Íntimas de Dios Magazine - Edición Septiembre 2021

sostenida. Es usual que veamos episodios de
pérdida de memoria, de impulsividad,
comportamiento agresivo o por el contrario, poca
disposición a actuar o reaccionar. La desesperanza,
el miedo y estado alerta es lo usual.
Empoderar y trabajar sus aspectos resilientes, va a
ser la base que soporte toda intervención para que
recuperen el equilibrio y bienestar biopsicosocial
que merecen.
el estrés postraumático, trastornos de ansiedad,
ideas suicidas o intentos, trastornos somáticos
como fibromialgia o disfunción física, son los más
frecuentes entre los afectados.
Muchos de ellos, conviven por el resto de su vida
con problemas de adicción al alcohol y las drogas,
las cuales consumían forzadamente para ser
controlados o incluso rendir más ganancias a sus
traficantes. Otros puntos presentes, pero no por
eso menos importantes son el aislamiento social, la
explotación y/o violencia económica ejercida, la
ilegalidad migratoria, entre otros.
¿Qué puedo hacer?
Es una pregunta muy válida, ya que los
profesionales realmente capacitados para tratar
estos pacientes o entidades responsables de hacer
algo por ello escasean.
Podemos empezar por la estigmatización. Uno de
los problemas más difíciles de una víctima de trata
de humanos: es la confianza. Su postura defensiva
será una constante, mientras trabaja su trauma, se
verá reflejada en los lugares o personas
relacionadas de forma directa o indirecta con
quienes fueron sus tratantes.
Al comienzo de una rehabilitación y reinserción, la
psique del sobreviviente amoldado al estilo de
violencia es mucho más está muy endeble y difícil
si se trata de años de violencia y explotación
Durante el tratamiento se debe respetar la
autonomía del paciente y contribuir a que vuelva a
sentirla, tras su arrebato en la situación de trata. La
participación de la victima va a contribuir al
proceso de empoderamiento, al ver que ella puede
y debe decidir sobre su propia vida.
Adicionalmente, recordemos que, las victimas
pierden el contacto con las personas que formaban
parte de su sostén social y emocional. Esta
situación, mantenida en el tiempo, genera
desconfianza hacia los demás, por lo que reparar el
daño de las relaciones interpersonales es
fundamental. A lo largo de la intervención se debe
trabajar sobre los valores que conforman una
relación sana, para aprender a detectar patrones
de conducta tóxica y a establecer relaciones
seguras y de calidad.
En otro orden de ideas, las posturas necesarias
como sociedad son claves para la prevención,
recuperación y rehabilitación de estas personas;
brindando como sociedad el tratamiento integral
que transmita las herramientas para permitirle el
empoderamiento de su propio ser, al rescatado.
Por otro lado, entender que la ayuda no puede ser
forzada, ya que, de ser así, solo reforzaremos el
modelo de violencia previamente vivido.
Como sociedad debemos sensibilizarnos, promover
grupos de apoyo, incentivar la terapia como medio
de reinserción social y establecer medidas que
fortalezcan lazos diplomáticos que protejan a los
individuos; indistinto de su origen.
@etapadepoda
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