92%) y la agricultura de riego y temporal con 19,454.22<br />
ha que aproximadamente equivale a 13.43% del área de estudio. Los asentamientos<br />
humanos o áreas urbanas ocupaban 9263.61 ha y estaban representados<br />
principalmente por la ciudad de Chihuahua como el principal<br />
polo de desarrollo de la zona metropolitana. En los resultados de las superficies<br />
de la vegetación presente en 2015 (tabla1), se observa claramente<br />
que siguen el mismo comportamiento respecto al porcentaje en su distribución;<br />
sin embargo, se observa una disminución considerable en la<br />
categoría de Agricultura de riego y temporal y un aumento en la categoría<br />
de Asentamientos humanos.
10 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
Mapa 6<br />
Zona de presión intermunicipal de la ZMCH<br />
y Centros de Población<br />
Fuente: elaboración propia con base en datos obtenidos del Instituto Municipal de Planeación<br />
de Chihuahua. Mapa elaborado en ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).<br />
Tabla 1<br />
Superficies de la cobertura de uso de suelo y vegetación de la<br />
clasificación 1995 y 2015<br />
Tipo de Cobertura<br />
Superficie<br />
1995 (ha)<br />
% Superficie<br />
2015 (ha)<br />
Ah Asentamientos humanos 9263.61 6.39 19,457.73 13.43<br />
Art Agricultura de riego y temporal 19,454.22 13.43 8272.53 5.71<br />
Cm Comunidades de matorral 66,254.40 45.74 66,726.09 46.05<br />
Cp Comunidades de pastizal 47,692.53 32.92 47,580.21 32.84<br />
Ca Cuerpos de agua 84.87 0.06 345.24 0.24<br />
Bep Bosques de encino-pino 2108.43 1.46 2511.27 1.73<br />
TOTAL 144,858.06 100.00 144,893.07 100.00<br />
Fuente: elaboración propia con base en resultados del cambio de cobertura y uso de suelo.<br />
%
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
11<br />
2.3. Análisis de cambios (Potencial de cambio y Potencial<br />
de Transición)<br />
La comparación de imágenes clasificadas con respecto al periodo evaluado<br />
se presenta en la tabla 2, en la cual se detallan los cambios ocurridos en<br />
el lapso de 10 años. Los resultados del análisis se efectuaron tomando<br />
como base las clasificaciones independientes de cada fecha. El cambio<br />
más importante y evidente se presentó en la clase de asentamientos humanos<br />
con una tasa de cambio de 52.39%, lo que equivale a 10,194.12<br />
hectáreas.<br />
Tabla 2<br />
Análisis de cambios de las coberturas y usos del suelo<br />
presentes en el área de estudio<br />
Tipo de cobertura<br />
Superficie<br />
1995 (ha)<br />
Superficie<br />
2015 (ha))<br />
Diferencia<br />
(ha))<br />
Tasa de<br />
cambio<br />
(%)<br />
Ah Asentamientos humanos 9263.61 19,457.73 10,194.12 52.39<br />
Art<br />
Cm<br />
Cp<br />
Agricultura de riego<br />
y temporal<br />
Comunidades<br />
de matorral<br />
Comunidades<br />
de pastizal<br />
19,454.22 8272.53 -11,181.69 -57.48<br />
66,254.40 66,726.09 471.69 0.71<br />
47,692.53 47,580.21 -112.32 -0.24<br />
Ca Cuerpos de agua 84.87 345.24 260.37 75.42<br />
Bep Bosques de encino-pino 2108.43 2511.27 402.84 16.04<br />
Fuente: elaboración propia con base en resultados del cambio de cobertura y uso de suelo.<br />
Los datos anteriores concuerdan con los registrados por el Inegi, el<br />
cual reporta una condición, en 1995, de 633,402 habitantes para la zona<br />
metropolitana de Chihuahua, aumentando su población, para 2015, a<br />
918,339 (Inegi, 2020). En este sentido, el crecimiento de la población ha<br />
impactado fuertemente en el aumento de la mancha urbana, el cual ha<br />
promovido la construcción de fraccionamientos no planeados en tierras<br />
ejidales y de pastizales abiertos (Implan, 2015), y principalmente en<br />
tierras agrícolas que han perdido su vocación de uso de suelo agrícola para<br />
convertirse en áreas urbanas.
12 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
2.4. Separabilidad espectral<br />
Se aplicó la técnica de clasificación supervisada basada en el método de<br />
máxima probabilidad para las imágenes del sensor Landsat TM de 1995,<br />
2005 y 2015, se llevó a cabo a través de la asignación de seis clases, las<br />
cuales permitieron observar un punto medio entre la generalización y<br />
la dispersión de las clases, y de alguna forma establecer zonas homogéneas<br />
de algunas categorías de uso de suelo y vegetación. La selección de<br />
áreas de entrenamiento fue realizada considerando cada tipo de cobertura<br />
presente en el área de estudio.<br />
Las clases identificadas fueron Agricultura de riego y temporal (Art),<br />
Asentamientos humanos (Ah), Bosques de encino-pino (Bep), Comunidades<br />
de matorral (Cm), Cuerpos de agua (Ca) y Comunidades de pastizal<br />
(Cp). El análisis de separabilidad espectral es un procedimiento<br />
importante en la determinación de la similitud que poseen las clases que<br />
se determinan en el proceso de clasificación.<br />
La evaluación mostró una adecuada separación espectral para todas<br />
las clases, lo que se traduce en una buena identificación de las coberturas<br />
en todas las bandas del sensor Landsat TM, que se utilizaron para generar<br />
la clasificación supervisada de los años 1995 (mapa 7), 2005 (mapa 8) y<br />
2015 (mapa 9).<br />
Mapa 7<br />
Clasificación supervisada de la imagen Landsat TM del año 1995<br />
Fuente: elaboración propia con base en la manipulación de la composición en falso color de la<br />
escena Landsat TM de 1995. Mapa elaborado en ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
13<br />
Mapa 8<br />
Clasificación supervisada de la imagen Landsat TM del año 2005<br />
Fuente: elaboración propia con base en la manipulación de la composición en falso color de la<br />
escena Landsat TM de 2005. Mapa elaborado en ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).<br />
Mapa 9<br />
Clasificación supervisada de la imagen Landsat TM del año 2015<br />
Fuente: elaboración propia con base en la manipulación de la composición en falso color de la<br />
escena Landsat TM de 2015. Mapa elaborado en ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).
14 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
2.5. Matriz de error para la clasificación basada en Landsat-TM<br />
En un estudio similar denominado “El proceso de expansión urbana y su<br />
impacto en la cobertura y uso de suelo de la zona de presión intermunicipal<br />
de Chihuahua” (Dávila Rodríguez et al., 2017), la exactitud basada en el<br />
coeficiente multivariado discreto Kappa, para la clasificación de la imagen<br />
Landsat-TM5 de 2000 fue de 0.80, mientras que para 2010 fue de 0.81;<br />
este valor refleja el grado de exactitud esperada, más que la llevada a cabo<br />
por el simple azar. Sin embargo, en este estudio, además de tomar como<br />
referencia estos resultados que se realizaron a la misma área de estudio, se<br />
realizó una posclasificación que permitió, dado el conocimiento del área de<br />
estudio, una definición más exacta de las clases seleccionadas.<br />
2.6. Determinación de la distribución espacial del uso<br />
de suelo urbano<br />
El software FRAGSTATS (McGarigal and Marks, 1995) es un instrumento<br />
para el cálculo de las métricas de análisis de ecología del paisaje. Este<br />
software, de la Universidad Amherst de Massachusetts, de acceso libre<br />
disponible en la red (www.umass.edu/landeco/research/fragstats/fragstats.<br />
html), permite obtener un amplio conjunto de métricas de este tipo, está<br />
considerado como el programa más completo en lo que se refiere a la<br />
diversidad y capacidad para desarrollar cálculos métricos (Aguilera-<br />
Benavente, 2008).<br />
Es un software de análisis de patrones espaciales para cuantificar la<br />
estructura del paisaje que ha sido ampliamente empleado en estudios de<br />
paisajes agrarios, naturales e incluso urbanos y suburbanos. De esta forma<br />
se puede obtener un conjunto de índices de cuantificación de la estructura<br />
de los paisajes atendiendo a sus características espaciales, como instrumento<br />
de valoración de su cambio.<br />
Gracias al empleo del software FRAGSTATS y a partir de los mapas<br />
de uso del suelo residencial en la zona de presión intermunicipal de Chihuahua<br />
para los años 1995 (mapa 10), 2005 (mapa 11) y 2015 (mapa<br />
12), se han obtenido los valores de las distintas métricas seleccionadas<br />
para este estudio.<br />
Estos valores nos permitirán medir la estructura del paisaje urbano en<br />
tres momentos diferentes y poder inferir los procesos de cambio que han<br />
tenido lugar en el periodo comprendido entre las tres fechas.<br />
El análisis de los resultados obtenidos para cada una de las diferentes<br />
métricas en cada una de las tres fechas del estudio -1995, 2005 y 2015-<br />
nos arroja los siguientes datos (tabla 3): el número de manchas (NP) nos<br />
indica que el uso de suelo urbano en la zona de presión intermunicipal
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
15<br />
Mapa 10<br />
Distribución espacial del uso de suelo urbano de 1995<br />
Fuente: elaboración propia con base en la manipulación de la clasificación supervisada de 1995 en<br />
FRAGSTATS (McGarigal and Marks, 1995). Mapa elaborado en ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).<br />
Mapa 11<br />
Distribución espacial del uso de suelo urbano de 2005<br />
Fuente: elaboración propia con base en la manipulación de la clasificación supervisada del año 2005<br />
en fragstats (McGarigal and Marks, 1995). Mapa elaborado en ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).
16 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
Mapa 12<br />
Distribución espacial del uso de suelo urbano de 2015<br />
Fuente: elaboración propia con base en la manipulación de la clasificación supervisada del año 2015<br />
en fragstats (McGarigal and Marks, 1995). Mapa elaborado en ArcGIS® Versión 10.5 (ESRI, 2016).<br />
Tabla 3<br />
Determinación de la distribución espacial del uso de suelo urbano<br />
de la zona de presión intermunicipal de Chihuahua<br />
AÑO CLASE NP PD AREA_MN GYRATE_MN SHAPE_MN ENN_MN<br />
1995 AH 737 0.5088 12.5693 37.7602 1.2664 105.4204<br />
2005 AH 1586 1.0947 8.0594 34.3371 1.2636 100.0801<br />
2015 AH 5197 3.5883 3.7438 30.4686 1.2327 87.9962<br />
Fuente: elaboración propia con base en resultados de FRAGSTATS (McGarigal and Marks, 1995).<br />
de Chihuahua se fragmenta en todo el periodo de estudio, al pasar de un<br />
total de 737 manchas en el primer año, a 1586 en el segundo periodo, y<br />
a 5197 para el 2015. Estos datos se corroboran con los resultados obtenidos<br />
mediante la densidad de manchas (PD), al aumentar de 0.5088 a<br />
1.0957 y, finalmente, a 3.5883, respectivamente a los años señalados.<br />
El tamaño medio de las manchas (AREA_MN) nos muestra que se<br />
produce un incremento de la fragmentación del uso de suelo urbano en<br />
el periodo de 1995-2015, al pasar de un valor de superficie media de las<br />
manchas de 12.5693 en 1995, a 8.0594 en 2005, y de 3.7438 para 2015.<br />
Estos datos coinciden con los resultados conseguidos mediante la métrica
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
17<br />
compacidad media de los fragmentos (GYRATE_MN), ya que esta compacidad<br />
disminuye en todas las fechas señaladas del periodo de estudio al<br />
pasar de una compacidad media de 37.7602 para 1995 a 34.3371 para<br />
2005 y finalizar con 30.4686 para 2015.<br />
El índice de forma (SHAPE_MN) nos indica que la forma de las<br />
manchas del uso de suelo urbano prácticamente ha conservado su complejidad<br />
con el paso de los años, con valores de 1.2664, 1.2636 y 1.2327<br />
para 1995, 2005 y 2015. Además, nos aporta una medida de la compacidad<br />
de los fragmentos; según los datos, éstos se han fragmentado más<br />
con el paso del tiempo. Por su parte, el índice distancia media a las manchas<br />
más próximas (ENN_NN) presenta unos valores de 105.4204 (1995),<br />
100.0801 (2005) y 87.9962 (2015). La disminución del valor en todo el<br />
periodo de estudio nos hace suponer la aparición de nuevos fragmentos<br />
del uso del suelo urbano.<br />
3. Discusión<br />
En relación con el procesamiento de las imágenes para obtener los mapas<br />
base, en estudios relacionados se encontró que los datos empleados del<br />
sensor multiespectral Landsat TM5 permiten determinar con buena<br />
precisión el uso de suelo y vegetación de determinada región (Pinedo<br />
Álvarez, 2008; Ashraf et al., 2008; Dávila Rodríguez et al., 2016). En otro<br />
estudio llevado a cabo en la región de Guadalupe y Calvo, Chihuahua,<br />
se resalta la importancia de la utilización de composiciones en falso color<br />
adecuadas y ajustadas para la región bajo estudio. En un estudio más,<br />
realizado para la parte norte y oeste de los Estados Unidos se determinó<br />
que las composiciones que mejor se ajustan para representar las coberturas<br />
fueron: banda 3 (0.5-0.6 μm), banda 4 (0.7-0.8 μm) y banda 5 (0.5-0.7<br />
μm), información que coincide con los análisis obtenidos en este estudio<br />
para las bandas 3 y 5.<br />
En la presente investigación, la técnica de clasificación supervisada<br />
permitió identificar seis clases de cobertura, situación similar se presentó<br />
en un estudio realizado en la reserva nacional de Valdivia (Segura y<br />
Trincado, 2003); en dicho estudio se pudieron identificar cinco clases<br />
de cobertura correspondientes a bosque adulto, renoval, plantaciones,<br />
matorral y comunidades de pastizal, la exactitud de la clasificación global<br />
fue de 64%, mientras que la clasificación de tipos de cobertura forestal fue<br />
de 77 por ciento.<br />
Respecto a la aplicación de los índices seleccionados y procesados por<br />
el software FRAGSTATS (McGarigal and Marks, 1995), en este estudio<br />
el número de manchas y la densidad de manchas nos indican que el suelo
18 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
destinado a la vivienda se fragmentó durante el periodo de estudio. El<br />
tamaño medio de las manchas y la compacidad media de los fragmentos nos<br />
muestran que se produce un incremento de la fragmentación y una disminución<br />
en la compacidad de los fragmentos del uso de suelo urbano<br />
en el periodo de estudio. El índice de forma y distancia media a las manchas<br />
más próximas nos hace suponer la aparición de nuevos fragmentos del uso<br />
del suelo urbano y que éstos prácticamente han conservado su complejidad<br />
con el paso de los años. Además, de acuerdo con este comportamiento,<br />
el escenario que se visualiza a corto y mediano plazos para la zona de<br />
presión intermunicipal de Chihuahua es el tipo de crecimiento disperso<br />
y fragmentado.<br />
Lo anterior nos permite deducir que el crecimiento de la mancha urbana<br />
de la zona de presión intermunicipal de Chihuahua fue de forma horizontal<br />
y dispersa. Esto coincide en parte con el estudio “Análisis de la e<strong>vol</strong>ución<br />
de la estructura espacial del uso del suelo residencial en el área metropolitana<br />
madrileña” (Cocero Matesanz et al., 2010), el cual, tras aplicar esta serie de<br />
índices, encontró una forma de crecimiento disperso durante el primer<br />
periodo de estudio. Sin embargo, se reportó un proceso de compactación<br />
durante el segundo periodo. Los resultados de otro estudio llamado “Examining<br />
spatiotemporally varying effects of urban expansion and the<br />
underlying driving factors” (Cheng et al., 2017) aplicado a la ciudad de<br />
Xuzhou en China, en donde solamente se escogieron tres métricas –Number<br />
of Patches (NP), Largest PatchIndex (LPI) y Mean Shape Index (SHAPE<br />
MN)– nos indican que la ciudad sufrió un proceso de urbanización rápido<br />
y acelerado durante el periodo de estudio, lo que detonó que la ciudad<br />
creciera bajo modelo de crecimiento difuso o disperso.<br />
Los resultados anteriores van en contra de la sustentabilidad urbana,<br />
ya que existe una estrecha relación entre la sustentabilidad y las formas<br />
que adquiere el paisaje (Andersson, 2006). Mayor dispersión en la ciudad,<br />
con polígonos urbanos cada vez más pequeños, alejados entre sí, implica<br />
mayor costo en la dotación de servicios públicos; pues una ciudad dispersa<br />
demanda el recorrido de distancias mayores para el abastecimiento de<br />
agua potable, drenaje urbano, energía eléctrica, etc. Esto encarece los<br />
costos que paga el usuario (Lara Pulido et al., 2017), y sin duda es una<br />
manifestación de las externalidades económicas de un mercado inmobiliario<br />
del suelo que pone el interés individual por encima del interés<br />
colectivo. También tiene un papel relevante el costo del suelo, pues se ha<br />
demostrado en distintas latitudes del mundo que el bajo costo de los<br />
terrenos agrícolas, generalmente más barato en las áreas colindantes a la<br />
zona urbana, favorece una dispersión espacial que disminuye a la larga la<br />
habitabilidad de los espacios urbanos recién creados (Peerzado et al., 2019).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
19<br />
Los beneficiarios de las transacciones inmobiliarias (vendedores y<br />
fraccionadores) privatizan las ganancias de un mercado del suelo no<br />
regulado por instrumentos de planeación urbana, pero socializan los<br />
costos al resto de los habitantes de la ciudad, al disminuir la calidad de<br />
los servicios urbanos por la dificultad que representa proveerlos bajo esa<br />
configuración espacial. Del mismo modo, se incrementan los tiempos y<br />
costos de traslado entre zonas habitacionales y áreas de trabajo, aumentando<br />
la dependencia del vehículo individual como medio de transporte<br />
(Ustaoglu and Williams, 2017). A una mala calidad de servicios se suma<br />
una mala calidad del aire por la contaminación de vehículos automotores<br />
(Resnik, 2010).<br />
En relación con lo anterior, existen estudios que abordan la problemática<br />
del crecimiento urbano desde diferentes ángulos y en un sinfín de<br />
variables, todos tienen la finalidad, en mayor o menor medida, de analizar<br />
el efecto negativo en el aspecto ambiental, social o económico. Sin<br />
embargo, este estudio únicamente tuvo la intención de describir la e<strong>vol</strong>ución<br />
de la forma urbana en las últimas décadas conociendo si ha sido<br />
un crecimiento ordenado y compacto o desordenado y fragmentado.<br />
Frente a estos impactos de la dispersión urbana, las métricas del paisaje<br />
presentadas en este trabajo constituyen herramientas que permiten<br />
caracterizar patrones de crecimiento urbano no sustentables. Lo anterior<br />
puede contribuir a la planeación del espacio en la zona metropolitana<br />
de Chihuahua y tiene la posibilidad de incorporarse a los planes de<br />
ordenamiento territorial. Si conocemos el problema, que en este caso es<br />
cómo estamos creciendo, podemos después abordar las consecuencias de<br />
este modelo de crecimiento, sólo entonces podremos aportar soluciones<br />
a la problemática de estudio.<br />
Conclusiones<br />
Tomando en cuenta que los cambios más importantes se presentaron en<br />
la clase de asentamientos humanos, resulta evidente la relación que existe<br />
entre los procesos de crecimiento y expansión de la ciudad con el cambio<br />
de cobertura y uso de suelo. Por lo tanto, se concluye que el proceso de<br />
expansión urbana de la zona de presión intermunicipal de Chihuahua ha<br />
provocado cambios en la cobertura y uso de suelo, viéndose afectadas<br />
principalmente las tierras agrícolas.<br />
Los resultados presentados también muestran la existencia de una<br />
serie de cambios en los patrones de distribución espacial del uso de suelo<br />
residencial en la aglomeración urbana de la zona metropolitana de Chihuahua,<br />
desde 1995 al 2015.
20 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
El crecimiento del suelo destinado a vivienda que ha tenido lugar en<br />
el periodo 1995-2015 se encuentra en consonancia con el modelo de<br />
ciudad dispersa, caracterizado por la baja densidad edificatoria, la discontinuidad<br />
y fragmentación de los nuevos usos del suelo en el territorio y<br />
la preponderancia del transporte privado por carretera.<br />
Por lo tanto, el empleo de una serie de índices de análisis espacial,<br />
empleado generalmente en la ecología del paisaje, se ha demostrado útil<br />
para la determinación de las características espaciales de los cambios a<br />
cualquier escala, especialmente la escala metropolitana. Estas métricas<br />
posibilitan el análisis de formas y patrones de ocupación urbana, además<br />
de monitorizar el cambio en los usos urbanos a lo largo del tiempo, a<br />
través de su seguimiento temporal, lo que permite identificar procesos<br />
metropolitanos de cambio, detectando posibles tendencias o nuevas formas<br />
y modelos de ocupación.<br />
Estudios como éste inciden favorablemente en los patrones y dinámica<br />
de cambio en el uso del suelo mediante la anticipación de las tendencias de<br />
cambio y elaboración de pronósticos que permitan determinar el menor<br />
impacto en los recursos naturales debido al crecimiento de la ciudad en<br />
el marco de la planeación urbana sustentable. Es indudable que la forma<br />
en la que se manifiesta la ciudad hoy en día reclama ser vista desde una<br />
forma integral y holística. De esta forma entenderemos que la ciudad se<br />
comporta de un modo distinto que la suma de las partes que la integran.<br />
Lo anterior nos permite encontrar soluciones de forma integral entre<br />
las relaciones e interacciones de las partes y no solamente con un enfoque<br />
reduccionista. La planeación del espacio físico es una actividad impostergable,<br />
la cual se debe apoyar en instrumentos como el ordenamiento del<br />
territorio y el enfoque de la sustentabilidad en la planeación urbana. La<br />
planeación urbana sustentable puede ser una posibilidad para satisfacer<br />
las necesidades de la población sin agotar el capital natural e incluyendo<br />
la minimización de costos ambientales hacia el futuro.<br />
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Recibido: 26 de marzo de 2020.<br />
Reenviado: 8 de noviembre de 2020.<br />
Aceptado: 7 de septiembre de 2020.<br />
Antonio Dávila Rodríguez. Doctor en Planeación y Desarrollo Sustentable<br />
por la Universidad Autónoma de Baja California. Actualmente está<br />
terminando su segundo año de estancia posdoctoral en la Universidad<br />
Autónoma de Ciudad Juárez. Su línea de investigación actual es planeación<br />
urbana sustentable. Entre sus más recientes publicaciones destacan, en<br />
coautoría: “El proceso de expansión urbana y su impacto en la cobertura y<br />
uso de suelo de la zona de presión intermunicipal de Chihuahua”, Ciencia,<br />
núm. 86, Nuevo León, Universidad Autónoma de Nuevo León, pp. 32-38<br />
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26 A. Dávila Rodríguez et al.: Análisis de la e<strong>vol</strong>ución espacio-temporal del uso de suelo...<br />
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y “Marginación y cambio de cobertura y uso del suelo de la zona metropolitana<br />
de Chihuahua”, Investigación y Ciencia, núm. 67, Aguascalientes,<br />
Universidad Autónoma de Aguascalientes, pp. 38-45 (2016).<br />
Luis Carlos Alatorre Cejudo. Doctor en Ordenamiento Territorial y Medio<br />
Ambiente por la Universidad de Zaragoza, España. Actualmente es profesorinvestigador<br />
de tiempo completo en la División Multidisciplinaria de la<br />
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, en Cuauhtémoc, Chihuahua,<br />
México. Es parte del núcleo académico básico de la licenciatura en geoinformática,<br />
también de la maestría en Planificación y Desarrollo Urbano, y<br />
del doctorado en Estudios Urbanos. Es miembro del Sistema Nacional de<br />
Investigadores, nivel I. Su línea de investigación actual es análisis espacial<br />
de procesos geoambientales. Entre sus más recientes publicaciones destacan,<br />
en coautoría: “Agricultural Furrow Irrigation Inefficiency in the Basin<br />
of the Laguna de Bustillos, Chihuahua, Mexico: Geometric Characteristics<br />
of Agricultural Plots and Aquifer Depletion”, Tecnologías y Ciencias<br />
del Agua, 10 (5), Jiutepec, Instituto Mexicano de Tecnología del Agua,<br />
pp. 241-281 (2019); “Temporal Changes of NDVI for Qualitative Environmental<br />
Assessment of Mangroves: Shrimp Farming Impact on the<br />
Health Decline of the Arid Mangroves in the Gulf of California (1990-<br />
2010)”, Journal of Arid Environments, 125 (1), Ámsterdam, Elsevier, pp.<br />
98-109 (2016), y “Regional Scale Modeling of Hillslope Sediment Delivery:<br />
a Case Study in Barasona Reservoir Watershed (SPAIN) using<br />
WATEM/SEDEM”, Journal of Hydrology, 391 (1), Ámsterdam, Elsevier,<br />
pp. 109-123 (2010).<br />
Luis Carlos Bravo-Peña. Doctor en Ciencias opción Desarrollo Regional.<br />
En la actualidad es profesor-investigador de tiempo completo en la Universidad<br />
Autónoma de Ciudad Juárez desde el 2010. Es miembro del<br />
Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Sus líneas de investigación<br />
son: políticas públicas y medio ambiente, impactos sobre el paisaje y vulnerabilidad<br />
socio-ambiental, modelos de aptitud territorial y ordenamiento<br />
ecológico, dinámica de uso y cobertura de suelo. Entre sus más recientes<br />
publicaciones destacan, como coautor: “Áreas quemadas y cambio de uso<br />
del suelo en el suroeste de Chihuahua (México) durante el periodo 2013-<br />
2017: Identificación con el índice Normalized Burn Ratio (NBR)”, Acta<br />
Universitaria, <strong>vol</strong>. 29, Guanajuato, Universidad de Guanajuato (2019)<br />
pp. 1-15; “Áreas probables de degradación-deforestación de la cubierta
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 1-27<br />
27<br />
vegetal en Chihuahua, México. Una exploración mediante regresión logística<br />
para el período 1985-2013”, Geofocus, núm. 20, Madrid, Asociación<br />
de Geógrafos Españoles, pp. 109-137 (2017), y como coordinador del<br />
libro Geoinformática aplicada a la generación de cartografías temáticas: clima,<br />
recursos hidrícos, vulnerabilidad social y deforestación, Ciudad Juárez Chihuahua,<br />
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (2019).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 29-56.<br />
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
DOI: https://doi.org/10.22136/est20211607<br />
Agroturismo: ¿oportunidad y desafío<br />
para el Valle de San Quintín, Baja<br />
California, México?<br />
29<br />
Is agritourism an opportunity and challenge<br />
for the Valle of San Quintin, Baja California,<br />
México?<br />
Karla Cecilia Jaimes Maruri*<br />
Luis Alberto Morales Zamorano**<br />
Xochitl Jasso-Arriaga*<br />
Abstract<br />
Agritourism includes productive and recreational activities in a single space generating<br />
extraordinary income. Therefore, the components of agritourism were identified<br />
to include them in a project and establish whether it is an opportunity or challenge<br />
from its management perspective in Valle de San Quintin, Baja California, Mexico.<br />
The exploratory method was used and four elements of agritourism were registered.<br />
Most businessmen showed interest in complementing productive activities with<br />
agritourism. The opportunity must focus on positive actions in order to generate<br />
additional benefits and the challenge must establish strategies for adverse situations.<br />
Keywords: agriculture, agritourism, challenge, opportunity, oysters.<br />
Resumen<br />
El agroturismo consiste en la realización de actividades productivas y recreativas<br />
en un solo espacio, lo cual genera ingresos extraordinarios; por consiguiente, se<br />
identificaron los componentes del agroturismo para incluirlos en un proyecto y<br />
establecer si es una oportunidad o desafío desde su gestión en el Valle de San<br />
Quintín, Baja California, México. Se utilizó el método exploratorio. Se registraron<br />
cuatro elementos del agroturismo. El 64% de empresarios mostró interés en<br />
complementar actividades productivas con actividades agroturísticas. La oportunidad<br />
debe enfocarse en acciones positivas a fin de generar beneficios adicionales<br />
y el desafío debe establecer estrategias ante situaciones adversas.<br />
Palabras clave: agricultura, agroturismo, desafío, oportunidad, ostiones.<br />
* Centro Universitario Temascaltepec de la Universidad Autónoma del Estado de México,<br />
correos-e: ceci-karlizz-30@hotmail.com y xjasso4@yahoo.com.mx<br />
** Universidad Autónoma de Baja California, correo-e: lmorales@uabc.edu.mx
30 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
Introducción<br />
La presente investigación está sustentada en un estudio empírico a favor de<br />
construir una base robusta para la formulación de proyectos viables desde<br />
su concepción; por ello, se revisó la literatura apropiada y fue organizada<br />
en un marco teórico. El área de estudio fue el Valle de San Quintín, Baja<br />
California (México), en donde se identificaron los componentes del<br />
agroturismo para incluirlos en un proyecto y establecer si el agroturismo<br />
es una oportunidad o desafío desde su gestión; por consiguiente, la información<br />
teórica y los datos de campo fueron contrastados para analizar los<br />
elementos clave que permiten la constitución de un proyecto que integre<br />
actividades predominantes y que son fundamentales en el desarrollo del<br />
agroturismo como oportunidad y desafío.<br />
El Valle de San Quintín es un poblado costero perteneciente al municipio<br />
de Ensenada en el estado de Baja California en México. Se localiza<br />
a 30° 33’ 37” latitud norte y a 115° 56’ 33” longitud oeste. Es la localidad<br />
pesquera más poblada del extremo sur del estado. Colinda al norte con<br />
el poblado de Camalú; al este, con el Piamonte de las cuencas de escurrimiento<br />
de los arroyos San Simón, Santo Domingo, Nueva York, La<br />
Figura 1<br />
Área de estudio: Valle de San Quintín<br />
Fuente: Espacio Libre México (2014).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
31<br />
Escopeta y El Socorro; al sur, con el Poblado Valle Tranquilo y al oeste<br />
con el Océano Pacífico (figura 1) (IMIP, 2007).<br />
San Quintín y Vicente Guerrero son los núcleos urbanos más importantes<br />
de la región conocida como Valle de San Quintín y junto con otras<br />
localidades se establecieron próximos a la Carretera Ensenada-La Paz, mejor<br />
conocida como Carretera Transpeninsular. Es una zona semidesértica y el<br />
tipo de clima es mediterráneo (Secretaría de Fomento Agropecuario, 2015).<br />
El Valle de San Quintín se caracteriza por la diversidad de recursos naturales:<br />
sobresalen <strong>vol</strong>canes, formaciones rocosas, bahías, sierras y paisajes<br />
agrícolas, así como recursos culturales como el Molino Viejo, el Antiguo<br />
Panteón Inglés, pinturas rupestres, gastronomía, tradiciones y costumbres.<br />
1. Marco teórico: turismo, oportunidad, desafío y componentes<br />
del agroturismo<br />
El turismo es una actividad económica y tiende a complementarse con<br />
sectores productivos. Es una oportunidad de fomentar y aprovechar actividades<br />
recreativas vinculadas con la cultura e historia en los sectores. La<br />
oportunidad es una acción positiva generadora de beneficios a mediano o<br />
largo plazos, logrando avances de corte social, económico o laboral (Muñoz<br />
Canales, 2010). La acción positiva se refiere al beneficio que genera la<br />
actividad planeada, en donde existe una correspondencia entre oportunidad<br />
y desafío. El desafío consiste en un conjunto de acontecimientos que<br />
permiten la posibilidad de lograr un aprendizaje o alcanzar resultados<br />
positivos, en donde el individuo establece el control de la relación sujetoentorno<br />
(Raimundi et al., 2014). Un ejemplo: los estrategas establecen<br />
directrices a fin de alcanzar resultados y modificar tendencias.<br />
Las actividades económicas derivadas del turismo en 2017 generaron<br />
21 mil millones de dólares en México (Hernández, 2018). Esto representa<br />
el desafío de diversificar servicios y productos. Los ofertantes analizan los<br />
constantes cambios en gustos y preferencias de los viajeros, así como<br />
aquellos que surgen a raíz de las innovaciones tecnológicas (Sectur, 2002).<br />
En otros términos, el turismo se enfoca en la satisfacción del visitante,<br />
considerando la diversidad de prácticas en destinos vacacionales. Como<br />
resultado se generan catálogos multifacéticos de servicios, productos y<br />
creación de espacios turísticos (Sancho, 1998). Sin embargo, se ha descuidado<br />
la convivencia armónica entre el visitante y el residente.<br />
Las preferencias y motivos de viajeros determinan el tipo de turismo.<br />
En general, existen dos clasificaciones en función del motivo del viaje<br />
(Ibáñez Pérez y Cabrera Villa, 2011). El primero es el turismo masivo, el<br />
turista visita principalmente las zonas de playa motivado por la relajación
32 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
y uso del tiempo libre de forma que pueda salir de la rutina. El segundo<br />
es el turismo alternativo, surge como una disyuntiva, se enfoca en la<br />
realización de actividades recreativas dentro del medio natural, minimizando<br />
impactos negativos de corte social, económico y ecológico. Dentro<br />
de éste surge el ecoturismo, turismo de aventura y el turismo rural, con<br />
sus distintas ramas (Ibáñez Pérez y Cabrera Villa, 2011; Sectur, 2004). El<br />
turismo rural enaltece la cultura de espacios rurales y se complementa con<br />
actividades económicas tradicionales y no necesariamente vincula a los<br />
visitantes con las actividades agropecuarias (Acereza, 2006; Ibáñez Pérez<br />
y Cabrera Villa, 2011). Sin embargo, existen confusiones a la hora de<br />
conceptualizar al turismo rural y agroturismo.<br />
El agroturismo ofrece un catálogo multifacético de actividades recreativas<br />
en contornos naturales de zonas rurales, generando ingresos adicionales<br />
para las personas que complementan el turismo con actividades<br />
agrícolas, pecuarias y acuícolas (Gómez et al., 2012). En espacios productivos<br />
se aprovechan instalaciones, tradiciones laborales, productos<br />
locales, paisajes rurales, costumbres, cultura y la utilización de servicios<br />
complementarios como hospedaje, alimentación y recreación contribuyendo<br />
a la permanencia de una economía (Blanco Murillo y Riveros<br />
Serrato, 2010). Por lo tanto, para promover el agroturismo se deben<br />
considerar los espacios productivos, inversiones, participación de la población<br />
local, atractivos naturales y culturales, así como servicios adicionales.<br />
Dichos componentes son evidenciados en la tabla 1:<br />
Tabla 1<br />
Casos de estudio del agroturismo<br />
Agroturismo<br />
Los agricultores de Las Alpujarras Altas, en el sureste español,<br />
vinculan sus actividades con el turismo, con el propósito de<br />
impulsar el agroturismo. Resulta ser una oportunidad el aumentar<br />
el número de visitantes generando mayores ingresos mediante<br />
la recreación y experiencias.<br />
El turismo rural y agroturismo ofrecen oportunidades en inducir<br />
la economía local y regional a fin de mejorar la calidad de<br />
vida en países en desarrollo.<br />
En el “Proyecto de agroturismo en la comarca de Terra de Lemos<br />
(Galicia)” se determinó que el agroturismo es una expresión<br />
económica y social. Los turistas tienen la oportunidad de participar<br />
en actividades agrícolas, interactuando con valores, costumbres<br />
y modo de vida de residentes. Además hay acceso a<br />
servicios adicionales como alojamiento y alimentación.<br />
Autores<br />
Sayadi y Calatrava<br />
(2001)<br />
Duque Brito (2008)<br />
Simón et al. (2011)
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
33<br />
Tabla 1 (continuación)<br />
Agroturismo<br />
En la zona de Yaracal, España, se estudió la viabilidad del agroturismo<br />
a partir de la evaluación de atractivos turísticos, sumando<br />
labores agrícolas con el objetivo de motivar inversiones públicas<br />
y privadas para su realización, así como fomentar interés para las<br />
pequeñas y medianas empresas de productores.<br />
En San Juan Chicomezúchi, Oaxaca, México, se realizó un<br />
diagnóstico para analizar la viabilidad del agroturismo basado<br />
en el desarrollo local considerando la dimensión económica,<br />
comunitaria, social y ambiental.<br />
Fuente: elaboración propia a partir de los autores citados.<br />
Autores<br />
Gómez et al. (2012)<br />
Gómez-Velázquez et<br />
al. (2015)<br />
El agroturismo surge con el fin de aprovechar el medio rural ocupado<br />
por una sociedad campesina que posee cultura, historia y recursos naturales<br />
(Ibáñez Pérez y Cabrera Villa, 2011). El turista tiene la opción de<br />
in<strong>vol</strong>ucrarse en actividades recreativas con una o varias de las fases de la<br />
producción agropecuaria, la agroindustria, artesanías y gastronomía (Blanco<br />
Murillo y Riveros Serrato, 2010; Duque Brito, 2008; Acereza, 2006). Los<br />
resultados son de carácter socioeconómico y es sustentado en investigaciones<br />
citadas en la figura 2.<br />
Figura 2<br />
El agroturismo como característica socioeconómica<br />
Fuente: elaboración propia a partir de los autores citados.
