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Listín Diario 23-01-2023

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20 SANTO DOMINGO, RD. LUNES, <strong>23</strong> DE ENERO DE 20<strong>23</strong> 10 cm<br />

HISTORIAS DE LA VIDA. Vive en el desamparo<br />

5 cm<br />

4 cm<br />

3,5 cm<br />

3 cm<br />

Don Juan<br />

Vive enfermo, sin<br />

bañarse y a merced<br />

de la comunidad<br />

El protagonista de esta historia tiene cerca de un año con una pierna hinchada, está sordo y se pasa los días en su casucha en medio de la mugre y el hedor. RAÚL ASENCIO/LISTÍN DIARIO<br />

Abandono. Para los vecinos, este hombre,<br />

que en mayo cumplirá 75 años, no tiene<br />

doliente. Mientras, su hija de <strong>23</strong> años, y la<br />

abuela de ésta, aseguran que sí se ocupan de<br />

él, pero que no tienen las condiciones para<br />

ofrecerle la vida que él necesita.<br />

RELATO<br />

MARTA QUÉLIZ<br />

Pedro Brand , RD<br />

Hay historias que,<br />

para contarlas<br />

bien, es preciso<br />

escuchar varias<br />

campanas. En el<br />

caso de Juan Suárez hubo que hacerlo.<br />

Este señor que vive en la comunidad<br />

Las Mercedes, de Pedro<br />

Brand, está en un franco abandono.<br />

Tiene meses que no se baña,<br />

cerca de un año con una pierna<br />

hinchada, está sordo y se pasa los<br />

días en su casucha en medio de la<br />

mugre y el hedor.<br />

“Juan, ¿cómo se siente?”. Le<br />

preguntaba fuerte una y otra vez<br />

Kuqui, un colaborador de LISTÍN<br />

DIARIO que dio la voz de alerta<br />

respecto a este caso que conmueve<br />

y que protagoniza la historia de<br />

hoy. No respondía. Su sordera cada<br />

día es más aguda, y las posibilidades<br />

de detener su progreso están<br />

cada vez más lejos.<br />

“Esto es un castigo de Dios”.<br />

Es una frase que repetía constantemente<br />

don Juan. Sus vecinos lo<br />

contradecían. “Eso no es un castigo<br />

porque él nunca ha sido un<br />

hombre malo. En lo que llevo viviendo<br />

aquí, que son más de nueve<br />

años, nunca lo vi haciéndole<br />

daño a nadie. Él trabajaba mucho,<br />

y mire ahora cómo ha quedado”.<br />

Eso lo dijo Margarita, una buena<br />

samaritana que le pasa comida todos<br />

los días.<br />

Durante la visita de reporteros<br />

de este diario al lugar, pudo notarse<br />

que al menos don Juan come<br />

bien. Ella estaba cocinando y<br />

el olor a su buena sazón invadía el<br />

entorno. ¡Por suerte! Porque después<br />

de enfrentar el hedor de la<br />

deteriorada vivienda del envejeciente<br />

era como lograr un “respiro<br />

de vida”. Y si eso fue por unos<br />

minutos, no hay siquiera que imaginar<br />

cómo él aguanta estar ahí<br />

dentro por tanto tiempo. Su círculo<br />

vicioso es: se acuesta y se sienta,<br />

y viceversa. No más.<br />

Margarita dice que en ese estado<br />

cayó hace más de un año, mismo<br />

tiempo que lleva con una pierna<br />

hinchada, con varios achaques de<br />

salud, y en un total abandono. “Nosotros<br />

hacemos lo que podemos. Le<br />

damos comida, pero no somos médicos.<br />

Cuando se ha puesto malo,<br />

llamamos al 9-1-1, vienen lo atienden<br />

y vuelve a quedarse en esa casa<br />

que se está cayendo. Yo he querido<br />

bañarlo y no se deja. Tiene meses<br />

sin ver agua, ya usted sabe…”. Lo<br />

deja en puntos suspensivos, pero su<br />

apariencia y mal olor dejan claro lo<br />

que ella se reservó.<br />

Falta de higiene<br />

Los cachivaches que guarda encima<br />

de una mesita, los galones de<br />

agua que conserva en una esquina<br />

y los pañales desechables usados<br />

que reposan cerca de la puerta del<br />

pequeño cuarto son un “caldo de<br />

cultivo” para debilitar su salud.<br />

Seguro está inmune a esta realidad<br />

que lo consume y tiene preocupada<br />

a la vecindad.<br />

Su ropa no puede estar más<br />

ajada y su apariencia, más descuidada.<br />

Por eso es que quienes le<br />

dan seguimiento entienden que<br />

don Juan debe ser llevado a un<br />

centro para adultos mayores donde<br />

le dispensen las atenciones que<br />

él necesita. “No es una casa, no es<br />

cama, no es mueble…, nada de<br />

eso. Ese hombre lo que necesita<br />

es que le cuiden su salud, que lo<br />

mantengan limpio, que se ocupen<br />

de él”. Lo dice Margarita con evidente<br />

preocupación.<br />

CLAVES<br />

Se le quemó la casa<br />

Donde hoy vive don Juan, el<br />

hombre que en mayo de este<br />

20<strong>23</strong> cumplirá 75 años, es<br />

una casucha sin protección y<br />

repleta de comején. Se la levantó<br />

la comunidad a base de<br />

viejas hojas de zinc y de cartón<br />

luego de que su vivienda<br />

se incendiara hace ya algunos<br />

años.<br />

En ese incendio se le quemó<br />

el dinero de su liquidación.<br />

Eso coinciden en decir algunos<br />

comunitarios. “Él trabajaba<br />

en Ayuntamiento del Distrito<br />

Nacional durante la gestión<br />

de Roberto Salcedo. Ahí<br />

duró muchos años”. La especificación<br />

la hace Kuqui,<br />

quien lo conoce desde sus<br />

tiempos de ‘coquero’. “Juan,<br />

¿usted se acuerda cuando<br />

vendía coco por las calles?”.<br />

No escuchaba nada, y respondía<br />

lo que llegaba a su mente.<br />

COORDINADOR: FABIO CABRAL * EDITORES: MARTA QUÉLIZ, RAMÓN ALMÁNZAR Y LUIS BEIRO.

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