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Versión PDF - Tremédica

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Tribuna <br />

la literatura española procedería de la traducción al castellano<br />

de la Historia de don Quijote de la Mancha por Cide Hamete<br />

Benengeli, historia que a su vez procedería de la traducción al<br />

árabe de fidedignos documentos manchegos. Pero ¡oh triste<br />

y culpable descuido!, en ambos casos los autores callaron el<br />

nombre de los traductores.<br />

La obra de Cervantes se ha traducido a las principales lenguas<br />

del mundo. Y se conocen los nombres de casi todos los<br />

que la tradujeron. No pueden relacionarse aquí, por ser la lista<br />

demasiado larga.<br />

3. La traducción verdadera en el Quijote<br />

Veamos ahora algo de lo que en el Quijote se dice, no de la<br />

traducción ficticia, sino de la verdadera.<br />

En el capítulo 6 de la primera parte, donde se cuenta «el<br />

donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron<br />

en la librería de nuestro ingenioso hidalgo», censura el cura la<br />

traducción del Orlando furioso, de Ludovico Ariosto, por el<br />

capitán Jerónimo de Urrea, «que le quitó mucho de su natural<br />

valor». Y se extiende este reproche a todas las traducciones<br />

de obras en verso: «y lo mesmo harán —dice el cura— todos<br />

aquellos que los libros de verso quisieren volver en otra<br />

lengua, que, por mucho cuidado que pongan y habilidad que<br />

muestren, jamás llegarán al punto que ellos tienen en su primer<br />

nacimiento»: es decir, en el original.<br />

¿Conocería Cervantes, que sabía latín, aquel pasaje de san<br />

Jerónimo, patrono y maestro de los traductores, en la epístola<br />

que dirigió a su amigo Pamaquio sobre la mejor manera de<br />

traducir: quodsi cui non videtur linguae gratiam interpretatione<br />

mutari, Homerum ad verbum exprimat in Latinum; plus<br />

aliquid dicam, eundem sua in lingua prosae verbis interpretetur:<br />

videbit ordinem ridiculum, et poetam eloquentissimum vix<br />

loquentem? Por si algún lector de Panace@ no conoce el latín<br />

tan bien como Cervantes, traduzco: «Si alguien piensa que no<br />

se altera en la traducción la gracia de la lengua, traduzca a Homero<br />

palabra por palabra al latín; más aún, póngalo en prosa en<br />

su misma lengua, y verá un estilo ridículo y al más elocuente<br />

de los poetas que apenas acertará a hablar».<br />

O quizá, pues también sabía toscano, habría leído lo expresado<br />

por Dante en el Convivio, al desechar la idea de traducir<br />

sus propias canciones al latín, para darlas a conocer, fuera del<br />

ámbito románico, a «Tedeschi e Inghilesi e altri»: ... sappia<br />

ciascuno che nulla cosa per legame musaico armonizzata si<br />

può de la sua loquela in altra transmutare sanza rompere tutta<br />

sua dolcezza e armonia.<br />

Si no conocía ninguno de los dos textos, su intuición genial<br />

lo llevó a coincidir con ambos autores.<br />

Pero el pasaje del Quijote donde más se habla de la traducción<br />

está en el capítulo 62 de la segunda parte. Yendo el<br />

Ingenioso Hidalgo por una calle de Barcelona, vio escrito<br />

en letras grandes sobre una puerta: «aquí se imprimen libros».<br />

Como no había visto nunca una imprenta, entró con<br />

todo su acompañamiento. Entre otras cosas, vio allí a un<br />

caballero «de muy buen talle y parecer y de alguna gravedad»,<br />

que había traducido del toscano un libro, Le bagatele.<br />

Don Quijote le preguntó cómo había puesto en castellano<br />

el título.<br />

—Le bagatele, respondió el autor de la traducción, es<br />

como si en castellano dijésemos los juguetes.<br />

—¿Y cómo traduce vuestra merced piñata?<br />

—¿Cómo lo había de traducir —replicó el autor— sino<br />

diciendo olla?<br />

—¡Cuerpo de tal! —dijo don Quijote—, y ¡qué adelante<br />

está vuesa merced en el toscano idioma! Yo apostaré una<br />

buena apuesta que adonde diga en el toscano piache, dice<br />

vuesa merced en el castellano place, y adonde diga più,<br />

dice más, y el su declara con arriba, y el giù con abajo.<br />

Y sigue una retahíla de burlescos elogios, a los que pone fin<br />

una comparación ya hecha trece años antes de la publicación de<br />

la primera parte del Quijote, en la «Prefación al letor» del Arte<br />

poética de Horatio traduzida de latín en español, por don Luis<br />

Zapata (Lisboa, 1592). Es la famosa comparación según la cual<br />

los libros traducidos son como tapices mirados por el revés.<br />

Esta comparación la consideran algunos antiquísima.<br />

Procedería nada menos que de Temístocles, que vivió a fines<br />

del siglo vi y en la primera mitad del v a. de C. Pero, a<br />

decir verdad, la comparación que Plutarco pone en boca de<br />

Temístocles, en la primera conversación de éste con el rey de<br />

Persia, no se parece mucho a la de don Luis Zapata. Según<br />

Plutarco, Temístocles le dijo al rey que el lenguaje humano<br />

es como los tapices pintados, ya que, bien extendido, manifiesta<br />

con claridad las imágenes, mientras que, abreviado,<br />

las encubre y estropea; por lo cual le pedía un año entero<br />

para aprender bien el persa y poder explicarse claramente<br />

en esta lengua.<br />

Lo que se compara aquí con los tapices no es la traducción,<br />

sino el lenguaje humano en general. Si Temístocles hubiera<br />

referido su comparación al arte de traducir, sería el primer<br />

teórico de la traducción, anterior casi en nueve siglos a san<br />

Jerónimo, que, a mi juicio, fue el primero que habló de cómo<br />

se debe traducir. Excluyo deliberadamente a Cicerón, que no<br />

habló de cómo se debe traducir, sino de cómo había puesto<br />

él en latín algunos textos griegos. Y con más razón excluyo a<br />

Horacio, a quien citan muchos como consejero de traductores,<br />

entendiendo mal un consejo que dio a poetas noveles.<br />

Por lo demás, la comparación de Temístocles tampoco se<br />

refiere al envés de los tapices, que en los pintados no se vería,<br />

sino a las figuras que hay en el haz, las cuales desaparecen al<br />

enrollarse el tapiz. Lo que sí puede ser cierto es que la comparación<br />

de Temístocles, leída en Plutarco, inspirase a don Luis<br />

Zapata la comparación de la traducción con el revés de los<br />

tapices, suponiendo que fuese él el primero en hacerla.<br />

A don Quijote le parece que «el traducir de una lengua<br />

en otra, como no sea de las reinas de las lenguas, griega y<br />

latina, es como quien mira los tapices flamencos por el revés,<br />

que aunque se veen las figuras, son llenas de hilos que<br />

las escurecen, y no se veen con la lisura y tez de la haz».<br />

Rebaja en particular las traducciones hechas del italiano,<br />

al añadir: «el traducir de lenguas fáciles ni arguye ingenio<br />

ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que<br />

copia un papel de otro papel». Y agrava aún tan despectivo<br />

juicio con el sarcasmo: «y no por esto quiero inferir que no<br />

sea loable este ejercicio del traducir, porque en otras cosas<br />

280 Panace@. Vol. VI, n. o 21-22. Septiembre-diciembre, 2005

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