34 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
Por su parte, Constabel et al. (2008) argumentan cinco razones principales<br />
en la gestión del agroturismo: valoración por parte de la población<br />
sobre el medio ambiente, insatisfacción por el turismo tradicional,<br />
aumento de la promoción de áreas rurales, mejoras en accesos a zonas<br />
rurales, diversidad de actividades alternativas ante la congestión del mundo<br />
urbano. El acceso a zonas rurales es parte de la conformación de la infraestructura<br />
turística. Sin embargo, se debe tener cuidado en respetar las vías<br />
tradicionales para conservar los paisajes pintorescos y preservar la diferencia<br />
entre la selva de concreto. La diversidad de actividades alternativas es<br />
una oportunidad de promocionar productos y servicios locales y el desafío<br />
de crear nuevos considerando el potencial de la zona.<br />
La palabra componente está formada de raíces latinas y significa “el que<br />
junto con otros elementos conforman un todo”. Se recuperó de la tabla 1,<br />
además de Ibáñez Pérez y Cabrera Villa (2011), Blanco Murillo y Riveros<br />
Serrato (2010), Duque Brito (2008), Acereza (2006) y Constabel et al.<br />
(2008) que el agroturismo (el todo) está conformado por elementos básicos<br />
para su funcionamiento y son: espacios productivos, postura de productores,<br />
inversionistas, población local, atractivos naturales y culturales,<br />
comunicaciones, transporte, infraestructura turística rústica, productos y<br />
servicios locales y gestión de nuevos servicios complementarios. La estrategia<br />
es identificar los componentes del agroturismo para incluirlos en un<br />
proyecto y se propone iniciar a partir de niveles, proporcionados por Phillip<br />
et al. (2010). Los niveles inician con la observación, admiración, conocimiento<br />
y desarrollo de actividades productivas de forma novedosa y<br />
Figura 3<br />
Niveles del agroturismo<br />
Fuente: elaboración propia a partir de Phillip et al. (2010).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
35<br />
organizada (figura 3) con el fin de establecer si el agroturismo es una oportunidad<br />
o desafío y a su vez conlleva a que sea un éxito desde su gestión.<br />
Investigaciones contemporáneas deben responder a necesidades actuales<br />
de la sociedad, es decir, deben proporcionar estrategias ante la incertidumbre<br />
de cambios en la dinámica de la economía nacional; por lo<br />
tanto, se propone en la presente investigación identificar los componentes<br />
del agroturismo para incluirlos en un proyecto y establecer si el agroturismo<br />
es una oportunidad o desafío desde su gestión en el Valle de San Quintín,<br />
Baja California, México.<br />
2. Metodología<br />
La investigación se desarrolló bajo el enfoque exploratorio (Hernández<br />
Sampieri et al., 2014), el cual permite la recolección de datos a partir de<br />
preguntas, mediante un método no experimental aplicado a situaciones<br />
ya existentes, cuyas variables no pueden ser manipuladas por el investigador.<br />
El instrumento de investigación utilizado fue un guion de entrevista,<br />
el cual consistió en seis preguntas abiertas, formuladas a partir de las<br />
actividades principales de los productores y la opinión sobre el turismo.<br />
El trabajo de campo se desarrolló durante los meses de febrero a junio<br />
de 2019 y consistió en cinco pasos. Primer paso: se utilizó un tipo de<br />
muestreo no probabilístico por conveniencia, se identificó por referencias<br />
a un integrante de la asociación de productores del Valle de San Quintín,<br />
conformado aproximadamente por 25 empresarios. Se asistió a una reunión<br />
plenaria. Se presentó el objetivo de la investigación. Estuvieron<br />
dispuestos a participar en la aplicación del guion de entrevista y aceptaron<br />
la visita 11 empresarios de un total de 25 en sus espacios productivos.<br />
Segundo paso: se programaron las visitas a los espacios productivos y se<br />
aplicó el guion. Tercer paso: se calculó el porcentaje de las respuestas<br />
similares, en comparación del 100% representada por los 11 empresarios.<br />
Cuarto paso: se desarrolló una prueba piloto para analizar previamente<br />
los desafíos y oportunidades hacia el desarrollo del agroturismo; por<br />
consiguiente, se visitó la zona urbana y cultivos, en donde se tomaron<br />
fotografías, se observó la dinámica laboral y el contexto, como bosquejo<br />
se identificó que el proyecto debe considerar las premisas de la figura 4.<br />
Quinto paso: se retomó la información de la tabla número 1, porque<br />
aborda componentes que conforman el agroturismo, así como los componentes<br />
que consignan Blanco Murillo y Riveros Serrato (2010), Ibáñez<br />
Pérez y Cabrera Villa (2011), Duque Brito (2008), Acereza (2006) y<br />
Constabel et al. (2008) y que son: espacios productivos, postura de los<br />
productores, inversiones, población local, comunicaciones, transporte e
36 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
Figura 4<br />
Oportunidades y desafíos<br />
Fuente: elaboración propia por medio de trabajo de campo del año 2019.<br />
infraestructura, atractivos naturales y culturales, productos locales y gestión<br />
de nuevos servicios complementarios.<br />
Los espacios productivos, los atractivos naturales y culturales, comunicaciones,<br />
transporte e infraestructura, productos locales y gestión de<br />
nuevos servicios complementarios fueron identificados por medio de<br />
documentos oficiales con el propósito de maximizar recursos humanos y<br />
tiempo. La postura de los productores se recuperó por medio de la aplicación<br />
del guion de entrevista (segundo paso).<br />
3. Resultados<br />
3.1. Componente del agroturismo: espacios productivos del Valle de<br />
San Quintín<br />
El Valle de San Quintín se destaca por estar entre los primeros lugares a<br />
escala nacional en producción de hortalizas para exportación. Existen<br />
aproximadamente 20 ranchos agrícolas medianos y grandes. Cultivan<br />
productos agrícolas a campo abierto y en invernaderos, llevan a cabo actividades<br />
de empaque de productos hacia la distribución y comercialización.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
37<br />
Los principales cultivos son: tomate, pepino, calabaza, coliflor, brócoli y,<br />
en los últimos años, producen fresa. Su cercanía con la frontera de Estados<br />
Unidos y los costos de mano de obra son dos condiciones que hacen<br />
que las empresas agro-exportadoras del Valle de San Quintín sean altamente<br />
competitivas en el mercado mundial (Secretaría de Fomento<br />
Agropecuario, 2015).<br />
Fotografía 1<br />
Cultivos del Valle de San Quintín<br />
Fuente: fotografías del primer autor (2019).<br />
El estado se ha distinguido por su alto nivel de productividad y<br />
calidad. La práctica ganadera se concentra en la producción de leche,<br />
engorde de ganado en corrales y praderas inducidas. Sobresale la cría de<br />
ganados bovino, caprino y ovino. Practican la porcicultura y avicultura,<br />
apoyada en la disponibilidad regional de alimentos para el ganado. Gran<br />
parte de los productos pecuarios de la región de San Quintín son exportados<br />
hacia Estados Unidos, donde son sujetos a cambios inesperados<br />
por la oferta y demanda, así como barreras de diversa índole. Esto ha<br />
llevado a grandes pérdidas económicas y laborales (Secretaría de Fomento<br />
Agropecuario, 2015).<br />
Fotografía 2<br />
Actividades pecuarias del Valle de San Quintín<br />
Fuente: fotografías del primer autor (2019).<br />
El Valle de San Quintín se distingue también por la extracción y<br />
producción de especies de moluscos y crustáceos, como abulón, almeja<br />
pismo, ostión, pulpo, jaiba, langosta, dos especies de algas (Gigartina sp.<br />
y Gelidium sp.) y siete especies de peces. En el área conocida como Bahía<br />
Falsa existen áreas acreditadas por el Programa Mexicano de Sanidad de
38 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
Fotografía 3<br />
Producción de ostión y otras especies del Valle de San Quintín<br />
Fuente: fotografías del primer autor (2019).<br />
Moluscos Bivalvos y la F.D.A. (Food and Drugs Administraction E.U.A),<br />
garantizando la calidad del producto y facilita la concurrencia comercial<br />
en mercados de Estados Unidos (Secretaría de Medio Ambiente, 2007).<br />
3.2. Componente del agroturismo: comunicaciones, transporte,<br />
infraestructura turística y atractivos naturales y culturales<br />
En el Valle de San Quintín los servicios de comunicación y transportes<br />
son escasos. Se tiene el servicio postal de correo y telégrafo. En cuanto a la<br />
vía de comunicación terrestre, cuenta con la carretera Federal número 1,<br />
conocida como la Transpeninsular Benito Juárez, que corre desde el<br />
extremo norte en Tijuana hasta Los Cabos, en Baja California Sur, y cruza<br />
la región de San Quintín (IMIP, 2007).<br />
Las áreas destinadas a las actividades y servicios turísticos ocupan 92.26<br />
hectáreas, conformada por predios del fraccionamiento Costa Brava,<br />
donde se han construido residencias para el turismo que proviene de los<br />
Estados Unidos. La incipiente actividad turística se ha visto limitada por<br />
la escasa o nula infraestructura y por las condiciones de deterioro que<br />
presenta la carpeta asfáltica de la Carretera Transpeninsular (IMIP, 2007).<br />
Sin embargo, el Valle de San Quintín se caracteriza por tener los siguientes<br />
elementos de infraestructura turística y han sido organizados como<br />
parte de la gestión de un producto agroturístico (figura 5).<br />
La infraestructura turística del Valle de San Quintín está conformada<br />
por 26 hoteles distribuidos desde Punta Colonet hasta El Rosario. En este<br />
mismo segmento se tienen reportados 21 restaurantes, cuatro de ellos con<br />
especialidad en mariscos. Existen áreas para realizar actividades acuáticas<br />
como surfeo en la Bahía Falsa. Se localizan cuatro balnearios, más de 10<br />
ranchos y áreas acondicionadas para casas rodantes (RV Park).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
39<br />
Figura 5<br />
Elementos de la gestión de un producto agroturístico<br />
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del IMIP (2007).<br />
3.3. Componente del agroturismo: opinión de los productores<br />
acuícolas, pecuarios y agricultores<br />
El 25% de los empresarios manifiesta no tener conocimiento del término<br />
agroturismo, mientras que el 34% mencionó haber escuchado el concepto.<br />
El 33% evidenció tener al menos un conocimiento básico, sin haber<br />
establecido ninguna relación con el agroturismo. El 8% restante indicó<br />
que desde hace algunos años ya se relacionan con el turismo, ofreciendo<br />
de manera indirecta prácticas de agroturismo a nivel de observación y<br />
recorridos por la granja (gráfica 1).<br />
Con respecto al criterio de conservar los recursos naturales del Valle<br />
se cuestionó sobre el agroturismo sostenible como una alternativa dentro<br />
de las empresas y ranchos. Las respuestas fueron las siguientes: el 92%<br />
consideró adecuada su implementación para la preservación de recursos<br />
naturales y generación de ingresos. El 8% no considera importante esta<br />
alternativa, porque no tiene interés en desarrollar actividades agroturísticas<br />
(gráfica 2).<br />
La vinculación de empresas, productores, instituciones e inversionistas<br />
suele ser un factor determinante en el éxito de ciertas actividades<br />
agroturísticas y la planeación de un producto agroturístico. El 75% está<br />
dispuesto a vincular su rancho con instituciones educativas o inversionistas<br />
locales para generar un producto agroturístico a partir de sus insumos<br />
(recursos y atractivos), con el propósito de aprovechar el equipamiento e
40 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
Gráfica 1<br />
Exploración del agroturismo<br />
Fuente: elaboración propia a partir del cuestionario.<br />
Gráfica 2<br />
Agroturismo sostenible como alternativa para generar ingresos<br />
Fuente: elaboración propia a partir del cuestionario.<br />
infraestructura, imágenes y valores simbólicos, así como fomentar actividades<br />
recreativas e incrementar la eficiencia productiva de sus ranchos y<br />
el retorno de tasas de inversión. El 17% mencionó que el desarrollo de<br />
este tipo de proyecto requiere inversión y dada la situación social de la<br />
región no hay retorno de inversión. Finalmente, el 8% indicó no estar<br />
interesado, porque el agroturismo no es su principal fuente de ingresos,<br />
lo cual implica tiempo, dedicación y restaría importancia a sus actividades<br />
primordiales (gráfica 3).<br />
Se agrupó el porcentaje de productores y la respuesta con respecto a la<br />
limitación de gestionar el agroturismo dentro de los ranchos: el 8% tiene<br />
varias actividades productivas y no es una actividad prioritaria. El 17%<br />
aseveró que el proceso de producción no sostiene ninguna relación con el<br />
turismo. El 42% señaló la adecuación de instalaciones agroturísticas,
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
41<br />
Gráfica 3<br />
Vinculación entre ranchos, instituciones educativas e inversionistas<br />
locales para generar un producto agroturístico<br />
Fuente: elaboración propia a partir del cuestionario.<br />
Gráfica 4<br />
Limitaciones para promover el agroturismo<br />
Fuente: elaboración propia a partir del cuestionario.<br />
inversión y tiempo para atender a los turistas. El 33% no cuenta con el<br />
personal capacitado para atender a los turistas (gráfica 4).<br />
En relación con las principales oportunidades complementarias se<br />
observó que la actividad agroturística en los ranchos es viable porque el<br />
17% considera que genera más empleo e incrementa los ingresos a partir<br />
del desarrollo de actividades recreativas en los espacios productivos. El 25%<br />
considera la revalorización de productos locales, mientras que el 25% esperaría<br />
que la comunidad se dé a conocer por el tipo de actividades derivadas<br />
del agroturismo. El 33% considera la innovación en los procesos y<br />
productos locales como una estrategia económica (gráfica 5).<br />
Finalmente, se cuestionó sobre el interés personal en vincular sus<br />
actividades principales con el agroturismo. El 22% no mostró interés por
42 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
Gráfica 5<br />
Oportunidades complementarias del agroturismo<br />
Fuente: elaboración propia a partir del cuestionario.<br />
relacionar sus actividades con el turismo, prefiere seguir con la actividad<br />
comercial. El 14% manifestó poco interés; sin embargo, está abierto a<br />
integrarse al desarrollo del agroturismo en favor de generar nuevos flujos<br />
económicos en la región. El 64% restante estaría dispuesto a complementar<br />
sus actividades productivas con el agroturismo, porque es una oportunidad<br />
de percibir beneficios económicos, sociales y culturales. Considera que es<br />
una actividad que genera oportunidades de empleos e ingresos (gráfica 6).<br />
Gráfica 6<br />
Complementación de actividades productivas con el agroturismo<br />
Fuente: elaboración propia a partir del cuestionario.<br />
3.4. Componente del agroturismo: productos locales y gestión<br />
de nuevos servicios complementarios<br />
Las actividades productivas del Valle de San Quintín ofrecen productos<br />
locales como son los acuícola (moluscos y crustáceos: abulón, almeja<br />
pismo, ostión, pulpo, jaiba, langosta, dos especies de algas y siete especies
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
43<br />
de peces), pecuario (leche, queso, carne) y agrícolas (tomate, pepino,<br />
calabaza, coliflor, brócoli, fresa, entre muchos otros). Además, el 33% de<br />
los productores ha aceptado la inclusión de actividades agroturísticas<br />
dentro de las unidades de producción, para esto considera implementar la<br />
innovación dentro de los procesos de producción para el arraigo de productos<br />
locales y nuevos servicios. En pro de lo anterior, el 75% de los<br />
productores solicitó un vínculo con la academia para organizar actividades<br />
turísticas existentes más actividades agroturísticas. En respuesta, se presentó<br />
un bosquejo de dichas actividades que considera las predominantes para<br />
gestionar nuevos servicios complementarios (figuras 7 y 8) y fueron retroalimentadas<br />
por los productores. A su vez, el 25% de productores sostiene<br />
la revalorización de productos locales y el retorno de inversión, porque el<br />
17% considera más empleos e incremento de ingresos a partir del desarrollo<br />
de actividades recreativas en los espacios productivos.<br />
4. Discusión<br />
El agroturismo incluye actividades recreativas dentro de granjas, cultivos<br />
a cielo abierto y criaderos de ostiones (figura 8) y brinda oportunidades<br />
para complementarse con actividades de índole gastronómico, visitas a<br />
talleres artesanales, senderismo, cabalgatas, ciclismo, talleres de productos<br />
medicinales orgánicos, actividades ecoturísticas y camping. Dichas actividades<br />
se distinguen por ser multifacéticas y complementarias; por consecuencia,<br />
los servicios turísticos son diversos y son incluyentes entre sí<br />
(Peñalver Torres, 1998; Casillas Bueno et al., 1995).<br />
La postura de los productores evidencia que la gestión del agroturismo<br />
en el Valle de San Quintín está vinculado principalmente por el aumento<br />
de la promoción de áreas rurales, debido a que el 25% de los productores<br />
espera que la comunidad se dé a conocer por el tipo de actividades derivadas<br />
del agroturismo, mejoras en los accesos a zonas rurales, a causa de<br />
que el IMIP (2007) menciona la escasa infraestructura y deterioro de la<br />
carpeta asfáltica de la carretera transpeninsular, y la diversidad de actividades<br />
alternativas ante la congestión del mundo urbano, en virtud de que<br />
el 33% considera la innovación en los procesos y productos locales como<br />
una estrategia económica y por deducción la creación de actividades<br />
multifacéticas (Constabel et al., 2008). Además, son una oportunidad,<br />
por la cercanía a núcleos urbanos como Tijuana. La diversidad de actividades<br />
recreativas debe respetar el medio natural y cultural. Posteriormente,<br />
la promoción de zonas rurales del Valle de San Quintín aprovechando los<br />
recursos del agro no sólo como materia prima para la industria sino como<br />
factor de atracción del agroturismo (Vogel et al., 2004). En consecuencia,
44 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
el agroturismo es una actividad socioeconómica que articula actividades<br />
recreativas con la cultura, historia, recursos naturales y actividades productivas<br />
propias de la población residente; luego, el visitante tiene la<br />
opción de in<strong>vol</strong>ucrarse en actividades recreativas dentro de los procesos<br />
productivos de establecimientos agropecuarios, agroindustriales, artesanales<br />
y gastronómicos (Blanco Murillo y Riveros Serrato, 2010; Duque<br />
Brito, 2008; Acereza, 2006).<br />
El agroturismo no es una actividad ajena en el Valle de San Quintín,<br />
porque el 8% de los productores ya ha interactuado con el turista, por<br />
medio de recorridos en las granjas. Al mismo tiempo, ofrece degustación<br />
y venta de productos artesanales como el ‘pajarete’, bebida tradicional.<br />
Este fenómeno social in<strong>vol</strong>ucra al turista en actividades propias del lugar<br />
y revalorización del contexto (Duque Brito, 2008; Constabel et al., 2008;<br />
Acereza, 2006).<br />
La implementación del agroturismo es considerada como una alternativa<br />
generadora de beneficios económicos hacia la población local,<br />
porque el 92% de productores mencionó que el agroturismo es una<br />
oportunidad para maximizar sus labores principales. De éstos, el 64%<br />
evidenció interés en identificar las oportunidades económicas vinculadas<br />
con el agroturismo. La disponibilidad de los productores conlleva a<br />
fomentar el desarrollo comunitario al integrar las principales actividades<br />
agropecuarias y acuícolas en pro del crecimiento agroturístico planificado<br />
dentro del Valle de San Quintín (Gómez-Velázquez et al., 2015; Simón<br />
et al., 2011; Duque Brito, 2008; Acereza, 2006; Sectur, 2004).<br />
Las asociaciones entre prestadores de servicios, comunidad local,<br />
instancias públicas y privadas conforman la base fundamental de la oferta<br />
de servicios de calidad y promoción de los procesos artesanales (Gómez<br />
et al., 2012; Szmulewicz Espinosa et al., 2012). Como ya se ha mencionado,<br />
el 75% de los empresarios afirmó estar interesado en vincularse con<br />
instituciones para generar algún producto agroturístico, siempre y cuando<br />
haya un retorno de inversión.<br />
El desarrollo del turismo, en cualquier área geográfica, modifica<br />
aspectos sociales, ambientales y económicos (Del Valle Pérez, 2017). Por<br />
consiguiente, se debe trabajar en prevenir la problemática cultural, socioambiental<br />
y la pobreza. Por una parte, es importante consensuar acciones<br />
positivas como lineamientos ecológicos (por la norma de sanidad que<br />
deben mantener las empresas del Valle de San Quintín) y culturales<br />
(protección del proceso de elaboración de productos tradicionales propios,<br />
como el pajarete) hacia los turistas en conjunción con los dueños<br />
de los ranchos. Por otra parte, hay que trabajar la estrategia de la disponibilidad<br />
de infraestructura turística, debido a que el 42% mencionó
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
45<br />
que la desprovista inversión y la ausencia de adecuadas instalaciones<br />
limitan el desarrollo del agroturismo (Constabel et al., 2008).<br />
El agroturismo es una actividad socioeconómica, por la comercialización<br />
de servicios y productos. Estos existen a partir del aprovechamiento<br />
y conservación de los recursos naturales, culturales y actividades productivas<br />
disponibles en áreas rurales (Sancho, 1998). El 25% de los productores<br />
está dispuesto a dar a conocer sus actividades relacionadas con el agroturismo,<br />
por la relevancia económica entre actividades productivas y recreativas,<br />
las cuales generan ingresos y fomentan la identidad de la comunidad<br />
(figura 6). Además, el 38% está interesado en la innovación de quesos<br />
frescos típicos de la región para atraer más visitantes a sus ranchos. Sin<br />
embargo, se deben preservar las tradiciones y el patrimonio cultural porque<br />
son básicas en el desarrollo local y regional (Duque Brito, 2008).<br />
Quesos típicos, mariscos, vino y frutos rojos son un legado cultural del Valle<br />
de San Quintín, en donde están presentes la salud y el buen comer.<br />
Figura 6<br />
Dinámica del agroturismo en los entornos productivos<br />
Fuente: elaboración propia a partir de la revisión bibliográfica.<br />
Las actividades agropecuarias del Valle de San Quintín cumplen con<br />
el régimen de sanidad en las instalaciones y en los productos para adquirir<br />
las certificaciones en inocuidad alimentaria, como requisito de exportación<br />
(DOF, 2009). Por lo tanto, se debe trabajar en el diseño de<br />
lineamientos ecológicos a visitantes para ejercer normas de sanidad en
46 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
huertos familiares, donde se puedan mostrar los procesos de producción.<br />
Este tipo de empresas puede brindar fácilmente a los turistas servicios<br />
guiados, dentro de sus cultivos y granjas, lo cual permitiría la realización de<br />
labores ajenas a la producción en áreas pecuarias, agrícolas y acuícolas del<br />
Valle de San Quintín (Escobedo Garrido, 2014).<br />
4.1. Oportunidades<br />
Los productores están interesados en aprovechar oportunidades; a la par,<br />
deben enfrentar desafíos. La oportunidad se encargaría de realizar acciones<br />
positivas con el fin de generar beneficios adicionales y el desafío<br />
establece estrategias para asumir situaciones adversas o limitaciones. Un<br />
punto a favor es el potencial de los productos locales y la capacidad de<br />
crear nuevos servicios de agroturismo. La acuicultura del Valle de San<br />
Quintín se distingue por la producción de ostiones, gastronomía y elaboración<br />
de artesanías con el material desechado del ostión. Adicionalmente<br />
se pueden promocionar productos locales y actividades recreativas<br />
relacionadas con la pesca deportiva y observación de especies marinas,<br />
atractivos naturales y culturales de la región (Peñalver Torres, 1998; Casillas<br />
Bueno et al., 1995).<br />
La acuicultura del Valle de San Quintín es una oportunidad para las<br />
personas del sector, ya que es una ventana de desafíos desde la organización<br />
a bordo de embarcaciones pesqueras, para la programación en el acompañar<br />
a la tripulación durante una jornada completa de pesca, dirigida<br />
por profesionales mediante contraprestación económica y lineamientos,<br />
a fin de agregar valor y difundir el trabajo en el medio marino para promocionar<br />
y conservar los recursos marinos ligados a la vida laboral de los<br />
pescadores y promoción del pescado, permitiendo al turista conocer el<br />
sistema de pesca, funcionamiento de radares, fases del calado del arte y la<br />
clasificación del pescado (Moreno Muñoz, 2018; Herrera-Racionero et<br />
al., 2018). Adicionalmente, se está en contacto con el ecosistema marino,<br />
lleno de sugerencias y matices, como es la observación del lobo marino,<br />
la ballena gris, el resto de fauna marina, así como el desarrollo de pesca<br />
deportiva, buceo y otras actividades recreativas ligadas al ecosistema<br />
marino. La cultura del mar es fundamental por el contacto con la gente<br />
y su vocabulario propio, un conjunto de intensas manifestaciones festivas<br />
asociadas con el mar como marco inspirador, rodeado de museos, centros<br />
de interpretación, gastronomía, mo<strong>num</strong>entos, artesanía, lonjas de pescado,<br />
la localización de sistemas y artes tradicionales de pesca y la práctica de la<br />
cría del ostión (Moreno Muñoz, 2018). Es un entorno que atrae al visitante<br />
a experimentar la vida junto al mar y sus bondades.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
47<br />
4.2. Desafíos<br />
El desafío consiste en un conjunto de acontecimientos que permiten la<br />
posibilidad de lograr un aprendizaje o alcanzar resultados positivos, en<br />
donde los productores y estrategas establecen el control de la relación<br />
sujeto-entorno (Raimundi et al., 2014). En el Valle de San Quintín las<br />
actividades productivas atraen mano de obra de diferentes zonas rurales<br />
del país (IMIP, 2007). Esto ha generado la creación de nuevos asentamientos<br />
humanos sin servicios públicos, ocasionando contaminación<br />
ambiental y una imagen rural no deseada. Algunas empresas han construido<br />
cuarterías o conjunto de habitaciones que permiten alojar a<br />
familias de jornaleros agrícolas, en un solo cuarto, cuyas carencias se<br />
reflejan en el hacinamiento y servicios insuficientes. Por ello, es necesario<br />
que los productores oferten viviendas dignas para jornaleros en el Valle<br />
de San Quintín con el apoyo del gobierno municipal. En este sentido,<br />
la configuración del entorno-sujeto debe estar planificado por los productores<br />
que estén interesados en complementar actividades productivas<br />
con el agroturismo.<br />
4.3. Propuestas a partir de los componentes del agroturismo,<br />
oportunidades y desafíos<br />
En el Valle de San Quintín predominan actividades agrícolas, pecuarias<br />
y acuícolas. Estas actividades perfilan el emprendimiento a nuevas actividades<br />
complementarias vinculadas al agroturismo, ya que se revalorizan<br />
los productos locales, como los derivados de la ganadería, entre los cuales<br />
destaca la elaboración de quesos, requesones, yogurt, crema, pajarete y<br />
otras bebidas a base de leche (Riveros Serrato y Blanco Murillo, 2003).<br />
Además, a partir del potencial que tiene el Valle, abordados en los puntos<br />
3.1., 3.2., 3.3. y 3.4. se proponen las cinco fases del agroturismo retomados<br />
de Phillip et al. (2010) en la figura 7.<br />
No cabe duda de que este tipo de turismo es una ventana de oportunidades/desafíos<br />
para consolidar productos y servicios agroturísticos de<br />
acuerdo con las actividades predominantes del Valle de San Quintín. Las<br />
empresas de gran escala manifestaron falta de interés en participar con el<br />
proyecto del agroturismo por las normas de sanidad que deben respetar.<br />
Por su parte, las empresas de menor escala, principalmente las de giro<br />
ganadero, consideran al agroturismo como una alternativa a sus actividades<br />
productivas. Por otro lado, es necesario que la población esté capacitada<br />
para prestar el servicio turístico relacionado con sus actividades productivas,<br />
así como una adecuada planificación del sistema agroproductivo.
48 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
Figura 7<br />
Propuesta de agroturístico en cinco niveles<br />
Fuente: elaboración propia a partir de Phillip et al. (2010).<br />
Es importante trabajar en la imagen urbana del Valle de San Quintín,<br />
ya que ésta influye de forma directa en la toma de decisiones y, por consiguiente,<br />
en el éxito del desarrollo turístico del lugar. Por ejemplo, con<br />
la colocación de señalización de los recursos turísticos, con el propósito<br />
de orientar a los visitantes y proporcionar un ambiente seguro para los<br />
viajeros, así como la coordinación entre los productores para la promoción<br />
y prestación de las diferentes actividades potenciales que posee la<br />
región (figura 8).<br />
Estas actividades fueron trabajadas junto con los 11 empresarios,<br />
algunas de ellas ya se realizan dentro de las granjas como parte de la acción<br />
positiva generadora de beneficios a mediano o largo plazos, para emprender<br />
avances de corte social, económico y laboral (Muñoz Canales, 2010).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
49<br />
Figura 8<br />
Actividades del agroturismo que se proponen<br />
para el Valle de San Quintín<br />
Fuente: elaboración propia.<br />
Conclusiones<br />
Se identificaron los siguientes componentes del agroturismo: espacios<br />
productivos del sector primario, la presencia de comunicaciones, transporte,<br />
infraestructura turística, la apreciación de los productores del sector primario<br />
en torno al desarrollo de las actividades del agroturismo en los<br />
espacios laborables, en donde el 25% espera que el agroturismo permita<br />
agregar valor a los productos locales, otro 25% anhela que la comunidad<br />
se dé a conocer por el tipo de actividades derivadas del agroturismo y el<br />
33% considera trabajar en la innovación en los procesos de producción<br />
para el arraigo de productos locales y nuevos servicios. Posteriormente,<br />
los componentes del agroturismo fueron la base para realizar una propuesta<br />
siguiendo la metodología de niveles presentada por Phillip et al. (2010),<br />
iniciando con la observación, admiración, conocimiento y desarrollo de<br />
actividades productivas de forma novedosa y organizada. Además, los
50 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
componentes del agroturismo permitieron, por un lado, establecer que<br />
el agroturismo es una oportunidad y su función es plantear acciones<br />
positivas, como las que se proponen en las figuras 7 y 8, a fin de generar<br />
beneficios adicionales, dado que el 64% de los productores entrevistados<br />
mostró interés en complementar sus actividades productivas con prácticas<br />
agroturísticas. Por otro lado, el agroturismo es un desafío y consiste en<br />
establecer estrategias a situaciones adversas; como plan “B”, por ejemplo,<br />
ante la incertidumbre comercial, en virtud de que gran parte de productos<br />
agropecuarios del Valle de San Quintín es exportada hacia Estados<br />
Unidos, donde es sujeta a cambios inesperados por la oferta y demanda,<br />
así como barreras de diversa índole, esto ha llevado a grandes pérdidas<br />
económicas y laborales. Luego el agroturismo funcionaría como estrategia<br />
adyacente para promocionar actividades complementarias y amortiguar<br />
en un 1% el declive de la producción. Por último, el Valle de San Quintín<br />
tiene vocación propia para fomentar el agroturismo a partir de recursos<br />
naturales, actividades productivas y la participación de productores<br />
de las diferentes ramas de los sectores económicos. Los productores<br />
esperan la promoción del Valle de San Quintín a partir de la revalorización<br />
de productos locales.<br />
Anexo<br />
Guion de entrevista<br />
Objetivo: Analizar la situación actual y potencial en cuanto al punto<br />
de vista de los empresarios (agropecuarios y acuícolas) hacia la<br />
implementación del agroturismo como una actividad complementaria<br />
en el Valle de San Quintín.<br />
Fecha:<br />
1. ¿Usted ha oído hablar sobre agroturismo?<br />
2. ¿Considera que el agroturismo sostenible (ecológico) podría ser<br />
una alternativa para incrementar ingresos en las empresas<br />
agropecuarias?<br />
3. ¿Usted está dispuesto en vincular sus actividades productivas con<br />
instituciones educativas (por ejemplo, UABC) e inversionistas locales<br />
para generar un producto agroturístico en su rancho?<br />
4, ¿Cuáles son las limitaciones a superar para promover el agroturismo<br />
en su rancho?<br />
5. ¿Qué oportunidades complementarias considera que generaría el<br />
impulso de la actividad agroturística dentro de su rancho?<br />
6. ¿Usted está dispuesta(o) en complementar sus actividades<br />
económicas con el agroturismo?
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 26-56<br />
51<br />
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,<br />
15 de marzo de 2019.<br />
Recibido: 21 de febrero de 2020.<br />
Reenviado: 15 de julio de 2020.<br />
Aceptado: 16 de octubre de 2020.<br />
Karla Cecilia Jaimes Maruri. Pasante de la licenciatura en Turismo del<br />
Centro Universitario Temascaltepec de la Universidad Autónoma del Estado<br />
de México.<br />
Luis Alberto Morales Zamorano. Es doctor en Ciencias Administrativas<br />
por el Instituto Politécnico Nacional, México. Actualmente es profesor<br />
investigador de tiempo completo en la Facultad de Ingeniería y<br />
Negocios, San Quintín, de la Universidad Autónoma de Baja California.<br />
Su línea de investigación actual es agroturismo y competitividad de<br />
empresas agrícolas. Su más reciente publicación es, como coautor: Productividad<br />
en las empresas y su competitividad en los mercados, un enfoque<br />
a micro y pequeñas empresas, Ciudad de México, Pearson/Universidad<br />
Autónoma de Baja California (2019).<br />
Xochitl Jasso-Arriaga. Es doctora en Ciencias Agropecuarias y Recursos<br />
Naturales por la Universidad Autónoma del Estado de México. Actualmente<br />
es profesora-investigadora del Centro Universitario UAEM Temascaltepec.<br />
Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Sus líneas de<br />
investigación actuales son: planeación territorial, etnoecología y agrobiodiversidad.<br />
Entre sus más recientes publicaciones destacan, como autora:<br />
“Principio de conservación: coexistencia entre diversidad de especies comestibles<br />
y conocimiento tradicional”, Polibotánica, núm. 47, Ciudad de<br />
México, Instituto Politécnico Nacional, Escuela Nacional de Ciencias<br />
Biológicas, pp. 179-199 (2019); como coautora: “Más allá de la comercialización<br />
de hongos comestibles silvestres en la comunidad de San Antonio<br />
Acahualco, México”, Agro Productividad, 12 (5), Texcoco, El Colegio de<br />
Postgraduados en Ciencias Agrícolas, pp. 9-16 (2019) y “Análisis y perspectivas<br />
para gestionar el turismo biocultural: una opción para conservar
56 K. C. Jaimes Maruri et al.: Agroturismo: ¿oportunidad y desafío para el Valle de San Quintín...<br />
el ecosistema forestal de Temascaltepec”, Madera y Bosques, 24 (1), Xalapa,<br />
Instituto de Ecología, A.C., pp. 1-14 (2018).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85.<br />
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
DOI: https://doi.org/10.22136/est20211678<br />
La apropiación y el uso del espacio<br />
público urbano. Los comunes en<br />
el parque urbano<br />
57<br />
Appropriation types and use of<br />
the urban public space. The commons<br />
in the urban park<br />
Gloria Jovita Guadarrama Sánchez*<br />
Pamela Monserrat Pichardo Martínez**<br />
Abstract<br />
Public spaces in cities are important for inhabitants’ wellbeing and quality of life;<br />
these are perceived as social goods for the people who share and use them. This text<br />
argues that public spaces are collective goods and social constructions in constant<br />
reconfiguration. It analytically shows the forms of appropriation over time and<br />
governance agreements into the theoretical framework of commons theory with a<br />
qualitative focus applied to The Simon Bolivar Park of Toluca City, Mexico. The<br />
analysis contributes to the understanding of the complexity of public spaces, goods,<br />
and social relations shared between the actors in<strong>vol</strong>ved.<br />
Keywords: public spaces, commons, women in public space, urban parks, property<br />
rights<br />
Resumen<br />
Los espacios públicos en las ciudades son importantes para la calidad de vida de<br />
sus habitantes y son percibidos como bienes sociales. En este texto se argumenta<br />
que son bienes de propiedad colectiva y construcciones sociales en constante<br />
reconfiguración. Analíticamente se explican las formas de apropiación en el<br />
tiempo y los acuerdos para su gobernanza en el marco teórico de los bienes<br />
comunes, con un enfoque cualitativo aplicado al caso del Parque “Simón Bolívar”<br />
de la ciudad de Toluca, México. El análisis abona a la comprensión de la complejidad<br />
del espacio público y las relaciones entre los actores que lo comparten.<br />
Palabras clave: espacios públicos, bienes comunes, mujeres y espacio público,<br />
parques urbanos, derechos de propiedad.<br />
* El Colegio Mexiquense, A.C., correo-e: gguadarr@cmq.edu.mx<br />
** Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México,<br />
correo-e: monserrat.pichardo@gmail.com
58 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
Introducción<br />
La ciudad se conforma por múltiples sistemas que la producen y la reproducen,<br />
entre ellos ocupan un lugar importante los espacios públicos (plazas,<br />
calles, parques, jardines, centros recreativos, culturales o deportivos, áreas<br />
compartidas con función social o cívica), 1 que más allá de su forma física<br />
o su estructura material están constituidos por las interacciones de sus<br />
habitantes con su territorialidad así como por las relaciones sociales que<br />
en ellos tienen lugar. 2 Socialmente el espacio público tiene una gran importancia<br />
al ser el lugar donde sucede la vida pública y por ser símbolo<br />
dentro del territorio. También por su centralidad y multifuncionalidad,<br />
porque los grupos sociales se integran y excluyen en él; así como por<br />
constituir un ámbito para la generación de ciudadanía, de construcción<br />
de identidad y sentido de pertenencia. Los actores sociales se reconocen<br />
en el espacio público, se visibilizan y se lo apropian a pesar de las desavenencias<br />
que surgen entre los grupos que coexisten en él. Su apropiación<br />
dota a estos espacios de sentido social, trasciende el tiempo y el territorio.<br />
El espacio público como objeto de estudio entraña una profunda exigencia<br />
reflexiva; este texto aborda las formas en las que el espacio público<br />
es apropiado como un bien común en una dimensión de temporalidad y<br />
la reconfiguración de las formas de apropiación determinadas por el uso<br />
que las personas hacen de él. Para ese propósito se examina el caso del<br />
Parque “Simón Bolívar” en Toluca, Estado de México, con especial atención<br />
a las reglas informales que lo convierten en un bien común, los<br />
grupos que lo comparten y los derechos de apropiación que ejercen. El<br />
análisis se organiza en el marco de la teoría de los bienes comunes de Elinor<br />
Ostrom (2011) y de su aplicación al estudio de los espacios públicos. Si<br />
bien Ostrom no aplicó sus ideas sobre los bienes de propiedad colectiva<br />
y los recursos de uso común a los espacios públicos, el marco de su teoría<br />
ha sido extendido a este campo de conocimiento por sociólogos, urbanistas<br />
y analistas de políticas públicas, entre ellos: Subirats (2016), Amin<br />
(2009), Castro Coma y Martí Costa (2016) y Vergara Vidal (2012).<br />
1<br />
En las ciudades se asumen como espacios públicos las plazas, parques y calles, así como otros<br />
elementos llamados de infraestructura abierta, como instalaciones deportivas y de recreación al aire<br />
libre, los cuales además de ser transitables públicamente, aportan condiciones para mejorar la calidad<br />
de vida en la ciudad (Martínez Valdés et al., 2020). En una visión más amplia, el concepto se extiende<br />
a los espacios con funciones de expresión y formación política, cívica o cultural y de respuesta social,<br />
al margen del tipo de propiedad. Asimismo, se consideran todas las arenas comunes de la vida social<br />
que no son privadas, las cuales no siempre están circunscritas a espacios físicos (De Magalhâes, 2010;<br />
Amin, 2009).<br />
2<br />
La territorialidad es entendida como una dimensión espacial de los actores que incluye los<br />
valores que éstos atribuyen a un territorio. En términos de Monnet (2010), “un sistema de valores<br />
atribuidos a un territorio”.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
59<br />
Metodológicamente la aproximación se estructura como una mirada<br />
etnográfica-social sustentada en la observación directa de las formas de<br />
apropiación del espacio y de sus usuarios, articulada con entrevistas<br />
semiestructuradas para la obtención de la información por sector, grupo<br />
y usuario individual. El uso del espacio en su dimensión de temporalidad<br />
se establece mediante el trazo de secuencias de ocupación que se integran<br />
al trazo de perfiles sociodemográficos de los actores, la caracterización de<br />
los bienes y de los derechos de propiedad que son ejercidos. La visión<br />
sobre el uso y la comunalización temporal del espacio se complementa<br />
con información documental de normas y reglamentos, así como con<br />
registros históricos de la adscripción y gestión del espacio seleccionado;<br />
el análisis integra factores contextuales asociados a las transformaciones<br />
socio-económicas del país.<br />
La exposición se ordena en cuatro apartados: el primero presenta la<br />
aproximación a la noción de espacio público y la discusión teórica sobre<br />
las posibilidades de considerarlo un bien común. El segundo analiza el<br />
caso particular del parque urbano “Simón Bolívar” de la ciudad de Toluca<br />
en sus dimensiones de uso temporal, derechos de propiedad y formas de<br />
apropiación. El tercero aborda las particularidades del grupo de mujeres<br />
que lo usan como espacio para actividades económicas de comercio informal.<br />
El cuarto apartado aporta las conclusiones del estudio.<br />
1. El espacio público y la propuesta de los bienes comunes<br />
En las últimas décadas se han incrementado las investigaciones que abordan<br />
al espacio público como concepto nuclear en distintas áreas del conocimiento.<br />
De acuerdo con Lefebvre (2013: 24), se fragmenta en objetos<br />
de estudio con sus propios métodos de acuerdo con la ciencia que de él<br />
se ocupa.<br />
En este artículo se hace un acercamiento al espacio público bajo la concepción<br />
de que es la unión de dos vertientes: la primera se refiere al<br />
conjunto de relaciones sociales, simbólicas y de territorialidad que configuran<br />
el ámbito legítimo del conflicto político. La segunda corresponde<br />
a la visión del espacio público visto en términos físicos, espaciales, tangibles<br />
y estructurales:<br />
Esto significa que el espacio público no se agota ni está asociado únicamente<br />
a lo físico-espacial (plaza o parque), sea de una unidad (un parque) o de un<br />
sistema de espacios (trama urbana). Es, más bien, un ámbito contenedor de<br />
la conflictividad social que tiene distintas posiciones, según la coyuntura y<br />
la ciudad que se trate (Carrión, 2016: 18).
60 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
Desde ese ángulo integrador, el espacio público es visto como un<br />
generador de bienes económicos, recreativos, relacionales, sociales, de<br />
pertenencia, susceptibles de ser apropiados. La consideración del mismo<br />
como bienes comunes alude al conjunto de recursos naturales, infraestructura,<br />
formas de uso, apropiación y control que son compartidos por<br />
quienes lo disfrutan y gobiernan.<br />
La visión de Ostrom (2014) sobre los bienes comunes 3 permite profundizar<br />
el análisis de las relaciones sociales que surgen en los espacios<br />
públicos de acuerdo con las características de la apropiación que los<br />
usuarios hacen de ellos, mediante las nociones de regímenes de propiedad<br />
y derechos de propiedad (Ostrom, 2014). Los regímenes de propiedad refieren<br />
al tipo de sujeto titular de la propiedad o a quienes son los titulares de los<br />
derechos sobre los bienes. Ostrom reconoce cuatro tipos de régimen, a<br />
saber: 1) Régimen de acceso abierto: el acceso a los bienes está abierto para<br />
cualquier individuo; 2) Régimen de propiedad pública: es el gobierno<br />
(federal, estatal, municipal) el dueño de los bienes y puede establecer<br />
reglas de uso y cuidado; 3) Régimen de propiedad colectiva: son bienes que<br />
se poseen colectivamente; 4) Régimen de propiedad privada individual: el<br />
titular es una persona que decide cómo utilizar y proteger los bienes<br />
(Merino Pérez, 2019).<br />
Schlager y Ostrom (1992) conceptualizan los derechos de propiedad<br />
como sistemas en los que los derechos son acumulables y marcan límites<br />
al acceso, uso y decisión que se puede hacer sobre un bien, conformando<br />
racimos de derechos. Son las “relaciones sociales alrededor de los<br />
bienes y remiten a las capacidades de reclamar el respaldo de un determinado<br />
colectivo en la demanda que se hace respecto a un bien” (Merino<br />
Pérez, 2014: 91). Pueden estar en manos distintas al titular de la propiedad,<br />
es decir, que alguien tenga derecho no lo convierte en el poseedor<br />
de la propiedad.<br />
Ostrom (2014: 31) considera seis derechos de propiedad que se<br />
encuentran divididos en dos grandes tipos: los derechos de uso, dentro de<br />
los cuales están: 1) Acceso: derecho a entrar a una propiedad específica<br />
(puede ser sólo durante un periodo determinado); 2) Extracción: derecho<br />
de extraer productos específicos de un bien; 3) Explotación comercial:<br />
derecho de vender. Asimismo, los derechos de control, entre los que considera:<br />
4) Manejo: derecho a transformar el bien y regular patrones internos<br />
de uso; 5) Exclusión: derecho a decidir quiénes tienen derechos de<br />
3<br />
Ostrom no aplicó sus ideas sobre los bienes de propiedad colectiva y los recursos de uso común<br />
a los espacios públicos, pero el marco de su teoría ha sido extendido a este campo de conocimiento<br />
por sociólogos, urbanistas y analistas de políticas públicas.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
61<br />
acceso, uso o manejo del bien; 6) Alienación: el derecho a rentar, vender<br />
o hipotecar un bien.<br />
La percepción que los actores sociales tienen de sus derechos (de propiedad)<br />
se vincula con los tipos de uso que hacen de cada espacio público.<br />
Los diferentes usos de un mismo espacio pueden determinar tipos de<br />
bienes distintos, dependiendo el momento en que se apropie y de quién se<br />
lo apropie. Para Ostrom (2014) existen cuatro tipos de bienes: bienes<br />
públicos, bienes de uso común, bienes tarifa, bienes privados; su clasificación<br />
responde a dos condiciones: a) La capacidad de exclusión: posibilidad<br />
de excluir a usuarios potenciales del uso de un bien; b) Nivel de<br />
sustractabilidad: se refiere a la medida en que el uso actual que realiza un<br />
grupo o una persona afecta el uso potencial que lleven a cabo otros usuarios.<br />
Si el uso afecta la disponibilidad del bien eso lo vuelve de alta sustractabilidad<br />
(Merino Pérez, 2019). En ese sentido, aunque no es el único<br />
factor, como lo sostiene Vergara Vidal (2012), es el uso que se hace del<br />
espacio lo que determina su carácter.<br />
Así, cuando se habla de momento en este texto se considera que el<br />
espacio público cumple distintas funciones (Fonseca Rodríguez, 2015) que<br />
se transforman a lo largo del día, la semana, el mes y el año como consecuencia<br />
de la interacción social cotidiana y de la diversificación de actividades<br />
de los sujetos que coinciden en él. Es decir, se reconfigura a partir del<br />
uso que de él se hace y de quién lo hace, en una dimensión de temporalidad.<br />
Es el uso, de nueva cuenta, lo que lo convierte en un bien común.<br />
Respecto a los tipos de bienes, Subirats (2016: 78) afirma que debido<br />
a las transformaciones que han traído consigo los nuevos funcionamientos<br />
de la economía global y neoliberal se ha hecho una reconfiguración<br />
de los mismos, pues en un principio los fundamentos de rivalidad y<br />
exclusión permitían la clasificación casi perfecta de los bienes en públicos,<br />
privados, club y comunes. Sin embargo, ahora hay dos procesos que<br />
suceden en paralelo y que modifican esta propuesta. A saber:<br />
Por un lado, el cambio tecnológico ha aumentado la exclusividad en ciertos<br />
bienes que eran considerados de exclusividad difícil (pago por acceso a<br />
ciertos servicios-bienes, o pago por mejores prestaciones). Por otro lado, la<br />
escasez (real o generada) de ciertos bienes que eran considerados no rivales<br />
(agua, suelo, tiempo, etc.) han generado una mayor presencia de rivalidad<br />
de uso.<br />
Pero, de manera aparentemente contradictoria, la tecnología ha hecho asimismo<br />
que ciertos bienes que eran rivales (conocimiento, cultura, arte, etc.),<br />
ahora puedan dejar de serlo, al no ser tan importante la propiedad de los<br />
mismos (tener físicamente el libro o el cd) como poder acceder a ellos. Lo<br />
que parece evidente es que el desarrollo tecnológico y la real o aparente
62 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
escasez de un recurso (mezclando variables como costo marginal de acceso<br />
y facilidad de exclusión) pueden modificar y han modificado un escenario<br />
antes más estable. Y ello puede situar a los bienes comunes en una nueva<br />
centralidad (Subirats, 2016: 78).<br />
En cuanto al espacio público, Subirats se refiere a lo público: a) como<br />
aquello que corresponde a lo estatal o b) como aquello que representa un<br />
recurso (o bien) comunitario, y es en el segundo sentido donde hace<br />
hincapié en el conjunto de acuerdos que surgen entre actores sociales para<br />
gestionarlo y regularlo.<br />
De acuerdo con Subirats (2016: 73), el término bien común surge de<br />
dos enfoques distintos. El primero hace referencia al procomún, procomunes<br />
o common’s (en inglés), que es el tipo de recurso (o bien) que cuenta<br />
con la posibilidad de que sea la colectividad que lo usa la que lo gobierne<br />
al ser ella la que se beneficia y dispone de él. El segundo refiere a la forma<br />
en que el espacio público puede ser concebido como un bien común, el<br />
cual no tiene restricciones de acceso y uso colectivo porque se trata de un<br />
tipo de propiedad de dominio público ligado al dominio del Estado.<br />
Aquí se considera al espacio público como un bien común con base<br />
en el primer enfoque, pero se reconoce que los factores que lo determinan<br />
son variables y combinan de manera distinta las interacciones del gobierno<br />
con otros actores sociales. Atutxa refiere que el término común debe<br />
entenderse más allá de los límites legales o normativos, pues éste únicamente<br />
puede ser entendido en la esfera o dimensión en la que se aplica. Lo común<br />
“son experiencias que desde la acción transforman la realidad” (Atutxa,<br />
2017: 102).<br />
En el mismo sentido, Giglia (2013: 28) afirma que el espacio público<br />
es el bien común más relevante que existe en la ciudad, ya que la participación<br />
de los actores sociales en la gestión colectiva comienza desde el<br />
momento mismo en que se cruzan los límites de lo privado, por ejemplo,<br />
la casa para intervenir en él. Sigue a Ostrom en su idea de que es necesario<br />
que exista un acuerdo entre usuarios sobre las reglas que indiquen qué<br />
está permitido y qué no en un espacio público determinado; por lo que<br />
en ausencia de reglas compartidas la gestión colectiva del bien comúnespacio<br />
público no puede funcionar, y de facto no funciona. No es casual<br />
que esas reglas introduzcan cambios notables en los usuarios del lugar y en<br />
las formas legítimas de uso, limitando su acceso y su disfrute a ciertos habitantes<br />
e impidiéndoselo a otros. Y tampoco es casual que reglas de uso<br />
diferentes y contrastantes coexistan de una manera no del todo armoniosa<br />
(Giglia, 2013: 29).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
63<br />
En ese marco, siguiendo a Castro Coma y Martí Costa (2016: 135)<br />
se puede decir que el espacio público como bien común debe considerar<br />
un grupo de personas unidas por el sentido de pertenencia hacia ese<br />
espacio, que mediante un conjunto de reglas compartidas sea capaz de<br />
administrar, tomar decisiones y regular ese bien. Subirats (2016) argumenta<br />
que si para el caso de algunos lugares de la ciudad se aplica el<br />
concepto de bienes comunes, es necesario saber hasta dónde es posible<br />
hablar entonces de un espacio común teniendo en consideración que un<br />
bien común se encuentra<br />
sometido a la disponibilidad de la comunidad entendida en este caso como<br />
comunidad de personas e individuos que, dadas sus interrelaciones y sus<br />
lazos de confianza y de reciprocidad deciden ejercer su capacidad de acción<br />
en un espacio público […] (Subirats, 2016: 92).<br />
Las reflexiones vertidas convergen en la necesidad del análisis del<br />
impacto de la acción social dentro del espacio público considerado como<br />
bien común; así, es indispensable pensar en lo común como una producción<br />
social en constante resignificación y como una relación intersubjetiva<br />
entre el espacio y los actores (Monnet, 2010); es decir, se concibe que lo<br />
común más allá de encontrarse dentro de los márgenes estrictos de lo que<br />
es público o es privado, es aquello que tiene origen y sentido sólo dentro<br />
de los límites de una comunidad que lo produce colectivamente (Campos<br />
Cortés y Brenna Becerril, 2015).<br />
En resumen, las formas de apropiación del espacio público como bien<br />
común estarían determinadas por su uso, con la aclaración de que las<br />
relaciones que se mueven en su interior son dinámicas, complejas e integran<br />
una vasta cantidad de elementos que construyen su significación social.<br />
Las relaciones, usos y formas de apropiación se muestran enseguida para<br />
el caso de un parque urbano que concentra distintos actores, acuerdos y<br />
desacuerdos que sustentan la consideración de verlo como un bien común.<br />
2. El Parque “Simón Bolívar”, un espacio público y bien común<br />
En el centro de la ciudad de Toluca a un costado del edificio más emblemático<br />
de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM)<br />
conocido como Rectoría se encuentra el Parque “Simón Bolívar”, rodeado<br />
por las calles de Instituto Literario, Ignacio López Rayón y Valentín Gómez<br />
Farías, el cual cuenta con una extensión de 4,134 metros cuadrados. Lleva<br />
el nombre del libertador venezolano más importante de América del Sur,<br />
cuya estatua ecuestre se erige justo en medio del jardín. Fue fundado en
64 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
1930 a petición de una asociación de jóvenes, la Liga Estudiantil contra el<br />
Imperialismo Yanqui y en 1996 el Ayuntamiento de Toluca entregó a la<br />
Universidad la administración del parque para que se utilizara como jardín<br />
de arte para organizar actividades artísticas y culturales, tales como audiciones,<br />
talleres, exposiciones y otros (Peñaloza García, 2015: 150).<br />
En la actualidad, el Parque “Simón Bolívar” está destinado para el ocio<br />
y el goce, tiene en su interior juegos infantiles, bancas de cemento y<br />
bancas metálicas, faroles y árboles. Es utilizado para entrenamientos de<br />
parkour y para patinar los fines de semana. Dos de sus esquinas, las que<br />
articulan las avenidas Valentín Gómez Farías con Ignacio López Rayón y<br />
ésta con Instituto Literario se han convertido en paradas consuetudinarias<br />
de autobuses urbanos. En algunas ocasiones se organizan eventos culturales,<br />
pero también todos los martes y viernes desde aproximadamente las 10:30<br />
de la mañana y hasta las 16:00 horas se convierte en un punto de venta<br />
o centro de intercambio para muchas mujeres que comercian diversos<br />
tipos de productos. Muchas de ellas realizan entregas de lo que han vendido<br />
con anterioridad por internet a través de Facebook.<br />
Durante las mañanas, entre semana, se observa el movimiento constante<br />
por parte de la gente: el tránsito vehicular es fluido y permanente a su<br />
alrededor; las personas bajan y transbordan en el transporte público. Llegan<br />
los trabajadores de la Universidad. Las bancas son ocupadas y desocupadas<br />
y así, conforme pasan los minutos, el parque comienza a cobrar vida, a<br />
poblarse, a producirse y ya no se detiene hasta que llega la noche. De esta<br />
manera, el espacio del parque va siendo apropiado por distintos actores<br />
que hacen uso de él a partir de las actividades que desarrollan.<br />
Muy temprano, las parejas se explayan y hasta se acuestan en las bancas<br />
mientras se toman un atole y se muestran afecto. Los padres de familia<br />
transitan rápidamente mientras llevan a sus hijos a la escuela. El vendedor<br />
de tamales comienza la jornada desde muy temprano. El minúsculo local<br />
de lámina del cerrajero, así como la lavandería, la miscelánea y la heladería<br />
comienzan a abrir las cortinas, los empleados de los negocios establecidos<br />
o sus dueños empiezan sus actividades. La patrulla municipal permanece<br />
estacionada en una esquina.<br />
Poco a poco se van intensificando la aparición y la permanencia de las<br />
personas en el parque. Por la tarde, algunos de los padres que han ido por<br />
sus hijos a la escuela se detienen un rato y permiten que los niños se suban<br />
a los juegos que están instalados en el interior del parque. Algunos trabajadores<br />
se sientan en las bancas a fumar y a platicar. La gente que va y<br />
viene en el transporte público se sienta a esperar durante periodos variados<br />
la llegada del autobús que la lleve a su destino (fotografía 1).<br />
Se observa entonces que el parque es apropiado de distintas formas<br />
dependiendo del uso que los actores hacen de él, de sus intereses, de su
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
<strong>65</strong><br />
Fotografía 1<br />
Aspecto del Parque “Simón Bolívar” de Toluca<br />
Fuente: autoría propia.<br />
contexto, de sus características, de la hora o el día de la semana. 4 En las<br />
distintas lecturas que se han hecho sobre la apropiación de los espacios<br />
públicos y su significación social se observa cómo la forma de apropiación<br />
puede transformarlos en bienes de propiedad colectiva. Segovia (2007: 9)<br />
afirma que la apropiación de los espacios públicos ayuda a generar sentido<br />
de pertenencia por parte de la gente que hace un esfuerzo de integración<br />
y de convivencia social en la ciudad. Siguiendo las aportaciones de Almada<br />
(2014), se considera que las relaciones sociales establecidas entre las personas<br />
dotan al espacio público de una forma determinada, un conjunto<br />
de funciones y significaciones sociales. Torres Veytia (2009) advierte que<br />
se puede entender la apropiación del espacio público como la creación de<br />
un ámbito de pertenencia que comienza con una percepción subjetiva por<br />
parte de los actores sociales acerca de su conexión con el territorio.<br />
En la misma línea de la construcción intangible del espacio público están<br />
las ideas de otros autores (Vázquez Ceballos et al., 2011), quienes unen lo<br />
material, lo económico, el ordenamiento legal e ilegal y la presencia física<br />
4<br />
La secuencia del uso del parque se estableció mediante una técnica de observación directa a lo<br />
largo de un año de acudir al parque en horarios diferentes (febrero de 2019 a enero 2020) y de la<br />
integración de bitácoras de observación.
