A LOS CIELOS OSCUROS
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Una reflexión polifónica<br />
bolo que contiene, en sí mismo, a todas las generaciones humanas<br />
habidas y por haber:<br />
Ku, hombre o esposo (kane), e Hina, mujer o esposa (wahine), son<br />
invocados como los grandes dioses ancestrales del cielo y la Tierra.<br />
Juntos, controlan a la fertilidad y la procreación humana. Ku significa<br />
“crecer erguido” e Hina significa “inclinarse hacia abajo”. El Sol, al<br />
amanecer, es referido como Ku, y al ponerse es nombrado Hina. Por<br />
lo tanto, la mañana le pertenece a Ku, mientras que el atardecer le<br />
pertenece a Hina. Las alabanzas para Ku se dirigen hacia el Este, las<br />
de Hina hacia el Oeste. Juntos contienen a toda la Tierra y el cielo, de<br />
Este a Oeste, en un símbolo que contiene a todas las generaciones del<br />
ser humano, tanto de los que vendrán como de los que ya han nacido.<br />
(Beckwit, 1940)<br />
A final de cuentas, si la Tierra es el asiento de la vida, el cielo es<br />
el techo que cobija y nutre sus manifestaciones. Quizá por ello los<br />
huicholes conciben el tejado de zacate de sus templos como un<br />
equivalente al cielo, el cual debe renovarse periódicamente mediante<br />
la acción ritual. Quizá por ello, los navajos representaron al<br />
cielo en la bóveda de sus cuevas sagradas. Quizá por ello las casas<br />
en las que habitaron los skidi eran utilizadas como observatorios<br />
desde los cuales rastrearon los movimientos del cielo. Quizá por<br />
ello los huaves de San Mateo de Mar (Oaxaca) corroboran la sacralidad<br />
del cielo al comparar a las estrellas con las velas de una iglesia.<br />
Quizá también por ello los mayas modernos de Cobá (Quintana<br />
Roo) cortan los postes que usarán para erigir sus casas en la época<br />
de plenilunio, para asegurarse así de que se conserven bien y se<br />
mantengan firmes. Porque, como lo recuerda López Austin (1994)<br />
para los pueblos indígenas actuales, los árboles, las lombrices, los<br />
animales domésticos y los mismos seres humanos contienen más<br />
o menos agua, de acuerdo con las fases lunares. Si la Luna brilla<br />
menos que el Sol es porque se trata de un recipiente que se vacía,<br />
que “llora”, que “deja escapar su líquido que es luz, que es llanto,<br />
que es lluvia”.<br />
La América indígena contemporánea necesita cielos nocturnos visibles<br />
para seguir creyendo en lo que le significa.<br />
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