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Revista EST número 67

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ISSN 1405-8421<br />

vol. XXI, núm. <strong>67</strong>, septiembre-diciembre de 2021<br />

María del Rosario Fátima Robles-Robles, María de los Ángeles Romero-Espinoza<br />

y Natalia Guadalupe Romero Vivar<br />

Efectos económicos y operativos preliminares del COVID-19 en las Mipymes<br />

de Sonora, México<br />

Preliminary economic and operational effects of COVID-19 on MSMEs in Sonora, Mexico<br />

Alberto Daniel Vazquez<br />

Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales en la meseta<br />

chubutense (Patagonia argentina, 1990-2020)<br />

Geographical expansion of capital and territorial transformations in the Chubut Plateau<br />

(Argentine Patagonia, 1990-2020)<br />

David Castro Lugo, Reyna Elizabeth Rodríguez Pérez y Raul Ramos Lobo<br />

¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género en México?<br />

Is there regional convergence in the gender wage gap in Mexico?<br />

Genaro Aguilar Gutiérrez<br />

Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación por deciles<br />

de hogares en México<br />

Inequality and equitable sacrifice in taxation by households deciles in Mexico<br />

José Alberto Lara Pulido, Alejandro Guevara Sanginés, Vanessa Pérez Cirera,<br />

Camilo Arias Martelo y Carmina Isabel Jiménez Quiroga<br />

Economic spillover from Natural Protected Areas to conventional<br />

tourist destinations<br />

Derrama económica de las Áreas Naturales Protegidas en destinos turísticos convencionales


El Colegio Mexiquense:<br />

Contenido<br />

Comité editorial<br />

de El Colegio Mexiquense:<br />

Economía, Sociedad<br />

y Territorio<br />

Director:<br />

Editor:<br />

Consejo editorial:<br />

Consejo asesor<br />

internacional:<br />

César Camacho Quiroz Presidente<br />

José Antonio Álvarez Lobato Secretario General<br />

Raymundo C. Martínez García Coordinador de Investigación<br />

Raymundo C. Martínez García<br />

Sebastián Nelson Rivera Mir<br />

Arlette Covarrubias Feregrino<br />

Emma Liliana Navarrete López<br />

Luis Alberto Martínez López<br />

Mario González Ruiz<br />

José Antonio Álvarez Lobato<br />

Tania Lilia Chávez Soto<br />

Carlos Félix Garrocho Rangel<br />

Gustavo Abel Guerrero Rodríguez<br />

Correos-e: est@cmq.edu.mx; gguerrero@cmq.edu.mx<br />

Francisco Alba El Colegio de México, México<br />

José Blanco Universidad Nacional Autónoma de México, México<br />

Daniel Hiernaux-Nicolas Universidad Autónoma Metropolitana, México<br />

Soledad Loaeza El Colegio de México, México<br />

Martha Schteingart El Colegio de México, México<br />

Kurt Unger Centro de Investigación y Docencia Económicas, México<br />

Rosario Rogel Salazar Universidad Autónoma del Estado de México, México<br />

Pablo Ciccolella Universidad de Buenos Aires, Argentina<br />

Juan Luis Klein Université de Quebéc en Montréal, Canadá<br />

David Phillips Lingnan University, Hong Kong<br />

Harry W. Richardson University of Southern California, Los Ángeles, EE. UU.<br />

Joseph L. Scarpaci Center for the Study of Cuban Culture + Economy.<br />

David M. Smith University of London, Londres, Inglaterra<br />

Peter Ward University of Texas at Austin, Texas, EE. UU.<br />

José Luis Coraggio Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina<br />

1<br />

Comité editorial: Carlos Félix Garrocho Rangel, Gloria Jovita Guadarrama Sánchez,<br />

Daniel Gutiérrez Martínez, Boris Graizbord y Gustavo Abel Guerrero Rodríguez.<br />

Equipo editorial: Gustavo Abel Guerrero Rodríguez, Blanca Estela Arzate González<br />

y Sayra Gutiérrez Valdespino.<br />

Corrección de estilo: Zujey García Gasca, Alejandra García, Marilene Marques de Oliveira,<br />

Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza, Juan Carlos Vásquez y Gustavo Abel Guerrero Rodríguez.<br />

Diseño de interiores y portada: Luis Alberto Martínez López.<br />

Formación y composición tipográfica: Luis Alberto Martínez López.<br />

La revista no asume ninguna responsabilidad por las opiniones expresadas en los textos<br />

firmados.<br />

Economía, Sociedad y Territorio pertenece a la categoría Competencia Internacional del<br />

Sistema de Clasificación de <strong>Revista</strong>s Mexicanas de Ciencia y Tecnología (scrmcyt) del<br />

Conacyt; Emerging Sources Citation Index (esci), base de datos de Clarivate Analytics; scielo<br />

Citation Index-Clarivate Analytics; ProQuest; ebsco; Sociological Abstracts (sa); Hispanic<br />

American Publish Index (hapi); Handbook of Latin American Studies (hlas); International<br />

Consortium for the Advancement of Academic Publication (icaap); Ulrich’s Periodicals<br />

Directory; catálogo Latindex (clase y Periódica); Red de <strong>Revista</strong>s Científicas de América<br />

Latina y el Caribe (Redalyc); Scientific Electronic Library Online (scielo); Directory of<br />

Open Access Journals (doaj).<br />

Economía, Sociedad y Territorio es una publicación cuatrimestral de El Colegio Mexiquense, a. c.<br />

Suscripción anual (por tres <strong>número</strong>s): México, 240 pesos. En Estados Unidos, Canadá, Centro y<br />

Sudamérica, 50 usd. Resto del mundo, 60 usd. Estos costos incluyen el envío por correo postal<br />

ordinario, si el suscriptor desea otro tipo de envío, correrá por su cuenta.<br />

Redacción y administración: El Colegio Mexiquense, A. C.<br />

D.R. © El Colegio Mexiquense, a.c.<br />

ECONOMÍA, SOCIEDAD Y TERRITORIO, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, septiembre-diciembre de 2021, es<br />

una publicación cuatrimestral. Editor responsable: Gustavo Abel Guerrero Rodríguez. Exhacienda<br />

Santa Cruz de los Patos, s/n, col. Cerro del Murciélago, Zinacantepec, C.P. 51350, México, tel. 72<br />

22 79 99 08 ext. 183, . Reservas de derechos al uso exclusivo núm. 04-2009-<br />

100712390600-102, ISSN 1405-8421. Licitud de título núm. 10509; Licitud de contenido núm. 7418,<br />

ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y <strong>Revista</strong>s Ilustradas de la Secretaría<br />

de Gobernación. Impresa en los talleres de Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V., Calle 2, núm. 21,<br />

Col. San Pedro de los Pinos, Alcaldía Benito Juárez, 03800 Ciudad de México, México, se terminó<br />

de imprimir el 30 de agosto de 2021. Impresa y hecha en México / printed and made in Mexico.


2 Contenido<br />

<strong>Revista</strong> Economía, Sociedad y Territorio<br />

Editada por<br />

El Colegio Mexiquense, a.c.<br />

La revista Economía, Sociedad y Territorio publica cuatrimestralmente artículos científicos<br />

derivados de investigaciones originales en ciencias sociales, que profundizan la comprensión<br />

de fenómenos sociales en las dimensiones urbana, metropolitana y regional.<br />

<strong>EST</strong> prioriza propuestas interdisciplinarias que integran conceptos espaciales (e.g.<br />

localización absoluta y relativa, distancia, relaciones espaciales, lugar, proximidad, espacialidad).<br />

Por tanto, <strong>EST</strong> se orienta a las “Ciencias Sociales Espacialmente Integradas”<br />

(CSEI). Esto es: reconoce el papel clave que juega el espacio (y el tiempo) en la sociedad<br />

humana y su importancia para entender mejor múltiples procesos sociales.<br />

Por lo anterior, <strong>EST</strong> se dirige a investigadores, profesores y estudiantes de todos los<br />

campos de las ciencias sociales, que entienden: i. Al espacio y al tiempo como componentes<br />

estratégicos para comprender mejor múltiples procesos sociales: y, ii. Las ventajas de hacer<br />

investigación en ciencias sociales con un enfoque interdisciplinario, aplicando métodos<br />

cuantitativos de corte espacial (e.g. estadística y econometría espacial) y utilizando alta<br />

tecnología (e.g. Sistemas de Información Geográfica, aplicaciones informáticas ad-hoc). Por<br />

lo anterior, el campo científico que aborda <strong>EST</strong> se traslapa con diversas áreas de las ciencias<br />

exactas (e.g. informática) y de la salud (e.g. salud pública, epidemiología).<br />

<strong>EST</strong> se enfoca, principalmente, a países y comunidades científicas iberoamericanas. Sin<br />

embargo, su alcance geográfico es global, ya que es una revista de acceso abierto y su contenido<br />

puede reproducirse libremente, siempre y cuando se dé crédito a los autores y a la <strong>Revista</strong>.<br />

Todos los artículos son evaluados por dos dictaminadores anónimos, expertos nacionales<br />

o internacionales en el tema del artículo y externos a la institución de origen del<br />

autor. Se reciben postulaciones en español, inglés o portugués. No existe cobro alguno<br />

para los autores en ninguna de las etapas que conforman el proceso de postulación, dictaminación<br />

y publicación. El formato de publicación es electrónico, mediante su edición<br />

en PDF y próximamente en XML, y en versión impresa. Las instrucciones para los autores<br />

se pueden consultar en la página de internet de <strong>EST</strong>: <br />

<strong>Revista</strong> Economía, Sociedad y Territorio<br />

El Colegio Mexiquense, a.c.<br />

Exhacienda Santa Cruz de los Patos,<br />

Zinacantepec, México<br />

C.P. 51350<br />

Vía correo electrónico: est@cmq.edu.mx<br />

Teléfonos: +52 72 22 18 01 00, 72 22 79 99 08 ext. 183.


Contenido<br />

3<br />

Journal Economía, Sociedad y Territorio<br />

Edited by<br />

El Colegio Mexiquense, a.c.<br />

The journal Economía, Sociedad y Territorio is published on a quarterly basis and features<br />

scientific papers derived from original research results in social sciences, which enhance<br />

the understanding of social phenomena in urban, metropolitan, and regional dimensions.<br />

<strong>EST</strong> prioritize interdisciplinary proposals integrating spatial concepts (i.e. absolute and<br />

relative location, distance, spatial relationships, place, proximity, spatiality). Therefore,<br />

<strong>EST</strong> is oriented towards the Spatially Integrated Social Sciences (SISS). That is to say: it<br />

recognizes the key role space (and time) plays in society and its importance to better<br />

understand multiple social processes.<br />

Consequently, <strong>EST</strong> is aimed at researchers, professors, and students of all the areas in<br />

social sciences that understand: i. Space and time as strategic elements to provide better<br />

insight into multiple social processes: and, ii. The advantages of researching social sciences<br />

with an interdisciplinary approach, applying quantitative and spatial methods (i.e.<br />

spatial statistics and econometrics) and using cutting-edge technology (i.e. Geographic<br />

Information Systems, and ad hoc informatic applications. Therefore, <strong>EST</strong> scientific field<br />

combines diverse areas of the exact sciences (i.e. informatics) and of health (i.e. public<br />

health, epidemiology).<br />

<strong>EST</strong> focuses mainly on Iberoamerican countries and scientific communities. However,<br />

its geographic scope is global because it is an open access journal and its content can<br />

be freely reproduced, provided the authors and Journal are given credit.<br />

All articles are reviewed by anonymous, national or international expert peers on the<br />

topic of the article and outside the author’s institution. Applications in Spanish, English,<br />

or Portuguese are considered. There is not a charge for authors in any of the stages of the<br />

application, evaluation and publishing processes. Publishing format is distributed in<br />

digital versions (PDF and soon, XML), as well as in print version. Guidelines for authors<br />

can be accessed through <strong>EST</strong> website: .<br />

<strong>Revista</strong> Economía, Sociedad y Territorio<br />

El Colegio Mexiquense, a.c.<br />

Exhacienda Santa Cruz de los Patos,<br />

Zinacantepec, México<br />

C.P. 51350<br />

E-mail: est@cmq.edu.mx<br />

Tel: +52 72 22 18 01 00, 72 22 79 99 08 ext. 183.


4 Contenido<br />

Vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, septiembre-diciembre de 2021<br />

CONTENIDO<br />

Artículos de investigación<br />

María del Rosario Fátima Robles-Robles, María de<br />

los Ángeles Romero-Espinoza y Natalia Guadalupe Romero Vivar<br />

Efectos económicos y operativos preliminares<br />

del COVID-19 en las Mipymes de Sonora, México 631<br />

Alberto Daniel Vazquez<br />

Expansión geográfica del capital y transformaciones<br />

territoriales en la meseta chubutense (Patagonia argentina,<br />

1990-2020) 657<br />

David Castro Lugo, Reyna Elizabeth Rodríguez Pérez<br />

y Raul Ramos Lobo<br />

¿Existe convergencia regional en la brecha salarial<br />

por género en México? 685<br />

Genaro Aguilar Gutiérrez<br />

Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación<br />

por deciles de hogares en México 719


Contenido<br />

5<br />

José Alberto Lara Pulido, Alejandro Guevara Sanginés,<br />

Vanessa Pérez Cirera, Camilo Arias Martelo y Carmina<br />

Isabel Jiménez Quiroga<br />

Economic spillover from Natural Protected Areas<br />

to conventional tourist destinations 745<br />

Fernando Antonio Rosete Vergés, Claudia Escalera-Matamoros,<br />

Bárbara Ayala-Orozco, Eduardo García-Frapolli<br />

y Carla Galán-Guevara<br />

Transversalidad en políticas mexicanas de conservación<br />

de la biodiversidad: Coinbio y Corredor Biológico<br />

Mesoamericano 775<br />

Juan Manuel Núñez<br />

Análisis espacial de las áreas verdes urbanas<br />

de la Ciudad de México 803<br />

Karla Rojas y Adrián Guillermo Aguilar<br />

Probabilidad de atención médica para los pobres en<br />

la Zona Metropolitana de Cuernavaca, Morelos, en 2018 835<br />

Vanesa Crissi Aloranti<br />

Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento<br />

territorial 865<br />

Edel Cadena-Vargas<br />

La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por<br />

sección electoral 893


6 Contenido<br />

Vol. xxi, nr. <strong>67</strong>, September-December 2021<br />

TABLE OF CONTENTS<br />

Research articles<br />

María del Rosario Fátima Robles-Robles, María de<br />

los Ángeles Romero-Espinoza and Natalia Guadalupe<br />

Romero Vivar<br />

Preliminary economic and operational effects of COVID-19<br />

on MSMEs in Sonora, Mexico 631<br />

Alberto Daniel Vazquez<br />

Geographical expansion of capital and territorial<br />

transformations in the Chubut Plateau (Argentine<br />

Patagonia, 1990-2020) 657<br />

David Castro Lugo, Reyna Elizabeth Rodríguez Pérez<br />

and Raul Ramos Lobo<br />

Is there regional convergence in the gender wage gap<br />

in Mexico? 685


Contenido<br />

7<br />

Genaro Aguilar Gutiérrez<br />

Inequality and equitable sacrifice in taxation by<br />

households deciles in Mexico 719<br />

José Alberto Lara Pulido, Alejandro Guevara Sanginés,<br />

Vanessa Pérez Cirera, Camilo Arias Martelo and Carmina<br />

Isabel Jiménez Quiroga<br />

Derrama económica de las Áreas Naturales Protegidas<br />

en destinos turísticos convencionales 745<br />

Fernando Antonio Rosete Vergés, Claudia Escalera-Matamoros,<br />

Bárbara Ayala-Orozco, Eduardo García-Frapolli<br />

and Carla Galán-Guevara<br />

Transversality in mexican biodiversity conservation<br />

public policies: COINBIO and Mesoamerican<br />

Biological Corridor 775<br />

Juan Manuel Núñez<br />

Spatial analysis of urban green spaces in Mexico City 803<br />

Karla Rojas and Adrián Guillermo Aguilar<br />

Probability of health access for poor people in<br />

the Metropolitan Area of Cuernavaca, Morelos in 2018 835<br />

Vanesa Crissi Aloranti<br />

A conceptual model for the approach to territorial<br />

planning 865<br />

Edel Cadena-Vargas<br />

Social vulnerability in Mexico: spatial distribution<br />

by electoral section 893


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655.<br />

Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

DOI: http://dx.doi.org/10.22136/est20211716<br />

Efectos económicos y operativos<br />

preliminares del COVID-19 en las<br />

Mipymes de Sonora, México<br />

631<br />

Preliminary economic and operational effects<br />

of COVID-19 on MSMEs in Sonora, Mexico<br />

María del Rosario Fátima Robles-Robles*<br />

María de los Ángeles Romero-Espinoza*<br />

Natalia Guadalupe Romero Vivar*<br />

Abstract<br />

According to CEPAL, COVID-19, will have serious effects in the short and long<br />

term, the intensity and depth of which will depend on the conditions of each economy,<br />

world trade and the closure of micro, small and medium enterprises. Under this<br />

framework, the objective of this study was to describe the preliminary economic and<br />

operational effects of the COVID-19 pandemic in MSMEs in Sonora, Mexico. It<br />

was found that the additional cost of facing the pandemic is explained by 21% from<br />

the percentage of reduction in sales and the number of people employed by the companies<br />

surveyed.<br />

Keyword: MSMEs, COVID-19, effects, costs.<br />

Resumen<br />

De acuerdo con CEPAL, el COVID-19 tendrá efectos graves en el corto y largo<br />

plazos, cuya intensidad y profundidad dependerán de las condiciones de cada<br />

economía, el comercio mundial y el cierre de las micro, pequeñas y medianas<br />

empresas (mipymes). Bajo este marco, el objetivo de este estudio fue describir<br />

los efectos económicos y operativos preliminares de la pandemia del COVID-19<br />

en las mipymes de Sonora, México. Se encontró que el costo adicional de enfrentar<br />

la pandemia se explica en un 21% a partir del porcentaje de reducción de las<br />

ventas y de la cantidad de personas empleadas de las empresas encuestadas.<br />

Palabras clave: Mipymes, COVID-19, efectos, costos.<br />

* Universidad Estatal de Sonora, correos electrónicos: rosario.robles@ues.mx, marielos.romero@<br />

ues.mx y natalia.romero@ues.mx


632 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

Introducción<br />

En diciembre del 2019 en Wuhan, China, surgen los primeros casos de<br />

coronavirus COVID-19, que emigró rápidamente a los países de Europa.<br />

En marzo del 2020, se presentaron los primeros casos en México. La facilidad<br />

de contagio, riesgo de mortalidad, la falta de una vacuna para prevenir<br />

la enfermedad y los daños a la salud de las personas obligaron a<br />

gobiernos a nivel mundial a paralizar las actividades económicas no esenciales<br />

para prevenir su propagación, y poder evitar un mayor <strong>número</strong> de<br />

contagios y fallecimientos, además del colapso de los sistemas de salud.<br />

Sin embargo, la pandemia por el COVID-19 no sólo está cobrando<br />

vidas, sino impactó sobre las actividades económicas, debido al confinamiento<br />

y el cierre temporal de las empresas no esenciales. Estas medidas<br />

provocó un quebranto aún no cuantificado y poco estudiado en la vida<br />

económica, que afectó a empresas y trabajadores. Consideramos que el<br />

impacto provocado por el confinamiento y la separación de la actividad<br />

económica en “esencial y no esencial”, en la que mediante un decreto se<br />

determinó el cierre temporal de las actividades no esenciales, será mayor<br />

para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), dadas sus<br />

características y vulnerabilidad.<br />

Identificar el impacto de la pandemia en la actividad económica de<br />

las mipymes en Sonora es relevante, ya que éstas son piezas claves en la<br />

actividad económica y en la generación de empleos. Además, la extensión<br />

del confinamiento, la reactivación escalonada, el costo del trabajo en casa<br />

y las medidas de sana distancia y desinfección que se requieren implementar<br />

han colocado a las mipymes en una grave situación económica y<br />

en la incertidumbre de si podrán continuar operando. Lo anterior nos<br />

lleva a plantear el objetivo en la investigación: describir los efectos de la<br />

contingencia del COVID-19 en las mipymes sonorenses y las estrategias<br />

utilizadas para permanecer en el mercado, con el fin de definir aspectos<br />

que pueden influir para que sobrevivan a esta etapa de crisis económica.<br />

La metodología de nuestra investigación es de carácter exploratorio<br />

relacional y de corte transversal. Los informantes son empresarios de<br />

mipymes del sector formal de nueve municipios del estado de Sonora.<br />

Se identificaron las actividades productivas que desarrollan. De acuerdo<br />

con su perfil, el 56% de ellas cerró al considerarse como no esencial. Se<br />

analizaron los apoyos que implementaron tanto el estado como el<br />

gobierno federal.<br />

El confinamiento decretado conlleva costos y retos adicionales para el<br />

sector empresarial, que no han sido debidamente estimados, lo que ha<br />

incrementado la fragilidad de este tipo de empresas y pone en riesgo su<br />

permanencia.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

633<br />

1. Problema de investigación<br />

De acuerdo con el Inegi (2019a), antes de la pandemia del COVID-19<br />

las empresas enfrentaban problemas estructurales que dificultaban su<br />

operación y rentabilidad, que se han agravado en los últimos años. Se<br />

destacan los siguientes problemas: inseguridad (36.6%), altos gastos en<br />

servicio (36.1%), altos costos de materias primas e insumos (19.8%), baja<br />

demanda (16.3%) y altos impuestos (14.6%), exceso de trámites y gastos<br />

de trámites gubernamentales (7%) y (6.2%) (2019a). Además, hubo un<br />

bajo crecimiento económico del 2019 (de sólo 1.2%), aunado a que<br />

muchas de ellas se encuentran en sectores vulnerables, lo que dificulta su<br />

operación. Por estas razones, el confinamiento y cierre temporal de operaciones<br />

agravaron su ya débil situación y su reapertura en los próximos<br />

días será difícil. Consideramos que no todas podrán hacerlo y algunas de<br />

ellas se enfrentarán a una situación más precaria (gráfica 1).<br />

Gráfica 1<br />

Problemas que enfrentaban antes de la pandemia las mipymes<br />

en Sonora<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos obtenidos de Inegi (2019a).<br />

Inegi a la fecha ha realizado dos estudios sobre el impacto económico<br />

del COVID-19. La primera de ellas (abril de 2020) muestra que 86% de<br />

las empresas encuestadas fueron afectadas por la pandemia del COVID-19,<br />

que se expresó en la disminución de sus ingresos en 79%, la demanda<br />

54% y la escasez de insumos 22.8%. Las empresas menos afectadas en esa<br />

primera aplicación fueron las grandes con 11.9%, mientras que las pymes


634 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

y microempresas continuaban con porcentajes altos de disminución de<br />

ingresos, 73.7% y 80% respectivamente (2020b).<br />

Para la segunda aplicación de la encuesta Inegi (2020c), el 95.9% de las<br />

microempresas y el 98.9% de las grandes empresas habían implementado<br />

las medidas sanitarias para enfrentar la crisis. El 53.9% de las micro, el<br />

77.5% de las pymes y el 92.8% de las grandes empresas continuaron implementando<br />

acciones y medidas sanitarias, tales como el uso de la tecnología<br />

y campañas de información, continuaron empleándose en las empresas.<br />

Hasta la segunda aplicación de la encuesta, destacamos que 94.1% del<br />

total de empresas no recibió apoyos para enfrentar la crisis sanitaria. El<br />

5.9% indicó haber recibido apoyo, en su mayoría por parte del gobierno<br />

(5.4%) y las cámaras empresariales (0.3%). El estudio señala tres escenarios,<br />

con respecto a ingresos: 48.5% mencionó que disminuirían (escenario<br />

pesimista); 40.1% indicó que permanecerían iguales (escenario<br />

regular); y 52.3% señaló que aumentarían (escenario optimista).<br />

La estructura de las mipymes guarda similitud en su distribución por<br />

tamaño con la de América Latina, en donde las grandes empresas conforman<br />

solamente 0.5% del total del tejido empresarial. En México, 99.5%<br />

corresponde a las mipymes. Por otro lado, las mipymes en Sonora ocupan<br />

99.6% del total, las cuales generan 65.4% del empleo estatal. La estructura<br />

empresarial sonorense está conformada por: 91.60% empresas con menos<br />

de 10 empleados; 6.70% tienen entre 11 y 50 empleados; 1.30% tienen<br />

entre 51 y 250 empleados; y 0.40% tienen más de 250 empleados. Con<br />

lo anterior, inferimos que la estructura del empleo se genera principalmente<br />

por las microempresas (gráfica 2).<br />

Gráfica 2<br />

Estructura del empleo en Sonora de acuerdo con el tamaño<br />

de la empresa<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos obtenidos de Inegi (2019a).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

635<br />

Bajo este contexto nacional y estatal, se aprecia que las mipymes están<br />

en desventaja para enfrentar las consecuencias de esta crisis mundial en lo<br />

económico y en la salud, por lo que importa reconocer el impacto en los<br />

primeros meses de la pandemia en las micro y pequeñas empresas. Por<br />

tanto, la pregunta central de nuestro estudio es: ¿cuáles son los efectos<br />

económicos y operativos de la pandemia del COVID-19 en las Mipymes<br />

de Sonora?<br />

2. Marco teórico<br />

De acuerdo con Puyana (2018), tres grandes eventos marcaron el fin de<br />

las tres etapas del pensamiento económico, revelando además la mutuabilidad<br />

de los paradigmas: el primero fue la Gran Depresión de los años<br />

treinta, que significó el fin de una etapa de acelerado crecimiento del<br />

producto; el segundo fue la estanflación de mediados de los años setenta<br />

del siglo pasado, que puso fin a la edad de oro del capitalismo; y el tercero<br />

el choque de los mercados de valores del 2008, a raíz de la Gran Depresión.<br />

A partir de la pandemia por COVID-19, que inició a finales del 2019,<br />

observamos que en breve tiempo se presenta un cuarto evento, que marca<br />

el fin de la etapa del pensamiento económico predominante, y plantea<br />

nuevos paradigmas a la teoría económica.<br />

Cifuentes-Faura (2020) afirma que el problema de las características de<br />

esta crisis no se encuentra en los mercados financieros sino en la economía<br />

real, compuesta por empresas, especialmente las pymes, y no tiene precedentes.<br />

Por tanto, es difícil compararla con crisis económicas previas.<br />

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el<br />

Caribe (CEPAL) (2020a), el COVID-19 tendrá efectos graves a corto y<br />

largo plazo, cuya intensidad y profundidad dependerán de las condiciones<br />

internas de cada economía, el comercio mundial, la duración de la epidemia<br />

y las medidas sociales y económicas para prevenir el contagio.<br />

Dentro de los efectos observados a corto plazo, se encuentran el incremento<br />

en el desempleo, el cierre de mipymes y el aumento de la pobreza y pobreza<br />

extrema. Entre los efectos más graves a largo son la quiebra de empresas,<br />

la reducción de la inversión privada y el deterioro de las cadenas productivas<br />

y del capital humano.<br />

La CEPAL (2020a) advierte de un deterioro en los ingresos y pronostica<br />

que éste podría ser 5%. Esto ocasionaría un incremento de la pobreza<br />

y pobreza extrema en América Latina de 22% —al pasar de <strong>67</strong>,487,000<br />

a 82,606,000 del 2019 al 2020—, con lo que la población en extrema<br />

pobreza en América Latina pasaría del 11.0 en el 2019 al 13.3 en 2020.


636 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

El cierre temporal y las medidas de restricción de movilidad decretados<br />

por la pandemia del COVID-19 tendrán un impacto significativo para<br />

las empresas y sus empleados, debido a la reducción significativa de ingresos,<br />

que afectará el pago de salarios, pago de deuda, impuestos y las<br />

contribuciones de seguridad social. Lo anterior podría desencadenar un<br />

impacto económico y social que aún no ha sido cuantificado.<br />

Las mipymes son un componente fundamental del tejido empresarial<br />

en América Latina, de acuerdo con Correa et al. (2019) representan 99.5%<br />

de las empresas en la región y se encuentran en todos los sectores de la<br />

económica, por su parte las micro empresas representan 88.4%, los autores<br />

señalan que es en el comercio donde se concentra el mayor porcentaje<br />

de estas empresas y la razón de su surgimiento, obedece en muchos casos<br />

al autoempleo.<br />

Con respecto a la generación de empleos, son responsables del 54%<br />

de los trabajos formales en América Latina y en México <strong>67</strong>%. Su vulnerabilidad<br />

se refleja en su baja inserción en la estructura productiva, el<br />

reducido tamaño que producen bienes personalizados en serie y de alta<br />

calidad, su baja participación en redes de empresas y como proveedoras<br />

y contratistas de la gran empresa. La gran mayoría, de acuerdo con Correa<br />

et al. (2019), se encuentra compitiendo entre ellas en mercados masivos<br />

y existe poca cooperación. Lo anterior afecta su desempeño y las hace<br />

muy vulnerables a las crisis, sobre todo a las condiciones tan inéditas de<br />

la situación actual.<br />

El panorama para estas empresas en México a inicios del 2020 presentaba<br />

serios desafíos, debido al débil crecimiento de la economía (1.2%),<br />

el reducido acceso al financiamiento (76% no tiene acceso a financiamiento)<br />

(Great Place to Work, 2020), la escasa vinculación con la gran<br />

empresa o las cadenas productivas (95.4 % de ellas no se vinculan), un<br />

gran <strong>número</strong> de ellas no monitorea sus indicadores del desempeño (66.5%)<br />

y solamente 25% de ellas monitorea y da seguimiento a los problemas en<br />

el proceso productivo. Todo ello ocasiona la baja productividad y reducida<br />

vinculación (Inegi, 2019b).<br />

2.1. Políticas Públicas ante la crisis y las mipymes<br />

La profundidad de la crisis económica en el mundo, consecuencia de la<br />

paralización de la economía por el COVID-19, no tiene un referente<br />

cercano. De acuerdo con el Inegi (2020a), el Producto Interno Bryto<br />

(PIB) en el segundo trimestre del 2020 tuvo una variación de -18.9%<br />

respecto al mismo trimestre del año anterior. La gravedad y profundidad<br />

de la crisis es una situación inédita, que se requiere analizar las acciones


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

637<br />

que como política pública ha llevado a cabo el Estado mexicano, con el<br />

fin de mitigar los efectos de la crisis.<br />

La CEPAL ha creado el Observatorio para América Latina y el Caribe,<br />

en el que se detallan y miden las acciones realizadas por los gobiernos de<br />

estos países, clasificándolas en: desplazamientos, salud, economía, empleo,<br />

protección social, educación y género.<br />

La CEPAL ha clasificado las medidas y acciones hechas en los países<br />

de América Latina y el Caribe, contabilizando 694 acciones llevadas a<br />

cabo por 33 países y clasificándolas en: Política fiscal (166), Política monetaria<br />

(103), Política empresarial (187), Restricciones de la actividad económica<br />

(55), Controles de precio y cantidad (33), Estímulos económicos<br />

(40), Regulación del mercado de higiene personal y limpieza (29), Alivio<br />

de la deuda y suspensión de pagos (26), Otras políticas (55) (tabla 1).<br />

Tabla 1<br />

Medidas y Acciones implementadas por países miembros<br />

de la CEPAL<br />

Observatorio COVID-2019 para América Latina y el Caribe<br />

Medidas y acciones que han<br />

implementado países miembros de la<br />

CEPAL<br />

Medidas y acciones que ha implementado el<br />

gobierno de Mexico<br />

1. Política fiscal<br />

Estabilizadores automáticos —<br />

Inversiones públicas —<br />

Créditos fiscales —<br />

Diferimiento de impuestos —<br />

Reducciones de impuestos —<br />

Financiamiento<br />

Creación de un fondo emergente de hasta<br />

180,733 millones de pesos<br />

Otras políticas fiscales —<br />

Políticas fiscales generales —<br />

2. Política monetaria<br />

Tasa de interés<br />

Reducción de la tasa de interés en 50 puntos<br />

básicos a 5.5%.<br />

Requisitos de reserva —<br />

Requisitos de liquidez, incluidas<br />

compras de activos por parte de<br />

bancos centrales<br />

El Banco de México anunció 10 medidas para<br />

promover la operación ordenada de los mercados<br />

financieros, fortalecer los canales de otorgamiento<br />

de crédito y proporcionar liquidez


638 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

Tabla 1 (continuación)<br />

Observatorio COVID-2019 para América Latina y el Caribe<br />

Medidas y acciones que han<br />

implementado países miembros de la<br />

CEPAL<br />

Medidas y acciones que ha implementado el<br />

gobierno de Mexico<br />

Gestión de reservas internacionales —<br />

Otras políticas monetarias —<br />

Políticas monetarias generales —<br />

3. Política empresarial —<br />

Crédito fiscal sectores clave-actividades-regiones,<br />

impuestos sobre la<br />

nómina, cotizaciones sociales<br />

Subvenciones —<br />

Crédito Concesión de un millón de créditos de 25,000<br />

para microempresas, pequeñas tiendas y negocios<br />

familiares, registradas en el IMSS<br />

Política de tipo de cambio —<br />

Políticas de apoyo a las pyme —<br />

Otra política comercial —<br />

Políticas comerciales generales —<br />

4. Restricción de la actividad económica<br />

(incluidas tiendas y centros<br />

comerciales)<br />

—<br />

Separar actividades en esenciales y no esenciales<br />

5. Controles de precio y cantidad —<br />

6. Estímulo económico (incluye valor<br />

agregado de medidas fiscales y garantías<br />

de crédito)<br />

7. Regulación del mercado de higiene<br />

personal y productos de limpieza<br />

8. Alivio de la deuda y suspensión de<br />

pagos de crédito (individuos, microempresarios)<br />

Nueva política económica en tiempos de<br />

COVID-19- Inversión de 25 000 millones para<br />

drenaje en municipios marginados, con lo que<br />

se crearán 200 000 empleos directos<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos obtenidos de CEPAL (2020b).<br />

—<br />


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

639<br />

En esta pandemia, entre la política de austeridad o gasto público,<br />

México ha optado por la austeridad. El 23 de abril del 2020 se decretó<br />

una serie de medidas de austeridad, entre las más significativas es la reducción<br />

del 75% de gastos en materiales generales y suministro, además de<br />

la cancelación de 10 secretarías (DOF, 2020).<br />

En cuanto al sector empresarial, destaca la ausencia de una política<br />

fiscal, como créditos fiscales, diferimientos de impuestos, reducción de la<br />

tasa de interés o de multas y recargos que cobran instituciones como el<br />

Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS) o el Instituto del Fondo<br />

Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT). Para las<br />

mipymes, los apoyos económicos han sido reducidos, no exceden los<br />

25,000 pesos y se encuentran condicionados a que el empresario no haya<br />

despedido a un trabajador en el transcurso de 2020, además del cobro de<br />

una tasa de interés del 6.5% y el plazo de 33 meses (IMSS, 2020). En<br />

cuanto a las políticas comerciales, otros países latinoamericanos han<br />

implementado 187 acciones orientadas a apoyar a empresas y empresarios<br />

en aspectos como: créditos fiscales, impuestos sobre nómina, subsidios,<br />

tipo de cambio, políticas de apoyos a mipymes. México sólo ha llevado a<br />

cabo una acción de créditos a estas empresas en dos etapas (tabla 2).<br />

Tabla 2<br />

Acciones de política comercial de países miembros de la CEPAL<br />

Acciones de política comercial Países Acciones México<br />

Créditos fiscales sectores clave-actividades-regiones,<br />

impuestos sobre la nómina, cotizaciones sociales<br />

14 28 0<br />

Subsidios 13 20 0<br />

Créditos 19 53 2<br />

Políticas de tipo de cambio 7 10 0<br />

Políticas de apoyo a las mipymes 16 35 0<br />

Otras Políticas Comerciales 7 7 0<br />

Políticas Comerciales Generales 15 34 0<br />

Total de acciones 187 2<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos obtenidos de CEPAL (2020b).<br />

México ha seguido una política de austeridad en las acciones de política<br />

fiscal y comercial. La CEPAL-OPS (2020: 6) recomienda un mayor<br />

gasto público, destinado a apoyar a las microempresas afectadas, ayudas<br />

económicas a trabajadores independientes por al menos seis meses y<br />

créditos blandos para las medianas empresas y los apoyos a las grandes


640 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

empresas, pero condicionados para que estos últimos mantengan los<br />

contratos de trabajo, no se inviertan en paraísos fiscales y nos se repartan<br />

las utilidades entre los socios.<br />

3. Metodología<br />

La presente investigación es de carácter exploratorio-relacional y de corte<br />

transversal. La muestra se constituyó por 107 empresas de nueve municipios<br />

de Sonora, predominando en proporción las de Hermosillo y, en<br />

segundo lugar, las de Guaymas, como se aprecia en la tabla 3.<br />

Tabla 3<br />

Empresas participantes por municipio<br />

Municipio Frecuencia Porcentaje<br />

Aconchi 1 0.9<br />

Agua Prieta 1 0.9<br />

Caborca 1 0.9<br />

Cajeme 3 2.8<br />

Guaymas 8 7.5<br />

Hermosillo 90 84.1<br />

Nácori Chico 1 0.9<br />

Navojoa 1 0.9<br />

Nogales 1 0.9<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

El giro de las empresas principalmente se centró en: manufactura o<br />

fabricación; servicios profesionales, legales y de consultoría; comercio<br />

minorista; así como en restaurantes, bares y cafetería (tabla 4).<br />

Tabla 4<br />

Giro de la empresa<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

Restaurantes, bares, cafetería 10 9.3<br />

Servicios de ingeniería y tecnología 4 3.7


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

641<br />

Tabla 4 (continuación)<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

Servicios profesionales, legales y de consultoría 12 11.2<br />

Otros (especifique) 19 17.8<br />

Servicios de educación y capacitación 3 2.8<br />

Arte y entretenimiento 3 2.8<br />

Comercio minorista 11 10.3<br />

Servicios médicos y relacionados 2 1.9<br />

Servicios de arrendamiento 1 0.9<br />

Comercio mayorista 5 4.7<br />

Servicios de entretenimiento 2 1.9<br />

Servicios de belleza, salud y otros 5 4.7<br />

Construcción 7 6.5<br />

Agricultura / agroindustria 5 4.7<br />

Servicios de comedor para empresas 1 0.9<br />

Manufactura / fabricación 12 11.2<br />

Servicios financieros y contables 1 0.9<br />

Tecnología de la información 1 0.9<br />

Hotelería y otros servicios de hospedaje 3 2.8<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

Con respecto a los informantes, 60% fueron hombres y la mayor parte<br />

de los participantes cuenta con 40 años o más (73%), 17.8% más de 30<br />

y menos de 40 años y 9.2% con menos de 30 años.<br />

Las técnicas que utilizamos son: encuesta a empresarios del estado de<br />

Sonora, de diferentes sectores económicos y entrevista no estructurada a<br />

los principales dirigentes de los sectores empresariales. El procedimiento<br />

que se realizó fue: se llevaron a cabo primero las entrevistas no estructuradas<br />

a partir de las cuales se diseñó el instrumento de la encuesta; y posteriormente<br />

se realizó una prueba piloto con la participación de 32 empresarios<br />

y con base en los resultados se realizaron los ajustes respectivos al instrumento.<br />

Se contó con el apoyo de la Secretaría de Economía del Estado<br />

de Sonora, Cámaras y Asociaciones empresariales, con los que fue posible<br />

aplicar la encuesta a 107 empresarios de Sonora durante los meses de abril<br />

y mayo de 2020, mediante Google Forms. Previo al procesamiento de la


642 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

información, se limpió la base de datos y se realizó con el programa SPSS<br />

versión 25 el análisis descriptivo y la correlación de Pearson, considerando<br />

las variables que mostraron normalidad y posteriormente una regresión<br />

lineal para indagar cuáles aspectos tenían mayor contribución a una<br />

posible explicación del fenómeno.<br />

4. Resultados<br />

Casi la mitad de las empresas que formaron parte de este estudio tienen<br />

cinco o menos empleados (48.65%), mientras que 31% cuenta entre 6 y<br />

20 trabajadores (tabla 5). En el marco de esta contingencia, se destaca<br />

que 56% de estas empresas fue considerada como no esenciales. Algunas<br />

de las empresas no esenciales para continuar operando y solventar tanto<br />

los servicios como los gastos que continúan generándose tuvieron que<br />

reinventarse, algunas de ellas con atención personalizada, mediante citas,<br />

atención a domicilio, Internet y otras estrategias —al decir de una empresaria,<br />

operar como “ladrones” o en la “clandestinidad” era una forma de<br />

trabajo, al menos para cubrir los costos fijos y poder abrir cuando se levante<br />

la contingencia.<br />

Tabla 5<br />

Rango de empleos de las empresas<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

De 1 a 5 52 48.6<br />

De 6 a 10 17 15.9<br />

De 10 a 20 16 15.0<br />

De 21 a 50 13 12.1<br />

Más de 50 9 8.4<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

La mayoría de las empresas son de capital propio, mientras que un<br />

10% cuenta con socios nacionales (tabla 6). Un 33.6% obtiene ingresos<br />

menores a $50,000 mensuales y 11% sus ingresos se encuentran entre los<br />

$250,000 y $500,000 mensuales (tabla 7).<br />

A partir del 16 de marzo del 2020 en Sonora se decreta la contingencia<br />

y cierre temporal de operaciones, clasificando las actividades económicas<br />

en esenciales y no esenciales, por lo que estas últimas tuvieron que


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

643<br />

Tabla 6<br />

Tipo de capital de la empresa<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

Propio 73 68.2<br />

De su cónyuge 1 0.9<br />

Familiar 22 20.6<br />

Socios Nacionales 11 10.3<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

Tabla 7<br />

Rango de ingresos mensuales<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

Menos de 50,000 36 33.6<br />

Entre 50,000 y 100,000 40 37.4<br />

Entre 100,001 y 250,000 20 18.7<br />

Entre 250,001 y 500,000 11 10.3<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

suspender sus actividades y pagar al menos un mes de sueldo a salario<br />

mínimo, según lo establece la Ley Federal del Trabajo en los artículos 42<br />

Bis y 429 fracción IV. Sin embargo, pagar los sueldos de los trabajadores<br />

y la disminución de la demanda no han sido los únicos problemas que<br />

han tenido que enfrentar. Existen otras situaciones que las empresas consideradas<br />

esenciales y no esenciales enfrentan que han sido poco visibilizadas<br />

y discutidas, las cuales dificultan aún más la operación durante la<br />

contingencia. Dentro de los más recurrentes se encuentran: proveedor<br />

cerrado, incremento de precios y escasez de insumos, pago de renta.<br />

El 96% manifiesta que sus ventas no se han incrementado durante la<br />

contingencia y 64.5% señala que se han reducido más de 50% (tablas 8<br />

y 9).


644 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

Tabla 8<br />

Incremento de las ventas por la situación de contingencia<br />

COVID-19<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

No se han incrementado 96 89.7<br />

Se han incrementado en un 10% 7 6.5<br />

Se han incrementado en un 25% 3 2.8<br />

Se han incrementado un 50% 1 0.9<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (Versión 2016).<br />

Tabla 9<br />

Porcentaje de reducción de las ventas por la contingencia<br />

COVID-19<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

No se han reducido 8 7.5<br />

Menos del 10% 8 7.5<br />

Más del 10% y menos de 25% 10 9.3<br />

Más del 25% y menos de 50% 12 11.2<br />

Más del 50% y menos del 75% 18 16.8<br />

Más del 75% 51 47.7<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (Versión 2016).<br />

4.1. Apoyos gubernamentales y costos del trabajo en casa<br />

Con el fin de apoyar a las mipymes, se estableció a nivel federal y estatal<br />

una serie de apoyos económicos. El Gobierno del Estado de Sonora a<br />

través de la Financiera para el Desarrollo Económico de Sonora (FIDE-<br />

SON) y el Gobierno Federal mediante el IMSS. El gobierno estatal otorgó<br />

créditos a una tasa del 0% de interés y un plazo de 36 meses y seis meses<br />

de gracia. Los montos oscilaron entre los $10,000 a $50,000 dependiendo<br />

del <strong>número</strong> de trabajadores registrados: autoempleo $10,000, de 1 a 10<br />

trabajadores $25,000 y entre 11 a 50 trabajadores $50,000 (DOF, 2020).<br />

El Gobierno Federal otorgó un monto de $25,000 a una tasa del 6.5%<br />

anual, condicionando dicho apoyo a las empresas que no hayan despedido


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

645<br />

Tabla 10<br />

Monto del crédito solicitado a alguna institución gubernamental<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

No he solicitado crédito 58 54.2<br />

10,000 8 7.5<br />

25,000 22 20.6<br />

50,000 11 10.3<br />

100,000 1 0.9<br />

Más de 100,000 7 6.5<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

Tabla 11<br />

El monto anterior como capital de trabajo para:<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

No Aplica 49 45.8<br />

Menos de 15 días 26 24.3<br />

Un mes 22 20.6<br />

Dos meses 5 4.7<br />

Más de dos meses 5 4.7<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

trabajadores en el 2020 y que estuvieran registrados en dicho instituto y<br />

el plazo para pagar fue de tres años (IMSS, 2020). La mayoría de encuestados<br />

señalan que los créditos son insuficientes para hacer frente a las<br />

obligaciones y pago de pasivos, 24% refiere que el monto de los créditos<br />

otorgados alcanzará menos de 15 días, 20.6% para un mes y el resto más<br />

de un mes y 45.8% no había solicitado crédito al momento de la encuesta<br />

(tablas 10 y 11).<br />

El confinamiento se ha prolongado por más de tres meses y la sociedad<br />

en su conjunto enfrenta una difícil situación, que al momento de<br />

realizar la entrevista solamente era un esbozo de la crisis económica que<br />

se ha agudizado con el paso del tiempo. Sin embargo, pese a que al<br />

momento de realizar la encuesta apenas iniciaba el confinamiento,


646 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

solamente el 5.6% de ellas refiere que la contingencia no afectaba sus operaciones,<br />

un 50.5% de ellas señaló que la pandemia afectaba sus operaciones<br />

al 100% y un 19.6% calculaban que en ese momento (abril y mayo<br />

del 2020) sus operaciones estaban siendo afectadas en un 75% (tabla 12).<br />

Tabla 12<br />

Porcentaje de problemas que las empresas enfrentan<br />

por el COVID-19<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

No ha afectado las operaciones 6 5.6<br />

Hasta un 15% 9 8.4<br />

30% 7 6.5<br />

50% 10 9.3<br />

75% 21 19.6<br />

100% 54 50.5<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

Las empresas que siguieron operando durante la contingencia y las<br />

que migraron a otras formas de prestar el servicio y vender sus productos<br />

tuvieron que realizar diferentes acciones dentro de la empresa, entre las<br />

cuales se encuentran: cambiar áreas de trabajo para ampliar espacios,<br />

otorgar equipo de protección, rotar turnos, el trabajo en casa y hasta<br />

cambiar el embalaje para enviar productos a domicilio.<br />

Implementar estas y otras medidas tiene un costo adicional, que las<br />

empresas no tenían considerado en su capital de trabajo. De hecho, en<br />

muchos casos es superior al apoyo prestado por instituciones de gobierno,<br />

esto sin considerar los costos adicionales de los protocolos para el reingreso<br />

escalonado establecidos por la Secretaría de Trabajo y Previsión Social,<br />

situación que agrava la frágil situación económica de estas empresas. Un<br />

36.4% refiere que las medidas para prevenir contagios son menores a los<br />

$5,000. Sin embargo, para el resto de encuestados, las medidas adoptadas<br />

van de los $10,000 a más de $100,000. Lo que indica que no solamente<br />

recibieron poco apoyo en créditos, sino que la mayoría de las veces, el<br />

crédito recibido es menor a los costos de implementar las medidas de<br />

desinfección o prevención en la empresa (tablas 13 y 14).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

647<br />

Tabla 13<br />

Costo adicional por la contingencia COVID-19<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

No 31 29.0<br />

Si 76 71.0<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

Tabla 14<br />

Rangos del costo adicional por la contingencia del COVID-19<br />

Frecuencia<br />

4.2. Despido de trabajadores y costos del confinamiento<br />

Porcentaje<br />

No Aplica 32 29.9<br />

Menos de 5,000 pesos 39 36.4<br />

10,001 y 20,000 16 15.0<br />

20,001 y 40,000 10 9.3<br />

60,001 y 100,000 4 3.7<br />

Más de 100,000 6 5.6<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016)<br />

El confinamiento decretado por la pandemia del COVID-19 ha durado en<br />

México más de 120 días. En los primeros meses de la pandemia cuando se<br />

aplicó la encuesta, 23.4% afirma haber tenido que despedir trabajadores.<br />

Un 1.9% despidió entre 11 y 15 trabajadores y 1.9% entre 16 y 25, esta<br />

información se aprecia las tablas 15 y 16.<br />

Tabla 15<br />

Despido de trabajadores por la contingencia del COVID-19<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

No 82 76.6<br />

Si 25 23.4<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).


648 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

Tabla 16<br />

Cantidad de trabajadores despedidos a causa de la contingencia<br />

COVID-19<br />

Frecuencia<br />

Porcentaje<br />

0 82 76.6<br />

1 12 11.2<br />

Entre 2 y 3 3 2.8<br />

5 3 2.8<br />

Entre 6 y 10 3 2.8<br />

Entre 11 y 15 2 1.9<br />

Entre 16 y 25 2 1.9<br />

Total 107 100.0<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

Entre los resultados más destacados se encontró que existe una alta<br />

correlación, de 0.77, entre el porcentaje de reducción de las ventas de<br />

las empresas y el porcentaje de problemas que enfrentan las mismas por<br />

consecuencia de la contingencia del COVID-19. Asimismo, se encontró<br />

una muy baja correlación (-0.004) entre el costo adicional generado<br />

con la contingencia y el monto del crédito solicitado a una institución<br />

gubernamental.<br />

Como podría esperarse, el resultado estadístico arrojó una correlación<br />

moderada y negativa entre el incremento de las ventas con relación al<br />

porcentaje de problemas que se están enfrentando en estas empresas por<br />

el COVID-19 y con el porcentaje de reducción de ventas en las empresas<br />

estudiadas (tabla 17).<br />

El modelo estadístico obtenido por regresión lineal nos muestra que<br />

el 21% del costo adicional que están asumiendo las empresas por la contingencia<br />

del COVID-19 se explica por el porcentaje de reducción de sus<br />

ventas y por la cantidad de empleos de dichas empresas, resultando esta<br />

última variable la que más aporta a la explicación de este fenómeno, como<br />

se muestra en la tabla 18, donde esta variable resultó con un valor beta<br />

de 0.37 (tabla 19).<br />

Entre los hallazgos más relevantes, se identifica que el confinamiento<br />

y el cierre temporal se ha sumado a problemas estructurales previos que<br />

enfrentaban las mipymes como la inseguridad (36.6%), altos gastos de<br />

los servicios públicos y arrendamiento (36.15%) y altos costos en las<br />

materias primas e insumos (19.8%) y la baja demanda de sus productos<br />

o servicios (16.3%), que requieren un análisis aparte. Esta situación y<br />

los efectos de la contingencia decretada han colocado a estas empresas


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

649<br />

Tabla 17<br />

Correlación entre posibles causas y consecuencias<br />

de la contingencia por COVID19<br />

8. ¿En qué porcentaje<br />

se han reducido<br />

las ventas en su<br />

empresa?<br />

15. Si ha solicitado<br />

crédito a alguna<br />

institución gubernamental,<br />

el monto del<br />

crédito fue<br />

17. ¿En qué<br />

porcentaje considera<br />

usted que los<br />

problemas que<br />

enfrenta la empresa<br />

en este momento son<br />

consecuencia de la<br />

contingencia por el<br />

COVID-19<br />

23. Si la respuesta<br />

anterior fue<br />

afirmativa, ¿a cuánto<br />

asciende este costo<br />

adicional?<br />

7. ¿Por la<br />

situación de<br />

contingencia<br />

COVID-<br />

19, las<br />

ventas en su<br />

empresa se<br />

han<br />

incrementado?<br />

-.388**<br />

8. ¿En qué<br />

porcentaje<br />

se han<br />

reducido las<br />

ventas en su<br />

empresa?<br />

.095 -.004<br />

15. Si ha<br />

solicitado<br />

crédito a<br />

alguna<br />

institución<br />

gubernamental,<br />

el<br />

monto del<br />

crédito fue<br />

-.302** .775** .033<br />

17. ¿En qué<br />

porcentaje<br />

considera usted<br />

que los<br />

problemas que<br />

enfrenta la<br />

empresa en este<br />

momento son<br />

consecuencia de<br />

la contingencia<br />

por el COVID-<br />

19<br />

.039 .270** .254** .239*<br />

**La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).<br />

* La correlación es significativa en el nivel 0,05 (bilateral).<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).


650 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

Tabla 18<br />

El costo adicional por el COVID-19<br />

Resumen del modelo b<br />

R R cuadrado R cuadrado ajustado Error estándar<br />

de la estimación<br />

.463 a .215 .199 1.808<br />

a. Predictores: (Constante), 2. Empleos, 8. ¿En qué porcentaje se han reducido las<br />

ventas en su empresa?<br />

b. Variable dependiente: 23. Si la respuesta anterior fue afirmativa, ¿a cuánto asciende<br />

este costo adicional?<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

Tabla 19<br />

Coeficientes<br />

Coeficientes<br />

no estandarizados<br />

(Constante) -.513 .497<br />

8. ¿En qué porcentaje<br />

se han reducido las<br />

ventas en su empresa?<br />

Coeficientes<br />

estandarizados<br />

B Desv. Error Beta t Sig.<br />

.305 .106 .250 2.871 .005<br />

2. Empleos generados .557 .129 .377 4.330 .000<br />

Variable dependiente: ¿a cuánto asciende este costo adicional?<br />

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta que se realizó en las mipymes en 2020. Los<br />

datos fueron analizados usando IBM SPSS Statistics (2016).<br />

en la incertidumbre su operación y sobrevivencia. Es precisamente la incertidumbre<br />

el sentimiento más expresado por empresarios de este sector.<br />

Las medidas implementadas para prevenir contagios tienen costos<br />

elevados que van de los $5,000 a más de $100,000 y constituyen una<br />

dificultad adicional en la operación de las empresas. En este sentido, se<br />

encontró una alta correlación del 0.77 entre la reducción de ventas y los<br />

problemas que enfrentan como consecuencia de la contingencia.<br />

El costo adicional de enfrentar la pandemia se explica en 21% a partir<br />

del porcentaje de reducción de las ventas y de la cantidad de empleos de<br />

las empresas encuestadas, lo cual es relevante debido a que la permanencia<br />

de las mipymes en el mercado o la necesidad de liquidar empleados<br />

no es una cuestión de voluntad, sino una estrategia para permanecer.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

651<br />

Entre los indicios más favorables se encuentran: el incremento en el uso<br />

intensivo de herramientas digitales para realizar compras, implementar el<br />

teletrabajo, ventas en línea y entrega de pedidos; la rapidez de reacción para<br />

implementar cambios tanto en el proceso sino además dar un giro a su<br />

actividad al introducir nuevos productos o servicios; la optimización en el<br />

uso de activos y de operación de la empresa; el apoyo familiar.<br />

Por la crisis se han visto obligadas a aprender y tomar acciones rápidamente,<br />

tales como modificar la plantilla laboral y espacios de trabajo; proporcionar<br />

equipo para evitar contagios; cambiar el embalaje; proporcionar<br />

un servicio personalizado, entre otras. Se observa un sector empresarial que<br />

busca no detenerse y continuar operando. Por ello, se ha capacitado, unido<br />

y apoyado entre las distintas empresas que componen el sector. Un aspecto<br />

relevante y que abre nuevas líneas de investigación es el viraje hacía la tecnología<br />

en las diferentes partes del proceso, desde la compra hasta la entrega,<br />

que como una medida de sobrevivencia han implementado.<br />

5. Discusión y conclusiones<br />

El confinamiento decretado conlleva costos y retos adicionales para el<br />

sector empresarial, que no han sido debidamente estimados, lo que ha<br />

incrementado la fragilidad de este tipo de empresas y pone en riesgo su<br />

permanencia en el mercado. Asimismo, han hecho frente a situaciones<br />

inesperadas, aunado a la disminución de la demanda, el cierre parcial o<br />

total de operaciones, entre los mencionados se encuentran: el incremento<br />

de precios, proveedores cerrados, escasez de insumos y demora en entrega.<br />

Las mipymes han tenido que asumir costos derivados de la llamada<br />

nueva normalidad, consistentes en: rediseñar áreas de trabajo, cambiar<br />

modalidades de venta, protocolos de desinfección, cambiar aforos de cliente,<br />

incrementar el uso de la tecnología y otros. Lo anterior ha incrementado<br />

sus costos de acuerdo al modelo en 21%, el cual es un alto porcentaje que<br />

se suma a la baja demanda y el incremento de precios, lo que aumenta su<br />

vulnerabilidad y las coloca en riesgo de desaparecer, al no poder superar<br />

los obstáculos producto de la contingencia, aunado a problemas estructurales<br />

previos.<br />

Ya que el gobierno mexicano ha seguido una política de austeridad,<br />

los apoyos económicos recibidos mediante un crédito han sido insuficientes<br />

debido a que 45% señala que esta cantidad es capital de trabajo para<br />

menos de un mes. Al momento de realizar la encuesta, un amplio sector<br />

no había solicitado crédito. Sin embargo, quienes sí habían solicitado, el<br />

monto de crédito otorgado ha sido insuficiente, un amplio porcentaje<br />

señala que su importe es capital de trabajo para menos de un mes.


652 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

La duración del confinamiento se ha prolongado y las empresas no<br />

han recibido ningún otro apoyo como el diferimiento de pagos fiscales,<br />

subsidios, créditos fiscales, reducción de tasas de interés, entre otros.<br />

Por la crisis la mipymes se han visto obligadas a aprender y tomar<br />

acciones rápidamente., reflejo de ello son: el incremento en el uso intensivo<br />

de herramientas digitales para realizar compras, implementar el teletrabajo,<br />

ventas en línea y entrega de pedidos; la rapidez de reacción para<br />

implementar cambios tanto en el proceso como en dar un giro a su<br />

actividad al introducir nuevos productos o servicios; la optimización en<br />

el uso de activos y de operación de la empresa.<br />

A partir de la pandemia por COVID-19, observamos que en breve<br />

tiempo se podría presentar un cuarto evento que marcaría el fin de la<br />

etapa del pensamiento económico predominante y plantearia un nuevo<br />

paradigma económico.<br />

La globalizacion tiene influencia directa en los países en desarrollo<br />

como Mexico, ya que lo que suceda en el mercado internacional tiene un<br />

impacto directo al interior de la economia, provocando asi que los factores<br />

exógenos repercutan internamente. Sin embargo, esta crisis de salud a<br />

nivel mundial con sus correspondientes efectos económicos no tiene<br />

precedentes, como bien apunta Cifuentes-Faura (2020), por lo que resulta<br />

díficil compararla con crisis económicas previas.<br />

Una de las lecciones que quedan para la operación de las mipymes es<br />

que la tecnología debe ser una herramienta para eficientar su operación,<br />

en tanto se observa un cambio en la conducta de consumidores al realizar<br />

más compras en línea.<br />

Entre las amenazas que se visualizan se encuentran la falta de liquidez,<br />

que provoca endeudamiento; el incremento generalizado de precios y la<br />

contracción de la demanda interna.<br />

Fuentes consultadas<br />

CEPAL (Comsión Económica para América Latina y el Caribe) (2020a),<br />

América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19.<br />

Efectos económicos y sociales, Santiago, CEPAL, , de agosto de 2020.<br />

CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) (2020b),<br />

Observatorio COVID-19 en América Latina y el Caribe. Impacto<br />

económico y social, Santiago, CEPAL, , 2<br />

de agosto de 2020.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

653<br />

CEPAL-OPS (Comisión Económica para América Latina y el Caribe-<br />

Organización Panamericana de la Salud) (2020), “Salud y economía:<br />

una convergencia necesaria para enfrentar el COVID-19<br />

y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina<br />

y el Caribe”, Santiago, CEPAL, , 5 de<br />

agosto del 2020.<br />

Cifuentes-Faura, Javier (2020), “Crisis del coronavirus: impacto y medidas<br />

económicas en Europa y en el mundo”, Espaço e Economía, 9<br />

(18), Río de Janeiro, Universidade Estadual do Río de Janeiro,<br />

pp. 1-8.<br />

Correa, Felipe; Leiva, Valentina y Stumpo, Giovanni (2019), “Mipymes y<br />

Heterogeneidad estructural en América Latina”, en Marco Dini y<br />

Giovanni Stumpo, Las Mipymes en América Latina. Un frágil desempeño<br />

y nuevos desafíos, Santiago, Naciones Unidas, pp. 9-32.<br />

DOF (Diario Oficial de la Federación) (2020), “Decreto por el que se<br />

reforma y adiciona el Decreto que crea un Organismo Público y<br />

Descentralizado denominado ‘Financiera para el Desarrollo Económico<br />

del Sonora’. Decreto por el que se reforma y adiciona el<br />

Decreto que autoriza la Constitución de un Fideicomiso Público<br />

denominado ‘Fideicomiso Fondo Revolvente Sonora’ ”, 26 de<br />

marzo, Hermosillo, Organo de Difusión del Gobierno del Estado<br />

de Sonora, , 1 de agosto del 2020.<br />

Great Place to Work (2020), “Panorama de las Pymes en México 2020”,<br />

Artículos, Ciudad de México, Great Place to Work, , 4 de junio del 2020.<br />

IBM SPSS Statistics (2016), “SPSS Statistics” for Windows, Version 24.0.<br />

Armonk, NY, IBM Corp.<br />

IMSS (Instituto Mexicano de Seguro Social) (2020), “Se han recibido 27<br />

mil <strong>67</strong>4 registros para Crédito Solidario a la Palabra”, Prensa,<br />

Ciudad de México, IMSS, , 6 de junio<br />

del 2020.<br />

Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) (2019a), Censos<br />

Económicos 2019. Resultados oportunos Sonora, Aguascalientes,<br />

Inegi, , 4 de junio 2020.


654 M. del R. F. Robles Robles et al.: Efectos económicos y operativos preliminares del…<br />

Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) (2019b), “Comunicado<br />

de Prensa 448/19”, Sala de prensa, Aguascalientes, Inegi,<br />

, 6 de julio del 2020.<br />

Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) (2020a), Estimación<br />

oportuna, Aguascalientes, Inegi, , 1 de<br />

julio del 2020.<br />

Inegi (Instituto Nacional de Estadistica y Geografia) (2020b), ECOVID-<br />

IE 2020. Encuesta sobre el Impacto Económico Generado por Covid-<br />

19 en las Empresas, Aguascalientes, Inegi, ,<br />

16 de marzo del 2021.<br />

Inegi (Instituto Nacional de Estadistica y Geografia) (2020c), ECOVID-<br />

IE 2020. Encuesta sobre el Impacto Económico Generado por Covid-<br />

19 en las Empresas. Resultados segundo evento, Aguascalientes, Inegi,<br />

, 16 de marzo del 2021.<br />

Puyana, Alicia (2018), “Crisis económica y crisis de la teoría económicas.<br />

Notas para el debate”, Perfiles Latinoamericanos, 26 (51), Ciudad<br />

de México, Flacso, pp. 351-378.<br />

Recibido: 7 de agosto de 2020.<br />

Reenviado: 16 de febrero de 2021.<br />

Aceptado: 16 de marzo de 2021.<br />

María del Rosario Fátima Robles-Robles. Doctora en Ciencias Sociales<br />

por El Colegio de Sonora. Actualmente, es Profesora de Tiempo Completo<br />

en la Universidad Estatal de Sonora, Integrante del Sistema Nacional de<br />

Investigadores, nivel candidata. Sus líneas de investigación son: desarrollo<br />

económico, empresarios en el desarrollo regional e internacional, actores<br />

y minería. Entre sus más recientes publicaciones como coautor destacan:<br />

“Limitaciones de la política tributaria minera en México”, en Liz Ileana<br />

Rodríguez Gámez y Blanca Esthela Lara Enríquez (eds.), Minería y sociedad<br />

en el río Sonora. Diálogos sobre desarrollo, sostenibilidad e inclusión,<br />

Hermosillo, El Colegio de Sonora (2021); “Mujeres empresarias: El<br />

emprendimiento femenino entre la ausencia de estudios y el incremento<br />

de su participación económica en Hermosillo, Sonora”, <strong>Revista</strong> Relayn<br />

(Red de Estudios Latinoamericanos en Administración y Negocios), 4 (1),<br />

Santa Rosa Jauregui, Querétaro, Invepy y Asociados S.C, pp. 39-50<br />

(2020); y “Characteristics and main effects of contract agriculture in La


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 631-655<br />

655<br />

Costa de Hermosillo”, Expert Journal of Economics, 7 (2), Sibiu, Sprint<br />

Investify, pp. 66-74 (2019).<br />

María de los Ángeles Romero-Espinoza. Doctora en Desarrollo Regional<br />

por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD),<br />

Profesora de Tiempo Completo de la Universidad Estatal de Sonora,<br />

miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel candidato. Sus<br />

líneas de investigación son: Calidad de vida, Bienestar subjetivo, Desarrollo<br />

Sostenible y Educación Superior. Entre sus más recientes publicaciones<br />

como primer autor destacan: “Estrés, salud y enfrentamiento a los<br />

problemas en académicos de Educación Pública Superior”, en Rolando<br />

Díaz-Loving, Lucina-Isabel Reyes-Lagunes y Fuensanta López (eds.),<br />

Aportaciones actuales a la Psicología Social, vol. IV, Ciudad de México,<br />

AMEPSO, pp. 1939-1958, (2018); “La habilitación de los docentes en<br />

las instituciones de educación superior (IES) y su relación con la evaluación<br />

y desempeño”, en Priscila María Monge Urquijo, Claudia Navarro-<br />

Corona y Marcela Cecilia García Medina (coords.), Aportaciones de la<br />

investigación educativa a la formación de profesorado, Hermosillo, CRF-<br />

DIES, pp. 58-74 (2017); “Calidad de vida en docentes de educación<br />

pública superior”, Educación y Humanismo, 18(31), Universidad Simón<br />

Bolívar, Barranquilla, pp. 205-224 (2016).<br />

Natalia Guadalupe Romero Vivar. Maestra en Mercadotecnia y Comercio<br />

Internacional y Profesora Investigadora de Tiempo Completo de la<br />

Universidad Estatal de Sonora. Sus líneas de investigación son: globalización,<br />

desarrollo y calidad de vida, empresarios y empresarias en el<br />

desarrollo regional e internacional. Entre sus más recientes publicaciones<br />

como coautora se encuentran: “Mujeres empresarias: El emprendimiento<br />

femenino entre la ausencia de estudios y el incremento de su participación<br />

económica en Hermosillo, Sonora”, <strong>Revista</strong> Relayn, 4 (1), Santa Rosa<br />

Jauregui, Querétaro, Invepy y Asociados S.C, pp. 39-50 (2020); “Perfil<br />

emprendedor estudiantes del área económico-administrativa, de la Universidad<br />

Estatal de Sonora: una perspectiva analítica”, Memorias del<br />

Congreso Internacional de Investigación Academia Journals Hidalgo, 11 (8),<br />

tomo XV, Hidalgo, Academia Journals, pp.2475-2482 (2019); y “El<br />

consumo por nostalgia: Un negocio creciente en Estados Unidos”, BIO-<br />

LEX, (18), Hermosillo, Universidad de Sonora, pp. 45-65 (2018).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684.<br />

Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

DOI: http://dx.doi.org/10.22136/est20211662<br />

657<br />

Expansión geográfica del capital y<br />

transformaciones territoriales en la<br />

meseta chubutense (Patagonia<br />

argentina, 1990-2020)<br />

Geographical expansion of capital and<br />

territorial transformations in the Chubut<br />

Plateau (Argentine Patagonia, 1990-2020)<br />

Alberto Daniel Vazquez*<br />

Abstract<br />

Since the 1990s, the Central Plateau of Chubut has absorbed an increasing amount<br />

of financial surplus from other places. The objective of this article is to analyze the<br />

impact of these investments on the territories and their development processes. The<br />

work focuses on the Middle Valley of the Chubut River, a historically livestock territory<br />

that has been revalued for its aptitudes for agricultural production, tourism and<br />

recreation. Based on the case analysis, the article examines the impact of investments<br />

on the processes of change and productive reactivation of the valley, on rural establishments,<br />

small towns and their inhabitants.<br />

Keywords: rural spaces, land deals, territorial transformations, territorial development.<br />

Resumen<br />

Desde la década de 1990, la meseta central de Chubut ha absorbido una cantidad<br />

creciente de excedentes financieros provenientes de otros lugares. El objetivo del<br />

artículo es analizar el impacto de esas inversiones sobre el territorio y sus procesos<br />

de desarrollo. El trabajo se focaliza en el valle medio del río Chubut, territorio<br />

ganadero que ha sido revalorizado para la producción agrícola, el turismo y el<br />

esparcimiento. A partir del análisis de casos, se explora el impacto de las inversiones<br />

sobre los procesos de cambio y reactivación productiva del valle y sobre los<br />

establecimientos rurales, las pequeñas localidades y sus habitantes.<br />

Palabras clave: espacios rurales, tratos de tierras, transformaciones territoriales,<br />

desarrollo territorial.<br />

* Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, correo-e: albertogeo85@gmail.com


658 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

Introducción<br />

A partir de las últimas décadas del siglo XX se ha producido una creciente<br />

expansión geográfica del capital desde los espacios centrales hacia las<br />

periferias, como respuesta a la sobreacumulación de excedentes productivos<br />

y financieros (Harvey, 2005); una expansión que se ha vuelto crónica<br />

porque los espacios de la periferia que adquirieron dinamismo también<br />

absorbieron excedentes a través de la expansión geográfica (Harvey, 2005).<br />

En ese esquema internacional, la Argentina ha recibido excedentes y sus<br />

empresas han invertido en otros países de la región, con los consabidos<br />

casos de expansión del capital pampeano para la producción de commodities<br />

agrícolas en países limítrofes.<br />

Los procesos que Harvey (2005) analiza a escala internacional también<br />

se han replicado hacia el interior de la Argentina, entre sus regiones y al<br />

interior de las mismas. Tan es así que los espacios periféricos y semiperiféricos<br />

de la Argentina han recibido excedentes financieros provenientes<br />

de las regiones y las ciudades más dinámicas del país.<br />

En ese contexto, la Patagonia rural ha profundizado su integración<br />

subordinada a circuitos globales de acumulación (Schweitzer, 2016), pero<br />

también ha absorbido excedentes de origen nacional, de fuera de la región<br />

y de las principales ciudades patagónicas.<br />

Las inversiones han sido realizadas en beneficio de la rentabilidad de los<br />

sectores minero, energético, agrario y turístico y de la valorización de las tierras<br />

rurales, en la búsqueda de espacios para los momentos de ocio y recreación,<br />

y para aplazar el capital en el tiempo utilizando a la tierra rural como un<br />

medio para el ahorro, entre otras finalidades.<br />

La expansión del capital sobre la Patagonia ha sido territorialmente<br />

selectiva; las inversiones se han concentrado en zonas valoradas por sus<br />

paisajes, por la disponibilidad de recursos hidrocarburíferos y minerales<br />

factibles de ser explotados desde el punto de vista técnico-económico y<br />

jurídico y por sus aptitudes agropecuarias. Un claro indicador de esas<br />

preferencias territoriales es la distribución de las tierras en propiedad de<br />

personas físicas y jurídicas extranjeras, pues la superficie de tierras en<br />

dominio de extranjeros es notablemente superior en espacios cordilleranos<br />

valorados por sus paisajes y en zonas de interés minero del Macizo<br />

del Deseado, donde además se encuentran establecimientos y latifundios<br />

ganaderos en propiedad de extranjeros (Vazquez y Sili, 2017).<br />

Más allá de la expansión selectiva del capital, los habitantes urbanos<br />

(empresarios, comerciantes, profesionales y otros actores) también han<br />

adquirido tierras rurales de zonas que son marginales desde el punto de<br />

vista agropecuario y no forman parte de los circuitos extractivos o de las<br />

principales redes de consumo de lugares y paisajes; tierras de la meseta


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

659<br />

patagónica que han alcanzado valores de mercado comparativamente bajos<br />

a causa de la crisis ganadera y el crecimiento exponencial de la oferta de<br />

establecimientos rurales (Vazquez, 2015).<br />

El principal objetivo del artículo es analizar el impacto de la expansión<br />

geográfica del capital financiero sobre los territorios rurales de la meseta<br />

chubutense y sus procesos de desarrollo.<br />

Para el análisis, se considera al territorio como un contenedor y, al mismo<br />

tiempo, como el resultado de un proceso de construcción de contenido<br />

(Pecqueur, 2005). Con ese sentido del concepto de territorio, se define al<br />

desarrollo territorial como un proceso de transformación institucional y<br />

productiva, que en el medio rural estimula y propicia la interacción y concertación<br />

de los actores, ademas de que mejora la competitividad de todo<br />

el sistema territorial, con el propósito de reducir la pobreza y mejorar la<br />

calidad de vida de los habitantes rurales (Schejtman y Berdegué, 2004).<br />

La metodología empleada es el estudio de casos y los resultados surgen<br />

de datos obtenidos de fuentes secundarias, de la revisión de antecedentes<br />

bibliográficos y del trabajo de campo realizado en 2015. El trabajo de<br />

campo consistió en la realización y observación de entrevistas semiestructuradas<br />

con productores agropecuarios, presidentes de compañías mineras<br />

dedicadas a la explotación de pórfido, emprendedores del sector turístico,<br />

trabajadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y de la<br />

Corporación de Fomento de Chubut, presidentes de cooperativas y asociaciones,<br />

entre otros actores de la meseta.<br />

Seguidamente, y a fin de contextualizar el análisis, se describen las<br />

características estructurales de la meseta chubutense; posteriormente, se<br />

presentan los resultados y las discusiones, que se organizan en dos apartados:<br />

en el primero se presentan las finalidades de las inversiones identificadas en<br />

la meseta y su expresión en las funciones de los espacios rurales; en el<br />

segundo, se analiza el impacto de los tratos de tierras y otras inversiones<br />

sobre los procesos de desarrollo territorial de una de las zonas más valoradas<br />

por los actores que han colocado excedentes financieros en la meseta:<br />

el valle medio del río Chubut.<br />

1. El escenario de investigación: la meseta chubutense<br />

La meseta es un espacio periférico de la provincia de Chubut, que tiene<br />

una extensa superficie de más de 100,000 km 2 y una densidad poblacional<br />

de aproximadamente 1 habitante cada 10 km 2 .<br />

Con fines analíticos, se hace coincidir a la meseta con una de las<br />

representaciones cartográficas de la Comarca de la Meseta Central de<br />

Chubut (mapa 1), entidad jurídica creada por la provincia en 2010, como


660 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

subregión del territorio provincial para la planificación de procesos de<br />

integración y desarrollo. De esa manera, el borde de la meseta se ajusta<br />

mayormente a límites de departamentos administrativos y es posible<br />

utilizar datos oficiales publicados a esa escala. 1<br />

Mapa 1<br />

La Comarca de la Meseta Central de Chubut<br />

Fuente: elaboración propia con el software Qgis versión 2.18 (OSGeo, 2016).<br />

Este espacio tiene dos grandes tipos de ambientes biofísicos que se<br />

deben diferenciar para explicar los procesos económicos y territoriales<br />

bajo análisis: por un lado, el ambiente de sierras y mesetas (fotografía 1)<br />

y, por otro, el ambiente de valle (fotografía 2).<br />

El sector de sierras y mesetas se corresponde en su mayor extensión<br />

con la zona agroecológica denominada Sierras y Mesetas Centrales (SMC),<br />

hacia el nordeste con el Monte Austral (MA) y al oeste con las Sierras y<br />

1<br />

Los análisis cuantitativos de la información obtenida de fuentes secundarias se realizan sobre<br />

la base de los datos de los cuatro departamentos enteramente incluidos en la Comarca de la Meseta<br />

Central (Gastre, Telsen, Paso de Indios y Mártires), porque las características de la meseta y las singularidades<br />

de sus procesos se diluyen al incluir datos de departamentos que también contienen<br />

sectores de otras comarcas.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

661<br />

Fotografía 1<br />

Paisaje del ambiente de sierras y mesetas de Chubut<br />

Fuente: fotografía del autor, enero de 2015.<br />

Fotografía 2<br />

Paisaje del valle medio del río Chubut<br />

Fuente: fotografía del autor, enero de 2015.<br />

Mesetas Occidentales (SMO). En la mayor parte del área, las precipitaciones<br />

anuales no superan los 200 mm y la cobertura vegetal de los suelos<br />

oscila entre 30 y 50 por ciento. Las SMO registran precipitaciones más<br />

abundantes, entre 200 y 300 mm anuales, coberturas vegetales de 50%<br />

con predominio de gramíneas y una presencia más extendida de bajos<br />

húmedos. En ese sentido, hay diferencias a favor de las SMO, que se<br />

traducen en una mayor receptividad de ganado y una presencia más significativa<br />

de ganado bovino (Schorr y Segui, 2008).<br />

El ambiente de valle se encuentra estructurado por el río Chubut en<br />

su tramo medio y en parte de su tramo superior, pero también por algunos<br />

de sus afluentes y por el arroyo Telsen. El río Chubut se alimenta de<br />

lluvias y deshielos, tiene un régimen irregular y comportamiento torrencial.<br />

Se trata de un río que atraviesa la meseta con un caudal medio anual de


662 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

unos 46 m³/s (estación hidrométrica Los Altares, 1943-2000) (Valladares,<br />

2004). El arroyo Telsen nace en las sierras Apas y Talagapa (meseta de<br />

Somuncurá), se alimenta del aporte de cañadones que colectan agua en<br />

épocas de lluvia e irriga un pequeño valle en el nordeste de la meseta<br />

(Colombani et al., 2017: 56). Los valles presentan condiciones agroecológicas<br />

diferentes a las de los ambientes de sierras y mesetas; en el fondo<br />

del valle, los suelos están cubiertos de una vegetación herbácea, capaz de<br />

alimentar a un mayor <strong>número</strong> de animales, y pueden ser aptos para el<br />

desarrollo de la agricultura bajo riego (Llanos et al., 2016). Por otra parte,<br />

el clima permite un desarrollo aceptable de algunos cultivos (De Fina et<br />

al., 1968).<br />

No obstante esas diferencias agroecológicas entre la zona de sierras<br />

y mesetas y los valles, el área fue valorizada para la ganadería extensiva y<br />

organizada con una estructura fundiaria, en la que predominan los minifundios<br />

ganaderos y las pequeñas estancias. 2 Algunas excepciones menores<br />

se encuentran en el valle del arroyo Telsen, donde los inmigrantes introdujeron<br />

la producción de alfalfa, cereales, frutales y hortalizas y ya para<br />

1920 comercializaban excedentes (Pérez, 2012).<br />

Los minifundios y las estancias fueron ocupadas por pobladores de<br />

diversos orígenes étnicos y geográficos, poblaciones indígenas reubicadas<br />

tras las campañas militares que produjeron el desplazamiento o la aniquilación<br />

de poblaciones originarias en la Patagonia argentina (1879-1884),<br />

europeos –mayormente españoles e italianos–, hijos de inmigrantes ya<br />

establecidos en el país y pobladores de origen chileno (Pérez, 2012; Troncoso<br />

y Flores Torres, 2012).<br />

Desde comienzos del siglo XX la provisión de bienes y servicios para<br />

esos pobladores del campo dio lugar a la instalación de comercios de doble<br />

o triple función –almacén de ramos generales, posada y acopio de lanas<br />

y cueros–, de escuelas rurales, juzgados de paz y destacamentos policiales y,<br />

en consecuencia, al surgimiento de pequeñas localidades. La mayoría de<br />

las localidades de la meseta son parajes y pueblos de menos de 500 habitantes<br />

y, desde el punto de vista político-administrativo, funcionan como<br />

comunas rurales. Las excepciones son Paso de Indios y Gualjaina, que<br />

superan los 1000 habitantes y poseen una estructura político-administrativa<br />

de municipio. Estas localidades de la meseta forman parte del área<br />

de influencia de Trelew, Rawson, Esquel, Puerto Madryn, Ingeniero<br />

Jacobacci y otras ciudades de mayor jerarquía en los sistemas urbanos de<br />

las provincias de Chubut y Río Negro.<br />

2<br />

Se considera la clasificación que realiza Coronato (2010: 85-6) con base en los aportes de<br />

otros autores: minifundios (hasta 3000 ha), estancia pequeña (entre 3000 y 10,000 ha), estancia<br />

mediana (entre 10,001 y 50,000 ha), estancia grande (entre 50,001 y 75,000 ha), latifundio (más<br />

de 75,000 ha).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

663<br />

2. El declive de la ganadería extensiva<br />

Los espacios de la meseta no han quedado al margen de los cambios<br />

económicos y productivos que en los últimos cuarenta años han afrontado<br />

los espacios rurales de la Patagonia.<br />

El decaimiento de la ganadería ovina se intensificó notablemente a partir<br />

de los años ochenta, porque a los problemas estructurales se sumaron cambios<br />

en las condiciones de rentabilidad de la actividad y eventos naturales que<br />

impactaron negativamente sobre el stock de ganado.<br />

Los datos del Consejo Provincial de Planeamiento y Acción para el<br />

Desarrollo indican que, en la década de 1980, 94% de las explotaciones<br />

de Chubut obtenía rentabilidad negativa y sólo 6% rentabilidad positiva<br />

(Coplade, 1986; recuperado de Baeza y Borquez, 2006), situación que se<br />

vio agravada en la década siguiente por la profunda caída en el precio internacional<br />

de la lana y el cambio en el costo de producción generado por la<br />

paridad cambiaria entre el peso argentino y el dólar. En ese contexto, se<br />

modificó la escala de producción necesaria para alcanzar umbrales de rentabilidad<br />

y cientos de establecimientos ganaderos dejaron de ser sostenibles<br />

desde el punto de vista económico. 3<br />

No obstante el impacto de los cambios en la renta de la actividad, el<br />

declive ganadero se precipitó a principios del siglo XXI, en el marco de<br />

sequías prolongadas y erupciones volcánicas –Chaitén en 2008 y Puyehue-<br />

Cordón Caulle en 2011–. Estos fenómenos naturales impactaron gravemente<br />

sobre el stock de ganado menor de la provincia de Chubut y, en<br />

especial, sobre el de la meseta, donde provocaron una disminución de<br />

más de 45% del ganado.<br />

La situación del sector generó diferentes reacciones entre los productores:<br />

el sostenimiento de producciones deprimidas, la reorientación de<br />

explotaciones hacia otros tipos de ganado o hacia la producción bajo riego<br />

y una ganadería más intensiva, el cese de la producción y el cierre o abandono<br />

de los establecimientos.<br />

Tan es así que los resultados de la Encuesta Ganadera Anual de Chubut<br />

indican una disminución de entre 5 y 10% en la cantidad de productores<br />

de cada uno de los departamentos de la meseta para el período 2005-2014<br />

(Cárcamo et al., 2016). Por otro lado, los datos de los Censos Nacionales<br />

también dan cuenta del éxodo de productores, trabajadores y otros<br />

habitantes del campo, pues los datos del censo de 2010 indican pérdidas<br />

por departamento de entre 15 y 50% de la población que en 2001 habitaba<br />

3<br />

Laveglia (2004), sobre la base de los informes de CORFO Chubut, afirma que la cantidad de<br />

ovinos necesaria para alcanzar umbrales de sostenibilidad económica en los años noventa llegó a ser<br />

de 4000 ovinos en los pastizales subandinos, 6000 en la costa y 10,000 en la meseta.