66 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
en el espacio; al tiempo que toman en cuenta lo social, señalan que da<br />
lugar al uso compartido de códigos que no implican la presencia física.<br />
Sostienen que al hablar de espacios públicos se hace referencia a dos formas<br />
de apropiación: material (manifestaciones en la calle que no permiten<br />
el adecuado flujo vial) y simbólica (que sirve para compartir códigos de<br />
varios tipos entre grupos de personas que ayudan a tener control o dominio<br />
sobre el espacio público). Estas formas de apropiación tienen como<br />
objetivo la exclusión de otras personas que podrían hacer uso del mismo<br />
espacio público, pero con otras características de acción, pues se convierte<br />
en un lugar donde existen distintas visiones y proyectos de cada grupo<br />
social que hace uso de él.<br />
En la descripción de las interacciones que tienen lugar en el parque es<br />
evidente que los usos y las formas de apropiación se reconfiguran al discurrir<br />
el tiempo; los tipos de uso abarcan actividades recreativas, económicas<br />
y culturales. En principio parece que, por su carácter de espacio<br />
público gestionado y controlado por el gobierno municipal y por la<br />
Universidad, prevalecieran derechos de acceso para todos en todo<br />
momento; pero si se observa con atención se nota que hay usuarios que<br />
ejercen otros derechos de uso y de control que van más allá de poder<br />
transitar por ese espacio. Por ejemplo, hay quienes acceden al parque sólo<br />
con propósitos de ocio y goce, como los niños al término de sus clases,<br />
las parejas de novios o quienes practican actividades deportivas. También<br />
están quienes acceden, usan y se apropian temporalmente del espacio como<br />
las vendedoras ambulantes y las compradoras que anudan las actividades<br />
de comercio informal. Están quienes acceden, usan y controlan temporalmente<br />
el espacio como pueden ser algunas mujeres que dedicándose al<br />
comercio informal rentan los lugares, las bancas, los espacios a las vendedoras<br />
para permitirles desarrollar actividades de intercambio económico.<br />
Un punto esencial al pensar al espacio público como bien común son<br />
los desencuentros respecto a las reglas de uso y cuidado, porque cuando<br />
no hay claridad, se suele desembocar en conflictos y enfrentamientos<br />
(Giglia, 2013: 29). El parque cuenta con un conjunto de disposiciones<br />
formales emitidas por la autoridad municipal, pero su manejo es un<br />
entramado de arreglos informales entre las autoridades y usuarios, que lo<br />
mantienen como un espacio en el que es posible establecer vínculos de<br />
convivencia y cohesión social, al mismo tiempo que de tensión y exclusión.<br />
Así, aquello que se considera común se produce socialmente todo el<br />
tiempo y por lo tanto se resignifica bajo esa dinámica en la que intervienen<br />
las prácticas, las actividades y las experiencias que surgen de la constitución<br />
y modificación de las relaciones sociales. Por lo tanto, es<br />
necesario comprender que un bien común permite analizar las relaciones<br />
que se conforman entre personas o grupos de personas, y al mismo tiempo,
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
67<br />
la forma en que éstos se vinculan con los espacios que usan, transitan u<br />
ocupan (Campos Cortés y Brenna Becerril, 2015: 160).<br />
Sin trazar líneas divisorias absolutas, no habría que perder de vista que<br />
el espacio público es comúnmente parte de la propiedad pública y del<br />
dominio del Estado, por lo que su regulación y uso le competen, como<br />
figura central en los acuerdos de gobernanza in<strong>vol</strong>ucrados en la gestión y<br />
provisión del espacio. En otras palabras<br />
la conceptualización del espacio público y lo común es propia de una época<br />
en que su principal gestor es el Estado, de ahí su prolongada tradición que<br />
asocia lo público a lo común y que alude a lo que es de interés o utilidad<br />
común a todos los miembros de la comunidad política, lo que atañe al<br />
colectivo (Campos Cortés y Brenna Becerril, 2015: 166).<br />
Derivado de ese papel central el Estado asume el carácter de árbitro<br />
en los conflictos generados por el uso y la apropiación y busca que los<br />
ciudadanos se adhieran a las decisiones. La gobernanza interpretada aquí<br />
como modo de gobernar sustentado en arreglos cooperativos o negociados<br />
entre actores de distintos sectores sociales para el ordenamiento de la vida<br />
pública y como forma de gestión colectiva en torno a objetivos comunes<br />
(Porras, 2016), conlleva establecer procesos consensuados y <strong>vol</strong>untarios<br />
sobre los derechos de acceso, uso y control del espacio público.<br />
En las interacciones que presupone la gobernanza resulta evidente que<br />
cada espacio público alberga una amplia posibilidad de apropiaciones<br />
colectivas y por lo tanto es necesario que sean atendidos y resueltos los<br />
requerimientos y demandas de quienes lo usan, para que se privilegien<br />
las cuestiones de interés general. La gobernanza implica que el Estado es<br />
responsable de que en su uso prevalezca ese interés; no obstante, las organizaciones<br />
civiles y los propios ciudadanos son, asimismo, vigilantes y<br />
garantes del interés público, y en ese sentido los espacios públicos son<br />
además de una infraestructura cívica lugares generadores de ciudadanía.<br />
Son un bien común diseñado para el encuentro y el desencuentro social; por<br />
lo que sólo la ciudadanía sensibilizada será quien ejerza el control del espacio<br />
como un bien común, con reglas y normas para garantizar su vitalidad, su<br />
protección y equidad en el acceso y control (Campos Cortés y Brenna Becerril,<br />
2015: 174).<br />
Se perfila así que el espacio público integra las reglas de uso aceptadas<br />
de manera común. Pero también se advierte que el hecho de que sea<br />
común no significa que pertenece a todos o que todos tengan permiso para<br />
usarlo, se identifica como bien común, porque es de propiedad colectiva<br />
y/o comunitaria, también porque la comunidad se integra a su gobierno.
68 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
La naturaleza colectiva y comunitaria de los espacios públicos deja<br />
ver que están sujetos a procesos de competitividad por su uso, por lo que<br />
se constituyen como bienes escasos que deben ser defendidos y gobernados<br />
colectivamente. El in<strong>vol</strong>ucramiento colectivo y comunitario responde<br />
también a que se han observado procesos de disminución de las<br />
responsabilidades de los gobiernos en su preservación o mantenimiento<br />
y tendencias hacia su privatización.<br />
Si se piensa el espacio público como un bien escaso o en riesgo de pérdida,<br />
es imposible concebirlo como un lugar fuera de conflictos de derechos,<br />
al momento de decidir quién y cómo se usa, por lo que se vuelve<br />
necesaria la existencia de reglas institucionales formales o implícitas por<br />
parte del gobierno al que le corresponde su gestión. En el caso del Parque<br />
“Simón Bolívar”, su gestión y organización en cuanto al uso y cuidado<br />
del mismo son responsabilidad del gobierno municipal de la ciudad. 5<br />
En conclusión, se puede decir que el panorama de los actores y usos<br />
del parque en su dimensión de temporalidad revela que se encuentra en<br />
constante reconfiguración a lo largo del día, de las semanas y de las estaciones;<br />
y que sus usuarios se apropian de sus espacios de manera distinta.<br />
Asimismo, se advierte su carácter de propiedad colectiva sujeta a las<br />
interacciones y acuerdos de gobernanza que han aceptado sus usuarios y<br />
los responsables de su gestión en la ciudad. Se visibiliza en este punto que<br />
un solo espacio público se comporta como una multiplicidad de espacios<br />
dependiendo de los acuerdos especiales que se establecen entre el gobierno<br />
y los grupos de actores diferenciados, esto genera tensiones por la búsqueda<br />
de igualdad en los derechos que se les conceden.<br />
3. Una apropiación particular del espacio público en el Parque<br />
“Simón Bolívar”: las mujeres y el comercio informal<br />
Las formas de apropiación de los espacios públicos dependen del contexto<br />
y ritmo propio de cada espacio, es decir, de su centralidad, de sus posibilidades<br />
para la movilidad, del propósito para el que han sido hechos, de<br />
aquellos que lo proveen y lo gestionan, entre otros factores. En el caso del<br />
Parque “Simón Bolívar” se detectó una intensa actividad económica<br />
desarrollada principalmente por mujeres que han convertido al parque<br />
en el centro de operaciones comerciales informales desde hace más de<br />
cinco años con un patrón específico de días y horarios en los que se reúnen<br />
para realizar intercambios: compras o trueques.<br />
5<br />
Subirats sostiene que “la creciente competencia en los usos de los limitados espacios públicos<br />
en las ciudades genera conflictos de derechos y de percepciones sobre la legitimidad de cada actividad<br />
y de cada colectivo con relación a un mismo espacio” (2016: 90).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
69<br />
La presencia y el uso que ellas hacen de este espacio urbano se vincula,<br />
de modo estrecho, con los procesos de precarización laboral en los que<br />
los ingresos son insuficientes para el gasto familiar, con el aumento del<br />
desempleo, el incremento de empleos ocasionales y temporales que no<br />
otorgan derechos a los trabajadores, la subcontratación que desaparece<br />
no sólo los puestos de trabajo sino los beneficios y prestaciones, e incluso<br />
con las normas laborales que constriñen a los empleados. En ese contexto,<br />
las mujeres se enfrentan a constantes elecciones que implican renuncias<br />
totales o parciales, pérdida de tiempo libre o incluso dobles jornadas. Se<br />
complican los horarios, las cargas laborales, las exigencias, los traslados<br />
frente al cuidado de los hijos, tareas que están determinadas como una<br />
función única de las mujeres en muchos lugares. Estos procesos han traído<br />
como consecuencia una mayor integración por parte de las mujeres en el<br />
mercado laboral no sólo en empleos establecidos o formales, sino que han<br />
hallado salidas en actividades que les proveen de ingresos a partir del<br />
autoempleo, en este caso, a través de las ventas por catálogo, de mercancías<br />
de procedencia diversa, de manualidades, de ropa de segunda mano,<br />
de piratería, entre otros rubros, para contribuir, o hacer frente en su<br />
totalidad, a los gastos familiares. Así, muchas mujeres han encontrado en<br />
el comercio informal las condiciones que les permiten, de una u otra<br />
forma, cumplir con las distintas responsabilidades que forman parte de<br />
la posición y condición que ocupan en la sociedad.<br />
Frente a esta situación cada vez más generalizada se puede analizar el<br />
caso del Parque “Simón Bolívar” en el que los martes y viernes se desarrollan<br />
actividades comerciales informales en las que se observan intercambios<br />
económicos, prácticas de negociación y establecimiento de<br />
acuerdos con el entorno, de mujeres que se apropian del espacio público.<br />
Para empezar, se puede pensar que durante los más de cinco años que<br />
ellas se han apropiado del parque con intenciones comerciales han establecido<br />
acuerdos tácitos de convivencia y respeto tanto entre vendedoras<br />
como compradoras, lo que les ha permitido arraigarse en el lugar a pesar<br />
de las normas legales que prohíben esta clase de intercambios, pues aunque<br />
gran parte del tiempo hay rivalidades, en los momentos álgidos frente a<br />
las autoridades actúan como un grupo cohesionado (la mayor parte de las<br />
veces). Este comportamiento individual pero solidario cuando se requiere<br />
les ha permitido permanecer en el parque.<br />
En términos de los bienes que se combinan en sus actividades, se<br />
observa primero que el Parque “Simón Bolívar” tiene un régimen de propiedad<br />
pública, pues es el gobierno municipal el que establece las reglas<br />
de uso y de su cuidado, aunque la encargada de su administración desde<br />
1996 es la Universidad Autónoma del Estado de México, que no asume<br />
responsabilidades de regulación. El Bando Municipal de Toluca (Gaceta
70 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
Municipal Especial, 2019) resulta muy interesante para los ejes de este<br />
análisis, pues maneja términos como Bien de dominio público o Bien de<br />
uso común. 6<br />
Ahora bien, en cuanto a los derechos que los ciudadanos en general<br />
tienen sobre el parque se encuentra el derecho de acceso, que es el primero<br />
entre los derechos de uso y que se expresa como libre tránsito por el espacio<br />
en todo momento; pero el uso cambia o se restringe cuando se busca<br />
el ocio y la recreación porque los espacios de juego o reposo se ocupan<br />
y desocupan en el transcurrir del tiempo; el uso del espacio se restringe<br />
o negocia, e incluso se vuelve excluyente, cuando algunos usuarios o<br />
autoridades se apropian de los lugares con derechos de control. Si se toma<br />
en cuenta el tipo de bien, es ostensible que el parque es un bien público<br />
los días lunes, miércoles, jueves, sábado y domingo porque los actores<br />
pueden acceder a él sin dificultad y porque no hay problemas de rivalidad,<br />
pues no todos sus usuarios se encuentran ahí durante todo el día y por<br />
lo tanto no hay alta sustractabilidad que impida que los presentes en un<br />
momento determinado gocen del bien de manera igualitaria.<br />
Pero el comportamiento de los actores en el parque, en este caso las<br />
mujeres, hacen que éste transite de ser un bien público a un bien común<br />
con reglas de uso los días martes y viernes de las 10:30 a las 16:00 horas<br />
aproximadamente, pues no es posible que las autoridades impidan el<br />
acceso a las mujeres vendedoras, pero ellas tampoco pueden impedírselo<br />
a otras, y es aquí donde el nivel de sustractabilidad se eleva debido a que<br />
el espacio público se vuelve escaso en la medida en que vendedoras ambulantes<br />
y compradoras se apropian de los espacios no sólo en términos<br />
económicos sino físicos, lo que vuelve muy difícil la convivencia entre<br />
ellas porque esos días, en esos horarios, algunas se sienten literalmente<br />
dueñas del piso sobre el que se encuentran. Esto, debido a que de forma<br />
consuetudinaria han legitimado frente a compradoras y otras vendedoras,<br />
la apropiación del lugar en el que distribuyen su mercancía. Es decir: los<br />
días martes y viernes, por ejemplo: la banca que se encuentra del lado<br />
de los juegos instalados en el parque ‘pertenece’ a “x” mujer, lo cual es<br />
6<br />
En su Capítulo Segundo prohíbe el ambulantaje fijo o móvil salvo algunas excepciones que<br />
favorecen a los grupos que se consideran vulnerables o con derechos de residencia (Gaceta Municipal<br />
Especial, 2019: 47). En el Capítulo Cuarto, De las Infracciones y sanciones, el artículo 104 considera<br />
una violación a las normas cuando se invade algún bien de dominio público o de equipamiento<br />
urbano para el ejercicio de actividades comerciales. También se considera infracción la utilización de<br />
la vía pública para el comercio no permitido por la autoridad municipal (Gaceta Municipal Especial,<br />
2019: 51). El artículo 105 considera dentro de las infracciones graves al comercio ambulante, semifijo<br />
y fijo que no cuente con autorización (incluso más que las del ejercicio del trabajo sexual, tener<br />
relaciones sexuales en la vía pública, espacios públicos o de uso común que se consideran como no<br />
graves). Con esto quedan claras las reglas y normas legales que deben obedecerse en cualquier espacio<br />
público del municipio.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
71<br />
reconocido por aquellas con quienes se ha encontrado históricamente en<br />
el parque.<br />
Tiene lugar entonces un fenómeno ambivalente: una tensión constante<br />
entre las mujeres que venden que puede anunciar un conflicto abierto,<br />
pero al mismo tiempo, cuando se ven amenazadas por las autoridades<br />
municipales pueden establecer sistemas de cooperación en los que se ‘dan<br />
el pitazo’ o se ayudan a recoger la mercancía para poder irse; cabe aclarar<br />
que estos sistemas de cooperación no siempre están presentes, pues sí hay<br />
momentos en que algunas de las vendedoras son ‘levantadas’ por las<br />
autoridades y las demás permanecen incólumes observando esas escenas<br />
para no meterse en problemas.<br />
Vale la pena señalar que ni todas las vendedoras ambulantes ni todas<br />
las compradoras pertenecen a los mismos estratos sociales, existe una<br />
diversidad significativa entre sus motivaciones, sus recursos de movilidad,<br />
sus posibilidades de inversión, su edad, la composición de sus hogares y su<br />
capital cultural que, en este caso, depende mucho de sus posibilidades de<br />
empleo de recursos tecnológicos o medios digitales de comercio y pago.<br />
En consecuencia, aunque la apropiación que las mujeres hacen del Parque<br />
“Simón Bolívar” es económica, las formas en las que se lo apropian son<br />
diferentes. Hay desigualdades evidentes que complejizan las oportunidades<br />
de arranque para todas ellas y que son determinantes sobre los productos<br />
que venden o compran y la calidad de los mismos, la forma de transportarlos,<br />
la manera de realizar la negociación, la forma de pago, la posibilidad<br />
de la discreción al momento de concretar la venta o la entrega de la<br />
mercancía, los horarios familiares, laborales o escolares, las distintas<br />
maneras de vivir sus roles maternos y hasta el estado civil. 7<br />
Lucía es esa clase de mujer que no aparenta la edad que tiene, su cara<br />
luce aniñada y viste como adolescente despreocupada. Tiene 28 años,<br />
estudió hasta la preparatoria y es casada. Ella se dedica a la venta de ropa<br />
de segunda mano porque, aunque afirma que ella provee 50% de los<br />
ingresos familiares, su esposo sólo ha encontrado trabajos temporales. Él<br />
es ingeniero y ella mantiene su casa.<br />
Tiene una página en Facebook que actualiza cada semana con la mercancía<br />
que vende: publica fotos de cada prenda, talla, color y precio. Tiene<br />
un estricto reglamento para negociar la venta porque “las fallas han sido<br />
muchas”, afirma. Recibe depósitos bancarios o pagos en efectivo a contraentrega<br />
en el parque, lugar al que llegó hace cinco años porque una amiga<br />
7<br />
El perfil del grupo se traza como resultado del conjunto de entrevistas que tuvieron lugar entre<br />
julio de 2019 y enero de 2020, cuyos nombres fueron cambiados para proteger la privacidad de las<br />
entrevistadas. Las entrevistas a profundidad semiestructuradas realizadas a vendedoras ambulantes<br />
del Parque “Simón Bolívar” en la ciudad de Toluca, Estado de México, de julio de 2019 a enero de<br />
2020, fueron llevadas a cabo por Pamela Monserrat Pichardo Martínez.
72 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
suya la integró a varias de las redes de mujeres que se han consolidado en<br />
grupos de Facebook. Se puede decir que es una veterana en el lugar y lo<br />
ha visto cambiar a través del tiempo.<br />
Al principio eran muy poquitas personas. Me acuerdo que eran como cinco<br />
personas las que entregaban ahí y poco a poco empezó a crecer... Empezaron<br />
a llegar más y más chavas a vender y a comprar. Recuerdo que había una<br />
señora que comenzó vendiendo, La Morena, que después dejó de vender y<br />
nos rentaba los espacios a 30 pesos a la semana 8 y a cambio nos daba una<br />
credencial y todas debíamos tenerla para tener derecho de vender, según ella<br />
(Lucía, entrevista personal, 2019a).<br />
Ana María tiene 43 años, estudió hasta la preparatoria y recuerda las<br />
dificultades que enfrentó al comenzar a vender ropa de ‘paca’ en el parque<br />
por el trato con las otras mujeres vendedoras por la posesión que hacían<br />
de los lugares que consideran como propios para desarrollar sus actividades,<br />
su posterior permanencia en el mismo y el actual desplazamiento que está<br />
sufriendo por la vigilancia municipal.<br />
Al poco rato de que yo llegué, dos mujeres se dividieron el parque y cada<br />
una se quedó con la mitad. Y una de ellas nos hizo comprar un gafete que<br />
costaba 10 pesos para permitirnos vender en su lado del parque, y pasaba y<br />
revisaba que tuvieras tu gafete y decía quién sí y quién no podía vender, y si<br />
no traías el gafete te corría. Todo era traición para ellas. Pero conforme esa<br />
mafia creció y el parque se llenó de gente que literalmente ponía sus puestos<br />
en las bancas y en el piso, el ayuntamiento llegaron (sic) a quitarlas y entonces<br />
empezaron a rentar casas que hay cerca (bazares) (Ana María, entrevista<br />
personal, 2019a).<br />
Regina tiene 32 años y comenzó a vender maquillaje chino, “pero del<br />
bueno”, hace dos años en las afueras de Rectoría cuando descubrió que<br />
ganaba más siendo su propia jefa que como secretaria en un horario<br />
laboral de 8 horas y poco a poco se fue integrando al parque. Ahora ya<br />
no se encuentra dentro de él, pues ya tiene una camioneta que estaciona<br />
justo al lado sobre Instituto Literario, abre la cajuela y las clientas llegan<br />
solas. Si algún policía se acerca, basta con bajar la cajuela.<br />
Para mí fue muy complicado empezar a vender en el parque porque no<br />
entendía nada, ni cómo se debía entablar el trato con las otras vendedoras<br />
ni las formas en que se entendían para ayudarse o de reacción (sic) frente a<br />
la policía. Cuando los policías empezaron a quitarnos porque no teníamos<br />
permiso, me tocó ver que se subieron (sic) a una chava a una patrulla y se la<br />
llevaron. Y entonces se pusieron más estrictos y tuvieron, tuvimos, que<br />
8<br />
Cuando se refiere a “semana”, quiere decir martes y viernes, que son los días de venta en el parque.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
73<br />
alejarnos del parque, pero al poco tiempo <strong>vol</strong>vimos, aunque sí es cierto, que<br />
vamos y venimos afuera de Rectoría o a un lado del Toks para que no nos<br />
vean siempre ahí o en el mismo lugar (Regina, entrevista personal, 2019).<br />
Lucía comenzó vendiendo comida la primera vez que su esposo estuvo<br />
más de seis meses sin empleo formal. Afirma que las ventas eran muy<br />
buenas, pero el cansancio era mucho; además, en ese entonces su hija<br />
tenía ocho años y había que hacerse cargo de la casa, de la escuela, de la<br />
niña, de comprar los insumos para su negocio y un día simplemente<br />
colapsó físicamente. Ahora ella carga toda su mercancía en una mochila<br />
escolar. Para ella es mucho mejor hacerlo de esta forma porque siempre<br />
usa el autobús y con el tiempo aprendió que si hay algo que molesta mucho<br />
al ayuntamiento es que:<br />
[…] hay quienes llegaban y ponían todo su tendido, su reguero, toda su<br />
plaza y dejaban basura, no te dejaban ni sentar en las bancas que se supone<br />
son de todos y entonces ya había policías por todo el primer cuadro del<br />
parque, y ya hasta cuando te ven con una mochila saben que vas a entregar<br />
(Lucía, entrevista personal, 2019a).<br />
Teresa tiene 29 años y tres hijos entre los cuatro y los 10 años, ella<br />
aprovecha los horarios que le quedan libres después de llevar y recoger a<br />
sus hijos de la escuela para entregar su mercancía. Se casó muy joven y<br />
no pensó siquiera en estudiar. Ella también lleva una mochila, usa el<br />
transporte público y tiene que tranquilizar a sus hijos cuando sus clientas<br />
tardan más de lo acordado. Pacta las ventas por medio de Facebook. Lleva<br />
poco más de un año dedicándose a esto desde que su marido la dejó y “no<br />
respondió más por sus hijos”. Habla de su desesperación, de la necesidad<br />
que existe para que las vean a todas, para que no les prohíban vender<br />
porque “intentamos ganarnos honradamente la vida”.<br />
Somos muchas mujeres, todas somos diferentes, hay chavitas bien chavitas<br />
(sic). Yo cuando llego al parque sólo entrego lo más rápido que puedo porque<br />
parece que estoy vendiendo droga porque todo te están checando, ¿no?<br />
(Teresa, entrevista personal, 2019).<br />
Guadalupe no revela su edad, aunque luce como una mujer de 50 años,<br />
viste muy bien porque “si las chicas ven la calidad de ropa que yo uso, pues<br />
confían en mí”. Ella tiene una carrera profesional trunca y es casada, tiene<br />
tres hijos adolescentes que están estudiando la preparatoria y la licenciatura<br />
y decidió vender cuando se dio cuenta que lo que ganaba su esposo era<br />
insuficiente. Llegó a vender al parque hace dos años porque sus conocidas<br />
la integraron, al igual que a Lucía (quienes no son amigas y sí rivalizan en
74 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
cuanto a las clientas) a los grupos que hay en Facebook en donde tiene<br />
una página. Vio en el parque un lugar idóneo para realizar la compraventa<br />
porque descubrió que es un lugar de contacto entre mucha gente y así se<br />
daba a conocer más. Antes pasaba de dos a tres horas parada ahí, pero<br />
conforme se fue acreditando comenzó a pasar menos tiempo en ese lugar,<br />
ahora sólo permanece veinte minutos en lo que entrega y se va. Su hijo<br />
la acompaña y la espera cerca, en un automóvil que no luce viejo, ella no<br />
usa mochila, no usa el transporte público. Pero ha tenido encuentros con<br />
las autoridades municipales.<br />
En dos ocasiones se acercaron los de Gobernación (sic) para decirme que no<br />
podía estar ahí, pero pues realmente lo único que les dije es que no estaba<br />
vendiendo mis productos y que sólo estaba entregando, y de alguna manera<br />
también les dije que no estaba causando alguna falta. Yo trato de ser muy<br />
cuidadosa, entrego muy discretamente (Guadalupe, entrevista personal, 2019a).<br />
Dos de ellas coinciden en que al principio había a quienes les rentaban<br />
“un cachito de las bancas de piedra en 25 pesos” para poder trabajar. Una<br />
de ellas recuerda que La Morena, una de las señoras que participó en la<br />
virtual división del parque y que se adueñó ilegalmente de la mitad de él,<br />
tenía tratos con servidores públicos del ayuntamiento y les pagaban a<br />
[…] los mismos que se supone que te tenían que ir a quitar, eran quienes les<br />
avisaban cuando los mandaban a inspeccionar, para que recogieran sus cosas<br />
y se fueran antes de que ellos llegaran. Y por eso las más ‘colmilludas’ (sic)<br />
te cobraban 25 pesos, 30 pesos, 50 pesos para avisarte que te tenías que<br />
quitar (Lucía, entrevista personal, 2019a).<br />
La hija de Lucía tiene una enfermedad congénita cuyo tratamiento es<br />
muy costoso y ella encontró en la venta de ropa en el Parque “Simón<br />
Bolívar” la oportunidad de estar al pendiente de su hija, de llevarla y<br />
recogerla de la escuela, de no dejarla sola. Halló también la forma de hacer<br />
prosperar su negocio.<br />
Lo que a mí me pagan en una quincena yo lo saco y sin estar metida tanto<br />
tiempo en un solo lugar. Yo trabajo realmente desde mi casa, porque ahí<br />
tomo mis fotos, ahí publico desde mi celular y mientras hago eso puedo lavar<br />
o cocinar... No he pensado mucho en moverme de aquí porque mis clientas<br />
ya saben en dónde estoy, incluso si no podemos comunicarnos por teléfono.<br />
Yo ya me acredité aquí, aunque me tenga que mover de vez en cuando, pero<br />
aquí mismo (Lucía, entrevista personal, 2019b).<br />
Ana María habla de las desventajas de dedicarse al comercio informal,<br />
una de ellas es la que se vincula con el manejo de la tecnología:
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
75<br />
Yo no cobro con tarjeta porque no entiendo lo de las comisiones y por eso<br />
sólo cobro en efectivo. Cuando ellas (sus compradoras) no llegan, me detienen<br />
la ropa y termino malbaratándola (Ana María, entrevista personal,<br />
2019b).<br />
Guadalupe lo toma con la tranquilidad que su condición le da. Afirma<br />
que ciertamente al ser su propia jefa<br />
[…] tú eres quien compra, tú eres el (sic) que entrega, tú eres el (sic) que se<br />
hace cargo de todo, pero a mí, mis hijos me ayudan, me enseñaron a usar el<br />
teléfono y el Facebook, otro me trae y me lleva a comprar y a entregar y me<br />
acompaña para no dejarme sola. Todo tu ingreso es para ti y para tu familia<br />
porque no tienes empleados (Guadalupe, entrevista personal, 2019a).<br />
Para Guadalupe, el parque no significa nada, lo ve sólo como ese<br />
centro de reunión donde muchas mujeres intercambian o venden cosas,<br />
pero reconoce que para la mayoría de ellas es un espacio que les permite<br />
generar ingresos para mantener su hogar. Sostiene que tienen una muy<br />
buena relación con aquellas que se sitúan cerca de ella porque al verla<br />
mayor, la buscan para que las ayude cuando las molestan, sobre todo las<br />
más jóvenes. Es curiosa la manera en la que ella misma ve su actividad:<br />
Yo soy muy respetuosa de las leyes y trato de que sí (sic), no se haga un<br />
mercado público ahí, lo único es que nos dejen hacer el intercambio de<br />
compraventa (Guadalupe, entrevista personal, 2019b).<br />
Pero cuando se le pregunta sobre si su actividad es legal, sobre los<br />
impuestos, sobre el reglamento municipal establecido, sostiene que es una<br />
cuestión de mercado local que debe ser apoyada porque muchas familias<br />
dependen de este tipo de comercio y no están robando.<br />
Por su parte, cuando se le pregunta qué significó el Parque “Simón<br />
Bolívar” cuando empezaba a vender, Lucía dice tras un suspiro:<br />
Una oportunidad. Todo empieza en algún lugar y con algún acontecimiento.<br />
El mío es aquí y me ha permitido conocer a muchísimas mujeres que tienen<br />
muchísimas ganas de salir adelante, que de alguna u otra manera necesitan<br />
trabajar para llevar un ingreso a su casa, que de muchas de ellas su único<br />
ingreso es una venta aquí (Lucía, entrevista personal, 2020).<br />
Lucía responde sobre su actividad comercial:<br />
A lo mejor no es la manera correcta, no es este (sic) el mejor lugar para<br />
hacerlo, pero estamos en un país donde las oportunidades son muy pocas y<br />
si tú encuentras una para generar un ingreso, pues obviamente lo vas a tomar.
76 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
Porque si lo ves a fondo hay familias que se ganan la vida de esta manera.<br />
No asaltamos, no traficamos. Te vendemos algo que te es de utilidad y es<br />
más barato que en una tienda y nos apoyas y el dinero a final de cuentas se<br />
queda aquí (Lucía, entrevista personal, 2020).<br />
Las mujeres que se han apropiado del Parque “Simón Bolívar” de forma<br />
económica en su vertiente del comercio informal se enfrentan todos los<br />
días al engaño de los proveedores, al incumplimiento o la morosidad de<br />
los clientes que les compran, al rechazo social de quien las excluye por su<br />
condición social, a los enfrentamientos o tratos injustos con los representantes<br />
de la autoridad municipal. Entre estas mujeres existen diferencias<br />
básicas que determinan la forma en que se apropian físicamente del<br />
espacio público: no es lo mismo aquella que llega en un auto propio y no<br />
depende en sus horarios más que de los acuerdos que sostiene con sus<br />
compradoras, frente a la que carga una mochila de 20 kilos, usa el transporte<br />
público, camina largos trayectos y enfrenta las inclemencias del<br />
tiempo. Tampoco son iguales las decisiones que toma aquella mujer que<br />
cuenta con un teléfono inteligente que le permite tener acceso constante<br />
a internet y cuyo conocimiento de las plataformas sociales le ayuda a<br />
concretar las ventas, e incluso a recibir los pagos antes de la entrega de la<br />
mercancía; a ella le basta con llevar sus productos separados en bolsas con<br />
el nombre de su cliente, pararse determinado tiempo en el parque como<br />
si disfrutara el paisaje y entregar sin llamar la atención. Porque del otro<br />
lado está aquella que no sólo no posee la capacidad adquisitiva para tener<br />
un teléfono con las características necesarias para el mercadeo virtual, sino<br />
la que ni siquiera sabe usar uno más que para lo elemental, y entonces su<br />
apropiación física del espacio es distinta: ella tiene que mostrar la mercancía<br />
para que los transeúntes o los usuarios puedan verla de primera mano.<br />
Debe permanecer más tiempo para lograr una venta por la que valga la<br />
pena haber ido y es mucho más vulnerable porque su actividad es visible<br />
y resulta difícil que puedan negar la infracción a la norma establecida.<br />
Estudiar el Parque “Simón Bolívar” como bien común a través de la<br />
apropiación económica de las mujeres permite comprender la complejidad<br />
de las dimensiones que intervienen en el uso de un espacio público, porque<br />
otros espacios, aunque coincidan en algunos rasgos esenciales, se<br />
construyen y reconfiguran en formas muy diferentes en función del uso<br />
y la apropiación que se hace de ellos.<br />
Las formas de apropiación que los grupos hacen del espacio del parque<br />
muestran su carácter de bien común, no sólo porque existen reglas formales<br />
e informales que les permiten el acceso, uso y control de espacios<br />
físicos; sino también por las relaciones de cooperación y de conflicto que<br />
se establecen entre ellas y por los acuerdos que sustentan la posibilidad
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
77<br />
de que realicen tales actividades. Es pertinente notar, por ejemplo, que la<br />
apropiación de los espacios físicos, por vendedoras y compradoras, no<br />
podría darse sin la tolerancia de las autoridades que vigilan, quienes permiten<br />
que se ejerzan medidas informales de control y adscripción de<br />
bancas y lugares; lo que evidencia la existencia de acuerdos tácitos que<br />
articulan la gobernanza del parque. Una muestra de ello se concretó en<br />
mayo de 2020, con la ruptura de acuerdos cuando, con motivo de la<br />
pandemia generada por el COVID-19, las autoridades municipales cerraron<br />
al público los accesos al parque, como medida sanitaria que además<br />
se proponía evitar la concentración que genera la compraventa de productos<br />
por internet; pero las mujeres vendedoras que efectúan las entregas<br />
de mercancía permanecieron en el perímetro del parque, sin acatar las<br />
disposiciones (Ramos, 2020).<br />
La exploración del uso del parque en su dimensión de temporalidad<br />
confirma asimismo la propuesta de Schlager y Ostrom (1992), de que la<br />
apropiación y el ejercicio de los derechos de propiedad se configuran como<br />
una combinación de derechos y no como un derecho aislado, ya que<br />
quienes se apropian del espacio pueden hacerlo en forma acumulativa y<br />
distinta para cada usuario o tipo de usuario y que las decisiones colectivas<br />
funcionan mejor si el espacio se considera un ámbito policéntrico, con<br />
posibilidades de auto-organización a través de las prácticas de los actores<br />
in<strong>vol</strong>ucrados (Poteete et al., 2012).<br />
A continuación, se muestra el cuadro 1 en el que se resumen los rasgos<br />
generales de los usuarios del parque.<br />
Cuadro 1<br />
Características y perfiles de usuarios del parque<br />
Características<br />
Perfil promedio<br />
de vendedoras<br />
informales<br />
Edad<br />
Género<br />
Estado civil<br />
Número de hijos<br />
Nivel de estudios<br />
Productos<br />
Especificaciones<br />
Entre 28 y 50 años<br />
Mujer<br />
60% Casadas<br />
40% Solteras<br />
60% 3 hijos<br />
20% 2 hijos<br />
20% 1 hijo<br />
20% Secundaria trunca<br />
40% Preparatoria concluida<br />
20% Carrera técnica<br />
20% Licenciatura trunca<br />
80% Ropa de paca de segunda mano<br />
20% Maquillaje
78 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
Cuadro 1 (continuación)<br />
Características<br />
Perfil promedio<br />
de compradoras<br />
Perfil promedio<br />
de usuarios (actividades<br />
recreativas y de<br />
ocio)<br />
Medio de venta<br />
Tiempo<br />
Otra actividad<br />
económica<br />
Edad<br />
Género<br />
Estado civil<br />
Número de hijos<br />
Nivel de estudios<br />
Empleo<br />
Productos<br />
Medio de compra<br />
Tiempo<br />
Género<br />
Uso<br />
Solos o acompañados<br />
Periodicidad<br />
Especificaciones<br />
80% Facebook<br />
20% Presencial<br />
20% 5 años<br />
10% 3 años<br />
10% 4 años<br />
40% 2 años<br />
20% 1 año<br />
60% No<br />
40% Sí<br />
Entre 28 y 35 años<br />
Mujer<br />
25% Casadas<br />
75% Solteras<br />
75% 1 hijo<br />
25% Sin hijos<br />
25% Doctorado<br />
25% Maestría<br />
50% Licenciatura<br />
100% Formales en organismos públicos<br />
100% Ropa de paca de segunda mano<br />
De ese 100%, hay 20% de mujeres que<br />
compran maquillaje además de la ropa de<br />
paca.<br />
100% Facebook<br />
25% 5 años<br />
25% 3 años<br />
25% 2 años<br />
25% 1 año<br />
66.6% Hombre<br />
33.3% Mujer<br />
100% Ocio y disfrute<br />
100% Acompañados (los entrevistados<br />
fueron usuarios que iban acompañados)<br />
Lunes a viernes<br />
Fuente: elaboración propia con base en las entrevistas realizadas.<br />
Nota: No se incluyen como usuarios a los vendedores de los comercios formales que se encuentran<br />
en el contorno periférico del parque.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
79<br />
Los datos permiten observar diferencias entre los grupos de mujeres<br />
vendedoras y compradoras. Las vendedoras son de más edad, menor escolaridad<br />
y, en su mayoría, tienen responsabilidades familiares, condiciones<br />
que se infiere inciden como motivaciones laborales asociadas a necesidades<br />
económicas. Las compradoras son más jóvenes, de mayor escolaridad,<br />
en mayor proporción solteras, con menor número de hijos y cuentan con<br />
un empleo formal. Los perfiles evidencian también diferencias en las formas<br />
de apropiación del espacio, sus ritmos y tiempos, entre hombres y mujeres;<br />
esas diferencias pueden ser contextualizadas en las barreras existentes para<br />
el acceso de las mujeres al empleo formal, en la desigualdad de oportunidades<br />
de educación y trabajo; así como en los patrones culturales que<br />
asignan roles y responsabilidades diferentes a las mujeres.<br />
Se confirma entonces que los espacios públicos se reconfiguran de<br />
acuerdo con las necesidades sociales, económicas y políticas de los actores<br />
que participan de las decisiones sobre su gobernanza y que una amenaza<br />
como la pandemia que ha determinado cambios en las formas de vida de<br />
las personas en el mundo incidirá, sin duda, en la reestructuración de los<br />
espacios públicos; lo que marca aún con mayor claridad su carácter de<br />
bienes de impacto comunitario, que integran y suman acuerdos que serán<br />
incorporados a la vida cotidiana de los habitantes de las ciudades.<br />
Conclusiones<br />
Las interacciones en los espacios públicos difícilmente se controlan, pues<br />
están vinculadas a contextos económicos, sociales, políticos y culturales,<br />
incluso, aquellos que suelen ser imperceptibles. Todo acto relacional se<br />
manifiesta en un espacio. 9 Las relaciones que tienen lugar en el espacio<br />
público son las que vinculan todos los días a las personas, aun cuando no<br />
son conscientes a cabalidad de esa participación cotidiana en la vida<br />
urbana. En este sentido, el espacio público se crea todo el tiempo y se<br />
recrea también mediante las actividades de quienes lo usan y por sus<br />
formas de apropiación.<br />
La mirada vertida sobre los espacios públicos como bienes comunes<br />
permite verlos como ámbitos socio-territoriales y como construcciones<br />
sociales, susceptibles de ser apropiados, y comunalizados en la medida<br />
que las decisiones sobre su uso y gobernanza son compartidas. 10 El locus<br />
9<br />
Los medios tecnológicos confieren al espacio público una extensión virtual invisible, que<br />
trasciende las dimensiones territoriales y temporales.<br />
10<br />
La mirada sigue la tesis de Monnet sobre un sistema socio-territorial que considera el territorio<br />
como el espacio donde se realiza la acción humana, la territorialidad representa los valores que<br />
los actores atribuyen a un territorio y la territorialización, las intervenciones que se realizan sobre ese<br />
espacio (Monnet, 2010).
