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Marta Rizo García<br />
2) La inercia disciplinaria, que “centraliza los planes y diseños curriculares hacia el aprendizaje técnico<br />
y de manejo de los medios de comunicación, por encima de las otras aplicaciones del campo de<br />
estudio” (Hernández Calderón, 2002);<br />
3) La inercia metodológica, que refiere a una “ruta reduccionista de la realidad en la que los<br />
problemas se fragmentan demasiado para poder ser analizados” (Hernández Calderón, 2002);<br />
4) La inercia consignataria, que<br />
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“lleva a casos extremos donde las actividades educativas emprendidas son mecánicas y<br />
sin ninguna explicación, justificadas en el hecho de cumplir un programa, limitando la<br />
iniciativa del estudiante y su capacidad de analizar la comunicación con diferentes<br />
matices, determinando sus efectos y dando seguimiento a sus propuestas” (Hernández<br />
Calderón, 2002);<br />
5) La inercia de la evaluación limitada, que “en vez de generar una ética diferente para abordar y<br />
concebir al fenómeno comunicativo, impone límites axiológicos, simbólicos y significativos para<br />
‘medir’ el conocimiento” (Hernández Calderón, 2002);<br />
6) La inercia del enfoque propedéutico, aquella que<br />
“bloquea las iniciativas amplias de comunicación, reduciendo al proceso de enseñanzaaprendizaje<br />
a niveles primarios que se conciben como un paso para los niveles<br />
superiores y en consecuencia se diseñan programas a escala, incluso llevando al extremo<br />
a la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación a una Licenciatura en Cualquier Cosa”<br />
(Hernández Calderón, 2002);<br />
7) Y por último, la inercia de la localidad y la globalidad, que apunta a que “muchas veces los<br />
conocimientos o marcos de referencia para éstos se extienden a situaciones ajenas a la realidad de<br />
nuestros educandos y están determinados mayoritariamente por otros países” (Hernández Calderón,<br />
2002).<br />
El tercer y último artículo que recuperamos del monográfico de Razón y Palabra ya referido lleva por<br />
título “Los Estudiantes de Comunicación y el Imaginario Laboral. Un estudio introspectivo”. En el<br />
texto, la autora, Ixchel Castro (2002), presenta los resultados de una investigación realizada en la<br />
Universidad Latina de América (Michoacán, México), y hace referencia a que, por ejemplo, la casi<br />
totalidad los estudiantes de nuevo ingreso de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación desean<br />
realizar su ejercicio profesional en los Medios Masivos de Comunicación Social (43%) o en<br />
Publicidad y Mercadotecnia (34%). Datos, los anteriores, que confirman que los imaginarios de los<br />
estudiantes de comunicación están fundamentalmente enfocados hacia el trabajo profesional en los<br />
medios.<br />
Más reciente es la investigación realizada por Silvia Gutiérrez (2007), investigadora de la Universidad<br />
Autónoma Metropolitana-Xochimilco. El trabajo al que hacemos referencia llevó por título Las<br />
representaciones sociales de los jóvenes universitarios sobre la comunicación 9, y se basó en la aplicación de<br />
9 En la tercera parte de esta obra, veremos hasta qué punto estos resultados son extrapolables en la población estudiantil<br />
de otras instituciones de la ciudad de México.