664 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

de forma dispersa en los establecimientos rurales (INDEC, 2001; INDEC,<br />

2010). 4<br />

El estado de las explotaciones ganaderas de la meseta se observa en los<br />

datos publicados por Cárcamo et al. (2016). Los datos muestran que sobre<br />

un total de 819 establecimientos relevados, aquellos en producción representan<br />

47.62%; los subocupados, 26.25%; y los desocupados, 26.13%.<br />

Esos porcentajes indican que los establecimientos activos representan tres<br />

cuartas partes del total, pero aquellos con una carga animal superior a<br />

50% de su capacidad equivalen a poco menos de la mitad del total.<br />

En ese contexto, se ha producido la expansión de excedentes de capital<br />

financieros sobre algunas zonas de la meseta y, con ella, el avance de<br />

nuevas funciones de los espacios rurales.<br />

3. Expansión geográfica del capital y refuncionalización de los<br />

espacios rurales de la meseta<br />

Los excedentes financieros han arribado a la meseta con diferentes intencionalidades<br />

y, con ello, también son distintos los resultados territoriales.<br />

Mientras algunas inversiones apenas generaron algunas modificaciones<br />

en los establecimientos rurales, otras sí introdujeron cambios en los sistemas<br />

agropecuarios o son responsables del avance de nuevas funciones.<br />

3.1. Cambios en el sector agropecuario<br />

Las inversiones dirigidas específicamente al sector agropecuario contribuyeron<br />

con el desarrollo de dos tendencias fortalecidas a partir de la crisis<br />

de la ganadería extensiva de ganado menor: la reorientación de explotaciones<br />

ganaderas hacia la ganadería bovina y el avance de la agricultura<br />

bajo riego asociada a la ganadería intensiva. Los datos de los últimos tres<br />

censos nacionales agropecuarios mostraron que, junto al decrecimiento<br />

en los stocks de ovinos y caprinos del período 1988-2008, se produjo un<br />

incremento de 37% en el stock de bovinos (3771 cabezas en 1988 y 5148<br />

en 2008) y de más de 90% en la superficie implantada en la meseta (3<strong>67</strong>.6<br />

ha en 1988 y 710 ha en 2008). 5 Por otro lado, los registros de expedientes<br />

del Instituto Provincial del Agua de Chubut del período 2006-2020<br />

indican que la superficie implantada es mayor a 1200 ha; superficie que<br />

4<br />

Cabe aclarar que el despoblamiento del medio rural disperso de la Patagonia lleva décadas de<br />

evolución y en la meseta de Chubut ha sido una tendencia constante desde 1960 (Hermosilla, 2013).<br />

5<br />

Es presciso señalar que, según datos de los censos nacionales agropecuarios, el stock de bovinos<br />

de la meseta alcanzó 6398 cabezas en el año 2002 y decreció en el período intercensal 2002-2008 (la<br />

excepción fue el departamento de Paso de Indios, con un crecimiento sostenido entre 1988 y 2008).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

665<br />

es extremadamente exigua si consideramos la inmensidad de la meseta o<br />

la superficie implantada en los oasis agrícolas de la provincia, pero muestra<br />

un avance paulatino de la actividad agrícola en el área. En el cuadro 1 se<br />

presenta la información de los registros desagregada por departamento,<br />

considerando a la cantidad de permisos de uso de aguas públicas con fines<br />

agrarios y la superficie en hectáreas como indicadores del avance de la<br />

actividad agrícola.<br />

Cuadro 1<br />

Permisos de uso de aguas públicas por departamentos<br />

de la meseta chubutense en la actualidad<br />

Departamento Permisos otorgados Permisos<br />

en trámite<br />

Mártires<br />

Paso de Indios<br />

Telsen<br />

Gastre<br />

2 permisos<br />

460 ha<br />

9 permisos<br />

703 ha<br />

1 permiso (consorcio<br />

de 26 productores)<br />

111.5 ha<br />

4 permisos<br />

Más de 16 ha<br />

1 permiso<br />

s/d<br />

1 permiso<br />

s/d<br />

El crecimiento de la superficie implantada del valle medio del río Mayo<br />

ha sido significativo, pues para 1975 no había concesiones de riego registradas<br />

(Grondona, 1975) y en 2017 la superficie implantada registrada<br />

alcanzaba las 800 hectáreas (Subsecretaría de Planificación Territorial de<br />

la Inversión Pública, 2017). La expansión de la agricultura de irrigación<br />

y las prácticas ganaderas intensivas sobre los establecimientos del valle<br />

medio se profundizó a partir de la segunda mitad de los años noventa,<br />

debido a la iniciativa de un grupo de productores extensivos, los estímulos<br />

de organismos estatales del sector agropecuario y las inversiones de<br />

nuevos actores.<br />

3.2. Avance de otras funciones de los espacios<br />

Expedientes archivados<br />

Paralelamente a las inversiones dirigidas al sector agropecuario, nuevos<br />

actores han valorado recursos de la meseta para el desarrollo de la minería,<br />

el turismo, el esparcimiento, el resguardo de excedentes de capital y otras<br />

funciones económicas de los espacios.<br />

—<br />

1 expediente<br />

17 ha<br />

— —<br />

— 2 permisos<br />

133 ha<br />

Fuente: elaboración propia con base en información del Instituto Provincial del Agua de Chubut<br />

(2020). Nota: algunos registros del departamento Gastre no informan la cantidad de hectáreas.


666 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

3.2.1. Extracción de minerales y rocas ornamentales<br />

El avance del capital transnacional para el desarrollo de la minería metalífera<br />

en la meseta se produjo en la segunda mitad de los años setenta, cuando se<br />

intensificaron procesos exploratorios, y en 1978 comenzó la extracción de<br />

metales en mina Ángela, a 50 km del pueblo de Gastre (Claps, 2010).<br />

Sin embargo, el cierre de la mina, en 1992, significó el fin de la extracción<br />

de metales en la meseta (Claps, 2010). A pesar del cambio normativo<br />

nacional de los años noventa y el renovado interés de las empresas transnacionales<br />

del sector minero por incorporar al macizo Norpatagónico en<br />

la dinámica extractiva, los movimientos socioambientales y la ley provincial<br />

5001, sancionada en el contexto de las protestas, frenaron hasta hoy<br />

el inicio de un nuevo ciclo de extracción de metales (Torunzcyk Schein,<br />

2015). Cabe aclarar que el freno a la extracción no produjo el cese de la<br />

exploración, pues Chubut ha integrado el grupo de las provincias con<br />

más metros perforados en tareas exploratorias y cuenta con proyectos en<br />

estados avanzados de desarrollo (Jerez et al., 2019). Tan es así que la<br />

empresa Minera Argenta S.A. (subsidiaria de la canadiense Pan American<br />

Silver Corp.) aguarda un cambio en la normativa que regula el sector en<br />

la provincia para comenzar con la extracción de plata, plomo y otros<br />

metales en el yacimiento Navidad, ubicado a uno 35 km de Gastre. Con<br />

relación a esta contradicción, Torunzcyk Schein (2015) señala:<br />

El gobierno provincial no logra desactivar la protesta socioambiental en la provincia.<br />

La única garantía que puede ofrecerle a la soberanía global de las empresas<br />

mineras transnacionales es que continúen con la exploración minera, con la sola<br />

promesa que un futuro derogará la ley que impide la explotación minera en la<br />

provincia. Pero desde entonces la promesa se hace más difícil de cumplir (Torunzcyk<br />

Schein, 2015: 271).<br />

Las inversiones para la explotación de minerales no metalíferos y rocas<br />

ornamentales crecieron de forma notable en la última década del siglo<br />

pasado. Tan es así que la explotación de pórfido (piedra laja) alcanzó<br />

escala de producción industrial. La extracción artesanal de pórfido data<br />

de principios del siglo XX, pero el avance de la extracción a escala industrial<br />

comenzó a principios de los años 90 sobre campos de la zona de<br />

Sierra Chata, a unos 100 km al oeste de Puerto Madryn. En esos yacimientos<br />

se realiza la extracción y la clasificación de las rocas, y en las<br />

plantas de corte ubicadas en los parques industriales de Puerto Madryn<br />

se completa el proceso productivo con la fabricación de baldosas, adoquines<br />

y otros productos.<br />

La explotación de pórfido a escala industrial se originó por el arribo<br />

de capitales y trabajadores del norte de Italia con experiencia en el sector


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

6<strong>67</strong><br />

y se intensificó a partir de la difusión de las prácticas y las tecnologías<br />

italianas empleadas para el corte de las rocas. Las inversiones se realizaron<br />

con el fin de obtener productos de exportación para satisfacer la demanda<br />

europea. Los volúmenes exportados fueron en aumento hasta 2005 y<br />

desde entonces disminuyeron de modo progresivo hasta alcanzar las cero<br />

toneladas en 2018 y 2019 (gráfica 1).<br />

Gráfica 1<br />

Producción y exportación de pórfidos en la provincia de Chubut<br />

(1988-2018)<br />

Fuente: elaboración propia con datos de la Dirección General de Minas y Geología (s.f.) y de<br />

la Administración Portuaria de Puerto Madryn (s.f.).<br />

El presidente de una de las compañías dedicadas a la explotación de<br />

pórfido se refirió a las causas de la caída de la exportación, en una entrevista<br />

de 2015:<br />

Estas firmas nacieron para exportar al mercado europeo, porque en toda obra<br />

pública de los centros históricos de las ciudades se usan estas piedras, pero con la<br />

crisis europea, en 2007 o 2008, dejaron de comprar. Hoy tampoco podemos<br />

exportar porque el costo de producción y transporte es muy alto, entonces llegamos<br />

fuera de mercado con el precio. Entonces, lo que era un producto para la<br />

exportación se transformó en un producto para el mercado interno que se usa<br />

como material de uso normal en obras particulares (Anónimo, entrevista personal,<br />

2015).<br />

Tal como surge del testimonio del entrevistado, el desarrollo del mercado<br />

interno y el crecimiento de la demanda local de pórfido amortiguaron<br />

el impacto de la caída de las exportaciones. Sin embargo, en los<br />

últimos años, la caída de la demanda interna profundizó el declive de la


668 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

actividad. La situación que atraviesa el sector se observa en la disminución<br />

de los volúmenes producidos (gráfica 1), en la reducción de la cantidad de<br />

empleos y en el cierre y la fusión de las empresas.<br />

3.2.2. Turismo, recreación y funciones económicas difusas<br />

El capital también ha avanzado sobre la meseta produciendo espacios para<br />

los momentos de ocio y recreación. La búsqueda de espacios rurales con<br />

esas finalidades es una tendencia que ha cobrado fuerza en el mundo y, más<br />

aún, en las regiones que forman parte de redes globales de consumo de<br />

lugares y paisajes, como sucede en la Patagonia. En la meseta, el avance<br />

del consumo de lo rural y de lo que representa para sociedades posproductivistas<br />

(Wilson y Rigg, 2003) –esto es, lo natural, lo puro, lo auténtico,<br />

lo personal y lo tradicional– se observa en el paulatino avance del<br />

turismo y el esparcimiento.<br />

En la producción de espacios para el ocio y la recreación ha sido clave<br />

el rol de la administración provincial a través de la creación de Áreas<br />

Naturales Protegidas (ANP) y otras acciones que han buscado activar<br />

algunos de los atractivos para el desarrollo de turismo de naturaleza,<br />

ecoturismo, turismo aventura y agroturismo (Sánchez et al., 2015). Tan es<br />

así que en los últimos años se crearon dos ANP bajo la categoría “Paisaje<br />

terrestre y marino protegido” del Sistema de Áreas Naturales Protegidas<br />

de Chubut, una categoría que introduce un manejo que no impacta en<br />

el desarrollo de las actividades tradicionales y busca valorizar los espacios<br />

para el desarrollo del turismo y el esparcimiento. Una de las áreas protegidas<br />

es Piedra Parada, creada en 2006, que involucra 132 hectáreas del<br />

cañadón Las Buitreras y del valle medio del río Chubut. La otra es el ANP<br />

Los Altares, creada en 2014 para valorizar más de un tercio del valle medio<br />

y los bordes de meseta adyacentes a ambos lados del mismo.<br />

Las inversiones privadas dirigidas al sector turístico han sido escasas y<br />

en el medio rural disperso materializaron en dos hosterías, sitios de acampe<br />

y proyectos agroturísticos que se distribuyen a modo de puntos aislados<br />

en el área de influencia del ANP Piedra Parada, destino de turistas nacionales<br />

y extranjeros, que llegan al lugar para contemplar un paisaje de gran<br />

belleza escénica o realizar escalada y otras actividades deportivas en ese<br />

escenario, o en torno a atractivos capaces de movilizar a pobladores de la<br />

misma región o a turistas que toman al lugar como visita complementaria<br />

de otros destinos.<br />

Ha tenido un mayor desarrollo la compra de tierras rurales por parte<br />

de habitantes urbanos de la región o, también, en algún caso, de actores<br />

extrarregionales, para residencias de fin de semana y usos recreativos ocasionales.<br />

La existencia de un loteo en tierras privadas cerca de Los Altares


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

669<br />

y dentro del ANP Valle de Los Altares es una de las expresiones territoriales<br />

más claras del avance del esparcimiento y la recreación sobre los espacios<br />

rurales de la meseta. El loteo se compone de 20 lotes de entre 9 y 17<br />

hectáreas, que son promocionados en el sitio web del proyecto como<br />

espacios destinados al ocio, la recreación, la actividad vitivinícola y el<br />

turismo (Materia Comunicación 360°, s.f.).<br />

Por otro lado, se ha producido un importante desarrollo de funciones<br />

económicas que no necesariamente se traducen en uso concreto de las<br />

tierras. Entre esas funciones se encuentra el resguardo o aplazamiento<br />

temporal de excedentes de capital, el respaldo de operaciones financieras<br />

y la valorización de las tierras para negocios a mediano o largo plazo. Esas<br />

funciones económicas estarían detrás de compras de tierras de dominio<br />

privado que no se explican desde una lógica productiva y desconciertan<br />

a las sociedades locales.<br />

4. Expansión geográfica del capital y procesos de desarrollo<br />

en el valle medio del río Chubut<br />

El valle medio es un escenario propicio para profundizar en las características<br />

de las inversiones y en las implicancias de las mismas sobre los procesos<br />

de desarrollo territorial. Por un lado, porque la expansión del capital<br />

hacia el interior de la meseta ha sido territorialmente selectiva y el valle<br />

medio ha sido una de las zonas más valoradas para la colocación de excedentes<br />

financieros, debido a las aptitudes agrícolas de los suelos de la<br />

planicie aluvial baja y la disponibilidad de recursos hídricos para la irrigación,<br />

y por sus atractivos naturales para el turismo y el esparcimiento, entre<br />

otros motivos. Por otro lado, porque en las últimas décadas ha afrontado<br />

procesos de cambio y desarrollo territorial.<br />

A continuación, nos referiremos a los procesos de desarrollo del valle<br />

medio, con énfasis en el proceso de reactivación productiva y desarrollo<br />

endógeno, para, posteriormente, analizar las implicancias territoriales de<br />

las inversiones que han arribado al valle y sus consecuencias sobre esos<br />

procesos de desarrollo.<br />

4.1. Procesos de desarrollo territorial en el valle medio<br />

del río Chubut<br />

En las últimas décadas, organismos del sector agropecuario (el Instituto<br />

Nacional de Tecnologías Agropecuarias y la Corporación de Fomento del<br />

Chubut) y gobiernos locales han sido claves en la territorialización de políticas<br />

públicas nacionales, provinciales y locales, en la búsqueda de mejorar


<strong>67</strong>0 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

la situación productiva de las pequeñas y medianas explotaciones y la<br />

calidad de vida en las poblaciones rurales.<br />

En la segunda mitad de los años noventa, y en el marco del Programa<br />

Federal de Reconversión Productiva para la Pequeña y Mediana Empresa<br />

Agropecuaria (Cambio Rural, INTA), se constituyó un grupo de productores<br />

para la producción de alfalfa en el valle medio. Para ello, contó con<br />

el asesoramiento técnico y las herramientas de financiación del Programa.<br />

Posteriormente, en 2004, el municipio de Paso de Indios inició un<br />

trabajo articulado con dependencias nacionales y provinciales para promover<br />

la reinserción de familias rurales en el campo, mejorar la situación<br />

productiva de las pequeñas explotaciones ganaderas y la calidad de vida<br />

de los minifundistas de la zona (Galer et al., s.f.), 6 trabajo articulado que<br />

llevó a la creación de una cooperativa de pequeños productores de lana y<br />

pelo mohair, que reúne a unos 57 productores.<br />

Con la formación del grupo de productores de alfalfa se inició un<br />

proceso de chacarerización del valle medio, es decir, un proceso de desarrollo<br />

de la producción agrícola bajo riego y la ganadería intensiva a<br />

pequeña escala. Aunque algunos establecimientos del valle habían incorporado<br />

estas prácticas con anterioridad, las mismas se extendieron sobre<br />

un <strong>número</strong> significativo de explotaciones y comenzaron a tener un rol<br />

protagónico en el funcionamiento productivo de las mismas. En la expansión<br />

de estas prácticas fueron importantes las decisiones y acciones de<br />

productores extensivos del valle, pero también de productores de la zona<br />

de sierras y mesetas y de habitantes de los pueblos que compraron tierras<br />

sobre el valle.<br />

Las explotaciones se orientaron, principalmente, hacia la producción<br />

de alfalfa y pasturas combinadas, y a una ganadería ovina con manejos<br />

más intensivos. Sin embargo, algunos productores introdujeron otras<br />

especies forrajeras (maíz y centeno) y ganado bovino. Además, instalaron<br />

viñas y otros frutales, sumaron producciones de huerta y gallinero,<br />

forestaron o introdujeron la apicultura para autoconsumo o un comercio<br />

apenas incipiente.<br />

El avance de la agricultura bajo riego y las prácticas ganaderas intensivas<br />

ha generado cambios en el funcionamiento y la organización de las<br />

explotaciones agropecuarias. Los establecimientos tienen entre 500 y<br />

40,000 hectáreas y cuentan con tierras sobre el valle y tierras sobre la<br />

meseta o las sierras. Históricamente, las explotaciones se abocaron a la<br />

cría extensiva de ganado y tanto las tierras sobre el valle como las tierras<br />

sobre la meseta o las sierras se utilizaron para el pastoreo extensivo. Con<br />

6<br />

Las dependencias involucradas en el proceso son múltiples: el Ministerio de Desarrollo Social<br />

de la Nación, el INTA, el Ministerio de Industria, Agricultura y Ganadería de Chubut, CorFo<br />

Chubut, entre otras.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

<strong>67</strong>1<br />

el giro hacia la agricultura bajo riego y la ganadería más intensiva, se<br />

produjo una concentración de las actividades en la chacra emplazada en<br />

el fondo del valle. Tan es así que algunos productores utilizan únicamente<br />

las superficies sobre el valle, destinando entre 1 y 30 hectáreas a la producción<br />

bajo riego y la superficie restante al pastoreo del ganado.<br />

La figura 1 muestra la topografía básica y la distribución de los usos<br />

del suelo en el establecimiento de un productor que introdujo las nuevas<br />

prácticas.<br />

Figura 1<br />

Topografía y usos del suelo en un establecimiento del valle medio<br />

del río Chubut<br />

Fuente: elaboración propia con el software Global Mapper versión v11.00 (Global Mapper LLC,<br />

2009) y el software Qgis versión 2.18 (OSGeo, 2016).<br />

Más allá de los cambios en las explotaciones agropecuarias, las nuevas<br />

orientaciones tienen consecuencias que trascienden los límites de los<br />

establecimientos e impactan sobre los procesos de desarrollo de la meseta.<br />

Los cambios productivos han generado nuevos entramados comerciales<br />

a escala local. Los chacareros del valle venden fardos de alfalfa o los<br />

intercambian por ovejas de refugo –ovejas viejas– con ganaderos y crianceros<br />

de la zona de sierras y mesetas, replicando una práctica comercial<br />

típica entre los valles irrigados y las áreas de secano de la Patagonia. Así,<br />

productores extensivos que históricamente colocaron las ovejas de refugo<br />

y adquirieron pasto para los caballos fuera de la meseta, en el valle inferior<br />

del río Chubut, actualmente lo hacen en el valle medio del mismo río.<br />

Las ovejas de refugo son engordadas en el valle en meses de otoño e<br />

invierno, cuando disminuye la oferta forrajera del pastizal natural en la<br />

estepa patagónica y el ganado sin suplementación pierde peso corporal,


<strong>67</strong>2 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

para la obtención de corderos o para proveer de carne de oveja a los<br />

comercios de los pueblos.<br />

Por otra parte, con la disminución del tamaño de los rebaños de ovinos<br />

en las explotaciones del valle medio creció el mercado de los contratistas<br />

de esquila de poblaciones del propio ámbito –de Gan y Gastre– que<br />

tienen máquinas de esquila para pequeños volúmenes de producción.<br />

En ese sentido, la nueva división territorial del trabajo ha generado<br />

encadenamientos hacia el interior de la meseta y la endogeneización de otras<br />

fases del circuito de producción de carne de oveja; un circuito marginal en<br />

una ganadería principalmente orientada a la producción de lana para el<br />

mercado internacional. De esa manera, se evita la rápida deslocalización<br />

de una parte de la renta generada en la meseta, se construye capital social<br />

y se produce una mayor competitividad de todo el sistema territorial.<br />

No obstante la existencia del proceso de chacarerización, el riego no<br />

fue incorporado por todos los productores con tierras sobre el valle y la<br />

superficie implantada es aún reducida. El riego ha sido incorporado por<br />

productores con una capacidad productiva que les permitió acumular<br />

capital o productores que disponen de ingresos económicos extraprediales.<br />

Tan es así que el riego no es aún una tendencia entre los minifundistas.<br />

Los condicionantes de la expansión de la superficie implantada sobre<br />

los establecimientos de pequeños y medianos productores son tanto propios<br />

de la naturaleza zonal, como técnicos, financieros y culturales.<br />

La técnica necesaria en las diferentes fases del proceso productivo ha<br />

obstaculizado la adopción de las nuevas prácticas agrarias o la extensión<br />

de la superficie irrigada en aquellas explotaciones de pequeños productores<br />

sin capacidad de acumular capital o de acceder a herramientas de financiación.<br />

El sistema de riego utilizado es por inundación y la captación de<br />

agua del río se realiza, principalmente, a través de bombas individuales,<br />

pues el valle medio se ubica aguas arriba del dique de embalse Florentino<br />

Ameghino y no cuenta con un sistema de canales fácilmente regulables,<br />

como en el valle inferior. Con esa técnica, la implementación del sistema<br />

es costosa y el riego genera gastos adicionales, debido al combustible<br />

necesario para el funcionamiento de las bombas. Por otra parte, la imposibilidad<br />

económica de incorporar o cambiar objetos técnicos necesarios<br />

en otras fases del proceso productivo, como tractores y enfardadoras,<br />

también son obstáculos para la expansión de la superficie implantada.<br />

A las dificultades técnico-económicas, se suma la escasez de fuerza de<br />

trabajo. El <strong>número</strong> de pobladores que habitan en el campo ha disminuido<br />

drásticamente en los últimos períodos intercensales y los habitantes de los<br />

pueblos generalmente prefieren empleos que no requieran residir en el campo.<br />

Además, las prácticas extensivas se encuentran arraigadas al territorio y el


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

<strong>67</strong>3<br />

<strong>número</strong> de pobladores rurales idóneos en las nuevas prácticas intensivas<br />

es limitado.<br />

Más allá de esos condicionantes, existen factores que contribuyen con el<br />

proceso de chacarerización. Uno de los principales activos para el desarrollo<br />

de la producción bajo riego y las prácticas ganaderas intensivas entre los<br />

pequeños y medianos productores es la existencia de vínculos institucionalizados<br />

en la Asociación de Productores Agropecuarios del Valle Medio del<br />

Río Chubut (Vamerch) y la cooperativa De Vuelta al Campo (mapa 2).<br />

Como señala Carricart (2012), para el caso de las cooperativas de la pampa<br />

argentina, estas organizaciones generan redes entre actores y constituyen<br />

subsistemas capaces de transformar los espacios rurales. Las organizaciones<br />

no sólo han generado y fortalecido los vínculos entre productores, sino<br />

que también han sido el nexo con las administraciones estatales, mediando<br />

entre las necesidades de los productores y los programas nacionales y<br />

provinciales, y han dado muestra de trabajos colaborativos entre ellas y<br />

con otras organizaciones de la meseta.<br />

Mapa 2<br />

Explotaciones de productores asociados en el área de influencia de<br />

Paso de Indios<br />

Fuente: elaboración propia con el software Qgis versión 2.18 (OSGeo, 2016) y con base en<br />

registros de la cooperativa De Vuelta al Campo (2012) y la asociación Vamerch (2015).


<strong>67</strong>4 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

En lo que respecta a la expansión de las nuevas prácticas productivas,<br />

las organizaciones han cumplido roles diferentes. La asociación Vamerch<br />

es el resultado de la evolución del grupo de productores de alfalfa que se<br />

conformó en los años noventa y cuenta con asesoramiento técnico y<br />

equipamiento de nivelación del suelo, que permite a sus asociados incrementar<br />

la superficie irrigada con un costo inferior al producido por los<br />

valores de mercado. La cooperativa De Vuelta al Campo cumple funciones<br />

más integrales en la búsqueda de mejorar los resultados productivos y la<br />

calidad de vida de los productores minifundistas del área de influencia de<br />

Paso de Indios, pero también promueve una ganadería más intensiva, con<br />

prácticas como la suplementación alimenticia y el engorde de ovinos, y ha<br />

organizado capacitaciones en materia de producción de forraje e irrigación<br />

destinadas a minifundistas que tienen tierras sobre el valle. 7<br />

4.2. Tratos de tierras, inversiones y ¿desarrollo? en el valle medio<br />

del río Chubut<br />

La lista de actores sociales que en los últimos 30 años han adquirido establecimientos<br />

con tierras sobre el valle medio incluye profesionales, comerciantes,<br />

productores y empresas con diversos orígenes geográficos:<br />

profesionales y comerciantes de las principales ciudades de la provincia<br />

(Trelew, Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia), productores de la<br />

Comarca Andina del Paralelo 42 y del valle inferior del río Chubut, empresas<br />

de la provincia de Buenos Aires e inversores extranjeros, entre otros. 8<br />

Los nuevos actores han comprado establecimientos rurales completos<br />

o una fracción de los mismos. La expansión de prácticas agrarias más<br />

intensivas y usos recreativos sobre tierras que fueron subdivididas<br />

empleando una lógica de producción ganadera extensiva produjo que un<br />

grupo minoritario de productores, herederos e inversores soliciten la<br />

subdivisión de sus tierras y vendan una parte o la totalidad de las parcelas<br />

resultantes de la subdivisión. El Instituto Autárquico de Colonización y<br />

Fomento Rural de Chubut (IAC) aprobó esos fraccionamientos por<br />

7<br />

La cooperativa generó un aumento de escala que permite la comercialización directa con el<br />

polo textil de Trelew, donde se localizan las fases de agregación de valor y las empresas exportadoras,<br />

logrando un mejor posicionamiento en el mercado de fibras. Más allá de la comercialización, también<br />

ha buscado mejorar la competitividad del producto con la clasificación de las fibras, la promoción<br />

de métodos de esquila prolija y la organización de ferias de reproductores, además de promover<br />

cambios en las prácticas de manejo, la diversificación productiva y mejorar la calidad de vida de los<br />

pobladores rurales.<br />

8<br />

Los tratos de tierras que involucran a personas físicas o jurídicas extranjeras son excepcionales<br />

en esta zona de la Patagonia. Los extranjeros han sido atraídos por los paisajes naturales de la cordillera<br />

y la costa atlántica y por las potencialidades agropecuarias, mineras y turísticas de los territorios;<br />

en ese sentido, han comprado tierras principalmente en espacios andinos y costeros, en las áreas<br />

agroecológicas con mayores potencialidades y en zonas de interés minero del Macizo del Deseado<br />

(Vazquez y Sili, 2017).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

<strong>67</strong>5<br />

considerar que las parcelas resultantes de la subdivisión eran unidades<br />

económicas o, como sucedió en uno de los casos, porque el proyecto se<br />

encuadró en la categoría de loteos agrestes. 9<br />

El análisis del impacto de estos tratos de tierras sobre los procesos de<br />

desarrollo de la meseta gira alrededor de las siguientes preguntas: ¿han<br />

contribuido con el proceso de reactivación productiva?, ¿cómo han impactado<br />

sobre las otras explotaciones de la zona y sobre las pequeñas localidades?,<br />

¿el territorio obtiene beneficios?, ¿la renta obtenida en la explotación<br />

es reinvertida en el territorio o deslocalizada?<br />

La búsqueda de respuestas a esas preguntas lleva a considerar el funcionamiento<br />

de los establecimientos rurales y sus vínculos en materia de consumo,<br />

contratación de trabajadores, etc., pero también las formas de habitar<br />

de los nuevos propietarios. Éstas se consideran porque los productores<br />

presentes suelen producir efectos positivos en el territorio: a) producen un<br />

mayor derrame de beneficios económicos y un efecto multiplicador de<br />

oportunidades laborales a través del consumo local y; b) aportan al desarrollo<br />

de relaciones sociales de vecindad y cooperación, de proyectos compartidos<br />

entre productores y acciones conjuntas que pueden beneficiar a todo<br />

el sistema territorial.<br />

En ese sentido, para analizar el impacto territorial de estas inversiones,<br />

se ha clasificado a los nuevos actores considerando sus formas de habitar<br />

y las funciones de sus establecimientos en:<br />

- productores presentes en explotaciones agropecuarias en actividad;<br />

- habitantes urbanos con explotaciones agropecuarias en actividad;<br />

- habitantes urbanos con establecimientos agropecuarios desocupados.<br />

Las inversiones de los nuevos productores presentes han sido oportunidades<br />

externas de desarrollo que han impactado positivamente sobre<br />

los procesos de desarrollo territorial. Los productores fueron protagonistas<br />

del proceso de expansión de la producción forrajera y la ganadería más<br />

intensiva sobre el fondo del valle e introdujeron la vitivinicultura, el<br />

agroturismo y otras actividades que diversificaron las fuentes de ingreso<br />

de sus explotaciones y lentamente se expandieron sobre otras explotaciones.<br />

Por otro lado, a través de la reinversión en la explotación y su forma<br />

9<br />

La legislación de Chubut habilita el fraccionamiento de tierras rurales siempre que el predio<br />

resultante pueda generar “una renta suficiente para cubrir las principales necesidades alimentarias<br />

de un grupo familiar tipo, tener capacidad de ahorro que permita acumular un capital mínimo que<br />

posibilite mejorar sus condiciones socio-culturales y económicas y la técnica de la explotación”<br />

(Boletín Oficial de Chubut, 1994). Por otro lado, habilita el fraccionamiento en lotes no menores a<br />

una hectárea siempre que se preserve “el valor paisajístico” y “los elementos significativos del ambiente”<br />

y se introduzca equipamiento de uso común para el desarrollo de actividades en contacto con la<br />

naturaleza (Boletín Oficial de Chubut, 2006).


<strong>67</strong>6 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

de habitar, produjeron el anclaje local de parte de la renta obtenida, han<br />

construido relaciones de cooperación y aportado a la construcción de<br />

capital social comunitario (Durston, 2000).<br />

Un ejemplo de estas inversiones son las realizadas por una Sociedad<br />

de Responsabilidad Limitada en la zona de Paso del Sapo. Uno de los<br />

socios, con experiencias agropecuarias en la Comarca Andina del Paralelo<br />

42, se asentó en el valle medio para el desarrollo del proyecto productivo.<br />

La explotación se orientó hacia los cultivos forrajeros, la ganadería bovina, la<br />

producción artesanal de vinos y la prestación de un servicio de hostería rural<br />

en las instalaciones de un antiguo almacén de ramos generales. Por otro<br />

lado, el nuevo productor presente se ha integrado a la dinámica de la<br />

localidad de Paso del Sapo, forma parte de la asociación Vamerch y de un<br />

grupo en formación de productores de vid del valle medio.<br />

No obstante, los nuevos actores radicados en el valle son un grupo<br />

minoritario. La mayor parte de las inversiones externas al área han sido<br />

de habitantes urbanos que no se han asentado de forma permanente en<br />

el campo, es decir, de actores sociales que gracias a las mejoras en las<br />

condiciones de transporte y las nuevas tecnologías de la comunicación,<br />

experimentan o controlan sus establecimientos rurales a través de la movilidad<br />

o desde otros lugares, incluso desde provincias y países lejanos.<br />

Las inversiones de estos actores han tenido un impacto favorable en<br />

el crecimiento de la superficie cultivada y de los volúmenes producidos<br />

en el valle. Pero su impacto en el territorio ha sido heterogéneo: algunas<br />

generaron empleos que han sido ocupados por trabajadores locales y han<br />

reinvertido buena parte de la renta en la explotación, produciendo anclaje<br />

local de la renta obtenida en producciones agropecuarias a pequeña escala,<br />

pero otras han deslocalizado buena parte de la renta obtenida a través del<br />

uso de bienes naturales del valle en explotaciones a gran escala.<br />

En solicitudes de uso de aguas públicas se ha requerido autorización<br />

para el riego de hasta 300 hectáreas, una superficie que equivale a la superficie<br />

implantada por más de una docena de chacareros del valle y a aproximadamente<br />

40% de la superficie irrigada en 2017; es decir, se trata de<br />

un territorio donde los recursos hídricos pueden ser limitados, pues, según<br />

las estimaciones del IPA publicadas en el Plan Estratégico de Infraestructura<br />

de Chubut, la superficie cultivada en 2017 ya consumía 65% de la disponibilidad<br />

hídrica para riego del valle medio. 10<br />

Un claro ejemplo de estos proyectos agropecuarios a gran escala es la<br />

explotación de una empresa agropecuaria de Azul (provincia de Buenos<br />

Aires), que fue autorizada a utilizar 1,370,000 m 3 anuales de agua del río<br />

10<br />

La disponibilidad hídrica fue estimada por el Instituto Provincial del Agua en función de<br />

registros de un período con una merma en el derrame de las cuencas del Chubut de no menos de 20%<br />

(Subsecretaría de Planificación Territorial de la Inversión Pública, 2017: 129).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

<strong>67</strong>7<br />

Chubut por un período de cinco años para 100 hectáreas de alfalfa y 200<br />

de maíz (Boletín Oficial de Chubut, 2013).<br />

Los tratos de tierras también se han producido con fines recreativos<br />

o con intencionalidades económicas que no se tradujeron en un uso<br />

concreto de las tierras. Los establecimientos rurales se encuentran desocupados<br />

o con un trabajador al cuidado de las instalaciones y son utilizados<br />

por sus propietarios en estadías ocasionales o de fin de semana. En<br />

ese sentido, no han contribuido con la transformación productiva del<br />

valle, con el desarrollo del turismo o la generación de economías residenciales,<br />

como las existentes en espacios receptores de migrantes por<br />

amenidad o estilo de vida.<br />

Por otro lado, algunos de esos establecimientos inactivos estaban<br />

ocupados o subocupados al momento de los tratos de tierras y los nuevos<br />

propietarios decidieron el cese de las actividades. En ese sentido,<br />

estos tratos no sólo no han contribuido con los procesos de desarrollo<br />

territorial, sino que incluso han impactado de forma negativa en el territorio<br />

y han profundizado las dificultades que enfrentan los productores<br />

del sector ganadero por la presencia de depredadores (zorros y pumas).<br />

Son ilustrativas las inversiones de un empresario de la provincia de Buenos<br />

Aires que compró grandes extensiones de tierras para la cría de ganado<br />

ovino y a pocos años decidió abandonar la actividad. El empresario adquirió<br />

estancias en producción sobre la meseta y un establecimiento con tierras<br />

sobre el valle, en un proceso de acaparamiento de tierras que involucró más<br />

de 75,000 hectáreas y le permitió comenzar la actividad con un stock aproximado<br />

de 17,000 ovinos. Según los entrevistados, la progresiva reducción<br />

del stock de ganado habría sido el motivo del abandono de la producción en<br />

la explotación, la venta del ganado y el despido de trabajadores.<br />

En síntesis, las inversiones son diversas en su origen geográfico y en<br />

sus intencionalidades e impacto sobre los procesos de desarrollo territorial<br />

tampoco ha sido uniforme. Mientras que algunas inversiones han contribuido<br />

con la reactivación productiva del valle e incluso con el proceso de<br />

chacarerización presentado en el apartado anterior, otras han impactado<br />

de forma negativa o, en el mejor de los casos, no han aportado a su desarrollo.<br />

Por otro lado, algunas de estas inversiones han derramado beneficios<br />

sobre el territorio a través del consumo en las pequeñas localidades<br />

y la contratación de trabajadores y han reinvertido buena parte de la renta<br />

en sus explotaciones, pero otras no han derramado beneficios económicos<br />

y han deslocalizado la renta obtenida. Por último, así como un grupo<br />

minoritario de nuevos actores se ha integrado a la asociación Vamerch o ha<br />

construido relaciones sociales y nuevas redes de productores en el territorio,<br />

un grupo mayoritario de actores urbanos no construye relaciones sociales


<strong>67</strong>8 A. D. Vazquez: Expansión geográfica del capital y transformaciones territoriales…<br />

y culturales con el territorio y acrecienta los niveles de fragmentación socioterritorial<br />

(Sili, 1999).<br />

Conclusiones y reflexiones finales<br />

En los últimos 30 años, los espacios rurales de la Patagonia han absorbido<br />

una cantidad creciente de excedentes financieros llegados a la región en<br />

búsqueda de la rentabilidad de las actividades mineras, energéticas, agrarias<br />

y turísticas y de la valorización de las tierras rurales, así como de espacios<br />

para momentos de ocio y recreación, o, también, de resguardar el capital<br />

utilizando a la tierra como un medio para el ahorro. Y si bien la meseta de<br />

Chubut no se encuentra entre los espacios patagónicos más impactados por<br />

estos procesos, ha absorbido excedentes financieros a través de tratos de<br />

tierras e inversiones que muestran nuevas tendencias territoriales:<br />

- la extracción de pórfido avanzó sobre el sector nordeste;<br />

- las transnacionales del sector metalífero no han detenido las tareas<br />

de exploración en el sector norte, mientras presionan junto a políticos<br />

provinciales y locales para producir un cambio normativo que<br />

habilite un nuevo ciclo extractivo en el marco de la crisis provincial;<br />

- la producción agrícola bajo riego ha tenido avances significativos<br />

en espacios con buenas aptitudes, en especial sobre el valle medio<br />

del río Chubut;<br />

- los proyectos turísticos son incipientes y han avanzado junto a<br />

nuevas prácticas agrarias en torno a Piedra Parada y otros atractivos<br />

naturales del valle medio;<br />

- los usos recreativos y las funciones difusas que no se tradujeron en<br />

un uso concreto de las tierras son visibles en diversos sectores de<br />

la meseta.<br />

Más allá del análisis de contexto, este artículo procura mostrar el<br />

impacto de las inversiones sobre el valle medio del río Chubut y los<br />

procesos de desarrollo iniciados en el contexto del declive de la ganadería<br />

extensiva y de la profundización de los procesos de éxodo poblacional<br />

del campo.<br />

Salvo las inversiones que han aportado al proceso de chacarerización<br />

del valle e inversiones dirigidas a proyectos en desarrollo, cuyo impacto<br />

territorial aún es incierto, los excedentes financieros provenientes de fuera<br />

de la meseta no se manifestaron como beneficios económicos y sociales<br />

para el territorio.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 657-684<br />

<strong>67</strong>9<br />

A partir de los tratos de tierras y las inversiones de actores externos a<br />

la meseta, se han introducido modalidades agropecuarias que deslocalizan<br />

los beneficios económicos obtenidos a partir del uso de los recursos del<br />

valle e introducen escalas de producción que podrían comprometer las<br />

disponibilidades hídricas necesarias para el desarrollo del proceso de<br />

chacarerización.<br />

Por otro lado, se han realizado inversiones en tierras que no han contribuido<br />

con la reactivación productiva del valle y tampoco con el desarrollo<br />

del turismo o las economías residenciales.<br />

En ese sentido, los resultados mostraron que el valle medio del río<br />

Chubut es un territorio en transformación, cuyos cambios son aún incipientes<br />

pero tienden a ser progresivos y, por lo tanto, un territorio de<br />

complejidad creciente necesitado de instancias de planificación territorial.<br />

Con este artículo se procura visibilizar la importancia de los procesos<br />

de desarrollo endógeno con anclaje territorial y de una administración<br />

de las disponibilidades hídricas del río Chubut, que priorice el<br />

proceso de chacarerización y la diversificación productiva de las explotaciones<br />

de los productores asentados en la meseta.<br />

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Recibido: 25 de mayo de 2020.<br />

Reenviado: 4 de marzo de 2021.<br />

Aceptado: 19 de marzo de 2021.<br />

Alberto Daniel Vazquez. Doctor en Geografía por la Universidad Nacional<br />

del Sur (Bahía Blanca, Argentina). Investigador y consejero del Instituto<br />

de Investigaciones Geográficas de la Patagonia (IGEOPAT) y del<br />

Grupo de Investigación Geografía, Acción y Territorio (GIGAT). Profesor<br />

adjunto de la cátedra Geografía Regional Argentina y jefe de Trabajos<br />

Prácticos de las cátedras Metodología de la Investigación Geográfica y<br />

Geografía Económica Argentina de la Universidad Nacional de la Patagonia<br />

San Juan Bosco (Comodoro Rivadavia, Argentina). Líneas de<br />

investigación: análisis de transformaciones y problemáticas socioterritoriales<br />

de los espacios rurales de la Patagonia argentina y de las relaciones<br />

entre el campo y la ciudad y entre lo rural y lo urbano. Sus más recientes<br />

publicaciones son, como coautor: “O tratamento teórico do tempo na<br />

Geografia: possibilidades metodológicas”, Geoingá: <strong>Revista</strong> do Programa<br />

de Pós-Graduação em Geografia, 11 (2), Maringá, Universidade Estadual<br />

de Maringá, pp. 100-116 (2019); Micropueblos en la Patagonia central y<br />

perspectivas territoriales. Los casos de Buen Pasto, Aldea Apeleg y Facundo,<br />

Comodoro Rivadavia, Edupa / Editorial Universitaria de la Patagonia<br />

(2018) y “Dinámica espacial del proceso de extranjerización de la tierra<br />

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Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717.<br />

Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

DOI: http://dx.doi.org/10.22136/est20211633<br />

¿Existe convergencia regional en la<br />

brecha salarial por género en México? 1<br />

Is there regional convergence in the gender<br />

wage gap in Mexico?<br />

685<br />

David Castro Lugo*<br />

Reyna Elizabeth Rodríguez Pérez*<br />

Raúl Ramos Lobo**<br />

Abstract<br />

The objective of the paper is to analyze the behavior of the gender wage gap, disaggregating<br />

formal and informal workers, and to contrast the existence of regional<br />

convergence, for the period 2005-2017 in Mexico. Applying the Oaxaca-Blinder<br />

methodology, wage gap measurements adjusted for composition effects are obtained<br />

and the existence of σ and β convergence among Mexican states is analyzed. The<br />

results provide evidence of σ, β and β-conditional convergence. It is identified that<br />

the explained component plays a more relevant role in formal workers, while the<br />

unexplained part plays a more relevant role in informal workers.<br />

Keywords: gender, wage gap, convergence, econometrics, Mexico.<br />

Resumen<br />

El objetivo del documento es analizar el comportamiento de la brecha salarial<br />

por género, desagregando trabajadores formales e informales, y contrastar la<br />

existencia de convergencia regional, para el periodo 2005-2017 en México.<br />

Aplicando la metodología Oaxaca-Blinder, se obtienen mediciones de brecha<br />

salarial ajustada a los efectos composición y se analiza la existencia de σ y β<br />

convergencia entre los estados mexicanos. Los resultados aportan evidencia de<br />

convergencia σ, β y β-condicionada. Se identifica que el componente explicado<br />

juega un papel más relevante en los trabajadores formales, mientras que la parte<br />

no explicada lo hace en trabajadores informales.<br />

Palabras clave: género, brecha salarial, convergencia, econometría, México.<br />

* Universidad Autónoma de Coahuila, correos-e: david.castro@uadec.edu.mx y reynarodriguez@<br />

uadec.edu.mx<br />

** Universitat de Barcelona, correo-e: rramos@ub.edu<br />

1<br />

Los autores agradecen los comentarios y las sugerencias de dictaminadores anónimos.


686 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

Introducción<br />

El estudio de la brecha salarial por género es un tema que ha sido abordado<br />

en diferentes países y bajo distintos enfoques metodológicos; México no es<br />

la excepción. Estudios como Alarcón y MacKinley (1994) y Brown et al.<br />

(1999), quienes analizaron el tema desde la segunda mitad de los ochenta<br />

hasta mediados de los noventa del siglo pasado, encontraron que la diferencia<br />

salarial por género superaba 20 por ciento. Años después, Popli<br />

(2013), Rodríguez y Castro (2014a), Arceo-Gómez y Campos-Vázquez<br />

(2014) y Rodríguez, Ramos et al. (2017), entre otros, encuentran que las<br />

diferencias disminuyeron, pero la brecha continúa siendo relevante y a<br />

favor de los hombres.<br />

Por otra parte, Rodríguez y Castro (2014a) señalan que las brechas<br />

salariales a nivel regional, considerando siete regiones, fluctúan entre 13<br />

y 26% durante el primer lustro de este siglo, mostrando que, no obstante<br />

la reducción nacional, a nivel subnacional las brechas son grandes y dispares<br />

espacialmente.<br />

A pesar del volumen de trabajos sobre las diferencias salariales por<br />

género en México, no se han realizado estudios que analicen la evolución<br />

temporal entre los estados e identifiquen si las diferencias existentes entre<br />

ellos se han reducido, es decir, si se ha producido un proceso de convergencia<br />

regional en la brecha salarial por género; no obstante que los primeros<br />

estudios sobre brecha salarial por género (Alarcón y MacKinley,<br />

1994) y convergencia regional (Esquivel, 1999) del ingreso en México datan<br />

del siglo pasado, y la metodología de convergencia es utilizada de manera<br />

habitual para analizar la evolución temporal de distintos fenómenos.<br />

Por otra parte, las investigaciones que consideran una desagregación<br />

por tipos de empleo –formales e informales– encuentran diferencias<br />

significativas entre las brechas por género entre estos grupos de trabajadores<br />

(Popli, 2013; Rodríguez, Ramos et al. 2017).<br />

A partir de las consideraciones anteriores, el presente documento tiene<br />

por objetivo analizar el comportamiento de la brecha salarial por género<br />

regional 2 y discutir la existencia de un proceso de convergencia, considerando<br />

trabajadores formales e informales.<br />

Los mecanismos que podrían explicar dicha reducción son diversos:<br />

i) la mayoría de las políticas de igualdad de género tienen cobertura<br />

nacional; ii) se han producido cambios culturales y sociales que podrían<br />

mejorar la situación relativa de las mujeres en el mercado de trabajo,<br />

2<br />

En el presente documento cada entidad federativa o estado es considerado como<br />

región y se utiliza de manera indistinta.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

687<br />

impactando más en las entidades con mayores desigualdades al principio<br />

del periodo, así como en empleos con brecha de género más marcadas.<br />

El estudio cubre el periodo 2005-2017 y utiliza información trimestral<br />

de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). A nivel<br />

metodológico, en primer lugar se aplica la técnica Oaxaca-Blinder para<br />

obtener mediciones de la brecha salarial ajustada por efectos composición.<br />

En segundo lugar, se analiza la existencia de y convergencia entre los<br />

estados mexicanos para las distintas mediciones obtenidas.<br />

La contribución principal del documento es que, a partir de la implementación<br />

de la metodología de convergencia, es posible identificar el<br />

comportamiento de la brecha salarial por género en los estados de México<br />

para los últimos lustros, considerando trabajadores formales e informales,<br />

así como los elementos que inciden sobre su desempeño, estudio que no<br />

se había realizado en México.<br />

La desagregación por tipo de trabajadores ha permitido identificar,<br />

por una parte, que ambos grupos de trabajadores ayudaron a la reducción<br />

de las diferencias espaciales en la brecha de género; por la otra, exponen<br />

que la contribución de estos grupos provino de dinámicas distintas. En<br />

los trabajadores formales, la fuente principal se relaciona con la parte<br />

explicada de la brecha salarial, mientras que, en el segmento de trabajadores<br />

informales, las reducciones se asocian con el componente no explicado.<br />

Por otra parte, se identificó la presencia del fenómeno que llamamos<br />

“democratización de la brecha salarial” en contra de las mujeres.<br />

El documento se compone de cuatro apartados: en el primero se hace<br />

una revisión sobre la brecha salarial y su evolución; posteriormente, se<br />

presentan los datos y la metodología utilizada; en el apartado tres se aborda<br />

la brecha salarial por género a nivel nacional, por estados, por tipo de<br />

trabajadores y la convergencia; por último, se presentan las conclusiones.<br />

1. La brecha salarial y su evolución<br />

1.1. Brecha salarial: una breve revisión de la literatura<br />

internacional<br />

La brecha salarial, entendida como la diferencia en las remuneraciones que<br />

perciben hombres y mujeres, es objeto de análisis desde hace varias décadas.<br />

Los estudios sobre la evolución de la brecha salarial por género y la dispersión<br />

entre países o regiones indican que se ha reducido en el tiempo.<br />

Moral-Arce et al. (2012) encuentran una reducción de la brecha salarial<br />

en España para el periodo 1995-2002; por su parte, Enamorado et al. (2009)<br />

realizan un estudio en países centromericanos, cubriendo desde mediados


688 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

de los noventa hasta el primer lustro del siglo XXI; sus resultados indican<br />

disminución en la brecha salarial hasta principios del siglo, que posteriormente<br />

se incrementa.<br />

Weichselbaumer y Winter-Ebmer (2005) realizan un ejercicio de<br />

metanálisis sobre la brecha salarial considerando estudios desde 1970 en<br />

diferentes países y concluyen que la magnitud de las diferencias salariales<br />

por género disminuyó. Kunze (2017) registra el mismo comportamiento<br />

en países desarrollados, de 1970 a 2015; mientras que Kassenböhmer y<br />

Sinning (2014) y Blau y Kahn (2017) hacen lo propio en Estados Unidos<br />

durante el periodo que cubre desde las últimas décadas del siglo pasado<br />

hasta la primera del presente y documentan una reducción sistemática.<br />

Ahmed y Maitra (2015) encuentran evidencia de reducción de la brecha<br />

salarial en Bangladesh durante la primera década del siglo; Mosomi (2018),<br />

por su parte, registra una reducción entre 1993 y 2015 en Sudáfrica.<br />

Redmond y McGuinness (2019) documentan una reducción de la brecha<br />

salarial entre hombres y mujeres en 28 países europeos; sin embargo,<br />

señalan que la convergencia no es un fenómeno universal y la convergencia<br />

de género parece ser más prominente en los países de Europa del Este.<br />

Francis-Devine y Pyper (2020) reportan que en los últimos 20 años la<br />

brecha salarial por género se redujo en el Reino Unido; por su parte, Murillo<br />

et al. (2017), en su estudio para España durante los años 2002-2010, encuentran<br />

una notable heterogeneidad en las brechas salariales regionales.<br />

A partir de los estudios señalados anteriormente, se puede afirmar que,<br />

aún cuando no se tiene un consenso, parece existir una reducción de la<br />

brecha salarial a través del tiempo entre regiones o países, aunque no<br />

necesariamente en la misma magnitud.<br />

1.2. La brecha salarial en México: revisión de la situación<br />

¿Cuál ha sido la evolución de la brecha salarial por género en México?<br />

En las últimas décadas se ha realizado un avance significativo en la medición<br />

y comprensión de la brecha salarial y sus componentes (Rodríguez,<br />

Ramos et al., 2017; Arceo-Gómez y Campos-Vázquez, 2014), aunque<br />

los estudios que analizan este comportamiento durante un periodo relativamente<br />

largo son escasos; no obstante, es posible identificar algunos<br />

patrones de comportamiento.<br />

En primer lugar, los estudios que analizan el periodo de la década de<br />

los ochenta y primera mitad de los noventa, con independencia de la fuente<br />

de información utilizada, encuentran que, en general, la brecha salarial por<br />

género en contra de las mujeres aumentó (Alarcón y McKinley, 1994; Brown<br />

et al., 1999); sin embargo, cuando el análisis se centra en sectores asociados<br />

con la apertura comercial, la diferencia salarial se reduce (Artecona y


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

689<br />

Cunnigham, 2002; Hazarika y Otero, 2004), hecho que parece indicar que<br />

la apertura comercial, iniciada a mediados de los ochenta, tiene un efecto<br />

favorable en la reducción de la brecha salarial, tal como se esperaría bajo un<br />

esquema de mayor competencia, lo que se consolida a partir del siglo XXI<br />

en diferentes sectores y segmentos de población objetivo (Popli, 2013;<br />

Arceo-Gómez y Campos-Vázquez, 2014; Rodríguez, Ramos et al. 2017;<br />

Rodríguez y Castro, 2017; Rodríguez, 2018). Por su parte, Mendoza (2020)<br />

registra un comportamiento relativamente estable en la brecha salarial en<br />

la parte media de la distribución entre 2005 y 2020, y Orraca et al. (2016)<br />

encuentran que la brecha salarial se incrementó durante la primera década<br />

de este siglo.<br />

Si bien los resultados anteriores muestran comportamientos a nivel<br />

nacional, la dinámica puede ser diferente entre regiones. Rodríguez y<br />

Castro (2014a) hacen un análisis nacional y por regiones, considerando<br />

el periodo 2000-2004, y encuentran que, aún cuando la brecha salarial<br />

por género se reduce en el periodo de estudio, la diferencia entre regiones<br />

es amplia. Rodríguez, Ramos et al. (2017) estudian la brecha salarial en<br />

México para trabajadores de los segmentos público y privado; dentro de<br />

este último, analizan los sectores formal e informal (2005-2015) y obtienen<br />

una reducción de la misma en los diferentes grupos; sin embargo, en el<br />

estado de Coahuila el comportamiento de la brecha salarial va en dirección<br />

contraria para los mismos segmentos (Rodríguez, Castro et al., 2017).<br />

Por su parte, Rodríguez y Castro (2014b) muestran que la brecha<br />

salarial entre Saltillo y Hermosillo, 3 en el periodo 2005-2011, tiene comportamientos<br />

dispares, indicando que no todas las regiones siguen una<br />

misma tendencia.<br />

Los componentes de la brecha salarial que caracterizan su evolución<br />

es otro elemento de análisis; Rodríguez, Ramos et al. (2017) encuentran<br />

que la fuente de la reducción corresponde a la parte no explicada de la<br />

brecha salarial, resultado que es compartido por Arceo-Gómez y Campos-<br />

Vázquez (2014) y Rodríguez (2018).<br />

Por su parte, Rodríguez et al. (2019) analizan la desigualdad salarial a<br />

través de la descomposición del índice de Theil, en los años 2005, 2009<br />

y 2016, entre trabajadores formales e informales en regiones de México,<br />

de acuerdo con el grado de exposición a la apertura comercial. Sus resultados<br />

indican que: a) la desigualdad salarial es mayor entre los trabajadores<br />

formales en relación con los informales; b) la región de alta exposición<br />

presenta la menor desigualdad en ambos grupos; c) la desigualdad salarial<br />

muestra una reducción en todas las regiones y por sexo, con excepción<br />

del año 2009, y en el grupo de formales en la región de baja exposición;<br />

3<br />

Áreas urbanas ubicadas en el norte del país, las cuales comparten la presencia de actividades<br />

económicas relevantes.


690 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

y d) cuando se analiza la desigualdad intragrupos por género se encuentran<br />

pocas diferencias salariales entre mujeres y hombres.<br />

A partir de lo anterior, es posible establecer algunos elementos relevantes<br />

sobre la brecha salarial por género en México, como el hecho de<br />

que, a partir del siglo XXI, a nivel nacional, la diferencia salarial por género<br />

se reduce al considerar diferentes segmentos (trabajadores públicos y<br />

privados, formales e informales), así como que la fuente de tal reducción<br />

corresponde al factor no explicado. Sin embargo, los resultados tienen<br />

menos consenso cuando se cuestiona si el comportamiento anterior se<br />

presenta para todas las entidades federativas. Un elemento adicional a<br />

señalar es la inexistencia de estudios que exploren la presencia de convergencia<br />

regional en la brecha salarial, así como en los factores de características<br />

y retornos, si bien es cierto que desde finales del siglo pasado se han<br />

realizado distintos estudios que analizan la convergencia regional del<br />

ingreso entre los estados mexicanos (por ejemplo, Esquivel, 1999).<br />

Según lo dicho, se justifica la realización de un estudio que busque<br />

responder las siguientes interrogantes: ¿Existe convergencia regional en<br />

la brecha salarial por género en México en las primeras dos décadas del<br />

siglo XXl? En caso de que así sea, ¿qué tipo de convergencia se presenta?,<br />

¿qué factores (características o retornos) son más relevantes en el proceso<br />

de convergencia?<br />

2. Datos y metodología<br />

2.1. Datos<br />

La fuente de información utilizada es la ENOE, que publica información<br />

trimestral con representatividad a nivel de entidad federativa y contiene<br />

registros individuales de las características sociodemográficas y laborales<br />

de la población ocupada.<br />

Para este estudio, la población objetivo son los trabajadores de ambos<br />

sexos, de todos los sectores económicos, de 16 a 65 años, con ingresos<br />

positivos no mayores a 100,000 pesos mensuales 4 y jornada laboral entre<br />

15 y 70 horas semanales. La consideración del grupo de edad entre 16 y<br />

65 años es habitual en los estudios sobre brecha de género salarial, dado<br />

que incluye al segmento con mayor tasa de actividad laboral y facilita la<br />

comparación de los resultados a nivel internacional. La clasificación de<br />

trabajadores formales e informales se hizo sobre el criterio de acceso a<br />

prestaciones sociales en el trabajo. La información de ingreso fue deflactada<br />

a la segunda quincena de julio de 2017 y expresada en salario por<br />

4<br />

Aproximadamente 5000 dólares mensuales.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

691<br />

hora, con el propósito de estandarizar el ingreso y que no se vea afectado<br />

por las diferencias en la jornada laboral entre hombres y mujeres, que en<br />

los últimos años ha tendido a incrementarse, superando las siete horas<br />

semanales, en promedio, a favor de los hombres. La base de datos también<br />

facilita el estado de residencia, por lo que el análisis incluye a los 32 estados<br />

mexicanos.<br />

2.2. Medición de la brecha de género a nivel regional e<br />

identificación de sus determinantes<br />

A partir de los registros individuales se conforma un panel de datos integrado<br />

por 32 observaciones transversales (estados) y 51 trimestres como<br />

observaciones longitudinales (2005-2017), con información de la brecha<br />

salarial por género y sus componentes, utilizando la metodología de<br />

Oaxaca-Blinder.<br />

La brecha salarial por género indica la diferencia salarial promedio 5<br />

entre mujeres y hombres, la cual es descompuesta mediante la metodología<br />

Oaxaca (1973) y Blinder (1973) (OB).<br />

La descomposición de la brecha salarial consiste, primeramente, en<br />

estimar ecuaciones salariales para hombres y mujeres:<br />

(1)<br />

Donde W i<br />

es el salario por hora del trabajador i expresado en logaritmo;<br />

X i<br />

son las características individuales del trabajador y del lugar de trabajo<br />

asociadas al salario, en este caso corresponde a años de estudio, experiencia<br />

potencial y su cuadrado, jornada laboral de tiempo completo y parcial,<br />

estado civil y sector económico; β son los parámetros asociados a las<br />

características y ε es el término de error aleatorio con esperanza igual a 0<br />

y variancia constante entre las observaciones.<br />

La ecuación 1 se estima por mínimos cuadrados ordinarios (MCO)<br />

robustos a la presencia de heterocedasticidad.<br />

A partir de las estimaciones salariales, y definiendo los valores medios<br />

de las distintas características consideradas para mujeres y hombres<br />

, es posible realizar una descomposición de la brecha salarial por género,<br />

reflejada en la ecuación 2, que aporta información relevante para entender<br />

el comportamiento de la brecha salarial total y se expresa en los términos<br />

siguientes:<br />

(2)<br />

5<br />

La brecha salarial puede determinarse para cualquier punto de la distribución salarial, aunque<br />

tradicionalmente se determina para su valor medio.


