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igual a una serpiente que con un palo tocaras. Veo su color y forma de ella en el sitio justo<br />
donde está localizada. Es hermoso <strong>com</strong>o sin ver, la ves, y precioso el proceso por cuanto que<br />
día a día mengua en su recorrido, haciendo así mejorar la salud de la persona enferma.<br />
Para algunos individuos, esto podría ser in<strong>com</strong>prensible. Ha de haber de todo. Las dudas y<br />
los miedos le surgen a ellos sin <strong>com</strong>prender que, lo único que tú quieres es ayudar a <strong>com</strong>partir<br />
su mal y ver de ésta manera si puedes curarle.<br />
Un día le hice un par de poemas a una chica que no se fiaba demasiado de mi actuación.<br />
En ellos le digo que confiara en mí y aunque no le curara físicamente, si le curaría el Alma que<br />
estaba padeciendo una enfermedad de karma desde casi toda su vida.<br />
El descontrol mental: hace que cada uno de nosotros vea las cosas distintas unos de otros. Y<br />
un día escuchas a la Conciencia y te das cuenta de cuan tonto eres al dejarte arrastrar en la<br />
vida, viendo <strong>com</strong>o haces sufrir a ésta Alma que constantemente te inculca hacia el amor. Y<br />
ahora <strong>com</strong>prendes cuando ya le alcanzas. No quieras pruebas continuamente, ellas irán<br />
apareciendo en la medida misma de la voluntad tuya puesta en la acción; así mejora tu Ser. Y<br />
aunque la vida te trate duro, tienes al Alma, que sabedora de su hacer ya no se inmuta y está<br />
dispuesta a inspirar a la consciencia; y Ella con su ayuda por <strong>com</strong>prender le hace <strong>com</strong>poner<br />
poemas y versos en su amor tenue y sensible, acudiendo al papel en forma de palabras y<br />
frases tiernas en sus distintos escritos. Y te hace soñar al acusar esa sensibilidad de ambos,<br />
vienen uno detrás del otro seguidos. Qué maravilla pone a tu alcance, sin pensar salen;<br />
cuando escribes no sabes, fluyen solas y tú escribes y escribes un contenido <strong>com</strong>pleto de<br />
hablar simple y profundo. Y ves de admiración que la vida es sólo amor y color; el Ser está<br />
actuando en ti que sin ver, está en la reacción tan normal. Es la actuación de tu Mente en sus<br />
dos fases consciente e inconsciente, junto al corazón, la Trinidad de Dios en ti. Y así de ésta<br />
manera tu vida le es muy difícil el no darse cuenta de tal grandeza. Son dos fases en una: a la<br />
vez es fuera y a su vez interna, tu <strong>com</strong>pasión.<br />
Comienza la curación. Antes de venir a casa a la hora prevista y ya por la tarde que es<br />
cuando la realizo, preparo la habitación. Es grande y soleada, todo el día y noche la<br />
mantengo abierta tanto su puerta <strong>com</strong>o la ventana y entre bien el aire y el Sol. Enciendo<br />
varias varillas de incienso a lo largo del día; éste va limpiando y purificando el ambiente de las<br />
posibles energías o restos de las enfermedades que le puedan envolver. Cercana ya la hora,<br />
pongo una música de piano que es muy tintineante. Es de ballet sobre conciertos de<br />
Tchaikovsky. Las músicas de Mozart, Mussorgsky o Bach, etc. también son válidas; pero han de<br />
ser piezas que tengan un punto de viveza, pero a su vez relajantes. En el tiempo que llevo<br />
observando las reacciones del enfermo, siempre les pongo de éste tipo que llevan a la<br />
tranquilidad viva. No de aquellas otras que son tan pausadas que hasta al viento relajan. Así:<br />
la pongo bajito, cierro la puerta y ventana corriendo las cortinas que son azules. Ahora: la<br />
habitación queda en un mar de tranquilidad. El incienso revolotea por ella. La música suena al<br />
<strong>com</strong>pás del olor que se desprende. Y el solo echo de estar en ella sentado o de pie, la calma<br />
se apodera y envuelve a quien se encuentre allí. Cierro la luz principal y enciendo una<br />
lamparilla de mesa de aquellas de escribir enfocando su luz hacia un rincón. Ahora está lista la<br />
habitación para el inicio de la curación.<br />
El enfermo está entrando por la puerta. Pobrecillo: ésta vez es un señor de unos sesenta<br />
años; su diagnóstico es cáncer en fase terminal. Viene a<strong>com</strong>pañado de su esposa que sonríe<br />
por fuera; es una buena mujer que llora solitaria por dentro. Quizás piense que se encuentra<br />
muy sola en su sufrir; no sabe que desde su familia más cercana, hijos nueras y demás<br />
familiares todos están con ellos. Desde que me levanto por la mañana hasta acostarme le<br />
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