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ar dios en el interior». Timothy Leary, psicólogo especializado en el uso de sustancias
psicodélicas, y sobre todo LSD, ya en los años 70, observó que la ketamina y la
«Salvinorin A» eran los agentes psicodélicos más potentes en términos de percepción
profunda de la experiencia respaldado por otros estudios previos que señalaban
que la ketamina era «el último viaje psicodélico» (Turner, 1994). Las prácticas
psiquiátricas alternativas se utilizaron en las décadas de los 70 y 80 para tratar a pacientes
con trastornos afectivos (Roquet y Favreau, 1981) con favorables resultados.
0 para ciertas terapias alternativas donde este psicofármaco se utilizaba para
aumentar la frecuencia vibratoria logrando que la conciencia alcance otros estados.
Hay quienes (Dornbierer, 1991) señalan varias etapas:
• Disociación, sentimiento de estar fuera del cuerpo.
• Entrada en un universo de información diferente.
• Contacto y participación con otras realidades.
• Comunicación con seres de otros mundos.
• Solución a problemas personales.
El sujeto puede verse arrastrado a un recorrido por su subconsciente con la
percepción de abandonar el propio cuerpo. Las sensaciones provenientes de los órganos
sensoriales dejan de tener importancia y el sujeto entra en un mundo extraño,
como soñar con plena lucidez. Se han encontrado coincidencias fundamentales
entre el viaje ketamínico y las denominadas experiencias cercanas a la muerte. De
hecho, no es casual que haya sido una sustancia utilizada para preparar la muerte en
enfermos terminales Películas como 2001, una odisea en el espacio, o Contact presentan
fragmentos que pudiera asemejarse a una experiencia ketamínica.
Puede producir aumento de la presión intracraneal posiblemente por el aumento
del flujo sanguíneo cerebral (hasta un 60%), al que contribuye el aumento de la
presión arterial sistémica, el aumento de la tasa metabólica cerebral o dilatando directamente
las arterias cerebrales. El efecto adverso de la ketamina sobre la presión
cerebral se ha cuestionado, postulando que tiene un efecto reductor en el tamaño
de infarto cerebral.
En los usuarios crónicos de dosis elevadas de ketamina se producen notorias dificultades
de concentración, déficits de atención y memoria semántica, rasgos de
esquizotipia, ansiedad, crisis de pánico, insomnio, pesadillas, delirios paranoides,
fragmentación de la personalidad y depresión. En consumidores habituales de ketamina
la probabilidad de aparición de brotes psicóticos es más elevada que entre
usuarios de otras drogas psiquedélicas (White, 1998).
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