692 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

Considerando la estructura salarial de referencia o no discriminatoria<br />

de los hombres, el primer componente de la brecha salarial captura las<br />

diferencias asociadas a las características (componente explicado) de los<br />

grupos, mientras que la segunda parte registra las diferencias en los rendimientos<br />

a las características (componente no explicado).<br />

2.3. Convergencia regional en la brecha de género<br />

Para medir la presencia de convergencia regional se utilizan los conceptos<br />

de -convergencia, -convergencia y -convergencia condicional. Si bien<br />

estos conceptos se originaron en el contexto de la literatura sobre crecimiento<br />

económico (Sala i Marti, 1996), actualmente se utilizan de manera<br />

habitual para analizar la evolución temporal de distintos fenómenos<br />

donde resulta relevante tener en cuenta la posición relativa de las distintas<br />

unidades territoriales consideradas. Por ejemplo, Chen et al. (2008)<br />

analizan la convergencia en niveles de precios; Ivanova (2018), en salarios<br />

reales y Janssen et al. (2016), en las tasas de mortalidad, por poner algunos<br />

ejemplos.<br />

De manera similar a la literatura citada, en nuestro trabajo analizamos<br />

si existe una aproximación en los niveles observados en la brecha de género<br />

entre los 32 estados mexicanos, es decir, si las diferencias en la brecha de<br />

género observadas entre estados se han reducido con el paso del tiempo.<br />

Los mecanismos que podrían explicar dicha reducción son diversos: por<br />

un lado, la gran mayoría de las políticas de igualdad de género se han<br />

adoptado a nivel nacional, pero en muchos casos son los estados los<br />

encargados de ponerlas en práctica. Por otro lado, se han producido<br />

cambios culturales y sociales que también podrían haber ayudado a que<br />

la situación relativa de las mujeres, respecto de los hombres, en el mercado<br />

de trabajo haya mejorado más en aquellos estados con mayores desigualdades<br />

al principio del periodo. Se trata, por tanto, de analizar si existe una<br />

tendencia sistemática a que las diferencias regionales en la brecha de género<br />

se reduzcan y, además, de comprobar si en aquellas regiones con mayores<br />

desigualdades de género se observa una reducción más intensa de la brecha<br />

salarial durante el periodo analizado.<br />

El primer aspecto está relacionado con el concepto de -convergencia,<br />

que se refiere a la reducción, a lo largo del tiempo, de la dispersión en la<br />

variable analizada entre el grupo de regiones, estados o países analizados.<br />

Esta dispersión suele medirse a través de la desviación típica de la variable<br />

de interés. Por tanto, una primera medida que nos permitirá comprobar<br />

las diferencias en la brecha de género entre los estados es la evolución de la<br />

desviación típica de dicha variable.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

693<br />

El segundo aspecto, en cambio, se refiere a la -convergencia. Dicho<br />

concepto se refiere a la existencia de una relación inversa entre la variación<br />

de la variable de interés durante el período analizado y su nivel inicial. Es<br />

decir, que los estados que parten de una brecha de género más elevada<br />

son los que deberían tener una mayor reducción. Ambos tipos de convergencia<br />

están relacionados entre sí. En concreto, la -convergencia es una<br />

condición necesaria, aunque no suficiente, para que exista la -convergencia.<br />

La hipótesis de -convergencia, tal y como se acaba de formular, se<br />

corresponde con el concepto de convergencia absoluta: se considera que<br />

los estados deben aproximarse hacia un mismo nivel de la brecha de género<br />

(el equivalente en la literatura del crecimiento sería el estado estacionario,<br />

es decir, el nivel de la brecha que se observaría a largo plazo y que podríamos<br />

suponer que debería tender a cero). Sin embargo, pueden existir<br />

diferencias estructurales entre los estados (por ejemplo, relacionados con<br />

su estructura social, su estructura productiva, sus instituciones o, incluso,<br />

sus preferencias), que podrían llevarlos a un punto final que fuese distinto<br />

para cada uno de ellos (es decir, que tuviesen estados estacionarios distintos).<br />

Este concepto se conoce como convergencia condicionada. La<br />

hipótesis de convergencia condicionada supone, por tanto y en nuestro<br />

caso, que los estados podrían converger, cada uno, hacia un determinado<br />

nivel de la brecha de género, pero que la reducción de la brecha sería<br />

mayor cuanto más alejados estén de ese punto, que sería distinto para<br />

cada uno de ellos.<br />

A nivel empírico, la hipótesis de convergencia absoluta en un contexto<br />

donde se utilizan datos de panel se contrastaría a partir de la estimación<br />

de la ecuación 3:<br />

Donde se regresa la variación de la brecha de género entre el instante t-i y<br />

t observado para cada estado (r) con su nivel inicial en t-i. En la ecuación,<br />

u rt<br />

denota un término de perturbación esférico. El coeficiente β indica la<br />

velocidad de convergencia estimada y, si se cumple la hipótesis de convergencia<br />

absoluta, debería tener un signo negativo y estadísticamente distinto<br />

de cero.<br />

En la ecuación 4 se incluyen efectos fijos a nivel regional (γ r<br />

), lo que<br />

permite obtener una medición de la velocidad de convergencia condicionada:<br />

(4)<br />

(3)


694 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

De manera similar a la ecuación 3, el coeficiente β’ indica ahora la<br />

velocidad de convergencia condicional estimada y, si se cumple la hipótesis<br />

de convergencia condicional, debería tener un signo negativo y estadísticamente<br />

distinto de cero. Por último, v rt<br />

denota un término de perturbación<br />

esférico.<br />

3. Convergencia regional de la brecha salarial por género en México<br />

3.1. Brecha salarial nacional<br />

Para dar respuesta a las interrogantes del documento, se inicia estableciendo<br />

el comportamiento de la brecha salarial promedio por género a nivel<br />

nacional, como se muestra en la gráfica 1, en la que un valor de 0 indica<br />

ausencia de brecha; valores inferiores, una remuneración relativa favorable<br />

a los hombres; y valores superiores, una ventaja salarial para las mujeres.<br />

A partir de la información proporcionada por la gráfica 1, es posible<br />

destacar dos elementos relevantes: i) la diferencia salarial promedio por<br />

género es favorable a los hombres, con valores que fluctúan entre -0.10<br />

y -0.02 puntos logarítmicos; y ii) la brecha tiende a reducirse a lo largo<br />

del tiempo.<br />

El comportamiento observado está en correspondencia con los resultados<br />

registrados en otros países y con los estudios realizados en México<br />

desde principios de este siglo, como se señaló previamente.<br />

Las diferencias relativamente pequeñas en la brecha salarial promedio<br />

por género no implican ausencia de disparidad en las remuneraciones; lo<br />

que indican es que los salarios por hora promedio por sexo son similares,<br />

aunque las jornadas laborales pueden ser distintas, así como la dotación<br />

de capital humano y los rendimientos a las características observables. Las<br />

partes explicada y no explicada aportan información relevante para entender<br />

el comportamiento de la brecha salarial total.<br />

La parte explicada, componente asociado a la dotación de capacidades,<br />

indica que las mujeres, en promedio, disponen de mayor capital humano<br />

que los hombres y, tomando como referencia el rendimiento salarial a las<br />

características de los hombres, las mujeres deberían recibir remuneraciones<br />

superiores a ellos, motivo por el cual el valor es positivo, del orden de<br />

0.05 puntos logarítmicos; además, es importante destacar la estabilidad<br />

del componente durante todo el periodo, como se observa en la línea<br />

superior de la gráfica 1.<br />

El componente no explicado corresponde a factores no asociados a la<br />

dotación de capital humano, variables o factores no incluidos en el modelo,<br />

como pueden ser la discriminación o características no observables, e


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

695<br />

indica, en primer término, que si las mujeres tuvieran la misma dotación<br />

de capacidades que los hombres, la desventaja salarial por género sería mayor.<br />

En segundo término, las diferencias asociadas al componente no explicado<br />

se han reducido en el tiempo, lo que puede ser interpretado como una señal<br />

de menor discriminación salarial por género en el mercado laboral mexicano.<br />

Gráfica 1<br />

México: brecha salarial trimestral promedio por género, total y<br />

descomposición, 2005-2017<br />

Nota: brecha salarial es (LnMujeres-LnHombres).<br />

Fuente: elaboración propia a partir de microdatos trimestrales de la ENOE (Inegi, 2005-2017).<br />

Si bien la brecha salarial general presenta un diferencial a favor de los<br />

hombres, que durante el periodo de análisis tiende a reducirse, Rodríguez,<br />

Ramos et al. (2017) señalan que este comportamiento es distinto entre<br />

trabajadores formales e informales, aspecto de suma relevancia en una<br />

economía donde el empleo informal contribuye con más de 50 por ciento.<br />

La gráfica 2 presenta la evolución de la brecha salarial para trabajadores<br />

formales e informales, y en ella se pueden destacar algunos elementos: i) en<br />

ambos grupos de trabajadores, y para todo el lapso de análisis, el salario<br />

promedio favorece a los hombres; ii) al inicio del periodo, la brecha salarial<br />

de los informales era más desfavorable para las mujeres; iii) existe una tendencia<br />

hacia la convergencia entre los dos grupos de trabajadores, explicada<br />

fundamentalmente por una reducción en la brecha salarial de los informales;<br />

y iv) la desagregación de la diferencia salarial por tipo de empleo parece<br />

indicar que la reducción de la brecha salarial total se explica fundamentalmente<br />

por el comportamiento observado en los trabajadores informales.<br />

La descomposición de la brecha salarial para los trabajadores formales<br />

indica que, si las características de las mujeres fueran remuneradas de acuerdo<br />

con lo que reciben los hombres (parte explicada), la brecha salarial sería a


696 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

Gráfica 2<br />

México: trabajadores formales e informales. Brecha salarial<br />

por género, 2005-2017<br />

Nota: brecha salarial es (LnMujeres-LnHombres).<br />

Fuente: elaboración propia a partir de microdatos trimestrales de la ENOE (Inegi, 2005-2017).<br />

favor de las mujeres (gráfica 3, línea superior). Si consideramos igualdad de<br />

características y diferentes remuneraciones (parte no explicada), la brecha<br />

salarial sería aún más favorable para los hombres (gráfica 3, línea inferior).<br />

Por otra parte, el desempeño a lo largo del periodo muestra que no se<br />

presentaron cambios significativos en los componentes, por lo cual la<br />

brecha salarial por género en los empleos formales se mantiene estable.<br />

Gráfica 3<br />

México: trabajadores formales. Brecha salarial por género y<br />

descomposición, 2005-2017<br />

Nota: brecha salarial es (LnMujeres-LnHombres).<br />

Fuente: elaboración propia a partir de microdatos trimestrales de la ENOE (Inegi, 2005-2017).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

697<br />

A partir de la información proporcionada en la gráfica 3, es posible<br />

afirmar que durante el lapso 2005-2017 la brecha salarial del empleo<br />

formal y sus componentes no contribuyeron a la modificación de las<br />

diferencias salariales totales; por tanto, las variaciones en la brecha salarial<br />

general se explican fundamentalmente por lo que sucedió en los trabajadores<br />

informales, como se señaló anteriormente; pero ¿cuál es la contribución<br />

de la parte explicada y no explicada de los empleos informales en<br />

la brecha salarial total?<br />

La evolución de la brecha salarial por género en empleos informales<br />

indica que la reducción encuentra sustento principalmente por la parte<br />

no explicada (gráfica 4); por tanto, éste es el componente fundamental<br />

que incide sobre la reducción de la brecha salarial total.<br />

Gráfica 4<br />

México: trabajadores informales. Brecha salarial por género y<br />

descomposición, 2005-2017<br />

Nota: brecha salarial es (LnMujeres-LnHombres).<br />

Fuente: elaboración propia a partir de microdatos trimestrales de la ENOE (Inegi, 2005-2017).<br />

Los resultados anteriores pueden tener una lectura positiva desde dos<br />

puntos de vista: i) la reducción de la brecha se presenta en el segmento<br />

de trabajadores donde la magnitud es mayor: los trabajadores informales;<br />

y ii) el componente que más contribuye a disminuir la diferencia es la<br />

parte no explicada, elemento vinculado a la discriminación salarial.


698 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

3.2. Brecha salarial por estados<br />

3.2.1. Brecha salarial total por estados<br />

En la sección anterior se presentó la evolución de la brecha salarial nacional<br />

y su descomposición, además de considerar empleos formales e informales;<br />

no obstante, dada la heterogeneidad espacial, es pertinente<br />

identificar la magnitud de las brechas salariales por estados y las diferencias<br />

existentes entre ellos, así como su comportamiento en el lapso estudiado,<br />

aspecto que es abordado a continuación.<br />

La gráfica 5 muestra la brecha salarial total por estados para los años<br />

2005 y 2017, donde se pueden destacar algunos elementos relevantes. En<br />

primer término, la dispersión de la brecha entre estados es amplia (desde<br />

-0.280 a 0.160 en 2005 y -0.178 a 0.255 en 2017); en segundo lugar, no<br />

obstante que la brecha salarial, en la mayoría de los estados, es favorable<br />

a los hombres, en algunas entidades federativas el salario promedio femenino<br />

es mayor (Chiapas, Tabasco y San Luis Potosí, por mencionar los<br />

más relevantes). Un tercer elemento es que, en general, en 2017 los estados<br />

presentan menor brecha salarial respecto de 2005, aunque el comportamiento<br />

de los estados es heterogéneo y en algunos casos aumenta la<br />

brecha en favor de los hombres (Chihuahua, Baja California, Tlaxcala y<br />

Morelos, los más destacados); finalmente, un aspecto adicional es que la<br />

brecha salarial a simple vista no muestra un patrón espacial; es decir, en<br />

Gráfica 5<br />

México: brecha salarial por género y estados, 2005 y 2017<br />

Nota: brecha salarial es (LnMujeres-LnHombres); M: mujeres, H: hombres.<br />

Fuente: elaboración propia a partir de microdatos trimestrales de la ENOE (Inegi, 2005-2017).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

699<br />

las distintas macroregiones del país (norte, centro y sur) existen estados<br />

con altas y bajas diferencias salariales y su comportamiento en el tiempo<br />

no muestra un patrón definido.<br />

Una vez presentado el comportamiento de la brecha por estados, es<br />

pertinente explorar el papel que juegan los componentes explicado y no<br />

explicado sobre dicho desempeño.<br />

La información referente a la parte explicada se presenta en la gráfica<br />

6. Para el año 2005, en la mayoría de las entidades, con excepción de<br />

Oaxaca, Guerrero y Yucatán, el salario promedio por hora es favorable a<br />

las mujeres, indicando que las mujeres, en promedio, tienen mayor dotación<br />

de capital humano que los hombres, lo cual se aprecia desde el año<br />

inicial de referencia y se reafirma en 2017; no obstante, es pertinente<br />

puntualizar dos aspectos: i) existen diferencias relevantes en las brechas<br />

salariales explicadas por entidades y ii) la dinámica temporal y espacial<br />

no es homogénea.<br />

Gráfica 6<br />

México: componente explicado de la brecha salarial por género y<br />

estados, 2005 y 2017<br />

M: Mujeres, H: Hombres.<br />

Fuente: elaboración propia a partir de la descomposición de la brecha salarial mediante la<br />

metodología Oaxaca-Blinder.<br />

La gráfica 7 presenta el componente no explicado de la brecha salarial.<br />

A diferencia de lo observado en la gráfica 6, para 2005, en casi la totalidad<br />

de los estados (con excepción de Chiapas, San Luis Potosí y Tabasco), este<br />

componente favorece a los hombres, lo que indica que existen elementos<br />

no considerados en las ecuaciones salariales que están impactando sobre<br />

la brecha salarial por género, dentro de los cuales podemos mencionar


700 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

Gráfica 7<br />

México: componente no explicado de la brecha salarial por género<br />

y estados, 2005 y 2017<br />

M: mujeres, H: hombres<br />

Fuente: elaboración propia a partir de la descomposición de la brecha salarial mediante la<br />

metodología Oaxaca-Blinder.<br />

factores asociados a distintas preferencias por género para tomar riesgos,<br />

actitud de competencia, negociación, etc. (Azmat y Petrongolo, 2014); por<br />

su parte, Jacobsen (2004), Llorca (2007), Sánchez y Lavié (2011), Silva<br />

(2004) y De Barbieri (2004) plantean que hombres y mujeres enfrentan<br />

distintos niveles de poder en sus relaciones, donde la subordinación en el<br />

ambiente laboral tiende a traducirse en la división sexual del trabajo, así<br />

como en discriminación salarial.<br />

Al igual que en la brecha total y el componente explicado, la magnitud<br />

de esta diferencia es amplia entre estados, mientras que el comparativo<br />

temporal parece indicar que, en general, las disparidades en la brecha<br />

asociadas a la parte no explicada se redujo, aún cuando se mantiene la<br />

ventaja en favor de los hombres.<br />

3.2.2. Brecha salarial por estados y tipo de trabajadores<br />

Anteriormente se presentó el comportamiento de la brecha salarial entre<br />

estados y entre sus componentes, considerando a todos los trabajadores;<br />

no obstante, Popli (2013), Rodríguez, Ramos et al. (2017) y Rodríguez<br />

(2019) han señalado que los trabajadores formales e informales presentan<br />

magnitudes y comportamientos distintos, lo cual hace necesario diferenciar<br />

entre estos dos tipos de trabajadores e identificar su desempeño.<br />

En la brecha salarial de trabajadores formales (gráfica 8) se observa<br />

que en la mayoría de los estados la brecha favorece a los hombres, aunque,<br />

en general, las diferencias se reducen en 2017.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

701<br />

Gráfica 8<br />

México: trabajadores formales. Brecha salarial por género y estados,<br />

2005 y 2017<br />

Fuente: elaboración propia a partir de la descomposición de la brecha salarial mediante la<br />

metodología Oaxaca-Blinder.<br />

Dos hechos se pueden señalar: por un lado, se reduce la brecha en<br />

contra de las mujeres en los estados que presentaban las mayores magnitudes;<br />

por otro, aumenta la magnitud de la brecha en 15 de los 32 estados;<br />

así, durante el periodo de análisis parece existir una “democratización” de<br />

la brecha salarial en contra de las mujeres a lo largo del territorio nacional.<br />

A partir de lo anterior, es pertinente preguntar sobre la fuente principal<br />

del comportamiento de la brecha salarial de los trabajadores formales<br />

en los estados.<br />

La descomposición (explicada y no explicada) de la brecha de los<br />

trabajadores formales 6 indica que, en la parte explicada, la diferencia<br />

salarial por género favorece a las mujeres en todas las entidades, con<br />

excepción de Guerrero y Oaxaca, en 2005; para 2017, la brecha explicada<br />

se mantiene a favor del sexo femenino, aunque la magnitud se reduce,<br />

especialmente donde es mayor, lo que permite establecer que al final del<br />

periodo se presenta menor dispersión de la brecha explicada por sexo en<br />

los trabajadores formales y contribuye a reducir la disparidad salarial total<br />

por sexo entre este grupo de asalariados.<br />

En el componente no explicado, la brecha favorece a los hombres en<br />

casi la totalidad de los estados y, debido a su magnitud, constituye el<br />

elemento dominante en la diferenciación total por sexo dentro de los<br />

6<br />

Debido a limitaciones de espacio, las gráficas de la descomposición de brecha salarial de los<br />

trabajadores formales e informales no se presentan en el documento, pero están disponibles para<br />

quien las solicite.


702 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

trabajadores formales. Para 2005, la brecha por sexo no asociada a características<br />

observables presenta un amplio rango de dispersión entre estados,<br />

pero en 2017 las entidades con mayor brecha reducen su magnitud con<br />

relación al año de referencia; por otra parte, en casi la mitad de los estados<br />

aumenta el tamaño de la brecha a favor de los hombres. Este hecho,<br />

aunado al comportamiento de la parte explicada, termina incidiendo sobre<br />

la evolución de la brecha total de los trabajadores formales, por lo que, a<br />

partir de lo anterior, se puede afirmar que el componente responsable de<br />

la “democratización” de las diferencias salariales en el territorio nacional<br />

corresponde al elemento no explicado, es decir, a factores no observables<br />

de los trabajadores, dentro de los cuales puede estar la discriminación.<br />

El comportamiento de la brecha salarial por sexo de trabajadores<br />

informales por estados se presenta en la gráfica 9, donde se destacan<br />

algunos elementos. En primer término, la brecha es a favor de los hombres,<br />

lo cual no es distinto a lo observado en asalariados formales; sin embargo,<br />

la magnitud de la brecha para algunos estados es mayor; es decir, la brecha<br />

por género en el mercado informal es mayor que en el formal, elemento<br />

ya señalado por Rodríguez, Ramos et al. (2017) y Rodríguez (2019); en<br />

segundo lugar, durante el periodo de observación, las diferencias se reducen,<br />

especialmente en entidades con mayores brechas, lo que lleva a menor<br />

dispersión espacial de las disparidades salariales por sexo.<br />

Gráfica 9<br />

México: trabajadores informales. Brecha salarial por género y<br />

estados, 2005 y 2017<br />

Fuente: elaboración propia a partir de la descomposición de la brecha salarial mediante la<br />

metodología Oaxaca-Blinder.<br />

A partir de la descomposición de la brecha salarial de los trabajadores<br />

informales se puede establecer que la reducción de las diferencias en las


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

703<br />

remuneraciones por sexo durante el periodo observado se explica fundamentalmente<br />

por el componente no explicado de la brecha en este grupo<br />

de trabajadores, no obstante, para algunos estados, el factor asociado a las<br />

características observables (componente explicado) se incrementó a favor<br />

de las mujeres. Este resultado confirma el comportamiento señalado por<br />

Rodríguez, Ramos et al. (2017) y Rodríguez (2019) a nivel nacional, pero<br />

aquí se muestra que este fenómeno tiene impacto a nivel estatal.<br />

3.3. Convergencia estatal de la brecha salarial<br />

Como se señaló previamente, para determinar la presencia de convergencia<br />

se utilizan distintos conceptos, uno de ellos es la convergencia , la cual<br />

observa si la dispersión de la brecha salarial entre estados tiende a reducirse<br />

en el tiempo. La gráfica 10 presenta la desviación típica de la brecha salarial<br />

por estados, general y por componentes, a lo largo del periodo analizado.<br />

Un mayor valor indica mayores disparidades en la brecha de género entre<br />

los estados. En general, se aprecia un comportamiento descendente, indicando<br />

que las disparidades de brecha entre estados se reduce en el tiempo,<br />

lo cual permite afirmar que, independientemente de las diferencias en las<br />

estructuras económicas regionales durante los primeros años de este siglo,<br />

se observa un proceso de convergencia en la brecha salarial regional por<br />

género, resultado que es compartido por estudios que analizan convergencia<br />

de ingreso por entidad, como Germán-Soto et al. (2020), pero difiere<br />

con otros, como Kido-Cruz y Kido-Cruz (2017).<br />

Gráfica 10<br />

México: desviación típica (DS) de la brecha salarial entre estados,<br />

2005-2017<br />

Fuente: elaboración propia a partir de la descomposición de la brecha salarial mediante la<br />

metodología Oaxaca-Blinder con microdatos trimestrales de la ENOE (Inegi, 2005-2017).


704 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

La evolución temporal de la dispersión salarial de los componentes de<br />

la brecha indican, en primer término, que ambas partes tienden a reducirse<br />

y, por tanto, contribuyen a la convergencia total; en segundo lugar, la<br />

parte explicada tiene menor dispersión y su desempeño es más estable con<br />

relación al componente no explicado y, finalmente, el comportamiento<br />

de la disparidad total está determinada por lo que sucede en los componentes<br />

no observados.<br />

En adición, es relevante destacar el nivel de dispersión y evolución de<br />

las brechas salariales entre estados por tipo de trabajadores.<br />

Previamente se señaló que la brecha salarial por sexo, al interior de<br />

las entidades, es mayor en los empleos informales; pero, por otra parte,<br />

la dispersión entre estados es menor a la que registran los trabajadores<br />

formales. La gráfica 11 presenta la evolución de la desviación típica de la<br />

brecha salarial entre estados de ambos segmentos de trabajadores; en ésta<br />

se aprecia que, para ambos grupos, ha habido una tendencia decreciente<br />

en la dispersión entre estados, implicando que ambos segmentos contribuyeron<br />

a la reducción general de la brecha por sexo; sin embargo, para<br />

los trabajadores informales se observa una mayor reducción, con lo cual<br />

es posible afirmar que la situación de este grupo contribuyó en mayor<br />

medida a la reducción de las diferencias regionales.<br />

Gráfica 11<br />

México: desviación estándar de la brecha salarial entre estados por<br />

tipo de trabajadores, 2005-2017<br />

Fuente: elaboración propia a partir de microdatos trimestrales de la ENOE (Inegi, 2005-2017).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

705<br />

A partir de la reducción en las disparidades en la brecha salarial por sexo<br />

entre entidades en ambos grupos de trabajadores, se puede afirmar que<br />

durante el periodo de estudio se presentó un proceso de convergencia s.<br />

La descomposición de las brechas salariales permite establecer, en<br />

primer término, que en todos los casos el componente no explicado<br />

constituye el elemento más relevante de la dispersión regional de la<br />

brecha por sexo. Anteriormente se señaló que, en el caso de la disparidad<br />

general, tanto los componentes explicados como aquellos no relacionados<br />

con las características observables, contribuyeron a reducir las diferencias<br />

en las brechas regionales; sin embargo, por segmentos de trabajadores no<br />

se presenta el mismo comportamiento; en los formales, es el componente<br />

explicado el que presenta la reducción más relevante y determina el derrotero<br />

que sigue la dispersión regional en este grupo; mientras que en los<br />

informales, este componente se mantiene sin cambios a lo largo del periodo,<br />

y la desviación típica de las características no observables condicionó el<br />

desempeño de este grupo de trabajadores. 7<br />

Como se comentó previamente, con frecuencia, en los estudios sobre<br />

convergencia, la presencia de ésta no sólo implica que la brecha salarial 8<br />

presente una menor dispersión en el tiempo (convergencia ) sino, además,<br />

que las entidades con mayor brecha salarial por género decrezcan a una tasa<br />

mayor que los estados que presentan menor diferencia (convergencia ).<br />

Los resultados de las estimaciones (ecuaciones 3 y 4) se presentan en<br />

la tabla 1, donde se incluyen tres especificaciones diferentes. En la primera<br />

columna, únicamente se considera como variable explicativa la brecha<br />

Tabla 1<br />

México: resultados de las estimaciones de convergencia-β regional<br />

Variable dependiente: variación de la brecha salarial por género<br />

Variable<br />

(1) Todos<br />

trabajadores<br />

(2) Todos<br />

trabajadores<br />

(3) Todos<br />

trabajadores<br />

Constante 0.00415*** -0.00401*** -0.00928***<br />

BSG- 1<br />

-0.07065*** -0.06908*** -0.06939***<br />

Tasa de desempleo 0.16151***<br />

Control temporal No Sí Sí<br />

Observaciones 1632 1632 1632<br />

*** P


706 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

salarial del periodo anterior. Los resultados indican, en primer término,<br />

que los estados con mayor brecha salarial reducen en mayor magnitud su<br />

disparidad y, en segundo lugar, que lo hacen a una tasa próxima a 7.0%,<br />

lo que indicaría la presencia de convergencia absoluta, y a una tasa más<br />

elevada que la registrada en estudios sobre convergencia en ingresos<br />

(Esquivel, 1999; Rodríguez-Benavides et al., 2016; Kido-Cruz y Kido-<br />

Cruz, 2017 y Germán-Soto et al., 2020, por mencionar algunos); no<br />

obstante, no es esperable un comportamiento similar, dado que los indicadores<br />

pueden tener dinámicas distintas y, si bien una reducción de la brecha<br />

salarial por género de las entidades con las mayores diferencias podría<br />

impulsar el crecimiento económico, esto no necesariamente se cumple.<br />

Con la finalidad de contrastar la consistencia de los resultados, los<br />

modelos 2 y 3 incluyen controles temporales y, en este último, además, la<br />

tasa de desempleo. A partir de los resultados obtenidos de estas estimaciones,<br />

es posible sostener que el efecto de la brecha salarial sobre la reducción<br />

de la misma se mantiene sin cambios significativos, aún considerando las<br />

posibles diferencias espaciales y que la tasa de desempleo aumenta la brecha<br />

salarial por género, hecho que puede ser interpretado como indicativo de<br />

que la tasa de desocupación no afecta de igual forma al salario de los trabajadores<br />

por género y que son más perjudicadas las mujeres.<br />

Los resultados anteriores corresponden a estimaciones que incluyen a<br />

todos los trabajadores; no obstante, es pertinente preguntar si el mismo<br />

comportamiento se presenta para trabajadores formales e informales; dado<br />

que en estudios que analizan la brecha salarial por género, considerando esta<br />

clasificación, se observan distintas dinámicas (Popli, 2013; Rodríguez, Ramos<br />

et al. 2017; Rodríguez, 2019).<br />

Los resultados de las estimaciones, atendiendo esta clasificación de<br />

trabajadores, se presentan en la tabla 2, a partir de la que se pueden señalar<br />

algunos elementos. En el caso del empleo formal (columnas 1-3), en<br />

primer término destaca la estabilidad del efecto de la brecha sobre la<br />

reducción de la misma, independientemente de las especificaciones del<br />

modelo; en segundo lugar, la magnitud del coeficiente no dista significativamente<br />

del observado cuando se incluye a todos los trabajadores; por<br />

último, es relevante señalar que el efecto positivo de la tasa de desempleo<br />

sobre el comportamiento de la brecha salarial es mayor para los trabajadores<br />

formales.<br />

Las columnas 4-6 de la misma tabla presentan los resultados de las<br />

estimaciones para trabajadores informales, donde se destaca que el efecto<br />

de la brecha salarial de los trabajadores informales es menos estable, con<br />

relación a los formales, pero en todos los casos se presenta un proceso de<br />

convergencia regional; además, la relevancia de la tasa de desempleo en<br />

estos trabajadores es menor que en los formales, es decir, el desempleo


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

707<br />

Tabla 2<br />

México: estimaciones de convergencia- regional, por tipo de empleo<br />

Variable dependiente: variación de la brecha salarial por género<br />

Variable (1)<br />

Formales<br />

(2)<br />

Formales<br />

(3)<br />

Formales<br />

(4)<br />

Informales<br />

(5)<br />

Informales<br />

(6)<br />

Informales<br />

Constante 0.00038*** -0.00264 -0.00897*** -0.00633*** -0.00746*** -0.01115***<br />

BSG- 1<br />

-0.0<strong>67</strong>38*** -0.0<strong>67</strong>07*** -0.0<strong>67</strong>91*** -0.06088*** -0.07762*** -0.07843***<br />

Tasa de desempleo 0.19293*** 0.10874***<br />

Control temporal No Sí Sí No Sí Sí<br />

Observaciones 1632 1632 1632 1632 1632 1632<br />

*** P


708 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

en el sector formal tiene un aumento de la brecha salarial relativamente<br />

mayor que en los trabajadores informales.<br />

Los resultados obtenidos en el análisis descriptivo también encuentran<br />

respaldo en los modelos econométricos, destacando la convergencia<br />

regional en la brecha salarial por género, a la cual contribuyen tanto los<br />

trabajadores formales como informales, especialmente estos últimos. Por<br />

otro lado, los coeficientes de los modelos muestran que los resultados<br />

son consistentes con diferentes especificaciones; así, parecen indicar que<br />

durante el periodo de análisis se presenta un proceso de convergencia,<br />

no obstante las diferencias estructurales existentes entre regiones, lo cual<br />

no parece presentarse en estudios sobre convergencia de ingreso.<br />

Conclusiones<br />

El objetivo del documento es analizar el comportamiento de la brecha<br />

salarial por género regional y discutir la existencia de un proceso de<br />

convergencia, considerando trabajadores formales e informales. Utilizando<br />

información de la ENOE del periodo 2005-2017, se aplica la metodología<br />

Oaxaca-Blinder para obtener mediciones de la brecha salarial<br />

ajustada por efectos composición. Posteriormente, se analiza la existencia<br />

de y convergencia entre los estados mexicanos para las distintas mediciones<br />

obtenidas.<br />

Los resultados permiten afirmar que, durante el periodo de estudio, se<br />

presenta una reducción de la brecha salarial por género a nivel nacional, la<br />

cual es determinada fundamentalmente por el segmento de los trabajadores<br />

informales y, dentro de éstos, por la reducción del componente no<br />

explicado.<br />

El análisis de las brechas por estados permitió establecer la existencia<br />

de elevadas diferencias regionales, las cuales, durante el periodo de estudio,<br />

mostraron una reducción.<br />

La desagregación por tipo de trabajadores posibilitó identificar, por una<br />

parte, que ambos grupos de trabajadores ayudaron a la reducción de las<br />

diferencias espaciales y, por la otra, exponer que la contribución de estos<br />

grupos provino de dinámicas distintas en los trabajadores formales la fuente<br />

principal se relaciona con la parte explicada de la brecha salarial, la cual se<br />

redujo en las entidades con mayores magnitudes, acompañada de un<br />

incremento en la mayoría del resto de los estados, fenómeno al que llamamos<br />

“democratización de la brecha salarial” en contra de las mujeres.<br />

En el segmento de trabajadores informales, las reducciones se asociaron<br />

con el componente no explicado.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

709<br />

Es importante señalar que, aún cuando, en general, durante el periodo<br />

de análisis, las brechas salariales por género en los estados se redujeron,<br />

el desempeño no fue homogéneo entre las entidades y tampoco mostraron<br />

un comportamiento espacial entre regiones.<br />

El indicador de convergencia indica que, durante el periodo de estudio,<br />

la dispersión de la brecha salarial por regiones mostró una reducción,<br />

hecho observado tanto para trabajadores formales como informales. Por<br />

su parte, la estimación de convergencia indica que las regiones con mayor<br />

brecha salarial por sexo, durante el periodo de estudio, presentaron una<br />

mayor reducción; en promedio, la velocidad de convergencia absoluta es<br />

de 7.0% en términos anuales, un valor que no presenta cambios significativos<br />

si se consideran diferentes especificaciones en la estimación, como<br />

pueden ser la inclusión de efectos temporales y la tasa de desempleo<br />

(convergencia condicionada); no obstante, esta última variable tiene un<br />

efecto positivo sobre el comportamiento de la brecha salarial, es decir, la<br />

tasa de desocupación aumenta la divergencia de la brecha salarial regional.<br />

Las estimaciones, considerando la clasificación de trabajadores por<br />

condición laboral (formal e informal), no modifican significativamente la<br />

magnitud de la convergencia; el efecto más relevante está en el caso de los<br />

trabajadores formales, donde la tasa de desempleo tiene un efecto mayor<br />

sobre la disparidad de la brecha salarial que los trabajadores informales.<br />

Los resultados obtenidos en este documento están en correspondencia<br />

con estudios previos para otros países o grupos de países, presentados<br />

previamente, y proporcionan elementos para sostener que, no obstante las<br />

diferencias regionales persistentes en México, la brecha salarial por género<br />

entre regiones se ha reducido en los primeros años del siglo XXI, lo cual<br />

pudiera ser indicativo de la efectividad de las políticas de equidad de género;<br />

sin embargo, no podemos soslayar que existen elementos adicionales que<br />

pudieran apoyar tal comportamiento, como la caída de los salarios reales<br />

de los trabajadores, especialmente masculinos, la creciente participación<br />

laboral de la mujer, en particular en sectores tecnológicos y dinámicos de<br />

la economía, y la mayor dotación de capital humano, entre otros; aspectos<br />

que deberán ser objeto de estudio en futuras investigaciones.<br />

Finalmente, los resultados permiten establecer la necesidad de implementar<br />

o fortalecer políticas públicas tendientes a reducir en mayor<br />

magnitud la brecha salarial por género, especialmente en el segmento de<br />

trabajadores formales y con una orientación regional.


710 D. Castro Lugo et al.: ¿Existe convergencia regional en la brecha salarial por género…<br />

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Recibido: 14 de abril de 2020.<br />

Reenviado: 19 de enero de 2021.<br />

Aceptado: 19 de marzo de 2021.<br />

David Castro Lugo. Doctor en Economía Aplicada por la Universidad<br />

Autónoma de Barcelona. Maestro en Economía Aplicada por El Colegio<br />

de la Frontera Norte y economista por la Universidad Autónoma de Sinaloa.<br />

Actualmente es catedrático-investigador del Centro de Investigaciones<br />

Socioeconómicas (CISE), Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC)<br />

y subdirector de Investigación de la UAdeC; integrante del Sistema Nacional<br />

de Investigadores, nivel I. Sus líneas de investigación son mercado<br />

laboral y economía regional. Entre sus más recientes publicaciones en


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 685-717<br />

717<br />

coautoría destacan: “Búsqueda de empleo, capital social y salarios en<br />

México”, <strong>Revista</strong> de Economía del Rosario, 24 (2), Bogotá, Universidad de<br />

Rosario, pp. 1-24 (2021); “Desigualdad salarial y trabajo informal en<br />

regiones de México”, Región y Sociedad, 31, Hermosillo, Sonora, El Colegio<br />

de Sonora, e1062 (2019); “Efectos del capital social en el empleo en<br />

México”, <strong>Revista</strong> de Economía Institucional, 20 (38), Bogotá, Universidad<br />

Externado de Colombia, pp. 263-283 (2018).<br />

Reyna Elizabeth Rodríguez Pérez. Doctorada en Ciencias por el Centro<br />

de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), maestría en Desarrollo<br />

Regional y licenciatura en Economía por la Universidad de Sonora.<br />

Actualmente es profesora-investigadora de la Facultad de Economía de la<br />

Universidad Autónoma de Coahuila. Es perfil deseable PRODEP e integrante<br />

del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Su línea de investigación<br />

es sobre economía laboral, desigualdad y discriminación salarial<br />

por género, informalidad, impactos del cambio tecnológico, apertura<br />

comercial y ciclos económicos en el mercado laboral, entre otros. Entre<br />

sus más recientes publicaciones como coautora se encuentran: “Desigualdad<br />

salarial por género y ciclo económico en las manufacturas mexicanas”,<br />

<strong>Revista</strong> Economía, Teoría y Práctica, 29 (54), Ciudad de México, Universidad<br />

Autónoma Metropolitana, pp. 61-88 (2021); “Participación laboral<br />

de hombres y mujeres en México: análisis desde el enfoque de género”,<br />

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Almería, España, pp. 1-24 (2021); “Exposición a la globalización y convergencia<br />

regional en México”, <strong>Revista</strong> Estudios Económicos, 35 (2), Ciudad<br />

de México, El Colegio de México, pp. 2<strong>67</strong>-295 (2020).<br />

Raúl Ramos Lobo. Doctor en Economía por la Universidad Autónoma<br />

de Barcelona. Investigador del Grupo de Análisis Cuantitativo Regional,<br />

Universitat de Barcelona. Líneas de investigación: mercado laboral, crecimiento<br />

regional, migración y capital humano. Entre sus más recientes<br />

publicaciones destacan, en coautoría: “Intangible Assets and Labor Productivity<br />

Growth”, Economies, 9 (2), 82, Basilea, MDPI (2021); “Introduction<br />

to the Special Issue on ‘Territorial Resilience: Mitigation and<br />

Firms’ Adaptation”, International Regional Science Review, 44 (1), Thousand<br />

Oaks, SAGE publishing, pp. 3-9 (2020); “Working hour mismatch,<br />

job quality, and mental well-being across the EU28: a multilevel<br />

approach”, International Archives of Occupational and Environmental<br />

Health, 93 (6), Berlín, Springer, pp. 733-745 (2020).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743.<br />

Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

DOI: http://dx.doi.org/10.22136/est20211686<br />

Desigualdad y sacrificio equitativo en<br />

la tributación por deciles de hogares<br />

en México<br />

Inequality and equitable sacrifice in taxation<br />

by households deciles in Mexico<br />

719<br />

Genaro Aguilar Gutiérrez*<br />

Abstract<br />

Tax functions are calculated with equitable sacrifice for aggregate federal taxes and<br />

for income tax to the added value and special on production and services separately<br />

using micro data from the National Survey of Household Income and Expenditure<br />

for 2018. Although there are differences in magnitude between the inequality aversion<br />

coefficient for IT, VAT and STPS taxes in Mexico; the Mexican tax system does<br />

not currently follow the principle of equitable sacrifice. The results demonstrate that<br />

the coefficient of aversion to inequality is very high in Mexico, and this should be<br />

interpreted as the desire of society towards fairer taxation.<br />

Keywords: tax equity, inequality aversion, taxes in Mexico.<br />

Resumen<br />

Se calculan funciones de tributación con sacrificio equitativo para los impuestos<br />

federales agregados y para Impuesto Sobre la Renta (ISR), Impuesto al<br />

Valor Agregado (IVA) e Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS)<br />

por separado, utilizando microdatos de la Encuesta Nacional de Ingresos y<br />

Gastos de los Hogares 2018. Con resultados de diferentes coeficientes de<br />

aversión a la desigualdad para ISR, IVA y IEPS; el sistema tributario mexicano<br />

tiene una alta desigualdad por deciles, no sigue el principio de sacrificio equitativo<br />

y el alto valor del coeficiente debe ser interpretado como el deseo de la<br />

sociedad hacia una tributación más justa.<br />

Palabras clave: equidad tributaria, aversión a la desigualdad, impuestos en<br />

México.<br />

* Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional, correo-e: genaroaguilargtz@gmail.com


720 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

Introducción<br />

La teoría económica ha estado reconociendo que la desigualdad puede<br />

afectar negativamente el crecimiento económico (Shekhar y Ebeke, 2019;<br />

Stiglitz, 2016; Piketty y Zucman, 2015). Este artículo emplea un modelo<br />

para medir y comprobar si en México los impuestos federales respetan el<br />

principio de equidad. Esto es, nos propusimos investigar si el sistema<br />

tributario nacional de México contribuye o no al aumento de la desigualdad<br />

en la distribución del ingreso, al respetar o no el principio de sacrificio<br />

equitativo. Para ello, nos preguntamos: ¿existe una distribución<br />

equitativa de la carga tributaria entre los diferentes deciles de la población<br />

en México?, ¿cómo se puede definir una regla impositiva igualitaria?, ¿qué<br />

propiedades caracterizarían a esa regla impositiva igualitaria? y ¿cómo sería<br />

un esquema tributario con una distribución equitativa de la carga fiscal?<br />

La noción principal de la teoría del sacrificio equitativo 1 indica que las<br />

personas con mayor poder económico y financiero pueden pagar más en<br />

impuestos que las personas pobres, puesto que una pérdida monetaria<br />

provoca perjuicios en menor grado para los primeros. Entonces, medir si<br />

un sistema tributario sigue el principio de sacrificio equitativo puede ayudar<br />

a mostrar si la institucionalidad tributaria actúa o no en favor de la equidad.<br />

Este artículo analiza al sistema tributario mexicano con base en los<br />

supuestos de la teoría del sacrificio equitativo. La estimación periódica de<br />

la función de tributación con sacrificio equitativo es importante para<br />

observar cómo el sistema tributario se configura y cuál es la tendencia del<br />

coeficiente de aversión a la desigualdad tributaria. A pesar de no ser un<br />

tema nuevo en la literatura especializada, en México no se ha estimado<br />

hasta hoy la función de sacrificio equitativo en la tributación a partir de<br />

datos observados de los impuestos pagados por deciles de hogares —ésta<br />

es la principal contribución de este artículo. Diversos estudios realizados sobre<br />

la estructura tributaria en México analizan los temas de evasión y elusión<br />

fiscal (CEFP, 2019) o bien los relativos al pacto fiscal nacional y a la<br />

insuficiencia fiscal de estados y municipios (Díaz, 2015; Mendoza Velázquez,<br />

2011; Aguilar Gutiérrez, 2010). Sin embargo, no hay estudios en<br />

México sobre el sacrificio equitativo y la función tributaria aplicando<br />

dicho principio, con el fin de dilucidar la inequidad tributaria por deciles<br />

vigente en el país.<br />

Siguiendo los estudios clásicos de distribución de competencias fiscales<br />

entre niveles de gobierno, Young (1990) fue el primer autor que<br />

desarrolló una forma de analizar empíricamente el concepto de sacrificio<br />

1<br />

En la literatura especializada se considera literalmente que “The Equal Sacrifice principle says<br />

that all taxpayers should bear the same sacrifice (in terms of reduced well-being) from paying taxes”<br />

(Weinzierl, 2012).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

721<br />

equitativo. Para que el principio sea útil en el análisis de los sistemas de<br />

tributación, es indispensable considerar la función de utilidad de un miembro<br />

“representativo” de la sociedad (Young, 1990). La función de utilidad<br />

adoptada, que se admite que sea la misma para todas las personas, no<br />

representa necesariamente una función “promedio” para toda la población.<br />

Es más apropiado considerarla como una función de utilidad subyacente<br />

al proceso de formulación de la ley, que estableció el impuesto correspondiente.<br />

Sería una función de utilidad que el legislador atribuyó a los<br />

ciudadanos, admitiendo que está aplicando el principio de sacrificio<br />

equitativo.<br />

Para proponer una metodología de análisis del sacrificio equitativo,<br />

Young (1990) partió de la teoría de las decisiones en condiciones de riesgo<br />

y en su análisis se refirió al coeficiente de aversión al sacrificio. Sin<br />

embargo, al analizar el bienestar de la sociedad, es más adecuado considerar<br />

el grado de aversión a la desigualdad (que la aversión al sacrificio).<br />

Este coeficiente, desarrollado por Atkinson (1973) antes que Young, se<br />

emplea para referirse al grado en que la sociedad rechaza la existencia de<br />

inequidad en la distribución del ingreso.<br />

Los estudios que analizan el sacrificio equitativo parten de una función<br />

de utilidad y sus resultados, por implicar cardinalidad, no están exentos de<br />

críticas. Sin embargo, es difícil rechazar el análisis de la teoría del sacrificio<br />

equitativo, ya que cualquier teoría normativa de la tributación tendrá que<br />

contar con un conjunto de supuestos o con juicios de valor implícitos.<br />

Así, cualquier estudio que tome como base el principio de sacrificio<br />

equitativo debe prestar mayor atención a la dirección de los cambios<br />

indicados por el modelo que al valor exacto (cuantitativo) de la alteración.<br />

Por ello, aun con sus limitaciones, el análisis tiene su validez, ya que sirve<br />

como un parámetro para orientar la dirección de una posible alteración<br />

en el sistema tributario.<br />

Este artículo realiza el análisis del sacrificio equitativo para la carga<br />

tributaria directa e indirecta y total en función del ingreso. También es<br />

estimada la función de tributación, suponiendo sacrificio equitativo para<br />

algunos impuestos por separado: Impuesto Sobre la Renta (ISR), Impuesto<br />

al Valor Agregado (IVA) e Impuesto Especial sobre Producción y Servicios<br />

(IEPS), considerando la carga tributaria como función del ingreso total<br />

per cápita de los hogares mexicanos en el año 2018.<br />

Además de esta introducción, el artículo contiene cinco secciones más.<br />

Con una revisión de la literatura internacional de vanguardia, la segunda<br />

sección deriva matemáticamente la función de tributación igualitaria, que<br />

es la metodología empleada en el análisis empírico de los datos de México<br />

y muestra los resultados de algunos estudios para países específicos, de<br />

1990 a la fecha. La tercera contiene los resultados del análisis del sacrificio


722 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

equitativo en la tributación mexicana a partir del procesamiento de datos<br />

de impuestos federales pagados por deciles provenientes de la Encuesta<br />

Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del año 2018. Uno de los<br />

hallazgos principales es que, como un todo, los impuestos en México no<br />

están distribuidos igualitariamente. Por ello, el legislador debería realizar<br />

una reforma fiscal buscando que los deciles más ricos de la población<br />

paguen lo que deberían de pagar, siguiendo el principio de sacrificio<br />

equitativo para toda la población. En la cuarta sección se estima la función<br />

de tributación y se calculan los coeficientes de aversión a la desigualdad<br />

para cada uno de los tributos. Los resultados específicos para tres impuestos<br />

federales permiten concluir que el ISR es más progresivo que el IVA<br />

y el IEPS. También se encuentra que sumados los tres impuestos federales,<br />

el último decil de la población termina pagando alrededor de 30%<br />

menos de lo que debería de impuestos federales en una situación de<br />

sacrificio equitativo. Mientras que otros deciles, en medio de la distribución,<br />

pagan más de lo que deberían, situación que lleva a concluir que la<br />

clase media en México lleva una carga tributaria más pesada de lo que<br />

debería en una situación de sacrificio igualitario para toda la sociedad. La<br />

quinta sección revisa la estructura tributaria en México, comparada con<br />

la de varios países desarrollados del mundo, pertenecientes a la Organización<br />

para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Finalmente,<br />

se presentan las conclusiones de la investigación.<br />

1. Función de Tributación con Sacrificio equitativo<br />

En las últimas dos décadas, diversos autores, desde Young (1990) hasta<br />

Weinzierl (2014), han propuesto una función de tributación, la cual<br />

permita que la política fiscal asigne de manera equitativa el peso de la<br />

carga tributaria para todos los contribuyentes. Pagar $1,000 no representa<br />

el mismo esfuerzo para un contribuyente que gana $7,000 que pagar<br />

$100,000 para un contribuyente que percibe $700,000.<br />

El estudio clásico de Young (1990) desarrolló una metodología para<br />

observar si un determinado impuesto sigue el principio de sacrificio equitativo<br />

—es decir, si el pago del impuesto represente el mismo impacto<br />

económico para todos los contribuyentes—, partiendo de que la función<br />

de utilidad tiene una elasticidad constante. Aplicó esa metodología para<br />

analizar el sistema de impuestos en Estados Unidos, Alemania occidental,<br />

Italia, Japón y Reino Unido. 2 Sin embargo, Young aplicó un índice de<br />

2<br />

El principio de capacidad económica como elemento del derecho tributario ha sido ampliamente<br />

incluido en las Constituciones de varias naciones. Tal principio supone que la contribución de todos<br />

al gasto público se debe dar en función de la capacidad económica de cada contribuyente como base


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

723<br />

aversión al sacrificio, cuando lo mejor sería desarrollar un índice tributario<br />

de aversión a la desigualdad (Hoffmann, et al., 2006). En efecto, es mucho<br />

mejor hablar de aversión a la desigualdad —es decir, qué tanto la sociedad<br />

rechaza la desigualdad en la tributación— que de aversión al “sacrificio”,<br />

en virtud de que cualquier impuesto no debería representar ningún sacrificio<br />

para nadie. Es decir, lo que la sociedad en su conjunto rechaza no es<br />

el “sacrificio” que representa pagar un impuesto, sino la desigualdad con<br />

que ese sacrificio se distribuye (Weinzierl, 2014).<br />

Para modificar la metodología de Young, proponemos recuperar un<br />

concepto de la teoría clásica de la distribución formulado por Atkinson<br />

(1973) para sustituir el principio de “aversión al sacrificio” por el de<br />

“aversión a la desigualdad” y lo aplicamos al análisis de la desigualdad en<br />

la tributación mexicana, por deciles de hogares.<br />

Para ello, proponemos el siguiente procedimiento metodológico:<br />

Sea t(y) ≤ 0 el impuesto pagado al sistema tributario. Dada la función<br />

de utilidad U(y), se tiene sacrificio equitativo sí:<br />

(1)<br />

Si aplicamos primera derivada, obtenemos:<br />

O<br />

(2)<br />

La ecuación (3) muestra que, si hay impacto equitativo, el impuesto<br />

t(y) es una función creciente del ingreso (y) si, y solamente sí, la utilidad<br />

marginal es una función decreciente del ingreso (y).<br />

De (2) se obtiene que:<br />

3)<br />

de la equidad tributaria. Dicho principio se concreta a través de criterios como el de progresividad<br />

tributaria, ya que modula la presión fiscal en concordancia con el nivel de capacidad económica de<br />

cada contribuyente. Aunque todas las personas se encuentran sujetas al deber de contribuir, la afectación<br />

por pagar impuestos no es proporcional para todos, de ahí el principio de solidaridad tributaria<br />

que precede al de equidad. De acuerdo con Masbernat (2013), en España el Código Tributario<br />

explícitamente reconoce el principio de capacidad económica como base de la equidad del sistema<br />

tributario español. Para el caso de Alemania, Bönke y Eichfelder (2010) encontraron que en la práctica<br />

dicho sistema beneficia a las personas más ricas, a pesar de ser explícito el principio de capacidad<br />

económica en el sistema tributario y en la normativa fiscal alemana.


724 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

Si multiplicamos los dos miembros de la ecuación por y obtenemos:<br />

(4)<br />

Un determinado impuesto será progresivo si su tasa crece con el nivel<br />

de ingreso y, es decir, si:<br />

O también:<br />

(5)<br />

O incluso:<br />

(6)<br />

Un determinado impuesto se considera progresivo si su valor marginal<br />

es mayor que la tasa promedio t(y)/y, lo que significa que el segundo<br />

miembro de la ecuación (4) siempre será menor que 1. Por otro lado, el<br />

primer miembro de (4) sólo es menor que 1 si la elasticidad de U'(y) es<br />

menor a menos 1. De ahí se concluye, entonces, que con sacrificio equitativo,<br />

el impuesto es progresivo sólo si la elasticidad de la función de<br />

utilidad marginal del ingreso es menor que -1.<br />

La teoría neoclásica supone siempre que la utilidad marginal es decreciente<br />

—por ello, la concavidad de la función de utilidad. Por lo que, de<br />

acuerdo con (3), el impuesto con impacto equitativo para todos los<br />

deciales de la sociedad siempre deberá ser una función creciente del ingreso.<br />

Sin embargo, en funciones de utilidad marginal con elasticidad entre 0 y -1<br />

el impuesto será regresivo. Es decir, se le cobrará menos en proporcion a su<br />

ingreso, a quien perciba más.<br />

Por ello, un concepto más general de concavidad para analizar los<br />

efectos de un impuesto equitativo dada a una distribución del ingreso<br />

fue propuesto por Moyes (2003) y extendido por (Weinzierl, 2014). Así,<br />

una función de utilidad U'(y) será cóncava en relación 1n sí es una<br />

función decreciente del ingreso y. Las variaciones en la utilidad marginal<br />

U(y) provocadas por oscilaciones del ingreso (d1ny = dy/y) disminuirán<br />

cuando y aumenta. Podemos comprobar que la condición de que U(y)<br />

sea cóncava en relación a U(y) equivale a la condición de que la elasticidad<br />

de la utilidad marginal sea menor que menos 1.<br />

Una función de utilidad marginal con elasticidad constante e igual a<br />

−ε puede ser representada como:<br />

(7)


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

725<br />

Donde A representa el incremento de la utilidad ante una modificación<br />

en el ingreso. Muchas décadas antes que Young, Atkinson (1973) mostró<br />

que es una medida de “aversión a la desigualdad”. Para que la utilidad<br />

marginal sea decreciente (la función de utilidad sea cóncava), se debe tener<br />

que ε > 0.<br />

De (7), integrando, se obtiene que:<br />

O<br />

(8)<br />

(9)<br />

En este contexto ε puede ser interpretado como un coeficiente de<br />

aversión a la desigualdad proporcional definido como −yU''(y) /U'(y) en<br />

donde U''(y) es la segunda derivada de la función de utilidad. Se puede<br />

demostrar que ese coeficiente es la elasticidad de la función de utilidad,<br />

con signo contrario.<br />

La representación gráfica de la ecuación (9) puede ser vista en las<br />

figuras 1 y 2. Esta ecuación fue sugerida por Atkinson (1973) y cumple<br />

Figura 1<br />

Forma de la función de utilidad considerada por Atkinson (1973)<br />

con coeficiencia de aversión a la desigualdad igual a 0.5<br />

Fuente: elaboración propia con base en Atkinson (1973).


726 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

Figura 2<br />

Forma de la función de utilidad considerada por Atkinson (1973)<br />

con coeficiencia de aversión a la desigualdad igual a 1.5<br />

Fuente: elaboración propia con base en Atkinson (1973).<br />

las propiedades de concavidad de la función de utilidad sin necesidad de<br />

imponer restricciones.<br />

Se puede observar que, aunque (8) y (9) sean funciones cóncavas, sólo<br />

ε > 1 cuando la función U(y) tiene una asíntota horizontal (con ordenada K)<br />

limitando su crecimiento. La función (8) no es cóncava en relación a ln y<br />

pues = A, es constante, y la función (9) sólo es cóncava en relación a<br />

ln y si ε > 1.<br />

Cálculo del parámetro ε, suponiendo impacto equitativo (para todos<br />

los deciles) en el sistema de impuestos<br />

Sustituyendo (9) en (1) obtenemos:<br />

O:<br />

Con:<br />

(10)<br />

En el procedimiento empleado por Young (1990), después de estimar<br />

por medio de la regresión lineal simple, el parámetro , de acuerdo con la<br />

ecuación (10), es calculado como el promedio simple de los valores de<br />

(y− t) 1 − ε − y 1 − ε .


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

De (10), haciendo β = 1 − ε, tenemos:<br />

727<br />

(11)<br />

Podemos ver que los parámetros α y β tendrán siempre signos opuestos.<br />

Se pueden calcular los parámetros α y β considerando la ecuación (11)<br />

como un modelo de regresión no lineal de t contra y. Pero recordemos<br />

que, al ajustar ecuaciones de ingreso con datos individuales, es usual<br />

suponer un error aditivo homocedástico en el logaritmo del ingreso. Por<br />

lo tanto, podemos usar el logaritmo de t para obtener un modelo de<br />

regresión no lineal, incluyendo un error u, con las propiedades usuales:<br />

(12)<br />

Los estimadores de los parámetros obtenidos con el método de Young<br />

(1990) pueden ser utilizados como estimadores preliminares en el proceso<br />

interactivo de ajuste del modelo no lineal (12).<br />

Aquí el modelo (12) fue ajustado con base en valores promedio de y<br />

y t por deciles de ingreso, a partir de microdatos de la Encuesta Nacional<br />

de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018. Entonces, la estimación de los<br />

parámetros fue realizada con el método de mínimos cuadrados ponderados<br />

proporcional al <strong>número</strong> de personas en cada decil. El uso de los<br />

valores promedio por deciles de ingreso evita en gran medida la inconsistencia<br />

que sería causada por el error de medida en la variable y, en caso<br />

de que fueran usados datos individuales.<br />

Como el modelo (12) no tiene un término constante para Y, la suma<br />

de los cuadrados totales debe ser definida como ΣY i<br />

2<br />

π i , donde π i son<br />

los factores de ponderación. Pero nada impide el cálculo de la suma de los<br />

cuadrados totales corregido Σ(Y i − ) 2 π i , donde es el promedio ponderado<br />

de los Y i . Para evaluar la calidad de ajuste del modelo (12) en<br />

cada caso, serán siempre presentados los valores de la suma de los cuadrados<br />

(ponderados) de los residuos y de las dos definiciones de la suma<br />

de los cuadrados totales.<br />

2. ¿Existe sacrificio equitativo en la tributación directa en México?<br />

El cuadro 1 muestra la carga tributaria observada con base en microdatos<br />

de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018. 3<br />

3<br />

La carga tributaria por deciles está contenida en el documento oficial de SHCP (2019). Sin<br />

embargo, para corroborar esta información construimos los deciles directamente de microdatos de<br />

la ENIGH 2018, encontrando coincidencia en todos excepto en uno de los deciles para el ISR (4º


728 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

De los impuestos presentados en el cuadro 1, el único que evoluciona<br />

“progresivamente” es el Impuesto Sobre la Renta. Llama la atención el<br />

Impuesto Especial sobre Producción y Servicios que se supone debería<br />

impactar más en los sectores más ricos de la población y no es monotónicamente<br />

creciente.<br />

Decil<br />

Cuadro 1<br />

Carga tributaria sobre el ingreso per capita<br />

de los hogares en México<br />

Ingreso promedio per capita<br />

mensual por hogar<br />

(pesos corrientes)<br />

Impuestos directos analizados<br />

ISR IVA IEPS Carga<br />

tributaria<br />

total (%)<br />

I 843.7 1.0 5.4 1.2 7.6<br />

II 1469.6 2.9 5.5 1.1 9.5<br />

III 1926.4 3.3 6.1 1.3 10.7<br />

IV 2358.7 5.3 6.5 1.3 13.1<br />

V 2825.1 4.7 6.7 1.3 12.7<br />

VI 3382.6 7.2 7.2 1.4 15.8<br />

VII 4102.3 12.9 7.0 1.3 21.2<br />

VIII 5161.5 11.6 7.2 1.4 20.2<br />

IX 7138.9 13.0 7.6 1.2 21.8<br />

X 1<strong>67</strong>22.8 19.7 6.8 1.0 27.5<br />

Fuente: elaboración propia con microdatos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los<br />

Hogares (ENIGH) (Inegi, 2018).<br />

El cuadro 2 muestra los resultados del cálculo del modelo para ISR, IVA<br />

e IEPS. Los cálculos fueron realizados a partir de microdatos de la Encuesta<br />

Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2018. El cálculo<br />

del parámetro de aversión a la desigualdad para estos impuestos en su<br />

conjunto, es de 1.2319; recordando que ε = 1− β.<br />

Al excluir el último decil de ingresos, el coeficiente de aversión a la<br />

desigualdad aumenta hacia 1.55. En la gráfica 1, se observa que los últimos<br />

deciles de ingreso pagan menos impuestos de lo que deberían en una<br />

situación de sistema tributario equitativo. La curva muestra los valores<br />

calculados por el modelo, que siguen el principio de sacrificio equitativo.<br />

Los círculos muestran la carga tributaria observada.<br />

decil) y en 2 deciles para IEPS (5º y 6º deciles) sin que esas diferencias sean mayores al 2% de la<br />

carga tributaria nacional.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

729<br />

Cuadro 2<br />

Cálculo del modelo no lineal de tributación con sacrificio<br />

equitativo para los impuestos directos (ISR, IVA e IEPS)<br />

Estadístico<br />

α 0.00174<br />

(0.000156)<br />

Cálculos (y desviación estándar)<br />

con base en<br />

Diez deciles Nueve deciles (1 al 9)<br />

0.00165<br />

(0.000126)<br />

β -0.4619 (0.0284) -0.4822 (0.0239)<br />

Suma de los Cuadrados Residuos 0.100183 0.057965<br />

Suma de los Cuadrados Totales corregidos 29.3289 26.7174<br />

Suma de los Cuadrados Totales<br />

no corregidos<br />

Fuente: cálculos propios con microdatos de la ENIGH (Inegi, 2018).<br />

110.424 103.7950<br />

Gráfica 1<br />

Relación entre impuestos directos per capita e ingreso per capita<br />

de los hogares en México, 2018<br />

Fuente: elaboración propia con microdatos de la ENIGH (Inegi, 2018).<br />

En la gráfica se aprecia que los deciles más ricos se benefician por el<br />

sistema tributario vigente. Este resultado es más evidente en la gráfica 2.<br />

Teniendo como base el patrón obtenido suponiendo sacrificio equitativo<br />

y coeficiente de aversión a la desigualdad constante, podemos observar<br />

que los tres últimos deciles de ingreso pagan menos impuestos de lo que


730 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

deberían, de acuerdo con el principio de sacrificio equitativo. El último<br />

decil de ingresos paga 9.51% menos en impuestos directos y los deciles<br />

9 y 8 pagan 8.7% y 5.2% menos de lo que deberían; mientras que los<br />

deciles 4 al 6 pagan 0.5%, 0.9% y 0.1% más de lo que deberían pagar.<br />

En este punto es bueno recordar que se debe dar mayor atención a la<br />

dirección del cambio indicada por el modelo más que al valor exacto del<br />

resultado.<br />

Gráfica 2<br />

Valores observados y estimados de los impuestos directos siguiendo<br />

el principio de sacrificio equitativo, por nivel de ingresos per capita<br />

de los hogares<br />

Fuente: elaboración propia con microdatos de la ENIGH (Inegi, 2018).<br />

Realizamos una prueba basada en el uso de tres variables dummy (una<br />

con valor de 1 sólo para el estrato 8, otra con valor de 1 sólo para el estrato<br />

9 y la última con valor de 1 para el estrato 10). El resultado indicó que<br />

sólo el estrato 10 es discrepante, al nivel de significancia de 5%. Esto<br />

quiere decir que el legislador hipotético que se guíe por este modelo<br />

tendría que aumentar la carga incidente únicamente sobre el decil más<br />

rico de la población en caso de que quiera seguir el patrón indicado por<br />

un modelo con ε = 1.23. Este resultado es más evidente al desagregar el<br />

análisis por tipo de impuesto.<br />

3. Aversión a la desigualdad por tipo de impuesto<br />

En virtud de los anteriores resultados, decidimos realizar un análisis más<br />

detallado de los tributos, estimando un modelo para cada uno de los prin-


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

731<br />

cipales impuestos: ISR, IVA e IEPS. Estos impuestos tienen un importante<br />

papel en la progresividad o no de la carga tributaria total, ya que inciden<br />

sobre los mejores indicadores de la capacidad de pago de la población: ingreso<br />

y consumo.<br />

El modelo inicial fue derivado para el total de los tributos y el análisis<br />

de esta sección está fundamentado en la idea de que la carga tributaria<br />

total en México no es percibida homogéneamente por todos los contribuyentes.<br />

Es decir, el objetivo de la sección es estimar el coeficiente de<br />

aversión a la desigualdad con base en tributos que son más directamente<br />

percibidos por la población —asumimos que otros tributos, como el<br />

impuesto sobre nóminas, es poco percibido por la población.<br />

Para el ISR, nuestro modelo arroja un coeficiente de aversión a la<br />

desigualdad de 1.41, que es el más alto de todos los impuestos. La interpretación<br />

directa es que cuanto mayor sea este parámetro, mayor será la<br />

progresividad de la carga tributaria encontrada por el modelo. Los resultados<br />

de la progresividad o no del ISR en México en el año 2018, con<br />

la hipótesis de sacrificio equitativo, son mostrados en la gráfica. La línea<br />

son todos los puntos estimados y sobre ella se ubican las combinaciones<br />

de ingreso e impuesto que cada decil debería pagar, si en México hubiera<br />

sacrificio equitativo. Los pequeños círculos por encima de la línea indican<br />

aquellos deciles que están pagando más de lo que deberían y los<br />

círculos por debajo indican deciles de hogares que pagan menos de lo<br />

que deberían.<br />

Se observa que la progresividad es superior a la observada en la gráfica 2,<br />

pero el decil 7 está pagando mucho más de lo que debería mientras que el<br />

último decil, el de los hogares muy ricos paga menos de lo que debería. Si<br />

bien el 19.7% del ingreso de las familias más ricas está comprometido para<br />

el pago del ISR, la función de sacrificio equitativo indica que deberían<br />

pagar 24.30%. Es decir, hay una gran diferencia entre lo que paga el decil<br />

más rico de la población y lo que debería pagar, de acuerdo con el principio<br />

de sacrificio equitativo.<br />

Además, este impuesto no capta algunas peculiaridades del sistema<br />

tributario mexicano y al menos deja fuera tres componentes relevantes:<br />

i) ingresos por ganancias, ii) ingresos por aplicaciones de capital, excluidos<br />

los ahorros e iii) intereses sobre capital propio. En la Ley del ISR el primer<br />

componente está exento ya que se considera que la persona jurídica ya<br />

pagó el Impuesto Sobre la Renta en sus operaciones cotidianas. Este ingreso<br />

representa el 7.92% del ingreso de los hogares mexicanos, de acuerdo con<br />

datos de la ENIGH 2018. Sin embargo, para el decil 8 de la población<br />

esos ingresos representan 8.88% de sus ingresos, y para el décimo decil<br />

representan 5.95% de sus ingresos. El segundo caso es tributado en la


732 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

fuente y representa 0.61% del ingreso de los hogares mexicanos pero es<br />

5.12% para los hogares del decil más rico de la población.<br />

En este caso, hay claramente una subestimación del ISR, dado que no<br />

es declarado en la ENIGH el valor del impuesto pagado en este tipo de<br />

aplicaciones financieras. La gráfica 3 muestra que el último estrato de la<br />

población (los más ricos) claramente pagan menos del ISR de lo que<br />

deberían pagar. Otro elemento a considerar es que los intereses sobre<br />

capital propio inciden en la fuente, pero en la ENIGH no se puede saber<br />

lo que es ganado por intereses sobre capital propio y lo que son ganancias<br />

vía intereses obtenidos por tener un negocio. Las percepciones financieras<br />

y de capital, de acuerdo con la ENIGH 2018, representan 4.3% del total<br />

de los ingresos de los hogares mexicanos y para el decil más rico de la<br />

población esa forma de ingreso representa 6.86% del total de sus ingresos.<br />

Admitiendo que en todos los tipos de ingresos citados en este párrafo<br />

incidiese el ISR y que este no fuese captado de forma alguna por la<br />

ENIGH, eso representaría una cantidad de alrededor de 2.5% de subestimación<br />

del ISR para los hogares del decil más rico. Es importante notar<br />

que este impuesto, dadas esas fuentes de ingresos, también es subestimado<br />

para los hogares de los otros deciles de ingresos, pero en menor grado por<br />

la falta de bancarización de esos sectores de ingresos.<br />

Gráfica 3<br />

Impuesto Sobre la Renta (ISR) e ingreso per capita de los hogares<br />

en México, 2018<br />

Fuente: elaboración propia con microdatos de la ENIGH (Inegi, 2018).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

733<br />

Para el caso del IVA, el cálculo del coeficiente de aversión a la desigualdad<br />

es de ε = 1.16. La gráfica 4 muestra los resultados de lo pagado y la<br />

estimación de lo que cada decil debería de estar pagando por IVA. Nuevamente,<br />

sobre la línea están las combinaciones que muestran lo que deberían<br />

pagar con sacrificio equitativo todos los deciles. El círculo por debajo de la<br />

línea, a la derecha superior del gráfico muestra que el último decil está<br />

pagando menos de lo que debería de IVA, mientras que varios deciles (5 al<br />

9) pagan ligeramente de más. Es decir, dada la estructura de consumo de<br />

los hogares en México, el legislador debería de instrumentar diferentes tasas,<br />

dependiendo del consumo de cada decil, de tal forma que los bienes y<br />

servicios clásicamente consumidos por el decil más rico (quizás vuelos aéreos<br />

internacionales, compra de autos de lujo y adquisición de joyas, etc.),<br />

deberían estar gravados con un IVA superior a la tasa actual.<br />

Gráfica 4<br />

Impuesto al Valor Agregado (IVA) pagado e ingreso per capita de<br />

los hogares en México, 2018<br />

Fuente: elaboración propia con microdatos de la ENIGH (Inegi, 2018).<br />

Asumiendo que lo poco que queda de la clase media en México está<br />

ubicada entre los deciles 7 a 9 (Aguilar Gutiérrez, 2013), la gráfica muestra<br />

que el impuesto sobre consumo (IVA) está fuertemente concentrado<br />

en estratos pobres y de clase media y lo que esos estratos de la sociedad


734 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

aportan al fisco es superior a que deberían pagar en un modelo tributario<br />

con sacrificio equitativo (los puntos correspondientes a esos deciles están<br />

por encima de la línea estimada de impuestos equitativos).<br />

En el caso del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios el coeficiente<br />

de aversión a la desigualdad de Atkinson, resultado de nuestro modelo es<br />

de 1.21 (recordemos que un menor coeficiente de aversión a la desigualdad<br />

significa una menor progresividad en el sistema tributario). La gráfica 5<br />

muestra claramente que, aunque en diferente grado, varios deciles de la<br />

población están pagando más de lo que deberían de este impuesto (deciles<br />

4 al 8) y que, nuevamente, el último decil paga menos de lo que debería de<br />

pagar en una situación de equidad en el sacrificio tributario.<br />

Gráfica 5<br />

Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) e ingreso<br />

per capita de los hogares en México, 2018<br />

Fuente: elaboración propia con microdatos de la ENIGH (Inegi, 2018).<br />

En el pago de este tributo es más evidente la desigualdad, mostrando<br />

que deciles que se encuentran en medio de la distribución (deciles 6 y<br />

8) pagan sustancialmente más de lo que deberían (recordando que la<br />

escala de ambos ejes es logarítmica y por tanto, una “pequeña distancia”<br />

que se aprecie visualmente entre lo que pagan y lo que deberían de pagar,<br />

puede representar una brecha muy superior). En el caso del último decil,<br />

que visualmente parece estar “ligeramente debajo” de lo que debería de<br />

pagar, el impuesto pagado por ese estrato de la población es en realidad


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

735<br />

19.8% menor a que lo correspondería en una situación de sacrificio<br />

equitativo.<br />

Así, los hallazgos muestran que el sistema tributario mexicano en su<br />

conjunto es muy inequitativo (coeficiente de aversión a la desigualdad<br />

ε = 1.23); ya que un coeficiente muy cercano a uno es muy inequitativo<br />

y uno sustancialmente superior a uno, es más equitativo. A pesar de que<br />

el ISR es el más progresivo (ε = 1.41), la distribución inequitativa de IVA<br />

(con ε = 1.16) y del IEPS (con ε = 1.21) hacen de México uno de los<br />

países con mayor desigualdad en sus impuestos. Estudios que calcularon<br />

funciones de tributación con sacrificio equitativo en otros países obtuvieron<br />

coeficientes de aversión a la desigualdad muy superiores a uno. Young<br />

(1990) calculó un coeficiente de 1.37 para los datos de los impuestos<br />

federales de los Estados Unidos en 1987. Posteriormente, Imedio-Olmedo<br />

et al. (1999) obtuvieron valores entre 1.47 y 1.77 para el Impuesto Sobre<br />

la Renta en España. Pellegrino (2006) cuantificó un coeficiente de aversión<br />

a la desigualdad de 1.58 para el ISR en Italia en el año 2000 y 1.96 para<br />

el año 2005 y, más recientemente, Jarczok-Guzy (2017) encontró un<br />

coeficiente de aversión a la desigualdad de 2.7 para Polonia.<br />

De los tres tributos analizados el menos inequitativo es el ISR. Sin<br />

embargo, la acumulación de inequidad en la distribución en los diversos<br />

impuestos hace que el último decil de la población termine pagando impuestos<br />

globales 31% inferiores a lo que debería en una situación de sacrificio<br />

equitativo. Como era de esperarse, el IVA incide más sobre la población más<br />

pobre y el IEPS afecta proporcionalmente más a la clase media.<br />

4. Estructura fiscal de México y los países de la OCDE<br />

La estructura fiscal del mundo podría dar una idea de qué dirección tomar<br />

en caso de una reforma fiscal. México es uno de los países con menor<br />

carga tributaria efectiva en el mundo. La gráfica 6 muestra que, de 36<br />

países que componían la Organización para la Cooperación y el Desarrollo<br />

Económicos (OCDE) en 2018, México tenía la menor recaudación<br />

como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) de apenas 16.1% y<br />

países como Francia (con 46.1%), Suecia (43.9%) o Bélgica (44.8%)<br />

recaudan mucho más.<br />

El derecho tributario internacional comparado muestra que en varios<br />

países de Europa los impuestos basados en la capacidad económica de los<br />

contribuyentes, como instrumento de la progresividad de las finanzas<br />

públicas, tienen como resultado una mayor equidad social. Por ejemplo,<br />

observemos lo que sucede con el índice de Gini antes y después de impuestos<br />

en naciones emblemáticas de Europa. Las tasas de ISR hacen que el


736 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

índice de Gini de la desigualdad en la distribución del ingreso caiga de 0.36<br />

a 0.31 en el Reino Unido; de 0.30 a 0.26 en Suecia; de 0.30 a 0.24 en<br />

Dinamarca; de 0.33 a 0.27 en Alemania; de 0.35 a 0.31 en Italia; de 0.31<br />

a 0.26 en Holanda y de 0.33 a 0.29 en España (Verbist y Figari, 2013),<br />

mostrando la progresividad del sistema tributario en aquellas naciones.<br />

Gráfica 6<br />

Impuestos recaudados como proporción del PIB, países 2018<br />

Fuente: elaborado con datos de Revenue Statistics, (OCDE, 2019).<br />

Históricamente, la nación mexicana ha presentado niveles muy bajos<br />

de carga tributaria total y por niveles de gobierno (Guillermo Peón y<br />

Vargas Casmiro, 2017; Esquivel y Peralta, 2013; Aguilar Gutiérrez, 2010),<br />

lo que afecta severamente la capacidad de elaboración de programas<br />

públicos de largo alcance. Como muestran los datos de la gráfica 7, la<br />

composición de la carga tributaria contribuye para que el índice de aversión<br />

a la desigualdad sea en México muy cercano a uno ε = 1.23), lo que<br />

implica un sistema tributario muy inequitativo.<br />

Como vimos en líneas arriba, otros países tienen sistemas fiscales más<br />

equitativos (Jarczok-Guzy, 2017; Weinzierl, 2014 y 2012; Pellegrino 2006<br />

y Moyes, 2003). Ahora bien, en una gran parte de los países desarrollados<br />

la participación del ISR sobre la estructura fiscal total es muy importante<br />

(ver gráfica 7). Los impuestos indirectos tienen una fuerte participación<br />

en los ingresos únicamente en los países económicamente más atrasados,<br />

mientras que los países más desarrollados han apoyado sus finanzas en<br />

sistemas de tributos directos a la riqueza y al ingreso (Alves y Afonso,


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

737<br />

Gráfica 7<br />

Estructura de impuestos en 21 países de la OCDE, 2018<br />

Fuente: elaborado con datos de Revenue Statistics, (OCDE, 2019).<br />

2019). De lo anterior, deducimos que la gran diferencia entre lo recaudado<br />

vía ISR e IVA es una de las principales causas de la regresividad de la carga<br />

tributaria en México, lo que influye directamente en el coeficiente medido<br />

de aversión a la desigualdad.<br />

En América Latina, Mangas (2019) ha documentado ampliamente<br />

que como resultado del paradigma político y económico implantado<br />

después de 1980 —favoreciendo a los estratos más ricos de la sociedad y<br />

al modelo de apertura comercial—, la distribución de la carga tributaria<br />

está anclada en los impuestos indirectos al consumo, como el IVA, pero<br />

con efectos altamente regresivos, caracterizándose por tasas crecientes y<br />

llegando al límite de la presión fiscal. El mismo autor muestra que el IVA<br />

que se estableció primero en Brasil en 19<strong>67</strong> con una tasa de 15%; gradualmente<br />

fue implantado en otros países de América Latina hasta alcanzar<br />

una tasa de 22% en Uruguay en el año 2012 promediando, ese mismo<br />

año, 15.1% para toda América Latina (Mangas, 2019). Es decir, a diferencia<br />

de los países desarrollados de Europa en los cuales la base del sistema<br />

tributario son los impuestos directos —en los países latinoamericanos la<br />

carga tributaria se basa sobre todo en los impuestos indirectos.<br />

Otro problema aquí es la inexistencia de impuestos a la riqueza: a<br />

diferencia de lo que ocurre en Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Italia,<br />

Portugal y Suecia entre otros países europeos. En México, las grandes


738 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

transacciones financieras y de capital y los activos financieros prácticamente<br />

están exentos de pagos de impuestos. Por ello, se debe avanzar al menos al<br />

fortalecimiento del impuesto directo y progresivo sobre la renta a las personas<br />

físicas, dado que la capacidad de obtención de recursos fiscales será<br />

severamente limitada en las próximas décadas, en virtud de que actualmente<br />

predomina, como en América Latina, una baja tributación de Impuesto<br />

Sobre la Renta y una alta evasión fiscal (Mangas, 2019).<br />

Algunos otros problemas del sistema tributario mexicano tienen que<br />

ver con la demostrada incapacidad de los otros niveles de gobierno (estatal<br />

y municipal) para recaudar impuestos, o debido a que esas jurisdicciones<br />

tienen notable incapacidad técnica de incrementar sus capacidades<br />

tributarias (Aguilar Gutiérrez, 2010).<br />

Sin embargo, el más notable problema en México es la incapacidad<br />

del sistema tributario federal para lograr que los impuestos recaudados<br />

aumenten sistemáticamente y a largo plazo (Esquivel y Peralta, 2013).<br />

Recientemente, en 2019 y 2020, el Servicio de Administración Tributaria<br />

en México revirtió esta situación mostrando un notable esfuerzo para<br />

incidir en la capacidad recaudatoria del gobierno mexicano, a partir del<br />

cobro de impuestos a los grandes contribuyentes. No obstante, es muy<br />

importante que el sistema tributario mexicano, como el de América Latina,<br />

se soporte más, como lo hacen la mayor parte de los países de la Unión<br />

Europa, en impuestos directos sobre la renta y la riqueza y no en impuestos<br />

indirectos al consumo, que son demostradamente más regresivos.<br />

Conclusiones<br />

En el artículo pionero de Young (1990), los impuestos analizados son<br />

progresivos en Estados Unidos y las estimaciones del parámetro de aversión<br />

a la desigualdad (o coeficiente de aversión al riesgo proporcional) son<br />

casi siempre superiores al 1.55. Los estudios posteriores muestran siempre<br />

índices de aversión a la desigualdad en los sistemas tributarios de varios<br />

países, superiores al 1.7. Es decir, son más equilibrados o equitativos de<br />

lo que ocurre en el México de hoy.<br />

En nuestro modelo, el cálculo del coeficiente de aversión a la desigualdad<br />

muestra que en México el sistema tributario no es equitativo y los<br />

resultados indican que los deciles más ricos de la población están pagando<br />

menos de lo que deberían en una situación de sacrificio equitativo. Por<br />

impuestos, el Impuesto Sobre la Renta (ISR) es más progresivo, mientras<br />

que el Impuesto al Valor Agregado (IVA) es el que presenta la mayor regresividad<br />

tributaria. Esta investigación evidencia que existe una importante<br />

brecha entre lo que se recauda y lo que se podría recaudar, sobre todo en


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 719-743<br />

739<br />

los deciles más altos de la población, vía Impuesto Sobre la Renta. Al<br />

distribuirse más progresivamente este tributo, es crucial abatir la evasión<br />

y elusión del mismo para lograr que el sistema tributario mexicano tenga<br />

como resultado una mayor equidad social, a lo cual también puede contribuir<br />

