Íntimas de Dios Magazine - Edición Septiembre 2021

Con los meses, por un ataque de celos porque un
exnovio escribió, fue mi primera golpiza. Lo
denuncié, pero una vez llegando a la estación
policial, él me esperaba en un carro, me obligó a
entrar y me amenazaba con quitarse la vida, si
dejaba la denuncia, ya que según él “no le
importaba vivir si no podía estar cerca de mí”. Este
fue el primer cierre del ciclo de un maltratador.
Después de aceptar los primeros golpes, créanme
se pondrá peor. Al principio este ciclo puede
tardar mucho en volver a aparecer, pero luego es
cada vez mas corto. Estas personas estudian
nuestro comportamiento y a qué somos sensibles.
Por ser sensible a mi familia, cada vez que me
molestaba con él, me manipulaba con hacerles
daño. Él no soportaba que dejara de hablarle. Él
podía dejar de hacerlo, pero yo no. En muchas
oportunidades, me hacía molestar delante de sus
amigos para luego decir que estaba loca. Ante
todos, la que tenía problemas era yo.
Durante mucho tiempo, pasaba 2 semanas feliz y
la otra en un infierno. Cada vez que decía que me
iba, me encerraba con llave y no me dejaba salir
hasta que me calmara. Hoy en día entiendo que
eso se llama secuestro. Desde mi punto de vista, la
falta de información es la que de cierta manera
nos hace ver las cosas menos graves. Para mi un
secuestro era que alguien llegara armado y me
amarrara, cosas así, como en las películas. Pues no,
que alguien te prive de tu libertad, así te deje
suelta en tu propia casa ¡Es secuestro! Que te
metan a un carro cuando no quieres subir, ¡Es
secuestro! y así muchas otras más.
Fueron nueve años soportando abusos,
humillaciones, que me privaran hasta de mi propio
salario. Hasta maquillarme o ponerme sandalias
altas para salir a trabajar, era motivo de insultos y
gritos, era una prostituta si lo hacía, porque no iba
a trabajar sino a salir con otro hombre. Por lo cual,
poco a poco me fui anulando y volviendo la
persona que él quería, más no la que soy en
realidad.
Estas personas no nos aman, solo les importa la
sensación que generamos al dejarlos tener el
control de nuestras vidas. Sabemos que una
esposa debe sujetarse a su esposo, mas esto no
implica que debamos soportar insultos, maltratos,
que debamos vestir como ellos quieran, entre
otras cosas. Obviamente hay que respetar a
nuestros esposos, pero no es que debo aceptar
todo, aun en contra de nuestra seguridad.
Hoy sé que Dios me ama, que no necesito la
aprobación de nadie más. Que mi guía debe ser el
Espíritu Santo. Durante mucho tiempo he estado
viendo un psicólogo por todo esto que viví. Mas
entiendo que éste me ayudó solo a entender
mucho sobre este tipo de personas, entender el
comportamiento de mis hijos y llevarlos de una
buena manera para no seguir fomentando la
personalidad que vieron en su papa y en mí. Mas
quien me hizo libre fue mi Dios, aunque iba a
psicólogos estaba presa del rencor, odio y la
verdad es no podía verlo. En este momento
entiendo que no soy Juez y de verdad oro por él,
es el padre de mis hijos y sueño con que sea el
padre que mis hijos merecen. Mas ya no soy
esclava de ese pasado. Sé que Dios curó mis
heridas, tengo mis cicatrices sí, pero hoy la herida
no está abierta y no duele.
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