SENTENCIA NUMERO - LAVOZ.com.ar - La Voz del Interior

SENTENCIA NUMERO:
En la Ciudad de Córdoba a los diez días del mes de noviembre del año
dos mil seis, siendo la oportunidad fijada para que tenga lugar la lectura de los
fundamentos de la sentencia, cuya parte dispositiva fue dictada con fecha veintiséis
de octubre del año dos mil seis, en estos autos caratulados “ESCOVEDO, Jorge
Luis p.s.a. de Abuso de arma y Homicidio agravado" (Expte. letra “E”, nº
136604, año 2006, Secretaría Nº 21), radicados en esta Cámara Undécima en lo
Criminal, bajo la Presidencia de su Titular, Dr. Daniel Ernesto Ferrer Vieyra, e
integrada por los Sres. Vocales Dres. Graciela Bordoy y Nereo Héctor Magi, con
intervención del Sr. Fiscal de Cámara Dr. Diego Alberto Albornoz, con la
asistencia de la Querellante Particular Irene Ester González y su abogado
patrocinante Dr. Humberto Margara y de la Dra. Carmen Bercovich Rodríguez,
como defensora del imputado Jorge Luis Escovedo, argentino, casado, tiene
cuatro hijos menores, de 38 años de edad, de profesión herrero, empleado de un
depósito sito en la localidad de Malvinas Argentinas donde hace trabajos de
soldadura y además maneja grúas, nacido en Córdoba, Capital, Provincia de
Córdoba, el día veintidós de Agosto de mil novecientos sesenta y ocho; hijo
Doroteo Benito Escovedo y de María Aída Castro, se domiciliaba junto a su familia
en Faustino Tronge 1027 de Barrio Villa Páez de este Municipio, en una casa
alquilada, ha cursado hasta primer año del ciclo secundario, no es adicto a las
drogas ni al alcohol en exceso, DNI 20.453.105, no cuenta con condenas
anteriores, Prio. Nº 431.356 Sección A.G.; a quien se le atribuyen los siguientes
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HECHOS: PRIMER HECHO: (corresponde al hecho de la requisitoria fiscal de
fs. 108/117 – Tercer Cuerpo-): Con fecha veinte de Marzo de dos mil cuatro,
siendo aproximadamente las veinte horas con treinta minutos, en la vía pública más
precisamente en calle Pasaje José Cavero a la altura del Nº 5100 de Barrio Villa
Urquiza de esta Ciudad, en ocasión en que un grupo de personas aún no
individualizadas por la Instrucción, pero entre los que se encontraban el imputado
Jorge Luis Escovedo y Claudio Rabien Jaime, estaban reunidos tras haber
escuchado por radio el partido de fútbol de la divisional "B" protagonizado por los
clubes Belgrano e Instituto de esta Capital, se desató una discusión entre el
encartado Escovedo y Jaime, mientras uno de los presentes -aún no
individualizado, pero supuestamente un menor de doce años de edad
aproximadamente- le pidió a Jaime que se retirara ya que el encartado Escovedo se
encontraba armado, ocasión en que el imputado extrajo un arma de fuego de puño,
presumiblemente calibre 32 -sin poder precisarse demás datos de la misma- y le
efectuó dos golpes con la culata del arma, uno de ellos en la cabeza y el otro en el
pómulo izquierdo, motivo por el cual Jaime se alejó del lugar y tras él salió
Escovedo quien lo incitó a pelear, por lo que al darse vuelta Jaime, Escovedo
empuñando el arma de fuego efectuó un disparo en dirección a la persona de Jaime,
el que impactó en su cráneo, resultando como consecuencia de ello con orificio de
entrada en borde externo de arco superciliar izquierdo y orificio de salida a nivel
parietal temporal izquierdo (herida que no puso en riesgo su vida y por la que se le
asignaron quince días de curación e inhabilitación para el trabajo); seguidamente
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habría intervenido Roberto Benito Merlo quien tomó el brazo del encartado
Escovedo impidiendo que efectuara un nuevo disparo y tras ello ascendió a la
camioneta marca Ford F-100 Dominio UAF-416 y emprendió la huida siendo
avistado por personal policial que había sido comisionado al efecto, en calle pasaje
José Cavero a la altura del Nº 4376 de Barrio Villa Urquiza de esta Ciudad,
secuestrando del bolsillo delantero izquierdo del pantalón dos cartuchos calibre 32
con perdigones de plomo y un cartucho completo calibre 32 largo.- SEGUNDO
HECHO: (Corresponde al hecho de la requisitoria fiscal de fs.229/235 y auto de
elevación a juicio de fs. 244/253 -Segundo Cuerpo-): Con fecha veinticuatro de
Septiembre del año dos mil cinco, siendo aproximadamente la 1:45 horas, Juan
José González, de 15 años de edad, presuntamente acompañado de Hernán Gustavo
Jara, se habría hecho presente en la domicilio sito en calle Faustino Tronge N°
1027 de Barrio Villa Páez de esta ciudad, en cuyo frente, del lado de la vereda de la
casa donde vive el imputado Jorge Luis Escovedo, se encontraba estacionada la
camioneta tipo Pick Up, marca Ford F100, de color celeste, dominio UAF-416,
con cúpula de color blanca, de propiedad del encartado y habría forzado la
cerradura y el vidrio de la misma con intenciones furtivas. En esas circunstancias
habría salido a la calle Escovedo portando un arma de fuego, tipo escopeta -la cual
hasta la fecha no ha sido habida-, y habría disparado en dirección a donde se
encontraba Juan José González, impactando los perdigones en la parte postero-
superior de la espalda, nuca y región occipital del cuerpo de la víctima y
produciéndole heridas de gravedad, siendo posteriormente trasladado al Hospital de
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Urgencias y falleciendo finalmente a las 5:20 horas, por "traumatismo toráxico y
encefálico debido a las heridas de arma de fuego de proyectiles múltiples en tórax
y cráneo".
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El Tribunal, en sesión secreta, se planteó las siguientes cuestiones a
resolver: 1º) ¿Los hechos existieron y es autor de los mismos el acusado?; 2º) En
su caso ¿qué calificación legal corresponde? y 3º) ¿Qué sanción se debe aplicar y
procede la imposición de costas?.-
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA EL SR. VOCAL DR.
DANIEL E. FERRER VIEYRA DIJO: I) Se ha traído a juicio a Jorge Luis
Escovedo, a quien la Requisitoria Fiscal de 108/117 –Tercer Cuerpo de
actuaciones- le atribuye ser autor del delito de Disparo de Arma de Fuego, en los
términos del art. 104, 2do. párrafo del C. Penal, en tanto el Auto de Elevación a
Juicio de fs. 244/253 –Segundo Cuerpo- le endilga el delito de homicidio simple
agravado por el empleo de arma, conforme lo prescripto por los arts. 41 bis, 45 y
79 del C. Penal.- II) Los hechos que sustentan las respectivas acusaciones han sido
transcriptos precedentemente con lo que se ha dado cumplimiento a lo dispuesto
por el art. 408 inc. 1º última parte del C.P.P.- III) Al ejercer su defensa material en
el debate el incoado Jorge Luis Escovedo, contando con la debida asistencia
letrada, se abstuvo de prestar declaración, motivo por el cual se incorporó la
declaración que prestara en la Instrucción a fs. 140/141, en presencia de sus
Defensores los Dres. César Martínez Remacha y Facundo Trota, donde negó el
hecho y agregó: "...que el día viernes 24 de Septiembre del corriente año, el
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dicente llegó a su domicilio tarde, cansado, cerca de las 7 de la tarde, del
depósito de la empresa donde estuvo trabajando todo el día, soldando piezas
de una máquina perforadora que estaba rota. Que este depósito está ubicado
en Malvinas Argentinas, camino a Monte Cristo, sobre la Ruta 19. Que llegó a
su casa y estuvo con su esposa, que se recostó un rato y posteriormente cenó y
se volvió a dormir, porque estaba muy cansado. Sin poder precisar el horario
con exactitud, pero cree que eran aproximadamente 1:30 de la mañana, en
circunstancias en que el dicente se encontraba durmiendo, una vecina le toca el
timbre de su casa, golpea las manos, y le avisa que le estaban tratando de
robar la camioneta. Que la vecina es una chica que vive al frente de la casa del
dicente, de quien no conoce el nombre. Que el dicente buscó la llave de la
camioneta y salió afuera, previo abrir la reja de ingreso a su casa. Que abre la
camioneta con la llave, ve que la misma estaba completa, sube a la misma y se
va a dar una vuelta por el barrio para ver si veía a la persona que la vecina le
había descripto. Que no encontró a nadie. Que por eso volvió a su casa,
estacionó la camioneta en la puerta de la misma, cerró la camioneta con llave y
volvió a ingresar a su domicilio a dormir. Que sin poder precisar con exactitud
cuanto tiempo pasó, su esposa escuchó que sonaba la alarma de la camioneta y
le avisó al dicente. Que el dicente se asomó por la ventana de su habitación,
que da al frente del domicilio, a través de la mirilla de la cortina de enrollar, y
vio a dos personas, con capuchas, tipo buzos, en la cabeza, uno parado al
frente de la camioneta, armado con un arma de fuego, de puño y el otro sujeto
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estaba adentro de la camioneta, del lado del conductor. Que el dicente agarró
su escopeta, porque ya había sido víctima de numerosos robos con arma
anteriormente, y salió al porche de su casa, sin abrir la reja del mismo, la cual
estaba cerrada con llave. Manifiesta el dicente que el barrio es peligroso, que
hay numerosos hechos delictivos de este tipo, que siempre andan personas
armadas o en patota, por eso muchos vecinos tienen armas para protección,
porque además no pueden hacer las respectivas denuncias, por temor a las
represalias. Que volviendo al día del hecho, el dicente tomó su arma y salió al
porche de su casa. Que desde ese lugar les gritó a los sujetos que estaban
tratando de robarle su camioneta, y el que estaba armado, previo insultarlo,
levantó el brazo como para dispararle, mientras que el otro sujeto se bajó
rápidamente de la camioneta, entonces el dicente se asustó, se agazapó -en
forma de protección- y efectuó un disparo al voleo. Que el dicente temía por su
vida y por la de su familia. Que luego buscó la llave de la reja de su casa para
irse por miedo a que estos sujetos volvieran. Que cuando subió a la camioneta,
vio que la cerradura estaba rota, como violentada, el frente del estéreo no
estaba y la otra parte del mismo estaba toda desarmada. Que el cenicero estaba
tirado en el piso y el frente del tablero estaba roto. Que vio que en la calle
estaba tendido el sujeto que momentos antes había estado en el interior de la
camioneta. Que no sabe si estaba herido o muerto. Que se fue rápidamente en
su camioneta, solo, por miedo a represalias. Que estaba muy asustado. Que al
otro sujeto, el que tenía el arma, no lo vio más. Que desde la puerta de su casa,
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desde donde el dicente efectuó el disparo al voleo, hasta donde estaba el sujeto
que finalmente terminó tendido en la calle, hay aproximadamente siete
metros...".- Al responder en el plenario a la última pregunta, Jorge Luis Escovedo
dijo que estaba muy dolido, que nunca fue su intención matar a ese chico, que
solicitaba se lo juzgara como un hombre trabajador, padre de familia, que vivía para
sus hijos, reiterando que se encontraba muy dolido por lo ocurrido.- IV) Durante el
juicio se incorporó la siguiente prueba: En relación al PRIMER HECHO –Tercer
Cuerpo de las Actuaciones-: Testimoniales: Se escuchó a Claudio Fabián
Jaime, incorporándose para ayudar su memoria lo expuesto ante la Instrucción a fs.
15, 54 y 75/76; además se oralizaron las declaraciones del Oficial Sub. Inspector
Marcos Javier Cornejo de fs. 01/02, Oficial Ayudante Sebastián Andrés Jesús
Sarzotti de fs. 05, Cabo Raúl Rufino del Castillo de fs. 20, del Oficial Sub
Inspector Claudio Daniel Rodríguez de fs. 26 y 31, del Cabo Primero Miguel
Palma de fs. 39, de Oficial Principal Walter Roldán de fs. 49, 52, 53; de
Roberto Benito Merlo de fs. 58 y 79/80, de Roberto Enrique Cáceres de fs.
59, de Víctor Federico Allende de fs. 62, 77/78 y de María Cristina
Entrerríos de fs. 85/86; Documental e Informativa: Actas de: Aprehensión de
fs. 06, Secuestro de fs. 07/09, Careo de fs. 81/82, Croquis de fs. 04, 10 y 19,
Informes Técnicos: Médico de fs. 16 y 66, de Identificación de Matrículas de fs.
55, Químico (dermotest) de fs. 65, Balístico ds fs. 67/69; Planilla Prontuarial de
fs. 34, copias fotostáticas y demás constancias de autos.-Respecto del SEGUNDO
HECHO –Primero y Segundo Cuerpo de Actuaciones-Testimoniales: Se escuchó
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a Moisés Leonardo Ibarra, policía que presta servicios en el CAP, que se
constituyó en el lugar del hecho (fs. 1/2, 7); a Hernán Gustavo Jara, amigo de la
víctima y testigo ocular del hecho (fs. 9/10, 156/157); Antonio Alejandro
Maldonado, policía comisionado a la investigación del presente (fs. 12/13, 24, 25,
60); Analía Andrea Maravankin, vecina del imputado (fs. 18/20); Erika Samanta
Gómez, vecina del barrio y amiga de la víctima (fs. 33/34); y se oralizó el
testimonio de Héctor Amadeo Donini, perito balístico de la Sección Balística de
la Policía Judicial (fs. 153/154). Documental- Pericial - Informativa: Acta de
Inspección Ocular y Secuestro de un cuerpo de sexo masculino y de un plomo de
color gris oscuro (fs. 3); Croquis del lugar del hecho (fs. 4, 14); Acta de Secuestro
de la ropa del occiso (fs. 8); Acta de allanamiento del domicilio sito en calle
Faustino Tronge N° 1027, donde habitaba el acusado, el cual arrojó resultado
negativo (fs. 22); Fotografía del imputado, secuestrada en el allanamiento (fs. 23);
Acta de secuestro de un vehículo automotor Ford F-100, color celeste, dominio
UAF-415 (fs. 42); Informe técnico-médico N° 411429 perteneciente a Jorge Luis
Escovedo (fs. 55); Acta de Inspección ocular de un vehículo automotor Ford F-
100, color celeste, dominio UAF-415 (fs. 59); Acta de allanamiento del domicilio
sito en calle Lucas Canigninana N° 1091, Barrio Villa Paez, el cual arrojó resultado
negativo (fs. 66); Acta de allanamiento del domicilio sito en calle Río Segundo N°
1116, Barrio Altamira, el cual arrojó resultado negativo (fs. 68); Planilla
prontuarial N° 37955 perteneciente al imputado Jorge Luis Escovedo (fs. 70);
Copia del Sumario N° 5246/05 de la Unidad Judicial Primera (fs. 72/78); Autopsia
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N° 1313/05 perteneciente a quien en vida se llamara Juan José González (fs.
91/92); Copia del acta de matrimonio entre Ramón Fernando González y Irene
Ester González, padres de Juan José González (fs. 96); Copia del Acta de
nacimiento de Juan José González (fs. 97); Pericia Psiquiátrica N° 3063/05
perteneciente al imputado Jorge Luis Escovedo (fs. 106); Fotografías efectuadas
por la Secretaría Científica, Sección Fotografía legal, de la camioneta Ford F-100,
dominio UAF-416, de propiedad del imputado Escovedo (fs. 111/113); Fotografías
efectuadas por la Secretaría Científica, Sección Fotografía legal, al cuerpo de la
víctima (fs. 114/115); Informe médico N° 410521 perteneciente a Juan José
González (fs. 116/117); Informe químico N° 8489-410506 efectuado sobre el
cemento de la calle Tronge N° 1029 (fs. 119); Informe técnico físico mecánico N°
414.059 efectuado sobre el sistema de alarma colocado en el stereo de la
camioneta Ford F-100, dominio UAF-416, de propiedad del imputado Escovedo
(fs. 120/121); Informe técnico efectuado por la Sección Huellas y Rastros de la
Policía Judicial (fs. 122); Informe técnico médico N° 410978 perteneciente a Juan