80 G. J. Guadarrama Sánchez y P. M. Pichardo Martínez: La apropiación y el uso del espacio...<br />
del espacio público se constituye por los grupos sociales que de él participan,<br />
de la conformación de sus servicios, de las decisiones políticas, del<br />
tipo de convivencia muchas veces efímera, del comportamiento económico.<br />
La aparente fragilidad del equilibrio que sostiene a los espacios<br />
públicos resiste los embates del tiempo y el caos urbano en la medida en<br />
que existen acuerdos sobre su uso y preservación e importancia para la<br />
vida cotidiana.<br />
En ese contexto resulta importante aceptar que existen múltiples vías<br />
en la forma de gestionar los espacios públicos que tomen en cuenta aquellos<br />
grupos que son poco visibles, marginados o las minorías, entre las que<br />
es posible incluir las formas del trabajo y autoempleo de las mujeres, el<br />
cual debe ser tratado como una reivindicación política y un asunto de<br />
interés público. Muchas de estas mujeres pelean todos los días por producir<br />
ingresos que les ayuden a sobrellevar la irremediable angustia económica.<br />
En un país como México, cuya precarización, polarización y desigualdad<br />
económica se han agravado con el paso de los años, las estructuras y<br />
el funcionamiento de las familias han cambiado, insertos en los procesos<br />
económicos mundiales y regionales que han acompañado la globalización<br />
y la urbanización de los territorios, marcando desajustes e inestabilidades<br />
entre las personas y en los tipos de trabajo. Muchas mujeres toman las<br />
calles y ocupan los espacios públicos, realizan actividades comerciales al<br />
margen de la legalidad porque las oportunidades laborales para ellas<br />
escasean, porque sus condiciones educativas no les garantizan un salario<br />
digno, porque no tienen redes familiares que les ayuden con el cuidado<br />
de sus hijos.<br />
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“Simón Bolívar”, 8 de octubre de 2019.<br />
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Recibido: 12 de junio de 2020.<br />
Reenviado: 8 de octubre de 2020.<br />
Aceptado: 6 de noviembre de 2020.<br />
Gloria Jovita Guadarrama Sánchez. Doctora en Ciencias Políticas y<br />
Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro<br />
del Sistema Nacional de Investigadores, nivel II. Actualmente se desempeña<br />
como docente investigadora en El Colegio Mexiquense, A.C. Sus<br />
líneas de investigación son: instituciones, políticas públicas, género,<br />
asistencia social, sociedad civil y tercer sector. Entre sus más recientes<br />
publicaciones se encuentran, como autora: “El modelo de fundaciones<br />
comunitarias en México”, Cooperativismo & Desarrollo, 27 (115), Bogotá,<br />
Universidad Cooperativa de Colombia, pp. 1-27 (2019); como coautora:<br />
“Gobernanza y derecho al agua: Prácticas comunes y particularidades de<br />
los comités comunitarios de agua potable”, <strong>Sociedad</strong> y Ambiente, 20 (2019),<br />
San Cristóbal de Las Casas, El Colegio de la Frontera Sur, pp. 53-77<br />
(2019); como co-coordinadora: ¿Problemas complejos, soluciones nuevas?<br />
Debates sobre el desarrollo social sustentable en el Estado de México, Zinacantepec,<br />
El Colegio Mexiquense, A.C. (2019).<br />
Pamela Monserrat Pichardo Martínez. Maestra en Comunicación<br />
Estratégica para Gobiernos e Instituciones por el Instituto Universitario
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 57-85<br />
85<br />
de Investigación Ortega y Gasset y maestra en Estudios Sustentables<br />
Regionales y Metropolitanos con énfasis en <strong>Economía</strong> Regional por la<br />
Universidad Autónoma del Estado de México. Actualmente estudia el<br />
doctorado en Ciencias Sociales en El Colegio Mexiquense, A.C. y es<br />
docente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad<br />
Autónoma del Estado de México. Sus líneas de investigación son: teoría<br />
política y democracia en Latinoamérica, así como filosofía de la ciencia y<br />
epistemología.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111.<br />
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
DOI: https://doi.org/10.22136/est20211<strong>65</strong>5<br />
Determinantes dos preços de<br />
ingressos de futebol do campeonato<br />
brasileiro, 2012 a 2018<br />
87<br />
Determinants of soccer tickets prices of<br />
the Brazilian championship, 2012-2018<br />
Graciela Aparecida Profeta*<br />
Ivens Nunes Thomaz*<br />
Patrícia de Melo Abrita Bastos*<br />
Vladimir Faria dos Santos*<br />
Abstract<br />
This article is aimed to measure the relationship between the determinants of football<br />
tickets prices for the Brazilian Championship from 2012 to 2018. The literature was<br />
used to identify determinants and the theory of full-cost pricing by Hall and Hitch<br />
was adopted. Panel data models were applied to estimate the relationships between<br />
the determinants and football tickets prices. The results showed that most determinants<br />
explained prices. Therefore, Hall and Hitch's full-cost pricing theory and the empirical<br />
model explained prices formation for football tickets in Brazil.<br />
Keywords: sport economics, demand, Brazilian championship, panel data.<br />
Resumo<br />
Neste artigo objetivou mensurar as relações entre os determinantes dos preços<br />
dos ingressos de futebol para o Campeonato Brasileiro, de 2012 a 2018. Utilizouse<br />
a literatura para identificar determinantes e adotou-se a teoria do custo total<br />
formulada por Hall e Hitch. Para a estimação das relações entre os determinantes<br />
e os preços dos ingressos de futebol aplicou-se modelos de dados em painel.<br />
Os resultados apontaram que a maioria dos determinantes explicavam os preços.<br />
Logo, a teoria do custo total de Hall e Hitch e o modelo empírico explicaram a<br />
formação de preços para os ingressos de futebol no Brasil.<br />
Palavras-chave: economia do esporte, demanda, campeonato Brasileiro, dados<br />
em painel.<br />
* Universidade Federal Fluminense, correos-e: graciela_profeta@yahoo.com.br, ivensnt@gmail.<br />
com, patriciaabrita@gmail.com y vladi_fs@yahoo.com.br
88 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
Introdução<br />
Desde o anúncio de que a Copa do Mundo FIFA (Federação Internacional<br />
de Futebol) de 2014 seria sediada no Brasil, os estádios das cidades-sede<br />
precisaram passar por reformas profundas em sua estrutura, incluindo<br />
demolições parciais ou completas, além da construção de instalações<br />
totalmente novas nas capitais Manaus, Cuiabá, Natal, Recife e São Paulo,<br />
atendendo às exigências e requisitos da FIFA, entidade responsável pela<br />
organização do evento e custando valores bilionários ao erário público e<br />
à iniciativa privada.<br />
Estádios públicos e históricos, como o de nome do Jornalista Mário<br />
Filho, popularmente conhecido como Maracanã, construído para a Copa<br />
do Mundo de Futebol FIFA de 1950, tendo se tornado obsoleto com o<br />
passar dos anos, necessitou ser reformado e modernizado diversas vezes.<br />
Porém, nenhuma mudança anterior foi tão significativa e radical quanto<br />
a que ocorrera para a Copa do Mundo FIFA de 2014, alterando-se completamente<br />
a configuração interna do estádio e reduzindo a capacidade<br />
total em busca de maior conforto e aumentando, em contrapartida, o<br />
número de camarotes e espaços para outros eventos, além da construção<br />
de um shopping na área externa.<br />
As mudanças promovidas para o evento internacional impactaram a<br />
forma como os torcedores dos clubes nacionais, na qual utilizariam os<br />
estádios posteriormente ao evento, frequentariam os mesmos e se comportariam.<br />
As arquibancadas foram substituídas por assentos mais confortáveis<br />
e espaçosos, foram construídos camarotes, restaurantes e lojas.<br />
A mudança estrutural dos estádios, contudo, provocou um aumento nos<br />
custos operacionais, que outrora sob administração pública, agora se<br />
encontravam sob a administração de consórcios formados por empresas<br />
privadas ou das construtoras que implementaram as reformas, com as<br />
quais os lucros dos jogos eram divididos.<br />
Este processo foi observado por Holzmeister Oswaldo Cruz (2005) e<br />
Alvito (2006), e os autores concordam que os torcedores são cada vez mais<br />
tratados como consumidores e o ambiente dos estádios não tem mais<br />
como prioridade proporcionar o sucesso esportivo dos clubes por meio<br />
do incentivo da participação dos torcedores na ida aos estádios a fim de<br />
gerar receita, mas criar um ambiente de negócios com o intuito de atrair<br />
patrocinadores, fomentar programas de sócio torcedor, venda de produtos<br />
licenciados, além de visitação a restaurantes, bares e museus. Além disso,<br />
tragédias devido a conflitos entre torcidas organizadas e a superlotação<br />
dos estádios, pressionaram a adoção de medidas de segurança nos estádios,<br />
como a colocação de cadeiras, que substituiu a tradicional arquibancada<br />
de cimento e com isso gerou redução da capacidade de lotação dos estádios.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
89<br />
Todas essas alterações implicaram em mudanças no público frequentador<br />
dos estádios e aumento nos preços dos ingressos, o que gerou discussão<br />
e questionamentos por parte da imprensa e dos próprios torcedores<br />
sobre a exclusão das camadas mais populares que outrora frequentavam os<br />
estádios, um processo que é visto como elitização do público assíduo dos<br />
estádios. Holzmeister Oswaldo Cruz (2005) aponta que os fatores que<br />
provocaram este aumento nos preços dos ingressos foram justamente as<br />
mudanças estruturais promovidas para uma melhor segurança, o que<br />
certamente têm impacto nos custos operacionais dos estádios, e fatores<br />
estritamente econômicos.<br />
Todavia, há de se ressaltar o papel dos ídolos tanto na captura do<br />
torcedor quanto nas suas decisões de alocação de sua renda em compras<br />
de produtos de futebol, tal como ingressos. Neste sentido, tem-se como<br />
exemplo o trabalho de Simões (2017), que analisou aspectos relacionados<br />
aos ídolos do futebol na atualidade considerando três eixos: i) habilidades<br />
técnicas como jogador em campo; ii) qualidades e valores de um sujeito<br />
na vida; iii) visibilidade e estratégias de marketing. Simões (2017) aponta<br />
que o futebol busca a atenção de tantos torcedores a partir do fascínio<br />
que desperta, por ser um fenômeno que atrai constantemente a atenção.<br />
Além das habilidades atléticas que leva ao fascínio do torcedor pelo seu<br />
ídolo, tem-se também o carisma do mesmo que pode ser visto justamente<br />
como qualidades e valores que são destacados na trajetória de um jogador<br />
e que participam da construção de sua empatia com o público.<br />
Também, tem-se a estratégia de marketing aplicada à construção do<br />
ídolo. Neste caso, dado um mundo em que os meios de comunicação de<br />
massa são predominantes, estar visível, sempre presente, é um elemento<br />
configurador dos ídolos. E, é esse tipo de combinação de estratégias que<br />
os clubes consideram quando contratam ou criam seus ídolos, no intuito<br />
de capturar e fidelizar seus torcedores e torna-los consumidores de produtos.<br />
Logo, o papel dos ídolos acaba também sendo um determinante do preço<br />
do ingresso, mas que na presente pesquisa, optou-se por não inserir esse<br />
determinante no modelo empírico dado o horizonte temporal e às dificuldades<br />
de se avaliar objetivamente quais e quantos ídolos os clubes tiveram<br />
nos anos analisados.<br />
Além disso, faz-se necessário ressaltar outro determinante que pode<br />
afetar não só dos preços dos ingressos, mas de todos os produtos e serviços<br />
relacionados ao futebol, que é a natureza do ser humano. Segundo<br />
Rial Butier e Lebrini, o “torcedor de futebol parece de certa forma um ser<br />
humano diferente. A paixão e o en<strong>vol</strong>vimento emocional com seu time<br />
de coração colocam em dúvida a racionalidade do processo decisório de<br />
compra” (2013: 147).
90 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
Ainda em relação ao comportamento do torcedor de futebol e a decisão<br />
em adquirir um produto (ou pacote) desse mercado, Sampaio et al.<br />
(2015) discutem em eu estudo a questão do en<strong>vol</strong>vimento e do orgulho<br />
nas decisões dos torcedores de futebol. Para Sampaio et al., “os torcedores<br />
orgulhosos de seu time seriam mais propensos a se comprometer com a<br />
equipe e a atingir níveis de lealdade mais altos (...) Isso implica um comparecimento<br />
regular aos jogos e um en<strong>vol</strong>vimento afetivo duradouro”<br />
(2015: 115).<br />
Assim, pode-se dizer que as características do torcedor enquanto ser<br />
humano apaixonado pelo futebol o tornam irracional sob o ponto de<br />
vista econômico em relação à sua decisão de alocação de sua renda. Isto<br />
implica em afirmar que fatores como renda e desempenho do clube, que<br />
são mensuráveis, não necessariamente explicam totalmente o comportamento<br />
dos preços, que teriam, portanto, influência do comportamento<br />
humano, mas este é de difícil mensuração. Então, na presente pesquisa,<br />
o comportamento humano não foi inserido como um determinante dos<br />
preços dos ingressos de futebol pela complexidade de mensura-lo, o que<br />
poderia gerar um viés de especificação do modelo e inconsistência nos<br />
resultados obtidos.<br />
Feitas tais considerações, o objetivo que norteou este artigo foi discutir<br />
o processo de elitização do futebol e identificar e mensurar os impactos<br />
dos determinantes dos preços dos ingressos das partidas de futebol do<br />
Campeonato Brasileiro de Futebol da Série A no período de 2012 a 2018.<br />
Para tanto, utilizou-se de uma revisão de literatura com vistas a levantar<br />
variáveis que pudessem determinar o preço dos ingressos de futebol do<br />
campeonato brasileiro da série A, além de elaborar e estimar um modelo<br />
econométrico para mensurar as relações entre tais determinantes e os preços.<br />
1. Revisão de Literatura<br />
1.1. A profissionalização do futebol no Brasil a partir da década<br />
de 1920 e as mudanças no papel do estádio na perspectiva de<br />
Holzmeister Oswaldo Cruz<br />
A construção do estádio São Januário e a inclusão de negros e pobres nos<br />
times de futebol do Clube de Regatas Vasco da Gama durante a década<br />
de 1920 propiciaram a popularização do esporte no Brasil, sendo possível<br />
obter-se rendas maiores e pagar salários fixos aos atletas, cujo o único<br />
critério de recrutamento pelo qual eram submetidos era o de habilidades<br />
na prática do futebol. Embora tenha sofrido resistência dos clubes já
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
91<br />
estabelecidos, o processo de profissionalização foi adotado pelos demais<br />
clubes da cidade do Rio de Janeiro.<br />
De maneira arcaica se estabelecia, portanto, o início do processo simultâneo<br />
de profissionalização e popularização do futebol brasileiro que<br />
posteriormente foi seguido pelos demais clubes, até que na década seguinte,<br />
o governo federal estabeleceu, pelo decreto-lei n°3.199 de 14 de abril de<br />
1941, a criação do Conselho Nacional de Desportos (CND) e toda regulamentação<br />
do esporte nacional. Havia, portanto, um interesse do<br />
Governo de Getúlio Vargas na utilização do futebol como um instrumento<br />
de integração nacional e sustentação do regime Varguista (Holzmeister<br />
Oswaldo Cruz, 2005).<br />
É possível verificar ainda que a construção do estádio do Maracanã,<br />
devido aos seus setores que comportavam diversas camadas sociais distintas,<br />
“protagonizou o processo de coletivização da torcida [...] dando-lhe<br />
uma identidade nacional, que mexe com as emoções da população [...]”<br />
(Holzmeister Oswaldo Cruz, 2005: 75).<br />
Após a Copa do Mundo de 1950, no entanto, o estádio se tornou o<br />
principal palco dos jogos dos clubes de futebol carioca, sendo o setor da<br />
arquibancada o mais atrativo às camadas populares e responsável pela<br />
posterior formação, na década de 1960, das torcidas organizadas. Posteriormente,<br />
o Maracanã passou por mudanças estruturais, como o fim, ou<br />
restrição, da popular Geral e da colocação de assentos e setorização das<br />
arquibancadas do anel superior, onde tradicionalmente se acomodam as<br />
torcidas organizadas, antes mesmo da Copa do Mundo FIFA disputada<br />
em 2014.<br />
Também se notou que o Maracanã, a Arena da Baixada e o Estádio<br />
Caio Martins passaram por um processo semelhante ao ocorrido nos<br />
estádios ingleses. Sofreram reformas e mudanças para que se atendesse<br />
não só às medidas de segurança, mas também por razões econômicas,<br />
pois “como vimos, estão transformando o jogo, convertendo-o em um<br />
espetáculo, em um produto a ser comercializado e que pressupõe uma<br />
platéia composta por consumidores em detrimento dos torcedores” (Holzmeister<br />
Oswaldo Cruz, 2005: 95).<br />
No Brasil, estas mudanças tiveram início a partir da década de 1990<br />
com a aprovação das leis Pelé e Zico com intuito de promover a modernização<br />
do futebol Brasileiro, que apenas no fim da década de 1990, por<br />
meio de uma maior cobrança das instituições públicas, da imprensa e de<br />
grupos de torcedores, criou-se o Estatuto do Torcedor, no ano de 2002.<br />
Em 2000, o Maracanã passou por reformas onde foram criados diversos<br />
setores com objetivo de atender à demanda de públicos específicos e<br />
preços diferenciados em cada setor. Com o setor central do anel superior,<br />
o branco, sendo direcionado a turistas e torcedores de ambos os times (em
92 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
caso de clássicos cariocas, ou seja, confrontos entre Flamengo, Fluminense,<br />
Botafogo e Vasco) dos quais, geralmente estavam acompanhados da família<br />
ou temiam a proximidade para com as torcidas organizadas.<br />
1.2. O processo de transformação de torcedores em consumidores<br />
A Re<strong>vol</strong>ução Industrial e o ritmo fabril foram aspectos decisivos na criação<br />
de novas formas de diversão e a segunda re<strong>vol</strong>ução industrial, ao fim do<br />
século XIX, possibilitou a amplificação deste processo e expansão dos mesmos<br />
pelo mundo todo. Isso se deu por meio da melhora e avanço dos meios<br />
de comunicação, o que culminou em veículos de informação cada vez mais<br />
massivos, como a televisão (Andrade de Melo, 2010). Assim, a partir da<br />
década de 1970, a Copa do mundo de futebol masculino pôde ser transmitida<br />
para milhões de pessoas em vários países, tornando-se uma ferramenta<br />
de marketing e inserindo o futebol no sistema capitalista de mercado.<br />
A criação de um campo esportivo planetário onde estão presentes mídias<br />
especializadas, multinacionais no papel de anunciantes e/ou na produção<br />
direta de produtos esportivos a serem mundialmente consumidos, tornou<br />
o esporte um espetáculo midiático e uma oportunidade lucrativa, portanto,<br />
de investimento; e que transformou o torcedor comum em um potencial<br />
consumidor. Por exemplo, tem-se os Estados Unidos como o<br />
precursor do esporte-espetáculo, tendo esta indústria um destaque importante<br />
na economia Norte-Americana (Alvito, 2006).<br />
Alvito (2006) também destaca a importância que o esporte-espetáculo<br />
tem para o capitalismo contemporâneo, na qual a lógica se baseia na<br />
cultura e na produção artificial de necessidades. Sem a transformação do<br />
supérfluo em produtos de primeira necessidade, o capitalismo enfrentaria<br />
uma crise de superprodução, sendo necessário, portanto, que se recorra<br />
a irracionalidade e à emoção, principalmente <strong>num</strong>a sociedade que exige<br />
cada vez mais controle emocional.<br />
Logo, o futebol se tornou carro-chefe da indústria do entretenimento,<br />
servindo de espaço publicitário em diversas mídias por se tornar o esporte<br />
mais popular do mundo. Além disso, com valores de patrocínios cada<br />
vez mais vultuosos, é comum que a imprensa esportiva dedique cada vez<br />
mais espaço para tratar especificamente do assunto (Alvito, 2006).<br />
Neste sentido, ainda segundo Alvito (2006), os torcedores são cada vez<br />
mais considerados como consumidores pelas entidades esportivas e comerciais<br />
ligadas ao esporte, tais quais a televisão e anunciantes (patrocinadores);<br />
com isso, observa-se um esforço por parte dos clubes e seus patrocinadores<br />
em garantir que o espetáculo seja visualmente mais agradável, e para isso,<br />
utilizam de força policial e de vigilância sob a justificativa de garantir
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
93<br />
segurança ao público; mas, que na verdade, também visa evitar a associação<br />
de suas marcas a possíveis atos de desordem.<br />
Não obstante ao fato de que a questão da segurança seja importante,<br />
muitas vezes seu uso excessivo em prol do espetáculo midiático pode<br />
promover algum grau de intimidação e cerceamento à liberdade dos<br />
torcedores (Alvito, 2006). Por exemplo, tem-se que o processo de transformação<br />
dos torcedores em consumidores passa muito pelo combate às<br />
torcidas organizadas, que a despeito de promoverem belos espetáculos nas<br />
arquibancadas, promovem também violência, sendo, portanto, desinteressantes<br />
à televisão e mídia esportiva com um todo, dificultando o uso<br />
do futebol como plataforma publicitária.<br />
1.3. Medidas de segurança, mudança dos estádios<br />
e profissionalização: o caso britânico<br />
Por todo o século <strong>XX</strong> os estádios britânicos foram palco de acidentes devido<br />
às brigas entre hooligans 1 e, principalmente, superlotação e más condições<br />
estruturais dos estádios, sendo registrados mais de 300 vítimas fatais, além<br />
de centenas de feridos. O principal acidente ocorreu em 1989 no estádio<br />
Sheffield Hillsborough, <strong>num</strong>a partida entre Liverpool e Nottingham Forest,<br />
onde a superlotação vitimou 100 pessoas imprensadas no alambrado<br />
(Holzmeister Oswaldo Cruz, 2005).<br />
Após esta tragédia, foram tomadas medidas para o aumento da segurança<br />
nos estádios da Inglaterra baseadas no Relatório de Taylor (Taylor<br />
Report), principalmente a proibição de venda e consumo de bebidas alcoólicas<br />
no interior dos estádios e modificações dos setores onde os torcedores<br />
assistiam ao jogo de pé, também chamados de terraces. 2 Os<br />
impactos destas medidas na cultura e no ambiente dos estádios britânicos<br />
foram enormes, afastando os torcedores de camadas mais pobres e operárias<br />
que ao mesmo tempo, em geral, são os mais fanáticos e mais apaixonados<br />
pelos clubes (Holzmeister Oswaldo Cruz, 2005).<br />
Portanto, as medidas de segurança são apontadas por Holzmeister<br />
Oswaldo Cruz (2005) como um dos fatores determinantes para a definição<br />
da estrutura dos estádios ingleses, porém não são os únicos. Na verdade,<br />
observa-se que esse processo de reestruturação dos estádios está<br />
pautado na lógica econômica (Holzmeister Oswaldo Cruz, 2005).<br />
Ademais, a partir da década de 1980, pôde-se notar um aumento na<br />
capacidade financeira dos clubes de futebol, principalmente dos britânicos,<br />
1<br />
Indivíduo ou grupo que é violento, arruaceiro e vândalo, principalmente quando presentes em<br />
competições esportivas. Torcedor violento.<br />
2<br />
Setores sem assentos nos quais o torcedor assistia ao jogo em pé. No Brasil estes setores eram<br />
conhecidos como Geral ou Gerais.
94 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
que foram os primeiros a implementarem uma gestão empresarial de suas<br />
finanças. Tal ação, de forma conjunta ao aumento de outras fontes de<br />
receitas, como os direitos de transmissão de televisão, foi um fator responsável<br />
pela mudança em seus estádios, para além das questões de segurança<br />
(Holzmeister Oswaldo Cruz, 2005).<br />
Com o surgimento no futebol de profissionais responsáveis pela administração<br />
das empresas, como diretores especializados em marketing,<br />
vendas e financeiro e a posterior mudança nas restrições ao uso do uniforme<br />
como plataforma publicitária, foi possível a estampa de patrocinadores<br />
nos uniformes dos clubes e abriu-se maior espaço e novas<br />
oportunidades para geração de receitas para os clubes (Holzmeister<br />
Oswaldo Cruz, 2005). Logo, dado esse contexto, Holzmeister Oswaldo<br />
Cruz (2005) verificou, assim como Alvito (2006), que o futebol foi inserido<br />
<strong>num</strong> processo de mercantilização da cultura, na forma de lançamentos<br />
de produtos e produção em massa e em ritmo industrial, propiciando o<br />
surgimento dos pós-torcedores. Um novo tipo de torcedor com maior<br />
senso crítico e grande propensão ao consumo destes itens.<br />
Ao fim da década de 1980, portanto, os clubes ingleses geravam mais<br />
receitas oriundas dos licenciamentos de produtos relacionados às suas<br />
marcas e direitos de transmissão pagos pela televisão do que propriamente<br />
da bilheteria de seus jogos. Pode-se observar, portanto, uma mudança<br />
do público frequentador dos estádios de futebol na Inglaterra durante<br />
esse período, com esse espaço servindo cada vez mais como um atrativo a<br />
patrocinadores e para promover ações de marketing que busquem valorizar<br />
as marcas dos clubes e atrair investidores e cada vez menos com o objetivo<br />
de receber os torcedores mais fanáticos.<br />
1.4. Alguns estudos empíricos sobre preço e demanda por jogos<br />
de futebol<br />
García e Rodríguez (2002) e Falter e Perignon (2000) levantaram diversos<br />
estudos empíricos acerca da demanda por partidas de futebol, e apontaram<br />
um padrão de elementos como imprevisibilidade do resultado da partida,<br />
custo de oportunidade e qualidade, ambiente econômico e incentivos<br />
monetários e não-monetários para ir ao estádio, sendo estes importantes<br />
na formação de preços.<br />
Madalozzo e Villar (2009) dividem as variáveis que podem ter impacto<br />
sobre a demanda nas categorias: estruturais, de qualidade esperada, de<br />
performance e de incerteza acerca do resultado da partida. As variáveis<br />
estruturais tratadas pelos autores foram preços dos ingressos, o PIB per<br />
capita, a capacidade do estádio, o dia da semana, promoção da Nestlé e<br />
o número de jogos como mandante por mês.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
95<br />
Já, as variáveis da categoria de qualidade esperada da partida são: título<br />
nacional ou internacional conquistado no ano anterior pelo time<br />
mandante, título nacional ou internacional conquistado no ano anterior<br />
pelo time visitante, título estadual conquistado no ano pelo mandante,<br />
jogo Clássico, segunda divisão no ano anterior e time visitante dos estados<br />
de São Paulo (SP) e Rio de Janeiro (RJ).<br />
No que se refere à categoria performance, utilizaram os pontos conquistados<br />
nas últimas três rodadas pelo time mandante, classificação do<br />
time mandante e classificação do time visitante. E por fim, na categoria<br />
incerteza quanto ao resultado da partida, elencaram a chance de alcançar<br />
a liderança, chance de sair da zona de rebaixamento e número da rodada<br />
(Madalozzo and Villar, 2009).<br />
Ainda, segundo Madalozzo e Villar (2009: 646), “as variáveis estruturais<br />
tiveram o impacto esperado e, com exceção da variável Número de partidas<br />
com mando de campo por mês, todas as variáveis são significativas”.<br />
Sobre a Promoção Nestlé, o autor enfatiza:<br />
A promoção da Nestlé teve um efeito positivo e muito significativo –o<br />
maior do modelo, embora só tenha ocorrido em 8.32% dos jogos. Esses<br />
efeitos tornam algumas interpretações possíveis. Em linhas gerais, percebese<br />
que o público potencial é maior do que o que normalmente frequenta<br />
os jogos (Madalozzo and Villar, 2009: 645).<br />
Então, nota-se que promoções e diminuições no preço do ingresso<br />
causaram um aumento da demanda pelos jogos, assim como clássicos e<br />
jogos em que o visitante é um clube do estado do Rio ou São Paulo e o<br />
bom desempenho dos clubes mandantes. Por fim, Madalozzo e Villar<br />
(2009) concluem que a maioria das variáveis foram estatisticamente significativas<br />
e que ao menos uma por categoria teve impacto relevante.<br />
Bruscato Bortoluzzo et al. (2017) estudaram a demanda por partidas<br />
de futebol para o período de 2004 a 2013. Foram estimados três modelos<br />
distintos: o modelo de mínimos quadrados ordinários, o modelo TOBIT<br />
e o modelo GL, modelo de mínimos quadrados generalizado. As variáveis<br />
foram divididas em três grupos: ambiente econômico (PIB per capita e a<br />
população da cidade em que se realizara a partida), variáveis para a qualidade<br />
do produto e variáveis que buscam mensurar os incentivos monetários<br />
e não-monetários (Bruscato Bortoluzzo et al., 2017). Os resultados<br />
obtidos para todos os modelos corroboraram a previsão de que quanto<br />
maior a população da cidade, maior a demanda por jogos de futebol.<br />
Quanto a um maior PIB per capita, há uma diminuição da demanda,<br />
concluindo-se, como Madalozzo e Villar (2009), que o futebol é um bem<br />
inferior. Ou seja, a elasticidade-renda da demanda é menor que 1 (Bruscato<br />
Bortoluzzo et al., 2017).
96 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
As variáveis relativas à qualidade do produto abrangem a qualidade dos<br />
times mandantes e dos times visitantes. Além destas, Bruscato Bortoluzzo<br />
et al. (2017) acrescentaram mais duas, a quantidade de gols marcados pelos<br />
dois times nas últimas três rodadas e variáveis dummy, com o objetivo de<br />
mensurar o impacto da importância de cada quarta parte do campeonato.<br />
À medida que o campeonato avança, esperava-se, segundo Bruscato<br />
Bortoluzzo et al. (2017), que houvesse um aumento da demanda pelos<br />
jogos, como foi verificado nos resultados. Os resultados foram significativos<br />
para a maioria das variáveis. Assim como os resultados de Madalozzo<br />
e Villar (2009), os clássicos e jogos que en<strong>vol</strong>veram clubes dos estados do<br />
RJ e SP como visitantes, impactaram positivamente na demanda.<br />
Para o grupo de variáveis de incentivos monetários e não-monetários,<br />
as utilizadas por Bruscato Bortoluzzo et al. (2017) foram: o preço dos<br />
ingressos em média; jogo realizado em fim de semana; jogo realizado às<br />
21 horas e chuva (medida em milímetros). Os resultados indicaram que<br />
a demanda por jogos de futebol é inelástica em relação ao preço, assim<br />
como Madalozzo e Villar (2009). Bem como jogos no fim de semana<br />
apresentam maior demanda, jogos em dias chuvosos e depois das 21<br />
horas tem impacto negativo na demanda.<br />
Por fim, tem-se o trabalho de Lima Benevides et al. (2017) que objetivou<br />
encontrar os determinantes da demanda por ingresso de partidas<br />
de futebol. Para tal, o autor aplicou um modelo econométrico onde o<br />
público pagante medido em o número de ingressos vendidos foi considerado<br />
como proxy da demanda (variável explicada), enquanto as variáveis<br />
explicativas foram divididas em fatores econômicos, qualidade esperada<br />
da partida, incerteza dos resultados e fatores estruturais. As variáveis<br />
utilizadas para mensurar o aspecto econômico da demanda foram o preço<br />
médio dos ingressos, dado pela razão entre a receita bruta e o público pagante<br />
e a renda média das famílias na cidade em que se realiza a partida.<br />
Os fatores estruturais como tamanho da torcida, o dia da partida e se<br />
o estádio utilizado foi construído para a Copa do mundo de 2014 foram<br />
todos estatisticamente significativos ao nível de 5% e tiveram impacto<br />
positivo sobre a demanda. Os jogos disputados nos novos estádios apresentaram<br />
um impacto de 55.85%, em média, sobre a demanda. Lima Benevides<br />
et al. (2017) atribuem esse fenômeno ao fator curiosidade, que tende a<br />
ser passageiro, como pôde ser observado na Inglaterra nos anos 1990.<br />
Enquanto partidas disputadas aos fins de semana à tarde causaram um<br />
aumento médio de cerca de 20%. Por fim, Lima Benevides et al. (2017)<br />
concluíram que a demanda por futebol é não-linear e não-homogênea,<br />
além de ser influenciada por fatores econômicos e não-econômicos, principalmente<br />
os estruturais e esportivos.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
97<br />
2. Determinação de preço a partir da Teoria do Custo Total de Hall<br />
e Hitch<br />
As inconsistências da teoria neoclássica impedem que se analise e se determine<br />
o par preço-quantidade produzida na maioria dos mercados sob a<br />
ótica da concorrência perfeita. Todas estas contradições são observadas de<br />
maneira simultânea, sendo mais coerente uma análise <strong>vol</strong>tada para o<br />
extremo oposto, ou seja, uma análise <strong>vol</strong>tada ao monopólio (Sraffa, 1926).<br />
Na abordagem convencional, se estabelecem modelos de concorrência<br />
perfeita e monopolísticas com o intuito apenas de ilustrar casos extremos<br />
nos quais, supostamente, não se verificam na realidade, servindo apenas<br />
como referência para casos similares a essas condições, onde setores com<br />
muitos produtores poderiam ser caracterizados como de concorrência<br />
perfeita, por exemplo, e as imperfeições encontradas são apenas de natureza<br />
friccional, não constituindo uma força suficiente que alterasse os<br />
resultados previstos pela teoria (Sraffa, 1926).<br />
No entanto, estas imperfeições não são meramente friccionais, são<br />
“forças ativas que produzem efeitos permanentes e [...] cumulativos [...]<br />
são quase sempre dotados de estabilidade [...] para que se tornem objeto<br />
de análise com base em hipóteses estáticas” (Sraffa, 1926: 10). O autor<br />
afirma que “um pequeno desvio dessas (condições de concorrência) é<br />
suficiente para fazer com que a forma como o equilíbrio é atingido tornese<br />
extremamente similar àquela forma peculiar ao monopólio” (Sraffa,<br />
1926: 10).<br />
É neste contexto onde se necessita de uma teoria de determinação de<br />
preços mais próxima da realidade, que o estudo de Hall e Hitch (1939)<br />
busca por meio da aplicação de questionários a algumas empresas selecionadas<br />
de acordo com seu porte, área de atuação e consideradas bem administradas,<br />
ou administradas racionalmente, entender como é a<br />
formação de seus preços. Ao todo, Hall e Hitch (1939) entrevistaram 38<br />
empresas: 33 industriais, três varejistas e duas firmas de construção (De<br />
Oliveira Lima, 1985).<br />
As principais conclusões do estudo de Hall e Hitch (1939) foram: i)<br />
As firmas não agem como prevê a teoria neoclássica, ou seja, de forma<br />
atomística; ii) As firmas determinam os preços por meio da adição de um<br />
mark-up sobre os custos de produção; iii) As firmas produzem enquanto<br />
o mercado é capaz de consumir e iv) Os preços tendem a se manterem<br />
fixos. Assim, pode-se dizer que o principal resultado do estudo de Hall e<br />
Hitch (1939) é a proposta de determinação de preço, tal como se apresenta<br />
na equação (1).
98 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
P= V+q′V+q′′V<br />
(1)<br />
P é o preço unitário, V o custo direto, q′ uma margem para cobrir os<br />
custos variáveis e q′′ para cobrir uma margem convencional de lucro.<br />
Então, pode-se escrever, de acordo com Sylos-Labini (1956), que:<br />
P= V+QV<br />
(2)<br />
V é o custo direto e Q = q′ + q′′. Logo, tem-se que as empresas não<br />
maximizam seus lucros por meio do encontro entre as curvas de receita<br />
e custo marginal, das quais as firmas sequer têm acesso e julgam ser adequado<br />
que os preços cubram apenas os custos médios de produção de<br />
forma a gerarem lucro (De Oliveira Lima, 1985).<br />
Dessa forma, pode-se compreender que a relação entre os Clubes de<br />
Futebol analisados e seus torcedores é de consumidores para com fornecedores,<br />
<strong>num</strong>a estrutura de mercado que reflete de maneira muito precisa<br />
o oligopólio diferenciado, termo originalmente formulado por<br />
Sylos-Labini (1956) com inspiração em Kaldor (1935) e Sraffa (1926).<br />
Esta estrutura de mercado consiste em “muitas pequenas empresas<br />
aparentemente em concorrência entre si, mas que na realidade estão<br />
dotadas de poderes de mercado bem definidos” (Sylos-Labini, 1956: 56<br />
como citado em Gonçalves da Silva, 2010: 125). Gonçalves da Silva<br />
também destaca “[que] uma certa diferenciação dos produtos é relevante,<br />
de modo que cada empresa está em concorrência direta, somente com<br />
alguns rivais mais próximos” (Gonçalves da Silva, 2010: 125).<br />
Este mercado leva ao extremo a diferenciação de produto pois é improvável<br />
que torcedores deixem de comprar ingressos para jogos do seu<br />
clube de preferência em razão do preço elevado, para adquirir ingressos<br />
de partidas de outros clubes, ainda que estes tenham menores preços, ou<br />
apresentem maior qualidade do jogo em si ou estádio mais confortável.<br />
Não há, portando, um substituto perfeito, restando apenas os jogos<br />
transmitidos em TV Aberta, fechada ou pay-per-view como opção, que<br />
podem ser considerados os rivais mais próximos.<br />
Com isso, pode-se entender que cada torcida é uma fatia específica de<br />
mercado dos clubes, onde estes podem definir os preços dos ingressos<br />
considerando os custos operacionais e definindo um mark-up, 3 ou seja,<br />
3<br />
Mark-up é uma ferramenta administrativa utilizada por muitos empresários como método<br />
para definir o preço de venda de uma mercadoria ou serviço prestado. O Manual de Economia da<br />
USP define mark-up como “a margem da receita de vendas (faturamento) sobre os custos diretos de<br />
produção”. Esse modelo surgiu após estudos empíricos estruturados a partir de 1930, que mostraram,<br />
segundo Vasconcellos (2002), “que as grandes empresas determinam o preço de seu produto a partir
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
99<br />
uma margem de lucro que seja conveniente e compatível com as pretensões,<br />
sejam financeiras ou esportivas, dos ofertantes. A demanda, portanto,<br />
pode afetar a amplitude deste mark-up, tendo em vista que os estádios<br />
possuem um número limitado de assentos, não sendo possível aumentar<br />
a quantidade ofertada da maneira como é feita no setor industrial, ao<br />
menos não no curto-prazo. Assim, fatores como a importância, dia ou<br />
circunstâncias exclusivamente esportivas podem influenciar o preço dos<br />
ingressos.<br />
3. Metodologia<br />
3.1. Descrição das variáveis e fonte de dados<br />
Para mensurar a relação entre os determinantes e os preços dos ingressos<br />
para jogos de futebol do Campeonato Brasileiro da Série A, foram utilizados<br />
dados de todos os jogos de 12 clubes, a saber: Botafogo, Flamengo, Fluminense,<br />
Vasco, Corinthians, São Paulo, Palmeiras, Santos, Cruzeiro, Atlético<br />
Mineiro, Internacional e Grêmio na condição de mandante; isto é, cuja a<br />
renda da partida e a operação do estádio são responsabilidade do clube.<br />
Ressalta-se que embora o Campeonato Brasileiro da Série A seja disputado<br />
por 20 clubes, optou-se na presente pesquisa por manter apenas<br />
os 12 clubes citados acima que durante o período de análise (2012 a 2018)<br />
se mantiveram na série A. Essa questão é importante do ponto de vista<br />
metodológico, visto que o modelo econométrico proposto na presente<br />
pesquisa, qual seja, o de dados em painel balanceado, pressupõem que se<br />
utilize as mesmas unidades (times de futebol) para o mesmo período de<br />
tempo. Cabe destacar que, obviamente, os resultados obtidos refletem tal<br />
estrutura de dados. Logo, para os 12 clubes que compuseram a amostra,<br />
coletaram-se as seguintes variáveis:<br />
a) Preço Médio do Ingresso (Pm): É o preço médio no qual o ingresso<br />
foi comercializado.<br />
b) Custo individual (Ci): As partidas de futebol apresentam diversos<br />
custos que podem ser condensados como custos operacionais. O<br />
custo individual é calculado pelos custos operacionais divididos<br />
pelo público pagante.<br />
c) Dia (D): As partidas do Campeonato Brasileiro podem ser realizadas<br />
em fins de semana (sábado e domingo) ou nos dias úteis.<br />
Toma-se, portanto, que as partidas nos fins de semana possuem<br />
de seus próprios custos, sem ater-se ao comportamento da demanda, já que eles conhecem menos<br />
da demanda do que seus custos” (Vasconcellos, 2002: 171).
100 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
maior demanda e, assim, podem ter um impacto maior sobre o preço.<br />
Logo, construiu-se uma variável qualitativa, tipo 0, jogo no meio de<br />
semana ou 1, jogo no fim de semana, para captar tal efeito.<br />
d) Estádio (E): Variável que diz respeito ao tipo de estádio em que<br />
se realizou a partida. Variável qualitativa tipo 0, estádio antigo, ou<br />
1, estádio construído, ou reformado, recentemente, que possui<br />
características de um estádio moderno, apontadas por Holzmeister<br />
Oswaldo Cruz (2005) e Alvito (2006).<br />
e) Desempenho (Des): Variável que busca medir o impacto do<br />
desempenho esportivo dos clubes sobre os preços. Calculado de<br />
acordo com o aproveitamento nas edições do campeonato Brasileiro<br />
da Série A que compõe a amostra, considerando 2012 a 2018, por<br />
meio da quantidade de pontos conquistados.<br />
f) Importância (Impi): Variável qualitativa que busca medir o<br />
impacto da importância da partida específica, sendo 0 para partidas<br />
comuns e 1 para partidas consideradas importantes ou decisivas<br />
(aquelas que podem definir vagas em outras competições<br />
nacionais e internacionais, por exemplo).<br />
g) Clássico (CS): É esperado que os clássicos, isto é, partidas em que<br />
ambos os times são da mesma cidade ou estado, impactem<br />
positivamente na demanda gerando um aumento positivo no preço.<br />
Portanto é uma variável qualitativa tipo 0, quando não for clássico<br />
e 1 quando for clássico.<br />
Salienta-se que para obter dados como a receita bruta, custo, preço<br />
médio e público dos clubes de Minas Gerais, Rio de Janeiro, Rio Grande<br />
do Sul e São Paulo, recorreu-se ao website:srgoool.com.br. Nesta ferramenta<br />
da internet podem ser encontrados os dados necessários de todos<br />
os jogos do campeonato Brasileiro ao longo do tempo. Para este artigo o<br />
período considerado foi de 2012 a 2018.<br />
3.2. O modelo econométrico para mensurar os determinantes dos<br />
preços dos ingressos<br />
Para a estimação da relação entre determinantes e preços dos ingressos de<br />
futebol do Campeonato Brasileiro da Série A, considerou-se um período<br />
de sete anos; portanto t=7 e o número de rodadas foi de 19 por clube.<br />
Logo, o número de unidades foi de 12 vezes 19, cujo valor é de 228 e<br />
com isso o total de observações no painel foi de 1,596. Assim, o modelo<br />
proposto neste artigo está representado na equação 3 e está estruturado<br />
para estimar variáveis organizadas em painel, modelo este que está minuciosamente<br />
apresentado, por exemplo, em Baltagi (2013).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
101<br />
Pmit= β0 + β1Ciit + β2Dit + β3Eit + β4Desit +<br />
β5Impiit + β6CSit + β7odbit nit<br />
(3)<br />
Vale destacar que as variáveis D, Des, I e CS fazem parte do Mark-Up<br />
sobre os custos de produção, que neste artigo denominou-se de custos<br />
operacionais, conforme diz a teoria do custo total de Hall e Hitch (1939).<br />
E a variável E pode elevar o preço tanto pelo aumento de custos, quanto<br />
pelo o aumento da demanda como destacam Lima Benevides et al. (2017).<br />
4. Resultados e discussão<br />
Nesta seção são apresentados e discutidos os resultados obtidos por meio<br />
da estimação da equação 3. Inicialmente, foram apresentadas, na tabela<br />
1, as estatísticas descritivas das variáveis observadas.<br />
Tabela 1<br />
Estatísticas descritivas das variáveis utilizadas para estimar os<br />
impactos dos determinantes dos preços dos ingressos de futebol no<br />
Campeonato Brasileiro no período de 2012 a 2018<br />
Variável Observações Média Desvio-padrão Mínimo Máximo<br />
Pm 1596 32.90 15.29 4.01 136.78<br />
Ci 1596 21.51 13.64 2.99 131.99<br />
Dia 1596 0.68 0.47 0.00 1.00<br />
Impi 1596 0.25 0.43 0.00 1.00<br />
Des 1596 0.53 0.15 0.00 1.00<br />
CS 1596 0.11 0.31 0.00 1.00<br />
Odb 1596 0.03 0.17 0.00 1.00<br />
E 1596 0.52 0.50 0.00 1.00<br />
Fonte: elaboração própria a partir dos resultados da pesquisa.<br />
Como se pode observar pela tabela 1, a variável dependente, preço<br />
médio dos ingressos (Pm), obtida por meio da divisão da renda bruta<br />
pelo público pagante, foi de R$32.90, em média. O custo individual (Ci)<br />
que se refere ao custo total divido pelo público pagante, foi de R$21.50<br />
em média.<br />
O desempenho dos clubes da amostra foi em média de 53.1%, que<br />
indica que, na maioria dos anos, estes se aproximaram e alguns até garan-
102 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
tiam vaga na competição CONMEBOL Copa Libertadores da América<br />
(Libertadores). O bom desempenho médio pode ser explicado pelo fato<br />
de os clubes escolhidos para fazer parte da amostra serem os clubes mais<br />
populares e de maior receita do Brasil, o que se traduz em um melhor<br />
desempenho esportivo devido à possibilidade que os mesmos têm de maior<br />
investimento comparado aos demais.<br />
Devido à presença de uma dimensão temporal nos dados da amostra,<br />
se faz necessário a aplicação do teste de raiz unitária para verificar a propriedade<br />
de estacionariedade da série de dados quantitativas, a saber: as<br />
variáveis Pm, Ci e Des. E, dado que também há o componente de corte<br />
transversal (i= igual a times), os dados então estão estruturados em painel<br />
e, portanto, foi aplicado o teste Levin-Lin-Chu (LLC), cuja hipótese<br />
nula é de que o painel possui raiz unitária. Os resultados estão apresentados<br />
na tabela 2.<br />
Tabela 2<br />
Teste de Raiz Unitária de Levin-Lin-Chu para as variáveis<br />
preço médio dos ingressos (Pm), custo individual (Ci)<br />
e desempenho (Des)<br />
Teste t ajustado<br />
p-valor<br />
Pm -11.021 0.000<br />
Ci -9.532 0.000<br />
Des -8.168 0.000<br />
Fonte: elaboração própria a partir dos resultados da pesquisa.<br />
Conforme análise dos resultados da tabela 2, nota-se que todos os p-<br />
valores foram menores do que 10%, isto implica em afirmar que a hipótese<br />
nula do teste LLC foi rejeitada; logo, todos os painéis são<br />
estacionários. Com isso, pôde-se prosseguir com as etapas da estimação<br />
do modelo econométrico.<br />
Quanto à escolha do melhor método de estimação da equação 3,<br />
aplicaram-se o teste de Chow, cuja a hipótese nula é de que o modelo de<br />
Mínimos Quadrados Ordinários (MQO) é preferível ao de Efeitos Fixos<br />
(EF); teste de Breusch-Pagan, em que a hipótese nula é de MQO é preferível<br />
ao modelo de Efeito Aleatório (EA), e o teste de Hausman, que<br />
tem a hipótese nula de o modelo de EA é preferível ao EF.<br />
Conforme a tabela 3, observa-se presença de heterocedasticidade detectada<br />
por meio do teste de White. Quanto à autocorrelação, o resultado<br />
do teste de Wooldrigde indicou para não rejeição da hipótese nula de<br />
ausência de autocorrelação para um nível de significância de 1%. Então,
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
103<br />
Tabela 3<br />
Coeficientes estimados por meio do método de Efeitos Aleatórios<br />
(EA) com erros padrão-robustos<br />
Coeficientes Erro-padrão Estatística Z P>|z|<br />
Constante 8.747 3.057 2.860 0.000<br />
Ci 0.393 0.097 4.050 0.000<br />
Dia 2.296 0.495 4.630 0.000<br />
E 12.564 3.518 3.570 0.000<br />
Des 13.959 4.078 3.420 0.001<br />
Impi -2.531 0.780 -3.240 0.001<br />
CS 6.740 1.407 4.790 0.000<br />
Odb 2.431 2.272 1.070 0.285<br />
R 2 0.2253<br />
Teste de White (χ 2 ) 1261.980 (p-valor=0.000)<br />
Teste de autocorrelação 7.291 (pvalor=0.021)<br />
Teste de Chow 79.520 (pvalor=0.000)<br />
Teste LM 10,916.800 (pvalor=0.000)<br />
Teste Hausman 7.720 (pvalor=0.358)<br />
Fonte: elaboração própria a partir dos resultados da pesquisa.<br />
como o modelo não atendeu ao pressuposto de homocedasticidade, foi<br />
necessário a correção, que foi realizada pelo procedimento de obtenção<br />
de erros-padrão robustos. 4<br />
De acordo com os resultados apresentados na tabela 3, pode-se afirmar<br />
que os sinais dos coeficientes estimados estão de acordo com o que aponta<br />
a revisão de literatura e a teoria apontada neste artigo, exceto para as variáveis<br />
Impi que busca captar o aumento no preço dos ingressos conforme a<br />
importância do jogo em questão, sendo considerados jogos importantes os<br />
últimos cinco jogos do time i como mandante em cada ano t e a variável<br />
Odb, na qual acreditava-se que o acordo entre o Fluminense e a Odebrecht<br />
possibilitaria uma redução dos preços dos ingressos.<br />
Ainda conforme análise da tabela 3, a variável dummy Impi apresentou<br />
impacto negativo no preço médio nos ingressos de cerca de R$2.53, ao<br />
contrário do que se esperava. Segundo Bruscato Bortoluzzo et al. (2017),<br />
4<br />
No stata 12, basta usar o comando vce robust que permite obter estimativas consistentes com<br />
um estimador diferente da matriz de variância-covariância dos estimadores dos parâmetros (VCE)<br />
que leve em conta os erros não i.i.d. Esta é a chamada abordagem robusta. O significado do termo<br />
robusto vem do fato de que nesta abordagem não há nenhuma restrição ao comportamento dos erros<br />
do modelo estimado.
