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'RTflanm.e1v sZJ.aJrV).
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AMOR
---x--
Monólogos y diálogos para jÓDeneS
por
R. MONNER SANS
De las RR. Acndemlns de Buenns LetrtUI ue Scdlia y Ba.rcelona
y de la de Artes Nobles de Arngvll.
Catcedrt'Í.liflo de Mioma y de Litertltun en el Colegio NaciollfLl de la Capital.
BUENOS-AIRES
CABAUT y CíA., EDITORES
Librería del Colegio-Alsina y Bolívar
1909
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f\ GUIS71 DE PREF71CIO
La favorable acogida que el público dispensanl
á mi obrita TEATRO INFANTIL, Y alguna amistosa
indicación para que abriese á similares composiciones
campo más vasto, á fin de que con ellas se
ejercitasen en el cultivo de la declamación jóyenes
salidos ya de la infancia, me decidieron á
ensayar de nuevo el género, dando mayor vuelo
al pensamiento, sin escalar, sin embargo, las altas
cimas donde se elaboran las grandes ideas; y
convencido de que el amor es el más noble de
todos los afectos, y de que en la' edad supuesta
á los declamadores, es el que impera en su cerebro
y domina su corazón, al amor acudí, pretendiendo
extraer de él, como de inagotable mina.
los materiales todos necesarios para la confección
de este librito.
No se me oculta la monotonía del asunto; pero
como esta obra no exige continuada lectura. y es
tan sólo, ó pretende ser, modesto arsenal, al que
reCUl'ran los que deseen ensayar sus dotes decla,
matorias. aquella monotonía desaparece. quedan-
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li .\ GU1SA DE PREFACIO
do sólo en pie la síntesis del trabajo, ó sea que
de los doce años ó catorce, en ellas, y de quince
ó diez y seis, en ellos, hasta el fin de la jornada
de la vida, si el tiempo traga ensueños é ilusiones,
nada puede con el verdadero amor, base de
la familia, sostén de la sociedad humana y eje
del mundo.
Va el libro escrito en estilo sencillo por dos
razonos: porque quizás no acertara á darle mayor
elevación y profundidad; y porque en las
conversaciones que se simulan y en los diálogos
que se inventan, casi nunca asoman los pensamientos
hondos y las ideas grandiosas. Así y
todo, bien han menester estos trabajos de la benevolencia
de cuantos los hojeen, y al lanzarlos
al público confía no se la negarán cuantos tengan
siquiera en cuenta la empeñosa buena voluntad
de
EL AUTOR.
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Monólogo para señorita
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12 MONÓLOGO PARA SEÑORITA
ponderían, si no le temieran al qué dirán, con
varios sí, sí, sí, muy alto, para que se enterasen
bien las amigas ... y las envidiosas.
Pero volviemlo á mis novios ¿ cuántos he
tenido? Trataré de recordarlos por su orden.
¿Mi primer novio? ¿Cuál fué mi primera pasión?
(pensando) ¡Ah! i Bien la recuerdo! Tendda
yo lJor entonces unos trece años: estaba en el Sacré
CalUr, y sólo salia los domingos. Paco, un amiguito
de mi hermano que solía ir tí. casa, me dijo
un día (como recordando) no sé qué . .. ¿Que no
lo sé? Vaya que sí: me dijo: «Lola, yo la quiero
mucho; es Vd. muy bonita ». Corrí á mi cuarto,
me miré al espejo, y . .. á mi pesar tuve que
convenir en que Paco tenía razón. Pensando
luego en ello me enojé conmigo misma. por no
haber acertado á contestarle; y así, cuando otra
vez que estábamos solos me repitió que era muy
bonita, correspondí á la galante verdad diciéndale:
«También Vd. es muy lindo' ... ¡ Esta fué
mi primera tontería! La experiencia me enseñó
más tarde á ocultal' mis sentimientos, pero en
aquella edad ¿ qué quieren Vds.? se cree en la
sinceridad de todos los hombres, y las cosas se
rlicen tal cual se piensan.
¡Pobre Paco! Llegué á quererle mucho: sí.
mucho. A hurtarlilla8 de mamá me regalaba
bombonl?s que yo devoraba con verdadero deleite.
Un dia i lo recuerdo como si fuese ahora! me
pidió un beso, y yo fingí . . . esto supe hacerlo,
sí señor ... fingí enojarme mucho. El pobrecito,
creyendo verdad. mi fingimiento, no volvió el.
insistir. i Qup tonto! Si él hubiese sabido que
entonces me parecía la cosa más natural del
munclo. Luisa y María. mis amigas inseparables
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«EXilIEN DE CONCIENOIA. 18
en el Colegio, me habían dicho que los besos
para los novios, vienen á ser algo así como las
firmas en los contratos. i Ay! así les ha ido después
á ambas. l.A..V.
Cuando casi estaba á punto de pedirle yo el
beso, vino á despedirse para Alemania á donde
iba á continuar sus estudios. i Qué día horrible
pasé! Por la noche, y á solas, lloré mucho y me
prometí á mí misma esperarle á que regresara.
El mozo no ha vuelto al país ni ha vuelto
probablemente á acordarse de mí, y hoy, pasados
tantos años, me pregunto: ¿ llegué á querer á
Paco?. No ... Le quería porque era amigo de mi
hermano, y me regalaba bombones, y cuando tenía
ocasión me decía que era muy linda; pero quererle,
con este querer hondo y profundo que
parece señorear todo nuestro ser, i oh! no, esto
no. y no era, porque no potlía ser; porque en
aquella edad suponemos verdad muchas ilusiones,
y no pocas verdades se presentan á nuesh'a
mente como mentiras.
