EXPORTEMOS OCTUBRE - IBCE

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Bolivia
Editorial
Bolivia precisa generar nuevas fuentes de empleo para los más
de 100.000 jóvenes que cada año se incorporan al mercado laboral,
sumándose a los desempleados que ya existen, sin una aparente
solución de corto plazo; por ello, es necesario considerar todas
las alternativas de generación de empleo, y una de ellas es, el
apostar por la exportación. Alternativa que es claramente factible
dadas las oportunidades que ofrece el mercado mundial y las
potencialidades de desarrollo que la oferta exportable boliviana
encuentra en función de los mercados internacionales.
El potencial que ofrece la demanda mundial para Bolivia es
tremendamente vasto y creciente en el tiempo; sin embargo, nuestra
presencia en estos mercados es prácticamente insignificante, por
lo que la representatividad de los productos bolivianos en los
diferentes mercados, especialmente en los países más desarrollados,
es prácticamente imperceptible.
Un análisis estadístico del IBCE para los 30 principales bienes exportados por Bolivia hacia países
relevantes confirma esta aseveración, pero también, nos hace soñar sobre el inmenso potencial de
sustitución de importaciones existente, dado que la participación de las exportaciones bolivianas sobre
las importaciones realizadas por cada país, resulta mínima: 1,48% en el caso del Perú; 1,30% respecto
del Brasil; 0,94% con Colombia; casi lo mismo con Argentina; 0,59% en el caso del Paraguay; solo 0,15%
en cuanto a México; 0,12% respecto de Chile; 0,04% en lo que hace al Uruguay; y finalmente, los peores
resultados: 0,02% de las importaciones de los EE.UU. y solo el 0,01% en el caso de la Unión Europea,
todos ellos, grandes mercados, pero muy precariamente aprovechados.
Muchos de estos mercados se hallan abiertos para Bolivia a través de Acuerdos Preferenciales; otros,
están abiertos para todo el mundo a través del arancel de Nación Más Favorecida –NMF-; en ambos
casos, su bajo aprovechamiento podría tener su explicación en factores tales como el desconocimiento
del mercado por la magra promoción externa o la falta de oferta exportable, por la casi inexistente política
de promoción interna que acompañen los procesos de inserción en mercados, desarrollando el aparato
productivo, además de todo lo que tiene que ver con la situación de la competitividad del sector exportador,
derivada de las políticas públicas.
Las ventajas arancelarias recibidas, sumadas a la posibilidad de ofrecer bienes de calidad y con alta
demanda externa, deberían brindar la posibilidad de que, con inteligentes políticas públicas de por medio,
nuestro país pueda incrementar y diversificar su canasta exportadora en rubros como: maderas trabajadas,
aprovechando nuestro liderazgo mundial en certificación de bosques tropicales manejados sosteniblemente;
de igual manera, en el campo de las confecciones y marroquinería, dada la habilidad de la mano de obra
boliviana; en productos agroecológicos; bienes relacionados con el biocomercio; alimentos de la agroindustria;
joyería; derivados del sector agropecuario, ganadería, caza, silvicultura y pesca, entre otros.
Por lo tanto, no queda otra alternativa que decidirnos por la exportación con el mayor valor agregado
posible, demostrando que nuestros productos tienen la calidad suficiente para conquistar mercados, y
combatir de esta forma la pobreza, e impedir ese doloroso “éxodo” de compatriotas hacia el exterior,
expulsados por su propia Patria que no está siendo capaz de ofrecer empleos dignos a sus hijos.
Es hora de tomar decisiones valientes, inteligentes, y sobre todo, oportunas, que yendo más allá de los
divorcios ideológicos que puedan existir, dirijan al país por la senda del desarrollo productivo, forjando
ese gran país de productores y trabajadores, luchadores todos ellos, que se esfuerzan por contribuir a
un futuro mejor, viviendo y progresando en paz y armonía, entre todos los bolivianos.
Hans Hartmann Rivera
Presidente
INSTITUTO NACIONAL DE COMERCIO EXTERIOR