104 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
à medida que o campeonato avança, há um aumento da demanda pelas<br />
partidas de futebol; porém, este aumento não é repassado ao preço por<br />
meio do mark-up, o que pode ser explicado por fatores esportivos como<br />
o modelo de disputa popularmente conhecido como pontos corridos,<br />
implantado ao campeonato Brasileiro a partir de 2003, como também<br />
pela necessidade de mais público no estádio ao fim do campeonato com<br />
intenção de melhorar o desempenho da equipe por meio do aumento do<br />
incentivo da torcida.<br />
Também se destaca que tal fato pode ocorrer, especialmente, em casos<br />
de clubes ameaçados de rebaixamento à série B, aplicado aos quatro últimos<br />
colocados ao fim de 38 rodadas. Um exemplo é o caso do time Internacional,<br />
que em 2016, onde nas últimas cinco rodadas o preço médio<br />
do ingresso foi de R$15.81 em contraste aos R$31.92 das primeiras<br />
cinco rodadas e também em casos de clubes que buscam vaga na Copa<br />
Libertadores, como o São Paulo que fixou preços a partir de R$5.00<br />
para um jogo valido pela 37° rodada contra o Internacional para o campeonato<br />
Brasileiro de 2019; ou ainda pelo fato de muitos clubes chegarem<br />
nas últimas rodadas com poucas ou nenhuma ambição na competição.<br />
Assim, é comum que ocorram promoções que acabam por diminuir o<br />
preço dos ingressos.<br />
No que se refere à variável Odb, que não foi estatisticamente significativa,<br />
ressalta-se que, embora no ano de 2016 já não houvesse mais o<br />
acordo citado, o preço médio dos ingressos para o Fluminense sofreu<br />
pouca oscilação, o que acarretou em prejuízos recorrentes, e isso pode<br />
explicar o p-valor de 0.231 encontrado para a variável. No gráfico 1,<br />
Gráfico 1<br />
Lucro do Fluminense ao longo dos jogos (rodadas) como mandante<br />
no Campeonato Brasileiro da Série A de 2013 a 2018<br />
Fonte: elaboração própria a partir dos dados utilizados na pesquisa.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
105<br />
apresenta-se o comportamento do lucro do Fluminense enquanto mandante<br />
ao longo do período analisado e que pode corroborar o resultado<br />
encontrado para a variável Odb.<br />
De acordo com a análise do gráfico 1, observa-se que o jogo de maior<br />
lucro foi um clássico contra o Flamengo pela 23° rodada do campeonato<br />
Brasileiro de 2015, disputado no Maracanã, assim como a maioria dos<br />
picos (positivos), exemplificando o impacto na demanda por jogos, e<br />
consequentemente no mark-up, causados por clássicos regionais. A exceção<br />
se dá no jogo contra o Grêmio, também pelo campeonato Brasileiro<br />
de 2015, na estreia do Ronaldinho Gaúcho pelo Fluminense, jogador de<br />
grande prestígio mundial e revelado pelo time adversário (Grêmio).<br />
Esse contexto foi um fator de aumento do mark-up para esse jogo em<br />
específico, auferindo-se um lucro de R$639,395.41. Assim, pode-se<br />
dizer que a diminuição dos lucros a partir de 2016 se deu pelos fatores<br />
citados no parágrafo acima e que não teria relação forte com o desempenho<br />
da equipe.<br />
Quanto às estimativas dos demais coeficientes, observou-se também<br />
conforme análise da tabela 3, que os mesmos estão de acordo com o referencial<br />
teórico no qual se baseou este trabalho. Em relação ao intercepto<br />
estimado, este foi de R$8.75, que pode ser interpretado como custos fixos<br />
médios do jogo; ou seja, custo fixo dividido pelo público pagante, independente<br />
das condições esportivas em questão, bem como o custo variável.<br />
Verificou-se também que o aumento do custo individual, ou custo<br />
unitário, representado pela variável Ci pode ter levado a um aumento no<br />
preço dos ingressos. Assim, para cada R$1.00 de aumento no custo unitário,<br />
implicou em um aumento de R$0.39 no preço médio dos ingressos,<br />
em média, tudo mais mantido constante. Embora o sinal esteja de acordo<br />
com os princípios da teoria, pode-se dizer que o valor adicional de R$0.39<br />
é baixo tendo como parâmetro a variação unitária (R$1.00) e não repõem<br />
totalmente o aumento do custo. Isto significa afirmar que não há como<br />
um clube repassar totalmente os custos aos torcedores que vão ao estádio,<br />
o que pode causar prejuízos a depender do <strong>vol</strong>ume de pagantes.<br />
No que tange à variável Dia, na qual, caso a partida fosse realizada no<br />
meio de semana receberia valor 0 (zero) e caso fosse realizada aos fins de<br />
semana, a saber, sexta-feira, sábado e domingo, receberia valor 1 (um),<br />
esta apresentou um coeficiente estimado de 2.30. Ou seja, partidas realizadas<br />
no fim de semana tem um impacto de, em média, R$2.30 a mais<br />
no preço médio dos ingressos, tudo o mais mantido constante, quando<br />
comparadas com partidas no meio de semana.<br />
Este resultado pode decorrer do fato de que jogos em fim de semana,<br />
geralmente, têm maior demanda do que os realizados em dias em que a<br />
maior parte da população está ocupada; assim, uma maior demanda
106 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
pode elevar a amplitude do mark-up definido pelos clubes, tudo mais<br />
mantido constante, e tal resultado condiz com os estudos de Bruscato<br />
Bortoluzzo et al. (2017) e Lima Benevides et al. (2017).<br />
Quanto à variável Des, esta busca captar o impacto do desempenho<br />
do clube ao longo do campeonato. Para mensurar o desempenho foi usado<br />
o aproveitamento percentual dos pontos em disputa até cada rodada, por<br />
exemplo: se o clube A na rodada de número 10 tem 20 pontos, com uma<br />
vitória valendo três, um empate valendo um e uma derrota valendo 0<br />
(zero), isso significa que de 30 pontos em disputa (10 vezes 3) o clube<br />
obteve 66.7% de aproveitamento, ou 20 dividido por 30. Isto posto,<br />
constatou-se então que para cada ponto percentual a mais no desempenho,<br />
há um acréscimo, em média, de R$0.14 na variável PM, com tudo mais<br />
mantido constante. Assim, pode-se interpretar que, em geral, o melhor<br />
desempenho do clube faz com que a demanda pelos jogos e, portanto, o<br />
mark-up definido pelos clubes, aumentem os preços médios do ingresso.<br />
Em relação à variável CS, que objetivava aferir o impacto dos clássicos<br />
no preço dos ingressos; isto é, jogos entre clubes do mesmo estado, devido<br />
à maior demanda atraída pela rivalidade do jogo, foi atribuída o valor 1<br />
(um) para os clássicos e 0 (zero) para os demais jogos. O resultado estimado<br />
foi de um aumento, em média, de R$6.74 para os clássicos, conforme<br />
previsto anteriormente. Resultado também em linha com os estudos<br />
empíricos de Madalozzo e Villar (2009) e Bruscato Bortoluzzo et al. (2017),<br />
que detectaram um aumento da demanda por jogos entre rivais locais.<br />
Por fim, para a variável dummy E, que tinha por intuito detectar o<br />
impacto dos novos estádios construídos, em sua maioria, para a Copa do<br />
mundo de 2014, recebendo, assim, o valor 1 (um) para os estádios considerados<br />
modernos e 0 (zero) para estádios considerados antigos, verificou-se<br />
que o coeficiente estimado para a variável foi de 12.56. Portanto,<br />
os estádios modernos têm um impacto de R$12.56, em média, sobre o<br />
preço dos ingressos. Tal fenômeno pode ser interpretado como um aumento<br />
do custo operacional dos estádios mais novos em relação aos estádios<br />
mais antigos, devido à maior qualidade dos assentos e instalações,<br />
bem como medidas de segurança adotadas devido às exigências da FIFA.<br />
Cabe ressaltar que, segundo o estudo de Lima Benevides et al. (2017),<br />
há um aumento da demanda por jogos de futebol em estádios mais<br />
modernos, fator também relevante para o aumento do preço nesses estádios.<br />
Portanto, a hipótese de que o aumento dos custos dos estádios<br />
modernos, ou padrão FIFA, provoca aumento nos preços dos ingressos,<br />
pode ser aceita.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
107<br />
Conclusões<br />
O presente trabalho teve como objetivo principal mensurar as relações<br />
entre os determinantes dos preços dos ingressos de futebol, considerando<br />
uma mostra de 12 clubes que disputaram o Campeonato Brasileiro de<br />
Futebol da série A no período de 2012 a 2018. Os resultados se mostram<br />
de acordo com o que se discutiu na revisão de literatura e no referencial<br />
teórico. Apenas a variável Impi, que buscava mensurar o impacto das<br />
últimas cinco rodadas, que apresentou sinal contrário ao previsto.<br />
Pode-se concluir então que a teoria do custo total de Hall e Hitch<br />
(1939) testada a partir do modelo proposto neste artigo explicaram de<br />
forma satisfatória o comportamento do preço dos ingressos de futebol no<br />
campeonato Brasileiro para o período analisado, ressaltando-se que a<br />
aplicação de qualquer teoria econômica ao futebol deve sempre buscar<br />
conciliar as especificidades esportivas que fazem parte deste contexto.<br />
Assim, a precificação dos ingressos pode ser ajustada à demanda específica<br />
por aquela partida, levando-se em conta, por exemplo, o dia em que<br />
é realizada, o adversário, o desempenho recente, bem como os custos<br />
operacionais e ambições da equipe, de forma a ter sempre no torcedor<br />
não só uma fonte de receita, mas também estabelecer uma relação de fidelidade<br />
e parceria, onde este não se sinta excluído ou tratado apenas<br />
como um mero consumidor, mas como parte importante naquele evento<br />
e no dia-a-dia do clube. Tal ação pode garantir maior fidelização, aumento<br />
do número de sócios torcedores, expansão da marca e consequentemente,<br />
aumentos de receitas e lucros.<br />
Vale ressaltar que a forma de contabilização das receitas e despesas nos<br />
borderôs dos jogos (que é uma espécie de relatório que discrimina uma<br />
série de informações relacionadas ao dinheiro gerado pelo jogo) disputados<br />
no Brasil não possuem um padrão de contabilização bem definido, e<br />
nem são expostos de forma permanente em algum endereço eletrônico,<br />
o que dificultou a coleta de dados e um maior detalhamento entre os<br />
custos e a comparação entre os desempenhos dos clubes, sendo este um<br />
dos desafios neste tipo de pesquisa.<br />
Em tempo, destaca-se como fatores limitantes desta pesquisa o fato<br />
de que no modelo econométrico não terem sido incluídas variáveis que<br />
pudessem capturar o comportamento humano tal como o fato da irracionalidade<br />
do torcedor diante seu fascínio por um clube ou um ídolo.<br />
Mas, tal estratégia de pesquisa, se deu em virtude da dificuldade de se<br />
criar variáveis que pudessem medir esse comportamento e assim inseri-las<br />
no modelo estimado sem gerar viés nas estimativas obtidas. Logo, como<br />
sugestões para pesquisas futuras, seria interessante buscar mensurar tais
108 G. A. Profeta et al.: Determinantes dos preços de ingressos de futebol...<br />
variáveis e verificar o impacto das mesmas no comportamento dos preços<br />
dos ingressos de futebol do Campeonato Brasileiro da Série A.<br />
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Recebido: 18 de maio de 2020.<br />
Encaminhado: 7 de novembro de 2020.<br />
.<br />
Graciela Aparecida Profeta. Doutora em Economia Aplicada pela Universidade<br />
Federal de Viçosa. Atualmente é professora da Universidade<br />
Federal Fluminense em exercício no Conselho Administrativo de Defesa<br />
Econômica (CADE), desde fevereiro de 2020. É professora do o mestrado<br />
em Propriedade Intelectual e Transferência de Tecnologia (PROFINIT).<br />
Atua nas áreas de econometria/estatística e microeconomia com ênfase<br />
em organização industrial, estudos industriais e estudos aplicados ao<br />
desen<strong>vol</strong>vimento regional. Entre suas publicações mais recentes estão,<br />
como coautora: “Consumo de eletricidade e PIB: uma análise em dados<br />
em painel para o Brasil no período de 2002 a 2015”, Bioenergia em <strong>Revista</strong>:<br />
Diálogos, 10 (1), São Paulo, FATEP (Faculdade de Tecnologia de Piracicaba),<br />
pp. 92-110 (2020); “Mensuração do poder de mercado na exploração de<br />
rodovias no Brasil: uma análise econométrica para o período de 2002 a<br />
2012”, Economic Analysis of Law Review, 10 (3), Brasilia, UCB (Universidade<br />
Católica de Brasília), pp. 79-107 (2019); “Pluriatividade e economia<br />
criativa: um estudo de caso sobre a geração de renda no assentamento<br />
Zumbi dos Palmares-Campos dos Goytacazes, RJ”, CAMPO-TERRITÓ-<br />
RIO: <strong>Revista</strong> de Geografia Agrária, 14 (34), Porto Alegre, Universidade<br />
Federal de Uberlândia, pp. 109-137 (2019).<br />
Ivens Nunes Thomaz. Graduado em Ciências Econômicas pela Universidade<br />
Federal Fluminense. Tem interesse em pesquisas sobre Economia<br />
do Esporte.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 87-111<br />
111<br />
Patrícia de Melo Abrita Bastos. Doutora em Economia Aplicada pela<br />
Universidade Federal de Viçosa. Professora da Universidade Federal Fluminense.<br />
É líder do Grupo de Estudos em Economia Ambiental e<br />
Economia Ecológica. Atua principalmente nos seguintes temas: concentração<br />
de renda, pobreza, econometria. Entre suas publicações mais<br />
recentes estão, como coautora: “Determinantes da pobreza no meio rural<br />
brasileiro”, <strong>Revista</strong> de Estudos Sociais (UFMT), 20 (41), Cuiabá, Universidade<br />
Federal de Mato Grosso, Faculdade de Economia, pp. 4-30 (2019);<br />
“Estudo da viabilidade econômico-social de um projeto de reflorestamento<br />
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Contabilidade de Ribeirão Preto da Universidade de São Paulo, pp. 355-<br />
379 (2011).<br />
Vladimir Faria dos Santos. Doutor em Economia Aplicada pela Universidade<br />
Federal de Viçosa. Professor da Universidade Federal Fluminense.<br />
Atua na área de Economia Aplicada, com ênfase em Métodos<br />
Quantitativos em Economia. Atualmente é líder do Núcleo de Estudos<br />
em Economia Aplicada (NEEA/UFF). Entre suas publicações mais<br />
recentes estão, como coautor: “Consumo de eletricidade e PIB: uma<br />
análise em dados em painel para o Brasil no período de 2002 a 2015”,<br />
Bioenergia em <strong>Revista</strong>: Diálogos, 10 (1), São Paulo, FATEP (Faculdade<br />
de Tecnologia de Piracicaba), pp. 92-110 (2020); “Distribuição de renda<br />
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Federal de Educação, Ciência e Tecnologia Fluminense), pp. 328-343<br />
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<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145.<br />
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
DOI: https://doi.org/10.22136/est20211601<br />
Sistemas socio-ecológicos como<br />
unidad de manejo: el caso de las<br />
pesquerías de Campeche, México<br />
113<br />
Social-ecological systems as a management<br />
unit: the case of Campeche fisheries, Mexico<br />
Angelina Peña-Puch*<br />
Juan Carlos Pérez-Jiménez*<br />
Alfonso Munguía-Gil**<br />
Alejandro Espinoza-Tenorio*<br />
Abstract<br />
The most used management unit in fisheries is limited to the target species and their<br />
associated species. Because spatial components can facilitate the understanding of the<br />
human-environment relationship, the objective of this study was to adapt a methodology<br />
to regionalize and characterize social-ecological systems (SES) for assessment and<br />
management of small-scale fisheries of Campeche, Mexico. Eight regions of the fishing<br />
SES were identified with a combination of unique characteristics from the biophysical<br />
context, the catch <strong>vol</strong>ume and fishing effort, and the fleet dynamics.<br />
Keywords: spatial management, complex system, artisanal fisheries<br />
Resumen<br />
La unidad de manejo más utilizada en pesquerías está limitada a las especies<br />
objetivo y sus especies asociadas. La finalidad de este estudio fue adecuar una<br />
metodología para regionalizar y caracterizar los sistemas socio-ecológicos (SSE)<br />
para la evaluación y el manejo de las pesquerías de pequeña escala del estado de<br />
Campeche, México, debido a que los componentes espaciales pueden facilitar<br />
el entendimiento de la relación humano-ambiente. Se identificaron ocho regiones<br />
del SSE pesquero con una combinación de características únicas a partir del<br />
contexto biofísico, el <strong>vol</strong>umen de captura y esfuerzo pesquero, así como la<br />
dinámica de la flota.<br />
Palabras clave: manejo espacial, sistema complejo, pesquerías artesanales<br />
* El Colegio de la Frontera Sur, correos-e: acpena@ecosur.edu.mx, jcperez@ecosur.mx, aespinoza@ecosur.mx<br />
** Instituto Tecnológico de Mérida, correo-e: muga5610@gmail.com
114 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
Introducción<br />
Los sistemas socio-ecológicos (SSE) son la unidad analítica para la investigación<br />
del desarrollo sustentable (Gallopin et al., 2001; Torres-Lima y<br />
Cruz-Castillo, 2019); se les reconoce como sistemas complejos, pues se<br />
componen de subsistemas, que a su vez contienen múltiples variables<br />
humano-ambientales (Ostrom, 2007; 2009). Se caracterizan por ser sistemas<br />
multinivel con efectos no lineales (Folke, 2006), en donde los<br />
usuarios tienen diferentes perspectivas y los objetivos de manejo no están<br />
bien definidos (Pahl-Wostl, 2007). El análisis de los SSE permite evaluar<br />
el sistema completo, mejora la comprensión del uso de recursos comunes<br />
y la implementación de manejo puede encaminar a los sistemas hacia la<br />
sustentabilidad (Pahl-Wostl, 2007; Ostrom, 2009; Leslie et al., 2015).<br />
Las pesquerías son sistemas complejos (Berkes, 2003; Branch et al., 2011;)<br />
que constituyen un ejemplo de SSE (Ostrom, 2009; Defeo, 2015). En<br />
un SSE pesquero (SSEP), el ecosistema, los recursos, los usuarios y el modo<br />
de gobernanza interactúan entre sí, afectando al sistema como un todo<br />
(Defeo, 2015).<br />
En ese sentido, se reconoce que para guiar el uso de los recursos pesqueros<br />
hacia la sustentabilidad se requieren vínculos entre sociología,<br />
biología y economía, bajo un marco de gestión integrada (Castilla and<br />
Defeo, 2001). Al respecto, Ostrom (2007; 2009) desarrolló un marco<br />
metodológico para el estudio de SSE con recursos naturales de uso común,<br />
incluyendo las pesquerías. El marco incluye cuatro subsistemas, el sistema<br />
de recurso (región donde ocurren las pesquerías), las unidades de recurso<br />
(especies objetivo), los usuarios (pescadores) y el sistema de gobernanza<br />
(organizaciones, reglas, leyes o decretos que rigen la pesca).<br />
De cualquier manera, a pesar de los avances en la implementación de<br />
enfoques holísticos en la evaluación y el manejo de las pesquerías, la<br />
complejidad de los sistemas pesqueros ha dificultado alcanzar la sustentabilidad<br />
(Berkes, 2003; Branch et al., 2011). Porque debido a las historias<br />
de vida de las especies, las prácticas pesqueras y las estrategias de manejo<br />
utilizadas (McClanahan and Castilla, 2007), cada subsistema tiene condiciones<br />
que cambian entre pesquerías y zonas de pesca, o incluso, dentro<br />
de una misma pesquería (Defeo, 2015), lo que resulta en un comportamiento<br />
único de cada SSEP. Por ello, la regionalización y caracterización<br />
de los SSEP es fundamental para comprender su funcionamiento.<br />
Al utilizar como unidad de manejo a los SSEP, se podrá establecer un<br />
régimen de manejo que les permita a los pescadores organizarse y autogestionarse<br />
para adaptarse a las complejidades de sus sistemas pesqueros<br />
(Berkes, 2003). Sin embargo, para usar los SSEP como la unidad de<br />
manejo pesquero se debe abordar el contexto social, los beneficios y los
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
115<br />
costos, tanto en lo individual como a nivel de localidad costera (Jentoft,<br />
2000). El objetivo de este estudio fue adecuar una metodología que permita<br />
la regionalización y caracterización de los SSEP, que podrían fungir<br />
como unidades espaciales para el manejo de las pesquerías de pequeña<br />
escala del estado de Campeche, sur del Golfo de México. En el artículo,<br />
primero se aborda el contexto del manejo pesquero en México y las<br />
características de las pesquerías de pequeña escala de Campeche; luego<br />
se describe la metodología para la regionalización y caracterización del<br />
SSEP; posteriormente, se describen los resultados y se discuten, y al final<br />
se presentan las principales conclusiones, con énfasis en el uso de los<br />
SSEP para el manejo de las pesquerías.<br />
1. El manejo de la pesca en México: de la ciencia pesquera<br />
convencional a nuevos enfoques basados en sistemas complejos<br />
La ciencia pesquera se desarrolló para el manejo de pesquerías de gran escala<br />
o industriales, donde se aplica una gobernanza vertical o comando-control<br />
(Berkes, 2003), y un enfoque basado en las ciencias biológicas y económicas<br />
(Berkes et al., 2001; Chuenpagdee and Jentoft, 2007). Ese enfoque tiene<br />
como objetivo mantener la producción pesquera, asumiendo la explotación<br />
del stock de una especie objetivo. Históricamente, el manejo pesquero<br />
convencional se implementa de manera descendente (manejo centralizado),<br />
en el que las medidas operacionales de manejo se enfocan en el control del<br />
esfuerzo de pesca o de la captura de las especies objetivo y las especies<br />
asociadas, minimizando o excluyendo aspectos ecosistémicos (Defeo,<br />
2015), características socioeconómicas y la gobernanza (Berkes et al., 2001;<br />
Garcia and Cochrane, 2005).<br />
La gran mayoría de las pesquerías de pequeña escala se ha administrado<br />
bajo ese enfoque de manejo convencional, a pesar de que éstas son complejas,<br />
ya que utilizan gran variedad de equipos de pesca y capturan<br />
múltiples especies (Berkes et al., 2001; Defeo and Castilla, 2005). El uso<br />
del enfoque convencional ha limitado la aplicación de iniciativas de manejo<br />
acordes a la complejidad de estas pesquerías (Berkes et al., 2001). Por ello,<br />
la falta de éxito en el manejo de las pesquerías de pequeña escala<br />
(Chuenpagdee and Jentoft, 2007) ha evidenciado que el manejo convencional<br />
no posee las herramientas para enfrentar las complejidades de esas<br />
pesquerías (Berkes, 2003), en especial de las tropicales.<br />
México, en donde la flota de pequeña escala representa la mayor parte<br />
(97%) de las embarcaciones (Fernández Méndez et al., 2011), es un<br />
ejemplo de la aplicación del manejo pesquero convencional. En los instrumentos<br />
de manejo, como los Planes de Manejo Pesquero (PMP) y la
116 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
Carta Nacional Pesquera, se considera a las principales pesquerías de<br />
grupos de especies afines como las unidades de manejo pesquero. La Ley<br />
General de Pesca y Acuacultura Sustentables (LGPAS) señala que los<br />
programas de ordenamiento pesquero deben contener la delimitación del<br />
área que abarcará el programa, la lista completa de los usuarios de la región,<br />
los recursos pesqueros sujetos a aprovechamiento y los planes de manejo<br />
pesquero (DOF, 2007). Lo que indica que la implementación del ordenamiento<br />
pesquero debe tomar en cuenta unidades de manejo espaciales,<br />
en el que la base del manejo es un sistema y no los recursos pesqueros.<br />
De esta manera, se requiere de un enfoque holístico, que incluya un<br />
balance de información ambiental y socioeconómica, así como el conocimiento<br />
local de los usuarios (Berkes et al., 2001). Un componente de<br />
este enfoque es el reconocimiento de que el manejo de los sistemas pesqueros<br />
comprende, tanto las historias de vida de los recursos marinos como<br />
la dinámica institucional, económica y cultural de los usuarios (Espinoza-<br />
Tenorio et al., 2011). El enfoque de sistemas socio-ecológicos integra esos<br />
componentes y es considerado como un paradigma emergente en el manejo<br />
de las pesquerías (Defeo, 2015).<br />
1.1. Las pesquerías de pequeña escala de Campeche<br />
El estado de Campeche tiene un litoral de 523 km, que representa 3.8%<br />
del total de México (Botello Ruvalcaba et al., 2010). Se encuentra entre<br />
los 10 estados con mayor producción pesquera de México, y al igual que<br />
en muchas regiones costeras en el mundo, la mayor parte de sus pesquerías<br />
(53%) se encuentran en el máximo rendimiento sostenible, entre ellas,<br />
la de jurel, pulpo, jaiba y camarón siete barbas (DOF, 2012; DOF,<br />
2018a). Incluso algunas de sus pesquerías se encuentran en deterioro, por<br />
ejemplo, la de caracoles, huachinango, pargo, lisa y mero (Botello Ruvalcaba<br />
et al., 2010).<br />
La alta diversidad de comunidades marinas del litoral de Campeche<br />
se relaciona con sus características geomorfológicas y ecológicas (Flores-<br />
Hernández et al., 2010). Desde la costa central de Campeche hacia Tabasco<br />
es una plataforma terrígena por la presencia de varios ríos (Kemp et al.,<br />
2016), en donde destaca la pesca de pequeña escala de crustáceos como<br />
camarón siete barbas (Xiphopenaeus kroyeri) y jaiba (Callinectes sapidus).<br />
En cambio, desde la costa central de Campeche hacia Yucatán es una<br />
plataforma calcárea (Kemp et al., 2016), en donde la pesquería de pequeña<br />
escala más importante es la de pulpo rojo (Octopus maya) (Pérez-Jiménez<br />
et al., 2016).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
117<br />
2. Material y métodos<br />
2.1. Criterios para la regionalización<br />
La regionalización se realizó con la adaptación de la metodología de Leslie<br />
et al. (2015) utilizando diversas fuentes de información: datos y documentos<br />
gubernamentales, literatura académica especializada y entrevistas<br />
a informantes clave (líderes de asociaciones pesqueras, directivos de<br />
sociedades cooperativas y permisionarios) en las localidades rurales y<br />
urbanas con pesquerías de pequeña escala de la costa de Campeche. La<br />
metodología de Leslie et al. (2015) es la primera que establece la regionalización<br />
de sistemas-socio-ecológicos para pesquerías de pequeña escala<br />
en México, por ello es un punto de partida para éste y futuros estudios.<br />
A partir de la lista de localidades con pesquerías de pequeña escala,<br />
Leslie et al. (2015) identificaron distintos grupos de localidades (regionalización<br />
del SSE) con base en cuatro factores: el contexto biofísico; uso<br />
histórico y contemporáneo de la zona costera y recursos marinos, fronteras<br />
municipal y estatal, así como concentraciones y movimiento de pescadores<br />
y productos pesqueros. En este estudio, además del contexto biofísico,<br />
usamos el <strong>vol</strong>umen de captura y esfuerzo pesquero, así como la dinámica<br />
de la flota pesquera. Leslie et al. (2015) incluyeron la distribución de especies<br />
dentro del contexto biofísico, en cambio, en el presente estudio la<br />
incluimos en el <strong>vol</strong>umen de captura, que además de indicar distribución,<br />
señala cantidad disponible para la pesca, lo que determina, a su vez, las<br />
operaciones pesqueras (dinámica de la flota). En este estudio no consideramos<br />
los límites municipal y estatal, por considerarlos implícitos en el listado<br />
de localidades, ni el uso histórico y contemporáneo de la zona costera y<br />
recursos marinos; aunque el uso contemporáneo está implícito en la dinámica<br />
de la flota. Tampoco se estimó la concentración y el movimiento de<br />
pescadores y productos pesqueros por considerarlos factores con poca<br />
influencia para la regionalización del SSE en el estado de Campeche.<br />
No fueron consideradas las zonas de pesca para la regionalización<br />
porque es difícil establecer polígonos en la zona marina, ya que existe<br />
traslape en las zonas de pesca entre la mayoría de las localidades. Por<br />
ejemplo, en la zona marina de la Reserva de la Biosfera los Petenes (RBLP),<br />
la actividad pesquera se realiza por pescadores de Champotón, Villa<br />
Madero, Seybaplaya, Lerma, San Francisco de Campeche e Isla Arena, del<br />
estado de Campeche, y de Celestún, del estado de Yucatán, (Semarnat y<br />
Conanp, 2006). De cualquier manera, a pesar del traslape en las zonas de<br />
pesca, las localidades o los grupos de localidades tienen una combinación<br />
de características similares con base en los tres criterios establecidos (descritos<br />
más adelante) que permite distinguirlos como región SSEP.
118 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
Los tres criterios para la regionalización fueron a) el contexto biofísico,<br />
b) <strong>vol</strong>umen de captura y esfuerzo pesquero y, c) la dinámica de la flota<br />
pesquera (figura 1). A partir de la lista de localidades pesqueras, se inició<br />
con la descripción del contexto biofísico, porque las características de la<br />
zona costera permiten realizar una primera división del área de estudio, y<br />
porque el contexto biofísico determina la disponibilidad estacional de los<br />
recursos pesqueros y, por ende, la dinámica de la flota pesquera. Para describir<br />
el contexto biofísico de la zona costera de Campeche se utilizó información<br />
de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp),<br />
que divide el territorio mexicano en nueve regiones, de las cuales, el estado<br />
de Campeche tiene dos: la zona sur, que corresponde a la región de la<br />
Planicie Costera y Golfo de México (desde Tamaulipas hasta Sabancuy,<br />
Campeche), y la zona norte que pertenece a la región de la Península de<br />
Yucatán y Mar Caribe (desde Champotón, Campeche hasta Quintana<br />
Roo) (Semarnat y Conanp, 2019). Estas dos zonas coinciden con las<br />
características geomorfológicas y ecológicas que determinan la diversidad<br />
biológica en la costa de Campeche: la zona norte, desde Isla Arena hasta<br />
Figura 1<br />
Diagrama metodológico para la regionalización y caracterización<br />
del Sistema Socio-Ecológico Pesquero (SSEP)<br />
Fuente: elaboración propia con base en la sección 2.1., que establece los criterios para la regionalización<br />
del SSEP.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
119<br />
Punta Xen (costa central de Campeche), y la zona sur, desde Sabancuy<br />
hasta Nuevo Campechito (Flores-Hernández, 1994) (mapa 1).<br />
Además, se utilizó la descripción del ámbito geográfico del Plan de<br />
Manejo Pesquero de las especies de caracol del litoral del estado de Campeche,<br />
que describe la zona costero-marina de Isla Arena, Bahía de<br />
Campeche, Seybaplaya, Champotón e Isla Aguada (DOF, 2014). También<br />
se revisó el Programa de Manejo del Área de Protección de Flora y<br />
Fauna Laguna de Términos, para describir la zona costero-marina de la<br />
región sur (INE y Semarnap, 1997). Adicionalmente, con base en los<br />
mapas interactivos de las Áreas Naturales Protegidas (Semarnat y Conanp,<br />
2019) se identificaron los límites de las áreas protegidas en el litoral de<br />
Campeche, tales como la Reserva de la Biosfera de Celestún (RBRC), la<br />
Reserva de la Biosfera los Petenes (RBLP) y el Área de Protección de<br />
Flora y Fauna de la Laguna de Términos (APFFLT) (mapa 1).<br />
Para describir el <strong>vol</strong>umen de captura y esfuerzo pesquero se utilizaron<br />
datos gubernamentales. El <strong>vol</strong>umen de captura proviene de los registros de<br />
las oficinas de pesca. Para describir el esfuerzo pesquero se consideró el<br />
Mapa 1<br />
Ubicación de las localidades con pesquerías de pequeña<br />
escala de Campeche (I-XIII), Áreas Naturales Protegidas (ANP)<br />
y regiones Conanp<br />
Fuente: elaboración propia con base en el Mapa Interactivo de las Áreas Naturales Protegidas<br />
(Semarnat y Conanp, 2019), así como información de documentos gubernamentales y literatura<br />
académica especializada.
120 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
número de pescadores y de embarcaciones, así como las unidades económicas<br />
pesqueras (UEP). El <strong>vol</strong>umen de captura y estacionalidad de los<br />
principales recursos marinos de la flota de pequeña escala se obtuvo de<br />
las bases de datos de Conapesca, en el periodo 2006-2014 (Conapesca,<br />
2017). Se estimó el <strong>vol</strong>umen de producción con la sumatoria de los<br />
registros de captura mensuales en peso desembarcado (en toneladas) de<br />
todas las especies o grupos de especies; exceptuando las que se incluían<br />
en el nombre común “otras especies”, “fauna de acompañamiento” y las<br />
pesquerías de mediana altura, que incluye varias especies de camarón.<br />
La estacionalidad legal del esfuerzo pesquero se identificó por los<br />
periodos de veda de las pesquerías de Campeche indicados en el Anuario<br />
Estadístico de Acuacultura y Pesca 2014 (Sagarpa y Conapesca, 2014a)<br />
y en el cuadro de vedas (Sagarpa y Conapesca, 2014b). El número de las<br />
Unidades Económicas Pesqueras (UEP), que incluye cooperativas, permisionarios,<br />
asociaciones pesqueras (frentes, uniones o federaciones) y de<br />
otro tipo de organización (por ejemplo, bodegas, navieras, etc.), se obtuvo<br />
del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE)<br />
(Inegi, 2018). Las UEP se clasifican en micro o pequeño dependiendo<br />
del número de personas registradas, con 10 o menos personas o con 11-100<br />
personas, respectivamente. El número de pescadores y de embarcaciones<br />
se obtuvo del Ordenamiento pesquero ribereño marino (Botello Ruvalcaba<br />
et al., 2010).<br />
Para el criterio de la dinámica de la flota pesquera se utilizó información<br />
de las entrevistas a informantes clave, con relación a los permisos de pesca<br />
por recurso que tienen y sobre cuáles son sus recursos de mayor importancia<br />
comercial. La entrevista se aplicó a 133 informantes clave de 13 localidades<br />
con pesquerías de pequeña escala (mapa 1). La lista de localidades<br />
se obtuvo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi, 2018),<br />
y de Pérez-Jiménez et al. (2016). Se consultó el Directorio Estadístico de<br />
Unidades Económicas (DENUE) (Inegi, 2018) para facilitar la ubicación<br />
geográfica de las UEP.<br />
2.2. Componentes socio-ecológicos de las regiones SSEP<br />
Después de la regionalización, con los resultados de la entrevista a informantes<br />
clave, se estimaron porcentajes del número de respuestas afirmativas<br />
entre número de entrevistados sobre los componentes socio-ecológicos<br />
para describir características adicionales que distinguen las regiones (SSEP).<br />
Los componentes se describen a continuación.<br />
Organizaciones pesqueras y líderes. Tipo de organización pesquera a la<br />
que pertenecen, si es que pertenecen a alguna, ya sea frente, unión o<br />
federación de pescadores, y si reconocen que el trabajo del representante
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
121<br />
o líder ayuda a mejorar el sector pesquero en su localidad. Se describen<br />
las regiones (SSEP) que tienen los porcentajes más altos de informantes<br />
clave que pertenecen a organizaciones pesqueras y que reconocen un<br />
trabajo positivo de su líder.<br />
Comercialización y actividades económicas complementarias. Se describe<br />
el destino de los recursos pesqueros, ya sea local o nacional. Adicionalmente,<br />
se describen las regiones (SSEP) que tienen mayor variedad de<br />
comercialización, ya sea local o nacional.<br />
Áreas Naturales Protegidas. Se estimó el porcentaje de informantes clave<br />
por región (SSEP) que identifican la existencia de un Área Natural Protegida<br />
(ANP), ya sea cerca o en su localidad o en su zona de pesca. También<br />
se estimó el porcentaje de respuestas que indicaron que la principal<br />
función de las ANP es la protección y conservación de las especies.<br />
2.3. Descripción de los componentes socio-ecológicos<br />
Los componentes de cada región (SSEP) se presentaron por medio de un<br />
diagrama multidimensional (biograma). Los índices que se muestran<br />
gráficamente en el biograma representan el “estado de un sistema” de<br />
acuerdo con Sepúlveda (2008). El índice se estableció de 0 a 1 (del centro<br />
a la periferia), por lo que los porcentajes fueron transformados a proporción,<br />
clasificando los niveles de la siguiente manera: bajo (de 0 a 0.33),<br />
medio (de 0.34 a 0.66) y alto (de 0.67 a 1), dependiendo del porcentaje<br />
de respuestas que se obtuvieron de las entrevistas por cada región (SSEP).<br />
3. Resultados<br />
3.1. Regionalización del SSEP<br />
Se identificaron ocho regiones SSEP en el estado de Campeche (mapa 2).<br />
Cuatro regiones en la zona norte y cuatro regiones en la zona sur, que se<br />
distinguieron entre sí por sus características biofísicas, recursos pesqueros<br />
más importantes y el tipo de UEP.
122 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
Mapa 2<br />
Ubicación de las regiones SSEP (1-8)<br />
y sus características socio-ecológicas<br />
Fuente: elaboración propia con base en información de documentos gubernamentales.<br />
3.1.1. Región SSEP 1, localidad rural de Isla Arena<br />
El <strong>vol</strong>umen de captura promedio en el SSEP 1 fue de 2150 toneladas. El<br />
mayor <strong>vol</strong>umen fue de pulpo maya con 60.7%, con una temporada de<br />
captura de cuatro meses y medio (agosto a mediados de diciembre). El<br />
resto del año los pescadores capturan otras especies como los caracoles<br />
(tabla 1), con 2.0% de las capturas, y la corvina (Cynoscion spp.) con<br />
6.1%. Entre 2010 y 2012 se estableció la pesquería de pepino de mar,<br />
que representó 16.5% del peso desembarcado; sin embargo, esta pesquería<br />
actualmente tiene veda permanente en el estado.<br />
Todos los informantes clave tienen permisos de pesca de escama<br />
marina, y la mayoría, de pulpo (94%) y de caracol (61%) (figura 2). El<br />
SSEP 1 posee 106 Unidades Económicas Pesqueras (UEP). Esas UEP no<br />
están organizadas en frentes o uniones de pescadores, y 89.6% se clasifican<br />
en micro. La mayoría son permisionarios (n = 96), y 10 son cooperativas.<br />
Este SSEP tiene registrados 384 pescadores y 300 embarcaciones<br />
(tabla 1). La zona costera en donde se ubica este SSEP 1 tiene influencia<br />
de las Reservas de la Biosfera RBC y RBP, ambas consideradas como<br />
hábitat crítico de los recursos pesqueros costeros por sus amplias zonas<br />
de manglares (tabla 2).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
123<br />
Tabla 1<br />
Características de cada región que compone el Sistema Socio-Ecológico Pesquero (SSEP)<br />
para las pesquerías de pequeña escala de Campeche<br />
Región Oficinas de<br />
pesca<br />
Municipio Localidades<br />
pesqueras<br />
Características pesqueras<br />
Estacionalidad de las pesquerías UEP Embarcaciones<br />
SSEP 1 Isla Arena Calkiní Isla Arena Dinámica de la flota influida por la pesca de pulpo maya (agosto-diciembre),<br />
caracol (marzo-julio), cazón (abril-junio y septiembre-abril) y escama marina<br />
todo el año, principalmente corvina y boquinete.<br />
106 300<br />
SSEP 2 Campeche Campeche Campeche y<br />
Lerma<br />
Dinámica de la flota influida por la pesca de pulpo maya (agosto-diciembre),<br />
caracol (marzo-julio) y escama marina todo el año, principalmente, chac-chi,<br />
corvina y pargo.<br />
175 477<br />
SSEP 3 Seybaplaya Seybaplaya Villa<br />
Madero y<br />
Seybaplaya<br />
Dinámica de la flota influida por la pesca de pulpo maya (agosto-diciembre),<br />
caracol (marzo-julio) y escama marina, principalmente, jurel, sierra, bonito,<br />
bandera y macabí (enero-diciembre) y charal (noviembre-abril).<br />
40 402<br />
SSEP 4 Champotón Champotón Champotón Dinámica de la flota influida por la pesca de pulpo maya (agosto-diciembre),<br />
caracol (marzo-julio), y escama marina todo el año, principalmente, jurel,<br />
sierra y macabí.<br />
107 520<br />
SSEP 5 Sabancuy Carmen Sabancuy Dinámica de la flota influida por la pesca de pulpo maya (agosto-diciembre),<br />
jaiba, raya y de escama marina todo el año, principalmente, la sierra, jurel,<br />
bandera y huachinango.<br />
49 391<br />
SSEP 6 Isla aguada Carmen Isla aguada Dinámica de la flota influida por la pesca de jaiba y de escama marina todo<br />
el año, principalmente, sierra, jurel, robalo y corvina.<br />
75 264
124 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
Tabla 1 (continuación)<br />
Región Oficinas de<br />
pesca<br />
Municipio Localidades<br />
pesqueras<br />
Características pesqueras<br />
Estacionalidad de las pesquerías UEP Embarcaciones<br />
SSEP 7 Carmen Carmen Ciudad del<br />
Carmen<br />
Dinámica de la flota influida por la pesca de camarón siete barbas (octubreabril),<br />
jaiba, raya y escama marina todo el año, principalmente, robalo, chopa,<br />
corvina, bandera y pargo.<br />
74 504<br />
SSEP 8 Atasta Carmen Atasta, San<br />
Antonio<br />
Cárdenas,<br />
colonia<br />
Emiliano<br />
Zapata y<br />
Nuevo<br />
Campechito<br />
Dinámica de la flota influida por la pesca de camarón siete barbas (octubreabril),<br />
jaiba y escama marina todo el año, principalmente, bandera, chopa,<br />
robalo, jurel y sierra.<br />
43 479<br />
Fuente: elaboración propia con base en información del DENUE (Inegi, 2018) y trabajo de campo.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
125<br />
3.1.2. Región SSEP 2, localidades urbanas de San Francisco de Campeche<br />
y Lerma<br />
La captura promedio fue de 3627 toneladas. El pulpo maya tiene el mayor<br />
<strong>vol</strong>umen desembarcado (48.5%). Otra pesquería importante es la de<br />
caracol, con 4.7% de las capturas. El resto de las pesquerías se concentra<br />
en especies de escama marina, como el chac-chi (Haemulon plumierii)<br />
con 4.4%, y el jurel con 5.5%. La mayoría de los informantes clave tienen<br />
permisos de pesca de escama marina y de pulpo (94%) (figura 2).<br />
El SSEP 2 tiene 175 UEP (tabla 1), la mayoría son permisionarios<br />
(n = 100) que cuentan con 40 cooperativas, tres federaciones o comités de<br />
pescadores, y las otras 32, son otro tipo de organización (empresas relacionadas<br />
con la flota camaronera de mediana altura y empresas de maricultivo).<br />
De las UEP estudiadas 75.9% son micro. Este SSEP tiene registrados<br />
1181 pescadores y 477 embarcaciones. La zona costera donde se ubican<br />
las localidades de este SSEP tiene influencia de la RBP (tabla 2).<br />
Figura 2<br />
Porcentaje de usuarios que tienen permisos de pesca por<br />
recurso por cada región del SSEP<br />
Nota: en esta tabla se refieren las pesquerías de pequeña escala de Campeche y los recursos de<br />
mayor importancia comercial.<br />
Fuente: elaboración propia con base en información de trabajo de campo.