Decía, pues, que en mi irreflexiva inocencia
llegué á jurarle á Paco que esperaría su regreso.
pero como mi amor era tan sólo tilla ficción,
poco á poco lo fuí olvidando, y hasta llegó á
parecerme feo cuando conocí á Mario. i Este si
que era un lindo mozo! Tenía unos bigotes negros,
y lilOS ojos grmldes, y una nariz pequeña. Estudiaba
ingeniería. Recuerdo el día en que se me
declaró. Habíamos ido al Tigre á ver á mi abuelita,
y al caer la tanle paseábamos por la quinta.
Los pájaros se iban recogiendo posándose en las
ramas más altas de los árboles, no sin piar alegremente
como contentos de volverse á ver al
tlf'cJ [nar el día, y nosotros nos enh'eteníamos 1'11
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14 MONÓLOGO PARA SEÑORITA
mirar como batían las alas y gozosos se picoteaban.
«i Cuán felices son! • dijo Mario, notando
que dos de ellos parecían acariciarse. «A quién
no le gusta ser querido, agregó. No sé por qué,
me dí cuenta de que el joven quería aprovechar
la ocasión y auiviné. «Realmente - contesté - es
muy hermoso ser queriua » • •. y •.. ya se supondrá
lo demás. Al cuarto de hora me había jurallo
amor eterno.
Aun cuanuo sólo acababa de C'umplir catorce
alios. lo que vale decir que era una chiquilla, ya
iban germinando en mi cerebro las ideas que debían
jmperar en él más tarde. La ueC'laración de
Mario. si momentáneamente halagó mi vanidad,
:\. los pocos días me sonaba á impertinencia. Sin
embargo, y pues debo confesar la verdad, aceptaha
sus galanteos, y aun cuando sus frases eran sosa;;,
como hombre pagauo de sí mismo, las oía y
las contestaba cuando podía. Digo cuando poclÍa,
porque á veces para darme á entender que sabía
mucho,me hablaba en lU11enguaje incomprensible
para mí. Seguí pues con él un seminoviazgo en
el que, si el cerebro tomó alguna parte, el corazón
permaneció incUferente y .. . ya ven Vds. ¿ Cómo
puede llegar á marido, novio á quien con el alma
uo se quiera?
Estas relaciones fueron aún más cortas que las
sosteniuas con Paco. Mario se fué á Inglaterra
y .. ' i lo confieso! antes de que el buque hubiese
llegado á costas europeas, ya no quedaba de él en
])Ji mente ni el más pequeuo recuerdo. Hoy el
episodio del Tigre me parece algo lf'ído en cualquier
novela cursi.
Al poco tiempo comf'nzó á requebrarme de amores
un a]fprez df' navío, Raúl. í Qup hermoso esta-
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« EXAlIlEN DE CONCIENCIA. 15
ba con su uniforme nuevecito ! Me conoció en un
baile, y nI compás de un vals, después de ponderal'
mucho mi belleza, acabó por (leclararme su
amor. Como ya iba á cumplir quince años, me
pnreci6 pruuente insinuarle que se hiciera presentar
á papás á fin de que pudiese visitarnos;
pero pretextando que no los conocÍay que el paso
era atrevido, prefirió rondar mi casa durante val'jos
meses, y aprovechar para hablarme mis salidas
con la mucama.
[ba yo cl'ecienuo sin que Raúl mostrase gran
empeño por formalizaJ' nov1 azgo tan original. y
aun cuanuo el joven no me desagradaba, repugnaban
á mi seriedad aquellos amort's clandestinos.
Una niña bien educada no debe aceptar galanteos
ocultos; esto al menos me parece á mí, y con segUridad
á cuantas escuchan en estos momentos el
¡' (" lato de mi vida.
'Resuelta por tanto á despej al' lma situación que
Por 10 rara se me figurnba indiglla de mí, le inter­
Pl'lé seriamente\ Le quería un poco, 110 lo niego,
P,'1'O pospuse el cariño naciente á mi reputación
y buen nombre. Vds. habrían hecho lo mismo en
lni lugar. Raúl se enojó, ó simuló enojarse, y ...
si tH he vi.sto no me acuerdo.
Tenía cartas suyas; y ¡cómo me quemaban las
lllanos cuando las tocaba! ¿ Por qué? Entonces
ignoraba el motivo; más tarde lo comprendí.
Cuanrlo las misivas llegan como saetas al corazón,
vienen á ser h'enzas de flores que unen dos almas;
cuando, como aquéllas, sólo espolean el cerebro
.Y aguijonean la curiosidad. ni conmueven ni entusiasman;
si son flores, carecen de los colores de la
\TcrdaLl. del perfume del amor puro.
Se las dl'volví, y. 10 recuerdo bil'll. al entregar-
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• EXAMEN DE CONOIENCIA. 19
noto que tras mis ojos va mi alma. Le veo noblp,
11om·ado. generoso. y al compararle con mis antiguos
pretendientes se me antojan monigotes al
lado suyo. Él no me ha dicho sandeces. ni ll a.
hecho sonar en IIUS oídos arrebatadoras frases
de amor. ni Si

20 MONÓLOGO PARA SEÑORlTA
cambio ue mi cariño, mc entrega su amor y su
nombre.
