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FOTO: EL MERCURIO (LOS PRISIONEROS)<br />

3<br />

“r<strong>en</strong>egamos de cualquier patrón:<br />

se llame religión, se llame nacionalidad”.<br />

Uno escucha esta canción<br />

y todavía se le revuelve algo<br />

<strong>en</strong> el pecho, algún germ<strong>en</strong> de furia<br />

impermeable, algún desosiego que<br />

el tiempo no ha sabido oxidar.<br />

Los años pasan pero “No necesitamos<br />

banderas”, <strong>en</strong> particular, y<br />

La voz de los 80, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, sigue<br />

4<br />

oli<strong>en</strong>do a espíritu adolesc<strong>en</strong>te.<br />

Está <strong>en</strong> el mejor de sus nirvanas,<br />

descansa <strong>en</strong> la atemporalidad de<br />

lo que siempre se escuchó crudo<br />

y sincero, o tal vez <strong>en</strong> las ar<strong>en</strong>as<br />

de lo que alguna vez pudo ser o<br />

<strong>en</strong> el espacio siempre <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido<br />

de las utopías.<br />

Con su pres<strong>en</strong>cia incorruptible,<br />

La voz de los 80 es el más<br />

importante de los <strong>discos</strong> del rock<br />

chil<strong>en</strong>o. Del rock <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido como<br />

f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de masas. Que me perdon<strong>en</strong><br />

todos los demás pero es así<br />

de simple. Y me atrevo a asegurarlo<br />

por un hecho concreto: es el<br />

primer álbum <strong>en</strong> nuestra historia<br />

musical que mezcló la ruptura social<br />

con la fuerza del rock.<br />

Cuando salió a las calles, <strong>en</strong><br />

1984, Chile se com<strong>en</strong>zaba a mover<br />

como un quiltro lastimado, ap<strong>en</strong>as<br />

ladrando, aún con la cola por el<br />

los <strong>50</strong> mejores <strong>discos</strong> de la musica chil<strong>en</strong>a<br />

La voz de los '80<br />

Los Prisioneros<br />

fuSion 1984<br />

la sola foto ya es historica.<br />

Arriba, Rodolfo Parada, Guillermo<br />

Willy Oddó y Eduardo Carrasco;<br />

al c<strong>en</strong>tro, Carlos Quezada,<br />

el compositor Luis Advis y el<br />

actor y relator Humberto “Pepe”<br />

Duvauchelle; abajo, Patricio Castillo<br />

y Hernán Gómez. Ese retrato<br />

estuvo desde 1970 <strong>en</strong> muchas<br />

casas chil<strong>en</strong>as casi como una foto<br />

familiar más: son los hombres que<br />

grabaron uno de los <strong>discos</strong> más<br />

simbólicos de la música chil<strong>en</strong>a y<br />

de paso consignaron la cumbre de<br />

popularidad de Quilapayún.<br />

Para la g<strong>en</strong>te iba a ser simple-<br />

m<strong>en</strong>te “la Cantata". Santa María<br />

de Iquique es el llamado principal<br />

<strong>en</strong> esa carátula café color desierto,<br />

y abajo está escrito un subtítulo<br />

elocu<strong>en</strong>te: Cantata popular.<br />

El compositor de la obra es Luis<br />

Advis, un hombre de formación<br />

clásica y m<strong>en</strong>te tan abierta como<br />

para acuñar tal inv<strong>en</strong>to, adaptó la<br />

cantata, forma musical barroca, a<br />

los instrum<strong>en</strong>tos latinoamericanos<br />

sin perder la relación <strong>en</strong>tre solista y<br />

coro ni la estructura formal y dramática<br />

de la cantanta barroca.<br />

Quilapayún se había formado<br />

ap<strong>en</strong>as cinco años antes, <strong>en</strong> 1965,<br />

pero ya habían grabado seis <strong>discos</strong>,<br />

Quilapayún (1967), Canciones<br />

folklóricas de América, con<br />

Víctor Jara (1968), Por Vietnam<br />

(1968), Quilapayún 3 (1969), Basta<br />

(1969) y Quilapayún 4 (1970).<br />

Eran días de definiciones artísticas<br />

y políticas con el triunfo de<br />

la izquierda <strong>en</strong> las elecciones de<br />

1970 y la asunción del Presid<strong>en</strong>te<br />

All<strong>en</strong>de, y Quilapayún iba a ser recordado<br />

como el más comprome-<br />

suelo. Las noches eran oscuras<br />

y los días también. Las protestas<br />

habían com<strong>en</strong>zado un año antes,<br />

Schw<strong>en</strong>ke & Nilo había lanzado<br />

reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te su disco homónimo<br />