José González (fs. 123); Informe técnico de identificación de matrículas N° SB-
2804 efectuado en la camioneta Ford F-100, dominio UAF-416, de propiedad del
imputado Escovedo (fs. 131); Informe químico N° 8495 (411694) realizado en las
vestimentas de Juan José González (fs. 136); Copia del Requerimiento de Citación
a Juicio en autos "Escovedo Jorge Luis p.s.a. Disparo de arma de fuego" de la
Fiscalía de Instrucción del Distrito VIII, Turno I (fs. 143/152); Fotografías
efectuadas por la Secretaría Científica, Sección Fotografía legal, del lugar del
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hecho (fs. 174/177); Plano efectuado por la Secretaría Científica, Sección
Planimetría Legal, del lugar del hecho (fs.178); Informe Químico (alcohol) n°
8402-410997 e Informe Químico (drogas) n° 8403-410998, realizado sobre la
sangre de José González (fs.180); Informe Químico (dermotest) n° 8404-410999,
practicado sobre José González (fs. 181); Informe Técnico Balístico efectuado
por la Secretaría Científica, Sección Balística n° 411.671/05 (fs. 183/185), con
material -taco separador cal. 32 nom.- (fs. 182); Partida de defunción de José
González (fs. 188); Copia certificada del Titulo del Automotor, de un vehículo
marca Ford, modelo F-100, dominio UAF-416, de propiedad de Jorge Luis
Escovedo (fs. 193); Copia certificada de la Libreta de Familia de Escovedo c/
Luján (fs. 196/197); Informe Químico - Toxicológico n° 596/05 perteneciente a
José González (fs. 199); Fotografías efectuadas por la Secretaría Científica,
Sección Fotografía legal, al vehículo marca Ford, modelo F-100, dominio UAF-
416 (fs. 212/214); Pericia Psicológica n° 1414/05 practicada sobre Jorge Luis
Escovedo (fs. 217/224).- V) Tratándose de dos hechos completamente
independientes, los abordaremos por separado a fin de no violar el principio de
especificidad y para dar mayor claridad al análisis: PRIMER HECHO: Claudio
Fabian Jaime, declaró en el plenario refiriendo que no recordaba con precisión la
fecha, que fue a principios del 2004, cuando se encontraban escuchando un partido
de fútbol, varios vecinos del barrio, entre ellos Escovedo, su suscitó una discusión
por cuestiones del partido. Que todos estaban muy tomados, que habían bebido
cerveza y vino, por eso sus recuerdos son confusos. Que se acuerda que pelearon el
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Teté Allende con otro y él saltó en defensa de otro vecino increpando a Escovedo,
que discutieron, él le arrojó unas trompadas sin llegar a impactarlo. Que a raíz de
ello se disolvió la reunión, pero el volvió a los minutos y allí fue que Escovedo
sacó el arma, levantó la mano y gatilló, impactándole en la cabeza, cuando estaba
como a siete metros. Que no sabe que pasó por la cabeza de Escovedo, la pelea no
había sido para tanto, quizás pensó que volvía a agredirlo. Después del tiro me
escondí tras un árbol y me fui hasta la casa del “Negro” Merlo, para pedir ayuda.
Cuando me subieron a la patrulla no recuerdo nada más. Me contaron que le dije a
los policías que Escovedo me había querido asaltar, pero de eso no me acuerdo, me
lo contaron; Escovedo no me quiso robar, fue por la discusión.- Para ayudar la
memoria del testigo se incorporó lo declarado durante la instrucción, donde en una
primera oportunidad, narró el hecho por él sufrido en los siguientes términos (fs.
15): "...en la víspera siendo alrededor de las 20:00 hs., en circunstancias que se
encontraba en la intersección de calle Pasaje José Cavero... con otras personas
más, conocidas del barrio, escuchando el partido, entre ellos se encontraba Jorge
Luis Escovedo, junto a su barra de amigos, los cuales no conoce los nombres ni
direcciones, se produce una discusión ya que estaban escuchando el partido de
Belgrano e Instituto... una de las personas... el cual no conoce nombre y apellido, ni
dirección sabe que es del barrio, es lesionado por uno de los amigos de Escovedo,
por lo que el declarante sale en defensa de esa persona... el declarante también
comienza... escuchando que uno de ellos le dice al declarante "Andate que tiene un
arma Escovedo" por lo que el declarante se retira del lugar... mientras iba
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caminando, por atrás lo hacía Escovedo, invitándolo que regrese el declarante a
pelear, haciendo caso omiso el declarante ya que le habían dicho que estaba
armado... escucha que Escovedo decía "déjenme a este gordo que lo voy a cagar
matando, que al darse vuelta para enfrentar a Escovedo, observa que la barra de
amigos lo estaban sosteniendo para que no agreda al declarante, observando que
Escovedo tenía un arma de fuego en la mano, calibre muy grande... estaba a una
distancia de 7 metros, y en ese momento Escovedo apunta en dirección al
declarante, y efectúa el disparo, sintiendo el declarante que manaba sangre de la
frente, por lo que al declarante se dirige hacia calle Igualdad, lugar este donde los
vecinos aparentemente llaman a la policía... es entrevistado por un móvil... lo
aborda para ser trasladado al Hospital, que momentos que el móvil circulaba por la
calle José Cavero lugar donde había estado reunido el declarante momentos antes
con los otros sujetos, es que observa a Escovedo, quien estaba parado al lado de una
Pick Up Ford F-100 color azul informándole a la policía que Escovedo era la
persona que lo había herido...".- Luego precisó (fs. 54): "...al transcurrir los días ha
podido recordar que el día del hecho, recuerda que Escovedo le pegó dos culatazos
con el arma de fuego, uno en la cabeza y otro en el pómulo lado izquierdo, que en
ese momento recuerda el declarante que aparece en escena un chico de aprox. 12
años de edad... el cual le toma de la mano y le dice "andate, andate que esta
armado"... no conoce a dicho menor... el declarante se retira del lugar... al llegar a la
esquina Escovedo continuaba llamándolo e insultándolo, recordando que le dispara
con el arma de fuego, en dirección al declarante... en el momento que estaba herido
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en la cabeza, que se encontraba sentado a un costado una persona al cual conoce
como el Negro Merlo... el declarante mientras se tocaba la cabeza, le decía a este
Merlo mira lo que me hizo, observando el declarante que este Merlo, se dirige a
Escovedo para sostenerle el brazo que tenía el arma de fuego, ya que iba
aparentemente a efectuar otro disparo en dirección al declarante, siendo impedido
por el Negro Merlo...". Finalmente ante la Fiscalía de Instrucción relató (fs.
75/76): "...que el día sábado no recuerda con exactitud la fecha, pero cree que el día
doce de marzo de dos mil cuatro, es más el día que se jugaba un partido de fútbol
entre Belgrano e Instituto, el dicente y vecinos de Villa Urquiza y villas cercanas se
juntaron en la calle, más precisamente en un pasaje, no recuerda el nombre, a
escuchar el partido por radio y a tomar bebidas alcohólicas... el dicente refiere que
llegó al lugar a las 16:00 hs. y ya estaban allí varios conocidos del deponente entre
ellos Escovedo, y un tal Teté, cuyo nombre desconoce... estuvieron tomando y
escuchando hasta que no sabe a que hora comenzaron a discutir y se trabaron en
lucha el tal Teté y un muchacho, que no sabe el nombre ni dirección... lo separaron
y el dicente y el tal Teté deciden irse a seguir tomando a la casa de Teté, que está
ubicada justo a la vuelta de donde estaban. El tal Teté se queda en su casa y el
dicente vuelve al lugar a buscar unos compacts-disc que se le habían olvidado. Al
llegar, Escovedo cree que el dicente iba a seguir peleando y lo enfrenta, y es ahí
cuando un adolescente le dice "Claudio vamos porque tiene un revólver". Escovedo
estaba parado y otros hombres que no conoce lo tenían agarrado, le decía "te voy a
cagar matando", ocasión en que el dicente agachó su cabeza y sintió un golpe en el
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pómulo izquierdo, Escovedo le había dado un golpe con la culata del arma, y luego
le aplicó otro más arriba, en la cabeza y le produjo un corte en el cuero cabelludo,
que manaba sangre, que manchó la remera que vestía que era de color "café con
leche"... Al recibir los golpes el deponente refiere que salió corriendo y al llegar a
una esquina, es decir que corrió más o menos una cuadra, lo encontró al "Negro
Merlo" sentado... el dicente le dijo "mira lo que me hizo", y saliendo corriendo
Merlo, es ahí cuando giró su cuerpo el dicente para ver dónde fue Merlo y vio que
estaba tratando de detener a Escovedo, quien a pesar que Merlo quería evitarlo
levantó su brazo y le disparó al dicente impactando en la cabeza, y muy aturdido se
escondió detrás de un árbol de tronco grueso... pidió que llamaran a la policía, la
que llegó muy rápido, uno de los uniformados le preguntó si se acordaba quién le
había disparado y el dicente refirió que sí ya que lo conoce del barrio y le explicó
dónde vivía, al pasar por el lugar el móvil del CAP, el dicente le dice "ese es" ya que
Escovedo justo se dirigía caminando hacia su camioneta que estaba estacionada...
que estaba muy aturdido, no recuerda por ejemplo, cuándo vino la ambulancia... se
había olvidado de los golpes en la cabeza...".- Por pedido de las partes se
incorporaron las restantes declaraciones testimoniales.- Por ello en primer se
oralizó la del Oficial SubInspector Marcos Javier Cornejo, quien (fs. 1/2) fue
el primero en llegar a donde estaba el herido y afirmó: "...es comisionado por la
central a constituirse en Igualdad Nº 4300 Bº Villa Urquiza, lugar donde había un
damnificado que le habían querido robar y tenía un disparo en la cabeza, una vez en
el lugar observa que se encontraba parado en la calle una persona sexo masculino,
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el cual presentaba un orificio en el parietal izquierdo, que aparentemente era de
arma de fuego... solicita los servicios de la ambulancia 107... es identificada dicha
persona quien dijo llamarse Claudio Fabián Jaime... manifestaba que momentos
antes un sujeto le había intentado robar, y que al resistirse le pega un tiro en la
cabeza, manifestó que el autor del hecho vestía pantalón y camisa tipo ombú de
trabajo color azul, subiendo dicho sujeto a una camioneta marca Ford F-100... era
de 30 a 40 años, el cual era petizo y gordito... el damnificado manifestaba que
sentía mucho dolor de cabeza, por lo que al no llegar la ambulancia es que decide
trasladarlo en el móvil al Hospital de Urgencia... mientras circulaba por Pasaje José
Cavero al 4376 (a la vuelta del lugar donde encontró al damnificado) el Sr. Jaime,
le manifiesta al declarante señalándolo a un sujeto con el dedo, "ese que esta ahí es
el que me pegó el tiro" por lo que el declarante procede a descender del rodado...
atrás del móvil, iba otro móvil de apoyo matrícula 3809 a cargo del Oficial
Ayudante Sarzotti, el cual desciende y se hace cargo de la aprehensión de dicha
persona, ya que el declarante se dirigía al Hospital de Urgencias.... se encuentra con
la ambulancia 107... a cargo del Dr. Muzzio... a simple vista diagnostica herida de
arma de fuego, una en el arco superciliar izquierdo, otro orificio en temporal
izquierdo aparentemente era orificio de entrada y de salida...".- El Oficial
Ayudante Sebastian Andrés Jesús Sarzotti, (fs. 05) relató su participación de la
siguiente manera: "...en la fecha siendo las 20:35 hs. colabora al móvil 3804, ya que
este trasladaba a una persona herida con arma de fuego hasta el Hospital de
Urgencia, que mientras circulaba atrás del móvil antes mencionado en calidad
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apoyo, por calle Pasaje José Cavero al llegar a la altura del 4376 Bº Villa Urquiza,
observa que el Oficial Cornejo desciende del móvil y procede al control de un
sujeto que descendía de una Pick Up, Ford F-100, color azul... el declarante
también desciende del móvil, a los efectos de colaborar... dicho sujeto había sido
identificado por la persona herida como el autor del hecho...se hace cargo de la
aprehensión... el cual se identifica como Escovedo Jorge Luis...domiciliado en
Pasaje José Cavero 4376.... al realizarle el palpado de arma, procede al secuestro
del bolsillo delantero izquierdo del pantalón de dos cartuchos calibre 32 con
perdigones de plomo, y un cartucho completo calibre 32 largo, especial... procedió
al secuestro de la Pick Up, dominio UAF-416, color azul, el cual fue revisado no
logrando secuestrar el arma utilizada...".- El comisionado policial Cabo Raúl
Rufino del Castillo refirió (fs. 20): "...se constituye en calle José Cavero Nro.
4300 de Barrio Villa Urquiza, a los fines de establecer el domicilio exacto del
ciudadano Jorge Luis Escovedo... el mismo es en calle José Cavero s/n de barrio
Villa Urquiza, frente al nro. 4373...".- El Oficial Principal Walter Roldán (fs.
49) declaró: "...fue comisionado... a efectos de constituirse en barrio Villa Urquiza
a fin de establecer la identidad de los testigos... por ello una vez en las
inmediaciones de calle Igualdad al 4300 entrevistó a gente cercana al lugar del
hecho con resultados negativos por cuanto los mismos manifestaron desconocer
los pormenores de la situación... se constituyó en el domicilio del damnificado...
entrevistando a la madre del Sr. Jaime quien relató desconocer a quiénes se refería
su hijo como testigos, no pudiendo entrevistar al mismo que se hallaba
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trabajando...". Continuando con su cometido refirió (fs. 52): "... a fin de lograr la
identidad de algunos de los testigos... entrevistó al Sr. Claudio Jaime... quien le
relató... mientras se hallaba escuchando el partido de Belgrano-Instituto en la casa
de Jorge Luis Escovedo sita en calle Cavero... juntamente a amigos de Escovedo,
siendo desconocidos estos sujetos para el damnificado... que en un momento dado,
estos se comienzan a agredir... a uno al que conoce que le apodan Teté y que viviría
en... calle Igualdad... que el damnificado sale en defensa de éste y allí se suscita el
problema siendo agredido con un disparo de arma de fuego por el tal Escovedo... el
damnificado Jaime manifestó que no querían declarar quienes estuvieron en el
lugar en contra de Escovedo por temor...". Más adelante (fs. 53) agregó:
"...habiéndose constituido en la fecha nuevamente en el barrio Villa Urquiza... pudo
establecer que el llamado Teté es de apellido Merlo y se domicilia en Igualdad
4366 de Barrio Urquiza... pudo entrevistar al hermano del mismo apodado Negro
quien también habría estado en el lugar del hecho... estos sujetos serían con malas
referencias en el vecindario...".- Citado a deponer en la Unidad Judicial el
nombrado Roberto Benito Merlo (el "Negro" Merlo) –fs. 58- refirió "...no sabe
no tiene idea, solo por comentarios de su concubina la señora María Cristina
Entrerríos, quien le manifestó que le habían comentado señoras del barrio que
había problemas en el Pasaje... entre un conocido Jaime y Escovedo, porque habían
peleado entre ambos, no sabiendo mas nada el dicente porque no estuvo ese día que
pelearon solo lo que sabe es por comentarios, que Escovedo le había pegado un tiro
a Jaime, desconociendo cómo fueron los hechos por haber estado trabajando... el
-Cámara 11ª. en lo Criminal - 17