(aunque en menor medida) la adecuada recaudación del Impuesto<br />

Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que actualmente está fuertemente<br />

cargado sobre los deciles que componen la clase media y no sobre<br />

los deciles con ingresos más altos. Así, el abatimiento de esta brecha<br />

recaudatoria en ambos impuestos es crucial, especialmente para aumentar<br />

la capacidad fiscal del Estado mexicano.<br />

Por otro lado, en virtud de que el modelo considera la carga tributaria<br />

existente como informaciones de las preferencias del agente representativo,<br />

cuando son considerados los impuestos indirectos (IVA) el resultado del<br />

coeficiente de aversión a la desigualdad baja significativamente —con ISR<br />

el coeficiente era de 1.41, con IVA cae a 1.16— y consecuentemente, el<br />

sistema tributario con ese impuesto se vuelve casi totalmente regresivo<br />

—si el valor obtenido fuera menor que uno, sería un impuesto regresivo.<br />

El resultado obtenido muestra que el IVA se paga sin que el contribuyente<br />

“mediano” esté consciente de la tributación. Es probable que la no progresividad<br />

de este impuesto sea derivado de la falta de percepción de las<br />

familias en cuanto al porcentaje de impuestos incidentes en cada producto<br />

consumido. Los impuestos directos, el ISR es más perceptible para los<br />

ciudadanos, son más progresivos y generan un coeficiente de aversión a<br />

la desigualdad de 1.41. Si el consumidor no tiene información de cuánto<br />

paga en impuestos, entonces es de esperarse que la tasa incidente no<br />

represente la preferencia del consumidor.<br />

Un estudio reciente de Einav et al. (2014) muestra que hay diferencia<br />

en la elección de los consumidores cuando los impuestos son observados<br />

(y evidenciados) en las compras online u offline en Internet. En ese estudio,<br />

hecho en los EEUU, los autores pudieron observar que los consumidores<br />

en cuestión saben que hay impuestos en los productos, pero que no<br />

los toman en cuenta si no los observan directamente a la hora de pagar.<br />

Cuando el impuesto es indicado en el valor con y sin impuestos, hay una<br />

variación significativa en la demanda de cada producto. Esto confirma,<br />

por lo tanto, lo que dijimos anteriormente: los impuestos deben ser<br />

explicitados para que las familias y las personas los consideren en sus<br />

decisiones. La exposición del dato a pagar del IVA, medido en unidades<br />

monetarias, es una buena alternativa para que la información sea clara.<br />

Finalmente, nuestro estudio deja claro que una reforma tributaria que<br />

busque elevar la recaudación total y ser más eficiente, no sólo debería estar<br />

diseñada para lograr disminuir la evasión y la elusión fiscal, sino que<br />

también debería estar diseñada transfiriendo parte de la responsabilidad


740 G. Aguilar Gutiérrez: Desigualdad y sacrificio equitativo en la tributación…<br />

fiscal que hoy asumen las familias, vía IVA, hacia el tributo directo: el ISR<br />

que se distribuye más progresivamente.<br />

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so Little? The Principle of Equal Sacrifice and Optimal Taxation”,<br />

Working Paper, 18045, Cambridge, MA, National Bureau of<br />

Economic Research, Inc.<br />

Young, Peyton (1990), “Progressive Taxation and Equal Sacrifice”, American<br />

Economic Review, 80 (1), Pittsburg, PA, American Economic<br />

Association, pp. 253-266, , 16 de<br />

mayo de 2020.<br />

Recibido: 28 de junio de 2020.<br />

Reenviado: 16 de febrero de 2021.<br />

Aceptado: 25 de marzo de 2021.<br />

Genaro Aguilar Gutiérrez. Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad<br />

Estatal de Campinas de São Paulo, Brasil, donde se graduó con<br />

Mención Honorífica. Posee un Posdoctorado en la Universidad de São<br />

Paulo. Actualmente, es Profesor Titular C de la Sección de Estudios de<br />

Posgrado e Investigación de la Escuela Superior de Economía del Instituto<br />

Politécnico Nacional. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores<br />

nivel I desde el año 2000. Recibió el Premio Maestro Jesús Silva<br />

Herzog en Investigación Económica de la UNAM (1998 y 2008), el<br />

Premio Banamex de Economía (2001), el Premio INAP (2001) y el Premio<br />

Nacional de Finanzas Públicas (2008). Entre sus más recientes<br />

publicaciones se encuentran como autor: Crisis Económica, Hambre y<br />

Desperdicio en México, Ciudad de México, MAPorrúa, (2021); en coautoría:<br />

“Animal Spirits y No-ergodicidad para COVID 19 en algunos<br />

estados de México”, Panorama Económico 16 (32), Ciudad de México,<br />

Escuela Superior de Economía, Instituto Politécnico Nacional, pp. 89-98<br />

(2020); y como coordinador, Seguridad Alimentaria y Pérdidas de Alimentos<br />

en México, Ciudad de México, MAPorrúa (2019).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774.<br />

Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

DOI: http://dx.doi.org/10.22136/est20211690<br />

Economic spillover from Natural<br />

Protected Areas to conventional tourist<br />

destinations<br />

Derrama económica de las Áreas Naturales<br />

Protegidas en destinos turísticos<br />

convencionales<br />

745<br />

José Alberto Lara Pulido*<br />

Alejandro Guevara Sanginés*<br />

Vanessa Pérez Cirera**<br />

Camilo Arias Martelo***<br />

Carmina Isabel Jiménez Quiroga****<br />

Abstract<br />

This paper examines the role of Natural Protected Areas (NPAs) as a source of economic<br />

spillovers for mass tourism destinations in Mexico. An econometric model was used<br />

to explain the number of booked rooms in tourism destinations as a function of<br />

proximity to NPAs, controlling for destination characteristics. A conservative estimate<br />

suggests that some rooms booked by foreign visitors can be explained by proximity to<br />

NPAs. Our results open public policy options, such as a compensating mechanism<br />

from conventional tourism to fund NPAs and show that they would be economically<br />

efficient and contribute to sustainability.<br />

Keywords: positive externalities, sustainable tourism, spillover benefits, Mexico.<br />

Resumen<br />

En este artículo examinamos el papel de las Áreas Naturales Protegidas (ANPs)<br />

como fuente de derrama económica en México atrayendo turistas que no llegarían<br />

en ausencia de estas. Para ello, planteamos un modelo econométrico que explica<br />

el <strong>número</strong> de cuartos ocupados de destinos turísticos en función de la proximidad<br />

a ANPs, controlado por otras características del sitio. Un estimado conservador<br />

indica que 17.7% de los cuartos ocupados por turistas extranjeros estarían explicados<br />

por la proximidad a ANPs. Estos resultados plantean posibilidades como un<br />

mecanismo de compensación por parte del turismo convencional, propuesta<br />

económicamente eficiente y que contribuye al desarrollo sostenible.<br />

Palabras clave: externalidades positivas, turismo sustentable, derrama económica,<br />

México.<br />

* Transdisciplinary University Center for Sustainability (Centrus) of Universidad Iberoamericana,<br />

e-mail: jose.alberto.lara@gmail.com and alejandro.guevara@ibero.mx<br />

** World Wildlife Fund, e-mail: v.perezcirera@gmail.com<br />

*** Data Scientist at Blackstone, e-mail: camilo.arias.martelo@gmail.com;<br />

**** Assistant at the Transdisciplinary University Center for Sustainability of Universidad<br />

Iberoamericana, e-mail: carmina.jimenez@ibero.mx


746 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

Introduction<br />

This paper studies the potential spillovers Natural Protected Areas (NPAs)<br />

generate for conventional tourism in Mexico. Conventional tourism is<br />

defined as the flows of domestic and inbound tourism that arrive at a set<br />

of destinations in Mexico, which the Ministry of Tourism officially reports.<br />

This set includes world famous destinations such as Cancun and Puerto<br />

Vallarta, major cities, and several other destinations that receive both<br />

national and international tourists. NPAs are argued to generate positive<br />

spillovers in this kind of destination by attracting a share of tourists that<br />

would not go there unless the former were available.<br />

The hypothesis is that a given tourist is more willing to visit a destination<br />

with nearby natural attractions simply because they have the possibility of<br />

visiting them (even if they opt not to). As discussed later, even though<br />

NPAs are severely underfunded, results show that they explain a large<br />

share of visitors to conventional destinations. These findings suggest that<br />

the compensation from conventional tourism for NPAs is economically<br />

efficient and contributes to sustainability. To test this hypothesis, an econometric<br />

model that takes the number of booked rooms in conventional<br />

destinations was used as a function of proximity to NPAs. Destination<br />

characteristics were controlled such as the availability of air transport,<br />

beach destinations, and marginalization levels.<br />

NPAs importance, goals, and obstacles<br />

The importance of NPAs for human development and welfare has been<br />

recognized at national and international levels. The Convention on Biological<br />

Diversity (CBD) highlights the fact that these areas are a source<br />

of poverty reduction, climate change mitigation, health protection, preservation<br />

of fishing assets, food security, clean water, protection against<br />

natural disasters, and cultural and spiritual development for human beings<br />

(Mulongoy and Babu Gidda, 2008; Secretariat of the Convention on<br />

Biological Diversity, 2008). Likewise, governments have increasingly<br />

recognized their importance. This is borne out by the commitment signed<br />

in 2010 by several governments to protect at least 17% of terrestrial areas<br />

and 10% of marine areas by 2020 at the Conference of the Parties (COP)<br />

16 in Cancun (CBD and UNEP, 2011).<br />

In this respect, the United Nations Environment Programme World<br />

Conservation Monitoring Centre (UNEP-WCMC) and the International<br />

Union for Conservation of Nature (IUCN) (UNEP and IUCN, 2016)<br />

indicate that the marine conservation goal has already been reached and<br />

that the terrestrial goal is only 2.7 percentage points above the current


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

747<br />

percentage, which corresponds to 3.1 million square kilometers. However,<br />

the main constraint on increasing natural protected areas is the lack of<br />

financing. There are insufficient resources to maintain and expand protected<br />

areas, particularly in developing countries (Emerton et al., 2006).<br />

The evaluation of the financial resources required to accomplish the 2020<br />

commitments by Sukhdev et al. (2012) shows that between 150 and 400<br />

extra billion dollars are required annually (between 0.08 and 0.25% of<br />

world GDP).<br />

The Mexican case<br />

The establishment of NPAs in Mexico is due to social and environmental<br />

reasons recognizing their importance to social development. There are<br />

approximately 91 million hectares of Natural Protected Areas according<br />

to the National Commission for Natural Protected Areas in Mexico<br />

(Spanish acronym CONANP) (CONANP, 2019); of which 21 million<br />

correspond to terrestrial areas, equivalent to 10.69% of the total terrestrial<br />

area; and 70 million correspond to marine areas, representing 22% of the<br />

total area including territorial seas and the Exclusive Economic Zone. In<br />

2016, four new marine NPAs were decreed, with an area of 65 million<br />

hectares, thereby achieving the Aichi Goal of protecting at least 10% of<br />

the water surface (CBD and UNEP, 2011).<br />

NPAs are classified as follows: Flora and Fauna Protection Areas, Natural<br />

Resource Protection Areas, National Monuments, National Parks,<br />

Biosphere Reserves, and Sanctuaries. The most extensive type of NPAs is<br />

the Biosphere Reserve with 78 million hectares, followed by Flora and Fauna<br />

Protection Areas with approximately seven million hectares, and then<br />

Natural Resource Protection Areas with nearly five million hectares. Table<br />

1 shows the area covered by each type of NPAs and its equivalence with<br />

the International Union for Conservation of Nature system of classification<br />

(Bezaury-Creel et al., 2009).<br />

Table 1<br />

Equivalence of classification and NPAs covered in Mexico<br />

Mexico’s<br />

classification<br />

Flora and Fauna<br />

Protection Areas<br />

IUCN Classification<br />

Protected area with<br />

sustainable management<br />

of natural resources<br />

Land<br />

Surface<br />

(thousands<br />

of<br />

hectares)<br />

Water<br />

surface<br />

(thousands<br />

of hectares)<br />

TOTAL<br />

6668.60 328.26 6996.86


748 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

Table 1 (continuation)<br />

Mexico’s<br />

classification<br />

Natural<br />

Resource<br />

Protection Areas<br />

National<br />

Monument<br />

IUCN Classification<br />

Protected area with<br />

sustainable natural<br />

resource management<br />

Land<br />

Surface<br />

(thousands<br />

of<br />

hectares)<br />

Water<br />

surface<br />

(thousands<br />

of hectares)<br />

TOTAL<br />

4503.35 0.00 4503.35<br />

Natural Monument 16.27 0.00 16.27<br />

National Park National Park 627.29 15,546.30 16,218.59<br />

Biosphere<br />

Reserve<br />

Buffer zone: Protected<br />

area with sustainable<br />

management of natural<br />

resources or Core zone:<br />

Strict Nature Reserve<br />

9514.26 53,438.49 62,952.75<br />

Sanctuary Strict Nature Reserve 4.63 145.56 150.19<br />

TOTAL 21,379.40 69,458.61 90,838.01<br />

Source: CONANP (2019).<br />

Despite having achieved the COP 16 goal, Mexico faces underfunding<br />

for the maintenance of Natural Protected Areas. Bezaury-Creel, et al<br />

(2011) estimated a 723 million peso (~36 million USD) gap in NPAs<br />

financing for 2012, when there were only 25 million hectares under this<br />

status. Given that CONANP had a nominal budget of $1,098 million<br />

pesos in 2017 (~55 million USD), less than in 2009 (SHCP, 2016), and<br />

that the size of protected areas increased from 26 million to 91 million<br />

hectares, the financial gap increased substantially. The situation subsequently<br />

further deteriorated: CONANP had a nominal budget in 2017<br />

of $1,132 million pesos (~56 million USD) (SHCP, 2017), 843 million<br />

pesos (~ 43 million USD) in 2019 (SHCP, 2018), and 864 million pesos<br />

(~43 million USD) in 2020 (SHCP, 2019) (see graph 1).<br />

Recreation service of NPAs and discrepancies<br />

Among the many benefits of natural areas, recreation services are a primary<br />

source of economic resources and people’s welfare. National and foreign<br />

tourists visit NPAs in Mexico, paying an admission fee, which serves to<br />

trigger economic activity in nearby areas. In 2007, NPAs in Mexico received<br />

approximately 14 million visitors, who generated nearly $8,345 million<br />

pesos (~417 million USD) of economic spillover (Bezaury-Creel, 2009).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

749<br />

Graph 1<br />

Protected Areas and CONANP budget from 2001 to 2017<br />

(million hectares/million 2016 pesos)<br />

Source: CONANP (2016a), SHCP (2016), Bezaury-Creel (2009), and Bezaury-Creel et al.<br />

(2011).<br />

This spillover was greater than the amount required to maintain the NPAs,<br />

but as long as this revenue is sent to the Finance Ministry and the budget<br />

for the maintenance of NPAs is assigned regardless of this revenue, underfunding<br />

will persist.<br />

The economic value generated by these areas between 2009 and 2015<br />

can be estimated using data from the annual CONANP budget. The<br />

annual increase in the number of visitors as well as the average expenditure<br />

per person was calculated for 2015, resulting in a total of 16,550,000<br />

visitors, 1 multiplied by 596 pesos (~30 USD), which is the average<br />

expenditure per person, resulting in an estimated economic spillover of<br />

$9,8<strong>67</strong> million pesos (~493 million USD) in 2007 constant prices,<br />

equivalent to $12,604 million pesos (~630 million USD) in 2015.<br />

1<br />

During 2009, the revenue generated by the admission fee for NPAs was 53 million pesos (~2.65<br />

million USD) and 89 million pesos (~4.5 million USD) in 2015, representing an increase of 68%.<br />

The price of admission was increased from 40 pesos (2 USD) to 56 pesos (2.8 USD) per person in<br />

low charge capacity areas and from 20 pesos (1 USD) to 28.8 pesos (1.44 USD) in the remaining<br />

areas DOF (2006). Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de<br />

la Ley Federal de Derechos. 27 de diciembre de 2006. In C. d. l. Unión (Ed.), Ciudad de México:<br />

Diario Oficial de la Federación; CONANP (2014). Diseño de Brazaletes 2014. In: Comisión Nacional<br />

de Áreas Naturales Protegidas, representing an average increase of 42%. Therefore, the increase<br />

estimated in the number of visitors from 2009 to 2015 was 18%, equivalent to an increase in the<br />

number of visitors from 14 million in 2009 to 16.5 million in 2015. Average expenditure per person<br />

was obtained by dividing the 8,345 million pesos (~417 million USD) of revenue generated in 2009<br />

by the 14 million visitors.


750 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

The discrepancy between the NPAs’ income and their budget is not<br />

exclusive to Mexico as shown by Eagles and Hillel (2008), who reviewed<br />

the benefits that tourist natural parks offer all over the world compared<br />

with their budget, and concluded that tourism has the potential to make<br />

a major contribution to the conservation of natural spaces.<br />

Additionally, Eagles and Hillel (2008) estimated that the financial<br />

needs of every natural area in the world represents less than 10% of the<br />

benefits these areas produce for tourist destinations, where they are the<br />

main attraction. Similar studies have been conducted by Driml and Common<br />

(1995) who report the case of Australia, Pabón-Zamora et al. (2008)<br />

who describe a similar phenomenon in protected areas in Peru, and<br />

Goodwin et al. (1998) who demonstrates that in natural parks in India,<br />

Indonesia, and Zimbabwe, there is no relation between the income parks<br />

generate for the tourism sector and their maintenance needs.<br />

Value quantification<br />

Two main approaches are used to quantify the economic value of the<br />

tourist services NPAs provide: (i) those that estimate the consumer surplus<br />

and (ii) those based on direct expenditure. The former seeks to estimate<br />

the actual economic value a visitor assigns to an NPAs while the latter<br />

attempts to estimate the total money flow NPAs visitors generate.<br />

Among those designed to calculate consumer surplus, there are two<br />

main methodologies: contingent valuation and travel cost. Contingent<br />

valuation estimates consumer preferences using surveys. For instance,<br />

(Rivera-Planter and Muñoz-Piña, 2005) estimated the value of the recreational<br />

services of coral reefs in Marine Protected Areas in Mexico. The<br />

travel cost methodology estimates consumer surplus by aggregating all<br />

costs visitors incur when traveling to a Natural Protected Area. For example<br />

(Martínez-Cruz, 2005) uses this methodology to estimate the value<br />

of the recreational service offered by Desierto de los Leones, an NPA on<br />

the outskirts of Mexico City. The second approach, which estimates the<br />

direct expenditure of consumers, (Bezaury-Creel, 2009) follows this<br />

method.<br />

The approach of this study is somewhat different to the previous<br />

methods. An econometric model that explains booked rooms in conventional<br />

tourism destinations 2 by their proximity to an NPAs with tourist<br />

potential for the period 2010-2018 is specified. An Ordinary Least Squares<br />

(OLS) model is stated using several controls related to the characteristics<br />

2<br />

By conventional tourist destinations, a list of 115 destinations regularly monitored by the<br />

Tourism Ministry of Mexico to generate tourism statistics in Mexico is referred to. These destinations<br />

are not necessarily associated with sustainable management models.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

751<br />

of the sites, such as the availability of an airport, if it is a beach destination,<br />

population in a given radius, among others. In addition, the economic<br />

value of this effect is approximated. As far as we know, there are no similar<br />

studies to ours since the focus of previous studies is to estimate the<br />

economic spillover of nearby NPAs.<br />

There are only a few studies with a similar objective to this one. Specifically,<br />

Yang and Wong (2012) find a large, significant effect of national<br />

parks on tourism flows in 341 mainland cities in China. Bo et al. (2016)<br />

confirm that cultural and natural attractions have a strong influence on<br />

domestic tourists in eastern China, while Naranpanawa et al. (2019) report<br />

that regional parks and state forests are significant drivers of tourism<br />

employment in Queensland, Australia.<br />

Other studies give additional insights on the relationship between<br />

NPAs and conventional tourism. Whitelaw et al. (2014) regard tourism<br />

in NPAs as an ecosystemic service that must be adequately paid for by<br />

visitors, especially in NPAs where biodiversity levels are low and therefore<br />

the presence of human beings is less harmful. They propose financing<br />

schemes in which the use of ecosystemic services is divided among all its<br />

users to make them financially sustainable. Wall Reinius and Fredman<br />

(2007) study the features tourists evaluate when deciding which NPAs<br />

to visit and found that certain attributes, such as the type of area (natural<br />

park, biosphere reserve, etc.) and the type of activities available to tourists<br />

determine their decision whether to go there. Similarly, this research<br />

evaluates the variables affecting tourists’ decision when choosing a conventional<br />

tourist destination and found that proximity to an NPAs is a<br />

positive attribute when making the decision even if tourists do not go<br />

there once they have arrived in the conventional site.<br />

Munro-Strickland et al. (2010) propose a transdisciplinary framework<br />

to evaluate how local communities benefit from tourism in NPAs, which<br />

could be complemented by integrating the benefits touristic NPAs yield<br />

for nearby communities as well. They suggest that not only local communities<br />

may benefit from NPAs, but also nearby locations where conventional<br />

tourism is the main economic activity. Conversely, Nepal (1997)<br />

suggests that tourism in NPAs does not benefit local communities but<br />

rather traditional tourism companies that bring tourists from conventional<br />

destinations to these NPAs. This argument tallies with our results since<br />

evidence was found that conventional tourism benefits from the existence<br />

of nearby touristic NPAs. However, this does not imply that touristic<br />

companies are the only ones receiving positive externalities.<br />

Finally, Weaver (2001) explores the relationship between ecotourism<br />

and conventional tourism in the opposite direction. He concludes that<br />

ecotourism could hardly exist on its own, since the number of tourists


752 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

only visiting NPAs is minimal, and most tourists who visit this type of<br />

places come from conventional touristic places such as beach resorts and<br />

cruises meaning that one cannot exist without the other. From the results<br />

of our analysis, it is possible to hypothesize that this is a mutually beneficial<br />

relationship, since NPAs attract tourists to conventional touristic<br />

places, while conventional tourist destinations send tourists to NPAs.<br />

1. Methodology<br />

1.1. Hypothesis<br />

The number of booked rooms in various conventional touristic destinations<br />

increases when there is a Natural Protected Area offering recreational<br />

services no more than two hours away.<br />

1.2. Materials and methods<br />

First, a database to specify an econometric model was created. The observation<br />

units of the model are tourist destinations in Mexico. To identify<br />

them, SECTUR (2016) DATATUR website was consulted, a source of<br />

tourism information from the Mexican government. Among other items,<br />

it reports data on hotel occupancy for over 100 tourist destinations in<br />

Mexico. This data was georeferenced on Google Maps, with each geographical<br />

coordinate corresponding to the label Google Maps assigns to<br />

each destination.<br />

Second, the dependent variable was constructed for each destination<br />

by averaging the number of annual booked rooms from January 2010 to<br />

December 2018 according to DATATUR reports. Information on 115<br />

places was collected, 16 of which reported zero rooms during period, so<br />

they were not included in the econometric analysis. In addition, it was<br />

distinguished between inbound and domestic tourists to determine<br />

whether they behave differently. Figures 1.A and 1.B show the 115 tourist<br />

destinations considered and their hotel occupancy.<br />

Two variables of interest were then created to test the hypothesis. The<br />

first indicates whether there is an NPA near the destination while the second<br />

is an index to measure the touristic potential of NPAs.<br />

1. NPAs: Indicator of the existence of one or more NPAs less than a<br />

two-hour ride away.<br />

2. Tourism Index: Aggregated index for each destination regarding<br />

the tourism potential of the nearby NPAs.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

753<br />

Figure 1.A<br />

Natural Protected Areas and its annual average hotel occupancy<br />

(domestic)<br />

Source: compiled by the authors using data from CONANP (2019), SECTUR (2019), and the<br />

software QGis 3.10 (2019).<br />

Figure 1.B<br />

Natural Protected Areas and their annual average hotel occupancy<br />

(inbound)<br />

Source: compiled by the authors using data from CONANP (2019), SECTUR (2019), and the<br />

software QGis 3.10 (2019).


754 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

The first variable was generated through the geographical location of<br />

the centroid of each NPA in Mexico, using the most recent list, updated<br />

in January 2017, which includes 181 NPAs. A time-distance matrix was<br />

created using Google API (Application Programming Interface), specifically<br />

the distance matrix function. This matrix shows the time and distance<br />

required to move from the tourist destination to each NPA in Mexico.<br />

In the case of marine NPAs, the route cannot be identified because Google<br />

API only enables one to calculate land routes. The traffic conditions<br />

considered were the average ones reported in Google’s records. After the<br />

matrix was processed, routes that took two hours or less were selected,<br />

considering that this is a reasonable time for a tourist to do a one-day trip<br />

to an NPA during their stay at a tourist destination.<br />

The index variable measures the tourist potential of NPA and was<br />

developed by CONANP for 90 NPAs in Mexico. This index considers 18<br />

criteria for each NPA grouped into four dimensions: biophysical environment,<br />

administrative management, cultural and socio-economic environment,<br />

and market context. An example of one of the criteria considered<br />

in the market dimension is the quality of transport infrastructure.<br />

CONANP rates each criterion in the index from one to four using preestablished<br />

parameters. For example, if there is no transport available to<br />

the NPAs, a one is assigned, if there is a transport network to tourist sites,<br />

a four is assigned. Each dimension is rated by the simple mean of their<br />

component criteria, and the general index is constructed by the simple<br />

mean of the four dimensions. Table 2 shows all the criteria and their<br />

respective measurement units.<br />

Then, for each conventional destination, the indexes of every NPAs<br />

requiring a trip of less than two hours were added. For example, for<br />

Cancun, the method identifies Tulum (with a 2.17 tourism potential<br />

index) and Puerto Morelos Reef (with a 2.62 index). The aggregated<br />

assigned index for Cancun is 4.79, resulting from the sum of indexes of<br />

Tulum and Puerto Morelos reef. Finally, the aggregated index was standardized<br />

between 0 and 1. The destination with the lowest index (Acapulco)<br />

is 0 and the one with the highest index (Valladolid) is 1. Accordingly, the<br />

final index was calculated using the operation: Index i<br />

= (I i<br />

- I m<br />

) / (I max<br />

- I min<br />

),<br />

where I refers to the sum of the indexes by CONANP of the NPAs near<br />

the tourist site. Graph 2 shows the indexes of the selected tourist sites.<br />

For example, Valladolid has a very high index because of its proximity<br />

to Ria Lagartos, Tulum, and Puerto Morelos Reef, three NPAs with high<br />

potential tourism indexes and the fact that Yucatan (the state where Valladolid<br />

is located) has favorable topographic characteristics that facilitate<br />

land transportation. Note that Playacar and Playa del Carmen rank second


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

755<br />

Table 2<br />

Criteria and measurement units for CONANP<br />

potential tourism index<br />

# Criteria Measurement unit<br />

Biophysical<br />

Management<br />

Socio-economic conditions<br />

1 Ramsar site, UNESCO natural<br />

heritage, other<br />

recognitions<br />

2 Charismatic megafauna number of species<br />

3 Existence of planning tools<br />

(acceptable visitor load,<br />

management plan, etc.)<br />

number of tools<br />

4 Budget sufficiency levels: insufficient budget, …,<br />

budget sufficiency<br />

5 Inter-institutional tourist<br />

agreements<br />

no agreements, …, successful<br />

agreements<br />

6 Level of land conflicts several conflicts, …, no conflicts<br />

7 Anthropogenic impacts on<br />

ecosystem services<br />

lot of pressure, …, sustainable<br />

practices<br />

8 Employment full employment, …, tourism is an<br />

employment option<br />

9 Safety unsafe, …, safe<br />

10 Cultural attractions no attractions, …, local income<br />

generating attractions<br />

11 Incorporation of rural economic<br />

activities into tourism<br />

some, …, most of the activities are<br />

integrated<br />

12 Archaeological remains Some, …, they attract tourists<br />

13 Transport infrastructure no infrastructure, …, less than one<br />

hour from destination<br />

14 Visitation no visits, …, constant flow of<br />

tourists all year round<br />

Market<br />

15 Communication services no communication, …,<br />

communication services are key to<br />

local tourist companies<br />

16 Marketing no marketing, …, market<br />

positioning<br />

17 Product diversification no products, …, over six tourist<br />

products<br />

18 Accommodation no accommodation options in a<br />

radius of less than 20 kms, …, 4-star<br />

hotels in a radius of less than 20 km<br />

Source: (CONANP, 2016b).


756 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

Graph 2<br />

Tourist destinations and their aggregate index<br />

Source: compiled by the authors with (CONANP, 2016b) and (SECTUR, 2016) data.<br />

and third in this aggregated index and that they are also located in the<br />

Yucatan Peninsula, confirming that this region presents favorable conditions<br />

for NPAs tourism. Figure 2 contains a graphic representation of<br />

each destination index.<br />

The tourism potential index was only calculated for 90 NPAs. NPAs<br />

that are not rated were excluded as well as marine areas. As it is explained<br />

later, this causes an underestimate of the effect of the proximity of NPAs<br />

to conventional tourist destinations. This potential omission suggests that<br />

the effect trying to be proven may be even higher. A model only considering<br />

destinations with a positive index (meaning they have NPAs with<br />

tourism potential nearby) is presented in a subsequent section, which<br />

confirms the argument explained above.<br />

Finally, the following variables were calculated to be included as controls:


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

757<br />

Figure 2<br />

Assigned index for tourist destinations<br />

Source: compiled by the authors with CONANP (2016a), SECTUR (2016) data, and the<br />

software QGis 3.10 (2019).<br />

1. Population. Number of inhabitants in a 30-km radius in every<br />

tourist destination according to the 2010 Population Census, by<br />

the National Institute of Geography and Statistics (INEGI, 2010).<br />

2. Beach. Dummy variable identifying whether the destination is near<br />

the coast. This process was conducted manually assigning 1 to<br />

destinations that were near the coast and 0 to destinations that<br />

were not.<br />

3. Loc50k. Indicates the number of cities with 50,000 inhabitants or<br />

more within a 100 km radius. Obtained through a buffer around<br />

the tourist destination with data from the 2010 Population Census.<br />

4. Airport. Determines whether the destination has an airport. This<br />

was manually identified in the Tourist Atlas of Mexico. 3<br />

5. Trend. Refers to the positioning of the destination in people’s minds.<br />

Using the website trends.google.com, the number of times the tourist<br />

site was searched in the past five years was tracked. Considering<br />

the fact that the results of this site are expressed in relative terms (the<br />

website reports the number of searches assigning the number 100<br />

to the day when that word was most searched), the number of<br />

searches for each place was compared with the searches for the word<br />

3<br />

SECTUR (2020)


758 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

“Mexico”. For example, for Cancun, the result of the comparison<br />

is 32 and 28 for Mexico, so Cancun is “popular”. Evidently, there<br />

are some destinations whose names are not necessarily linked to<br />

tourism (such as Ciudad Juarez, mainly related to insecurity issues).<br />

However, the results show that there is a positive correlation<br />

between the number of times the name of the place was searched<br />

and the number of booked rooms.<br />

6. Homicides. The national homicide rate per 100 thousand inhabitants<br />

for the period of 2010-2015 with INEGI information. This<br />

variable seeks to offset the negative effect the name of the destination<br />

could have in the positioning of the place in people’s minds.<br />

7. Marg: Marginality index published by the National Population<br />

Commission (CONAPO) at the locality level (CONAPO, 2010).<br />

1.3. Ordinary Least Square Model<br />

Two models using the Ordinary Least Square methodology were estimated.<br />

The difference between them is the variable of interest used. For the first<br />

model (model 1) a dummy variable (NPAs) was included, which indicates<br />

whether there is an NPA within a two-hour ride, while for the second<br />

model (model 2), the variable of interest is the index we explained earlier.<br />

In both cases, the model was estimated by dividing the dependent variable<br />

(booked rooms) into national and foreign tourists to incorporate into the<br />

model the characteristics of each group that could affect their selection<br />

of a tourist destination such as budget or proximity to their home city.<br />

The two specifications were as follows:<br />

Model 1:<br />

Model 2:<br />

The coefficient of each variable is explained below:<br />

1. NPAs: If the destination has one or more NPAs at a distance of 30<br />

km or less, the number of rooms occupied increases by β 1<br />

x 100<br />

percent.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

759<br />

2. Index: For every extra unit of the index, the number of booked<br />

rooms increases by β 2<br />

x 100 percent.<br />

3. Ln(population): Each 1% increase in population increases the<br />

number of booked rooms by α 2<br />

percent.<br />

4. Beach: When the place is a beach destination, the number of booked<br />

rooms increases by α 3<br />

x 100 percent.<br />

5. Loc50k: For each city with 50,000 inhabitants near the destination,<br />

the number of booked rooms increases by α 4<br />

x 100 percent.<br />

6. Airport: When the destination has an international airport, the<br />

number of booked rooms increases by α 5<br />

x 100 percent.<br />

7. Ln(trend): When the positioning of the destination increases by<br />

1%, the number of booked rooms increases by α 6<br />

x 100 percent.<br />

Note that this variable does not have an intuitive interpretation,<br />

because the units are relative, but is included in the regression for<br />

control purposes.<br />

8. Ln(homicides). For each 1% increase in the homicide rate, the<br />

number of booked rooms occupied is reduced by α 7<br />

percent.<br />

1.4. Instrumental Variables<br />

In addition, a third model (model 3) was estimated. In this one, it was<br />

determined whether an increase in visitors to NPAs increases the number<br />

of visitors to conventional destinations. However, there is an endogeneity<br />

problem between these variables, because when visitors to conventional<br />

destinations increase, it is assumed that visitors to NPAs also increase.<br />

Accordingly, an instrumental variable model was specified, in which we<br />

proxied visitors to NPAs with the Tourism Potential Index described<br />

earlier. The specification of this model is as follows:<br />

Model 3:<br />

2. Results<br />

The variable of interest proved non-significant with the original model in<br />

both groups. In the case of national visitors, the population in the destination,<br />

the existence of an airport and the digital trend were significant and


760 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

had the expected sign; these last two variables showed extremely high<br />

coefficients. Afterwards, the same regression was run only using data from<br />

tourist destinations with over 5000 hotel rooms available from 2010 to<br />

2015, as shown in the second and fourth column of table 3. Model 3<br />

showed the same behavior, since it presents no statistically significant<br />

results for national visitors, although it does so for foreign visitors, with<br />

a coefficient of 0.5 for the variable of interest, as shown in table 4.<br />

The 83 destinations with over 5000 inbound tourists reflect the existence<br />

of a significant impact of the NPAs offering recreational services on<br />

the hotel occupation rate of nearby tourist sites, equivalent to a 55%<br />

increase. In this same model, the existence of a beach in the tourist destination<br />

is the control variable with the highest impact, increasing hotel<br />

occupation by 156%. However, in the case of national visitors, the existence<br />

of nearby NPAs shows no statistical effect on hotel occupancy.<br />

The second model, excluding the destinations with an aggregated index<br />

of zero, offers a broader vision of the NPAs impact because not only does<br />

it consider the proximity of the NPAs to the tourist destination, but also<br />

the impact due to the accessibility of the area, the quality of services<br />

offered there, the cultural heritage, biodiversity, financial and environmental<br />

sustainability of the project, employment, and conflicts. In keeping<br />

with the first model, the variable of interest is only significant for the<br />

foreign visitors’ group, while the variable with the highest coefficient is<br />

the online trend of the destination, increasing hotel occupancy by 328%,<br />

followed by beach, which increases hotel occupancy by 237 percent.<br />

The relevant coefficient for our study is the one from the Index variable<br />

(rating the tourism potential of NPAs near destination) because the<br />

model seeks to calculate NPAs’ impact on the traditional tourist industry.<br />

As mentioned before, the model only revealed the statistical significance<br />

of a causal relationship between these two variables in inbound tourism.<br />

This is an interesting finding that could be explained by several factors that<br />

are not reflected in the model itself, regarding the characteristics of both<br />

groups. For instance, domestic travelers may be less interested in NPAs<br />

near their destination since the investment in time and money tends to be<br />

lower than that of foreign visitors. Accordingly, international tourists may<br />

consider a wider array of benefits in the places they are visiting.<br />

This coefficient for foreign tourists in the second model is 2.66, meaning<br />

that when the aggregated index increases in one unit, the number of<br />

rooms occupied by international visitors is 266% larger. As explained<br />

before, the index comprises 18 variables related to the tourism potential<br />

of each NPAs and each variable is rated between 1 and 4. This implies


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

761<br />

Table 3<br />

Results<br />

Variable Model<br />

(1a_domestic) (1b_domestic)<br />

(visitors>5K)<br />

(2_domestic)<br />

(Index>0)<br />

(1a_inbound) (1b_inbound)<br />

(visitors>5K)<br />

(2_inbound)<br />

(Index>0)<br />

NPAs -0.25 -0.29 -0.043 0.549 **<br />

(0.19) (0.19) (0.33) (0.29)<br />

Index -.80 2.66 ***<br />

0.56 (0.77)<br />

log(pop) 0.35 *** 0.34 *** 0.11 0.17 -0.03 -0.26<br />

(0.08) (0.08) (0.18) (0.14) (0.11) (0.25)<br />

Beach 0.37 0.39 -0.38 1.39 *** 1.56 *** 2.37 ***<br />

(0.25) (0.24) (0.54) (0.42) (0.35) (0.74)<br />

localities 0.035 0.037 * 0.05 ** 0.052 0.07 ** 0.05<br />

(0.02) (0.02) (0.02) (0.03) (0.02) (0.03)<br />

Airport 0.95 *** 0.91 *** 1.32 *** 1.96 *** 0.41 0.85<br />

(0.23) (0.23) (0.47) (0.40) (0.35) (0.64)


762 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

Table 3 (continuation)<br />

Variable Model<br />

(1a_domestic) (1b_domestic)<br />

(visitors>5K)<br />

(2_domestic)<br />

(Index>0)<br />

(1a_inbound) (1b_inbound)<br />

(visitors>5K)<br />

(2_inbound)<br />

(Index>0)<br />

log(trend) 1.32 ** 1.35 *** 1.74 *** 1.45 ** 1.51 ** 3.28 ***<br />

(0.38) (0.37) (0.60) (0.65) (0.52) (0.82)<br />

log(homic) -0.11 0.04 0.35 * 0.14 -0.005 -0.08<br />

(0.11 (0.11) (0.19) (0.18) (0.16) (0.27)<br />

Marg -0.23 -0.19 0.13 0.07 -0.19 -0.008<br />

(-0.18) (0.18) (0.25) (0.31) (0.26) (0.35)<br />

Cons 6.13 *** 6.55 *** 8.72 *** 5.68 *** 9.51 *** 11.15 ***<br />

(1.04) (1.04) (2.3) (1.78) (1.45) (3.23)<br />

R-squared 0.6322 0.6256 0.6619 0.5280 0.5432 0.75<br />

R-squared adj. 0.6028 0.5954 0.5959 0.4903 0.4938 0.70<br />

Observations 109 108 50 109 83 50<br />

* p < 0.1, ** p < 0.05, ***p


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

763<br />

NPAs<br />

Table 4<br />

Results<br />

Variable (3_domestic) (3 first stage_<br />

domestic)<br />

(3_inbound)<br />

(3 first stage_<br />

inbound)<br />

4.6 *** 4.6 ***<br />

Index (1.08) (1.08)<br />

-0.17 0.50 ***<br />

log(vis_NPAs) (0.12) (0.14)<br />

0.66 ** 1.10 ** -0.88 *** 1.10 **<br />

log(pop) (0.28) (0.45) (0.33) (0.45)<br />

0.39 1.78 0.18 1.78<br />

beach (0.64) (1.06) (0.75) (1.07)<br />

-0.048 -0.89 0.01 -0.89<br />

localities (-0.06) (-0.11) (0.07) (0.11)<br />

1.32 *** -0.48 2.98 *** -0.48<br />

airport (0.45) (-0.85) (0.53) (-0.85)<br />

1.81 ** -0.63 3.32 *** -0.63<br />

log(trend) (0.71) (-1.29) (0.83) (-1.29)<br />

0.13 -0.37 0.20 -0.37<br />

log(homic) (0.23) (-0.42) (0.27) (-0.42)<br />

1.05 ** 1.51 *** -0.34 1.51 ***<br />

marg (0.54) (0.83) (0.59) (0.83)<br />

4.48 -3.29 13.49 *** -3.29<br />

cons (2.98) (-5.47) (3.46) (-5.47)<br />

R-squared 0.5363 0.5411 0.5411<br />

R-squared adj.<br />

Observations 37 37 37 37<br />

* p < 0.1, ** p < 0.05, ***p


764 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

that a one-unit increase in the degree of any of the variables represents a<br />

25% divided by 18% increase in the global index, in other words, an<br />

increase of 0.013 units of the index. Multiplying this by the estimated<br />

coefficient of 2.66 results in a 3.5% increase in the number of occupied<br />

rooms. For example, if an NPA is declared as natural heritage by UNE-<br />

SCO, the number of rooms in the tourist destinations booked by foreigners<br />

near that NPA will increase by 3.5%, and the same would happen<br />

with any other of the characteristics contained in the index developed by<br />

CONANP. Likewise, the third model seeks to isolate the exogenous effects<br />

of the index variable and offers a cleaner estimate. It was found that the<br />

effect increases and that, following the same logical procedure, with a<br />

coefficient of 5, the impact increases to 6.5 percent.<br />

Moreover, the effect of the proximity of NPAs to tourist sites on hotel<br />

occupation can be interpreted using the aggregated index. The average<br />

value of the index (the one that standardized between 0 and 1) in our<br />

database is 0.155. This is, an NPAs with potential tourism has an aggregated<br />

index of an average of 0.155. Multiplying the average value by the<br />

estimated coefficient (2.66), it was found that a conventional tourist<br />

destination with a potentially touristic NPA nearby, would have an average<br />

of 41.23% more foreign visitors that those that are close to NPAs with no<br />

tourism potential. Furthermore, considering there are some NPAs that<br />

were not rated by CONANP and that marine areas are not contemplated,<br />

the effect could be even higher. Using Model 3, the impact could increase<br />

to 77.5 percent.<br />

Finally, looking for a conservative estimate of the effect of the proximity<br />

of NPAs to touristic places (in terms of the international tourism<br />

attraction), the confidence interval that is between 1.1 and 4.22 in the<br />

base model (all 50 observations) can be considered. This interval can be<br />

interpreted as the range of values where the actual coefficient of the effect<br />

can be found. That is to say that, in an extremely pessimist analysis, the<br />

coefficient would be 1.1, which means that an increase of one unit in<br />

the tourism potential index of an NPA increases the number of occupied<br />

rooms in nearby tourist destinations by 110%. Following the procedure<br />

established in the previous paragraph, in destinations with an NPA with<br />

average tourism potential, the number of rooms would be at least 1.4%<br />

higher than the rest. Also, the rooms occupied in the destinations with a<br />

touristic NPA would be 17.7% lower if these areas did not exist (this<br />

results from multiplying 1.1 by 0.155, in other words, the minimum<br />

value of the coefficient times the average value of the index variable.)


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

765<br />

3. Approximation of the economic value of the contribution of a<br />

touristic NPA to nearby destinations<br />

Considering the previous analysis and the average total expenditure of<br />

international tourists drawn from the International Travelers Survey,<br />

conducted by the National Institute of Geography and Statistics (SEC-<br />

TUR, 2013), (which increases to 851 USD per trip per person) it can<br />

be inferred that without the existence of touristic NPAs, expenditure<br />

would be 17.7% lower, in other words, 150 USD fewer pesos per person.<br />

Hence, given that in 2019 the Ministry of Tourism reported a total of<br />

4,161,664 international tourists entering Mexico, this relationship suggests<br />

that without the existence of NPAs near traditional tourist destinations,<br />

624,249,600 USD less would have entered the country in the<br />

tourist sector.<br />

In addition, destinations with a higher influx of tourists such as Cancun<br />

and Playa del Carmen that are close to NPAs with a higher tourism<br />

potential index, may display a more intense effect.<br />

4. Discussion<br />

The main contribution of this paper is that it analyzes a specific type of<br />

economic positive externalities of touristic NPAs in Mexico by showing<br />

how they attract international visitors to conventional tourist destinations,<br />

thereby contributing to the economic and social development of nearby<br />

cities and towns through the traditional tourism industry. Even more<br />

important is the magnitude of this effect, which in a conservative scenario<br />

indicates that 1.4% of the rooms booked by foreigners in conventional<br />

tourist sites in Mexico can be explained by the proximity of an NPA.<br />

This is especially important for tourist sites where foreign visitors<br />

account for most clients. This is the case of the states of Quintana Roo<br />

and Baja California Sur, where international visitors represented 83% and<br />

76% respectively in 2018 (SECTUR, 2018). It is also the case of certain<br />

other destinations in the Mayan Riviera in the states of Yucatan and<br />

Campeche, and some beaches in Jalisco. At the national level, foreign<br />

tourists represent 30% of all the visitors engaging in tourism activities,<br />

which had a monetary value of 2.289 billion dollars in 2018 (SECTUR,<br />

2018). It is also worth mentioning that some of the most popular tourist<br />

destinations in Mexico grew because of their natural attractions, which<br />

at the time led to the creation of large projects that eventually degraded<br />

the natural spaces that had been the original attraction.


766 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

That said, this paper could serve as the basis for future proposals to<br />

create hybrid financing schemes for NPAs in Mexico in places where<br />

international tourists are the main source of revenue for the city. Since<br />

hotels, restaurants, and other tourism companies benefit from the existence<br />

and the maintenance of these areas, their deterioration could<br />

decrease the international tourist inflow. Therefore, a win-win proposal<br />

could be designed to expand the NPAs budget, which would translate<br />

into better maintained natural attractions that could even increase hotel<br />

occupancy in these destinations.<br />

As for the limitations of this paper, it would be necessary to run<br />

empirical testing of the results through a field study to examine the decision-making<br />

process of the various agents involved in the market. Specifically,<br />

it would be pertinent to determine whether the fact of having<br />

the option of going to an NPA (even if the tourist ends up not visiting<br />

it) acts as a key factor in the decision process of choosing between two<br />

tourist destinations. In other words, ceteris paribus, the aim would be to<br />

determine whether proximity to an NPA increases the likelihood of<br />

choosing one destination over another.<br />

Conclusions<br />

Maintenance and conservation of NPAs is relevant in economic terms<br />

at the local level because their deterioration would significantly affect<br />

local tourism. In other words, the economic spillover and revenue earned<br />

from tourist destinations could diminish if visitors are no longer attracted<br />

by NPAs. Specifically, our estimation indicates that the average total<br />

expenditure per international tourist in Mexico would be 150 USD less.<br />

Due to the close relationship between tourism development and NPAs<br />

conservation, as mentioned before, it is essential for this sector to become<br />

financially involved with the efforts to ensure the necessary resources for<br />

the maintenance of NPAs in Mexico to guarantee sustainable development<br />

and tourism activities in the long run. A first step to achieve this would<br />

be to redefine admission fees since, according to Witt (2019), they are<br />

lower than the maximum price visitors are willing to pay. The unwillingness<br />

to increase them should be brought up at Congress and the pertinent<br />

studies performed, and public policy proposals submitted to generate tax<br />

incomes to fund the conservation of NPAs. The aim is for the Tourism<br />

Ministry and the National Commission of Natural Protected Areas to<br />

work together on projects that will yield mutual benefits, acknowledge<br />

their mutual importance, and support each other financially.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

7<strong>67</strong><br />

It is important to point out that beyond the efforts that could be made<br />

by different departments, it is necessary to continue working on financial<br />

mechanisms, particularly their implementation. For example, the admission<br />

fee is inefficient since there are large numbers of people who do not<br />

pay this for several reasons: lack of incentives to charge a fee on the part<br />

of local managers; administrative negligence; flaws in the printing procedure<br />

or even because the tickets have to be collected in offices in Mexico<br />

City. This said, certain administrative improvement measures could be<br />

taken regardless of the legal and political restructuring of Natural Protected<br />

Areas in Mexico.<br />

Finally, any effective effort that contributes to the conservation of<br />

NPAs helps achieve the Sustainable Development Goals (SDG) agenda,<br />

to which Mexico is committed. It directly contributes to the 15 th and 16 th<br />

objectives, Life Below Water and Life on Land, respectively, and indirectly<br />

to several others, such as Climate Action (through carbon sinks), Decent<br />

Work and Economic Growth (through economic spillovers), and Responsible<br />

Consumption and Production (through tourism compensating for<br />

the contribution of natural ecosystems).<br />

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https://doi.org/10.1177/0047287512437855<br />

Received: July 8, 2020.<br />

Forwarded: February 23, 2021.<br />

Accepted: March 22, 2021.<br />

José Alberto Lara-Pulido. PHD and Master in Economics from Colegio<br />

de México and Bachelor of Administration from La Salle University. He<br />

is currently director of the Transdisciplinary University Center for Sustainability<br />

(Centrus) of Universidad Iberoamericana. He has been a fulltime<br />

professor-researcher at the Research Institute for Development with<br />

Equity (EQUIDE) of this University and the Department of Business<br />

Studies at the same University. He is a member of the CONACYT National<br />

System of Researchers Level I. He has been a consultant on public policy<br />

issues in social and environmental matters, as well as in economic modeling,<br />

for the IDB, The Nature Conservancy, the German Cooperation<br />

Agency in Mexico (GIZ), INECC, UNEP, CONEVAL and WWF. His<br />

most recent publications are: co-author “Ecosystem services valuation to<br />

build a matching funds scheme to finance adaptation to climate change<br />

in Puerto Vallarta, Mexico”, Mitigation and adaptation strategies for Global<br />

Change 26 (3), Ámsterdam, Springer, pp. 1-10 (2021); co-author “A<br />

Business Case for Marine Protected Areas: Economic Valuation of the Reef<br />

Attributes of Cozumel Island”, Sustainability, 13 (8), 4307, Basel, MDPI,<br />

pp. 1-18 (2021); and co-author “Honey-Guacamole: Assessment of pollination<br />

environmental service in avocado production in Michoacan,<br />

Mexico”, Acta Universitaria 31, Guanajuato, University of Guadalajara,<br />

pp. 1-16 (2021).<br />

Alejandro Guevara-Sanginés. PhD in Economics from the Autonomous<br />

University of Madrid, a Master in Public Policy from the University of<br />

California at Berkeley and in Economic Development from the University<br />

of East Anglia in Norwich and a BD in Economics from ITAM. He


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 745-774<br />

773<br />

is a National Researcher, Level II of the CONACYT National System of<br />

Researchers. He is currently an academic at the Transdisciplinary University<br />

Center for Sustainability of the Universidad Iberoamericana Mexico<br />

City. His teaching and research work has been carried out at COLMEX,<br />

CIDE, ITAM, Berkeley and the University of Lyon. He has been a consultant<br />

on public policy issues in social and environmental policy for<br />

SEMARNAT, the Forestry and Natural Protected Areas Commissions,<br />

PROFEPA, INE, SEDESOL, GIZ, the World Bank, the IDB, the OECD,<br />

UNDP, UNEP and the Department for International Development of<br />

Great Britain. His most recent publications are: co-author “Honey-Guacamole:<br />

Assessment of pollination environmental service in avocado<br />

production in Michoacan, Mexico”, Acta Universitaria 31, Guanajuato,<br />

University of Guadalajara, pp. 1-16 (2021); “Ecosystem services valuation<br />

to build a matching funds scheme to finance adaptation to climate change<br />

in Puerto Vallarta, Mexico”, Mitigation and adaptation strategies for Global<br />

Change 26 (3), Ámsterdam, Springer, pp. 1-10 (2021); and “A Business<br />

Case for Marine Protected Areas: Economic Valuation of the Reef Attributes<br />

of Cozumel Island”, Sustainability, 13 (8), 4307, Basel, MDPI, pp.<br />

1-18 (2021).<br />

Vanessa Pérez-Cirera. PhD in Economics and Politics of the Environment,<br />

MSc in Public Policy and Development from the University of<br />

York in the UK, has a bachelor’s degree in economics from Universidad<br />

Iberoamericana in Mexico City. First served as Deputy Policy Director at<br />

the Mexican Ministry of Environment and Natural Resources where<br />

amongst her projects identified eco-efficiency indicators for the Asia-Pacific<br />

region. Then worked for WWF holding Senior Management positions<br />

in Mexico and the Global Network. Her work as Head of the Climate<br />

and Energy Program in WWF-Mexico included the identification of<br />

business contribution to meet Mexico’s climate commitments together<br />

with the National Business Council for Sustainable Development (CES-<br />

PEDES). Currently serves as Global Deputy for WWF’s Global Practice<br />

on Climate and Energy. Her research interests include poverty, power and<br />

the political economy of the environment. Her most recent publications<br />

are: co-author “Honey-Guacamole: Assessment of pollination environmental<br />

service in avocado production in Michoacan, Mexico”, Acta<br />

Universitaria 31, Guanajuato, University of Guadalajara, pp. 1-16 (2021);<br />

“NATURE HIRES: How Nature-based Solutions can power a green jobs<br />

recovery”, Gland, WWF-International (2020); and “Modelling carbon<br />

mitigation pathways by 2050: Insights from the Global Calculator”,<br />

Energy Strategy Reviews 29 (1), Amsterdam, Elsevier, pp. 1-11 (2020).


774 J. A. Lara-Pulido et al.: Economic spillover from Natural Protected Area…<br />

Camilo Arias-Martelo. Studied Economics at the Universidad Iberoamericana,<br />

later he worked as a research assistant for 3 years, and focused on<br />

the field of environmental economics. In 2018, he began a master’s degree<br />

in Computational Analysis and Public Policy at the University of Chicago,<br />

where he was recognized with the Siebel Scholar scholarship, graduated<br />

with honors, and did his summer internships at the Secretary of the<br />

Treasury. He is Data Scientist at Blackstone.<br />

Carmina Jiménez-Quiroga. Economist by Universidad Iberoamericana.<br />

She is currently a research assistant at the Transdisciplinary University Center<br />

for Sustainability of Universidad Iberoamericana. She has also been a<br />

research assistant in the Economics Department of that university and has<br />

assisted consultancy projects for the World Bank and the United Nations.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802.<br />

Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

DOI: http://dx.doi.org/10.22136/est20211660<br />

Transversalidad en políticas mexicanas<br />

de conservación de la biodiversidad:<br />

Coinbio y Corredor Biológico<br />

Mesoamericano<br />

Transversality in mexican biodiversity<br />

conservation public policies: COINBIO and<br />

Mesoamerican Biological Corridor<br />

775<br />

Fernando Antonio Rosete Vergés *<br />

Claudia Escalera-Matamoros *<br />

Bárbara Ayala-Orozco **<br />

Eduardo García-Frapolli **<br />

Carla Galán-Guevara *<br />

Abstract<br />

The goal of this investigation is to identify elements and attributes for the establishment<br />

of interinstitutional and intersectoral collaboration strategies based on the analysis<br />

of two biodiversity conservation case studies: COINBIO and the Mesoamerican<br />

Biological Corridor. Both cases highlight the importance of local adoption and crosscutting<br />

implementation. They share the participation of local communities and their<br />

incorporation into formal decision-making spaces, contributing proposals for solving<br />

environmental problems, and for the design and implementation of public policies<br />

related to regional community development based on collaboration.<br />

Keywords: environmental governance, interinstitutional coordination, rural communities,<br />

sustainable development, intersectoral implementation<br />

Resumen<br />

El presente trabajo busca identificar elementos y características para el establecimiento<br />

de estrategias de colaboración interinstitucional e intersectorial a<br />

partir del análisis de dos estudios de caso de conservación de la biodiversidad:<br />

el Coinbio y el Corredor Biológico Mesoamericano. En ambos casos, resalta la<br />

importancia de la adopción local y la implementación transversal, además de<br />

que comparten la participación de las comunidades locales y su incorporación<br />

* Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) de la UNAM, Unidad Morelia, correos-e:<br />

fernando.rosetev@enesmorelia.unam.mx, cescalera@enesmorelia.unam.mx, carla_galan@enesmore<br />

lia.unam.mx<br />

** Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la UNAM, Unidad<br />

Morelia, correos-e: bayala@cieco.unam.mx, eduardo@cieco.unam.mx


776 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

a los espacios formales de toma de decisiones, aportando propuestas para resolver<br />

problemas ambientales y para el diseño e implementación de políticas públicas<br />

relacionadas con el desarrollo regional comunitario, a partir de la colaboración.<br />

Palabras clave: gobernanza ambiental, coordinación interinstitucional, comunidades<br />

rurales, desarrollo sustentable, implementación intersectorial.<br />

Introducción<br />

Ha sido ampliamente reconocido que los problemas ambientales son<br />

complejos en la medida en que presentan una multiplicidad de interconexiones<br />

con aspectos económicos, políticos y sociales, y en que se interrelacionan<br />

con los procesos biofísicos, cuyas causas y efectos son difíciles<br />

de identificar y gestionar (Rittel y Webber, 1973; Batie, 2008). Es por<br />

ello que las políticas públicas que buscan resolver problemas ambientales<br />

requieren ser inherentemente transversales (Domínguez-Serrano, 2010),<br />

pues deben atender un complejo entramado de aspectos socioecológicos<br />

relacionados con las causas del problema, sus efectos y sus posibles soluciones<br />

(Sosa-Nunez, 2016). Sin embargo, las acciones de gobierno suelen<br />

estar fragmentadas como resultado de la estructura institucional de la<br />

administración pública y de la manera en la que se diseñan y evalúan las<br />

políticas públicas (Doremus, 2009). Como hace notar Sosa-Nunez (2016),<br />

aunque las políticas ambientales están ampliamente reconocidas en el<br />

discurso, suelen tener un vínculo muy sutil con otras políticas y, en muchos<br />

casos, ser periféricas a la evolución del resto de las políticas públicas.<br />

La política ambiental en México surge no sin enfrentar los retos ligados<br />

a la falta de participación social efectiva en las acciones gubernamentales<br />

y la desarticulación de las políticas públicas sectoriales (Carabias et al.,<br />

2008). Sin embargo, desde sus inicios ha reconocido que, dada la complejidad<br />

de los problemas ambientales, es fundamental incorporar a los<br />

diferentes grupos de interés al proceso de toma de decisiones y establecer<br />

estrategias de articulación interinstitucional y de participación social, que<br />

permitan vincular los programas y acciones de gobierno de manera efectiva.<br />

De esta manera, la colaboración entre distintas escalas de gobierno,<br />

sectores y grupos sociales aparece como elemento clave para responder<br />

efectiva y equitativamente a los retos ambientales (Galán-Guevara et al.,<br />

2013).<br />

Para atender la fragmentación en la administración pública, se han<br />

propuesto distintas estrategias para reordenar el diseño organizativo y<br />

operativo de las políticas públicas (Den Uyl y Russel, 2018). Entre estas<br />

estrategias destaca la transversalidad, que, de acuerdo con Serra (2005: 3),


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

777<br />

es, al mismo tiempo, un concepto y un instrumento organizativo cuya función es<br />

aportar capacidad de actuación a las organizaciones en relación con algunos temas<br />

para los que la organización clásica resulta inadecuada. En este sentido, responde<br />

tanto a necesidades de diseño de la organización como a necesidades de gestión.<br />

En términos de la aplicación de la política pública en México, el Programa<br />

Sectorial de Medio Ambiente y Recursos Naturales 2013-2018<br />

define la transversalidad como un<br />

método de gestión pública que permite aplicar recursos de distintas esferas a un<br />

mismo propósito o programa, cuando los objetivos son complejos y se traslapan<br />

o sobreponen las fronteras organizacionales sectorizadas […], la transversalidad<br />

es un proceso activo de cambio o transformación en las concepciones de un<br />

problema público y un método de gestión que requiere de una planeación concertada<br />

y coordinada entre agencias, actores y proyectos entre agencias diversas<br />

que comparten objetivos, metas y prioridades, además permite generar sinergias<br />

para responder con mayor eficacia a los problemas sociales (Semarnat, 2013: 129).<br />

Esto ha planteado importantes desafíos en términos de coordinación<br />

institucional, así como de la interrelación entre las distintas escalas de<br />

gobierno y de la sociedad para el desarrollo de las políticas públicas<br />

ambientales, pues la transversalidad requiere de formas integradas de<br />

acción entre distintos organismos de gobierno para garantizar que el valor<br />

en cuestión está siendo respetado (Aguilar, 2011).<br />

Desde hace por lo menos dos décadas, el Gobierno de México ha<br />

impulsado la transversalidad para formalizar una colaboración constante<br />

entre la ahora Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)<br />

con otras secretarías y órganos de gobierno (Guevara, 2005). A<br />

partir de esta interacción, se han incorporado criterios de sustentabilidad<br />

tanto en las políticas sociales como en las económicas; a su vez, se retomó<br />

el principio de la participación ciudadana como elemento de democratización<br />

de la gestión ambiental y se introdujo el principio de transparencia,<br />

no sólo en el ejercicio de la función pública, sino también como un<br />

derecho ciudadano para conocer las condiciones y la calidad del medio<br />

ambiente (Provencio, 1995; Gil, 2007). De hecho, el medio ambiente<br />

aparece como criterio rector del ejercicio de planeación gubernamental a<br />

partir del Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012. En estos ejercicios de<br />

planeación se plantea el desarrollo sustentable como eje que guía la transversalidad<br />

de la política pública federal (Provencio y Mohar, 1995; Lezama,<br />

2010). Destaca también la puesta en práctica de instrumentos jurídicos<br />

que avanzaron hacia la descentralización, el federalismo y una repartición<br />

más equitativa y eficiente de las tareas de gestión ambiental entre los tres<br />

órdenes de gobierno (Lezama, 2010).


778 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

A pesar del creciente reconocimiento de la necesidad de transversalizar<br />

la política pública ambiental en México, aún son pocos los esfuerzos<br />

para fortalecer la colaboración interinstitucional, intersectorial y la<br />

participación pública, que son indispensables para la formulación e<br />

implementación de soluciones transversales que atiendan problemas<br />

complejos (Sosa-Nunez, 2016). Por ejemplo, muchas políticas ambientales<br />

se han enfocado a la atención de elementos aislados, ya sean afectaciones<br />

negativas sobre el agua, aire, suelos, biodiversidad, o bien sobre<br />

los ecosistemas, sin atenderse de manera integral (Conabio, 2006). De<br />

igual forma, muchas acciones de conservación y aprovechamiento en<br />

áreas naturales protegidas y de especies de flora y fauna silvestre en riesgo de<br />

extinción, como los Programas de Conservación de Especies en Riesgo<br />

(Procer), se encuentran desvinculados de los contextos socioecológicos<br />

que les dieron origen. Cabe señalar que las políticas ambientales, además<br />

de todas las complejidades ya mencionadas, son políticas inmersas, en<br />

el plano local, en un sistema de gobierno que históricamente ha sido<br />

corporativo y con problemas de gobernabilidad no resueltos y, en el plano<br />

global, en la incertidumbre que genera un mundo cada vez más globalizado,<br />

homogéneo e inequitativo.<br />

El propósito de este trabajo es conocer los elementos y las características<br />

del contexto que hicieron posible el establecimiento de una estrategia<br />

de colaboración interinstitucional e intersectorial a partir del<br />

análisis de dos casos relevantes en la política ambiental en México. Ambos<br />

casos están orientados a la conservación de la biodiversidad y fueron<br />

implementados en zonas de alta diversidad biológica y marginación,<br />

logrando resultados importantes dentro del sector ambiental. Los programas<br />

públicos que aquí se presentan retoman los retos de la política<br />

ambiental e ilustran la importancia de los esfuerzos de transversalidad, en<br />

particular, la coordinación interinstitucional y la participación social. De<br />

manera puntual, los casos destacan una serie de elementos clave para el<br />

diseño e implementación efectiva de las políticas públicas ambientales,<br />

como la colaboración intersectorial y la apropiación social. Los casos de<br />

estudio proporcionan elementos de aprendizaje sobre cómo la transversalidad<br />

puede facilitar la atención efectiva de problemas públicos de gran<br />

complejidad, como el deterioro ambiental y la pérdida de biodiversidad.<br />

En la siguiente sección se presenta la metodología seguida para desarrollar<br />

el artículo; posteriormente, se presenta el Programa de Conservación<br />

Comunitaria de la Biodiversidad (Coinbio) y el Corredor Biológico<br />

Mesoamericano-México (CBM-M), sus características generales e historia<br />

que permitieron articular intereses de distintos actores sociales, institucionales<br />

y organismos internacionales, así como los elementos de diseño<br />

e implementación mediante los cuales estos actores pudieron participar


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

779<br />

en la toma de decisiones durante la operación de los programas. Finalmente,<br />

se presenta un apartado de conclusiones, en el que se muestran<br />

las lecciones y aportaciones que estos casos han tenido para la política<br />

pública mexicana.<br />

1. Metodología<br />

Para identificar los elementos clave y las características del contexto que<br />

posibilitan el establecimiento de estrategias de colaboración interinstitucional<br />

e intersectorial, así como la implementación efectiva de políticas<br />

públicas ambientales, la presente investigación utilizó un enfoque cualitativo<br />

de estudio de caso (Gerring, 2007), con intención de generar<br />

material para la enseñanza (Coppola, 1996; Wei et al., 2015). Tradicionalmente,<br />

los estudios de caso en el campo de las políticas públicas o en<br />

el análisis y manejo de sistemas socioambientales pueden contener información<br />

histórica detallada, incluyendo datos estadísticos, ordenamientos<br />

legales o gubernamentales relevantes y los argumentos de varias dependencias<br />

o instituciones que fundamentan las acciones realizadas (Rosete<br />

et al., 2019), como se presentan en esta investigación.<br />

Para elegir los casos, se identificaron políticas ambientales orientadas a<br />

la conservación de la biodiversidad, dada la necesidad de establecer esquemas<br />

de coordinación y articulación entre distintos sectores y niveles de<br />

gobierno. Para ello, se realizó una revisión documental de diversas políticas<br />

diseñadas por la Semarnat de 1993 a 2015 y se seleccionaron ocho instrumentos<br />

de política ambiental. Posteriormente, se realizó un análisis de dichas<br />

políticas y se seleccionaron dos casos que cumplieran con los siguientes<br />

criterios: i) el caso presenta una concepción interdisciplinaria en su diseño,<br />

ii) su implementación tuvo un enfoque territorial y iii) hubo participación<br />

de actores locales y articulación entre diferentes dependencias de gobierno.<br />

Tras seleccionar los casos, se llevó a cabo una revisión documental de<br />

reportes, informes, documentos oficiales, literatura científica, entre otros.<br />

Finalmente, en 2015 y 2016 se realizaron diez entrevistas semiestructuradas<br />

con funcionarios de gobierno de dependencias federales y estatales, así<br />

como con los que fueron encargados de la implementación directa del<br />

programa. Las entrevistas duraron alrededor de 60 minutos y se trataron<br />

diversos temas sobre el diseño, implementación, evaluación, así como los<br />

retos y oportunidades para la coordinación interinstitucional, intersectorial,<br />

y la participación social. Las entrevistas fueron grabadas y transcritas con<br />

el consentimiento previo de los participantes. Posteriormente, las transcripciones<br />

se codificaron y se realizó un análisis temático (Flick, 2014). Lo<br />

anterior permitió establecer validez interna a través de la triangulación de


780 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

la información recopilada durante la revisión documental y las entrevistas<br />

informales.<br />

2. Resultados. Los dos casos analizados<br />

2.1. El caso del Programa de Conservación Comunitaria de la<br />

Biodiversidad (Coinbio)<br />

El Coinbio inició en México en 2001 con el objetivo de conservar áreas<br />

de alta biodiversidad, mediante el fortalecimiento y promoción de iniciativas<br />

comunitarias de conservación en ejidos y comunidades ubicados en<br />

zonas de alta biodiversidad de los estados de Oaxaca, Michoacán y Guerrero,<br />

aprovechando los valores culturales y las prácticas de manejo tradicional<br />

que las comunidades han desarrollado en esas zonas (Banco<br />

Mundial, 2000 y 2008; Velázquez et al., 2003).<br />

El Coinbio se definió a partir de tres planteamientos fundamentales:<br />

ser una alternativa al modelo de áreas naturales protegidas, constituido<br />

como el principal instrumento de protección de la biodiversidad en México<br />

(Banco Mundial, 2012) y que en muchas ocasiones no correspondía con<br />

la realidad social ni ambiental del país; lograr la conservación de la biodiversidad,<br />

a través de la satisfacción de las necesidades de las comunidades<br />

locales; y reconocer el valor del conocimiento local y la cogeneración de<br />

planes y programas de manejo comunitario (Anónimo, 2015a).<br />

El programa se desarrolló en dos etapas: la primera, entre 2001 y 2008,<br />

en la que operó con recursos del Fondo Mundial para el Medio Ambiente<br />

(GEF, por sus siglas en inglés), operados por el Banco Mundial (7.83<br />

millones de dólares), y recursos del gobierno federal y de los gobiernos<br />

estatales en México (5.22 millones de dólares) (Banco Mundial, 2012;<br />

Sosa et al., 2019) 1 ; y una segunda etapa, que se desarrolló entre 2008 y<br />

2014, en la que el financiamiento provino de los gobiernos estatales y del<br />

gobierno federal; para el primer año de operación de esta segunda etapa,<br />

el gobierno federal destinó 446,000 dólares y los gobiernos de Oaxaca y<br />

Michoacán 150,000 dólares (Banco Mundial, 2008).<br />

Si bien la mayor parte de los recursos con los que inicia la operación<br />

del Coinbio provienen de organismos internacionales, en el origen del<br />

programa es posible observar elementos de transversalidad al articular<br />

visiones e intereses del Banco Mundial, el gobierno mexicano y, de manera<br />

relevante, de las organizaciones comunitarias de la Sierra Norte de Oaxaca,<br />

1<br />

El costo total del proyecto fue de 24.52 millones de dólares; el resto de los recursos provino<br />

de otras fuentes, entre ellas el Segundo Proyecto Forestal Comunitario del Banco Mundial (The<br />

Second Community Forestry Project) (Banco Mundial, 2012).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

781<br />

pues su impulso fue fundamental para concretar el proyecto a través del<br />

gobierno federal mexicano (Sosa et al., 2019; Anónimo, 2015a y Anónimo,<br />

2015b).<br />

En México, las experiencias de manejo forestal comunitario se han<br />

desarrollado a partir de las formas tradicionales de gobernanza en comunidades<br />

indígenas y de los distintos niveles de autogobierno que permiten<br />

el ejido y los sistemas de propiedad comunal, y son parte del contexto en<br />

el que surgieron, a partir de la década de 1970, movimientos que buscaban<br />

orientar las políticas gubernamentales hacia el manejo forestal comunitario<br />

(Barton et al., 2003). En particular, en las décadas de 1980 y 1990,<br />

organizaciones comunitarias de la Sierra Norte de Oaxaca desarrollaron<br />

iniciativas de manejo de recursos naturales junto con organizaciones no<br />

gubernamentales y el World Wide Fund For Nature (WWF) (Banco<br />

Mundial, 2000). Estas iniciativas también se desarrollaron en comunidades<br />

de Michoacán, Quintana Roo y Chihuahua, creando un movimiento<br />

cuyo objetivo era lograr la autonomía de gestión de las comunidades<br />

forestales (Anónimo, 2015a). En ese momento, el principal instrumento<br />

para la protección de la biodiversidad en México era el Sistema Nacional<br />

de Áreas Protegidas (Banco Mundial, 2012; Pérez, 2010).<br />

Por otro lado, entre los objetivos que tenía el Banco Mundial a fines<br />

de la década de 1990 se encontraba reforzar el trabajo de las comunidades<br />

indígenas en la conservación de la biodiversidad y fortalecer sus estructuras<br />

institucionales, con el fin de contribuir a remover los obstáculos<br />

para el crecimiento sustentable (Banco Mundial, 2000 y 2012). Mientras,<br />

entre las prioridades de conservación in situ del GEF se encontraba el uso<br />

sustentable de la biodiversidad y la participación local en los beneficios<br />

de las actividades de conservación. Sin embargo, en esos momentos, ni<br />

el Banco Mundial ni el GEF habían logrado realizar proyectos en los que<br />

las comunidades estuvieran involucradas en la conservación de la biodiversidad<br />

(Banco Mundial, 2012).<br />

México había ratificado, en 1993, su adhesión al Convenio sobre la<br />

Diversidad Biológica (CBD), en el que se promovía el desarrollo de<br />

programas de fortalecimiento de prácticas indígenas en la conservación<br />

y la utilización de la diversidad biológica (Banco Mundial, 2012), y en<br />

2000 presentó la Estrategia Nacional de Biodiversidad (ENB), en la que<br />

se incorporaban las premisas del CBD y se reconocía la importancia de<br />

las comunidades indígenas y las prácticas tradicionales de conservación<br />

comunitaria (Banco Mundial, 2008).<br />

Es así que, a través del Coinbio, fue posible articular los intereses<br />

de estos agentes: comunidades y ejidos, interesados en el reconocimiento<br />

de su experiencia y contribución a la conservación de la biodiversidad,<br />

a través del manejo forestal comunitario como una alternativa a la


782 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

conservación de las áreas naturales protegidas; el GEF y el Banco Mundial,<br />

interesados en desarrollar una primera experiencia que involucrara<br />

a las comunidades en la conservación de la biodiversidad; y el gobierno<br />

mexicano, interesado en implementar la ENB (Escalera-Matamoros y<br />

Garay, 2019).<br />

El diseño del Coinbio incluía diferentes componentes relacionados<br />

con productos para las comunidades y ejidos (Banco Mundial, 2012),<br />

por ejemplo, la construcción de capacidades locales mediante fondos de<br />

asistencia técnica. Otro componente era la conservación comunitaria,<br />

que comprendía desde la planeación espacial y el establecimiento de las<br />

áreas de conservación hasta la implementación de actividades de conservación<br />

e intercambio de aprendizajes entre comunidades, financiamiento<br />

para proyectos de uso sustentables de la biodiversidad y fondos de riesgo<br />

verde (Banco Mundial, 2012). El diseño de estos componentes incorporaba<br />

la experiencia de las comunidades, reconociendo el tipo de tenencia de la<br />

tierra, la organización existente y la experiencia y capacidad de las comunidades<br />

(Banco Mundial, 2012).<br />

La selección de las comunidades elegibles para presentar propuestas<br />

en el marco del programa se llevó a cabo en dos etapas. En primer lugar,<br />

se realizó una evaluación biológica inicial para identificar las áreas potenciales<br />

dentro de cada estado y, posteriormente, se llevó a cabo un proceso<br />

participativo de evaluación social en el que se estimaba el interés y la<br />

capacidad de las comunidades para la conservación, identificándose 1300<br />

comunidades elegibles (Banco Mundial, 2012). Los elementos de transversalidad<br />

también pueden observarse en la implementación del programa,<br />

en particular en su estructura operativa. La estructura operativa del programa<br />

se diseñó para operar en múltiples escalas, que permitían involucrar<br />

en la toma de decisiones tanto a las comunidades como a dependencias<br />

de distintos niveles de gobierno vinculadas con la conservación. La estructura<br />

estaba integrada por (Banco Mundial, 2012):<br />

a) El Comité Nacional de Supervisión, constituido por un representante<br />

de cada una de las dependencias federales vinculadas con la<br />

conservación –Semarnat, Comisión Nacional para el Uso de la<br />

Biodiversidad (Conabio), Comisión Nacional de Áreas Naturales<br />

Protegidas (Conanp), Consejo Nacional Forestal (Conaf), Comisión<br />

Nacional Forestal (Conafor)– y por tres representantes de las<br />

comunidades y ejidos, uno por cada estado participante en el<br />

programa. Sus funciones principales eran la supervisión del programa<br />

y la autorización de los programas de trabajo anuales y de<br />

los criterios para la selección de proyectos.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

783<br />

b) Un administrador nacional, encargado de la administración y<br />

ejecución del proyecto, función realizada por Nacional Financiera.<br />

c) Un coordinador nacional, responsable del monitoreo, evaluación<br />

y realización de los reportes financieros y estudios especiales.<br />

d) Tres comités estatales, encargados de la implementación descentralizada<br />

del proyecto en Guerrero, Michoacán y Oaxaca, que operaban<br />

bajo la dirección general de la Semarnat y estaban integrados por<br />

tres representantes de las comunidades o ejidos participantes, un<br />

representante de la Semarnat estatal, un representante del gobierno<br />

estatal y un representante de la sociedad civil. En la mesa de los<br />

comités estatales había el mismo <strong>número</strong> de representantes de<br />

comunidades locales o ejidos que participantes institucionales y de<br />

la sociedad civil, esto con el fin de cumplir con el diseño del programa<br />

en el sentido de que las comunidades debían tener un alto<br />

nivel de toma de decisiones, posibilidades de modificar los criterios<br />

de operación del programa y una vigilancia mínima y estratégica<br />

para asegurar el cumplimiento del modelo (Banco Mundial, 2000).<br />

Dichos comités emitían las convocatorias, evaluaban las propuestas<br />

y determinaban la entrega de los apoyos.<br />

En esta primera etapa del Coinbio, que concluye en 2008, con el fin<br />

del proyecto del GEF y el Banco Mundial, tal y como se había planteado<br />

desde su diseño original (Banco Mundial, 2012), se establecieron un total<br />

de 78 áreas de conservación comunitaria, que cubren alrededor de<br />

166,776 ha, superando la meta de 150,000 ha que se había planteado<br />

originalmente (Banco Mundial, 2012).<br />

En 2008 dio inicio la segunda etapa del proyecto, financiada con<br />

recursos de los gobiernos estatales y del gobierno federal, sin contar con la<br />

estructura de coordinación nacional ni con la administración por parte de<br />

Nacional Financiera. En buena medida, esta continuidad del programa se<br />

dio por la solicitud de los gobiernos estatales al gobierno federal de buscar<br />

alternativas para mantenerlo (Anónimo, 2015b; Anónimo, 2016). Los<br />

comités estatales asumieron la coordinación administrativa y financiera,<br />

así como la operación y seguimiento del programa con base en la experiencia<br />

adquirida durante la primera etapa. En los casos de Michoacán y<br />

Guerrero se mantuvo la misma estructura organizacional, al menos en los<br />

aspectos más relevantes de la gestión del proyecto. En ese año, Conafor<br />

asumió la operación federal del Coinbio, sustituyendo a la Semarnat. En<br />

junio de 2008, Conafor aprobó seis millones de pesos para el proyecto<br />

durante ese año, y los gobiernos de Michoacán y Oaxaca designaron dos<br />

millones de pesos como contraparte (Banco Mundial, 2008).