Al estrecharle maílana en mis brazos, autorizad!\'
mi unión por los hombres y bendeciun por
Dios, elevaré mi plegaria al Cielo para que no se
rompa nunca la cadena de flores que ha ue atarme
con Antonio. Le quiero, sí, con alma y vida.
Quede en este cuarto virginal (mira en den·edor)
la niña; vaya á tomar posesión del nuevo hogar
la mujer seria y abnegada.
Ahora, con permiso ue Vds. voy á dar la última
mano á mi traje de desposada.
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2,'l DIÁLoGO PARA SEÑORITAS
Eng.- Pues, amiga mía, no veo en todo esto motivos
suficientes para que eles las dimisorias
á tu pretendiente. No quieras pasarte de
lista, olvidando qne muchas veces quien
más mira menos ve.
Ant. - ¿ y si fuese verdad?
Eug.-Oye, rándida Antoñita. ¿Crees tú que á
estas horas tus papás no saben quién es
Paco?
Ant.- Claro que lo saben.
Eng.- Mejor que las de Gastaltlo; y si saben
quién es. y pel'miten que á ti se acerque y te
hable, señal evidente es de que nada hay en
su vida privada indigno ue él y por consiguiente
de ti.
Aut. -¿ Sabes que me tranquilizas? Estaba muy
nerviosa, pero al oirte . ..
Eug.-Te convenzo porque soy lógica. Paco me
parece un buen p3rticlo para ti, pero sea él ú
otro tu esposo, no sueñes con un ángel, confórmate
con que Dios te dé un hombre, eso
sí. serio, formal, honrado y trabajador, y
con tener estas virtudes ya puedes clarte por
satisfecha, pues ellas bastan para amenguar
los defectos que como h umano tenga.
No te fijes PU pequeñeces que cansan la mirada;
por algo se ha dicho que quien más
mira menos ve: fíjate en que sus actos sean
nobles y sus aspiraciones elevaclas. y . .. basta
de Sel1llÓn, pues á buen seguro que te
canso.
Ant.-Nolocreas. ¿De manera que según tú? . .
Eug.- Debes darle el sí, y aceptarle con los diminutos
peros que encuenh'as en su carácter.
¿ Qué hora será á todo esto?
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• QUIEN MÁS MIRA ... » 29
Ant.-Las cinCO.
Eug. - ( Levantándose) Me voy volando.
Al1t.-¿No quieres tomar el té conmigo?
EI'Y._ Hoy no puedo; mamá quedó sola en casa
y voy á tomarlo con ella. Adiós (la besa)
y .. . á ensayarte para flue el s í resulte ha ['monioso.
Ant. -- i Si supieras qué peso me has s:1cado de encima!
EUY· - Me alegro. Otro adiós. (Se va).
Ant.- Adios y gracias mil. Eugenia tiene razón.
Paco es bueno, pero ¿por qué las de Gastaldo
habrán inventado tanta mentira?
iVaya Vd. á saber! Lo cierto es que á no
ser por Eugenia, si la envidia movió su lengua,
se hubiesen sa.lido con la suya. A fortunadamente
mis nervios se han call11ado,
y si Vds. no se oponen, cuando esta noche
me pregunte Paco si le doy palabra de
casamiento, buscaré en mi garganta la
nota más musica.l que encuentre para darle
el sí que habrá (le saberle ciertamente á
gloria.
¿ No les parece que ohraré bien ?
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Monólogo pOnl joven
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(Desde la puerta del foro, en voz alta).
Váyase usted enhoramala; si, sí, á Vd. se lo
digo. ¿Qué? (Pauset; corno si esc'U,chara algo).
Pues no me da la gana .. . ¿ Sí? Ya hará buen
sol cuando yo vuelva á hablarla.. . (Siempre
corno si le hablaran de lejos J. ¿Sí? .. Vaya Vd.
Con Dios, y con viento fresco . . . Abur.
(Adelantdndose al pt¿blico).
¡ Habráse visto chicuela como ésta! (Pasedndose
agitado al principio; luego se va calmando)
No, lo que es esta vez no cedo. ¡Pues no faltaba
lJlás! Aunque intervengan mi padre y mi madre
. . . y el nuncio: vaya, que no; y aunque salgan
á relucir los deberes de la hospitalidad. Nada,
qUe no me caso con mi primita ni religiosa, ni
CiVil, ni militarmente.
A bien que Vds. no saben ni quién soy yo, ni
quién es ella. Bueno; seré breve.
( Adelantdndose al público) Yo soy... ya lo
Ven, un joven no mal parecido, y soy además, y
luego se convencerán, un grandísimo tonto; sÍ,
tonto, así como suena, un bobalicón, y no hablo
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3

• ¿ SERÉ YO 'rONTO?» as
mi a.mor, si bien debo confesar que en esta declaración
no entraba para nada la cuestión de
intereses; el que mi prima tenga una dote bien
saneada de cien mil pesos .. . (como mirando á
1tno del público) No, no hay por qué someir, porque
no soy hombre interesado, y lo mismo me
aan á mí cien mil pesos que noventa y nueve mil
nOvecientos noventa y nueve; ¿ estamos? Nunca
1l10vióme el interét; ... (mirando siempre al mismo)
iy dale con mover la cabeza! Si se refiere á aquella
otra novia que tuve, hable claro, y diga á estos sei'íores
el porqué la bolseé. ¿ Que no? BUt'no, hombre,
lo diré yo. Dí las dimisorias ú Carmen, que
e" la nifía á quien el seií.or se refierc, á pesar de
tPllel" regular fortuna, porque la chica se carteaba
• ya con el que e;; hoy su mariuo . .. y lt'gal adll1inistl'auol'
de sus bienes, y una noche, en un
baile, se permitió decir que mi elegancj,l era
¿ CÓmo dijo? .. . i Ah! sí; era la del pobre endomingado.
