Nº 10 Alegraos Peques. Corazón de Jesús (Junio 2021)
Sagrado Corazón de Jesús, ¡en vos confío!
Sagrado Corazón de Jesús, ¡en vos confío!
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Alegraos Peques Junio 2021 Página 11
Jesús oró para que sus discípulos fueran santificados y consagrados en la verdad y la santidad de
Dios, lo que significa ser apartados para Dios, estar equipados con las cualidades de mente, corazón y
carácter para tal tarea o servicio.
Así como Jesús fue llamado por el Padre para servir en santidad y verdad, también nosotros estamos
llamados y equipados para la tarea de servir a Dios en el mundo como sus embajadores. La verdad de Dios
nos libera de la ignorancia y el engaño del pecado. Nos revela la bondad, el amor y la sabiduría de Dios. Y
nos da sed de la santidad de Dios. El Espíritu Santo es la fuente y dador de toda santidad. Cuando
permitimos que el Espíritu Santo obre en nuestras vidas, Él nos transforma con su fuego purificador y nos
cambia a semejanza de Cristo. ¿Está tu vida consagrada a Dios? “La vida consagrada es hermosa. Es uno de
los tesoros más preciados de la Iglesia, arraigado en la vocación del bautismo”.
En la celebración de la Eucaristía, la Presencia Real de Jesús se hace realidad. Lo que está
sucediendo es el misterio de Dios comunicado por Jesucristo a través de su muerte y resurrección. “Esto es
lo que hace insustituible a la Eucaristía, es la garantía de su identidad y no puede separarse del
sacerdocio´´ (Su Santidad el Papa Emérito Benedicto XVI). Esto hace que sea la fuente y cumbre de
vocaciones nativas propagadas por los misioneros en las tierras de la misión.
San José nos sugiere tres palabras clave para la vocación de cada uno: sueño, servicio y fidelidad.
Todo el mundo sueña con encontrar satisfacción en la vida. Es el amor el que da sentido a la vida, porque
revela el misterio de la vida. Lo poseemos verdaderamente solo si lo regalamos generosamente. San José,
protector de Jesús y de la Iglesia, es protector de las vocaciones.
Dios le dijo a José: “José, hijo de David, no temas” (Mt 1, 20). “No temas” son las palabras que el Señor
también te dirige a ti, querida hermana, y a ti, querido hermano, siempre que sientas que, incluso en medio
de la incertidumbre y la vacilación, ya no puedes demorar más tu deseo de entregarle tu vida.
Rezo para que experimenten este mismo gozo, queridos hermanos y hermanas, que generosamente
harán de Dios el sueño de sus vidas, sirviéndole en sus hermanos y hermanas. ¡Que San José, protector de
las vocaciones, nos acompañe con su corazón paternal! María, Madre y modelo de toda vocación, ruega por
nosotros.
Jesús nunca deja de llamar sacerdotes,
diáconos y consagrados para su Iglesia. ¿Podría estar
llamándote?
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Por Onesmus Makuu Mutonye,
seminarista de Kenia.
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