para - Passio Christi

Durante el proceso de desarrollo nos encontramos
con muchas barreras que
impiden o hacen más difícil la satisfacción
de nuestros deseos y necesidades.
Las personas, con frecuencia, no podemos
satisfacer nuestros deseos, unas
veces por circunstancias ajenas a nosotros
y otras por causas atribuibles a nosotros
mismos. La imposibilidad de alcanzar una
meta que nos hemos propuesto nos produce
un malestar psíquico que se manifiesta
en forma de frustración.
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LA FRUSTRACIÓN
EL CAMINO HACIA LA MADUREZ ES UNA LARGA CARRERA DE OBSTÁCULOS
DIVERSAS REACCIONES
ANTE LA FRUSTRACIÓN
Si la frustracion es débil simplemente reduciremos
el esfuerzo para lograr esa meta;
pero si la motivacion por conseguir esa meta
es muy fuerte aumentaremos nuestros
esfuerzos por conseguirla, lo que puede llevar
a una conducta agresiva, que unas veces
podemos dirigirla a la persona/s que
consideremos responsable de la no consecución
de nuestra meta y otras veces la dirigiremos
a personas que nada tienen que
ver. La frustración convierte a veces a las
personas en antisociales y autodestructivas.
Distintos acontecimientos de nuestra
vida pueden marcarnos de forma importante,
bien por su intensidad o bien por nuestra
debilidad en el momento que ocurren. Un
desengaño amoroso puede hacer que la
persona cambie su actitud respecto a la
búsqueda de una nueva pareja. Los traumas
y las frustraciones se pueden producir
a cualquier edad, si bien en la infancia y juventud
son más frecuentes, pues todavía
nuestra personalidad no está totalmente formada.
No debemos pensar que determinados
acontecimientos o sucesos producen
traumas de manera inevitable; la misma si-
tuación puede influir de forma distinta en dos
personas. Un suspenso puede provocar que
se dejen los estudios o ser el incentivo para
seguir adelante estudiando más y conseguir
nuestra meta. Ante una misma situación las
personas reaccionamos de distinta forma: lo
que para unos es un momento frustrante,
para otros apenas constituye un problema;
unas personas aprenden, reflexionan y resurgen,
en tanto que otras se desmoronan y
se hunden.
Cualquiera que sea la causa por la que
lleguemos a este estado de malestar psicológico,
nos producirá ansiedad y un sentimiento
de urgencia por acabar cuanto antes
con esa situación; estaremos muy sensibles
a cualquier tema relacionado con ella, lo que
nos produce dolor emocional y malestar. Para
combatir este malestar, nuestra psique
utiliza unos mecanismos de defensa que
son inconscientes y sirven para mitigar los
sentimientos de incapacidad personal que
tenemos, no nos ayudan a eliminar las situaciones
que nos producen la frustración,
sino que nos ayudan a defendernos de la
ansiedad que esas situaciones nos producen.
No sólo puede darse frustración en el
ámbito individual; también puede darse en
un grupo o población. Cada grupo reaccionará
de una manera determinada, y esta
reacción repercutirá en el futuro de ese grupo
o individuo. Un ejemplo de frustración
colectiva lo tenemos en el atentado de las
torres gemelas de Nueva York. La frustración
supone también un sentimiento de privación
de una necesidad vital: el niño hijo
único que puede sentirse frustrado ante el
nuevo embarazo de su mamá, y cuando el
hermanito nace, esta frustracion se transforma
en conductas celosas y agresivas hacia
su mamá y su hermanito.