tal Teté, es hermano del dicente y se llama Víctor Federico Allende...". Ante el
Fiscal de Instrucción (fs. 79/80), declaró: "...el dicente llegó de hacer un reparto de
alimentos para animales que comienza en su casa y continúa por distintas villas de
la zona, lo pasa a buscar un señor de apellido López, el dueño del reparto, en una
camioneta marca Ford... Ese sábado pasó a buscarlo al dicente como a las 17:00 hs.
y regresaron pasadas las 19:30 hs.. Cuando llegó vio que justo en la puerta de su
casa estaba Jaime, a quien conoce desde chico ensangrentado, pero no sabía qué
había pasado, al ingresar a su casa la esposa del dicente... le cuenta que una Sra. no
sabe el nombre de la misma fue a comprar mijo... le contó a su esposa que había un
lío grande en el pasaje, que Escovedo le había pegado un tiro al gordo Jaime, su
esposa le contó al dicente que había llamado por su celular a la policía para que lo
curen al gordo Jaime que estaba sangrando pero nadie sabe que ella fue la que llamó
a la policía, porque sino puede tener problemas. El dicente salió a ver cómo estaba
el gordo Jaime que estaba parado en la puerta todo ensangrentado, es más el Sr.
López le preguntó al dicente muy asustado ¿qué le había pasado a ese muchacho?...
llegó la policía lo suben a Jaime al móvil, y Jaime le dice que lo iba a llevar al lugar
donde le habían pegado y que había sido Escovedo... no vio en ningún momento a
Escovedo, y no estuvo presente en el hecho, reitera que cuando él llegó Jaime ya
estaba ensangrentado... Que Jaime estaba muy borracho, y cuando toma se pierde.
Que a Escovedo nunca lo vio armado...".-- Por su parte Víctor Federico Allende
(alias “Teté”) –fs. 62-, declaró: "...que desconoce absolutamente el suceso en virtud
que no estuvo presente en el mismo, ya que no se encontraba en el lugar ni en el
18
-Cámara 11ª. en lo Criminal -

