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FUEGO SANTO: Una mirada bíblica y balanceada a la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Santo” (2 Pedro 1:21).
Jesús tuvo la misma perspectiva de las Escrituras que tuvieron Pablo y
Pedro, es decir, que el Espíritu Santo escribió el Antiguo Testamento.
Jesús preguntó a los fariseos (una pregunta que ellos no pudieron
responder): “¿Entonces, ¿cómo es que David, hablando por el Espíritu,
lo llama ‘Señor’? Él afirma: ‘Dijo el Señor a mi Señor: ‘Siéntate a mi
derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies’”. Si David lo
llama ‘Señor’, ¿cómo puede entonces ser su hijo?” (Mateo 22:43-45,
énfasis añadido). Mi punto es que Jesús dijo que David pudo escribir
como lo hizo porque el Espíritu Santo, en el año 1000 a. C., le capacitó
para hacerlo. Y como también vimos anteriormente, este fue el testimonio
de la Iglesia primitiva. Cuando eran perseguidos, acudieron al Señor, y
dijeron: “tú, por medio del Espíritu Santo, dijiste en labios de nuestro
padre David, tu siervo: ‘¿Por qué se sublevan las naciones y en vano
conspiran los pueblos?’” (Hechos 4:25, énfasis añadido).
Una cosa más acorde con esto. El canon de las Santas Escrituras está
cerrado. Es definitivo. Absoluto. Incuestionable. Es la revelación final y
completa de Dios. Ninguna palabra que venga en el futuro se equiparará a
la Biblia en nivel de inspiración. Esto significa que cualquier voz de
mando, palabra profética, palabra de conocimiento o visión que alguien
pudiera tener hoy día debe ser coherente con las Santas Escrituras. Si
no lo es, debe ser rechazada. La razón principal por la que el rey Saúl se
convirtió en el hombre del ayer y rechazado por Dios fue porque pensó
que estaba por encima de la Palabra de Dios. Cuando ofreció el
sacrificio, sabía que estaba yendo en contra del mandato de Moisés de
que sólo la persona llamada de Dios podía ofrecer sacrificios quemados.
Y aun así, afirmó haberse sentido “obligado” a hacerlo (1 Samuel 13:12,
NTV). Siempre que una persona afirma hablar en nombre de Dios,
diciendo “el Señor me dijo”, y lo que dice va en contra de las Escrituras,
usted puede tranquila, cómoda y firmemente rechazar la palabra de esa
persona, ¡sin importar lo creíble que parezca la persona!
El Espíritu Santo toma la responsabilidad de la autoría de la Biblia. Él
usó a las personas, por supuesto, pero la responsabilidad se queda en el
Espíritu Santo. El mismo Espíritu Santo puede hablar hoy en varios
niveles, pero ningún nivel de inspiración será equiparable a la
inspiración de la Biblia, jamás.
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