¿ Qut!> hubieran hecho Vels. en mi caso?
Lo que hice; 110 acordarme más del santo de su
nombre.
Volviendo á mi Elvira, esta prima á quien,
Vds. ya han oído, acabo ele mandar al quinto
infierno, van á saber lo que ocurre, si me pro­
UlPten guardar el secreto.
A las poca!;; horas de ser huésped de este hogar,
Elvira sabía que la amaba con locura, y que
estaba Lli::;puesto ti cometel'. de comLÍn acuerdo
con ella se entiende, si no la ultima, al menos la
mús grande de las locuras del mlmdo, la de
casarme, la de renunciar á esta alegre libertad,
Un tanto abunlda á veces, para trocarme en esclavo
sumiso y fiel á sus caprichos. Y esta fué
1l1i primera tOlltC'ría: lligo no, la segunda, porque
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36 MONÓLOGO PARA JOVEN
antes ya apuntamos otra, la de no saber callar
porque es natural, al día siguiente de haberla
ponderado en prosa vulgar, pero arrebatadora,
los impetus de mi pasión, y los sacrificios que
por ella estaba dispuesto á realizar, ya se creyó
autorizada para trocarme en su maniquí, ordenándome
las cosas más ridículas del mun lo, cosas
que en ocasiones llegaban hasta rebajar mi varonil
dignidad.
Santo y bueno, y á ello estaba y aun estoy
dispuesto, como primo y como caballero, que
dispusiera de mí como se le antojara. PeJ'O ¡por
los clavos de Cristo! que no me convierta en un
zascandil, en un correvedile de la clase más Ínfima.
Porque miren Vds. que tiene siete pares
de bemoles esto de oir á cada momento (con
voz at'iplada) .1Iira, Pepito, si sales pásate por
el zapatero, y que me mande las zapatillas rosa'.
«Oye, Pepito; al salir no te olvides de traerme
aquellos guantes color lila •... No. el lila no
son los guantes, el lila fuí yo que acepté el primer
encargo humillante, porque las mujeres, ya
se sabe, y Vds. dispensen, son como los chicos,
si se les da un deuo se toman la mano.
Bien mirado esto no tendría importancia; pasaría
aun por los encarguitos, yeso que hay
algunos cargantes, si el pedido no viniese acompañado
ue cierta risita burlona como diciendo:
• Mira que eres tonto •. ¿ Sí? Pues se aeabó; no
quiero serlo más.
Pero me había olvidado: en todo lo dicho
¿cuántas tonterías se ponen de manifiesto? ¿ Digamos
diez? ¿Son pocas? Pongan las que quieran.
que por muchas que me ab'ibuyan no me he
de resentir.
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38 )JONÓLOGO PARA JOYEl'
(Después de 1m l1Wlnento de vacilación) i Ah!
ya lo sé. Salgo sin que me vea; compro rizos
y merengues, y por la mucama mando los rizos
al comedor y los merengues á su cuarto. Pero
¡qué barbarülad! Si ya ni sé lo que me digo. Sí;
esto es; voy y vuelvo. ¿ Cometeré al hacerlo una
nueva tontería? (Mirando al set10r de antes) Sí
selior; voy ¿y qué? ¿ Una tontería más? ¿ Y
Vd. ele novio no cometió muchas? Bueno. voy;
¿soy tonto? ¿ y qué son las relaciones más que
un no interrumpido Tosario de tonterías? A veces,
y no lo digo por mí, los más tontos de novios
son los más vivos de casados-Anda, chúpate esa
(dirigiéndose al supuesto caballero). Cónsteles á
Vds., aunque me llamen tonto, que voy por los
merengues y los rizos. Conque, salud.
I
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Diálogo para jóvenes
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DIALOGO.
PERSONAJES. - LUIS y CARLOS.
Luis - (Solo, sentado en un sillón; su actitud demostrará
preocupación) . .. N o sé qué pal1tido
tomar. Los días pasan. y con ellos semanas
y meses, y hoy me encuentro peor
que el día en que por vez primera la vi. ..
(Vuelve á quedar pensativo) La chica no
parece que me mira con malos ojos, pero ...
Carlos- (Entrando; deja el sombrero en una
silla) Hola, Luis; ¿ meditabundo como
siempre?
Luis - No me faltan motivos de preocupación.
Cwrlos-¿ A ti?
Luis - Sí, á mí; ¿qué te sorprende?
CwrIos - No me sorprende, me maravilla, pues
nunca tuviste secretos para mí, y no sé
que traigas entre manos ningún asunto.
Luis - Sí, Carlos, traigo tillO. Por vez primera
he guardado un secreto para ti.
Cwrlos - (En tono de 'reconvención) Mal amigo.