126 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
Tabla 2<br />
Regiones que componen el SSEP de las pesquerías de pequeña escala de Campeche<br />
Región<br />
(SSEP)<br />
El contexto biofísico<br />
Región costero-marina Zonas marinas Regiones Conanp Áreas Naturales Protegidas<br />
1 Zona norte con condiciones<br />
marinas de la provincia<br />
carbonatada<br />
Extensas zonas de manglares y amplia plataforma continental. Región de la Península<br />
de Yucatán y Mar<br />
Caribe<br />
2 De composición kárstica y amplia plataforma continental. Con amplia<br />
extensión de manglares; sirve como área de crianza de organismos<br />
bentónicos.<br />
RBC y RBLP<br />
RBLP<br />
3 Su composición es kárstica de carbonato de calcio, con línea costera<br />
protegida por los manglares, carece de playas, tiene pequeños accesos<br />
a la costa.<br />
4 Amplia plataforma con profundidades bajas y pendiente suave y<br />
prolongada. Pequeños bajos que forman barras cerca de la costa.<br />
Presencia del río Champotón.<br />
5 La zona sur: se sitúa en la<br />
provincia deltaica, de<br />
fuerte influencia estuarina.<br />
Presencia del sistema fluvio-lagunar estero de Sabancuy, formado por<br />
barreras de arena y manglar. Por fuera del estero, ya en aguas del Golfo<br />
de México, se despliegan varias playas de suave oleaje.<br />
6 Ubicación de la Boca de Puerto Real, que es entrada a la Laguna de<br />
Términos. En su porción oriental cuenta con una amplia plataforma.<br />
Región de la Planicie<br />
Costera y Golfo de<br />
México<br />
APFFLT<br />
APFFLT
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
127<br />
Tabla 2 (continuación)<br />
Región<br />
(SSEP)<br />
El contexto biofísico<br />
Región costero-marina Zonas marinas Regiones Conanp Áreas Naturales Protegidas<br />
7 Presencia de la Laguna de Términos, con aporte de sedimentos y el<br />
desarrollo de llanuras aluviales de los ríos.<br />
APFFLT<br />
8 Presencia del conjunto lagunar que rodea la Laguna de Términos, que<br />
está formado por más de 10 lagunas interiores. La zona costera frente<br />
a Emiliano Zapata limita con el río San Pedro, que es un brazo que<br />
deriva del Usumacinta.<br />
APFFLT<br />
Nota: en esta tabla se describen las regiones que componen el SSEP, con la zona costero-marina a la que pertenecen y su contexto biofísico (características de la zona marina,<br />
región Conanp y presencia de Áreas Naturales Protegidas). RBC: Reserva de la Biosfera de Celestún, RBLP: Reserva de la Biosfera los Petenes y APFFLT: Área de Protección de Flora<br />
y Fauna de la Laguna de Términos.<br />
Fuente: elaboración propia con base en información documental (DOF, 2014; Semarnat y Conanp, 2019; Flores-Hernández, 1994).
128 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
3.1.3. Región SSEP 3, localidades urbanas de Villa Madero y Seybaplaya<br />
En el SSEP 3, el <strong>vol</strong>umen de captura promedio fue de 6216 toneladas. El<br />
jurel es la especie de mayor <strong>vol</strong>umen de captura con 22.3%; seguido del<br />
pulpo maya con 21.6%. En temporada de veda de pulpo los pescadores<br />
capturan otras especies, como caracol, que representa 3.3%, y de escama<br />
marina, principalmente el charal (Anchoa hepsetus), con 12.3% del <strong>vol</strong>umen<br />
capturado. Todos los informantes clave tienen permisos de pesca de escama<br />
marina y de pulpo, y 25% tiene permiso de captura de caracol (figura 2).<br />
Los informantes clave reportan sus capturas en la oficina de pesca de<br />
Seybaplaya. Este SSEP tiene 40 UEP (tabla 1), donde la mayoría son<br />
permisionarios (n = 30), nueve cooperativas y un frente de pescadores;<br />
76.9% son micro. Tiene registrados 1551 pescadores y 402 embarcaciones.<br />
La zona costera de esta región, no forma parte de una ANP, sin<br />
embargo, algunas secciones de su línea costera están protegidas por poseer<br />
ecosistemas marinos como manglares (tabla 2).<br />
3.1.4. Región SSEP 4, localidad urbana de Champotón<br />
En este SSEP 4 el <strong>vol</strong>umen de captura fue de 6005 toneladas. El mayor<br />
<strong>vol</strong>umen de captura es de pulpo maya con 33.8%, y jurel con 29.4%; otras<br />
pesquerías importantes son la de caracol con 7.6%. Todos los informantes<br />
clave tienen permisos de pesca de escama marina, 88% de pulpo y 63%<br />
de caracol (figura 2). Este sistema tiene 107 UEP (tabla 1), 88 son permisionarios,<br />
17 cooperativas, y tres frentes o uniones de pescadores; de<br />
las UEP que se analizan, 89.5% se clasifican como micro. Tiene registrados<br />
1248 pescadores y 520 embarcaciones. La topografía del fondo marino<br />
tiene pequeños bajos que forman barras cercanas a la costa, producidos<br />
por el acarreo de sedimentos provenientes del río Champotón, del canal<br />
de Yucatán y del sistema de manglar. Este SSEP no tiene ANP (tabla 2).<br />
3.1.5. Región SSEP 5, localidad urbana de Sabancuy<br />
En este SSEP 5 el <strong>vol</strong>umen de captura promedio fue de 3441 toneladas.<br />
El mayor <strong>vol</strong>umen se concentra en las pesquerías de escama marina, como<br />
la de jurel con 26.9%, sierra (Scomberomorus maculatus) con 13.9% y<br />
bagre bandera (Bagre marinus) con 10.1%. También son importantes la<br />
pesquería de pulpo maya con 10.3% y la de jaiba con 7.9%. Todos los<br />
informantes clave tienen permisos de pesca de escama marina, para la mayoría<br />
está permitida la captura de pulpo (72%) y jaiba (56%) (figura 2). Este<br />
SSEP tiene 49 UEP (tabla 1), de las cuales 28 son cooperativas, 19 son<br />
permisionarios y el resto (n = 2) son otro tipo de organización (bodegas
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
129<br />
que tiene por actividad la compra y venta de pescados y mariscos). De<br />
dichas UEP, 51.1% son de tipo micro y tiene registrados 678 pescadores<br />
y 391 embarcaciones. En este SSEP se encuentra el estero de Sabancuy<br />
formado por barreras de arena y manglar. Esta región forma parte de la<br />
ANP APFFLT (tabla 2).<br />
3.1.6. Región SSEP 6, localidad urbana de Isla Aguada<br />
En este SSEP 6 el <strong>vol</strong>umen de captura fue de 4579 toneladas. La pesquería<br />
de jaiba tiene el mayor <strong>vol</strong>umen de captura con 31.8%. Otras especies<br />
importantes son de escama marina, como sierra con 12.8%, jurel con<br />
12.7%, y robalo (Centropomus undecimalis) con 9.2%. Todos los informantes<br />
clave tienen permisos de pesca de escama marina, la mayoría tiene<br />
permitido capturar jaiba (82%) y, 47%, tiburón (figura 2). Este SSEP<br />
tiene 75 UEP (tabla 1), 43 permisionarios, 30 cooperativas, una unión<br />
de pescadores y una bodega que tiene por actividad la compra y venta de<br />
pescados y mariscos. De las UEP de esta región 64.9% son micro y tienen<br />
registrados 498 pescadores y 264 embarcaciones. Este SSEP se encuentra<br />
en la APFFLT (tabla 2).<br />
3.1.7. Región SSEP 7, localidad urbana de Ciudad del Carmen<br />
En este SSEP 7 el <strong>vol</strong>umen de captura promedio fue de 3285 toneladas. El<br />
mayor <strong>vol</strong>umen de captura fue para la pesquería de camarón siete barbas<br />
con 23.7%, seguida de la pesquería de robalo con 23.2%. También son<br />
importantes otras pesquerías de escama marina como la corvina con 6.5%,<br />
la chopa (Lobotes surinamensis) con 6.2%, y pargos con 3.8%. Todos los<br />
informantes clave tienen permisos de pesca de escama marina y la mayoría,<br />
de camarón siete barbas (88%) (figura 2). Este SSEP 7 tiene 74 UEP<br />
(tabla 1), de las cuales, 68 son cooperativas, cinco son permisionarios, una<br />
unión de pescadores y cinco son otro tipo de organización (empresas relacionadas<br />
a la flota camaronera de mediana altura). De tales UEP, 73% se<br />
clasifican en pequeñas. El SSEP tiene registrados 1162 pescadores y 504<br />
embarcaciones. Este SSEP se encuentra en la APFFLT (tabla 2).<br />
3.1.8. Región SSEP 8, localidades rurales de Nuevo Campechito, colonia<br />
Emiliano Zapata y localidades urbanas San Antonio Cárdenas y Atasta<br />
En este SSEP 8 el <strong>vol</strong>umen de captura fue de 1762 toneladas. La pesquería<br />
de jaiba representa 35.8% de las capturas, el camarón siete barbas<br />
16.9% y el robalo 11.3%. La mayoría de los informantes clave tienen<br />
permisos de pesca de escama marina (94%), 47.5%, de jaiba y, 27%, de
130 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
camarón siete barbas (figura 2). El SSEP 8 tiene 43 UEP (tabla 1), 31 son<br />
cooperativas y 12 son permisionarios. De dichas UEP, 62.8% se clasifican<br />
en pequeñas. Tiene registrados 1050 pescadores y 479 embarcaciones.<br />
Este SSEP 8 tiene lagunas interiores dulceacuícolas y marinas que son un<br />
importante hábitat para la crianza, el crecimiento y la alimentación de<br />
diversas especies marinas, y se encuentra en la APFFLT (tabla 2).<br />
3.1.9. Componentes socio-ecológicos de las regiones SSEP<br />
Las regiones SSEP con mayor cantidad de informantes clave que pertenecen<br />
a algún tipo de organización pesquera, ya sea, frente, unión o<br />
federación de pescadores, son SSEP 7 con 93.8%, SSEP 6 con 82.4%,<br />
SSEP 8 con 80%, SSEP 3 con 75%, y SSEP 5 con 66.7%. Sin embargo,<br />
un reconocimiento por la mayoría de los usuarios al trabajo del líder<br />
pesquero sólo ocurre en el SSEP 6 con 94.1%, SSEP 2 con 82.4% y SSEP<br />
3 con 68.8% (figura 3a). En el SSEP 6 existen dos líderes pesqueros, pero,<br />
sólo uno de ellos genera confianza en 88% de los informantes clave,<br />
porque mantiene informado al sector y está trabajando para mejorar la<br />
actividad pesquera. En el SSEP 3, los informantes clave identifican cinco<br />
líderes pesqueros (cada uno con su propia asociación pesquera), por lo<br />
que la aceptación de los líderes está dividida.<br />
Figura 3<br />
Biogramas con los componentes de las regiones que componen el<br />
SSEP de Campeche<br />
Nota: en esta figura se muestran las proporciones de respuestas de los informantes clave con<br />
respecto a: a) pertenencia a organizaciones pesqueras (OP), y aceptación de líderes pesqueros (LP);<br />
b) conocimiento sobre presencia de Áreas Naturales Protegidas (ANP), y conocimiento sobre la<br />
función de las ANP; c) participación en actividades complementarias a la pesca (AC), en comercio<br />
local (CL), y en comercio nacional (CN).<br />
Fuente: elaboración propia con base en información de trabajo de campo.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
131<br />
El conocimiento de la presencia de ANP en su localidad o zonas de<br />
pesca es alto en el SSEP 7 con 100%, el SSEP 1 con 72.2%, y el SSEP<br />
8 con 66.7%. Sin embargo, el conocimiento sobre la función de las<br />
ANP sólo es alto en el SSEP 1 (con 83.3%) (figura 3b). El SSEP 8 es<br />
el único que muestra alta dependencia a actividades económicas complementarias<br />
a la pesca, con 66.7% (figura 3c). En esta región SSEP, las<br />
actividades complementarias a la pesca más comunes son las primarias con<br />
40%, como la acuacultura, la ganadería o la agricultura, y terciarias,<br />
con 26.6%, como el transporte público o el comercio al por menor de<br />
abarrotes y alimentos. La mayoría de las regiones SSEP tienen alto grado<br />
de comercio local de sus productos pesqueros, SSEP 2 (100%), SSEP 7<br />
(93.8%), SSEP 5 (77.8%), SSEP 3 (75%), SSEP 1 y SSEP 8 (66.7%).<br />
Los SSEP con alto grado de comercio nacional son el SSEP 6 (94.1%), el<br />
SSEP 8 (86.7%), el SSEP 1 (77.8%) y el SSEP 7 (68.8%) (figura 3c).<br />
4. Discusión<br />
En México, la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables (LGPAS)<br />
y su reglamento mencionan que los instrumentos de política pesquera<br />
(programas de ordenamiento, los planes de manejo) deben contener<br />
aspectos sociales y ecológicos (DOF, 2007), y seguir criterios de manejo<br />
regionalizado, considerar aspectos del ecosistema, características socioeconómicas,<br />
movilidad de las flotas, entre otros (DOF, 2018b). Adicionalmente,<br />
en el documento de Políticas de Ordenamiento para la Pesca y<br />
Acuacultura Sustentables se establece que se requiere un enfoque que<br />
incluya aspectos biológicos, ecosistémicos, sociales, económicos y jurídicoadministrativos<br />
para que el sistema pesquero sea sustentable (Conapesca,<br />
2010). No obstante, la unidad para el manejo de los recursos pesqueros<br />
en México se sigue estableciendo por especie o grupos de especies objetivo<br />
y no de manera regionalizada. Existen 21 planes de manejo pesquero por<br />
recurso o grupo de recursos en México (Peña-Puch et al., 2020), y sólo dos<br />
planes de manejo por sistema con su conjunto de recursos y usuarios: el<br />
Plan de Manejo Pesquero del Sistema Lagunar Carmen-Pajonal-Machona,<br />
Tabasco, Golfo de México (Carrillo et al., 2012), y el Plan de Manejo<br />
Pesquero Ecosistémico del Sistema Lagunar Altata-Ensenada del Pabellón,<br />
ubicado en los municipios de Na<strong>vol</strong>ato y Culiacán, del estado de Sinaloa<br />
(DOF, 2019).<br />
Actualmente, existen en Campeche planes de manejo pesquero para<br />
seis especies o grupos de especies (caracoles, pulpo, pepino de mar, camarón<br />
siete barbas, robalo y mero), a pesar de que la mayoría de los usuarios<br />
son los mismos, dado que los permisionarios y las cooperativas cuentan
132 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
con permiso de pesca para al menos dos recursos pesqueros. El esquema<br />
de manejo por recurso hace que se visualicen de manera aislada problemas<br />
que son comunes a las diferentes pesquerías, y que cada usuario deba<br />
integrarse en la planeación de manejo de cada una de las pesquerías en<br />
las que participa, en lugar de que se in<strong>vol</strong>ucren y se apropien de un plan<br />
de manejo, en el que se atiendan los problemas relacionados a sus contextos<br />
locales.<br />
El manejo espacial por región SSEP, que integra localidades con su<br />
diversidad de usuarios, de recursos pesqueros, su modo de gobernanza, y<br />
que comparten dinámicas y características de pesca similares, ayuda a<br />
visualizar los objetivos de manejo comunes; algo que se dificulta visualizar<br />
cuando se establecen planes de manejo por cada recurso pesquero de una<br />
región determinada (Pérez-Jiménez et al., 2016). Un ejemplo de delimitación<br />
espacial de unidades de manejo pesquero en México se describe en<br />
Leslie et al. (2015), quienes realizaron el mapeo de SSEP para las localidades<br />
con pesquerías de pequeña escala en la costa de Baja California Sur;<br />
por lo que ya se han iniciado esfuerzos de investigación para encaminar<br />
a las pesquerías de pequeña escala hacia un manejo regionalizado. Emplear<br />
como unidad de manejo a los SSEP y su regionalización, puede ayudar a<br />
mejorar el manejo de las pesquerías, ya que se da una interpretación de<br />
los contextos locales, de las relaciones humano-ambiente y los recursos<br />
naturales (Wyborn and Bixler, 2013).<br />
4.1. Las regiones SSEP tienen una combinación<br />
de características únicas<br />
Las ocho regiones SSEP tienen una combinación de características únicas,<br />
desde el punto de vista del contexto físico, <strong>vol</strong>umen de captura y esfuerzo<br />
pesquero, así como de la dinámica de la flota. Cabe señalar que a diferencia<br />
de la metodología de Leslie et al. (2015), en el presente estudio no se<br />
hacen polígonos de pesca, sino que la regionalización se centra en la<br />
dinámica de las pesquerías, en donde el contexto biofísico desempeña un<br />
papel importante, porque determina la diversidad y abundancia estacional<br />
de los recursos. Además, en el presente estudio, una de las fuentes de<br />
información fueron entrevistas a informantes clave de las localidades<br />
pesqueras, en cambio Leslie et al. (2015) realizó entrevistas a los investigadores<br />
y administradores de la conservación.<br />
Las características en los subsistemas (unidad de recurso, usuarios,<br />
sistema de recursos y gobernanza) y su interrelación producen una conducta<br />
única en cada SSEP (Defeo et al., 2007). En el presente estudio, las variaciones<br />
de la disponibilidad de los recursos pesqueros entre las regiones<br />
SSEP se relaciona con el contexto biofísico de la zona costero-marina. Por
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
133<br />
otra parte, las diferencias en las organizaciones pesqueras que componen<br />
las regiones SSEP conciernen a las diferentes formas de acceso a la pesca<br />
(ya sea como permisionarios o como cooperativistas), y la disponibilidad<br />
de permisos de pesca que tienen para diversos recursos pesqueros.<br />
Para describir las características socio-ecológicas de las regiones SSEP<br />
aún quedan factores por considerar como la pesca ilegal, no declarada y<br />
no documentada, ya sea por pescadores sin permiso o por el uso de equipos<br />
y métodos de pesca no permitidos, además de la cadena de valor de<br />
los recursos marinos y la relación entre los usuarios del sistema de gobernanza.<br />
De cualquier manera, la información recopilada y generada en el<br />
presente estudio para regionalizar y caracterizar los SSEP a partir de las<br />
variables socio-ecológicas, puede usarse también para la evaluación del<br />
potencial de sustentabilidad de cada región SSEP (Leslie et al., 2015) y<br />
para la posterior instrumentación de manejo pesquero regionalizado.<br />
4.2. En las regiones SSEP de la zona norte hay mayor cantidad de<br />
usuarios y de UEP<br />
El tamaño de las regiones SSEP es muy importante para que puedan fungir<br />
como unidades de manejo pesquero. En las regiones SSEP muy pequeñas<br />
se puede perder la comprensión de las dinámicas sociales y ecológicas<br />
que suceden a una escala espacial mayor; y en una región SSEP muy grande<br />
se presentan dificultades para describir y comprender procesos sociales que<br />
in<strong>vol</strong>ucren a mayor cantidad de usuarios y procesos ecológicos que impliquen<br />
más factores biofísicos y recursos pesqueros (Pérez-Jiménez et al.,<br />
2016). Además, se ha reconocido que los usuarios con sistemas de dimensión<br />
moderada tienen más probabilidades de autoorganizarse (Wilson et<br />
al., 2007; Ostrom, 2009) y establecer medidas de manejo más eficientes.<br />
Así, a pesar de que en las regiones SSEP de la zona norte del presente estudio<br />
hay mayor cantidad de usuarios y de UEP, el número de embarcaciones<br />
no es tan variable entre las regiones SSEP de ambas zonas (norte y sur).<br />
4.3. La mayoría de los usuarios están agregados en organizaciones<br />
pesqueras<br />
La mayoría de los usuarios se agrupan en organizaciones pesqueras que<br />
tiene un líder, no obstante, en pocas regiones SSEP se reconoce un trabajo<br />
positivo de estos líderes pesqueros. Gutiérrez et al. (2011) resalta que el<br />
liderazgo es crítico para el éxito de las pesquerías. Sin embargo, para que<br />
los líderes influyan en el cumplimiento de las normas formales y ayuden<br />
a la resolución de conflictos deben guiarse por intereses colectivos antes<br />
que los propios (Feelders, 1999).
134 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
Una de las problemáticas de la pesca ribereña de Campeche es que se<br />
define a las organizaciones pesqueras como estructuras sociales de presión<br />
política para la solicitud de recursos económicos (Botello Ruvalcaba et<br />
al., 2010). Consideramos necesario que las organizaciones pesqueras<br />
participen en la solución de los problemas que enfrenta el sector, por lo<br />
que se requiere mayor investigación para identificar los mecanismos<br />
apropiados que garanticen la rendición de cuentas y transparencia de los<br />
líderes de esas organizaciones pesqueras (Finkbeiner and Basurto, 2015),<br />
ya que en la mayoría de las regiones SSEP no se percibe como positivo el<br />
trabajo de los líderes pesqueros.<br />
4.4. En las regiones SSEP se realizan escasas actividades<br />
complementarias a la pesca<br />
Otra problemática de la pesca ribereña de Campeche es la ineficaz estrategia<br />
de comercialización de los pescadores, ya que tienden a esperar la llegada<br />
de los compradores foráneos para comercializar su captura (Botello Ruvalcaba<br />
et al., 2010). En la mayoría de los SSEP identificados en el presente<br />
estudio, los usuarios tienden a comercializar sus productos pesqueros a<br />
nivel local, a través de intermediarios. Sin embargo, si los pescadores no<br />
tienen la capacitación o el interés para darle valor agregado a los recursos<br />
y para buscar nuevos canales de distribución es muy probable que no se<br />
solucione esta problemática.<br />
Con una mayor participación de los pescadores en las cadenas de valor,<br />
se pueden generar múltiples beneficios para las localidades pesqueras (Gutiérrez<br />
et al., 2011). Por ello, los pescadores requieren asociarse y capacitarse<br />
para gestionar el acceso al financiamiento, negociar acuerdos colectivos con<br />
los compradores y desarrollar sus propios canales de comercialización<br />
(Jiménez-Badillo, 2008). Adicionalmente, las regiones SSEP de Campeche<br />
se componen en su mayoría por localidades urbanas, y aunque los usuarios<br />
tienen mayores posibilidades para realizar otras actividades económicas que<br />
los que residen en áreas rurales, tal como lo describe Tannerfeldt and Ljung<br />
(2006), se determinó que son muy pocos los que realizan actividades complementarias<br />
a la pesca, lo que genera mayor exposición de los pescadores<br />
ante las problemáticas complejas que enfrenta el sector.<br />
4.5. Pocos informantes clave tienen conocimiento sobre la presencia<br />
y función de las ANP<br />
Se identificó en el presente estudio que a pesar de que en la mayoría de<br />
las regiones SSEP se encuentra por lo menos una ANP, son pocos los<br />
usuarios que tienen conocimiento sobre su presencia y función. Por lo
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 113-145<br />
135<br />
que se debe fortalecer el conocimiento de los pescadores sobre la función<br />
de las ANP, así como incluirlos en la implementación de medidas de<br />
manejo en estas áreas. Con el fin de recuperar la biomasa de los recursos<br />
marinos y mantener la salud del ecosistema, los pescadores pueden establecer<br />
zonas <strong>vol</strong>untarias de no captura, ya que estos esquemas de manejo<br />
son más efectivos que otras formas de ANP que tienen mayor restricción<br />
en el acceso (Rife et al., 2013; Sala and Giakoumi, 2018).<br />
Las áreas protegidas costero-marinas consideradas como estrategias de<br />
manejo y para la conservación del ecosistema marino que incentiva la sustentabilidad<br />
de las pesquerías (Castilla, 2000), deben vincularse a la dinámica<br />
socio-ecológica de las localidades del área. Sin embargo, gran parte de su<br />
éxito depende de las actitudes de los pescadores hacia esta estrategia de<br />
manejo (Pita et al., 2011); por ello, su capacitación y participación informada<br />
puede generar resultados satisfactorios (Ayer et al., 2018).<br />
Conclusiones<br />
Se identificaron ocho regiones SSEP en el estado de Campeche que tienen<br />
una combinación de características únicas, desde el punto de vista del<br />
contexto físico, <strong>vol</strong>umen de captura y esfuerzo pesquero, y dinámica de la<br />
flota. Las regiones de la zona norte tienen una mayor cantidad de usuarios<br />
y de las UEP, y en ambas zonas, la mayoría de los usuarios están agregados<br />
en organizaciones pesqueras que tienen un líder. Sin embargo, en<br />
pocas regiones SSEP se reconoce un trabajo positivo de esos líderes, lo<br />
que requiere especial atención, dado que se ha demostrado que estos<br />
actores pueden contribuir a la sustentabilidad de las pesquerías.<br />
Otra característica de las regiones SSEP que debe considerarse en el<br />
manejo es que existen pocas actividades complementarias a la pesca, por<br />
lo que las localidades pesqueras dependen principalmente de esta actividad,<br />
lo que imposibilita implementar acciones eficaces que reduzcan<br />
sustancialmente el esfuerzo de pesca. Asimismo, pocos informantes clave<br />
tienen conocimiento sobre la presencia y función de las ANP, las cuales<br />
son parte de una estrategia de conservación que podría contribuir a la<br />
sustentabilidad de las pesquerías, como lo han demostrado diversos<br />
estudios. Finalmente, se necesita más investigación para comprender e<br />
implementar las medidas de manejo que aborden las problemáticas que<br />
enfrenta el sector pesquero en las regiones SSEP de Campeche; mientras<br />
tanto, la identificación de las unidades de manejo regionales y su caracterización<br />
son un avance.
136 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
Agradecimientos<br />
Especialmente a los pescadores y permisionarios de Campeche. Además,<br />
queremos agradecer a G. Williams-Jara que realizó los mapas. Este estudio<br />
forma parte de la tesis doctoral del primer autor apoyada por el Conacyt<br />
274360. Además, expresamos nuestra gratitud a los revisores anónimos,<br />
cuyos comentarios nos ayudaron a mejorar nuestro manuscrito original.<br />
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Aceptado: 4 de septiembre de 2020.<br />
Angelina Peña-Puch. Es doctora en Ecología y Desarrollo Sustentable<br />
por El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), México. Sus líneas de<br />
investigación son el manejo ecosistémico pesquero, sistemas socio-ecológicos<br />
pesqueros, pesquerías sustentables y política pesquera. Entre sus más<br />
recientes publicaciones destacan: en coautoría: “Advances in the Study of<br />
Mexican Fisheries with the Social-Ecological System (SES) Perspective<br />
and its Inclusion in Fishery Management Policy”, Ocean and Coastal<br />
Management, 185 (1), Nueva York, Elsevier Ltd., pp. 1-6 (2020); “Las<br />
pesquerías artesanales de elasmobranquios como parte de sistemas pesqueros<br />
complejos en el sur del Golfo de México”, Ciencia Pesquera, núm.<br />
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y “Una radiografía antes de decidir: el reto del aprovechamiento sustentable<br />
del pepino de mar en Campeche”, <strong>Revista</strong> Investigación Ambiental<br />
Ciencia y Política Pública, 4 (1), Ciudad de México, Secretaría de Medio<br />
Ambiente y Recursos Naturales, pp. 57-62 (2012).<br />
Juan Carlos Pérez-Jiménez. Es doctor en Ciencias en Ecología Marina<br />
por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de<br />
Ensenada (CICESE), México. Actualmente es profesor-investigador del<br />
Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad en El Colegio de la<br />
Frontera Sur (ECOSUR), unidad Campeche. Es miembro del Sistema<br />
Nacional de Investigadores, nivel I. Sus líneas de investigación incluyen<br />
el estudio de la biología y ecología de elasmobranquios y el manejo de sus<br />
pesquerías, así como el estudio de la sustentabilidad de las pesquerías de<br />
pequeña escala en el sur del Golfo de México. Entre sus más recientes
144 A. Peña-Puch et al.: Sistemas socio-ecológicos como unidad de manejo: el caso de...<br />
publicaciones destacan, en coautoría: “Advances in the Study of Mexican<br />
Fisheries with the Social-Ecological System (SES) Perspective and its<br />
Inclusion in Fishery Management Policy”, Ocean and Coastal Management,<br />
185 (1), Nueva York, Elsevier Ltd., pp. 1-6 (2020); “Biodiversity and<br />
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Terraenovae in the Southern Gulf of Mexico: an Alternative to<br />
Assess a Heterogeneous Data‐Poor Fishery”, Fisheries Management and<br />
Ecology, 26 (4), Nueva Jersey, John Wiley & Sons Ltd., pp. 354-364<br />
(2019).<br />
Alfonso Munguía-Gil. Es doctor en <strong>Economía</strong> Política por la Universidad<br />
Sorbonne Paris III, Francia. Actualmente es profesor-investigador de<br />
la división de Estudios de Posgrado e Investigación, en el Tecnológico<br />
Nacional de México/Instituto Tecnológico de Mérida. Es miembro del<br />
Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1. Sus líneas de investigación<br />
son: el desarrollo regional sustentable y gestión y manejo de recursos<br />
naturales. Entre sus más recientes publicaciones destacan, en coautoría:<br />
“La racionalidad económica en los nuevos criterios de regulación ecológica<br />
del Programa de Ordenamiento Ecológico del <strong>Territorio</strong> Costero del<br />
Estado de Yucatán”, Paradigma Económico, <strong>Revista</strong> de <strong>Economía</strong> Regional<br />
y Sectorial, 9 (1), Toluca, UAEMéx, pp. 79-102 (2017); “La comunicación<br />
para el desarrollo sustentable en la Reserva Biocultural Del Puuc”, <strong>Revista</strong><br />
del Centro de Graduados e Investigación, 32 (68), Mérida, Instituto Tecnológico<br />
de Mérida, 1-8 (2017); “El enfoque biocultural en la política de<br />
conservación y desarrollo local. Casos pioneros en México”, <strong>Revista</strong> del<br />
Centro de Graduados e Investigación, 32 (68), Mérida, Instituto Tecnológico<br />
de Mérida, 37-43 (2017).<br />
Alejandro Espinoza-Tenorio. Es doctor en Ciencias por la Universidad<br />
de Bremen, Alemania. Actualmente es profesor-investigador del Departamento<br />
de Ciencias de la Sustentabilidad en El Colegio de la Frontera<br />
Sur (ECOSUR), unidad Campeche. Es miembro del Sistema Nacional<br />
de Investigadores, nivel II. Sus líneas de investigación actual son: planeación<br />
pesquera basada en ecosistemas, manejo de sistemas socioecológicos<br />
costeros, modelaje cualitativo de socioecosistemas acuáticos y conocimiento<br />
ecológico tradicional en comunidades de pescadores. Entre sus<br />
más recientes publicaciones destacan, en coautoría: “Adaptive Capacity<br />
and Social-Ecological Resilience of Coastal Areas: A Systematic Review”,<br />
Ocean and Costal Management, 173 (1), Nueva York, Elsevier Ltd., pp.
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Una aproximación regional al<br />
alfabetismo financiero en México<br />
147<br />
A regional approach to financial<br />
literacy in Mexico<br />
Osvaldo García Mata*<br />
Abstract<br />
This paper aims to analyze the determinants of financial literacy in Mexico with a<br />
regional approach. Its originality lies in emphasizing the regional differences in<br />
financial attitude, financial behavior, and financial knowledge. It uses ordered logit<br />
models constructed with data from the National Survey on Financial Inclusion 2018.<br />
The results confirm that education is essential for financial literacy, but other factors<br />
have different effects in each region. Its main limitation is the lack of data to perform<br />
a longitudinal analysis to observe how contextual changes affect financial literacy. Its<br />
findings can help focalize the financial inclusion policy.<br />
Keywords: financial literacy, financial inclusion, education, region.<br />
Resumen<br />
El objetivo de esta investigación es analizar los determinantes del alfabetismo<br />
financiero en México con un enfoque regional. Su originalidad reside en enfatizar<br />
las diferencias regionales en actitud, comportamiento y conocimiento<br />
financieros. Utiliza modelos logit ordenados construidos con datos de la Encuesta<br />
Nacional de Inclusión Financiera 2018. Se confirma que la educación es esencial<br />
para el alfabetismo financiero; sin embargo, otros factores tienen diferentes<br />
efectos en cada región. Entre sus limitaciones está la falta de datos para analizar<br />
longitudinalmente cómo los cambios en el entorno afectan al alfabetismo financiero.<br />
Sus hallazgos pueden aprovecharse para focalizar la política de inclusión<br />
financiera.<br />
Palabras clave: alfabetismo financiero, inclusión financiera, educación, región.<br />
* Universidad Autónoma de Tamaulipas, correo-e: ogarciam@uat.edu.mx
148 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
Introducción<br />
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos<br />
(OCDE) define alfabetismo financiero como “una combinación de conocimientos,<br />
habilidades, actitudes y comportamientos necesarios para tomar<br />
decisiones financieras sólidas, con el fin último de alcanzar el bienestar<br />
financiero individual” (OCDE/INFE, 2011: 3). Éste facilita administrar<br />
el dinero con mayor eficiencia, tomar decisiones económicas confiables<br />
y planificar mejor el futuro financiero (Altman, 2012; Clark et al., 2006;<br />
Lusardi y Mitchell, 2011a). Bajo condiciones macroeconómicas estables,<br />
promueve el ahorro, la inversión, el emprendimiento y la acumulación<br />
de capital, y durante épocas de estrés económico, ayuda a las personas a<br />
sobrellevar la situación (Ćumurović y Hyll, 2019; Klapper et al., 2013).<br />
El alfabetismo financiero es un elemento necesario mas no el único<br />
para mejorar el bienestar financiero. Estudiarlo desde un enfoque regional<br />
es importante porque las características culturales, económicas, sociales y<br />
de infraestructura del entorno pueden vincularse al desempeño financiero<br />
de la población (Boisclair et al., 2017; Cucinelli et al., 2019). Propiciar<br />
que la gente aplique con éxito sus conocimientos financieros requiere<br />
diseñar e instrumentar iniciativas de educación más eficaces y eficientes<br />
que, entre otros aspectos, consideren estas diferencias regionales (Bernheim<br />
et al., 2001; Carpena et al., 2017; Cude, 2010).<br />
El alfabetismo financiero en México ha sido poco investigado. Como<br />
parte de un estudio internacional llevado a cabo en más de 140 naciones,<br />
Klapper et al. (2015) estimaron para este país una tasa de alfabetismo<br />
financiero de 32% entre personas de 15 años y más. Villagómez y González<br />
(2014) analizaron si éste puede influir en un incremento del ahorro<br />
para el retiro. Villagómez (2016) y Arceo-Gomez y Villagómez (2017)<br />
midieron su nivel entre estudiantes de preparatoria del área metropolitana<br />
de la Ciudad de México y determinaron que éste es deficiente. Villagómez<br />
e Hidalgo (2017) investigaron su relación con las habilidades matemáticas<br />
entre jóvenes de 15 a 18 años en la misma zona y concluyeron que<br />
éstas guardan una relación estrecha con el alfabetismo financiero. La<br />
mayoría de estos estudios se enfocaron en un área urbana donde habita<br />
no más del 21% de la población total de México y que por sus características<br />
sociodemográficas es distinta a otras regiones del país (Inegi, 2015).<br />
Recientemente, Antonio-Anderson et al. (2020) analizaron el alfabetismo<br />
financiero con un enfoque nacional, aunque sin distinguir entre sus<br />
componentes.<br />
Adicionalmente, la Política Nacional de Inclusión Financiera (CNBV,<br />
2020) consigna las amplias brechas en materia de competencias financieras<br />
entre las distintas entidades y regiones del país, y la necesidad de
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
149<br />
focalizar los esfuerzos para educar financieramente a la población de<br />
acuerdo con sus características específicas.<br />
En este trabajo se explora el impacto de variables sociodemográficas<br />
específicas sobre los tres componentes del alfabetismo financiero en<br />
México, con énfasis en las diferencias regionales y locales. Se propone<br />
responder a las siguientes preguntas: ¿son los mismos factores socioeconómicos<br />
los que determinan el nivel de alfabetismo financiero para toda<br />
la población del país o hay determinantes de mayor peso en algunas<br />
regiones? De haber diferencias, ¿qué factores deberían considerarse para<br />
adecuar las iniciativas que se desprendan de la Política Nacional de Inclusión<br />
Financiera a las diferentes regiones de México?<br />
Identificar estos determinantes puede ser de utilidad en el ámbito<br />
público para instrumentar estrategias efectivas derivadas de las políticas<br />
que estimulan la inclusión financiera y, por ende, el desarrollo económico<br />
y social. En el ámbito empresarial puede aprovecharse para diseñar productos<br />
financieros especializados en atender demandas locales.<br />
Los componentes a los cuales se refiere esta investigación son conocimiento<br />
financiero (FKI), actitud financiera (FAI) y comportamiento<br />
financiero (FBI). Se emplea un método de análisis factorial y modelos<br />
logit ordenados con los que se estiman índices para cada componente a<br />
partir de algunas variables socioeconómicas: género, edad, nivel educativo,<br />
estado civil, tamaño de la localidad y nivel de ingreso.<br />
El enfoque de la investigación es cuantitativo. Toma como base los<br />
datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, ENIF (Inegi,<br />
2019a), correspondientes a 2018. El estudio es de tipo descriptivocorrelacional.<br />
Al probar si los factores determinantes del alfabetismo<br />
financiero en México son distintos para cada región, se justifica la instrumentación<br />
de estrategias y programas adecuados a los contextos regionales<br />
y locales en México.<br />
Este documento está dividido en cuatro secciones. Primero se hace un<br />
repaso de los estudios sobre alfabetismo financiero que se han efectuado<br />
en México. En la siguiente sección se describen los datos y modelos<br />
empleados en el análisis. Posteriormente se exponen y comentan los<br />
resultados obtenidos. Para finalizar, se presentan las conclusiones y se<br />
sugieren futuras líneas de investigación.<br />
1. Medición del alfabetismo financiero<br />
Para medir el alfabetismo financiero, la Organización para la Cooperación<br />
y el Desarrollo Económicos recomienda evaluar a las personas en tres<br />
dimensiones: conocimiento, actitud y comportamiento financieros
150 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
(OCDE/INFE, 2011). El conocimiento financiero se refiere al dominio<br />
que un individuo tiene de conceptos financieros básicos y su habilidad<br />
para utilizarlos en situaciones de decisión (Atkinson y Messy, 2012). En<br />
este sentido se observa una diferencia entre la comprensión y la aplicación<br />
del conocimiento, en donde la segunda tiene sentido sólo cuando las<br />
personas son capaces de usar sus conocimientos con confianza y efectividad<br />
(Bay et al., 2014; Huston, 2010; Remund, 2010).<br />
La actitud financiera está relacionada con la predisposición a decidir<br />
y actuar en materia financiera; una actitud positiva considera el futuro en<br />
la priorización de metas, la previsión ante emergencias y la planeación<br />
para el retiro (Atkinson y Messy, 2012). El comportamiento financiero<br />
da cuenta de prácticas tendientes a mejorar el bienestar financiero, tales<br />
como la planeación de los gastos personales y familiares, el establecimiento<br />
y consecución de metas, el uso responsable del crédito y la sujeción a un<br />
presupuesto (Atkinson y Messy, 2012).<br />
Aunque fuera de México, Huston (2010) llevó a cabo una amplia<br />
revisión sobre modelos para medir el alfabetismo financiero. Analizó 71<br />
trabajos publicados entre 1996 y 2008, principalmente en Estados Unidos,<br />
por 50 diferentes autores y organizaciones. Una revisión no tan amplia<br />
pero más reciente es la efectuada por Das (2016), quien revisó 14 trabajos<br />
publicados entre 2002 y 2015. En ambas encontraron que la mayoría<br />
de los estudios se especializan en la evaluación del conocimiento financiero<br />
y pocos incluyen actitud y comportamiento.<br />
Durante 2014, Klapper et al. (2015) recolectaron datos de más de 150<br />
mil personas de 15 años o más, en 140 países, para medir el alfabetismo<br />
financiero global. Consideraron cuatro aspectos básicos del conocimiento<br />
financiero: inflación, diversificación de riesgo, interés simple e interés<br />
compuesto. Decidieron llamar alfabetas financieros a aquellos que obtuvieron<br />
tres o más aciertos de los cuatro aspectos evaluados. Encontraron<br />
que el alfabetismo financiero en el mundo es de 33%, mientras que en<br />
México es de 32%. Este resultado lo colocaría en el rango de las economías<br />
emergentes, representadas por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica<br />
(BRICS), en donde los valores nacionales fluctúan desde 24% hasta 42%.<br />
En contraste, las economías del G-7, integrado por Estados Unidos de<br />
América, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y Japón, alcanzan<br />
tasas que varían entre 37 y 68 por ciento.<br />
Villagómez y González (2014) analizaron si el monto de riqueza de<br />
una persona en México puede incrementarse cuando ésta posee mayor<br />
nivel de alfabetismo financiero. Utilizaron el modelo propuesto por<br />
Atkinson y Messy (2012) y los datos obtenidos de la Encuesta Nacional<br />
sobre los Niveles de Vida de los Hogares 2005. Construyeron dos índices<br />
que consideraron los componentes de actitud y comportamiento, pero
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
151<br />
no el de conocimiento. No obtuvieron datos suficientes para incluir el<br />
conocimiento financiero. Tras analizar los datos, concluyeron que el<br />
alfabetismo financiero tiene un efecto significativo y positivo en la acumulación<br />
de la riqueza individual.<br />
Villagómez (2016) midió el nivel de alfabetismo financiero a partir de<br />
una muestra de 889 estudiantes preparatorianos, entre 15 a 18 años, de<br />
la zona metropolitana del Valle de México. Utilizó las metodologías de la<br />
OCDE a través de la Red Internacional de Educación Financiera (OCDE/<br />
INFE, 2011) y de Lusardi y Mitchell (2011b) para evaluar actitud, comportamiento<br />
y conocimiento financieros. Observó ligeras diferencias en<br />
los resultados por género, a favor de los hombres, y por tipo de escuela,<br />
a favor de la educación privada.<br />
En otro estudio, Arceo y Villagómez (2017) estimaron el alfabetismo<br />
financiero de jóvenes estudiantes de preparatoria del área metropolitana<br />
de la Ciudad de México, mediante la evaluación de ocho preguntas sobre<br />
conocimiento, ocho sobre comportamiento y tres sobre actitud financiera.<br />
Encontraron que sólo 20% comprende los conocimientos financieros<br />
básicos, 57% sigue un comportamiento financiero deseable y 70% tiene<br />
una actitud financiera positiva.<br />
Villagómez e Hidalgo (2017) investigaron la relación entre el alfabetismo<br />
financiero y las habilidades matemáticas de jóvenes estudiantes del<br />
valle de México. Las variables independientes que utilizaron fueron la<br />
puntuación obtenida en la sección matemática del instrumento que aplicaron<br />
y los niveles de confianza autopercibidos en el manejo de las matemáticas<br />
y las finanzas. Confirmaron que las habilidades cuantitativas<br />
tienen una influencia significativa y positiva en los índices de conocimiento,<br />
actitud y comportamiento financiero. Tanto en éste como en los<br />
estudios realizados en México mencionados anteriormente sobresale el<br />
papel determinante de la educación financiera en el desarrollo económico<br />
y el bienestar de las personas.<br />
A partir de los resultados de la ENIF 2018 (Inegi, 2019a), Antonio-<br />
Anderson et al. (2020) analizaron los factores determinantes del alfabetismo<br />
financiero en México. En su estudio incluyeron la variable región,<br />
aunque utilizaron un índice general sin distinguir sus componentes. Otros<br />
estudios han demostrado que estos componentes pueden variar de manera<br />
inversa entre sí, de tal forma que uno podría contrarrestar el efecto de<br />
otro (Atkinson y Messy, 2012; Baglioni et al., 2018; Cucinelli et al., 2019).<br />
En la presente investigación se propone medir el alfabetismo financiero<br />
y proporcionar evidencia que demuestre que (H 1<br />
) en México prevalece<br />
un nivel de conocimiento financiero bajo en todas sus regiones, en comparación<br />
con el observado por Klapper et al. (2015) en naciones desarrolladas,<br />
pero comparable al de economías emergentes; y que (H 2<br />
) los
152 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
determinantes socioeconómicos del alfabetismo financiero varían de región<br />
a región, en cada uno de sus tres componentes: conocimiento, actitud y<br />
comportamiento (Cucinelli et al., 2019). Al comprobar lo anterior, esta<br />
investigación puede servir como evidencia para justificar que la instrumentación<br />
de la Política Nacional de Inclusión Financiera debe considerar<br />
algunos elementos generales y otros de carácter local en los que las<br />
entidades y municipios podrían tener mayor participación.<br />
2. Datos y metodología<br />
La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) tiene el objetivo<br />
de medir el acceso y uso de los servicios financieros en México. Es llevada<br />
a cabo por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el<br />
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En su tercera edición,<br />
efectuada del 30 de abril al 22 de junio de 2018, incluyó entrevistas<br />
directas a habitantes de 14,500 viviendas, seleccionadas de manera probabilística<br />
y estratificada. Por primera ocasión consignó datos representativos<br />
a nivel regional y sobre capacidades financieras (Inegi, 2019a).<br />
En 2018, la ENIF (Inegi, 2019a) estableció seis regiones geográficas<br />
con características contrastantes, que podrían presentar factores estructurales<br />
asociados al alfabetismo financiero, como se aprecia en el cuadro 1.<br />
La Ciudad de México (R4), con 7.0% de la población nacional total<br />
y 8.1% de la Población Económicamente Activa (PEA) contribuye con<br />
16.5% del Producto Interno Bruto, PIB. Su porcentaje de población en<br />
pobreza extrema es el más bajo entre regiones; sin embargo, presenta una<br />
tasa de informalidad laboral media y de desocupación alta.<br />
La contribución de las regiones Noroeste (R1) y Noreste (R2) al PIB<br />
es ligeramente superior a su participación en la población total y la PEA<br />
del país. Registran tasas de informalidad laboral y pobreza extrema inferiores<br />
a las de las regiones del sur.<br />
La región Sur (R6) es la de mayor porcentaje de población en pobreza<br />
extrema y de informalidad laboral, pero la de menor tasa de desocupación.<br />
La región Occidente y Bajío (R3) presenta una tasa de desocupación baja<br />
y de informalidad laboral media, en tanto que la Oriente y Centro Sur<br />
(R5) es la segunda con mayor tasa de informalidad laboral pero con una<br />
desocupación comparable a la de las regiones norteñas.<br />
Aunque estas características socioeconómicas también pueden presentar<br />
alta variabilidad hacia el interior de las regiones, no sólo los rasgos individuales<br />
sino las diferencias interregionales podrían influir en el desempeño<br />
financiero, tal como lo observaran Cucinelli et al. (2019) en Italia.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
153<br />
Cuadro 1<br />
Características regionales, México 2018<br />
Región<br />
Estados<br />
Población<br />
nacional<br />
2018<br />
%<br />
Contribución<br />
al PIB<br />
2017<br />
%<br />
PEA nacional<br />
2018-II<br />
%<br />
Desocupación<br />
2018-II<br />
%<br />
Informalidad<br />
laboral<br />
2018-II<br />
%<br />
Población en<br />
pobreza extrema<br />
2018<br />
R1 Noroeste<br />
Baja California, Baja California Sur, Chihuahua,<br />
Durango, Sinaloa, Sonora<br />
13.0 14.5 13.5 3.4 43.2 2.3<br />
R2 Noreste<br />
Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Tamaulipas<br />
11.9 16.3 12.3 3.5 41.9 2.7<br />
R3 Occidente y Bajío<br />
Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco,<br />
Michoacán, Nayarit, Querétaro, Zacatecas<br />
20.8 20.0 20.8 3.0 54.8 3.8<br />
R4 Ciudad de México<br />
Ciudad de México<br />
7.0 16.5 8.1 5.1 50.0 1.8<br />
R5 Oriente y Centro Sur<br />
Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla, Tlaxcala,<br />
Veracruz<br />
30.9 20.4 30.0 3.4 64.0 8.4<br />
R6 Sur<br />
Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana<br />
Roo, Tabasco, Yucatán<br />
16.4 12.4 15.3 2.5 71.7 20.2<br />
Fuentes: elaboración propia a partir de la clasificación regional establecida en la ENIF (Inegi, 2019a) y datos sobre población de Conapo (2017), pobreza de Coneval (2019),<br />
PEA y desocupación de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2018-II (Inegi, 2019b) y Producto Interno Bruto de Inegi (2018).