fundam<strong>en</strong>tal. En las ferias<br />

artesanales y <strong>en</strong> la calle San Diego,<br />

los casetes piratas se pasaban de<br />

mano <strong>en</strong> mano como molotovs<br />

musicales que poco a poco irían inc<strong>en</strong>diando<br />

el sistema. Ahí estaban<br />

estilando <strong>en</strong> b<strong>en</strong>cina la Trova Cubana<br />

de Silvio; la Nueva Canción<br />

Chil<strong>en</strong>a de Violeta, Quila y Víctor<br />

Jara; el naci<strong>en</strong>te Canto Nuevo de<br />

los Schw<strong>en</strong>ke, Eduardo Peralta o<br />

Santiago del Nuevo Extremo.<br />

Pero siempre el puño fue por la<br />

vereda de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te, por la calle del<br />

poncho, de la guitarra acústica o<br />

del panfleto. Nunca por el lado<br />

salvaje del rock´n roll. Víctor Jara<br />

int<strong>en</strong>tó el cruce con Los Blops,<br />

tido de los conjuntos de la Nueva<br />

Canción Chil<strong>en</strong>a, la g<strong>en</strong>eración<br />

de músicos id<strong>en</strong>tificados con ese<br />

movimi<strong>en</strong>to.<br />

Para <strong>en</strong>tonces estaba afianzada<br />

la recordada formación que el conjunto<br />

mantuvo <strong>en</strong>tre 1968 y 1971.<br />

Tres barbas, dos bigotes y una cara<br />

limpia: Quilapayún formaba con<br />

Quezada, Parada, Gómez; Oddó,<br />

Castillo; y Carrasco. Ya habían<br />

acuñado un repertorio tan latinoamericanista<br />

como combativo,<br />

pero la Cantata iba a ser su primera<br />

aproximación a la academia.<br />

Ninguno de ellos sabía leer música,<br />

y los <strong>en</strong>sayos tuvieron lugar junto<br />

al propio Luis Advis <strong>en</strong> la casa del<br />

padre de Willy Oddó <strong>en</strong> Santiago,<br />

la única <strong>en</strong> la que había un piano.<br />

Dos guitarras, un charango, dos<br />

qu<strong>en</strong>as, un bombo y seis voces de<br />

barítonos y t<strong>en</strong>ores eran los materiales<br />

de Quilapayún, y para esos<br />

recu<strong>rs</strong>os Advis escribió la obra.<br />

Con la masacre obrera de 1907 <strong>en</strong><br />

Iquique como tema, el compositor<br />

obtuvo lo mejor del conjunto<br />

Payo Grondona trabajó algo con<br />

Los Mac´s. Pero los bandos fueron<br />

ideológicam<strong>en</strong>te irreconciliables.<br />

Hasta que surgieron González<br />

y sus dos amigos. González,<br />

nuestro pequeño Bob Dylan, el<br />

que hizo soplar el vi<strong>en</strong>to, el primero<br />

<strong>en</strong> ponerle rabia a nuestras<br />

guitarras, pulso social a nuestros<br />

bajos, a nuestras baterías, al igual<br />

que Dylan lo hizo <strong>en</strong> los 60.<br />

Cada canción del disco es res<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to.<br />

Es un álbum agnóstico<br />

<strong>en</strong> es<strong>en</strong>cia, desconfiado, simple,<br />

directo e irónico y, por todo<br />

esto, int<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te rocanrolero.<br />

