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Edicion 3 | 2023

Fe inquebrantable en circunstancias inimaginables

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SOLTÉ LOS CONTROLES DE MI<br />

VIDA Y ENTREGUÉ LOS PEDAZOS<br />

DE MI CORAZÓN A JESÚS.<br />

la industria de servicios alimentarios<br />

y me ofreció trabajo en su<br />

restaurante italiano de alta gama<br />

en Virginia. Aproveché la oportunidad<br />

para mudarme. Fue lo<br />

nel retirado de la Fuerza Aérea,<br />

sugirió una escuela militar y allá<br />

fui. Pero nada cambió. Más que<br />

disciplina, necesitaba un nuevo<br />

corazón. El mío estaba en agonía<br />

y lo único que yo sabía hacer era<br />

adormecerlo con sustancias.<br />

De alguna manera, me gradué<br />

de secundaria. Mamá me dijo<br />

que si quería seguir viviendo en<br />

casa, tenía que pisar tierra. Pero<br />

no presté atención. Acumulé dos<br />

cargos por conducir bajo efectos<br />

del alcohol y otras sustancias. Y<br />

en incidentes separados, destrocé<br />

dos autos. Luego me arrestaron<br />

por intento de distribución de<br />

drogas.<br />

Fiel a su palabra, mamá me<br />

echó.<br />

Me mudé a una casa rodante y<br />

busqué trabajo en un restaurante<br />

local. Un amigo de mi padre<br />

notó que tenía habilidades para<br />

que llamaría “mi primera cura<br />

geográfica”.<br />

El mundo de los restaurantes<br />

era una combinación ideal para<br />

mi amor por el alcohol, las drogas<br />

y la vida de fiestas. Durante este<br />

tiempo, conocí a una hermosa joven<br />

camarera y nos casamos. La<br />

vida me sonreía.<br />

Muchas personas influyentes,<br />

incluyendo a algunas relacionadas<br />

con el crimen organizado,<br />

comían lo que yo servía.<br />

Me agradaban esos tipos y sus<br />

emocionantes vidas, y yo les<br />

agradaba a ellos. (Eso fue bueno,<br />

porque también fui testigo de lo<br />

que les pasaba a los que no les<br />

agradaban).<br />

Se sentaban a la mesa riendo y<br />

haciendo sus negocios mientras<br />

yo asimilaba todo. Al poco tiempo<br />

ya estaba apostando y ayudando<br />

a los corredores a cobrar y pagar.<br />

Descubrí que me gustaba cocinar.<br />

Y en 1982, decidí estudiar<br />

para ser chef en Francia durante<br />

seis meses. Cuando regresé, trabajé<br />

en Maison Blanche en Washington,<br />

D. C., justo en frente de la Casa<br />

Blanca. Pronto, uno de los dueños<br />

de los restaurantes en los que<br />

había sido empleado en Virginia<br />

me propuso abrir un nuevo local.<br />

Él puso el dinero y yo, el talento.<br />

Pero no fue una buena sociedad.<br />

Mi distribuidor de vinos me<br />

sugirió fundar mi propio restaurante<br />

y me respaldó financieramente.<br />

Lo llamamos Dale’s at<br />

Chick’s Beach y rápidamente se<br />

Der.: Fue difícil para<br />

Dale, fotografiado<br />

aquí con sus hermanos<br />

menores, enfrentar el<br />

impacto que el divorcio<br />

de sus padres tuvo en<br />

la familia.<br />

convirtió en el lugar de moda. Mi<br />

esposa trabajaba duro a mi lado.<br />

Ojalá pudiera decir que reconocí<br />

y honré su esfuerzo, pero<br />

no. Mis adicciones estaban totalmente<br />

fuera de control para entonces,<br />

y ya no podía equilibrar<br />

la vida de fiestas con mis responsabilidades<br />

de trabajo.<br />

No hay necesidad de contar<br />

mi “historial de borracho” y todas<br />

las cosas horribles que hice.<br />

Era un pésimo esposo sin respeto<br />

por mis votos matrimoniales y<br />

un terrible hombre de negocios.<br />

Cuando mi esposa y mi patrocinador<br />

se hartaron, me hicieron<br />

una intervención. Me dieron dos<br />

opciones: ingresar a un centro de<br />

tratamiento o perder mi matrimonio<br />

y el restaurante.<br />

Acepté sus términos, pero no<br />

estaba listo para cambiar. Solo fui<br />

para salvarme el pellejo. Incluso<br />

tuve un amorío durante mi estadía<br />

de 30 días en el centro de rehabilitación.<br />

Era incapaz de amar a alguien,<br />

incluyéndome a mí mismo.<br />

Me las arreglé para mantenerme<br />

sobrio durante un mes<br />

después del tratamiento antes de<br />

recaer en la botella. Esa decisión<br />

me costó tanto mi matrimonio<br />

como mi restaurante y me condujo<br />

a la lamentable escena junto a mi<br />

perro que describí anteriormente.<br />

Por suerte, algo bueno salió de<br />

comer ese alimento para perros<br />

empapado en whisky: finalmente<br />

me di cuenta de que tenía un<br />

problema. Les pedí ayuda a mis<br />

padres y me la dieron. Mamá me<br />

ayudó a financiar otro tratamiento<br />

de rehabilitación y papá, a hallar<br />

trabajo y un auto.<br />

Sin embargo, mi recuperación<br />

duró poco y tuve otro accidente.<br />

Esta vez, choqué contra alguien<br />

de frente y casi lo mato. Debería<br />

haber ido a prisión, pero el juez<br />

tuvo la gentileza de darme cinco<br />

años de libertad condicional durante<br />

los cuales comencé a asistir<br />

a Alcohólicos Anónimos.<br />

En esas reuniones, aprendí<br />

valiosas herramientas para afrontar<br />

mi problema y conocí a gente<br />

amable que entendió mi dolor.<br />

También conocí a Roberta, que<br />

se recuperaba de la adicción a la<br />

heroína. Fue amor a primera vista<br />

para mí.<br />

Pero surgió un problema cuando<br />

la convertí en mi poder superior<br />

y basé todo mi bienestar en la<br />

salud de nuestra relación. Como<br />

ninguno de los dos estaba preparado<br />

para amar al otro, yo vivía<br />

VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM<br />

Número 03 / <strong>2023</strong><br />

11s

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