momento que ocurrió el hecho. que tampoco conoce por que habría sido nombrado
como testigo... en el barrio lo conocen como Teté...".- Citado ante el Fiscal de
Instrucción (fs. 77/78), dijo: "...el día sábado... el dicente y vecinos, entre los que
estaban Jaime, Ignacio, Escovedo y otros de Villa Urquiza y Villa Alberdi se
juntaron en la puerta de la casa de Escovedo y de Ignacio, no sabe su apellido a
tomar... llegó al lugar a las 13:30 aproximadamente, y comenzaron a llegar otros
más. Ignacio, quien vive al lado de Escovedo pero no sabe la dirección exacta
"estaba muy cargoso, ya que estaba bastante tomado", por lo que comenzó a
molestarlo al dicente y se originó una discusión, que no se alcanzaron a golpear
"solo se abrazaron y cayeron al piso"... el dicente para evitar problemas se levantó y
se fue a su domicilio, con otros muchachos, no puede precisar si entre ellos se fue
Jaime... el dicente estaba tomado... Luego por comentarios de los vecinos se enteró
que "había problemas a la vuelta", es ahí cuando llegó Jaime "bañado en sangre"... el
comentario de los vecinos era que Escovedo le había pegado un tiro, pero reitera el
dicente él no vio nada ya que no estaba en el lugar donde esto había sucedido,
reiterando que al empezar la discusión ya relatada se marchó a su domicilio para
evitar justamente problemas.... después de los días el Sr. Jaime se presentó en su
domicilio y le pidió que le sirviera de testigo... es hermano del Negro "Merlo", son
hermanos por parte de madre, que no sabe si su medio hermano conoce algo de lo
sucedido, ya que no tienen muy buena relación y por lo tanto poco diálogo...".-
María Cristina Entrerriós, concubina de Roberto Merlo (fs. 94/95) declaró:
"...hace treinta años vive en concubinato con Roberto Merlo... relata que siempre
-Cámara 11ª. en lo Criminal - 19

está en su casa, que no sale a la calle por lo que no tiene mucho contacto con los
vecinos, ya que no es un barrio muy tranquilo, por ello solo los saluda a sus vecinos
o les hace un favor si se lo piden. Que en su casa se dedica a vender alimentos para
pájaros... la dicente vive en calle Igualdad... paralela a esta arteria está un pasaje
llamado José Cavero, por el que vive Jorge Luis Escovedo, al que conoce tan solo
como vecino y cliente... en frente de la casa de la dicente viven los tíos de
Escovedo, dos viejitos a los que la deponente aprecia mucho... no recuerda con
exactitud la fecha... era un día sábado, que la dicente estaba sola atendiendo a los
clientes que iban a comprar, por ellos se enteró que en el Pasaje "había un lío
bárbaro, que le habían pegado a Jaime, que parecía que era Escovedo", esto era el
comentario de las vecinas del barrio... la dicente para evitar problemas no preguntó
detalles, pero se comentaba que en el pasaje, Escovedo le había pegado a Jaime... le
llamó mucho la atención porque Escovedo es una persona tranquila "no se mete con
nadie"... esa tarde su concubino había salido a hacer el reparto... regresando
alrededor de las 19:30 hs. ó 20:00 hs., al regresar la dicente le contó lo que había
escuchado, y al estar parados en la puerta de la casa, pudo ver que venía Jaime con
el torso desnudo y una remera clara... con la que se agarraba la cabeza y bañado en
sangre, que les pidió que llamaran a la policía... la deponente llamó de su teléfono
celular al Nº 101... los uniformados constataron que Jaime estaba herido y
llamaron a la ambulancia, Jaime decía que fue Escovedo que el sabía donde vivía, lo
suben al móvil y lo trasladan hasta el pasaje Cavero, donde vive Escovedo... no tiene
problemas ni con Jaime ni con Escovedo, pero debe reconocer que Jaime es una
20
-Cámara 11ª. en lo Criminal -

persona muy problemática, que él vive en Villa Urquiza... y siempre que baja hasta
Villa Alberdi hay problemas, siempre le pegan o "se arma lío", a él le gusta buscar
"líos"... ella no vio que su concubino Merlo en ningún momento estuviera con
Jaime ni con Escovedo, tan solo Jaime se acercó y les dijo que llamaran a la policía
que miren lo que le habían hecho... Que a Escovedo no lo vio en ningún momento,
pero los vecinos a él sindican, coinciden que fue él el que disparó y no otra
persona, todos coinciden que fue Jorge Escovedo...".- Las heridas sufridas por
Claudio Fabián Jaime se encuentran acreditadas por el Informe Técnico Médico
(fs. 66), que reza: "...herida de arma de fuego, en cráneo con orificio de entrada, en
borde externo de arco superciliar izquierdo y orificio de salida a nivel parieto-
temporal izquierdo...Naturaleza: arma de fuego... Gravedad: leve no puso en peligro
la vida... Elemento Productor: Proyectil... Tiempo de curación e inhabilitación para
su trabajo: 15 días....".- Por su parte el Acta de Secuestro (fs. 08) acredita que a
Jorge Luis Escovedo se le incauta: "...del bolsillo delantero izquierdo del pantalón
una bala calibre 32 SPL marca ORBEA y dos cartuchos calibre 32 marca ORBEA
con perdigones de plomo, la bala del 32 esta percutada...".- El informe balístico
(fs. 68) acredita que “dos de los cartuchos corresponden al calibre 32 nominal del
tipo cartuchería a perdigones y el otro al calibre 32” S&W del tipo cartuchería a
monoproyectiles”.- ANALISIS: Como se advierte de la lectura del abundante
material probatorio incorporado y, pese a la dificultad de obtener precisión de
parte de los presentes, quienes reconocieron se encontraban alcoholizados, no
queda duda que fue el acusado Escovedo quien producto de una discusión, disparó
-Cámara 11ª. en lo Criminal - 21

en contra de Jaime, produciéndole lesiones en la cabeza de carácter leve. Ello es
así pues Jaime desde un primer momento, a todos los que lo escucharon, sindicó a
Escovedo como el autor material del disparo y que el disparo existió no caben
dudas pues así lo acredita el certificado médico respectivo. Pero además, el testigo
Allende, pese a su reticencia, corroboró su presencia previa al disparo en una
reunión de vecinos durante la transmisión del partido de fútbol y verificó la
existencia de la pelea previa, y a su turno Merlo y su concubina Entrerríos,
auxiliaron a Jaime que estaba herido, requiriendo la presencia policial en el lugar,
escuchando de boca del lesionado que el autor de la agresión había sido Escovedo,
agregando también Entrerríos, que el comentario generalizado de los vecinos, era
que el que disparó en contra de la humanidad de Jaime fue el imputado Escovedo y
no otro. Por otra parte, Escovedo fue aprehendido, por la sindicación que efectuara
Jaime al personal policial, a escasa distancia del lugar donde se encontraba el
herido –a la vuelta según los croquis incorporados-, a pocos minutos de ocurrido el
incidente y en su poder se secuestraron dos cartuchos de escopeta –calibre 32- y
uno calibre 32 especial, lo que es un claro indicio de que tenía armas de ese
calibre. Como se verá al tratar el hecho siguiente, la muerte del joven González a
manos de Escovedo, se produce mediante un disparo de escopeta calibre 32
nominal –heridas de proyectiles múltiples- y la herida que presentaba Jaime es
compatible con la de calibre 32 especial, pues es mono-proyectil. Por lo tanto,
entiendo que el hecho existió tal como lo narra la acusación originaria, por lo a sus
términos me remito para no incurrir en inútiles repeticiones. Voto afirmativamente
22
-Cámara 11ª. en lo Criminal -

