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sando a los niveles preanestésicos a los 15 minutos de iniciada la inyección. Aumenta
también la frecuencia cardiaca, el gasto cardiaco, y el consumo de oxígeno.
También se elevan las resistencias vasculares pulmonares. Estos efectos son secundarios
a un aumento de la actividad simpática. La ketamina tiene paradójicamente
un efecto depresor miocárdico directo que puede llegar a ser clínicamente
evidente en pacientes en estado crítico (por ejemplo, en pacientes con permanencia
prolongada en una Unidad de Cuidados Intensivos). La repetición de las
dosis produce progresivamente menor estimulación hemodinámica con cada dosis.
La ketamina tiene escaso efecto sobre la función respiratoria, aunque una apnea
transitoria que dura menos de 5 minutos puede verse después de administrar
dosis de intubación.
La aparición de apnea es infrecuente, pero puede aparecer cuando se asocia a
opiáceos o se administra de forma rápida. Sin embargo a las dosis habituales no tiene
efecto depresor sobre la ventilación y conserva la respuesta al CO2. Inyecciones
accidentales con dosis hasta diez veces superiores a las necesarias en cirugía no han
tenido consecuencias sobre la salud.
Conserva algunos reflejos, el corneal, tusígeno y de deglución, pero no se descarta
el riesgo de aspiración pulmonar. Un manejo cuidadoso de la vía aérea e intubación
endotraqueal se recomienda como en cualquier administración de anestesia
general. No inhibe la vasoconstricción pulmonar. Aumenta la secreción salivar,
bronquial y lacrimal. Es aconsejable el uso asociado de un antisialogogo para prevenir
la obstrucción de la vía aérea o la posibilidad de laringoespasmo.
c) Bloqueo neuromuscular
Produce un incremento en el tono muscular esquelético y ocasionalmente espasmos
musculares. Pese a no existir acuerdo unánime la conclusión mayoritaria es
que potencian el bloqueo neuromuscular.
Es conocido que a altas dosis posee un efecto anestésico local. Además es capaz
de producir anestesia regional intravenosa con bloqueo simpático, sensorial y motor,
con el inconveniente de que puede producir sedación o anestesia, efectos que
pueden ser disminuidos en parte con una sedación previa con benzodiacepinas.
La ketamina puede llegar a hacer perder el control de los actos, ocasionando
«automatismos», sin tener el control de sus movimientos, con riesgo de accidentalidad.