154 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
Para esta investigación se analizaron 12,446 registros, 54.7% correspondientes<br />
a mujeres y 45.3% a hombres, entre 18 y 70 años de edad, 48.4%<br />
residentes en localidades de 100,000 habitantes o más. El número de observaciones<br />
por característica de la muestra se puede observar en el cuadro 2.<br />
Género<br />
Cuadro 2<br />
Características de la muestra, México 2018<br />
Características N %<br />
Femenino 6807 54.7<br />
Masculino 5639 45.3<br />
Edad<br />
18-23 1518 12.2<br />
24-29 1680 13.5<br />
30-35 1806 14.5<br />
36-41 1786 14.3<br />
42-47 1610 12.9<br />
48-53 1364 11.0<br />
54-59 1103 8.9<br />
60-<strong>65</strong> 955 7.7<br />
66-70 624 5.0<br />
Máximo grado de estudios<br />
Ninguna 484 3.9<br />
Preprimaria o primaria 2845 22.9<br />
Secundaria 3925 31.5<br />
Preparatoria 2550 20.5<br />
Licenciatura o equivalente 2382 19.1<br />
Posgrado 253 2.0<br />
No respondió 7 0.1<br />
Ingreso anual en miles de pesos<br />
Sin ingresos 3951 31.7<br />
Más de 0 hasta 40 1848 14.8<br />
Más de 40 hasta 60 1540 12.4<br />
Más de 60 hasta 80 1770 14.2<br />
Más de 80 hasta 100 750 6.0
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
155<br />
Cuadro 2 (continuación)<br />
Características N %<br />
Más de 100 hasta 120 428 3.4<br />
Más de 120 hasta 140 439 3.5<br />
Más de 140 hasta 160 301 2.4<br />
Más de 160 698 5.6<br />
No respondió 721 5.8<br />
Estado civil<br />
Soltero (incluye separado, viudo, divorciado) 4547 36.5<br />
Casado (incluye unión libre) 7899 63.5<br />
Tamaño de la localidad<br />
Menos de 2500 2825 22.7<br />
2500-14,999 1751 14.1<br />
15,000-99,999 1847 14.8<br />
100,000 o más 6023 48.4<br />
Región<br />
Noroeste 2304 18.5<br />
Noreste 2255 18.1<br />
Occidente y Bajío 2348 18.9<br />
Ciudad de México 877 7.0<br />
Centro Sur y Oriente 2345 18.8<br />
Sur 2317 18.6<br />
Total 12,446 100.0<br />
Fuente: elaboración propia con base en datos de la ENIF (Inegi, 2019a).<br />
De la ENIF se aprovecharon 14 reactivos para estimar, con apego a lo<br />
establecido por la OCDE en la guía de la Red Internacional de Educación<br />
Financiera (OCDE/INFE, 2011), los tres índices componentes del alfabetismo<br />
financiero: conocimiento financiero (FKI), actitud financiera<br />
(FAI) y comportamiento financiero (FBI).<br />
Para el índice de conocimiento financiero (FKI) se tomaron en cuenta<br />
siete reactivos clasificados, de acuerdo con el modelo utilizado por Klapper<br />
et al. (2015), en cuatro grupos: inflación (FKQ1 y FKQ2), diversificación<br />
del riesgo (FKQ3 y FKQ4), interés simple (FKQ5 y FKQ6) e interés compuesto<br />
(FKQ7). La ecuación (1) muestra el cálculo de este índice.
156 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
FKI= FKQ1*FKQ2+FKQ3*FKQ4+FKQ5*FKQ6+FKQ7; (1)<br />
FKI [0, 4]<br />
En este índice, los ítems FKQi, para i = 1…7 son variables binarias<br />
que adoptan un valor de uno si la pregunta fue correctamente contestada<br />
y cero para respuestas incorrectas o cuando la persona admite no saber<br />
cuál es la respuesta correcta. En este sentido, sólo se consideran los registros<br />
sobre los que se tiene certeza de si el individuo conoce o no la respuesta<br />
correcta. El registro se omite si el encuestado no respondió.<br />
La inflación, diversificación del riesgo e interés simple requieren que<br />
se responda correctamente a los dos reactivos para evaluar positivamente<br />
el factor en cuestión. Es decir, se asume que una persona entiende el<br />
concepto de inflación si y sólo si proporciona respuestas correctas a los<br />
ítems FKQ1 y FKQ2.<br />
Siguiendo la definición acuñada por Klapper et al. (2015), una persona<br />
es alfabeta financiera si obtiene al menos tres aciertos de los cuatro factores<br />
evaluados. Para esta investigación se establece que si FKI ≥ 3 entonces<br />
la persona se considera alfabeta desde una perspectiva de conocimiento<br />
financiero.<br />
El índice de actitud financiera se calcula con la suma de los valores<br />
asociados a los ítems FAQ1 y FAQ2, como se indica en la ecuación (2).<br />
Con ellos se evalúa si el encuestado piensa en el futuro antes de gastar su<br />
dinero, siguiendo el modelo de Cucinelli et al. (2019). El ítem FAQ1 se<br />
refiere al dilema entre ahorro y consumo presente. Toma un valor de dos<br />
si quien responde prefiere siempre ahorrar en lugar de gastar, uno si lo<br />
prefiere algunas veces y cero si prefiere gastar en lugar de ahorrar. El ítem<br />
FAQ2 evalúa la predisposición a las compras por impulso. Toma un valor<br />
de dos cuando el encuestado siempre considera si puede pagar algo antes<br />
de comprarlo, uno si lo considera algunas veces y cero si nunca lo hace.<br />
Si la persona no sabe o no contesta, el registro no se toma en cuenta.<br />
FAI= FAQ1+FAQ2; FAI [0, 4]<br />
(2)<br />
De manera análoga al criterio establecido por Klapper et al. (2015)<br />
para el conocimiento financiero, se define a un alfabeta desde la perspectiva<br />
de actitud financiera si FAI ≥ 3.<br />
El índice de comportamiento financiero (FBI) se calcula mediante la<br />
suma de los valores asociados a cinco ítems, como puede apreciarse en la<br />
ecuación (3). Dos se refieren a los hábitos de planeación financiera: si la<br />
persona sigue un presupuesto (FBQ1) y con qué frecuencia se propone<br />
metas financieras de largo plazo (FBQ2). Tres evalúan el cumplimiento<br />
de compromisos financieros: si lo que gana le alcanza para cubrir sus
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
157<br />
gastos (FBQ3), si podría solventar una emergencia económica con sus<br />
ahorros (FBQ4) y con qué frecuencia paga sus cuentas a tiempo (FBQ5).<br />
Los ítems FBQ1, FBQ3 y FBQ4 toman el valor de uno en caso afirmativo<br />
y cero en caso negativo. Para los ítems FBQ2 y FBQ5, se asignó<br />
el valor de uno a las respuestas siempre y algunas veces, y de cero a nunca.<br />
El registro se omite si el encuestado no sabe o no responde.<br />
FBI= FBQ1+FBQ2+FBQ3+FBQ4+FBQ5; FBI [0, 5] (3)<br />
Para definir a un alfabeta financiero desde la perspectiva del comportamiento,<br />
se estableció un criterio de al menos cuatro respuestas correctas<br />
de cinco posibles (FBI ≥ 4).<br />
Aunque pareciera natural integrar los tres índices en uno solo, para<br />
esta investigación se optó por estudiarlos por separado debido a que<br />
evalúan diferentes dimensiones del individuo y a que, en apego al criterio<br />
utilizado por Cucinelli et al. (2019) y por Atkinson y Messy (2012), se<br />
asumió que su desempeño obedecería de manera distinta al mismo conjunto<br />
de variables socioeconómicas.<br />
Para cada uno de estos índices se construyeron modelos econométricos<br />
en los que se prueba si es posible explicar su variabilidad a través de<br />
características sociodemográficas, de manera regional. Con éstos se buscó<br />
determinar si existe algún efecto significativo en cada una de las variables<br />
dependientes (FKI, FAI y FBI) relacionado con las variables independientes:<br />
género, Gen, edad, Edad, nivel educativo, Educ, nivel de ingreso,<br />
Ingr, y estado civil, EstC (Almenberg y Widmark, 2011; Boisclair et al.,<br />
2017; Cucinelli et al., 2019; Klapper et al., 2015; Potrich et al., 2015;<br />
Van Rooij et al., 2011). Adicionalmente se incluyó como variable de<br />
control el tamaño de la localidad, TLoc (Boisclair et al., 2017; Cucinelli<br />
et al., 2019). Lo anterior se resume en el cuadro 3.<br />
Para analizar las variables dependientes correspondientes a los índices<br />
de conocimiento, actitud y comportamiento financiero, por separado, se<br />
construyeron modelos logit ordenados. El método de mínimos cuadrados<br />
ordinarios no es recomendable cuando la variable dependiente es ordinal<br />
(Leckie et al., 2016), en este caso porque la diferencia entre el número de<br />
aciertos obtenidos a nivel individual, si bien refleja cierto grado de orden,<br />
sólo tiene significado relativo, y porque dos de los tres índices presentan<br />
una distribución sesgada.<br />
Para cada índice se construyeron modelos regionales con la intención<br />
de observar y comparar sus factores determinantes, expresados por un<br />
conjunto de variables sociodemográficas. De esta manera, para la persona<br />
i de la región j=1…6, el modelo está definido por la ecuación (4):
158 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
Cuadro 3<br />
Descripción de variables<br />
Variable Descripción Fuente<br />
Variables dependientes<br />
Índice de<br />
Conocimiento<br />
Financiero<br />
(FKI)<br />
Índice de<br />
Actitud<br />
Financiera<br />
(FAI)<br />
Índice de<br />
Comportamiento<br />
Financiero<br />
(FBI)<br />
Variable ordinal calculada a partir de<br />
preguntas binarias, (uno si la respuesta es<br />
correcta, cero si es incorrecta o no sabe), se<br />
refiere a inflación (FKQ1 y FKQ2), diversificación<br />
del riesgo (FKQ3 y FKQ4), interés<br />
simple (FKQ5 y FKQ6) e interés compuesto<br />
(FKQ7). FKI=FKQ1*FKQ2+FKQ3*FKQ4<br />
+FKQ5*FKQ6+FKQ7;FKI [0, 4]<br />
Variable ordinal. Las actitudes esperadas<br />
reciben un valor de dos, si se presentan de<br />
forma ocasional un valor de uno, o si nunca<br />
se manifiestan se asigna un valor de cero.<br />
FAI=FAQ1 + FAQ2; FAI [0, 4]<br />
Variable ordinal que evalúa la planeación<br />
financiera y el cumplimiento de compromisos<br />
financieros. Corresponde a la suma de cinco<br />
ítems binarios.<br />
FBI=FBQ1+FBQ2+FBQ3+FBQ4+FBQ5;<br />
FBI [0, 5]<br />
Variables independientes<br />
Género (Gen) Variable binaria: uno para femenino, cero<br />
para masculino<br />
Edad (Edad)<br />
Nivel educativo<br />
(Educ)<br />
Nivel de<br />
ingreso<br />
(Ingr)<br />
Variable ordinal: en el modelo econométrico<br />
se ha analizado como número entero positivo<br />
que fluctúa entre 18 y 70; para fines de<br />
estadística descriptiva se agrupó en nueve<br />
cohortes.<br />
Variable ordinal, significa el máximo grado de<br />
estudios: sin educación formal (0), preescolar<br />
o primaria (1), secundaria (2), preparatoria<br />
(3), universidad o equivalente (4) y estudios<br />
de posgrado (5).<br />
Variable entera medida en miles de pesos por<br />
año. Se clasificó en nueve cohortes: sin<br />
ingresos (0), ingresos mayores que cero y<br />
hasta 40 (1), más de 40 y hasta 60 (2), más de<br />
60 y hasta 80 (3) y así sucesivamente de 20 en<br />
20, hasta llegar a más de 160 (8). Si no<br />
reportaron ingresos, el registro no se incluyó<br />
en el análisis.<br />
Propuesta del<br />
autor con base en<br />
Klapper et al.<br />
(2015).<br />
Propuesta del<br />
autor con base en<br />
Cucinelli et al.<br />
(2019)<br />
Propuesta del<br />
autor con base en<br />
Cucinelli et al.<br />
(2019); Villagómez<br />
y González<br />
(2014)<br />
Almenberg y<br />
Widmark (2011);<br />
Boisclair et al.<br />
(2017); Cucinelli<br />
et al. (2019);<br />
Klapper et al.<br />
(2015); Potrich et<br />
al. (2015); Van<br />
Rooij et al. (2011)<br />
Almenberg y<br />
Widmark (2011);<br />
Klapper et al.<br />
(2015); Potrich et<br />
al. (2015); Van<br />
Rooij et al. (2011)
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
159<br />
Cuadro 3 (continuación)<br />
Variable Descripción Fuente<br />
Estado civil<br />
(EstC)<br />
Variables de control<br />
Tamaño de la<br />
localidad<br />
(TLoc)<br />
Variable binaria: uno para personas casadas o<br />
que viven con su pareja; cero para individuos<br />
solteros, nunca antes casados, viudos,<br />
divorciados o separados.<br />
Variable ordinal: tres si la localidad tiene 100<br />
mil habitantes o más; dos si está entre 15 mil<br />
y 99,999; uno si tiene de 2500 a 14,999 y<br />
cero si tiene menos de 2500.<br />
Cucinelli et al.<br />
(2019); Van Rooij<br />
et al. (2011)<br />
Cucinelli et al.<br />
(2019)<br />
Fuente: elaboración propia con datos de las fuentes que en el cuadro se indican.<br />
(4)<br />
logitγk = α k<br />
+β 1<br />
•Gen i j<br />
+ β 2<br />
•Edad i j<br />
+ β 3<br />
•Educ i j<br />
+ β 4<br />
•Ingr i j<br />
+ β 5<br />
•EstC i j<br />
+<br />
β 6<br />
•TLoc i j<br />
+e i j<br />
Así, γ k<br />
es la probabilidad de que la persona i de la región j obtenga k<br />
o más aciertos; α k<br />
corresponde a los umbrales entre categorías consecutivas,<br />
es decir, α 3<br />
marca el punto en el que se pasa de obtener 2 aciertos a<br />
obtener 3 en el índice en cuestión; y e ij<br />
es el residual que en esta investigación<br />
se asume sigue una distribución logit con media 0 y varianza π 2 /3.<br />
Para el índice de conocimiento financiero, FKI ij<br />
, y el conjunto X i<br />
de<br />
características de la persona i, se establecen las ecuaciones (5) y (6):<br />
(5)<br />
γ k<br />
= Pr(FKI ij<br />
≥ k|X ij<br />
)<br />
(6)<br />
De manera análoga, los índices de actitud y comportamiento financiero,<br />
FAI ij<br />
y FBI ij<br />
, para la persona i de la región j, se formulan en las<br />
ecuaciones (7) y (8), respectivamente:<br />
(7)<br />
En la siguiente sección se comentan los resultados obtenidos por índice<br />
para cada región.<br />
(8)
160 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
3. Análisis y resultados<br />
Para cada componente del alfabetismo financiero se calcularon los promedios<br />
de aciertos y porcentajes de personas consideradas alfabetas financieras.<br />
A partir de ellos se efectuaron pruebas de análisis de varianza, con el estadístico<br />
chi 2 de Pearson, para comprobar las diferencias interregionales.<br />
Después se construyeron modelos logit ordenados, por separado para cada<br />
región, para los índices de conocimiento, actitud y comportamiento.<br />
Con los datos de la ENIF 2018 (Inegi, 2019a), se estima que entre los<br />
mexicanos de 18 a 70 años el porcentaje de alfabetas en materia de conocimiento<br />
financiero es 34.9. Este resultado a nivel nacional es comparable con<br />
el consignado por Klapper et al. (2015) para economías emergentes que<br />
fluctúa entre 24 y 42%, pero bajo en contraste con el observado en economías<br />
desarrolladas que va de 37 a 68%. De manera similar, se estiman los<br />
índices de actitud financiera en 60.9% y comportamiento financiero en 40<br />
por ciento. Estos resultados pueden observarse en el cuadro 4.<br />
En México, el alfabetismo financiero presenta diferencias regionales<br />
significativas. La Ciudad de México exhibe los promedios y los porcentajes<br />
más altos en los tres índices. El nivel de conocimiento financiero en<br />
esta región, calculado en 50.8%, es ligeramente superior al de países como<br />
España o Croacia (Klapper et al., 2015).<br />
La región Sur registra el índice de conocimiento financiero más bajo,<br />
con un porcentaje de alfabetas estimado en 27.2%, comparable al de<br />
países como Egipto o Irak (Klapper et al., 2015); sin embargo, esta misma<br />
región presenta el segundo porcentaje más alto de personas con actitud<br />
financiera positiva, 63.7 por ciento.<br />
Las regiones norteñas tienen resultados similares entre sí. El Noroeste<br />
destaca por el nivel de conocimiento y el Noreste por el de comportamiento.<br />
El Noroeste registra 38.6% de conocimiento financiero, comparable<br />
con los de Camerún o Rusia; el Noreste alcanza 33.3%, equiparable<br />
a los registrados en Argelia o Corea del Sur (Klapper et al., 2015).<br />
La región Occidente y Bajío tiene un porcentaje de alfabetas financieros<br />
de 34.8%, bajo la perspectiva de conocimiento, comparable con los<br />
resultados de Brasil o Bulgaria (Klapper et al., 2015). Esta región presenta<br />
los menores porcentajes de actitud y comportamiento financiero, con<br />
55.4 y 37.1%, respectivamente.<br />
La región Centro Sur y Oriente, en donde vive 30.9% de la población<br />
del país y que aporta la quinta parte del PIB, registra un porcentaje<br />
de conocimiento financiero de 34.1%, similar al de Uganda y<br />
ligeramente superior al de Belice (Klapper et al., 2015). Es la segunda<br />
con menor porcentaje de comportamiento financiero positivo y la<br />
tercera con mayor porcentaje de actitud financiera.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
161<br />
Cuadro 4<br />
Índices de alfabetismo financiero (AF) nacional y por región, México 2018<br />
Promedio de aciertos en los índices de AF Porcentaje de AF<br />
Región Conocimiento<br />
FKI [0,4]<br />
Actitud<br />
FAI [0,4]<br />
Comportamiento<br />
FBI [0,5]<br />
FK<br />
(FKI≥3)<br />
FA<br />
(FAI≥3)<br />
FB<br />
(FBI≥4)<br />
Nacional Obs 12,255 12,270 12,203<br />
Media 2.01 2.76 3.15 34.9 60.9 40.0<br />
D.E. 1.19 0.94 1.13<br />
R1<br />
Noroeste<br />
Obs 2276 2285 2275<br />
Media 2.13 2.71 3.17 38.6 60.1 39.8<br />
D.E. 1.17 0.92 1.09<br />
R2<br />
Noreste<br />
Obs 2240 2229 2218<br />
Media 1.97 2.77 3.24 33.3 61.3 43.3<br />
D.E. 1.19 0.98 1.13<br />
R3<br />
Occidente y Bajío<br />
Obs 2304 2308 2295<br />
Media 2.01 2.<strong>65</strong> 3.08 34.8 55.4 37.1<br />
D.E. 1.14 0.93 1.12
162 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
Cuadro 4 (continación)<br />
Promedio de aciertos en los índices de AF Porcentaje de AF<br />
Región Conocimiento<br />
FKI [0,4]<br />
Actitud<br />
FAI [0,4]<br />
Comportamiento<br />
FBI [0,5]<br />
FK<br />
(FKI≥3)<br />
FA<br />
(FAI≥3)<br />
FB<br />
(FBI≥4)<br />
R4<br />
Ciudad de México<br />
Obs 864 867 868<br />
Media 2.46 2.82 3.39 50.8 64.1 49.1<br />
D.E. 1.16 0.92 1.15<br />
R5<br />
Centro Sur<br />
y Oriente<br />
Obs 2317 2322 2301<br />
Media 1.99 2.82 3.08 34.1 63.0 37.6<br />
D.E. 1.2 0.93 1.13<br />
R6<br />
Sur<br />
Obs 2254 2259 2246<br />
Media 1.79 2.81 3.12 27.2 63.7 38.8<br />
D.E. 1.18 0.95 1.12<br />
Chi 2 de Pearson 270.51 92.75 102.03 34.76 9.12 11.06<br />
p-value *** *** *** *** *** ***<br />
D.E.: desviación estándar; p-value: ***p
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
163<br />
Estos datos constituyen evidencia para demostrar que (H 1<br />
) en México<br />
prevalece un nivel de conocimiento financiero bajo en todas las regiones<br />
analizadas en comparación con las naciones desarrolladas, con excepción<br />
de la Ciudad de México, según lo observado por Klapper et al. (2015).<br />
El análisis de varianzas indica que existen diferencias interregionales<br />
en los índices de alfabetismo financiero debidas a factores distintos a la<br />
aleatoriedad aplicada a la muestra seleccionada (cuadro 4). Esto sugiere<br />
que un solo modelo para todas las regiones del país sería inadecuado. Por<br />
lo anterior, se pusieron a prueba algunas características socioeconómicas<br />
regionales para determinar cuáles son las que mejor explican el alfabetismo<br />
financiero de los habitantes de las seis regiones bajo estudio.<br />
Antes de construir los modelos econométricos, se llevaron a cabo<br />
análisis de correlaciones para identificar si existe multicolinealidad entre<br />
variables dependientes e independientes. Se aplicaron las pruebas del<br />
coeficiente de Pearson con un criterio máximo de 0.50 y chi-cuadrada<br />
con un criterio máximo de 0.05. Tras ellas se observó que ninguna variable<br />
presenta problemas de sobrerrepresentación. De manera similar, se<br />
estimaron factores de inflación de la varianza que consignaron valores<br />
aceptables (VIF0.5) y las pruebas de Bartlett registraron<br />
p-values menores que 0.001, lo que confirma que existen suficientes<br />
correlaciones entre variables para llevar a cabo el análisis de factores.<br />
En el cuadro 5 se presentan los pesos de cada variable después de<br />
realizar el análisis de factores componentes principales con rotación varimax<br />
para los datos de cada región. Se retuvieron dos factores en R1 y R2,<br />
y tres factores en el resto de las regiones. Se observa que es posible agrupar<br />
las variables en factores componentes principales, aunque estas agrupaciones<br />
varían según la región. Por ejemplo, al considerar sólo las variables<br />
con pesos mayores a 0.5, edad y educación aparecen juntas en el mismo<br />
factor en todas las regiones; sin embargo, a ellas se puede asociar el tamaño<br />
de la localidad en R1, el estado civil en R4, ambas en R2, o ninguna<br />
variable adicional en R3, R5 y R6.<br />
A partir del análisis de factores componentes principales queda de<br />
manifiesto que las variables explicativas en esta investigación registran<br />
comportamientos distintos en cada región. De esta forma, se justifica la<br />
necesidad de construir modelos por separado, que faciliten entender esta<br />
dinámica regional para cada componente del alfabetismo financiero.
164 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
Cuadro 5<br />
Factores componentes principales con rotación varimax por región<br />
Variable R1 R2 R3 R4 R5 R6<br />
F1 F2 F3 F1 F2 F3 F1 F2 F3 F1 F2 F3 F1 F2 F3 F1 F2 F3<br />
Gen 0.1 -0.8 – 0.1 -0.8 – -0.8 0.0 -0.1 -0.2 -0.8 0.1 -0.8 -0.1 0.1 0.1 -0.8 -0.1<br />
Edad -0.6 0.1 – -0.6 0.1 – 0.0 0.1 0.9 0.7 -0.1 0.3 0.0 0.9 0.1 0.1 0.0 0.9<br />
Educ 0.8 0.1 – 0.8 0.2 – 0.2 0.5 -0.6 -0.6 0.4 0.2 0.3 -0.6 0.5 0.5 0.2 -0.6<br />
Ingr 0.3 0.8 – 0.3 0.8 – 0.8 0.2 -0.2 -0.3 0.7 0.2 0.8 -0.2 0.2 0.3 0.8 -0.2<br />
EdoC -0.3 0.2 – -0.5 0.2 – 0.2 -0.5 0.2 0.6 0.3 -0.3 0.2 0.3 -0.4 -0.6 0.3 0.0<br />
TLoc 0.6 0.1 – 0.5 0.2 – 0.1 0.9 0.1 0.0 0.1 0.9 0.0 0.1 0.9 0.8 0.2 0.0<br />
Fact.<br />
Ret.<br />
Var.<br />
Expl.<br />
2 2 3 3 3 3<br />
0.5 0.5 0.7 0.6 0.7 0.7<br />
Obs. 2197 2140 2196 708 2250 2230<br />
Fuente: elaboración propia con datos de la ENIF (Inegi, 2019a) y Stata (StataCorp, 2017).<br />
3.1. Conocimiento financiero<br />
En todas las regiones de México, el conocimiento financiero está estrechamente<br />
relacionado con el nivel educativo de las personas entre 18 y<br />
70 años. Entre mayor es el grado de estudios, las probabilidades de comprender<br />
mejor los conocimientos financieros son más altas. En contraste,<br />
en ninguna región se encontraron evidencias para afirmar que el estado<br />
civil está relacionado con el conocimiento financiero. Estos resultados<br />
pueden observarse en el cuadro 6.<br />
Por otra parte, la edad, el género, el tamaño de la localidad y el nivel<br />
de ingreso afectan de manera distinta al conocimiento financiero en cada<br />
región. Un patrón similar se aprecia en las regiones Noroeste (R1) y<br />
Noreste (R2). Sus modelos incluyen con niveles altos de significancia,<br />
además del nivel educativo, el ingreso y el tamaño de la localidad. En<br />
éstas, si una persona habita en una localidad altamente poblada y entre<br />
mayor es su ingreso, es más probable que su desempeño sea mejor en el<br />
índice de conocimiento financiero. En la región Centro Sur y Oriente<br />
(R5), se aprecia un patrón similar al de las regiones del norte, pero en ésta<br />
la edad también tiene un papel significativo. Entre los jóvenes hay mayor<br />
predisposición al conocimiento financiero. En las regiones Occidente y<br />
Bajío (R3) y Sur (R5) las variables de mayor peso en la estimación del<br />
conocimiento financiero, además de la educación, son el tamaño de la
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
1<strong>65</strong><br />
Cuadro 6<br />
Modelos logit ordenados para estimar los índices de conocimiento, actitud<br />
y comportamiento financiero por región, México 2018<br />
Conocimiento Financiero Actitud Financiera Comportamiento Financiero<br />
Var R1 R2 R3 R4 R5 R6 R1 R2 R3 R4 R5 R6 R1 R2 R3 R4 R5 R6<br />
β β β β Β β β β β β Β β β β β β β β<br />
(S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.) (S.E.)<br />
Gen -0.091 -0.116 -0.363 0.064 -0.138 -0.367 0.087 0.275 0.137 0.184 0.061 0.095 0.080 -0.003 -0.187 0.004 0.084 0.061<br />
-0.082 -0.083 -0.083 -0.141 -0.081 -0.081 -0.084 -0.084 -0.084 -0.143 -0.082 -0.081 -0.083 -0.084 -0.084 -0.142 -0.082 -0.081<br />
*** *** ** *<br />
Edad -0.003 -0.001 -0.003 -0.010 -0.006 -0.002 0.011 0.011 0.011 0.020 0.015 0.014 -0.017 -0.017 -0.022 0.003 -0.015 -0.012<br />
-0.003 -0.003 -0.003 -0.005 -0.003 -0.003 -0.003 -0.003 -0.003 -0.005 -0.003 -0.003 -0.003 -0.003 -0.003 -0.005 -0.003 -0.003<br />
* * *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** ***<br />
Educ 0.370 0.415 0.443 0.4<strong>65</strong> 0.481 0.438 0.151 0.158 0.153 0.210 0.122 0.148 0.247 0.278 0.418 0.597 0.277 0.230<br />
-0.040 -0.041 -0.040 -0.072 -0.041 -0.039 -0.041 -0.041 -0.040 -0.072 -0.040 -0.039 -0.041 -0.041 -0.041 -0.073 -0.041 -0.039<br />
*** *** *** *** *** *** *** *** *** ** ** *** *** *** *** *** *** ***<br />
Ingr 0.077 0.067 -0.009 0.063 0.075 0.033 0.038 0.031 0.027 0.013 -0.024 -0.007 0.161 0.139 0.118 0.154 0.192 0.181<br />
-0.019 -0.020 -0.021 -0.031 -0.025 -0.023 -0.020 -0.020 -0.022 -0.032 -0.025 -0.024 -0.020 -0.021 -0.022 -0.033 -0.026 -0.025<br />
*** ** * ** *** *** *** *** *** ***
166 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
Cuadro 6 (continuación)<br />
Conocimiento Financiero Actitud Financiera Comportamiento Financiero<br />
Var R1 R2 R3 R4 R5 R6 R1 R2 R3 R4 R5 R6 R1 R2 R3 R4 R5 R6<br />
EdoC 0.104 0.015 0.158 -0.012 0.132 0.004 -0.053 0.095 0.225 0.299 0.050 0.103 0.006 -0.031 0.142 0.262 0.197 0.131<br />
-0.079 -0.083 -0.083 -0.140 -0.081 -0.082 -0.081 -0.084 -0.084 -0.143 -0.083 -0.083 -0.080 -0.085 -0.084 -0.142 -0.083 -0.083<br />
** * *<br />
TLoc 0.074 0.186 0.077 -0.051 0.154 0.179 -0.036 0.029 -0.017 0.004 0.037 -0.007 0.068 0.112 0.117 -0.105 0.101 0.110<br />
-0.034 -0.037 -0.034 -0.150 -0.035 -0.034 -0.035 -0.037 -0.034 -0.159 -0.035 -0.034 -0.034 -0.036 -0.034 -0.153 -0.035 -0.034<br />
* *** * *** *** * ** ** ** **<br />
α 1<br />
-1.326 -0.733 -1.431 -2.101 -1.110 -0.882 -3.429 -2.804 -3.025 -2.894 -3.528 -3.189 -5.622 -5.<strong>65</strong>7 -5.696 -3.075 -4.993 -6.353<br />
α 2<br />
0.278 0.921 0.256 -0.270 0.608 0.685 -1.559 -1.1<strong>65</strong> -1.347 -0.836 -1.720 -1.491 -2.719 -2.878 -2.744 -0.758 -2.504 -2.690<br />
α 3<br />
1.615 2.232 1.618 1.039 1.929 2.115 0.429 0.703 0.830 1.240 0.422 0.425 -0.827 -1.071 -0.869 1.246 -0.615 -0.733<br />
α 4<br />
3.003 3.560 3.22 2.404 3.275 3.522 2.176 2.216 2.444 2.948 1.977 1.996 0.622 0.300 0.625 2.638 0.711 0.579<br />
α 5<br />
– – – – – – – – – – – – 2.375 1.950 2.373 4.274 2.429 2.292<br />
N. Var. 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6<br />
P > chi 2 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000<br />
Pseudo<br />
R 2<br />
0.040 0.035 0.039 0.048 0.049 0.029 0.005 0.008 0.007 0.017 0.006 0.005 0.038 0.041 0.062 0.069 0.040 0.038<br />
Obs 2126 2155 699 2223 2171 2180 2181 2115 2159 698 2228 2177 2172 2104 2146 700 2207 2163<br />
Regiones: R1 Noroeste, R2 Noreste, R3 Occidente y Bajío, R4 Ciudad de México, R5 Centro Sur y Oriente, R6 Sur.<br />
P>|z|: ***p
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
167<br />
localidad y el género. Es decir, en éstas es esencial educar financieramente<br />
a las mujeres en las localidades rurales para aminorar la brecha observada.<br />
En la Ciudad de México (R4) el nivel educativo es principalmente el<br />
que determina una buena estimación del conocimiento financiero y en<br />
menor medida la edad y el nivel de ingreso. En especial se recomienda<br />
atender la educación de los adultos mayores que ganan menos.<br />
Por ejemplo, la probabilidad de que una persona sea alfabeta en términos<br />
de conocimiento financiero en la región Noreste, j=2 puede obtenerse<br />
al sustituir en la ecuación (4) los valores obtenidos con el modelo<br />
logit para esta región, presentados en el cuadro 6, con k=3 aciertos y e ij<br />
=0.<br />
La expresión correspondiente queda de la siguiente forma:<br />
logit K<br />
(γ 3<br />
)= -2.232 - 0.116 • Gen i2<br />
-0.001 • Edad i2<br />
+ 0.415•<br />
Educ i2<br />
+ 0.067• Ingr i2<br />
+ 0.015 • EstC i2<br />
+ 0.186 • TLoc i2<br />
(9)<br />
Al sustituir valores para una mujer (Gen i2<br />
=1), de 24 años (Edad i2<br />
=24),<br />
casada (EdoC i2<br />
=1), con un nivel de escolaridad máximo de primaria<br />
(Educ i2<br />
=2), que gana 48,000 pesos al año (Ingr i2<br />
=2) y que vive en una<br />
localidad de 11,500 habitantes (TLoc i2<br />
=1), a partir de las ecuaciones (6)<br />
y (9) se estima logit K<br />
(γ 3<br />
)=-1.622. De este resultado y la ecuación (5) se<br />
desprende que la probabilidad de que esta persona sea alfabeta financiera,<br />
en esta región, es 0.1<strong>65</strong>, como se muestra en la ecuación (10).<br />
Pr (FKI i2<br />
≥ 3)= γ 3(primaria)<br />
= 0.1<strong>65</strong><br />
(10)<br />
Si esta persona hubiera terminado preparatoria, con exactamente las<br />
mismas características restantes, la probabilidad de que fuera alfabeta en<br />
términos de conocimiento financiero, como se presenta en la ecuación<br />
(11), sería casi el doble.<br />
Pr (FKI i2<br />
≥ 3)= γ 3(preparatoria)<br />
= 0.312<br />
(11)<br />
A nivel nacional es esencial elevar el nivel educativo para aspirar a<br />
mejorar los resultados en el índice de conocimiento financiero. Como lo<br />
mencionaron Villagómez e Hidalgo (2017), la educación formal y en<br />
especial las habilidades matemáticas son críticas en esta tarea. A nivel<br />
regional es necesario reducir la desigualdad en las oportunidades educativas.<br />
Específicamente en las regiones Noroeste (R1), Noreste (R2) y<br />
Centro Sur y Oriente (R5) se recomienda fortalecer la educación financiera<br />
de las familias con menores ingresos. En las regiones Occidente y Bajío<br />
(R3) y Sur (R6) la focalización de estrategias debe considerar mitigar la<br />
brecha de género.