esta primera cuestión en relación a este hecho.- SEGUNDO HECHO: Respecto a
este hecho, en primer lugar cabe señalar que el fallecimiento del menor Juan José
González se encuentra debidamente acreditado con la partida de defunción (fs.
188) y la causa eficiente del mismo ha sido “el traumatismo toráxico y encefálico
debido a las heridas de arma de fuego de proyectiles múltiples en tórax y cráneo”,
tal como se desprende de la autopsia (fs. 91/92). Esta última circunstancia puede
ser visualizada en las fotografías de fs. 114/115 y está detallada además en el
informe médico de fs. 116/117. Sobre las circunstancias en que González recibió
el disparo mortal, además de la versión del propio acusado que ya fue reseñada
previamente, se cuenta con el testimonio de Hernán Gustavo Jara, alias
"Monedita", único testigo presencial de lo sucedido que relató –incorporándose
para ayudar su memoria las declaraciones prestadas en la Instrucción-: Que esa
noche, como a las once, se encontró con su amigo Juan José González, quien
también vivía en el barrio y le decían “Pozo”, en el cyber ubicado en calle
Enfermera Clermont casi Eliseo Cantón. Estuvieron allí como hasta las doce y
media de la noche y salieron junto con otro amigo, llamado Matías, para irse cada
uno a su casa. Caminaron por Emilio Coni y González le pidió que lo acompañara
unas cuadras más hacia su casa. Al llegar a calle Angel Roffo, Matías se separó y
él y González siguieron caminando hasta la calle Arturo Orgaz, toman por ésta
hacia el sur, y al llegar a Tronge, doblan a la derecha, donde estaba estacionada una
camioneta F-100, toda despintada, con cúpula, la que miraba hacia donde ellos iban.
En ese momento su amigo le dice "...mirá esa chata, fijémosnos, que tal para
-Cámara 11ª. en lo Criminal - 23

sacarle algo", a lo que le dijo que no, acercándose González a la camioneta
permaneciendo él unos diez metros más adelante, en la esquina de Tronge y Arata,
mirando que hacía su amigo. González intentó abrir la puerta de la camioneta, del
lado del conductor, es decir la que estaba hacia la calle, y después empezó a hacer
fuerza con ambas manos sobre la ventanilla, como para bajarla. En eso sintió ruido
de llaves y de la casa donde estaba la camioneta estacionada sale un hombre mayor,
con una arma larga, tipo escopeta, con culata de madera. Al sentir el ruido de las
llaves él le dijo a González “vamos, vamos”, contestándole éste “esperá” y seguía
tratando de abrir el automotor. Es ahí que el señor grita “salí de ahí pendejo
culiado” y en el acto sintió un disparo fuerte. Aclaró que no alcanzó a ver al sujeto
cuando disparó, pues después de decirle a González “vamos, vamos”, salió
corriendo por miedo al sujeto armado. Destacó que no vio que este hombre saliera
a la calle, sino que estaba en la puerta de la casa, tras las rejas de la verja. Que
escuchó cuando González empezó a correr atrás de él. Que no sabía que el tiro le
había pegado a su amigo, pues siguió corriendo hasta su casa y recién se enteró de
lo ocurrido cuando fue la policía a su casa. A preguntas que se le formularon
respondió: Que su amigo no portaba nada en sus manos esa noche, ni pinza ni
ganzúa ni armas. Aclaró que nunca lo vio armado. Que sabe que se dedicaba a robar,
hacer arrebatos, “ratereaba”, pero nunca armado. Que para esas actividades no se
juntaba con el declarante, tenía su barrita, entre los que estaban un tal Matías, Enzo
y otros que no sabe el nombre. Que días antes al inicio del juicio, un sujeto que
cree lo apodan “Bebé”, amigo de González, lo amenazó en el barrio diciéndole “que
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-Cámara 11ª. en lo Criminal -

se cuidara de lo que iba a decir” de González. Destacó ante otra pregunta que esa
noche González tenía puesto un buzo con capucha, y la tenía colocada tapándole le
cabeza, era costumbre de él tenerla puesta. Sabe que González, al igual que muchos
chicos del barrio, fumaba “porros”, pero esa noche lo notó bien, no estaba fumado.
Afirmó al interrogatorio que ni González ni él tenían nada en las manos en ese
momento. Que si bien hay un foco de luz en la esquina, no se veía mucho en el
lugar donde estaba la “chata”.- También declaró la vecina del frente del domicilio
de Escovedo, Analía Andrea Maravankin, quien refirió que vivía allí desde hacía
quince años junto con su familia y que al acusado sólo lo conocía de vista, ya que el
mismo no hacía mucho que había venido al barrio con su familia. Manifestó que
recuerda que era un sábado de madrugada, como alrededor de la una, mientras se
encontraba en el comedor de su casa, junto a su madre y dos vecinas, María
Lalomia y Gladys Brondo, jugando a las cartas, sintió el sonido de una alarma, por
lo que se asomó por la ventana, observando que del interior de la camioneta de su
vecino, que estaba estacionada frente a la casa del mismo, Tronge 1027, con la
trompa hacia Avda. Colón, se bajaba, por la puerta del conductor, un sujeto joven de
unos dieciséis años, el que vestía buzo o campera oscura, con raya roja, y sale
corriendo por calle Pedro Arata hacia el lado del Cementerio San Jerónimo. Que
ella le gritó “te vi, te vi” y enseguida vio que salía de su casa su vecino, abrió el
capot de la camioneta, desactivó la alarma, observando que tenía un arma en la
mano, de caño largo. Se subió al automotor y salió por Pedro Arata. Regresó a los
cinco minutos y al bajar de la camioneta, vio que ella estaba en la ventana, por lo
-Cámara 11ª. en lo Criminal - 25

que se acercó y le preguntó si había visto quienes eran, contándole ella lo que había
visto, respondiéndole su vecino que a la vuelta había una barrita, pero no sabía si
sería alguno de ellos, agregando que la semana anterior le habían robado los
parlantes del equipo de música de la “chata”, por lo que le había inventado una
alarma que sonaba cuando le trataban de sacar el estéreo. También le contó que se
había cambiado de barrio porque donde vivía lo tenían cansado, que había tenido
problemas con un individuo al que le había pegado un tiro en la cabeza, por lo que
andaba con problemas judiciales. Después de esta charla su vecino entró a su casa y
ella continuó jugando a las cartas. Como a la media hora escuchó un tiro en la calle
y pensó que le estaban tiroteando la casa porque le había gritado al ladrón “te vi”.
De inmediato llamó al 101 y se asomó, viendo que su vecino subía rápidamente a la
camioneta y arrancaba por Arturo Orgáz. Que vio un bulto en la calle, justo al lado
de donde había estado estacionada la camioneta, parecía una persona, cuando pasó
un muchacho vecino en la moto y se detiene, y ella le pregunta si era una persona, a
lo que le responde que sí, por lo que volvió a llamar a la policía. Aclaró a preguntas
de las partes, que está segura que el joven que resultó muerto no es el mismo que
media hora antes había entrado a la camioneta de Escovedo. Que cayó a unos diez
metros de la casa de éste, estaba boca abajo, con un buzo con la capucha puesta y se
le veía que tenía un tiro en la espalda. Que no vio quien efectuó el disparo, ya que
salió después del tiro. Que en la primera ocasión sintió sonar la alarma de la
camioneta, la segunda vez no escuchó la alarma, solo el disparo. Que el arma que le
vio a Escovedo era con caño largo, como envuelto en algo blanco. Que el barrio es
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-Cámara 11ª. en lo Criminal -

peligroso, al día siguiente vio un grupo de personas tirando cosas y tratando de
entrar a lo de Escovedo. Que a ella y su familia, les apedrearon la casa desde la una
de la tarde hasta las cinco, en que recién se presentó la Guardia de Infantería y los
sacó de su casa, custodiándolos. Que en ese lapso llamaron permanentemente a la
policía y les decían que no podían llegar a la zona por temor a que les destrozaran
los móviles. Que a raíz de este hecho y por haber dicho lo que vio, se tuvo que
mudar del barrio. Destacó que al joven muerto no lo conocía, pero si conocía de
vista a algunos de los muchachos que apedreaban su casa.- También compareció al
debate Erika Samanta Gómez, quien expresó: Que vivió toda su vida en Villa Paez
y era amiga de Juan José González. Que el día del hecho, viernes por la tarde, se
juntó con sus amigos en la esquina de Emilio Coni y Silvestre Remonda,
encontrándose entre ellos Juan José, al que le decían “Pozo”. Estuvieron charlando
un rato y ella se fue a cambiar. Como a las doce y media, ya del sábado, se dirigió al
kiosco de “Piji” en Remonda y Llovet, encontrándose con “Pozo” que estaba con
otro chico del barrio, apodado “Monedita”. Que este último no se juntaba con sus
amigos, no era de la barra de ellos, ya que era de salir poco, aunque no tenían
problemas con el mismo. Que “Pozo” le pidió que comprara cigarrillos “Camel”
que eran lo que a él le gustaban y estuvieron charlando un rato, haciéndose bromas;
ella le pidió a su amigo que le regalara una cadenita y él le dijo que no, que después
le iba a regalar otra, ella se la sacó, jugando, y el la corrió hasta que se la devolvió.
Llegaron hasta calle Muñiz y Tornú, donde ella se separó para ir a jugar a las cartas
a la casa de un tía, en Muñiz y Arata, invitándolo a Juan José, el que le dijo que iría
-Cámara 11ª. en lo Criminal - 27

