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cambiar el rumbo de mis pensamientos, y aunque tuve de montar un pequeño taller de<br />
encuadernación por no ver más salida que tirarme al toro o morir de hambre, estos<br />
pensamientos y un largo aprendizaje <strong>com</strong>enzó a surgir en mí. Era un sentir nuevo que me<br />
llenaba de esperanza en la vida tan inútil llevada hasta ese instante.<br />
Así: cuando tuve la edad de veinticuatro años estaba metido en la ciencia oculta. Un<br />
mundo apasionante y lleno de posibilidades hacia esa sensibilidad que ya de niño<br />
<strong>com</strong>enzaba a surgir.<br />
A lo largo de los años: todavía la <strong>com</strong>presión no era muy fuerte; pero al ser tan incansable y<br />
tenía tanta fuerza interna, que cualquier momento era poco para estudiar y aprender,<br />
quedando atraído <strong>com</strong>o por un imán hacia los libros y su contenido. Vi y practiqué. Hice y<br />
pensé. Y aquel pequeño taller de encuadernación que por ese tiempo se había convertido<br />
en un gran negocio; lo cerré después de diez años. Quería cambiar mi vida, y esta fue la<br />
primera cosa que vino a la mente; además, era una traba en el camino que buscaba. Así tuve<br />
que pasar de una forma de bienestar a otra; donde de nuevo al destino lo palpaba con toda<br />
crueldad. Dos años sin entrar dinero en casa. De nuevo mi espléndida mujer se vio obligada a<br />
fregar en las casas de otros, y traer algún dinero que junto al que quedó de la venta del taller<br />
pasamos <strong>com</strong>o pudimos, y con otro pequeñín más que vino a nosotros durante el tiempo de<br />
negocio, llamado Miguel <strong>com</strong>o su padre.<br />
Mi cuerpo y mente estaban sumidos, en aquel entonces, por una terrible recaída. No podía<br />
ni ponerme de pie. La amargura e intranquilidad no dejaba de rondar. Son unos años en que<br />
aproveché a fondo pasando hasta doce y catorce horas aprendiendo y practicando diarias.<br />
Mi mente bullía entre la tensión de la falta de dinero y la extensión de lo aprendido. Sufrir es<br />
poco: era un muerto que, con una voluntad de hierro no encontraba la oportunidad de un<br />
nuevo trabajo, ni la <strong>com</strong>prensión clara en la espiritualidad. Por aquellos días, pedía<br />
insistentemente a mi Yo Superior ser un vidente con todas mis fuerzas; porque esto era lo que<br />
quería o por lo menos creía que más me cautivaba. La casualidad hizo presencia de nuevo.<br />
Esta vez me trajo un trabajo del inem y aunque era para arreglar el asfalto de las calles, me<br />
dieron aires renovados. El dinero <strong>com</strong>enzó a suplir la falta de las necesidades más acuciantes,<br />
ya que no teníamos ni para <strong>com</strong>prar los libros de los hijos, ni ropa, zapatos, etc. Y <strong>com</strong>ida no<br />
demasiado, porque mi madre entró en acción trayendo cada semana un cesto de ella;<br />
además de alguna ayuda de cáritas en dinero. Fueron días oscuros que pasaron a englosarse<br />
en la historia.<br />
Los años transcurridos en soledad casi constante, unida a la falta de dinero y a una<br />
voluntad por aprender en todo el malestar que conlleva tal situación, fueron el premio. Mi<br />
mente ya estaba guiada sin darme cuenta hacia un objetivo, “la ayuda”. Christmas Humpreys<br />
y Swami Muktananda remacharon en mi interior todo lo aprendido con Lobsang Rampa, y sin<br />
saber cómo todas las ansias por la videncia se desvanecieron, volviéndose en la dirección de<br />
la curación. Así: es <strong>com</strong>o llevo ya unos años metido de lleno en ello. Algo que nunca me<br />
propuse conscientemente, y aunque sí quise estar dentro de la solera espiritual y de la ciencia<br />
oculta, no pasó jamás por mi mente el llegar a sanador.<br />
Ahora me doy cuenta de su hermosura y amor; porque de entre todas las ramas en que<br />
entra la ayuda, y al igual que el tarot es la reina de la adivinación, la curación es el rey del<br />
amor más tierno y humilde, por cuanto hace humano al más tosco de los hombres.<br />
El trabajo de la calle sufrió un alto al llamarme de un taller de encuadernación. Es un<br />
antiguo conocido que anteriormente había sido cliente del taller que teníamos. Y pasaron seis<br />
meses trabajando con él. Todo iba viento en popa; mira por donde surgió el problema,<br />
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