Luis -(Se levanta) No, Carlos; no me taches
de mal amigo. He callado porque no que-
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• ¿.ME DECLARO?' 43
Luis -No nos entenderemos.
Carlos - Soy enemigo declarado del matrimonio
porque á mi entenuer es un contrato suscrito
por dos irresponsables.
Luis -(Sorprendido) ¿Qué ruces?
Carlos - Lo que oyes. ¿No dicen que el amor
es ciego? Si los dos euceguecieron al enamorarse,
y sigue la ceguera hasta el día de
matrimoniar, ¿ cómo pueden ver si les
conviene dar semejante paso? Si su voluntad
está tiranizada por el amor, ya no es
libre, y un conh'ato estipulado sin libertad
es un contrato nulo. ¿::\1:e vas comprendiendo
ahora?
Ütis -(Como contt'ariado) No, ni quiero; y me
pesa oírte así, porque precisamente te esperaba
para pedirte parecer sobr!' mi situación
difícil y angustiosa.
Carlos- Te pones con esta cara de juez mal humorado
que, en verdad, me siento tentado á
escucharte con calma . .. y hasta sin reirme.
Luis -Creo no reirás cuando me oigas; y como
me consta que á pesar de tus chistes eres un
buen amigo y me quieres, me ayudarás con
tns consejos.
Carlos - Me siento y escucho. Pero oye, procura
no enternecerme, porque ando resfriado. y
en tal estado los ojos se llenan fácilmente
de agua.
Luis -¿Quieres callar tú para que hable yo!
Carlos-(Sentándose) Me convierto en oyente.
( Ahuecando la voz) Habla, joven enamora­

!;ti DIÁLoGO PARA. JÓVENE::l
Garlos- Oye. mancebo atolomlraúo. (con acento
grave) si tu b'anquilitlad clepende de tu noviazgo
con esta muchacha, renazca en ti el
sosiego, pues dentro de ocho días .. ,
Luis -COl'tO es el plazo,
Garlos- Dentro de ocho días tú sf'rás su novio,
Je ('sto te respontlo yo. De lo que ya no
pueelo responuerte. es de si el padre, al noveno
día, te rompe las costillas.
Luis -(Me Jeclaro?
C'arlos- (Remm'cando la palabra) De claro sr estil
pasanrlo. Escucha bien,1\uestl'o amigo Luis
estudia mellicilltt y pOI' él te pones en relación
con el hermano Uf' tu dulce tormento,
Procuras simpatizar con él, y á los dos
días le invitas para ir juntos al teatro y
pariL (Iue él no se moleste tú vas á busral'lo
á su casa, A todo esto le f'scl'lbes Ull billf't-lto
á la nUla, como tú sabrás hacerlo,
billetito que la mucama le enh'ega uespués
de haber recibido ue tu mano oh 'o billetito.
" pf'1'O éste de cinco pesos.
Luis - ¿ y en mi carta'?
Garlos- Te cleclaras, 110m bre, te Jec1aras, ¡ Ay!
Luisito. i cuán tonto te vuelve el amor! Si
la muchacha adivinó ya que la quiel'f's, pues
pI rondar su casa se lo 11n. tliC'ho, y te ha
!licho también."
Luis -Xo me ha dicho llaua.
Garlos-Si te ha sonreíJo no una sino varias veces
¿ no es esto lleril'te qu" 110 le eres imUferente?
Luis - De manera. , ,
Gnrlos- (Le1'alliándose) Qup lll'bes escrihir ahora
1lI ismo tu prime·m tleelaruriún dI' amol'o y
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• ¿ ME DEOLARO?» 47
mañana por la tarde yo vendré por ti con
Luis y juntos le hablaremos del hermano
de tu ídolo para que lo conozcas mañann
mismo si es posible.
Luis -Gracias, Carlos.
Ca'rlos- Hoy me Ilas gracias. Ojalá otro día no
me maldigas.
Luis -¿Maldeci:!'te?
Carlos-Hoy me pides (Iue te coloque en IR boca
lle un túnel, ignorante de lo que enrontrarús
en el otro extremo después de haberlo recorrido.
Si al salir ue él das con un delicioso
valle, esmaltado dI.' flores ¡le perpetuo
perfume, Carlos será un bUPIl Hmigu y consejero:
pero i ay! Luis, si en vez up1 soñado
edén uas C011 un uesierto sin flores y sin
perfumes, ó con un precipicio, al que tienes
por fuerza que arrojarte, Carlos será
para ti el causante de tu desventura. Pero
noto que me pongo spnte11cioso y me voy.
Adiós.
Luis -¿Me declaro?
CarloS-Ahora mismo ... ttí. yo ... nunca. Dios
mp libre ... Ya te veo casado, caminando
serio y grave arrastrando á tu consorte.
Luis - ¿ Cómo arrastrando?
CarlOS-Pero ¿no te has fijado que bay 1l111chos
maridos que llevan á la rastra á su costi Ila?
i Pobre Luis! Dios te cousel've el amor y
te aumente la fuerza. i Oh! Y no te uigo
narla si tienes suegra. porque entonces,
como la educclción aconseja sel' muy ueferente
con las mamás, ya te estoy ylendo sudando
el quilo para ayudar ú ¡[tlUella
mole ...
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l¡S DIÁLOGO P ABA JÓVENES
Luis - Precisamente la vieja está muy delgada.
