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Marta Rizo García<br />
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no son otra cosa que acciones encaminadas al reconocimiento del otro, con quien<br />
interactuamos a partir de nuestra propia cosmovisión y al cual reconocemos el carácter<br />
de persona similar a uno mismo” (Rizo, 2011: 362).<br />
2. Pensar la comunicación: del fenómeno social al objeto de<br />
conocimiento<br />
Como ya se afirmó anteriormente, una cosa es el fenómeno de la comunicación, que todos<br />
experimentamos cotidianamente, y otra muy distinta es la reflexión sobre el fenómeno. Sobre este<br />
último punto, vale la pena presentar un rápido recorrido sobre la historia del pensamiento<br />
comunicacional, una historia que, pese a ser relativamente reciente (no llega a un siglo), ha dado lugar<br />
a un sinfín de reflexiones e ideas sugerentes en torno a los fenómenos comunicativos, de naturaleza<br />
dinámica y cambiante.<br />
Una revisión de la historia del pensamiento en comunicación pone de manifiesto, en primer lugar, el<br />
carácter fundamentalmente socio-céntrico de esta disciplina, puesto que desde sus inicios ha sido la<br />
sociología la disciplina con mayor presencia en el abordaje de los fenómenos comunicativos. Durante<br />
la primera mitad del siglo XX, la Escuela de Chicago 2 desarrolló un enfoque general de la teoría<br />
social, subrayando el papel de la comunicación en la vida social. Pese a que dentro de esta escuela<br />
tuvieron más difusión los trabajos de Park (1921; 1952; 1967) y Burgess (1926) sobre sociología y<br />
ecología urbana, no puede negarse la importancia de los estudios de Cooley (1909) sobre la<br />
constitución del “yo espejo”, y de Mead (1968) sobre el self o sí mismo, ambas propuestas sumamente<br />
sugerentes para recuperar la dimensión de la comunicación más asociada a lo interpersonal y no tanto<br />
a lo mediado.<br />
La comunicación nace como objeto de estudio a principios del siglo XX, se consolida, aún como<br />
objeto, a mitades de ese mismo siglo, y hoy, más de cinco décadas después, sigue siendo un objeto sin<br />
una teoría consolidada que lo aborde con solidez. Quizás sea éste uno de los principales obstáculos<br />
que impiden ofrecer mayor claridad en los planes de estudios de comunicación, algo a lo que<br />
regresaremos posteriormente cuando exploremos con detalle algunos de los rasgos de los planes de<br />
estudio en comunicación, así como los principales imaginarios que los estudiantes tienen sobre la<br />
comunicación.<br />
Pensar la comunicación, por lo tanto, implica convertirla en un objeto (aunque seamos<br />
simultáneamente sujetos activos en los procesos comunicativos), y dado que, como hemos visto, son<br />
muchas las formas de concebir a la comunicación, nos parece importante reflexionar no sólo sobre el<br />
propio concepto –algo que ya hemos hecho sucintamente en un apartado anterior- sino más bien<br />
2 La Escuela de Chicago ha sido poco reconocida al hablar de los fundadores de la ciencia de la comunicación. De<br />
hecho, ninguno de los considerados como padres fundadores del pensamiento sobre comunicación forma parte de esta escuela:<br />
Paul Lazarsfeld (1944), matemático-sociólogo, creador del The Bureau of Applied Research de la Universidad de Columbia, y<br />
principal exponente de la investigación sobre audiencias y efectos de los medios; Kurt Lewin (1958), psicólogo social,<br />
estudioso de los problemas de la comunicación de grupo; Carl Hovland (1958), sicólogo experimental, especialista en el<br />
estudio de la formación de actitudes; y, por último, Harold Lasswell (1948), politólogo, dedicado al estudio de la propaganda<br />
y su relación con la creación de actitudes colectivas.