Fundamentos_avanzar_santidad
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FUNDAMENTOS PARA AVANZAR HACIA LA SANTIDAD<br />
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la semilla en el lugar correcto para que crezca. El creyente no<br />
tiene la capacidad de producir fruto espiritual ni efectos eternos.<br />
Al mismo tiempo, cada creyente puede fomentar un ambiente<br />
conducente al crecimiento en su propia vida, progresando así en<br />
la <strong>santidad</strong>.<br />
Imagine que hay un profundo barranco a cada lado de una<br />
estrecha senda. La senda es el camino de la formación espiritual<br />
a través de las disciplinas, que nos llevan a la <strong>santidad</strong>. A la derecha,<br />
se encuentra la bancarrota moral de los esfuerzos humanos<br />
(el legalismo). A esto se le llama moralismo. A la izquierda, se<br />
encuentra la bancarrota moral del libertinaje, la cual se llama<br />
antinomianismo (anarquía). Sólo la estrecha senda nos lleva a la<br />
obra transformadora de Dios, de gloria en gloria, y de fe a fe. En<br />
toda la historia del cristianismo encontramos personas que fracasaron<br />
en ambos extremos. Dios nos llama a tener una relación<br />
con Él, no con reglas y fórmulas, ni con la anarquía, o con una<br />
fe nominal.<br />
La clave del balance<br />
Debemos mantener el balance, el cual consiste en estar plenamente<br />
conscientes de nuestra dependencia del Espíritu Santo, y<br />
saber plenamente que es nuestra responsabilidad cumplir con Su<br />
voluntad. Sobreenfatizar cualquiera de las dos verdades dañará<br />
ese balance. Sobreenfatizar nuestra dependencia puede crear<br />
pasividad, mientras que sobreenfatizar nuestra responsabilidad<br />
produce culpa y tensión. La vida cristiana fructífera se encuentra<br />
en el punto medio entre esos dos polos. Preste atención a los<br />
siguientes pasajes que apoyan cada uno de estos temas:<br />
• La dependencia: “Así que no depende del que quiere, ni del<br />
que corre, sino de Dios que tiene misericordia” (Romanos 9:16;<br />
véase también Eclesiastés 9:10–12; 2 Corintios 3:5, 6; Juan 3:27;<br />
6:63; 15:5; Jeremías 10:23; 2 Corintios 12:9, 10; Proverbios 3:5, 6;<br />
Zacarías 4:6).<br />
• Nuestra responsabilidad: “Así que, amados, puesto que tenemos<br />
tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne<br />
y de espíritu, perfeccionando la <strong>santidad</strong> en el temor de Dios”<br />
(2 Corintios 7:1; véase también 2 Timoteo 2:21; 1 Tesalonicenses 4:4;<br />
1 Pedro 3:15; 2 Pedro 1:5–8; 1 Juan 1:7; Colosenses 3:5 [“haced<br />
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