784 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

En cuanto a la coordinación interinstitucional, se replicó la experiencia<br />

previa con la operación a través de un Comité Estatal, que incluía distintos<br />

niveles de gobierno, mantenía la participación social e incorporaba a la<br />

academia. En particular, en el caso de Michoacán, el Comité Estatal estaba<br />

integrado por el sector ambiental federal (Semarnat, Conafor, Conanp)<br />

y la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas federal; el sector ambiental<br />

estatal (Comisión Forestal del Estado de Michoacán; Secretaría de Urbanismo<br />

y Medio Ambiente, SUMA) y la Secretaría de Pueblos Indígenas<br />

estatal; el sector académico, a través de la Universidad Michoacana de San<br />

Nicolás de Hidalgo, y cuatro representantes comunitarios (Sosa et al.,<br />

2019). La dependencia que presidía el Comité Estatal del Coinbio fue<br />

SUMA (Sosa et al., 2019). Se siguieron entregando los apoyos bajo el<br />

mismo enfoque participativo, que incorporaba el conocimiento de las<br />

comunidades y brindaba espacios formales para hacerlas partícipes de la<br />

toma de decisiones (Anónimo, 2015c).<br />

Por otro lado, la incorporación de la academia en el Comité Estatal<br />

implicó una ampliación de la participación de la sociedad y permitía un<br />

mayor entendimiento de la complejidad existente en la conservación de<br />

la biodiversidad. En este sentido, se desarrolló un programa de formación<br />

de técnicos comunitarios en el que participaban miembros de las propias<br />

comunidades y de los ejidos, elegidos a través de las asambleas comunitarias,<br />

para que adquirieran los conocimientos y experiencia necesarios<br />

para gestionar apoyos de programas como el Coinbio y, con el tiempo,<br />

llegaran a realizar el trabajo de los prestadores de servicios. Ese programa<br />

se implementó a través del Centro de Investigaciones en Geografía<br />

Ambiental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)<br />

Unidad Morelia (Anónimo, 2015c).<br />

Pese a lo anterior, el programa comenzó a tener complicaciones en su<br />

operación. En primer lugar, enfrentó inestabilidad y una paulatina reducción<br />

del presupuesto, que implicó la disminución de recursos para movilidad,<br />

de la cantidad de apoyos y de la cobertura del programa. También<br />

se vieron afectadas la cantidad y calidad de la atención y el acompañamiento<br />

que las comunidades recibían, lo que afectó negativamente la generación<br />

de estrategias de conservación y de capacitaciones técnicas.<br />

Sin embargo, el mayor problema que enfrentó el programa fue la desarticulación<br />

de intereses, lo contrario a lo sucedido cuando surgió. La transferencia<br />

del programa, desde una operación nacional, vinculada al Banco<br />

Mundial, a los estados, requería de una dependencia federal responsable del<br />

programa que debía coordinarse con los estados involucrados para su operación.<br />

Durante las negociaciones iniciales, se buscó que la institución<br />

federal responsable fuera la Conanp, ya que, entre otras razones, cuenta<br />

con un área encargada de la certificación de iniciativas de conservación


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

785<br />

voluntaria (Anónimo, 2015a), pero finalmente fue alojado en la Conafor,<br />

en donde fue difícil entender la lógica del programa (Anónimo, 2015c).<br />

Adicionalmente, con el cambio de gobierno en Michoacán en 2012<br />

se perdió parte de la sensibilización al propósito del programa y a su lógica<br />

de operación (Anónimo, 2015c; Anónimo, 2016). En ese escenario fue<br />

difícil mantener una alineación de intereses, con lo que paulatinamente<br />

se fue reduciendo el programa hasta su desaparición en 2014.<br />

Ante la presión financiera y de seguridad en Michoacán, la dificultad<br />

de entendimiento entre los gobiernos federal y estatal sobre la esencia del<br />

programa, la desconfianza en un programa en el que comunidades indígenas<br />

tuvieran tal nivel de influencia y la tensión constante entre el esquema<br />

de conservación basado de áreas protegidas y esquemas alternativos basados<br />

en el conocimiento e intervención de las comunidades, fue imposible<br />

mantener la articulación interinstitucional y la alineación de intereses,<br />

condiciones necesarias para operar el Coinbio.<br />

Son varios los aspectos que habría que destacar de esta experiencia en<br />

términos del diseño e implementación, así como de la construcción de la<br />

institucionalidad del programa. En cuanto al diseño, probablemente lo<br />

más relevante es que se lograron conjuntar en un solo programa los intereses<br />

de diferentes actores, desde las comunidades locales, hasta los del Banco<br />

Mundial y los del gobierno mexicano. Esto se tradujo en una estrategia de<br />

implementación innovadora, en la que ejidos y comunidades elegían<br />

aquellos proyectos que deseaban desarrollar, así como los técnicos y organizaciones<br />

que los acompañarían en el proceso de desarrollo de los<br />

proyectos (Camou et al., 2013; Anónimo, 2015a; Anónimo, 2015b;<br />

Anónimo, 2015c; Anónimo, 2015d; Anónimo, 2016). La implementación<br />

del Coinbio promovió el desarrollo de estrategias participativas para la<br />

conservación del patrimonio natural, entre ellos, la ejecución participativa<br />

de inventarios de flora y fauna, los ordenamientos ecológicos comunitarios<br />

como estrategias para la planeación del uso de suelo, la implementación<br />

de proyectos productivos y el establecimiento de áreas de conservación<br />

comunitaria (Sosa et al., 2019).<br />

Desgraciadamente, retrasos y fallas en la implementación de la evaluación<br />

y el monitoreo resultaron en una falta de evidencia del impacto<br />

del programa en su objetivo principal: la conservación de la biodiversidad<br />

(Banco Mundial, 2012). Esto dificultó la argumentación sobre las acciones<br />

locales, las cuales estaban contribuyendo a asegurar la conservación en<br />

el largo plazo (Banco Mundial, 2012). 2 Pese a lo anterior, el Coinbio terminó<br />

2<br />

Pese a la falta de evidencia técnica del impacto del Coinbio, un elemento importante a resaltar<br />

es que, aun cuando en la entidad no se han abierto nuevas convocatorias, los proyectos apoyados por<br />

el programa siguen funcionando, como es el caso de los implementados para el manejo sustentable<br />

de agua en el Bajo Balsas, en los municipios de La Huacana y Churumuco (Sosa et al., 2019).


786 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

por influir en la reforma legislativa de 2007, que aprobó el artículo 59 de<br />

la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, en<br />

el que se reconoció formalmente la conservación voluntaria como parte<br />

del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Banco Mundial, 2008); en el<br />

estado de Michoacán, motivó la emisión de la Ley Ambiental y de Protección<br />

del Patrimonio Natural del Estado, en la que se considera la<br />

participación de las comunidades en el proceso de declaratoria y manejo<br />

(Sosa et al., 2019).<br />

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la<br />

Agricultura (FAO) lamentó el debilitamiento y desaparición del Coinbio,<br />

al considerar que era un programa útil y novedoso para impulsar la participación<br />

comunitaria en el desarrollo forestal comunitario en un contexto<br />

de erosión de la organización comunitaria (FAO-Conafor, s/f).<br />

2.2. El caso del Corredor Biológico Mesoamericano-México (CBM-M)<br />

A partir de la firma del Convenio sobre Diversidad Biológica, en 1992,<br />

la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) ha<br />

tenido la tarea de coordinar y promover el cumplimiento de los compromisos<br />

adquiridos en materia de conservación de la biodiversidad. En ese<br />

contexto, se propuso la formulación de la Estrategia Regional para la<br />

Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad en Mesoamérica (ERB),<br />

como un esfuerzo de coordinación de las acciones políticas e institucionales<br />

orientadas a la conservación, uso sostenible y distribución equitativa<br />

de los beneficios derivados de la biodiversidad (CCAD, 2003). México<br />

participó como observador en la formulación de la ERB, pero a partir de<br />

1996 tuvo una presencia activa en el Comité Técnico de Biodiversidad,<br />

lo que facilitó su integración con aportaciones específicas en la ERB<br />

(CCAD, 2003).<br />

La colaboración entre México y la CCAD propició que ese país se<br />

integrara a la iniciativa planteada en la ERB y, en la Cumbre de Jefes de<br />

Estado de la región, realizada en 1997, se respaldó públicamente la iniciativa<br />

del Corredor Biológico Mesoamericano (CBM) (Miller et al.,<br />

2001), integrando a cinco estados del sureste de México: Tabasco, Campeche,<br />

Yucatán, Quintana Roo y Chiapas. El objetivo central de la iniciativa<br />

fue desarrollar un sistema de ordenamiento territorial comunitario<br />

que contribuyera a mejorar las condiciones de vida de la población local<br />

y que mantuviera la biodiversidad y los servicios prestados por los ecosistemas<br />

(Miller et al., 2001), disminuyendo la fragmentación de las selvas<br />

y mejorando la conectividad entre los ecosistemas (Álvarez-Icaza, 2013),<br />

a partir de una visión del territorio que incorpore tanto las características<br />

biofísicas como las sociales y productivas, aprovechando las relaciones


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

787<br />

existentes entre actores e implementando una intervención concertada y<br />

coordinada con la participación de los actores locales (Anónimo, 2015e).<br />

La implementación del CBM inició en 1996, con recursos del Banco<br />

Mundial, a través del GEF; México adoptó la iniciativa en el año 2000.<br />

El objetivo central del CBM-México (CBM-M) es establecer un modelo<br />

de conservación y desarrollo que evite el deterioro de los ecosistemas y<br />

sus servicios ambientales, a la par de impulsar esquemas de manejo sostenible<br />

de producción primaria (agropecuaria, forestal y pesquera) que<br />

permita a las poblaciones locales, dueñas de los territorios, obtener ingresos<br />

económicos y generar empleo para superar las condiciones de pobreza<br />

(Ramírez, 2003).<br />

El proyecto planteó la estrategia de fomentar un paisaje productivo<br />

combinando el uso de los recursos naturales con la conservación, e involucrando<br />

la participación activa de todos los sectores sociales, especialmente<br />

de las comunidades rurales (PNUD, 1997). Una de las diferencias<br />

importantes entre la iniciativa regional y la propuesta mexicana es que la<br />

construcción de la conservación de la biodiversidad se centra en el conocimiento<br />

biológico, tanto científico como empírico local, aplicado al uso<br />

sustentable de los recursos naturales (Álvarez-Icaza, 2013).<br />

La estrategia nacional para la implementación del proyecto se basó en<br />

un modelo de gestión territorial a nivel local, para atender la pérdida de la<br />

biodiversidad y el empobrecimiento de las comunidades rurales. Esto se<br />

hizo a partir de una propuesta de conservación y uso sustentable de los<br />

recursos naturales, promoviendo alternativas productivas amigables con el<br />

ambiente (Anónimo, 2015f; Anónimo, 2015g). La implementación del<br />

proyecto no implicó la creación de nuevos organismos operativos, sino la<br />

coordinación eficiente entre las instituciones responsables existentes, tanto<br />

internacionales y gubernamentales como de la sociedad civil que ya operaban<br />

en las comunidades (Anónimo, 2015h), compartiendo de manera<br />

transversal los objetivos de una misma estrategia: el manejo sostenible de<br />

la biodiversidad para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones<br />

locales (Álvarez-Icaza y Anta, 2018).<br />

El CBM-M operó bajo el financiamiento del GEF durante el periodo<br />

2000-2008 (Arreola et al., 2009; Anta et al., 2013). Al inicio de la implementación,<br />

las acciones fueron atomizadas, pero posteriormente se logró<br />

centrar los esfuerzos alrededor de cuatro áreas naturales protegidas: dos<br />

de Chiapas (Montes Azules y El Triunfo), además de Calakmul y Sian<br />

ka’an (Álvarez-Icaza y Anta, 2018; Anónimo, 2015f).<br />

El proyecto logró su institucionalización en México al consolidarse el<br />

programa de desarrollo rural en corredores biológicos, que ha sido apoyado<br />

por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y<br />

Alimentación (Sagarpa) desde 2008 (Obregón y Ramírez, 2010). Uno


788 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

de los resultados más importantes de esa coordinación interinstitucional<br />

ha sido el Programa de Desarrollo Rural Sustentable en Corredores<br />

Biológicos de Chiapas que han convenido la Sagarpa, la Secretaría del<br />

Campo de Chiapas y la Conabio (Álvarez-Icaza y Anta, 2018) y se refleja<br />

de manera operativa en las reglas de operación del programa y el fomento<br />

de la implementación de sistemas agroforestales y silvopastoriles, con la<br />

finalidad de diversificar la producción y establecer sistemas productivos<br />

menos agresivos con el ambiente y que promueven la conservación de la<br />

diversidad biológica (Anónimo, 2015f; Anónimo, 2015g). A partir de<br />

2009, el proyecto pasó a una segunda etapa y a ser enteramente financiado<br />

por el gobierno federal, a través de la Conabio (Álvarez-Icaza, 2010).<br />

Coincidentemente, la Conabio se convirtió en un organismo descentralizado<br />

de la Semarnat en 2010 y creó la Coordinación General de Uso<br />

y Manejo de la Biodiversidad, misma que se transforma en la Coordinación<br />

General de Corredores y Recursos Biológicos en 2013, y se encarga<br />

de gestionar el CBM-M.<br />

EL CBM-M ha promovido la coordinación interinstitucional a nivel<br />

del gobierno federal y de éste con los órdenes de carácter estatal y municipal,<br />

además de involucrar a los representantes de las comunidades<br />

locales. Por ello, el CBM-M participa activamente en las diversas plataformas<br />

de planeación y coordinación interinstitucional y en los diversos<br />

espacios como comités nacionales, estatales y municipales. Una de las<br />

acciones estratégicas del CBM-M ha sido promover y fortalecer los espacios<br />

locales y regionales de gobernanza local, como los Comités de Recursos<br />

Naturales, los Foros Regionales de Comisariados Ejidales, las Alianzas<br />

Intermunicipales o los Consejos Municipales de Desarrollo Rural Sustentables<br />

(Álvarez-Icaza y Anta, 2018).<br />

La coordinación interinstitucional se ha logrado a partir de las gestiones<br />

realizadas por la Conabio, que impulsó un acuerdo de colaboración<br />

entre la Sagarpa y la Semarnat, firmado en 2008, con la finalidad de llevar<br />

a cabo acciones de sustentabilidad ambiental en comunidades rurales<br />

ubicadas en zonas prioritarias por la diversidad biológica. Posteriormente,<br />

en coordinación con la Conafor, se lanzó la iniciativa de acciones tempranas<br />

REDD+ (Sarukhán y Álvarez-Icaza, 2012).<br />

La coordinación de acciones sectoriales hacia objetivos productivos y de<br />

conservación comunes entre las instituciones comprometidas ha creado<br />

referentes metodológicos para lograr la transversalidad de las políticas<br />

públicas, con base en el reconocimiento de las especificidades locales y la<br />

construcción de agentes sociales, económicos y técnicos capaces de articular<br />

las necesidades de la población y los productores con metas nacionales<br />

y globales, como las dirigidas a la mitigación y adaptación al cambio<br />

climático (Obregón y Ramírez, 2010).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

789<br />

Parte del modelo de intervención del CBM-M es el de la operación<br />

en el territorio a través de agencias de desarrollo local (ADL), que pueden<br />

ser organizaciones de la sociedad civil, despachos de prestadores de servicios<br />

técnicos o equipos técnicos de organizaciones de productores, y son<br />

quienes atienden a un conjunto de comunidades en el acompañamiento<br />

para la operación de proyectos productivos, de conservación y de desarrollo,<br />

lo que ha fortalecido la coordinación entre diferentes sectores<br />

productivos, por ejemplo, cafeticultores, apicultores y turismo ecológico<br />

(Álvarez-Icaza y Anta, 2018; Álvarez-Icaza, 2010).<br />

Las comunidades y las organizaciones de productores son parte central<br />

del modelo de intervención del CBM-M, y es a través de las que se operan<br />

los recursos públicos y privados que se gestionan, mediante los cuales<br />

se promueven diversos tipos de acciones, como los ordenamientos comunitarios<br />

participativos, la capacitación de técnicos comunitarios y la<br />

reconversión productiva, orientadas a la producción sostenible, al manejo<br />

integrado de los recursos naturales y a la conservación de los ecosistemas<br />

(Álvarez-Icaza y Anta, 2018). Los sectores económico y social se encuentran<br />

representados tanto en los consejos estatales como en los regionales<br />

y microrregionales, siendo estos últimos las propias organizaciones de<br />

productores y los núcleos agrarios quienes participan en la toma de decisiones<br />

(Sarukhán y Álvarez-Icaza, 2012).<br />

Como parte de la coordinación interinstitucional y de la búsqueda de<br />

alineación de políticas y programas públicos, el CBM-M ha empleado la<br />

figura del Agente Técnico Local (ATL), con la intención de establecer<br />

acuerdos y convenios con instituciones de los gobiernos federal y estatal<br />

en la aplicación de recursos públicos que se canalizan en territorios determinados<br />

(Sarukhán y Álvarez-Icaza, 2012). El CBM-M opera, a través<br />

de la figura de ATL, los recursos del Programa Estratégico de Seguridad<br />

Alimentaria (PESA) de la Sagarpa en las regiones de atención del corredor<br />

biológico. Mediante este programa se contratan ADL, como Capacitación,<br />

Asesoría, Medio Ambiente y Defensa del Derecho a la Salud A.C.<br />

(CAMADDS), que también forman parte de los consejos regionales y<br />

microrregionales. Por ejemplo, se han contratado a cinco ADL para cubrir<br />

el territorio de la Selva Lacandona (Álvarez-Icaza y Anta, 2018).<br />

De acuerdo con varias investigaciones (Sarukhán y Álvarez-Icaza, 2012;<br />

Álvarez-Icaza y Anta, 2018; Anta et al., 2013; Obregón y Ramírez, 2010),<br />

la coordinación interinstitucional lograda en la implementación del proyecto<br />

en esta parte de Chiapas se ha traducido en el fortalecimiento de las capacidades<br />

y la gobernanza local (Arreola et al., 2009); también ha repercutido<br />

en la coordinación de las políticas públicas para atender las necesidades de<br />

conservación de la biodiversidad, el uso sustentable de los recursos natura-


790 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

les y la disminución de la tendencia de pérdida de biodiversidad en la región<br />

(Anónimo, 2015h).<br />

Un actor fundamental en este esquema de trabajo del CBM-M es la<br />

figura del promotor comunitario, ya que se trata de campesinos elegidos por<br />

la comunidad para que puedan ser capacitados en la adquisición de determinadas<br />

habilidades que los proyectos, las comunidades o las organizaciones<br />

requieran. A través del promotor comunitario se transfieren y<br />

desarrollan las capacidades que se espera sean apropiadas por las comunidades<br />

y las organizaciones; además, se encargan de dar seguimiento puntual<br />

a las acciones y proyectos que se impulsan (Álvarez-Icaza y Anta, 2018).<br />

En la Selva Lacandona, el CBM-M se ha enfocado en enfrentar el<br />

problema de la deforestación, buscando evitarlo y disminuyendo la presión<br />

sobre las áreas protegidas que se han establecido en esta región. Aunque<br />

se sabe que la deforestación es un problema multifactorial muy complejo,<br />

que difícilmente se puede resolver a través de una política específica, el<br />

CBM-M ha logrado conjuntar los esfuerzos de la Sagarpa y la Conafor<br />

para promover la conservación y el manejo forestal sustentable, así como<br />

impulsar la producción agropecuaria sustentable en las comunidades de<br />

la región (León y Villalobos, 2013; Anónimo, 2015i).<br />

Por la estructura del programa y la consolidación de los grupos de<br />

trabajo técnico local, un aspecto interesante del CBM-M es que actualmente<br />

se le reconoce como un articulador de política pública, tanto por<br />

los grupos de productores y los dueños de la tierra, como por las instituciones<br />

gubernamentales. En buena medida, esto se ha logrado por el<br />

conocimiento de la problemática regional y local en los estados donde<br />

opera, y por la articulación participativa que ha promovido con diferentes<br />

instancias gubernamentales y con la población local.<br />

A partir de este esquema, se ha establecido un nuevo espacio de participación<br />

y negociación coordinada para la toma de decisiones, fundamentado<br />

en el papel de las comunidades dentro de los consejos<br />

microrregionales, regionales y estatales, fomentando la construcción de<br />

una nueva gobernanza ambiental que tiene como objetivo trascender los<br />

tiempos administrativos del gobierno. Esto se ve reflejado en la descentralización<br />

de los proyectos productivos de la estructura institucional<br />

gubernamental y la construcción e implementación de los proyectos desde<br />

la escala local, que se deciden mediante un proceso de planeación comunitaria<br />

participativa, en particular desde los ejidos y en el papel articulador<br />

de las ADL, entre las instituciones gubernamentales y los grupos de productores,<br />

partiendo de su reconocimiento y aceptación entre las partes.<br />

Finalmente, valdría la pena resaltar que a partir de la experiencia<br />

generada en el CBM-M se ha modificado el marco jurídico para poder<br />

tomar decisiones de forma interdisciplinaria (intersectorial) y operar los


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

791<br />

programas de manera local, a partir de un organismo (las ADL) que haga<br />

el trabajo de la administración pública, reconocido por las instituciones<br />

sociales y gubernamentales, y que sea cercano a la población.<br />

Conclusiones<br />

El análisis de estos dos casos de política pública ambiental en México,<br />

ambos orientados a la conservación de la biodiversidad e implementados<br />

en zonas de alta diversidad biológica que coinciden con zonas de alta<br />

marginación, permite identificar elementos en el diseño e implementación<br />

que integran la participación de distintos sectores y niveles de gobierno,<br />

así como de actores locales. Tales elementos son fundamentales para poder<br />

construir la transversalidad que se requiere para resolver los problemas<br />

relacionados con el ambiente y el desarrollo. En este sentido, podemos<br />

afirmar que uno de los elementos que favorecieron la transversalidad en<br />

estos casos fue la determinación de conjuntar diversos intereses, los del<br />

Banco Mundial y diversas entidades del gobierno federal, con los de<br />

instancias de los gobiernos estatales y los de las comunidades locales. Otro<br />

aspecto a resaltar acerca del diseño de estos dos programas es la búsqueda<br />

de alineación con las necesidades, recursos y características particulares<br />

de las comunidades y ejidos, reconociendo el tipo de tenencia de la tierra,<br />

la organización existente y la capacidad técnica y operativa de las comunidades,<br />

y fortaleciendo capacidades donde se considerara necesario.<br />

Existió asimismo una coordinación institucionalizada entre los actores<br />

para la atención del problema público definido.<br />

Como argumentan Baker y Chapin III (2018), es importante que el<br />

diseño y la organización para la operación de programas públicos incluyan<br />

espacios permanentes de diálogo y toma de decisiones en los que participen<br />

todos los actores involucrados. Estos espacios han sido una de las características<br />

distintivas de los casos analizados. En el caso del Coinbio, los<br />

comités nacional y estatales estaban integrados e implicaban la participación<br />

real de las comunidades forestales, la academia, las entidades de los<br />

gobiernos estatal y federal, además de los organismos internacionales;<br />

mientras que, en el caso del CBM-M, los consejos estatales fueron integrados<br />

por las delegaciones federales, las dependencias estatales, el sector<br />

social y el sector económico, y los consejos regionales y microrregionales<br />

estuvieron integrados por asociaciones regionales (donde entraron las<br />

organizaciones de productores y los núcleos agrarios), las agencias de<br />

desarrollo local y los promotores comunitarios.<br />

La revisión de los aprendizajes generados a partir de los dos casos<br />

presentados también nos hace reflexionar sobre los principales retos para


792 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

la política pública en relación con la transversalidad, la coordinación<br />

interinstitucional y la participación de la sociedad. En primer lugar, como<br />

hemos mencionado anteriormente, para atender problemas complejos,<br />

como los relacionados con el ambiente y el desarrollo, es necesario que las<br />

políticas públicas sean transversales y fomenten la coordinación interinstitucional<br />

y una interacción entre distintos sectores del gobierno y de la<br />

sociedad que permita articular sus intereses. La formulación e implementación<br />

de soluciones transversales tiene como requisito la colaboración<br />

interinstitucional y con la sociedad civil, que, además de atender problemas<br />

públicos complejos, propicia la construcción de nueva gobernanza. En<br />

segundo lugar, para asumir los compromisos y responsabilidades derivados<br />

de una atención transversal de los problemas públicos por cada sector<br />

gubernamental y de la sociedad civil involucrados, es necesario adecuar<br />

la ingeniería institucional a una estructura en la que participen todos los<br />

actores interesados y puedan organizar la implementación de forma coordinada,<br />

superando la rigidez de la estructura operativa que muchas veces<br />

hace imposible la obtención de los objetivos planteados.<br />

Será de interés investigar si la transversalidad del Coinbio y del CBM-M<br />

es reconocida, en las comunidades en las que se han implementado, por<br />

lograr la incorporación de su visión y prácticas, y por generar resultados<br />

distintos con respecto a políticas públicas diseñadas e implementadas sin<br />

la articulación de intereses que permite la transversalidad.<br />

Finalmente, nos gustaría mencionar que los resultados obtenidos por<br />

ambos programas han contribuido en el fortalecimiento de instrumentos<br />

jurídicos y de coordinación interinstitucional. Por ejemplo, la estrategia de<br />

desarrollo rural y conservación de la biodiversidad, a partir de la experiencia<br />

generada por el CBM-M, ha sido retomada como una propuesta a<br />

nivel nacional, y ha sido plasmada en el Programa Especial de Gestión en<br />

Zonas de Alta Biodiversidad publicado a finales de 2012. El Coinbio<br />

influyó en la reforma legislativa de 2007, que aprobó el artículo 46 de la<br />

Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (DOF,<br />

2008), en el que se reconoce formalmente la conservación voluntaria<br />

como parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas; así como en la<br />

creación de la Ley Ambiental y de Protección del Patrimonio Natural<br />

del Estado de Michoacán de Ocampo, en la que se considera la participación<br />

de las comunidades en el proceso de declaratoria y manejo de las<br />

Áreas Naturales Protegidas. De igual manera, la formalización de la<br />

coordinación intersectorial a través del convenio de colaboración entre<br />

Sagarpa y Semarnat ha permitido que se reconozcan y fomenten institucionalmente<br />

la implementación de sistemas agroforestales y silvopastoriles.<br />

También, éstos influenciaron el Programa de Desarrollo Rural<br />

Sustentable en Corredores Biológicos de Chiapas que han convenido la


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

793<br />

Sagarpa, la Secretaría del Campo de Chiapas y la Conabio, y se refleja de<br />

manera operativa en las reglas de operación del programa.<br />

Agradecimientos<br />

Agradecemos a la DGAPA-UNAM el financiamiento del proyecto<br />

PAPIME PE303115 del cual el presente artículo es uno de sus resultados.<br />

Igualmente, agradecemos al proyecto 2269 de Cátedras CONACyT por<br />

el apoyo brindado para la elaboración de este trabajo.<br />

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Entrevistas<br />

Anónimo (2015a), “Participación en el Coinbio”, entrevistado por: Claudia<br />

Escalera-Matamoros, [videoconferencia/semiestructurada],<br />

Morelia, Michoacán, 25 de junio.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

799<br />

Anónimo (2015b), “Participación en el Coinbio”, entrevistado por:<br />

Claudia Escalera-Matamoros, [videoconferencia/semiestructurada],<br />

Morelia, Michoacán, 25 de junio.<br />

Anónimo (2015c), “Participación en el Coinbio”, entrevistado por: Claudia<br />

Escalera-Matamoros, [videoconferencia/semiestructurada],<br />

Morelia, Michoacán, 22 de junio.<br />

Anónimo (2015d), “Participación en el Coinbio”, entrevistado por:<br />

Claudia Escalera-Matamoros, [presencial/semiestructurada],<br />

Morelia, Michoacán, 29 de junio.<br />

Anónimo (2015e), “Participación en el CBM-M”, entrevistado por:<br />

Fernando Antonio Rosete Vergés, [presencial/semiestructurada],<br />

San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 27 de mayo.<br />

Anónimo (2015f), “Participación en el CBM-M”, entrevistado por:<br />

Fernando Antonio Rosete Vergés, [presencial/semiestructurada],<br />

San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 27 de mayo.<br />

Anónimo (2015g), “Participación en el CBM-M”, entrevistado por:<br />

Fernando Antonio Rosete Vergés, [presencial/semiestructurada],<br />

San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 27 de mayo.<br />

Anónimo (2015h), “Participación en el CBM-M”, entrevistado por:<br />

Fernando Antonio Rosete Vergés, [presencial/semiestructurada],<br />

San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 27 de mayo.<br />

Anónimo (2015i), “Participación en el CBM-M”, entrevistado por: Fernando<br />

Antonio Rosete Vergés, [presencial/semiestructurada], San<br />

Cristóbal de las Casas, Chiapas, 27 de mayo.<br />

Anónimo (2016), “Participación en el Coinbio”, entrevistado por: Claudia<br />

Escalera-Matamoros, [presencial/semiestructurada], Morelia,<br />

Michoacán, 22 de junio.<br />

Recibido: 23 de mayo de 2020.<br />

Reenviado: 22 de febrero de 2021.<br />

Aceptado: 25 de marzo de 2021.<br />

Fernando Antonio Rosete Vergés. Biólogo por la UAM-Xochimilco,<br />

maestro en Ciencias en Manejo de Recursos Naturales por la UMSNH<br />

y doctor en Geografía por la UNAM. Experto en Planeación Territorial.


800 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

Actualmente es profesor titular en la Escuela Nacional de Estudios<br />

Superiores (ENES), campus Morelia, de la UNAM y coordinador de la<br />

Unidad de Planeación y Manejo del Territorio (UPLAMAT). Sus líneas<br />

de investigación son: ordenamiento ecológico del territorio, adaptación<br />

al cambio climático en zonas costeras y políticas públicas en materia<br />

ambiental. Entre sus más recientes publicaciones se encuentran: como<br />

coautor, “La planeación territorial en municipios costeros y su importancia<br />

para la adaptación al cambio climático global”, <strong>Revista</strong> Jaina, 1 (1),<br />

Campeche, Universidad Autónoma de Campeche, pp. 25-40 (2019);<br />

“Biophysical landscapes of the Ejido Tzurumútaro, Michoacán, Mexico”,<br />

Journal of Maps, 15 (2), Londres, Taylor & Francis, pp. 278-282 (2019);<br />

como coordinador, El ciclo de políticas públicas. Casos selectos de la política<br />

ambiental mexicana para la enseñanza, Morelia, UNAM-ENES Unidad<br />

Morelia (2019).<br />

Claudia Escalera-Matamoros. Economista por la UNAM, maestra en<br />

Economía por El Colegio de México, maestra en Política Públicas por la<br />

Universidad de Chile y candidata a doctora en Geografía por la UNAM.<br />

Posee experiencia en el diseño, ejecución y evaluación de política pública<br />

en los gobiernos de México y Chile y en organismos internacionales, como<br />

la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura<br />

(FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la<br />

Agricultura (IICA). Actualmente es profesora titular en la Escuela Nacional<br />

de Estudios Superiores (ENES), Unidad Morelia, de la UNAM.<br />

Forma parte del Laboratorio de Estudios Sociales Aplicados; sus líneas<br />

de investigación son políticas públicas, economía y accesibilidad. Entre<br />

sus más recientes publicaciones se encuentran: como coordinadora, El<br />

ciclo de políticas públicas. Casos selectos de la política ambiental mexicana<br />

para la enseñanza, Morelia, UNAM-ENES Unidad Morelia (2019); como<br />

autora “Las políticas públicas”, en Fernando Antonio Rosete Vergés,<br />

Claudia Escalera-Matamoros, Bárbara Ayala-Orozco, Eduardo García-<br />

Frapolli y Carla Galán-Guevara (coords.), El ciclo de políticas públicas.<br />

Casos selectos de la política ambiental mexicana para la enseñanza, Morelia,<br />

UNAM-ENES Unidad Morelia, pp. 109-133 (2019); como coautora,<br />

“Políticas sobre migración, deportación y retorno”, en Leonardo Lomelí<br />

Vanegas (coord.), La UNAM y los desafíos de la nación, Ciudad de México,<br />

Secretaría General de la UNAM, pp. 387-413 (2018).<br />

Bárbara Ayala-Orozco. Bióloga por la Facultad de Ciencias de la UNAM,<br />

maestra en Ciencias y doctora en Estudios Ambientales por la Universidad<br />

de California, Santa Cruz. Actualmente es investigadora en el Instituto de<br />

Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la UNAM


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 775-802<br />

801<br />

Unidad Morelia y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores,<br />

nivel I. Sus líneas de investigación se centran en temas de gobernanza<br />

ambiental, sustentabilidad, políticas públicas de conservación y movilización<br />

del conocimiento para la toma de decisiones con un enfoque<br />

socioecológico. Actualmente imparte asignaturas sobre sistemas socioecológicos,<br />

gobernanza ambiental y sustentabilidad. Además del sector<br />

académico, también ha trabajado en el sector público (Conabio, Semarnat)<br />

y como consultora en organizaciones de la sociedad civil (Pronatura-<br />

Península de Yucatán, RARE Conservation). Entre sus más recientes<br />

publicaciones se encuentran: “Hybrid, public and private environmental<br />

governance: the case of sustainable coastal zone management in Quintana<br />

Roo, Mexico”, International Journal of Sustainable Development and World<br />

Ecology, 27 (7), Londres, Taylor & Francis, pp. 625-637 (2020); “From<br />

local landscapes to international policy: Contributions of the biocultural<br />

paradigm to global sustainability”, Global Sustainability, 2, e7, Cambridge,<br />

Cambridge University Press, pp. 1-11 (2019); y como coordinadora, El<br />

ciclo de políticas públicas. Casos selectos de la política ambiental mexicana<br />

para la enseñanza, Morelia, UNAM-ENES Unidad Morelia (2019).<br />

Eduardo García-Frapolli. Licenciado en Economía por la Universidad<br />

Iberoamericana, con maestría en Gestión y Políticas Públicas por la Universidad<br />

de Chile y doctorado en Ciencias Ambientales en el área de<br />

Economía Ecológica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente<br />

es investigador titular A, dirige el Laboratorio de Economía Ecológica<br />

en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad<br />

(IIES) de la UNAM Unidad Morelia y es miembro del Sistema Nacional<br />

de Investigadores, nivel II. Sus líneas de investigación son el análisis del<br />

manejo de los recursos naturales y en el análisis de las políticas públicas<br />

de conservación. Entre sus más recientes publicaciones se encuentran:<br />

como coautor, “Early detection of conflicts for the management of protected<br />

areas: The case of charcoal production in the Los Petenes Biosphere<br />

Reserve, Mexico”, Environmental Management, 64 (1), Cham, Springer,<br />

pp.52-63 (2019); “Who participates in conservation initiatives? Case<br />

studies in six rural communities of Mexico”, Journal of Environmental<br />

Planning and Management, 62 (6), Londres, Taylor & Francis, pp.1045-<br />

1064 (2019); y “Different approaches towards the understanding of<br />

socio-environmental conflicts in protected areas”, Sustainability 10 (7),<br />

2240, Basilea, MDPI, pp. 1-17 (2018).<br />

Carla Galán-Guevara. Economista por la Universidad Iberoamericana,<br />

maestra en Ciencias en Estudios de Desarrollo por la London School of<br />

Economics and Political Science y doctora en Ciencias y Humanidades


802 F. A. Rosete Vergés et al.: Transversalidad en políticas mexicanas de conservación…<br />

para el Desarrollo Interdisciplinario por la Universidad Autónoma de<br />

Coahuila y el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias<br />

y Humanidades de la UNAM. Actualmente es profesora de tiempo<br />

completo en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad<br />

Morelia de la UNAM. Sus líneas de investigación son: medios de vida<br />

como sistemas socioecológicos complejos; economía, sociedad y sustentabilidad;<br />

economía social y solidaria; gestión de procesos socioeconómicos<br />

alternativos. Entre sus más recientes publicaciones se encuentran: como<br />

coordinadora, El ciclo de políticas públicas. Casos selectos de la política<br />

ambiental mexicana para la enseñanza, Morelia, UNAM-ENES Unidad<br />

Morelia (2019); como coautora, “La metodología de estudio de caso y su<br />

implementación en la enseñanza-aprendizaje”, en Fernando Antonio<br />

Rosete Vergés, Claudia Escalera-Matamoros, Bárbara Ayala-Orozco,<br />

Eduardo García-Frapolli y Carla Galán-Guevara (coords.), El ciclo de<br />

políticas públicas. Casos selectos de la política ambiental mexicana para la<br />

enseñanza, Morelia, UNAM-ENES Unidad Morelia, pp. 143-157 (2019);<br />

y “La Licenciatura en Estudios Sociales y Gestión Local. Conocimientos<br />

en diálogo y en acción”, en Diana Tamara Martínez y Pedro Sergio Urquijo<br />

(coordinadores), Visiones de cambio desde las Ciencias Sociales, Morelia,<br />

UNAM-ENES Unidad Morelia, pp. 285-294 (2017).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833.<br />

Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

DOI: http://dx.doi.org/10.22136/est20211661<br />

Análisis espacial de las áreas verdes<br />

urbanas de la Ciudad de México<br />

803<br />

Spatial analysis of urban green spaces in<br />

Mexico City<br />

Juan Manuel Núñez*<br />

Abstract<br />

Urban green spaces offer potential to provide ecosystem services regardless of management<br />

of authorities. Different data sources, definitions, time periods, and scales pose<br />

challenges for preparation of urban green spaces inventories that facilitate the integral<br />

management of cities green infrastructure. This work presents a spatial analysis approach<br />

to know dynamics of urban green space based on the available Urban Green Spaces<br />

Mexico City Inventories. Results confirm an increase in the number of green areas<br />

managed by the authorities but a greater loss in private and informal green spaces.<br />

Keywords: urban green space, spatial analysis, sustainability.<br />

Resumen<br />

Las áreas verdes urbanas tienen potencial para proporcionar servicios ecosistémicos<br />

independientemente de la gestión de las autoridades. A través de diferentes fuentes<br />

de datos, definiciones, escalas y periodos se plantean desafíos para la elaboración<br />

de inventarios de áreas verdes que faciliten la gestión integral de la infraestructura<br />

verde. Este trabajo presenta un enfoque de análisis espacial para conocer la dinámica<br />

del espacio verde urbano, basado en los inventarios disponibles de Áreas Verdes<br />

Urbanas de la Ciudad de México. Los resultados confirman un aumento en la<br />

cantidad de áreas verdes gestionadas por las autoridades, pero una pérdida en áreas<br />

verdes privadas e informales.<br />

Palabras clave: áreas verdes urbanas, análisis espacial, sostenibilidad.<br />

* Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad (Centrus), Universidad<br />

Iberoamericana, correo-e: juan.nunez@ibero.mx


804 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

Introducción<br />

Una de las dinámicas territoriales 1 que inciden en la configuración de los<br />

espacios urbanos, en su camino hacia la sostenibilidad, son las áreas verdes.<br />

Su manejo adecuado debe ser una estrategia para hacer nuestras ciudades<br />

más habitables, inclusivas y sostenibles. El concepto de áreas verdes urbanas<br />

tiene su origen en el reconocimiento de que éstas pueden y deben ser<br />

manejadas de manera integrada y holística para visibilizar muchos otros<br />

beneficios sociales y ambientales, más allá del uso recreativo o estético<br />

(Sorensen et al., 1997).<br />

Entre otros beneficios, se incluyen además de mejoras en la salud de<br />

las personas, el control de inundaciones, la reducción de la contaminación<br />

del aire, la regulación del microclima, el incremento de la biodiversidad,<br />

la recreación y el turismo, la producción de alimentos, la reducción de la<br />

desigualdad, la integración social y la disminución de los niveles de inseguridad<br />

pública (Ko y Son, 2018; Escobedo et al., 2011; Wolch et al.,<br />

2014; Groenewegen et al., 2006).<br />

Estos y otros beneficios se materializan en una amplia gama de servicios<br />

ecosistémicos que permiten combatir muchos males urbanos y mejorar la<br />

calidad de vida de los habitantes de las ciudades (Wolch et al., 2014). Múltiples<br />

servicios ecosistémicos son prestados por una gran variedad de áreas<br />

verdes urbanas diversas en tamaño, cobertura vegetal, riqueza de especies,<br />

calidad ambiental, instalaciones y servicios, proximidad al transporte<br />

público, propiedad y manejo (Fuller y Gaston, 2009; Dahmann et al., 2010;<br />

Núñez y Romero, 2016).<br />

Los espacios verdes urbanos se clasifican por tamaño, características<br />

espaciales, ubicaciones geográficas, usos, funciones, propósitos de servicio,<br />

instalaciones y propiedad (Byrne y Sipe, 2010; Ko y Son, 2018). Las áreas<br />

verdes públicas incluyen parques, plazas y jardines, bosques urbanos,<br />

campos deportivos, bordos y canales, jardines comunitarios, camellones y<br />

áreas naturales protegidas, así como espacios menos convencionales como<br />

panteones y azoteas verdes (Sudipto et al., 2012). Por otro lado, las áreas<br />

verdes privadas e informales incluyen patios traseros privados, áreas verdes<br />

en edificios de apartamentos o corporativos, campos de golf y terrenos baldíos<br />

generalmente no designados ni reconocidos como espacios para uso de<br />

los habitantes (Wolch et al., 2014; Rupprecht y Byrne, 2014).<br />

1<br />

El concepto de dinámica territorial hace referencia al proceso de cambio<br />

continuo en las estructuras económicas, sociales, culturales, institucionales y<br />

políticas de un territorio, orientándolo a una triple condición de crecimiento,<br />

inclusión y sostenibilidad ambiental (Berdegué et al., 2011; Schejtman y Berdegué,<br />

2004).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

805<br />

Pero sin importar su tipo, dentro de las ciudades las áreas verdes no<br />

siempre se distribuyen equitativamente, ya que el acceso a menudo está<br />

altamente estratificado en función del nivel socioeconómico, edad, género,<br />

grupos sociales y otros ejes de diferencia (McConnachie y Shackleton,<br />

2010; Ferguson et al., 2018). La distribución de estos espacios dentro de<br />

un área determinada también es muy importante para medir sus impactos<br />

esperados (Alam et al., 2014; Kuo, 2011).<br />

Un estándar importante de la cantidad de áreas verdes que se requieren<br />

para sostener un ecosistema urbano puede medirse a través de su disponibilidad<br />

por persona o la cubierta vegetal disponible por persona. En el<br />

ámbito de la planeación urbana, existen diversos estándares cuantitativos<br />

en rangos variables que las ciudades deben cumplir en cuestión de provisión<br />

de superficie verde por habitante (Flores-Xolocotzi, 2017).<br />

En las últimas dos décadas, el Gobierno de la Ciudad de México ha<br />

impulsado la generación de diferentes inventarios de áreas verdes urbanas<br />

para identificar su ubicación espacial, dimensiones, tipos de áreas<br />

verdes, composición y cantidad por habitante, elaborados a partir del<br />

uso de imágenes de satélite y aplicación de metodologías de Percepción<br />

Remota implementadas en un ambiente de Sistemas de Información Geográfica<br />

(López-Caloca y Muñoz, 2012). Los inventarios de Áreas Verdes<br />

Urbanas de la Ciudad de México, publicados en 2002, 2010 y 2017, han<br />

permitido contar con un diagnóstico global de las áreas verdes, permitiendo<br />

avances en términos de diseño de políticas y de evaluación de<br />

uno de los principales factores de calidad ambiental para la ciudadanía<br />

(PAOT, 2010; CentroGeo, 2002; IG, 2017).<br />

En este trabajo, se implementa una metodología de análisis espacial<br />

que permite conocer las dinámicas territoriales del proceso de cambio de<br />

los tipos de vegetación, categorías de manejo y usos del suelo, empleando<br />

para ello los inventarios de Áreas Verdes Urbanas de la Ciudad de México,<br />

publicados en 2002, 2010 y 2017. Se plantean los siguientes objetivos:<br />

i) identificar el proceso de cambio de las áreas verdes urbanas de la Ciudad<br />

de México, a partir de los inventarios disponibles para la ciudad; y<br />

ii) analizar las principales fuerzas impulsoras de los cambios de las áreas<br />

verdes urbanas. Lo anterior con el propósito de conocer las posibilidades<br />

que las áreas verdes de la Ciudad de México tienen para desarrollar procesos<br />

sostenibles de desarrollo humano y su potencial para producir servicios<br />

ecosistémicos.<br />

A continuación se describen las etapas en relación con la selección de<br />

datos de los inventarios de áreas verdes urbanas presentados; así como<br />

los métodos de análisis y procedimientos empleados para identificar el<br />

proceso de cambio de espacios verdes urbanos en la Ciudad de México<br />

en los últimos años. Finalmente, se discuten las principales fuerzas


806 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

socioeconómicas impulsoras de los cambios del espacio verde urbano y<br />

se ofrece una discusión sobre la situación actual de las áreas verdes urbanas<br />

de la Ciudad de México, a partir del análisis de los resultados obtenidos.<br />

1. Los inventarios de Áreas Verdes Urbanas de la Ciudad de México<br />

Con la fundación de la Ciudad de México en 1521, la transformación<br />

del medio geográfico y urbano tuvo una profunda influencia en el diseño<br />

de las áreas verdes y en el manejo de la vegetación natural del entorno.<br />

En la ciudad colonial, sus plazas definieron gran parte de la aparición de<br />

algunos espacios verdes en la ciudad. La Alameda Central, fundada en<br />

1592, es un ejemplo de área destinada a la convivencia y la recreación<br />

(Giglia, 2013).<br />

Bajo la dictadura porfirista se dio un gran impulso al rebosamiento de<br />

parques y avenidas con un estilo europeo y muchas plazas mayores se convirtieron<br />

en frondosos jardines y parques. A inicios del siglo XX se considera<br />

que las áreas verdes ocupaban tan sólo 2% de la superficie de la capital.<br />

Una década después, bajo el mando del ingeniero Miguel Ángel de Quevedo,<br />

la Ciudad de México aumentó drásticamente su porcentaje de áreas verdes<br />

un 16% (Martínez González, 2008). Ya en años más recientes, la ampliación<br />

del bosque de Chapultepec, la inauguración del bosque de Aragón (ambos<br />

en 1964) y la integración del bosque de Tlalpan representan el último<br />

impulso de construcción de grandes áreas verdes. Tras la integración del<br />

Distrito Federal en 16 delegaciones durante la década de los setenta y con<br />

la aparición de ejes viales y grandes unidades habitacionales se impulsó<br />

una política de jardineras, cuyo mantenimiento principalmente recae en<br />

las autoridades locales (Benítez et al., 1987). El Atlas de la Ciudad de<br />

México de 1985 reporta una superficie de 2.3 metros cuadrados de área<br />

verde por habitante, considerando parques, jardines, camellones y glorietas<br />

del entonces Distrito Federal (Guevara Sada y Moreno Casasola, 1986).<br />

Sería hasta principios del siglo XXI que el Gobierno del Distrito<br />

Federal (GDF), a través de su Secretaría del Medio Ambiente (Sedema),<br />

implementó diversas estrategias para conocer, normar y desarrollar las<br />

áreas verdes urbanas (Moncada Maya y Meza Aguilar, 2010). La Ley<br />

Ambiental de Protección a la Tierra en el Distrito Federal (LAPTDF),<br />

modificada en 2017, establece que las áreas verdes son toda superficie<br />

cubierta por vegetación natural o inducida que se localice en la Ciudad de<br />

México, así como la actualización permanente del inventario en materia<br />

de áreas verdes que deberá contener, por lo menos: la ubicación y superficie<br />

y los tipos de áreas verdes, además de las especies de flora y fauna que


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

807<br />

la conforman, las zonas en las cuales se considera establecer nuevas áreas<br />

verdes, entre otras.<br />

1.1. Primer Inventario General de Áreas Verdes del Distrito Federal<br />

La construcción de este inventario está basada en el diseño y elaboración<br />

de una solución de geomática que incluyó el procesamiento de imágenes<br />

satelitales IKONOS del 2000, para conformar un mapa de áreas verdes<br />

del suelo urbano de la Ciudad de México en dos categorías: árboles y<br />

pastos/arbustos (CentroGeo, 2002).<br />

Para la construcción de este inventario se implementaron métodos de<br />

fusión de datos mejorados con el objetivo de extraer de manera más eficiente<br />

toda la cubierta vegetal localizada en predios sujetos a cualquier<br />

régimen de propiedad ubicados en el suelo urbano de la Ciudad de México.<br />

Esto permitió la identificación de áreas de árboles, pastos y arbustos con<br />

una unidad mínima de mapeo 160 m 2 (López-Caloca et al., 2004). Con<br />

base en la información del Inventario General de Áreas Verdes del Distrito<br />

Federal, elaborado por el CentroGeo (2002), se obtienen las siguientes<br />

estadísticas sobre la distribución espacial por Delegación (cuadro 1).<br />

Cuadro1<br />

Áreas verdes en suelo urbano del Distrito Federal, México (2000)<br />

Delegación<br />

Álvaro<br />

Obregón<br />

Área<br />

(*)<br />

(km 2 )<br />

Total,<br />

áreas<br />

verdes<br />

(km 2 )<br />

Áreas<br />

verdes.<br />

Sup.<br />

Delega.<br />

(%)<br />

Zonas<br />

arboladas<br />

(%)<br />

Zonas<br />

de<br />

pastos y<br />

arbustos<br />

(%)<br />

Áreas<br />

verdes<br />

por<br />

habitante<br />

(m 2 )<br />

Zonas<br />

arboladas<br />

por<br />

habitante<br />

(m 2 )<br />

Población<br />

2000<br />

(%)<br />

61.12 24.59 40.2 64.5 35.5 35.8 23.1 8.1<br />

Azcapotzalco 33.51 4.28 12.8 54.7 45.3 9.7 5.3 5.2<br />

Benito Juárez 26.51 1.19 4.5 99 1 3.3 3.3 4.2<br />

Coyoacán 54.01 20.13 37.3 76.7 23.3 31.4 24.1 7.5<br />

Cuajimalpa 15.08 5.55 36.8 46.4 53.6 36.7 17 1.8<br />

Cuauhtémoc 32.<strong>67</strong> 1.81 5.5 74 26 3.5 2.6 6.1<br />

Gustavo A.<br />

Madero<br />

87.29 14.26 16.3 47.3 52.7 11.5 5.4 14.5<br />

Iztacalco 23.12 2.25 9.7 54.7 45.3 5.5 3 4.8<br />

Iztapalapa 113.37 18.32 16.2 27.1 72.9 10.3 2.8 20.8


808 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

Cuadro 1 (continuación)<br />

Delegación<br />

Magdalena<br />

Contreras<br />

Miguel<br />

Hidalgo<br />

Área<br />

(*)<br />

(km 2 )<br />

Total,<br />

áreas<br />

verdes<br />

(km 2 )<br />

Áreas<br />

verdes.<br />

Sup.<br />

Delega.<br />

(%)<br />

Zonas<br />

arboladas<br />

(%)<br />

Zonas<br />

de<br />

pastos y<br />

arbustos<br />

(%)<br />

Áreas<br />

verdes<br />

por<br />

habitante<br />

(m 2 )<br />

Zonas<br />

arboladas<br />

por<br />

habitante<br />

(m 2 )<br />

Población<br />

2000<br />

(%)<br />

14.08 1.82 12.9 69.2 30.8 8.3 5.7 2.6<br />

47.69 8.89 18.6 57.3 42.7 25.2 14.4 4.1<br />

Tláhuac 19.17 2.27 11.8 4.4 95.6 7.5 0.3 3.6<br />

Tlalpan 48.29 11.8 24.4 88.9 11.1 20.3 18 6.8<br />

Venustiano<br />

Carranza<br />

33.87 5.23 15.4 23.5 76.5 11.3 2.7 5.4<br />

Xochimilco 22.9 5.89 25.7 60.8 39.2 15.9 9.7 4.3<br />

Distrito<br />

Federal<br />

632.66 128.28 20.4 55.9 44.1 15.1 8.4 100<br />

Fuente: Inventario General de Áreas Verdes del Distrito Federal (CentroGeo, 2002).<br />

* En las delegaciones con Suelo de Conservación en su territorio, estas cifras de AREA no lo<br />

incluyen; salvo los casos de Gustavo A. Madero e Iztapalapa, cuyo porcentaje de SC es poco significativo.<br />

Nota: Las estadísticas se basan en la unidad mínima de 160 metros cuadrados de área verde que<br />

se utiliza en el Inventario, es decir, se incluyen desde pequeños camellones hasta jardines privados.<br />

No se incluye Milpa Alta por encontrarse dentro del Suelo de Conservación.<br />

De los datos más relevantes de este inventario, se observa que 20.4%<br />

del suelo urbano está cubierto por áreas verdes públicas y privadas, de las<br />

cuales 55.9% corresponden a zonas arboladas y el resto a zonas de pastos<br />

o arbustos. El ratio de metros cuadrados de áreas verdes por habitante<br />

arroja un valor promedio para el Distrito Federal de 15.1 m 2 por habitante,<br />

una cifra que disminuye drásticamente a 8.4 m 2 por habitante cuando se<br />

observan únicamente las zonas arboladas en suelo urbano.<br />

Adicionalmente, con la elaboración de este primer Inventario General<br />

de Áreas Verdes del Distrito Federal, se ubicaron mediante reuniones y<br />

talleres con las autoridades delegacionales, comités y autoridades centrales<br />

de la ciudad, las áreas verdes bajo algún programa de manejo (CentroGeo,<br />

2002). En este sentido, sólo 7.1% del suelo urbano está cubierto<br />

por áreas verdes bajo alguna categoría de manejo, lo que se expresa en un<br />

ratio de 5.3 m 2 por habitante, lo que corresponde a la mitad de la cifra<br />

recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que establece<br />

un estándar mínimo de nueve metros cuadrados por habitante de<br />

área verde en el espacio público (Habitat-ONU, 2015).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

809<br />

1.2. Presente y futuro de las áreas verdes y del arbolado de la<br />

Ciudad de México<br />

La Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT), en<br />

colaboración con la Universidad Autónoma Chapingo, dio a conocer en 2010<br />

un Inventario de Áreas Verdes para la Ciudad de México elaborado con<br />

base en un mosaico de imágenes satelitales QuickBird de alta resolución,<br />

conformado por escenas de 2007 y 2008, en las que con técnicas de<br />

percepción remota se identificaron las áreas verdes del Distrito Federal<br />

(ahora Ciudad de México) con superficies mayores a 50 m 2 . A diferencia del<br />

inventario anterior, éste consideró, además de las categorías de árboles y de<br />

pastos/arbustos, una tercera categoría denominada áreas deportivas (PAOT,<br />

2010). Con base en ello, este inventario presenta los siguientes resultados<br />

sobre la distribución espacial por Delegación (cuadro 2).<br />

Este estudio arrojó que la Ciudad de México contaba con 78.1 km 2 de<br />

arbolado correspondientes al 12.8% de la superficie total urbana y 34.8<br />

km 2 de pastos/arbustos y áreas deportivas que representaban 5.7% de esta<br />

área. A nivel general, sólo 18.5% de la superficie urbana de la ciudad estaba<br />

cubierta de árboles, pastos y arbustos (incluidas las áreas deportivas). El<br />

índice promedio resultante para la Ciudad de México fue 14.4 m 2 de área<br />

verde por habitante y de 10 m 2 de área arbolada por habitante.


810 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

Cuadro 2<br />

Áreas verdes en suelo urbano del Distrito Federal, México (2008)<br />

Delegación Superficie<br />

(Km 2 )<br />

Población total<br />

(2005)<br />

habitantes<br />

Total de AV (Arbolado<br />

+ pastos y arbustos +<br />

áreas deportivas) (m 2 )<br />

Arbolado (m 2 ) Pastos/arbustos y áreas<br />

deportivas (m 2 )<br />

* Metros<br />

cuadrados de<br />

áreas verdes por<br />

habitante (m 2 /<br />

hab.)<br />

** Metros<br />

cuadrados de<br />

arbolado por<br />

habitante (m 2 /<br />

hab.)<br />

A. Obregón 61.01 653,232 17,417,312 12,525,360 4,891,952 26.66 19.2<br />

Azcapotzalco 33.57 425,298 4,456,612 3,640,155 816,457 10.48 8.6<br />

B. Juárez 26.77 355,017 2,953,281 2,860,400 92,881 8.32 8.1<br />

Coyoacán 54.02 628,063 14,880,827 11,301,298 3,579,529 23.69 18<br />

Cuajimalpa 16.32 101,740 3,340,302 1,706,630 1,633,<strong>67</strong>2 32.83 16.8<br />

Cuauhtémoc 32.49 521,348 3,662,124 3,165,789 496,335 7.02 6.1<br />

G. A. Madero 75.26 1,143,147 9,654,424 5,660,407 3,994,017 8.45 5<br />

Iztacalco 23.08 395,025 2,885,196 1,748,992 1,136,204 7.3 4.4<br />

Iztapalapa 101.83 1,716,898 12,236,961 5,325,832 6,911,129 7.13 3.1<br />

M. Contreras 13.39 177,336 2,928,436 2,439,091 489,345 16.51 13.8<br />

M. Hidalgo 46.99 353,534 14,<strong>67</strong>3,613 12,439,308 2,234,305 41.51 35.2<br />

Milpa Alta 0 0 0 0 0 0 0<br />

Tlahuac 19.8 244,828 1,945,778 783,932 1,161,846 7.95 3.2


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

811<br />

Cuadro 2 (continuación)<br />

Delegación Superficie<br />

(Km 2 )<br />

Población total<br />

(2005)<br />

habitantes<br />

Total de AV (Arbolado<br />

+ pastos y arbustos +<br />

áreas deportivas) (m 2 )<br />

Arbolado (m 2 ) Pastos/arbustos y áreas<br />

deportivas (m 2 )<br />

* Metros<br />

cuadrados de<br />

áreas verdes por<br />

habitante (m 2 /<br />

hab.)<br />

** Metros<br />

cuadrados de<br />

arbolado por<br />

habitante (m 2 /<br />

hab.)<br />

Tlalpan 48.12 472,552 11,079,734 9,038,890 2,040,844 23.45 19.1<br />

V. Carranza 33.89 447,459 6,044,086 2,631,040 3,413,046 13.51 5.9<br />

Xochimilco 22.49 201,008 4,741,031 2,790,732 1,950,299 23.59 13.9<br />

Totales 609.03 7,836,485 112,899,717 78,057,856 34,841,861 14.41 10<br />

Fuente: Presente y futuro de las áreas verdes y del arbolado de la Ciudad de México (PAOT, 2010).<br />

* Este índice se estimó con el total de áreas verdes urbanas por delegación (pastos, arbustos y árboles) entre el <strong>número</strong> de habitantes.<br />

** Este índice se calculó tomando en cuenta sólo el arbolado urbano por delegación entre el <strong>número</strong> de habitantes en suelo urbano.<br />

Nota: La Delegación Milpa Alta se presenta en cero debido a que se localiza en suelo de conservación.


812 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

1.3. Actualización del Inventario de Áreas Verdes Urbanas<br />

de la Ciudad de México<br />

Durante el 2017, se inició la Actualización del Inventario de Áreas Verdes<br />

Urbanas de la Ciudad de México, 2 mediante Sistemas de Información<br />

Geográfica e imágenes satelitales de alta resolución, con el objetivo de crear<br />

una herramienta fundamental para la proyección y ejecución de acciones<br />

que permitan visualizar su manejo, distribución y creación (Sedema, 2020).<br />

Cuadro 3<br />

Superficie de áreas verdes por alcaldía de la Ciudad de México,<br />

México (2017)<br />

Alcaldía<br />

Habitantes<br />

(2015)<br />

Superficie (m²)<br />

Superficie por<br />

habitante (m²)<br />

Azcapotzalco 400,161 3,980,866.7 9.9<br />

Coyoacán 608,479 9,157,547.7 15.0<br />

Cuajimalpa de Morelos 199,224 2,048,957.7 10.3<br />

Gustavo A. Madero 1,164,477 7,851,619.6 6.7<br />

Iztacalco 390,348 1,944,289.0 5.0<br />

Iztapalapa 1,827,868 9,834,858.6 5.4<br />

Magdalena Contreras 243,886 1,335,114.4 5.5<br />

Milpa Alta 137,927 309,724.0 2.2<br />

Álvaro Obregón 749,982 4,913,463.7 6.6<br />

Tláhuac 361,593 3,054,084.7 8.4<br />

Tlalpan <strong>67</strong>7,104 6,530,744.7 9.6<br />

Xochimilco 415,933 2,092,259.6 5.0<br />

Benito Juárez 417,416 929,230.8 2.2<br />

Cuauhtémoc 532,553 1,915,961.0 3.6<br />

Miguel Hidalgo 364,439 5,607,701.5 15.4<br />

Venustiano Carranza 427,263 5,805,150.1 13.6<br />

TOTAL 8,918,653 <strong>67</strong>,311,573.8 7.5<br />

Fuente: Inventario de Áreas Verdes (Sedema, 2020).<br />

2<br />

En el 2010, la Sedema y el Instituto de Geografía de la UNAM realizaron un tercer inventario<br />

de áreas verdes para la ciudad, en el que se incluyó la información de alamedas, áreas naturales<br />

protegidas, áreas de valor ambiental, barrancas, bosques, escuelas/dependencias, panteones, parques,<br />

vialidades, huertos urbanos y viveros (PAOT, 2018). Los resultados obtenidos de este trabajo tenían<br />

en promedio 17 m 2 de áreas verdes por habitante, un valor significativamente mayor al de los obtenidos<br />

en los inventarios anteriores.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

813<br />

La superficie de área verde promedio por habitante en la Ciudad de México<br />

es de 7.54 m², como lo muestra el cuadro 3.<br />

Los resultados de esta base de datos permiten conocer la cantidad de<br />

áreas verdes por categoría de manejo de acuerdo con este inventario<br />

(cuadro 4).<br />

Cuadro 4<br />

Categorías de áreas verdes en la Ciudad de México, México (2020)<br />

Categoría<br />

Áreas con características<br />

de protección<br />

Áreas con categoría de<br />

protección<br />

Áreas con vegetación reminiscente<br />

Áreas verdes complementarias<br />

o ligadas a la red vial<br />

Áreas verdes con estructura<br />

urbana<br />

Áreas verdes urbanas<br />

fragmentadas<br />

Equipamientos urbanos<br />

con vegetación<br />

Clave de<br />

la<br />

categoría<br />

Superficie (m 2 )<br />

Porcentaje<br />

(%)<br />

Numero de<br />

áreas verdes en<br />

la categoría<br />

900 9,746.90 0.01% 1<br />

500 7,178,264.90 10.66% 31<br />

800 1,964,257.97 2.92% 68<br />

200 9,530,119.78 14.16% 5776<br />

1000 23,511.05 0.03% 36<br />

700 3,354,209.66 4.98% 312<br />

600 28,479,055.09 42.31% 3653<br />

Forestación urbana 100 25,317.63 0.04% 4<br />

Parques, arboledas y<br />

alamedas<br />

400 12,669,913.43 18.82% 1538<br />

Plazas y jardines 300 3,649,563.53 5.42% 315<br />

Vivero 1100 427,613.86 0.64% 5<br />

TOTALES <strong>67</strong>,311,573.82 100.00% 11739<br />

Fuente: Inventario de Áreas Verdes (Sedema, 2020).<br />

Nota: la columna de <strong>número</strong> de áreas verdes en la categoría se obtiene de contar cada uno de<br />

los registros de la base de datos de las claves de categoría.<br />

De acuerdo con este inventario, la categoría de equipamiento urbano<br />

con vegetación, en donde se encuentran principalmente subcategorías<br />

como instituciones académicas públicas y privadas, deportivos y panteones,<br />

entre otras, concentra 42.3% de todas las áreas verdes inventariadas.


814 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

2. Metodología<br />

2.1. Análisis de cambio<br />

La matriz de tabulación cruzada o matriz de transición es un punto de<br />

partida fundamental en el análisis de los procesos de cambio de uso del suelo<br />

(Pontius et al., 2004). Estas matrices forman la base de una amplia variedad<br />

de estudios de cambio de uso del suelo en los que se parte de tener<br />

mapas de un sólo sitio para el mismo conjunto de categorías durante dos<br />

o más puntos en el tiempo (Romero-Ruiz et al., 2012; Pontius et al., 2017).<br />

De acuerdo con Pontius et al. (2004), la matriz de tabulación cruzada<br />

o matriz de transición sigue el formato presentado en el cuadro 5, en<br />

donde las filas muestran las categorías en el tiempo 1 y las columnas<br />

muestran las categorías en el tiempo 2. La notación P ij<br />

denota la proporción<br />

de uso del suelo que experimenta una transición de la categoría i a<br />

la categoría j donde el <strong>número</strong> de categorías es J.<br />

Cuadro 5<br />

Matriz de tabulación cruzada o matriz de transición<br />

Categoría<br />

1<br />

Categoría<br />

2<br />

Tiempo 2<br />

Categoría<br />

3<br />

Categoría<br />

4<br />

Total<br />

Tiempo<br />

1<br />

Pérdidas<br />

Categoría 1 P 11<br />

P 12<br />

P 13<br />

P 14<br />

P 1+<br />

P 1+<br />

- P 11<br />

Tiempo 1<br />

Categoría 2 P 21<br />

P 22<br />

P 23<br />

P 24<br />

P 2+<br />

P 2+<br />

- P 22<br />

Categoría 3 P 31<br />

P 32<br />

P 33<br />

P 34<br />

P 3+<br />

P 3+<br />

- P 33<br />

Total<br />

Tiempo 2<br />

Categoría 4 P 41<br />

P 42<br />

P 43<br />

P 44<br />

P 4+<br />

P 4+<br />

- P 44<br />

P +1<br />

P +2<br />

P +3<br />

P +4<br />

1<br />

Ganancias P +1<br />

- P 11<br />

P +2<br />

- P 22<br />

P +3<br />

- P 33<br />

P +4<br />

- P 44<br />

Fuente: elaboración propia basada en Pontius et al. (2004).<br />

Nota: Matriz de tabulación cruzada elaborada a partir de cuatro categorías de uso de suelo<br />

hipotéticas, en las que se muestran las persistencias, pérdidas y ganancias de dichas categorías.<br />

Las entradas en la diagonal indican persistencia, por lo tanto, P jj<br />

denota la proporción de uso de suelo que muestra la persistencia de la<br />

categoría j. Las entradas fuera de la diagonal indican una transición de<br />

la categoría i a una categoría diferente j. En la columna Total del<br />

tiempo 1, la notación P i+<br />

denota la proporción de uso de suelo en la<br />

categoría i en el tiempo 1, que es la suma sobre todo j de P ij<br />

. En la fila


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

815<br />

Total del tiempo 2, la notación P +j<br />

denota la proporción de uso de suelo<br />

en la categoría j en el tiempo 2, que es la suma sobre todo i de P ij<br />

.<br />

En los extremos de la matriz, la columna adicional a la derecha indica<br />

la proporción de uso del suelo que experimenta una pérdida bruta de la<br />

categoría i entre el tiempo 1 y el tiempo 2, mientras la fila adicional en<br />

la parte inferior indica la proporción de uso del suelo que experimenta la<br />

ganancia bruta de la categoría j entre el tiempo 1 y el tiempo 2 (Braimoh,<br />

2006). En el nivel más general de información, la columna Total enumera<br />

la cantidad de cada categoría en el momento 1 y la fila Total enumera la<br />

cantidad de cada categoría en el momento 2, por lo que la diferencia entre<br />

ambos totales se denomina cambio neto. Por lo tanto, el cambio neto de<br />

una categoría es su ganancia menos su pérdida. Si una categoría pierde en<br />

algunos lugares mientras gana en otros lugares, entonces su cambio neto<br />

es menor que su cambio bruto, ya que el cambio bruto de una categoría es<br />

su ganancia más su pérdida (Pontius et al., 2004).<br />

Si bien esta información puede ser útil, la falta de cambio neto no<br />

necesariamente indica una falta de cambio de uso de suelo. Es posible que<br />

el cambio ocurra de tal manera que la ubicación de una categoría cambie<br />

entre el tiempo 1 y el tiempo 2, mientras que la cantidad permanece igual.<br />

Por ejemplo, una cantidad dada de pérdida de espacio verde en un lugar<br />

puede ir acompañada de la misma cantidad de ganancia de espacio verde<br />

en otro lugar. A este tipo de cambio que depende de la ubicación se le<br />

denomina intercambio e implica la ganancia y pérdida simultánea de una<br />

clase de uso de suelo (Braimoh, 2006).<br />

El concepto de intercambio es particularmente importante, ya que<br />

algunos de los análisis más comunes de datos de uso de suelo únicamente<br />

proporcionan la cantidad de cada tipo de cobertura del suelo a lo largo del<br />

tiempo, lo que permite calcular sólo el cambio neto, pero no la ganancia<br />

y pérdida bruta o el intercambio de ninguna categoría, por lo que se corre<br />

el peligro de que el cambio neto pueda subestimar el cambio total del uso<br />

de suelo (Yang y Lo, 2002; Gallopin et al., 1997). Desafortunadamente<br />

esta práctica ha sido común en el estudio de las áreas verdes urbanas de la<br />

Ciudad de México (Checa-Artasu, 2016; Hinojosa Robles, 2014; Maldonado-Bernabé<br />

et al., 2019).<br />

Examinando la matriz con un mayor nivel de detalle, las entradas diagonales<br />

del cuadro 5 indican la cantidad total de persistencia, generalmente<br />

asociadas a proporciones importantes o grandes de uso de suelo dominantes<br />

(Chen et al., 2002; Schneider y Pontius, 2001). En relación con las<br />

categorías de ganancias y pérdidas, la persistencia es necesaria para calcularlas.<br />

Así, las ganancias son las diferencias entre los totales de columna y la<br />

persistencia, mientras que las pérdidas son las diferencias entre los totales<br />

de fila y la persistencia.


