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COMENTARIO AL NUEVO TESTAMENTO Volumen 1 - Mateo I ...

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actuar, y empezar a pensar. Puede que cometamos muchos errores precisamente porque no nos<br />

damos la oportunidad de estar a solas con Dios.<br />

EL SAGRADO RELATO<br />

<strong>Mateo</strong> 4:1-11 (continuación)<br />

Hay algunas consideraciones que debemos hacernos antes de proceder al estudio detallado del<br />

relato de las tentaciones.<br />

(i) Los tres evangelistas sinópticos parecen hacer hincapié en que las tentaciones siguieron<br />

inmediatamente al bautismo de Jesús. Como dice Marcos «Inmediatamente el Espíritu Le impulsó al<br />

desierto» (Marcos 1:12; R-V sigue manteniendo la palabra luego en su primera acepción:<br />

«Prontamente, sin dilación», D.R.A.E.).<br />

Es una de las realidades de la vida el que después de todo gran momento viene un momento de<br />

reacción -y una y otra vez es en la reacción donde se oculta el peligro. Eso fue lo que le sucedió a<br />

Elías. Con un coraje imponente, Elías se enfrentó completamente solo y derrotó a los profetas de<br />

Baal en el monte Carmelo (1 Reyes 18: 17-40). Ese fue el gran momento del valor y del testimonio<br />

de Elías. Pero la matanza de los profetas de Baal provocó la ira de la malvada Jezabel, que se<br />

propuso acabar con Elías. «Entonces tuvo miedo y se levantó y huyó para salvar la vida a Beerseba»<br />

(1 Reyes 19:3). El hombre que se había mantenido intrépidamente frente a todos sus rivales huye<br />

ahora para salvar la vida con el terror en los talones. Había llegado el momento de la reacción.<br />

Parece ser ley de vida que precisamente después que nuestro poder de resistencia ha estado en<br />

su punto más alto se achanta hasta lo más bajo. El tentador escogió cuidadosa, sutil y astutamente<br />

su momento para atacar a Jesús -pero Jesús le venció. Haremos bien en mantenernos<br />

especialmente en guardia después de cada vez que la vida nos ha llevado a las alturas, porque es<br />

precisamente entonces cuando asalta el más grave peligro de las simas.<br />

(ü) No tenemos por qué considerar esto como una experiencia externa de Jesús. Fue una lucha<br />

que tuvo lugar en Su propio corazón y mente y alma. La prueba está en que no existe ninguna<br />

montaña desde la que se puedan ver todos los reinos de la Tierra, pese al Tibidabo. Fue una batalla<br />

interior.<br />

Es en nuestros pensamientos y deseos más íntimos como viene a nosotros el tentador. Lanza su<br />

ataque en nuestras propias mentes. Es verdad que es tan real que casi podemos hasta ver al diablo.<br />

Hasta este día se puede ver una mancha de tinta en la pared de la habitación de Lutero en el castillo<br />

de Wartburg en Alemania: Lutero le tiró el tintero al diablo que le estaba tentando. Pero el poder del<br />

diablo estribe en el hecho de que supera nuestras defensas y nos ataca desde dentro. Encuentra<br />

aliados y armas entre nuestros pensamientos y deseos más íntimos.<br />

(üi) No tenemos que creer que Jesús derrotó definitivamente al tentador en una sola campaña, y<br />

que éste no volvió a atacarle ya nunca más. El tentador Le habló otra vez a Jesús en Cesarea de<br />

Filipo cuando Pedro trató de disuadirle de seguir el camino de la Cruz, y cuando tuvo que decirle a<br />

Pedro las mismas palabras que le había dicho al tentador en el desierto: «¡Quítate de en medio,<br />

Satanás!> (<strong>Mateo</strong> 16:23). Al final de su recorrido, Jesús pudo decirles a sus discípulos: < Vosotros<br />

sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas> (Lucas 22:28). Y nunca en toda la<br />

historia humana ha habido una lucha con la tentación como la que Jesús mantuvo en Getsemaní con<br />

el tentador que trataba de apartarle del camino de la Cruz (Lucas 22:42-44).<br />

< La vigilancia eterna es el precio de la libertad.> En la milicia cristiana no hay licencia ni se dan<br />

permisos. A veces nos preocupamos porque creemos que deberíamos alcanzar una etapa en la que<br />

estuviéramos más allá de la tentación, una etapa en la que el poder del tentador ya estuviera

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