Pablo Illanes, guionista y escritor“La gente decentetiene más cosasque ocultar”El escritor y guionista de Alguien te Mira habla de las debilidades humanas quemueven la historia de esta teleserie nocturna, cuenta que está trabajando en sutercera novela y da algunas pistas de su trabajo creativo.Por Julieta LombardiFotografías: Francisco Pereda18 JULIO
A estas alturas, el seguidor fiel de Alguien te Mira debe sentirse importante,orgulloso, satisfecho y comprometido: en una “escena operática”,como la define Pablo Illanes, guionista de esta teleserie nocturna deTVN, se le ha revelado la identidad del asesino en serie que aterroriza acierta comunidad pudiente de Santiago de Chile.“Se habló mucho de que esta historia era del tipo Agatha Christie, perono es así, porque en sus novelas generalmente se sabe quién es elcriminal en la última página. Nosotros –él y los co-guionistas– hicimosuna especie de golpe de Estado y peleamos para que el espectadordescubriera al culpable antes que los personajes. Así se convierte en elgran cómplice”, comenta el autor.Illanes tiene 34 años y ha escrito casi una decena de teleseries–entre ellas Fuera de Control, Destinos Cruzados y la exitosísimaMachos–, además de un par de novelas y una obra de teatro. Alguien teMira, su trabajo más reciente, es un proyecto “largamente acariciado”,según lo define de modo casi solemne. Sus protagonistas son un grupode médicos muy acomodados que, al tiempo que muestran al públicotanto las ventajas como las miserias de sus vidas, deben lidiar con elpavor que genera la presencia de un psicópata que no sólo mata, sinoque también despoja a sus víctimas del corazón.“Eso es claramente un rito. Lo que hace el asesino es vigilar, seduciry cometer este ritual que culmina con la extracción del corazón, queademás conserva. Es decir, colecciona trofeos humanos”.Francisco Pereda¿Qué pecado está castigando este criminal?− Esta fantasía del asesino en serie nace de un subgénero que sehizo en los años 70 en Italia, el ‘giallo’. Los italianos se caracterizaronentonces por imitar todo lo que se hacía en Estados Unidos. Lo hanhecho siempre, pero en esa época generaron más frutos. Eran filmesque parodiaban los códigos del thriller norteamericano y que se adaptabana la realidad italiana a través de dos elementos: sexo y asesinatos.Pero había otro tema: revelar las virtudes y los vicios de la clase alta.Todo partía en entornos de amor y lujo, y de a poco iban surgiendo lamugre y la depravación. Nos apropiamos de esa figura para estableceruna crítica social velada al arribismo, al exitismo, al machismo y a lainfidelidad.En general tus historias buscan destapar el lado oscuro de la gentedecente.− Es que la gente decente tiene más cosas que ocultar que la genteindecente. Tal vez la gente indecente va por la vida sin miedo. Ahora,si lo piensas dos veces, lo que se revela en la teleserie tampoco soncosas tan oscuras. Se habla de infidelidad, de adicciones… Lo quese ve es cómo se van viciando las relaciones humanas a partir de lamodernidad y de la violencia que se ejerce cotidianamente en el trabajo,por ejemplo. La intención del asesino, y de los guionistas, es estableceruna mirada más crítica a esos vicios.Se cuestiona el dinero, y eso es complejo: puede deslizar resentimiento.− Claro, pero los asesinos en serie generalmente tienen una cuota muyimportante de resentimiento. Lo más difícil de esta teleserie no ha sidolibretearla ni escribir los capítulos, sino preparar psicológicamente elterreno para hablar seis meses de asesinatos, muerte y sangre, y situara los personajes en un contexto verosímil.El personaje de Francisca Imboden, Pepi Morandé, es casi cáusticocon las debilidades de la clase alta.− Eso me ha costado el rechazo de mucha gente, porque no entienden“No creo en las teleseries como redentoras yeducativas, sino como historias apasionantes enlas que uno puede dar luces de ciertos temas”.la carga de ironía que hay detrás de ese personaje. Si tú la comparascon los demás, te das cuenta de que es la más noble, la más químicamentepura, la que no miente y la que defiende sus valores como unaleona defiende a sus cachorros. Es muy frontal y directa, y me pareceque eso es un valor.De todos modos es incapaz de terminar su matrimonio, aunquecrea que su marido le haya sido infiel.− Pero cuántas mujeres en este país no hacen lo mismo. O cuántoshombres. El personaje no es una burla. Yo valoro a la gente que cree enel matrimonio a ultranza, pero, en este país, en nombre del matrimoniose han cometido muchos delitos emocionales y todavía hay gente quecree que su vida se va a convertir en otra cosa por casarse. Ya sabemosa estas alturas que no es cierto. Si no, pregúntenle a la Coté López y alMago Jiménez. No creo en las teleseries como redentoras y educativas.Creo en las historias apasionantes y dentro de ellas uno puede darluces de ciertos temas y reírse de cosas que te molestan.Nada personal contra los actoresPablo Illanes trabaja en su casa, un departamento amplio, conbuena luz, buena vista y muy contemporáneo al que se cambió hace unaño. “Me gusta. No he tenido otra experiencia, tampoco. A veces hepensado en arrendar una oficina, pero no sé si iría a la oficina. Aquítengo las necesidades básicas cubiertas en caso de que necesite ver19