816 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

2.2. Procesamiento y análisis de datos<br />

El análisis de cambio de las áreas verdes urbanas de la Ciudad de México<br />

se basó en la identificación de los cambios en las componentes espacial y<br />

temáticas de los dos primeros inventarios para la Ciudad de México<br />

(CentroGeo, 2002; PAOT, 2010), y en la categorización de los cambios<br />

espacio-temporales llevados a cabo a partir de la Actualización del Inventario<br />

de Áreas Verdes Urbanas de la Ciudad de México (Sedema, 2020);<br />

así como de la zonificación de usos del suelo de los Programas de Desarrollo<br />

Urbano de la Ciudad de México (Seduvi, 2020).<br />

El análisis se realizó exclusivamente para el suelo urbano de la Ciudad<br />

de México, es decir, excluyendo la extensión de Suelo de Conservación de<br />

su territorio total. Para la definición del área de estudio, se utilizó la cartografía<br />

de Alcaldías y Suelo de Conservación, disponibles en el Portal de<br />

datos de la Ciudad de México (ADIP, 2020).<br />

A continuación, se describen los insumos cartográficos digitales y el<br />

tratamiento aplicado para el análisis de cambio, realizado con el apoyo<br />

del programa ArcMap versión 10.8 (ESRI, 2020).<br />

La cartografía del Inventario General de las Áreas Verdes del Distrito<br />

Federal fue elaborada por el CentroGeo en 2002 a partir del uso de imágenes<br />

satelitales IKONOS del año 2000, en ésta se presentan todas las<br />

áreas verdes urbanas detectadas a partir de 160 m 2 para las categorías de<br />

árboles y pastos/arbustos a una resolución espacial de 1 m. La información<br />

fue obtenida de la aplicación geomática del Primer Inventario General de<br />

Áreas Verdes del Distrito Federal (CentroGeo, 2002), a partir las categorías<br />

de árboles y pastos/arbustos.<br />

La información cartográfica de este inventario fue adecuada a partir<br />

del ajuste de los actuales límites de la Ciudad de México y la eliminación de<br />

áreas verdes en Suelo de Conservación de las actuales alcaldías de Gustavo<br />

A. Madero (El Tepeyac) e Iztapalapa (Cerro de la Estrella).<br />

En la cartografía del estudio Presente y futuro de las áreas verdes y del<br />

arbolado de la Ciudad de México (PAOT, 2010) se presentan las áreas<br />

verdes urbanas clasificadas en cuatro categorías: 1. Arbolado; 2. Pastos/<br />

Arbustos; 3. Áreas deportivas; y 4. Vaso regulador, con una unidad mínima<br />

cartografiable de 50 m 2 , detectadas a partir del Inventario de Áreas Verdes<br />

Urbanas del Distrito Federal, realizado por PAOT en 2010, mediante el<br />

procesamiento digital de un mosaico de imágenes QuickBird de 2007 y<br />

2008 a una resolución espacial de 0.60 m.<br />

Esta información fue obtenida del Sistema de Información Geográfica<br />

de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la Ciudad<br />

de México (PAOT, 2020). Para la información cartográfica de este<br />

inventario, las categorías de Áreas deportivas y Vaso regulador fueron


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

817<br />

reclasificadas como Pastos/arbustos y se aplicó un proceso de generalización<br />

espacial que consistió en eliminar a todas las entidades cuya superficie<br />

fuera igual o inferior a 160 m 2 y asignarlas a las entidades con la que<br />

compartían mayor superficie.<br />

A continuación, se procedió a la construcción de la matriz de tabulación<br />

cruzada para el periodo de análisis 2000-2008, correspondiente con<br />

los años de las imágenes de satélite empleadas como insumo de la cartografía<br />

vectorial actualizada de los dos primeros inventarios de áreas verdes,<br />

publicados en 2002 y 2010, respectivamente. La cartografía vectorial de<br />

ambos inventarios fue transformada a formato ráster con una resolución<br />

de celda de 1 m. Para ello, se aplicó un proceso de alineación del ráster del<br />

segundo inventario con respecto del primero, para garantizar el mismo<br />

ajuste por extensión y posición espacial de los pixeles de ambos inventarios.<br />

El resto de los pixeles que no corresponde con alguna de las clases de áreas<br />

verdes descritas en ambos inventarios fueron asignadas como clase urbana,<br />

para poder ser incorporada al análisis de cambio.<br />

A partir de la matriz de cambio, se estimó el cambio total, el cambio<br />

neto, la ganancia, la pérdida y la estimación del intercambio entre coberturas<br />

de cada una de las categorías de análisis.<br />

Posteriormente, los resultados son analizados a partir del tercer producto<br />

empleado en este trabajo, el inventario de áreas verdes localizadas<br />

en la Ciudad de México (Sedema, 2020) que consiste en la Actualización<br />

del Inventario de Áreas Verdes Urbanas de la Ciudad de México con la<br />

clasificación de las categorías de áreas verdes. A este insumo cartográfico<br />

le fueron adicionados los polígonos de los bosques urbanos de Chapultepec<br />

y Aragón, también disponibles en el Portal de Datos Abiertos de la<br />

Ciudad de México (ADIP, 2020).<br />

Finalmente, el último insumo cartográfico agrupa los Programas de<br />

Desarrollo Urbano, conformados por 15 Programas Delegacionales de Desarrollo<br />

Urbano, publicados entre 1997 y 2011, y 29 Programas Parciales de<br />

Desarrollo Urbano, publicados entre 1992 y 2014 (Seduvi, 2020). A partir<br />

de todos estos insumos se creó una capa de información única en la que se<br />

identificaron 60 claves de zonificación de tipos de uso de suelo. Esta información<br />

fue obtenida a través del Sistema de Información Geográfica de la<br />

PAOT de la Ciudad de México (PAOT, 2020).


818 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

3. Resultados<br />

3.1. Análisis de cambio de las áreas verdes urbanas 2000-2008<br />

Las áreas verdes del primer inventario para la zona urbana de la Ciudad de<br />

México corresponden a 117.97 km 2 , lo que significa una cantidad 8.04%<br />

menor a lo reportado en el primer Inventario General de Áreas Verdes del<br />

Distrito Federal elaborado por el CentroGeo (2002). Lo anterior está<br />

explicado por la eliminación de áreas verdes en suelo de conservación que<br />

fueron reportados en el primer inventario. Para el segundo inventario, se<br />

obtuvo una superficie de 99.22 km 2 , producto de la eliminación de las<br />

áreas verdes menores a 160 m 2 y el proceso de alineación del ráster. Lo<br />

anterior significa que alrededor de 12.1% de las áreas verdes reportadas en<br />

el segundo inventario, corresponden a áreas verdes con un tamaño de entre<br />

50 m 2 y 160 m 2 .<br />

En el cuadro 6, se presenta la matriz de transición para las categorías<br />

urbano, árboles y pastos/arbustos para el periodo 2000-2008. La cuantificación<br />

general de cambio muestra una pérdida neta de 18.7 km 2 de<br />

áreas verdes urbanas a lo largo de ocho años. La superficie descrita por<br />

la clase urbana, para el 2000, era de 80.7% mientras que para el 2008<br />

era de 83.7%. Las áreas verdes arboladas prácticamente se mantienen<br />

iguales en superficie, ya que apenas se contraen en 0.1%, no así las áreas<br />

de pastos y arbustos que disminuyeron 2.9%. Así, de los 610.5 km 2 de<br />

suelo urbano de la Ciudad de México, 19.3% correspondía a áreas verdes<br />

urbanas en el 2000 y 16.3%, en el 2008.<br />

Un análisis desagregado por alcaldía de la matriz de transición, en<br />

donde se estima el cambio total, el cambio neto, la ganancia, la pérdida<br />

y la estimación del intercambio de áreas verdes por cada una de las alcaldías<br />

de la Ciudad de México, permite observar que las alcaldías con mayor<br />

porcentaje de cambio neto negativo son Cuajimalpa de Morelos, Coyoacán<br />

y Álvaro Obregón. Mientras que las únicas con cambio neto positivo<br />

son las alcaldías centrales de Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Cuauhtémoc<br />

e Iztacalco, además de Magdalena Contreras.<br />

Este resultado difiere del reportado por Checa-Artasu (2016), quien<br />

reporta exclusivamente el cambio neto de ambos inventarios. El resultado<br />

de cambio total refiere una dinámica de pérdidas y ganancias de áreas<br />

verdes urbanas en la ciudad, marcada por la diferenciación geográfica<br />

(figura 1).<br />

Con respecto del intercambio que, como se mencionó, representa la<br />

pérdida de áreas verdes en un lugar y la ganancia simultánea en otra ubicación;<br />

y se calcula como dos veces el valor mínimo de las ganancias y las<br />

pérdidas; dicho fenómeno se observa en la alcaldía Miguel Hidalgo que


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

819<br />

Cuadro 6<br />

Matriz de transición de las áreas verdes en suelo urbano de la Ciudad de México 2000-2008<br />

Segundo inventario Primer<br />

Urbano árboles pastos/arbustos<br />

inventario<br />

(total)<br />

Pérdidas<br />

Primer inventario urbano 450,241,918 29,911,423 12,399,617 492,552,958 42,311,040<br />

Segundo inventario<br />

(total)<br />

árboles 34,299,183 28,708,866 5,373,155 68,381,204 39,<strong>67</strong>2,338<br />

pastos/arbustos 26,759,122 8,973,897 13,851,819 49,584,838 35,733,019<br />

511,300,223 <strong>67</strong>,594,186 31,624,591 610,519,000<br />

Ganancias 61,058,305 38,885,320 17,772,772<br />

Fuente: elaboración propia.


820 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

Figura 1<br />

Análisis de cambio de las áreas verdes urbanas<br />

de la Ciudad de México 2000-2008<br />

Fuente: elaboración propia con datos de los inventarios CentroGeo (2002) y PAOT (2010).<br />

alcanza un porcentaje de 31.3%, esto significa, por ejemplo, que la pérdida<br />

de áreas verdes en esta alcaldía va acompañada de la aparición de muchas<br />

otras nuevas áreas verdes en otro lugar dentro del mismo periodo.<br />

Por otro lado, la alcaldía Benito Juárez presenta el menor porcentaje<br />

de intercambio. Esto significa, una menor cantidad en la pérdida y ganancia<br />

simultánea de áreas verdes en la alcaldía.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

821<br />

La persistencia de las áreas verdes entre 2000 y 2008 es de 42.6 km 2 ,<br />

de las cuales <strong>67</strong>.5 corresponde con zonas de árboles y el resto a pastos<br />

y arbustos. Finalmente, en cuanto a las principales transiciones identificadas,<br />

se puede observar que la pérdida de áreas verdes es de 61.1 km 2 ,<br />

mientras que la aparición de nuevas áreas verdes es de 42.3 km 2 . Los<br />

intercambios entre árboles y pastos/arbustos alcanza la cifra de 14.3 km 2 .<br />

3.2. Análisis de las áreas verdes urbanas para las categorías<br />

del inventario 2017<br />

En esta sección se analizan la persistencia y las transiciones de áreas verdes<br />

a suelo urbano y de suelo urbano a áreas verdes, a partir de las categorías de<br />

manejo, presentes en la Actualización del Inventario de Áreas Verdes Urbanas<br />

de la Ciudad de México 2017 (Sedema, 2020).<br />

Con respecto del primer inventario de áreas verdes (CentroGeo, 2002),<br />

de los 117.97 km 2 de áreas verdes analizadas en este trabajo, 38.2 km 2<br />

estaban ubicados dentro de las áreas verdes con alguna de las categorías<br />

de manejo reportadas en el último inventario de la ciudad (Sedema, 2020).<br />

Para el segundo inventario (PAOT, 2010), de los 99.22 km 2 considerados<br />

en este inventario, la cifra dentro de áreas verdes con categoría de manejo<br />

aumenta a 41.5 km 2 . Si bien se observa un aumento en la cantidad de<br />

áreas dentro de alguna categoría de manejo, alrededor del 58% de las áreas<br />

verdes urbanas de la Ciudad de México, reportadas en 2008, carecían de<br />

manejo de alguna de las categorías de áreas verdes consideradas en la Ley<br />

Ambiental de Protección a la Tierra en el Distrito Federal (GODF, 2000).<br />

La figura 2 muestra la distribución espacial de las áreas verdes por cada<br />

una de las categorías de análisis. Un total de 72.4 km 2 en donde la categoría<br />

de Equipamiento urbano con vegetación representa un porcentaje<br />

de 37.4%, Áreas con categoría de protección, 21.6%; Parques, arboledas<br />

y alamedas, 16.6%; Áreas verdes complementarias o ligadas a la red vial,<br />

12.8%; mientras que el resto de las categorías todas juntas apenas suman<br />

11.6 por ciento.<br />

Con respecto de estos datos, de los 42.6 km 2 de persistencia de áreas<br />

verdes entre 2000 y 2008, 56.5% se conserva dentro de áreas verdes con<br />

alguna de las categorías de manejo mostradas en la figura 2. Con respecto<br />

de la pérdida de áreas verdes cuantificada en 61.1 km 2 , 82.2% de esa<br />

pérdida de áreas verdes en la ciudad ocurre fuera de las áreas verdes con<br />

categoría de manejo. Finalmente, con relación a la ganancia de áreas<br />

verdes estimada en 42.3 km 2 , apenas 32.5% ocurre en áreas verdes con<br />

categoría de manejo. Lo anterior significa que, para las áreas verdes dentro<br />

de alguna de las categorías de manejo identificadas en el inventario<br />

más reciente de la ciudad, existe un cambio neto de 2.9 km 2 de nuevas


822 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

Figura 2<br />

Categorías de áreas verdes en suelo urbano<br />

de la Ciudad de México (2017)<br />

Fuente: elaboración propia con datos del inventario Sedema (2020).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

823<br />

áreas verdes entre 2000 y 2008, mientras que para las áreas verdes fuera<br />

de las categorías de manejo, el cambio neto es un déficit de 21.6 km 2 .<br />

3.3. Análisis de las áreas verdes urbanas por zonificación<br />

de uso del suelo<br />

En esta sección, se emplean las categorías de uso de suelos específicos de<br />

los Programas Delegacionales de Desarrollo Urbano y los Programas<br />

Parciales de Desarrollo Urbano. Al analizar los 50.2 km 2 de áreas verdes<br />

urbanas pérdidas fuera de categorías de manejo, se observa que 13.0 km 2<br />

se pierden en frentes de manzana o en la vía pública, principalmente. De<br />

esa cantidad, 69.6% corresponde con la categoría de árboles.<br />

Los restantes 37.2 km 2 de áreas verdes urbanas perdidas entre 2000 y<br />

2008, corresponde a áreas verdes perdidas dentro de predios con usos de<br />

suelo específico, de los cuales 45.8% corresponden a pastos/arbustos y el<br />

resto a zonas arboladas. De estas áreas verdes perdidas por cambio de uso<br />

de suelo, 63.1% corresponde con alguna categoría de uso de suelo habitacional;<br />

17.2%, a la categoría de equipamiento; 11.5%, a la categoría<br />

de área verde o espacio abierto; 4.6%, a alguna otra categoría específica de<br />

PPDU; 1.8%, a la categoría de uso de suelo industrial, y el restante 1.8%,<br />

a categorías específicas asociadas con oficinas y corporativos, centros<br />

comerciales y estacionamientos, principalmente.<br />

4. Discusión<br />

Desde hace 20 años, el Gobierno de la Ciudad de México ha promovido<br />

la realización de diversos inventarios de áreas verdes urbanas que han<br />

permitido conocer la ubicación, superficie, distribución y los tipos de<br />

áreas verdes urbanas, basados en diferentes definiciones, fuentes de datos,<br />

metodologías, periodos de tiempo y escalas. Lo que plantea un desafío<br />

importante para un análisis y la generación de información necesaria para<br />

la gestión y planificación de la infraestructura verde de la ciudad.<br />

En este trabajo se emplearon los tres inventarios de áreas verdes que<br />

la Ciudad de México ha generado en este siglo para acercarse al entendimiento<br />

de la dinámica de cambio de las áreas verdes urbanas, mediante<br />

el empleo de la matriz de tabulación cruzada o matriz de transición. Este<br />

método de análisis espacial está influenciado por los insumos cartográficos<br />

empleados. Por lo que, para su ejecución, se realizaron una serie de<br />

tratamientos durante el procesamiento de datos, para asegurar que el<br />

análisis de cambio se llevara a cabo garantizando la calidad de los insumos.<br />

Para ello se homogenizó el área de estudio y la unidad mínima de mapeo;


824 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

para ambos inventarios, se recategorizaron las clases de análisis de cambio<br />

y se predeterminó la configuración del entorno de análisis de cambio a<br />

fin de alinear el ráster del segundo inventario con respecto del primero.<br />

Se obtuvieron superficies comprables de áreas verdes, de 117.97 km 2<br />

para el 2000 y de 99.22 km 2 para el 2008. La cuantificación general de<br />

cambio muestra una pérdida neta de 18.7 km 2 de áreas verdes urbanas a<br />

lo largo de ocho años. Dicha cifra se explica a partir de una gran dinámica<br />

de pérdidas y ganancias brutas de áreas verdes de 61.1 km 2 y 42.3 km 2 ,<br />

respectivamente. De esos 61.1 km 2 de áreas verdes perdidas en la Ciudad,<br />

82.2%, alrededor de 50.3 km 2 , ocurrió en espacios verdes privados e<br />

informales, es decir, en áreas verdes carentes de manejo por parte de las<br />

autoridades de la ciudad. El 26% de esta pérdida está asociada principalmente<br />

al derribo de árboles en frentes de manzana y vía pública, una<br />

práctica ampliamente documentada en la ciudad (Novoa Gutiérrez, 2019;<br />

Rodríguez Licea y Figueroa Viruega, 2017; Checa-Artasu, 2016).<br />

El resto de las áreas verdes perdidas se asocian a la pérdida casi por<br />

igual de árboles, pastos y arbustos dentro de predios con alguna categoría<br />

de uso de suelo habitacional (63.1%), equipamiento (17.2%),<br />

espacios abiertos (11.5%), planes parciales de desarrollo urbano (4.6%),<br />

y usos industriales, así como centros comerciales y estacionamientos<br />

(3.6%), principalmente.<br />

Por otro lado, al analizar la dinámica de las áreas verdes del 2000 al<br />

2008 en las categorías de mapeo, reportadas en el inventario de 2017,<br />

se observa un incremento en la cantidad de áreas verdes, resultado de<br />

una pérdida de 10.9 km 2 y una ganancia de 13.7 km 2 , para una diferencia<br />

neta positiva de 2.9 km 2 . Este resultado positivo en el incremento de<br />

áreas verdes con gestión formal de las autoridades, de alguna manera es<br />

esperado con relación a que la apuesta por las áreas verdes en la Ciudad<br />

de México se ha centrado en mejorar la calidad de las áreas verdes ya<br />

existentes, realizando para ellas proyectos de remodelación o recuperación<br />

(Meza-Aguilar et al., 2017).<br />

Con respecto de la persistencia, 42.6 km 2 de áreas verdes permanecieron<br />

sin cambio entre el primero y segundo inventario, y de ellas se observa<br />

una mayor persistencia de áreas verdes en áreas con una categoría específica<br />

de manejo (56.5%) a diferencia de las áreas verdes persistentes privadas<br />

o informales (43.5%). Finalmente, y con respecto de las principales<br />

transiciones observadas, la pérdida de árboles a costa de nuevas construcciones<br />

urbanas es la dinámica más observada, seguida de la aparición de<br />

nuevas zonas arboladas a costa principalmente de la pérdida de pastos.<br />

La versión accesible de la Actualización del Inventario de las Áreas<br />

Verdes de la Ciudad de México presenta un inventario centrado en una<br />

fracción de los espacios verdes urbanos, referidos únicamente a aquellos


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 803-833<br />

825<br />

de los que el gobierno de la ciudad es formalmente responsable; lo cual<br />

deja fuera del alcance de este tercer inventario los espacios verdes privados<br />

e informales. No obstante, sus resultados, permitieron diferenciar la dinámica<br />

de cambio a partir de las diferentes categorías de manejo y la ausencia<br />

de ésta en áreas verdes privadas e informales.<br />

Basado en el análisis de cambio de las áreas verdes urbanas, se podría<br />

concluir que las políticas de enverdecimiento urbano impulsadas en las<br />

diferentes categorías de manejo han mantenido los espacios verdes urbanos<br />

de la ciudad, de hecho, se han incrementado dentro de estas áreas,<br />

producto de una política de mejora y recuperación de áreas verdes urbanas.<br />

Pero en las áreas verdes privadas o informales que representan<br />

aproximadamente 60% de las áreas verdes urbanas totales de la ciudad,<br />

el cambio de uso de suelo habitacional ha sido la principal fuerza impulsora<br />

de cambio.<br />

Si bien, las áreas verdes urbanas públicas generalmente se utilizan<br />

para proporcionar un hábitat clave en las ciudades, los espacios verdes<br />

en la propiedad privada constituyen una gran parte de la base terrestre<br />

urbana y brindan funciones importantes para el hábitat y los servicios<br />

de los ecosistemas que respaldan la función de la ciudad (Cerra, 2017).<br />

Los resultados obtenidos muestran que un alto porcentaje de las áreas<br />

verdes urbanas de la Ciudad de México son áreas verdes privadas o informales<br />

que no han sido incorporadas a la matriz ecológica de la ciudad. Estos<br />

tipos de áreas verdes presentan una mayor pérdida dentro de predios<br />

particulares con uso de suelo habitacional. Por lo que es apremiante<br />

explorar estrategias emergentes para catalizar la custodia voluntaria de<br />

las áreas verdes privadas e informales. El potencial de los espacios verdes<br />

urbanos para proporcionar servicios ecosistémicos a los habitantes de<br />

las ciudades depende de si se gestionan como un sistema integral de infraestructura<br />

verde urbana, o como islas que caen bajo la responsabilidad de<br />

diferentes partes interesadas (Feltynowski et al., 2018).<br />

Conclusiones<br />

Con el crecimiento de las ciudades, las áreas verdes varían en área, tipo<br />

y patrón espacial. Para optimizar las áreas verdes urbanas en el futuro,<br />

es necesario comprender las fuerzas impulsoras en los procesos de cambio<br />

en el espacio verde urbano. Por lo tanto, la comprensión de los<br />

factores naturales y sociales que influyen en los cambios del espacio verde<br />

urbano parece muy importante para la planificación urbana futura de los<br />

espacios verdes.


826 J. M. Núñez: Análisis espacial de las áreas verdes urbanas…<br />

En este trabajo, se emplearon métodos de análisis espacial para el estudio<br />

de cambio de las áreas verdes urbanas de la Ciudad de México, evitando<br />

errores por la diferencia en las fuentes de datos, definiciones, áreas de<br />

estudio y fechas de insumos empleados y publicados.<br />

Los resultados obtenidos permiten afirmar que la pérdida de áreas<br />

verdes en la Ciudad de México ocurre principalmente en áreas verdes<br />

urbanas privadas e informales sin categorías de manejo, principalmente<br />

en frentes de manzana o en la vía pública y dentro de predios con uso de<br />

suelo habitacional. No obstante, las áreas verdes urbanas con manejo<br />

muestran un ligero incremento, principalmente de superficie arbórea,<br />

durante el periodo de estudio.<br />

Incorporar de manera adecuada la gestión de las áreas verdes de la<br />

Ciudad de México en su camino hacia la sostenibilidad implica incorporar<br />

mecanismos de gestión al total de los espacios verdes urbanos, que<br />

hasta ahora no cuentan con una categoría específica de manejo o estrategia<br />

de gestión, pero que sin duda aportan al flujo de servicios ecosistémicos,<br />

de los cuales, todos los habitantes de la ciudad se benefician.<br />

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Recibido: 5 de septiembre de 2020.<br />

Reenviado: 8 de noviembre de 2021.<br />

Aceptado: 17 de enero de 2021.<br />

Juan Manuel Núñez. Doctor en Geomática por el Centro de Investigación<br />

en Geografía y Geomática “Ing. Jorge L. Tamayo”, A. C. (Centro-<br />

Geo). Actualmente es académico de tiempo completo del Centro<br />

Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad de la Universidad<br />

Iberoamericana Ciudad de México y profesor de asignatura de la Facultad<br />

de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es miembro<br />

del Sistema Nacional de Investigadores, nivel candidato. Su principal<br />

línea de investigación es la geomática aplicada a la sustentabilidad. Entre<br />

sus últimas publicaciones destacan: “High-resolution satellite imagery<br />

classification for urban form detection”, en Rustam Rustamov (ed.),<br />

Satellite Information Classification and Interpretation, Ciudad de México,<br />

IntechOpen, pp. 1-14 (2019); “Applying integrated valuation of ecosystem<br />

services in Latin America: Insights from 21 case studies”, Ecosystem<br />

Services, 36 (100901), Ámsterdam, Elsevier, pp. 1-12 (2019); y “Conectando<br />

el frente de agua marítimo de la zona costera norte de Yucatán con<br />

la zona metropolitana de Mérida”, en Alfonso Iracheta, Carolina Inés<br />

Pedrotti y Patricia Rodríguez Alomá (coords.), Suelo urbano y frentes de<br />

agua. Debates y propuestas en Iberoamérica, Toluca, El Colegio Mexiquense,<br />

A. C., pp. 171-190 (2017).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864.<br />

Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

DOI: http://dx.doi.org/10.22136/est20211761<br />

Probabilidad de atención médica para<br />

los pobres en la Zona Metropolitana de<br />

Cuernavaca, Morelos, en 2018<br />

Probability of health access for poor people<br />

in the Metropolitan Area of Cuernavaca,<br />

Morelos in 2018<br />

835<br />

Karla Rojas*<br />

Adrián Guillermo Aguilar**<br />

Abstract<br />

Based on a social stratification at the block scale and through the generation of<br />

service areas, the probability of access to the first level of health to poor groups in the<br />

Metropolitan Area of Cuernavaca, Morelos is estimated. As a result, the poor settled<br />

in the outskirts of the metropolitan area are those who show a lower probability of<br />

access, despite having greater pedestrian access. The research confirms the centralization<br />

of public health services and indicates that these are essential to avoid the deepening of<br />

poverty, which gives rise to the formulation of health and mobility policy.<br />

Keywords: health services, poverty, physical access.<br />

Resumen<br />

A partir de una estratificación social a escala de manzana, y mediante la generación<br />

de áreas de servicio, se estima la probabilidad de acceso a la atención primaria<br />

de los grupos considerados pobres de la Zona Metropolitana de<br />

Cuernavaca, Morelos. Como resultado, se obtiene que los pobres asentados en<br />

el contorno metropolitano rururbano muestran una menor probabilidad de<br />

acceso, a pesar de tener un mayor acceso peatonal. Esto comprueba la centralización<br />

de los servicios de salud públicos y da pie a la formulación de políticas<br />

en materia de salud y movilidad, necesarias para evitar la profundización de la<br />

pobreza.<br />

Palabras clave: servicios de salud, pobreza, acceso físico.<br />

* Universidad Autónoma del Estado de México, correo-e: ktrojasm@uaemex.mx<br />

** Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, correo-e: adrianguillermo1@<br />

gmail.com


836 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

Introducción<br />

La inequidad en el acceso a bienes y servicios en México implica una<br />

mayor vulnerabilidad a la pobreza de los estratos socioeconómicos más<br />

bajos. Las periferias urbanas representan una serie de desventajas para el<br />

bienestar de las personas, a pesar de ser zonas donde el suelo tiende a ser<br />

más barato y accesible (Daude et al., 2017; Inostroza, 2017; Aguilar y<br />

López, 2016; Fernandes, 2011; Sabatini, 2003).<br />

La ausencia o deficiencia de los servicios de salud, por causa de la<br />

distribución espacial inequitativa, hace que los mismos se conviertan en<br />

un medio de profundización de la pobreza (Sandler, 2013; Moreno y<br />

Buzai, 2008; Larrañaga, 2007; Gwatkin et al., 2006). Es así que la accesibilidad<br />

física se convierte en el indicador de oportunidades espaciales, al<br />

permitir la interacción entre orígenes y destinos (Garrocho y Campos-<br />

Alanís, 2006), a través de las variables distancia, transporte, tiempo de<br />

traslado y costo (Fajardo-Dolci et al., 2015; Pitarch et al., 2018). Sin<br />

embargo, el resultado es la división dicotómica simple entre zonas cubiertas<br />

y zonas no cubiertas. Al respecto, en México se estima un tiempo<br />

promedio de traslado a los centros de salud de 28.8 minutos (Secretaría<br />

de Salud, 2016).<br />

De acuerdo con Hamui-Sutton et al. (2013), la población pobre que<br />

acude a los servicios de atención médica preponderantemente está constituida<br />

de niños y personas de la tercera edad. En 2015, Morelos fue la<br />

segunda entidad en la región centro del país con una mayor proporción<br />

de población de entre cero y cinco años y 65 y más, correspondiente a<br />

19.38% del total; en la Zona Metropolitana de Cuernavaca (ZMC) se<br />

concentró 50.6% de población del estado en estos grupos de edad.<br />

La presente investigación tiene como objetivo mostrar la desigualdad<br />

en el acceso a recursos para la atención médica de primer nivel para la<br />

población en condiciones de pobreza de la ZMC durante 2018. Así, el<br />

área de estudio corresponde a los polígonos urbanos de la ZMC, Morelos,<br />

pertenecientes a los municipios de Cuernavaca, Emiliano Zapata, Huitzilac,<br />

Jiutepec, Temixco, Tepoztlán, Tlaltizapán y Xochitepec.<br />

La metodología involucra retomar las características de la población a<br />

escala de manzana en un índice de pobreza, con base en los principios<br />

planteados por Boltvinik et al. (2010), e información del Sistema para la<br />

Consulta de Información Censal del Inegi (2012). En un segundo momento,<br />

se procede a estimar los afiliados a la Secretaría de Salud (SSA) cubiertos<br />

por estrato en 15, 20 y 30 minutos a pie, con datos puntuales del Directorio<br />

Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE, Inegi,<br />

2018a) y la SSA (Gobierno del Estado de Morelos, 2017), correspondiente


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

837<br />

a unidades de atención de primer nivel en 2018, mediante herramientas<br />

de análisis de red y cobertura con el programa QGIS 3.14.1.<br />

Se parte de considerar que entre mayor pobreza y distancia respecto<br />

a la ciudad central existe una menor accesibilidad física, por lo que es<br />

menor la probabilidad de atención (Harvey, 1977; Schteingart, 2001;<br />

Curtis A., 2003) y, contrariamente, es en donde existe una mayor necesidad<br />

del uso de los servicios de salud. Por lo tanto, surgen las siguientes<br />

preguntas de investigación: ¿cuál es la accesibilidad física al primer nivel<br />

de atención en la SSA de la población en condiciones de pobreza?, ¿la<br />

accesibilidad física de los pobres de la ZMC se corresponde con la probabilidad<br />

de uso en el primer nivel de atención de la SSA?<br />

La hipótesis planteada es que, debido al tamaño de las localidades<br />

urbanas más alejadas de la ciudad central en la ZMC, la accesibilidad<br />

física peatonal al primer nivel de atención de la SSA es mejor; sin embargo,<br />

la probabilidad de atención es menor, porque la aglomeración de recursos<br />

se encuentra en la ciudad central; a su vez, la necesidad en el uso de este<br />

tipo de servicios es mayor cuanto más lejos de la ciudad central se está.<br />

Este estudio se divide en tres apartados. En la primera sección se presentan<br />

los principales antecedentes en la literatura sobre acceso y uso de la<br />

atención médica de primer nivel, con énfasis en la distribución, determinantes<br />

del acceso físico y usuarios. En la segunda, se incluyen los elementos<br />

metodológicos de la investigación, como la estratificación, operacionalización<br />

del acceso por vía peatonal y la estimación de la probabilidad de uso.<br />

En el tercer apartado se describen los resultados de la investigación y se<br />

revisa el tiempo de desplazamiento a pie por estrato socioeconómico en<br />

relación con su localización en la escala metropolitana, así como la probabilidad<br />

de acceso condicionada por obstáculos, como la propia distribución<br />

y la capacidad de las unidades.<br />

1. Desigualdad en el acceso a servicios públicos de salud<br />

de primer nivel<br />

Mediante el territorio se afecta, influencia o controlan los recursos y personas<br />

a través de un área; es decir, es una forma espacial de comportamiento 1<br />

(Raffestin, 1993), que se expresa en un sentido político, a lo largo de la<br />

historia. El espacio urbano se considera el principal lugar de acumulación<br />

de capital, a través del proceso de producción, distribución y consumo;<br />

pero también el lugar donde existe una mayor proporción de población,<br />

que puede encontrarse en condiciones de pobreza con tendencia al<br />

1<br />

Ya sea por medio de la representación, apropiación, organización, construcción o transformación.


838 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

aumento (Fay y Ruggeri, 2005). De manera que la incorporación diferenciada<br />

de capital en el territorio, en conjunto con las características y expectativas<br />

de sus objetos contenidos (entre ellos la población), generan una<br />

jerarquía que acentúa las diferencias socioeconómicas (Haesbaert, 2012).<br />

La pobreza puede entenderse, así, desde diversas perspectivas, como<br />

la privación extrema de bienestar, 2 en la que destaca la ausencia o rezago<br />

de bienes que permitan el desarrollo de capacidades de la población para<br />

su satisfacción y utilidad (Kakwani y Silber, 2008; Sánchez, 2010; Sen,<br />

2003); entre estos bienes se han considerado la medición de las variables<br />

alimentación, ingreso, hacinamiento, viviendas inadecuadas por el tipo<br />

de material, servicios básicos en la vivienda, rezago educativo, bienes<br />

públicos, esperanza de vida y acceso a la seguridad social (Boltvinik et al.,<br />

2010; Coneval, 2009; Feres y Mancero, 2001).<br />

Los bienes públicos en un territorio, entre ellos los asociados a la salud,<br />

pueden ser apropiados por las personas para generar exclusividad en el<br />

consumo y, a su vez, la exclusión en el acceso y uso de las clases empobrecidas.<br />

El dominio de los mismos, mediante la oferta de servicios segmentados<br />

por clases sociales en el mercado, los mantiene como una mercancía, a<br />

través de la cual se reproducen las inequidades en distintas escalas y temporalidades.<br />

Las áreas con suelo de bajo costo crean conflictos de apropiación<br />

territorial e implican riesgos a la salud de la población en desventaja<br />

económica (Aymerich, 2004; Sabatini, 2003; Schteingart, 2001).<br />

La exclusión de bienes públicos de salud, de manera absoluta o relativa,<br />

es considerada por Grafmeyer (1996) como una forma de segregación.<br />

Cuando es de forma absoluta, la población reside en áreas no cubiertas<br />

por el servicio o por los medios de transporte cotidiano; mientras que,<br />

cuando es relativa, existe un acceso físico, pero no la disponibilidad de<br />

recursos. Ambos tipos de exclusión se asocian a fallas en el proceso de<br />

producción, distribución y consumo de los bienes públicos. Bajo estas<br />

condiciones, los pobres reducen sus oportunidades de experimentar la<br />

pertenencia a una comunidad con iguales derechos y obligaciones, dañándose<br />

así su ciudadanía (Arjona y Checa, 2003; Bournazou, 2008; Duhau,<br />

2008; Moreno Jiménez, 2015; Small y Stygles, 2001; Subirats, 2004,<br />

1987; Kaztman, 2001; PNUD, 2015).<br />

Discriminación en los niveles de dotación entre unos lugares y otros,<br />

desatención a las necesidades específicas de los distintos grupos sociales,<br />

diferencias en los grupos de accesibilidad espacial a los centros de servicios<br />

y logro de satisfacción entre usuarios son considerados como evidencias<br />

de la presencia de injusticias espaciales en la distribución de bienes (Gutiérrez<br />

et al., 2014; Harvey, 1977; Moreno y Buzai, 2008; Moreno Jiménez,<br />

2<br />

Entendido como la satisfacción de necesidades esenciales, ya sean materiales o espirituales, para<br />

que el ser humano pueda funcionar y relacionarse de manera armónica, en un contexto específico.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

839<br />

2015; Omer, 2006; Pitarch et al., 2018; Wismadi et al., 2014). La toma<br />

de decisiones sobre servicios sociales requiere, como paso previo, conocimiento<br />

de las necesidades y de su distribución en el espacio, cuestión<br />

singularmente acuciante en ámbitos menos desarrollados o en periodos<br />

de crisis económica, cuando la cohesión socioterritorial se ve más amenazada.<br />

La cuestión de medir esas necesidades sociales ha sido tratada con<br />

métodos variados, por ser aquéllas muy diversas en naturaleza y porque<br />

en ciertos casos resultan elusivas. Incorporar la dimensión espacial supone<br />

un reto adicional, pero añade utilidades significativas de cara a la planificación<br />

socioespacial. En línea con esa preocupación, en este trabajo se<br />

aborda el problema de estimar las necesidades a atender por los centros<br />

de servicios sociales municipales (CSS).<br />

Los servicios de salud, y la injerencia del Estado en ellos, se consideran<br />

un derecho en el artículo cuarto de la Constitución mexicana (DOF,<br />

1917). El impacto del Seguro Popular, a partir de 2003, como forma de<br />

afiliación para quienes no contaban con los servicios del Instituto Mexicano<br />

del Seguro Social (IMSS) o del Instituto de Seguridad y Servicios<br />

Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) —que dependen de una<br />

relación laboral formal—, implicó una considerable reducción de población<br />

sin afiliación al pasar, entre 2008 y 2016, de 38.4% de personas sin<br />

afiliación a 15.5 (Coneval, 2018). Así, el Seguro Popular se convirtió en<br />

el encargado de distribuir a la población abierta el servicio de salud hasta<br />

2020, cuando entró en funciones el Insabi (Instituto Nacional de Salud<br />

para el Bienestar) (Gómez-Dantés et al., 2011).<br />

Las investigaciones que han analizado la accesibilidad a las unidades<br />

de salud en México se enfocan en estudiar la distribución de unidades,<br />

capacidad y usuarios. El análisis presentado en este trabajo aborda el tema<br />

desde la perspectiva de acceso físico, planteada por autores como Moreno<br />

y Buzai (2008), Garrocho y Campos-Alanís (2006), López y Aguilar<br />

(2004) y Talen (1998).<br />

Para el análisis de la distribución, Alvarado et al. (2016) estiman el<br />

total de unidades médicas, consultorios, médicos y enfermeras en contacto<br />

con el paciente de todos los niveles y tipos de atención médica. Complementario<br />

a ello, López y Aguilar (2004) consideran el rango espacial,<br />

cobertura y accesibilidad mediante un índice medio de la distancia para<br />

llegar a los servicios de salud. Por su parte, Garrocho y Campos-Alanís<br />

(2006), Ramírez (2009) y Pérez-Valbuena (2015) estudian la distribución<br />

mediante un índice de interacción espacial, que toma en cuenta la distancia,<br />

el costo del desplazamiento y la población. En 2018, Galindo y<br />

Suárez aplicaron un modelo de programación lineal para determinar la<br />

relación global de la demanda de servicios de salud para la atención médica.


840 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

La accesibilidad física adecuada depende de la concentración de<br />

recursos para la atención, como consultorios, médicos y enfermeras en<br />

contacto con el paciente (López y Aguilar, 2004; Alvarado et al., 2016),<br />

además de la cobertura de población a abastecer, que puede medirse con<br />

radios de influencia estipulados por la normativa (López y Aguilar, 2004;<br />

Alvarado et al., 2016), valores de acceso por encima de la media (López<br />

y Aguilar, 2004) y áreas geoestadísticas básicas (AGEB), contempladas<br />

como territorios desde los que se realiza un menor tiempo de recorrido<br />

(Garrocho y Campos-Alanís, 2006; Ramírez, 2009; Pérez-Valbuena, 2015;<br />

Galindo y Suárez, 2018). Cabe destacar que estas formas de considerar<br />

los servicios de salud accesibles a la población no implican una satisfacción<br />

real en el uso del servicio, pero sí contribuyen a mejorar la probabilidad<br />

de la asistencia en conjunto con otros factores, como la derechohabiencia,<br />

el trato, los costos y los trámites a realizar (Pérez-Valbuena, 2015; Coneval,<br />

2014; Hamui-Sutton et al., 2013).<br />

Este marco analítico contribuye a comprender el acceso de la población<br />

en condiciones de pobreza a los servicios de salud en el primer nivel de<br />

atención. También se considera pertinente porque permite incorporar<br />

elementos explicativos de contexto, como la distribución geográfica de la<br />

población en condiciones de pobreza, los medios de desplazamiento de<br />

la misma, la estructura vial, la topografía del sitio y la capacidad de atención,<br />

que, ciertamente, pueden entenderse como componentes del acceso<br />

efectivo a la salud, cuyas características pueden dimensionarse por medio<br />

de los sistemas de información geográfica.<br />

2. Metodología<br />

Con el objeto de vincular a la población en condiciones de pobreza con<br />

la distribución de unidades para la atención médica de primer nivel<br />

pertenecientes a la SSA, se trabajaron tres componentes en el análisis de<br />

accesibilidad del entorno, dentro de los sistemas de información geográfica<br />

(SIG): las unidades de atención primaria pertenecientes a la SSA, la<br />

población y la red de comunicación vial que los conecta. En el presente<br />

estudio, la oferta (unidades de atención de primer nivel) fue analizada<br />

con información del DENUE (Inegi, 2018a), del Gobierno del Estado<br />

de Morelos de 2017 y de los Recursos en Salud Datos Abiertos de la SSA,<br />

con datos de 2015 (SSA, 2018); de estos últimos se obtiene la cantidad<br />

de consultorios y médicos en contacto con el paciente. De las tres fuentes<br />

se obtuvo una capa vectorial de puntos con la ubicación de las unidades<br />

de atención de primer nivel de la SSA, a los que se les vincula la


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

841<br />

información del <strong>número</strong> de médicos en contacto con el paciente de la<br />

misma institución.<br />

2.1. Estratificación de la población<br />

La demanda es estimada por medio de la población total, a escala de<br />

manzana 3 del Inegi (2012); de esta fuente de información, además, se<br />

consideraron, para la estimación del índice de pobreza, 4 la calidad y espacio<br />

en la vivienda, adecuación sanitaria, adecuación energética, acceso a<br />

teléfono, bienes durables, rezago educativo, así como el acceso a la salud<br />

y a la seguridad social. De manera general, los resultados se pueden dividir<br />

en dos grandes estratos —pobres y no pobres—, con diversas divisiones<br />

relacionadas con el porcentaje de cumplimiento con las normas sobre<br />

necesidades básicas.<br />

Así, se consideran indigentes a quienes, en promedio, cumplen menos<br />

de la mitad de las normas definidas de necesidades básicas, según el índice<br />

estimado (ver anexo 1); no indigentes es una proporción de la población<br />

que presenta condiciones ligeramente superiores a las de los indigentes. Por<br />

otro lado, los muy pobres son quienes cumplen entre la mitad y las dos<br />

terceras partes de las normas; mientras que los pobres moderados cumplen<br />

con más de dos terceras partes. Por su parte, el término sanbrit 5 incluye a<br />

quienes rebasan hasta 10% de la norma estimada mediante el índice señalado;<br />

el estrato medio supera las normas entre 10 y 50 por ciento; finalmente,<br />

el alto va por encima de 50% de la norma (Evalúa DF, 2011).<br />

El área de estudio corresponde a los polígonos de manzanas urbanas de<br />

la ZMC, localizados al noroeste de Morelos; esta zona se compone de los<br />

municipios Cuernavaca, Emiliano Zapata, Huitzilac, Jiutepec, Temixco,<br />

Tepoztlán, Tlaltizapán y Xochitepec, donde, según el censo de 2010, había<br />

un total de 10,629 6 polígonos con una población de 794,947 personas, de<br />

las cuales 16.74% se encuentran afiliadas a la SSA.<br />

Cabe destacar que para los casos de las manzanas donde no existe<br />

disponibilidad de datos o que tienen restricciones de confidencialidad,<br />

3<br />

La manzana se define como el espacio geográfico de forma poligonal y de superficie variable,<br />

que está constituido por un grupo de viviendas, edificios, predios, lotes o terrenos de uso habitacional,<br />

comercial, industrial y de servicios, entre otros, la cual, generalmente, puede rodearse en su<br />

totalidad y está delimitada por calles, andadores, brechas o veredas, cercas, arroyos, límites de parcelas<br />

y otros elementos.<br />

4<br />

Para determinar las características de los usuarios pobres y realizar una estratificación social a<br />

escala de manzana, en un primer momento se recurre, a consideración de la disponibilidad de datos, a<br />

llevar a cabo una medición de pobreza, retomando los principios de la metodología planteada, tomando<br />

en cuenta lo expresado por el artículo 36 de la Ley General de Desarrollo Social (DOF, 2018).<br />

5<br />

Con satisfacción de necesidades básicas y requerimientos de ingresos-tiempo.<br />

6<br />

Polígonos con información, ya que el total de los existentes en el vector correspondiente a<br />

manzanas para la zona de estudio es de 11,181, por lo que 4.94% corresponden a datos confidenciales<br />

o sin disponibilidad.


842 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

por tener tres o menos viviendas, se les asigna un valor de cero. Bajo este<br />

entendido, al finalizar el cálculo del índice se identifican un mayor <strong>número</strong><br />

de manzanas en condiciones de pobreza; no obstante, mediante el uso de<br />

base map, con la técnica de fotointerpretación y con la herramienta Street<br />

Map, se determinan las manzanas que verdaderamente corresponden a<br />

algunas de las categorías de pobreza, considerando únicamente las construcciones<br />

donde se identifica una superficie de construcción inferior a<br />

los 120 metros cuadrados y con edificaciones iguales o menores a dos<br />

pisos, así como construcciones sin acabados o estilo arquitectónico definido,<br />

que se ubican en zonas periféricas, forman parte de asentamientos<br />

dispersos o forman conglomerado de pobreza junto con otros polígonos<br />

colindantes y están ubicadas en calles sin pavimentación.<br />

En el mismo sentido, se enfrenta el problema de que los resultados del<br />

índice corresponden a valores menores a 0.54, por lo que se vuelve necesario<br />

reescalar los resultados con base en el cálculo de un puntaje<br />

(ecuación 1) para poder generar la estratificación.<br />

( 1)<br />

Donde Xi es el valor de la variable en cada unidad espacial; Xm es el<br />

valor mínimo de la serie de datos y XM, el valor máximo de la serie de<br />

datos.<br />

Contemplando los resultados reescalados, se estratifican por la técnica<br />

de cortes naturales o de Jenks, en la cual los cortes de clase se caracterizan<br />

porque agrupan mejor los valores similares y maximizan las diferencias<br />

entre clases (Jenks, 1963: 15-26).<br />

2.2. Accesibilidad física<br />

Posteriormente, se estima la cobertura caminable, a través del cálculo de<br />

un área de servicio para la población afiliada a la SSA por estrato, mediante<br />

la red de movilidad vial. Para ello, se calculó un índice de separación espacial,<br />

cuya medida en minutos resulta fácilmente interpretable y útil (Garrocho<br />

y Campos-Alanís, 2006; Talen, 1998). En este tipo de medida, todos<br />

los puntos de origen tienen el mismo peso en los cálculos y el índice sólo<br />

recoge la información referente a las distancias; la complejidad la introduce<br />

el uso de la red de movilidad real con tiempos ajustados conforme a la<br />

pendiente del lugar. Por lo tanto, se calculó desde el centroide de cada<br />

manzana al punto de oferta más cercano de servicios de atención médica<br />

de primer nivel de la SSA. Según esto, el Índice de Separación Espacial de<br />

la unidad espacial i (ISEi), en minutos, es igual a (ecuación 2):


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

843<br />

(2)<br />

Donde i es el centroide de manzana para el que se calcula el índice; j<br />

es la unidad de atención de primer nivel de la SSA y sólo se utiliza el más<br />

cercano al lugar de origen; Dij es la distancia, en minutos, entre el lugar<br />

de origen i y el lugar de destino j, obtenida a partir de las matrices calculadas;<br />

y N es el <strong>número</strong> de posibles lugares de destino.<br />

En la ZMC se identificaron 71 unidades médicas de primer nivel de<br />

atención de la SSA (2018); de acuerdo con la tabla 1, se observa que<br />

38.89% se ubicaban en Cuernavaca, 16.<strong>67</strong>% en Jiutepec y la misma<br />

proporción en Temixco. Esto significa que más de 72% de las unidades<br />

se encuentran en los municipios centrales de la ZMC. Al considerar los<br />

médicos reportados por Recursos en Salud Datos Abiertos, la concentración<br />

de recursos se evidencia más, ya que 83.9% de los médicos en contacto<br />

con el paciente se encuentran en los municipios antes señalados.<br />

Tabla 1<br />

Número de unidades de salud de la SSA en la ZMC en 2015<br />

Municipio Cantidad Consultorios Médicos en contacto<br />

con el paciente<br />

Consultas<br />

estimadas<br />

Cuernavaca 28 126 403 22568<br />

Emiliano Zapata 6 19 22 1232<br />

Huitzilac 2 7 8 448<br />

Jiutepec 12 25 26 1456<br />

Temixco 12 37 43 2408<br />

Tepoztlán 2 9 17 952<br />

Tlaltizapán 4 15 22 1232<br />

Xochitepec 6 16 25 1400<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi (2018a) y Gobierno del Estado de Morelos (2017).<br />

Como parte de los insumos, se vectoriza la red vial a partir de la de<br />

datos suministrados por el marco geoestadístico de Inegi (2018b) y recopilada<br />

en junio de este año. Al respecto, se consideraron tanto la oferta<br />

de unidades de atención del primer nivel como la red vial para estimar<br />

trayectos caminables de 15, 20 y 30 minutos a pie. La velocidad promedio<br />

para los segmentos viales se ajustó con la pendiente y la movilidad de


844 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

una persona de entre cinco y diez años, 7 de acuerdo con el Transport and<br />

Road Research Laboratory (1978), que es tomado como referencia para<br />

los estudios de movilidad a nivel internacional. La velocidad del grupo<br />

de edad se eligió por la estructura de edades piramidal de la población<br />

más pobre, así como las edades en que se reportan más casos nuevos de<br />

atención (Hamui-Sutton et al., 2013). De manera que, con una regla de<br />

tres, se realizó una interpolación entre el tramo a analizar y la pendiente<br />

promedio en el mismo para determinar la velocidad estimada por tramo<br />

en la red vial, como se muestra en la tabla 2.<br />

Tabla 2<br />

Velocidades promedio de movilidad peatonal para una persona<br />

de 5-10 años, de acuerdo con la pendiente<br />

Pendiente<br />

promedio del<br />

trayecto<br />

Velocidad promedio (km/h)<br />

0°-12° 4.07<br />

>12°-30° 3.07<br />

>30°-44° 2.07<br />

45° 1.07<br />

Fuente: Transport and Road Research Laboratory (1978).<br />

2.3. Probabilidad de atención<br />

Derivado de las áreas de servicio calculadas con la ayuda de sistemas de<br />

información geográfica, a cada una se le estimó la probabilidad de atención<br />

considerando el <strong>número</strong> de médicos y la población cubierta en un radio<br />

de 20 minutos (ver ecuación 3).<br />

(3)<br />

Donde PAn es la probabilidad de atención en el polígono n; nmcp<br />

equivale al <strong>número</strong> de médicos en contacto con el paciente 8 en dicho<br />

polígono; Poba es el tipo de población a atender (afiliados o población<br />

total); y 28 es la cantidad de consultas normadas por el sistema normativo<br />

de equipamiento urbano de Sedesol.<br />

7<br />

Se estima una velocidad promedio de 4.07 km/h para una persona de entre 5 y 10 años,<br />

considerando que la población que se atiende predominantemente son niños y adultos mayores.<br />

8<br />

Considerando que un médico, en el mejor de los casos, cubra dos turnos.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

845<br />

Para realizar una comparación del acceso en la ZMC se generaron<br />

contornos metropolitanos (ver mapa 1).<br />

Mapa 1<br />

Contornos de la ZMC, Morelos<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos del Inegi (2012). Mapa elaborado en QGIS,<br />

versión 3.14.1 (QGIS, 2020).<br />

Los criterios para determinar los contornos corresponden a las etapas<br />

de expansión de la ZMC, el patrón de distribución de pobreza por<br />

análisis del Índice Local de Moran (LISA) 9 y la derechohabiencia a la<br />

SSA (ver tabla 3). Específicamente para realizar la delimitación, se contemplan,<br />

en el primer contorno, a los municipios que se expandieron,<br />

entre los sesenta y los setenta, producto de la inmigración por búsqueda<br />

de trabajo; en el segundo contorno se considera a los municipios que<br />

tuvieron su crecimiento en los ochenta, derivado del impulso turístico<br />

de viviendas de descanso que tuvo la entidad, en conjunto con su localización<br />

respecto de los municipios centrales; mientras que en el tercer<br />

contorno se catalogaron los municipios que han tomado impulso en su<br />

crecimiento a partir de 2000, promocionados por sus atractivos turísticos.<br />

9<br />

Local Indicators of Spatial Association.


846 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

Tabla 3<br />

Indicadores usados en la construcción de anillos metropolitanos<br />

Indicador<br />

Etapa de<br />

expansión<br />

Patrón de<br />

pobreza, según<br />

análisis LISA<br />

Derechohabiencia<br />

en la SSA<br />

1 Cuernavaca y<br />

Jiutepec<br />

Décadas de los 60<br />

y 70<br />

Agrupamientos de<br />

valores bajos de<br />

pobreza<br />

2 Emiliano Zapata y<br />

Temixco<br />

Década de los 80<br />

Zonas amplias de<br />

agrupamientos de<br />

valores altos de<br />

pobreza<br />

3 Xochitepec,<br />

Tlaltizapán,<br />

Huitzilac, Tepoztlán<br />

A partir de 2000, en<br />

menor medida<br />

Zonas de tamaño<br />

medio de valores<br />

altos de pobreza<br />

27.0%-32.0% 40.0%-53.0% 50.0%-64.0%<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos del Inegi (2012 y 2015).<br />

El análisis LISA permite localizar las zonas de mayor vulnerabilidad a<br />

la profundización de pobreza mediante un examen de la concentración<br />

de pobreza derivada del índice estimado para la estratificación. Esto a<br />

partir de identificar el valor proporcional por unidad (manzana) y la<br />

similitud de la misma con sus vecinos. Derivado de ello, se identifica el<br />

patrón a escala municipal con tres categorías: agrupamientos de valores<br />

bajos de pobreza, agrupamientos de valores altos de pobreza en zonas<br />

amplias y en zonas de tamaño medio (limitadas por el tamaño del asentamiento<br />

humano).<br />

Otra condicionante recuperada en este ejercicio para la delimitación<br />

de los contornos metropolitanos es el porcentaje de derechohabiencia<br />

reportado por municipio en la encuesta intercensal del Inegi (2015).<br />

3. Resultados<br />

3.1. Estratificación socioespacial de la población de la ZMC<br />

Al estimar la adaptación del índice de necesidades básicas insatisfechas<br />

con los datos de 2010, se observa que la población de no indigentes e<br />

indigentes representa 18.17% de los polígonos a escala de manzana y<br />

18.92% de la población. Se localizan, principalmente, en las periferias de<br />

los municipios de la ZMC; específicamente se identifica un mayor <strong>número</strong><br />

de manzanas bajo dicha situación en los municipios de Temixco (575),<br />

Xochitepec (378) y Cuernavaca (285).<br />

Por su parte, los estratos muy pobres (con 22.49% de la población y<br />

16.07% de los polígonos) y pobres moderados (con 21.96% de la población


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

847<br />

y 28.04% de los polígonos) sirven como anillos de transición entre los<br />

estratos más bajos y los de la clase sanbrit, media y alta en todos los municipios,<br />

excepto en Xochitepec, en el que se puede identificar una extensión<br />

de los asentamientos pobres de Temixco, que guardan una alta homogeneidad<br />

en cuanto a las características de la población que habita, pero con<br />

una dispersión acentuada.<br />

El estrato alto se localiza cercano a la ciudad central en Cuernavaca y<br />

al norte de Emiliano Zapata, en colindancia con las vialidades principales.<br />

Esta situación favorece el acceso a bienes y servicios ofertados en la propia<br />

ciudad o, incluso, en la Ciudad de México, si se cuenta con medios de<br />

transporte propios.<br />

3.2. Acceso peatonal a los servicios de salud primaria<br />

Como resultado de la estimación de acceso peatonal, 61.95% de los 133,049<br />

afiliados a la SSA se ubicaron a 15 minutos o menos de los centros de salud;<br />

18.13% caminaría entre 15 y 20 minutos y 19.91% tendría que caminar<br />

más de 20 minutos para llegar a los centros de salud más cercanos.<br />

Según el estrato en la escala metropolitana, quienes tienen mayor accesibilidad<br />

física a los servicios de salud primaria son los muy pobres, que a<br />

su vez muestran una mayor afiliación, después de los pobres moderados,<br />

de manera que 66.85% de los muy pobres tiene acceso peatonal en 15<br />

minutos o menos, 16.91% entre 15 y 20 minutos y 16.24% en más de<br />

20 minutos.<br />

A la accesibilidad física de este estrato le sigue la de los no indigentes<br />

y los pobres moderados, quienes, en un tiempo de menos de 15 minutos<br />

caminables llegarían a los centros de atención de primer nivel de la SSA,<br />

en una proporción de 61.56% y 60.80% de la población afiliada en estos<br />

estratos, respectivamente; al mismo tiempo, son los de menor proporción<br />

de afiliados fuera de una distancia caminable de más de 20 minutos, con<br />

20.96% y 19.85%, en el orden mencionado.<br />

A escala municipal, el peor acceso peatonal se encuentra en la población<br />

de los estratos más bajos (indigentes y no indigentes) y, además,<br />

donde existen condiciones de homogeneidad en la pobreza, como sucede<br />

en Huitzilac y Emiliano Zapata. En el primer caso, 71.56% de los indigentes<br />

vive a más de 20 minutos de los centros de atención de primer<br />

nivel de la SSA; en el segundo, la cifra corresponde a 27.64% de la población<br />

de indigentes.<br />

En ambos casos, la topografía y dispersión de los estratos sociales más<br />

bajos son los principales factores por los cuales la accesibilidad física se<br />

complica. En estos lugares no sólo existe una segregación de la población<br />

a partir del valor del suelo, sino que se les excluye de los servicios básicos


848 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

según su ubicación con respecto a la zona metropolitana y la concentración<br />

de los servicios de salud. En este sentido, a través de la disponibilidad de<br />

los recursos urbanos de infraestructura y equipamiento se genera un<br />

ejercicio de poder que implica mayor desigualdad en comparación con el<br />

resto de municipios en los desplazamientos en esta ciudad.<br />

En el caso de los municipios de Cuernavaca y Jiutepec, se encontró<br />

que, en general, para los afiliados a la SSA, la accesibilidad física es baja<br />

con respecto al resto de municipios, puesto que sólo 60.47% y 58.<strong>67</strong>%,<br />

respectivamente, podría tener acceso en menos de 15 minutos. Esta<br />

situación es destacable, puesto que, pese a la aglomeración de unidades<br />

de atención de primer nivel que existe en dichos municipios, las condiciones<br />

topográficas en conjunto con la ubicación centralizada de las<br />

unidades de salud dificultan la movilidad. No obstante, hay que tomar<br />

en cuenta la concentración de transporte y alternativas de atención, así<br />

como una mayor heterogeneidad en los estratos.<br />

Por el contrario, en los municipios de Tlaltizapán y Temixco es donde,<br />

de manera general, se dan las mejores condiciones de acceso físico; en el<br />

primero, 71.80% de los afiliados a la SSA podrían llegar en 15 minutos o<br />

menos, mientras que en el segundo la cifra sería de 68.<strong>67</strong>% (ver tabla 4).<br />

Al realizar el análisis del índice con la técnica local LISA, se muestra<br />

la agrupación de manzanas en condiciones de pobreza de manera considerable<br />

en Huitzilac, Tepoztlán, Temixco, Emiliano Zapata, Xochitepec<br />

y Tlaltizapán (véase mapa 2). Dada la escala en la que se hizo el estudio,<br />

es posible comprobar que existe una mayor heterogeneidad entre grupos<br />

alrededor de las zonas centrales de los municipios, donde, pese a que la<br />

accesibilidad caminable es inferior con respecto al resto de municipios,<br />

al considerar 15 minutos o menos, existe también una mayor concentración<br />

de equipamiento. Por el contrario, en las periferias hay homogeneidad<br />

de los grupos más pobres y, a su vez, existe una menor oferta de<br />

equipamientos de salud de primer nivel; sin embargo, por el tamaño de<br />

los asentamientos, hay una mayor accesibilidad peatonal.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

849<br />

Tabla 4<br />

Acceso físico a los servicios de atención a la salud de primer nivel por estrato para la ZMC<br />

Municipio Tiempo de recorrido<br />

a pie<br />

Indigentes No indigentes Muy pobres Pobres<br />

moderados<br />

Sanbrit Media Alta<br />

Cuernavaca 15 y 20 10.3% 27.72% 21.08% 20.79% 23.17% 25.94% 34.21%<br />

Afiliados totales 1862 6641 14,451 11,155 5660 1864 118<br />

Emiliano Zapata 15 y 20 27.64% 18.38% 10.29% 15.28% 39.66% 38.16% 27.27%<br />

Afiliados totales 2189 6590 3090 1275 497 222 12<br />

Huitzilac 15 y 20 71.51% 20.35% 23.39% 5.68% 0% 0% 0%<br />

Afiliados totales 202 736 539 96 7 0 0%<br />

Jiutepec 15 y 20 12.29% 18.55% 20.26% 22.98% 27.76% 25.58% 44.07%<br />

Afiliados totales 1103 5141 8912 6263 2922 968 60


850 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

Tabla 4 (continuación)<br />

Municipio Tiempo de recorrido<br />

a pie<br />

Indigentes No indigentes Muy pobres Pobres<br />

moderados<br />

Sanbrit Media Alta<br />

Temixco 15 y 20 21.86% 18.73% 6.22% 12.05% 21.1% 19.23% 0%<br />

Afiliados totales 4316 12047 7266 2307 421 60 5<br />

Tepoztlán 15 y 20 15.09% 27.41% 9.28% 5.29% 34.48% 0% 0%<br />

Afiliados totales 74 1333 1639 317 40 0 0<br />

Tlaltizapán 15 y 20 64.23% 27.47% 8.24% 17.11% 18.85% 10% 0%<br />

Afiliados totales 526 2516 2449 1617 482 43 0<br />

Xochitepec 15 y 20 21.47% 18.64% 20.31% 24.36% 7.11% 60.98% 0%<br />

Afiliados totales 3043 5638 3086 946 259 47 0<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi (2012 y 2018a); Gobierno del Estado de Morelos (2017).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

851<br />

Mapa 2<br />

Análisis LISA del Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas a<br />

escala de manzana en la ZMC en 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos del Inegi (2012). Mapa elaborado en QGIS,<br />

versión 3.14.1 (QGIS, 2020).<br />

3.3 Probabilidad de atención primaria por estrato<br />

En cuanto a la probabilidad de atención en la escala metropolitana para<br />

los afiliados a la SSA, se obtiene que sólo 85,392 derechohabientes tendrían<br />

alguna probabilidad de atención, 10 es decir, 69.10%, al considerar una<br />

distancia máxima a caminar de 20 minutos y el <strong>número</strong> de médicos en<br />

contacto con el paciente por unidad de atención.<br />

Teniendo en cuenta los contornos metropolitanos estimados, la población<br />

afiliada con mayor probabilidad de atención se localiza en el primero.<br />

Es decir, en los municipios pertenecientes a la ciudad central, que tuvieron<br />

su expansión a partir de los años sesenta y setenta, quienes muestran<br />

una baja concentración de condiciones de pobreza y cuentan con una<br />

10<br />

Aunque cabe señalar que ésta puede llegar a ser cercana a cero (0.0006); esto es, prácticamente<br />

nula.


852 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

derechohabiencia de entre 27 y 32 por ciento. Esto significa que la ciudad<br />

central es en donde la mayor parte de los derechohabientes que viven a<br />

20 minutos o menos del centro de salud más cercano podrían tener atención,<br />

con una probabilidad media (pero que en términos reales es baja), en comparación<br />

con la probabilidad del resto de la ZMC (véase tabla 5).<br />

Tabla 5<br />

Probabilidad de acceso físico a 20 minutos caminables a los<br />

servicios de atención a la salud de primer nivel por contorno<br />

metropolitano de los derechohabientes de la SSA<br />

Contorno<br />

metropolitano<br />

Probabilidad<br />

de acceso<br />

285 por<br />

cada 2000<br />

afiliados<br />

27 por<br />

cada<br />

2000<br />

afiliados<br />

6 por<br />

cada<br />

2000<br />

afiliados<br />

3 por<br />

cada<br />

2000<br />

afiliados<br />

1 por<br />

cada<br />

2000<br />

afiliados<br />

1 527 2,3<strong>67</strong> 1,804 19,979 17,888<br />

% 1.24 5.56 4.24 46.94 42.03<br />

2 - - - 8,440 20,200<br />

% - - - 29.47 70.53<br />

3 - - 4,258.00 4,646.00<br />

5,252.00<br />

% - - 30.08 32.82 37.10<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi (2012 y 2018a); Gobierno del Estado de Morelos<br />

(2017).<br />

En cuanto a la probabilidad de atención de la población derechohabiente<br />

que vive en un máximo de 20 minutos por estrato social, quienes<br />

tendrían el beneficio de ser atendidos en 285 por cada 2000 serían los<br />

estratos pobres y sanbrit, en una proporción de 49.33% y 41.55%, respectivamente;<br />

mientras que los estratos de no indigentes e indigentes no<br />

tendrían ningún derechohabiente en esta condición.<br />

En este sentido, 74.12% de la población de indigentes tendría una<br />

probabilidad de ser atendido en razón de un derechohabiente por cada<br />

2000; 20.10% en más de uno a tres por cada 1000 y sólo 0.<strong>67</strong>% de 28<br />

por cada 2000.<br />

En los estratos muy pobres y no indigentes, se benefician en 29.71%<br />

y 39.33%, respectivamente, de una probabilidad de más de tres derechohabientes<br />

a menos de seis por cada 2000; y en una probabilidad de uno<br />

a tres derechohabientes por cada 2000, con 24.11% y 35.86%, respectivamente.<br />

Esto quiere decir que cuanto más desciende el estrato, a partir<br />

de los pobres, se reduce también la probabilidad de ser atendido y, a su


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

853<br />

vez, aumenta la proporción de derechohabientes que se ven privados del<br />

derecho a la salud en el primer nivel de atención (véase mapa 3).<br />

Mapa 3<br />

Probabilidad de atención en el primer nivel de la SSA por estrato<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi (2012 y 2018a); Gobierno del Estado de Morelos<br />

(2017). Mapa elaborado en QGIS, versión 3.14.1. (QGIS, 2020).<br />

Conclusiones<br />

Esta investigación permite contrastar la necesidad de atención de los<br />

servicios de salud para la población en general con la oferta existente, a<br />

partir de los datos estadísticos abiertos. Como parte de los resultados, se<br />

encuentra que la influencia de la localización de los usuarios potenciales,<br />

con respecto de los servicios de salud de primer nivel, se convierte en un<br />

factor determinante en la profundización de las desigualdades urbanas,<br />

debido a que no se garantiza la accesibilidad peatonal de los pobres urbanos


854 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

a obtener una consulta de entrada a los servicios de salud, como efecto<br />

de su localización en las periferias urbanas y metropolitanas.<br />

No obstante, al considerar el acceso peatonal de los afiliados a la SSA<br />

por estrato y escala de análisis, se identificó que, a escala municipal, el<br />

peor acceso peatonal se encuentra en la población de los estratos más<br />

bajos, donde existen condiciones de homogeneidad en la pobreza, topografía<br />

accidentada y dispersión de la población a atender. Por el contrario,<br />

los municipios donde, de manera general, se dan las mejores condiciones<br />

de acceso físico responden a la distribución de las unidades de salud que<br />

son suficientes en cantidad y su localización es adecuada; mientras que<br />

en Tlaltizapán se relaciona con el tamaño del área urbana, que es reducido.<br />

Al considerar los contornos metropolitanos estimados, la población<br />

afiliada con mayor probabilidad de atención se localiza en el primero. Es<br />

decir, en los municipios pertenecientes a la ciudad central, que tuvieron<br />

su expansión a partir en los años sesenta y setenta, con una baja concentración<br />

de condiciones de pobreza y que cuentan con una derechohabiencia<br />

de entre 27 y 32 por ciento. Por el contrario, quienes se ubican en el<br />

tercer contorno, en los municipios más alejados de la ciudad central y con<br />

mayor homogeneidad en las condiciones de pobreza, tienen una probabilidad<br />

media de tener atención, en comparación con la probabilidad del<br />

resto de la ZMC, pero que en términos reales es baja. Esto quiere decir<br />

que, a pesar de existir acceso físico, la probabilidad de ser atendido es<br />

menor, puesto que la disponibilidad de médicos y, por lo tanto, de consultas<br />

se reduce, con respecto de la zona central.<br />

En este sentido, no existe una condición de equidad territorial que<br />

contribuya a reducir la profundización de la pobreza para quienes tienen<br />

una mayor necesidad de atención médica. Más bien, la distribución de<br />

los recursos responde a condiciones de localización y aglomeración de los<br />

mismos en las zonas más urbanizadas, donde se favorece a la población<br />

pobre, pero no de los estratos más bajos, donde no se cuenta con los<br />

recursos de movilidad para el acceso.<br />

Estos resultados dan lugar a proposiciones para futuras investigaciones.<br />

Está pendiente agregar la relación entre los determinantes del acceso<br />

efectivo y la calidad de los servicios de salud con la localización territorial<br />

de la población; como parte de ello, es necesario considerar las limitaciones<br />

en las bases de datos abiertas, como el horario de atención de las<br />

unidades, que retoma valor en el último contorno metropolitano, donde<br />

la gente tiende a desplazarse por más tiempo del estimado por la accesibilidad<br />

física presentada en este trabajo, debido a la falta de capacidad de<br />

las unidades. De la misma manera, deben considerarse las alternativas con<br />

las que se cuenta en cada estrato para enfrentar las condiciones de profundización<br />

de la pobreza derivadas del acceso a la atención en la salud.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 835-864<br />

855<br />

Anexo 1. Variables, indicadores y ponderadores para el cálculo completo del componente de NBI con datos del SCINCE 2010<br />

FD Variable Indicador que representa<br />

en MMIP<br />

VIV6 Viviendas particulares habitadas con<br />

piso de tierra.<br />

VIV9 Viviendas particulares habitadas con más<br />

de 2.5 ocupantes por dormitorio.<br />

VIV15 Viviendas particulares habitadas que no<br />

disponen de luz eléctrica.<br />

VIV26 Viviendas particulares habitadas que<br />

disponen de refrigerador.<br />

VIV27 Viviendas particulares habitadas que<br />

disponen de lavadora.<br />

VIV32 Viviendas particulares habitadas que<br />

disponen de televisor.<br />

VIV33 Viviendas particulares habitadas que<br />

disponen de computadora.<br />

VIV18 Ocupantes en viviendas particulares con<br />

acceso a agua entubada en el ámbito de<br />

la vivienda.<br />

VIV21 Ocupantes en viviendas particulares que<br />

disponen de excusado con admisión de<br />

agua y drenaje.<br />

VIV22 Viviendas particulares habitadas que<br />

disponen de drenaje.<br />

Proporción Ajustado Dimensión Ponderador<br />

LCVJ LCVJ=(VIV6/VIV1) LCEVJ= LCVJ>0*LEVJ>0 if ~<br />

LCVJ+LEVJ<br />

LEVJ LEVJ=(VIV9/VIV1)*2<br />

Calidad y<br />

espacio de<br />

la vivienda<br />

LAEj LAEj=(VIV15/VIV1) LAEj=(VIV15/VIV1) Adecuación<br />

energética<br />

LBDJ LBDJ=((((VIV26/<br />

VIV1)-1) +((VIV27/<br />

VIV1)-1) +((VIV32/<br />

VIV1)-1) +((VIV33/<br />

VIV1)-1)) /4) *-1<br />

LBDJ=((((VIV26/VIV1)-1)<br />

+((VIV27/VIV1)-1) +((VIV32/<br />

VIV1)-1) +((VIV33/VIV1)-1))<br />

/4) *-1<br />

LSSAJ LA=(VIV18/VIV3)-1 LEX=(VIV21/VIV1)-1<br />

LSSAJ=(((VIV18/VIV3)-1)<br />

*0.35) +(((VIV21/VIV3)-1)<br />

*0.10) +(((VIV22/VIV1)-1)<br />

*0.55))<br />

LDR=(VIV22/VIV3)-1<br />

Bienes<br />

durables<br />

Adecuación<br />

sanitaria<br />

0.338<br />

0.029<br />

0.06<br />

0.038


856 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

Anexo 1 (continuación)<br />

FD Variable Indicador que representa<br />

en MMIP<br />

SALUD2_R Porcentaje de población sin derechohabiencia<br />

a servicios de salud.<br />

SALUD5_R Porcentaje de población derechohabiente<br />

por el Seguro Popular o Seguro<br />

Médico para una Nueva Generación.<br />

EDU4_R Porcentaje de población de 3 a 5 años<br />

que no asiste a la escuela.<br />

EDU10_R Porcentaje de población de 6 a 11 años<br />

que no asiste a la escuela.<br />

EDU16_R Porcentaje de población de 12 a 14 años<br />

que no asiste a la escuela.<br />

EDU22_R Porcentaje de población de 8 a 14 años<br />

que no sabe leer y escribir.<br />

EDU28_R Porcentaje de población de 15 años y<br />

más analfabeta.<br />

AE=(EDU4_R-1)<br />

+(EDU10_R-1)<br />

+(EDU16_R-1)<br />

Proporción Ajustado Dimensión Ponderador<br />

LASSj LASSj=SALUD2_R*1 LASSSMJ=((SALUD2_R/100)<br />

+(SALUD5_R/100)) /2<br />

LAIJ=(EDU22_R+E-<br />

DU28_R)<br />

LASSj=SALUD5_R*1<br />

LEIIJ =((EDU4_R-1)<br />

+(EDU10_R-1)<br />

+(EDU16_R-1))<br />

*(EDU22_R+E-<br />

DU28_R) /100<br />

LEIIJ =((EDU4_R)<br />

+(EDU10_R) +(EDU16_R))<br />

*(EDU22_R+EDU28_R) /100<br />

Acceso a<br />

salud y<br />

seguridad<br />

social<br />

Rezago<br />

educativo<br />

0.291<br />

0.244<br />

Fuente: elaboración propia con base en el Índice de Desarrollo Social de las Unidades Territoriales del Distrito Federal (Evalúa DF, 2011) y SCINCE 2010 (Inegi, 2012).