más tarde. Como a los veinte o veinticinco minutos, encontrándose en la casa de su
tía jugando a las cartas, escucharon dos disparos de arma de fuego, bastante
fuertes. A los quince minutos más o menos, se presentó su primo David Gómez,
quien le comentó que a “Pozo” le habían pegado un tiro a la vuelta. Que fue hasta
allí y vio que en Arata y Tronge había un móvil policial, y en el piso, tirado en la
calle boca abajo, estaba su amigo Juan José, sobre un charco de sangre. Estaba con
la misma ropa que le vio ella, con la capucha del buzo puesta y se comentaba que
había tratado de robar el auto de una vecina y ésta lo había visto y le había pegado un
tiro. Ya había mucha gente en el lugar. Aclaró a preguntas que se le formularon, que
esa noche ella había tomado droga con sus amigos, pero no sabe si “Pozo” lo había
hecho. El sabía fumar “porros”, pero decía que le hacían mal, por lo que
generalmente tomaba pastillas. Destacó que Juan José era un chico bueno, nunca lo
vio con armas, sabe que a veces “ratereaba”, robaba, pero como era menor se lo
entregaban a la madre. Aclaró que “Pozo” estaba tirado frente a la casa siguiente a
la del acusado, a unos diez metros de ésta. Afirmó que esa noche cuando llegó hasta
donde estaba su amigo herido, no vio a “Monedita” en el lugar, y nunca más habló
con el mismo de lo que había pasado. A la mañana siguiente, temprano, se enteró
que su amigo habría tratado de robar una camioneta y que el dueño le había pegado
el tiro y se había escapado en el mismo automotor. Finalmente dijo que estuvo en
el grupo de los que fueron a insultar y gritar a la casa del agresor y de un vecino,
agregó que algunos chicos tiraron piedras pero ella no participó de esa agresión.-
Declaró asimismo el Oficial Moisés Leonardo Ibarra, quien la noche del hecho
28
-Cámara 11ª. en lo Criminal -

se encontraba patrullando la jurisdicción de la Comisaría Once, cuando siendo
alrededor de las 02,10 hs. fue comisionado por la central a calle Tronge 1029 casi
esquina Arturo Orgaz, donde había un sujeto herido tirado en la vía pública. Al
llegar, en la esquina había unas pocas personas y a unos metros sobre Tronge, tirado
en la calle, a un metro más o menos del cordón de la vereda, un joven boca abajo,
vestido con una campera negra, abajo un buzo bordó con capucha, la que tenía
colocada sobre la cabeza, con pantalón de jean oscuro y zapatillas también oscuras,
y tenía sangre en la cabeza y en el piso. Le tomó el pulso y constató que tenía
signos vitales, por lo que solicitó una ambulancia al 107. Al llegar la unidad, la Dra.
Lavaselli comprobó que tenía una herida de arma de fuego en la parte derecha del
cuello y base del cráneo, siendo trasladado de inmediato al Hospital de Urgencias.
En el lugar del hecho entrevistó al señor Aldo Ezequiel Blanco, quien le dijo que el
pasaba por el lugar en moto, junto a su novia, cuando vio la persona herida tirada en
el piso y por ello llamó desde su celular al 101. También entrevistó a la Sra. María
Lalomia, vecina del lugar, quien le comentó que había llamado al 101 porque había
escuchado un disparo. El resto de la gente que se aproximaba, que en ese momento
ya era mucha, no quería aportar ningún tipo de datos por temor a represalias y
decían que era una zona peligrosa, nadie quería declarar. Enseguida llegó al lugar el
señor Fernando González, domiciliado en Pje. Gorman 2250 de ese barrio –Villa
Paez-, quien le manifestó que era el padre del herido, que se llamaba Juan José
González, de 15 años de edad. Le dijo que su hijo esa noche había salido temprano
y que no sabía quien le había pegado, que su hijo no tenía problemas con nadie. Ya
-Cámara 11ª. en lo Criminal - 29

en el Hospital de Urgencias secuestro de entre la ropa del joven un plomo al
parecer de munición de escopeta. Labró el acta de inspección ocular del sitio, y las
actas de secuestro de la ropa del fallecido y del plomo referido. - También se
escuchó al policía comisionado Antonio Alejandro Maldonado, adscripto a la
División Homicidios. Manifestó que a fin de investigar el hecho en el que resultara
víctima Juan José González, como primera medida se constituyó en el lugar,
entrevistando a habitantes de la zona, los que no quisieron colaborar por temor a
represalias ya que se trata de un sector crítico. No obstante ello un persona que
dijo ser familiar del difunto, aunque se negó a identificarse, y viviría a una media
cuadra del lugar, le comentó que esa noche González había estado con una chica
llamada Samanta Gómez y un tal “Monedita” de apellido Jara. Que al parecer la
chica se había separado de los muchachos unas cuadras antes. Así logró ubicar a
Hernán Jara, alias “Monedita”, quien le narró lo sucedido en forma similar a como
lo hizo ante la Unidad Judicial luego. Le dijo que González cuando caminaba con él,
al llegar a Orgaz y Tronge, intentó abrir una camioneta Ford, media despintada, con
cúpula, que estaba estacionada sobre Tronge para robar algo, y que de la casa salió
un hombre grande, morrudo, el que con una escopeta habría disparado contra
González. Según sostuvo el uniformado esto se corroboraba por el tipo de lesión
que presentaba la víctima, quien había recibido una “perdigonada” en la espalda. Le
dijo Jara que él permaneció a unos diez metros de la camioneta y que cuando vio
salir al hombre huyó, sintiendo luego el estampido del disparo, pero le aclaró que
no vio lo que sucedía y que se enteró que le habían pegado a González más tarde. En
30
-Cámara 11ª. en lo Criminal -

ase a estos dichos ubicó la vivienda de donde habría salido el hombre mayor,
tratándose de la ubicada en Tronge 1027, estableciendo que era habitada por un
señor Escovedo, cuya descripción coincidía con la aportada por Jara, el que
alquilaba allí desde no hacía mucho tiempo, vivía con su familia y tenía una
camioneta de las características descriptas por Jara. Labró un croquis con la
ubicación de la vivienda el que obra a fs. 14. También estableció que una vecina del
frente, sobre la calle Orgaz, un rato antes había escuchado sonar la alarma del
mencionado vehículo y vio salir corriendo un muchacho del interior del rodado;
que después, esta misma vecina escuchó como una explosión y al asomarse vio un
bulto tirado en la calle, por lo que dio aviso a la policía. Agregó el comisionado que
recuerda que a raíz del hecho un grupo de vecinos tomó a pedradas la casa de
Escovedo y también la de la vecina del frente. Aclaró al interrogatorio de las partes,
que luego de algunas diligencias se procedió al secuestro de la camioneta. Que
inspeccionada la misma tenía colocada una alarma casera en el equipo de música, al
que le faltaba el frente y presentaba la cerradura del lado del acompañante
violentada. Que cree que Jara le comentó que González no estaba armado, no está
seguro de ello.- Se incorporó por último el testimonio del Perito Balístico Héctor
Amadeo Donini (fs. 153/154), quien en base a sus conocimientos y experiencia
brindó explicaciones sobre el funcionamiento de las armas que emplean mono-
proyectil y las de cartuchos con perdigones (proyectiles múltiples). Estimó que el
disparo mortal fue efectuado con una escopeta, a una distancia entre cinco y ocho
metros, por “la rosa de dispersión” de los proyectiles de la que da cuenta la
-Cámara 11ª. en lo Criminal - 31

autopsia. Aclaró que con las armas de proyectiles múltiples, se tira al voleo o al
bulto, siendo más fácil dar en el blanco, aunque sin poder especificar en el lugar
exacto que se va a impactar, en tanto en las armas con mono-proyectiles para dar en
el blanco hay que hacer buena puntería. Hizo otra serie de consideraciones propias
de su especialidad.- La prueba se completa con las fotografías de la camioneta
dominio UAF-416 de propiedad del encausado (fs. 111/113 y 212/214), en las que
se visualiza la forzadura de la cerradura y el estado del equipo de música; el
informe físico mecánico (fs. 121) que describe el sistema de alarma tipo casero
que tenía colocado el automóvil; las fotografías y planimetría del lugar del
hecho (fs. 174/178), en las que se observa un R-12 de Policía Judicial estacionado
frente a la casa del acusado y frente a la siguiente vivienda, la mancha de sangre que
dejó la víctima, y el lugar donde se encontró el taco de plástico que corresponde a
un cartucho calibre 32 nominal –tal como asegura el informe balístico de fs.
183/185-; y los informes químicos (fs. 180/181) que concluyen que no se
determinó la presencia de alcohol ni drogas en la sangre de González, ni tenía
residuos de deflagración por disparo de arma de fuego en sus manos.- La pericia
psiquiátrica (fs. 106) da cuenta que el acusado Escovedo no presente signos
psicopatológicos compatibles con insuficiencia o alteración morbosa de las
facultades mentales ni alteración grave de la conciencia que permitan inferir que a
la fecha de comisión de los hechos, le impidiera comprender la criminalidad de sus
actos y dirigir sus acciones. De ello se deduce que es responsable de sus actos. Por
su parte la pericia psicológica (fs. 219/224) concluye que: "...puede considerarse
32
-Cámara 11ª. en lo Criminal -

en la personalidad del encartado la existencia de una falla en los mecanismos de
control y filtro de los impulsos y fantasías subyacentes. Esta tendencia hacia la
expresión de los mismos de manera quizás abrupta, puede derivar en conductas que
se contradigan o no con los preceptos legales; todo depende del tipo de expresión
de que se trate. Escovedo presenta aspectos afectivos que demuestran la capacidad
de ligarse emocionalmente de manera profunda y sólida; al menos con su familia.
Estas ligazones vinculares con capacidad de firmeza y estabilidad permiten inferir
que el imputado más que psicopático es hiper-reactivo. Es decir, pareciera por sus
características, capaz de valorar los afectos, de sentir remordimiento, culpa y
angustia, sentimientos que no precisamente caracterizan a los psicópatas. Lo cual
abona la hipótesis diagnosticada de hiper-reactividad emocional, con dificultades
en la discriminación cuando los afectos invaden el campo cognitivo...".- Con todo
lo resumido queda en claro, que tal como reconoció el propio encausado, él fue el
autor del disparo que puso fin a la vida del joven Juan José González, en las
circunstancias de tiempo, modo y lugar que fueron detalladas en la acusación
originaria, por lo que a sus términos me remito en honor a la brevedad. Voto
afirmativamente a la primera cuestión planteada, en relación a los dos hechos bajo
análisis.-
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA LOS SRES. VOCALES
DRES. GRACIELA BORDOY Y NEREO HÉCTOR MAGI, DIJERON: Que
compartían los fundamentos dados por el Sr. Presidente del Tribunal al responder
afirmativamente esta cuestión, motivo por el cual emitían sus votos de igual
-Cámara 11ª. en lo Criminal - 33