Carlos-¿Á que engordará después? .. Bueno,me
voy. Adiós, marido en estado de canuto,
marido en agraz.. . Dios te guarde. (Hace
como que se va y retrocede) i Ah! N o hagas
caso de mis locuras; escribe la carta, y
guárdate copia porque quiero aprendénnela
de memoria. Adiós (se va).
Lttis - Buen mueh aeho: gran corazón. Ahora
á escribir la carta. Dios me inspire, pues
á esta carta confío mi suerte. Ob'o día que
nos volvamos ú ver, se la leeré á Vds.
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Monólogo PQra señoritQ
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• CONFIDENCLIJl. 68
madre y de dos hermanos mucho menores
que él. Averigüé, sin preguntarlo, que sus
principales le querían mucho, tanto que
tenía una cl'l:'cida habilitación en la casa, y
he podido comprobar en dos años largos
que Papá lo quiere y lo distingue.
Julia - Entonces es muy bueno.
Rosa -Muy bueno. Claro que mi Carlos alIado
de tu Alberto desentonaría; tu novio es un
hombrl:' de salón y el mío un hombre de
trabajo; 1:'1 tuyo es un elegante; el mío ni
lo es, ni pretende serlo, pero cuando ya sea
mi marido, ú las amigas que se burlen de
él, si á tanto se atreven, y me miren compasiva,
les (lil'é • mi marillo es tamborilero,
Dios me lo dió y así me lo quiero •.
Podrá no llamar la atención por su físico,
pero tiene en cambio un gran corazón y
una gran cabeza.
Julia_ ¿ Sabes que me parece que me estás dando
una lección?
Rosa - ¿ Yo? ¡';¡o, hija. Me ppdiste el retrato físico
ele nli novio, y como en su exterior nada
hay en él notable, penetré en su interior, y
sin yo proponérmelo, te hice su retrato
moral. X o todos los gustos son iguales, ni
todas las mujeres pensamos lo mismo; á
ti te gustan los hombrps lindos; á mí los
hombres buenos.
JUlia_ Yo tmnbitln lo quiero bueno; no faltaba
más.
Rosa -No lo dudo y bien puede ser que Atberto
lo sea aunque ho " por haberlo tratado
tan poco. no lo puedas asegura)' del
todo.
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Monólogo para joven
ó
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(Entrando despacio y como 1"eceloso, mirando á
Un lado y á otro del escen(J¡rio, se adelanta hacia
el públ'ico y d'ice mist8'riosamente)
¡Me ha escrito! Sí, me ba escrito, y aquí está
(lo saca de la cartera) el bendito papel. (Lo
besa una, dos y tres veces). Hoy sí que puerto
cantar con .. 1 zarzuelero
¡ Oh! carta adorada
me hicistes feliz,
y te besaré
mil veces y mil
y un millón si es preciso .. ,y si 110 me canso.
Bien lUcen que «pobre porfiado saca bocado, •
Sólo una constancia como la mía pudo alcanzar
semejante tri unfo, j Cuidado que la 11 iih era i11abordable!
Pero si ella es testaruda más lo soy yo.
y ' . . 'encí. Aquí está el papel como pncantador
trofeo li!> gloria.
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• j l\LE HA ESCRITO!. 71
azucenas, se ha ocupado en escribirme, me vuelvo
loco de alegria; y como los chicos que sólo
saben tilia canción, y la repiten de conUnuo, sólo
sé decir, y creo que sin querer se lo diré á tacto
el mundo: ¡Me ha escrito! i Me ha escrito!
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Diálogo para jóvenes
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DIÁLOGO.
LUlS y PEPE.
(Sentado en actitud meditabltllda).
Luis - ¡Consttmmátum est! Todo se acabó. Y
para esto, digo con el poeta,
he sembrado tantas flores
en el fecundo campo de los sueños.
(Levantándose) ¡Pérfida! ¡Cruel! ¡Mujer
sin entrañas! Yo la quería con todo el brío
de mis veinte primaveras, y esta carta heló
todos mis entusiasmos.
Pepe-(Entrando) ¡Hola! Juanito. Vengo á buscarte.
Lui,s - ¿ PanL ir'?
Pepe - En pos ele la dicha, de la felicidad, tIel
amor.
Luis - ¿Del amor'? Pues ya puedes mflrcharte
solo, pues como corre más que un galgo.
no puedo alcanzarlo.
Pepe- Déjate de tonterías: toma el sombrero y
vcímonos á la calle de la Florida. ¡ Hay allí
á esta hora tantas flores!
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,6 DIÁLoGO PARA JÓVENES
LuiS-jY tantas espinas! Yo llevo una clavalla
en el corazón.
Pepe - AmolTÍliaclo es(ús; ¿ qué te pasa?
Luis - (Dándole la carta) Toma:r lee.
Pepe - (Leyendo en voz baja) Una bolsea¡[ura en
regla. pero sin ortografía.
LItis - Un bolseo completo.
Pepe - i Dichoso mortal!
Luis - N o te burles, pOl" fa VOl'.
Pepe - Hablo en serlo. Mientras tenías relaciones
eras un m edio hombre: ahora CIllC no las
tienes eres un hombre completo. Con que
ya ves (l¡ .
Luis - No te comprendo.
Pepe-El joven que tiene amoríos es un esdavo,
y como no goza de libertad. de esa libertad
patrimonio del ser racional, le llamo
medio hombre. Alégrate. pues, jm'en seductor,
y lánzate. ya libre. á nuevas conquistas.