Llamó a no ir detrás de un líder ni<br />

a creer <strong>en</strong> la repres<strong>en</strong>tatividad <strong>en</strong><br />

dictadura. Vaya osadía. Pero también<br />

disparó contra la cultura de<br />

masas (“M<strong>en</strong>talidad televisiva”),<br />

el amor (“Paramar”), las tribus juv<strong>en</strong>iles<br />

(“Brigada de negro”), el he-<br />

Santa María de Iquique<br />

Quilapayún y Luis Advis<br />

dicap 1970<br />

<strong>en</strong> canciones <strong>en</strong>trañables. Tan<br />

parcos son sus títulos como emocionante<br />

es su cont<strong>en</strong>ido, <strong>en</strong>tre<br />

la tristeza de la “Canción II" (la<br />

célebre Vamos mujer, partamos a<br />

la ciudad…"), la urg<strong>en</strong>cia fatídica<br />

de la “Canción III" (“Soy obrero<br />

pampino y soy / tan reviejo como<br />

el que más…") y un final majestuoso<br />

e inquietante. “Es Chile un país<br />

tan largo / mil cosas pued<strong>en</strong> pasar<br />

/ si es que no nos preparamos /<br />

dispuestos para luchar", adviert<strong>en</strong><br />

Advis y Quilapayún <strong>en</strong> esas líneas<br />

finales, ap<strong>en</strong>as dos años y unos<br />

meses antes del golpe de Estado<br />

con que Pinochet inauguró <strong>en</strong><br />

1973 diecisiete años de dictadura.<br />

Quilapayún se quedó <strong>en</strong> el exilio<br />

y la Cantata Santa María pasó a<br />

la clandestinidad, pero permaneció<br />

escondido, <strong>en</strong> muchas de esas<br />

casa chil<strong>en</strong>as y sobre todo <strong>en</strong> la<br />

memoria, para emerger después<br />

como un disco fundam<strong>en</strong>tal de la<br />

historia, hermoso y dramático al<br />

mismo tiempo.<br />

david ponce<br />

donismo machista (“Sexo”), o <strong>en</strong><br />

los chantas acomodados (“Nunca<br />

quedas mal con nadie”).<br />

La voz de los 80 sigue dando<br />

vueltas como si no hubiese respondido<br />

sólo a la década que le<br />

dio su nombre. Continúa marcando<br />

con esas letras ll<strong>en</strong>as de<br />

ideas capaces de iluminar cualquier<br />

cárcel. La placa se ríe <strong>en</strong> for-<br />

ma burlona y sin arrugas como lo<br />

hac<strong>en</strong> las grandes obras clásicas.<br />

Es fresca y escalofriantem<strong>en</strong>te<br />

intacta. Como si aún no supiéramos<br />

quién mató a Marilyn. Como<br />

si se siguieran muri<strong>en</strong>do varias<br />

luchas <strong>en</strong> las garras de la comercialización.<br />

O, qué tontera, como si Latinoamérica<br />

siguiera si<strong>en</strong>do sólo un<br />

pueblo al sur de Estados Unidos.<br />

freddy stock<br />

eduardo carrasco<br />

Miembro fundador de<br />

Quilapayún:<br />

Historias de un LP que<br />

que con lo años se transformó<br />

<strong>en</strong> un hito criollo.<br />

¿Cómo fueron las grabaciones?<br />

Grabamos <strong>en</strong> IRT. En esa<br />

época, se grababa todo <strong>en</strong> directo.<br />

Los relatos se grabaron<br />

seguidos y luego se pegaban<br />

con scotch. De rep<strong>en</strong>te se nos<br />

perdió esa parte que dice “Lo<br />

juramos, compañero”. No la<br />

podíamos <strong>en</strong>contrar. Hasta que<br />

la <strong>en</strong>contramos, estaba <strong>en</strong> un<br />

tarro de basura. Terminamos de<br />

grabar muy tarde, y nos fuimos<br />

a celebrar con Cola de Mono.<br />

¿p<strong>en</strong>saron que la Cantata se<br />

convertiría <strong>en</strong> la cumbre de<br />

la nueva Canción Chil<strong>en</strong>a?<br />

Nunca sospechamos la significación<br />

que iba a tomar, porque<br />

muchas veces se ha visto refr<strong>en</strong>dado<br />

la verdad de su m<strong>en</strong>saje.<br />

Rápidam<strong>en</strong>te se transformó <strong>en</strong><br />

símbolo de la Unidad Popular.<br />

Fue interpretada inmediatam<strong>en</strong>te<br />

manal como <strong>en</strong> una los estudios obra que tnt. repres<strong>en</strong>taba<br />

Javier martínez, esa t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia. alejandro Entonces<br />

el medina m<strong>en</strong>saje y Claudio más fuerte Gabis, de<br />

la Cantata padres era del la blues unidad. arg<strong>en</strong>tino.<br />

rolling stone, abril de 2008 31

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