manera.-
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A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA EL SR. VOCAL DR.
DANIEL ERNESTO FERRER VIEYRA, DIJO: PRIMER HECHO: la conducta
desplegada por el prevenido Jorge Luis Escovedo en este suceso, consistente en
disparar un arma de fuego en contra de la persona de Claudio Fabian Jaime,
produciéndole lesiones en la cabeza de carácter leve, encuadra en el delito de
Disparo de Arma de Fuego, a tenor de lo normado por los arts. 45 y 104, 2do.
párrafo del Código Penal.- SEGUNDO HECHO: Encontrándose acreditado que
fue el encausado Escovedo quien efectuó el disparo que dio muerte al joven
González, cabe ahora analizar si, como sostuvo el acusado actuó en legítima
defensa, si se excedió en ella –como propugnó la defensora- o si como propició el
Fiscal de Cámara –siguiendo la postura que contenía la acusación originaria- su
actuar constituye un homicidio agravado por el empleo de arma, sin que se
encuentre justificado por la legítima defensa o aminorada su culpabilidad por haber
obrado en exceso. En el primero de los supuestos, la actitud estaría justificada; en
los dos restantes casos, si bien el accionar sería delictivo, varían sustancialmente
las penas con que se encuentran reprimidos, de allí la trascendencia de la correcta
adecuación de la conducta desplegada, a la norma pertinente. Se trata pues de un
caso, en que la mirada del juez se deberá posar serena y reflexivamente sobre las
pruebas reunidas, prescindiendo más que nunca y como siempre, de cualquier
elemento extra-jurídico –llámense presiones, intimidaciones públicas, prejuicios,
etc.- que permitan albergar un sentimiento de venganza o revancha que pueda
-Cámara 11ª. en lo Criminal -

intentar torcer su libre convicción. Adentrándonos entonces a las consideraciones
legales, el art. 34 inc. 6to. del Código Penal, establece que no son punibles “El que
obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieren las
siguientes circunstancias: a) agresión ilegítima; b) necesidad racional del medio
empleado para impedirla o repelerla; c) falta de provocación suficiente por parte
del que se defiende”; asimismo el art. 35 expresa: “El que hubiere excedido los
límites impuestos por la ley, por la autoridad o por la necesidad, será castigado con
la pena fijada para el delito por culpa o imprudencia”. Como ha quedado claramente
comprobado, Escovedo estaba sufriendo una “agresión ilegítima” en su patrimonio,
ya que el menor González le estaba tratando de abrir la camioneta que tenía
estacionada frente a su domicilio –coinciden en lo sustancial Escovedo y Jara,
aunque con diversos matices que se analizarán más adelante-. Conforme la
redacción de nuestro Código Penal, no se discute que le legítima defensa puede ser
tanto de la vida e integridad física, como de otros bienes como el honor, el pudor,
el patrimonio, etc. (ver Nuñez, Ricardo C., Tratado de D. Penal, T. I, p. 353/354,
Ed. Marcos Lerner). Esa agresión, como es obvio, no la había provocado
Escovedo. Encontrándose pues reunidos estos dos requisitos para que la conducta
de Escovedo encuadre en la justificación de legítima defensa –incs. a) y c) del
artículo citado-, queda por indagar si además hubo racionalidad en el medio
empleado para impedir o repeler dicha agresión, requisito que exige el inciso b). Y
aquí está el meollo de la cuestión. La reacción del ilegítimamente agredido debe
ser examinada, como explica Soler “desde el punto de vista de un agredido
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azonable en el momento de la agresión, y no con la objetividad que puede
consentir la reflexión posterior. Así, debe evitarse, por una parte, la tentación de
analizar comparativamente, a posteriori y con criterio empírico, los medios
empleados, que no siempre resultarán suficientemente equivalentes; por otra parte,
no debe concluirse tampoco en la justificación de cualquier reacción, adoptando el
mismo criterio del que se defendió, sino el que corresponde a una opinión
razonable” (Soler, Sebastián; D. Penal Argentino, Ed. La Ley, t.I, p.409). Es decir
que para examinar la razonabilidad o no del medio empleado para repeler la
agresión, habrá que colocarse en las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que
se hallaba quien se defendía. Como profesaba Francesco Carrara “El moderamen
siempre debe medirse de acuerdo con las razonables opiniones del que” se vio
amenazado “y no según lo que con frío cálculo y maduro examen ha llegado a
conocer el juez” (Carrara, Francesco; Programa de Derecho Criminal, Parte
General, Vol.1, Ed. Temis, Bogotá, 1977, parágrafo 309, p.211) . Esto es
importante de destacar, pues a nuestro modo de ver esas circunstancias han sido
omitidas para descartar tanto la legítima defensa, como el exceso en la misma.
Como punto de partida, para describir acabadamente las circunstancias que
rodearon la reacción de Escovedo, debemos reparar en el lugar en donde ocurrió el
hecho: barrio Villa Páez, un sector de nuestra ciudad donde existe un grupo de
vándalos que imponen “la ley del silencio y el no te metás” y donde la gente
honesta no se anima a denunciar los hechos por temor a represalias. Estas
afirmaciones no son elucubraciones dogmáticas, basta relacionar lo referido por
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-Cámara 11ª. en lo Criminal -

los testigos de la causa y lo ampliamente difundido por los medios de
comunicación masivos tanto la noche como el día siguiente del hecho, como así
también la noche y día posterior a que se dictara el veredicto. Ya el policía Ibarra,
el primero al llegar donde se hallaba el cuerpo de González afirmó que cuando
intentó interrogar a vecinos, ninguno quiso hablar por temor a represalias. La
testigo Maravankin, también relató la forma en que agredieron durante cuatro horas
su hogar y que con motivo de ser testigo, se tuvo que mudar de barrio, donde vivía
desde hacía quince años; contó además que es noche cuando escuchó el disparo,
pensó que le habían tiroteado la casa por haberse asomado cuando sonó la alarma
de la camioneta y gritado al ladrón “te ví”. También el testigo Jara refirió haber sido
amenazado. Al propio Escovedo esa misma noche, media hora antes, le abrieron la
camioneta y una semana antes le habían robado los parlantes de la misma, según le
narró a Maravankin. La madre de Jara formuló la respectiva denuncia por las
amenazas, cuya copia se incorporó en autos, no obstante lo cual –y esto es de
público y notorio ya que lo difundieron todos los medios de comunicación- luego
sufrió serias agresiones en su domicilio, debiendo intervenir personal policial para
resguardar el inmueble y la seguridad de sus ocupantes –ver como ejemplo los
matutinos “La Voz del Interior” y “La Mañana de Córdoba” del 26/9/05 y 27/10/06,
entre otros-. Finalmente el comisionado para la investigación del hecho, Antonio
Maldonado, narró en el juicio que los habitantes de la zona, no quisieron colaborar
por temor a represalias ya que se trata de un sector crítico de la ciudad, agregando
que a raíz de este acontecimiento un grupo de vecinos tomó a pedradas la casa de
-Cámara 11ª. en lo Criminal - 37

Escovedo y también la de la vecina del frente. Ese es el lugar donde ocurrió el
hecho. Ahora nos detendremos en el horario en que ocurrió el suceso. Fue entre la
una y las dos de la madrugada, cuando Escovedo y su familia estaban entregados al
descanso –había trabajado todo el día contó- y media hora después de que había
sido despertado por la alarma de la misma camioneta a la que había ingresado un
sujeto con evidentes intenciones de robo. Finalmente, cabe apuntar que al salir
Escovedo se encontró con dos sujetos, uno al lado de la camioneta y otro –el
testigo Jara- a unos diez metros de distancia. Esto queda en claro no solo de los
propios dichos de Jara –quien dijo estar a unos diez metros-, sino del plano obrante
a fs.178 –que da cuenta de los metros hasta la esquina de Tronge con Arata- y de la
constatación de visu realizada extra-oficialmente por el Tribunal. Además, el sujeto
que estaba junto a la camioneta, el joven González, estaba encapuchado, conforme
lo sostuvo el mismo Escovedo y fue confirmado por Jara, Erica Gómez, el policía
Ibarra, la vecina Maravankin, entre otros. Esas son las circunstancias objetivamente
comprobables en que sucedió el hecho bajo examen. De todas estas circunstancias
consideradas en conjunto surge que, cuando Escovedo salió al porch de su casa,
arma en mano, se estaba defendiendo de una agresión ilegítima y hasta allí, su
actuar estaba justificado. Ahora bien, queda puntualizar si como sostuvo el
encartado Escovedo, el joven muerto estaba dentro de la camioneta y su
acompañante armado o si González estaba junto a la camioneta y su acompañante a
unos diez metros, ambos desarmados. En este punto adquieren singular importancia
los dichos de Jara, que como se verá, se avalan en pruebas independientes. Que
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-Cámara 11ª. en lo Criminal -