Lnis-· ¿Para que me bolseen otra vez?
Pepe- ¿ Y qué más quieres? ¿ Hay nada más a bunido
que ir de reat·a al paseo. á visitas. á
teatros. pendiente de una mirada, á veces
cariñosa, á veces de amonestación. si se te
OCUlTe mirar á otra \-enus r¡ue no sea la
fIue te esclaviza?
Luis-¿Sabes que me gusta oírte?
Pepe- Pues. claro; ¿no '-es que ya soy perro
viejo y á mí no me cazan tan fárilment"?
Luis - De toclas maneras, te confieso que mi \'unidad
se ha sentido hoy lastimaua.
Pepe- Inconvenientes de ser vanidoso.
Luis -j Qué quieres I amigo: debilidades humanas.
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Monólogo para señorito
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(Sentada como 1,01'lIa11(to .. . i\1ellita un rato.
deja pl )¡a"tidor y ('o111ienza tí hablar).
Xo me C01l8iclE'ro roqueta y sin embargo mI'
siento uspdiucla. más qllf' aserliada. vigilalla pOI'
varios pretendientes ... ('1'00 quP obro mn,l ('on
queJ'Pl' nlPdir á todos por el mismo rasero, y con
no ahuyentar 11. los mOSl.:ones •. . QUf' Pepe SI' ha
fijÉulo en mí. hiell á las

• ¿ ClLiL DE LOS TRES? 85
su belleza fís ica. Esto, dejando Ú LID lado que los
llJuy lindos suelen ser muy l indos . .. pavos.
Pepe es Ull mozo bien .. . educado: á pesar de
sus 20 ó 22 Míos, está tan sólo en el tercer año
de medicina, y sus aspiraciones se reducen á
obtener el título para irlo á explotar en cualquier
población del interior. Poco amigo de la vida
social, que es, según él, tilla perpetua mascarada,
su sueño dora([o es gustar de IR, tranquilidad r ural.
La porteña rIue C011 él se case, que renuncie para
siempre á la vida ciudadana.
¿ Me sonríe este porvenir? Fnmcamente no, y
sin que trate de negar las mil tonterías rjue cometemos
por seguir las prácticas sodales, y las
mil torturas que ellas nos imponen, me parece
que con prudencia se pueüen aprovechar los
honestos pasatiempos que procura el trato de
gente culta y bien educada.
Descarto, pues, á Pepe, y veamos á Horado,
que es su antítesis.
Horacio es el hombre de salón: parece que nació
con frac y guante blanco. Próximo á terminar
su carrera de abogado, sueña ya con una diputación.
Para él la Argelltjua es Bnenos-AireR, y
Buenos-Aires la Avenida ."Hvear donrie él,"ive.
sintiendo soberano desprecio por cuantos, no
nacidos en esta babel, tralan de abrirse paso á.
fuerza de pUllaS ó de talento. Esto más que
exageración me parece orgullo: y si á esto. qne
ya me molesta. se agrega. su pasión por la política-esa
señora que segLÍn papá tiene el don de
estropearlo toclo, hombres inclusive - ya se adivinará
que la muj('f' que con él case ha úe estar
condenada tí solerlad perpetua. ¿ Qué le pasa tí. la
pobre Eugenia? Pues que vive como un hongo,
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pstos (lsunlos no manria el cerebro si no el corazón .
.Y ésta á juzgar pOI' lo que nos cuenta, en vez
de corazón debe tener un estropajo '.
Pues no seilores, no. no tengo ¡¡(luí un estropajo
sino UL1 corazón rebosante

Diálogo para joven y señorita
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DI\LOGO.
(Ella eb\ ara "entada en ulla hamnea. IC.\·Ollllo. Él en Lfa
en begLlilla por la puerta del foro).
Él - ¡Sola:
Ellfl- Sola llO; con un buen amigo (mosf'rándole
el libro), ya lo vc Yd.
Él - SiclTlpre este Vd. ian ceremonioso.
Elln- ¿ Acaso tengo la certeza Lle poder cambiarlo
sin temor ,i, llueva enmienda?
Él - (A.cercándose á ella) Ingrata. Huyes de mí.
hace dws, lo observo y callo, pcro soy
firme y cO!ll:;tilnt" y con el poeta digo:
" \' os podéis no me tI uerer
y desterrarme de veros:
pero ,l,'jal' de (lucreros,
srií.Ol'H, no pucLle ser.
Elln- \'d. e>s muy leído, y yo una pobre J11Uchacha
ignorante> que no puedo contestarle
('n ('1 mismo tono con (lue me hnlJlH; Illas
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.- DrSCRETEO. !l7
Ella-- ¿PE:'l'O insistE:' "d.? ¿Está \"(1. loco?
Él - Quizás. y ya Sf' rl ijo qUE:' « ('n tJ'istI'zflS y 1'11
amol'. loquear es lo mejor.,
Elln- Á E'st(' l'rfrán opondJ'é el menos conocido
,No fíes drl amol'o ni dI' hnnmrla dI' co-
1'1'P(\0)' -.
Él - En el mío puedes fiar.
EUa- ¿Quirn mp aSE'gul'[t que DO s,oa Vd. f>DmnOrallizo.
:r qUf> lo que en estf> halnf>ario hA
creído amor sr trueque NI r:lesvío al ,1'1'
otl'a mujer r[p mayores atradi\"os?