168 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
3.2. Actitud financiera<br />
La actitud financiera de los mexicanos, su predisposición a decidir y actuar<br />
en materia financiera, está relacionada con la edad y el nivel educativo.<br />
El índice de actitud financiera registra mejores resultados entre personas<br />
mayores que en jóvenes, y entre individuos con mayor grado de escolaridad.<br />
Estas dos variables son significativas en todas las regiones, resultado<br />
consistente con el obtenido por Finke et al. (2016), quienes observaron<br />
que a mayor edad, las personas desarrollan mayor confianza en la administración<br />
del dinero, así como en el propio conocimiento financiero.<br />
En la región Noreste (R2) se aprecia además que las mujeres muestran<br />
una actitud más positiva que los hombres. En las regiones Occidente y<br />
Bajío (R3) y Ciudad de México (R4) los resultados son mejores entre<br />
quienes están casados o viven con su pareja. Es interesante notar que la<br />
actitud financiera no depende del nivel de ingreso o del tamaño de la<br />
localidad, es decir, la oferta de servicios financieros que provee una ciudad<br />
muy poblada o a la que pudieran tener acceso sólo las personas de nivel<br />
económico alto, no influyen en la actitud financiera de los mexicanos.<br />
Con los valores obtenidos en el modelo logit ordenado, presentados<br />
en el cuadro 6, se puede construir a partir de la ecuación (4) una expresión<br />
para la región j=2, con k=3 aciertos y e ij<br />
=0:<br />
logit A<br />
(γ 3<br />
)= -0.703+0.275 • Gen i2<br />
+0.011 • Edad i2<br />
+0.158 •<br />
Educ i2<br />
+0.031 • Ingr i2<br />
+0.095 • EstC i2<br />
+0.029 • TLoc i2<br />
(12)<br />
Al sustituir en la ecuación (12) los valores para una mujer (Gen i2<br />
=1),<br />
de 24 años (Edad i2<br />
=24), casada (EdoC i2<br />
=1), con un nivel de escolaridad<br />
máximo de secundaria (Educ i2<br />
=2), que gana 48,000 pesos al año (Ingr i2<br />
=2)<br />
y que vive en una localidad de 11,500 habitantes (TLoc i2<br />
=1), se estima<br />
logit A<br />
(γ 3<br />
)=0.338. Con este resultado y la ecuación (7) se obtiene que la<br />
probabilidad de que esta persona sea alfabeta bajo la perspectiva de actitud<br />
financiera es 0.584, como se aprecia en la ecuación (13).<br />
Pr (FAI i2<br />
≥ 3)= γ 3(Edad= 24)<br />
= 0.584<br />
(13)<br />
Si se conservaran las mismas características socioeconómicas para esta<br />
persona, excepto que la edad fuera 64 años (Edad i2<br />
=64), entonces la<br />
probabilidad de considerarla alfabeta en términos de actitud financiera<br />
aumentaría más de 10 puntos porcentuales, como se presenta en la ecuación<br />
(14).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
169<br />
Pr (FAI i2<br />
≥ 3)= γ 3(Edad= 64)<br />
= 0.685<br />
(14)<br />
Las políticas de inclusión financiera deberían considerar a la educación<br />
escolar como plataforma para mejorar el desempeño en actitud financiera<br />
y en cierta forma propiciar su fortalecimiento a través de la educación<br />
intergeneracional (Benton y Keister, 2017; Lissington y Matthews, 2012).<br />
Se recomienda investigar más sobre el efecto regional que tienen otras<br />
variables, por ejemplo, en el Noreste (R2), donde las mujeres presentan<br />
una actitud financiera más positiva que los hombres, y en las regiones<br />
Occidente y Bajío (R3) y Ciudad de México (R4), donde estar casado<br />
contribuye significativamente a fortalecer esta actitud.<br />
3.3. Comportamiento financiero<br />
En México, el nivel educativo y el ingreso guardan una relación positiva<br />
y significativa con el índice de comportamiento financiero en todas las<br />
regiones. A excepción de la Ciudad de México, la edad y el tamaño de la<br />
localidad son otros factores significativos para estimar el comportamiento<br />
financiero en el país. A menor edad y mayor tamaño de la localidad, más<br />
altas son las probabilidades de que la persona obtenga mejores resultados.<br />
Además de las cuatro variables anteriores, en la región Occidente y Bajío<br />
(R3), el género se asocia negativamente a este indicador, a favor de los<br />
hombres; y en la región Centro Sur y Oriente (R5), el estado civil es<br />
también significativo, a favor de los casados.<br />
Al sustituir en la ecuación (4) los valores obtenidos con el modelo logit<br />
ordenado, presentados en el cuadro 6, se encuentra una expresión para la<br />
región j=1, con k=4 aciertos, y e ij<br />
=0:<br />
logit (15)<br />
B<br />
(γ 4<br />
)= -0.622 + 0.080 • Gen i1<br />
-0.017 • Edad i1<br />
+ 0.247 •<br />
Educ i1<br />
+ 0.161 • Ingr i1<br />
+ 0.006 • EstC i1<br />
+ 0.068 • TLoc i1<br />
Al probar en la ecuación (15), los valores para una mujer (Gen i1<br />
=1),<br />
de 42 años (Edad i1<br />
=42), casada (EdoC i1<br />
=1), con un nivel de escolaridad<br />
máximo de secundaria (Educ i1<br />
=2), que gana 48,000 pesos al año (Ingr i1<br />
=2)<br />
y que vive en una localidad de más de 100,000 habitantes (TLoc i1<br />
=3), se<br />
estima logit B<br />
(γ 4<br />
)=-0.230. Con este resultado y la ecuación (8) se pronostica<br />
que esta persona obtendría cuatro o más aciertos en el índice de<br />
comportamiento financiero con una probabilidad de 0.443, como se<br />
muestra en la ecuación (16).<br />
Pr (FBI (16)<br />
i1<br />
≥4)= γ 4(Región= 1)<br />
= 0.443
170 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
Al comparar este resultado con la estimación para una persona de las<br />
mismas características socioeconómicas, pero que vive en la Ciudad de<br />
México (j=4), su probabilidad de considerarla alfabeta en términos de<br />
comportamiento financiero sería significativamente distinta, como se<br />
aprecia en la ecuación (17).<br />
Pr (FBI (17)<br />
i4<br />
≥4)= γ 4(Región= 4)<br />
= 0.258<br />
Para validar estos resultados, se revisaron las observaciones obtenidas de<br />
la ENIF 2018 (Inegi, 2019a). Se encontró que en el Noroeste (R1) hay 135<br />
mujeres, con secundaria como máximo grado de estudios, casadas, de<br />
cualquier edad (promedio 40.5) y que habitan en una localidad de más de<br />
100 mil habitantes, mientras que en la Ciudad de México (R4) se registraron<br />
49 personas con estas características (edad promedio 42.5). De ellas,<br />
en el Noroeste (R1), 43.0% obtuvo cuatro aciertos o más en el índice de<br />
comportamiento financiero, en tanto que en la Ciudad de México (R4),<br />
este indicador es de 22.4%. Es decir, el modelo logit ordenado se aproxima<br />
a los datos observados con un nivel de precisión aceptable.<br />
Fernandes et al. (2014) argumentaron que la educación financiera si<br />
bien contribuye a fortalecer el conocimiento, al mismo tiempo debe<br />
reforzar comportamientos financieros deseables, por ejemplo, el hábito<br />
de elaborar y apegarse a un presupuesto. A nivel nacional, es necesario<br />
insistir en elevar el nivel educativo para aspirar a obtener mejores resultados<br />
en el índice de comportamiento financiero. A nivel regional, es<br />
importante adecuar las estrategias derivadas de la política de inclusión<br />
financiera a las diferentes características locales. Además del nivel educativo<br />
y el ingreso, fuera de la Ciudad de México (R4) es necesario dirigir<br />
los esfuerzos a las comunidades rurales y los adultos mayores. En la región<br />
Occidente y Bajío (R3) debe procurarse la reducción de brechas en beneficio<br />
de las mujeres que residen en localidades rurales. En la región Centro<br />
Sur y Oriente (R5) es recomendable establecer estrategias educativas<br />
focalizadas en la gente con ingresos bajos, localidades poco pobladas y<br />
aquellos que no tienen cónyuge.<br />
Por todo lo anterior, se puede afirmar que existen elementos para<br />
comprobar que (H 2<br />
) los determinantes socioeconómicos del alfabetismo<br />
financiero varían de región a región, en cada uno de sus tres componentes:<br />
conocimiento, actitud y comportamiento. Solamente el nivel educativo<br />
es el único factor asociado de forma positiva a los tres componentes<br />
en todas las regiones de México. Este resultado es consistente con lo<br />
observado por Antonio-Anderson et al. (2020), quienes reconocieron a<br />
la educación como un factor determinante del alfabetismo financiero en<br />
todo el país, aunque en su investigación no diferenciaron por componente.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 147-177<br />
171<br />
Conclusiones<br />
El objetivo de esta investigación ha sido medir el alfabetismo financiero<br />
en México y analizar sus determinantes con un enfoque regional, a partir<br />
de los datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, ENIF (Inegi,<br />
2019a). El nivel de alfabetismo financiero, por componente, se estimó en<br />
40.0% para comportamiento financiero, 60.9% para actitud financiera<br />
y 34.9% para conocimiento financiero. Este último es equiparable al nivel<br />
observado en países emergentes, pero bajo en comparación con naciones<br />
desarrolladas, tal como lo consignaron Klapper et al. (2015).<br />
En respuesta a las preguntas planteadas en esta investigación, se puede<br />
afirmar que la educación es el único factor asociado de forma directa a<br />
los niveles de conocimiento, actitud y comportamiento financieros en<br />
todas las regiones de México y que la relevancia del resto de los factores<br />
socioeconómicos analizados, género, edad, ingreso, estado civil y tamaño<br />
de la localidad varía de región a región, de manera similar a lo observado<br />
por Cucinelli et al. (2019) en Italia.<br />
En México persiste una brecha de género a favor de los hombres en<br />
conocimiento y comportamiento financiero. Ésta no es tan notoria en la<br />
actitud, en cuyo caso favorecería a las mujeres. Asimismo, la política de<br />
inclusión financiera debería de considerar la brecha en los resultados<br />
obtenidos por los habitantes de localidades altamente pobladas en contraste<br />
con los de comunidades rurales. Como lo observaron Cucinelli et<br />
al. (2019), éstas ofrecen mejor acceso a la educación, más servicios financieros<br />
y tecnologías de la información.<br />
A pesar de los avances de las últimas décadas en materia de educación<br />
en México, los niveles de desigualdad y exclusión financiera siguen siendo<br />
altos (García et al., 2013). A nivel regional, es necesario ampliar la cobertura<br />
de los servicios educativos y financieros en las localidades menos<br />
pobladas. Los programas de educación financiera son un elemento crítico<br />
en la instrumentación de estrategias de reducción de la pobreza; éstos<br />
deben considerar los factores estructurales asociados a las comunidades y<br />
tender al fortalecimiento del capital social (García et al., 2013). Se recomienda<br />
investigar más sobre los posibles fallos del modelo de educación<br />
financiera actual, que traslada toda la responsabilidad de las decisiones al<br />
consumidor, como lo advierte Willis (2008), al referirse a cómo la educación<br />
es necesaria pero no suficiente para aspirar a un mayor bienestar<br />
financiero.<br />
Esta investigación aporta evidencias que explican que el alfabetismo<br />
financiero está determinado por factores socioeconómicos distintos para<br />
cada región de México. Entre sus principales limitaciones se encuentra la<br />
falta de datos para realizar un análisis longitudinal que permita observar
172 O. García Mata: Una aproximación regional al alfabetismo financiero en México<br />
cambios en las condiciones del entorno y su impacto en el nivel de alfabetismo<br />
financiero de la población. Sus hallazgos justifican la necesidad<br />
de diseñar estrategias de formación financiera adecuadas a los contextos<br />
regionales y locales. La instrumentación apropiada de estrategias facilitará<br />
la mitigación de brechas en el alfabetismo financiero y la inclusión financiera.<br />
Una población mejor preparada financieramente suele alcanzar<br />
mayores niveles de bienestar en menor tiempo, contribuye a dinamizar<br />
la economía y a mejorar el desarrollo económico y social.<br />
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de 2020.<br />
Recibido: 4 de mayo de 2020.<br />
Reenviado: 20 de octubre de 2020.<br />
Aceptado: 29 de noviembre de 2020.<br />
Osvaldo García Mata. Maestro en Ciencias en Ingeniería en Sistemas<br />
Económicos e Investigación de Operaciones por Stanford University,<br />
Estados Unidos. Actualmente es profesor en la Facultad de Comercio y<br />
Administración Victoria de la Universidad Autónoma de Tamaulipas,<br />
México. Sus líneas de investigación son bienestar financiero y alfabetismo<br />
financiero. Entre sus publicaciones más recientes destacan, en coautoría:<br />
“La motivación de las mujeres en el desarrollo de emprendimientos rurales<br />
y toma de decisiones y la relación con su satisfacción”, Recherches en<br />
Sciences de Gestion, 6 (135), Lyon, Cairn, pp. 57-77 (2019); “El alfabetismo<br />
financiero como determinante del éxito en los micronegocios de las personas<br />
que trabajan por su cuenta”, en Elías Alvarado Lagunas y Adriana<br />
Guadalupe Chávez Macías (coords.), Los Micronegocios en México: creación,<br />
formalización y desafíos, Ciudad de México, Pearson Educación de México,<br />
pp. 47-72 (2020), y “Actitud, comportamiento y conocimiento financiero<br />
en México”, Cuadernos de <strong>Economía</strong>, Bogotá, Universidad Nacional de<br />
Colombia (próximamente).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 179-203.<br />
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 179-203<br />
DOI: https://doi.org/10.22136/est20211572<br />
Vulnerabilidad socioeconómica,<br />
cambio climático e incremento del nivel<br />
del mar en Matamoros, Tamaulipas<br />
Socioeconomic vulnerability, climate change<br />
and sea level increase in Matamoros,<br />
Tamaulipas<br />
179<br />
Rodrigo Tovar Cabañas *<br />
María de Jesús Ávila Sánchez **<br />
Rocío del Carmen Vargas Castilleja ***<br />
Julio Cesar Rolón-Aguilar ***<br />
Abstract<br />
Socioeconomic vulnerability is a priority issue due to the effects of climate change and<br />
the increase in entropy of different climatic factors, which is linked to the rise in<br />
disasters and has implications on the sustainable development of coastal municipalities.<br />
The objective was to show the socioeconomic impacts that Matamoros, Tamaulipas,<br />
may suffer under the scenario of a sudden five-meter increase in sea level. The<br />
methodological matrix consisted of territorializing and qualifying vulnerable groups.<br />
Results show that if Matamoros suffered a flood of five meters above sea level, more<br />
than half of its territory would be flooded.<br />
Keywords: coastal geography, sociocultural vulnerability, economic impact.<br />
Resumen<br />
La vulnerabilidad socioeconómica es un tema prioritario debido a los efectos del<br />
cambio climático y al aumento de entropía de los distintos factores climáticos, lo<br />
cual influye en el incremento de desastres que repercute en el desarrollo sustentable<br />
de los municipios costeros. El objetivo consistió en mostrar los impactos<br />
socioeconómicos que puede sufrir Matamoros, Tamaulipas, bajo el escenario de<br />
un incremento súbito en el nivel del mar de cinco metros. La matriz metodológica<br />
consistió en territorializar y cualificar a los grupos vulnerables. Resultados:<br />
si Matamoros sufriera una inundación de cinco metros sobre el nivel del mar,<br />
63.58% de su territorio quedaría anegado.<br />
Palabras clave: geografía litoral, vulnerabilidad sociocultural, impacto económico.<br />
* Universidad de Xalapa, correo-e: rod_geo77@hotmail.com<br />
** Universidad Autónoma de Nuevo León, correo-e: marycolef@yahoo.com<br />
*** Universidad Autónoma de Tamaulipas, correos-e: rocvargas@docentes.uat.edu.mx y jrolon@<br />
docentes.uat.edu.mx
180 R. Tovar Cabañas et al.: Vulnerabilidad socioeconómica, cambio climático e incremento…<br />
Introducción<br />
El Servicio Geológico Mexicano (SGM, 2011), desde la corriente geotécnica<br />
del desastre, realizó tres diferentes análisis gravitacionales de riesgos<br />
para el municipio de Matamoros hace una década, acorde con sus resultados<br />
más significativos señaló que de presentarse un desastre químico<br />
-como la explosión de todas las gaseras- alrededor de 6813 viviendas<br />
quedarían afectadas; o bien, si ocurriera un desastre detonado por algún<br />
fenómeno hidrometeorológico -como el encharcamiento o desbordamiento<br />
de un río o canal- alrededor de 1591 viviendas quedarían afectadas. Al<br />
respecto, tal ejercicio es poco realista en cuanto al riesgo químico, además<br />
de omitir otros riesgos y un análisis de vulnerabilidad social más pertinente.<br />
En general, en este tipo de atlas de riesgos se duplica la información,<br />
sobre todo en torno a los datos de vivienda. La documentación de gabinete<br />
suele ser escasa, por ejemplo, en dicho atlas (SGM, 2011) no se<br />
toma como una referencia la base datos DesInventar, la cual es una<br />
herramienta de software que alberga un Sistema de Inventario de Desastres<br />
y cuenta con registros de pérdidas, daños o efectos ocasionados por<br />
emergencias o desastres desde 1970 (LA RED, 2019); asimismo, en dicho<br />
atlas se ignoraron los registros de Brownsville, Texas. De modo que este<br />
tipo de obra se asemeja más a una enciclopedia, puesto que carecen de<br />
información puntual sobre los fenómenos acaecidos en el lugar bajo<br />
estudio, se citan, en cambio, anécdotas fuera de contexto. El citado Atlas<br />
de Riesgos de Matamoros es en realidad una mezcla de una monografía<br />
geográfica con un atlas geológico, donde la falta de trabajo interdisciplinario<br />
termina en recomendaciones muy generales.<br />
Se advierten errores epistemológicos y metodológicos que debieron ser<br />
tomados en cuenta, por ejemplo, en cuanto a los riesgos antropogénicos<br />
de la ciudad de Matamoros, el Atlas admite a las bibliotecas, pero omite<br />
la delincuencia organizada, la violencia, el narcotráfico, los reclusorios, las<br />
jaurías y las cantinas. Ese error teórico se debe a que los autores imitaron<br />
las temáticas que se registran en otros atlas de riesgos europeos, como el<br />
de Veyret et al. (2013), es decir, al no tropicalizar o intronizar los contenidos,<br />
se asume que el aforo en las bibliotecas y los museos de la ciudad<br />
de París es el mismo que en la ciudad de Matamoros, lo cual epistemológicamente<br />
llevó a considerar más a una biblioteca que a un reclusorio como<br />
peligro socioorganizativo en Matamoros.<br />
Esto no sólo se cometió en torno a los peligros socioorganizativos, sino<br />
también en el caso de los peligros geológicos, puesto que en el afán de<br />
estandarizar lugares geográficamente diferentes, sólo se consideró el riesgo<br />
sísmico de Matamoros, el cual es prácticamente nulo, en cambio, se omite<br />
el riesgo por radiación de cobalto inducido por el mal manejo que se tuvo
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 179-203<br />
181<br />
de este material en la zona fronteriza durante la década de los ochenta del<br />
siglo pasado, así como el riesgo por tremores derivados del fracking o<br />
fractura hidráulica, la cual podría desecar las zonas lacustres ubicadas al<br />
sureste de la demarcación municipal (zona de karst subterráneo).<br />
Respecto a los peligros sanitarios no contemplados en el Atlas de<br />
Riesgos de Matamoros se encuentran los que tienen que ver con las tolvaneras<br />
-propias de las regiones semidesérticas (regiones subtropicales<br />
ubicadas al norte de trópico de Cáncer)- y las enfermedades oculares,<br />
tales como la silicosis y la conjuntivitis. Sin embargo, el modelo de erosión<br />
propuesto en dicho Atlas no fue tropicalizado, es decir, los factores de<br />
erosión podrían asumirse como correctos siempre y cuando se apliquen<br />
a zonas de denudación y no en zonas de acumulación (caso de Matamoros).<br />
Matamoros se ubica en zona desértica a nivel del mar, por ende, es<br />
un lugar de acumulación, el riesgo no está en la erosión, sino en la silicosis<br />
y la conjuntivitis y demás enfermedades asociadas con las tolvaneras.<br />
Otra inconsistencia del Atlas de Riesgos de Matamoros es de orden<br />
metodológico, debido a que los observadores del fenómeno bajo estudio<br />
proceden en su mayoría del campo de la geología, por lo que trasladaron<br />
la escala regional de observación de los procesos geológicos, al campo de<br />
estudio de los desastres. Este hecho, sin precedentes en la historia de la<br />
filosofía de las ciencias, es la razón por la que, pese a que la resolución de<br />
los materiales cartográficos metodológicamente se procesó en metros (escala<br />
urbana), los mapas de riesgo se construyeron a escalas regionales de 1:<br />
250,000, es decir, en kilómetros, lo cual es un error de precisión serio.<br />
Con frecuencia, los estudios sobre desastres se realizan de forma unilateral,<br />
es decir, unos trabajos sólo abordan las amenazas (como el caso del<br />
Atlas de Riesgos de Matamoros) y otros sólo las vulnerabilidades. Por lo<br />
que comúnmente, quienes abordan sólo la parte de las amenazas suelen<br />
cometer errores epistemológicos al asumir como existente únicamente a la<br />
vulnerabilidad económica, omitiendo más de 15 variables sociodemográficas<br />
in<strong>vol</strong>ucradas con los procesos de vulnerabilidad, de modo que se<br />
confunde la vulnerabilidad económica con el índice de vulnerabilidad social.<br />
Para subsanar estas lagunas es menester contextualizar la cronología<br />
de los principales desastres acaecidos en el territorio del municipio de<br />
Matamoros para posteriormente describir su ubicación geográfica y la<br />
relación que guarda con los fenómenos hidrometeorológicos extremos<br />
bajo la coyuntura de cambio climático y su índice de vulnerabilidad social<br />
más reciente, de modo que se puedan valorar en su justa dimensión los<br />
impactos económicos y sociales, por ejemplo, en caso de que el nivel del<br />
mar, durante las próximas décadas, llegará a subir ocasionalmente hasta<br />
la cota de cinco msnm.
182 R. Tovar Cabañas et al.: Vulnerabilidad socioeconómica, cambio climático e incremento…<br />
En este sentido, aún siguen sin resolverse ciertas preguntas vinculadas<br />
con la protección civil, tales como: ¿De qué tamaño sería la mancha urbana<br />
anegada de Matamoros en caso de que el nivel del mar subiera súbitamente<br />
cinco metros?, ¿Qué características socioeconómicas presenta la población<br />
que está en dicha zona de riesgo ante un escenario como el descrito? Por<br />
lo tanto, el presente estudio busca dar respuesta a estas interrogantes que<br />
son pertinentes dada la complejidad actual de un sistema que está en<br />
constante crecimiento y cuyos riesgos se potencializan de no contar con<br />
herramientas sólidas de planeación y análisis territorial para la toma de<br />
decisiones tendentes a la prevención y adaptación de las zonas más sensibles<br />
a las alteraciones pluviométricas y potamológicas vinculadas con la<br />
era del antropoceno y el cambio climático.<br />
1. Antecedentes<br />
Los asentamientos en Matamoros, desde sus orígenes prehispánicos, han<br />
padecido sequías e inundaciones, por ejemplo, durante el siglo XVIII la<br />
nación o pueblo Carrizo, que en ese tiempo ocupaba el territorio de<br />
Matamoros, sufrió tres periodos de intensa sequía: 1712-1714; 1728-1731<br />
y 1751-1754. En 1774 se fundó San Juan de los Esteros, como se le<br />
conocía a Matamoros en ese tiempo, y una década después experimentó<br />
su primera sequía, de 1784 a 1789, seguida de otra en 1806-1808 (Cleaveland<br />
et al., 2011). Durante el siglo XIX, Matamoros experimentó otros<br />
tres episodios de sequía: el primero ocurrió en 1851, otro que inició en<br />
1881 y que se prolongó hasta 1884, el último se dio de 1890 a 1895<br />
(Escobar Ohmstede, 2004).<br />
Respecto a los desastres detonados por fenómenos hidrometeorológicos<br />
extremos, Roth (2010) señala que 1554 fue el año con el registro más<br />
antiguo del que se tiene noticia sobre un huracán acaecido en la región<br />
(tabla 1). Durante el siglo XIX (de 1829 a 1831) el pueblo de Brownsville,<br />
ubicado a escasos 100 metros del pueblo de Matamoros, sufrió un<br />
periodo intenso de lluvias extremas, y que el 18 de agosto de 1835 pasó<br />
un huracán por dichos pueblos. Otras fuertes tormentas que sacudieron<br />
a Matamoros se dieron durante la temporada de lluvias de 1837, 1840 y<br />
1844 (Roth, 2010).<br />
Escobar Ohmstede (2004) en un trabajo riguroso de archivo logró<br />
documentar otros episodios concernientes a huracanes ocurridos en<br />
Matamoros a lo largo del siglo XIX (tabla 1). De los cuales es relativamente<br />
significativo señalar el de 1874, donde el barrio de La Laguna, ubicado<br />
al sureste del centro histórico de la ciudad, quedó debastado al igual que<br />
la línea telegráfica de ese tiempo; el de 1880, donde más de mil familias
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 179-203<br />
183<br />
Tabla 1<br />
Huracanes ocurridos en Matamoros siglo XVI-XIX<br />
Año Fecha aproximada Nombre Lugar<br />
1554 Agosto — Brownsville<br />
1829 9 de octubre — Brownsville<br />
1830 — S de Brownsville<br />
1831 18 de agosto — Brownsville<br />
1835 18 de agosto Antigua Hurricane Brownsville<br />
1837 10 de mayo Racer’s Storm Brownsville<br />
1840 — — Brownsville<br />
1844 8 de junio — Brownsville<br />
1867 Matamoros<br />
1873 Matamoros<br />
1874 Matamoros<br />
1880 8 de diciembre — Brownsville<br />
1885 17 de septiembre — Brownsville<br />
1886 22 de septiembre Número 7 S de Brownsville<br />
1887 21 de septiembre Número 7 Brownsville<br />
1895 29 de agosto Número 2 Brownsville<br />
Fuente: elaboración propia con base en Escobar Ohmstede, 2004 y Roth, 2010.<br />
fueron afectadas, la localidad sufrió pérdidas superiores a los doscientos mil<br />
pesos, la magnitud de dicho huracán fue tan grande que destruyó graneros<br />
y sembradíos, además de aniquilar centenares de cabezas de ganado.<br />
Con base en los registros históricos expuestos en la tabla 1, en Matamoros<br />
el periodo de retorno de huracanes con potencial devastrador es de<br />
4.7 años; en tanto que el de las lluvias e inundaciones con potencial devastador,<br />
conforme a los datos de Escobar Ohmstede (2004), es de 2.1 años<br />
y el de las sequías extremas es de 6.4 años. Desde otro ángulo, Escobar<br />
advierte que en Matamoros, a lo largo del siglo XIX, se dieron 28 desastres<br />
detonados por fenómenos meteorológicos: 20, a consecuencia de<br />
lluvias (inundaciones y huracanes), y ocho, por sequías.<br />
Durante el siglo <strong>XX</strong>, Roth (2010) ha recopilado la información concerniente<br />
a siete huracanes ocurridos en la región de Matamoros, de los cuales,<br />
cinco de ellos han superado la categoría dos de la escala de intensidad de<br />
viento de huracanes de Saffir-Simpson (tabla 2). El registro histórico<br />
de huracanes ocurridos en lo que va del siglo <strong>XX</strong>I, de la Administración
184 R. Tovar Cabañas et al.: Vulnerabilidad socioeconómica, cambio climático e incremento…<br />
Tabla 2<br />
Huracanes ocurridos en Matamoros, siglo <strong>XX</strong><br />
Año Fecha Nombre Lugar Viento<br />
km/hr<br />
Categoría<br />
Muertos<br />
Centro<br />
de<br />
baja<br />
presión<br />
1909 agosto Número 5 Brownsville 110 2 — —<br />
1933 mayo Número 5 Brownsville 100 2 — 975<br />
1933 mayo Número 11 Brownsville 125 3 40 949<br />
1954 junio Alice Matamoros 80 1 17 —<br />
1955 mayo Gladys Matamoros 85 1 - —<br />
1967 septiembre Beulah Matamoros 135 3 15 931<br />
1988 septiembre Gilbert Matamoros 135 4 — —<br />
2003 agosto Erika Matamoros 120 1 986<br />
2008 julio Dolly Matamoros 130 1 14 989<br />
Fuente: elaboración propia con base en Roth, 2010 y NOAA, 2018.<br />
Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), tiene<br />
los casos del huracán Erika de 2003 y el del huracán Dolly de 2008, ambos<br />
de categoría uno (NOAA, 2018).<br />
De acuerdo con los registros de DesInventar (LA RED, 2019), la<br />
ciudad y el puerto de Matamoros, Tamaulipas de 1970 a 2013 ha experimentado<br />
158 desastres de consideración estatal y nacional. Como se<br />
puede observar en la tabla 3, 68.1% de ellos corresponden a eventos de<br />
corte meteorológico, en orden de prelación se pueden describir como<br />
sigue: 28 inundaciones extraordinarias, 16 heladas, 13 vendavales y 11<br />
aguaceros o tempestades de consideración, que, en conjunto, en términos<br />
históricos dejaron más de 541,488 personas afectadas, de las cuales alrededor<br />
de 52,950 tuvieron que ser evacuadas en su momento.<br />
Para el futuro cercano de Matamoros, es útil saber que el promedio<br />
de retorno de los fenómenos hidrometeorológicos más intensos durante<br />
el siglo <strong>XX</strong> oscila entre los 1.4 y los 3.3 años (LA RED, 2019), lo que<br />
significa que en el último medio siglo, el mayor lapso que Matamoros ha<br />
estado libre de algún fenómeno hidrometeorológico es de tres años, por<br />
lo que es muy importante dar a conocer a detalle las zonas que presenten<br />
el mayor índice de vulnerabilidad social y que además sean propensas a<br />
riesgo por concepto de inundación. Como se puede apreciar, el principal<br />
peligro documentado que aqueja a la ciudad de Matamoros está asociado<br />
a los fenómenos hidrometeorológicos.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 179-203<br />
185<br />
Tabla 3<br />
Porcentaje de ocurrencia de desastres de 1970 a 2013<br />
en Matamoros<br />
Tipo de evento % Tipo de evento %<br />
Inundación 17.7 Ola de calor 3.8<br />
Helada 10.1 Biológico 3.2<br />
Vendaval 8.2 Incendio 2.5<br />
Lluvias 7 Colapso estructural 1.9<br />
Epidemia 6.3 Intoxicación 1.9<br />
Onda fría 5.7 Marejada 1.9<br />
Sequía 5.7 Nevada 1.9<br />
Tempestad 5.1 Accidente 1.3<br />
Contaminación 4.4 Escape 1.3<br />
Explosión 4.4 Incendio forestal 1.3<br />
Fuente: elaboración propia con base en DesInventar (LA RED, 2019).<br />
Dichos antecedentes han contribuido a entender cómo el hundimiento<br />
costero que experimenta el centro de Matamoros, más el azolvamiento<br />
asociado a los sedimentos y la pérdida de la cubierta forestal aguas arriba,<br />
agravan el riesgo de sufrir inundaciones de respuesta rápida de hasta 1.5<br />
metros de tirante, como ocurrió en 2003, con el huracán Erika, sobre<br />
todo en las colonias periféricas y rancherías. Sin embargo, existen otros<br />
peligros geológicos (campos de fractura hidráulica) e ingenieriles (vida<br />
útil del concreto hidráulico de las presas: Marte R. Gómez y Falcón) que<br />
no han sido visibilizados, por ejemplo, un mal manejo de la presa Marte<br />
R. Gómez o de la presa Falcón provocaría una crecida de carácter torrencial.<br />
Más allá de que 70% de las roturas de presas de toda la historia<br />
mundial se han presentado a partir del 2000, es el silencio de más de dos<br />
décadas en el periodo de retorno del último huracán, categoría cuatro o<br />
superior, lo que debe llamar a la alerta.<br />
Pese a lo anterior, la dislocación cartográfica con la que se han elaborado<br />
los mapas de riesgo de Matamoros, aunado al aumento de infraestructura<br />
social (no adaptada a las inundaciones), han hecho pensar a<br />
algunos que Matamoros es un lugar de riesgo moderado. Esta subestimación<br />
conduce a una incomprensión de los factores físicos y sociales, de<br />
modo que sus coropletas, si bien es cierto que pueden ser empleadas para<br />
la predicción de escenarios de riesgo por fenómenos hidrometeorológicos,<br />
asimismo, son de gran valor para la concientización de sus habitantes<br />
sobre la peligrosidad de determinados fenómenos naturales; no obstante,
186 R. Tovar Cabañas et al.: Vulnerabilidad socioeconómica, cambio climático e incremento…<br />
les hace falta una mejor yuxtaposición tendente a resolver los cómo de la<br />
planificación y el desarrollo sustentable que exige la actual coyuntura en<br />
materia de cambio climático.<br />
Finalmente, en julio de 2008, a más de una década de la última severa<br />
inundación que sufrió Matamoros asociada al huracán Dolly, se dejó notar<br />
cómo la anegación de las calles es la variable independiente, y hasta el<br />
momento el Puerto de Matamoros sólo cuenta con el Atlas de Riesgos de<br />
los Municipios de Matamoros y Valle Hermoso (SGM, 2011).<br />
2. Incremento del nivel del mar<br />
Calcular el promedio del nivel del mar es complicado puesto que los<br />
distintos instrumentos registran variaciones de consideración debido a<br />
que algunas áreas costeras se elevan otras se hunden, por lo que las variaciones<br />
del nivel del mar todavía no son concluyentes. Empero, en investigaciones<br />
recientes se ha observado que del Dryas Reciente, el mar se elevó<br />
cuatro metros por siglo Webster et al. (2004), a escala histórica, según el<br />
Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), dicha tasa es de<br />
0.5 mm/año para el final del epipaleolítico y de 0.1 mm/año para los<br />
últimos 3000 años (Kopp et al., 2016). Recientemente en los Países Bajos,<br />
el ascenso se ha estimado en 1.5 mm/año. Por lo que, al finalizar este siglo<br />
se espera que el aumento del nivel del mar no sea simétrico en las diferentes<br />
latitudes del planeta, por lo que su impacto será muy variable de<br />
lugar a lugar.<br />
El IPCC (2007: 323), en términos científicos considera un ascenso<br />
del nivel del mar dentro del rango de los 19.0 a 57.9 cm hacia 2100; otros<br />
autores amplían dicho rango a 1.3 metros para el mismo periodo (Grinsted<br />
et al., 2010). Aunque ciertamente, es imposible descartar las variaciones<br />
regionales provocadas por fenómenos hidrometeorológicos extremos, entre<br />
otros, de orden geoingenieril. Otros investigadores han escenificado costas<br />
anegadas hasta las cotas actuales de cinco y 10 msnm, como Cruz<br />
Ramírez (2016: 119), quien a partir de un índice de vulnerabilidad costera<br />
ubica al municipio de Matamoros, Tamaulipas, como el más vulnerable<br />
de todo el estado, dado que cuenta con siete localidades altamente vulnerables,<br />
por orden de prelación: Primer Campo Pesquero, Puntilla Sur,<br />
Isla Puntilla Norte, Isla La Fantasía, Isla Las Malvinas, Las Higuerillas y<br />
El Mezquital. Bajo estas consideraciones mareológicas, potamológicas,<br />
geológicas e ingenieriles se presenta un escenario para la cota cinco metros<br />
de anegación del municipio de Matamoros.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 179-203<br />
187<br />
3. Área de estudio<br />
Geográficamente el municipio de Matamoros se asienta sobre la Llanura<br />
Costera del Golfo de México, al noreste de la sierra de San Fernando; en<br />
términos geológicos, su suelo se constituye de depósitos de llanuras aluviales,<br />
principalmente sobre el curso inferior de río Bravo o Grande, estos<br />
depósitos frecuentemente están divididos por áreas con predominio de<br />
barro holocénico (Qam) y por áreas con predominio de limo y arena<br />
(Qas); en otros lugares existe aluvión indivisible (Qal), excepto sobre las<br />
áreas planas de marea, en donde hay elementos heterogéneos de arcilla,<br />
limo, arena, grava y materia orgánica, además de limo y arena de origen<br />
calcáreo de color gris oscuro a marrón oscuro, también existe presencia<br />
de arena principalmente de cuarzo; la grava a lo largo del río Grande<br />
incluye rocas sedimentarias del cretáceo y terciario y una amplia variedad<br />
de rocas ígneas y sedimentarias de la formación Trans-Pecos Texas, México<br />
y Nuevo México incluyendo ágata; también existe grava en las corrientes<br />
laterales del río Bravo, en su mayoría rocas terciarias locales y pedernal<br />
derivado de la grava de Uvalde que cubre las divisiones en comento (UT,<br />
1984), las cuales son impactadas por un clima semicálido húmedo la<br />
mitad del año; llegando incluso a ser semiseco muy cálido y con escasa<br />
humedad media, donde la precipitación media anual varía de <strong>65</strong>0 a<br />
700 mm (DOF, 2018).<br />
Dicha localidad pertenece a uno de los 43 municipios del estado de<br />
Tamaulipas, el cual se ubica al norte, en la región fronteriza a una altitud<br />
promedio de 10 msnm (mapa 1), con una extensión territorial de 4046<br />
km² y una población al censo de Inegi (2011a) de 489,193 habitantes.
188 R. Tovar Cabañas et al.: Vulnerabilidad socioeconómica, cambio climático e incremento…<br />
Mapa 1<br />
Ubicación del municipio de Matamoros<br />
Fuente: elaboración propia.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 179-203<br />
189<br />
4. Matamoros a cinco metros bajo las aguas del mar<br />
A penas hace nueve años que en México el gobierno federal impulsó una<br />
iniciativa en materia de cambio climático, por lo que es comprensible que<br />
los escenarios y las estimaciones a nivel local aún sean escasas, por ejemplo,<br />
en 2010, la Universidad Autónoma Metropolitana, el Instituto de<br />
Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM y la Universidad de Campeche<br />
hicieron el esfuerzo para ilustrar las tendencias y dinámicas del<br />
comportamiento del nivel del mar, gracias a eso se sabe que frente a<br />
Matamoros el nivel del mar, en promedio, subió su nivel 15 cm de 1964<br />
a 1979, y aunque posteriormente esa tasa se ha incrementado, se asume<br />
que en dicho lugar el nivel asciende 9.2 cm por década (Zavala-Hidalgo<br />
et al., 2011: 325). Esa investigación enriquece parte de estas indagaciones,<br />
ligadas al desarrollo local sustentable.<br />
Luego de aprovechar los modelos digitales de elevación de alta resolución<br />
LiDAR, terreno ASCII, con resolución de cinco metros de Inegi<br />
(2012a), mediante un método de interpolación se obtuvieron las curvas<br />
de nivel 1 que sirvieron para ubicar y delimitar las zonas del territorio del<br />
municipio de Matamoros que quedarían bajo el agua del mar, en caso de<br />
que éste subiera cinco metros su nivel en las próximas décadas, se llegó a<br />
los resultados siguientes: de los 4000 km² con los que cuenta el municipio<br />
de Matamoros (Inegi, 2009) 2,782.3 km 2 quedan por debajo de la<br />
cota de cinco msnm, lo que representa 63.58% del total municipal.<br />
Tomando en cuenta únicamente el área urbana total del municipio (aproximadamente<br />
10,000 ha), 24% de su infraestructura urbana queda por<br />
debajo de la cota de cinco msnm.<br />
La mayor parte de esas 2500 hectáreas urbanizadas, 2 que desde ya están<br />
en riesgo de inundación en la ciudad de Matamoros (mapa 2), se localizan<br />
al oriente y oriente sur de la ciudad, al sur de la histórica avenida Cantinflas,<br />
sobre las cuales vamos a investigar los principales impactos socioculturales<br />
y económicos que se podrían derivar a raíz de una subida del<br />
nivel del mar de cinco metros durante algún fenómeno hidrometeorológico,<br />
producido por las alteraciones pluviométricas que está generando el<br />
cambio climático.<br />
1<br />
Con una equidistancia de 5 m se construyó una malla de 16 millones de nodos, en formato<br />
shape, la cual se exportó como curva a formato KML para su tratamiento en Google Earth y en<br />
3D-Route Builder y así tabular las coordenadas “x, y, z”. Con ayuda de TCX-Converter la tabla se<br />
exportó a formato CSV para poder generar una interpolación desde Quikgrid. Las isolíneas resultantes<br />
se exportaron a DXF para su tratamiento cartográfico en GvSIG. Todo el proceso se iteró más<br />
de 20 veces.<br />
2<br />
Cognitivamente eso equivale 5000 canchas de balompié o futbol.
190 R. Tovar Cabañas et al.: Vulnerabilidad socioeconómica, cambio climático e incremento…<br />
Mapa 2<br />
Principales zonas bajas del municipio de Matamoros<br />
Fuente: Cálculos de los autores con base en datos proporcionados por Google (2019).<br />
5. Impactos económicos ante el escenario de incremento del nivel<br />
del mar<br />
Una de las principales afectaciones del cambio climático en las zonas<br />
costeras del Golfo de México está relacionada con el incremento del nivel<br />
del mar, la cual, económicamente, se puede estimar a partir de la cuantificación<br />
del Producto Interno Bruto (PIB) municipal y por la estimación<br />
del valor de los servicios ambientales que aportan ciertos ecosistemas. En<br />
ese sentido, en este apartado, se reflexiona en torno a las cifras económicas<br />
del municipio de Matamoros.<br />
De acuerdo con González-Estrada y Gallegos-Cedillo (2014), la distribución<br />
porcentual del Producto Interno Bruto del 2010 de los municipios<br />
de Tamaulipas por región es el siguiente: Región del Altiplano 0.9%;<br />
Valle de San Fernando 1.4%; Mante 4.4%; Centro 12.3%; Región Sur<br />
29.3% y Región Fronteriza 51.7% (tabla 4). Si se considera el PIB estatal 3<br />
que arroja el Inegi (2012b: 34), la región Fronteriza, a la que pertenece<br />
el municipio de Matamoros, en 2010 generó en total 199,811 millones<br />
de pesos, de los cuales, 55,747 millones los generó el municipio bajo<br />
estudio, es decir, poco más de 14% de ese PIB estatal.<br />
3<br />
De acuerdo con el Inegi (2012b), el estado de Tamaulipas produjo en 2010: 386,482.2 millones<br />
de pesos.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 179-203<br />
191<br />
Tabla 4<br />
Producto Interno Bruto de Tamaulipas por regiones, 2010<br />
Región %<br />
Región del Altiplano 0.9<br />
Valle de San Fernando 1.4<br />
Mante 4.4<br />
Centro 12.3<br />
Región sur 29.3<br />
Región fronteriza 51.7<br />
Fuente: elaboración propia con base en González-Estrada y Gallegos-Cedillo (2014).<br />
En términos históricos, durante las últimas dos décadas, la riqueza<br />
municipal, en orden de prelación y en función de la población económicamente<br />
activa, ha corrido a cargo del sector industrial, seguido del<br />
sector terciario con una participación porcentual de 51.3 y 47.6%, respectivamente<br />
(Chávez Aguilar, 2007), cuyo personal ocupado, para el<br />
2015, se estima en 175,000 empleados dedicados a dichas actividades.<br />
Sobre el sector secundario, cabe recordar que en Matamoros es la actividad<br />
maquiladora la que demanda la mayor cantidad de trabajadores,<br />
por lo que el PIB municipal depende de alrededor de 200,000 trabajadores,<br />
de los cuales alrededor de 29% labora dentro de las zonas de<br />
peligro por inundación.<br />
Otro impacto económico a considerar en este primer escenario es la<br />
capacidad instalada, que como activo tiene un valor para la administración<br />
municipal de Matamoros. Por ejemplo, la red que integra el sistema<br />
carretero del municipio de Matamoros, constituido principalmente por<br />
calles, avenidas y bulevares, según Inegi (2011b), los cuales suman en total<br />
1888 kilómetros lineales (incluida la carretera troncal pavimentada), de los<br />
cuales, 504.8 de ellos quedarían anegados si el nivel del mar sube de nivel<br />
en cinco metros. Ahora bien, si se acepta el costo promedio (25 dólares<br />
o 500 pesos) que cuesta un metro cuadrado de asfalto (USDA, 2017), así<br />
como el ancho promedio de las calles (ocho metros) en riesgo de inundación,<br />
tenemos que cuatro millones de m 2 resultantes tienen un valor<br />
de 2000 millones de pesos, si a esto se suma el valor del resto de la<br />
infraestructura pública (aceras, drenaje, gasoductos, alumbrado, agua<br />
potable, etcétera), la cifra es de aproximadamente 12.1 mil millones de<br />
pesos, (equivalente a 30.7% del PIB municipal de 2010).
192 R. Tovar Cabañas et al.: Vulnerabilidad socioeconómica, cambio climático e incremento…<br />
Por otra parte, el valor de los predios urbanizados (1867 ha), en riesgo<br />
de inundarse con una crecida del mar de cinco metros, cotizado en precios<br />
del mercado corriente 4 es de 75,000 millones de pesos (más de 3000<br />
millones de dólares), lo que representa 19.3% 5 del PIB de todo el estado<br />
de Tamaulipas del 2010. Mientras que el valor del resto del territorio del<br />
municipio de Matamoros que está en la misma situación (2756.9 km 2 ),<br />
es de 11 billones de pesos (unos 550,000 millones de dólares), lo que<br />
representa 28 veces el citado PIB estatal. Además, al recuento descrito se<br />
deben adicionar las unidades económicas que operan dentro de la zona<br />
de riesgo, es decir, 7000 comercios (Inegi, 2019) están en peligro de<br />
inundación debido a que se ubican cerca o por debajo de la cota de los<br />
cinco metros, así como 58,476 ha de agricultura de temporal, pues todas<br />
están en riesgo de inundación bajo el escenario señalado (SIAP, 2014).<br />
Recapitulando, la anegación por debajo de cinco metros de la infraestructura<br />
de Matamoros equivale a 30 veces el PIB del estado de Tamaulipas.<br />
6 Ahora bien, además de los 60,000 trabajadores (ya señalados)<br />
afectados directamente por el escenario de cambio climático antes propuesto,<br />
es pertinente explayarse y describir los impactos sociales que los<br />
efectos de una crecida del nivel de mar de cinco metros dejarían sobre el<br />
territorio de Matamoros.<br />
6. Impactos sociales ante el escenario de incremento<br />
del nivel del mar<br />
Sin demeritar las cifras económicas, la demanda de vivienda de interés<br />
social es la que podría experimentar los mayores cambios si en algún<br />
momento el nivel del agua alcanzara la cota de los cinco msnm. Por<br />
ejemplo, adicionalmente a las 24,500 solicitudes de vivienda anuales que<br />
en promedio requiere el municipio de Matamoros (Infonavit, 2014), se<br />
tendrían que sumar otras 54,000 correspondientes a todas aquellas viviendas<br />
de dicha demarcación que por su ubicación, próxima o sobre de la<br />
cota de cinco msnm están en riesgo, es decir, los impactos secundarios<br />
del cambio climático incrementarían 222% las necesidades de vivienda,<br />
tan sólo en la cabecera de Matamoros, por la reubicación de la población<br />
de la zona cero o zona de mayor impacto.<br />
4<br />
Tomando como base 400,000 pesos por 100 m 2 , sin contar el valor de las edificaciones.<br />
5<br />
Considerando el valor de los bienes raíces, tomando como base 100,000 pesos por cada 60 m 3<br />
de construcción (Infonavit, 2019), es decir, predios no mayores a 10 m 2 y de una sola planta, habría<br />
que agregar otros 186,000 millones de pesos, o sea otro 48.3% del citado PIB estatal.<br />
6<br />
Como un ejemplo análogo, considérese que, en 2005, los daños materiales causados por el<br />
huracán Wilma sobre Cancún ascendieron a 1752 millones de dólares, 0.21% del PIB nacional de<br />
2010 (Martínez, 2007).
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 179-203<br />
193<br />
Por otra parte, en términos de vulnerabilidad, es preciso señalar que<br />
la margen sur de la desembocadura del río Bravo prácticamente es la más<br />
riesgosa, en particular las áreas ru-rurbanas (antiguos ejidos) ubicadas en<br />
la porción oriental de la demarcación municipal (zona baja menor a cinco<br />
msnm), dicha zona de inundación, también puede estudiarse desde lo<br />
que Tovar Cabañas y Vázquez Espinosa (2017) denominan potamoweack<br />
(una parasíntesis que emplean dichos autores para darle mayor fluidez<br />
epistemológica a la vulnerabilidad vinculada exclusivamente a una inundación).<br />
En ese sentido, usando los datos sociodemográficos del Inegi<br />
(2011a), a través de un cociente de localización (Lira y Quiroga, 2009)<br />
adaptado para fabricar un índice de vulnerabilidad social se pudo conocer<br />
de forma relativa el nivel socioeconómico de las principales manzanas<br />
urbanas en situación de potamoweack de la ciudad costera de Matamoros.<br />
Es decir, de las variables, vinculadas con el fenómeno de la vulnerabilidad<br />
social, propuestas por Cutter et al. (2003) se adecuaron para su aplicación<br />
conforme a los datos del Inegi. Con esas 18 variables 7 se logró saber cuáles<br />
de ellas superan la media dentro del conjunto de manzanas urbanas que<br />
integran la localidad urbana de Matamoros. Los resultados de las operaciones<br />
estadísticas se agruparon aritméticamente en cuartiles para determinar<br />
los niveles del índice de vulnerabilidad social.<br />
Al respecto, se puede advertir que de las 92 Áreas geoestadísticas básicas<br />
(Ageb) en potamoweack, se resalta que el fraccionamiento Cima 3<br />
(ubicado al oriente de la ciudad) presenta el índice de vulnerabilidad social<br />
más alto (mapa 3), se podría decir lo mismo del fraccionamiento Industrial<br />
del Norte (centro de la mancha urbana), pero este último se ubica<br />
fuera de la zona de potamoweack; otras colonias, fuera de la zona de estudio,<br />
pero con alto índice de vulnerabilidad social quedan diseminadas al<br />
sur y occidente de la mancha urbana, por ejemplo: en el sur las colonias<br />
Lomas de San Juan y Nueva Jerusalén cuentan con al menos una Ageb<br />
con un índice de vulnerabilidad social alto, al igual que los ejidos de Juan<br />
C Bonilla, Esperanza y Reforma, La Estrella, Juan Rodríguez y La Ladrillera,<br />
también, ubicados al sur de la localidad.<br />
Es útil señalar que de las 92 Ageb en potamoweack, 60 presentan un<br />
índice de vulnerabilidad moderado y 20 más presentan un nivel de muy<br />
baja vulnerabilidad conforme al índice expuesto, lo que las sitúa como<br />
las zonas menos vulnerables dentro de ese conjunto (mapa 3). Con los<br />
recorridos de campo se puede advertir que las consecuencias del cambio<br />
climático se recienten en los sectores urbanos irregulares, principalmente<br />
7<br />
Densidad de población; densidad arquitectónica; hacinamiento; tasa de vejez; tasa de ma<strong>num</strong>isión;<br />
tasa PEI; tasa de nuevos vecinos; minorías étnicas; tasa de discapacitados; bajo nivel educativo;<br />
tasa de desempleo; porcentaje de población sin derechohabiencia; porcentaje con viviendas con<br />
piso de tierra; carencia de electricidad; carencia de drenaje; viviendas con posibilidad de reservas<br />
alimenticias; posibilidad de escape por vía automotriz y carencia de internet.
194 R. Tovar Cabañas et al.: Vulnerabilidad socioeconómica, cambio climático e incremento…<br />
Mapa 3<br />
Índice de vulnerabilidad social de las zonas por debajo de los cinco<br />
msnm de Matamoros, Tamaulipas<br />
Fuente: elaboración propia con base en (Inegi, 2011b).<br />
del sur de la localidad de Matamoros, donde los problemas sociales continúan<br />
creciendo.<br />
El resto de las zonas bajo estudio, en las colonias colindantes al centro<br />
geográfico de la ciudad de Matamoros, inexplicablemente pese a que sus<br />
habitantes resienten cada seis años el embate de inundaciones de consideración<br />
(como la ocurrida durante el paso del huracán Dolly en 2008),<br />
la mayoría de ellos, dada su moderada vulnerabilidad social, durante la<br />
situación post-desastre no muestran interés de acudir a un albergue (fotografías<br />
1). Aunque es preciso destacar que, más de 90% de los habitantes<br />
que viven dentro de la zona de peligro por inundación están imposibilitados<br />
económicamente para reubicar su residencia.<br />
Se advierte que históricamente las inundaciones de tipo torrencial,<br />
debido al índice de vulnerabilidad social moderado que aglutina más de<br />
70% de las Ageb que conforman la zona de mayor peligro por inundación<br />
de Matamoros, no se han percibido en su justa dimensión durante los<br />
últimos 50 años, tal cual se ha escenificado en este documento, con inundaciones<br />
que alcancen la cota de cinco msnm. Empero, no está de más<br />
que la planificación urbana se cimente bajo la consigna de la adaptación<br />
a los fenómenos hidrometeorológicos extremos bajo contexto de cambio<br />
climático a fin de minimizar calamidades a futuro.
<strong>Economía</strong>, <strong>Sociedad</strong> y <strong>Territorio</strong>, <strong>vol</strong>. xxi, núm. <strong>65</strong>, 2021, 179-203<br />
195<br />
Fotografías 1<br />
Zonas bajas de la zona cero de Matamoros<br />
Fuente: elaboración propia con base en trabajo de archivo y de campo, temporadas 2018-2019.<br />
Nota: Las fotografías corresponden a los siguientes casos de inundaciones: a) inundación de<br />
2015; b) fraccionamiento vulnerable a menos de cinco msnm; c) inundación de 1967; d) plan DN-<br />
III tras el paso del huracán Dolly de 2008, Matamoros, Tamaulipas, México.<br />
Conclusiones<br />
Se advierte que el incremento del nivel del mar representa un impacto<br />
latente a corto plazo, máxime si se considera la combinación de éste con<br />
el periodo de retorno de eventos hidrometeorológicos extremos, sobre<br />
todo en los puntos más bajos del oriente de Matamoros, cuyo impacto<br />
puede ampliar la damnificación, a la fecha desconocida y minorizada por<br />
el gobierno y la población local. No debe banalizarse el latente riesgo<br />
por inundación, el cual puede traducirse en el “Katrina mexican