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Nataniel Aguirre JUAN DE LA ROSA ME
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JUAN DE LA ROSA MEMORIAS DEL ÚLTIM
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CONSEJO DIRECTIVO Humberto Mata Pre
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precisamente se están gestando los
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Juan de la Rosa es una de las pocas
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un lugar “otro”, como el espaci
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anímicos de los individuos y los g
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abarcan, entonces, casi un siglo de
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el primer dato que el niño encuent
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manos -El contrato social de Rousse
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fuerza revolucionaria. De tal modo
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con su “... elevada estatura, no
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hacer de este punto geográfico un
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Las imágenes de la novela adquiere
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POR TODO PRÓLOGO Señor don N… N
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CAPÍTULO I Primeros recuerdos de m
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feo caserón del otro lado de la ca
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de canas prematuras, infundían res
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oprimió mi corazón bajo la casaca
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tiempos del rey nuestro señor”.
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—Ahora sí que va de veras. Lo de
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edentoras de la humanidad necesitan
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olvidado Don Quijote, y otra lectur
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multitud que lloraba a gritos al ve
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—Vamos a descansar en el cuarto.
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esperando a su jefe. —No estoy en
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¡queremos que manden los hijos del
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caminar un día, riendo por las cal
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CAPÍTULO IV Comienzo a columbrar l
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Hay verdadero empeño por mantenern
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y la de sus dominadores antes que c
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dinero ni otros objetos que no pudi
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la guardase con respeto la descende
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Dejando para más tarde sus quejas
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co Javier de Orihuela, diputado al
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derecho en aquella mano, me pongo r
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despierto, resolví por esto extend
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última despedida. —No puedo ya a
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la derecha, contenía la sala de re
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—Está muy afectado -dijo el Padr
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temblando de miedo. Su padre don Pe
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siguiente oí que me llamaban botad
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CAPÍTULO VII La batalla de Aroma s
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ningún modo, quedaron mudos el Pad
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Alejo meditó en seguida un momento
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que seguir la marcha al día siguie
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cuentro del enemigo, que no se mov
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izquierdo). Iba a brincos, gritaba
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él. —Quiero premiar tu valor y t
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—Llévale sin tardanza y que se c
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—¡Qué desgracia! quién hubiera
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como a gran señora, y otras de man
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hasta la antesala. El portón estab
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después lo que ha pasado! Ya me co
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ni... —¡Clemente es un animal! -
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diariamente, parecían más espacio
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meditaciones, pasó a hablarme de l
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los discursos de mi querido maestro
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nuestra independencia. El armistici
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Repentinamente mi puerta se abrió
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CAPÍTULO X Mi destierro Es la vill
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elinchando alegremente. Una mujer d
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manos. Hablamos de mil cosas, reím
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Pero no bien llegamos a la parte en
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—Hay muchas perdices -me dijo-; p
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entre las graciosas colinas de Alal
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autoridad de que por vuestro consen
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Ninguna has visto sobre la tierra C
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de la España todavía-, estaba par
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pueblo de Sipesipe, habría arredra
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cons-tituciones, traicionan y se ve
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El grueso del ejército, o sea la c
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chazada y se desordenó, de tal mod
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cias son siempre muy crueles para l
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CAPÍTULO XII Cierto, admirable y b
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testó; y añadió siempre impasibl
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como si fuesen de mi propia sangre.
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dras, presentando su fusil dorado y
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del Padre Arredondo: —¡Dios mío
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—Voy a contestar a esas preguntas
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CAPÍTULO XIII Arze y Rivero Cumpli
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de doña Teresa. Fuera del cariño
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- Page 175 and 176: apresuró a decirle: —Déjale...
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convento donde agonizaba mi maestro
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y los Nerones; el terror que seca l
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—Sígueme, hijo mío -dijo despu
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dor. ¡Qué grande e imponente esta
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desistir de su empeño, cuando aque
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sólo me resta esperar la muerte”
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CAPÍTULO XXIV El legado de fray Ju
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Carmencita se fue resentida, hacié
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CAPÍTULO XXV Una familia criolla e
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gos y fiestas de guardar los lavaba
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otra parte. Había cargado heroicam
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—Me ama -dijo Carlos. —Yo la am
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sen en posesión de sus bienes, com
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océano de blancas nubes, cuyo conf
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Me encontré en un oscuro, estrecho
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—¿Qué quieres todavía? —Besa
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debió haber permitido al soldado v
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al alcance de mi estaca 30 . La luz
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la espesa y luenga barba, que cubr
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BIBLIOTECA AYACUCHO 279
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JUAN DE LA ROSA. MEMORIAS DEL ÚLTI
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derrocado por el golpe militar de M
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BIBLIOGRAFÍA
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BIBLIOGRAFÍA I. Obra de Nataniel A
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____”Sociólogos bolivianos: Nata
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Índice PRÓLOGO...................
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TÍTULOS PUBLICADOS DE NARRATIVA DE
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Este volumen, el CCXXII de la Funda
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Nataniel Aguirre Juan de la Rosa. M