Él - Lamrnto que así me juzgues. pUf>S eso me
indica que no 111E' C0110Cf>S ni das cl'éclito á
palahl'as sali,las drl fondo dE:'l alma.
Ell(f.- Xo SI' 011')1(1J" ¿('61110 diré? Ull ]loquito olvidn­
,lizos. Á tollos los hombl'E's ]ps pasa lo
(lue le sucede al prl'SOnHjr (le ?IoJ'pto. ¿SI'
Hcuerlla?
Él - X o pOl' ciel'to.
Ellrt- Atienda, y será la última cita.
Él - ¿ La ultimA?
Ellrt- ¿Qup quiere '"(1. qur 110S pasemos tO,1,l la
tarlle t1i('ientlo YE'rsos y l'efrflllf>s?
Él - Yo la oiría 1\ 'TrI. sin J'Gspira]' torJa la
viuA .
Ellrt- Pues sr mOl'il'Ín '"d. por falta ti., aire ...
y (le fM;! irl i O.
Él - i A (lur no! (. Hagamos la J.lJ'llpbn?
Ella - ¿ C01l10?
Él - Cas¡\llllonos.
Ella-¡.JE:'slÍs! ruúnta pl'isa. ¿Pf>I'O 110 quip1'p oir
á ilIol'rto?
É.'l - ¿ ¡¡[o1'eto y ]'f'('itlldo po]' ti? )'fif'l sohn'
hojuplas.
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Diálogo para joven y señoril,l
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106 DIÁLOGO PARA JOVEl\ y SEÑORITA
tez pálida y bailo como UD sapo. Dilo,
hombre, dilo de una vez.
César - i Jesús del Cielo! i Qué torbellino! ¿ Has
acabado?
Clara - i Ojalá acabara lie oÜ'tc!
César- ¿ QQieres escucharme con calmH ?
Clar a - Habla. pero no mientas.
César -}¡o miento nUllca, y menos á ti. Siéntate.
sosiégatB, y escucha. Inés no debe preocuparte
en lo más mínimo: llO por halagarte,
pero sí en h01lO1' á la verdad te digo
que entre ella y tú media la misma diferencia
que ya del cielo á la tierra. Soy
amable con ella, como soy amable. por
temperamento y por e lucaciólI, con todas
las señoras y las niiias todas : entiendo que
el hombre ha de ser siempre galante, sill
que la frase elogiosa que brote de RUS
labios implique agravio para las demás. ni
sea preludio de más Íntimas relaciones.
Clara - Es que ú veces ...
César-Tü, á mis ojos, vales más que todas las
mujeres de la tierra; y casi te diré que te
agradezco los disgustillos que me has dado.
Clara - ¿ Disgustos?
Gésar- Sí. pero te los peruono y te los agradezco.
porque ello son la confesión más evidente
de tu virginal amor. Cuando tanto observas
mis acciones y te fijas en mis palabras.
señal cierta es de (lue quieres mi amor para
ti sola.
Claya - i Lo que me importa á mí de tu amor!
César - i Otra vez! Sí, Clarita, á ti te importa,
porque ya hoy ni tú podrías vÍ\-ir sÍD mí.
ni yo me resignaría ya á vivir sin ti. Tú
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MOllólogo para joven
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112 -'fONÓT.OGO PARA .JOI'EN
"in mp Ilipe IIue no 11p gu;:;t!\rlo hastn aho)'n up 11\
1 íl1ea recta.
Hicl' el hachillpl'ato ':1 trompadas C011 mis condiscípulos.
con los 1 ibros y COll el selltirlo comúlI.
Tal fama 10gl'P dI' pen(1en('[e1'o y desaplicado, qlH'
('1'1'0 me aprobaban de m iedo en Jos eXál111'1lpil.
Porque. eso sí. á des tan cachafaz
('omo antes: abriendo Jos libros para fjupdaJ'llw
dormido sobre ellos.
Ahora mismo ¿qué hago? Me levanto minutos
an!E's de il' á clase; me visto pn lI1enos tiempo riel
que SP persigna un rlérigo Jopo. y ¡Í la UnivPrsi­
(lal!; pero yo no sé qué fatalidad me persigue; ele
los seis días UE' la semana, cuatro he dE' encontrar
algLín tropiezo por el camino: cuando no I'S lUl
amigo que me pára, es una modistilla ó eORturcra
riue con su gracia me atrae, y como soy curioso.
la sigo para averiguar á uónur va ó ¡lónilp \'ive.
Rl'sultado. que mi amor tí la belleza-á mí mp
gusta la estética-y mi amor á la conversaciónyo
soy muy sociable-me hacen perup!' las b'ps
cuartas partl's de las c:lasps .
.Llego á easa á la hora uo almorzar: tengo
llllen apetito á Dios gracias y deSelllpE'110 hif'n
mi papel en la mesa. Después tlc comf'l' 110 SI' es·
hlllin: soy partidario cjp la higiene: ya lo dic'" Ull
rf'frán muy ramplón y muy viejo
• después 111' Cf'nar y de COlllPI'
• ni. un sobrescrito has (It, lf'\']' .
• 'o pudipndo, pues. estu(li'll'. parA. no úlltal' IÍ tan
higiénico p¡·pcepto. ¡quP lHlf'PI'! Xo hay miÍs J'p-
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