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864 K. Rojas y A. G. Aguilar: Probabilidad de atención médica para los pobres…<br />

Recibido: 3 de noviembre de 2020.<br />

Reenviado: 9 de marzo de 2021.<br />

Aceptado: 6 de abril de 2021.<br />

Karla Rojas. Doctora en urbanismo por la Universidad Nacional<br />

Autónoma de México. Es profesora de asignatura de la Licenciatura<br />

en Administración y Promoción de la Obra Urbana en la Universidad<br />

Autónoma del Estado de México, unidad académica profesional Chimalhuacán.<br />

Su línea de investigación actual es pobreza y salud urbana.<br />

Entre sus más recientes publicaciones se encuentran, como autora:<br />

“Acercamiento a algunos aspectos demográficos del asentamiento de<br />

la población en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, 2000-2010”, en<br />

Rafael Monroy Ortiz (coord.), Argumentando el urbanismo, apuntes<br />

para una discusión multidisciplinaria, Cuernavaca, Universidad Autónoma<br />

del Estado de Morelos, pp.179-183 (2019); en coautoría:<br />

“Experiencias y respuestas de acceso a equipamientos de salud en<br />

universitarios de Chimalhuacán, México”, Topofilia, <strong>Revista</strong> Científica<br />

de Arquitectura, Urbanismo y Territorios, 1(22), 217-241 (2021).<br />

Adrián Guillermo Aguilar. Doctor en filosofía con especialidad en<br />

Geografía Urbana por el University College, Universidad de Londres. Es<br />

profesor-investigador titular C del Instituto de Geografía en la Universidad<br />

Nacional Autónoma de México y miembro del Sistema Nacional de<br />

Investigadores, nivel III. Sus líneas de investigación actuales son: proceso<br />

urbano y expansión metropolitana; pobreza urbana y asentamientos<br />

irregulares; sistema urbano y ciudades intermedias en México. Entre sus<br />

más recientes publicaciones destacan, como coautor: “Tipos de barrios<br />

pobres y sus factores de diferenciación en la Zona Metropolitana de la<br />

Ciudad de México”, en Adrián Guillermo Aguilar e Irma Escamilla-<br />

Herrera (coords.), Expresiones de la segregación residencial y de la pobreza<br />

en contextos urbanos y metropolitanos, Ciudad de México, Instituto de<br />

Geografía / UNAM / Miguel Ángel Porrúa, pp. 111-143 (2020); “Deterioro<br />

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Xochimilco, Ciudad de México”, Journal of Latin American Geography,<br />

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“Pobreza y vulnerabilidad social en la dinámica metropolitana de la región<br />

centro. De los índices generales a las carencias locales”, en Arturo Orellana,<br />

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Lejanía versus proximidad, Santiago de Chile, RIDEAL / Colección de<br />

Estudios Urbanos / Pontifícia Universidad Católica de Chile / RiL Editores,<br />

pp. 125-157 (2019).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892.<br />

Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

DOI: http://dx.doi.org/10.22136/est20211721<br />

Un modelo conceptual para el abordaje<br />

del ordenamiento territorial<br />

A conceptual model for the approach to<br />

territorial planning<br />

865<br />

Vanesa Crissi Aloranti *<br />

Abstract<br />

To work in the territories, it is necessary to know them, describe them, find their way<br />

and count on the participation of the different actors from a holistic perspective,<br />

considering the different scales, hierarchized and in interaction. This research aims<br />

to provide a conceptual model for the approach to territorial planning by articulating<br />

the categories of territorial intelligence and territorial profile. Although the villages<br />

of the province of Cordoba (Argentina) are considered as study units, the model can<br />

be applied to other territories with divergent characteristics.<br />

Keywords: villages, model, territorial planning, territorial intelligence, territorial<br />

profile.<br />

Resumen<br />

Para trabajar en los territorios es necesario conocerlos, describirlos, encontrar<br />

sus qué, sus porqués y contar con la participación de los distintos actores, desde<br />

una visión holística, considerando las diferentes escalas, jerarquizadas y en interacción.<br />

El objetivo de esta investigación es proporcionar un modelo conceptual<br />

para el abordaje del ordenamiento territorial articulando las categorías de inteligencia<br />

territorial y perfil territorial. Si bien se consideran a las comunas de la<br />

provincia de Córdoba (Argentina) como unidades de estudio, el modelo puede<br />

ser aplicado a otros territorios con características divergentes.<br />

Palabras clave: comunas, modelo, ordenamiento territorial, inteligencia territorial,<br />

perfil territorial.<br />

* Centro de Investigaciones y Estudio sobre Cultura y Sociedad (CIECS) perteneciente al<br />

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Universidad Siglo 21,<br />

Córdoba, correo-e: vanecrissi@gmail.com


866 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

Introducción<br />

Los antecedentes del proceso de ordenamiento territorial (OT) en América<br />

Latina datan de mediados del siglo XX. En el abordaje de este campo<br />

disciplinar se evidencian avances, ajustes y retrocesos. Específicamente,<br />

se transitó desde una planificación urbana física a una urbano regional y<br />

en la década de los 90 emerge la planificación estratégica con el fin de<br />

articular acciones entre el sector público, el privado y la sociedad (Massiris<br />

Cabeza, 2002; Gudiño, 2015). Dicho proceso de planificación marcó una<br />

ruptura de estructuras gubernamentales centralizadas, verticalistas y rígidas<br />

que aplicaron políticas públicas sectoriales parcializadas. Este contexto<br />

invitó a repensar los territorios desde ciertos cambios de paradigmas. De<br />

esta manera, en la última década se gestó la necesidad de crear consensos<br />

y acuerdos entre las partes involucradas del sistema territorial, motivo por<br />

el cual el OT se debería transformar en una política de Estado en los<br />

países latinoamericanos.<br />

El escenario de Argentina no es ajeno al de América Latina en lo<br />

referente al OT. Desde mediados del siglo XX, el Gobierno Nacional<br />

orientó la política territorial hacia la planificación urbana, siendo los<br />

primeros frutos de este proceso la sanción de la Ley N° 8912/1977<br />

(Gobierno de la provincia de Buenos Aires, 1977) de ordenamiento<br />

territorial y uso del suelo de la provincia de Buenos Aires y en el año<br />

2013 se promulgó la Ley N° 14449 (Gobierno de la provincia de Buenos<br />

Aires, 2013) de acceso justo al hábitat en el campo disciplinar (Massiris<br />

Cabeza, 2013). Considerando las condiciones de asimetría económica y<br />

social a nivel nacional y regional, el Gobierno Nacional implementa en<br />

el año 2004 un Plan Estratégico Territorial (PET) como uno de los<br />

instrumentos de la política nacional de desarrollo y OT, con el objetivo<br />

de formular un plan federal de inversión en infraestructura y equipamiento.<br />

Luego, en el año 2008, se elaboró un modelo de nación titulado<br />

Argentina 2016. Política y Estrategia Nacional de Desarrollo y Ordenamiento<br />

Territorial como expresión de equilibrio, integración, sustentabilidad y<br />

justicia social. Otro caso emblemático en el país, fue la Ley N° 8051/2009<br />

(Gobierno de la provincia de Mendoza, 2009) de ordenamiento territorial<br />

y usos de suelo de la provincia de Mendoza, representando el marco<br />

jurídico para la planeación y gestión territorial, centrado en el modelo<br />

de Mendoza 2030. Estos planes provinciales se desprenden del PET y<br />

reconocen tres etapas básicas de implementación: planificación estratégica<br />

del desarrollo, ordenamiento territorial provincial y ordenamiento territorial<br />

municipal.<br />

En la provincia de Córdoba, contexto geográfico donde radica el objeto<br />

de estudio de la presente investigación, hasta la fecha (2021) no se registran


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

8<strong>67</strong><br />

antecedentes de un Plan y/o Ley de OT que contemple las diversas<br />

dimensiones (económica, social, ambiental y político-institucional) del<br />

territorio provincial.<br />

Considerando los vacíos mencionados en relación a un estudio integral<br />

y en el afán de acercarnos a las diferentes dimensiones mencionadas,<br />

que conforman el territorio, el objetivo de este artículo es proporcionar<br />

un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial. Dicho<br />

modelo surge de la investigación doctoral, por lo tanto, los avances aquí<br />

expuestos representan e integran una parte del cuerpo teórico de la tesis<br />

doctoral realizada por la autora 1 y se enmarcan dentro del paradigma<br />

epistemológico de la complejidad con una concepción sistémica (Paiva<br />

Cabrera, 2004). Lo que permite pensar, en una visión dinámica, en donde,<br />

la repetición y el cambio están introducidos como variables a considerar.<br />

El punto de partida para desarrollar el objetivo propuesto, se sitúa en<br />

el ordenamiento territorial (OT), que conlleva trayectorias desde diversos<br />

enfoques. En esta dirección encontramos varios trabajos pioneros, entre<br />

los más destacados son los de Fals Borda (1986, 1996), Gómez Orea<br />

(1994, 2015), Montes Lira (2001), Massiris Cabeza (2002, 2013), Ceballos<br />

(2004) y Bozzano (2009, 2014). De dichas configuraciones teóricas<br />

se desprenden las categorías de inteligencia territorial cuya trayectoria es<br />

intermedia —nace en Francia a fines de los años 90’s— (Bozzano et al.,<br />

2012) y la de perfil territorial con criterios de abordaje recientes en el<br />

campo disciplinar del ordenamiento territorial (Arroyo, 2009; Muñoz<br />

Wilches, 2012; PNUD, 2014). A partir de ello y de manera articulada,<br />

se analizarán las categorías de inteligencia territorial y perfil territorial en<br />

el funcionamiento de las 168 comunas —asentamientos poblacionales de<br />

hasta 2000 habitantes, Ley N° 8102/1991 orgánica de municipios y<br />

comunas (Gobierno de la provincia de Córdoba, 1991).<br />

La elección de las comunas, como unidades de estudio, se debe a que<br />

presentan en la actualidad una realidad similar en función de ciertas<br />

características tales como: población de baja densidad, 2 necesidades y<br />

problemas que presionan sobre territorios de grandes superficies y con<br />

débil desarrollo, ausencia de planificación territorial, escaso equipo interdisciplinario<br />

en los gobiernos locales, falta de información local y reciben<br />

1<br />

La tesis se titula Ordenamiento territorial de comunas a escala regional en la provincia de Córdoba,<br />

Argentina. Caso de estudio: región Árida. Se realizó en el Doctorado en Desarrollo Territorial (2019)<br />

—Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina—, originado<br />

del entrecruzamiento de vertientes teóricas y empíricas. Esto pone en evidencia las limitaciones que<br />

suceden en la aproximación a la realidad; dificultad que se trasluce al volcar la teoría a la fase empírica<br />

y, viceversa, al reflexionar sobre los datos concretos a la luz de los aportes teóricos.<br />

2<br />

Densidad poblacional (población por cada km 2 ) el promedio es de 2,6 (Dirección General de<br />

Estadística y Censos, Gobierno de la provincia de Córdoba, 2010).


868 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

una mínima coparticipación 3 por parte del Gobierno provincial (Área<br />

Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno de la provincia de<br />

Córdoba, próximamente). Se suma a este contexto, a que son intervenidas<br />

en la actualidad desde aspectos técnicos por el gobierno provincial, en<br />

donde la información relevada no se gestiona ni aplica en el diseño de<br />

políticas públicas. Esta realidad torna necesaria una posible retroalimentación<br />

entre datos relevados y teorías propuestas como posibilidad inicial<br />

para el diseño y ejecución de políticas de ordenamiento territorial.<br />

Los avances aquí desarrollados se sustentan en datos cualitativos y<br />

cuantitativos. Cualitativamente, se realiza desde una revisión de antecedentes<br />

y perspectivas teóricas, epistemológicas y técnicas en la temática<br />

mediante la sistematización y análisis de información secundaria y relevamiento<br />

de información primaria. Cuantitativamente, se utilizan datos<br />

estadísticos de organismos oficiales 4 que son empleados para analizar los<br />

escenarios comunales. Para el análisis de las unidades de estudio (comunas)<br />

se considera la regionalización de la provincia de Córdoba (Mapa<br />

1) y el relevamiento de las 168 comunas realizado por el Área Infraestructura<br />

Regional del Ministerio de Gobierno de la provincia de Córdoba<br />

(próximamente). Aunque dicha regionalización no ha sido publicada<br />

oficialmente por parte del ejecutivo, se considera oportuna su utilización<br />

debido a que toma en cuenta variables de infraestructura, servicio, equipamiento<br />

y ambiente. Esta regionalización subdivide a la provincia de<br />

Córdoba en cuatro regiones (Árida, Serrana, Llanura y Medanosa) de<br />

acuerdo con aspectos geográficos, económicos, ambientales y turísticos.<br />

• Región Árida (perfil agropecuario, con mayor tendencia a la actividad<br />

ganadera): comprende ocho departamentos.<br />

• Región Serrana (perfil turístico-comercial): con siete departamentos.<br />

• Región Llanura (perfil agropecuario-comercial): con nueve departamentos.<br />

• Región Medanosa (perfil agropecuario-sector público): con dos<br />

departamentos.<br />

Es menester señalar que la organización política la provincia de Córdoba<br />

está conformada por 427 localidades, de las cuales 168 se enmarcan<br />

en la categoría de comunas (asentamientos poblacionales que registran<br />

3<br />

Ley N° 8663/1997: consiste en una distribución de ingresos de rentas públicas de la provincia<br />

hacia las comunas y municipios (Gobierno de la provincia de Córdoba, 1997). La coparticipación<br />

que recibe cada localidad depende de la cantidad de habitantes según los registros del último Censo<br />

Nacional.<br />

4<br />

Véase Área Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno de la provincia de Córdoba<br />

(Próximamente), Dirección General de Estadística y Censos, Gobierno de la provincia de Córdoba<br />

(2010) e Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) (2019).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

869<br />

menos de 2.000 habitantes) y 259 en la categoría de municipios (asentamientos<br />

con más de 2.000 habitantes). Estas localidades forman parte de<br />

otra unidad supramunicipal: los departamentos (un total de 26 en la<br />

provincia de Córdoba), denominados también comunidades regionales,<br />

establecido por la Ley N° 9206/2004 orgánica de regionalización de la<br />

provincia de Córdoba (Gobierno de la provincia de Córdoba, 2004). Es<br />

decir, cada departamento representa una comunidad regional. 5<br />

Estructuralmente, el trabajo se presenta en dos partes. La primera<br />

caracteriza una perspectiva teórica y epistemológica en materia de ordenamiento<br />

territorial (OT) proporcionando un modelo conceptual de<br />

Mapa 1<br />

Regionalización, provincia de Córdoba<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos del Área Infraestructura Regional del Ministerio<br />

de Gobierno de la provincia de Córdoba (próximamente).<br />

5<br />

Las divisiones político administrativas determinadas por Ley pueden englobar o no heterogeneidades<br />

multifacéticas que exceden los límites demarcatorios normativos.


870 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

abordaje. La segunda realiza una revisión de las categorías inteligencia<br />

territorial (IT) y perfil territorial (PT) en articulación con la investigación<br />

doctoral de la autora, a partir de las dinámicas territoriales de las comunas<br />

de la provincia de Córdoba. Finalmente, las conclusiones buscan<br />

ampliar el abordaje para la acción, intervención y transformación de los<br />

territorios de estudio.<br />

1. Matices teórico-aplicados del ordenamiento territorial<br />

A medida que se ahonda en las profundidades del campo disciplinar del<br />

ordenamiento territorial (OT) se evidencia un constante e ineludible<br />

movimiento de trayectorias conceptuales y epistemológicas. Ello es develado<br />

por los conceptos y teorías que, en permanente tránsito permean y<br />

enriquecen este campo disciplinar como así también otras comunidades<br />

académicas, cuyo potencial redunda en el territorio (cualquiera sea su<br />

escala de abordaje) como objeto de estudio.<br />

Partiendo del enriquecimiento conceptual del OT, existe una diversidad<br />

de definiciones incorporando tácitamente los conceptos de territorio<br />

y desarrollo. Considerando los diversos enfoques que versan desde perspectivas<br />

teórico-epistemológicas a otras más metodológicas, técnicas y<br />

aplicadas, es aquí donde nos detenemos para reconocer su abordaje sistémico-holístico<br />

en donde se ponen en diálogo las teorías territoriales,<br />

sociales y de la transformación en las que intervienen los lugares, procesos<br />

y actores sociales. Esta triada social 6 (figura 1) invita a repensar el territorio<br />

más allá de los lugares, como una “construcción colectiva, consciente<br />

y cambiante” (Bozzano, 2009: 224) por la manera en cómo se produce<br />

la interacción social en su interior.<br />

La triada social (figura 1) refleja el carácter complejo de la realidad<br />

social —cualquiera sea su escala— no podemos pensar que el punto de<br />

vista del sistema excluya a los puntos de vista del territorio y de la acción.<br />

Tampoco que el punto de vista del territorio, excluya los del sistema y<br />

de la acción; ni que el punto de vista de la acción excluya a los puntos de<br />

vista del sistema y del territorio. Desde esta perspectiva teórica, que va<br />

más allá del enfoque sociológico del sistema o la estructura de Durkheim<br />

y de la acción o la agencia de Weber (cit. en De Ípola, 2004), se trabaja<br />

articulando visiones de macroprocesos o macrosistemas (sociales, ambientales,<br />

políticos, económicos, culturales) presentes en cada micro, meso<br />

o macro proyecto concreto. Esto se presenta con visiones de saberes de<br />

los diferentes actores partícipes: ciudadano, político, técnico, empresario,<br />

6<br />

Lugares, procesos y actores sociales (Bozzano, 2009).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

871<br />

Figura 1<br />

Tríada social de procesos, lugares y actores<br />

Fuente: Bozzano (2009: 241).<br />

científico, entre otros. Vale decir que, se incorpora a esta trama compleja<br />

de relaciones las interfaces de conocimiento (Long, 2007) e investigación<br />

acción participativa (IAP) (Fals Borda, 1986) provenientes del campo de<br />

las Ciencias Sociales (Sociología; Ciencia Política, Antropología, Historia,<br />

Geografía, Economía, Ordenamiento Territorial, Comunicación Social,<br />

entre otras).<br />

En lo empírico y traduciendo esta teoría social al objeto de investigación<br />

OT, el proceso se refiere a la organización territorial de las comunas<br />

a escala regional en la provincia de Córdoba, interpretando los lugares<br />

como aquellos microespacios de cada comuna con los usos de suelo representativos<br />

(residencial, recreativo, agropecuario, áreas naturales protegidas,<br />

etc.). Los actores (entendidos como aquellos que proceden de los ámbitos<br />

públicos, privados y ciudadanos en general) intervienen en los procesos de<br />

construcción de interfaces de conocimiento (Long, 2007) donde entran<br />

en juego el poder, los intereses personales, el conflicto, los choques de<br />

paradigmas culturales, el enriquecimiento de saberes, entre otras cuestiones.<br />

Cabe señalar aquí, el relevamiento llevado a cabo por el Área Infraestructura<br />

Regional del Ministerio de Gobierno de la provincia de Córdoba<br />

(próximamente), en el que la autora fue partícipe, a las 168 comunas de la<br />

provincia, considerándose una herramienta significativa para que los jefes<br />

comunales puedan transmitir la información obtenida a los habitantes de<br />

su localidad, lo que refleja las interfaces de conocimiento y la investigación<br />

acción participativa (IAP). Esta última, trabajada por Fals Borda (1986) se<br />

manifiesta como una valiosa alternativa para generar diálogo entre teorías<br />

sociales y de la transformación, al referirse al problema de cómo investigar<br />

la realidad para transformarla. En el abordaje del OT, la investigación acción<br />

es uno de los pilares que permite conocer, analizar, descubrir y transformar


872 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

la naturaleza multiescala, sistémica e integral del territorio, con la coordinación<br />

y coherencia de las distintas instituciones competentes.<br />

Si bien, como se mencionó anteriormente, existen múltiples definiciones<br />

que enriquecen el concepto de OT, se considera que tal expresión<br />

es polisémica y difícil de enmarcar en un concepto preciso. Se aplica de<br />

diferente manera según quién la utilice, aunque siempre girando en torno<br />

a tres componentes: las actividades humanas, el espacio en que se ubican<br />

y el sistema que entre ambos configuran.<br />

En la búsqueda de perspectivas teóricas que sustenten miradas y aproximaciones<br />

al entendimiento del OT, se podría considerar en primer término<br />

aquella que lo postula como al conjunto de acciones para orientar la transformación,<br />

ocupación y utilización de los espacios geográficos, que busca su<br />

desarrollo socioeconómico, teniendo en cuenta las necesidades y los intereses<br />

de la población, como así también las potencialidades del territorio y la<br />

armonía con el ambiente (Fals Borda, 1986, 1996). Sin desconocer los<br />

pilares político-administrativo, geopolítico y el ambiental. Dicha concepción<br />

descrita refiere a políticas macro de amplia visión estatal basadas en<br />

la epistemología del territorio y en la humanización de las relaciones<br />

espacio-tiempo. A su vez, se considera también que potencia los conceptos<br />

de bioespacio 7 y tecnoregión 8 para formular una propuesta sobre el<br />

qué hacer con el OT. Desde esta perspectiva, se lee que la escala regional<br />

y el papel de la investigación acción participativa se constituyen en fundamento<br />

del OT, permitiendo plantear regiones como unidad de reordenamiento<br />

de la territorialidad 9 desde su historia, cultura, economía y<br />

contexto ambiental (Fals Borda, 1996).<br />

Desde otra mirada, se considera que el OT debe ser asumido de manera<br />

más abarcable e integral por lo que en su lugar se refiere a planificación,<br />

ordenamiento y gestión territorial (Bozzano, 2009; 2014). Se propone<br />

un proceso reflexivo que supone incorporar lo real, lo pensado, el pasado<br />

en el presente, la anticipabilidad —como condición de anticipación— y<br />

lo posible (2009: 98). Esta aproximación considera que, en el OT, la<br />

comprensión y articulación entre las escalas de trabajo micro, meso y<br />

macro juegan un rol fundamental, particularmente en perspectivas teóricas<br />

que no logran descender a la realidad. Podemos citar a modo de ejemplos,<br />

aquellos ciudadanos que no conocen que una pequeña acción u<br />

omisión trasciende la escala de su barrio, ciertos políticos que especulan<br />

7<br />

Reconocimiento de límites territoriales que no son estáticos, responden a las dinámicas de<br />

construcción social del territorio, basadas en las relaciones complejas de los seres humanos con su<br />

ambiente (Fals Borda, 1996).<br />

8<br />

Aquella donde las relaciones están vinculadas con la ciencia, las tecnologías y la información<br />

(1996).<br />

9<br />

Sentido que le dan los actores a su territorio (identidad): urbana, periurbana, rural y natural<br />

(Bozzano, 2009; Massiris Cabeza, 2002).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

873<br />

su compromiso y tiempo en la gestión, o en empresarios que no consideran<br />

que, si se ven favorecidos, la población y el territorio, su empresa también<br />

lo será (Bozzano, 2014). Por dichos motivos, se afirma que, la política,<br />

ciencia, técnica, escalas de trabajo y compromiso no sólo deben estar<br />

presentes, sino generar un espacio-tiempo donde los vectores de decisión<br />

sean fruto de miles de pequeñas co-construcciones. Estos aportes teóricos<br />

condicen con los argumentos de Fals Borda (1996) proponiendo que el<br />

OT ocupa contenedores espaciales flexibles y variables, donde las comunidades<br />

son las protagonistas y ejercen roles ligados a la economía, cultura<br />

y ambiente en defensa de sus formas y calidad de vida. Aquí también se<br />

hace énfasis en la investigación acción participativa (Fals Borda, 1986) lo<br />

que conlleva a intervenir en los territorios desde el abordaje de la inteligencia<br />

territorial (IT), la gestión, la toma de decisiones y el liderazgo para<br />

lograr la transformación territorial.<br />

Gómez Orea (1994, 2015) aborda el OT, desde una dirección teórica<br />

complementaria a la de Fals Borda (1986, 1996) y Bozzano (2009, 2014),<br />

manifiesta su argumentación a partir de una perspectiva holística, democrática<br />

y participativa. Definiéndolo como una función de los poderes<br />

públicos orientada a planificar el desarrollo sostenible en términos de<br />

calidad de vida y a resolver los conflictos en beneficio del interés común,<br />

de forma participada, concertada entre los diversos agentes socioeconómicos.<br />

Se lo entiende, por lo tanto, como un instrumento de planificación<br />

del sistema territorial, 10 hacia un horizonte temporal futuro, considerando<br />

los diversos componentes que lo conforman: medio físico, población,<br />

actividades, asentamientos de población, canales de relación y marco legal.<br />

Al asumir el OT como un proceso y un instrumento de planificación<br />

de carácter técnico, político y administrativo, se entiende que se pretende<br />

configurar, en el largo plazo, una organización del uso y ocupación del<br />

territorio acorde con sus potencialidades y limitaciones, las expectativas<br />

y aspiraciones de la población y los objetivos de desarrollo (Massiris<br />

Cabeza, 2002). Es importante considerar que, si se asume al OT como<br />

un instrumento posible de impulsar las inversiones públicas, promover<br />

las privadas y apoyar las sociales destinadas a mejorar la calidad de vida<br />

en las ciudades y otros asentamientos humanos, se debiera prestar consideración<br />

al ambiente en los asentamientos y sus alrededores, con el fin de<br />

resolver los problemas actuales y prevenir los que puedan surgir en el<br />

futuro (Montes Lira, 2001). Ante dichos contextos, es imprescindible<br />

cuestionar, cómo revertir los escenarios reales de las comunas desde las<br />

inversiones públicas y privadas en pos a un desarrollo local-regional.<br />

10<br />

Construcción social que representa el estilo de desarrollo de una sociedad, mediante las actividades<br />

que desarrolla la población sobre el medio físico y las interacciones que se producen entre ellas a<br />

través de los canales de relación que proporcionan la funcionalidad al sistema (Gómez Orea, 2015).


874 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

Existen senderos alternos de abordaje, sin embargo, primero es necesario<br />

identificar las potencialidades y limitaciones de los territorios (comunas)<br />

considerando también las realidades disímiles de las regiones de la provincia<br />

de Córdoba. Por ejemplo, se presentan los porcentajes de las necesidades<br />

urbanas a satisfacer en las comunas de la región Árida 11 (noroeste): agua<br />

potable (70%); construcción y/o refacción de edificios públicos (74%), en<br />

relación a las comunas de la región Llanura 12 (centro-este): agua potable<br />

(35%); construcción y/o refacción de edificios públicos (50%) (Área<br />

Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno de la provincia de<br />

Córdoba, próximamente). Ante el escenario planteado, es significativo<br />

replantear la vinculación entre el mundo académico y los sectores económicos<br />

y políticos ya que juegan un papel importante en el proceso de<br />

simbiosis entre ciencia y tecnología, creando las condiciones para que surja<br />

la innovación 13 en los territorios.<br />

Es necesario, por lo tanto, considerar al OT como un instrumento de<br />

planificación de desarrollo por medio del que se obtiene una calidad de vida<br />

armoniosa con la naturaleza y un compromiso intergeneracional desde<br />

una perspectiva holística, democrática, participativa que permita adecuar<br />

la organización político-administrativa y la proyección espacial de la<br />

política social, económica, ambiental y cultural (Ceballos, 2004).<br />

A partir de las aproximaciones y miradas seleccionadas desde diversas<br />

disciplinas, se rescata el abordaje holístico con el que los autores trabajan<br />

los territorios. En una posible síntesis de los enfoques o líneas de abordaje<br />

con las que se identifica cada autor, se puede afirmar que para Fals Borda<br />

(1986, 1996) y Bozzano (2009, 2014) el OT es un proceso experiencial<br />

orientado a la transformación, ocupación y utilización de los espacios<br />

geográficos en pos del desarrollo, poniendo en diálogo las perspectivas<br />

teórico-metodológicas, mientras que los autores restantes, Gómez Orea<br />

(1994, 2015), Massiris Cabeza (2002), Montes Lira (2001) y Ceballos<br />

(2004), trabajan aspectos técnicos y metodológicos con una visión más<br />

empirista. Resulta enriquecedor considerar y complementar ambos abordajes<br />

para fomentar procesos de motivación, transformación y desarrollo<br />

en los territorios.<br />

11<br />

La Región Árida está conformada por 53 comunas y 23 municipios. La superficie de dicha<br />

región es de 42.083 km2 (Dirección General de Catastro, 2019).<br />

12<br />

La Región Llanura está conformada por 52 comunas y 158 municipios. Su superficie es de<br />

83.561 km2 (Dirección General de Catastro, 2019).<br />

13<br />

Innovación: consiste en introducción de nuevas combinaciones de los recursos productivos,<br />

las cuales podían adoptar 5 formas básicas: introducción de un nuevo producto; introducción de un<br />

nuevo proceso; la apertura de un nuevo mercado; la conquista de nuevas fuentes de suministro de<br />

materias primas. Se lo relaciona a los impactos positivos en las distintas organizaciones, empresas,<br />

instituciones y a nivel territorial, dado que se lo vincula a la posibilidad de progresar (Neffa, 2000).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

875<br />

Vale afirmar que el campo disciplinar del OT es abordado desde<br />

diversas perspectivas, brindando antecedentes e indicadores necesarios<br />

para el análisis del sistema territorial. Es relevante aquí destacar que, para<br />

trabajar en los territorios es necesario ante todo conocerlos, describirlos,<br />

explicarlos, encontrar sus qué, sus por qué y contar con la participación de<br />

los distintos actores. Esto se manifiesta, en algunas ocasiones, mediante<br />

mesas de trabajo organizadas por el Gobierno de la provincia de Córdoba,<br />

donde los jefes comunales comparten sus necesidades, problemáticas,<br />

experiencias y expectativas a alcanzar en sus territorios. Frente a estas<br />

dinámicas participativas se presentan enormes desafíos vinculados al<br />

mejoramiento de la calidad de vida, de la infraestructura, servicio y<br />

calidad ambiental; de la adopción de estrategias para el desarrollo, implicando<br />

impactos significativos la toma de decisiones de los gobiernos<br />

locales, provinciales y nacional, en materia de políticas públicas.<br />

A partir y considerando los argumentos planteados por los autores, se<br />

presenta un modelo conceptual propuesto (figura 2); modelo que, por<br />

supuesto, no agota todas las perspectivas que ofrece el objeto de estudio<br />

(OT) por lo cual puede ser aplicado a otros territorios con características<br />

divergentes e incluso, el modelo puede enriquecerse con la incorporación<br />

de otras categorías teóricas complementarias. Resume gráficamente, los<br />

niveles de jerarquía conceptual. En la cúspide se ubica el OT en función<br />

de su tradición y conceptualización teórica y epistemológica en el campo de<br />

estudio. En los vértices se sitúan las categorías de inteligencia territorial<br />

(IT) y perfil territorial (PT) con enfoques metodológicos y empíricos.<br />

Figura 2<br />

Modelo conceptual propuesto<br />

Fuente: elaboración propia.


876 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

En relación con lo manifiesto, podemos aportar a la definición del OT<br />

como un proceso de co-construcción de conocimiento y capacidades<br />

endógenas, considerando la arista ambiental, socioeconómica y políticoinstitucional,<br />

en articulación con el accionar de los actores, para lograr un<br />

desarrollo socioeconómico y armónico con el ambiente. Dicha definición<br />

refleja las categorías de PT e IT que serán desarrollados en el siguiente<br />

apartado. Invitándonos a conocer, describir, explicar el territorio, encontrar<br />

sus qué, sus porqués. De esta manera, existen mejores condiciones para<br />

intervenir, gestionar y contribuir a desarrollarlos y transformarlos, considerando<br />

sobre qué bases teóricas están cimentados.<br />

2. La inteligencia territorial y el perfil territorial como objetos de<br />

intervención y transformación en los escenarios comunales<br />

2.1. Inteligencia territorial<br />

Mientras buena parte de las perspectivas en OT continúan próximas a<br />

visiones tecnocráticas, discursivas y alejadas de los habitantes de cada<br />

territorio, la categoría de inteligencia territorial (IT) representa la construcción<br />

de una epistemología sin alejarse de visiones descriptivas, explicativas<br />

y de inclusión, para referirse a instancias propositivas y de<br />

transformación concreta. Girardot creador de la categoría de IT (Bozzano,<br />

et al., 2012) la define como un proyecto científico polidisciplinario que<br />

tiene por objeto el desarrollo sostenible y por sujeto a la comunidad<br />

territorial. Se basa en una visión sistémica del territorio, incluido un<br />

espacio geográfico, una comunidad, sus representaciones y sus comportamientos.<br />

Concede importancia al nivel local en una lógica interescalar,<br />

de lo local a lo global. Es una inteligencia colectiva que se basa, por un<br />

lado, en la interacción entre cada ser humano y su ambiente y, en segundo<br />

lugar, la relación entre las personas. También aparecieron otras definiciones<br />

enriqueciendo el concepto de IT. Masselot (cit. en Bozzano, 2013) la define<br />

como un proyecto científico compartido y co-construido entre actores e<br />

investigadores. Va en dirección del bienestar y del bien vivir de cada uno<br />

y de todos. En este proyecto, la cultura, la formación, la identidad, la<br />

transferencia y el patrimonio tienen gran importancia. Complementariamente,<br />

desde las ciencias de la información y la comunicación en el<br />

proceso (datos-información-acción) a partir de la observación, se estructura<br />

información, y se la gestiona, co-construyendo conocimientos y<br />

comunicaciones internas como externas para reforzar la relación territorial.<br />

Miedes (cit. en Bozzano, 2013) refiere a la IT como el enfoque de investigación-acción<br />

multidisciplinar, en el que intervienen investigadores y


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

877<br />

actores territoriales y que tiene básicamente dos objetivos: mejorar la<br />

comprensión de los factores que intervienen en el desarrollo sostenible y<br />

socialmente justo de los territorios y, sobre la base de esos conocimientos,<br />

incrementar la pertinencia, eficacia, eficiencia de las acciones y proyectos<br />

de los actores para lograr el buen vivir de sus habitantes en armonía con<br />

la naturaleza.<br />

A partir de las definiciones de los autores, entendemos que la IT es un<br />

medio para los investigadores y actores de la comunidad territorial de<br />

adquirir un mejor conocimiento del territorio y controlar su desarrollo.<br />

Siendo una herramienta útil para ayudar a dichos actores territoriales a<br />

proyectar, definir, diseñar y evaluar las políticas y las acciones del OT. En<br />

sentido de lo planteado se pretende que la IT, sea plasmada en la formulación<br />

de lineamientos de OT, impulsando las dinámicas de acción participativa.<br />

Ayudando a los actores locales (de cada comuna) a través de<br />

sus propios elementos culturales, de identidad étnica, experiencias comunitarias<br />

de desarrollo local y del saber ancestral para lograr un pleno<br />

conocimiento del territorio y, con ello, buscar cohesión social frente a los<br />

retos que implica el OT.<br />

En virtud de lo anterior, cabe señalar que la IT es conceptualizada<br />

mediante la metáfora de una mesa —figura 3—, en donde sus tres patas<br />

son referidas a los pilares de la regulación planteados por Max Weber<br />

(políticos, comunidades y empresarios) y la cuarta, refiere a los científicos<br />

y la justicia cognitiva inscriptos en el paradigma científico emergente De<br />

Sousa Santos (2009). La tabla de la mesa representa el ambiente y sus<br />

territorios, mientras que, la colocación de tortas sobre ella, simbolizan los<br />

Figura 3<br />

Metáfora de la inteligencia territorial<br />

Fuente: Bozzano et al. (2009: 12).


878 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

proyectos que eligen los colectivos tanto en macro y micro proyectos. En<br />

cada pata conviven cooperación y conflicto (Santos, 2000) justicias e<br />

injusticias (social, pública, cognitiva, y empresaria), mientras que en la<br />

tabla la justicia lucha con la injusticia ambiental; el combinado es el<br />

territorio y hace referencia a la justicia territorial y a las eternas injusticias<br />

territoriales.<br />

La IT supone el trabajo de seis ideas fuerzas afines y complementarias<br />

(Bozzano, 2014), que ponen el foco en seis aspectos, los que se exponen<br />

y articulan a continuación con la investigación:<br />

1) Decisión: la IT trabaja para que cada comunidad, siendo más<br />

conocedora y consciente de los problemas que tiene -a nivel local,<br />

regional y global- decida co-construir y definir con gobiernos,<br />

instituciones, empresarios y científicos un futuro con sus acciones<br />

y sus proyectos y pueda construir una locusglobalización (Bozzano,<br />

2009), vale decir, otra globalización: multicultural, biodiversa y más<br />

sobria. En articulación con las comunas, los 168 jefes comunales<br />

de la provincia de Córdoba son conocedores de las problemáticas<br />

y necesidades que emergen de sus territorios, ya que fueron manifestadas<br />

en los cuestionarios realizados por el Área Infraestructura<br />

Regional del Ministerio de Gobierno de la provincia de Córdoba<br />

(próximamente). Dichos cuestionarios determinaron en porcentajes<br />

las necesidades urbanas a satisfacer y problemáticas ambientales<br />

en las cuatro regiones (Árida, Medanosa, Serrana y Llanura). A<br />

modo de ejemplificar se presentan las necesidades urbanas y problemas<br />

ambientales de las comunas de la región Árida (gráficas 1 y<br />

2). Ante los resultados, se expresa un posible interés de contar con<br />

el asesoramiento de diversas áreas del ejecutivo, mediante mesas de<br />

trabajo, para la elaboración de proyectos que sean más integrales,<br />

multiculturales y que contemplen la biodiversidad.<br />

2) Agenda: trabajo en transición socio-ecológica y transformación para<br />

que cada territorio (objeto) sea posible, viable, factible y sustentable,<br />

y para que cada comunidad (sujeto) sea consciente y hacedora de<br />

su propio destino. Si bien esta idea es un insumo de valor para bajar<br />

las construcciones teóricas al territorio, no siempre se generan los<br />

espacios de diálogo con perspectiva colectiva, debido a los beneficios<br />

individuales de las organizaciones. Ante el escenario que nos encontramos<br />

surge la necesidad de un proceso de cambio más profundo<br />

en torno a la construcción de una visión compartida de interacción<br />

y confianza entre los actores participantes.<br />

Existen actualmente en la provincia de Córdoba mesas de<br />

trabajo donde interactúan técnicos-funcionarios del ejecutivo,


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

879<br />

Gráfica 1<br />

Región Árida, necesidades a satisfacer de las comunas<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos del Área Infraestructura Regional del Ministerio<br />

de Gobierno de la provincia de Córdoba (próximamente).<br />

Gráfica 2<br />

Región Árida, problemáticas ambientales de las comunas<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos del Área Infraestructura Regional del Ministerio<br />

de Gobierno de la provincia de Córdoba (próximamente).


880 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

intendentes y jefes comunales y donde se participó activamente<br />

como parte de la investigación doctoral. Cabe mencionar a dos<br />

localidades pertenecientes a la región Llanura donde se llevaron a<br />

cabo talleres de trabajo, en La Francia, departamento San Justo el<br />

19 de julio de 2018 y en Río Segundo, departamento homónimo,<br />

el 21 de agosto de 2018. Estos eventos si bien se organizaron en<br />

municipios, asistieron también jefes comunales, donde se reflejaron<br />

escenarios específicos y disímiles entre los municipios y las comunas.<br />

A continuación, se ejemplifica el caso de uno de los talleres.<br />

De un total de 38 localidades (municipios y comunas) que conforman<br />

el departamento San Justo, asistieron al taller realizado en<br />

La Francia, 25 autoridades locales, entre ellos 5 jefes comunales de<br />

Villa San Esteban, Colonia Valtelina, Colonia Anita, Colonia<br />

Iturraspe y Colonia San Pedro (fotografía 1). Los temas abordados<br />

fueron: necesidades urbanas y problemas ambientales, definición<br />

de usos de suelo, asesoramiento en la planificación urbana y ordenamiento<br />

territorial y delimitación de los radios municipales y<br />

comunales. En el encuentro se manifestó la carencia de información<br />

y asesoramiento por parte de las autoridades comunales en la definición<br />

de usos de suelo y en el ordenamiento territorial vinculados<br />

a sus comunas. Es relevante dar a conocer la preocupación comunicada<br />

por Ferrato (2018): 14 “considero importante trabajar en la<br />

Fotografía 1<br />

Jefa de División del Área Infraestructura Regional del Ministerio de<br />

Gobierno de la provincia de Córdoba, asesorando en el taller<br />

realizado en La Francia<br />

Fuente: fotografía de la autora (2018).<br />

14<br />

Jefe comunal de Villa Esteban.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

881<br />

planificación urbana de mi comuna, pero no contamos con personas<br />

especialistas y tampoco con recursos económicos, hoy estamos en<br />

una situación complicada”. A dicho comentario agrega Chiocarello<br />

(2018): 15 “tienen que comenzar de a poco, con un plano de su<br />

comuna, identificando cada lugar y las actividades que se desarrollan…<br />

luego pensar en el crecimiento del pueblo… son ideas,<br />

aproximaciones como para ir arrancando. Es un trabajo que lleva<br />

su tiempo, no vas a obtener resultados de un día para el otro”.<br />

Cabe señalar que en estas mesas de trabajo- talleres organizadas<br />

por el gobierno provincial no participan actores privados, como<br />

así tampoco ciudadanos en general, ya que es una instancia de<br />

concreción de trabajo sólo del gobierno local.<br />

3) Proceso: la IT es un triple proceso simultáneo de transformación<br />

(lento, gradual y no exento de inercias y contradicciones) orientado<br />

a la co-construcción de personas, de ideas superficiales en proyectos<br />

viables y factibles, y de espacios globales en territorios multiculturales,<br />

biodiversos y sobrios.<br />

Este postulado se refleja en el proceso de OT, que requiere de<br />

tiempo cuyos resultados se obtienen a mediano y largo plazo. Y es<br />

aquí el quid de la cuestión, las autoridades comunales implementan<br />

actualmente políticas de gobierno y no de estado, lo que implica la<br />

discontinuidad de los trabajos llevados a cabo durante la gestión<br />

anterior. Otro punto de inflexión es la desarticulación entre lo teórico<br />

y lo fáctico, en algunos abordajes la visión técnica no es suficiente,<br />

requiriendo de aquellos que transcurren y caminan diariamente los<br />

territorios, conocedores de la transición histórica, cultural, económica,<br />

social y ambiental. Cuando consideramos estos aspectos utilizamos<br />

todo nuestro conocimiento tanto el tácito desarrollado a<br />

través de experiencias como el teórico que hemos adquirido, reflejándose<br />

de esta manera un abordaje teoricista y empirista.<br />

4) Tránsito: la IT es el tránsito de un proceso de construcción de<br />

conocimiento (formación, educación, capacitación, concientización,<br />

comunicación, difusión) a un proceso de construcción de un<br />

poder social conviviente con el poder político y empresario. Resulta<br />

necesario, por lo tanto, la capacitación y formación de los jefes<br />

comunales para que luego puedan transmitir a la población y se<br />

disponga de herramientas para alcanzar la justicia social y ambiental.<br />

En este aspecto es importante dejar de lado las ideologías<br />

partidistas para trabajar en la co-construcción del poder social<br />

15<br />

Intendente de La Varillas.


882 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

conviviente, lo que resulta ser una arista compleja en los escenarios<br />

reales de la provincia de Córdoba.<br />

5) Propósito: la IT trabaja para promover identidades multiculturales<br />

y biodiversas de la gente y de sus lugares. En las mesas de trabajo<br />

realizadas en las comunas se manifiestan las expectativas, anhelos<br />

de los integrantes de cada territorio, reflejando los propósitos a nivel<br />

local-regional (Crissi Aloranti, 2019). Es simbólico trabajar con las<br />

percepciones territoriales y deseos de las personas ya que es el<br />

comienzo de la motivación y la acción, lo que puede resultar con<br />

el tiempo en una transformación.<br />

6) Proyecto científico: la IT es un proyecto científico en desarrollo<br />

que pone el énfasis en una caja de herramientas de métodos y<br />

técnicas para hacer proyectos concretos que combinan las bases<br />

teóricas, metodológicas y aplicadas. La investigación apunta a<br />

sentar dichas bases para el abordaje de los lineamientos de OT con<br />

IT 16 de las comunas a escala regional en la provincia de Córdoba,<br />

contando con la participación de distintos actores sociales, aportes<br />

científicos, trabajos de campo y de gabinete. Los resultados obtenidos<br />

implican que una comuna al momento de trabajar en su<br />

ordenamiento territorial pueda disponer de los lineamientos a nivel<br />

regional (Crissi Aloranti, 2019).<br />

Con respecto a las referencias acerca de la IT, nos replanteamos la<br />

aplicación de dicha categoría, tal como se la define, en los territorios<br />

comunales, dado que los talleres llevados a cabo por el gobierno provincial<br />

excluyen a actores sociales representantes de sectores significativos (académico-científico;<br />

empresarial, ONGs, asociaciones civiles, etc.).<br />

Esto conlleva a repensar la IT como un proceso dinámico de construcción<br />

colectiva que brinda saberes, conocimientos y herramientas<br />

para abordar el OT a través de la acción participativa, en la que se establecen<br />

actividades con los actores locales que permiten la apropiación y<br />

elaboración de información pertinente para la sostenibilidad territorial.<br />

Dicho proceso se sustenta en la IAP —Investigación-Acción-Participativa—<br />

(Fals Borda, 1986), considerada una herramienta valiosa de<br />

transformación de conciencia y accionar en los actores involucrados, que<br />

nos invita a plantearnos ciertos interrogantes: “¿qué territorio; qué<br />

sociedad y qué transformación estamos en condiciones de contribuir a<br />

promover y poner en hechos desde el ordenamiento territorial?” (Bozzano,<br />

2014: 185). Las respuestas pueden presentar distintos matices<br />

16<br />

Cabe aclarar que para la construcción de los lineamientos de OT no se abordó la IT, tal como<br />

se define, debido a la magnitud de las unidades de estudio, pero las acciones propuestas invitan a<br />

que las comunas trabajen el OT en clave a la IT, fomentando dicho proceso.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

883<br />

según las visiones (alimentadas por intereses individuales-colectivos) de<br />

los actores involucrados, por tal motivo, reforzamos nuestro aporte<br />

aludiendo que la IT es un proceso de construcción colectiva del día a<br />

día, lo que conlleva a que en algunos territorios se pueda manifestar con<br />

mayor esplendor que en otros según la conciencia y el compromiso de<br />

la comunidad. Por lo tanto, un OT con IT debiera partir de un mejoramiento<br />

en el diálogo entre teorías territoriales, sociales y de la transformación,<br />

donde entren en juego los lugares, procesos y actores, siendo<br />

insumos que pueden aportar a la construcción del análisis de los perfiles<br />

territoriales.<br />

2.2. Perfil territorial<br />

En lo que respecta a la contribución teórica, una reciente categoría de<br />

escaso estudio en el campo disciplinar del OT es el de perfil territorial<br />

(PT) el cual refleja el análisis de un enfoque sistémico considerando las<br />

diversas aristas (económica, social, ambiental y político-institucional) del<br />

territorio, lo que permite identificar el motor de desarrollo local y regional.<br />

El PT se entiende, desde la perspectiva teórica y epistemológica de la<br />

IT, como una categoría posible de ser aplicada como objeto de intervención<br />

y transformación en el OT de las comunas a escala regional. Lo que<br />

refleja una fase teórica-empírica referida al diagnóstico, la descripción,<br />

explicación e interpretación de los PT de las 4 regiones (Árida, Serrana,<br />

Llanura y Medanosa) que en clave de IT permita formular los lineamientos<br />

de OT.<br />

El abordaje del PT invita a una reflexión del territorio que conlleva a<br />

cuestionarnos: ¿qué hay?, ¿qué no hay?, ¿con qué recursos se cuenta para<br />

promover el desarrollo y con cuáles no?, ¿cuáles son las necesidades/<br />

problemas y las expectativas de los habitantes?, ¿qué objetivos tiene la<br />

autoridad comunal? Arroyo (2009) plantea que una comunidad o territorio<br />

puede promover el desarrollo local en la medida en que tenga un<br />

perfil, un motor del desarrollo que genere el crecimiento económico del<br />

lugar con distribución del ingreso o con mejoras de las condiciones sociales.<br />

Lo que permite identificar hacia dónde va un territorio. Identificar el<br />

perfil de una localidad es una posibilidad para abordar el desarrollo territorial.<br />

En Argentina, actualmente, las localidades están divididas en tres<br />

categorías de acuerdo a su perfil de desarrollo (Arroyo, 2009):<br />

• Definido: cuyo motor de desarrollo no varió con el tiempo. Ejemplos<br />

de comunas en la provincia de Córdoba: La Cumbrecita, 17<br />

17<br />

Según la regionalización del Área Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno de la<br />

provincia de Córdoba (próximamente) se ubica en la región Serrana.


884 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

departamento Calamuchita (perfil turístico); Aldea Santa María, 18<br />

departamento Unión (perfil agrícola). Ante estos ejemplos, sí se<br />

puede discutir cómo organizar mejor las actividades, pero la discusión<br />

no se plantea hacia dónde van estas comunas, ya que el perfil<br />

está históricamente definido.<br />

• En crisis: donde es posible una crisis abrupta (lo que promovió el<br />

desarrollo y el crecimiento de ese lugar hoy ya no lo genera) o una<br />

crisis paulatina (lo que promovió el desarrollo y crecimiento del<br />

lugar declina lentamente). Ejemplo de comunas: Pampayasta<br />

Norte, 19 departamento Tercero Arriba (actividad tambera); El<br />

Chacho, 20 departamento Minas (actividad minera).<br />

• No definido: no se han definido la o las actividades que promueven<br />

el desarrollo. Por ejemplo, las comunas de Rayo Cortado, departamento<br />

Río Seco, y Copacabana, departamento Ischilín, ambas<br />

comunas pertenecen a la región Árida.<br />

Todo territorio tiene un perfil, lo que interesa es saber si tiene un<br />

perfil definido o no para el desarrollo local. Arroyo (2009) alude que, este<br />

concepto no sólo está definido por lo que hay en ese territorio o por lo<br />

que se podría hacer en él, sino, además, por la viabilidad económica de<br />

lo que se propone y por los que viven, cómo viven y qué expectativas<br />

tienen. Este enfoque, presenta como eje transversal la arista económica,<br />

considerándola como primer elemento en el abordaje del desarrollo territorial,<br />

ya que permite identificar hacia dónde va el territorio y así descubrir<br />

su motor de desarrollo. 21<br />

Sin embargo, existen otras perspectivas de abordaje del PT desde un<br />

enfoque multidimensional (socio-cultural, económico-productivo, político-institucional<br />

y ambiental) a partir de la identificación de variables y<br />

criterios de equidad, sostenibilidad, competitividad y gobernabilidad, que<br />

permiten comprender la realidad más allá de la arista económica, donde<br />

se articulan diversos enfoques, considerando como punto de partida el<br />

análisis del sistema territorial desde la complejidad (Muñoz Wilches, 2012;<br />

PNUD, 2014). De esta manera, abordamos el concepto de PT mediante<br />

la metáfora de un árbol (figura 4) (Crissi Aloranti, 2019). Lo que refleja la<br />

18<br />

Corresponde a la región Llanura (Área Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno<br />

de la provincia de Córdoba, próximamente).<br />

19<br />

Pertenece a la región Llanura (Área Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno de<br />

la provincia de Córdoba, próximamente).<br />

20<br />

Conforma la región Árida (Área Infraestructura Regional del Ministerio de Gobierno de la<br />

provincia de Córdoba, próximamente).<br />

21<br />

Proceso de crecimiento y cambio estructural que, mediante la utilización del potencial endógeno<br />

existente en el territorio, conduce a elevar el bienestar de la población de una localidad o una<br />

región (Vázquez Barquero, 2000).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

885<br />

Figura 4<br />

Árbol del perfil territorial<br />

Fuente: elaboración propia.<br />

integración de los subsistemas (ambiental, socioeconómico y político-institucional),<br />

cuyas funcionalidades y dinámicas le brindan la estructura al<br />

sistema territorial local-regional. Desde esta visión holística se identifican<br />

las potencialidades, problemas y recursos de los subsistemas mencionados,<br />

correspondientes a las comunas que conforman las regiones. La copa del<br />

árbol representa las potencialidades; el tronco los problemas y dificultades;<br />

las raíces los recursos y fundamentos, que son los que sustentan el potencial<br />

urbano-ambiental de las comunas de la región. Los lineamientos de OT y<br />

sus acciones se desprenden de las hojas, los que necesitan de una estructura<br />

para definirse y ejecutarse.<br />

Por ello, en la investigación doctoral, se trabaja con las regiones para<br />

definir el PT regional, identificando las variables correspondientes a las<br />

dimensiones detalladas a continuación:<br />

• Socio-económica: fechas de creación de las comunas; líneas ferroviarias<br />

que las atraviesan; cantidad de habitantes según los censos<br />

(Nacional y Provincial) de los años 1991-2001-2008-2010 y su


886 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

variación intercensal; índice de coparticipación; principales actividades<br />

económicas; necesidades urbanas (equipamiento, infraestructura,<br />

servicios); identificación y caracterización de los usos de<br />

suelo que forman la matriz de actividades económicas y paisaje de<br />

una comuna, constituyendo un insumo fundamental para el OT.<br />

• Ambiental: clima; relieve; flora; fauna; hidrografía; áreas naturales<br />

protegidas; problemáticas ambientales (basurales a cielo abierto,<br />

incendios, contaminación de espejos de agua, etc).<br />

• Política-institucional: participación ciudadana en los procesos democráticos<br />

de toma de decisiones; capacidades de autogestión; normativas<br />

relacionadas al OT; delimitación de la jurisdicción territorial<br />

(radio comunal), programas de financiamientos otorgados por<br />

diferentes organismos (internacional, nacional, provincial).<br />

Luego del trabajo de campo y de la revisión de documentos, se realiza<br />

un análisis, diagnóstico e interpretación de los subsistemas 22 que conforman<br />

la categoría de PT de las 4 regiones propuestas por el Área Infraestructura<br />

Regional del Ministerio de Gobierno de la provincia de Córdoba<br />

(próximamente). Dicha categoría se constituye en una herramienta para<br />

diseñar los lineamientos de OT de las comunas a escala regional.<br />

Conclusiones<br />

A partir de las concepciones teóricas desarrolladas y la información relevada<br />

en las comunas de la provincia de Córdoba, se considera que es factible<br />

generar transformaciones concretas a nivel local y regional implementando<br />

instrumentos endógenos tales como: la participación ciudadana, el desarrollo<br />

de las organizaciones, el fortalecimiento de las instituciones, la utilización<br />

de recursos locales, entre otros, lo que constituye uno de los<br />

principales potenciales del desarrollo local, ya que son los recursos con<br />

los que cuenta cada territorio. Sin embargo, el desafío se presenta la<br />

mayoría de las veces en la imposibilidad de concretar tales expectativas<br />

debido a la escasez de profesionales vinculados en la temática, escasa<br />

motivación, reducidos salarios, intereses opuestos, disputas por el ejercicio<br />

de poder, falta de cooperación entre las autoridades competentes en<br />

la temática, ausencia de planificación territorial, entre otros aspectos. A<br />

modo de ejemplo podemos referenciar las dinámicas económicas y sociales<br />

que inciden en el uso y la ocupación de los territorios, las que no se<br />

ajustan a las condiciones del entorno natural-social y amenazan con la<br />

22<br />

Identificando las potencialidades y problemas.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 865-892<br />

887<br />

sostenibilidad del desarrollo. Este contexto ratifica la importancia de profundizar<br />

en las herramientas necesarias para ordenar los territorios, permitiendo<br />

una lectura clara y pertinente de cómo abordar las especificidades<br />

locales, propias de las dinámicas de cada territorio. Es allí, donde prevalece<br />

el modelo conceptual de abordaje del OT en el que se refleja la articulación<br />

de las categorías de PT e IT permitiendo diagnosticar los problemas y<br />

capacidades endógenas de los territorios, en articulación con el accionar<br />

de los actores, para lograr un desarrollo socioeconómico y armónico con<br />

el ambiente. El reconocimiento de los PT desde el abordaje exhaustivo<br />

de las dimensiones (ambiental, socioeconómica y político-institucional)<br />

permite interpretar el rol o motor de desarrollo de las regiones impulsando<br />

a la investigación acción participativa (Fals Borda, 1986) en las comunas.<br />

Como así también, poner en agenda de discusión la importancia de considerar<br />

en el OT variables de índole cualitativa y cuantitativa que muchas<br />

veces no son consideradas por las metodologías más consagradas en el<br />

campo y fundamentar en base a un sólido conocimiento, la proposición<br />

de lineamientos de OT. De esta manera, se ofrece una alternativa que<br />

responde al objeto de estudio, para comprender cómo se está dando el<br />

fenómeno de la conformación de los territorios comunales desde un<br />

enfoque sistémico-holístico. Para ello, es relevante disponer de lectura,<br />

análisis e interpretación bibliográfica; efectuar mapeos de usos del suelo;<br />

ejecutar relevamientos y análisis históricos de las localidades; indagar las<br />

noticias en medios de comunicación heterogéneos (locales y regionales);<br />

realizar entrevistas y/o implementar encuestas a diferentes actores sociales;<br />

desarrollar mesas de trabajo a través de talleres y jornadas. En este último<br />

punto es donde emerge, con relevancia, la IT, contando con la participación<br />

e involucramiento de los actores sociales. Reflejándose los conocimientos<br />

tácitos de los actores desarrollados a través de sus experiencias, como así<br />

también, el conocimiento pragmático adquirido, logrando combinar la<br />

reflexión y la acción en los procesos de transformación territorial de las<br />

comunas.<br />

La implementación de estas herramientas en los escenarios comunales,<br />

es un proceso que requiere de la impronta del sistema institucional local<br />

(en cuanto a la habilidad para la gestión de recursos económicos, la concertación<br />

público-privado, la flexibilidad para atender las necesidades y<br />

problemas, así como para la elaboración de políticas públicas pertinentes y<br />

funcionales) acompañada del funcionamiento de la sociedad que, a partir<br />

de ciertas demandas, ocasionan movilización de imaginarios sociales con la<br />

finalidad de retribuir a la mejora de la calidad de vida de los habitantes.<br />

Ante el escenario planteado surge la necesidad de un proceso de cambio<br />

más profundo en torno a la construcción de una visión compartida<br />

de interacción y confianza entre los actores participantes.


888 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

De esta manera, y considerando que su componente estable es el<br />

cambio continuo, queda abierto el camino para el desarrollo de una gestión<br />

pública cada vez más participativa e innovadora. Cuyo desafío sea<br />

construir espacios de integración y de diálogo en relación al ambiente,<br />

lugares, problemáticas, siendo sus actores y la gobernanza intérpretes de<br />

las necesidades de las poblaciones. Pero también, un lugar donde el quehacer<br />

científico social progrese colectivamente con el aporte de todos.<br />

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892 V. Crissi Aloranti: Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

Recibido: 20 de agosto de 2020.<br />

Reenviado: 16 de marzo de 2021.<br />

Aceptado: 16 de abril de 2021.<br />

Vanesa Crissi Aloranti. Doctora en Desarrollo Territorial por la<br />

Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina y Postdoctorante de<br />

la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Córdoba<br />

y del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad<br />

(CIECS), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas<br />

(CONICET), Argentina. Profesora e investigadora de la Universidad<br />

Siglo 21. Su línea de investigación actual es el “Ordenamiento territorial<br />

para los gobiernos locales de la provincia de Córdoba desde<br />

metodologías participativas”. Entre sus más recientes publicaciones se<br />

destacan: como autora, “Perspectiva de abordaje en el desarrollo territorial:<br />

la región Llanura (Córdoba, Argentina)”, <strong>Revista</strong> pensum, 6 (6),<br />

Córdoba, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño/Universidad<br />

Nacional de Córdoba, pp. 1-20 (2020); como coautora en, “Desarrollo<br />

sustentable: “Obispo Trejo florece”- Registro de actividad”, Nexo Agropecuario,<br />

8 (2), Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, pp. 126-136<br />

(2020); y “El envejecimiento poblacional como componente del ordenamiento<br />

territorial en la provincia de Córdoba, Argentina”, InterSedes, 19<br />

(39), San Pedro, Universidad de Costa Rica, pp. 43-61 (2018).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917.<br />

Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

DOI: http://dx.doi.org/10.22136/est20211776<br />

La vulnerabilidad social en México:<br />

distribución espacial por sección<br />

electoral<br />

893<br />

Social vulnerability in Mexico: spatial<br />

distribution by electoral section<br />

Edel Cadena-Vargas*<br />

Abstract<br />

The objectives of this work were 1) to construct a detailed scale social vulnerability<br />

index, 2) to discover the existing spatial patterns, 3) to determine their distribution<br />

and spatial association, and 4) to identify the clusters of this indicator of social inequality.<br />

The 2010 population census was used, which is the latest available. Usual techniques<br />

of conventional statistics and spatial statistics were applied. The results obtained suggest<br />

that there is a process of socio-spatial segregation which is related to migratory<br />

flows, economic informality, concentration of indigenous population, and distance<br />

from large urban centers with greater economic activity.<br />

Keywords: social vulnerability, multidimensional indexes, spatial analysis, cluster<br />

analysis.<br />

Resumen<br />

Esta investigación tuvo los siguientes objetivos: 1) construir un índice de vulnerabilidad<br />

social a escala detallada, 2) descubrir los patrones espaciales existentes,<br />

3) determinar su distribución y asociación espacial y 4) identificar los clústeres de<br />

este indicador de desigualdad social. Se utilizó el censo de población de 2010. Se<br />

aplicaron las técnicas usuales de estadística convencional y estadística espacial. Los<br />

resultados obtenidos sugirieron que hay un proceso de segregación socioespacial<br />

y se relaciona con los flujos migratorios, informalidad económica, concentración<br />

de población indígena, y lejanía de los grandes centros urbanos de mayor actividad<br />

económica.<br />

Palabras clave: vulnerabilidad social, índices multidimensionales, análisis espacial,<br />

análisis de clúster.<br />

* Facultad de Geografía, Universidad Autónoma del Estado de México, correo-e: edelcadena@<br />

yahoo.com.mx


894 E. Cadena-Vargas: La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por…<br />

Introducción<br />

Desde su nacimiento, las Ciencias Sociales se han preocupado por el<br />

estudio de la desigualdad dado su impacto social e individual e, incluso,<br />

su repercusión política; por ello, existen múltiples métodos y técnicas<br />

parar medirla (Represa et al., 2018), desde las que utilizan un solo factor,<br />

como ingreso por ejemplo, hasta las multidimensionales que sintetizan<br />

un cierto <strong>número</strong> de indicadores en uno solo (marginación, desarrollo<br />

humano, bienestar o rezago social). A la vez, los métodos multidimensionales<br />

aplican diversas técnicas de cálculo y estratificación para su mejor<br />

comprensión (Ávila Vera y Picazzo Palencia, 2018; Montoya Arce y<br />

Martínez Espinosa, 2018).<br />

De las categorías referidas a la desigualdad social, en los últimos años<br />

ha cobrado especial importancia la de vulnerabilidad social, fenómeno<br />

que agrupa un conjunto de dimensiones de la vida humana y de la cual<br />

no hay un consenso generalizado.<br />

En este sentido, e independientemente de que el enfoque de vulnerabilidad<br />

continúe en construcción teórica […] [es] utilizada para describir la exposición<br />

a los riesgos y su gestión, es decir, se identifican elementos como la falta de capacidades<br />

en los individuos lo cual provoca inseguridades, incertidumbre, así como<br />

inadecuadas estrategias desplegadas por comunidades, familias, personas u hogares<br />

para salir de esta zona (Ramos Ojeda, 2019: 23).<br />

Por ello, los objetivos planteados en esta investigación fueron 1) construir<br />

un índice de vulnerabilidad social (IVS), a escala detallada; 2) descubrir<br />

los patrones espaciales de este fenómeno; 3) determinar la distribución<br />

y asociación espacial del IVS y sus componentes y 4) identificar los<br />

clústeres resultantes de este indicador de desigualdad social.<br />

Esta investigación integra una revisión de la literatura especializada,<br />

primero de vulnerabilidad en general, luego, con enfoque particular en la<br />

vulnerabilidad social; en la segunda parte se describe paso a paso la metodología<br />

usada, se incluye la definición propia de esta categoría, las fuentes<br />

de datos, los métodos de cálculo y el software utilizado. Le siguen los resultados<br />

–del índice y sus componentes– así como de lo que arrojaron las<br />

técnicas de análisis espacial usadas. Por último, hay un apartado de conclusiones<br />

en el que se reflexiona acerca de los alcances y límites del trabajo, así<br />

como de las posibles hipótesis que se derivan de estos.


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

895<br />

1. La vulnerabilidad social, una categoría en construcción<br />

Al principio, la vulnerabilidad era una categoría referida primordialmente a<br />

la susceptibilidad o propensión a sufrir daños por fenómenos naturales o<br />

ambientales (huracanes, terremotos, inundaciones, sequías, cambio climático,<br />

entre otros) (PNUD, 2014). Por ello, se privilegiaba la localización y análisis<br />

de lugares o zonas que presentaban dicha característica. Con el tiempo,<br />

las diferentes áreas de conocimiento adjetivaron la categoría con aquellos<br />

aspectos propios de su interés y, por ello, se diversificó su conceptualización:<br />

no se puede plantear la vulnerabilidad en general, sino el concepto debe estar<br />

siempre acompañado con la pregunta, ¿vulnerable a qué? Es decir, la vulnerabilidad,<br />

al contrario de la pobreza, se construye y manifiesta en el contexto de una amenaza<br />

real. Este planteamiento lleva a una conclusión importante, relativa a que las personas<br />

serán vulnerables en diferentes grados a diferenciadas amenazas (Arreguin et<br />

al., 2015: 12).<br />

En este contexto, ha habido un crecimiento significativo de trabajos que<br />

abordan la vulnerabilidad social desde diferentes perspectivas y enfoques,<br />

por un lado están las reflexiones teórico metodológicas, cuya finalidad es<br />

entender la categoría y determinar las dimensiones que la integran (Ramos<br />

Ojeda, 2019; Vite Pérez, 2018 y Montoya Arce y Martínez Espinosa, 2018);<br />

por el otro, están los diseños de IVS en distintas áreas y disciplinas orientadas<br />

al análisis estadístico y espacial, que utilizan variados métodos, niveles<br />

de desagregación y fuentes de datos.<br />

En Colombia, se diseñó un índice exclusivo para los jóvenes de 15 a<br />

24 años de la ciudad de Medellín, se utilizó el método de análisis factorial<br />

con datos de 8 mil 406 personas, a través del método Análisis de Componentes<br />

Principales ACP (Hernández et al., 2018). También hay un IVS<br />

a nivel nacional para las nueve regiones que ahí existen, hecho a través de<br />

regresiones logísticas para 32 preguntas de la Encuesta Nacional de Calidad<br />

de Vida de ese país (Fajardo et al., 2016).<br />

A través del análisis espacial, Durán Gil construyó un índice de vulnerabilidad<br />

total, dentro del cual está incluido uno social para la totalidad de<br />

los municipios de Colombia. Determinó regiones de vulnerabilidad con<br />

24 indicadores de las dimensiones social, económica, física y ambiental<br />

(Durán Gil, 2017).<br />

En Argentina se diseñó un IVS para todo el país con los más de 51<br />

mil radios censales y 19 variables a través del método ACP (Represa et al.,<br />

2018). Por su parte Mastrandrea y Ángeles (2020) diseñaron un IVS para<br />

los radios censales de la ciudad de Bahía Blanca, con 17 variables en escala<br />

0 a 100, convertidas a ráster y, con superposición de mapas, clasificados<br />

en cinco grupos por intervalos iguales.


896 E. Cadena-Vargas: La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por…<br />

En España se analizó la vulnerabilidad social de los barrios de la ciudad<br />

de Santa Cruz de Tenerife, en las Islas Canarias, a través de tres variables,<br />

contrastadas con las tasas de desalojo inmobiliario de 2008 a 2011 (García-<br />

Hernández y Ginés-De la Nuez, 2020). Para Chile, se trabajó un IVS para<br />

los desplazados por el tsunami en la ciudad de Dichato, a través de 179<br />

encuestas procesadas por el método de análisis factorial de correspondencias<br />

(Muñoz-Vera y Rojas-Hernández, 2018).<br />

En Estados Unidos el condado de Cook, donde está la ciudad de Chicago,<br />

utilizó un IVS por distrito censal con 15 factores sociales; se encuentra<br />

disponible en una página web donde se pueden también descargar los<br />

resultados (ATSDR, 2018).<br />

En México se elaboró un IVS para los 2,456 municipios con siete<br />

variables censales y de otras fuentes de 2010 a través del método ACP<br />

(Ávila Vera y Picazzo Palencia, 2018); de la misma forma, Granados<br />

Martínez (2017) calculó un IVS desagregado por género con 16 indicadores<br />

para 2,440 municipios a través del método ACP.<br />

El gobierno federal también diseñó un IVS, utilizando cinco dimensiones<br />

aplicadas a los 32 estados con fuentes de Inegi y Coneval de 2015<br />

(DIF, 2017). Otro IVS es el de Arreguín et al. (2015) con 15 indicadores<br />

de los 2,456 municipios, con un método de clasificación de porcentajes<br />

obtenidos en cinco grupos, después combinados. La fuente fue el censo<br />

de 2010 y datos del Conapo del mismo año. Para Ciudad Juárez se diseñó<br />

un IVS con seis indicadores, utilizando el método ACP, se aplicaron técnicas<br />

de análisis espacial a nivel de Área Geoestadística Básica con base al<br />

censo de 2010 a ese nivel de desagregación (Medina et al., 2019). Uno más<br />

son los niveles de vulnerabilidad social de García Castro y Villerías Salinas<br />

(2016) calculados por AGEB con el método de tipificación probabilística.<br />

En suma, la literatura reciente al respecto sugiere que no hay un consenso<br />

generalizado acerca de los componentes de la vulnerabilidad social; su<br />

operacionalización en indicadores depende del interés de cada área. Tampoco<br />

son comunes las variables usadas ni los métodos de cálculo, aunque son<br />

más frecuentes los métodos estadísticos, incluso los derivados del análisis<br />

espacial. Los niveles de desagregación que se usan son distintos, ya que el<br />

menor es la mazana y el mayor son los estados o departamentos, incluyendo<br />

los radios censales, barrios y áreas geoestadísticas básicas.<br />

2. Metodología<br />

Las siguientes son características que, en nuestra opinión, determinan la<br />

vulnerabilidad en la época moderna, en un país como México:


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

897<br />

1. Falta de acceso a la salud, ya que en este país no existe un sistema<br />

de salud universal; 2. Ser adulto mayor, por la disminución de las capacidades<br />

físicas y mentales que implica ese grupo de edad; 3. Tener alguna<br />

discapacidad en una sociedad que discrimina y segrega a los que poseen<br />

capacidades diferentes; 4. No contar con escolaridad alguna –ya sea<br />

jóvenes o adultos– en un entorno económico que lo requiere; 5. Ser niño<br />

o joven sin asistir a la escuela, ya que a la larga se cerrará el acceso a una<br />

ocupación mejor remunerada y la salud; 6. No tener un empleo que<br />

proporcione los ingresos necesarios para la subsistencia digna; 7. Ser<br />

indígena y hablar un idioma dominante diferente en una sociedad donde<br />

persiste la discriminación; 8. Ser migrante, nacional o extranjero, en un<br />

entorno que discrimina, acosa y segrega a los que nacieron fuera del lugar<br />

donde decidieron vivir; 9. No ser católico en una sociedad donde la<br />

mayoría profesa dicha religión; 10. Ser mujer jefa de familia porque “los<br />

hogares con jefatura femenina representaron un porcentaje menor al de<br />

aquellos jefaturados por varones. Sin embargo, sus características las<br />

colocan en mayor vulnerabilidad” (Rodríguez de Jesús y Pérez Baleón,<br />

2020: 336).<br />

Todas estas características conforman las dimensiones de capacidades<br />

(características 1, 2 y 3), oportunidades (4, 5 y 6) y estigmatización social<br />

(7, 8, 9 y 10); para construir el índice de vulnerabilidad social IVS, una<br />

vez establecidos los aspectos que integran este fenómeno en países como<br />

México, se construyeron los indicadores necesarios a través del Censo de<br />

Población y Vivienda por sección electoral (Inegi-IFE, 2010). Se calculó<br />

un índice de capacidades, otro de oportunidades y uno de estigmatización<br />

social para después combinarlos en el IVS. En todos los casos se utilizó<br />

el método de componentes principales (ecuación 1).<br />

(1)<br />

Donde Y i1<br />

es el valor de la unidad de análisis i en la primera componente<br />

principal estandarizada, C j<br />

es el ponderador del indicador j para<br />

determinar la primera componente principal estandarizada, Z ij<br />

es el<br />

indicador estandarizado j de la unidad de análisis “i”, e IVS i<br />

es el valor<br />

del índice de vulnerabilidad social de la unidad de análisis “i”.<br />

Por otra parte, las tres dimensiones y el IVS se clasificaron en cinco<br />

grados (muy alto, alto, medio, bajo y muy bajo) a través del método de<br />

Dalenius y Hodges, también conocido como “Estratificación Óptima”,<br />

de acuerdo al siguiente procedimiento:


898 E. Cadena-Vargas: La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por…<br />

1) Se calcula el <strong>número</strong> de intervalos adecuados en que se divide el<br />

índice, a través del entero resultante del logaritmo base 10 del <strong>número</strong><br />

total de casos contenidos en el índice.<br />

2) Calculado el rango del índice, se divide en el <strong>número</strong> de intervalos<br />

resultante.<br />

3) Se calcula el <strong>número</strong> de casos que caen dentro de cada intervalo.<br />

4) Se obtiene la raíz cuadrada del <strong>número</strong> de casos en cada intervalo<br />

y se acumula consecutivamente.<br />

5) La raíz cuadrada acumulada del último intervalo se divide entre el<br />

<strong>número</strong> de estratos a obtener. El primer estrato es la cantidad<br />

obtenida, el segundo el doble, el tercero el triple y así, hasta el<br />

último estrato.<br />

6) El límite máximo de cada estrato corresponderá al valor más cercano<br />

en la columna de raíces cuadradas acumuladas y su respectivo rango<br />

en los intervalos del índice.<br />

7) Se asigna el estrato correspondiente a cada uno de los casos en su<br />

respectivo estrato.<br />

Para determinar la asociación espacial del IVS se utilizó el Índice de<br />

Autocorrelación Global de Moran (ecuación 2).<br />

(2)<br />

Donde y i<br />

es el valor de la variable o atributo en cada unidad espacial<br />

analizada “i”; y j<br />

es el valor de la variable o atributo en cada unidad espacial<br />

vecina “j”; w ij<br />

es la proximidad entre las unidades espaciales “i” y “j”<br />

(llamada también “matriz de pesos espaciales”) y que puede ser estimada<br />

a partir de la localización absoluta (medida mediante distancias entre<br />

unidades espaciales) o relativa (establecida a partir de criterios de vecindad);<br />

n es el <strong>número</strong> de unidades espaciales.<br />

La cartografía usada corresponde a 2010 y contiene los polígonos de<br />

68 mil 340 secciones electorales, que son las vigentes en la fecha de referencia.<br />

El software utilizado fue IBM SPSS 23.0 (IBM, 2017) y Microsoft<br />

Excel 2013, Geoda 1.14 (Anselin, 2017) y Arc Gis Desktop 10.3 (ESRI,<br />

2014).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

899<br />

3. Resultados<br />

De los componentes de la vulnerabilidad social, el que presenta mayor<br />

impacto en el país es la desocupación, en virtud de que más de la tercera<br />

parte de las secciones electorales, 35.8%, tienen un grado alto y muy alto<br />

de personas en esa condición. Le siguen los niños y jóvenes que no asisten<br />

a la escuela, 31.3% de las secciones, y hogares con jefatura femenina 29.0<br />

por ciento.<br />

En contraste, donde hay una menor concentración de secciones en<br />

los grados alto y muy alto, es en personas que tienen alguna discapacidad,<br />

hablantes de lengua indígena y personas de 15 años y más sin<br />

escolaridad, ya que van de 11.8 a 13.8% del total nacional de secciones<br />

electorales. La vulnerabilidad social alta y muy alta, en cambio, se presenta<br />

en poco más de la quinta parte de las secciones electorales, 22.2%<br />

(tabla 1).<br />

Tabla 1<br />

Grado de vulnerabilidad social y sus componentes por sección<br />

electoral en México 2010<br />

Muy<br />

bajo<br />

Bajo Medio Alto Muy<br />

alto<br />

Porcentaje de secciones electorales<br />

Personas desocupadas 12.3 23.3 28.7 19.2 16.6<br />

Niños y jóvenes que no asisten a<br />

la escuela<br />

8.4 25.3 34.9 26.5 4.9<br />

Hogares con jefatura femenina 19.4 24.5 27.0 26.2 2.8<br />

Personas sin derechohabiencia a<br />

algún servicio de salud<br />

11.6 34.3 29.8 17.8 6.4<br />

Población no católica 20.2 43.4 16.3 15.4 4.6<br />

Adultos mayores de 60 años y más 30.2 30.9 20.6 10.6 7.8<br />

Personas con alguna discapacidad 21.5 43.8 20.9 11.1 2.7<br />

Personas de 15 años y más sin<br />

escolaridad<br />

Hablantes de lengua indígena de<br />

tres años y más<br />

50.3 25.2 12.1 9.3 3.2<br />

64.7 20.1 3.4 1.6 10.2<br />

Vulnerabilidad social 17.1 33.9 26.8 16.1 6.1<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi-IFE (2010).


