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El caracol de los armaos - Círculo de Bellas Artes

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28 miguel copón<br />

azul, matizado por filetes dorados, una serie cuidada <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>ntes radiografían signos,<br />

que remiten a una imaginería oculta, al tiempo que a una escritura brutal, en don<strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

trazos persiguen elongar sus trazos para atraer a un sentido ácido, amargo, imprevisto<br />

hasta que aparece con toda su fuerza. <strong>El</strong> negro y el fondo reverberan al intercambiar su<br />

posición como planos. <strong>El</strong> juego <strong>de</strong> <strong>los</strong> contrastes es central, pero también su intercambio,<br />

ninguna posición en el lienzo ha <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>finitiva, sino que <strong>los</strong> bor<strong>de</strong>s están medidamente<br />

negados «cada uno pi<strong>de</strong> la ayuda <strong>de</strong>l otro, y ambos conspiran juntos amistosamente» (Ars<br />

Poética, 410). Lo anterior se hun<strong>de</strong> y todo vibra, cada espacio reverbera al dudar sus bor<strong>de</strong>s.<br />

<strong>El</strong> <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nante pue<strong>de</strong> ser una frase o un hecho, un recuerdo o un sueño, el título<br />

siempre propone una asociación. Todas formas <strong>de</strong> la posibilidad, todas formas poéticas.<br />

Nos obligamos a pintar para que una experiencia irreconocible <strong>de</strong> otro modo tenga un rostro.<br />

Rostro no es retrato, rostro <strong>de</strong>fine a la relación <strong>de</strong> distancias que hacen i<strong>de</strong>ntificable<br />

algo. Cuando <strong>los</strong> materiales tienen rostro, nos comienzan a hablar, nos voltean, y somos<br />

representación para el<strong>los</strong>, al modo en que lo expresa Beckett: «¿Cómo pue<strong>de</strong> haber una<br />

persona, si quien habla no está seguro <strong>de</strong> que es él quien habla, si sabe que está formado<br />

por palabras, por palabras que hablan <strong>de</strong> él?».<br />

Un jour, la poésie donnera aux hommes sin visage.<br />

[Un día, la poesía dará a <strong>los</strong> hombres su rostro.]<br />

Edmond Jabès<br />

Al obligar a la experiencia elegida mediante la obsesión a objetivarse, violentándola sobre<br />

el cuadro para que nos hable <strong>de</strong> zonas inexploradas <strong>de</strong> mi percepción, manteniendo la atención<br />

hipnotizada o imantada sobre ella, nos sorpren<strong>de</strong> que la silla, la distancia, se vuelva, es<br />

el cuadro el que nos observa. Las experiencias <strong>de</strong> muerte, como fuente <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo y <strong>de</strong> impotencia,<br />

como temor y como rito, aparecen en estos lienzos, <strong>los</strong> cargan <strong>de</strong> sentido y convocan<br />

como obsesión a las elecciones temáticas: pietá o tauromaquia, <strong>de</strong>scendimiento o sinsentido<br />

poético, el trasfondo que motiva al pintor es la necesidad <strong>de</strong> dar una figura a aquello que<br />

por <strong>de</strong>finición no po<strong>de</strong>mos ver. La imposibilidad <strong>de</strong> la muerte propia hecha conciencia es uno<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> motores principales <strong>de</strong> la representación y, <strong>de</strong> modo fuerte, <strong>de</strong> esta representación.<br />

Mark Rothko <strong>de</strong>cía que todo arte se encuentra en la intimidad <strong>de</strong> la muerte, en la conciencia<br />

<strong>de</strong> su insignificancia e insuficiencia como signo ante algo que es lo excesivo por naturaleza.<br />

Gamoneda hace eco <strong>de</strong> este guiño al <strong>de</strong>clarar la búsqueda <strong>de</strong> una belleza convulsa, con la que<br />

tan específicamente se i<strong>de</strong>ntifica la poética <strong>de</strong> Mon: «construir un objeto <strong>de</strong> arte con el miedo<br />

a la muerte» Cuando un sentimiento así se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l cuadro, como motivación ácida<br />

<strong>de</strong> la que surge, es el cuadro, con una duración superior a la <strong>de</strong> quien se ha presentado frente<br />

a él, lo que no está viendo. Cuadro vivo, pintura que se agita y entrega sentido, como <strong>de</strong>cía<br />

Lezama <strong>de</strong> Valente, con la precisión <strong>de</strong> la ceniza. Toda distancia se transforma en nostalgia.<br />

Esta inversión <strong>de</strong> lo percibido en perceptor es la clave <strong>de</strong>l vuelco <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad sobre<br />

el valor cognoscitivo <strong>de</strong> la representación. Octavio Paz ha estudiado con agu<strong>de</strong>za este<br />

lugar don<strong>de</strong> «la prosa se niega a sí misma; las frases no se suce<strong>de</strong>n obe<strong>de</strong>ciendo al or<strong>de</strong>n

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