Fundamentos_avanzar_santidad
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FUNDAMENTOS PARA AVANZAR HACIA LA SANTIDAD<br />
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Pedro emplean la frase “santificación por el Espíritu” en sus escritos<br />
sobre los creyentes (2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2). De<br />
seguro, sabemos que la Biblia asigna al Espíritu Santo el pronombre<br />
personal “Él”; y doquiera que Él esté presente, estará activo en<br />
producir la <strong>santidad</strong> en la vida de los creyentes. Ciertamente,<br />
cualquier generación que permita que los dones del Espíritu<br />
cobren más importancia que Su obra santificadora se arriesga a<br />
alejarse del concepto correcto de la obra y persona del Espíritu.<br />
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de<br />
la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del<br />
Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no<br />
hagáis lo que quisiereis” (Gálatas 5:16, 17). La mayoría concuerda en<br />
que la <strong>santidad</strong> es grandemente auxiliada por cualquier influencia<br />
que ayude a evitar que al creyente lo dominen los deseos carnales.<br />
Pablo declara llanamente que andar en el Espíritu traerá este nivel<br />
de victoria a la vida del creyente. Nos da la enfática declaración:<br />
“Andad en el Espíritu, y no satisfagáis...”. Esta es una promesa<br />
bíblica de lo que el Espíritu Santo traerá a cualquier vida que<br />
se someta al abrigo de Su presencia. El pasaje pasa a enumerar<br />
primeramente las obras de la carne y luego el fruto del Espíritu.<br />
Esta oposición entre las obras carnales y el fruto del Espíritu es un<br />
paso adicional del contraste paulino para mostrar que nuestro<br />
andar en el Espíritu nos ayuda a evitar las obras carnales, y que<br />
también produce el fruto visible del Espíritu en la vida del creyente.<br />
Esta clase de vida, evitando las obras carnales y demostrando el<br />
fruto del Espíritu, es una forma de describir la vida santificada por<br />
el Espíritu.<br />
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en<br />
Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme<br />
al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me<br />
ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1, 2).<br />
Al escribir este pasaje de Romanos, Pablo expone “la vida en el<br />
Espíritu” como la solución al problema humano de la carnalidad<br />
pecaminosa. Este es, posiblemente, el más extenso de los pasajes<br />
del Nuevo Testamento que declaran que el poder del Espíritu otorga<br />
al creyente la victoria sobre el pecado. La palabra “Espíritu” aparece<br />
más de quince veces en este capítulo. Nótese algunas de las<br />
declaraciones de Pablo sobre “la vida en el Espíritu”:<br />
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