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Construir la paz<br />
Una ardua pero fascinante tarea<br />
ace muchos años aprendí de un gran<br />
H maestro, el Pbro. Rafael Tello, que la<br />
historia de la humanidad ha tenido el mismo<br />
trayecto que tiene un rio de llanura.<br />
Tomemos el ejemplo del Rio Reconquista:<br />
si observamos su trayectoria observaremos que<br />
va de oeste a este, desemboca siempre en el Rio<br />
de la Plata. Pero si observamos detenidamente<br />
su recorrido, descubriremos que en varios trayectos<br />
va de este a oeste. Esto ocurre porque encuentra<br />
escollos en su camino que lo desvían; pero es tal la fuerza que lleva<br />
dentro, que los supera y recupera su auténtico cauce.<br />
El peligro es que alguien se detenga en la observación cuando encuentra<br />
el escollo y retroceda y crea que ese sea su auténtico cauce. Así<br />
ocurre también con la trayectoria de la humanidad en la construcción de la<br />
paz.<br />
El apóstol Santiago dice: “¿De dónde proceden las peleas y las riñas<br />
que se dan entre ustedes? ¿No es precisamente de sus deseos de placer<br />
que luchan en su interior? Ustedes codician y, como nada obtienen, entonces<br />
matan” (4,1-2).<br />
Estas sabias palabras escritas hace dos mil años muestran claramente<br />
dónde está el origen de la ausencia de paz. Querer adjudicársela sólo a<br />
un sector es a todas luces una estrechez de miras injusta.<br />
El Papa Francisco claramente afirmó en una conferencia de prensa en<br />
el avión que lo traía de Polonia: “Lamentablemente hay fundamentalistas en<br />
todas las religiones y en todas las ideologías”.<br />
Volviendo al ejemplo del río, así como hay dentro suyo una fuerza<br />
capaz de superar los obstáculos y retomar su cauce, en la humanidad hay<br />
muchísimas personas que tienen la suficiente fuerza interior para superar los<br />
obstáculos de los que protagonizan las guerras.<br />
A esta muchedumbre, a esta fuerza espiritual, hay que apelar para<br />
seguir adelante.<br />
Monseñor Raúl Roberto Trotz<br />
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