900 E. Cadena-Vargas: La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por…<br />

Analizada la distribución del primer componente, destaca que, en<br />

adultos mayores, los estados de Nuevo León, Zacatecas, Sinaloa, Sonora<br />

y San Luis Potosí tienen entre 26.3 y 35.9% de sus secciones electorales<br />

con grados alto y muy alto de personas en esa condición. Caso contrario,<br />

en los estados de Baja California, Querétaro, Campeche, Estado de<br />

México, Tlaxcala, Chiapas, Tabasco, y Quintana Roo hay menos de 10%<br />

de las secciones con esos grados.<br />

Espacialmente, destaca la existencia de varios corredores donde se<br />

concentran más los adultos mayores. El primero va desde el norte de<br />

Jalisco hasta la frontera de Sonora y Estados Unidos; el segundo es desde el<br />

estado de Hidalgo hasta la frontera con Estados Unidos, Tamaulipas y<br />

Nuevo León, el tercero va desde Oaxaca hasta Puebla (mapa 1).<br />

Mapa 1<br />

Grado de concentración de adultos mayores por sección electoral<br />

en México<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi-IFE (2010)<br />

Referente a la discapacidad, en Zacatecas, Durango, Oaxaca, Yucatán,<br />

San Luis Potosí, Michoacán, Colima y Coahuila, de 20.2 a 33.6% de sus<br />

secciones electorales tienen un grado alto y muy alto de personas con<br />

algún tipo de discapacidad; en contraste, en Morelos, Querétaro, Tabasco,<br />

Ciudad de México, Baja California, Estado de México, Quintana Roo,<br />

Tlaxcala y Chiapas, menos de 10% de sus secciones electorales presentan


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

901<br />

un grado muy alto o alto de personas en esa condición. Resalta el caso de<br />

Chiapas, donde solo 2.0% de las secciones tiene esa característica.<br />

En este aspecto, destaca que hay zonas muy localizadas de discapacidad,<br />

particularmente en el norte de Durango, norte de Jalisco y sur de Zacatecas,<br />

así como el área entre Oaxaca y Puebla y algunas zonas de Nuevo<br />

León (mapa 2).<br />

Mapa 2<br />

Grado de concentración de personas con alguna discapacidad<br />

por sección electoral en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi-IFE (2010).<br />

Otro indicador de vital importancia es el derecho a algún servicio de<br />

salud, pues no solo es la propia falta del servicio sino que además tiene<br />

gran impacto en las finanzas de cualquier familia. En este sentido resalta<br />

que en Puebla, Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Estado de México<br />

y Veracruz, entre 44.1 y 64.6% de las secciones electorales tienen un grado<br />

alto y muy alto de personas que no gozan de ese servicio; por el contrario,<br />

en Querétaro, Baja California Sur, Nuevo León, Aguascalientes y Colima,<br />

menos de 2.0% de sus secciones están en esta circunstancia.<br />

Territorialmente se percibe que la mayor parte del sur sureste del<br />

país, excepción hecha de la península de Yucatán, presenta gran concentración<br />

de secciones con esta carencia. También destaca que en el centro<br />

y norte del país se percibe menos, excepción hecha del corredor que se forma<br />

desde el norte de Jalisco y hasta Sonora (mapa 3).


902 E. Cadena-Vargas: La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por…<br />

Mapa 3<br />

Grado de concentración de personas sin servicio de salud<br />

por sección electoral en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi-IFE (2010).<br />

En materia educativa, en los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca,<br />

Michoacán, Hidalgo, Guanajuato, Puebla y San Luis Potosí, entre 20.5<br />

y 48.2% de sus secciones electorales tienen grados alto y muy alto de<br />

personas mayores de 15 años sin escolaridad alguna. En cambio, Tlaxcala,<br />

Sonora, Nuevo León, Coahuila, Baja California, Ciudad de México y<br />

Aguascalientes, menos de 2.0% de sus secciones están en la misma condición,<br />

destaca el caso de esta última entidad federativa donde solo 0.2%<br />

de sus secciones presentan este nivel de rezago.<br />

De nueva cuenta, hay regiones muy localizadas con este tipo de insuficiencia,<br />

por un lado está la zona entre los estados de Chihuahua, Sinaloa<br />

y Sonora, al igual que la región colindante entre Nayarit y Durango. Le<br />

siguen en notoriedad la parte sur y costera de Michoacán, al igual que la<br />

parte oriental de Guerrero y Chiapas, así como un corredor que va desde<br />

el norte de Oaxaca, pasando por Puebla, hasta la zona colindante entre<br />

Hidalgo, San Luis Potosí, Querétaro y Guanajuato (mapa 4).<br />

El indicador que presenta mayor porcentaje de secciones electorales<br />

con grado muy alto de niños y jóvenes que no asisten a la escuela corresponde<br />

a la Ciudad de México: 10.3% de sus secciones con esa característica. Le<br />

siguen Sonora, con 10.1%; Sinaloa, con 9.7% y Chihuahua, con 8.7%.<br />

En cambio, en Tlaxcala, Guerrero y Oaxaca la relación es inversa, ya que


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

903<br />

Mapa 4<br />

Grado de concentración de personas mayores de 15 años sin<br />

escolaridad por sección electoral en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base con Inegi-IFE (2010).<br />

en las tres entidades menos de 1.0% de sus secciones tienen un grado muy<br />

alto de este rezago.<br />

Si se tienen en cuenta los grados alto y muy alto, el ranking es semejante,<br />

pero cambia en los de menor concentración. Los de mayor proporción son<br />

Ciudad de México, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Baja California, Colima,<br />

Veracruz, Morelos, Aguascalientes, Yucatán y Nayarit, donde más de la<br />

tercera parte de sus secciones se encuentra en esos grados. En contraste,<br />

los estados donde menos de 15% de sus secciones presentan esta condición<br />

son Oaxaca, Michoacán, Hidalgo, Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas<br />

y Guerrero. Dado que este indicador es el que presenta menor cantidad<br />

de grados muy altos, territorialmente se aprecia menos el contraste; solo<br />

en los grados altos se logra percibir zonas muy amplias en las entidades ya<br />

mencionadas en el párrafo anterior (mapa 5).<br />

Otro aspecto relevante de vulnerabilidad es la desocupación, en virtud<br />

de que la disponibilidad de un empleo es lo que determina el ingreso,<br />

factor primario del bienestar social. Destaca que los estados que mayor<br />

porcentaje de secciones electorales con grados alto y muy alto de desocupación<br />

son Aguascalientes, Coahuila, Sonora, Querétaro, Durango, Guanajuato,<br />

Chihuahua, Hidalgo, Estado de México, Ciudad de México, Baja<br />

California, San Luis Potosí y Morelos: entre 40.0 y 72.0% de sus secciones<br />

presentan esta condición; en contraste, los estados de Oaxaca, Quintana


904 E. Cadena-Vargas: La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por…<br />

Mapa 5<br />

Grado de concentración de niños y jóvenes que no asisten<br />

a la escuela por sección electoral en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base a Inegi-IFE (2010).<br />

Roo, Colima, Campeche, Yucatán y Chiapas, tienen menos de 20.0% de<br />

sus secciones con esta desventaja.<br />

A diferencia de otros indicadores, la desocupación parece afectar más<br />

a las zonas urbanas y más densamente pobladas, mientras que los estados<br />

del sur sureste, como se puede observar, no presentan una concentración<br />

aguda de grados alto y muy alto de este rezago social (mapa 6).<br />

Un indicador de la vulnerabilidad, en sociedades patriarcales como la<br />

mexicana, lo representan hogares con jefatura femenina. La Ciudad de<br />

México, Veracruz, Morelos, Baja California, Sinaloa, Puebla y Sonora,<br />

tienen más de 30% de sus secciones electorales con grado alto y muy alto<br />

de hogares con este indicador. En cambio, en Chiapas, Zacatecas y Tlaxcala<br />

hay menos de 15% de las secciones en esa condición.<br />

Al igual que la desocupación, la mayor presencia de secciones electorales<br />

con grados alto y muy alto de hogares con jefatura femenina es en los<br />

estados y zonas más urbanizadas del centro y norte del país. A la inversa<br />

sucede con las menores concentraciones en las entidades del sur sureste<br />

(mapa 7).<br />

Ser indígena en un país donde el racismo persiste es otro factor de<br />

vulnerabilidad. Medido por secciones electorales, destaca sobremanera<br />

que en Yucatán, Quintana Roo, Oaxaca, Chiapas, Campeche, Hidalgo y<br />

Puebla, entre 23.0 y 78.5% de las secciones electorales tienen grados alto


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

905<br />

Mapa 6<br />

Grado de concentración de personas desocupadas por sección<br />

electoral en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi-IFE (2010).<br />

Mapa 7<br />

Grado de concentración de hogares con jefatura femenina<br />

por sección electoral en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi-IFE (2010).


906 E. Cadena-Vargas: La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por…<br />

y muy alto de hablantes de lengua indígena de tres años y más. Por el<br />

contrario, los lugares donde hay menos concentración de indígenas son<br />

Zacatecas, Colima, Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León, Guanajuato,<br />

Coahuila, Tamaulipas y Aguascalientes, ya que menos de 1.0% de sus<br />

secciones presentan esta condición. Visto territorialmente, se forman zonas<br />

muy bien delimitadas de concentración de indígenas en el sur sureste,<br />

nororiente y noroccidente del país (mapa 8).<br />

Mapa 8<br />

Grado de concentración de personas de tres años y más que hablan<br />

una lengua indígena por sección electoral en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base con Inegi-IFE (2010).<br />

La migración es considerada en el entendido de que quienes radican<br />

en una entidad distinta a la de su nacimiento tienen menos posibilidades<br />

de enfrentar un sistema económico injusto. Los estados que tienen<br />

más de la tercera parte, hasta 94.2% de sus secciones con grados alto y<br />

muy alto de migrantes, son Quintana Roo, Baja California, Estado de<br />

México, Baja California Sur, Morelos, Colima, y Querétaro. Las entidades<br />

con menos concentración de secciones en esta condición son<br />

Veracruz, San Luis Potosí, Guanajuato, Michoacán, Tabasco, Oaxaca,<br />

Coahuila, Puebla, Sinaloa, Guerrero, Yucatán y Chiapas; todas ellas tienen<br />

menos de 4.0% y hasta 0.8% de sus secciones con esta característica.<br />

Llama poderosamente la atención que la concentración de migrantes<br />

se da en las secciones electorales fronterizas de varios estados del norte,


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

907<br />

pero también es particularmente aguda en las dos penínsulas del país<br />

(mapa 9).<br />

Mapa 9<br />

Grado de concentración de migrantes por sección electoral<br />

en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base con Inegi-IFE (2010).<br />

El no ser católico en un país de mayoría de esa religión y con tradiciones<br />

tan arraigadas es otro factor de vulnerabilidad social. La mayor<br />

concentración de secciones electorales con grados alto y muy alto de<br />

personas no católicas se da en Quintana Roo, Chiapas, Tabasco, Campeche,<br />

Baja California, y Tamaulipas, en todas ellas, más de la mitad de sus secciones<br />

tienen esa condición. En sentido inverso, las entidades que tienen<br />

menos secciones electorales con esa característica son Zacatecas, Tlaxcala,<br />

Colima, Michoacán, Jalisco, Querétaro, Guanajuato, y Aguascalientes,<br />

todas ellas tienen menos de 2.0% de sus secciones con esa característica.<br />

Es relevante destacar que, territorialmente, las secciones con grados<br />

alto y muy alto de población no católica se concentran en la frontera<br />

norte, algunas regiones del noroccidente, así como en los estados de<br />

Tabasco, Campeche, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo (mapa 10).<br />

Como síntesis de los 10 indicadores se observa que el Índice de Vulnerabilidad<br />

Social IVS muestra que la entidades que concentran mayor<br />

porcentaje de sus secciones electorales con grado alto y muy alto de<br />

vulnerabilidad son Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Puebla,<br />

Yucatán, Hidalgo, San Luis Potosí y Veracruz, en virtud de que todas ellas


908 E. Cadena-Vargas: La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por…<br />

Mapa 10<br />

Grado de concentración de personas no católicas por sección<br />

electoral en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi-IFE (2010).<br />

tienen más de la tercera parte de sus secciones en esa condición. Caso<br />

contrario son Baja California Sur, Tamaulipas, Nuevo León, Baja California,<br />

Ciudad de México, Colima, y Aguascalientes, que tienen menos<br />

de 3.0% de sus secciones con esta característica. Es de notar que estas<br />

últimas cuatro entidades no tienen una sola sección con grado muy alto,<br />

mientras que Guerrero agrupa 70.3%, Chiapas 65.6%, Oaxaca 65.6% y<br />

Michoacán 54.5 por ciento.<br />

Como se puede observar en el mapa correspondiente, las regiones donde<br />

está más concentrada la vulnerabilidad son la Sierra Madre Occidental, los<br />

estados del sur sureste, así como las colindancias entre Tlaxcala, Hidalgo,<br />

Puebla, Veracruz y San Luis Potosí (mapa 11).<br />

Analizados los indicadores y el índice obtenido para encontrar la<br />

posible autocorrelación espacial a través del Índice Local de Moran se<br />

encuentra que, en efecto, las secciones electorales que tienen valores altos<br />

tienden a estar agrupadas con otras de las mismas características.<br />

No obstante, los índices más altos corresponden a las personas hablantes<br />

de lengua indígena, los migrantes y las personas de 15 años o más sin<br />

escolaridad, así como el propio índice de vulnerabilidad social calculado.<br />

Todos ellos tienen un índice de autocorrelación espacial muy alto que<br />

supera 0.8, y que en el caso particular del IVS es 0.844 (tabla 2).


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

909<br />

Mapa 11<br />

Grado de concentración de vulnerabilidad social por sección<br />

electoral en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi-IFE (2010).<br />

Tabla 2<br />

Autocorrelación espacial de los indicadores e índice de<br />

vulnerabilidad social por secciones electorales en México<br />

Indicador<br />

Adultos mayores 0.669<br />

Personas con alguna discapacidad 0.429<br />

Personas sin servicio médico 0.642<br />

Personas de 15 años y más sin escolaridad 0.822<br />

Jóvenes y niños que no asisten a la escuela 0.668<br />

Personas desocupadas 0.317<br />

Hogares con jefatura femenina 0.658<br />

Personas migrantes 0.896<br />

Hablantes de lengua indígena 0.852<br />

Personas no católicas 0.707<br />

Vulnerabilidad social 0.844<br />

Fuente: elaboración propia a partir de Inegi-IFE (2010).<br />

Índice de Moran


910 E. Cadena-Vargas: La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por…<br />

Los clústeres de alta vulnerabilidad social, es decir, áreas de una alta<br />

concentración del fenómeno y también áreas vecinas, se localizan en el<br />

noroccidente de México (en las zonas serranas): en el vértice de los estados<br />

de Nayarit, Durango y Zacatecas, así como en un corredor que incluye<br />

Michoacán, pasando por Guerrero, Guerrero Oaxaca y Chiapas. Existe,<br />

asimismo, otro corredor que se junta con el anterior, que cruza a San Luis<br />

Potosí, Veracruz, Puebla y Tlaxcala; por último, hay un gran clúster de<br />

valores altos en la Península de Yucatán y por el contrario, los de valores<br />

bajos de vulnerabilidad se concentran en zonas urbanas del norte y centro<br />

de México y, como era de esperarse, en la Ciudad de México (mapa 12).<br />

Mapa 12<br />

Clústeres de vulnerabilidad social por sección electoral<br />

en México, 2010<br />

Fuente: elaboración propia con base en Inegi-IFE (2010).<br />

4. Discusión<br />

El IVS calculado en relación al método elegido, ACP, coincide con investigaciones<br />

de Colombia, Argentina y México (Hernández et al., 2018;<br />

Represa et al., 2018; Ávila Vera y Picazzo Palencia, 2018; Granados<br />

Martínez, 2017 y Medina Pérez et al., 2019), sin embargo, es importante<br />

destacar que los métodos usados en otros trabajos también abundan en<br />

el análisis focalizado de la vulnerabilidad social, tal es el caso de las regresiones<br />

logísticas para Colombia (Fajardo Ortiz et al., 2016), técnicas de


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

911<br />

análisis espacial y superposición de capas ráster para Colombia y Argentina<br />

(Durán Gil, 2017 y Mastrandrea y Ángeles, 2020), análisis de<br />

correspondencias en Chile (Muñoz-Vera y Rojas-Hernández, 2018) y<br />

clasificación de porcentajes y tipificación probabilística para México<br />

(Arreguín et al., 2015 y García Castro y Villerías Salinas, 2016).<br />

Si bien todos los métodos usados tienen su potencia explicativa y<br />

supuestos teóricos que los sustentan, esta investigación se circunscribe al<br />

método que parece tener un mayor consenso entre los especialistas del tema.<br />

En los componentes de la vulnerabilidad social no parece haber gran<br />

consenso para seleccionar las variables, cada trabajo está orientado a la<br />

población en general o a grupos específicos, pero todo ello acotado por<br />

las características de la información disponible en cada país. En el caso<br />

de México se utilizan las variables contenidas en el Censo de Población de<br />

2010 y la Muestra Intercensal 2015.<br />

En relación con los niveles de desagregación es más frecuente la utilización<br />

de unidades de mayor tamaño, es el caso de municipios en Colombia<br />

y México (Durán Gil, 2017; Ávila Vera y Picazzo Palencia, 2018;<br />

Granados Martínez, 2017; y Arreguín et al., 2015); los niveles de menor<br />

tamaño, como las usadas en este trabajo: secciones electorales, solo son<br />

comparables con los radios censales de Argentina (Represa et al., 2018 y<br />

Mastrandrea y Ángeles, 2020) y en menor medida con lo hecho en Estados<br />

Unidos, que son los distritos censales (ATSDR, 2018).<br />

El nivel de Área Geoestadística Básica de México, si bien es de gran<br />

utilidad, solo abarca las zonas urbanas, no las rurales o mixtas; en el caso<br />

de manzanas las bases censales no están completas ni es posible la estimación<br />

del cúmulo de datos faltantes por el criterio de confidencialidad de<br />

la información en este país. Por sección electoral solo se detectó un trabajo<br />

no tan reciente a nivel local y no nacional (Cadena-Vargas y Campos-<br />

Alanís, 2012).<br />

Por otra parte, si bien es cierto que hay trabajos que contemplan la<br />

totalidad de un país, Colombia, Argentina y México, son más frecuentes<br />

los que se refieren a ciudades (Durán Gil, 2017; Represa et al., 2018; Ávila<br />

Vera y Picazzo Palencia, 2018; Granados Martínez, 2017; DIF, 2017).<br />

Referente a los resultados obtenidos por el IVS calculado, dado que no<br />

hay trabajos por sección electoral abarcando el conjunto del país, esta<br />

investigación podría considerarse la primera. No obstante, dichos resultados<br />

coinciden en diversos aspectos con lo que se puede observar a nivel municipal<br />

en el censo de 2010 y otras mediciones de desigualdad social, como<br />

el Índice de Marginación del Conapo y el Índice de Rezago Social del<br />

Coneval (Inegi, 2010; Conapo, 2010; Coneval, 2010); la diferencia radica<br />

en que por sección electoral sí es posible distinguir las diferencias dentro de<br />

los municipios.


912 E. Cadena-Vargas: La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por…<br />

Por ejemplo, en adultos mayores se muestran secciones de la Ciudad<br />

de México donde hay una mayor concentración dentro de una misma<br />

alcaldía; lo mismo sucede con el derecho a algún servicio de salud o<br />

niveles de escolaridad; en niños y jóvenes que no asisten a la escuela, es<br />

posible observar una concentración muy alta en gran cantidad de secciones<br />

electorales de la capital del país, contrariamente a lo esperado; en<br />

desocupados son semejantes los resultados municipales y los de sección<br />

electoral, por estar menos concentrados.<br />

En contraste, la concentración de hogares con jefatura femenina es<br />

muy marcada en las secciones del centro y norte de la Ciudad de México,<br />

en cambio, la distribución de población indígena es semejante a lo encontrado<br />

a nivel municipal.<br />

Caso llamativo es el de migrantes, quienes tienden a agruparse en las<br />

fronteras de los estados, y de población no católica, que lo hace en las fronteras<br />

norte y sur del país, así como pequeñas concentraciones aisladas. En<br />

ambos casos esta distribución no se percibe con los agregados municipales.<br />

Resumiendo, solo por sección electoral se pueden distinguir diferencias<br />

significativas dentro de cada municipio o estado que los agregados de ese<br />

nivel ocultan.<br />

Sería deseable abordar la vulnerabilidad social desde una perspectiva<br />

nacional con métodos de cálculo aceptados, variables pertinentes, niveles<br />

pequeños de desagregación y con información reciente. Hasta el momento,<br />

el Censo de Población de México de 2020, liberado en marzo de 2021,<br />

no contiene este nivel de desagregación, pero es de suponer que lo habrá<br />

a mediano plazo.<br />

Este trabajo, por tanto, se ubica en la ruta de lo deseable con lo posible,<br />

se espera que pronto se cuente con insumos más actualizados y precisos<br />

que permitan mejorarlo.<br />

Conclusiones<br />

El análisis del índice de vulnerabilidad calculado, y sus respectivos componentes,<br />

muestra que la distribución no es aleatoria, salvo en los casos<br />

de la desocupación y la discapacidad, que poseen cierta homogeneidad.<br />

El resto de los indicadores, así como el IVS, se concentran en áreas muy<br />

localizadas, por ello es posible hablar de un proceso de segregación socioespacial<br />

que lleva a distintos grupos a concentrarse más en ciertos lugares<br />

que en otros.<br />

En el caso de los adultos mayores, su agrupamiento puede relacionarse<br />

con áreas de expulsión de mano de obra hacia algunas ciudades o al<br />

extranjero, ello sin soslayar que hay zonas (como la Ciudad de México)


Economía, Sociedad y Territorio, vol. xxi, núm. <strong>67</strong>, 2021, 893-917<br />

913<br />

con una dinámica propia de envejecimiento de su población. Respecto a<br />

la discapacidad, es posible que su distribución se relacione, para el norte,<br />

con la migración internacional (tienden a irse los más jóvenes) y para el<br />

sur –con menor presencia– con las zonas de mayor migración interna (la<br />

familia completa migra por la cercanía).<br />

En el caso de la no asistencia a la escuela hay una menor asociación<br />

espacial, que quizá se relacione con las zonas donde hay mayor informalidad<br />

económica, hecho que obliga a menores a no seguir su formación<br />

escolar. En el caso de la no escolaridad, resalta que coincide con las zonas<br />

de mayor concentración de población indígena.<br />

Destaca, por otro lado, la alta segregación de indígenas, jefas de familia<br />

y migrantes, los primeros en las zonas tradicionalmente conocidas, las segundas<br />

concentradas en las áreas más desarrolladas económicamente y los<br />

terceros tienden a localizarse, quizá, en las fronteras de sus propios estados.<br />

La población no católica tiende a concentrarse en las fronteras internacionales,<br />

quizá porque las tradiciones religiosas están más arraigadas en<br />

el centro, a diferencia de la frontera norte donde hay influencia mayor<br />

del protestantismo norteamericano y,s en el caso de la frontera sur, por la<br />

incursión de evangelizadores no católicos que desde hace décadas actúan<br />

en esas zonas.<br />

Por su parte, la segregación socioespacial de la vulnerabilidad social<br />

sugiere que se relaciona con las áreas de menor desarrollo económico, la<br />

mayor concentración de población indígena, y la lejanía de los grandes<br />

centros urbanos de mayor actividad económica. Dicha hipótesis se fortalece,<br />

cuando se observan los clústeres de regiones de valores altos de vulnerabilidad<br />

social, así como los clústeres de valores bajos del mismo indicador.<br />

Finalmente, los resultados obtenidos sugieren que el nivel de sección<br />

electoral, en México, es el más adecuado para la aplicación de políticas<br />

sociales, ya que la focalización de la desigualdad social es la mejor alternativa<br />

para la atención de este fenómeno.<br />

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Chile, pp. 197-223, doi: https://dx.doi.org/10.40<strong>67</strong>/S0718-<br />

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Montoya Arce, Bernardino Jaciel y Martínez Espinosa, Alejandro (2018),<br />

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social en los adultos mayores”, Papeles de Población, 24<br />

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Muñoz-Vera, Francisco y Rojas-Hernández, Jorge (2018), “Vulnerabilidad<br />

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Oporto, Centro de Estudos de Geografia e Ordenamento do<br />

Território, pp. 289-314, doi: dx.doi.org/10.17127/<br />

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(71), Guadalajara, Universidad de Guadalajara, pp. 193-224, doi:<br />

https://doi.org/10.32870/espiral.v25i71.5591<br />

Recibido: 15 de noviembre de 2020.<br />

Reenviado: 12 de abril de 2021.<br />

Aceptado: 20 de abril de 2021.<br />

Edel Cadena-Vargas. Doctor en Sociología por la Universidad Nacional<br />

Autónoma de México y Especialista en Sistemas de Información Geográfica.<br />

Actualmente es profesor-investigador de la Facultad de Geografía de<br />

la Universidad Autónoma del Estado de México. Es miembro del Sistema<br />

Nacional de Investigadores, nivel I. Sus actuales líneas de investigación<br />

actual son Desigualdad social y Análisis espacial. Entre sus más recientes<br />

publicaciones destacan, como coautor: “Landslides in Mexico: their<br />

occurrence and social impact since 1935”, Landslides, núm. 17, Basilea,<br />

Springer Nature, pp. 379-394 (2020); “Análisis espacial del Índice de<br />

Sustentabilidad Ambiental Urbana en la Megalópolis de México”, Investigaciones<br />

Geiográficas, núm. 73, Alicante, Instituto Interuniversitario de<br />

Geografía-Universidad de Alicante, pp. 147-169 (2020) y “Un enfoque<br />

de estadística espacial para explorar la geodemografía de los ninis en la Zona<br />

Metropolitana de la Ciudad de México”, Estudios Demográficos y Urbanos,<br />

35 (2), Ciudad de México, El Colegio de México, pp. 369-403 (2020).


Presentación<br />

Economía, Sociedad y Territorio (<strong>EST</strong>) es una revista abierta a todas las<br />

disciplinas relacionadas con las Ciencias Sociales en el marco de regiones<br />

y ciudades específicas, a la diversidad de enfoques y metodologías, aunque<br />

ello no le representa ninguna responsabilidad en cuanto al contenido de<br />

los artículos. Es una publicación científica de interés internacional, especializada<br />

en la publicación de artículos de alta calidad, derivados de<br />

investigaciones originales en Ciencias Sociales y Ambientales con referencia<br />

territorial, particularmente en las dimensiones urbana, metropolitana<br />

y regional.<br />

Normas editoriales<br />

Una vez que se entreguen los originales, pasarán por un proceso editorial<br />

que se desarrollará en varias fases; por ello, es necesario que su presentación<br />

siga ciertas normas para facilitar la edición y evitar el retraso de las publicaciones.<br />

Las colaboraciones deberán presentarse en su versión final y<br />

completas, ya que no se admitirán cambios una vez iniciado el proceso<br />

de dictaminación y producción.<br />

1. Características de las colaboraciones<br />

1.1 Particularidad de las colaboraciones. Los trabajos que se envíen<br />

a <strong>EST</strong> para su publicación deberán ser de carácter eminentemente<br />

académico. Debido a la línea de la revista, no se aceptarán artículos<br />

de género periodístico o comentarios generales sobre algún<br />

tema.<br />

1.2 Idioma. Las colaboraciones podrán postularse y publicarse en en<br />

español, inglés o portugués; sin embargo, con la finalidad de llegar


a un público más amplio, se invita a los autores a escribir y publicar<br />

sus artículos en inglés.<br />

1.3 Secciones. Se aceptarán colaboraciones en el marco de las siguientes<br />

secciones:<br />

a) Artículos de investigación<br />

b) Reseñas de libros<br />

1.4 Extensión. Se recibirán artículos con una extensión de 20 a 25<br />

cuartillas (9000 palabras, aproximadamente, incluidos cuadros,<br />

notas y fuentes consultadas) y de 5 a 10 cuartillas para las reseñas<br />

de libros (hasta 4500 palabras).<br />

1.5 No se aceptarán nuevas postulaciones de autores que tengan artículos<br />

en alguna etapa del proceso editorial.<br />

2. Política de originalidad del trabajo<br />

Una vez que el artículo cumpla con los requisitos establecidos, se firmará<br />

la Carta de Declaración de Originalidad del trabajo escrito, disponible<br />

en el portal de la revista. Ésta deberá ser devuelta escaneada, con la finalidad<br />

de garantizar la originalidad del material publicado y con ello<br />

mantener el prestigio de la revista <strong>EST</strong>.<br />

3. Derechos de autor<br />

El autor principal deberá firmar una Carta de cesión de derechos patrimoniales<br />

(disponible en el portal de la revista). En el entendido de que<br />

ha obtenido el consentimiento de los demás autores, si los hubiera. Dicha<br />

carta estipula que el autor o los autores concede(n) a <strong>EST</strong> el permiso para<br />

que su material se difunda en la revista y medios magnéticos y fotográficos.<br />

Asimismo, el autor o los autores conserva(n) sus derechos morales<br />

conforme lo establece la ley. En este sentido, los autores podrán usar el<br />

material de su artículo en otros trabajos o libros publicados por ellos<br />

mismos, con la condición de citar a <strong>EST</strong> como la fuente original de los<br />

textos. Es responsabilidad del autor obtener por escrito la autorización<br />

correspondiente para todo aquel material que forme parte de su artículo<br />

y que se encuentre protegido por la Ley de Derechos de Autor. Si por<br />

algún motivo el autor o los autores no entregara(n) debidamente firmado<br />

el contrato mencionado, una vez que el artículo fue dictaminado favorablemente,<br />

el documento será rechazado.


4. Política de arbitraje<br />

Posterior a la recepción de la Carta de declaración de originalidad del<br />

trabajo escrito, se designarán dos dictaminadores que serán los responsables<br />

de sugerir o no la publicación de cada artículo o ensayo. Los evaluadores<br />

serán expertos en el tema y en todo momento se mantendrá anónima<br />

su identidad, así como la del autor.<br />

4.1 Tipo de arbitraje<br />

Los árbitros designados determinarán en forma anónima:<br />

a) Publicación sin recomendaciones.<br />

b) Publicación con recomendaciones opcionales y correcciones<br />

menores. Se publicará una vez que el autor haya cumplido con<br />

las correcciones menores indicadas.<br />

c) Publicación con recomendaciones obligatorias y correcciones<br />

mayores. Se publicará una vez que el autor haya efectuado una<br />

revisión a fondo de acuerdo con las indicaciones. Si al finalizar<br />

el proceso de revisión se considera que no se han cumplido las<br />

recomendaciones señaladas, el documento será rechazado.<br />

d) No publicable.<br />

4.2 Para que un artículo o ensayo sea publicado deberá contar con, al<br />

menos, dos dictámenes positivos. En caso de que un manuscrito<br />

cuente con un dictamen positivo y otro negativo, será remitido a<br />

un tercer dictaminador, quien definirá el resultado.<br />

4.3 Los resultados del proceso de dictamen académico serán inapelables<br />

en todos los casos.<br />

4.4 Los manuscritos serán reenviados a revisión por parte de los dictaminadores<br />

que así lo soliciten en tres ocasiones, como máximo.<br />

Excedido este límite, el artículo será rechazado.<br />

4.5 Se dará un plazo para que el autor realice las correcciones indicadas,<br />

de acuerdo con su calificación: 7 días naturales (cambios menores)<br />

y 20 (condicionado).<br />

4.6 Cada fascículo estará integrado por artículos y reseñas que al cierre<br />

de edición hayan finalizado el proceso de dictamen y serán asignados<br />

a un <strong>número</strong> en estricto orden en que hayan sido liberados por<br />

los evaluadores para su publicación.<br />

5. Uso del sistema de gestión editorial OJS<br />

La revista Economía, Sociedad y Territorio utiliza el sistema de gestión<br />

editorial Open Journal Systems (OJS) versión 3.1.2.4 para recibir las postula-


ciones y dar seguimiento al proceso de dictamen, así como a la producción<br />

editorial en general.<br />

5.1 Elementos que el autor debe adjuntar en el OJS, en la sección<br />

de metadatos<br />

El autor con el que <strong>EST</strong> mantendrá contacto y comunicación<br />

continua deberá llenar los siguientes campos de manera obligatoria,<br />

clara y completa. En caso de coautoría, deberá registrar a todos<br />

los autores con sus datos pertinentes.<br />

a) Autor(es)<br />

Nombre<br />

Institución<br />

País<br />

Conflicto de intereses<br />

Identificador Abierto de Investigador y Colaborador Orcid<br />

(Open Researcher and Contributor ID), en caso de tenerlo.<br />

b) Reseña curricular<br />

Datos de identificación del autor o los autores: nombre completo,<br />

nivel máximo de estudios y por cuál institución se obtuvo<br />

el grado, estudios en curso, si los hubiera; centro, departamento<br />

o institución en que se encuentra adscrito laboralmente, si es<br />

miembro del Sistema Nacional de Investigadores (o su similar<br />

en su país) y en qué nivel, líneas de investigación, sus últimas<br />

publicaciones (por lo menos tres), referir los datos completos<br />

de éstas, tales como título, ciudad de edición, entidad editora,<br />

páginas (si son capítulos), año de publicación, si se indica un<br />

artículo antes de su publicación utilice próximamente, entre<br />

paréntesis, en lugar del año.<br />

c) Contacto principal para la correspondencia editorial<br />

Colocar nombre completo y verificar que el correo electrónico<br />

se registre de manera correcta.<br />

d) Título y resumen<br />

El título debe ser el mismo del artículo y no mayor a 15<br />

palabras; los resúmenes tanto en el idioma de origen como<br />

en inglés no deberán exceder las 100 palabras cada uno y<br />

deben contener información concisa de cada parte del artículo:<br />

introducción, metodología y resultados. Por ningún<br />

motivo deben incluir tablas, <strong>número</strong>s, referencias ni expresiones<br />

matemáticas.


e) Palabras clave<br />

Colocar de tres a cinco palabras significativas que resuman el<br />

contenido del texto, con el fin de acceder fácilmente a las bases<br />

de datos.<br />

6. Estructura del artículo<br />

La extensión del artículo –incluidos gráficos, cuadros, tablas, mapas,<br />

figuras, anexos y referencias finales– no deberá exceder las 25 cuartillas,<br />

aproximadamente 9000 palabras. No debe contener formato, sangrías,<br />

hojas de estilos, caracteres especiales ni más comandos de los que atañen<br />

a las divisiones y subdivisiones del trabajo. El texto deberá ser escrito en<br />

Word, sin control de cambios con las páginas numeradas con fuente Arial<br />

o Times New Roman de 11 puntos con interlineado de 1.5, con márgenes<br />

izquierdo y derecho de 3 cm y texto justificado en tamaño carta.<br />

6.1 Elementos de identificación del artículo<br />

a) Título, en idioma original e inglés<br />

Debe referir claramente el contenido y no exceder de 15 palabras,<br />

incluido el subtítulo.<br />

b) Resumen, en idioma original e inglés<br />

Debe contener información concisa acerca del contenido. No<br />

debe incluir tablas, gráficas, referencias, expresiones matemáticas<br />

ni exceder de 100 palabras.<br />

c) Palabras clave<br />

Colocar en el idioma original del texto y en inglés de tres a<br />

cinco palabras que resuman el contenido del artículo para<br />

efectos de indización bibliográfica, se omitirán las oraciones,<br />

a excepción de las palabras compuestas.<br />

d) Agradecimientos, apoyos o financiamientos<br />

Se colocarán al final del artículo, antes de las fuentes consultadas.<br />

e) Fecha<br />

El equipo editorial colocará la fecha de recepción del trabajo<br />

al final de las fuentes consultadas.<br />

f) Reseñas curriculares<br />

Deben colocarse al final del artículo una vez aprobado para su<br />

publicación y solicitado por el equipo editorial. Colocar los<br />

siguientes datos de identificación del autor o los autores: nombre<br />

completo, nivel máximo de estudios y por cuál institución


se obtuvo, estudios en curso, institución de adscripción, si es<br />

miembro del Sistema Nacional de Investigadores (o el similar<br />

en su país) y en qué nivel, línea de investigación, últimas tres<br />

publicaciones (con datos completos: título, ciudad de edición,<br />

entidad editora, intervalo de páginas (si son capítulos), año de<br />

publicación. Si incluye un artículo que será publicado próximamente<br />

señale esta última palabra entre paréntesis en el sitio<br />

donde debería colocarse el año, finalmente indique el teléfono<br />

y el correo electrónico. Seguir el siguiente ejemplo:<br />

Ryszard Edward Rózga-Luter. Doctor en ciencias económicas por la Universidad<br />

de Varsovia, Polonia. Actualmente es profesor-investigador del<br />

Departamento de Teorías y Análisis, división de ciencias y artes para el diseño<br />

en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, y profesor<br />

en la Facultad de Planeación Urbana y Regional de la Universidad Autónoma<br />

del Estado de México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores,<br />

nivel II. Su línea de investigación actual es desarrollo económico-regional.<br />

Entre sus últimas publicaciones destacan: “La dimensión local y regional de<br />

los procesos de innovación tecnológica”, en Dutrenit (coord.), Sistemas<br />

regionales de innovación: un espacio para el desarrollo de la Pymes. El caso de<br />

la industria de maquinados industriales, Ciudad de México, Universidad<br />

Autónoma Metropolitana, pp. 20-32 (2009); en coautoría: Técnicas para el<br />

análisis regional. Desarrollo y aplicaciones, Ciudad de México, Trillas (2009).<br />

Nota: No se aceptarán los trabajos que no cumplan con estas normas.<br />

<strong>EST</strong> se reserva el derecho de hacer los cambios editoriales que considere<br />

convenientes.<br />

6.2 Cuerpo del texto<br />

a) Títulos y subtítulos<br />

Los temas y subtemas deberán diferenciarse entre sí a partir<br />

del sistema decimal con numeración arábiga, bajo las siguientes<br />

jerarquías: El título en negras con el <strong>número</strong> 1, los siguientes<br />

titulillos y subtitulillos conforme al siguiente ejemplo:<br />

1. Título de apartado<br />

1.1. Aspectos particulares<br />

1.1.1. Aspectos singulares<br />

1.1.1.1. Jerarquías adicionales<br />

Nota: Los títulos y subtitulillos, sea cual fuere su jerarquía, se escriben<br />

sin punto final; los numerales llevan punto; la introducción y las conclusiones<br />

no deben numerase.


) Materiales gráficos<br />

En los criterios editoriales de <strong>EST</strong> se establecen cinco clasificaciones:<br />

1. figura: imagen, ilustración, diagrama, croquis, dibujo,<br />

etcétera, 2. gráfica, 3. mapa, 4. tabla y cuadro, y 5. fotografía.<br />

Esto significa, por ejemplo, que una imagen señalada con la<br />

palabra croquis debe reemplazarse por la de figura.<br />

El material gráfico debe insertarse en el texto en el lugar<br />

que corresponde y numerarse en el encabezado con el sistema<br />

arábigo, según sea el caso (figura 1, 2, 3… gráfica 1, 2, 3…,<br />

mapa 1, 2, 3… tabla 1, 2, 3… y foto 1, 2, 3…); en la línea<br />

siguiente se debe presentar el título, sólo la inicial se colocará<br />

en mayúscula. Asimismo, deben indicarse los llamados, es decir,<br />

aludir a estos materiales gráficos explícitamente en el texto<br />

(tabla 1, 2, 3…). Todos deben contener la fuente utilizada<br />

fuera del gráfico, que se consigna en las fuentes consultadas.<br />

Si la elaboración es propia se expresa así y, en su caso, se indica<br />

la base de obtención de datos o la herramienta estadística, así<br />

como el software empleado:<br />

Fuente: elaboración propia con base en la interpretación de la<br />

imagen Sport6.<br />

Fuente: elaboración propia con base en información documental.<br />

Fuente: elaboración propia con base en datos obtenidos del<br />

Inegi (2014); Conapo (2010).<br />

Fuente: elaboración propia con datos del Sistema de Información<br />

Energética (SIE, 2013).<br />

Nota 1: Las varianzas y cálculos estadísticos realizados con software o<br />

herramientas de análisis como SPSS o Stata deben colocarse en la fuente<br />

y en las fuentes consultadas. La elaboración propia de los mapas también<br />

debe indicar el software empleado.<br />

Adicionalmente, los gráficos se envían en su formato original (editables)<br />

y en archivo JPG a 300 dpi en tamaño carta, el autor debe comprobar<br />

que la imagen es de alta resolución y legible al ser ampliada.<br />

Nota 2: los mapas deben presentar coordenadas, escala, leyenda, norte o<br />

rosa de los vientos y título. Si estas características están ausentes, el gráfico<br />

se denominará figura. Si los mapas se realizan con un programa especial<br />

(por ejemplo, ArcGis, ArcMap, Qgis), también se deben agregar a las<br />

referencias finales.


c) Uso de <strong>número</strong>s<br />

Del cero al nueve se escriben con letra; a partir del 10, con<br />

dígitos (tres localidades, 10 municipios).<br />

d) Cifras<br />

Las cifras de cuatro dígitos no llevan signos de puntuación ni<br />

espacio (9000 palabras); con más de cuatro dígitos se dividen<br />

de tres en tres empezando por la derecha, por una coma<br />

(10,117; 178,600).<br />

e) Cantidades<br />

Las que tienen como base un sustantivo de significación numeral<br />

como millón, billón, trillón y cuatrillón, siempre que, al<br />

menos, las tres últimas cifras de su escritura en <strong>número</strong>s sean<br />

ceros, podrán abreviarse mezclando el uso de cifras y letras en<br />

su escritura (327 millones).<br />

f) Porcentajes<br />

Se escriben con <strong>número</strong>, sin artículo y el símbolo de porcentaje<br />

(%) junto a la cifra sin espacio, excepto al terminar un<br />

párrafo, se escribirá con letra: 1%, 120%, 3.8%; son incorrectas<br />

las siguientes expresiones: el 5%, un 8%, el 9%, del<br />

4%. Serán divididos con punto (5.8%, 7.3%).<br />

g) Ecuaciones y fórmulas<br />

Las ecuaciones deberán elaborarse con la herramienta “insertar<br />

ecuación” de Word, lo mismo que las fórmulas; todas deberán<br />

ser numeradas y tener llamado a cuerpo de texto: “en la ecuación<br />

2…”.<br />

lnY i<br />

= β 0<br />

+ β 1<br />

lnK i<br />

+ β 2<br />

lnL i<br />

+ β 3<br />

lnGI i<br />

+ β 4<br />

lnGE i<br />

+ u i<br />

(2)<br />

Nota: No deberán integrarse en formato de imagen, deben ser editables.<br />

7. Citas<br />

La normalización de las citas y referencias de las fuentes de consulta es<br />

uno de los elementos de mayor importancia en la diseminación científica,<br />

ya que de ello depende la generación de indicadores bibliométricos de<br />

citación. Por esta razón, se usará el sistema de citación tipo Harvard. Cada<br />

institución académica establece sus propias modalidades en el uso de las<br />

reglas del sistema Harvard, por lo que <strong>EST</strong> posee el siguiente cuerpo de<br />

convenciones básicas que se deben respetar:


a) Del nombre del autor consultado para citas internas y<br />

referencias finales<br />

El autor del artículo deberá verificar que su fuente consultada<br />

esté registrada en el Identificador Abierto de Investigador y<br />

Colaborador Orcid (Open Researcher and Contributor ID).<br />

En caso de que el autor consultado cuente con su código alfanumérico,<br />

su citación, tanto en la cita interna como en las<br />

referencias finales será conforme a su registro (con guion entre<br />

apellidos, un solo apellido o ambos apellidos, según sea el caso).<br />

Si el autor consultado no está registrado en Orcid, su citación<br />

en el cuerpo de texto serán ambos apellidos lo mismo que en<br />

las referencias finales.<br />

Si la publicación consignada en la referencia final señala a<br />

dos autores, por ejemplo:<br />

Urquijo Torres, Pedro y Bocco-Verdinelli, Gerardo (2016), “Pensamiento<br />

geográfico en América Latina: retrospectiva y balances<br />

generales”, Investigaciones Geográficas, 90 (1), Ciudad de México,<br />

Universidad Nacional Autónoma de México, doi: doi.org/10.14350/<br />

rig.47348<br />

La cita a cuerpo de texto debe indicarse así:<br />

(Urquijo Torres y Bocco-Verdinelli, 2016) y no (Urquijo-Bocco,<br />

2016)<br />

Nota 1: tomando en cuenta hipotéticamente que Bocco-Verdinelli está<br />

registrado en Orcid y Urquijo Torres no al momento de la elaboración<br />

del documento.<br />

Nota 2: Es preciso señalar que en muchos casos se citan referencias en<br />

otros idiomas y que los autores sólo usan un apellido, para esos casos<br />

si es que el autor citado no está registrado en Orcid se mantendrá<br />

como lo cite el autor. Este criterio se aplicará para cuerpo de texto y<br />

para Fuentes consultadas.<br />

b) Textual y paráfrasis<br />

Toda cita textual deberá acompañarse de su referencia correspondiente:<br />

se usará apellido del autor, año y página del escrito<br />

entre paréntesis: (Alcántara, 1995: 28). Si el autor de un artículo<br />

tiene la necesidad de referir en un mismo párrafo una fuente<br />

consultada, con diferentes páginas, es preferible parafrasear y<br />

no citar textualmente:


• Incorrecto: Según Dávila, “…” (2000: 12). En este punto<br />

habrá que recordar que más adelante sostiene que “…”<br />

(2000: 22). No obstante, después asegura que “…” (2000:<br />

56) y que “…” (2000: 6).<br />

En caso de paráfrasis, hay que colocar sólo apellido y año<br />

(Alcántara, 1995). Cuando la cita se componga de más de<br />

40 palabras se escribirán dos puntos e irá en párrafo aparte a<br />

bando, a nueve puntos, sin sangría el primer párrafo, sin comillas<br />

de apertura y cierre, y su margen izquierdo será del mismo<br />

tamaño que la sangría del texto general. Antes y después de<br />

cada cita a bando se dejará un salto de línea.<br />

c) Fuentes primarias y secundarias (hacer una cita de una<br />

cita)<br />

Cuando una cita es referida por otro autor, se recomienda<br />

utilizar la fuente primaria; no obstante, si se prefiere usar la<br />

secundaria se debe colocar ésta en fuentes consultadas:<br />

A cuerpo de texto: (Bourdieu, 2002, citado en San Martín<br />

Cantero y Quilaqueo Rapimán, 2012).<br />

En Fuentes consultadas:<br />

San Martín Cantero, Daniel y Quilaqueo Rapimán, Daniel (2012),<br />

“Habitus profesional y relaciones intersubjetivas entre profesores<br />

principiantes y experimentados”, Perfiles Educativos, 136 (34),<br />

Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México,<br />

pp. 63-78.<br />

d) Del mismo autor publicadas en el mismo año<br />

Cuando se utilicen obras del mismo autor publicadas en el<br />

mismo año, se ordenarán alfabéticamente por título, y se les<br />

distinguirá con una letra minúscula después del año: (Siger,<br />

2002a); (Siger, 2002b).<br />

e) De dos autores<br />

Para citar una obra escrita por dos autores se coloca el apellido<br />

de ambos separados por una “y” para español, “and” para inglés<br />

(evitar el uso de &, que sólo se utilizará para entidades editoras)<br />

y “e” para portugués: Pradhan y Ravallion (1998), Ahmad<br />

and Khan (2019), Cetrulo e Cetrulo (2014). En el cuerpo del<br />

texto se mantendrá “y”.<br />

f) De más de dos autores<br />

En el caso de obras de más de dos autores, se colocará después<br />

del primer nombre la abreviatura et al.: Carabias et al. (1997).


En caso de que su nombre esté registrado en Orcid con guiones,<br />

se respetará: Membrado-Tena et al. (2017).<br />

g) Dos o más autores dentro de una misma referencia<br />

Cuando a cuerpo de texto se coloque más de una referencia,<br />

se debe separar a cada uno utilizando un punto y coma:<br />

Algunos autores relacionados con esta problemática (Capel, 1975; Zuluaga,<br />

2005; Binimelis, 2000; Adell, 1999; Urzainki, 1993) nos ofrecen posiciones<br />

encontradas.<br />

También se puede hacer de la siguiente manera:<br />

Tanto Capel (1975) como Zuluaga (2005), Binimelis (2000), Adell (1999)<br />

y Urzainki (1993) plantean el problema de manera diferente.<br />

8. Fuentes consultadas<br />

Deben ser estrictamente las citadas en el texto, de carácter internacional,<br />

actuales (no mayores a 10 años por lo menos el 75% de ellas) y colocadas<br />

al final de artículo. Mínimo 15 y máximo 35 fuentes. Hay que considerar<br />

lo siguiente:<br />

a) Seguir un orden alfabético con base en el apellido del autor.<br />

b) Si se tiene más de un título del mismo autor, comenzar por la<br />

obra publicada más reciente.<br />

c) Cada fuente debe ingresarse en una nueva línea sin sangrías y<br />

sin numerar.<br />

Nota: Cuando se citen autores con apellidos compuestos (Antonio del<br />

Olmo Jiménez, Fabián de la Rosa Martínez, etc.), para consignarlos en<br />

las Fuentes consultadas se iniciará con la preposición será: Del Olmo<br />

Jiménez, Antonio o De la Rosa Martínez, Fabián) y a cuerpo de texto:<br />

(Del Olmo Jiménez, 2010). Si el primer elemento del apellido es un<br />

artículo o las palabras “san” o “santa”, mantendrán su posición en la alfabetización<br />

(La Rosa, Gerardo; San José, Ángel…).<br />

8.1 Tipo de publicación<br />

8.1.1 Libros<br />

Apellidos, nombre(s) del autor(es) o institución(es) o<br />

dependencia(s) (año de edición), Título del libro, ciudad de<br />

edición, entidad editora.<br />

Sandoval Casilimas, Carlos (1996), Investigación cualitativa, Bogotá, Instituto<br />

Colombiano para el Fomento de la Educación Superior.


onu-cepal (Organización de las Naciones Unidas-Comisión Económica<br />

para América Latina y el Caribe) (2008), Objetivos de Desarrollo del Milenio:<br />

La progresión hacia el derecho a la salud en América Latina y el Caribe,<br />

Santiago de Chile, cepal.<br />

Sautu, Ruth; Boniolo, Paula; Dalle, Pablo y Elbert, Rodolfo (2005), Manual<br />

de metodología. Construcción del marco teórico, formulación de los objetivos<br />

y elección de la metodología, Buenos Aires, Consejo Latinoamericano<br />

de Ciencias Sociales.<br />

Nota 1: Si el libro se consulta en electrónico, se agrega el vínculo electrónico<br />

y la fecha de consulta.<br />

8.1.2 Capítulos de libros<br />

Apellidos, nombres del autor(es) o institución(es)o<br />

dependencia(s) (año de publicación), “título del capítulo”, en<br />

nombre apellido, (tipo de participación abreviado), Título del<br />

libro, ciudad de edición, entidad editora, pp. xx-xx.<br />

Nota 1: especificar si es editor (ed.), compilador (comp.) o coordinador<br />

(coord.) del texto.<br />

Nota 2: Si el libro se consulta en electrónico, se agrega el vínculo electrónico<br />

y la fecha de consulta.<br />

Travieso, Ana (2012), “Aplicación del modelo Presión-Estado Respuesta al<br />

análisis de riesgos por inundaciones en la cuenca del río Nautla”, en Adalberto<br />

Tejeda y Virgilio Arenas (coords.), Las inundaciones de 2010 en Veracruz. La<br />

biósfera, escenarios y herramientas, Xalapa, Universidad Veracruzana, pp.<br />

91-124.<br />

López, Virginia; Moreno, Luis y Marín, María (2016), “El sector de pesca<br />

y acuacultura en Baja California”, en Virginia López, Luis Moreno y María<br />

Marín (coords.), Tópicos de pesca y acuacultura en el noroeste de México: actores,<br />

organizaciones y redes de valor, Mexicali, Universidad Autónoma de Baja<br />

California, pp. 53-87.<br />

8.1.3 Documento inédito<br />

Apellidos, nombre(s) del autor(es)/ o institución(es) o<br />

dependencia(s) (próximamente), “título del documento”,<br />

ciudad de edición, entidad editora.


8.1.4 Documentos electrónicos<br />

Apellidos y nombres del o los autores/institución(es)/<br />

dependencia(s) (año de edición), “título del documento”,<br />

ciudad de edición, entidad editora, , fecha de consulta.<br />

Nota: Utilizar un acortador de URL:<br />

Incorrecto: Aparicio, Carlos; Jaramillo, Miguel y San Román,<br />

Cristina (2011), “Desarrollo de la infraestructura y reducción<br />

de la pobreza: el caso peruano”, Lima, Consorcio de Investigación<br />

Económica y Social y Universidad del Pacífico, , 27 de<br />

diciembre de 2018.<br />

Correcto: Aparicio, Carlos; Jaramillo, Miguel y San Román,<br />

Cristina (2011), “Desarrollo de la infraestructura y reducción<br />

de la pobreza: el caso peruano”, Lima, Consorcio de Investigación<br />

Económica y Social y Universidad del Pacífico, , 27 de diciembre de 2018.<br />

8.1.5 Artículos en publicaciones periódicas (revistas<br />

académicas)<br />

a) Artículo publicado en formato impreso<br />

Apellido(s), nombre(s) del autor(es) (año de edición), “título<br />

del artículo”, nombre de la revista, volumen (<strong>número</strong>), ciudad<br />

de edición, entidad editora, pp. xx-xx.<br />

Caire, Georgina (2005), “Conflicto por el agua en la cuenca Lerma-Chapala,<br />

1996-2002”, Región y Sociedad, 17 (34), Hermosillo, El Colegio de Sonora,<br />

pp. 73-125.<br />

b) Artículo publicado en formato digital<br />

Autor(es) (año de edición), “título del artículo”, nombre de la<br />

revista, volumen (<strong>número</strong>), ciudad de edición, entidad editora,<br />

pp. xx-xx, , fecha de consulta.<br />

Pedraza, Joel y Cortés, Edith (2012), “El myespace lo trajeron del norte.<br />

Redes sociales y migración: formación de comunidades transnacionales<br />

virtuales”, Virtualis, 3 (6), Ciudad de México, Instituto Tecnológico y de<br />

Estudios Superiores de Monterrey, pp. 58-59, , 26<br />

de diciembre de 2015.<br />

c) Artículo que cuenta con doi (Identificador de Objetivos<br />

Digitales)<br />

Autor(es) (año de edición), “título del artículo”, nombre de la<br />

revista, volumen (<strong>número</strong>), ciudad de edición, entidad editora,<br />

pp. xx-xx, doi:


Nota: Se colocará el intervalo de páginas en caso de que la publicación<br />

cuente con formato de numeración.<br />

Obregón Biosca, Saúl Antonio; Romero Navarrete, José Antonio; Mendoza<br />

Sánchez, Juan Fernando y Betanza Quezada, Eduardo (2016), “Impact of<br />

mobility induced by urban sprawl: case study of the Querétaro Metropolitan<br />

Area”, Journal of Urban Planning and Development, 142 (2), Virginia, American<br />

Society of Civil Engineers, pp.1-12, doi: 10.1061/(ASCE)UP.1943-<br />

5444.0000295<br />

d) Artículo publicado en modalidad de publicación continua<br />

Autor(es) (año de edición), “título del artículo”, nombre de la<br />

revista, volumen, identificador y doi<br />

Rosales, Yetzi (2019), “Migración indocumentada y derecho social a la salud:<br />

Una trayectoria difuminada en Estados Unidos y México”, Estudios Fronterizos,<br />

vol. 20, e031, doi: https://doi.org/10.21<strong>67</strong>0/ref.1910031<br />

8.1.6 Periódicos<br />

Autor(es) (año de publicación), “título del artículo”, Nombre<br />

del periódico, día y mes de publicación, ciudad de edición,<br />

entidad editora, sección, p. o pp.<br />

Zúñiga Rodríguez, Juan (2010), “Para el servicio de la deuda pública 105%<br />

más recursos que el gasto para seguridad”, La Jornada, 25 de noviembre,<br />

Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, Economía,<br />

p. 20.<br />

Nota 1: Cuando se cite un artículo periodístico que no esté firmado por<br />

un autor, se utiliza el nombre del periódico en lugar del autor.<br />

Nota 2: Si el artículo es recuperado de internet, debe referirse como los<br />

impresos. En caso de que únicamente se encuentre disponible en línea,<br />

es decir, que no tiene <strong>número</strong> de páginas, refiera:<br />

Autor(es) (año de publicación), “título del artículo”, título del<br />

periódico, día y mes de publicación, ciudad de edición, entidad<br />

editora, sección, , última fecha de consulta.<br />

Zúñiga Martínez, Juan Antonio (2010), “Para el servicio de la deuda pública<br />

105% más recursos que el gasto para seguridad”, La Jornada, 25 de noviembre,<br />

Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, Economía,<br />

, 19 de septiembre de 2019.


8.1.7 Working paper/documento de trabajo<br />

Autor(es) o institución(es) o dependencia(s) (año de edición),<br />

“título del documento”, documento de trabajo núm., ciudad<br />

de edición, entidad editora.<br />

Cabrero Mendoza, Enrique (1993), “Las políticas descentralizadoras en el<br />

ámbito internacional. Análisis de tendencias y obstáculos en diversos países”,<br />

documento de trabajo núm. 19, Ciudad de México, Centro de Investigación<br />

y Docencia Económicas.<br />

8.1.8 Ponencias, conferencias, memorias<br />

8.1.8.1 Publicadas<br />

Autor(es) (año de realización/presentación), “título de la exposición”,<br />

ponencia/conferencia/memoria presentada en (título<br />

de la conferencia o congreso), fechas y lugar del evento, en<br />

(comp./coord./ed. o institución responsable del ciclo de conferencias),<br />

nombre del libro o del ciclo de conferencias, institución<br />

responsable del ciclo de conferencias, ciudad de edición, entidad<br />

editora, páginas.<br />

Junghanns, R. (2000), “El derecho a la información en Alemania”,<br />

ponencia presentada en el Primer Congreso Nacional de Derecho a la<br />

Información, 9, 10 y 11 de noviembre, Ciudad de México, en Villanueva,<br />

E. (coord.), Hacia un nuevo derecho de la información, Ciudad de México,<br />

Universidad Iberoamericana-Alianza Editorial-Konrad-Adenauer-Stiftung,<br />

pp. 110-125.<br />

8.1.8.2 Inéditas:<br />

Autor(es) (año de realización/presentación), “título de la exposición”,<br />

ponencia/conferencia/memoria presentada en la<br />

conferencia (título de la conferencia o congreso), fechas y lugar<br />

del evento.<br />

Delgado Wise, Raúl y Márquez, Humberto (2006), “The Mexico-Unites<br />

Status Migratory System: Dilemmas of Regional Integration, Development,<br />

and Emigration”, ponencia presentada en la Conferencia Migration and<br />

Development: Perspectives from the South, 10-13 de julio, Bellagio.<br />

8.1.9 Tesis<br />

Autor (año de edición), “título de la tesis o disertación”, tesis<br />

de (especificar nivel o grado: licenciatura, maestría, doctorado),<br />

Institución que otorga el grado académico, ciudad de edición.<br />

Romero, Javier (2005), “Determinación de los factores que definen la noción<br />

de calidad de servicio en el transporte urbano: el caso del corredor Lerdo de<br />

Tejada en la ciudad de Toluca”, tesis de maestría, Universidad Autónoma del<br />

Estado de México, Toluca.


8.1.10 Documentos de gobierno publicados en su órgano oficial<br />

de publicación<br />

Sigla o acrónimo –en itálicas y mayúsculas por ser publicación<br />

periódica– (nombre desatado, también en itálicas) (año),<br />

“título”, fecha del documento gubernamental, ciudad de edición,<br />

entidad editora , fecha de consulta.<br />

dof (Diario Oficial de la Federación) (2014), “Decreto por el que se expiden<br />

la Ley de la Industria Eléctrica, la Ley de Energía Geotérmica y se adicionan<br />

y reforman diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales”, 11 de<br />

agosto, Ciudad de México, Segob, 5 de noviembre de 2016.<br />

dof (Diario Oficial de la Federación) (2018), “Reglas de operación del programa<br />

de infraestructura para el ejercicio fiscal”, 3 de enero, Ciudad de<br />

México, Segob, , 20 de junio de 2018.<br />

dou (Diário Oficial da União) (2007), “Lei 11.445, estabelece as diretrizes<br />

nacionais para o saneamento básico e para a política federal de saneamento<br />

básico”, 5 de janeiro, Brasília, Federal Government of Brazil, 4 de julho de<br />

2007.<br />

8.1.11 Entrevistas<br />

Se solicita integrar las entrevistas por orden alfabético al final<br />

de las Fuentes consultadas en un apartado que se titule Entrevistas.<br />

Cuando se utilizan entrevistas cuyo contenido es importante,<br />

se recomienda hacer la transcripción, ya que no es un<br />

documento público disponible. Esta referencia debe indicar:<br />

Nombre del entrevistado (año de la entrevista), “Título de la<br />

entrevista”, [tipo de medio/formato], ubicación y fecha de la<br />

entrevista.<br />

Cuando la fuente de la entrevista es de algún medio electrónico<br />

(radio, televisión, internet) se debe indicar:<br />

Nombre del entrevistado (año de la entrevista), “Título de la<br />

entrevista” (o entrevista acerca de…), [tipo de medio/formato],<br />

nombre del canal, fecha de la transmisión, hora de la transmisión.<br />

Cuando el entrevistado no quiere que se cite su nombre,<br />

colocar la palabra anónimo en lugar del nombre:<br />

Anónimo (año de la entrevista), “Título de la entrevista”, [tipo<br />

de medio/formato], ubicación y fecha exacta de la entrevista.<br />

Nota 1: en el caso de comunicaciones personales (cartas privadas, notas,<br />

correos electrónicos, mensajes de grupos de discusión no archivados o


privados, entrevistas personales, conversaciones telefónicas y similares)<br />

no se incluyen en la lista de fuentes de consulta.<br />

8.1.12 Páginas Web<br />

Los recursos electrónicos se citan igual que otros formatos. Si<br />

el nombre del autor no está disponible el responsable de la<br />

página Web se referirá como autor (organización, corporación<br />

o persona).<br />

Autor de la página (persona u organización) (año o fecha del<br />

copyright “última actualización”; si se desconoce, poner s.f.),<br />

“Título de la página web”, ciudad de edición, entidad editora,<br />

, última fecha de consulta: día, mes, año.<br />

a) Software<br />

Indicar si es posible al autor del software, puede ser la organización,<br />

empresa, institución que tenga los derechos.<br />

Autor/dependencia u organización (año), “nombre del software”,<br />

versión/series, ciudad de edición, editor del software.<br />

b) Blogs<br />

Autor(es) (año), “Título de la entrada del post del blog o<br />

documento consultado”, Título del blog, [weblog], fecha de<br />

publicación: día, mes, año, , última fecha<br />

de consulta: día, mes, año.<br />

c) Redes sociales (Facebook, Twitter…)<br />

Autor(es) (año), Título de la página, [Facebook, Twitter, You-<br />

Tube, etc.], fecha del mensaje publicado: día, mes, año del post<br />

, última fecha de consulta: día, mes, año.<br />

Nota: los años no siempre están disponibles en la web. Si éste es el caso,<br />

use s.f. (sin fecha).<br />

8.1.13 Filmes<br />

Nombre de la película en su idioma original (año de realización),<br />

película dirigida por (nombre del autor), lugar de<br />

realización, casa productora [Tipo de medio o soporte].<br />

Tesis (1979), película dirigida por Roman Polanski, Francia-<br />

Inglaterra, Columbia Pictures [DVD].


8.1.14 Series de televisión<br />

Nombre de la serie, <strong>número</strong> del episodio, Nombre del episodio<br />

(año de producción), lugar de realización, casa productora,<br />

fecha de transmisión [Tipo de medio o soporte].<br />

Alias, episodio 16, La profecía (2003), Los Ángeles, Touchstone<br />

Pictures, 5 de abril, [DVD].<br />

9. Criterios sintácticos y tipográficos<br />

• Abreviaturas. No utilizarlas a menos que se trate de las convencionales<br />

utilizadas en el aparato crítico o que el trabajo lo requiera<br />

(diccionarios o libros técnicos) y, de ser así, incluir una lista con su<br />

respectiva relación de significados. Evitar siempre abreviar la palabra<br />

etcétera. En el caso del dólar, puede utilizarse la abreviatura USD,<br />

particularmente en tablas y cuadros, o en el cuerpo del texto si su uso<br />

es recurrente.<br />

• Acrónimos. Sólo irá la primera letra con mayúscula. La primera vez<br />

que se mencione el organismo irá desatado; en lo sucesivo, sólo su<br />

forma apocopada: Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).<br />

• Coma. Evitarla entre sujeto y predicado.<br />

• Comillas simples. Se utilizan en los siguientes casos:<br />

a) Para indicar que se le da un sentido irónico a lo entrecomillado.<br />

b) Aquellas palabras que se utilizan de una manera coloquial.<br />

c) Citas dentro de citas (algo que en el texto citado va entrecomillado).<br />

d) Refranes, dichos populares, sin autor definido.<br />

• Comillas dobles. Se utilizan en los siguientes casos:<br />

a) Citas textuales. Aquellas que reproducen un enunciado oral o escrito<br />

tal y como fue proferido (verbalmente) o asentado (en forma escrita)<br />

por un declarante o un autor. Así pues, quien recurra a las comillas<br />

dobles para citar textualmente deberá respetar con toda exactitud<br />

lo citado. Si se cita de memoria o se modifica, así sea muy ligeramente,<br />

debe prescindirse del uso de las comillas dobles, pues es<br />

una paráfrasis. Uniformar el estilo de las comillas en inglesas (“ ”).<br />

Evitar las comillas paradas (“ “), pues son símbolo de pulgadas y<br />

las españolas (« »). Si la cita excede de 40 palabras la cita textual<br />

irá separada del texto corrido y con un margen que la distinga de<br />

éste.<br />

b) En títulos de artículos en periódicos y revistas, de capítulos de<br />

libros, de conferencias, ponencias y discursos.


c) En nombres de canciones o poemas.<br />

• Cursivas. Su uso es el siguiente:<br />

a) Todas las palabras, frases o expresiones en lengua extranjera, incluyendo<br />

latinismos de uso poco común o no incorporadas al castellano.<br />

Constituyen la excepción los nombres propios en general,<br />

los cuales se escriben en redondas y altas y bajas (empresas, organismos,<br />

marcas e instituciones).<br />

b) Los vocablos escritos de manera deliberadamente incorrecta por el<br />

autor.<br />

c) Aquellas palabras a las que el autor ha decidido darles relevancia o<br />

un sentido especial en el texto, con excepción de la ironía; para ella<br />

se hará de uso de las comillas simples.<br />

d) Los neologismos (palabras de nueva adopción), solamente la primera<br />

vez que aparezcan en el texto.<br />

e) Los apodos y alias, que además deben escribirse en altas y bajas.<br />

f) Títulos de libros, revistas y periódicos (salvo obras sagradas como<br />

la Biblia o el Corán).<br />

g) Títulos de obras de arte.<br />

h) Nombres científicos de plantas y animales.<br />

i) Nombres de embarcaciones, trenes, aviones.<br />

• Diacrítico. A pesar de que la Real Academia Española recomienda<br />

no tildar los pronombres demostrativos, la Academia Mexicana de la<br />

Lengua se pronuncia por el uso de la tilde diacrítica en estos casos,<br />

por lo que mantenemos esta regla.<br />

• Guiones. Existen tres tipos de guiones en el procesador Word. El<br />

guion de separación silábica (-), el guion intermedio (Ctrl. + signo<br />

menos del teclado numérico: –, o guion n) y la raya (Ctrl. + Alt +<br />

signo menos del teclado numérico: —, o guion m). Se omite el uso<br />

de la raya y se admite el guion intermedio para su típico uso en acotaciones<br />

o para ejemplificar con alguna frase o aclaración acerca de<br />

lo dicho (parentético). En inglés y portugués sí hay espacio entre los<br />

guiones y el enunciado que enmarcan; en español, no. Nota: para<br />

suplir las preposiciones “de” “a”, se utiliza el guion corto, sin espacios.<br />

Emplear el guion menos es un anglicismo tipográfico (1980–1910).<br />

• Llamadas. Deberán indicarse con <strong>número</strong>s volados, sin puntos ni<br />

paréntesis, después de los signos de puntuación (ejemplo: .1).<br />

• Mayúsculas. Se utilizan en los siguientes casos:<br />

a) Disciplinas y materias en contextos académicos: Estudió Gramática<br />

en El Colegio de México.


) Nombres propios del ámbito gubernamental: El Gobierno del<br />

Estado de México impulsa un programa asistencialista para combatir<br />

la migración.<br />

c) Nombres propios de lugares: Valle de Bravo.<br />

d) Periodos y acontecimientos históricos: Independencia de México,<br />

guerra de Reforma, Revolución mexicana, Colonia.<br />

e) Vocablos en inglés relacionados con las nuevas tecnologías: Facebook,<br />

WhatsApp.<br />

f) Nombres de periódicos, revistas, libros: La Colmena publica artículos<br />

relacionados con las Ciencias Sociales.<br />

g) Nombres de leyes y códigos: la Ley Federal del Trabajo.<br />

Nota: evitar el uso de mayúsculas reverenciales: El señor gobernador<br />

asistió a la ceremonia de premiación / Esta mañana tomó posesión de su<br />

cargo el nuevo presidente municipal/El secretario de Cultura inauguró<br />

la Feria del Libro. Frecuentemente los títulos o conceptos acusan mayusculismos;<br />

por ello, debe tenerse en cuenta que los adjetivos que acompañan<br />

al sustantivo deben colocarse con minúsculas.<br />

• Minúsculas. Se utilizan en los siguientes casos:<br />

a) Meses, días y estaciones del año.<br />

b) Palabras del ámbito gubernamental: Al gobierno estatal le preocupa<br />

la salud de la población.<br />

c) Periodos históricos: La conquista de México / El porfiriato.<br />

d) Títulos universitarios, académicos: maestría en economía, licenciado<br />

en historia.<br />

e) Religiones, idiomas, corrientes ideológicas y artísticas.<br />

f) Números romanos. Se escriben en los siglos, <strong>número</strong>s de reyes y<br />

papas y tomos de libros.<br />

g) Porcentajes. Se escriben con <strong>número</strong>, sin artículo y el símbolo de<br />

porcentaje (%) pegado a la cifra: 1%, 120%, 3.8%; son incorrectas<br />

las siguientes expresiones: el 5%, un 8%, el 9 %, del 4 %.<br />

h) Títulos. Evitar títulos y subtítulos largos; optar por la brevedad y<br />

consistencia. No llevan punto final.


Fernando Antonio Rosete Vergés, Claudia Escalera-Matamoros,<br />

Bárbara Ayala-Orozco, Eduardo García-Frapolli y Carla Galán-Guevara<br />

Transversalidad en políticas mexicanas de conservación de la biodiversidad:<br />

Coinbio y Corredor Biológico Mesoamericano<br />

Transversality in mexican biodiversity conservation public policies: COINBIO and Mesoamerican<br />

Biological Corridor<br />

Juan Manuel Núñez<br />

Análisis espacial de las áreas verdes urbanas de la Ciudad de México<br />

Spatial analysis of urban green spaces in Mexico City<br />

Karla Rojas y Adrián Guillermo Aguilar<br />

Probabilidad de atención médica para los pobres en la Zona Metropolitana<br />

de Cuernavaca, Morelos, en 2018<br />

Probability of health access for poor people in the Metropolitan Area of Cuernavaca, Morelos in 2018<br />

Vanesa Crissi Aloranti<br />

Un modelo conceptual para el abordaje del ordenamiento territorial<br />

A conceptual model for the approach to territorial planning<br />

Edel Cadena-Vargas<br />

La vulnerabilidad social en México: distribución espacial por sección electoral<br />

Social vulnerability in Mexico: spatial distribution by electoral section<br />

El contenido de este <strong>número</strong> puede consultarse en la<br />

siguiente dirección electrónica:<br />

http://est.cmq.edu.mx/index<br />

9 781405 842105 6 7

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