González no ingresó a la camioneta se acredita, en primer lugar, porque no sonó la
alarma colocada en el estéreo –cosa que si ocurrió media hora antes-, como
sostuvo Maravankin. Además, de haber estado en el interior no habría recibido el
disparo mortal, sin que a su vez éste impactara en la pick-up y el automotor no
registra disparo alguno según se aprecia en las fotos y en las actas de inspección
ocular respectivas. De allí que los dichos de Jara cobran sustento. También este
testigo afirma que González no estaba armado. Ello se deriva lógicamente del resto
de la prueba pues ni el testigo que pasó en moto, Aldo Ezequiel Blanco, ni
Maravankin, ni el policía Ibarra -que fue quien llegó al lugar cuando aún no había
nadie-, vieron arma alguna en poder de González ni próximas a él. También el
“dermotest” realizado sobre ambas manos del occiso para determinar la existencia
de residuos de deflagración por disparo de arma de fuego, dio negativo. De allí se
desprende que Jara no miente. Ahora bien, tras su salida y al observar el ataque que
sufría su patrimonio, Escovedo le grita al sujeto que estaba allí y dispara. En esto
coinciden los dichos de Jara y Escovedo. Cabe entonces preguntarse si ¿era “
razonable” disparar en dirección –o al bulto o al voleo según la expresión del
imputado- en contra del ladrón?. Para dar respuesta a este interrogante seguimos a
Nuñez quien enseña “todo depende aquí de una consideración circunstancial que
toma en cuenta las situaciones individuales de las personas intervinientes, los
medios de que dispone el agredido para actuar, las situaciones de tiempo y de lugar,
el objetivo del ataque y la intensidad de éste” (Nuñez, Ricardo C., obra citada, p.
373/374). Es al dar respuesta a este interrogante donde se advierte la
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“desproporción” del accionar de Escovedo, que fue más allá de lo necesario o
razonable. En efecto, empleó un arma de proyectiles múltiples –escopeta-, calibre
32 nominal –16-, según surge del testimonio del perito Donini y de la pericia del
taco secuestrado en el lugar del hecho. Este tipo de armas, tal como expresó el
perito balístico nombrado y lo enseña la experiencia común, facilitan dar en el
blanco sin tener buena puntería, pues se “tira al bulto, al voleo”. Es aquí donde el
actuar de Escovedo fue más allá de lo exigido por la necesidad. Hubiera bastado
con que demostrara su presencia armada o que efectuara el disparo al aire o al
suelo, para repeler el peligro que corría su camioneta y su actuar hubiera estado
justificado. Se excedió en el modo empleado para lograr el fin autorizado por la
ley. Fue claro el perito Donini al explicar “Cuando uno dispara con una escopeta,
puede tener la intención de matar a alguien y no lograrlo, o por el contrario, matar a
alguien sin tener la intención. Por lo tanto, un disparo con escopeta o pistolón es
más peligroso porque tiene más factibilidad de afectar un órgano y de
comprometer la vida de una persona”. Y aquí cabe preguntarse, ¿si hubiera
impactado en las piernas de González, se lo habría responsabilizado por las
lesiones?, seguro que no. Es allí donde pierde sustento la acusación originaria que
sostiene que el accionar de Escovedo “nunca estuvo justificado” y que “su conducta
comenzó y terminó siendo delictiva” –ver requisitoria fiscal, auto de elevación a
juicio y resolución de la Cámara de Acusación-. Sobre este tipo de defensas enseña
el Profesor Justo Laje Anaya “... sobre todo en la defensa a distancia, y no obstante
que el bien se encuentra en peligro, el cuadro de circunstancias puedan requerirle al
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-Cámara 11ª. en lo Criminal -

que se defiende, de un computación menos urgente; diremos, de un registro que
goce de cierta verificación. Para decirlo de otro modo, y siempre dentro de las
circunstancias, que serán al fin de cuentas las que hagan racional al medio, que el
reaccionante ponga las diligencias del caso para evitar un obrar motivado por error.
En este sentido, si esa regla no se verifica, o no es verificada por el agredido, es
cierto que a esa omisión, el derecho la computará a su vez como una actitud
culposa y entonces, a ese título, será susceptible de imputación. De ahí es que el
art. 35 remita a la pena del delito culPozo” (Laje Anaya, Justo; “Defensa en
Legítima Defensa”, Marcos Lerner Ed. Córdoba, 1993, p.65/66). Finalmente se
debe puntualizar que tampoco puede tener acogida lo sostenido en la acusación
primigenia cuando sostiene que al momento de disparar Escovedo, la agresión ya
había cesado, fundado en que el disparo impactó en la espalda de González. En
primer lugar, porque según lo afirmó el acusado y lo confirmó el testigo Jara, no
hubo lapso de tiempo entre el grito de Escovedo y el disparo. Jara expresó que
escuchó “salí de ahí pendejo culiado...” y ahí nomás el disparo –en la instrucción fs.
10-, expresando luego (fs. 156 vta.) la misma idea pero con otro término
“automáticamente” y en el juicio sostuvo que les gritó y “en el acto” oyó el tiro.
Entonces ¿cuando había cesado la agresión ilegítima por parte de González si todo
ocurrió “ahí nomás”, “automáticamente”, “en el acto”?. El protocolo de autopsia
(fs. 91/92) describe claramente “La dirección predominante de los perdigones ha
sido de atrás hacia adelante y algo de derecha a izquierda”, lo que en modo alguno
autoriza a sostener que González ya estaba huyendo, pues bien pudo haber
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efectuado un giro en su cuerpo al escuchar el grito y de allí el lugar en que fue
impactado, si se considera que todo fue de inmediato. Nada autoriza a obviar esta
circunstancia. La testigo Maravankin dijo que el cuerpo caído en la calle, estaba al
lado de donde había estado estacionada la camioneta. Entonces, sobre este punto
existe al menos una duda que debe ser resuelta de la forma más favorable al reo
conforme lo dispone el art. 41 de la Constitución Nacional y el 406 párrafo cuarto
del CPP. Por todo lo expuesto cabe concluir que el acusado Escovedo inició su
actuar justificadamente, convirtiéndolo en injustificado por un “despliegue
voluntario de intensidad, que excede la necesidad de defensa” (Carlos Creus
"Derecho Penal - Parte General", Pag. 338), o dicho de otro modo, “... el sujeto, en
las condiciones en que concretamente se halló, pudo emplear un medio menos
ofensivo e igualmente eficaz (pudo herir...y mató)” (Soler, Sebastián, ob. cit., pág.
372). A mayor abundamiento, este exceso en la necesidad del medio empleado por
Escovedo, encuentra su explicación –pero no su justificación-, no sólo en las
circunstancias de lugar, tiempo y modo en que ocurrió el hecho y a las que ya nos
referimos, sino también en la propia personalidad del acusado que describe la
pericia llevada a cabo por la Lic. Marcela Scarafía, quien expresó que "...puede
considerarse en la personalidad del encartado la existencia de una falla en los
mecanismos de control y filtro de los impulsos y fantasías subyacentes. Esta
tendencia hacia la expresión de los mismos de manera quizás abrupta, puede derivar
en conductas que se contradigan o no con los preceptos legales; todo depende del
tipo de expresión de que se trate. Escovedo presenta aspectos afectivos que
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-Cámara 11ª. en lo Criminal -

demuestran la capacidad de ligarse emocionalmente de manera profunda y sólida; al
menos con su familia. Estas ligazones vinculares con capacidad de firmeza y
estabilidad permiten inferir que el imputado más que psicopático es hiper-reactivo.
Es decir, pareciera por sus características, capaz de valorar los afectos, de sentir
remordimiento, culpa y angustia, sentimientos que no precisamente caracterizan a
los psicópatas. Lo cual abona la hipótesis diagnosticada de hiper-reactividad
emocional, con dificultades en la discriminación cuando los afectos invaden el
campo cognitivo...". Estas apreciaciones de la perito explican por qué Escovedo
reaccionó excesivamente ante la agresión de que era víctima. En conclusión,
entiendo que Escovedo debe responder por este hecho como autor de homicidio
agravado por el empleo de arma de fuego, con exceso en la legítima defensa,
conforme lo establecido en los arts. 45, 79, 41 bis y 35 del C. Penal.- Por ser este
segundo hecho, independiente del denominado primero, se deben concursar ambos
materialmente (art. 55 del C. Penal). Así respondo esta cuestión planteada.-
A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA LOS SRES. VOCALES
DRES. GRACIELA BORDOY Y NEREO HECTOR MAGI, DIJERON: Que
compartiendo la adecuación legal efectuada por el Sr. Presidente del Tribunal de
ambos hechos bajo juzgamiento y estimando ajustadas a derecho sus
consideraciones, votaban en idéntica forma.-
A LA TERCERA CUESTION PLANTEADA EL SR. VOCAL DR.
DANIEL ERNESTO FERRER VIEYRA, DIJO: Para mensurar el tratamiento
penitenciario a imponer a Jorge Luis Escovedo, tengo en cuenta en primer lugar, la
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escala penal sancionada en abstracto para los delitos por los que ha sido
responsabilizado, aplicadas las reglas del concurso. Así las cosas, en su favor
pondero que carece completamente de antecedentes penales, que es un hombre
maduro, trabajador, con familia a cargo, de condición económica y social humilde.
En su contra, la naturaleza de las acciones realizadas, ambas dirigidas contra
conciudadanos, llevadas a cabo con armas, pero no armas cualquiera, sino armas de
alto poder letal; además, el lugar donde impactó con sus disparos, en las dos
ocasiones en la cabeza de sus víctimas; asimismo el desprecio hacia la vida e
integridad física que denotan sus conductas. El motivo fatuo o la sin razón de la
agresión con arma del primer hecho. También el resultado irreparable que tuvo su
exabrupto en el segundo acontecimiento, sesgando la vida de un joven de apenas
quince años. Finalmente, que pese a tener una personalidad hiper-reactiva, es un
hombre de andar armado como se desprende de ambos hechos y de habérsele
secuestrado en la primera detención, cartuchos y municiones calibre 32. Por todo
lo expuesto considera adecuado imponerle un tratamiento de ocho años de prisión,
con adicionales de ley y costas, de acuerdo a lo prescripto por los arts. 5, 9, 12, 29
inc. 3º, 40 y 41 del C. Penal; 550 y 551 del CPP; 1 ley 24660 y ley pcial. 8878.-
Así voto a esta cuestión.-
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A LA TERCER CUESTION PLANTEADA LOS SRES. VOCALES
DRES. GRACIELA BORDOY Y NEREO HÉCTOR MAGI, DIJERON: Que
encontrándose de acuerdo con el Sr. Presidente en el tratamiento penitenciario que
es necesario imponer a Escovedo y con los fundamentos para imponer el mismo,
-Cámara 11ª. en lo Criminal -

votaban en idéntica forma esta cuestión.-
Por el resultado del Acuerdo que antecede y por unanimidad, el Tribunal,
RESUELVE: Declarar a JORGE LUIS ESCOVEDO, de condiciones personales
ya relacionadas, autor responsable de los delitos de Abuso de arma y Homicidio
agravado por el uso de arma de fuego, con exceso en la legítima defensa, todo en
concurso material entre sí (arts. 45, 104, 2do. párrafo, 79, 41 bis, 35 y 55 del C.
Penal), e imponerle para su tratamiento penitenciario, la pena de ocho años de
prisión, con adicionales de ley y costas (arts. 5, 9, 12, 29 inc. 3º, 40 y 41 del C.
Penal; 550 y 551 del CPP; 1 ley 24660 y ley pcial. 8878).- PROTOCOLÍCESE Y
HAGASE SABER.-
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