2º CHACRA - Jesdaymi.com

EL CUERPO, LA MENTE O ALMA, ES CORAZÓN
Tu cara refleja al Alma con los ojos de la bondad.
La inteligencia es la frente.
Los labios son el besar.
Quien habla, es garganta.
Los oídos, el escuchar.
El abdomen digiere.
Las piernas, son caminar.
Páncreas e hígado extraen del estómago vitaminas.
Y los desperdicios, por tripas disparados salen al contraer.
El radar para los brazos, con la energía que disponen
y llenen las manos tuyas que sirven para curar.
Los dedos señalan e indican.
Pelos y uñas, son terminar.
Hacia la Mente caminamos buscando la solución
y cuando llegamos a Ella encontramos al corazón.
Un órgano simple y pequeño, que es castillo de tu interior.
El cuerpo es casa del Alma.
Ella, templo de nuestro Ser.
Si buscas ésta fortaleza, será pronto tu gran amor;
pero mientras tú le buscas afuera,
por dentro yo le encontré.
Tanto como Él nos quiere con su humildad y pasión,
¿por qué dices que no conoces, si es nuestro príncipe y rey?.
¿Por qué tú dices que no existe, si es Dios con su amor en ti?.
El Infinito se manifiesta contigo,
el límite máximo que existe y hay.
Si supieras respirar deprisa para alcanzarte; seguramente que no tendrías tiempo para
lograrlo. Mientras que el latir va dando la pausa, para que la Mente contraiga y expulse de sí
lo que no sirve. La causante de verte metido por donde en ningún momento te falle la
respiración. Mientras que si tú das rienda suelta a tus caprichos, aceleras en tal cantidad las
vueltas que te pones, que a Él le dejas sin poder servirte.
Los acelerones bruscos dan taquicardia a quien los tiene.
Los acelerones sentidos desde Él, impide que te desfases.
Mientras que los paros, son debidos a que sufres tu misma incerteza.
Los paros producidos por la enfermedad, remedian a veces tus ímpetus demenciales, como
es el verte sumido en desespero.
Cada uno supone, en la medida que cree es beneficio para él; y así los acelerones
respiratorios junto con los atascos pulmonares, son la fuente de nuestra desgracia.
El suponer que uno es limpio, sin serlo, también disminuye nuestra relación con Él. Por tanto,
es ideal transcurrir como si de una situación pasajera se tratase, como en realidad es; para
192