El trabajo del río
Este cuento pertenece al libro Azul profundo.
Este cuento pertenece al libro Azul profundo.
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
El trabajo del río
Pero una tarde, soltó los remos de la canoa y se
acercó a un muelle abandonado y enlazó la soga de
amarre al aburrido bolardo oxidado. La proa se desplazó
lentamente espiando el firmamento despejado
y cuando la soga se tensó hasta llegar a tener la elegancia
de una línea recta, el bote se quedó sin movimiento,
mirando al oeste. Antonio plantó el puño
de la caña en el ariete, esperó a que algún pez tirara
de la línea y, con los codos sobre las rodillas y las
manos entrelazadas, se puso a pensar en Juana y a
observar el lento trabajo del río.
—¡¿Tanta agua?! —dijo por lo bajo, con asombro.
Se preguntó de dónde venía tanta agua a dejar los
sedimentos, estirando la punta de las islas hacia la
desembocadura, raspando la quilla de las embarcaciones,
decantando los sólidos en suspensión en el
fresco profundo del barro. Todo eso debería tener
un sentido impuesto por la naturaleza. El agua turbia
se movía, pasaba, discurría, una lava fría socavaba
el cauce y los bordes y por momentos como
un fluido glutinoso se comía la tierra, las ramas y
las hojas caídas de los árboles de ambas costas. Día
y noche. En su rumiar continuo digería el mundo;
por debajo del bote pasaban retazos del Amazonas,
13